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DICCIONARIO DE TEOLOGIA, ESCRITO EN FRANCES ROB Bh ABATE BERTIER, doctor en Teologia, candénigo de Paris; de la Academia de las Ciencias, Bellas-letras y Artes de Besanzon; de Ja Real Socie- dad de Nancy, y confesor de Monsieur, hermano del Rey. TRADUCIDO LIBREMENTE AL ESPANOL & ILUSTRADO CON NOTAS POR OL Doctor Lin Raman Gare Gonsul, cura parroco y castrense de San Juan el Real de la ciudad de Oviedo; del Gremio y Claustro de su Real universidad, é individuo de la Real Sociedad del principado de Asturias. Tomo 1° MADRID y suzro de 1831. IMPRENTA DE LOS HIJOS DE DONA CATALINA PINUELA, calle del Amor de Dios, ntim. 14. I DEDIGATOBIA AL EXCELENTISIMO E ILUSTRISIMO SENOR DON GREGORIO CERUELO DE LA FUENTE, CABALLERO GRAN-CRUZ DE LA REAL Y DISTINGUIDA ORDEN ESPANOLA DE CARLOS IT, CONDECORADO CON LA INSIGNIA DE LA LEALTAD sPES EP FORTITUDO IN ADVERSIS, OBISPO DE OVIEDO, CONDE DE NORENA, DEL CONSEJO DE s. M. &c., &e. &e. Creoma, & Yline Siior, Pea del mayor jubilo ofrezco aV. E. I. la traduccion @ nuestro idioma del Diccionario Encictoréprco ve Txorocia de LWicolas Silvestre Bergier, célebre en los fastos de Nuestra Santa Religion , por su infatigable celo en sostener sus sagrados dogmas , y en combatir victoriosamente los enemigos del cristianismo. La misma natura- leza de la obra exige tener a su frente un Principe de la Iglesia , que, como V. E. J., promueva la conservacion del sagrado depdsito de la Fé, la pureza de costumbres , y el esplendor del culto, proponiéndose por modelo y ejemplar de su con- ducta Apostolica la doctrina del Espiritu Santo en las Epistolas de San Pablo, dirigidas @ sus disct- pulos Timoteo y Tito. : Bien lejos de encaminar mis pasos por la sen- da abominable del interés y de la ail adulacion, mi ofrenda, aunque pequeiia, solo tiene por objeto el dar & V. E. I. un testimonio publico de mi acen- drado amor, mi eterna gratitud y mu profundo res- peto d mi digno Prelado, que sé ha Rael y procura imitar el celo y firmeza de caracter de los Naciancenos, de los Crisdstomos y de los Atand- sios. No me es dado hacer un completo panegiri- co del sobresaliente mérito de V. E. I.; y por no ofender su delicadeza, me contento con suplicarle se digne aceptar este pequeno don , mientras dirijo mis fervorosas stiplicas al cielo por la conserva- cion de la importante vida de V. E. I. Exemo. é Illmo. Sr. Fuestra mas indigno cooperador y mas obediente Capellan Ramen Garca Coil: ¢ SE SSS Hh SSS PROLOGO BEL TRADEECTIOR, Dasac la primera yez que Ia casualidad puso en mis manos el Diccionario Encrctoprpreo ve Troro- cia, escrito por M. Bergier, entré en deseos de tra= ducirle 4 nuestro idioma. Inferi el releyante mérito de esta obra por las pocas paginas que en aquella ocasion pude leer, 6 mejor diré deyorar. Quisiera poder traducirle segun merece; pero las continuas y sérias ocupaciones de mi ministerio pastoral me dis~ traen incesantemente; y apenas puedo concluir un periodo sin que se me interrumpa. Si no puedo des- empetiar la traduccion segun el meérito del original, tendré por lo menos el consuelo de que otro de me~ nos ocupaciones le traducird con el tiempo; y de es- te modo siempre me queda la satisfaccion de haber sido el primero que atropellé por las dificultades de tan drdua empresa. 4 (vu) Tan 4rdua ciertamente, que estoy por censurar yo mismo mi temeridad. Porque dos mil quinientos articulos de materias tan dificil son las que abrazan el Dogma, tica y la Gritica Sagrada, yerdaderamente son obje- tos de bastante tamafo para una reunion de sdbios, cuanto mas para un hombre solo con un cargo como el que pesa sobre mis débiles hombros. Apoyado espero que el lector tendra la bon- es y tan varias como la Historia Eclesids- en estas razones , dad de disimular mis continnos defectos. Estuve inclinado a traducir esta obra por el ér- den analitico de las materias ; pero conociendo la ne- cesidad de que se generalicen sus doctrinas, y que en forma de Diccionario por el orden alfabético es mas facil que se difunda, porque ofrece mas variedad, desisti de mi primer pensamiento. En él no solo se incluyen la parte Dogmatica, la Historia Eclesidstica y la Gritica Sagrada, sino tambien la parte Apologé- tiea, la Moral, la Liturgica y otras muchas tan utiles como euriosas. Reseryaré para el tiltimo cuaderno el indice analitico de todas las materias, para que pueda estudiarlas con método el que quisiere yerificarlo. El discurso preliminar del autor me escusa de ¢ i- sertar sobre la utilidad, necesidad y escelencias de la Teologia, y sus ventajas sobre las ciencias natura- les. Fla considera, junto conla revelacion,en las tres diferentes y principales épocas, que son desde Adan (tx) hasta Moises, desde este hasta Jesucristo, y desde Je- sucristo hasta nuestros tiempos; de modo que este discurso es una prueba demostrativa de que no hay, ni hubo, ni habra mas Religion que la que Dios se ha servido ensefiarnos, ya sea por la tradicion, co- mo la de los Patriarcas , ya enyidndonosla escrita por el dedo de su infinita sabiduria, como la de Moisés, 6 ya dignandose enviarnos 4 su Hijo Unigénito, para que revestido de nuestra carne mortal nos la ense- fiase con su doctrina celestial y su admirable ejem= plo, confirmandonos su divina mision por medio de inauditos y asombrosos prodigios. Esta obra serfa conveniente y aun necesaria en cualesquiera circunstancias por el yasto plan de su formacion, su buen desempeno y las preciosas ma= lerias que trata , porque en todos tiempos es y debe ser el conocimiento de la Religion el mas esencial pa~ ra el hombre. Sin ella ni hay sociedad ni felicidad en este mundo, ni en el poryenir. Pero si en todas las situaciones fuera conveniente y aun. necesaria es- ta obra, mucho mas en estos calamitosos tiempos en que por desgracia parece que se ha hecho de moda el hablar contra la Religion, despreciar sus ministros y tidiculizar lo mas sagrado del cielo y de la tierra. La insidiosa ocupacion de nuestra peninsula por las twopas de Napoleon, compuestas de libertinos € un- pios de todas las naciones y de todas las sectas: la TOMO 1. 2 (x) union de nuestros ejércitos con los de las potencias aliadas en tiempo de la ausencia y cautividad del mas amado de los Reyes , en que gobernada la nacion por necesidad por un gobierno popular, que por las cir- cunstancias tenia que transijir con los pueblos y con las opiniones, no podia tomar las medidas de precau- cion que los Padres de la Iglesia y los autores de la moral cristiana prescriben en semejantes ocurrencias: todas estas causas cooperaron, no solo dla relajacion de costumbres, sino tambien 4 la introduccion de li- bros obscenos, impios y de todas clases que minaron la fé por los cimientos, en los que se dejaron llevar de sus infames mdximas y perversas doctrinas. Hé aqui el cenagoso y pestifero manantial del lujo, dela mo- licie, de la vagancia, de la sed furiosa de empleos, de Ja relajacion de la moral publica y privada, de la desobediencia, de la rebelion, del espfritu de par tido; en una palabra, de todos los males que nos aquejan, y bajo cuyo enorme peso cierto acabariamos si la Religion, este don precioso del cielo, no nos sostuviera inflamando los corazones de los pocos jus- tos que con sus ardientes suplicas aplacan las iras del Eterno. No puedo mostrarme indiferente 4 tamaiios males que amenazarian otros aun mayores, si la Providencia Divina no yelira sobre nuestra conseryacion. Noso- tros que debemos servir de centinelas sobre los mu- (xr) ros de esta Santa Sion, no cesemos de hacer todo género de sacrificios hasta inmolar, si fuere preciso, nuestra propia yida en defensa de las sacrOsantas yer_ dades que Dios puso 4 nuestro cuidado. No deje- mos perderse una Religion que se conserya en nues— tra Peninsula hace ya diez Y nueve siglos. Este celo que debe penetrar hasta el tuétano de todo sacerdote, y el de la gloria del nombre Espaiiol, que debe ser el norte de todos los que nos precia- mos de serlo, me estimularon 4 parecer ante el tri- bunal del publico, y sujetarme 4 su censura publi- cando la traduccion de’ este Diccionario. Ningun otro interés pretendo que el precaver 4 los incautos, atraer a los descarriados convenciéndolos con sus sa~ bios principios, y confirmar y fortalecer 4 la multitud de los fieles que se conservan aun por milagro en’ la pureza de costumbres y en la creencia de los miste- rios. ;Dichoso yo si con el auxilio del Omnipotente llego 4 conseguir tan preciosos frutos! Mas para dar aun mas realce, si es posible, al mérito de la obra, cumpliendo con lo que se ofrecié en el prospecto, daré una breve noticia de la vida y escritos de su autor. far oi (x1) BREVE NOTICIA DE LA VIDA Y ESCRITOS DEL AUTOR. SS > IN: cis Silvestre Bergier naciéd en Darnay en el Franco-Condado el ano de 1718. Se dedi sucesi- vamente 4 las primeras letras, a la lengua latina y al estudio de la sagrada Teologia. En virtud de los pro- fundos conocimientos que manifestdé en la profesion de esta ciencia diyina, le hicieron cura parroco de Flangebouche, parroquia principal de Besanzon. En este curato estuvo diez y seis anos desempenando con el mayor celo el delicado encargo de la cura de almas. Se dedicaba incesantemente al estudio, no so- lo de las ciencias sagradas, en que salidé sobresa- liente, como lo acreditan sus inmortales obras, sino tambien en todos los ramos de ilustracion. Era sumamente sdbrio, econdmico en sus gastos particu- lares, y solo era prddigo para con los pobres. Su trato era muy dulce y amable, sus costumbres puras y sencillas, y se conservard siempre en Flangebouche la honrosa memoria de sus virtudes. Sus bellas y escelentes cualidades le ascendieran sin duda 4 las primeras dignidades de la Iglesia de Francia, sisu modestia le hubiese permitido preten- (x11) derlas , 6 por lo menos aceptarlas ; pero era tan des. prendido, que habiéndole ofrecido una de las abadias mas grandes y de mas dignidad de la Francia, con- testo dando las gracias con la mayor finura, y entre otras cosas se le escapo la siguiente espresion: yo soy ya demasiado rico. Despues de diez y seis aiios de parroco le hicie~ ron candnigo de Paris, cuando ya habia sido pre- miado por la academia de Besanzon en diferentes ocasiones, por varias memorias y obritas sueltas , por las cuales, ademas de darle su ofrecido premio, le hi- cieron individuo de la academia de las Ciencias y Be- llas-letras de aquella ciudad. Did a luz los Elemen- tos Primitivos de las lenguas que imprimié en Paris el aio de 1765 , en cuya obra manifesté la yasta ins- truccion que poseia en materia de Filolégia, y en al de 1767 publics el Origen de los dioses del Paga- nismo que imprimié tambien en Paris; y es en sen- tir de los sabios, el mejor y mas completo tratado de Mitolégia