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FRANCESCO DE SANCTIS FRANCESCO FLORA HISTORIA DE LA LITERATURA ITALIANA TOMO 1 DESDE LOS ORIGENES HASTA EL SIGLO XVI EDICIGN COMPLETA CON INDICES DE PERSONAS Y DE TEMAS, ILUSTRADA CON 20 LAMINAS TRADUCCION DE RENATA DONGHI DE HALPER{N y GREGORIO HALPERIN al ly, EDITORIAL LOSADA, S.A. BUENOS AIRES {NDICE GENERAL 3 Par. AoverreNncta EpIroniat. .. 5 ‘carituLo 1: Los SICIIANOS .. «1 6. eve ee cco 7 Giullo de Alcamo. — La lengua latina y el vulgar. — Sicilia, capital de la Italia culte, — Lamento delamante del crociato. — Odo delle Colonne. — El Rey Encio. — Folco. — Folcacchiero. — Conceptos no acomparados por el scntimiento. — Guido delle Colonne, — Jacopo da Lentino. — Influjo y ocaso de la cultura siciliana. tirfruto m: Los Toscanos .. 2 6. 0. oe ce ee ree ar ere 2 La disputa de Ciacco de Anguillara. — Bondie Dietaiuti y ls Compiuts, — La caballeria extranjera y la ciencia italiana. — Guido Guinicelli, — La literatura desviada por la Ciencia. — Guittone de Arezzo. — Jacopone de Todi. — Gético y grotesco. — Los dichos i de Jacopone. — Los sonetos de Ruistico. — La ciencia ruda de Brunetto Latini. — Cino de i Pistoya y la conciencia artistica, — Guido Cavalcanti, primer pocta italiano, — EL sen- tido de la forma en Florencia, — El contenido cientifico y el colorido ret6rico. capiruLo m: La Lirica DE DANTE . are oy CS G2 CO 5D os og OF on an 66 "Lae conciencia de Dante. — Un primer amor revelado por la muerte. — El orgullo de Ia sabiduria. — La seriedad de Dante, — Fantasia e imaginacién, — Beatriz y cl mundo lirico de Dante. — El suefio de la muerte de Beatriz. wrfruto 1: LA PROSA .. 6. ee ee ce ce ee ee ee te te ee te ee ee eee ee ee SL Spinelli, — Molespini. — El “Novellino”, — Libro de Catén, — Flor de Retérica, — Albertano, — Brunetto Latini. — Bono Giamboni. — La filosofia en Latini y en Giam- -< boni, — El siglo XI adquiere conciencia de la comedia del alma, : upfruto v: Los MISTERIOS Y LAS VISIONES .. 0.6. 65 0 ce cs ee ce ee we ce ee ee ee 92 Humano, Despojo, Rennevo. — Las devociones del Jueves y del Viernes Santo. — De un Monje que fué a servir a Dios. — Los personajes de la Comedia del alma, — Le batalla del alma con los vicios. — Las virtudes cardinales en socorro del alma, — La salvacién del alma, — La representacion infantil de la vide. — La representacién del mds alld de Ia vida, uriruLo vi: EL SIGLO XIV». 6. 6. ve ve ee ee ee oe ne oe oe ee ee ee ee ee te te oe lig © EL jubileo realiza el concepto del siglo XI. — La literatura claustral como parte del mundo dantesco. — Doménico Cavalca, — Jacopo Passavanti. — Catalina de Siena. — Excelencia de la prosa del siglo XIV. — Albertino Mussato y el mundo real. — Dino Compagni. — La moral de los libros y la moral del mundo, — Carlos de Valois en Flo- 435 [inDICE GENERAL] Phe. rencla, — Carlos de Valois y Dino. — La derrota de Dino. — La derrota de Dante. — El Convite. — "De vulgeri eloquio”. — “De Monarchia”. — La vocacién de Dante. — Les dos literaturas del siglo en Dante. capiruLo vii LA COMEDIA 6. 6. 66 ce ee ce ee ce ee ne te ee ee ee ne eee 153 Dante realiza el concepto de todos. — Dante realiza el mundo universal de la cultura. — La alegoria y la poétics medieval. — El viaje dantesco como simbolo de la redenciin. — La ciencia y Ie redencidn. — EI contenido cientifico sin el espiritu cientifico. — Y lw vestimenta alegérica sin arte, — La seriedad religioso-politica de Dante, — Victoria del arte sobre el mundo intencional. — Los criticos entre el simbolo y lo simbolizado. — La parte del medioevo realizada. — ¥ la parte no reslizade. — Unidad y dualided d mundo dantesco. — El contenido universal del poema. — Le concorde concepcién dantes- ca, — La vida en los tres canticos. — La particién del Infierno. — El mundo trégico del primer inferno, — El demonio de Dante. — Las grandes figuras poéticas. — Bl mundo plebeyo de Malebolge. — Ulises. — La caricatura y lo sublime de lo cémico. — Lo chm co muere bajo la ira de Dante, — Ugolino. — El hombre realizado cn cl Infierno. — Be Purgatorio. — El proceso de Ia santificacién. — El mundo idilico del Purgatorio. — Ns- turaleza, dngeles y almas, — El drama del paraiso terrenal. — La aparicién de Beatrix — El arrepentimiento de Dente. — El Paraiso. — La historia v el progreso del Peraiso. — Le naturalexe terrestre y la celestial. — La luz y el canto del Paraiso. — El desvanecimiente y el retorno de las formas. — La edad de oro de Ia Ielesia y de Florencia, — La visibn intelectual, — El endiosarse en Is eterna alegria, — Le iltima visidn, — El mundo de Dante. carfruo vit: EL CANCIONERO 0. 65 oe ce eee eae . out Los caracteres de la nueva generacién. — El “Africa”. — La teoria y le musa de Petrar- ca. — El misterio del amor. — EI mal de Petrarce. — La imaginacidn de Petrarce. — La ‘melancolia de Petrarce. — La melancolia de un mundo nusvo. — La muerte de Beatriz y la muerte de Leura. —- Petrarca, bosquejo de los siglos~ siguientes. cawfrono rm: Ev DecaMEnGN .. 60 02 22 00 ce ee oe et oe ee te oe ee 2 FI mundo de la autoridad se debilita en Ix conciencia italiana, — La indiferencia religioss y politica. — Le Vida de Dante, por Boccaccio. — Beatriz a los ojos de Boccaccio. — Boccaccio erudito. — El Filécolo. — La Teseida. — La Amorose visin. — Las mismas formas de Dante, en uit opuesto concepto de la vida. — Las Rimes. — Fiammetts. — El Corbacho. — La mitologla como naturalismo. — EI Nizfal ferlano. — El Ninfal de ‘Ameto. — En los dos Ninfales se conte el advenimiento del reino de la cultura. — Les tendencias de Boccaccio y la gestacién del Decamerén. — El mundo superficial del azar. — La virtud y el dolor en el mundo del axar. — De la despreacupscién a lo cémico. — Le carne se divierte a costa del espiritu. — La alegria cémica de gente culta ¢ incréduls. — EI sentimiento del ridiculo y las primeras formas de lo cémico. — La caricatura y le ironta. — La octeva y el periodo bocacesco. — Le concepcién de Plato y cl estilo de Cicerén. captruvo x: Et Unto TRECENTISTA .6 0. co ce ee ce ce cee ce tt eM Franco Sacchetti. — La expansién de la cultura burguese. 