You are on page 1of 71
Gea, en Se AUR a Coes Pee Caer cc usekelie one) Sate ba Big lil Oca ta tal fi f er ae iat) EL Db ep Med als TOC San Pablo a Cen ae ee eek anh aal Se Hic pen geculer sy Geaneke) aes Ha Coed Acer tash Sees Ws o y aia fe eareoe i teleniie seis eet EM MCE Rec ule} eames eerily Merl Cents eNae 4 | Waa oe Viniisueankeniees teh Cet sl a oe Figen Eigen Et a eee neue aati Weel cases eect ae 5 ie oo eee eae Caner ke do Sauer ea yaaa Ae Het sae et alae! Cancel ile Miele Wie heen at eee Sencar ren ren amr ail tat REN yce raster ce Nea CONC Macs Le Tai hee enero ela Bee mone cole) 4 § Fa a & PY a2 PENSAMIENTO CRITICOPENSAMIENTO UTOPICO Coleccion diigida por José M, Ortega 108 Pensar de Nuevo Proyecto editorial realizado en colaboracién entre la Embajada de Francia en Espafia, el Collage Intenational de Philosophie yy Anthropos Editorial Dirgido por eyes Mate (Insto. de Filosofia) xy Frangois Julien (Collage Intemational de Phitosophie) Titulos aparecidos ‘Paul RICOEUR: De otro modo, Lectura de De otro modo que ser ‘més alla de la esencia de Emanuel Levinas, 1999 Alain BADIOU: San Pablo. La fundacién del universalismo, 999) Alain Badiou SAN PABLO La fundacion del universalismo Presentacién de Jestis Rios Vicente Traduccién Danielle Reggiori Esta obra se benficia del apoyo del Serco Cultural dela Embujada de Francia en Espana del Mirdseriafraneds de Asuntos Exteriors, en elmarco ‘dl programa de Portcipacion en la Publzcién (PAP. Gancta Lonch Publicada con la ayuda del Ministero frances ‘de Cultura - Contr Nacional dat Libro ANTRROPOS Sun Pablo: La fundacin del universlismo / Alain Badu ; presentacion de Jes Rls Vicente; uaducsn de Danial Reggio. Rub (Baeslons) Antigopos Balto, 199 Wp + 125. :20em.— (Pensaniento Crteo/ Pesaro Uiépeo; 10s.Penss de Noe) Tit. erg aSant Pal, La fndaton de Funiveralimen (San eTesesse3 1 Sun Pblo- Cries inet 2. Concent, Ted de -Flomsta ‘une an po Be Regt ee Hs ee ‘Tiulooriginal: Saint Poul La fondation de Turiversalisme Primer edicion en Anthropes Editorial: 199 (© Presses Universitaires de France, Parts, 1997 © Anthropos Editorial, 1999 ita: Anthropos Editorial. Rub (Barcelona) ISBN:84-7658554-3 Depésto legal: B. 11.905-1999 Disefio,realzacin y eoordinacin: Plural, Servicios Bitoriales| (Naito, $1), Rubt Tel. y fax 93 697 22 96 Impresin: Edim, S.C. Badajoz, 147, Barcelona Impresoen Espasa - Prins in Spain “Todos drchos earidon. Kats pbliccon no pune wr read, on to tate «regu om 9 tamer pun unr de reser Se nurs [pina ome nor sngin mado tex cnc uot cio, gt, a ‘Topi, por feo niga oe snd perms propre deine TE PRESENTACION Preliminar ‘Si consideramos la natural tendencia humana al encasilla- ‘miento, a Ia sistematizaci6n cémoda y al reduccionismo in- ‘consciente, y sentamas como principio que «todo autor loes de ‘una sola obra», es evidente que en Alain Badiou hay unostemas recurrentes que presiden todos sus trabajos e investigacicnes. Y ‘uno principal, aunque en ningxin sentido desconectado de los otros, respecto a Ia obra que nos ocupa: La ruptura de ta figura tradicional de vinculo, la desacralizacion de lo sagrado y simbOl- co. ¥ éste tiene mucho que ver con otro, la Posibilidad de la filosofia o, si se quiere, la posibilidad del pensamiento critico, ‘una vez.que el sujeto ha quedado libre, desarraigado, desafecta- do, sin identificacién ni amo. La posibilidad de la flosofia pasa por la desacralizaciOn del vinculo y de lo sagrado. Y ya en este ppensamiento deconstruccionista estarfa la polémica con la Her~ ‘menéutica, en su afin de defender la continuidad, frente a la discontinuidad: sila filosoffa, ola verdad que busca, nos viene o zo dada y entregada en su historia y en sus textos. He dicho «una vez que el sujeto ha quedadbo