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Son pocos los libros de los que se puede decir a ciencia cierta que cambiaron la Historia. Uno de ellos es éste, con el que el general alemén Heinz Guderian revolucicng el arte de la guerra, Mientras la mayoria de te6ricos militares del perfodo de entreguerras permanecfan anclados e1 los principios de la defensa estatica, cuya plasmacién mas destacada seria la tan costosa como indtil Linea Maginot, Guderian planteaba una apuesta decidida por la movilidad. Segiin él, los blindados lanzados a toda velocidad, con el apoyo de la aviacién, podian conseguir la rotura del frente y desarbalar al enemigo; habia nacido la Blitzkrieg, la quetra relampago. Las teorias de Guderian, expuestas en esta mitica obra escrita en 1936 y ahora publicada por primera vez en espafiol, serian puestas en practica con devastadora efizacia por la Wehrmacht entre 1939 y 1941, alcanzando unos incontestables éxitos militares que sorprenderian al mundo. ISBN 978-84.90567-25-5 Mtn '88492°567355 10,95 € Heinz Guderian (1888-1954) fue uno de los mejores generales con los que conté ‘Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Estuvo al mando del XIX Cuerpo de Ejército en las campatias de Polonia y Francia. Dirigié el 2.° Grupo Panzer en la Operacién Barbarroja y, a partir de octubre de 1941, el 2.° Ejército Panzer, Tras el fracaso germano a las puertas de Moscii fue destituido y trasladado a la reserva. Desde marzo de 1943 desempeis el cargo de inspector general de las tropas acorazadas. En julio de 1944 fue recuperado para el servicio activo como jefe del Estado Mayor, pero serfa destituido en marzo de 1945 por sus desavenencias con Hitler. No obstante, se le reclamé de nuevo para organizar la defensa de Berlin. En el proceso de Nuremberg fue declarado inocente de los crimenes de guerra cometidos por el régimen nazi, para ser liberado en 1948. Fallecié en Schwangau en 1954. Guderian tradyjo al alemén, entre otras, la obra El ejército del futuro, de Charles de Gaulle, cuando éste era ignorado por el alto mando francés. Ademas de su célebre ‘Achtung-Panzer!, publicé un libro autobiografico, Recuerdos de un soldado. Achtung-Panzer! El desarrollo de los blindados. Su tictica de combate y sus posibilidades operativas Achtung-Panzer! El desarrollo de los blindados. Su tactica de combate y sus posibilidades operativas Heinz Guderian Traduccién de Concepcién Otero Moreno TEMPUS Titulo original: Achtung-Panserd Primera publicacin en Alemania en 1937 Primera edicion: enero de 2011, (© de a traduccién: Concepcin Otero Moreno {© de esta edicidn: Libros del Atal SL Marquis de Argentera, 17. ral 1° 18003 Barcelona info empuseditorial.com ‘wowwitempuseditoralcom Imypres por Litografin Rosé S.A. Energia 11-27 (08850 Gav (Barcelona) ISBN: 978-84.92567-35-5 Depsio legal B. 42 242-2010 Teds lo derechos reservis. Queda rgurosamenteprohibidas, fin To ouronzadon seta dos tuleres del copyegheragh fas sanciane estsblecds nls eyes epee to paca drone drapercolquie mediop rondictene serenade In seprgtayoltatanieno informtacn ye deere dk gentle eels mediante quero presmmerecthcy, Indice Prélogo... n Introduccién B 1914, ;Cémo se produjo la guerra de desgaste 7 1. Con lanzas contra ametralladoras.. sone I 2. El camino hacia el sacrificio de la infanterfa B 3. Detras de las alambradas de piia en la guerra de trincheras..oncnnnnn ecru. BL 1915. Con recursos insuficientes ... 34 1. La batalla de artilleria : ane 2. El combate con gases t6xicos.... 41 El origen de los tanques 7 1. En Inglaterra... "7 2. En Franci scamiaaubanceistt 54 3. Primeros combates. Errores. Dudas.. 58 4. La fabricacién en masa. 82. E] nacimiento de una nueva arma a 1. Cambrai : ratasmnanneanen 1B 2. 1918. El ataque alemén. Soissons y Amiens. 108 3. Final de la guerra, Guerra aérea. Guerra blindada, Guerra quimica. Guerra submarina... ee 154 El Diktat de Versalles 164 El desarrollo durante la posguerra en el extranjero 168 Champaiia 1914-1915 nen 38 1. Desarrollo técnico . 168 Combate con gases toxicos en Ypres, abril de 1915. 44 2. Desarrollo téctico 174 Primer ataque blindado francés, 16 de abril de 1917... 71 3. Defensa antitanque 193 Chemin des Dames y éngulo de Laffaux.... 76 Combate blindado en Cambrai, noviembre-diciembre Las tropas de combate motorizadas de Alemania 200 de 1917. 92,160 1. El periodo de las imitaciones. La libertad militar... 200 La batalla de Soissons .. 125 2. El reconocimiento blindado y motorizado........ 204 Combate blindado en Soissons el 18-; 7 “1918 vs 129 3. Las secciones antitanque. sevanennan ne 208 Combate blindado en Amiens el 8-8-1918....... 142 4, La tropa blindada...u.eunneannnn 21 Combate en Villers-Bretonneux on 149 5. Los francotiradores motorizados.. sion 216 Mapa general del frente occidental al final del libro....... 237 La vida en la tropa blindada 0. ia 20 Los mapas fueron elaborados por Paul Melde, las vifietas se realizaron sobre la base de Heigl, Taschenbuch der Tanks, ce La forma de combate de las tropas blindadas Hans Peter Hennemann. y su colaboracién con las demés fuerzas.. sun 226 1, La forma de combate de las tropas blindadas....... 226 2. El combate entre blindados en Villers-Bretonneux 235 3. El combate blindado de Niergnies-Géranvillers.... 238 4, Operaciones conjuntas de los tanques CON OtFAS FUETZAS nrrennrnnnrnsn 241 Sobre la guerra de los tiempos modernos aecacy (BF 1. La defensa.. 257 2. Elataque..... eet 261 3. Aviones Y taNQUES roves 268 4. Cuestiones de abastecimiento y carreteras vs. 269 5. Las experiencias més recientes de la guerra .. 272 Epilogo... 7 Bibliografi..... : ssmangennnnnnnnnnsen: 218 MAPAS Mapa del este de Bélgica..... sa ae) Combate en Haelen, 12 de agosto de 1914 22 1 batalla de Ypres, 20 de octubre de 1914... 29 Prélogo Los principios de la batalla son los mismos para todas las amma. Seen. lina depen gramme les secureonthenivon de hicks diaparthlen Las opiniones existentes sobre el uso y la aplicacion de los tanques de combate son ain muy divergentes, y ello no es de extraiar si tenemos en cuenta—aungue esto slo se justifique parciabnente— la acrid de conservacién de eos los ejéri- fos Las experionaten pandora la Gueeen Mondial ican la esata de on tain de ebee en ign et sok. Bg anise oink san el principio oa Wvtiadiba de focos de especializacién, pera para muchos estas experien- cias atin no son suficientes, sobre todo si consideramos que hasta el momento se han visto considerablemente reforzados los medios de defensa, tanto en ntimero como en efectividad. Lo que si esté claro es que todo tipo de arma de batalla —e incluimos también el carro de combate— debe ser aprovecha- do hasta agotar los limites de todas sus posiblidades. Ello im- plica no delimitar sus aptitudes por consideracién de lo viejo que tenemos. Es més, la nueva arma debe ser innovadora. Y en este sentido, debemos seguir desarrollando lo antiguo segiin las posibilidades de las que dispongamos, y si fuera necesario habré que modificarlo, En este conitexto, eapero qué el presente ibrovwontibuyaa lamar lon dtinton parectete Comandante general de las tropas blindadas Lutz Introduccién, "Vivinos inmersosen un rmundo demninada por el ec de Jas armas. Rearme por doquier; y pobre del pais que no pueda o no esté en condiciones de fiarse de su propia fuerza. En cambio, qué afortunados aquellos pueblos dotados por el destino de fronteras que, por naturaleza, son fuertes al disponer de cordi- lleras inaccesibles o por estar completa o parcialmente protegi- dos de las invasiones enemigas gracias a sus inmensos mares Y cudn insegura es, por otro lado, la vida de los pueblos cuyo reducido espacio vital tiene fronteras abiertas y esta rodeado de vecinos de carécter inquieto, lo cual, unido a un considerable armamento, ya de por s{ suponen una amenaza constante. Mientras que los unos disponen de grandes yacimientos 0 cc~ lonias y disfrutan, por consiguiente, de una cierta independen- cia econdmica tanto en periodos de guerra como de paz, otres pueblos, con no menos vitalidad y con frecuencia de mayores extensiones, sélo disponen de una escasa base de recursos ne- turales y de ninguna o sdlo de pequefias colonias. Estos tiltimes se encuentran por ello constantemente en dificultades econ micas y no estén en condiciones de superar una larga guerra Es evidente que lo insoportable de las complicaciones bélices de larga duracién, con el inevitable empobrecimiento econémi- co de aquellos pueblos que por su evolucién histérica y por la falta de condescendencia de las naciones que viven en abundan- «ia, nos lleve inexorablemente a la reflexién de cudles son les ’medios més apropiados para que un conflicto armado pueda te- er un final aceptable. La hambruna que dio paso a la Guerra Mundial y la cruel prolongacién del bloqueo tras el armisticio pata las potencias medianas atin las tenemos demasiado pre- sentes como para no considerarnos participes de esta cuestién Sabemos sobradamente que —a pesar de los posibles erro- res de mando cometidas tanta en el mbito politico como en el militar—la fuerza de ataque de nuestro ejército en el afio 1914 no fue suficiente para conseguir répidamente la paz. Esto sig- nifica que tanto en el armamento como en el equipamiento y en la organizacién no fuimos capaces de ofrecer a la potencia enemiga, superior en cuanto a cantidad, un contrapeso en lo que a los recursos se refiere. Creiamos tener un contrapeso moral superior al de nuestros enemigos, y probablemente te~ njamos razén en este aspecto. Pero sélo este contrapeso no fue suficiente para ganar la guerra, De ahi que en el futuro sea re- comendable tener en cuenta no sélo el estado moral y psiquico del pueblo, que por cierto es de decisiva importancia, sino tam- bién el material. Un pueblo que cuenta en la batalla con la su- premacfa y con varios frentes, no puede descuidar nada que pudiera hacer més llevadera su situacién. Ahora parece comprensible; slo numerosas afirmaciones en los escritos militares dejan entrever que en muchos circulos se cree que con las armas del ejército de 1914, 0 lo sumo con las de 1918, se podria afrontar un nuevo conflicto. Y algunos se creen incluso muy progresistas por presuponer que las armas elaboradas hacia el final de la guerra son armas aunxiliares de Jas antiguas. Sin embargo, dada su estrecha relaci6n con éstas revelan sus mejores cualidades. No son capaces de desprender- se del recuerdo de la guerra de desgaste y ven en ella la forma de batalla del futuro, Sin embargo, no son capaces de aportar toda, pero absolutamente toda, la voluntad necesaria para que se produzea una decisin inmediata. En particular, los repre~ sentantes de esta corriente no acaban de aceptar las generosas perspectivas que ofrece el aprovechamiento del motor. «Se tra- ta de la comodidad, por no decir la parsimonia en sf, la que se alza en signo de protesta en cuanto aparecen las innovaciones revolucionarias que a su ver. exigen esfuerzos mentales, fisicos y de voluntad propia.