3s capfruro x1: Las “ESTANCIAS” 60 ee ee ee oe es EI Renacimiento. — La indiferencie del contenido. — El latin id gaya ciencia colora también las cosas sagrades. — Del misterio al Orfeo. — El Orfeo nuncio de la nueva era. — La Justa de Juliano de Medicis, — La voluptuosidad de la naturaleza on Policiano. —- Lorenzo de Médicis. — El naturalizmo de Lorenzo y ef idealismo de Poli- aiano. — El carnaval mediceo. — La poesia popular de Poliziano. — La novels, fl Orlando enamorado. — Luigi Pulci y la caballerie concebida por le plebe. — Morsenter jico de Pontano. — La 436 [iNDICE GENERAL] Margutte, Astarotte. — La universalidad de Leén Battista Alberti. — Alberli y el nuevo reino de la ciencia. — La serenidad en Alberti. — Alberti y la idealidad ea la prosa. ~ Fray Jerénimo Savonarola. carfruto xu: Ex Sicto xvi EL primer ataque del extranjero. — El progreso de la cultura en toda Italic. — La caterva de los literatos. — La cultura en si y su deificacién. — El aspecto posiivo y cl acgstivo en el idcal de la forma. — La quictud idilica tinico ideal sobreviviente. — Francesce Berni. — Berni y la burgnesia que traza su propia caricatura. — El desarrollo de la litesa'nr2 cémics 0 negativa. — El cucisto del siglo XVI. — Las cenas de Lasce. — Lo cémi-o sin gracia y Jo fantastico sin medida. — Las trece noches placenteras de Straparola. — El matevialisrso resultado de la disolucién de la Edad Media, — Lutero ante la burguc. forma un nuevo contenido: nace la ciencia y la prosa. fnpice pe LAmmas . {NDICE GENERAL carituLo xi: EL OrLanvo Funioso Amores petrarquescos y horacianos, — La Cassariu y el Nigromanie, — Ariosto al servicun de Hipélito de Este. — Ariosto como cardcter cémico. — El terceto ariostesco. ~ puro sentimiento de arte en Ariosto. — La caballeria, mundo de la pura imaginacion. — unidad del poema estd en el espiritu del mundo caballeresco. — Debilidad de lo sobre tural y vivecidad de los clemenios bumanos. — El cuadro terminedo de la ochata «ti tesca, — El dulce ocio de la imaginacién, — Ariosto realiza el suerio del siglo. — La tn de Ariosto precursora de la ciericia. — El mundo de la imaginacion perseguido por ts ironta. — Lo beroico se nels cémico o fantéstico 0 idilico. -- El trabajo mds perfec'y de la imaginacién italiane. cariruto sav: La MACARRONEA : Gerdnimo Folengo y el Orlundino. — Baldo de Merlin Cocaio. — La parodia en las covss y en Ia lengua. — El realismo de Polengo. — Una negacion universal y desemboude. capfruvo xv: MAcHAVELLE : La fisonomia florentina de Machiavelli. — El arte y la ciencia de la politica, — La c» rruptela italiana y la sanidad germdnica, — La navegacidn y la recoustruccion, — La verdad efectual y el concepto de patria. — El centro de la vide en la tierra, cn tor de la patri de proposiciones y de hechos. — El presentimiento de la prosa moderna. — Los Diseursi:s sobre la primera Década de Tito Livio. — El Principe. — La inteligencia de Italia sin lu fuerza. — Severidad con los hombres y las cosas. — El Lebrel de Dante y cl Princip de Machiavelli. — La Calandria de Bibliena en Urbino. — La Mandrdgora y la comedia concebida como la historia. — La Mandrégora. — La intriga y el cardcter de ia Mandi ra, — El maquiavelismo como medio. — El maquiavelismo como ciencia y como método. — Francesco Guicciardini, — Guicciardini y su particular. — La historia de Italia de Guiceiarl wi, — La fisca histérica de Guicciardini, cariTuo xvi: Petro ARETINO Aretino adquiere conciencia de su fuctza, — La imagen del siglo, — El maestro de tw extorsién. — La légica del mal y la vanidad del bien, — El sentimiento del arte y de ta naturaleza, — Las desigualdades del escritor. — Contra el mecanismo de le prosa y de lw comedia. — Los personajes de las comedias, CAPITULO xvi; ToxcuATO Tasso. . . Malia después de la pérdida de la primecta, — El Concilio de Trento, —- Falta de com ciencia y de lucha en Melia. — La Crusea, Concilio de Trento de la lengua. —- La lencua 417 [FRANCESCO DE SANCTIS] Pie. embalsamada en el diccionario de la Crusca, — Benvenuto Cellini — Le Jeruselén [i bertada, poema “regular”, — La Jerusalén conquistada. — La melancolia de Tasso y la de Petrarca. — Una religién formal « la italiane, — La seriedad superficial y literarie, — EL fondo ariostesco y el reflejo petrarquesco. — La impresionebilidad. — La elegiaca Clo- vinda y la rigida Sofronia. — El "no sé qué” musical del sentimiento. — Armida, — Ar- mide. — Las finezas del espiritu. — El mévtir inconsciente de la tragedia italiana, cAPITULO xvi: MARINO... , .- : 17 La prrexa idilica y elegiace de la Aminta. — Los Didlogos de Tasso. — La comedia det arte y el idilio. — EL Pastor Fiel. — Un naturalismo con licencia de los superiores. — EL progreso aparente del fin del seiscientos. — El Quijote frente « lo beroico-cémico ite Yano, — La vida y la literature ogotadas en elseiscientos. — La indiferencia por el con- tenido en Chiabrera. — Italia mas semejunte « museo que a sociedad viva, — El rey del siglo, ef caballero Marino. — El episodio de Armida se comvierte él sblo ea el nuevo por- ma. — Adonis, — Damiello Bértoll, el Marino de la prosa. — La falta de sentido re- ligioso en Bartoli y en Segneri. — La palabra no ya idea sino sonido. caviruro sux: La Nuxva Ciencia as Diferencias entre Ja Reforma y Ia filosofia nainralistica italiana, — Giordeno Bruso: Jacultad de sintesis, debilidad de andlisis. — El Candclabro. — El Bruno del arte de re- cordar al arte de pensar. — Polinio en De la cause, priaciplo y uno. — Bruno abandona el materialismo y la investigacién teoldgica, — Forma y materle, meras distinciones inte- lectuales. — Dios como naturaleze de la natureleza, — Contra el ocio y por eb furor be- roico. — Bl cambiarse en Dios desde wna cosa inferior. — El lato positive de Bruno: ,Ja restauracién de Dios en la conciencie, — Bernardino Telesio. — Tommaso Campanelle. — Le cordura florentina y la imoginacion nepolitana, —- El cautiverio de Campanella. — La conciencia metafisica de la investigacién moderna. — Campanella y la moderne filoso- fia del absuluto. — La omnipotencia del estado eclesidstico y laico en Campanella. — La aboteosis de la ciencia y de Ie igueldad humana. — Campenella y la educacién del pueblo. — Paolo Paruta y las condiciones del espiritu véneto. — Paolo Sarpi. — La Historia del Concilio Tridentino. — Los