libre, desacraiga- do, desafectado»: no en vano se va a plantear Badiou el tema de La crisis del sujeto y la modernidad filos6fica», sila filosofia ha. va terminado por la muerte del sujeto, Pero los temas sélo pueden ‘ser distinguidos ertifcialmente, unos se exigen a otros, como ‘courte tambin eon el concepto de acondeciiewto, algo nuclear aque marca tina eruptir» (ovina edesuturacién») con lo anterior -y funda las condiciones de verdad de un tiempo nuevo. No serfamos justos en esta enumeracién de temas si no nombrésemos, cono imporlante para Badiou, su Meditacién so- ‘bre la tecnica y el wihilismo, con el intento de wna Refurndacion del marxisino, consciente de que toda utopia hace militar en la frontera, a caballo entre Ia objetividad de la experiencia directa y tun deseo que alimenta, pero no convence. Desvanecido el mar- xismo on sit enca-nacién estatal, Badiow sigue fel a su militan- cia marxista y maoista. Mucho tendré que ver esta iden del il- tate para explicar el intento de Pablo de Tarso. Estas son, dria yo, Ins «Chaves filosofieas» presentes en la ‘obra SAN PABLO. LA FUNDACION DEL UNIVERSALISMO, Junto a ellas aparecen otras ideolégicas, en cuanto que las anteriores se han sformado en sonvencinientos y genera pensamientos «in teresados»,estrategias, silencios e interpretaciones, Finalmente, este cuadro preliminar debera ser completado con otro apartado: «Pablo como pretexto». Porque mas allé de Ia seduccién que a Badiou le pueda producir la figura de Pablo, y mas alla de su condicién de sujeto, capaz.de fundar la univer- Saidad de la verdad a partir de un aconteciniento, esta obra es «un pretexto, un ejercicio practico para mostrar sus propins relle siones yteorfas 1, Desde donde habla Badiow Acestas cuestiones respond Badiou en obras tan significati vas como Critigue: Le (re)comimencementt du materialise dia lectique (1967) y Peut-on penser la politique (1985), en que, si en Ja primera analiza el problema del estatuto cientifico y filos6ti- co del marxismo, en la segunda propugna un nuevo comienzo del mismo. En el ano 1982 publica una obra fundamental, Théorie dis sujet y en 1988 su obra prineipal, Lire et lévene: ‘ment, donde expene las categorias de su filosofia, estableciendo los cuatro procedimientos genéricos de la misma (arte, ciencia, politica y amor), Obra muy eonocida es el Manifiesto por la filo: sofia, publicada en 1989, en la que propone un #giro plat6nicor var Ia adesuturacién» de la Glosofia de las condiciones nombrae das, En Editions de Lule, en 1991, publica Dun désastre obs- cuir (droit, Etat, pote), que cetifica ya ln caida del comunis- mo de Estado, apostando por una politica de emancipacion, aque Hegue Jo que realmente importa: Ja des-estatalizacion de Ta verdad, A Jo largo de estas obras se va configurnndo un tipo de «pensamiento comprometido» que ve ala fitosofia como vin- teriorizcion del mundo», Por ello critica Ja wanodernidad blo- séfieas, que ha decidido declararse culpable: «Tan slo los fi losofos hart ieriorizado que ef pensamiento, su pensamiento, tropetaba con tos rimenes historcos y politicos de este siglo, y de todos las silos de los que éste procede».! Ya no se puede seguir flosolando. Pero hay, dice Badiou «demasiado orgullo en esta singularizacicn flosofica de la inte- Jectaldad del crimene. Es caer en fa trampa de ln asta razon hegeliana. Frente al tradicional filésofosalvador, Badiot se sien tein elemento mas en el quchacer (comin) que es la filosofia. Pero, todo esto, corrigiendo y aceptando n Foucault desde un matizado deconstruccionisino: «No sostengo gue la filosolia sen posible er tado momento. Propongo examinat, en general en qué condiciones f es, conforme a st destino». La flosofin no ha existido en todas las