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OsvaLpo Bayer - DIANA LENTON: STELLA MALDONADO Watter Detrio- ApriAN MoyaNo- MARIANO Nacy AVY VANE US UM Ea nV Marceto Musante: Micuet LEUMAN Historia de la crueldad argentina Julio A. Roca y el genocidio de los Pueblos Originarios Coordinador: Osvaldo Bayer i Dpto, Hamanidades “Arturo Marasso" 820 me =a 9 ‘Titulo: Historia de la crueldad argentina, Subtieulo: Julio A. Roca y el genocidio de los Pueblos Originarios, Autores: Osvaldo Bayer (director); Diana Lenton (editora); Adriin Moyano; Walter Delrio; Mariano Nagy; Alexis Papazian; Valeria Mapelman; Marcelo Musante; Stella Maldonado; Miguel Leuman, Correctora: Luciana Mignoli Tirada: 4500 ejemplares Red de Investigadores en Genocidio y Politica Indigena en Argentina tp: //www.redgenocidio.org.at! Disefto de tapa: Ruth H. Aravena Castillo Impreso en: Altuna Impresores, www.altunaimpresores.com.at Editado en Argentina ©De los aucores. Agradecemos la invalorable colaboracién de la Asociacién Mutual Comunitaria del Interior y Personal de la AFIP (AMCIPA) Regién Junin, Pcia de Buenos Aires. Agra- decemos también a Luciana Mignoli por su aporte en la correccién de textos para esta edicién. ‘Todos los derechos reservados. Esta publicacién puede ser reproducida gréficamente ‘hasta 1.000 palabras, citando la fuente, No puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperacién de informacién, en ninguna forma ni por ningin medio, sea mecénico, fotoquimico, clectxdnico, por forocopia o cualquier otto, sin petmiso previo escrito de la editorial y/o autor, autres, derechohabientes, ein leap) ajo ad Hecho el depésivo Ley 11.723 de pales 3 Pei 4 ww. (40:9) Bayer, Osvaldo 8 “Historia de la crueldad argentina : Julio A. Roca y el genocidio de los pue- blos originarios / Osvaldo Bayer y Diana Lenton. - la ed. - Buenos Aires RIGPI, 2010. 128 p. sil; 23x15 em. ISBN 978-987-25881-0-6 1, Historia Argentina. I. Lenton, Diana Il. Tieulo CDD 982 indice Prélogo. Comenzar el debate histérico sobre nuestra violencia . Osvaldo Bayer 1-Proyecto de ley... Osvaldo Bayer 2.- La “euestién de los indios” y el genocidio en los tiempos de Roca: sus repercusiones en la prensa y la politica. .. Diana Lenton 3 - Las preguntas que lancea Guayama Adrién Moyano 4- El genocidio indigena y los silencios historiogeéficos Walter Delrio 29 51 7 5 ~ La Isla Martin Garcia como campo de concentracién de indigenas hacia fines del sigho XIX. a Alexis Papazian y Mariano Nag 6 Campafias milicares, reducciones y masacres. Las pricticas estatales sobre los pucblos origina del Chaco. Valeria Mapelman 5p erthe nse 7-~ El papel de la educacién y los maestros/as en la constitucién del Estado Nacional . Stella Maldonado 8A modo de conclusién: Desmonumentar a Roca, en el contexto del Bicentenario........2..222222200000084 Miguel Leuman an AE = 105 = 131 133 6 - Campaiias militares, reducciones y masacres. Las practicas estatales sobre los pueblos originarios del Chaco Valeria Mapelman y Marcelo Musante! Introduccion “No dudo que esas tribus proporcionardn brazas baratos a la industria azuca- rena y alos obrajes de madera como lo hacen algunas de ellasen las haciendas de Salta y Jujuy. Considero indispensable también adoprar um sstea ade- cuado para situarlos en los puntos convenientes, limiténdoles los terrenos que deben ocupar con sus familias a efectos de ir poco a poco modificando sus cos- sumbresycivilizarlos” Benjamin Victorica, Jefe de las campaiias militares al Chaco. Carta enviada el 31 de Diciembre de 1884 al Ministro Interino de Guerra y Marina,” rebautizada “Pueblos Ori Lenton, marzo de 2009). El objetivo de este capitulo es indagar cusles fueron las principales estrategias de control social implementadas por el Estado argentino sobre los pueblos origi- narios de la tegién chaquefia cbmo este accionar repitis la lagica de lo realizado cn las crueles campafias militares a Pampa y Patagonia y c6mo se siguieron lle- vyando a cabo précticas de disciplinamiento hasta bien entrado el siglo XX. La idea es explorar a través del analisis de las campasias militares ala zona, del sistema de reducciones estatales y de las matanzas de Napalpi (Chaco) y La Bomba (Formosa) durante los gobiernos democraticos de Marcelo T. de Alvear en 1924 y Juan Domingo Perén en 1947, respectivamente, cules fueron algunas de las caracteristicas, motivaciones y objetivos del accionar represivo sobre los pue- blos indigenas. 1, Valet Mapelman es documentales, Recentemente ha dvigido Mb. Tiersen Raja y Octubre Pilg. Relas sobre e silencio, Mascelo Musante es sociélogo, docente universtaio y en la Ezcuela Media N®7 de la Unidad Fenal No 39 de Iwzaings. Ambes son miembros de le Red de Investigadores sobre Genocidio y Polkca Indigena cn Argentina . 2 Citado en: Carrera, Inigo. 