La Quiebra Politica
de la Antropologia Social
en México
(ANTOLOGIA DE UNA POLEMICA)
Ve
II, LA POLARIZACION
(1971-1976)
Varios autores
litores:
Cantos Garcia Mora y Anpris Mepiva
BIBLIOTECA
"WIGUEL OTHON OF MEMOIABAL”
DEAS - INAH
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO
México 1986
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ANTROPOLOGICAS | :
Serie Antropolégicn Antropologia social: 69av05760
No. de AAAUISCDD
BIBLIGr
WH OOK af aa
Dear “ ean
Primera edi; 1986
DR @ 1985 Universidad Nacional Auténoma de México
Giudad Universitaria, 04510 México, D. F.
Dinwodién Genital oe Pomsbactonsis
prose y hecho en México
ISBN: 968.897.7260
CONTENIDO
SIOLAS ¥ ABREVIATURAS UTILIZADAS
PRESENTAGION
PRiMera PARTE
LA ANTROPOLOGIA
Lo que podria ser la antropologia, Louise Paré BS
Tribulaciones de Ia antropologia latinoamericana. A propé-
sito de Darcy Ribeiro. Augusto Urteaga
Antropologia y colonialismo. Félix Baer Jorge ..
Perspectivas de la antropologia. Cuauhtémoc Velasco Avila
En fom a a etohisoriay I unidad del anroplogia,
Carlos Garcia Mora
Panorama general de Ja etnohistoria y su aplicacién en Mé-
xico. Jens Monjards Ruiz, Emma Pérez Rocha, Maria
Teresa Diaz Govarrubias y Perla Valle de Reoweltas ..
Hacia una nueva antropologia. Claudio Mayer Guala
‘SzoUNDA Pant,
LA ANTROPOLOGIA EN MEXICO
‘La antropologia en México y las pricticas de campo en la
Enan. Comité Preparatorio de las Pricticas de Campo
La disputa de los antropélogos mexicanos. Angel Palerm ..
EL ivan, la enatt y una réplica. Delegacién vow-345.
Consideraciones en torno a las nuevas tendencias de la an-
froplogin y mus implicactones en Mésico, dndeés Fé-
bregas...... .
Consideraciones sobre la actual crisis de la antropologia me-
~eana y om penpetias Pulgenio Marines Jun Josh
Rendén y Ricardo Téllez Girén .....
Ortodoniay here en I antropologa meneana dnd
Medina
Corrientes politico ideoligicas de a antropolog mexicana.
Carlos Garcia Mora... ..sesesees
an
27
37
4
48
7
63
119
129
143CONSIDERACIONES SOBRE LA ACTUAL CRISIS
DE LA ANTROPOLOGIA MEXICANA
Y SUS PERSPECTIVAS *
Fulgencio Manrivez, Juan José ReNv6x
y Ricardo Téntez Ginéw
Durante los tltimos meses del afio préximo pasado y los pri
‘eros dias del presente, se viene dando un proceso de discusién
sobre algunos de los problemas que afronta actualmente la an-
tropologia mexicana. Esta discusién se ha expresado a través
de diferentes documentos que han ocupado la atencién de los
sectores més importantes que participan de una manera u otra
en la antropologia.
‘Uno de los problemas es el que se refiere a las investigacio-
nes extranjeras, muy especialmente las. norteamericanas, que,
al igual que en otros paises de América Latina, Asia y Africa,
son utilizados para fines totalmente diferentes a los que supues-
tamente persiguen, precisamente cuando en estos paises tienen
lugar. movimientos contrarios al imperialismo. El caso de la
Universidad de Texas ha provocado una notable polémica expre-
sada en publicaciones aparecidas en los diatios EI dia, 26 de
noviembre de 1974, con declaraciones de Andrés Medina; Excel-
sior, 28 del mismo mes, del director del neat, Guillermo Bontil;
El dia, e129 del mismo, del director del cis-mwaxt (Centro de
Investigaciones Superiores del mat) Angel Palerm; BI dia, 13
de diciembre, de un grupo de pasantes y estudiantes de la
nant; Excelsior, 15 de diciembre, de la atar (Asociacién Me-
xicana de Antropélogos Profesionales) y otro més del max, el
* Publicado en et Boletin de la Bscutla de Ciencine Antropotigicns de
la Universidod de Yueatén, Mérida, Yucatin, ao 2, marzoabril de 19%,
nim, 1, pp. 20
no120 cancos carota MORAY ANDRES MEDINA
17 de diciembre en Excelsior. Todos éstos antecedides por la
ppolémica que sostuvicron Andrés Medina, Fernando Benitez,
Gonzalo Aguirre Beltrén y otros, algunos meses atris,
‘Otro aspecto de esta problemftica es cl planteado en el des-
plegado que publicé en Excelsior, cl sibado 7 de diciembre, la
‘Acamblea General de Ja eNAan, en relacién a la consideracién
de asistr a dialogar con el presidente de la Reptiblica. Una cues-
ién mis es Ia reciente convocatoria de la Asociacién Mexicana
de Antropélogos Profesionales, a discutir las bases para la for-
macién del Colegio de Antropélogos que eventualmente vendré
2 sustituir a Ta AMAP,
‘Ante el interés manifestado en dichos documentos por aten-
der los problemas que aluden, un grupo de estudiantes, pasan-
tes y antropdlogos consideramos Ia obligacién de opinar al res-
pecto dada Ia trascendencia que tienen. A nuestro juicio esa
polémica no hace més que revelar, en el terreno de la actividad
antropolégica, Ia profunda crisis econémica y social que vive
‘dl pafs y que reclama de medidas urgentes para avanzar por la
vin revolucionaria y antimperialista
Esta crisis se manifiesta, entre otros fenémenos, por la cre-
ciente desocupacién en Ia ciudad y en el campo; por el desen-
frenado aumento de los precios, sobre todo de los articulos de
primera necesidad, y por la secuela de calamidades y_sufri-
mientos que atraen consigo para las masas trabajadoras. Por
otro lado, se manifiesta por la politica cada vez més agresiva
‘de los grupos patronales en contra de Ja organizacién indepen-
diente de los trabajadores y de Jas medidas reformistas del ré-
gimen} ast como por la intervencién cinica de los agentes del
imperialismo norteamericano.
EL pueblo trabajador responde a esta crisis, que recae fun-
damentalmente sobre sus espaldas, esforzéndose por organizarse
dde manera independiente de los “‘charros” sindicales, de los ca-
ciques y del control del Estado, con el fin de poder enfrentarla
y eventualmente abatir al capitalismo que la origina.
‘Por esta razin, la historia del pats depende cada vez mis de
tas movilizaciones populares, sobre todo desde cl afio de 1968.