motivos terrenales y politicos We la restauracién catélica. — El Evangelio rebajado hasta la flaqueza humana. — Los jesuites, — En Italia erudicin empirice, en En- ropa nueve filosofia, — Descartes y los procesos de Ia filosofic natural en la smetafi- sica. — Los italianos advierten su propia decadencia. — La erudicion engendra la cri- fica. — La cultura de Gianbottitta Vico. — Vico y la resistencia italiona « la culture europea. — Vico en su violenta oposicién a Descartes. — La Ciencia Nueva. — El desarro~ Ho de las mentes bumanas, — Las nuevas ciencias descubiertas en el estudio de la anti- giiedad. — Vico movilize la idea y le ciencie. — La soledad de Vico en el sigho bate- Hedor. — Naturaleza de la revolucién y de la antigue sociedad. — Lx lucha jurisdiecional entre papas y princibes. — La Historia Civil del reino de Népoles. — La fama y el , influjo de Pietro Giannone. — El anticlericelismo de la burguesia, -- El sovimiento po- Iitico. por la justicia de las Teyes. — Los principes reformsdores, - apfrsto xx: La Nueva Liveratura a 316 La transiciin entre la vieja y Ia nueva literatura, — Los epitalenvios de Metastesio. — La prictica y la teoria del melodrama, — Dido abendonada. — La superficie trégica y el fondo comico de Metastasio. — El heroitmo melodramético. —- Adriano, — Los siltimos esplendores de Ia vieja forma, — Le crisis de la palabra, — Nueva critica, expresion del deseo de nueva literotura, — Cesarotti y Ja lengua del setecientos. — Le comedia lacri- ‘moss y la tregedia burguesa. — Pedro Chiari y Carlos Goxzi. — La comedia burguese y le fébula. — La reforma de Carlo Goldoni. — El cémico goldoniant y su forme. — Garlo Gozzi y Ia restauracién de lo maravilloso, — Carlo Goxxi anuncia a Manzoni, — Fisonomie de Venecia, Népoles, Milén en el nuevo movimiento. — Le pureza del mundo 418 . [HIsTorIA DE LA LITERATURA ITALIANA | nuevo en Giuseppe Parini, — Parini pedagogo transfigurado en el poeta. — Vittorio Alfieri se revela a si mismo. — Palabra y estilo de Alfieri; — La trogedia alfieriana como conflicto de fuerzas individuales. — La soledad del hombre en la tragedia de Alfieri. _- Alfieri y las proporciones épicas del hombre nuevo. — Los efectos de la tragedia de Al- fieri. — Vincenzo Monti, el poeta del éxito. — Después de la fe de Alfieri la desespera- cién de Foscolo. — Los Sepuleros. — Con Foscolo Italia redescubre a Vico. — Mil ocho- cientos quince. — La revolucion se disciplina a si misma. — La conversion de lo verda- dero en lo cierto. — La sustancia democrética de los Himnos de Manzoni. — El Cinco de Mayo. — Las ideas de la burgnesia codificadas por Hegel, — El doble impulso sintético y andlitico de la nueva critica, — La poética del romanticismo. — La repugnancia del ge~ nio italiano por el romanticismo exdtico. — El romanticismo italiano no asimila el mo- vimiento germinico. — Italia adquiere el sentido del limite y de lo posible. — Massimo @Azeglio. — Giovanni Berchet, la cdlera de Italia, — La conciliacibn sublimada por Gioberti y demolida por Giusti, — Leopardi inaugura el reinado de la verdad drida. Italia debe buscarse a si misma, Pag. CAPITULO I LOS SICILIANOS Se cree, generalmente, que el mas antiguo documento de nuestra literatura sea la Cantilena o Cancién de Ciullo (diminutivo de Vicente) de Alcamo, y una Cancién de Folcacchiero de Siena. Disputar sobre cual de las dos canciones es Ja primera seria una puerilidad, pues ellas no son principio, sino parte de una €poca literaria, iniciada mucho tiempo antes y que alcanzé su apogeo bajo el reinado de Federico II, con cuyo nombre se la distingue. Federico II, Emperador de Alemania y Rey de Sicilia, a quien Dante Ilamaba cherico grande (Convivio, IV, 10), es decir, hom- bre doctisimo, fué, conforme se lee en el Novellino, “nobilisimo sefior”, a cuya corte de Palermo acud{a “la gente que tenfa talento, misicos, trovadores y elegantes narradores”. Y por ello los versi- ficadores de aquel entonces, aunque muchos fuesen de otras re- giones de Italia, se Ilamaron sicilianos (De Vulgari Eloquio, I, 12). éQué es Ja cantilena de Ciullo? Es una disputa o dialogo entre el Amante y la Dama; el Amante que Ja requiere, y la Dama que niega y al fin concede: tema frecuentisimo en las Canciones populares de todos los tiempos y comarcas, y que atin hoy hallo en Florencia en la Cancién del Pisaverde y la Modista. Cada demanda y respuesta se encierra en una estrofa de ocho: versos, seis heptasilabos, de los cuales tres esdrajulos y libres, alter- nados con tres graves consonantados, que rematan dos endecasi- 7 Ciullo de Alcamo. [FRANCEsco D SANCTIS] labos pareados. La lengua es atin ruda e insegura en sus formas gramaticales y en las desinencias, una mezcla de voces sicilianas napolitanas, provenzales, francesas, latinas, Ejemplificaremos con dos estrofas: Amante: Molte sono le femine channo dura la testa, e lomo con parabole le dimina e amonesta; tanto intorno percazale fin che l’a in sua podesta. Femina d’omo non si pué tenere. Guardati, bella, pur de ripentere. Madonna: Weo me ne pentesse davanti foss’io aucisa, ca nulla bona femina per me fosse riprisa. Er sera ci passasti corenno a la distisa. Acquistiti riposo, canzoneri, le tue paraole a me non piaccion gueri?. La cancién parece compuesta de un tirén, natural, briosa y le- na de movimientos dramiticos, répida, toda cosas, sin sombra de attificio ni de retérica. Hay finura y gentileza de conceptos en forma todavia basta, inculta. Y por eso es mas valioso el documen- to, pues si el ingenio del pocta aparece en los conceptos y en los sentimientos, en el giro vivaz y rapido del didlogo, la forma es casi impersonal, reflejo inmediato y genuino de aquella época. Y considerando dicha forma, es fécil inducir que la ‘nueva Jengua ya existfa, lengua atin no formada ni fijada, pero de tal calidad que no sélo se hablaba, sino que también se escribia en 1 ‘Amante: Muchas son las mujeres de dura cabeza, y el hombre con palabras las domina y amonesta; las ronda para cazarlas hasta que las tiene en su poder. Mujer sin hombre no puede estar; cuidate, bella, del arrepen- timiento. Dama: Fuera muerta antes que yo me arrepinticra, que por mi no seré reprendida ninguna mujer buena. Ayer tarde pasaste