configuraciones histricas: su modo de seres la discontinued, tanto en el tempo como en el espacio. Badiou eree que el pensamiento de nuesto tiempo exige mantener la «categoria de sujetor, aunque haya de sufir una reorganizacion radical. El pertodo modemo de in flosolia cont ria, Pero, ala ver, nuestro aitor se instala en wna lara posicicn antihermendatie: determina las condiciones de a filsolia a par- tir del elemento objetivo de las wformaciones sociales» o de los srandes discursos ideolégicos, religiosos y miticos es hoy impos De, esté abocado al fracaso. Es necesario desaralizar el pasado, dlesvincularnos de los texts. La (necesari en muchos easos) de secralizacién y el pensamiento antihermenéutico desde el que ‘os habla Badiow operan en la interpretacion dela obra de Pablo. Yes este mismo convencimiento el que anima y dinamiza su posician mmarxsta. «Qué significa womtanismon? La subjeti- vided trans-temporal de la emancipacion, In pasion igualitarin El marxismo es la tenaz obstinacion miliante por mantener el 1. Aoi Boia, Menifee po fifi, Cte, 1950p 10 propésito de una sipgularidad sin predicado, el concepto filos6- fico de la subjetividad rebelde? Es un programa, la Utopfa marxista que, como la cristiana, vera cumplido en el «militanten Pablo, Badiou vive el marxismo desde su fidelidad al maoismo. No quedaria configurado el lugar desde el que Badiou nos habla, sino aludiésemos a su relacién con Sartre y Althuser. En 1990 escribe Prendimiento, desprendimiento, fidelidad. Estas tres palabras sintetizan cronolégica y afectivamente su relacién con Sartre, Queda «prendido» y prendado, desde su época de bachiller, de su definicién de conciencia y de la doble maxima que Sartre establece: «La interioridad es el mundo en- tero como disposicién, la exterioridad es el mundo entero como imperativon.? Es la ruptura de mayo del 68 y la wentrada en Ja politica militantes, [a razén de que Badiou se desprenda ce Sartre y abandone el esquema dialéctico de la interiorizacién. Pero per manece fiel al «concepto de sujeto», epunte diferencial que so- pporta y sostiene el devenir-genérico de una verdad» + Fue también Sartre, mas que Nietzsche (demasiado preocu- pado de su lucha con el Nazareno) quien le persuadis del signi- ficado dle la Muerte de Dios: «Que Dios muriese... significa exac- tamente que no hay nada mejor, nada mas grande, nada més verdadero que las respuestas de las que somos capaces. Signifi- cca que hay verdades y que nada es sagrado, excepto precis: mente eso, que hay verdades». La relacin con Althuser no esta presidica por «motivos cxistenciales». Se centra en toro al tema qué es filosafia, si ésta puede tener historia y qué papel desempeita la misma en el mmarxismo, En este punto Badiou acepta las conchisiones de Aluhuser en cuanto a que «los grandes fracasos historicos prole- tarios se deben en su origen a desviaciones tedricas». ¥ las des- Viaciones te6ricas de la politica son, en defintiva, para Ahuser, desviaciones filosdficas Ast, la ilosolia constituye el lugar de pensamienta donde se decide, sino los éxitos o fracasos de la politica revelucionaria, 2, fs, deste ecao ont eas, Latovento, 195, 9.19. 3 tin. 3 por lo menos la capaciead para ombrar estos fracasos o estos éxites. La filosoffa es la instancia de nomrinaci6n inmanente de los avatares de la politica. Para Badiou tambien la filosofia es el ‘cespacio de los nombres», el lugar desde donde captamos que hray verdades en la politica, en la eiencia, en el arte y en el amor, y que estas verdades son «composiblesy Igualmente, al tratar Althuser de disenar desde ef conoci- rmiento ese espacio de los nombres, elegité el sprimado de la prictica». «Prictica es el nombre de la maltiplicidad historic. El cuadro diseriptivo