Este hecho decisivo para Ja vida nacional se aprecia en el seno
‘mismo de las instituciones estatales, educativas, de profesionis-
tas, etcétera, en donde las luchas populares inciden de manera
ingirecta obligando a la definicién politica, que cada vez més
LA QUIEURA POLfrICA DE LA ANTROPOLOGIA SocIAL — 121
se circunscribe a la disyuntiva histérica de fascismo o revolu-
ci6n, terminando de rafz con al mito de la neutralidad de las
instituciones, de la técnica y de la ciencia.
Esta circunstancia histérica determina que en el seno del
Estado mexicano, de origen y cardcter bonapartista, actualmen-
te se enfrenten dos tendencias bésicas. Una de ellas ligada a los
intereses del capital imperialista, de corte fascista, que a toda
costa quiere hacer recaer la crisis sobre las masas y continuar
con la politica desarrollista; y In otra tendencia que pretende
aprovechar Ia crisis del sistema imperialista para intentar un
desarrollo burgués independiente y nacionalista, pero que al
paso que esta politica resulta impracticable, se ve obligada a lle-
var a cabo reformas més profundas.
Esta tendencia se expresa en estos actos significatives como
1 rompimiento de relaciones con la junta militar fascista de
Chile, que implica al mismo tiempo Ia condena del fascismo en
al interior del pais, asi como por la promocién y posterior apro-
bacién de las Naciones Unidas de In Carta de Deberes y Dere-
cchos Econdmicos de los Estados, que afirma el derecho que tie-
nnen los pueblos de nacionalizar y expropiar los recursos que
estén en manos de monopolios extranjeros y que por ello mismo
tiene un caracter antimperialista. En el interior, se expresa, aun-
que de manera contradictoria, a través de medidas como la co-
lectivizacién de ejidos, de reforma agraria, de distribucién de
subsistencias populares a bajos precios (conasuPO), de obras
de infraestructura productiva y de bienestar social, eteétera, que
si bien no solucionan de rafz los problemas y son. apenas palia-
tivos, benefician en cierta medida a las masas y facilitan su in-
tervencién para imponer medidas més radicales.
EI Estado mexicano, surgido de una revolucién campesina,
de caracter antimperialista y anticapitalista, que est sujeto por
lo mismo por muchos lazos histéricos al pueblo trabajador,
pero que al mismo tiempo obedece a las necesidades de la acu-
mulacién del capital, sobre todo después del periodo cardenista,
no puede menos que tener una politica contradictoria. Asi lo
demuestran Ia incongruencia que hay entre las declaraciones
que garantizan un clima de libertad, de diflogo y de participa-
cién democrdtica y los hechas del gobierno y sus dependencias
que las contradicen; como es el caso de la represin que se ejer-
ce contra el pueblo y militantes revolucionarios. Muestra de ello
cs la reciente detencién de una marcha campesina y del encar-caRLos aaRcia MORAY ANDRES MEDINA
celamiento del dirigente César del Angel, y de manera mas cla-
ra el asesinato del profesor Hilario Moreno y Ja represién en
contra de asilados guatemaltecos.
‘Actos represivos de esta naturaleza sélo se podrin evitar en
la medida que al pueblo trabajador, en alianza con los estu-
diantes y otros sectores populares, sea capaz de dar una respues-
ta organizada a través de un frente de masas revolucionario y
antimperialista, S6lo por esta via serd posible profundizar las
medidas reformistas del régimen y superarlas, al mismo tiempo
‘que parar en seco la represién y los intentos golpistas de la
derecha.
‘Bajo esta perspectiva podemos sefialar un programa minimo
de medidas que es necesario y posible impulsar ahora:
1. En la politica exterior se debe ampliar y profundizar las
relaciones con los paises socialistas. Apoyar los movimientos de
liberacién nacional ¢ ingresar a la oper. Apoyar a las medidas
nacionalistas y antimperialistas del Perd, Venezuela, Ecuador
y Panam con la perspectiva de crear un frente antimperialista
on la participacién eminente de Guba.
2, Em lo interno, se debe profundizar las medidas tendien-
tes a colectivizar la produccién agropecuaria con la perspectiva
de erradicar el caciquismo, a los usureros ¢ intermediarios, asi
‘como de suprimir los latifundios y el control privado de los prin
Cspales recursos de infraestructura, de crédito y de asistencia
técnica. Se debe profundizar la reforma fiscal de manera que
afecte fundamentalmente al capital, terminar con las sociedades
anénimas encubridoras de prestanombres al servicio del capital
cextranjero. Se debe nacionalizar asimismo la banca con el fin
de aumentar los recursos crediticios y reducir los intereses, na-
Cionalizar la industria bésica y de manera primordial la alimen-
ticia, la quimica farmacéutica y la minero metaltrgica, en po-
der del imperialismo.
Por otro lado, es necesario clevar la capacidad organizativa
independiente de los sindicatos obreros y ligas agrarias, y fomen-
tar Ja sindicalizaci6n de obreros y jornaleros agricolas que ca-
rezcan de ella. Se debe estimular la regeneracién de las empresas
estatizadas, como es el caso de petrOleos, ferracarriles y clectri-
‘cidad, con la mira de su socializacién, a través de mecanismos
de contrel y participacién obrera en la toma de decisiones téc-
nicas, productivas y financieras.
1A quitnna pouirica DE LA awTRorotooi sociat, 128
Asimismo, es necesario restablecer el cardcter original del
Articulo 28 constitucional en su orientacién socialista, Se debe
ademés nacionalizar los medios masivos de comunicacién, cine,
prensa, radio y televisi6n, que en la actualidad sirven a Ta ideo-
logia agresora del imperialismo y del capitalismo nacional.
Es éte el contexto politico que los antropéloges mexicanos
nos proponemos organizar, para la defensa de nuestros intereses
profesionales y para sentar las bases programiiticas que asegu-
ren Ia unidad y desarrollo de la ciencia antropolégica.
‘Toda verdadera ciencia Io es en la medida que tiene una
visidn critica y una prictica transformadora de la realidad y,
cen este sentido, toda verdadera ciencia es revolucionaria. Por
otro lado, mantener Ia unidad de la ciencia, en este caso la un
dad de Ta antropologia, significa que su objeto de estudio y
transformacién es, concretamente, también una unidad, de la
‘cual Ia ciencia es un mero reflejo critico,
Histéricamente en el pats, esta realidad se mostré de manera
brillante en Ia experiencia que realizé Gamio en Teotihuacan,
al intentar dar un tratamiento integral al problema del desarro-
lo social, cultural y biolégico, tal y como los campesinos en
lucha lo reclamaban. Actualmente, Ias masas populares nueva-
‘mente en lucha reclaman igualmente una solucién integral a sus
problemas econémicas, sociales, culturales, biolégicos y polit
cos, La antropologia mexicana debe prepararse para esta enor-
me tarea en unién con otros trabajadores técnicas y cientificos.