%» En consecuencia se niega simplemente 1. Adolf Hitler en Ia inauguracién de la Exposicién del Automévil en 1937, que las armas motorizadas y mecanizadas sean revolucionarias 6 innovadoras, y se afirma simplemente que tavieron ya una ocasion «tinica» de tener éxito en 1918, que ademés lo mejor seria saltarnos su época, que debemos conformarnos con la de- fensa, asi como otras muchas frases y dichos similares y cémo- dos cuya finalidad es la de un rechazo rotundo. Pero las cosas son muy distintas, «Solo hay algo seguro: la sustitucion de la fuerza animal por esta nueva maquina genera uno de los cam- bios técnicos,y con ello también econémicos, mas notables que el mundo haya presenciado jamés. Y yo personalmente creo que nos encontramos al principio de este desarrollo, lo que no significa que sea a la vez su punto més élgido» Este revolucionario cambio econdémico debe ir acompafta- do, como siempre, de un equivalente cambio militar; se trata de que el desarrollo técnico y econémico vaya de la mano del mi- litar ¥ esto tan sélo es posible si este desarrollo del que esta- ‘mos hablando se afirma interna y no s6lo externamente. Para llegar a la afirmacién interna, y por supuesto para poder fo- mentar el desarrollo, es necesario tener claro cuiles fueron los cefectos de las armas en la tltima guerra, en particular los efec- tos de aquellas armas y géneros de armas con las que partimos al campo de batalla en 1914, asf como de aquellas a las que tu- vimos que hacerles frente en 1918 —desafortunadamente por lo general contra el lado enemigo. Tenemos que elaborar una vision general del desarrollo producido en el extranjero duran- teel tiempo de nuestra limitacién armamentistica por el Dik- tat de Versallesy finalmente intentar sacar conclusiones de los resultados obtenidos para el futuro. El objetivo de este libro no es el de ofrecer una historia de Ia evolucin técnica del tanque. Para ello seria necesaria una amplia obra escrita por la mano y pluma de un experto. El d>- sarrollo técnico de la joven arma sélo se tocard en la medida en ue se considere necesario para comprender los procesos béli- cos. La finalidad de esta obra es més bien la de narrar el de sarrollo del tanque desde el punto de vista del soldado que la utiliza. Por ello el libro se ocupa principalmente de la téctica de batalla y del resultado operativo que se espera obtener de los 2. Ibidem. éxitos resultantes de la téctica aplicada. Las lecciones técticas se basan en los acontecimientos de los afios 1914-1918 en el fren- te occidental, por enfrentarse alli los adversarios més potentes, por producirse en este frente la batalla decisiva de la guerra y por encontrarse alli nuestros adversarios més fuertes y haber utilizado nosotros los recursos de batalla més potentes y mo- dernos. Estos medios, que aparecen por primera vez en la gue- ra, serdn @ los que tendremos que enfrentarnos mayormente en el futuro, Merecen ser observados detenidamente. En lo que se refiere a las nuevas armas en particular, la fia- bilidad y la transparencia de las fuentes deja avin mucho que desear y dificultan la realizacién de juicios imparciales. Por ello, seria de desear que los historiadores oficiales se hicieran muy pronto eco de la narracin del uso de estas armas, a sa- biendas de que han transcurrido ya veinte afios desde su pri- ‘mera aparicién. Pero hasta que esto ocurra, tendra que cubrir este vacio la investigacién no oficial, que por naturaleza es complicada y esté a veces llena de lagunas. El objetivo de este libro es el de animar a nuestros viejos y j6venes soldados a reflexionar, a investigar, pero también a ac~ tuar con un objetivo muy claro; ademas también queremos transmitirles a los jévenes aptos para el servicio militar dina imagen del tanque y enseftarles a manejar los logros técnicos de nuestro tiempo, poniéndolos al servicio de nuestra patria. 1914. ;Cémo se produjo la guerra de desgaste? 1. Con lanzas contra ametralladoras EI sol de agosto caia despiadadamente sobre el montafioso altiplano que se extiende desde la orilla noroccidental del rio Maas en Lieja hacia el oeste en direccién general a Bruselas. En el periodo entre el 5 y el 8 de agosto las divisiones segunda y cuarta del general Von der Marwitz habian llegado a Liché en Ja frontera belga-holandesa atravesando el rio Maas, y el 10 de agosto se habian topado al este y sureste de Tirlemont con el enemigo, al cual se pretendia evitar yendo por el norte. En un principio, ambas divisiones consiguieron alejarse del enemigo, recogiéndose y esperando en la regién situada en la pane oriental de St. Trond. Los esfuerzos de los primeros dias de campaiia habian sido considerables y ya desde el 6 de agosto la falta de provisiones de avena se habia hecho notar de forma sensible. Los resultados de las primeras batallas de inspeccién habian puesto de manifiesto que las tropas belgas se habian r2- rirado de Lieja a Tirlemont y que el ejército belga no se expon- dria a una batalla en la linea de Lovaina-Namur. Detrés de la - nea del Gette correspondiente a Diest-Tirlemont-Jodvigne se hhabia detectado una gran actividad asi como trabajos de atrin- cheramiento. El mismo rio Gette constituye por debajo de Titlemont un obsticulo que se ve potenciado por las pantanosas praderas y un sinnimero de canales de regadio; al norte de Haelen este rio desemboca en el Demer, que fluye por el este atravesando Hasselt, Por debajo de esta localidad el rio tiene dos metros de profundidad y unos diez de ancho, Los arboles y setos alinea- dos a lo largo de ambas orillas dificultan la visién del panora- ‘ma, y los terrenos cultivados y los campos se encuentran fre- cnentemente cercados por vallas de alambre. Al norte del Demer, un canal de diez metros de ancho y dos de profundidad fluye de Hasselt a Turnhout, casi en direccién septentrional, mientras que de este a oeste fluye el Nethe hacia el Escalda y el gran puerto fortificado de Amberes. En general, y a lo largo de todo el trayecto, ya el terreno y sus caracteristicas fisicas le habian supuesto a la caballeria notables dificultades, que se habian tornado insoportables en cuanto se intenté avanzar a caballo fuera de los senderos sefia- lados. EL 12 de agosto, el general Von der Marwitz quiso acortar el tramo ocupado del rio Gette en direccién a Diest. Para ello desplegé la 2.° Divisidn del Ejército atravesando Hasselt y la 4.* Divisién, que se habia reforzado con el 9.° Batalldn de Caza yy la compaiiia de ciclistas del 7.° Batallon de Caza, a través de Alten-Stevoort, inspeccionando la linea Hechtel-Beeringen- Diest-Tirlemont y saliendo en avanzadilla. La 18.* Brigada de Caballeria de la 4* Divisin del Ejército permanecié protegien- do el flanco izquierdo en St, Trond mientras que una escuddra de inspeccién permanecia situada al suroeste en las proximida- des de Landen La 2." Divisién confiscé armas en Hasselt, y tras un descan- so al mediodia, se puso en marcha hacia Stevoort por el camni- no de Haelen. Alli habia llegado ya la 4." Divisién del Ejército, de modo que ambas divisiones se encontraban poco distantes tuna de la otra y bastante proximas al frente enemigo. Durante a marcha, el general Von der Marwitz dio orden a la 4* Divi- sin de abrir el paso del rio Gette en Haelen, y a la 2.* Divisién le orden6 acercarse a Herk-la-Ville y asegurar el flanco norte contra Lumen. Al avisar las patrullas que el paso de Haelen estaba ocupado, el general Von Garnier colocé a su artillerfa al este de Herk-la-Ville, dispuso el 9.° Batallén de Caza a ambos lados del camino hacia Haelen y dio orden a la 3. Brigada de Caballeria de defender esta localidad por el sur. Hacia las 13.00 horas los cazas se hicieron con el paso del puente del rfo Gette c irrumpieron hasta a orilla occidental dela localidad de Haclen. Se inicié entonces fuego enemigo de artillerfa, se originaron Ios primeros incendios y la calle principal del pueblo comenzé a arder, produciéndose las primeras pérdidas. Era evidente que Jos altos situados al oeste de Haelen habian sido ocupados por el enemigo Entre tanto, a 3 Brigada de Caballeria —compuesta porel 29 Regimiento Kurassier y el 9.° Regimiento de Ulanos— ha- bia construido en las cercanias de Donck, al sur de Hiaelen, con la ayuda de un carro tiendepuentes, un puente sobre el rio Get- te y se encontraba a punto de atravesar el rio. La 17.* Brigada de Caballeria —el 17° y 18° Regimiento de Dragones— se adelant6 por el este hasta la proximidad de Heelen y el 4/18 Regimiento de Dragones fueron enviados como escuadra de inspeccién contra los tiradores que se habjan ubicado en el te- rraplén Haelen-Diest y la artilleria enemiga descubierta en Houthem, r La propia antilleria, que hasta el momento habia apoyado cficazmente el ataque a Haelen,recibié orden de cambiar de po- sicion para sucesivas maniobras; pero su nueva posicidn de ata- que, muy proxima al oeste de Haelen, primero tenia que ser conguistada. Esta fue la misién que obtuvo el 4° Escuadrén de Inspeccién / 18.° Dragones que sucedia inmediatamente al 17° Regimiento de Dragones 'Y a partir de ese momento, los acontecimientos se produje- ron con un impacto dramético Sin dudar, el 4° / 18.* Regimiento de Dragones cabalgé en caravana en grupos de cuatro atravesando Haelen hacia el ocs- te para llevar a cabo su misién de inspeccién. En la misma for- ‘macién le seguia el 17.* Regimiento de Dragones, pero una vez atravesada la localidad éstos emprendieron camino hacia Diest ‘en direcci6n noroccidental. Los dos primeros escuadrones con cel mando del regimiento siguieron en caravana de cuatro en cuatro en la carretera, ya que los setos y verjas no permitian el avance militar. El escuadrén que seguia en tercera posicién dio por el lado occidental de la carretera con vallas de alambre y con un terreno dificil. Una inmensa nube de polvo marcaba el camino de los jinetes. Todo el fuego, asi como las metralletas y baterias de los tiradores belgas, se concentraron en los escua- drones que galopaban en caravanas cerradas en su salida de BELGICA Haelen. El efecto fue desastroso. Los escombros llegaron hasta el lado occidental de Hiaelen, en parte incluso hasta el sur de la localidad. Algunos dragones que habfan perdido su caballo si- guieron luchando a pie en las filas de los cazadores. Mientras tanto, la artilleria habia conseguido tomar posi- cin al oeste de Haelen y abrir fuego contra las baterias ene- ‘migas en Houthem. El debilitamiento de los efectos de la ar- tilleria enemiga que se conseguia de esta forma debia ser aprovechado por el 18.° Regimiento de Dragones para salir también de Helen en direcci6n suroccidental hacia Velpen ca- balgando hacia'los altos. Este procedimiento se llevaria a cabo abriendo fuego con fusiles y ametralladoras desde la caravana en grupos de dos. Con el estandarte ondeando, dos escuadrones cn la primera parte, uno superpuesto en el lado izquierdo dela cola de la segunda unidad tdctica, cabalgaron por encima de las primeras filas enemigas de tiradores. Pero después fracas6 el ataque en setos y vallas de alambre por el violento fuego de defensa, produciéndose graves pérdidas. Mientras ocurrian estos acontecimientos se fragué el des:i- no de la 3 Brigada de Caballeria. En Donck, donde habia con- seguido atravesar el rio Gette, obtuvo orden de eliminar a la artilleria enemiga. Inmediatamente, el regimiento estrella de Kurassier emprendié galope con tres escuadrones de las pri- meras filas por Velpen, pero el ataque fracas6 con graves pér- didas. Con el dltimo escuadrén, que habia quedado ileso, y lo que quedaba de los otros, se renové la brigada bajo el mando del comandante del regimiento, pero fue en vano. También este heroico tercer esfuerzo del valiente regimiento fue infruc- tuoso. Junto a los Kurassier,en el flanco derecho, atacé el 9. Regi- riento de Ulanos, con dos escuadrones en la primera y dos en Ja segunda agrupacién en direccién hacia Tuillerie-Ferme. Tras el derrumbe de la primera agrupacién, atacé el segundo a caba- Ulo, pero tuvo la misma suerte. Al finalizar los ataques, conti- nuaron los cazadores, que habian sido apoyados a pie por los i- radores de la brigada de «Leibhusaren», el ataque en direccién aHouthem y ocuparon en el norte Liebroek y Velpen en el sur El primer gran intento de la guerra de enfrentarse a caballo con armas blancas a las modernas armas de fuego habia fraca- sado, {Quién era el enemigo? Desde las 5.00 horas del 10 de agosto, la divisién de caba- lleria belga se encontraba en el tramo Budingen-Diest del rio Gette con orden de cortar el paso y ademés de aclarar el tramo comprendido entre