que hasta ahora se ha escrito. Despues de haber publicado estas dos obras, conociendo los progresos que hacia en aquel reino la impiedad, y que amenazaba una espantosa catdstrofe sino se tra- bajaba para reprimirla, se did esclusivamente al es- tudio de la Religion. En el ano de 1771 se imprimidé en Paris su Re- fitacion del sistema de la naturaleza, 0 Elementos (xrv) del materialismo, habiendo publicado antes el Deis- mo , refulado por si mismo, obra impresa en Paris ano de 1768 contra la doctrina de Juan Jacobo Rousseau, ciudadano de Ginebra; y en este mismo ano publica tambien la Certidumbre de las pruebas del cristianismo, impresaen Paris, En el ano de 1769 did Aluz su Apologia dela Religion Cristiana con- tra Boullanger , impresa tambien en Paris; y en 1780 el Tratado historico y dogmatico de la verdadera Religion, impreso tambien enla misma Corte. No con- tento con esto volvid 4reconocer y reformar todas es- tas obras, llegando 4 tanto su laboriosidad, que las copid hasta tres veces de su propia mano. Tambien fue autor del Discurso sobre el matrimonio de los protestantes, impreso en 1787, y de otro Discurso sobre el influjo de las costumbres en los talentos, y de otro sobre el Divorcio, aunque este no se im= primid hasta el ato de 1792. Tambien se le debe el Diccionario Enciclopédico de Teologia, que es la obra que coron6 sus triunfos sobre los enemigos del cristianismo; fue impresaen Paris ano de 1788, y es- te es el testo original que he preferido; pues aunque corre olva impresion del ano de 89, se me hace sos- pechosa en la fecha. La razon es, porque en la de 788, dirigida por el mismo autor, se imprimi el pri- mer tomo en el citado ao de 788; cl segundo en el 789, y el texcero eu 1790: y no se compone facil~ (xv) mente el estar el mismo autor divigiendo una impre- sion en que sacaba a Ja luz publica un tomo cada ano, y cuando se estaba imprimiendo el segundo tomo sa- lir una segunda impresion: que es Jo mismo que de- cir, que se imprimié segunda vez el Diccionario antes que se concluyese la primera impresion; lo que pa- rece demasiado vidiculo y estrayagante, y mucho mas para un sabio de tan esquisita delicadeza. Tambien se reimprimid este Diccionario en Lieja en ocho voltimenes en 8.° afio de 1789, cuya impre- sion merece la preferencia de algunos eruditos , por- que contiene algunos articulos anhadidos a la ante~ rior. Yo juzgo que por este mismo hecho se hace al- tamente sospechosa, por razon de haber sido el mis- mo aio en que desgraciadamente principié la espan- tosa revolucion de Francia. El ato de 1790 fallecié este grande hombre , cuya gloria sera siempre cele- brada con admiracion por haber side un modelo de eclesidsticos , de sabios y de escritores, por su celo, su erudicion y su estilo moderado y fluido, aunque algunos le censuran por ser algo difuso. Quisiera poder dar una noticia mas estensa y mas circunstanciada de la vida y escritos de este hombre inmortal; pero carezco de datos, y soy muy enemigo de hablar sin fandamento, y mucho mas para haber de elogiar 4 un sugeto inmortalizado ya por sus escri- tos. Concluyo con asegurar que el que leyere esta (xvi) obra sin preyencion, no podra resistirse 4 dar 4 Ber- gier un lugar muy distinguido en su corazon, y que- dara plena é inyenciblemente convencido de que nuestra Religion, ademas de la divinidad de su origen y su doctrina, tiene argumentos irrefragables en que apoyar la evidente credibilidad de sus sublimes mis- terios. At CE OE SE RE RESO Se Re ee He DISCURSO PRELIMINAR DEL AULOR, asso aeD aD HERE | Se Teologia es entre todas las ciencias la mas dig~ na de ocupar al hombre, y para ¢l la mas interesante. Atendiendo 4 la fuerza de la palabra significa el co- nocimiento de Dios, y por consiguiente el conoci- miento del hombre : porque ne conociendo el Autor de nuestra existencia, no podriamos tampoco cono- cer nuestra propia naturaleza, nuestro origen, nuestro destino, ni nuestros deberes. Si el hombre fuera de la misma especie que los hrutos, le seria licito ignorar, como ellos, que tiene un Criador 4 quien debe respe= to, sumision, reconocimiento y sus homenages; em= pero como ha nacido con una inteligencia, de quelos brutes no son capaces, y susceptible de sentmientos reflexos, al tiempo de colocarle en el mundo ha teni- do Dios el rasgo de ensefiarle lo que tenia mas inte= rés en saber; en una palabra, de revelarse a él y dar= sele 4 conocer. Demostrar este hecho tan importante esel principal objeto dela Teologia: es decir, qué el mismo Dios enseiié la Religion a los hombres, y que ja~ TOMO 3. c (xvi) mas hubo en el universo otra Religion verdadera que la que Dios ha revelado. E] espectaculo del universo , el sentimiento de su propia debilidad, la necesidad de ser auxiliado y pro- tegido, y los continuos cuidados de una providencia bendfica, deberfan ser bastantes para dirigir al hom~ bre al conocimiento de Dios; sin embargo siempre que se vio sin otra luz que la de su razon, no juzgo que faera un solo Dios quien cridva el mundo y le gobierna, sino muchos sér inteligentes y poderosos que rigen las diferentes partes de la naturaleza, que distribuyen los beneficios y, las. plagas y todo aque- llo de que pende la suerte de la humanidad: triste esperiencia que prueba hasta la evidencia la necesi- dad de una reyelacion primitiya. Una vez que Dios determind ser padre del hombre , convenia que tam- bien fuese su maestro. En efecto la historia mas au- téntica y mas antigua del mundo nos ensena que Dios, eumpliendo con esta atencion paternal, se dignd ha- blar al primer hombre y a sus hijos, y que les ha en- sefiado el modo.con que debian honrarle y servir- le. Hé aquiel primitivo estado de la Religion y de la Teologia. gPuede haber otro origen mas puro? Ella no es: por lo mismo una inyencion de los hom- bres, sino una leccion del mismo Dios. Asi como todas nuestras ciencias no son en rigor sino tradi= cion, asi tambien era muy natural que la mas necesa- (xx) ria de todas se nos diese de la misma manera. Por espacio de 2300 anos se conservo este depd- sito sin alteracion en Ja linea principal de los descen- dientes del primer hombre: mas no todas las familias je guardaron con igual fidelidad. Despues ae haber- se dispersado, los mas olvidaron las instrucciones de sus abuelos’,y se descarriaron sin dar esperanza de conversion: la llama de Ja luz sobrenatural estingui- da en ellos nunca volvid a encenderse con el tiempo sino en un solo pueblo 4 quien Dios quiso conceder una nueyarevelacion. Sin embargo se han encontrado en algunas partes hombres de genio, ques fuerza de meditacion y de raciocinio se aplicaron a descubrit dl Elllos aspivaban al honor de instruir A sus semejantes, y Se les ha condecorado conel nom bre defildsofos;peroninguno de estosindagadones Dh contré la verdadera sabiduria. Ellos han sabido in- as ciencias , descubrir los se~ origen de las cosas. ventar las artes, erear | cretos de la naturaleza; empero ni uno solo pudo en- seiarnos con seguridad Jo que somos, de donde he- mos salide y 4 donde debemos volver , 6 por mejor | i tro decir , nuestra naturaleza, nuestro origen y nues i isipar las tinieble e nos encu- fin. En lugar de disipar las tinieblas qu i 1 a umenta~ bren estas importantes cuestiones, jas hana aron los errores populares em vez de do, y confirm: ven? ee us deéliries; destruirlos. Nosotros escusariamos saber si ila ié 5 ese sidespues de mas de dos mil afios no viésemos por * (xx) gracia espiritus obstinados en renoyar los antiguos sistemas y en hacer reyivir todos los errores viejos. Si los primeros fildsofos, como Pitagoras, Lenon, Platon, Sdcrates §c. , hubiesen siquiera columbrado algun resplandor de Ja yerdadera reyelacion , yola- rian 4 abrazarle para instruirse de ¢l, puesto que iban a tomar leceiones hasta de los indios; pero los de ahora, bien lejos de imitarlos, cierran yoluntariamente los ojos 4 la luz divina que los estaba iluminando des- de su infancia. Los antignos eranmodestos y timidos; los modernos son yanos , presuntuosos, decisivos y porfiados. Platon antes de esponer en él su dictémen sobre el origen de las cosas, empieza por Ja invoca- cion de la divinidad, y dice asus discipulos: no estra- neis que no pueda enseiaros una doctrina evidente y¥ demostrada; antes debeis contentaros, sios doy un sistema no menas probable que los de los demas filssofos. Acordaos de que vosoires é€ yo somos hombres. Bin yano se buscarfa este tono modesto en tas obras de nuestros ordeulos del siglo diez y ocho. Nosotros, penetrados de ceto y de reconocimien- to al depdsito de las verdades que Dios se ha digna- do confiar 4 nuestros primeros padres, serémos siem- pre fieles en guardarle , defenderle y wansmitirle 4 jas futuras generaciones, y considerarémos siempre con el mas vivo interés la manera prodigiosa con que ha Hegado hasta nosotros esta revelacion primitiva; (xx1) Jos monumentos que la encierran; los medios que de= pen perpetuarla, y los ataques que han querido dar= Je los enemigos de todas clases. Hé aqui el objeto de la Teologia. Ella nos hace conocer 4 Dios, no co= mo una razon deébil y limitada creyd poder pintar- nosle, sino como el mismo Dios ha querido revelar- senos. Ella nos le representa como el solo Criador y conservador del universo, como Legislador supremo, Juezremunerador dela virtud y vengador del crimen. Como Redentor y Salvador del género humano, San- tificador de las almas, y ultimo fin de todas las cosas: propiedades angustas que jamds ha conocidola filo- sofia, y que los tedlogos tienen el cargo de desen- volver con sus nociones, pruebas y consecuencias. La manera con que nos ensefia la Sagrada Eseri- tura, que Dios la fue concediendo por diversos gra- dos, demuestra palpablemente ja verdad de la rela= cion. Ella dié y la renové en las tres grandes épocas relativas 4 los tres estados en que se hallé el género humano sucesivamente, 4 saber; el dela sociedad do- méstica, encerrado en una sola familia, el de Ja socie- dad civil y nacional, y el de la sociedad civil y reli- giosa universal. Ya hemos considerado la Religion y la Teologia sobre este plan en otra obra sacada de los escritos de los Santos Padres (*). Guanto mas le me- i i i jor. (*) Wratado histérico dogmatico, por ol mismo aut (xn) ditamos nos parece tanto mas justo, sdlido, fecundo y digno de la sabiduria de un Dios, y tendrémos por una obligacion el seguir siempre el mismo. Tan celo+ $0s somos nosotros de hacer yer que nada inyentamos de nneyo, como ambiciosos nuestros adyersarios de presentarse como inventores de su doctrina. Pero nos parece oportuno ofrecer de pronto y bajo un solo golpe de vista las yerdades que hemos tratado en los diversos arliculos de este Diccionario Teoldgico. Sel, Primera época de la revelacion ¥ la Teologia. No era necesario