‘Nuestra antropologfa, desde su surgimiento, ha estado liga-
da a las luchas populares —sélo el viraje hacia la derecha que
se dio en el seno del Estado a partir de 1940 y el fortalecimien-
to del capitalismo y la reaccién mundial, le hizo perder buena
parte de sus mejores tradiciones al marchar por el camino del
desarrollo burgués. Después de la singular experiencia aportada
por Gamio, la antropologia mexicana avanza con Moisés Saenz
y la escuela rural mexicana, escuela de contenido nacionalis-
ta y revolucionario, y muy especialmente con Miguel Othén de
Mendizhbal, fundador de la ENA dentro del px, durante el
régimen del presidente CArdenas y bajo la concepcién antim-
perialista del Instituto.
Nuestra antropologia ha participado en el proceso revolu-
cionario; sus mejores obras y sus mis claros pensadores han de-
jado muestras de sus concepciones y précticas progresistas, ya124 ‘CARLOS GARCIA MORAY ANDRES MEDINA
hemos mencionado a Gamio, Séenz y Mendizbal; faltarfa se-
fialar a Swadesh, a De la Fuente, a Pozas y otros més,
La experiencia revolucionaria del pais, como de toda revo-
ucién social, muestra que el justo sentido de la aculturacién no
puede ser entendido como la simple integracién y asimilacién
a Ta sociedad nacional, sino al proceso revolucionario de las
‘masas del pais en su lucha contra los explotadores y el imperia-
Jismo, principales obstéculos de nuestra integraciin nacional. La
incorporacién de los indigenas y de otros sectores marginades
a Ia nacjonalidad mexicana, en condiciones de igualdad y res-
peto a sus culturas, no puede ser otra que su alianza con obreros
yy campesinos, en este sentido no ha habido mayor proceso de
aculturacién que la etapa armada de la Revolucién Mexicana
—1910-17— yen el periodo cardenista de 1934-40. La acultu-
acién fuera de un programa antimperialista y revolucionario
en el momento actual s6lo puede tener un cardcter derechista
En sus mejores momentos nuestra antropologia ha consti-
tuido una importante guia en la labor indigenista del continente.
Pronunciansiento como cl del Primer Congreso Indigenista Tn-
teramericano, en donde, ¢l presidente Cardenas apoydndose en
Tas concepciones més avanzadas del problema indigena, define
1a éte como un problema de explotacién “no diferente al pro-
bblema de cualquier proletario”, revistieron gran trascendenc
para el planteamiento correcto de Ta cuestién.
Consideramos que étas y otros aspectos no planteados en
1 presente escrito son los que deben tomarse en cuenta para dar
‘lida a la crisis de Ia teorla de la antropologia mexicana, con
1 objeto de retomar el camino abandonado y hacer verdadera
ciencia, poniendo la antropologia al servicio de las necesidades
del pueblo trabajador.
Entender todo lo anterior es de suma importancia para los
antrop6logos que intentamos organizarnos alrededor de la preo-
cupacién para que: 1) ‘se mejore la investigacién antropolégi-
ca, manteniendo la unidad de la ciencia y sus aplicaciones
conservindose Ja tradicién unitaria de nuestra antropologia” ;
2) “se eee el marco legal apropiado que recoja las nuevas ne-
cesidades de la antropologia mexicana, incluyendo el Reglamen-
to de Ley de Monumentos y Zonas Monumentales, Hist6ricos
y Artisticos, la Ley Orgfnica del nvazr y las leyes y reglamen-
tes que rigen a otras instituciones antropolégicas. .. (pues)
nuestra antropologia debe ser nacional ¢ independiente, econé-
LA QUIRBRA POLITICA DE LA ANTROPOLOGIA socIAL — 125
mica'e ideolégicamente y debe evitar todo lo que de una ma-
era u otra implique dependencia colonial’, segin se argu-
menta en la convocatoria de Ia amar, del dia 7 de enero del
presente afio.
Con esta misma preocupacién y sustenténdonos en el es
ritu de la convocatoria, nos permitimos someter a consideracién
el presente escrito, as como el programa minimo que a conti
nuacién enumeramos.
Programa para la investigacién, préctica y organizacién
de la antropologia mexicana
1. Estudio ritico de los antecedentes hist6ricos del desa-
rrollo de la antropologia mexicana, con el criterio de retomar
los enfoques y aportaciones més significatives para responder
a las tareas que el pafs y el pueblo trabajador reclaman,
2. Desarrollo de programas de investigacién sobre el pro-
blema indigena enmarcados dentro de la problemftica campesi-
nna, y de las tareas que se derivan de la colectivizacién y de la
reforma agraria, con la perspectiva de formular programas y
politicas que ticndan a asegurar el desarrollo integral, econémi
co, social y cultural, de las comunidades y regiones rurales, ast
como para orientar a Ios jornaleros agricolas en el proceso de
su organizacin sindical.
3, Desarrollo de programas de educacién rural ¢ indigena
ajo el principio de reactualizar el contenido de la educacién
socialista del periodo cardenista, Partit como Séenz del princi-
pio de tomar como sujeto de educacién a la comunidad y no al
individuo aislado, asi como ligar Ia educacién a la concientiza~
ciém y las necesidades de Ta produccién colectiva en el campo.
4, Reestructuracién de la ENAat, el avax, y del mt, con
1 propésito de integrarlos bajo una politica progresista tinica,
que tengan por objeto: programas la ensefianza, investigacién
y prictica antropol6gica; democratizar su funcionamiento con
¢l fin de dar acceso en la toma de las decisiones a los estudiar
tes, maestros, empleados ¢ investigadores de los mismos; erradi-
car Ia corrupeién y el dispendio de los cursos; estrechar la co-
operacién con otras instituciones afines, especialmente con la
Universidad Agricola y las Escuelas Normales Rurales; supri-126 ‘cARLOS oaKcfA MORAY ANDRES MEDINA
rir la separacién entre la ensefianza, Ia investigacion y la
tica antropolégica; suprimir instituciones de carfcter clitista,
como es el caso del cisnsant, cuyas investigaciones no respon-
den directamente a las necesidades més urgentes del pafs, du-
pplica funciones y limita el acceso a los egresados de la NAH
y da preferencia a los de la uta.
5, Estudio para formular proyectos de aprovechamiento del
medio ambiente, de crecimiento y nutricién (antropologia fisi-
ca); preparacién de programas de educacién bilingile con cla-
boracién de textos de informacién y concientizacién, asi como
elaboracién de medios de expresién propios de los grupos indi-
igenas (lingifética) ; de proyectos de arqueologia no exclusiva-
‘mente turisticos, sino para Ia mejor comprensién: de nuestras
formaciones sociales ligados a la toma de conciencia histérica
4c los propios grupos indigenas.
6. Apoyo a la organizacién de los promotores bilingties y
desarrollo de programas de capacitacién para Jos mismos de
acuerdy eon To planteado.
7. Democratizacién de los organismos gremiales de antro-
pélogos.