Tongern-Bilsen-Beeringen-Quaedmeche- len, Las localidades de Budingen, Geet-Betz y Haelen fueron preparadas para la defensa, y los puentes del rio Gette se des- truyeron a excepcién de los pasos de Haelen y Zelck, que fue- ron preparados para su destruccién, Las patrullas de caballeria enemigas habian sido rechazadas, En la mafiana del 12 de agos- to se detecté la fuerte afluencia de caballeria alemana hacia Hasselt. A raiz.de la peticién de refuerzo dirigida a los altos COMBATE EN HAELEN, 12-8-1914 mandos del ejército belga, el dia del ataque a las 8.15 horas se puso a disposicién de la division de caballeria la 4 Brigada de Infanteria en direccién a Cortenacken; tras una marcha apre- surada de 21 kilémetros sin descanso y bajo un calor sofocan- te, sta lleg6 a las 16.00 horas al campo de batalla; estaba com- puesta por cuatro débiles batallones y una bateria. Primero Hlegé la bateria, que tomsé posicion en Lorbergen y acometié la lucha contra las baterias alemanas. En el mapa podemos abservar el posicionamiento de los belgas al comienzo de la batalla. Hacia las 16.00 horas la ma- yoria de las reservas ya estaban dispuestas para realizar la ba- talla a pie. Tras la llegada de Ia 4 Brigada de Infanteria, el comandante de la divisién belga, general De Witte, decidis contraatacar a ambos lados del rio Velpe, en direccién Haelen: El ataque fracas6 en Velpen en medio del fuego de los cazado- res alemanes, sus metralletas, los «Leibhusarens y la artlleria utilizada, Hacia las 18.30 horas de la tarde, el general Von der Mar- witz suspendié la batalla y reunié a su ejército al este del rf0 Gerte Las pérdidas de los regimientos alemanes que participaron en los ataques fueron las siguientes: 24 oficiales, 468 hombres, 843 caballos. A su vez, las pérdidas belgas fueron: 10 oficiales, 117 hombres, 100 caballos. La batalla de Haelen es singular por la presencia de la caba- lleria relativamente numerosa que particip6, si bien no de for- ma simulténea, en los ataques a caballo contra tiradores y arti- lleria en una defensa desprotegida. Los ataques Ilevados a cabo contra armas de fuego en otros frentes, como por ejemplo el de la brigada de ulanos bavaros en Lagarde el 11 de agosto de 1914 y el del 13.° Regimiento de Dragones en Borzymie el 12 de noviembre de 1914, arrojan en principio los mismos -e- sultados; de ahi que el primer ejemplo valga para los demas Hoy nos preguntamos por qué el general Von der Marwitz descarté la orden inicial de adelantarse por el norte del rio De- ‘mer acercindose a la linea Amberes-Bruselas-Charleroi para detectar las fuerzas belgas, inglesas o francesas que se enccn- traban en Bélgica, una vez. que habia sido reconocida previa- mente la presencia de los belgas detrés del rio Gette al sur de Diest. De haberlo hecho asi, habria conseguido derectar sin problemas el flanco septentrional belga, poner en marcha la inspeccién ordenada en la linea Amberes-Bruselas, y hacer efectiva la defensa contra el flanco enemigo, bien sea abarcan- do el rio Demer en colaboracién con el cxexpo del primer ejér- cito, o bien impidiendo la retirada de los belgas a Amberes cerrando los pasos de los rios Demer y Dyle. Pero ademas tam- bien nos preguntamos por qué una vez que se toms la resolu- cién de realizar el ataque de Haelen a través del Gette, éste no se realizé con un frente més amplio y Ilevéndose a cabo en consonancia y a un tiempo con el cuerpo de caballeria: empe- zando con la batalla a pie para, una vez.conquistada una cabe- cera de puente lo suficientemente amplia y haber descompues- to la resistencia enemiga, haber podido beneficiarse de la rapidez de los caballos en la persecucién del enemigo atemori- zado. Obtendremos respuesta a estas preguntas si analizamos el estado animico en el que habia sido formada, equipada e ins- truida la caballeria alemana —y no s6lo la alemana—antes de la ditima guerra, Es particularmente ilustrativo el reglamerto anterior a la guerra, del afio 1909, cuya introduccién a las re- glas de batalla comienza con la frase: «La batalla a caballo es la principal forma de lucha de la eaballeria. A pesar de las leccio- nes de guerra obtenidas a lo largo de siglo y medio, los autores del reglamento seguian aferrados no solo al espiritu, sino en gran medida a las formas de batalla a caballo marcadas por Seydlita y creian poder pasar por alto los cambios que se ha- bian ido produciendo hasta el momento y que exigian de ma- nera imperiosa la aplicacin de las dltimas innovaciones técni- «as. El equipamiento y el armamento se correspondian con el ideal de las grandes batallas de la caballeria la formacién se de- cantaba por la equitacién de escuela, la ejercitacién en grupo y los ataques a caballo. Lo que las tropas y los mandos habian asumido en carne y Inueso se aplicaba de manera instintiva en los primeros campos de batalla de la guerra. La noticia de enfrentarse cara a cara con la caballeria belga en Haelen podia hacer pensar que el adver- sario iba a hacerle frente a una batalla a caballo; pero incons- cientemente podria llevar a infravalorar la resistencia y la efi- cacia del armamento de la infanteria, El fracaso que se produjo con numeroses pérdidas, tanto aqui como en otros lugares, de- bilitaria irremediablemente la confianza de las tropas en’los mandos, mientras que el adversario adquiria una fuerza inme- recida. ‘Ya entonces, y hoy todavia con mayor razén, tiene validez, la frase procedente de la narracién del campo de batalla de Schlieffen del afio 1909: «No se divisa ningain jinete. La caba- lleria ha de buscar su campo de accién fuera de sus otras dos armas». Los fusiles de retrocarga y las ametralladoras despla- zan despiadadamente al jinete del campo de batalla. En cuanto a la inspeccién operativa a realizar por la caba- lleria del ejército, el Reichsarchiowerk confirma: «Ya inmedia- tamente después de comenzar la guerra se comprobé en todo el frente del ejército que las expectativas puestas en la inspecci6n estratégica en el gran cuerpo de caballeria durante el periodo de paz habian sido demasiado altas. Aunque en general habian logrado detectar las lineas de seguridad enemigas, no ha- bian podido atravesarlas en ninguna parte para conocer los procesos que se estaban fraguando detras del frente enemi~ go>.’ La sobrevaloracién de los rendimientos dela caballeriaen ‘cuanto a inspeccién operativa, unida a la infravaloracién de la nueva herramienta de inspecci6n constituida por los aviones, fueron los principales motivos para que en el afio 1914 el man- do superior del ejército renunciara al uso inmediato de esta jo- vven arma que ya entonces abarcaba més de 400 kilémetros ala redonda y la traspasara al comando superior y al cuerpo del ejército, A raiz de ello sélo obtuvo una imagen incompleta de la preparacién del avance enemigo.! 2. El camino hacia el sacrificio de la infanteria Dos meses después, cuando ya las hojas de los drboles em- pezaban a caerse en el otofio de 1914, bajé la impresionante area con la que el mejor ejército del mundo habia inundado Ja regién desde el Marne hasta el sur del pais enemigo. Las me- didas tomadas por el mando superior las considerables pérdi- das y las dificultades de abastecimiento habian producido an desequilibrio de fuerzas en el amplio frente ubicado entre la frontera septentrional francesa en Lille y las montafias suizas. En octubre, un nuevo y duro golpe con fuerzas renovadas pre- vendria del anquilosamiento en el flanco derecho, el mas ex- tremo de Flandes, afianzando una victoria cada vez més lejana, A la llamada de movilizacién habian acudido voluntara- mente cientos de miles de personas a jurar banderas: jdveres entusiasmados y hombres mayores dispuestos a hacer cual- quier sacrficio por Alemania. Ahora —tras una formacin e e- mental de menos de seis semanas— acudfan, alistados en los recign creados cuerpos del ejército y en las distintas divisiones, alos diferentes escenarios de guerra. Los cuerpos de reservis~ tas XXII, XXIII, XXVI y XXVII formaban, junto con el cuerpo de reservistas III, que volvia de Amberes y ya se habia estre- nado en la guerra, la 4.* Divisién de reservistas, asi como la ar- tilleria, que para aquel entonces se consideraba relativamente potente, el 4." Ejército que el 17 de octubre iniciaria su marcha R.A.L, p.126, Fondo del Archivo del Reich. (N. de la) 3 4. LRAL, p17, partiendo de la linea de Brujas, al este de Courtrai, hacia la li- nea de Yser Nieuport-Ypres, Nunca los soldados alemanes par- tieron con mayor entusiasmo, con mayor impetu contra el cenemigo, que estos jévenes alistados, E] 19 de octubre se produjo en todo el frente del ejército contacto con el adversario, el 20 se desarrollé la batalla en Flandes, la primera batalla de Ypres. No sédlo atacé el 4. to situado al norte del camino Menin-Ypres: al mismo tiempo avanzarian por el sur el ala derecha del cuerpo del 6.° Ejército {regimientos de Husares 4.° y I, XIX, XIII, VII y 1/2 XIV Regi- miento de Ulanos, detras del 2.° Regimiento de Hiisares) hacia el occidente para faclitarles el paso a los jévenes cuerpos. El terreno de batalla se caracterizaba por el curso del rfo Yser, desde su desembocadura en Nieuport pasando por Dix- mude hasta Noordschote, y por el canal del Yser que atraviesa Steenstraate-Boesinghe-Ypres-Hollebeke-Comines. Al norte de Dixmude, y desde alli hasta el litoral, se extiende a ambos Jados del rio Yser un terreno pantanoso profundo, en parte si- tuado por debajo del nivel del mar, y atravesado por numero sos suircos y canales. Un sistema de esclusas, cuyo punto neu- ralgico es Nieuport, permite la regulacién del nivel de aguas; si fuera necesario, incluso la inundacién desde el mar. Desde el Kemmelberg, una montafia de 156 metros de altura situada al sur de Ypres, parte una corona de altos formando un arco pla- no atravesando Wytschaete-Hollebeke-Gheluvelt-Zonnebe- ke-Westroosebeke én direccién a Dixmude; éste es de suma importancia para la observaci6n de la artilleria en un pais ma- yoritariamente plano, pero la visibilidad que ofrecia se veia no- tablemente restringida por las numerosas granjas, setos, bos- ques y localidades de la zona. Los mandos de la batalla, sobre todo los de las j6venes tropas, se vieron muy afectados por las complejas peculiaridades del terreno. Los jévenes soldados se dirigieron el 20 de octubre, ento- nando al mismo tiempo el himno alemén, a atacar Dixmude, Houthulst, Poelkappelle, Passchendaele y Becelaere. Las pérdi- das fueron graves, los resultados satisfactorios, En la noche del 21 Ileg6 la orden de continuar con el ataque atravesando el Yser. En el camino hacia alli se encontraba Lan- gemark, también el cruce de Broodfeinde. Los jévenes soldados se dispusieron nuevamente a atacar, una vez que la artilleria ya habia actuado con su prestunto efecto devastador: Los reservis- tas empujaban hacia delante, rellenando las filas eada vez. més despejadas, aumentando las pérdidas, Sélo en algunas zonas se consiguié penetrar en posiciones enemigas. Tampoco el ahirco de los oficiales pudo rebajar el efecto de las armas enemigas el rimero de victimas aument6 de forma infinita, en cambio de- saparecié la fuerza de ataquie. No pudo cumplirse el objetivode aduefiarse de Langemark el dia 22. Sin embargo, los contrac: ques enemigos demostraron que la voluntad de lucha del de- fensor no se habia quebrado. Entretanto se consiguié el ataque por la parte noroccidental hasta llegar al lado oriental de Bixs- chote, més al norte y delante de las puertas de Dixmude. El 23 de octubre estuvo marcado por diferentes batalla, de las cua- les ninguna significé victoria alguna pero sf terribles y cruen- tos sacrificios. Habia que enterrarse en profundidad y para ello se necesitaban herramientas de atrincheramiento. «En la tarde del 23 de octubre habia finalizado el primer ataque del nuevo cuerpo en el canal del Yser tras cuatro dias de batalla.