corriendo a todo Jo que dabas. Oh burlador, sosiégate, tus palabras no me gustan nada. g [HISTORIA DE LA LITERATURA ITALIANA] ella; y existfa ademas una escucla poética con su repertorio de frases y de conceptos y con formas técnicas y métricas ya fijadas. El que sabe cudnto tiempo se necesita para que una lengua nueva adquiera una cierta forma que la vuclva apta para Ia escritura y el canto, puede inferir que la lengua de Ciullo, aunque estuviera ain en proceso de formacién, debfa ya contar con varios siglos de uso. Y hubo necesidad de un siglo, por lo menos, para que fuera posible una escuela poética, Hegada entonces al iltimo grado de su historia, cuando los conceptos, los sentimientos y las formas se tornan inméviles como un diccionario, e iguales en todos los poctas. Cémo y cuando la lengua latina se haya ido descomponiendo, cuales eran los dialectos usados por las varias plebes, c6mo y cudn- ‘do se hayan formado las lenguas nuevas 0 modernas neolatinas, cudndo y cémo se haya formado nuestro vulgar, es posible conje- turarlo con mayor o menor verosimilitud, pero no es dable afir- marlo, por la insuficiencia de documentos. Ademéas éste no es el lugar de examinar y aclarar cuestiones filolégicas de tan alto inte- rés, materia atin no exenta de sutiles y apasionadas discusiones. Se pueden afirmar algunos hechos. La lengua latina se usé siempre por la parte culta de la nacién, hablada y escrita por clérigos, doctores, profesores y disc{pulos. Ricordano Malespini dice que Federico II supo nuestra lengua la- tina y nuestro vulgar. (Crénica, CVII.) Habfa por consiguiente dos lenguas nuestras nacionales, el latin y el vulgar. Y que junto al latin existiera el vulgar, hablado en Ia vida comin, se ve en los contratos y documentos escritos en un latin que parece traducido del vulgar, y en donde a menudo junto a Ia voz latina se halla la voz en uso precedida por: vulgo dicitur, o dicto. Este vulgar en su esencia no era sino el Jatin tal como se habia ido transformando en el lenguaje comin, llamado romano ristico. En el 812 el Concilio de Torsi recomienda a los sacerdotes Ja tarca de explicar las homilfas en “lengua romana ristica”. Esta lengua romana o romance, dice Erasmo, entre los espajfioles, los africanos, los galos y las demés provincias romanas era de tal manera conocida por la plebe, que los ultimos artesanos entendian a quicn la hablase siempre que el orador se acercara ala manera del vulgo. 1 vulgo, 9 La lengua 1 y el vulgar. pital de alte, [FRANCESCO DE sSANCTIS] por consiguiente, hablaba un dialecto muy parecido al romano, y muy semejante a-éste debia ser nuestro vulgar, antes una sola cosa con él, en sus formas substanci: claro esta; variado en tos diver- sos dialectos en cuanto a sus accidentales, como desinencias, acentos, afijos, etc. Habfa, por consiguiente, un tipo tnico, presente en todas las lenguas neolatinas, y mas cercano, conforme la afirma- cién de Leibniz, a la lengua italica que a cualquier otra. Con Ja disminucién de Ja cultura prevalecicron los dialectos. En las iglesias, en las escuclas, en Jos actos ptiblicos se usaba un latin barbaro, muy parecido a la lengua del vulgo. En el uso co- min el vulgar no se hablaba en parte alguna, pero en todas era el tipo tinico al cual se adecuaban los dialectos y que los indicaba como de la misma familia. Este tipo o caracter de nuestros dialectos aparece tanto en Ja semejanza de los vocablos como de las formas gramaticales, y como en los medios musicales y analfticos que sustituyeron la prosodia y las formas sintéticas de la lengua latina. El nombre genérico de Ja nueva lengua era cl de Vulgar. Asi Malespini decfa: “nuestra lengua latina y nuestro vulgar”, es decir, la nueva lengua hablada en toda Italia por el vulgo en sus dialectos. Con el despertar de la cultura, si muchos dialectos permanecie- ron rudos y barbaros, al igual de quienes los hablaban, otros se desbastaron con visible tendencia a liberarse de los elementos lo- cales y plebeyos, y tomar un aspecto y una fisonomfa urbanas, acercdndose a aquel tipo o ideal comtin entre tantas variantes lu- garefias, que no se habia perdido jamds, y que era como criterio que distingufa los dialectos entre si mas 0 menos conformes a ese modelo, y que se Hamaba vulgar, tan préximo al romano ristico. Es propio de Ja cultura el suscitar nuevas ideas y necesidades menos materiales, formar una clase de ciudadanos mis educada y civil, comunicarla con Ja cultura extranjera, acercar y unificar las lenguas, desarrollando en ellas no Io local, sino lo que es comin a todas. La cultura italiana produjo este doble fendmeno: 1a restaura- cién del Jatin y la formacién del vulgar. Las clases mas urbanas trataron por un Jado de escribir en un latin menos deformado y fntimos y corrupto, del otro, para expresar los sentimientos mis familiares de la nueva vida, buscaron formas idiomiticas mis gen- 10 . [HISTORIA DE LA LITERATURA ITALIANA] tiles, un lenguaje comin, en donde aparece ain este o aquel dia- lecto, pero también el esfuerzo por alejarse y adquirir habitos y maneras més en uso entre la gente educada y que més Ja distinguen de la plebe. Fsta lengua comin se forma mis facilmente en un gran centro de cultura, que acerca las clases cultas, y es punto de reunién de los hombres més ilustrados. Este centro fué Palermo, la corte de Federico II, donde se reunfan sicilianos, 4pulos, toscanos, romaiio- les, o para recordar la frase del Novellino, donde la gente talentosa acudfa a él de todas partes. E! dialecto siciliano era superior a los demas, como lo confiesa Dante *. Y en efecto, encontramos en Sicilia un romance canta- do y escrito, que ya no es dialecto siciliano y atin no es lengua italiana, pero es, a pesar de los elementos locales, habla comin de todos los versificadores italianos, y que ticnde mas y mas a sepa- rarse de lo particular del dialecto y convertirse en el lenguaje de las personas cultas. Sicilia habfa posefdo dos grandes épocas de cultura: Ja 4rabe y la normanda. El mundo fantastico y voluptoso oriental habia pe- netrado con los arabes, y el mundo caballeresco germanico habia entrado con los normandos, que tuvieron tan preeminente papel en las Cruzadas, Alli, mas que en parte alguna de Italia, persistian las huellas, los recuerdos y los sentimientos de aquella gran época desde Godofredo a Saladino; los cantos de los trovadores, los re- latos orientales, la Tabla redonda, un contacto inmediato con puc- blos tan diversos habia impresionado la imaginacién y despertado Ja vida intelectual y moral. Sicilia se convirtié en el centro de la cultura italiana. Desde 1166 se reunfan en la corte del normando Guillermo II los trovadores italianos. Bajo Federico II la Italia culta tenfa su capital en Palermo. Todos los escritores se Hamaban sicilianos. (De vulg. elog., I, 12.) Escribian crénicas, tratados en un latin menos rudo, antes rebuscado y presuntuoso, como se ob- serva en Falcando. Los sentimientos y las ideas nuevas tenian su expresi6n en aquel romano ristico, fondo comin de todos los dialectos y vuelto habla de a gente culta, el vulgar, de todos los romances modernos el mas parecido al latin. 