8. Expulsién del imperialismo y de sus agentes incrustados
en nuestra antropologia. En nuestro pais como en el resto de
‘América Latina se aprovecha con el pretexto de la investiga
cién cientfica, Ia penetracién ideolégica, el espionaje y toda
clase de manipulacin politica, el caso de la Universidad de Te-
sas es el mas reciente, pero Ia experiencia es ya larga en estos
casos: el Plan Camelot, el Simpitico, el Colonia, el Unter-
suchug 505, o los realizados por el Pentégono, universidades y
fundaciones americanas en Indochina, son los més relevantes,
muchos més como étos se vienen preparando, recordar que
hhace s6lo unos meses los propios estudiantes de la Universidad
Theroamericana denunciaron a varios maestros y un plan es
pecifico de investigacién sobre las posibilidades de respuesta
revolucionaria en México ante un golpe militar de tipo chilenos
fl interés central de estas investigaciones no « el de conocer
nuestras riquezas nacionales sino lo fundamental es la manipu-
lacibn, el espionaje y detectar el nivel de conciencia de las masas
mexicanas.
LA QUIEBRA POLINIGA DE LA ANTROPOLOGIA sociAL — 127
9. Formacién de un frente latinoamericano anitimperialista
de antropélogos e indigenistas, con Ia perspectiva de realizar a
mediano plazo congresos que formulen una politica revolucio-
naria. Ya ahora es posible establecer una alianza estrecha con
los compafieros cubanos y peruanos.
10. Denuncia de la politica genocida que Hlevan a cabo los
‘gobiernos dictatoriales de Brasil, Paraguay y Chile con las po-
blaciones indigenas.ORTODOXIA Y HEREJ{A EN LA ANTROPOLOGIA
‘MEXICANA *
Andrés Mepiwa
Es un muro infrangueabe, sometido y
ates weeseane ori ame oo
tha sociedad conlquiera. del puesto
guns ie, donde la wo del ao
in gb maser Cher als
¥ siveros de hambre, mienBles, a
Gat de nos cus in ena
dos en el poder represvo del que
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es, diabicosy donde cualquier fax
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anital, lagi, vd, loco
fs inulinas ef dominio entero sbre
fo “inico. que ‘ada ser tiene para af
rismo, sa: propio cuerpo, Sus propias
Céluloe morales que le von strancadas
Ge cunjo al menor intenta de desbe-
diencia, de rebelia, de inconformided.
(iis ‘Garrién Beri, en Bt nfer-
1o\ de todos tan iemido” Mesico, ‘Fon.
do de Calture Boonémica, 1973.)
El desarrollo contempordneo de la investigacién antropolégica
en México expresa una diversidad tebrica que corresponde a la
gradual polarizacién de los procesos econémicos y politicos que
afectan al pats; la creciente concentracién de Ia riqueza y el
poder, con el consecuente aumento en el mimero de desposef-
dos, tiene su razén de ser en un desarrollo capitalista cuyas di-
= Publicado en Anales de antropologia, México, Universidad Nacional
‘Avtinoma de Mézieo, Tnstitsto de Tnvestigeciones Antropoligicns, vol. xn,
1976, pp. 21731.
129130 anos GARGEA MORAY ANDRES MEDINA
rectrices se imponen desde los grandes centros hegeménicos del
Jmperialiamo. En el pals, sto determina contradicciones que sur
igen de las necesidades de un desarrollo independiente y las ext
gencias de una poblacién miserable, marginada politicamente
} explotada con cada vez mayor eficiencia,
‘La prictica profesional de la antropologia, recientemente
hha observado una evolucién plegada a las condiciones poltti-
cas de si época, 10 que fluctia desde una ciencia supuesta-
mente neutral, aséptica, apolitica, a un respaldo incondicio-
hal al populismo vigente. Las polémicas cientificas se habfan
tentrado en torno a la adecuacin interpretativa de teorias pro-
Cedentes de las grandes metr6polis de la ciencia, o bien a la
reproduccién de las polémicas surgidas de teorias rivales en los
‘nismos centros metropolitanas. Tal situacién s6lo ocasionalmen-
te rebasaba las piginas de las publicaciones especializadas y de
hecho constitula una parte de la actividad cientifica cotidiana,
a “clencia normal” descrita por 'T. S. Kuhn (1962). Sin em-
Dango la instauracién del régimen presidencial actual, que pre-
gona una apertura democritica y ha impulsado como nunca
Entes la investigacién antropolégica en las instituciuucs gubcr-
hamentales correspondientes, y de manera especial su expresién
politica, el indigenismo, ha destrozado la unidad clinica anterior
J expuesto a la luz piblica tendencias que, si bien se expresan
En concepciones tebricas diferentes, corresponden a process
politices también distintos. Asi la intencién de este breve escrito
PS mostrar Ia relacién entre los diferentes contendientes tebricos
J algunos de los proceses politicos reconocibles en Ia sociedad
mexicana actual.
‘Para destacar los aspectos ideclégicos que envuelven el desa~
rrollo de la antropologia mexicana, me valdré del esquema con-
Ceptual utlizado por David E. Apter (1963:57-104) en un
Seteresante andlisis de las alternativas politicas que se presentan
‘Tas naciones africanas y asiéticas recientemente independiza~
Gas del colonalismo europeo. En su ensayo Apter sefiala, cmo
fen varios de los nuevos paises es el propio gobierno el que se
hhace responsable de elevar Ia productividad, con frecuencia en
‘una situacién caracterizada por una estructura estatal monoli-
tiea, un gobierno autocrético y una extensa gama de exigencias
sociales, El resultado, dice Apter, es una politizacton de toda Ia
‘ida social y In adopei6n por el gobierno de una autoridad ex-
Cepeional que tiende a ser monopélica; existe, ademifs, una ne-
TA QUIPBRA POLITICA DE LA ANTROPOLOGIA soca 15!
cesidad de sustituir las viejas creencias tradicionales por otras
alternativas, acordes con las exigencias del proceso de moderni-
zacién, El resultado es una doctrina politica que es en efecto
una religién politica. Asi, la combinacién de rasgos autocriticos
y la dependencia de una autoridad politico religiosa, concluye
‘Apter, en varios de los nuevos regimenes crea inestabilidades
Tatentes en el proceso de desarrollo que, una vez manifiestas,
no pueden reslverse por medidas democriticas o totalitarias
(ic), sino por algo diferente: las “soluciones politicas” toma
rin la forma de modemas teocracias, las que crearfn ideologias
en las que el individuo se identifica con el Estado, pero sobre
todo permitirin esconder las grandes discrepancias entre teoria
y prictica, Esto se lograré por una fuerza simbélica poderosa,
frracional, que bien puede incluir fines racionales. Esta fuerza
Simbélica es la religién politica, Una modema sociedad teocré-
tica universaliza deseos y necesidades, estimula el desarrollo ele-
vando los fines materiales y mundanos a nivel de lo sagrado;
€l suftimiento adquiere entonces un significado religioso. El na-
cionalismo, en tanto sistema ideolégico, mantiene las caracte-
Histieas que lo acercan a una religién y con frecuencia permite
Ta formacién de sistemas dictatoriales. La proposicién de Apter,
con todo lo discutible que tiene en muchos sentidos, permite
subrayar en el nacionalismo una serie de aspectos presentes que
se entienden mejor cuando se ubican en el contexto de la ana-
logfa reigiosa y dejan destacar la ortodoxia militante, In he-
rejfa, el ceremonial que sanciona las creencias y Ia irracionalidad
‘que permea todo este sector de la ideotogia politica.