*» ‘A pesar de la considerable ayuda aportada por la artilleia pesada, la fuerza de ataque de la infanteria no habia bastado para vencer a un enemigo que, al menos en un principio, habia sido relativamente débil. Ni el mayor espiritu de sacrificio, ni el més ferviente entusiasmo ni las érdenes mas firmes pudie~ ron contribuir a hacerlo realidad. En estas circunstancias se suele objetar que precisamente en este decisivo tramo del fren- te supuso un error enviar alos cuerpos de reserva mas jovenes e inexpertos al mando de comandos en parte notablemente en- vejecidos y con un equipamiento incompleto. Por ello, el ejem- plo de la primera batalla de Ypres no es el mas adecuado para demostrar la insuficiente fuerza de ataque de la infanteria, aun tratindose de un adversario inferior en niimero. Esta objecién tiene una cierta razén de ser en la medida en que las tropa ex- pertas probablemente hubiesen logrado los mismos resultacos con un niimero inferior de pérdidas. Lo que sf es incierto es si lo hubiesen conseguido con més, o si hubiesen logrado incluso tuna victoria, Y es que no eran exclusivamente estos jévenes re- 5. RAV, p.3I7. clutas los que por aquellos lluviosos dias de octubre se enfren- taban al iltimo gran ataque del afio 1914 en el frente occiden- tal alemén. A su derecha luchaba el excelente II Cuerpo de Reserva, a su izquierda las divisiones del 6.° Ejército, que repe- tidamente habian puesto a prueba sus cualidades de batalla. Sus resultados no eran mejores que los de las formaciones nuevas y su enemigo no era ni mayor ni mas resistente o fuerte. La situacidn de ambas partes puede observarse en el mapa de la pagina siguiente Una vez que se habia agotado gran parte de la escasa muni- ciGn de artilleria disponible, el 24 de actubre ya s6lo se pro dujeron ataques aislados hasta que éstos se ahogaron literal- mente en las luvias. Dos intentos més para ahuyentar el amenazante fantasma del atrofio sacando del frente a brigadas, y divisiones del nticleo de las tropas fracasaron en sangrientas batallas, Entre el 30 de octubre y el 3 de noviembre, el XV y I Regimiento bavaro y el */, XIII Regimiento de Ulanos for- maron la tropa de ataque Fabeck. Se dispusieron cinco divisio- nes en un frente de ataque de 10 kilémetros de ancho, El re- sultado fue, una vex més, una amarga decepcién que no logré ‘cambiar tampoco la introduecién paularina de la 6 Divigién bavara, la 3.° Divisién pomerana y partes de la caballeria. Fi- nalmente, entre el 10 y el 18 de noviembre, lucharon tropas expertas en torno al arco de Ypres. La 9 Divisién de Reserva del 4° Ejército se dispuso en el Ill cuerpo de reservas: la 4.* Di- visin de Infanteria y la division de la guardia Winkler se transfirieron al 6. Ejército formando junto al XV Regimiento de Ulanos, que luchaba en la linea Menin-Ypres, el nuevo gru- po de ataque Linsingen. Aunque el 10 de noviembre los j6venes reclutas consiguie- ron conquistar Dixmude y obtuvieron ciertos avances en Drie Grachten y Het Sas, los Ill Cuerpos de Reserva que se encon- traban més al este, y en particular la 9.* Division de Reserva, que habia sido constituida apresuradamente, no ruvieron la misma suerte. En particular las pérdidas de estos tltimos fue- ron considerablemente graves. El 11 de noviembre, la guardia y la 4# Divisin de Infanteria atacaron a ambos lados de la I- nea Menin-Ypres con poco éxito. También aqui hubo conside- 1.8 BATALLA DE YPRES, 20-10-1914 exPucanones BAterritD, Franceses gv LIV.V.KK. Poa x0. RHA, rables pérdidas. Al dia siguiente ya no se consiguié ningiin lo- gro digno de mencién; ambos ejércitos consideraban que la condicién para llevar a cabo més ataques era la llegada de fuer- as renovadas. En consecuencia, el mando superior del ejército ordené que el 79 Fjército cediera al 6° una Divisién de Infanteria, el 3. Ejército al 4° una Division de Infanteria, y el departamento del ejército Strantz cediera también una brigada de infanteria; am- bas divisiones s6lo pudieron cederse con su infanteria, es decir, sin artilleria. Al mismo tiempo, el eomando tuvo que restringir considerablemente el uso de municién de la ya de por si pesa- da artlleria, Con ello, ya de antemano el ataque preparado ca- recia de toda fuerza. La municién hubiese sido més importan- te que Ja infanteria. Por estas circunstancias, el 4.° Ejército renuncié a realizar més ataques. En el caso del 6.° Ejército tuvo primero que fracasar un ataque del grupo Linsingen antes de tomar la dura decisién de pasar a la guerra de desgaste. «El 18 de noviembre se encontraban entre el mar y el Douve 27 %/, di- visiones de infanteria y una divisién de caballeria alemanas frente a 22 divisiones de infanteria y 10 divisiones de caballe- ria del enemigo.*» Las graves pérdidas alemanas que se produjeron del 10 al 18 de noviembre ascendieron en la regiGn de los ataques a 23.500 hombres. De mitad de octubre a principios de noviem- bre el 4° Ejército contabilizé 39.000 muertos y heridos y 13.000 desaparecidos; el 6° Ejército tavo 27.000 muertos y he- ridos y 1.000 desaparecidos; en total, ambos ejércitos perdieron 80,000 hombres” Con ello, la batalla de Ypres les costé a los alemanes 100.000 hombres, entre ellos muchos en la flor de su juventud, y una gran parte de sus mandos de reserva. En el lado enemigo se perdieron: los franceses* 41.330 hombres, entre ellos 9.230 desaparecidos los ingleses 54.000 hombres, entre ellos 17.000 desaparecidos los belgas 15.000 hombres. 6. R.A, VL p.25. 7. RA,N,p.401 8, Les Armées Frangaises dans la Grande Guerre, Tomo I, 4 p. 554. Desde agosto hasta noviembre de 1914 perdieron Jos alemanes 677.440 hombres los franceses 854.000 hombres los ingleses 84.575 hombres 3, Detrds de las alambradas de piia en la guerra de trincheras En todo el frente occidental se produjo a partir de noviem- bre de 1914 un pardlisis absoluto de todas las actividades. Este estado de anquilosamiento habia comenzado en la cadena mon- tatiosa de los Vosgos y se habia extendido hasta la costa, en cuya proximidad se habian desarrollado las batallas de los meses de octubre y noviembre y donde se desfogaba toda la fuerza de ataque, procedente de batallas anteriores, de ambas partes. Esta energia se manifestaba en los alemanes en la demos- tracién de la nueva infanterfa —los jévenes reservas del 4.° Ejército, los batallones procedentes de otros frentes, divisiones y brigadas de infanteria—, que en un principio estuvo dotada de un niimero suficiente de cafiones, pero ya desde que co- menzaron las luchas disponian sélo de una cantidad limitada de municién. Por ello, el foco principal de los ataques alemanes debia centrarse en la potencia de los bayoneteros. En el Jedo contrario no fue posible establecer un grupo de soldados simi- lar en mimero; muy pronto, tanto franceses como ingleses y belgas tuvieron que pasar a la defensiva. Pero en esta formade batalla las ametralladoras y los cafiones pudieron hacer frente al ataque con armas superiores: asi como en agosto habian fra- casado los ataques de los jinetes con lanzas, también en octubre y noviembre fracas6 el ataque de los bayoneteros en una gra- nizada compuesta por los proyectiles de las armas de faego modernas. Por suerte, también en el lado enemigo se produjo la falta de municién, ya que de no haber sido asi, la descom- pensacién de fuerzas por el niimero de hombres (que de hecho hacia mediados de noviembre tuvieron que partir al este) hu- biese tenido consecuencias atin mas negativas para los ale- manes, La pérdida en ambos lados de la infanteria, en la flor de la vida, la falta de municién, el acercamiento del frente a la fron- tera suiza y al mar, con la consecuente imposibilidad de r0- dearlos y de realizar una guerra égil, desembocaron en el us0 de la pala y la construccién de obstaculos. Ambas partes alber- gaban la esperanza de que la incipiente guerra de desgaste fue- se sélo una situacién pasajera. Ninguna de las partes tomaba la decision de desplazar su frente a un terreno que ofreciera unas condiciones més favorables para su defensa sostenible. Ambos adversarios temian que la renuncia a un suelo por el que se ha- bia luchado con tanto esfuerzo pudiera ser interpretado como el reconocimiento del fracaso, De esta manera, el frente se paraliz6 en el terreno de lucha de las tiltimas batallas. Se requerian considerables trabajos, asi como equipos fuertes, y la situacién exigia luchas continuas por posicionamientos de importancia local muy limitada. En ambas partes se produjo en un principio un sistema de defensa basado en Ia construccién de zanjas, destinadas a los soldados pertenecientes alas primeras tropas del frente y asus reservas, las cuales, al mismo tiempo, inclufan canales de conexién para Ia realizacién de los relevos y el abastecimiento de los soldados. Estas posiciones estaban protegidas por obstaculos de alambre de una densidad y profundidad que iban en aumento. Apenas se recurrié a las posiciones posteriores. La artilleria se utilizé de manera que pudiera combatir las posiciones de la infanteria y la bateria enemigas, es decir, en las primeras posiciones y en agrupaciones de poca profundidad. En un principio tampoco se dispuso wna defensa adicional para la artill El principal objetivo de ambas partes consistié en un prin- cipio en la mejora del armamento y del equipamiento. Aumen- 16 en particular el ntimero de ametralladoras, que duraria has- ta finalizar la guerra y que convertiria a este tipo de arma, auxiliar en su origen, en el arma principal de la infanteria y después incluso de los aviadores. Ademés, aument6 considera- blemente la artilleria, doténdose de una cantidad de municién de dimensiones desconocidas hasta el momento, Se utilizaron todo tipo de caitones disponibles, incluso los de cierta antigiie- dad, Ademés; los veteranos cobraron nuevamente importancia; se usaron minaé y se repartieron granadas de mano. La cons truccién de galerias, las voladuras e inundaciones que se lleva- ron a cabo, as{ como los obstéculos de todo tipo, le conferian a Jos posicionamientos un cardcter cada vez més parecido al de una fortaleza ‘A la larga, los alemanes padecieron més que sus adversa~ rios las consecuencias de tunas posiciones que no reunian bue- nas condiciones para su defensa. La permanente concentracién de las fuerzas mas potentes en primera linea hacia disminuir el simero de las reservas disponibles, dificultaba su formacién, acortando los periodos de descanso y debilitando sobre todo a las fuerzas de ataque de otros frentes de la guerra, lo que con- tribuia a posponer alli cualquier decisién. En cuanto al adversario, pronto se produjeron condiciones més favorables, ya que se decidié no enviar contingentes fuer- tes a los frentes de menor relevancia (Gallipoli) y concentrar todas las reservas disponibles en Francia (hombres, equipos y municién). Con ello no pretendemos afirmar que esta decisin fuese la correcta desde el punto de vista operativo. Ambas partes tenjan muy claro que sdlo la utilizacién de recursos extraordi- narios podria garantizar un éxito en la batalla del frente occi- dental: y ambas pretendian llegar a esta meta por distintos ca- minos. 