ni conveniente que el género humano en su infancia recibiese lecciones tan amplias como en una edad mas avanzada: debia dirsele uem-— po de madurar y sazonarse por la reflexion y la espe- iencia. Y asi Dios no reyelé espresamente 4 nuestros primeros padres sino un pequeio numero de yerda= des sorprendentes , luminosas y fecund Q as, Cn conse- cuencias, que bien asent adas bastaban para su instruc- ion y pata eleyarse al perfecto conocimiento de Dios. Solo el dogma de la creacion esplicado en la s da Eseritura por estas palabras: Dios el cieloy la tierra,, agra- Al principio cri pes, dyo: haya luz, y hu- bo luz, hace conocer mejor la natur aleza divina, que (xxi) las especulaciones de los filésofos. Este hecho es muy importante , porque de él vesultara que la Religion de los primeros hombres no fue inyencion suya sino una yevclacion divina: vamos: demostrarlo. Dios es criador y obra solo por su yoluntad: lue- goes eterno. El existia solo antes de sacar el univer= so de la nada, luego es un ente necesario que ‘tiene la existencia por si mismo ; ni tiene causa ni principio porque es sola y primera causa de todos los’ séres. Es infinito, y gcdmo podria limitarse? El solo es eb que did limites segun su voluntad a todos los séres que produjo. La necesidad absoluta de ser, y wna necesidad limitada son dos nociones contradictorias. Luego Dios es inmutable, y suser, absolutamente ne= cesario, ni puede acabar ni cambiarse: lo mismo fue en la eternidad que nos ha precedido y en la que de+ be seguirnos ab eterno in eternum. Si es infinitoy ninguno de sus atributos es limitado; por consiguien= te es todo poderoso: no hay mayor poder que el de criav 6 producir los séres con sola la voluntad. Es incorpéreo y un puro espiritu; {podia tener cuerpo antes de haber criado les otros cuerpos? Es un puro espiritu porque obra con inteligencia, sabe lo que hace,.y por quélo hace, y ha puesto orden y corres= pondencia en todas las partes de su magnifica obra. Con una voluntad omnipotente nada le: ha costado criar los espiritus ni los cuerpos: no tuyo necesidad (ex1v) de operarios, ni de ministros, ni de inteligencias de se- gundo orden, ni de dioses subalternos para fabricar el universo, ni tampoco le son necesarios para gober- narle; porque si su simple querer le basté para pro- ducirlo todo, le basta igualmente para conservarlo y conducirlo: tampoco es capaz de fatiga ni de reposo: pretendidos dioses criados en el mismo hecho no se- rian dioses. Asi puesla sola idea de Criador basta pa- ra conocer los atributos esenciales de la diyinidad. Comparese esta Teologia, tan sencilla como su- blime, con las ideas confusas y verbosidad inconcebi- ble de los absurdos dogmas de los fildsofos de todas las escuelas, y digasenos si los Patriarcas, 4 quienes _ Dios se ha dignado ensefiarla, no sabian mas que los argumentadores de la India, de la Persia, del Egip= to, de la Grecia y de la Italia. Durante una vida dé muchos siglos, estos primeros hombres han tenido to- do el tiempo que quisieron para conferenciar con Adan, meditar sobre las diyinas yerdades que les aseguraba, y enscnarlas 4 sus descendientes. Esta yi= da tan larga nos muestra los designios de Dios en que- rer que el género humano fuese instruido por tradi- cion, y que nunca hubo ninguna mas auténtica, ni mas infalible que la suya. De esta doctrina se deducia la Religion mas pura, el culto mas santo, Ito la adoracion en espiritu de un solo Dios, puro esp wy criador. Los Patriarcas, (xxv) fieles en seguirla, no pudieron inclinarse 4 atvibuir 4 Dios las necesidades, las debilidades, y los vicios que los ciegos paganos atribuyeron 4 sus falsas divi- nidades. Ellos comprendieron que un Dios, que des- de-toda la eternidad se ha bastado 4 si mismo , no exigia de ellos un culto por necesidad, sino para su propia utilidad, y para su consuelo 3; que no po= dia lisongearse de sus dones, regocijarse por el vapor de su incienso , ni alimentarse con el humo de sus victimas; que-sus homenages' y sus ofrendas no eran sino un testimonio de los sentimientos de swalma, del respeto, del reconocimiento ;-de la sumision, y de la confianza que debian al Soberano Autor de todas las cosas. Testimonio sin embargo absolutamente nece sario: los sentimientos religiosos no habrian podidle comunicarse ni perpetuarse entre los hombres, si no se les hubiesen inculcado por todos» los: sentidos; en exigirlo les probaba Dios y les hacia’ yer que se interesaba en su suerte, Una vez imbuidos: de esta Teologia luminosa los :primeros adoradores del ver= dadero Dios , pudicrom pasar sin um largo tratado dé moral, que bebian'en la sola verdad:eterna- Diosnos ha criado 4 su imagen, y haciéndonos nacer! de! una misma sangre, no coniponemods sino una gran’ familias cuyo Padre es el mismo Dios. Por lo tanto nuestra primera obligacion es una estrecha fraternidad,| porla cual nos debemos mitnamente ¢l afectol los ausilios, OMO I. D (xxvi) los respetos y los servicios 5 no puede permitirse a Tos hermanos aborrecerse, danarse ni thaltratarse. De ess tos principios dimanan naturalmente las. obligaciones reciprocas de los esposos,, las de los padres y los hi- jos , los amos y criados, los soberanos y stibditos , ¥ de todos los estados de la sociedad. Los esposos asociados, digémoslo asi, 4 la augusta cualidad de Padre, cuyo origen es Dios, y 4su potencia creativa, deben recordar que este privilegio se les ha coneedi- do, no para poblar el mundo de brutos, sino de séres inteligentes, formados 4.imagen de Dios., y destina- dos 4 ser sus adoradores; por esperiencia saben que un hijo no llega 4 ser yerdaderamente hombre sino por una larga educacion. Y alos que la han recibido, “¢quién osard escusarlos del reconocimiento, respeto y sumision 4 los autores de sus dias? Se permite con razon a los padres de familia que leguen 4 ser pode- rosos, el tomar eriados para su Servicio y para auxi- liarles'en los trabajos; pero jamas debieron olvidarse de que’ estos| criados son hombres: igualmente que tos ctiados,hallando én esto su ventaja, debieron tam- bien cotiocer la necesidad de la subordinacion., Si to= dos los hombres fuesen sabios y exactos observado- res de las leyes naturales de: la humanidad y de la ‘sticia, no necesitarian de gefes para gobernarlos ni ~a defenderlos de intrusos agresores: mas cuando, fin hubo legado lanecesidad de echar mano. de (xxvir) este recurso, los que se revistieron de autoridad y del poder civil, debieron tener presente que este po- der no se les daba para ellos sino para la sociedad; que su interés personal no debia jamds_prevalecer al de esta, y que Dios, origen primitivo de toda auto- tidad , no puede jamas aprobar los abusos. Una vez que todas estas consecuencias morales se infieren eyidentemente der la creencia de un Dios criador y conservador, Padre -y bienhechor de los hombres, como le adoraron los de las primeras eda des del mundo, por poca inteligencia que tuviesen y pocas luces que yecibiesen de la educacion, no pu dieron desconocer ninguna de estas verdades. Al con~ trario, verémos bien pronto hasta qué punto las des- conocieron todos los que ban perdido de vista dogma de la ereacion. 5 , Segun la creencia de los paganos,, Jos hombres formados sin designio alguno por dioses caprichosos, y arrojados por acaso sobre la faz de la werra, nada se debian. Estos pretendidos dioses, libres de toda ley , no eran capaces de imponerla 4 los hombres, ni gobernaban sino por la fuerza : suponiéndolos vicio- sos y cubiertos de crimenes , ¢.cémo habian de pres~ cribir A sus adoradores la bondad, la‘humanidad; la caridad miitua, la union y la paz? Empero la reve- lacion primitiva nos ha dado mas sabias. lecciones. Ella nos ensefia que Dios no nos ha criade por capri- * (xxvitt) cho ni por ostentar su poder, sino por bondad, 4 fin de tener criaturas 4 quienes pudiese colmar de be- neficios. Con este designio ha formado los unos pa- ra los otros, destindndolos 4 procurar la felicidad miitua, lo que no pueden desempenar sino por la practica de las afecciones sociales , y por el cumpli- miento de sus deberes reciprocos. Hé aqui el cddigo de doctrina y de moral, y por decirlo asi, el catecis- mo de la Teologia que Adan se vid encargado de en- sefiar 4 su posteridad por espacio de nuevecientos y treinta afios. En el dia pretendidos filésofos nos pre- guntan con frialdad, de que sirve el dogma incom- prensible de’la creacion. Digannos ellos de qué no sirve: cual es la verdad esencial que no sea una legi- ‘ima consecuencia de él, y cual es el error contra el que no sea un preservativo. Adan no dejé sin duda ignorar 4 sus descendien- tes cl estado de felicidad en que habia sido criado, he falta que le habia obligado a decaer de su dicha, y la consoladora promesa que Dios le habia hecho de un redentor futuro; porque se conseryo entre los Patriarcas la memoria de estos hechos importantes. Por otra parte, Dios ha conyersado mucho tiempo con los primeros hombres: les ha confirmado por su propia boca las yerdades que recibian de la de sus padres, y suplio la falta de la voz de estos cuando la necesidad lo exigia. (xx1x) Esta en uso llamar ley de naturaleza 6 Religion. natural, \a Religion 6 la ley bajo la cual yivieronlos hombres por espacio de dos mil y quinientos afios, es decir, desde Adan hasta Moisés ; mas nosotros desconfiamos de una palabra equivoca, si por ella se entiende que solos los hombres han sido autores de esta Religion, y que Dios no la establecié por una reyelacion formal y positiva; sostendrémos la false- dad de esta idea, y demostrarémos lo contrario. La ley, la Religion primitiva eva natural solo én cuanto era analoga y conforme 4 la naturaleza del hombre segun habia sido eriada; porque la sabiduria supre- ma no puede contradecirse ni en sus palabras ni en se quiere entender en el sentido de que fuese el nalee do del instinto , de las reflexiones y de las meditacio- nes de uno 6 de muchos hombres. El estudio de la naturaleza ; lejos de ensenar 4 los fildsofos el conoci- sus obras, pero esta Religion no era natural, si miento de Dios y de si mismos, solo sirvié para des- earriarlos. Adan recibié de Dios una mision tan au- tdntica para instruir 4 sus descendientes, como la de Moisés para intimar la ley 4 los israelitas. Este legis- lador ejercidé la suya por espacio de cuarenta anos, y nuestro primer padre por espacio de nueve siglos conseeutivos. No hay verdadera Religion, ni yerda- dera Teologia, si no la que hemos heredado de él por una sucesion no interrumpida, (xxx) Seis mil aiios de antigiiedad no han servido sino para hacerla mas respetable , pero parece demasiado antigua 4 un partido numeroso de nuevos doctores. Ellos quieren una Religion natural, independiente de toda relacion: una Religion tal como es capaz de formarla una razon