1984. Campanar miltarey clase obren, Chaco, 1870-1930, Centeo r Editor de Américs Latins, Bucnos Aires. ‘fiche para el acto de solicitud de cambio de nombre de la Plazoleta "Conquista del desierto" 106 Valeria Mapelman y Marcelo Musante Las campafias militares al Chaco impulsadas en 1884 por el Presidente de la Nacién Julio Argentino Roca con el fin de apropiarse de las tierras originarias y de subsumir a las comunidades indigenas sobrevivientes nunca fueron discutidas, ni reconocidas por el propio Estado nacional como parte de un genoci La no discusién de esas campaas que modificaron profundamente las pricti- «as sociales de los pueblos originarios, sus pricticas culturales, su modo de incor- poracidn al Estado argentino y al modo produccién capitalista, permite que se sostenga sobre estos pueblos una latente posibilidad de represion a alianza tejida por el cjército, la clase politica y los sectores econémicos dlominantes en esos afios fundacionales del Estado argentino relegé a los pueblos indigenas a una siuacién de subalternidad que atin hoy limita sus posibilidades de reconocimiento de derechos. Incluso, cada vex que las comunidades ocupen el espacio piiblico ~cortes de ruta, reocupacién de terrenos propios, acampes, manifestaciones~ para visibilizar sus demandas, el poder de policia del Estado sera enarbolado como amenaza de represion, trayendo el error de lo sucedido en Napalpi y en La Bomba al presente y actualizindolo con las constantes persecuciones que sufren en estos dias las comunidades indigenas de provincias como Neuquén, Formosa o Tucumdn, Estas comunidades que habitan desde tiempos ancestrales el rerritorio nacional fucron incluidas por medio de la fuerza militar y de acuerdo con un modelo eco- inémico y politico de exclusién que nunca los reconocié como sujetos plenas de derechos, sino que por el contrario los visualiza como ciudadanos de segunda, caracterizados segin las etapas histéricas como barbaros, salvajes, enemigos, y/o inferiores a proteger. En definitiva como el “problema indgena” a resolver. 4Cémo se incorporaron los territorios indigenas del norte al Estado argentino? E126 de julio de 1884, el presidente Julio Argentino Roca solicieé ante el Con- ‘greso de la Nacién la adjudicacién de una partida especial del presupuesto para Tlevar adelante una ofensiva militar al Chaco y justificé su necesidad de este modo: “Debemos remover las fronteras con los indigenas; étos deben caer someidos 0 reducidos bajo la jurisdiccién nacional, pudiendo entonces enaregar (tierras) segura ala inmignacin ya las explotaciones de las industrias de la civilcacin cias dace mil eguas que riegan el Bermejo, et Pilomayo, el Parand y el Par _guayy que limitan las montarias gue nos separan con Bolivia’. ee eee eens Oct Les peecnicesenacaes... WT Julio A. Roca es el mismo que apenas cinco afios atris, en 1879 durante la pre- sidencia de Nicolés Avellaneda, habfa comandado las invasiones a Pampa y Pata- ia en lo que se dio a conocer como la “Conquista del Desierto”. En el discurso ante el Congreso que mencionamos, también las compars y dejé en claro los inte- reses que movilizaban al gobierno argentino: “Llevada flizmente a término la ocupacién militar de La Pampa y la Patago- nia en toda su extension y exirpada la barbarie que esterilizaba a aquellos vas- 1 territories adonde hoy acuden los pobladorescivilizadosy las espeeulaciones del comercio y de la industria, engrandeciendo la Nacién, ha llegado ef ‘momento de abrir operaciones deisivas sobre las también extensos 9 rcos terri torios del Chaco”. Como documenta Diana Lenton‘, estas decisiones del gobicmo argentino no eran “producto de la época” como se intent6 contar a través de la historiografa of cial y como atin suele ser explicado por los defensores de las campafias militares. En esas sesiones del Congreso, mientras Roca y su Ministeo de Guerra y Marina, Benja- min Vietorica ~quien meses después comandarfa las tropas al norte— justificaban el envio de tropas, también se Jevantaron voces opositoras como las de Atistébulo del Valle denunciando los métodos, asesinatos y secuestros levados adelante por el e- cito en la Patagonia y se preguntaba si se harfa lo mismo en el Chaco. La decisién oficial de ocupar militarmente los tertitorios respondié a un modo particular de intentar construir la Nacién argentina pero que no cra la tinica alter nativa posible, Se eligié eliminar las fronteras interiores con el indigena a través del asesinato y la usurpacién de tierras, dejando en evidencia que lo que se estaba poniendo en juego eta la urgencia de anexar territorios para la profundizacién de un tipo de sistema econémico, de modificar los modos de propiedad y, sobre todo en el norte, de incorporar y asegurarse mano de obra barata para los ingenios y obsrajes que se esaban instalando en la regidn, Segiin las palabras del parrafo del discusso presidencial citado, se debia extirpar Ja barbarie (los pueblos originarios), que esterilizan (es decir, que no son produc tores de riquezas como los ganaderos de la zona central) para que acudan los pobladorescivilizados(e lugar de los indigenas debe ser ocupado por blancos y de ser posible por inmigrantes europeos) y de ese modo se desarrollaran las especula- 3, Gitado por Diana Lenton en: “De contaurs a provegidos. La constrncciin del ujeto de la politica indignina argentina a revs dels debates parlamentria” Tess Doctoral. 2005, Facultad de Filosofia y Letras. UBA. En este rabsjo se realiza una pormenorizads invesigacin en la que se ‘elevan todas las diseusones parlamentaris sobre los pucblos indigenss. 