1915. Con recursos insuficientes 1. La batalla de artilleréa ‘Mientras que en noviembre de 1914 la principal actividad bélica de los alemanes se desplazaba al escenario de guerra si- tuado en el este—aungue ya era demasiado tarde para obtener Exitos importantes, los dirigentes del ejército francés deci- dieron llevar @ cabo un ataque durante el invierno de 1914- 1915 para evitar que los alemanes siguieran enviando soldados al este y, desde luego, para aprovechar el debilitamiento del momento. Segiin la orden del general Joffre dada al ejército el 17 de diciembre de 1914, iba a tener lugar una batalla decisiva para «liberar definitivamente al pafs de los intrusos». La posi- bilidad de debilitar las sensibles posiciones de retaguardia de los alemanes fue el motivo que Ilevé a elegir un punto de ata- gue en la regién de la Champatia francesa; ademés en este frente eran favorables tanto las propias posiciones como el te- reno de ataque. EL 20 de diciembre comenzé el ataque de los tres cuerpos del 4° Ejército francés tras un periodo de preparacién de cua- tro semanas. Detrés de las tres divisiones de primera linea se encontraba una divisién en reserva (1). Diecinueve aviones pertenecian al ejército. Segtin los eéleulos franceses, la superio- ridad cuantitativa sobre el enemigo en el tramo de ataque era de 100,000 hombres. Se desplego una artilleria fuerte para aquellos tiempos, 780 tiradores de todo tipo de calibre, y se le- vant6 el habitual recorte en cuanto al gasto de municién. De cesta manera, y en cuanto alo que a preparacidn y realizacién de la batalla se refiere, la artillerfa desernpeiié un papel mucho més destacado que hasta ese momento. Con estos medios se pretendia romper el frente alemén a ambos lados de la carretera Guippes-Attigny. En un princigio no fue posible conseguir que la infanteria de las tres divisiones de ataque actuaran al unisono. Asi, se desmembr6 el ataque hasta el dia de Afio Nuevo en luchas aisladas de los distintos cuerpos y divisiones, ya que el efecto de la artilleria en general ro habia sido suficiente ni para destruir los obstaculos erigidos delante de las trincheras alemanas ni para hacer callar a las ametralladoras alemanas. Los ataques impetuosos llevados a ‘abo con fuego por la infanteria se alternaban con dfas marca- dos exclusivamente por batallas de artilleria; continuaron las Tuchas con minas y zapas, y los pioneros necesitaban urgente- mente refuerzos. Ademés, los alemanes utilizaban cualquier descanso en Ia batalla para recuperar, en violentos contraata- ques, todo trozo de trinchera perdido. Al comenzar el afio nuevo se prepara un nuevo cuerpo del ejército (III) como reserva del ejército detris del frente del 4° Ejército franeés, la reserva existente hasta ahora (1." Regi- miento de Artilleria) pasa al primer frente de ataque. El mal tiempo y los fuertes embates alemanes retrasan la ejecucién de las intenciones de ataque. La ofensiva del 4.° Ejército francés eparece difuminarse en pequefios combates, enya relacidn es dificilmente reconocible y cuyas arremetidas amenazan con perder su efectividad sobre el enemigo por la interrupcién de los periodos de descanso entre las mismas».’ El dirigente del ejército se refugia en la artilleria, para . ‘Ambas partes se adjudicaron en sus respectivas hazafias b licas oficiales la victoria en la batalla del invierno en la Cham- pia, la primera «batalla de artilleria». Sin embargo, parece que de cara a la escasa recuperacién de terrenos y la enverga- dura de los sacrificis realizados, el atacante pagé un precio ex- cesivamente alto, mientras que los defensores, aferrados a aguantar y proteger sus operativos en todo un frente occiden- tal de extrema importancia, ten‘an que subsistir con escasas re- servas y una artilleria exigua, por lo que realizé su cometido de manera ejemplar, Esto es algo que merece ser constatado en honor del 3." Ejército aleman. El resultado de la batalla fue que a pesar de una dedicacién absoluta y de la doble superioridad en ntimero y en reservas de municién y de tratarse de posiciones relativamente precarias en cuanto a su fortificacién pero defendidas con obstinacién, dichas posiciones no pudieron ser conquistadas porque el de- fensor encontré el tiempo de bloquear los posicionamientos antes de que el atacante, que iba ganando terreno poco a poco, pudiera beneficiarse de los éxitos iniciales. {Cuéles eran, entonces, los medios disponibles para asegu- rar las victorias del ataque en un futuro? Lo més sencillo seria un aumento progresivo de los medios convencionales a utilizar en el ataque: extension del frente para unir las fuerzas del ad- versario simulténeamente y eclipsar posibles flancos locales; a continuacién aumento de la utilizacién de artilleria y muni- cién para destruir completamente las posiciones enemigas y los obstéculos, asi como la paralizacién de su artilleria. Sin embargo, atin mas efectivo podria ser el uso de nuevo material de guerra. Lo que habia entonces era: el gas de com- bate, el carro de combate acorazado, la aviacién. Si se podia conseguir usar uno de estos nuevos medios o incluso varios en combinacién con los convencionales, de forma masiva y 20r sorpresa, se podfa lograr un gran éxito en un frente de comba- te de guerra, el frente occidental, de por sf predestinado a azo- nizar. No obstante, se debia garantizar la sorpresa para no te- ner que contrarrestar medidas tomadas por el enemigo, asi como el uso masivo destinado a destruir en un sentido opera- tivo una parte suficiente del frente enemigo y finalmente la movilizacién de fuerzas operativas que aprovechasen posibles éxitos. Estas exigencias pueden establecerse facilmente, pero en la realidad del combate no podian cumplirse con facilidad Las reales o presuntas dificultades del momento exigian a ve- ces un uso anticipado, aunque con frecuencia también hay que ver Ta causa en la impaciencia o la desconfianza hacia los me- vvos medios que no habian sido probados previamente. De cara al efecto de la sorpresa, que en ningtin momeato debemos infravalorar, vale la pena analizar cémo fueron wtili- zados los nuevos recursos en la iltima guerra y cusl fue la im- presidn que dejaron en el enemigo. De esta manera podremos examinar hasta qué punto ambas partes se acercaron a la vic- toria mediante un aumento cuantitativo de los medios de lucha convencionales, 2. El combate con gases téxicos Pero volvamos a Flandes. Alli se encontraba, desde que en febrero las tropas francesas habian utilizado granadas rellexas de gas contra los alemanes, una nueva arma de combate, una sustancia quimica en forma de cloro. eLa liberacién del gas se producia en una situacién meteorol6gica favorable mediante el lanzamiento de cilindros con gas, de modo que el enemige se Viera obligado a abandonar sus posiciones.'*» Los mandos, des- de el mando supremo del ejército hasta la propia tropa «sen- tian cierta desconfianza hacia esta nueva arma, si, quizas indu- so un rechazo total»."’ Por este motivo se iba a llevar a cabo 18. R.A, VII, p.53. 19, R.A, VILL p.38 tuna pequefia prueba con la tropa del 4.° Ejército. Para ello el ejército eligié los altos de Pilkem y el terreno limftrofe con la esperanza de poder desalojar el arco de Ypres y recuperar el ca- nal de este rio. Esta arma quimica podia ser liberada en aquel entonces de dos maneras: mediante el lanzamiento con proyectiles y el lan- zamiento a través de cilindros. Sin embargo, los proyectiles ain eran defectuosos y dada la escasez de catalizadores y de ar~ tilleros no podian ser lanzados con la suficiente densidad para alcanzar su objetivo. Por ello, la alternativa consistié en el uso de cilindros de gas, que se instalaban en baterias en las trin- cheras situadas en primera linea y que tenian que ser liberados con vientos y condiciones favorables, Pero esta claro que preci- samente la dependencia del viento y del tiempo suponian una gran desventaja, que ponia en peligro el momento del ataque constituyendo ast la principal causa de la falta de confianza en esta nueva arma. A todo ello hay que sumar el no menor peli- gro que suponia para las propias filas en caso de producirse cambios meteorolégicos o de estropearse los cilindros por ata- ques enemigos, Por ello, en la batalla inminente de Galitzia” se prescindié de un uso excesivamente generoso, limitndose al experimento realizado en Flandes. d Se utilizaron 6,000 cilindros de claro con 180,000 kilos de este gas en wn frente de 6 kilémetror en el émbito de loz XXIL y XXVI cuerpos de reserva, después que una instalacién reali- zada previamente més al este tuviera que ser trasladada por el cambio de vientos. Tras multiples retrasos, por fin el 22 de abril de 1915 llegé el esperado viento del norte, pero desafortunada- mente comenzé a soplar a media tarde, asi que el procedimien- to planeado para ser llevado a cabo de madrugada tuvo que ser modificado nuevamente. El seguimiento de la nube a plena luz. del dia entrafiaba el peligro de que se produjesen considerables pérdidas para la infanteria y de que el tiempo para aprovechar posibles éxitos fuera escaso. A las 18,00 horas, hora alemana, los pioneros alemanes abrieron las valvulas de los cilindros; una nube densa y amarillenta de unos 600 a 900 metros de profundidad y-de altura humana aproximadamente, fue arras~ 20. Regién situada entre Polonia y Ucrania. (N. de la) trada por el viento a una velocidad de unos 2a 4 metros por se- gundo hacia las trincheras de las divisiones francesas, la 87. Divisién territorial y la 45." Divisién de Infanteria, asi como hacia el ala izquierda de la divisién canadiense situada al este de estas iltimas. El pénico se hizo presa del adversario, quien tras algunos disparos abandoné su posicidn con graves pérdi- das. Perdid 15.000 hombres, entre ellos se produjeron 5.000 muertes, 2.470 presos, entre los cuales se encontraban 1.800 hombres ilesos as{ como 51 caftones, cuatro de ellos pesados, y aproximadamente 70 ametralladoras, lo cual cayé todo en ma- nos alemanas. De los 200 heridos por los efectos del gas téxico murieron 12, es decir el 6 por ciento. Hasta bien entrada la tarde, la conguista del terreno de 11 kilémetros de largo aumenté en 2 kilémetros de fondo. En- tre el canal y San Julidn quedaba atin una franja de tres kil6- metros y medio de ancho. Lamentablemente el 4.° Ejército sélo disponia de la media 43." Divisién para poder haber ampliado esta preciosa victoria en Houthulst. E] ejército se encontraba demasiado alejado y muy debilitado para poder aprovechar esta situacién tan favorable. En los dias siguientes se pudieron ampliar los éxitos iniciales con el nuevo y repetido uso de gas hasta que los briténicos finalmente se vieron obligados a de- salojar una gran parte del arco de Ypres. Al finalizar la batalla, e] 9 de mayo la conquista de terreno por los alemanes abarca- ba una extensién de 16 kilémetros de un ancho de mas de § ki- lametros, No volvié a cundir el pénico entre el enemigo. Muy Pronto, éste comenzé a protegerse con méscaras de fabricacién propia, Sin embargo, las pérdidas del atacante en parte también fueron considerables. En total, los alemanes perdieron en trece dias de lucha 35.000 hombres, el adversario 78.000. Si comparamos las pérdidas, la conquista del terreno y el botin de guerra de esta batalla de Ypres con la batalla del in- vierno en la Champafia, vemos claramente la importancia que audquiere el uso por sorpresa de nuevas armas, incluso y a pesar de tratarse de un adversario con experiencia en la batalla, va- liente y dotado de armas modernas. Como alemén, es de la- mentar que la falta de confiarza en la nueva arma, que enton- ces era comprensible, asi como la falta de movilizacién de COMBATE CON GASES TOXICOS EN YPRES, ABRIL DE 1915 4508. 