Si consideramos al nacionalismo mexicano como una especie
de religién politica, nos encontraremos al_ presidente en pose-
sién de poderes absolutos y de quien emana el paternalismo
y cl autoritarismo del régimen. Esta caracterizaci6n corresponde
a la que se ha hecho del presidencialismo, como institucién prin-
cipal del Estado mexicano:
El presidente de la Repiblica ejerce la intromisién paternalista
‘del Estado —y por tanto de la clase gobernante— en Ia vida
yy Ta onganizacién de las masas. El derecho de los campesinos
a tener la tierra y a usufructuarla depende de su decision, la
‘agrupacién sindical de los obreros est condicionada a su acep-
tacién, el ejercicio del derecho de huelga a su calificacién. Es
cl supremo administrador de los bienes de la nacién —Ia tie-
tra, el subsuelo, el tesoro piiblico—, y no tiene obligacién de132 ‘canzos cancfa MoRA ¥ ANDRES MEDINA
rendie cuentas a nadie sobre su uso 0 abuso. La existencia de
partidos politicos esté sometida a su “reconocimicnto’ y esta far
Enltad se aplica de tal manera que s6lo existen los partidos que
respaldan al régimen politico —tambign ligado al presidente—,
jos que de hecho son obligados a renunciar a la lucha por la
conquista del poder (Unzueta 1974348).
‘Sin embargo, una de las cualidades de Ia ideologia, acentua-
da mas todavia en Ja irracionalidad de la religién, es la de in-
vertir la realidad, la de ocultar ast los fendmenos reales y argtiir
sobre la veracidad del nivel de la apariencia, Basta contrastar
Jas afirmaciones populistas de actuar para los explotados, Jos
‘campesinos y los obreros, de buscar incansablemente 1a justi
social, etcétera, con los hechos reales consignades por diferentes
estudiosos para entender 1a poderosa fuerza simbélica, irracio-
nal, del nacionalismo. Como lo consigna Roger D. Hansen
(1971:117):
xno ha habido otro sistema politico latinoamericano que propor-
Clone mas recompensas a sus nuevas lites industrial y agricola
comercial, Los impuestos y los costs por salarios que han dcbi-
do pagar han sido bajos, sus utilidades han sido elevadas y la
reciente infracstructara pablica que sirve de base a sus esfuer~
tos productivos se ha mantenido paralela a sus necesidades. A
pesar de las fricciones que puedan haber existido entre los sec-
ores piblico y privado hace treinta afios, es dificil imaginar
tun conjunto de politicas destinadas a recompensar 1a actividad
{de los empresatios privados en mayor proporcién que las polf-
tieas establocidas por el gobiemo mexicano a partir de 1940.
Pero donde quizé aparece mejor la caracteristica irracional
de Ia ideologia, es en Ia reaccién inmediata que procede de los
circulos oficiales ante acontecimientos imprevistos. Un excelente
ejemplo lo encontramos en el incidente habido en el pasado mes
ide marzo, cuando se suscité un escindalo durante la ceremo-
nia de inauguracién de cursos, en el que resultaron agredides
cl presidente, el rector y otros funcionarios del gobierno. La ce
remonia tavo dos momentos culminantes, uno en el interior del
recinto donde se efectuaba la ceremonia, cuando una multitud
enardecida impedia ofr los discursos del rector y el presidente;
‘l otro momento correspondié a la salida de los funcionarios
del local, en medio de una confusién provocada por grupos de
choque paramilitares que agredieron a los estudiantes y alcan-
LA QUIEBRA POLITICA DE LA ANTROPOLOGIA sociAL 133
zaron a los funcionarios en su apresurada retirada. Mientras el
presidente pronunciaba su discurso, tuvo que interrumpirlo fre-
cuentemente para dirigirse a la multitud y lanzar acusaciones
como “griterfa an6nima, que no es valiente y sf cobarde”, “alar-
de de jévenes profascistas.... manipulados por la cua, que emu-
Jan a las juventudes de Hitler y Mussolini” (Excelsior, marzo
15 de 1975). La reaccién estudiamtil de rechazo obedecié a
iversos factores, pero de mayor importancia son las relaciones
accidentadas entre gobierno y estudiantes, desde la masacre de
1968 y otros acontecimientos posteriores de carcter represivo;
por otro lado estaba el hecho de haberse realizado la visita del
presidente sin el consenso de la base estudiantil y el haberse ori
ginado en una decisién personal. El caso es que a partir del dia
15 de marzo y por varias semanas se sucedié una cantidad inu-
sitada de inserciones pagadas en todos los periédicos de la capi-
tal, en los que se condenaba 1a agresién, que se supuso provenia
del fascismo, de la ota, de “oscuros intereses”, del “anti-Mé-
xico”, eicétera, y se respaldaba la conducta del presidente. El
sentido de esta reaecién es revelado en una ots insertada en
tun diario, en la que se dice:
El alud de desplegados que cubrié las piginas de los periSdicos
en los tiltimos diez dias, parecia destinado, més que a explicar
Jos acontecimientos de! viernes 14 en Ia Universidad Nacional,
1 ocultar su verdadera significacién. Mediante expresiones de
una solidaridad no razonada con la actitud del presidente y ata-
ques genéricos al movimiento estudiantil y a la misma Univer-
sidad, el coro de apoyadores profesionales intent6 oscurecer la
realidad que se evidencié durante la visita del presidente Eche-
verrfa a la unane (Excelsior, marzo 27 de 1975, p. 13A).