enferma y abandonada a si mis- ma. ¢Entienden lo que dicen? Dios no abandoné & si misma la razon de Jos primeros hombres; porque les reveld la creacion, de cuyo dogma ningun filéso- fo ha podido formar idea exacta: este hecho, proba- do invenciblemente, no se destruye por una simple denegacion. Lia razon no esta abandonada 4 si misma sino en un salyage que no recibe educacion alguna. Y jqué Religion natural puede forjar en este estado de estupidez? Todo nifio nace en el seno de una fa~ milia, y recibe de sus padres y de la sociedad sus primeras ideas ¢ instrucciones verdaderas 6 falsas. Su facultad de discurrir no es justa, recta, estensa ni pe~ netrante , sino en proporcion de los auxilios y de las luces que ha recibido desde Ia infancia. Vemos los fratos que ella produjo entre los fildsofos mas afama- dos en petfeccionarla: su Religion natural fue la ido- latria y el politeismo. Esto era un verdadero delirio de larazon, y estando sujeta 4 semejante enferme= dad, eva Dios demasiado sabio para confiarle la suer- te de sus hijos. Sin embargo esta ha sido la de todos los pueblos que han perdido de yista la antorcha’ de (xxx1) Ja revelacion primitiva. En yano preguntarémos 4 los panegiristas de la razon cuales son los dogmas, el culto y la moral de la Religion que ella les inspira, porque no se hallaran dos que conyengan. en la for- macion de su catecismo. Se atreyen 4 dar el nombre de Religion natural 4 Ja eleccion arbitraria que en la Religion revelada han hecho de las yerdades que se les antojé adoptar , refutando Jas que no quieren creer por puro capricho. Pero sin el auxilio de esta luz superior que:los alumbra 4 su pesar ¢tendrian una facultad de discurrir mas despejada ¢ infalible que la de todos los:sabios orientales, egipcios , griegos. y yomanos ? Todos gritan : fuera todo misterio. Nosotros re> plicamos: fuego fuera todo Dios. Bl Ser eterno € infinito no puede tener atributos acomodades a la in- teligencia limitada de nuestro entendimiento: y un Dios sin atributos seria una palabra vacia de sentido. Fuera todo. misterio : luego fuera toda creacion; y desde este momento yolyemos 4 sumergirnos en el caos de errores que produjo la antigua filosofia. En efecto, cuando los filésofos negaron 4 Dios la razon de criador, desconocieron todas sus perfeccio~ nes: la infinidad, la inmensidad , la espivitualidad, la libertad, la independencia,, la omnipotencia, la sabi> duria, la unidad y la inmutabilidad del Ser supremo desaparecicron. de sus ojos. No pudiendo formar (xxxn) eoncepto del modo;con que habia hecho existir todas Tas cosas por su simple voluntad , fingieron que su operacion estaba entorpecida por los defectos de la materia eterna, sobre la cual habia trabajado, ¢ ima- ginaron que esta grande obra le habia. costado mu~ chos esfuerzos: que el gobierno deesta vasta maqui~ na era para él una fatiga, y que para gozar de las dulzuras del descanso, dejara este cuidado a los es- piritus inferiores. Asombrados por otra parte del movimiento regu- lary de la marcha constante del universo, pensaron que toda la naturaleza estaba animada, que habia in- teligencias 6 espiritus en los astros, en los elementos ¥ entodoslos cuerposen que veianaccion 6 movimiento. Era error popular, y fue tambien error de los fildsofos. Bastante racionales para convencerse de que la mate- ria por si sola no puede ser un principio de movi- miento y de yida, dieron en el estremo opuesto, mul- tplicando 4 su gusto los espiritus, y aumentando cada dia su numero, les atribuyeron los bienes y Jos ma- les que nos suceden, los heneficios y las plagas de la naturaleza, concluyende que 4 ellos solos se debia referir el culto religioso, que el Dios supremo y eters no, insénsible 4 todo lo que pasa acd hajo, no cxigia adoracion de los hombres. Con’ este motivo dice el libro de la sabiduria: hé aqui la ilusion de los hom=- bres que ya no tenian Ia ciencia de Dios: la vista (xxxur) de sus obras ya no les hace percibir la mano delar- tifice, ylos bienes que recibende su mano no sirven sino para hacerlos desconocer a su verdadero bien- hechor. Ellos tomaron el fuego, el aire , el viento, los astros que giran, el mar, el sol y la luna, por dioses que gobiernan el mundo. Pero si la belleza de los cuerpos les hace mirarlos como dioses, aprendan que el que los ha criado merece mejor sus homenages. Si se admiran del poder de la na- turaleza, sepan que mucho mas poderoso es el Au- tor de la misma: en la grandeza y magestad del universo debemos reconocer y adorar al Criador, cap. 13, v. 1. El escritor sagrado en la Historia de la creacion tuyo tambien cuidado de notar con espe= cificacion las diversas partes de la naturaleza, y de ob- - que Dios por su palabra hizo 4 cada uno de es- tos séres en particular, y que ninguno hay que hu- biese recibido su existencia smo de Dios solo. Este sabio historiador refiere la creacion del hombre; y nada dice de la de los angeles: probablemente’ temia confirmar 4 los politeistas en su error, La principal dificultad que desconcerts 4 los fild- sofos, es que no conciben cémo Dios siendo bueno por naturaleza, podia ser el autor de los males que yeian en el mundo. Todos ellos miraban y presenta> ban el mal bajo el aspecto de una sustancia real y positiva, siendo solo una pura negacion, un defecta, TOMO 1. E servi (xxx1v) Ja privacion de un grado superior de bien; pero unos atribuyeron este mal a los irreparables defectos de la materia, y otros 4 la influencia 6 4 la malicia de los espiritus que en su concepto gobernaban el mundo. No hay bien y mal sino por comparacion , porque no hay ningun ser criado que no posea algun grado de bien: un ser absolutamente malo seria la pura na= : v6 da. El eseritor sagrado lo dice por estas palabr Dios todo lo que habia hecho, y todo era bueno, todo estaba bien. Pero toda criatura es necesaria— mente limitada, y por lo mismo imperfecta; solo Dios existe sin limites y sin defecto , porque es un ser eter- no y existe por si mismo. Siendo por esencia Onmi- potente puede en todos tiempos criar séres mejores ymas perfectos que los que ha producido: y si hu- biese uno 4 quien no faltase ningun grado de perfec- cion seria igual 4 Dios. Por lo tanto el mal es tan in- trinseco 4 los séres criados por su limitacion, ya sean criaturas corpdreas, ya espirituales, como el bien. Dijeron los antiguos, y repiten los modernos, que Dios, infinitamente bueno y poderoso, debié hacer 4 sus criaturas todo el bien que podia concederles. Duefio absoluto de sus dones, ha concedido 4 cada una con la misma libertad aquella parte de perfeccion 6 de bien que merecid su divino agrado, y no hay ningun bien, por limitado que sea, que no constituya un beneficio enteramente gratuito. La desigualdad ( xxxv) que puso entre los séres criados, establece entre ellos relaciones y vinculos mituos de necesidades y de auxilios, que mas y mas los unen y los ligan, de don- de resultan la armonia y perfeccion del universo. E) argumento contra la creacion, sacado de la existencia del mal, es cabalmente el que mas la prueba, porque demuestra que e! padre del mundo lo ha hecho tode por un poder absoluto é independiente. Si la materia fuese eterna, seria como Dios un ser necesario é inmutable, y es un absurdo que el tal ser fuese mas de lo que ha sido desde la eternidad. Y zpor qué feliz acaso se dispuso la materia como era preciso para componer este universo ? O Dios no tu- vo poder para disponerla porsu sola yoluntad sin ins= trumentos nicooperadores, 6 le twyo igualmente para sacarla de la nada y disponerla como queria y: era necesario para llenar el plan que habia formado. No obstante, hé aqui lo que no comprendieron ni los fildsofos paganos , ni muchos sectarios que ha= bian leido nuestros libros sagrados , como los gnds- ticos , los marcionistas , los maniqueos y sus descen- dientes. Los Santos Padres les hicieron ver el yicio de sus sofismas, pero ellos persistieron, y en mengua de Ja filosofia aun hoy persisten en su empeno. Un en- jambre de argumentadores incrédulos porfian en que no se han refutado completamente las razones de los antiguos , que la dificultad es indisoluble, y muchos * (xxxvi) dé‘resultas de ella se han entregado al ateismo. Real- mente esta dificaltad tan monstruosa en la apariencia no se funda sino sobre un equivoco de los términos bien y mal, y sobre una falsa nocion de lo infinito. Tnstruidos del dogma de la creacion, concebimos claramente que existiendo Dios porsimismo, es unico; y queno puede haber dos dioses. jn qué puede fun- darse la necesidad de un segundo Dios? Un ser infi- nito es imposible que tenga rival mi semejante. ; Qué espanto! Ninguno de los antiguos conocio esta ver- dad. Todos, orientales, persas 6 caldeos , sirios, egipcios, griegos y romanos, no solo pusicron una materia eterna como Dios, 6 co-eterna almismo Dios, sino que los unos admitieron dos principios eternos actiyos y criadores, uno bueno y otro malo; como si un ser absolutamente malo 6 una pura negacion pu- diese ser una sustancia y wn ser necesario. Owros pen= saron que el mundo se habia producido por espiritus inferiores 4 Dios. ;De dénde habian venido, de Dios 6 de la materia? Siendo Dios un puro espiritu nada puede desgajar de si mismo, porque es par esencia simple, indivisible ¢inmutable; y as{nada puede pro- venir de dl sino por creacion. Pero los fildsofos con- ciben muy mal la naturaleza de los espiritus, y aun peor la naturaleza de Dios: no sabe uno qué pensar cuando Platon asegura que el alma del mundo es un compuesto de espiritu y de materia. (xxxvir) Los errores de los filésofos en materias especula- tivas habrian sido menos sensibles con tal que no in- fluyesen en la moral; pero esta se corrompid en sus escuclas tan pronto como el dogma. Epicuro, que atri- buydala casualidad elnacimiento ui origen delmundo, ensend que el derecho natural se esplicaba porlauti- lidad reciproca, y que era un conyenio de no danar- semutuamente. No hay, dice el mismo, ni justo ni injusto entre los animales , que no pudieron hacer convenio de no haeerse dao; por la misma razon no le hay entre los que no le quisieron, 6 no han podido convenirse de no hacerse daiio reciproca- mente. La justicia en si no es nada, y solo tiene lugar por los iratados en cualquiera parte que ha- biten las naciones coniratantes. La injusticia por si misma no es un mal sino porque deja tras de si el temor de los vindicadores de las leyes. Maxi- mas de Epicuro, nim. 34 y siguientes. Los cirenai- cos aun adelantaron mas el absurdo y desarreglo de su moral (*). Algunos filésofos fueron ciertamente mas racio- (*) (Quién ereyera que los fildsofos modernos que se precian de invevtores honrarian el sistema de Epicuro? Ellos no fundan los debe- res de la moral sino sobre un contrato social espreso 6 presunto, y SO- bre un conyenio que todo hombre juzga que hizo con sus semejantes, de no daiiarlos, y aun de servirlos para tener derecho de exigir de ellos (xxxvut) nales. Ciceron, siguiendo 4 Platon y 4 los estdicos, dice, que la ley, el derecho y la justicia no son un inyento de los hombres, sino la espresion de Ja razon eterna que gobierna el universo. La ley, segun él, es eterna, y no es otra cosa que la suprema sabiduria del Soberano de los dioses. Lib. 2 de las leyes. Po~ dria presumirse que estos sabios estaban. instruidos del dogma de Ja ereacion; empero su especulacion su- blime ni era una cosa demostrada ni una verdad popu- lar de que tuviese lamas minima noticia el vulgo del paganismo: y en sus libros de las leyes el mismo Ci~ ceron temia que los escépticos Hegasen al fin 4 tras~ tornarla. Lib, 1.