4 ‘DV. en Houthulst AMIR. Jo XXVLK Re 4° Berto & suficientes reservas, no permitieran beneficiarse inmedicta- mente de la situacién pudiéndose ampliar asi la victoria. Deahi cen adelante la sorpresa ya no se produciria por las nuevas ar- mas en si, sino por la eleccién del luger y del momento de su «so, asi como por el tipo y la cantidad (densidad) del gas utili- zado. Pero también esto entrafiaba, en combinacién con las ar- mas convencionales mas antiguas, posibilidades atin insélitas. Claro que también cabe sefialar que el enemigo encontré me- didas de proteccién, las cuales en caso de tener la certeza de un «so inmediato de estas sustancias de combate por el enemigo y cl peligro de que el gas rebotase eran incluso imprescindibles para las propias tropas. La poca fiabilidad de este sistema de liberacién soplada lle- v6 a probar con proyectiles de superior calidad que lanzaban el gas mediante artilleriao proyectiles de gas. Surge asi un arma de combate que permite la contaminacién de determinados te- rrenos y tiene un efecto paralizante sobre todo ser vivo que se encuentre en ellos, sin necesitar acertar con proyectiles 0 que se produzca la fragmentacién de los mismos. Esto permitia, en tre otras coses, combatir nuevamente la artilleria enemiga, algo en lo que ambos combatientes habian fracasado durant> la batalla invernal en la Champafi. La proteccién contra los efectos del gas se buse6 y encontré en el uso de méscaras. La méecara en un principio era molesta para el combatiente, pero le protegia enormemente si se la co locaba a tiempo. Por ello, y para que el gas tuviera efecto, se bbuscaron sustancias que pudieran atravesar las partes de la mascara que protegian las vias respiratorias, desencadenando asi su efecto irritante en ojos y mucosas y obligando de esta manera al soldado a quitarse la mascara En principio, as armas de combate utilizadas estaban pen- sadas para facilitar las ofensivas, pero en comparacién estaban poco desarrolladas. Muy pronto se empezaron a utilizar sus- tancias de combate de mayor efecto, de las que producian una contaminacién del terreno limitada a un determinado tiempo y las cuales, por lo tanto, beneficiaban principalmente al defen Sor. A este grupo pertenece el «Gelbkreuz»,! que también se 21. Enespafol scruz amarillay. (N. de la T) conoce por gas mostaza. Esta sustancia de combate muy pron- to empezé a estar presente en todos los campos de batalla, La lucha entre la sustancia quimica de combate y la mésca- ra u otras medidas de proteccién nos recuerda la batalla entre el cafién y el tanque; una lucha que se desarrollé con la misma alternancia de éxitos y con la misma contumacia. Tanto ata- cantes como defensores la usaron. Y finalmente, el émbito de repercusién de estas sustancias se amplié una vez. mas median- te su lanzamiento desde aviones. El origen de los tanques 1. En Inglaterra Impresionados por el vigor de la resistencia con ametrallado- ras y obstaculos de alambre de pia, algunos ingleses™ ya en oc- tubre de 1914 comenzaron a plantearse la construccién de un ca- 10 blindado segiin el modelo de los tractores Holt-Caterpillar, que era capaz, gracias al mecanismo de rodadura compuesto por interminables cadenas, de arrollar cualquier obsticulo, atravesar todo tipa de trincheras y de llevar bajo una coraza a prueba de bala su armamento contra el enemigo. Otra de las cualidedes consistiaen la posibilidad de destruir las ametralladoras inven- cibles del enemigo para proporcionarle de esta manera a la pro pia infanteria la posibilidad de avanzar campo a través sin tener que contabilizar insuperables y cruentas victimas. Los ingleses emprendieron un camino completamente distinto al de los ale- ‘manes respecto a las sustancias quimicas de combate. Mientras que éstas pudieron llevarse a la practica répidamente, la idea in- zglesa primero tenfa que adquirir fundamento y aplicarse de ma prictica. Y esto exigia un cierto tiempo. El secretario general de Estado para la Guerra, lord Kitche- neg, rechaz6 en un principio la idea de construir un «destructor de ametralladoras». El vencedor de Omdurman,* la batalla en 22. Las informaciones de este parrafo se basan bésicamente en elli- bro del general mayor sir ED. Swintons: «Eyewitness», Londres. Hod- der and Stoughton Limited, 1992, p. 80ss. 23. En la batalla de Omdurman, que tuvo lugar en la parte superior del Nilo, los ingleses vencieron en 1898 bajo el mando de lord Kitche- nner ejército del emir Abdullah al Teashi la que se emplearon por primera vez estas mortales armas de fuego automiticas, en medio del desasosiego producido por los negocios de guerra no parecia recordar su devastador efecto Y eso que él mismo habia manifestado sus reservas poco des- pués de aquella batalla preguntandose qué pasaria si los ingle- ses algtin dia tuvieran que atacar, en condiciones similares a las de sus adversarios verndculos e indefensos, a ametralladoras enemigas. Tampoco las experiencias de la guerra anglo-boer dejaron impresiones claras en los soldados briténicos vencedo- res en lo que al efecto de las ametralladoras se refiere. Con la guerra mundial se reconoceria finalmente su valor. En diciembre de 1914 consiguieron presentarle al primer ministro, Asquith, una memoria en la que se sugerfa la cons ‘ruccidn de un portador de ametralladoras acorazado con cadenas de oruga. El primer lord del Almirantazgo, Winston Churchill, que ya entonees habia proporcionado en Dunkerque a la base de sus aviadores navales carros tanque y queria equipar estos vehiculos con puentes para atravesar las carreteras y trinche- ras destruidas por los alemanes, también se enteré de este escrito. Por ello, él por su parte propuso la construccién de méquinas de vapor segtin el sistema Holt-Caterpillar que por- tarfan tanques, ametralladoras y tropas. Logré convencer‘al di- rector de fortalezas y obras en el Ministerio de Guerra, de modo que cada vez fue ampliéndose més el circulo de los que eran partidarios de levar adelante el proyecto de una nueva méquina de guerra. Mientras tanto, la ofensiva inglesa habia fracasado en Neu- ve Chapelle y en Bassée envuelta en la alambrada de piia y en el fuego de las ametralladoras. Los ingleses estaban preparan- do nuevos ataques, alistando hombres y preparando cafiones y municién en grandes cantidades. Se luchaba como los dervi- ches en Omdurman. Utilizando las palabras de Schliessen, era «la batalla de todo un hombre, de las bayonetas contra la im- prudencia, la bala, el disco contra el tirador».#* El resultado fue que por ambas partes aumentaron los obsticulos, y las trin- cheras y los refugios se hicieron cada vez mas profundos. La 24, Schliessen, Cannae, Viertelsjahreshefte fiir Truppenfithru tund Heereskunde 1910, p. 205, m “s guerta se asemejaba cada vex més a una guerra de fortaleras En amplios frentes se convirtié en una guerra de minas debajo dela tierra, ‘A principios de junio, el teniente coronel de los pioneros, E. D, Swinton, le present6 al Alto Mando del Ejército inglés ‘una memoria sobre la construccién y el uso de un destructor de ametralladoras, que le fue presentada el 22 de junio por el mariscal sir John French al ministerio inglés de Guerra. Esta memoria ya contenia grosso modo las principales exigencias técnica y técticas de las posteriores primeras construcciones, indicando en particular la importancia del mantenimiento del secreto y del uso por sorpresa en un ataque de gran enverga- dura, «No deberia darse a conocer su (de los tanques) existen- cia antes de no estar acabado, No deben hacerse pruebas :on uunas pocas méquinas, cuyos resultados podrian delatar el lan» PY Elo wlacnet aihel papas de Risin en Be tierra», en febrero de 1915, y tras un fracasado intento de su- perar obstéculos con un tractor cargado del tipo Holt, el Mi- nisterio de Guerra inglés habia dejado caer la frase, nada ¢es- conocida por cierto en otros lugares, de «ni hablar». Y ahora se veia animado a seguir adelante gracias a la memoria de Swin- ton y al haberse conocido los planes de la Marina. De ahi que se reuniera con la Marina y con el recién creado Ministeria de Municin para analizar el posterior desarrollo. En septiembre de 1915, un aparato puesto a prueba, el «Lit- tle Willie», que todavia no habia sido construido segiin los re- quisitos de Swinton, sufrié una derrota. Al mismo tiempo se expuso un vehiculo en un modelo de madera, el «Mother», que posteriormente se Ilamaria tanque Mark I y que aparecié por primera vez justo un afio despues en el frente. Habia sido cons- truido segiin las indicaciones del teniente Wilson y de la em- presa W. Foster a. $. y ya destacaba por la forma de rombo y la rueda directriz.elevada en su parte anterior y las cadenas que abarcaban todo el perfil. Se llevaron a cabo pruebas de tiro son metralletas y municién alemanas sobre planchas de acera. s¢ acondicioné y exploré un campo de pruebas y de précticas,cu- 25. Swinton, Eyewitnes, bidem, yos obstéculos equivalian a los posicionamientos alemanes, y ya en enero de 1916 se realizaron las primeras pruebas de cir- calacién y de tiro con un vehiculo piloto. La captura de artille- ria de5 cm en las torres blindadas ya entonces despertaba el te- mor de que los alemanes pudieran introducir cariones de un mismo calibre capaces de atravesar los tanques y fortaleciendo asf considerablemente la defensa de los mismos. Ya se estaba pensando cémo contrarrestar estas medidas. Como cuadro de tripulacin para equipar los futuras tropas blindadas serviria una unidad de la Marina de una escuadra ya existente para ca- rros de combate. Y en este periodo quedd conformado, final- ‘mente, el apodo de esta nueva arma de combate que pronto se conoceria en todo el mundo: el «Tanks. E12 de febrero de 1916 se presents el primer tanque a una serie de personalidades, entre ellas a lord Kitchener, Balfour, Lloyd George. Los ministros civiles estaban entusiasmados, mientras que lord Kitchener se mantuvo escéptico. No cre que la guerra se pudiera ganar con estas maquinas que podian convertirse en botin de la artilleria enemige. En cambio, os de- fensores del frente se mostraron a favor de esta arma, En el mismo mes, el incansable Swinton redact6 una me- moria sobre la futura aplicacion de los tanques, que atin hoy vale la pena leer por su claridad y la previsién del futuro del tanque. Mencionemos por ello algunos de los aspectos de este escrito: Como la perspectiva de levar a buen término un ataque con tanques se basa principalmente en su novedad y el elemento sor- presa,es evidente que la repeticién entraia le misma probabil dad de éxito que su primera utlizaciOn. De ahi que estas méqui- nas no puedan ser utilizadas con cuentagotas (dependiendo por ejemplo de las posibilidades de su suministro), sino que el hecho desu existencia debe ser mantenido lo mds secretamente posible hhasta que todo el conjunto esté disponible y pueda llevarse a ‘abo una operacién en conjunto con la infanteriaasaltante La profundidad que debe serle otorgada al ataque, es decir si se trata de un procedimiento paulatina en el que tras la prepa~ racién de la artillera se lleva a cabo un avance limitado, 0 si se asegura una conquista de terreno y después, tras un necesario descanso para volver a preparar la artilleria contra el frente ene- ‘migo, se realiza un nuevo asalto con un objetivo concreto, y asi sucesivamente; o si se trata de llevar a cabo un enorme esfuerzo para irrumpir con un solo golpe en la zona de defensa del zne- ‘migo: todo esto depende de la decisign del comandante gene-al y de las circunstancias estratégicas dela situacidn en si. Pero bien es sabido que un procedimiento paulatino, que le da margen al encmigo para otorgarle refuerzos, no es el mas aconsejabe. Es ‘un procedimiento que nos ha sido impuesto por la incapacided de los medios auxiliares de la infanteria para abrirse camino atra- vés de las Kineas defensoras y protegidas del enemigo en medio del fuego de ametralladoras y alambre de piia y a pesar de las -victimas lamentadas. Una linea de defensa de fuego que sdlo puede ser abatida por nuestra artilleria. ‘Sélo los tanques parecen poser no sélo la fuerza de atrave- sar varias lineas de defensa relativamente intactas, sino también, y siempre y cuando se realice el ataque répida e interrumpida- ‘mente, de persist en la lucha de manera prolongada. Por ello, la ppropuesta de atravesar la zona de resistencia enemiga en un solo dla puede