Lo cierto es que desde la posicién nacionalista todo aparece
desde una tajante perspectiva maniquea, la disidencia cs una
amenaza total al orden establecido, no se trata de entender una
posicién, un acontecimiento cualquiera, basta con que sea de-
monizado por el presidente o alguno de los altos funcionarios
que actiéan como sus intérpretes para que el conjunto de insti-
tuciones pablicas y privadas, a través de todos los medios bajo
su control, ejecuten el ceremonial de repudio sin el menor aso-
mo de razonamiento, Ja represi6n toma entonces una forma
abierta,134 carLos GARGEA MORAY ANDRES MEDINA
Sin embargo, existe la posibilidad de que estemos juzgando
Jos acontecimientos todavia bajo el efecto del programa desarro-
lista que va de 1940 a 1970, y no queramos ver los efectos de
Ja apertura democrética anunciada desde el principio del ac~
tual sexenio; y no es un hecho que provenga de los circulos
Durocraticas, numerosos intelectuales que se ubicaban en la di-
sidencia en el régimen anterior, constatan el nuevo clima poli-
‘ico; para algunos de elles la alternativa es “Echeverria o el
fascismo”, otros simplemente afirman “se inicia Ia democracia
en México” (Excelsior, mayo 10 de 1972), La ilusién de un
gobierno neocardenista adquiere una realidad que parece con-
firmar el ritual presidencial cotidiano: Ia visita constante de
apartados lugares en donde escasamente se habia parado antes un
funcionario del gobierno, la politica intemacional vinculada al
Tercer Mundo, el apoyo a regimenes progresistas, etcétera, Si
la politica indigenista adquiere una importancia inusitada en el
régimen del general Cérdenas, lo mismo volvemos a encontrar
en dl actual sexenio, en el que ¢l presupuesto para la accién
indigenista oficial, en cl Instituto Nacional Indigenista (mt),
y el de investigacién, conservacién y difusién del patrimonio
Cultural, en el Instituto Nacional de Antropologia ¢ Historia
(avait), reciben un considerable impulsos In investigacién de
alto nivel tebrico es posibilitada con la creacién del Centro
de Investigaciones Superiores del rast (cis-sart), Y no sélo
testo, los simbolos de lo indigena y de Ja cultura popular ad-
quieren carta de ciudadanfa en el ceremonial presidencial. Fi
ralmente, el hecho més relevante desde el punto de vista de los
antropélogas profesionales, ¢s el encontrar en uno de ellos una
dlevada posicién politica que reine bajo su mando Ia totalidad
dde las instituciones oficiales ligadas al indigenismo y a la antro-
pologia. Antes de argumentar en el sentido de que las condi-
Gones politicas y econémicas del pais hayan cambiado 0 no, es
posible afirmar que con respecto a la importancia de Ia antro-
pologia en el seno del aparato gubernamental, si ha habido un
cambio sustancial, y ello explica en buena parte la definicién
de diferentes posiciones tebricas, Perm{tasenos una breve disgre-
sin histérica para entender mejor Ia situacién actual.
En primer lugar, en el contexto profesional de la antropo-
logia mexicana su definicién corresponde a Ia concepcién boa-
siana, en la que partiendo del concepto de cultura se derivan
Jas cuatro especialidades tradicionales: etnologfa, arqueologi,
LA QUIEBRA POLITIGA DE LA ANTROPOLOGIA soca. — 135,
antropologia fisica y lingiistica, Esta concepeién fue trafda a
México por el propio Boas y sastenida por Manuel Gamio, dis-
cipulo brillante que supo adecuar su preparacién teérica a las
realidades nacionales, Posteriormente, al trasladarse la Escuela
‘Nacional de Antropologia e Historia al Museo y pasar a formar
parte del ixaar, el plan de estudios, inspirado en la misma tra~
dicién culturalista establecié las cuatro especialidades sefialadas,
basindose en el marco general de la teoria de Ia cultura. Bajo
esta concepcién totalista se han formado los antropélogas pro-
fesionales mexicanos. Pero mAs que encontrar la unidad en la
teorfa Ia encontramos en el sujeto de estudio: las socedades in~
dias en el pasado y el presente, Esto significé que al iniciarse
Jos estudios antropolégicos en México, existfa ya una tradicién
histérica y politica ligada al conocimiento de Io indigena; la en-
sefianza formal dio pues un status formal y profesional a una
prictica que antes desarrollaba estudiosos de la més variada
formacién. Lo més importante del estudio del indio, es que des-
de sus més remotas expresiones en la Colonia se asocia a una
conciencia nacional, en el siglo xvt es Ja Virgen de Guadalupe,
ligada no sélo a los indios sino mis especificamente a Jo nébuatl,
su importancia como simbolo del nacionalismo ha sido sefialada
ya por E, Wolf (1958:34-9). Posteriormente el jesuita Clavi-
jero y luego Bustamante buscan en lo indio el sentido nacional
de lo mexicano. El México independiente del siglo xrx da otra
perspectiva de la preocupacién por lo indio, ahora su ignorancia
y su distintividad cultural y lingiistiea se torna en un proble-
ma para la formacién de un pais moderno; es cuando encon-
tramos las proposiciones de “modernizarlos”, de cambiatlos, de
mejorarlos. Lo cierto es que las clases dominantes toman todo
tipo de medidas, econdmicas, politicas y militares, para aniqui-
Jatlos. La ciencia de Ia época clasifica sus lenguas, escribe su
historia, acumula sus antiguallas en museos. El nacionalismo de
los regimenes revolucionarios, conjuga 1a basqueda de Ia con-
ciencia nacional en Tas culturas indias y su aniquilacién en nom-
bre de la unidad nacional, esto es efectivo, especialmente a
partir del desarrollo iniciado en 1940, Antes de esta época la
preocupacién por Jo indio como parte de la nacionalidad es sus-
tanciada por un numeroso grupo de intelectuales que se dan a
Ja tarea de estudiar, describir y difundir las caracteriticas pro-
ppias de Ins sociedades indias, pero hay un hecho notable, se
busca en Jos indios vives la grandeza de aquellos aplastados por136 CARLOS GARCIA MORAY ANDRES MEDINA
Ja Conquista. A partir de la Revolucién se elabora una ideolo-
gia de lo indio en los medios intelectuales, oficiales y privados,
3 decir, construye imégenes estereotipadas, Iejanas, plenas de
poesfa, de paisaje, pero irreales; sin embargo, cumplen el fin
de recrear las rafees telfricas del mexicano mestizo; desde en-
tonces se crea la imagen popular del indio, presente en diferen-
tes expresiones artisticas ¢ inclusive en el cotidiano sentido co-
min, el indio poético y Iejano, o bien el tonto y préximo, son
Jos lugares comunes. Frente a este complejo proceso que hace
de la cultura india un ingrediente bésico del nacionalismo esta
el papel de la antropologia, que aportaré los instrumentos de
la ciencia para lograr los objetives nacionales.