°, nim. 57. Era por lo tanto absolutamente necesario que Dios se dignase reyelar positivamente a los primeros hombres el hecho importante de la creacion, cuyas consecuencias para el dogma y para la moral son igualmente ficiles de sentar. En efecto, Dios al criar 4 los hombres los ha constituido de manera que nece= otro tanto. Toda la diferencia entre el sistema nuevo y vicjo consiste tinicamente en que Epicuro queria que este contrato fuese espresamente estipulado, y nuestros doctores modernos dicen que basta presunto, porque el hacerlo 6 el que se verifique es interesante 4 los hombres. En una obrita que ha hecho y hace mucho ruido, uno de nuestros filésofos folicita a sns cofrades, y se precia de honrarlos por este descubrimiento. Este rasgo de pedanteria prueba lo muy instruidos que estan del dere- cho natural todos estos sabios profesores, (xxxrx) sitasen los unos de los otros; por lo mismo quiso que se ayudasen miituamente, Dios los hace nacer 4 to- dos de una sociedad conyugal, inspira al padre'y a la madre un tierno afecto:a sus hijos, sin cuyo auxilio perecerian infatiblemente. El hombre es educado en una sociedad doméstica que le acostumbra 4 vivir con sus semejantes , y le dispone a la sociedad civil antes que sea capaz de conocer sus yentajas por la reflexion. De este modo la marcha de la naturaleza confirma las lecciones de la revelacion. ¢Para qué ne= cesitan de contrato social los hombres ligados ya por el destino, la yoluntad y la ley del Criador ? Por otra parte, ¢qué fuerza podria tener un empeno libre, tan facil de violarse como de formarse, si antes de él no hubiese una ley que obliga al hombre 4 cum- plir su palabra, & ejecutar sus promesas y 4 verificar sus convenios? E} mismo Epicuro conocia su nulidad cuando confesaba que la injusticia no era un mal, si- no por el temor de los vengadores de las leyes. De esto se sigue que ¢l conocia solo la fuerza por ley na- tural del hombre; pero la fuerza que doma los brutos por el temor, no impone una obligacion moral ni un deber de conciencia. ¢ Quien ser capaz dé obstinatse en préferir este caos de absurdos 4 la simple narracion de la Escritura? Ella nos diee que Dios hizo ‘nacer 4 todo el género humano de un solo matrimonio, a fin de hacer una ra- (xt) za de hermanos y una sola familia. Asi no hay ningun hombre estraiio 4 otro: aun cuando hubiesen nacido 4 mil leguas de‘distancia, prescindiendo de toda con- yencion, se deberian mituamente la humanidad 6 la benevolencia reciproca, la piedad y los servicios de que son capaces. De esta manera lo entendieron los antiguos justos: acordandose de que todo hombre habia sido criado 4 imigen de Dios, adoraban un pa~ dre comun, no solo como autor y soberano Setior de todas las cosas, sino tambien como legislador supre- mo, cuya ley grabada en el corazon del hombre es el fundamento de todas las demas leyes. Siendo incapaces de batir con algun {ruto estos hechos y estos principios, los incrédulos se han li- mitado 4 ponerlos en ridiculo. Dicen que todos los pueblos soiaron que en el origen del mundo los dio- ses conversaron con los hombres. Todos piensan que el género humano en su infancia, ocupado esclusiva- mente de las necesidades del cuerpo, sin estudio y sin esperiencia, era incapaz de saber nada, porque despues de tres mil afios le vemos todavia tan limita- do en sus conocimientos; y asi su persuasion era mas racional quelapreyencion delos incrédulos contra to- da especie de revelacion. Cuantg mas meditéremos la conducta de la diyina Proyidencia en [a dispensacion de esta luz sobrenatural , tanto mas nos conyenceré- mos de su sabiduria, su constanciay su uniformidad. (x11) §. I. Segunda epoca de la revelacion y de la Teologia. Hacia el aiio de 2300. del mundo no existia eu la filosofia; pero los hombres , aunque reducidos 4 la sociedad doméstica , y ocupados en la vida pasto+ ril, contemplaban ya en el cielo y en los asttos. Este espectaculo tan magnifico en la noche, y mucho mas en las regiones orientales, deberia inspirarles la admis racion de su Griador y unirlos constantemente 4 su culto; mas produjo por desgracia un efecto contrario como ya se dijo. Ellos creyeron que estos cuerpos luminosos, cuyo esplendor y regularidad los Ienaba de asombro, eran animados é inteligentes; que pen- saban y obraban casi como los hombres: que sus in+ fluencias, tan pronto fayorables como nocivas, eran un efecto de su beneyolencia 6 de su edlera contra los habitantes de la tierra, y de aqui nacid el culto que todos los orientales ofrecian al ejército 6 milicia ce= lestial, de que se hace mencion en les libres ‘de Moi= sés, de Job y de los Profetas. Segun su testimonio y el de los autores profanos, este fue el origen del po= liteismo y de la idolatria. ia 3 En esta misma época el género humano se yeia en’ circunstancias oportunas para un cambio general; las» TOMO I. E (xim) familias multiplicadas ya y numerosas se hallaban en precision de reunirse: los vinculos de Ja sangre eran menos estrechos, y las afecciones menos concentradas que en Ja primera edad del mundo , en cuya situacion yano bastaba el gobierno paternal. Forméaronse al fin asociaciones mas estensas: las poblaciones reunidas por la proximidad de los lugares Megaron 4 constituir un cuerpo de nacion, y principiaron 4 vivir en socie- dad ciyil, y para eso necesitaron deleyes positivas. Pe- ro iddnde buscarian hombres bastante sabios, y bas- tante respetados para erigirse en Jegisladores , y una multitud bastante décil para someterse 4 su yoluntad? E] amor a la independencia , natural 4 todos los hombres, estaba fortificado por otros poderosos mo- tivos. Cada familia habia escogido para si dioses pri- valivos y tutelares, y formado una Religion domésti- ca: tesugo Laban y sus pretendidos dioses. Gen. cap. 31, y. 19. Esta variedad de cultos , la estraya- gancia de los usos, la diversidad de idioma y de cos- tumbres , y la oposicion de intereses, hicieron ene— migos estos estados nacientes de modo que no pen- saban sino en despojarse y destruirse , como su- cede en el dia 4 los negros y & los salvages. Por es- ta misma época yemos la guerra y el pillage estable~ cerse casi en la cuna det género humano. Gen. cap. 14, v. 13 y la necesidad de defenderse fue la que obligé las poblaciones 4 reunirse. Estaban 4 punto (xx) de apagarse las viltimas chispas dela rebelacion > Cuan- do Dios se digné inflamar de nuevo esta antorcha , y colocarla aun con mas brillo en el centro del uniyer- so entonces habitado. Elige 4 Abraham para ser el tronco de un nuevo pueblo , y le hace salir dela Galdea de entre una fami- lia ya infestada del politeismo. Josué, cap. 24, Vv. 2. Judith, cap. 5, v.7. Le declara sus designios cuatro- cientos aos antes de cumplirlos; pero todas estas promesas y predicciones se verificaron al tiempo pre- fijado , y algunas de ellas por medio de prodigios. Quiso Dios de este modo conversar con Abraham, {isaac , Jacob y Moisés, como lo habia hecho con Adan , Noé y sus hijos , de modo que el porte’de la divina Providencia respecto 4 la rebelacion fue igual en la segunda époea y en la primera, No revocé ni contradijo Dios ninguna de las’ ver- dades que habia ensefiado al principio del mundo: no esté como el hombre sujeto a desmentirse, d cam= biar de designio ni d engafarnos. Lib. de los Num., cap. 23, v. 19, El simbolo de la {¢, la moral y elcul- to que prescribid 4 los hebreos no eran diferentes de lo que habia dicho 4 los Patriarcas, sus abuelos. La Teologia Mosaica fue siempre igual 4 la doctrina pri- mitiva. Pero para formar una nacion nueya y unas0- ciedad politica se necesitaba un exterior de Religion mas pomposo cue en una sola familia, un sacerdocio * (xtrv) y un ceremonial determinado, leyes politicas y civi- les. Hizo Dios de la manera mas brillante el augusto oficio de legislador, y se dignd llamarse el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, sin dejar de ser el Dios del universo. Todas las naciones se entregaban con furor al po- liteismo y 4 la idolatria, y queriendo preservar de este contagio alos hebreos, la primera de sus leyes debia ser la proscripcion de este culto absurdo é im- pio, y asi da principio por estas palabras: yo soy el Senor vuestro Dios que os he sacado del Egip~ to, vosotros no tendreis mas Dios que a mi. Exod. cap. 20, v. 2. Talfue la sancion de todas las leyes que debian seguirse. A Dios tocaba sin duda pres= cribir el modo con que queria ser honrado. El man- dé las ofvendas , los sacrificios, las abstinencias, las purificaciones, las consagraciones, los votos y las fiestas. Los Patriarcas habian practicado ya una par- te de estas ceremonias. Los preceptos de moral con- tenidos en el Decalogo , eran los mismos que los que nosotros hemos indicado, como consecuencias del dogma de la ereacion; las otras leyes sirven para des- envolverlas. Teniendo presente la inclinacion de los hebreos 4 imitar las costumbres de sus vecinos, y los vicios que debieron contraer en Egipto, se conocerd que sus leyes religiosas no podian ser muy estensas, ni muy (xiv) severas, ni muy multiplicaaas; mas’para yer la utilidad yla sabiduria de cada una, es preciso examinar las cir- cunstancias en que entonces se hallaban los hebreos: gus inclinaciones, sus costumbres, sus habitos, las eua~ tidades del clima y del suelo que debian habitar: el ca+ racter , los usos, las supersticiones y los :vicios de los pueblos de que estaban rodeados, y las revoluciones que debian sucederles en la contimuacion de los si- glos. No tenian estos conocimientos muchos que se metieron a censurar la Religion Mosdica , ¥ por eso vituperaron 4 la ventura todo to que les parecid no ser conforme con el:estado: actual de los pueblos co- nocidos , como si el género humano debiera estar en el dia del mismo modo que hace tres mil aiios. He aqui un fendmeno de que deberian dav razon. -Entvre todas las naciones conocidas, lalegislacionnose hizo smo 4 pedazos, y fue preciso estar continuamen- te en el ejercicio de aiiadir nuevas leyes 4las antiguas, -abrogarlas, derogarlas , 6 cambiarlas. Entre los he- breos, 3300: anos antes que nosotros, un solohombre supo presentar de una vez una legislacion completa acomodada al tiempo:, 4 los lugares , al cardcter'y 4 tos intereses del pueblo 4 que se destinaba, y que na die se atrevid a tocar en mas de 1500 anos. «Los ja- dios quisieron yeinte veces sacudir el yugo’, y olras tantas veces sus propios infortunios los ‘han-precisa- do &someterse. El obstinado cisma’ y Ja idolatria de (xvi) fas diez tribus y setenta aiios de cautiverio entre los asirios no les hicieron olvidar las leyes de Moisés. Los persas parece que no han conquistado la Asiria sino para restituir 4 los judios 4 su patria y reponer sus leyes en todo su vigor. En vano los Reyes de Siria han querido destruirlos : su poder se ha estrellado contra ellas : solo Dios pudo hacerlas impracticables dispersando la nacion entera en el tiempo qué habia sido anunciado por los Profetas. Aun hoy si los ju- dios pudiesen yolverian 4 la Palestina para restable- cer en ella las instituciones de su Jegislador. Si este fenédmeno es natural , que se nos muestre otro seme- jante en el mundo entero. 