2 De vulgari- eloquio, I, 12: “parece que el vulgar siciliano haya adqui- rido més fama que los otros”. I eae Canento dell amante jel crociato. [FRANCESCO DE SANCTIS] ware pera en c=) es ay Siciliano, sino ya el vulgar, mezclado con cot cales, atece, core nseeurO ¥ locales, materia todavia basta. Hallamos una forma poética artificiosa y musical, con rimas sabiamente combinadas, y gran riqueza y espontancidad de formas y de conceptos. Fué necesario para llegar a esto un largo proceso de elaboracién. Ciullo es el eco todavia plebeyo de esa nueva vida surgida en Europa en el tiempo de Jas Cruzadas, y que habia lo- grado manifestarse también en Italia y sobre todo en la Sicilia nor- manda. De aquella vida existe una expresién todavia sencilla inmediata, pero mas noble, mas directa y menos local en el cantar atribuido al Rey de Jerusalén, o en el Lamento de la amante del cru- zado de Rinaldo de Aquino. Sentimientos gentiles y afectuosos estén aqui expresados en Iengua castiza y de puro cufio italiano, con sencillez y verdad de estilo, con suave melodia. Este soneto, como lo Hama la enamorada, cantado y acompaiiado por instru- mentos musicales, debfa impresionar much{simo. Empieza de esta manera: Giammai non mi conforto né mi voglio allegrare. Le navi sono al porto e vogliono collare. Vassene la pitt gente in terra d’oltremare. Ed io, oimé lassa dolente! - come degg’io fare? Vassene’n altra contrata, e no’l mi manda a dire: ed io rimango ingannata. Tanti son li sospire, . cha mi fanno gran guerra Ja notte con la dia; né in cielo né in terra non mi par ch’io sia?. 1 ‘Jamds me consuelo ni deseo alegrarme. Las naves estén en el puerto y quieren zarpar. Las mds de las gentes vanse para ultramar. Y yo, ay, desventurada, gqué he de hacer? Vase a otra comarca sin avisarme siquiera: y aqui me estoy engafiada, 12 - [HISTORIA DE LA LITERATURA ITALIANA] El resto de la cancién es una mezcla tierna y natural de ruegos y de lamentaciones, ya encomendando a Dios el amado, ya dolién- dose con la cruz: La croce mi fa dolente, né mi val Dio pregare. Oimé, croce pellegrina perché m’hai cosi distrutta? Oimé, lassa tapina! Ch’io ardo e incendo tutta! * Termina de esta maner: Perd ti prego, Dolcetto, che sai Ja pena mia, che me’n facci un sonetto e mandilo in Sori: ch’io non posso abentare la notte né la dia. In terra d’oltremare ita é Ja vita mia La leccién es incorrecta; sin embargo ésta ya es lengua italiana, y muy desarrollada en sus elementos musicales y en sus lineamien- tos esenciales. El amante que ruega y pide amor, la enamorada que Mora la lejanfa del amado, o que teme ser abandonada, las heridas y los goces del amor, son los temas sencillos de los cantos populares, la primera efusién del alma agitada por el amor. Y estas poesias, por simples y espontdneas, son también las mas afectuosas y sin- ceras. Son las primeras impresiones, sentimientos jévenes y nuevos, poéticos de por sf, atin no analizados ni refinados. De tal naturaleza es el lamento del enamorado por la ida a Soria de su amada, de Ruggerone de Palermo, y el canto de Odo Tantos son los suspiros que me mueven guerra noche y dia; ni sé si estoy en el cielo o en la tierra.’ 1 ‘La cruz me hace penar, ni ya me vale rogar a Dios. Ay de mi, cruz peregrina, por qué me hrs destruido de tal modo? jAy de mi, desventurada! iYo ardo y me inflamo entera!” 2 Por ello te rucgo, Dolcetto, que sabes mi pena, que me hagas un soneto y lo mandes a Soria; que yo no pucdo sosegar ni de noche ni de dia. jA tierra de ultramar, fuése la vida mia!’ 13 — [FRANCESCO DE saNcris] delle Colonne, de Mesina, donde el enamorado con dulees quejas expresa su pena y sus celos He aqué el comienzo: Oulo delle Oi lass’nnamorata, Cclonne. contar vo'la mia vita, e dire ogni fitita come l’'amor m’invita, ch’io son, sanza peccata, @assai pene guernita per uno ch’amo e voglio, € non aggio in mia baglia si come aver io soglio; perd pato travaglia; ed or mi mena orgoglio, lo cor mi fende e taglia. Oi lassa tapinclla, come l’amor m’ha prisa! Come lo cor m’infella quello che m’ha conquisa. La sua persona bella tolto m’ha gioco e risa, ed hammi messa in pene ed in tormento forte; mai non credo aver bene, se non m’accorre morte; aspetola che vene, traggami d’esta sorte 1, Lassa che me dicfa, . quando m’ avia’n cielato: f 1 ‘Oh, triste enamorada, quiero contar mi vida y decir las veces que me turba amor, que yo, sin pecados, enriquecida soy de penas por uno a quien amo y quiero, y no tengo en mi poder como tener solia; por eso soporto trabajos, y ya me domina el orgullo, el corazén se me hiende y parte. iOh desdichada, cémo me ha dominado amor! Cémo el corazén me amarga aquel que me ha conquistado, Su hermosa figura diversién y risa me ha quitado, y me Ilené de penas y de fuerte tormento; no creo volver a hallar bien si Ja muerte no acude; espero que venga a arrancarme de esta suerte.” 