4, Lenvon, 2005. Op. Cs 108 Valeria Mapelman y Marcelo Musante iones del comercioy de la industria engrandeciendo la Nacién (es decir, las especula- Gones del capital extranjero, en ese momento inglés, van a permitir que la Argentina progtest) Ai bien se stele definir el afio 1884 como el momento en que se inicia la Ila- sada conquista del “desierto verde”, en realidad Ins avanzadas militares comenra~ ton mucho tiempo antes. Lo solicitado por Roca en el Congreso de la Nacién puede pensarse como la oficilizacién, la puesta en palabras, de los intereses de la {lage gobernante, de la generacion de pensadores liberals del 80 y de Ia oligar Gqula terateniente, pero que en realidad ya se vena realizando a través de expedi- ciones milicares anteriores. ‘Las estrategias de dominacién estatal se iniciaron a mediados del siglo XIX, quc.es cuando se consolidan ls ronterasinteriore através de pactosy por medio ela instalacién de fortines entre las tierras ya incorporadas 2 la ganaderia en las actuales provincias de Santa Be y Santiago del Estero con los extitorios que a Estado reconocia de dominio indigena. De todos modos, y a pesat de los acuer- dos con el compromiso de no avanzar por parte del cjércto, la construccién de fortines va.a permitir alos ejércitos una mayor accesbilidad a las zonas fronterinas con la construccién, por ejemplo, ce caminos terrestres Lucgo, a partic de 1870, comienzan los envios de tropas de un modo més siste- ndtico, con el consiguiente cortimiento de las fronteras. Esto significs el desco- rocimiento por parte del Estado de los acuerdos previos y el avance de colummas nilitares sobre los territorios indigenas. Los avances se efectiian en especial desde dos frentes: desde el norte de Santa Fe y desde el este de Salta, lo que permitié reorganizat los fortines existences”. De este modo comienzan a sucederse las campaitas militares de Napoleén Uri- bur a principios de la décad, de Manucl Obligado en 1879, Luis Fontana en 1880, Juan Soli en 1882, Francisco Bosch en 1883 y nuevamente Obligado y Rudecindo Ibazeta en 1883° ‘El teniente coronel Luis Jorge Fontana también participé de la expedicién de Napoleén Usiburu como escriba y registé Ia invasién militar en un libro de memorias llamado “El Gran Chaco”. Fontana fue otra de las coincidencias entre fas campatia al sur y al norte ya que participé en ambos cjrcito, fue secetario dela Gobernacibn del Territorio Nacional del Chaco entre 1875 y 1884 y a partir dde ese ah fue el primer gobernador del Tettitorio Nacional del Chubut. 5. Glowdano, Mariana, 2005. Dixurse imagen sobre el indigena chaque. Ediciones al Margen. Bs As. 6, Pars estas enumeracioncs se consideran los textos de Martner Sarasola Carlos. Necstas Pais hos lr inion Exnccé. 2005: Silva, Mercedes. Memorias del Gran Chaco 2 Parte. Encucatso Interconfsional de Misionevos. 1998 y Teinchero, Hugo. Les Dominios del Demonia. Civili ‘inp Barbar en las Protea de la Nain, El Chaco Cent. Buenos Aes: EUDEBA2000. 6 Campafas miliares, reducciones y masscres. Las préctcasestatals... 109 Considerado un “naturalist” y festejado por el presidente Avellaneda en el prélogo del “El Gran Chaco” por sus aportes a la ciencia, Fontana describe algu- hos de los modos utilizados por el ejército para incorporar a las comunidades indigenas al naciente Estado argentino, “A un indio tomado prsionero en un encuentro de armas se le até al cuello un cordel euyo extrem opuesto fue asegurado a ta cincha del caballo en que mon- ‘aba el soldado que debi conducirl. Puesto éste en marcha y cuando el cordel perdid su lasicidad, el indio cayé como un tronco, pues no dio un solo paso, ni iprofirié la mds ligera queja’? ‘Al mismo tiempo mientras los ejércitos ya avanzan regularmente sobre Chaco yy Formosa, los indigenas apresados son enviados a ingenios y obrajes a trabajar ‘como mano de obra semiesclava y se las incorpora forzadamente como soldados para formar parte de guerras fronterizas haciendo de gufas y realizando los traba- jos pesados de las tropas. También se los incluye en los mismos ¢jércitos de las ‘campatias buscando fragmentar Ia resistencia indigena, se los encierra en reduc- ciones y misiones religiosas, se los deporta a otros campos de concentracién como la Isla Marcin Garcfa y se disuelven sus micleos familiares por el envio de mujeres 1 chicos a trabajar para familias aristocriticas de los centros urbanos. Durante las iltimas década del siglo XIX, la utilizacién como mano de obra de los Wichi, Qom, Mogoie y Pilagi apresadas se da en los ingenios zzucareros de “Tucuman, Salta y Jujuy, que en e508 aos se encuentran en pleno proceso de inno- vvacién tecnoldgica, concentracién de capitales y que, por lo tanto, comienzan a sjetcer un fuerte control social y econdmico no sélo sobre los territories de la regién del noroest, sino también sobre las comunidades de Chaco y Formosa de donde necesitan “extraet” la mano de obra. Por lo tanto, los intereses y necesidades de estas empresas se dan de modo coinci- dente con la profundizacién de los avances militares. En esos aftos se furan los principales ingenios azucaretos: Las Palmas (Chaco, 1882), La Esperanza Gujuy, 1884), Ledesma (Jujuy 1884), Formosa (Formosa, 1884), entre otros, y al mismo tiempo se tienden y desarrollan lineas férreas (Rinanciadas con capital inglés) que cone pcp cudades y que permiten el traslado de la produccién y de as indignas condiciones de trabajo a las que eran sometidos los obreros indi ‘genas en los ingenios y obrajes se extendicron a lo largo del tiempo, incluso més 7. Trinchero, Hugo. Op. Ci. 2000, B. Tiinchexo Op Cie, 2000. 