3 cA qué fin; dicen los fildsofos, trasplantar 4 Egip- to la posteridad de Abraham para hacerla volver dos- cientos aids despues? ;No podia multiplicarse tan fa- cilmente en Ja Palestina como en una tierra estraiia? Sin querer penetrar como nuestros contrarios, en los consejos de la divina sabiduria, sostenemos la nece- sidad de esta direccion. Previendo Dios que los is- raelitas serian demasiado propensos 4 imitar los vicios de los cananeos, no quiso que contrajesen este ha- bito por espacio de dos siglos. Queria substraerlos de los peligros de 1a guerra y del pillaje que asolaron Ja Palestina en este intervalo, Lib. de los Num., cap. a1, v.26. Deuteron. cap. 2. Queria tambien asom- brar ¢ instruir 4 las naciones vecinas con los pirodi- (xivir) gios que obré para conducir 4 Egipto 4 Jacob yasu familia, y hacerla salir en el momento que habia fijae do. Asi lo esplica Dios 4 Abraham. Gen. cap. 15, y. 18. Por la misma razon detiene al pueblo en el de- sierto por espacio de cuarenta anos, 4 fin de acos- tumbrarle al culto, a las leyes y 4 las costumbres que queria darle. ;Este plan de la Providencia diyina se nota acaso en el seno mismo de la imprudencia hu- mana? : é Si los inerédulos se han atrevido 4 vituperarlo en el érden de la naturaleza, mucho mas debe desagra- darles el de la gracia. ¢Por qué entre un numero tan grande de pueblos, de los que todos es: igualmente padre, escoger Dios uno solo para confiarle el de- pdsito de una nueva reyelacion?.... ¢y por qué pre~ ferir el que parece haber sido menos digno? ¢Por qué esperar aun mil y quinientos afios para conceder el mismo favor 4 las demas naciones? ;Por qué reprobar despues 4 la que antes habia manifestado mas pre- dileecion? Un ingenio trayieso y caprichoso puede multipli- car hasta el infinito ste género de cuestiones, y aun cuando no estuyiéramos en:estado de satisfacer 4 nin- guna, la temeridad de los argumentadores no seria mas escusable. Declarad les dirémos lo que Dios de= be hacer, trazad distintamente el plan que debe se- guir, nosotros examinarémos despues si seria mejor (xiv) que el que ha seguido. Vosotros no conoceis el esta~ do en que se hallaban entonces las diferentes pobla- ciones de la tierra, ni 1a medida de los beneficios que Dios se ha servido concederles, ni Ja resistencia que ellos le han opueste: tampoco sabeis cémo estaban las regiones del universo, si pobladas 6 inhabitadas; ningun historiador profano ha podido hacer subir la historia 4 unos tiempos. tan remotos, gy vosotros os erigis en arbitros de los designios de Dios? ; Donde hallareis luz si 0s separais de nuestros libros sagrados? Ellos nos dicen que en tiempo de Abraham todas Jas naciones principiaban 4 ser politeistas ¢ iddlatras: por lo mismo no puede citarse ninguna que merecie~ se mejor que Abraham la gracia que Dios quiso hacer= le ddl y Asu posteridad. Este Patriarca adoraba al yerdadero Dios, seguia la Religion primitiva 4 pesar del ejemplo de 1os caldeos que principiaban 4 olvi- darle, y Dios estaba cierto de que él la conseryaria entre sus descendientes. Gen. cap. 18, v. 19. Jesu- cristo le propuso a los judios por modelo. Evang. de San Juan, cap. 8, vy. 39. San Pablo alabé su fé, su espiritu y sw obediencia a las brdenes de Dios. Epist: de los Hebr., cap. 11, v.17. Lo mismo testifica la his~ toria sagrada. ¢Dénde pues se hallara un personage mas respetable ? Cuando Jacob y sus hijos bajaron 4 Egipto, no vemos en este reino ningun yestigio de la civilizacion, (xurx) leyes, artes , ciencias, y profunda sabidurfa con que se quiso honrar 4 los egipcios desde su origen. Su rey tenia rebafios que cuidar por medio de sus cria= dos. Gen. cap. 47, v. 6. Sus stbditos temian y abor= recian 4 los estrangeros, y no querian comer con ellos. Cap. 43, vy. 22. Senal infalible de su barbarie. Dos- cientos anos despues el rey de Egipto decia a los is= raclitas: este pueblo es mas fuerte que nosotros. Exodo cap. 1, v. g. Despues de haber conocido al verdadero Dios, despues de haber visto prodigios que él solo puede obrar, se degradaron hasta tibu- tar un culto 4 los mas yiles animales. Cap. 8, v. 26. Elimperio de los caldeos, mas antiguo que todos, no tuvo un origen muy respetable: su primer rey fue un gran cazador, Gen. cap. 10, y. g. Ellos se pintan como un pueblo entregado al pillage. Job. cap. 1, v. 47. Cuatro gefes 6 reyes suyos ligados para arra= sar la Palestina, fueron yencidos y puestos en desor- denada fuga por Abraham a la cabeza de. su familia. Gen. cap. 14. Sus conocimientos astrondémicos solo sirvieron para hacer brotar la idolatria, la astrologia judiciaria, la magia 8c. La monarquia de los asirios tan ensalzada por los profanos, no tuyo un origen mas distinguido que la de los caldeos. Los medos, los persas y los babilonios, se robaron incésantemen= te sus posesiones, y se esterminaron los unos 4 los otros: asi principiaron todos los imperios porla des TOMO 1. G (*) truccion del género humano, y este frenesi dura des- de cuatro mil anos (*). En yano buscarémos sobre la faz de la tierra un pueblo que mereciese mejor los benelicios de Dios que la posteridad de Abraham. Por lo menos esta adoraba al verdadero Dios, mientras que todas las demas naciones s¢ obstinaban en desconocerle, y se depravaban en razon de los progresos que hacian en los conocimientos humanos. Otra yerdad itrefagable: las gracias que Dios qui- s0 conceder 4 los israelitas , no causaron perjuicio al- guno ni ninguna diminucion Alas que el mismo Dios tenia 4nimo de repartir: entwe los demas pucblos del mundo. Aun cuando nunca hubiera judios ;tendria Dios obligacion de hacer mas sabios ¢ ilustrados 4 los indios, 44os chinos, 4 los persas, a los egipcios, a los negros y 4 los lapones? La Sagrada Escritura nos afirma que la Providencia divina vela sobre todos los pueblos sin'escepcion: que Dios es el padre y el bien- hechor de todos: que ama 4 todas sus criaturas: que sus misericordias se derraman sobre todas sus obras: que no ¢astiga ‘4 los malvados sino para atraerlos 4 la penitencia; este es un dogma sagrado de la Teologia () Notese que él autor dice esta proposicion entendiendo que al prin- cipio todos los imperios destruyen, porque no pueden establecerse sin guerras 6 revoluciones, monstruos los mas destructoves de la raza humana. (1) judiica lo mismo que de la nuestra. EI ha protegido constantemente 4 los descendientes de Abraham en cuanto le han sido fieles: no los ha castigado sino cuando le fueron ingratos, rebeldes & inerédulos: ellos mismos lo han confesado cien veces, y los Pro- fetas no cesaron de repetirselo. Asi Ja sabiduria de Dios cs justificada por sus mismos hijos. San Mat. cap. tr, v. 1g. Los justos le prestan homenage, mien- tras que los insensatos declaman contra‘ella. Estos ultimos sobre un principio muy falso se empeiian en que Dios por justicia debe tratar del mis- mo modo-4 todos los pueblos y 4 todos los hombres: que si concede una gracia mas 4 uno que 4 otro es una ciega parcialidad, error grosero. La igualdad per- fecta de los beneficios de Dios perjudicaria al bien general del uniyerso; si no hubiese alguna desigual- dad en los dones de la naturaleza, los hombres no ne- cesitarian los unos de los otros, no habria sociedad ni comercio entre ellos, porque los yinculos mas fuer- tes de la vida social son las necesidades reciprocas: lo mismo sucede con los dones de la gracia, que segun San Pablo, distribuye Dios con mucha desigualdad para la utilidad comun, con el fin de que todos se ayuden mituamente y formen entre si la misma union que los miembros de un solo cuerpo. Epist. alos Co- rint., cap. 15. Si 4 todos hubiese concedido los mis~ mos fayores que 4 los apéstoles , ade que habria ser- * (en) vido su mision? En una sociedad euyos miembros es- tuyiesen todos igualmente instruidos, y fuesen igual— mente Sabios y virtuosos, faltarian a todos ocasiones de ejercer unos con otros los actos mas herdicos de la caridad cristiana. Asi que la justicia de Dios no consiste,en la distribucion igual de sus gracias entre los’ hombres, sino en pedir cuenta 4 cada uno sola- mente de lo que'le did. ‘Aun hay mas: todo Io que Dios hizo por los is- raclitas, estaba destinado & contwibuir a la satvacion de,las demas naciones : ¢l no tuyo culpa de que estas no se aprovechasen ‘de este beneficio, lo cual hemos “notado y probado veinte veces en el discurso de es- ta obra: mas ya que se obstinan en desconocer esta importante yerdad, no dejémos de acumular testimo- nios para su demostracion. Abraham parecié grande alos cananeos desde su legada ada Palestina; Melquisedech, rey de Salem -y sacerdote del Dios altisimo , le colmé de bendicio- nes despues de su victoria sobre los cuatro reyes que habian asolado aquellos paises. Gen. cap. 14, v. 18. Abimelech , que era otro rey, le dijo: Dios esta con vos en todo lo que haceis. Contrae Abraham alian- za con él; cap. 21, v. 22. Los habitantes de Heth le ofrecen un sepulcro para Sara, diciéndole: vos’ sois entre nosotros un principe querido de Dios: cap. a3, y. 26. Estos pueblos adoraban entonces al yer- (unr) dadero Dios: ¢y quién les quité de perseyerar en es- te culto, é imitar a Abraham y su familia, que veian constantemente prosperar? Declara Dios que suspen- dera por cuatrocientos atios el castigo de los amorreos, porque no Ilegaron aun al colmo sus iniquidades. Cap. 15, v. 16. Les concede todo este tempo para su correccion. Lib. de la Sabidur., cap. 11, v. 24; cap. 19, ¥. To. Manda a Moisés que obre prodigiosos milagros para sacar 4 $u pueblo de Egipto 4 fin de ensenar a los egipcios que dl es el Senor. Exod. cap. 