ser considerada cada vez mis probable. Swinton manifiesta que en un terreno favorable pueden realizarse progresos de unas 12 millas diarias; su meta princi- pal de combate consiste en el despojo de la artilleria enemiga y él exige que los preparativos del ataque se extiendan a los vas~ tos objetivos de una guerra 4gil. Reconoce, ademas muy certe- ramente, que la artlleria sera el enemigo principal de la nueva arma y por ello exige que se combata con la propia artillexia y Ja aviacisn. El uso de gases quimicos y niebla ya se ha explica- do anteriormente. Para los alemanes fue realmente una suerte el hecho deque los ingleses no se decidieran desde un principio a actuar segtin estas propuestas. Al principio, y tras intentos logrados y exhi- biciones del mando inglés del ejército, se solicitaron s6lo 40 tanques, aunque una vez. que Swinton protest6 se pidieron las 100 unidades, que serian financiadas por el Ministerio de Mu- nicién En las diltimas semanas de 1915 y primeras de 1916 se le adjudicé esta arma al ya nombrado general Swinton en la 26. Swinton, Eyewitness, ibidem. «Heavy Section of the Motor Machine Gun Service» en Sibe- ria Camp, Bisley. El cuadro elegido a principios de marzo fue el de un némero de oficiales y equipos en parte con una forma- cién en ametralladora y cuyos conocimientos técnicos en auto- motores tuvieron que haber sido bastante buenos, Los tenien- tes Stern y Wilson, que habian trabajado en la elaboracién de Jos tanques, fueron ascendidos a comandantes, En abril, el ntimero de tanques a fabricar ascendié a 150, de Jos cuales 75 serian equipados con dos cafiones y tres ametra- lladoras respectivamente, y 75 exclusivamente con ametralla- doras. Se clasificaron en tanques «masculinos» © machos, y tanques «femeninos» o hembras, Aparte de las granadas para eluso en combate cuerpo a cuerpo, se introdujo también el uso del cartucho de bala. Esta joven arma se estructurd en 6 compaiiias de 25 tan- ques cada una. Antes de que el primer tanque comenzara a ro- dar, el entonces comandante general en Francia, sir Douglas Haig, solicité los tanques para Hevar a cabo su ofensiva en el Somme. El peligro que entrafiaba el uso del arma de combate antes de que ésta madurase y con ello la revelacién del factor sorpresa ya se vefan venir, Mientras tanto, los preparativos para la movilizacién de las tropas blindadas seguian adelante, Entre cosas de otro orden, el ‘capitan Martel, que pasaria a ser conocido més tarde, recibié la orden de preparar un campo de prucba en Elveden. En unas seis semanas tres batallones de pioneros prepararon un campo a imitacién del tramo del frente en Somme. Este tenfa una mi- lla y media de largo y abareaba el ancho correspondiente a la primera linea britanica de refuerzo, la tierra de nadie y la pri- mera, segunda y tercera lineas alemanas con todo el equipa- miento, los obstéculos, créteres como los producidos por gra- nnadas, ete etc. Se llevaron a cabo pruebas de transmisiGn de mensajes por radio, se probé un canal de un aleance de unas tres millas y se in- tent6 establecer contacto con los aviadores mediante Limparas de sefiales, si bien esto iltimo fracas6. Los contactos entre los tanques se establecerian mediante discos de metal y pequefias banderas. El equipamiento con bréjulas para conservar la direc- cién de conduccién se realizé con la supervisién de la Marina. ‘A principios de junio Hegaron los tanques listos a Elveden, pudiendo asi comenzar la instruceién en ellos. Mientras prac- ticaban, el mando del ejército inglés siguid intentando repeti- damente luchar en el Somme contra las alambradas de pia y Jas ametralladoras con las viejas armas convencionales. Este ataque de gran envergadura llevado a cabo con seis cuerpos del ejército apenas arrojé resultados dignos de mencién, a pesar de un uso de artilleria desconocido hasta el momento. ‘A finales de junio la tropa blindada fue visitada por prime- ra vez por el general Estienne, el creador del carro de combate francés. Este pidié encarecidamente no utilizar los tanques an- tes de que los franceses estuvieran listos para poder salvaguar~ dar la sorpresa A medida que iban finalizando las pruebas de la serie de los primeros 150 tanques surgié también el interrogante si debia ser construida una nueva serie o convendria darle un resp.r0 a la fabricacién para evitar posibles desventajas. El mando del ejército inglés, antes de dar cualquier orden de fabricacién para nuevos pedidos, queria primero recoger experiencias con un. niimero limitado de tanques en el campo de batalla. Ademés estaba muy preocupado por conseguir éxitos en el Somme y suavizar las precarias impresiones que se reflejaban en resulta- dos poco convincentes y en las graves pérdidas de dicha bata- lla. Por ello, a mediados de agosto fue enviada media compaiifa al frente, la otra mitad le siguid mas tarde. Comenzi ast el frac- cionamiento. Poco después el mando del ejército dio orden de prohibir la instalacién de equipos de radio en los tanques por- que podtan alterar la emisién de otras estaciones de radio; tam- bién se prohibis el uso de globos de sefializacidn por el peligro de-incendio. De esta manera observamos cémo confluyeron varias circunstancias para dificultar el liderazgo de esta arma y muy pocas para facilitarlo. La primera compariia de tangues blindados que se avercé por detras al frente en agosto de 1916 primero tuvo que satis {acer la curiosidad y el vouyerismo de unos y otros, lo cual en- trafiaba el peligro de desgaste. El 13 de septiembre aparedi la segunda compaiifa en Francia, solo dos dias antes de su est-eno y después que media compaitia habia disfrutado de tan s6lo un dia de pruebas de tiro. El 14 de septiembre aterrizé la tercera compaifa en Francia. E115 ya atacaron las dos compaiifas que habfan llegado primero al Somme. No habian tenido ni tiempo de esperar ala tercera Con 32 tanques se intent6 insuflarle nueva vida ala batalla del Somme que ya llevaba diez semanas en curso. El resultado de esta primera operacién de los tanques dio lugar a un pedi- do de fabricacién de 1.000 unidades. ‘Al mismo tiempo que se iniciaba la fabricacién en serie a gran escala fue retirado el general Swinton, uno de los mece- nas més dignos del tanque. Obtuvo ahora el mando en el fren- te el general Elles, y la tarea de estructuracién, formacién y reorganizacién un comandante de brigada de la infanteria, 2. En Francia Al igual que en Inglaterra, también en Francia fueron sélo unas pocas personalidades las que, tras la extensién de la gue- tra de desgaste hacia todo el frente occidental, Ilegaron a la conclusidn de que un aumento de las armas de combate cono- cidas hasta el momento apenas serian la solucién satisfactoria al gran interrogonte de la guerra: gen qué consiste la fuefza de propulsion? Independientemente de los ingleses, a los franceses tam- bién se les vino muy pronto la idea de utilizar de una forma w otra algiin vehiculo con motor para superar los obstaculos. El delegado J. L. Breton cred con el comandante Boissin un trac- tor corta-alambres de cuatro toneladas de peso, que fare puesto a prueba el 22 de julio de 1915 con gran éxito. Mas adelante, la secci6n técnica de los pioneros intenté transformar el tractor tipo Filz, un tractor remoleador con un motor de 45 caballos, en un portador de ametralladoras. Sin embargo, en los intentos realizados con diez carros de este tipo en agosto de 1915, este vehiculo resulté ser poco apto para el terreno. . Los esfuerzos franceses resultaron exitosos en esta direc- ci6n en cuanto el coronel Estienne, entonces comandante de la artilleria de la 6." Divisién, diviso en el frente el remolcador oruga inglés, el previamente mencionado Holt-Caterpillar, que era utilizado para transportar cafiones pesados. Esta revelacién fue la que le hizo fraguar la idea de construir carros de comba- te de propulsién por cadena-oruga. EL de diciembre de 1915, el coronel Estienne pidié por :er- cora vez, después que dos cartas anteriores no habian sido res- puestas, una entrevista con el comandante general francés Jof- fre. En esta carta decia que «a lo largo de un afio he tenido el honor de desviar su distinguida atencién sobre el uso de carros de combate motorizados, tiles a la hora de posibilitar que la infanteria pueda avanzat. Observando los iiltimos ataques, Ja idea del incalculable valor que puede tener la colaboracién con estos carros ha adquirido cada ver. més fuerza. Asi que :ras haber analizado profunda y detenidamente las condiciones -é nicas y tacticas del problema de la ereacién de vehiculos con motor que pueden transportar a la infanterfa con armas, equi- pamiento y cafiones, atravesando obstaculos en medio del fue- {go enemigo a més de 6 kildmetros por hora, creo en la cens- truccién de este tipo de vehiculos» ‘A raiz de esta carta, el 12 de diciembre de 1915 Estienne fue recibido por el jefe del Estado Mayor de Joffre, el general Janin. En el discurso pronunciado, dejé claro que para tener éxito era imprescindible el ataque simulténeo de un gran niimero de tan- ques, ya que s6lo asi estaba garantizado el efecto sorpresa del enemigo. Se le concedi una excedencia para que partiera a Paris y alls pudiera convencer a las autoridades correspondientes, en particular al Ministerio de Guerra, de su idea y pudiera encon- twara algiin fabricante dispuesto a arriesgarse a tal construccén. En un principio, Renault se ech6 atras, sin embargo, se pado convencer al ingeniero Brillié, de la fabrica Schneider, de la ne- cesidad de este reto, que por cierto aceptaron ficilmente ya que dicha fabrica de por sf estaba llevando a cabo experimentos de remolque de artillera con tractores tipo Holt. En pocos dias se desarrollé un borrador que permitia la construccién de una con- siderable serie con la ayuda del ingeniero jefe Deloule y el di- rector Courville, dela fabrica Schneider. Tras una cierta derrora producida por los experimentos realizados con los remolcadores Holt en la «Direction des Services Automobiles», Estienne con- siguié ser recibido en enero de 1916 por el mismo Joffre y con- vencerle de su idea. El resultado se plasmé en una solicitud de cuatrocientos carros por la direccidn del ejército francés. ero curiosamente ahora Estienne fue apartado por las au toridades responsables. Volvi6 a hacerse cargo de su antiguo puesto en el frente de Verdiin donde permanecié atado duran- te varios meses. Sin embargo, el Ministerio de Guerra dio el encargo de fa- bricar una segunda serie de tanques de cuatrocientas tnidades a la competencia de la empresa Schneider a fébrica Saint Cha- mond, donde el conocido comandante general Rimailho se cocupaba de este asunto. El carro Saint Chamond fue mucho més grande y pesaba casi el doble que el Char Schneider; en su delantera levaba ademas un cafién largo de campafiay cuatro amettalladoras A mediados de junio de 1916, el mando del ejército francés se enteré que los ingleses también estaban construyendo tan- ques. Se acordaron entonces del coronel Estienne y lo enviaron a Inglaterra para ver las construcciones que se estaban reali- zando. Ya hemos escuchado que Estienne inmediatamente se preocupé por mantener el factor sorpresa y esperar con el uso del carro de combate hasta que pudiera ser puesto en funcio- namiento simulténeamente y de forma inesperada y masiva, tanto por franceses como por ingleses. En cuanto regresé de Inglaterra se puso a elaborar un proyecto sobre el uso gfenero- so y conjunto de los tanques. Este proyecto estaba concebido tal y como realmente se Ilevé a cabo en 1918. Sin embargo los ingleses no tenian la suficiente paciencia como para esperar hasta que los franceses hubiesen recuperado el atraso que te- nian respecto a ellos. Cuando los primeros carros estaban a punto de ser acaba- dos, Estienne fue nombrado