110 Valeria Mapelnan y Marcelo Musante alld dela ctapa de las campafias militares y cuando ya desde el Estado se proponta ‘una supuesta integracién pacifica. ‘Muchos afios después, el 10 de agosto de 1936, el Dr. Lorenzo Galinder? sedact6 un informe a pedido de la Comisign Honoraria de Reducciones de Indios cen el que describe las condiciones de trabajo en el ingenio San Martin de Tabacal, fundado a principios de 1900 y cuyo propictario era Robustiano Patrén Costas, ‘quien después fue también gobernador de Salta: “Tenernos establecimientos de empresas particulares (el ingenio San Martin de Tabacal) en las que el indio trabaja de sola sol, sin descanso, mal alimentado, casi desnudo, viviendo en huetes hechas de paja, Uenas de piojosy donde xe pro= dducen las mis grandes enfermedades infecciosas. Los indios estin directamente ‘bajo la accién de un traranse que los contnata y mancja como bestas y que des- ‘puts de baberlos echo trabajar todo lo que e necesaro,rerminada la zap, tos despide indoles unos rapas vies y unas moneditas La motivacidn de las campatias militares de fines de siglo esté estrechament ligada con el desarrollo econémico de estas empresa que se transforman cn amor y setores de los territorios que ocupan y sobre las personas. El Estado tiene sus ofici- nas dentro del ingenio, tiene las oficinas de correos y la policia que los protege. Se porran los limites entre lo piblico y lo privado quedando los sujetos sometidos al anbittio de las decisiones de los duefos de las empresas. Por ejemplo, a las exrensas jornadas laborales, a omitit los pagos por el trabajo realizado o a implementat los Conocidos sistemas de vales que sélo tenfan valor dentro del ingenio, por lo tanto cl indigena debfa gastar su paga en la proveedurta del establecimienco que también era propiedad del ducfio. Esto generaba un circulo vicioso en ol wabajador que daba constantemente endeudado. Al respecto, agrega Galindes: “Tenemos a los senores feudales que poseen todas las Ulaves administrativas en ‘sus mana, las oficinas de corveosy telégrafes de la Nacién denaro de sus estable- cimientos, la polica provincial que cuida dentro de los mismos, legitadores ‘provinciales que son empleados o prestan servicios en los ingenios’ 7 Durante los afios de las campafias militares, se levé adelante ~ademés del dis- ciplinamiento por el trabajo— una politica de trfico de personas. El resto de los sobrevivientes que no eta enviado a los ingenios y abrajes fue trasladado como 9, Ameghino, A; Galinder L. y Prd R. 1936, Jnfarmesen: Ministerio del Interion Comisén ‘Honovaria de Reduiciones de Indios. Publicaciin Ne. Buewos Kites. 10, Ameghino, A; Galinder, Ly Pardal, R, 1936, p. ot {6 Campafias militares, reducciones y masacres. Las pricticas estates. i Vale utiizado como medio de pago en la Colonia General Vedia. Museo del Hom- bre Chaqueio. prisonero de guerra a la Isla Martin Garcia o repartido entre las familias aristo- criticas de las grandes capitales. En su libro de entrevistas a ancianos tobas, el historiador qom Orlando Sin- chez recoge los testimonios sobre la captura de uno de sus eaciques mis impor- tantes de la resistencia indigena, Meguesoxochi, en tina fecha cercana a 1884: “Fl fuue engaitado... Lo convencieron para que se entregara y ast evitara mds derramamiento de sangre...Una vex espsad, los soldados desataron sus borri- ‘bles vengancas e tban masando a los indefensos ancianes de ambos sexos con tuna edad centenaria, mujeres embarazadas y nits pequetios, excepto a los que ‘escaparon del cero de los milisares para slur sus vides. “Cuando fue sometido y prisionero junto con los lees dé, fue conducido por In orilla del rio Teuco hasta el puerto de Bermejo, Luego fue embareado en un dugue de guerra a travis del Parand, hacia un rumbo desconocide, El barco bizo su primer anclaje en Santa Fe e hicieron bajar a unas euantas familias, desde ese momento ellos notaron la ausencia de Meguesoxochi. Los companeros ide él que estaban atados de pie 0 mano se dieron cuenta de que no se encon- ‘raba con ellos. Sospecharon que durante el tayect fte matado’.\! Ti Sinchee, Orlando, 2009. “Taba, Hiaria de los aberienes qompi (bas) comtada por sux ancia- ns Libreria de Ia Paz, Resistencia, 12 Valeria Mapelman y Marcelo Musante Estos traslados contados por los ancianos en 1979 a Orlando Sanchez son tam- bién registrados en la correspondencia oficial que confirman el envio de prisione- tos indigenas para ser posteriormente repartidos. La Isla Martin Garcfa es uno de Ios lugares a los que se los deporta para luego ser reenviados como esclavos a fami- lias relacionadas con el poder, a trabajar en ingenios y obrajes, para formar parte de ejércitos de linea, El resto muere en los centros de detencién, El 12 de noviembre de 1879, por ejemplo, la Comandancia General de Marina cenvia al Jefe de la Isla de Martin Garcia, Coronel Donato Alvare2, la siguiente carta: “Por orden del Sehor Ministro de Marina se envia en el vapor Resguardo al Capitdn Don Bernardino Prieto, para que condusca a este puerto todos los indios que srajo dicho vapor del Chaco dejando alli inicamente