7, v. 5. Asi Faraon afligido ¢on muchas plagas dice: ef Se= hor es justo, mi pueblo é yo somos imptos. Cap. 9, Los egipcios al sumergirse en el mar Rojo dit cen a gritos: duyamos de los israelitas, el Senor combate por ellos contra nosotros. Gap. 1h, vi 25. Era demasiado tarde su arrepentimiento; Dios hasta entonces los: habia castigado lentamente y por grados para atraerlos 4 este ultimo castigo. Lib. de la Sabi- dur., cape 11, v. 14 y 21. De la misma manera taté a los cananeos, cap. 12, v. 8. Todos estos hechos fueron conocidos entre los madianitas, y decidieron 4 su gefe Jethro 4 tributar su culto al Dios de Israel. Exod. cap. 18, v. 1 y 12. Un profeta declara al rey de los moabitas que Dios protege 4 los hebreos , por W276 -que entre ellos no hay idolos ni falsos “dioses- 98 -de los Num-, cap. 23, v.21. kg (arv) Moisés pide gracia para su pueblo culpable por que los egipcios no tengan ocasion de blasfemar con- tra el Senor, y lo consigue. Exod. cap. 32, v. 12. Num. cap. 14, v. 13 y siguientes: de modo que pa- rece que Dios temia escandalizar 4 los infieles y con- firmarlos en sus errores. Este legislador exhorta 4 los israelitas 4 la observancia de su ley para que los otros pueblos se edifiquen con su sabiduria. Deuteron. cap. 4, v. 6. En yisperas de su muerte predice que las tribus llamaran 4 todos los pueblos al Monte San- to y que alli inmolarian victimas justas. Deuteron. cap. 33, y. 19. Una muger de Jericé dice 4 los es- pias 6 esploradores de Josué: nosotros hemos sabi- do que el Seftor dividiera el mar Rojo para salir vosotros de Egipto. . El'es el Dios del cielo y de Ta tierra. Josué, cap. 2, y. 10. Dichosos cananeos si hubiesen tenido la buena fé de esta muger, si hu- biesen reconocido la pureza del culto de los israelitas y la sabiduria de sus leyes. Fllos habian visto como ella, como habia conservado Dios esta nacion en el desierto por espacio de cuarenta aios. Una moabita tuyo valor para hacerse judia, y fue recompensada. Ruth, cap. 1, v. 16. Los filisteos, pueblo iddlatra, fueron castigados por Dios por haber profanado el Arca de la Alianza, y confesaron el poder del Dios de Israel: 1.° de los Reyes, cap. 6. La mayor parte de los que combatieron contra los judios se han con- (tv) yencido de que siempre salian victoriosos, si no cuando proyocaban la célera del cielo; y cuando laha- bian calmado con el arrepentimiento, les concedia Dios una proteccion milagrosa. No se sabe si Job habia sacado de los israelitas la sublime Teologia que profesa en su libro. David pidiendo beneficios para su pueblo dice: no por nosotros, Senor, no por nosotros, si no por da gloria de vuestro nombre, para que las naciones se convenzan de vuestra misericordia y de la ver- dad dé wuestras promesas. Salm. 113, y. 9. Con- vida sin cesar 4 todos los pueblos 4 que vengan a adorar al Senior, y 4 reconocer que él es'el solo Dios, anunciando, que algun dia se verificara esta maravilla. Salm. 46, v. 9: Salm. 85, y. g. Estaba bien persua= dido de que estos eran los designios de susoberano -dueito. Salomon en la dedicacion del templo le dirige es- tas notables palabras: ewando un estrangero de pais lejano viniere a invocar vuestro nombre en este templo, vos escuchareis sus ruegos y le concede- reis lo que pidiere, para que todas las naciones de la tierra aprendan como vuestro pueblo a respetar auestro nombre: 3.° de los Reyes, cap. 8, vy. 41. La reina de Saba fue un ejemplo de este pasage. En tiempo de este rey habia en la Judea 153600 estran- Seros prosélitos; Paralipom. 2, cap. 2, v. 1939 los (ev1) habia tambien en tiempo de Moisés, por que hizo-le- yes concernientes 4 ellos igualmente que 4 los judfos. Levit. cap. 17, §c. El mismo Seiior dice por Isaias cap. 56, v. 6. Yo traeré émi monte Santo los hios del estrangero que se unieren &mi, para que me honren, amen mi nombre y me sirvan..... Yo los lenaré de gozo en la casa de sus oraciones 0.en la que me oren. Yo aceptaré sus holocaustos y las victimas que inmo- laren sobre mi altar. Jonas {ue enyiado para la con- yersion de los ninivitas, y no por la salyacion de un pueblo judio. Elias y Eliseo eran tan conocidos en la Siria como en la Judea. Naaman, curado de su lepra por el segundo, hizo esta profesion de fé. Ahora es- toy convencido de que no hay otro Dios en el mun- do sino el de Israel..... Fin adelante solo ofreceré al Seftor victimas y holocaustos , y no 4 otros dio- ses: }.° de los Reyes, cap. 5, v. 15 y 17. Sin embar- go de esto los judios, apdstatas. del reino de Israel, perseveraron en la idolatria doscientos cincuenta y cuatro afios. Son bien sabidos los milagros que obré Dios du- yante el cautiverio de los judios para precisar 4 Na- bucodonosor y 4 sus sucesores 4 reconocer que él so- lo era el verdadero Dios, ymas de una vez dieron estos soberanos testimonio de esta yerdad en sus mis- mos edictos. Daniel, cap. 2, v. 47: cap. 3, v. 98: (zvix) cap. 4, Vv. 31, cap.6, v. 26, %¢. Tobias > uno de: los cautivos, advierte 4 sus compatriotas que Dios los ha dispersado entre las naciones que no le conocian, con el fin de que les refiriesen sus marayillas y les en- sefiasen quien era el Todo Poderoso. Tob., cap. 13, y. 4. La historia de Esther fue un ejemplo brillante de la proteccion que Dios dispensaba 4 su pueblo. Declara el mismo Dios que le libertara de este cauti- verio la faz de todas las naciones , para que sepan que no hay mas Dios que ¢l mismo. Tsaias, cap. 49, y. 6, cap. 48, y. 11. Protesta por boca de Ece- quicl, que si dejamiuchas veces de esterminar esta ra- za siempre tebelde , es por no dar motiyo 4. los gen- tiles de blasfemar su santo nombre , y que por el mis- mo motivo lasacara de su destierro: cap. 20, ¥. 9, 22 y 41. En efecto el edicto de Ciro para dar libertad 4 los judios de volver a su patria es un homenage tris butado al Dios del cielo, como solo verdadero Dios: 2. del Paralipomen. cap. 36, y. 23.Esdras, lib. 1.°, cap. r.°, y. 1.° Dario y Artajerjes, sus sucesores, se espli- caron en el mismo sentido: cap. 6, V. 9, Cap- 75 V- 23. Despues de la vuelta del cautiverio, el autor del Kclesiastico rogaba al Sefior que inspirase el temor de su nombre alas naciones que no trataban de cono- cerle , y de enseiarles que no hay otro Dios sino el: cap. 36, y. 2. Los prodigios que obré en favor de los judios en tiempo de los macabeos, deherian has- TOMO 1, =H (Evi) tar para la conversion de todos los iddlatras. El cruel Antioco no le presta homenage sino cuando se ye cerca de caef en manos de su justicia: 2 de los Ma- eab., cap. 9; ¥- 12. Su hijo y sucesor fue menos im- pio: respeté la Religion de los judios y su templo: cap. 13, vy, 23, Si damos erédito al historiador Jose- fo, Alejandro el Grande habia hecho lo mismo, y los romanos al principio de su dominacion manifestaron aprecio al culto y las leyes de la nacion judaica. An- tigtied. Sud. lib. rr, cap. 8, lib. 16, cap. ro. Ta- cito 4 pesar déldesprecionque afecta hacia los judios, reconoce que adoran un solo Dios, puro espiritu, Ser supremo , eterno ¢ inmutable. Judcei, mente so- ld, unumque numen inielligunt,.... Summum illud eternum, neque mutabile , neque interiturum. Vist. lib. 5, n. 5. ¢Encontraria en algun fildsofo una idea tan sublime de la divinidad ? Hé aqui la nacion judaica en todos los siglos des- de su naeititiento hasta su destruecion puesta en es- pectaculo de los demas pueblos , de modo que todos los rasgos de su historia sirviesen para abrirles los ojos si los hubiesen reflexionado atentamente. Sin embargo , no faltan algunos que se obstinen en de- fender que Dios dejé en abandono 4 todas las na- ciones por no prodigar sus beneficios sino 4 la horda Judaica, aunque el viejo y nuevo Pestamento demues- tren lo contrario. (zrx) Es verdad que en los tltimos tiempos los judios se empeiaron ciegamente en persuadir que ellos solos eranel objeto de los cuidados de la Proyidencia y los herederos de las promesas divinas,'por cuyo motivose escandalizaron al ver que los gentiles eran admitidos A la gracia de la fé y 4 la profesion del Evangelio, sia estar obligados 4 profesar el judaismo. Pero San Pa- blo abate su orgullo preguntindoles , si Dios no es padre de los gentiles como de los judios, y-si hay en Dios escepcion depersonas. Epist. 4 log Rom. cap..2, V. 18, cap. 3, v. 29, cap. 10, v. 12. Durante los siglos segundo y tercero, los: gnésticos, los marcionistas y los maniqueos, se fundaron en esta preocupacion de los judios para deprimir Ja ley de Moisés y el antiguo, Testamento; mas los doctores de la Iglesia, instruidos por la historia santa y por las lecciones de San Pablo, no tuvieron macho trabajo en refutarlos, i San Teofild de Antioquia en su obra dirigida 4 Autolico, lib. 9, nim. 34, defiende que Dios, Pa- dre y Criador de todos, no abandoné jamds al.gé- nero humano, sino que dio la ley y envio los Pro- fetas para advertir d todos los hombres sus deberes, sacarlos desu sueito y enseitarlos d conocer Dios, ‘Tambien dice en el lib. 3, mim. 9, que Moises fuemi- nistro de la ley Divina para todo el universo; pero principalmente para los hebreos 6 los judios. © 9 (Por qué habiamos de creer nosotros, dice Ter- * (tx) taliano, que Dios, eriador del universo , gobernador del mundo entero , formador del hombre y Padre de todas las naciones, did la ley por mano de Moz- sés & solo un pueblo y no é todos los pueblos? St no la hubiera dado para todos, no hubierapermitido admitir d su profesion prosélitos gentiles. Pero se- gun conviene 4 la justicia y 4 la bondad de un Dios eriador del género humano, did la misma ley a todas las naciones; y en elmomento, de la manera y por el 6rgano de quien le plugo, renov6 sus preceptos: ad- versus, Jideosy tapes: Prueba esta verdad por los hechos de la historia Sagrada, y la establece igual- mente en sus libros contra Marcion. Vo para solo Ios judios, dice San Atanasio, habia dado Dios la ley y enviado a los Profetas..... sino que era una ins truccion divina concedida al mundo entero para en- sefiarle ¢ conocer @ Dios y arreglar sus costumbres. De incarnatione verbi Dei, mim. 12. Teodoro prueba este dogma, como Tertuliano, recorriendo la historia Sagrada desde Abraham hasta la dispersion de los judios. De Provident. orat. 10, pag. 453 y si- guientes. En los articulos injieles, judaismo, revolu- cion, se hallaran los pasages de los Padres de los cua- tro primeros siglos, que sosticnen lo mismo que los que hemos citado. En el siglo quinto Pelagio did en el es- tremo opuesto al de los antiguos hereges, tratando de igualar las ventajas de la antigua ley 4 las de la nueva: (ux1) sostuvo que la primera conducia 4 la vida cterna enun todo como el Evangelio: esto era ciertamente un error. Para refutarle algunos Padres y tedlogos se cineron 4 deprimir Ja utilidad y la santidad de la ley Mosaica, de modo que algunas veces parecen olvidarse de la sen- tencia de San Pablo: la ley es santa, el mandamienio es santo, justo y bueno. Wpist. 