14 “ [HUSTORIA DE LA LITERATURA ITALIANA] “Di te, o vita mia, mi tegno pil pagato, ca s'i avessi en balia lo mondo a segnorato” ?. Son sentimientos elementales ¢ irreflexivos, que se muestran en su originaria integridad sin imagenes y sin conceptos. poeta de aquella época, aun entre los menos naturales, ¢ No hay n donde no se halle algan ejemplo de esta forma primitiva, elemental, “a suon di natura” como dice un poeta popular, y que es Ja impresién primera e inmediata cogida en su sinceridad. Y entonces la lengua brota tan viva, propia y musical, que conserva una inmortal frescura y se dirfa “pur mo’nata” (en ese instante nacida), y contrasta con otras partes insipidas del mismo canto. Ruda es una cancién del Rey Encio; pero quien tiene la paciencia de leerla hallaré en ella esta joy: Giorno non ho di posa, EI Rey Encio. come nel mare l'onda: Core, ché non ti smembri? Esci di pena, dal corpo ti parte: ch’assai val meglio un’ora morir, che ognor penare ®. Rudisima es una cancién de Folco de Calabria, poeta muy anti- Felco. guo; pero al final encontramos el mismo sentir en una forma leja~ na por cierto de esta perfeccién, pero sencilla y sincera: Perzd meglio varria morir in tutto in tutto, ch’usar la vita mia in pena ed in corrutto, com’uomo languente 3, 1 ‘Triste, que me decia cuando me habia endiosado: “Me pago mis de ti, oh vida mia, que si taviera en mi poder el mundo”. 2 ‘No tengo instante de sosiego, como en el mar la ola, gPor qué no te desgarras, corazén? Deja de penar, y aléjate del cuerpo; que mas vale morir en un instante que estar siempre en penas’ 3 Por lo tanto més vale morir del todo que emplear mi vida en penas ¥ €n quebrantos, como hombre que languidece. 15 a [FRANCESCO DE saNcTis] ‘eacchiero. Tn Ja cancién impresa de Folcacchiero de Sicna, fria y traba- josa, hallamos de vez en cuando una cierta gracia en la desnuda in- genuidad de los sentimientos que brotan en su crudeza elemental. Oigamos estos versos: E’ par ch’co viva in noia della gent ogn'uomo m’ selvaggio: non paiono li fiori per me, com’ gia soleano, e gli augei per amori dolci versi faceano agli albori*. Estos fenédmenos amorosos son para é] cosa nueva, que lo Menan de asombro, lo conmueven y le interesan, sin que sienta Ja necesi - dad de desarrollarlos 0 de embellecerlos. Narra, no representa nt describe.’ No es todavia la historia, es la crénica de su corazon. Con todo, nada iguala en ingenuidad y espontaneidad de for- ma y de sentimiento al canto de Rinaldo de Aquino o de Odo delle Colonne. Son dos ejemplos notables de pura y natural poe- sfa popular. + Pero Ja cultura siciliana Ilevaba en sf su pecado original. Lle- gada de comarcas extrafias, aquella vida caballeresca, mezcla de colores y recuerdos orientales, no hallaba correspondencia en la vida nacional. La gaya ciencia, el, cédigo de amor, las novelas de Ja Tabla redonda, los Reales de Francia, los relatos arabes, Tristan, Isolda, Carlomagno y Saladino, el Sultan, todo habfa penetrado en Italia; pero si herfa Ja imaginacién, permanecia extrafio al alma y a la vida real. En las cortes se lo imité y nosotros tuvimos tam- bién trovadores, juglares y narradores. Estuvieron en boga tra- ,ducciones, imitaciones de poemas, novelas, rimas caballerescas. L'Intelligenzia, pocma en estrofas de nueve versos descubierto trace poco, es una imitacién de tal clase. E] amor se convierte en arte, con su cédigo de leyes y costumbres. No hubo ya esta o aquella mujer, sino la mujer con formas y rasgos fijos, asi como habia sido concebida en los libros de caballeria. Todas las mujeres eran > *¥ como si viviera odiando a las gentes, todos son para mi extraitos: ni las flores parecen lo que solian, ni los pajaros que, por amor, dulces gorjeos a los arboles dirigian,? Federico IH en el trono. X IYNAGOW AG SYINOT [wsToRIA DE LA LITERATURA ITALIANA] iguales. Y asi los hombres: todos son el “caballero”, con senti- mientos ficticios y tomados de los libros. Pero el movimiento se detuvo en los estratos superiores de la sociedad, y no penetré muy adentro en el pueblo, ni perduré. Quizas, si la dinastia de Suabia hubiera triunfado, esta vida caballeresca y feudal se hubiera trans- formado en vida italiana. Pero la caida de Ja dinastia y la victoria de las comunas en la Italia central convirtieron la caballeria on un mundo fantastico, semejante a la narracion de Roma, de Fiésole y de Troya. Siendo las ideas, los sentimientos y las imagenes mercancias forineas, no descubiertas ni trabajadas por nosotros, se hallan puestas en las obras contrastando esos conceptos peregrinos 0 refinados con la forma ruda. Son conceptos huérfanos del sentimiento originario que los produjo, y que no causan im- presién alguna. Al escribirlos cerebro y corazon estan tranqui- los. El poeta dice que el amor lo hace trovar, lo vuelve tro- vador; pero es un amor que halla en los cédigos y en los textos; ni es dable sentir en sus versos una tragedia suya, agitaciones suyas. Las reminiscencias, las ideas en boga le hacen las veces de inspi- racién. Son millares de poesias todas de un contenido y color, tan semejantes que con frecuencia nos resulta dificil argitir el autor y la época del canto, si en los cédices hay discordancia o silencio; hecho que acontece a menudo. La poesia no es una dominante efusién del alma, pero si una distraccién, un solaz, un deporte, una moda, una galanterfa. Es un entretenimiento como las cortes de amor, es la “gaya ciencia” una manera de vivir alegremente y ad- quirir facil reputacién de ingenio y cultura, haciendo alarde de doctrina de amor; y cuanto mas sabio mds admirado era. En vano se buscaran en los cantos de Federico, de Encio, de Man- fredi, de Pier delle Vigne las preocupaciones o las agitaciones de la vida propia; se hallara el cterno cédigo de amor con las mismas generalidades. E] arte se hace oficio, el pocta un diletante,; todo es convencional: concertos, frases, formas, metros, un mecanismo que debfa despertar gran admiracién en el vulgo, especialmente usado por las mujeres; la Nina siciliana y la Compiuta doncclla florentina debieron parecer un milagro. Lo que acontecié, facil es de adivinar. Los mejores poetas son aquellos que escriben sin cuidarse del efecto y sin pretensiones, 17 Conceptos no acompafados por el senti- miento. [FRANCESCO DE SANCTIS] para deleite y desahogo y tal como viene, Aun en las poesfas més rudas se encuentran bellos movimi fara: nacién, con una gentileza y hh nicntos de afecto y de imagi- adentro. Son los més cerca srmosura de forma que surgen de Jezs, Pero cuando ve ee sentimiento popular y a la natura- , a le, cuando nos acercamos a aquella poesia que Dante