comandante de la nueva «Artille- rie d’assaut> que estaba bajo el mando de la «Direction des Services Automobiles». Y aunque ya habia sido ascendido a General, con este nombramiento se le consideraba practica- mente «fuera de combate, egando muchos incluso a compa- decerle por considerar que este hecho era una degradacién. E115 de agosto de 1916 se reunié la primera tropa en el fer= te Trou d’Enfer en Marly-le-Roi, Estaba compuesta por jévenes oficiales recién salidos de Fontainebleau y de distintos equipos, entre ellos muchos caballeristas que nunca en su vida habian visto un motor. Por ello primero tuvieron que ser instruidos como conductores en los centros de formacién de locomocién de Chalons y Rupt. En septiembre llegaron los primeros carros Chars Schneider y el primer St. Chamond. Ya podia comenzar el trabajo. Muy pronto se hizo imprescindible un segundo y un tercer centro de formacién: Cercotes en Orleans y Champlien en Jos limites meridionales del bosque de Compiégne. Estienine dividi6 los carros en baterias de cuatro tanques, cuatro baterias formaban un grupo bajo las érdenes de un ca- pitén o un comandante; y varios grupos se concentraban en un «Groupementy. El primer grupo de tanques tipo Schneider se termin6 de fabricar en diciembre de 1916, el segundo en enero de 1917. ero ahora habia que eliminar los numerosos defectos téc- nicos, producidos a raiz de la construccién acelerada, Ademés la potencia elegida del tanque resultaba ser eficaz contra los pro- yectiles alemanes normales tipo S, pero no protegia contra la ‘municién SmK. Ello hacia indispensable la realizacién de me- didas de refuerzo del tanque, No es de extrafiar, por lo tanto, {que los plazos de entrega pactados en un principio no pudieran cumplirse. En particular, fueron grandes las dificultades con el carro St. Chamond, cuyas cadenas habian sido calculadas de- masiado estrechas y no repartian la presin del tangue lo sufi- cientemente; el tanque se hundfa en los suelos blandos y se es- tancaba. Camo consecuencia, en la ofensiva de principios del aio 1917 se utilizaron casi exclusivamente los modelos del tipo Char Schneider. Ya ahora, antes de la primera puesta en escena, el general Estienne reconocia que los modelos de tanques de los que dis- ponian los franceses hasta el momento eran demasiado pesa- dos. Tomé la decisién de introducir tanques més ligeros, més rapidos y de un peso maximo de 5 a 6 toneladas y que estuvie~ tan equipados de una ametralladora o un caftén ligero. En el verano de 1916 se encontré por segunda vez con el empresario Renault, y esta vez consiguid convencerle de su propuesta. En marzo de 1917 ya Renault exhibia su nueva fabricaci6n, exce- lentemente lograda, para la que en mayo obtuvo un pedido de 1.150 unidades, de las cuales se equiparfan 650 con cafiones de 3,7em, el resto con ametralladoras. Pero ya en octubre, y a instancia de Estienne, se elevé este pedido a 3.500 unidades y L Ja fabricacién se repartié en las empresas de Renault (1.850), Berliet (800), Schneider (600) y Delanay-Belleville (280). Ade- més, a peticién de los americanos se fabricaron 1.200 en Amé- rica. Adicionalmente se solicitaron 200 tanques con radio. A diferencia de los tanques medianos, los tanques ligeros se distribufan en compafiias de tres caravanas, con 5 tangues res- pectivamente, agrupados en 15 tanques y con 10 tanques de reserva por compaiifa, Pero nos hemos adelantado a los acontecimientos. Antes de que se hubiera realizado la entrega del primer tercio de la «Ar- tillerie d’assaut», en el frente francés —asi como habia ocurri- do antes en el frente inglés— se estaba pidiendo a gritos el ca- r7o de combate, una exigencia a la que tampoco se pudieron sustraer los mandos del Ejército, Al no poder ser utilizado en Beuvraignes en marzo de 1917 por la retirada de los alemanes a la posicién en Siegfried, los tangues franceses recibieron el 16 de abril de 1917 su bautismo de fuego en Aisne. 3. Primeros combates. Errores. Dudas Pero tras esta breve mirada hacia los avatares detras del frente de la Entente. valvamas a los combates de orcidente. ‘A raz de las experiencias vividas en «la batalla de invierno», «la batalla de otofio en la Champafia» fue esmeradamente pre- parada por los franceses durante varias semanas, También los ingleses actuaron de forma andloga en Artois, La principal mo- dificacién respecto al antiguo procedimiento de ataque consis ti6 en un considerable refuerzo de la artilleria, en un impresio- nante aumento de la cantidad de municién, en la prolongacién del fuego preparatorio, asf como en su extensién hacia la zona de retaguardia, Numerosos aviadores dirigieron las pruebas de inicio de los disparos E122 de septiembre comenz6 el fuego de tambores, el 25, el ataque. 1.823 artilleros alemanes disparaban contra 4.085?" ‘enemigos; 6 divisiones alemanas se enfrentaban a 18 francesas 27. RA, IX, anexo 1 cen la Champaiia; 12 alemanas contra 27 franco-inglesas en la primera linea de Artois, El enemigo disponia de considerazles reservas; los alemanes, en cambio, de muy pocas, Tras una in- ‘mensa barrera de fuego, producida en la Champata mediante cl uso de proyectiles de gas y en Artois unido a un ataque de gas soplado, el enemigo inicié el ataque. En el primer dia de combate en ambos campos de batalla el atacante sufrié algunas pérdidas. En la Champafia entre 3 y 4 kil6metros de ancho en- tre Tahure y Navarin-Ferme, en Artois hasta 3,5 kildmetros en Jas proximidades de Loos. Si bien es cierto que por la sensible falta de reservas alemanas se produjeron serias crisis, también cabe sefialar que la isrupcién que tenia prevista la Entente en ambos campos de batalla habia fracasado. La batalla prosiguid, en contiendas aisladas, hasta el 13 de octubre en Artois, y has~ ta el 14 de octubre en la Champaiia. El consumo de municidn por la defensa alemana ascendi6 a 3.395.000 balas, hubo perdi das sangrientas de 2.800 oficiales y 130,000 hombres. El ene- igo gasté 5.457.000 balas, pero en cuanto a los ingleses slo se conoce su consumo durante el fuego preparatorio, y no du- rante los combates en si, Las pérdidas de la Entente ascendie- ron a 247.800 hombres. La conquista de terreno era absol:ta~ ‘mente desproporcionada si se tiene en cuenta el nimero de estas victimas Desde el punto de vista de la téctica, la conclusi6n a la que llegé el enemigo tras estas batalla fue que en «en un futuro in- tento de atague no se podria obtener éxito en una sola jugada; sin embargo, una serie pautada de acciones de guerra consecu- tivas sf nos pueden llevar a la meta»."* Ademas deberd produ- cirse un aumento adicional del uso de artilleria y de municidn. No parece haberse llegado a ningsin acuerdo en lo relacionado con el efecto del gas t6xico. Con la intencidn de llevar a cabo el ataque de forma impulsiva y de fragmentarlo en una serie de batallas aisladas, la situacién se le ponia fécil al defensor al re- nnunciar al factor sorpresa y al darle tiempo de instalar més reservas en los frentes atacados y de crear nnevas posiciones. Se cexplicaba este deplorable estado de la cuestién queriendo hacer de la necesidad una virtud: con este procedimiento se intenta- 28. RA. IX, p. 101. Le ban autoconvencer de que de esta manera poco a poco se des- gastarian las reservas enemigas y finalmente seria posible atra- vesar el exhausto frente del adversario, El combate de artilleria se convertia asf en tna batalla de desgaste o de materiales. Pero también el mando superior del ejército aleman en par~ te habia hecho suyas estas reflexiones y pretendia levarlas a cabo, una vez que a principios de 1916 habia fracasado el in- tento de aduefarse de la fortaleza de Verdin. «La decisién de tomar la fortaleza de Verdiin de forma acelerada se basa en el efecto probado de la artilleria pesada y muy pesada, Para llevar a cabo este procedimiento sera necesario elegir el frente de ata- que més favorable. Una vez que esto se haya realizado se cal- cularé el uso de artilleria de tal forma que permita la irrupcion de la infanteria.» El ataque se produciria en un principio con sabrumadora violencia» solamente en la orilla oriental del rio Maas, y allf incluso sélo contra el angulo nororiental de Cétes Lorraines: Habia mil doscientos artlleros disponibles con abundantes reservas de municién. Ya en un principio el ataque preveia, a pesar del objetivo de «derribar», un procedimiento paulatino de ataque con la idea de que «nunca se viera frenado cel mismo para que los franceses no encontrasen la oportunidad de retirarse a posiciones de retaguardia y de volver a orgénizar Ta resistencia que se habia quebrados, pero que sin embargo obtuvo la amarga oposicién de las tropas que lo ejecutarian. A raiz de estas directrices, las érdenes de ataque del mando ge- neral y de las divisiones no eran uniformes y s6lo gracias al va- lor y al smpetu de la tropa, que sobrepas6 todos sus objetivos, se obtuvieron éxitos que superaron las expectativas de los mandos y que el 25 de febrero, el quinto dia de combate, con- dujeron a que Douaumont pasase a manos alemanas. Sin res- petar la orden de combatir a la luz del dia y de limitarse a de- terminadas franjas de combate, se asalté la sélida fortaleza por resolucién auténoma del capitén Haupt, del teniente coronel von Brandis y del coronel D, R, Radtke del 24.° Regimiento de Infanteria de Brandenburgo. Con ello, el ataque habia alcanzado su punto més dlgido. El «procedimiento acelerado» daba asi paso a la batalla de desgas- 29, RA Xp. 58 te. No habja reservas detrés del III" Victorioso Regimientc de Artilleria de Brandenburgo. La solicitud del 5 Ejército de pro- porcionar més fuerzas para extender el ataque a la orilla orci- dental del rio Maas fue rechazada el 26 de febrero. Fl 27 de febrero comenzaron a aparecer las primeras sefales de agota- rmiento en la tropa; la resistencia del enemigo se habia enquis- tado, las pérdidas iban en aumento. Si hasta ahora, en un frente de 25 kilémetros y a lo largo de siete dias se habian conquistado 8 kilémetros y contabilizado 25.000 victimas, 17.000 presos y 83 cafones, a partir de ahora sélo se conseguiria avanzar paso a paso y con una manifiesta desproporcién entre pérdidas y ganancias. Tampoco la exten- sién del ataque hacia la orilla occidental del rio Maas a prin pios de marzo, asi como la considerable utilizacién de geses tdxicos el 23 de junio en Fleury condujeron a ningiin éxito im- portante, Tras cuatro meses de tenaz combate de desgaste, el enemi go, a su vez, irrumpié con una virulencia inesperada en el Somme. El combate de desgaste en Verdiin habia hecho enfla- quecer, de’ forma estremecedora, las fuerzas del nticleo atin existente de la infanteria y habia quebrantado la confianza cn los mandos. Se habian empleado 47 divisiones alemanas en ‘Verdin, de éstas 6 se habian empleado dos veces, se habia gas~ tado un total de 14 millones de balas de municidn de artilleria y se habian capturado 62,000 presos y 200 cafiones. En el mis- mo periodo, los franceses tuvieron a 70 divisiones operativas, de las cuales 13 operaron dos veces, 10 tres veces. Las divisio- nes francesas contaban con 4 regimientos de infanteria, las ale- manas por lo general s6lo con tres, esta desproporcién de las fuerzas era, por lo tanto, considerable. En lo que a muertos, he- ridos y desaparecidos se refiere, los alemanes perdieron un to- tal de 282.000 hombres, los franceses 317.000." La accién de fuerzas en los combates de desgaste no estaban en sintonia con las ganancias obtenidas. Mientras que el ataque alemén de Verdtin uni todas las fuerzas disponibles en el frente occiden- ral, no consiguié debilitar en absoluto la fuerza de ataque de Jos ingleses, y la de los franceses s6lo hasta un cierto punto. En 30. RA, X, p.405.

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