4los Roman., cap. 7, y. 12, y desconocer el designio con que Dios habia dado esta ley. Pero algunas espresiones poco exactas que se les han escapado, jamis prevalecerdn conira el sentido espreso del viejo Testamento , contra las lec= ciones de San Pablo, la tradicion de los cuatro pri- meros siglos,, ni contra la idea que naturalmente for- mamos de la justicia, bondad y santidad de Dios. El sabio medio entre los dos estremos de los hereges, se- ra siempre la verdadera creencia de la Iglesia. Tambien se dira que no se cumplid bien el desig- nio de Dios: los judios han sido infieles 4 su ley, que no les impidid caer tantas veces en la idolatia, y no se han, corregido por los castigos ni por los benefi- cios. Los paganos ningun caso hicieron de la ley de los judios , pues han seguido politeistas de un estre- mo al otro del mundo. Luego ¢ de qué sirvid esta re- velacion, 4 qué did el Senior tan grande aparato? Para hacer 4 los hombres inescusables: tal es la respuesta de San Pablo a los Roman. , cap..1, v- 20, cap. 2, v. 1. Ellos no han resistido menos 4 Ja luz (ux1z) natural, al buen sentido y 4 larecta razon que 4 las lecciones de la revelacion. ;Debié Dios por esto qui= tarles la una y la otra haciéndolos brutos y estiipidos? El principal objeto de Dios fue conservar sobre la tierra el conocimiento de si mismo, perpetuar su cul- to y conservar siempre un cierto numero de sinceros adoradores en medio de la ceguedad y la corrupcion casi general. Este designio se ha cumplido porque al fin 4 pesar de los esfuerzos de los incrédulos de to- istid siempre la yerdadera Religion. dos Jos siglos subs Sise quiere buscar-umfin"aun mas digno del poder, bondad y sabiduria eterna, San Pablo nos lo revela diciendo: Dios lo ha dejado todo en la ineredulidad, para tener compasion de todos. ;O profundidad de los tesoros de la sabiduria y ciencia de Dios! Kpist. Alos Roman. cap. 11, v. 32. La ingratitud, la mfidelidad, y la perversidad de los hombres no impidieron 4 esta sabiduria suprema de seguir el plan que habia concebida desde la eter= nidad. Al tiempo sefialado por ella misma encarndé el hijo de Dios y vino al mundo para lamar al conoci= miento del yerdadero Dios y de su verdadero culto 4 todaslas naciones por una voz mas poderosa que la de Moisés y sus Profetas. Dios, dice el Apéstol, habia guardado en si mismo este misterio oculto alos ojos de los siglos anteriores; pero al fin lo revela, para hacer ver por el establecimiento de su Iglesia, su (2xm) sabiduria bao diferentes formas. Epist. los Efes., cap. 3, Vv. 9. Como habia declarado espresamente 4 los Patriareas que con el tiempo concederja A los hombres una reyelacion y una ley escrita; con la misma claridad y formalidad dijo 4 los judios que haria predicar el Eyangelio 4 todos los pueblos, y que no subsistiria el judaismo. El verdadero sentido de las predicciones no se ha conocido bien sino por su cumplimiento. Este nueyo cuadro derrama luz sobre todo Jo que le habia precedido. §. UL. Tercera época de la revelacion y de la Teologia. Cuatro mil afios habian pasado ya desde la crea- cion, cuyo espacio entre la promesa de Ja redencion del mundo y su cumplimiento nos parece enorme; pero Dios es eterno, y cuarenta siglos no son mas que wn punto en la eternidad. Mil attos, Senor, dice el salmista, son & los ojos de vos como el dia de ayer que ha pasado, 6 como una de las vigilias de la noche, y los attos del hombre son una verdade- ra nada. Salmo 89, v. 4. El hombre se impacienta de no ver llegar lo que desea , porque teme no exis tr dentro de algunos momentos ; mas Dios, 4 quien todos los tiempos estén presentes, no tiene necesidad (xxrv) de apresurarse, sino que prepara de lejos los aconte- cimientos, y los conduce 4 su fin mientras que desa~ parecen las generaciones. La venida de su Hijo al mundo merecia sin duda ser anunciada y esperada por espacio de muchos siglos; mas el hombre que no hacesino correr por el tiempo desu vida, no tiene lugar para observar el progreso de los designios del eterno. Ala venida del Salvador el género humano habia Iegado A ser capaz de lecciones de mas estension, y de practicar las ceremonias de un culto menos gro- sero que en los siglos anteriores. Las artes , las cien- cias, la civilizacion y la politica habian hecho ade- lantamientos, y la filosofia se habia enseiado por una multitud de talentos sobresalientes: los mismos erroves en que habia caido, podian servir para con- yertir 4 la yerdad los déciles ingenios: el comercio se estableciera ya entre las naciones: un pederoso imperio habia sojuzgado todos los demas: los roma- nos se miraban como dueiios unicos del mundo. Des- pues de las guerras, devastaciones ¢ infortunios que habia causado esta gran revolucion, era ya tiempo de que los pueblos principiasena desear la paz, y consin- tiesen al fin en fraternizarse. Fin este nuevo érden de cosas, segun lo habia dispuesto la Providencia, se dig- nO Dios dar el ultimo complemento 4 sus promesas, derramando por un descendiente de Adan sus ben= diciones sobre todos los pueblos de la tierra. Gen. (1xv) cap. 225 V- 18, cap. 26, v. 4. Epist. los Galat., cape 3) Ve 16. I] instruyera 4 las primeras familias por médio desu padre: diera dun estado naciente un le- gislador y los Profetas; pero 4 los hombres cultos les did por diseno 4 su propio Hijo encarnado. Epist. dlos Hebr., cap.1,v.1 y 2. La sublimidad de sus lecciones hace comprender que no podian salir sino de la boca de un Dios, En el siglo de Moisés fuera preciso separar’un solo pueblo de todos los demas para preservarle dé la corrupcion general; el designio de Jesucristo fue reunirlos todos .en una sociedad santa, a que did el nombre de sz Iglesia El ha venido 4 anunciarles la paz. Eipist. a los v. 16 y 17: la paz entre el cielo y la tierra por la remision de los pecas dos: la paz entre los pueblos por los preceptos de una caridad universal: la paz interior 4 los hombres de buena yoluntad por la victoria sobre sus pasiones; {qué doctrina merecid jamés con tanta razon el nom= bre de Evangelio 0 buena nueva? Pero no nos cansemos de repetirlo, mirar la tercera épocadelarevelacion sin acordarse delas dos anterio= res, es dejar la prueba principal del cristianismo. Solo un Dios eterno ha podido abrazar en un mismo desig= nio toda la duracion de los siglos, proporcionar las instrucciones 4 los diversos estados del género hu- mano, y prevenir las revoluciones que debian sobre- TOMO I. I : siOs , cap (txvx) yenirle. Para demostrar que ¢l es el arbitro soberano del érden de la gracia lo mismo que del de la natu- raleza, les ha hecho seguir una marcha paralela. Go- locé en cada época lo que mejor le convenia, y en- sefié en cada una lo que los hombres necesitahan saber, guardando silencio sobre lo que no estaba al alcance de su comprension. Cada uno de estos beneficios , considerado por si solo, lleva consigo el sello de la mano de Dios; empero mirados todos juntos, la conexion, la uni- dad y la continuacion de un plan general de la re- belacion es lo que mas sorprende. Los argumenta- dores antiguos y modernos que han escrito contra la Religion , no formaron de lla menor idea, ni con- sideraron lo que tenian delante de los ojos , aunque lo miraron al través. Los Padres de la Iglesia, ali- cionados por los libros santos, nos han mostrado la totalidad de este edificio , la belleza y proporciones del diseno y la solidez con que esta construido (*). (*) Se puede citar sobre este punto 4 San Justino, Apolog. 1, 9 y 46. Apolog. 2, n. 10, 11 y 13. San Irenco contra Heres., lib. 4 , cap. 6,0. 7, cap. 14, 0. 2. San Clemente Alejandrino, lib. 1. de los Stromas, cap. 7, ‘p- 337, lib. 2, cap. 6, p. 444. Tertaliano, lib. de Firginibus Velandis , cap. 1, adversus judeos , cap. 2, Origenes con- tra Celso, lib, 4, n. 7, 9, 28 y 30, lib. 6, n. 78. Eusebio Histor. Eelesidst., lib. 1, cap. 2 San Citilo Alejandrino contra Juliano, lib. 3, p. 75, gf y 108. Teodoreto lib, 5, Hereric. fabul. cap. 17, (uxvir) Decimos pues con ellos que no hubo nunca en ¢ universo tres Religiones reyeladas diferentes, sino una sola, siempre la misma en el fondo. En todos tiempos se ha conocido y adorado un solo Dios cria- dor; el origen de la salvacion fue siempre la gracia, los méritos y la operacion del Verbo Divino, y una sola Providencia condujo todos los sucesos con jus- ticia, peso y medida (lib. delasabid. cap. 11, v.2t.), despues de haber dado al mundo en sw infancia los primeros elementos de la Religiom, reservando para un tiempo mas feliz las lecciones propias de la edad madura. 4 En este gobierno tan digno de Dios y tan andlo- go 4 la naturaleza del hombre, nada se hizo sin pre- paracion. Cuando plugo a Dios llamar 4 Abraham y hacerle sus promesas, este Patriarca estaba dispues- to para creer en él, sabia que Dios hablara ya con sus abuelos 4 nuestro primer padre y 4 sus hijos, 4 Nog y 4 su familia. No habia pasado sino un siglo entre la muerte de Noé y el nacimiento de Abraham: este habia vivido con los que vieron 4 Noé, por= de Provident. Orat. 10. San Agustin Tib. 10, de Ia Ciudad de Dios, cap. 14. De sermone Domini in monte, lib. 1, cap. 1, 2. 2, lib. de vera religione, cap. 16, n. 34, cap. 26, n. 48, cap. 26, m, 50, lib. Ocioginta trium questionum, quest. 44, lib. de Génes. contra Manich., cap. 14, epist. 102. Ad Deogratias: quest. 2, Relract, lth. 1, cap, 13, n. 3. San Gregorio, Homil. 31, im Zyangelium. ® (uxvuni) que la Galdea habia sido la principal mansion de es- te Patriarca. [gualmente los israelitas creyeron en la mision de Moises, porque estaban instruidos de lo gue Dios habia prometido 4 su padre Abraham. Cuando Moisés les hablo de parte del Dios de Abra- ham, de Isaac y de Jacob, le reconocicron y le ado- raron. Exod. cap. 4, y. 31. No era pues para ellos un Dios nuevo. Entregandose 4 su enviado, some- tiéndose a sus drdenes y a sus leyes, y dandole el culto que se dignd prescribirles, no hicieron mas que imitar su fé y seguir la Religion de los Patriar- cas. En érden al Eyangelio Dios le habia prometi- do por sus Profetas en las Santas Escrituras que han hablado de su hijo. San Pablo 4 los Roman., cap. 1, y. 2. Esta promesa es tam antigua como el género humano. Despues de su caida anuncid Dios 4 Adan que ua hijo de la muger cortaria la cabeza de la ser- piente, y los sucesos que se fueron siguiendo des- eubrieron el sentido de esta espresion misteriosa. La esperanza del Redentor formé el consuclo del pri- mer hombre y de sus deseendientes, fue confirma- da por espacio de quince siglos por una multitud de autores inspirados , y el Hijo de Dios ha hecho yer que

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