En el régimen cardenista la politica indigenista cs bésica-
‘mente llevarles las técnicas modernas, devolverles sus tierras, dar-
Jes educacién elemental, ensefiarles castellano. La difusién del
cculturalismo norteamericano conduce a una propesicién nueva:
cambiarlos y respetar su cultura al mismo tiempo, pero tam-
bién introduce un artificio tebrico, describirlos en sus particula-
ridades, en aquello que los eepara de lo “occidental”; éta es
la tendencia que se origina en 1940 y que da lugar a una an-
tropologia profesional divorciada de ta realidad, una preocupa-
cién académica que contintia las de los viejos historiadores y
segrega al indio conceptualmente; se establece entonces una co-
municacién directa entre el indio de los etndlogos y el de los
arquedlogos. Pero estos mismos académicos participan en las
gigantescas tareas del proyecto desarrollista y lo hacen en dos
niveles: el de la politica indigenista y el de los proyectos de
desarrollo regional, Con relacién a estos iltimos, su participacién
los liga a los que se levan a cabo en las grandes cuencas hi-
dréulicas, pilar de Ia agricultura capitalista. La apertura a la
irrigacién’ de nuevas tierras, asi como la aplicacién de técnicas
‘modernas que multiplican las cosechas, constituye uno de los as-
pectas fundamentales del acelerado desarrollo econémico que
lanza a México por los senderos del subcapitalismo, en ellos
est presentes los antropélogos: para estudiar los efectos del
cambio, en el caso del Tepalcatepec, 0 bien para facilitar la ta-
rea de movilizacién de aquellas poblaciones indias que obstru-
yen los planes de construccién, como es el caso de la cuenca del
Papaloapan, tanto en la etapa de construccién de la presa Mi-
guel Alemén, como en la més reciente de Cerro de Oro, En Ia
primera se moviliza a miles de mazatecos, a los que se Janza a
TA QuiEBRA POL{rICA DE LA ANTROPOLOGIA sociAL 137
zonas Iejanas y de menor fertilidad; en la segunda se desaloja
a miles de chinantecos, esto iltimo es denunciado como un acto
de etnocidio en una publicacién europea (Barabas y Bartolomé
1973). En Jos proyectos sobre el rio Grijalva participan tam-
bién antropélogos, ya que son afectadas poblaciones indigenas
y s6lo los profesionales de la antropologia saben cémo mane-
jarlos, La contribucién de los antropélogos en los grandes pro-
yectos de irrigacién, tiene una importancia minima desde el pun-
to de vista del volumen de la inversign total dedicada a la obra,
Jos habitantes indigenas de las regiones irrigadas se erijen més
como obsticlo que como beneficiarios; los que recibirén las
ganancias de estas grandes obras serfn los grandes capitalistas
nacionales y extranjeros que invierten en las regiones. Al nivel
de la politica indigenista la contribucién de los antropélogos se
hace a nivel de Ia ideologia; se da gran publicidad a los pro-
gramas indigenistas, se justifican sefialando la necesidad de in-
tegrarlos, de lograr un pafs unido bajo una misma conciencia
nacional: la del mestizo. Ast los antrop6logos indigenistas con-
‘rfbuyen a construir la conciencia nacional, la religion politica
de Apter, pero también ayudan a transformar al indio de tal
forma que contribuya al desarrollo capitalista como proletario,
como pequefio productor de café, como artesano, es decir, como
explotado. Su cultura iré al museo, su pasado se reconstruiré en
tas pirfmides, para ser conocido por ls turstasextranjeros. En
in,
«ola ideologia indigenista de corte teenoeritico —después de
contribuir a la desaparicién social del indfgena— lo resucita al
nivel de la reatidad cultural; Ia demagogia consiste en procla~
‘mar que la cultura indigena entra a la sociedad por la puerta
principal —como invitada de honor— mientras que al indige-
nna real se le hace pasar por la puerta de servicio, para que se
integre —despojado de su cultura— como proletario. Ass pues,
las instituciones gubemnamentales encargadas de aplicar la po-
litiea indigenista se han convertido en administradoras de una
cultura despojada de su base social y material; de una cultura
“limpia” de la miseria que acompafiaba a sus portadores, de
1una cultura que puede entrar a los salones de la burguesia y
aparecen en la televisién, La politica indigenista del Estado ha
contribuido al asesinato del indigena; al igual que los intereses
de Ja burquesia, el Estado también necesita del cadéver cultu-
ral del indio, para alimentar el mito de la unidad nacional: de
Ja misma forma como se fusionan igualitasiamente las tres cul-138 ccartos oaRcta MORAY ANDRES MEDINA
‘uras, las clases sociales —Ios pobres y Tos rico:— se encuentran
hhermanadas en el seno de la sociedad mexicana. as institucio-
net indigenstas oficiales no son més que agencias permanentes
de las pompas finebres del indigena, velas perpetuas del cadé-
ver del indio (Bartra 1974a).
La gran crisis de 1968 tiene consecuencias de importancia
decisiva en el desarrollo de la antropologia mexicana; antes el
gremio de los antropélogos constituia un pequefio grupo que
trabajaba en las tareas de reconstruccién cultural, etmogréficas,
yy en las indigenistas sin critica fundamental ni a las teorias vi-
gentes ni al sistema politico mexicano; la mayor parte de los
profesionales trabajaba en instituciones oficiales, en tareas ad-
ministrativas 0 en la investigacién, E! movimiento del 68 trajo
consigo una poderosa critica y una denuncia de la antropologia
‘colonizada y del indigenismo como instrumento de los designios
de la burguesia gobernante. El primer impulso fue de rechazo
total a toda la ciencia conformista anterior, el segundo condujo
a una reorganizacién, y aqui ¢s donde encontramos las diferen-
tes sendas tomadas y las consecuencias teéricas que ello ha sig~
nificado, El acontecimiento clave lo constituy6 la incorporacién
en el aparato burocritico del actual régimen del grupo disiden-
te que encabezé la critica del 68, Cuando dicho grupo renun-
ci6 a sus puestos de profesores en la ENaH, impuls6 su nueva
concepeién en el seno de una universidad privada controlada
por jesuitas, Esto fue un hecho importante, dado que sc inicia-
ba la ensefianza profesional de la antropologia en universidades
particulares, fuera de los recintos de la ENAH, proceso que por
ierto ha continuado y se ha extendido a otras universidades;
fn ellas se forman profesionales que habrn de incorporarse
tanto al sector privado como a las filas de Ia burocracia con alto
nivel téenico y tedrico. Dado que también se rechaza la forma-
Gin de antropélogos indigenistas en la pax, el mt habrit
dde nutrir sus cuadros con otras universidades, especialmente de
la Escuela de Antropologia de la Universidad Veracruzana,
EL régimen actual ha dado tna gran importancia al desa-
rrollo de Ia antropologia, en Jo que se refiere a la politica
indigenista, en la que se ha programado Ta instalacién de 60
centros coordinadores, instrumento de la accién indigenista, que
contrasta con los 11 fundados en los veinte afios anteriores de
texistencia del 1x1, como en lo relativo a Ia promocién de una
LA QUIEBRA POLITICA DE LA ANTROFOLOGiA sociAL — 139
censeianza altamente calificada, que forme investigadores con
Jas mejores virtudes, a través de cuidadosos programas en los que
contribuyan investigadores extranjeros traidos de diversas par-