que Althuser propone para la existencia historica en general reposa sobre el ruillple. Este nniltiple, irre- ductile, es el de las pricticas. Badiou reconoce su deuda en cuanto a su teoria de lo uno y de lo muitiple, Reconocer el pri mado de la pritica es precisamente adimitir que todos los nive- les de la existencia social son los lugares de pricticas distintas No existe aprehensi6n de la existencia social que pueda hacerse bajo el signo de la esencia 0 de lo unto Tanto Badiou como Althuser se mantienen firmes sobre fo multiple y lo heterogeneo. Las consecuencias de la afirmacién del eprimado de la pric ticas son que la lilosofia no sélo dejara de ser teorfa del conoci- miento, sino también historia del conocimiento. La filosofia sera préctica y, sin embargo, akistorica Althuser, dice Badiou, se desrarce asi, desde el interior mi mo de la filosofia, de toda concepeidn hermenéutica, to cual constituye para él euna herencia extremadamente preciosa». La idea de la filosofia como cuestionamiento y apertura prepara siempre, lo sabemos, el retorno de lo religioso. Llamamos aqui creligiOny al axioma segiin el cual una verdad est siempre pri- sionera de los arcanos de sentido y surge de la interpretacién y de la exégesis 2. Claves filoséficas El pensamiento de Alain Badiou esta bien trabado. Lo eval significa que es diffeil hablar de unas cosas sin hablar de otras, aceptar esto, rechazando aquello. Esto me dispensa de tener que referirme necesariamente a todo ¥ me autoriza a resaltar lo mis conveniente para preparar indirectamente la Tectura de PABLO, 5. Mid, pp. 69. XI Enel apartado anterior vefa desde donde nos habla Badiou, su herencia y de qué materiales se va formando su vor. Ahora insisto «todavia» en alguna de las claves filosélicas de stt abea, Badiou ha concluido que la filosoffa es posible e inmediatamen- te se plantea la cuestiOn de sus condiciones. No sostiene que la, filosoffa sea posible en todo momento: es preciso examinar en {gué condiciones lo es conforme a su destino. «Los procedimien- tos que condicionan a la filosofia son los procedimientos de verdad, reconocibles como tales en su repeticisn.n® En el Ser y el acontecimiento," sefiala Badiou que hay cuatro condiciones de la filosoffa y que la falta dle una sola arrastraria sti desaparicién, asf como la emergencia de su conjunto condi- cion6 su apaticién. Estas condiciones son: el matema, el poema, Ja invencién politica y el amor. Sélo habr, pues, verdad cientili a, artistica, politica y amorosa, Podlemos decir por tanto que la filosofia tiene como condicién de su existencia el que existan verdades en cada uno de los érdienes donde éstas son atestigua- bles. {Consiste sélo la filosolia en ser testigo de esas verdades? La tarea de la filosolfa es proponer un espacio conceptual unili- cad, donde encuentren su lugar las nominaciones de aconteci- Iaientos que sirven de punto de partida a los procedimientos de verdad. La filosofia busca rewnir todas los nombres ~de~ mis. Bacliou Hama a este espacio comin «lugar de las verdadeso, acogida», vabrigo edificado con respecto a su simultaneidad dispare, «conjunei6n pensable» de las verdades. La filosofia fa- cilita ef procedimiento por el que las verdades aeceden al tiern- po, a su iempo. Pero todavia no es suficiente, se necesita algo mis para que haya verdad, Los procedimientos de verdad, 0 s yenéricos que hemos seialado, se distinguen de \cidn de saberes por su origen de acontecintiento, Mientras no stucede nada, sino lo que es conforme a Jas re- alas de un estado de cosas (es el tema de la ley o del hombre viejo en S. Pablo) puede haber conocimientos, enunciadas co- rrectos, saber acumulado, pero no puede haber verdad, Lo para- dogico dle uma verdad estribu en