las indias inservibles ya por su vejez como por cualquier defecto que las imposibilita para cl inabajo, lasificando tanto de las indias como de los indies, el nombre y la ‘edad aproximada de cada uno” !? Un afio después, el 5 de febrero de 1880, el ya mencionado Luis Jorge Fontana aque en ese momento firma como Gobernador interino del Chaco le envia una carta al Jefe de la Isla avisando lo siguiente: Se Mevan a la isla, a bordo del ompor Guarany a 20 indios, 25 chinas y 9 smenores procedentes del Chaco”. Yel 11 de febreto de 1880, Luis Marfa Campos de la Inspeccién de la Coman- dancia General de Armas le solicita al Jefe de la Isla un informe para saber si los 20 indios recibidos del Chaco serdn sitiles al servicio de armas”. Matoso, Jefe de la isla, cuatro dias después, le pide informes al cirujano para saber por las condicio- nes de los indigenas. Los relatos orales de las comunidades robas sobre el traslado de prisioncros en. buques de guerta con destino desconocido durante las expediciones militares encuentran su contraparte en estas cartas mencionadas y ejemplifican también el ‘modo en que eran considerados los pueblos indigenas por el Estado nacional. 12, Todos los registios que se ctan en este artculo sobre el uaslado de prsioneros a Martin Garcia forman parte del exhaustive tabsjo de investigacin que estn levando adelante ls historiado~ ‘es Mariano Nagy y Alexis Papazian y fueron failiados por los aucores. Para mds informacion véase el capitulo de este libro referido a Martin Gata o en: Nagy y Papazian, 2009. Dela lt ‘come Campe, Pdctcas de disiplinaniento indiena en la [a Martin Garcia baci fines XIX. En: XII Joradas Interesculas-Depattamentos de Historia, San Carlos de Bariloche ‘6 = Campafias militares, redueciones y masacres. Las pricticas estaales.. 3, Finalmente en 1884 se produce la oficializaci6n de las campatias militares por parte del Presidente Julio A. Roca que se va llevar adelante a través de una expedi- cién masiva de tropas ~divididas en tres regimientos- a cargo del General Benja- min Victorica. “También durante ese afto se dividi6 la gobernacién del Chaco en los ‘Territo- trios Nacionales de Chaco y Formosa para que el Estado pudiera tener més control sobre los espacios a conquistar. Las campafias militares de Victorica, a pesar de lo anunciado oficialmente, no Ilegaron a someter completamente a las comunidades indigenas del Chaco y durante los afios siguientes se continuaron enviando diferentes expediciones armadas a cargo de los generales Vintter y O'Donnel respectivamente, De todos modos, el cercamiento en zonas de escasos recursos naturales, la per- secucién, el encierro en reducciones y misiones, la explotacién laboral y las muer- tes ya habjan debilitado certeramente a los Qom, Wichi, Moqoit y Pilagés. En 1911 se lleva a cabo el dilimo envio de tropas a cargo del coronel Enrique Rostagno y el Presidente de la Nacién Hipélito Yrigoyen dari por finalizadas en 1917 las campanas militares al Chaco. Mas alld de esa declaracién formal hay registros militares que confirman acciones castrenses de hostigamiento hasta 1938 y es recién en ese afio cuando el Ejército Argentino da por "pacificado” el tertito- rio. Esto, de todas maneras, tampoco va a significar el fin de los mecanismos de control sobre las comunidades indigenas de la regién. inarlos. Si son otros, si son distintos, hay que Los mecanismos discursivos. ‘Como antes se intentaba explicar a través de la descripcién de las campatias rilitares, los ejércitos actiian dentro de un marco de referencia. Son avalados por Jos discursos que se construyen para sustentar desde lo simbélico su accién y tic- rien como laderos mecanismos de control de la poblacién como lugares de encie- ro, persecuciones, quita de cierra y explotacién labora Cuando a fines del siglo XIX, la oligarquia argentina comienza a constituir el Estado-Nacién tal como hoy lo conocemos, con las fronteras en los limites acrua- Is, vaa hacerlo por sustraccidn y no por inclusién. En la decisién politica, econé- mica y militar de anexar los tertitorios indigenas, los sujetos que habia sobre ellos (los qom, mocoit, pilagé, wichi, comunidades que ancestralmente viven cn esas tierras) no van a ser ineluidos en el proceso de constivucién estatal. No se deciden realizar politicas inclusivas sino que por el contrario se los va a intentar eliminar, convertir, civilizar, disciplinar. Y para poder realizar cualquiera de esas acciones primeto es necesario definira esos indigenas como otros distineos—~ Valeria Mapelman y Marcelo Musan ¢ infetiores, De ese modo, si los que ocupan las tiettas son “inferiores’,“salvajes” J birbaros”, el Estado adquierea través de ese mecanismo enunciativo la potestad ‘de decidie qué es lo que se vaa hacer con esos territorios y con las personas que log habitan, Sison inferiores, no pueden decidir; si son salvajes, no pueden estar en vecindad con quienes producen la tierra por el progreso del pais. Hay entonces que someterlos o eliminarlos. En su periodizacién para caracterizar una préctica social genocida, Daniel Feierstein plantea seis momentos que pueden rastrearse a lo largo de un proceso hhistrico, Esas etapas son la conformacién de una otredad negativa, el hostiga. imiento, el aislamienco, el debilitamiento sistematico, el exterminio y la realizas ccién simbélical?. 