tes del mundo. Aqui en el cISINAH se construye la antropo-
logia oficial, tanto en su expresién aplicada como académica,
ambas dedicadas al fortalecimiento de la conciencia nacional,
‘aportando al nacionalismo los refinados elementos que produce
la mis avanzada ciencia. Esta vez, la falta de recursos no seré un
obsticulo, ni la morosidad administrativa; todo se conjuga en
favor de Ia preparacién de una lite de cientificos que haga
avanzar la antropologia, La identificacién con el actual régimen
no se concreta a reconocer los cambios habidos gracias a las
profundas modificaciones hechas por el presidente Echeverria,
a dar cuenta de una nueva orientacién econémica contraria al
desarrollismo anterior; hay también una comunidad de propé-
sito para construir los instrumentos institucionales que sirvan tan
to al crecimiento de la antropologia oficial como al fortaleci-
miento del régimen establecido; en este sentido se ha creado un
Colegio de Etnélogos y Antropélogos Sociales, integrado por
aquellos que trabajan en el cisamas. Pero también esta ane
tropologia ha incorporado la concepeién maniquea que ve en
todo disidente un hereje a quien hay que condenar. Los antro-
pOlogos del cis-iNaxt son aquellos que mantienen una actitud
analitica y critica ante los problemas de la realidad nacional, los
otros son burdcratas que se momifican en sus puestos; ellos son
Jos cientfficos objetivos y con el conocimiento teérico adecuado,
los otros son herederos del porfirismo, anticuarios, demagogos
seudorradicales, eteétera. Esta manera de responder a las criti-
ccas corresponde a la pauta establecida en otros ambitos de la
politica nacional que si bien demoniza a los criticos, oculta las
diferentes tendencias que se dan en el sector ajeno a su ortodo-
xia militant
‘Un grupo considerable de antropélogos que podemos iden-
tificar como constituyendo una tendencia, es la de aquéllos for-
‘mados en la orientacién culturalista anterior al 68, dedicados
en su mayoria a Ja ensefianza y a Ja investigacién, forman los
cuadros basicos de las diferentes dependencias del mart y con-
tribuyen de diferente manera a cumplir las funciones encar-
gadas por ley a dicha institucién, especialmente en lo referente
a la conservacién, investigacién y difusién del patrimonio cul-
tural. Es el grupo que creé Ia Asociacién Mexicana de Antro-40 anos GARGiA MORAY ANDRES MEDINA
pélogos Profesionales (axar) hace cerca de veinte afios y
mantiene una posicién liberal y nacionalista,
‘Otro grupo lo integran generaciones recientes de_antropé-
loges profesionales, todos ellos con una avanzada posicién te6-
rica, con una actitud critica hacia Ja antropologia oficial y en
‘busca de nuevos campos, nuevas concepciones te6ricas. Algunos
de ellos con una formacién de posgrado en el extranjero, todos
comparten la inquietud de crear una nueva antropologia que
incorpore los avances hechos en otros paises y defienden su in-
dependencia critica, Vineulados a diferentes instituciones de
educacién superior, todos ellos estén por el rigor teérico en la
investigacién y en la ensefianza, asi como por su vinculacién
con los movimientos progresistas de otras partes del mundo. Son
colaboradores de las revistas Nueva antropologia, Cuadernos po-
liticos, y otras donde participan junto con los demés cientificos
sociales.
‘Finalmente esté el grupo que propugna por una antropolo-
gia mazxista, que se vincule a las contradicciones actuales de Ta
sociedad mexicana y se ligue al punto de vista de los explota~
dos; sus integrantes comparten una actitud critica no sélo a
cia la antropologia oficial, sino a la mayor parte de la antro~
pologia y muchos de ellos mantienen una posicién de rechazo
2 la misma, encauzindose directamente por las sendas del ma-
tetialismo hist6rico y Ia economfa politica; otros consideran que
la investigacién antropolégica desarrollada en el pais, ha reunido
tun monto considerable de datos a los que es posible analizar y
utilizar para la construccién de una ciencia en el marco de la
teoria marxista, y sus primeras tareas han consistido en criticas
1 diversos aspectos de la prdctica antropol6gica contempordnea,
To que equivale a decir tanto del indigenismo, el funcionalismo
‘académico como de la distorsi6n ideolégica en los medios de
comunicacién popular. Estas criticas iniciales han desatado una
reaccién que revive en cierta forma la polémica sobre el indi-
genismo y €1 colonialismo de la antropologia mexicana, pero no
ppara que sean mejorades sino simplemente para superar las li-
Initaciones de Ia antropologia atada al nacionalismo mexicano.
Se busca una ciencia que reintegre al indio a su condicién de
campesino explotado, de jomalero, de proletario, de pequefio
propietario y lo vinenle a la lucha de los campesinos y a la de
{os obreres en In ciudad. Se trata de construir una antropologia
‘con un contenido revolucionario que reintegre a los trabajadores
LA QUIEBRA POLITICA DE LA ANTROFOLOGIA SOCIAL — 141
de la cultura, a las tareas que les corresponden en la vanguardi
pepe mente restorers
génicamente a los explotados. Situados en este contexto las ta-
reas son inmensas, no s6lo por lo que se refiere a Ias actividades
correspondiente a la formacién de una conciencia revoluciona-
ria, sino también por la confrontacién constante con las tenden-
cias tradicionales que ven en esta orientacién una negacién de
Ja antropologia convencional; es facil el escepticismo, pero «s
el tinico camino para devolver a la antropologia la dignidad
aq usup6 como “inci del hombre” y que ahora debe reto-
thar siviendo no al hombre en abtacto sino al negado por
¢Qules son pues los procesos sociales a i
tendencas tan eocaciamenteearacterindas? Por una rte cad
Ja antropologia oficial ligada al régimen vigente, es decir, inte-
grada orgénicamente al nacionalismo mexicano y con una im-
portante funcién dentro de él como articulador ideolégico. Es
Ja ciencia del subeapitalismo mexicano, dedicada también a ser-
vir a los procesos que el desarrollo econémico y politico requie-
ren; esta vez le ha tocado anunciar la aparicién de un régimen
supuestamente democrético y en ruptura con el desarrollismo
previo, pero lo cierto es que el cambio ha sido exclusivamente
a nivel de la ideologia, y si bien ha acentuado Ta importancia
de la antropologiaen las tareas gubernamentales, en el campo de
Ja economia y la politica del régimen actual, sigue las ten-
dencias observadas en el programa de desarrollo iniciado en
1940, La ilusién del neocardenismo fomentada por numeroses
intelectuales que anunciaban al principio del sexenio el comienzo
de una nueva demoeracia, ha sido disipada, como lo sefiala ta-
jantemente Luis Villoro al analizar las diferencias entre el actual
aobierno y el del general Cérdenas, éte dedicado a la construc-
cién de un Estado fuerte apoyado en los movimientos popula-
res, aquél atado a Ta gran burguesia nacional y extranjera, sin
base popular y sin salida para su cris (Villoro 1972). Pero
quid a negacién mis brutal ls candornas afimaciones de
las modificaciones profundas, son Tos datos procedentes del sec-
tor de la economia, como lo sefiala J. Tatebiate (1975:59) :
Sain eartate ees142 ‘carLos Gancia MORAY ANDRES MEDINA
plementar politcas de estimulo adecuadss al desrollo