que es al inisma tiempo tuna nove dadl»* No hay, pues, verdad en una situacién, en xin estado de { f, Manifest re ls, 15 1 fam, Leer fvenomant ations da Se, 1988, A fn, Rant porta flo, 181 xm ‘cosas, en una mulliplicidad cualquiera. Para que se despliegue ‘un procedimiento de verdad relativo a la situacién hace falta que tun acomtecintiento puro suplemente esta situacion. Este suple- mento no es ni nombrable, ni representable por los recutsos de Ja situacién, Esti inscrito por una nominacién singular, la pues: ta en juego de un significante de mas. Es un aconteciinlento que rompe con todo lo anterior e inaugura un tiempo nuevo, Nihilismo y desvinculacion o desacralizacion Metodoldgicamente, examinar las condiciones de la flosofa cexige cartesiana 0 baconianamente deconsiruir, desaevalizar Este tema, supuesto 0 conviccién, actuars soterradamente en la ‘explicacisn de la obra de Pablo. Nuestra época da testimonio de snihilismo», si entendemos por nihilismo la ruptura de ta figura tradicional del vineulo ¢Cuidl es la causa? Por una parte la vinculacign es pura aparen- ia, porque (odo lo que esta vinculado revela que er tanto que ser esta desvineulaclo, que el eino de lo naitisle es el fondo sin ‘excepeién, siendo lo eao simple resultado de operaciones tran- sitorias y que si nos aparece como vinculado no es mas que por pura comodidad e interés humanos, necesitados como estamos, socialmente, de que no todo sea transitorio. Tado es temporal, nade esd intrinsecamente vinculado? Pero a esta causa de desvinculacién nature « das cosas, afia~ de Badiou otta nueva, social, humana, interesada y tremenda- mente eficaz: el poder abstracto del capital, al que ninguna san- cidn simbélica del vinculo es capaz. de resist. Ya Marx, dice Badiou, puso en evidencia el final de las figuras sagradas del vinculo, Sélo subsise el eruel pago al comtado. «Todas las repre- sentaciones sacralizantes que postulan relaciones intrinsecas y esenciales entre el hombre y la naturaleza, entre los hombres ‘entre sf, entre los grupos y ta ciudad, entre Ia vida mortal y la vida eterna quedan disteltas por el capital»! Fria y pesimista pintura de nuestra sociedad. Por el «presti- gio de los dioses» se han sacralizado cosas ne sagradas, os pu- ros instrumentos, Ja lengua, el partido, la nacion, la pattia, Por 9, B93, 10. thd p38 xT oS qué el empeiio de absolutizar lo relativo? ¢Hay aqui una verda- dlera apertura ontol6gica como se pretende hacer creer? :Toda sadesacralizacion» es nihilista? Ni para Badiou ni para Marx pa- rece serlo, si entendemos por nihilismo «aquello que pronuncia que el acceso al ser y a la verdad es imposible». Al contrario, la desacralizacién es una condicién necesaria pata que dicho ac- cceso se abra al pensamiento. Lo que el capital hace es poner all descubierto lo mtiltiple puro como fondo de Ja presentacién, de- nunciando todo efecto de uno como simple configuracién pre. catia. La presencia sagrada, por tanto, es puta apariencia y la verdad, como todas las cosas, si existe, no es una revelacién, Presupuestos todos, con el concepto de sujeto y la postura art hhermengutica de nuestro autor, necesatios en la explicacién de Ja figura de Pablo, Todo fo anterior parece levarnos a la conclusién de que los sistemas que daban razén adecuada de las cosas y del hombre han terminado, por agotamiento de los operadores que les eran propios, especialmente la «categoria de sujeto», Pero gel pensa- Imiento de resto tempo exige que la ecategoria del sujeto» sea deconstruida? Con Lacan, Badiou responde a estas preguntas con una reorganizacién radical de una categoria mantenida, de un tnt 0 programa pata el pensamiento: pensar la técnica como tilt ‘mo avatar hist6rico de la categoria de sujeto. Esta