lama “dulica y cortesana” nos encontra- mos muy lejos de la verdad y de la naturaleza, y tenemos todos los defectos de una escucla poética, nacida y formada fuera de Italia, yya mecanizada y refinada. Estin todos los defectos de la decaden- cia, con un preciosismo que infecta el arte atin en pafiales. Ya hay un repertorio. El poeta docto no usa esos conceptos desnudos, como los rudos en su simplicidad, sino que en busca de efecto los sutiliza y los exagera. En los incultos no hallamos elaboracién alguna; en estos poctas doctos existe tal reelaboracién, pero ella es fria y mecanica. Conceptos, imagenes, sentimientos, frases, metros, rimas, todo es forzado, atormentado, desmedido, tanto que el lector admira la doctrina, el espiritu y Jas dificultades superadas. Y estan juntas rudeza y afectacién. La lengua atin nueva no esta tan claborada como el concepto, y se descubre el artificio al cual es ajena. jFuera por lo menos original este artificio, tal que revelase en el poeta cierta lucidez y actividad espiritual! Pero es un preciosismo Megado él también de afuera. He aqui un ejemplo: Umile sono ed orgoglioso, prode e vile e coraggioso, franco e sicuro e pauroso, e sono folle e saggio. Facciome prode e dannaggio, e diraggio— vi como male e bene aggio pit che null’omo *. Asi empieza una cancién Ruggieri Pugliese, y sigue en el mismo tren; en donde la rudeza y la negligencia de forma excluye toda 1 ‘Humilde soy y orgulloso, valiente y vil y bravo, franco, seguro y miedoso, y soy loco y cuerdo. Me hago valiente y temeroso, y os diré cémo bien y mal poseo mas que hombre alguno. 18 = [qusTORIA DE LA LITERATURA ITALIANA] seriedad; es una letanfa de antitesis tomadas de todas partes y uni- das al acaso. Los poetas sicilianos de esta escuela mas admirados en aquellos tiempos son: Guido delle Colonne y el notario Jacopo da Lentino. Guido, doctor 0, como deciase entonces, juez, fué cultisimo varén. Escribié crénicas e historias en latin, y tradujo del griego al latin la Historia de la caida de Troya de Darete, traduccion vertida varias veces al vulgar. Un hombre de tal clase desdena escribir en la lengua comin, y tiende a acercarse a la majestuosa gravedad latina: por ello merecié que Dante Ilamara “tragicas” sus canciones, es decir de género noble ¢ ilustre. (De vulgari elo- quio, 1, 12). Pero la naturaleza no lo hizo pocta, y su saber y el constante escribir no pudieron darle sino una perfeccié: inalcanzada hasta aquel entonces. ‘Tenemos un periodo bien for- mado, arte sumo en los nexos y en las transiciones, armonia y gravedad: artificio literario y frio. Falta el sentimicnto; lo suplen la agudeza y la doctrina; y quiere impresionar con las imagenes peregrinas y los conceptos exagerados y refinados, que parece- rfan ridiculos si no estuviesen engastados en una forma de grave y artificiosa apariencia. He aqui un ejemplo: mn técnica Ancor che V’aigua per lo foco lasse Ja sua grande freddura, mon cangerea natura, s’alcun vasello in mezzo non vi stasse: anzi avverrea senza lunga dimura che lo foco stutasse, o che Vaigua seccasse, ma per lo mezzo l'uno e l’altro dura. Cosi, gentil criatura, in me ha mostrato Amore Vardente suo valore, che senz’amore-era aigua fredda e ghiaccia. Ma el mha si allumato di foco, che m’abbraccia, ch’eo fora consumato, se voi, donna sovrana, 19 Guido delle Colonne. Jecopo da Lontino. [FRANCESCO DE SANCTIS] non foste voi mezzana infra Amore ¢ meve, che fa lo foco nascere di neve. Y no se detiene aqui, y sigue con el agua y el fuego y la nieve, y luego dice que su alma se ha ido, y el alma que yo tengo, creo que sea la vuestra que en mi pecho estd, y concluye que ella lo atrae a si, y ella solamente lo puede, como entre todas Jas piedras sdlo el iman tiene el poder de atracr; comparacién en que emplea toda la estrofa, explicando cémo la picdra iman posea tal virtud. Estos son conceptos y juegos de palabras disimulados en el artifi- cio de Ja forma; puesto que si se observa la marcha del periodo, el arte en las transiciones, la rigurosa concatenacién de las ideas, Ja felicidad de las expresiones al decir cosas tan dificiles y sutiles, poco mis se puede desear. | En Jacopo da Lentino esta manera llega hasta la extravagancia, sobre todo en los sonetos. No faltan movimientos de imaginacion y una cierta energfa de expresién, como: Ben vorria che avvenisse che lo meo core uscisse come incarnato tutto, . 7 e non dicesse mutto —a voi isdegnosa: ché Amore a tal m’addusse, che, se vipera fusse, naturia perderea: ella mi vederea: f6ra pietosa ?. Pero todo sofocado entre parangones, sutil sas, que en la forma ruda y descuidada resaltan atin mas, y son re- ezas y gracias insul- 4 ‘Aunque el agua deje su gran frialdad por el fuego, no cambiaria’ de naturaleza, si recipiente en el medio no estuvicra; antes aconteceria al poco tiempo que el fuego se apagara o que se secara el agua, pero por el cuerpo intermedio uno y otro existen. De tal manera, criatura gentil, en mi mostro Amor ardiente valor, aue sin amor yo era agua fria y helada. El me encendid con el fuego que me abrasa, que yo ya estarfa consumido si vos, mujer soberana, no estuvieses entre el Amor y yo, que de la nieve hace nacer el fuego.’ * Bien querri todo, y no os dij que aconteciera que mi corazén saliese como encarnado ra palabra, desdefiosa; puesto que el amor a tal estado me condujo que, si vibora fuese, su indole perderia: ella me viera y seria compasiy: 20 [tusTORIA DE LA LITERATURA ITALIANA] miniscencias, alarde de saber. No se siente el amor, sino Ia sutileza de amor, como: Fino amor di fin cor vien di valenza e scende in alto core somigliante, e fa di due voleri una voglienza, Ja qual’é forte pit che lo diamante, legandoli con amorosa lenza, che non si rompe, né scioglic I’amante *. Y por esta senda Hega hasta Ja mis ridicula expresién de ma- nera falsa y afectada, como en un soneto que comienza: Lo viso, ¢ son diviso dallo viso, e per avviso credo ben visare, perd diviso viso dallo viso, ch’altr’t lo viso che lo divisare. . Sin embargo estos entretenimientos poéticos, si permanccieron * ajenos a la seriedad e intimidad de Ja vida, tuvieron influjo no pequefio en la formacién del vulgar, desarrollando Jas formas gra- maticales, la sintaxis, el periodo y los elementos musicales, como se ve sobre todo en Guido delle Colonne. Aun en los mas rudos tropezamos con partes de un color y de una melodfa tales que nos hacen presentir a Petrarca. Sean prueba algunos versos de la can- cién atribuida a Rey Manfredi: E vero certamente credo dire, che fra le donne voi siete sovrana, e @ogni grazia e di virtd compit per cui morir d’amor mi saria vita’, 1 ‘Noble amor nace de virtud de noble corazén y se lega a alto corazon semejante, y hace de dos voluutades una, la cual es mas fuerte que sl diamante, atindolos con amoroso sedal, que no se rompe, ni liberta al amante.” 