4 Los dos primeros momentos, la construccin de una orredad negativay el hos tigamiento, en el caso de las campafias militares se retroalimentan. Hacia fines dl siglo XIX, las operaciones discursivas van a hacer centro en dos objetivos: el indi= gena como sujeto inferior y sus terrtorios pensados como desiesto ‘Al conceptualizara las etnias aborigenes como un otro lejano y distinto, se a poder comenzar a realizar pricticas de hostigamiento a través de envios mix tes, de leyes adversas, de persccuciones, de la divisién social de trabajo impus del modelo de educacién, de la religion. d TLroligarqufa que gobiema el pais en el momento de las campafias vaa intentar homogeneizar cultural, politica y territorialmente el pats, y las comunidades i ilitares van a tener gue someterse a los {genas que sobrevivan a las campafias nuevos patrones culeurales impuestos desde el Estado. ‘Para esta clase drigente la forma de generar un tipo de identidad argentina través de la supresién de las diferencias y en ese imaginario de lo que debe ser el ciudadano nacional, el indigena queda afuera. Entonces, se necesita construir a un otto negativo y amoral que se diferencie de: la identidad blanca y europea asociada al progreso, al futuro y la civilizacién, Y esto, se logra a través de la invencién de relatos que se naturalizan en libros escoares, en fechas pattas y en discursos piblcos y privados que tavieron por misién borrat races y cultura diferentes dl pais y cimentar un tipo particular de historia. ‘Biologizar las relaciones sociales y utilizar el concepto de “raza” entre los distin tos grupos humanos va a servir para legitimar “cientificamente” la construccién de ese “otro negativo”,y justficar de ese modo el supuesto ideolSgico sobre el. que se conformaron los estados modernos en América Latina: el de la superioridad de ‘unos -los blancos, los iluminados, los descendientes de europeos-; de los otros, los indigenas, los negros, los gauchos. 13, Feiemtein, Daniel. 2007. El genocdio como prictca social, Fondo de Cultura Econémics, Buee fs Aires 6- Campafias militares, reducciones y masactes. Las practicas es En 1879, Bartolomé Mitre, quien fue Presidente del pats, fundador del diario La Nacién y uno de los que escribieron la historia que atin hoy se estudia en las escuelas a través de la ponderacién inmaculada de los préceres nacionales, escri- bic: das tribus saloajes de la América, lo mismo que sus naciones relativamente ‘mids adelantadas, no poscian en su organizacién fisica, ni en su cerebro, ni en dos instrumentos aucxiliares que mejoran y perfeecionan la condicién humana, ds elementos creadores, regencnadores, eternamente fecundos y eternamente _progresivosy perfectbles que caracterizan las sociedades 0 las civilizaciones des- tinadas a vivir perpesamente en el tiempo y en el espacio....14 ‘A través de esas construcciones, primero fueron salvajes, después enemigos y fnalmente invisibilizados. Y al eliminarlos desde el discurso, al tejer con la histo- tia que s6lo hay indios en el pasado (incluso desde quienes reconocen el genoci- dio de las campafas), al plantear un momento histérico donde fueron cexterminados; se los elimina también del presente. De ese modo a partir del asesinaro, de la persecucién y cercamiento de los sobrevivientes, de su debilitamiento como grupo particular frente al poder, se los jintenté entonces borrar de la historia!>. Los indios quedan en el pasado, sin nom- bes, sin formas de organizacién, como una especie de prehistoria de la Nacién ‘Argentina. La otra operacién discursiva se hace a través de la construccién de una imagen del propio territorio que habitaban. Si el indfgena como sujeto era la barbarie frente a la civilizacién representada por la oligarquia y los terratenientes, la carac- terizacién geogrifica del Chaco como “desierto” va a scr Ia oposicién al concepto de ticrra fétil, trabajada, del campo utilizado para el progreso. {Qué significaba esa idea de desierto? ¢Qué significa ese “Impenetrable Cha- queio”? {Para quién es impenetrable? zAcaso para los tobas, pilagis y wichis que viven, comen y llevan siglos en esas tietras? 20 es para los que no pueden acceder ficilmente a esos montes entreverados a colonizarlos? ‘Al especto, el Instituto Geogrifico Argentino (IGA), creado en 1879, hizo un ‘uso muy particular del término “desierto’, ya que a pesar de hablar técnicamente de los tipos de biomas que hay en la regién. chaquefia con bosques subtropicales, 14, Garbuslky, Edgardo. 2003. Le antopolagia argentina en su bistora y pespctivas. Coden. Facul- tad de Humanidades y Actes UNR; Disponible en hup:/feolegioantropologoscl/documentes! La-antropologia- argentina hem 15, De Gori, Esteban, y Marina Gutierer. “Frontera y Genocidio: Violeneia y represién como politica de Estado en Argentina a fines del siglo XX." Bs As. sl datos Valeria Mapelman y Marcelo Whusa cesteros y demas tipos de vegetacién, en todos sus textos se referia constantement al “desierto chaquefio”. De esta manera, se llevaba a cabo una representaci erdfica sobre la que se pretendia ejercer un dominio efectivo. Los objetivos poli os se vehiculizaron sobre los cientificos. Esta relacién se hace manifiesta el 2 de marzo de 1885 en la recepcién que en el mismo IGA se le hace al general Benjamin Victorica a su regreso de la campati militar al Chaco del afto anterior y en la que el comandante Fontana lo Felicitay adula: “Haber sometido a tanta tribu es uno de los timbres de honor que puede costentar en todo tiempo los que han dirigido la expedicién al Chaco, tan sab ‘y tan prudentemente.. ELindio en su expresn actual es como wn producto de ‘aquel suelo, tipicamente caracterizado por el aislamienso en que se ba desarrox lade. Puesto en contacto con ras superiores se tornard en wn factor econémicg ‘y send de gran utilidad en el progreo de las industrias que empiezan a ‘arse en el Chaco’."