2 Lo veo, si bien separado de Jo visto, y en mi opinién creo ver bien; puesto que distingo lo que veo de la cosa vista, pues una cosa es lo que se ve y otra lo que se piensa’ 3 Y ciertamente creo decir la verdad, que entre todas Jas mujeres vos sois soberana, lena de toda gracia y virtud; por quien morir de amor me seria vida’ 21 Influjo y oc de la cultura siciliana, [FRANCESCO DE saNcTis] La Intelligenzia, poema alegérico, repleto de imitaciones y de remedos, posee una perfeccién de lengua y de estilo que re- vela en el autor desconocido un alma delicada, enamorada, abier- ta a Jas bellezas de la naturaleza y nos muestra a qué altura de forma hab{a Iegado el vulgar. Hay una descripcién de Ja primave- ra, de conceptos no originales, pero lena de expresién y de suavi- dad, como obra de quien siente lo que expresa. Y continta de esta manera: Ed io stando presso a una fiumana in un verzicre, all’ombra d’un bel pino, aveavi d’acqua viva una fontana intorniata di fior gelsomino. Sentia l’aire soave a tramontan: udia cantar gli augei in lor latino, allor sentio venir dal fin’Amore un raggio che passd dentro dal core, come la luce c’appare al mattino *. Y describe asf a su dama: Guardai le sue fattezze dilicate, ché nella fronte par la stella Diana, - tant’é d’oltremirabile beltate, e nell’aspetto si dolze ed umana! Bianca e vermiglia di maggior clartate che color di cristall’o fior di grana: la bocea picciolella ed aulorosa, Ja gola fresca ¢ bianca pid che rosa, Ja parlatura sua soave e piana. Le bionde trecce e begli occhi amorosi, che stanno in si salutevole loco, quando li volge, son si dilettosi, che’l cor mi strugge come cera foco, 1 ‘Estando yo junto aun rio en un vergel, a la sombra de un bello pino, habfa all{ un surtidor rodcado de jazmines; sentia el aire suave a tramon- tana; ofa cantar los pdjaros en su lenguaje; entonces senti del noble Amor traspasarme un rayo, asi como la luz en Ja mafiana 22 * [HISTORIA DE LA LITERATURA ITALIANA] quando spande li sguardi gaudiosi, par che il mondo s‘allegri e facia gioco. ..* Hay aqui un verdadero entusiasmo Iirico, el sentimiento de la naturaleza y de la belleza; de Ja cual nacieron una suavidad y una dulzura de forma, que con pocas correcciones podriamos ercerla de ahora: tan joven y fresca es. Y si el “soneto del gavilin” es de la Nina, si es labor de aquella época, como no parece inyerosimil, es otro ejemplo de la excelen- cia lograda por la Iengua vulgar usada por un alma Ilena de ter- nura y de imaginacién. Tapina me, che amava uno sparviero, amayal tanto, ch’io me ne moria; a lo richiamo ben m'era maniero, ed unque troppo pascer no’l dovia: ora é montato e salito si altero assai pit altero che far non solia; ed é assiso dentro a un verziero, e un’altra donna l’avera in balia. Isparvier mio, ch’io t’avea nodrito; sonaglio d’oro ti facea portare, perché nell’uccellar fossi pit ardito; or sei salito siccome lo mare, ed hai rotto li geti e sei fuggito, quando eri fermo nel tuo uccellare *. 1 ‘{Miré sus delicadas facciones, que en la frente asemeja a la estrella Diana, tanto es de belleza mis que asombrosa, y en su aspecto tan dulce y humana! Blanca y bermeja més tersa que el color del cristal o la flor de Ia grana; la boca pequefiita y perfumada, la garganta fresca y blanca més que rosa, su habla suave y Ilana. Las blondas trenzas y los bellos ojos ena- morados que estén en tan conveniente lugar, cuando los vuelve son tan delei- tosos, que el corazén se consume como cera al fuego, cuando envia sus miradas gozosas e] mundo mismo parece alegrarse.’ 2 “Ay de mi, desdichada, que amaba un gavilin, tanto lo amaba que me morfa: cudn cortés era a mi reclamo!, y nunca cebarlo tanto debfa. Vol- vise ahora tan soberbio y altanero, més altanero de lo que solfa; y ahora esti posado en un huerto y otra doncella Jo tendra en su poder. Gavilén mio, que te habia criado, cascabel de oro te hacia Hevar, para que en la caza fueses més ardido: ahora has subido asi como el mar, y has roto Ja pihuela y hes hufdo, cuando descansabas de la caza.’ 23 [FRANCESCO DE SANCTIS] Con la caida de los Suabios esta vivaz y primorosa cultura si- ciliana se estancd, antes que adquiriese clara conciencia de si y Megara a madurez. La ruina fué tal que se perdié de ella hasta el recuerdo, y atin hoy, después de tantas biisquedas, no podemos hablar sino por conjeturas, oscurecidas por numerosas Jagunas. ‘Nacida feudal y cortesana, esta cultura se difundfa ya en las clases inferiores y adquirfa un cardcter enteramente meridional. Su caracteristica no es la fuerza, ni la clevacién, sino una ternura dulcificada por la imaginacién y un no se qué de muclle y volup- tuoso entre tanta alegria natural. Aun en la lengua penetra esta blandura, y Je da un aire ldnguido y musical, como de ser que cante y no hable, en un estado de dulce reposo: calidad sobre- saliente en los dialectos meridionales. El bando de los gibclinos, derrotado en Benevento, no se le- vanté mas. “Lo nobile Signore” Federico y el bien nacido Rey Manfredi dejaron su lugar a Jos Papas y a los Anjou, sus criaturas. El partido popular triunfé en Toscana, y la libertad de las comu- nas quedé asegurada. La vida italiana, fenecida en Ja Italia meri- dional en su forma caballeresca y feudal, se concentré en Tosca- na. Y la lengua fué llamada “toscana” y “toscanos” los poetas italianos. De los sicil anos no quedé sino este epigrafe: Che fur gia primi, e quivi eran da sezzo%. (Trat. @ Amore. I, 36). 14 , i ‘Que fueron los primeros, y entonces de Jos ultimos.’ 24

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