® puede ser apropiado, como asi los hombres, mujeres ynifios que vivan en él Para Fontana, ya se habjan logrado conquistar esos territorios (cuando en reali dad se van a seguir enviando ejércitos con ese fin durante los siguientes 30 aio Y, explicitamente, deja asentado que después del uso de las armas y del som iiento, el modo de apropiacién y de dominio sobre los sujetos debe pasar por I incorporacién al modelo econémico a través de la conversién, poco a poco, de otro indigena negativo en un sujeto pasible de ser utilizado como mano de ob barata. Esta relacién entre conquista militar y apropiacién de los sujetos a pi sistema de trabajo se dio a lo largo de todo este periodo cuando los militares patrones ‘! EL libro ya varias veces citado de Chico y Fernsindez es el primero escrito por personas de la comunidad Toba. Fue publicado en 2008, casi 80 afios después de Ja masacre. El silencio, la muerte y el terror que producen estos accionates tepresi- vos tienen también ese objetivo. Silenciar la memoria, clausurar los recuerdos y las voces. Finalmente, la historia contada por estos dos historiadores qom logré ser publicada y difundida, La Bomba En octubre de 1947, durante el gobierno de Juan Domingo Perén, en un paraje llamado La Bomba, cerca de Las Lomitas, provincia de Formosa, se reunie- ton miles de personas pertenecientes al pueblo pilagé para celebrar un encuentro 41. Digz, Carlos (ZAID] 2009. "El ao de la masacre. Libreria de la Pe. Resstencia, 126 Valeria Mapelman y Marcelo Musante teligioso. Es dificil precisar su niimero ya que mientras para los sobrevivientes, hhoy ancianos, que estuvieron en el lugar se trataba de “muchisimas personas’, en fas tinicas fuentes oficiales que existen este ntimero varia entre 1500 y 8000. ‘Hacia un tiempo atris con la legada de misioneros pentecostales que habian difandido la Biblia en la zona, se habia desarrollado un movimiento sincrético religioso en el que el lider carismético Tonkiet, documentado bajo el nombre espafiol de Luciano Cérdoba, profetizaba la legada de un nuevo Dios y sanaba a Jos enfermos. Los pilaga se habfan reunido a escuchar sus palabras. Segtin el testimonio del anciano pilagd Salgoe*: “Anunciaban que el poder de Dios venia. Estdbamos cerca de Las Lomitas Despuds corrié la noticia de que ol poder estaba acd y empezé a llegar gente de todos ladosy se insealaron a orilas del madren’ La reunién de miles de indigenas alrededor de Tonkiet Ikamé la atencién de los vecinos y del Regimiento 18 de Gendarmerfa Nacional, con asiento en las Las Lomitas, a pocos metros de la comunidad de La Bomba. Nuevamente, del mismo ‘modo que habia sucedido en Napalpi, se echa a correr el rumor sobre el supuesto ‘malin que se estaba gestando, Contimiia Salqoe: “Entonces la gendarmeria se entera de esto pero no sabtan el motivo, se pregun aban por qué vienen de todos lados,y ema que la gente venia por el poder que no sabian bien qué era, pero venta del cielo. Cada dia viene mis gente, cada tarde hay mds gente rezando, no tienen otro interés qe orar”. El rumor del malén es sobre lo que se va a montar lo simbélico para transfor mar a esos “pobres indigenas” en “peligrosos indios”. Hasta dias antes de octubre de 1947, los pilags eran definidos por el propio Estado nacional como esos suje~ tos indefensos a los que hay encerrar en reducciones para poder “civlizarlos”. Pero. hora algo habia cambiado sobre como se lebia definir a las personas reunidas en La Bomba. Las personas que querfan escuchar la palabra de Tonkiet (Luciano) y sanarse de diferentes dolencias a través de su palabra provenian de distincos parajes: Pozo Molina, El Descanso, Cacique Coquero, Estanislao del Campo, Pozo de los 532, Todos lr tetimonios de anclanosPilagctados en este atculo fueron restos por Vales ‘Mapelman para su documenta “Octubre Pilg. Relaos sobre cl silencio” que fue esenado em hall de 2010 mientras se escribe ee ap y que cuenta con mayor profundidad lo sucedido aodedor de esta masire 53. Madrején: pesto rode aguas enasypantanosas 6 - Campafas militares, reducciones y masacres. Las pricticas estatales. lar Chanchos, ete. y abandonaron sus comunidades de origen para caminar durante varios dias hasta La Bomba. Una vez alli convocados por Tonkiet y sus seguidores quisieron levantar un sancuario llamado Corona, que consistia en una elevacién de tierra alrededor de la cual se desarrollaba el culto. “Muchas de estas personas que ya habfan sido conchabados por ingenios, obra- jes y algodonales para las cosechas, es decir que ya habian renido que someterse al irabajo en las empresas debido al avance de la industrializacién y la creciente demanda de mano de obra, se encontraban en octubre del “47 reunidas en La Bomba. ‘Aquella multitudinaria manifestacién religiosa fuera de los limites controlados de la reducci6n (para 1947 llamada Colonia Aborigen) era una afienta para el poder estaal E] Ministerio del Interior fue informado de que “algo raro se gestaba"y ante ‘la peligrose amenaza” se envié a un inspector que era a la vez administrador de la ‘Colonia, para persuadir a los participantes del encuentro religioso de que se diri- gicran a Bartolomé de las Casas. ‘Mientras las danzas y los tambores se mezclaban con los himnos biblicos canta- dos en lengua pilagi, en los regimientos de la zona se gestaba la tepresidn. Asi lo demuestia un documento secreto y reservado perteneciente a los Archivos del Ministerio del Interior, a cargo de Angel Borlenghi, en el que Natalio Faverio, director de Gendarmeria Nacional, informa que el Ministro de Guerra y Marina, Humberto Sosa Molina, ha ordenado el desplazamiento de tropas hacia Lomitas a fin de prevenir desmanes. Este movimiento de tropas se jusifica en la documen- tacién porque unas 1.500 pilagd, comandadas por el cacique Pablito Navarro, se concentraron en Las Lomitas en actitud de franco cosine Las advertencias del inspector y los gendarmes no fueron escuchadas por los ancianos y caciques que acoscumbrados a vivir en una relativa libertad, concha- bbandose sélo en épocas de cosecha, se negaban 2 abandonar el encuentro religioso para dirigirse ala colonia, Para el Estado Nacional la indisciplina tenfa que cesar y la gente debfa ser encerrada en un espacio controlado para que pudiera set enviada a trabajar. Recuerda el mismo Salqoe que: “Venta cada tarde también ls gendarmes los del pueblo a ver qué hacia la gente. Entonces los blancos dijeron: -jWamos a hacer trabajar a tanta gente! ‘Nosotros no sabiamos adénde nos quertan llewar, pero ellos decian: tenemos gue conseguir un lugar para hacerlos trabajar, pero ya tenian un lugar preparado 134, Documentos Secrets y Reservas, lgajo 997, ao 1947, Archivo Intermedio, AGN, Ministe- rio del Interior Valeria Mapelman y Marcelo Musante com la sierra lista. Desputs legs el administrador (de la colonia) Bartolomé de las Casas. Decia que tenian que ira ue lugar mas seguro pero para los ancianas ‘eso no tenia importancia. Los ancianos no saben cbmo se vive de esa forma, ellos caminan y andan por todos lados. A ellos no les interesaba ir a un “lugar Seguro”, estan acosrumbnados a vivir ast només. A los ancianos no les impor taba més que orar, por eso no entendan lo de las “teras segues”. Cuando (os ‘ancianos) no acepraron la propuerta del administrador (de la Redeci6n Barton lomé de las Casas), &e avisa al gobierno de la negativa. Abora nosotros com= prendemos lo que significaba la seguridad de la tier.” E110 de octubre al cae la tarde, cientos de efectivos de la Gendarmerfa Nacio- nal, provenicntes de distintos regimientos se pusieron bajo las érdenes del coman= dante Emilio Fernandez Castellanos y su segundo en el mando José Aliaga Pucyrredén, Alrededor de las seis de la tarde, apuntaron sus armas contra la mul titudinaria reunidn fusilando a cientos de personas utilizando armas de largo alcance y amecralladoras. De acuerdo a los testimonios de los sobrevivientes, la matanza se extendié por varios dias. Después de los fusilamientos del dia 10 de octubre, se iniciaron las persecuciones de testigos a través de los montes, las mujeres sufiieron violacion nies y hubo més fusilamientos en las comunidades cercanas. El 16 de octubre un. avién despegé del aerédromo militar del Palomar, en Buenos Aites,ditigiéndosea Ia provincia de Formosa y deteniéndose en la ciudad de Resistencia donde se le colocé una amerralladora Colt en lugar de la puerta. Los hetidos que fueron levados a través de los montes no sobrevivieron por falta de atencién médica. Muchos nifios y nifias murieron por las heridas de bala, Los més ancianos_vencidos por el cansancio abandonaron la marcha y ya nunca se supo de ellos. Los cadéveres de los que fusilados no pudieron ser sepultados ycontingan desaparecidos. El abuelo Salqoe recuerda el momento de la huida: “Muchos murieron en el monte, en las pampas mientras excapaban de vuelta a sus terrtorios. Algunos se fueron basta Ingeniero Judrez. Yo también escape con los ancianos, con mi padre y con mi madre para la comunidad de Cacique Coquero. Caminibsamos todes juntos cuando enconiramos a sna vieita sen- tada junto a wn drbol con una tingja que nos dijo: ~acd esta la buella de los demés que estén escapando para aguel lado, Y era fresca la buella. Mi padve le “pregunté si ella podia seguir caminando, y ella coniesé que no, que ya m0 ‘podia seguir, que no podia caminar, dijo: tengo que quedarme aqu y soportar: ‘cualquier cosa que pase. Cuando se termine el agua de mi tinaja vay a morir ‘aqui. Cuando seguimos eaminando encontramos una criaturt,etaba muerta y G- Campatias militares, redueciones y masacres. Las pricticasestarales 129 ya no podian seguir Hewindola. Seguramente la madre de esa criatura aunque ‘estaba muy afligida no pudo llevar a su caddver por el camino. Muchos ancia- nas musrieron en ef monte y en los campos, de hambre y de sed. No se puede

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