sera otra de las claves de la contemporaneidad de Pablo, La postura antihermenéutica de Badiou requiere también un estudio mas detenido. Pero se puede decit que es una cons cuencia mis de stt entramado, afecciones y filiaciones filos6fi- as. El modo de ser de la filosoffa es fa discontinuuidad, tanto en el tiempo como en él espacio. ¥ Ia metéfora adecuada de la misma no es la del regisiro 0 de la adiceidn, tampoco de la refle- xiOn sistematica, No podra haber historia de la filosofia, Y por ‘oposicién a los saberes instituidos, una gran filosoffa esta domi- nada por las crisis, las aperturas y paradojas de la matematica, Jas sacudidas en la lengua poética, las revoluciones y provoca- cciones de la politica inventada, las vacilaciones de la relacién entre los dos sexes." 1 fh pp 20,21, xv 43, Pablo como pretexto Sin ambages, Badiou declara, en el prélogo, el dngulo desde el que no va a abordar la figura de Pablo, Sin duda esta deci si6n, esta toma de postura no seré irrelevante, puesto que este apéstol fue vehiculo e instrumento eficaz en la transmisién de la fe cristiana: «Pablo no es para mf, efectivamente, un apéstol 01th santo», Pero lo que es mas importante, no le importa la Buena Nueva que el apéstol declara y que, tal vez, pueda dar sentido total al instrumeato: «No me importa nada la Nueva que declara, o el culto que se le dedicé». eNinguna trascenden- cia, para mf, nada de sagrado, perfecta igualdad de esta obra con cualquiera otra, desde el momento en que me conciene personalmente.» Todo el prélogo esté dledicado a explicar esta postura. «Mi intencidn, como se puede ver, no es ni histoviadora ni exegética, Es subjetiva de cabo a rabo.» Lo importante esta en que, para Badiow, «Pablo es un pensador-pocta del acontecimiento», «al mismo tiempo que el que practica y enuncia rasgos invariantes de Jo que se puede Hamar la figura militante». Aqui estaria la cexplicacién de Pablo y el acierto de Badiou. Son razones por las que afirma su contemporaneidad. La figura de Pablo sera «usada» para apoyar su tentativa de srefundar una teoria del sujeto que subordina su existencia tan- to tingencia pura del ser miltiple, sin sacrificar el motivo de la verdad ¢Por qué entonces analiza esta fabula? «Para nosotros, dice Badiou, se trata exactamente de una fabula. ¥ especialmente en cl caso de Pablo quien, come veremos, por razones eruciale, reduce el cristianismo a un solo enunciado: Jestis ha resucitado, Y éste es el punto fabuloso, puesto gue todo lo demas, naci- maiento, predicacién, muerte puede, después de todo, sustentar- se.» Piensa Badiou que Pablo era consciente de esta «fabula»? @Pesan en él mds las razones cruciales y las estrategias que la fe fen la nueva doctrina? La fe es el probiema de Pablo. Pero lo es también de Badiow y de toda su interpretacion o de su analisis: «Si se nos permite hablar inmediatamente de creencia [.} di mos que para nosotros es rigurosamente imposible creer en la la dimensién aleatoria del acontecimiento como a la com resurreccién del Crucifieado», xv Badiou enlatiza la palabra nosotros, mostrando claramente la postura también de ereencia en Ja que él mismo se alinea. Pero es coherente. Las conclusiones de su andlisis y, por si puesto su intencién, son aplicacién de uno de sus grandes prin- cipios: la desmitologizacién, desacralizacion 0 desvinculacidn de odo lo real. Principio, por momentos, ciertamente necesaro, que afecta directamente al problema de la creencia, al proble- sma de Ja fe en todos los dmbitos humanos —también en el de la polttica y en el de las relaciones humanas. @Por qué, pues, interesa Pablo a Badiou, por qué esa lejanta hace proximidad filos6tica? ‘Lo que a nosotros va a detenermos en la obra de Pablo es luna conexién singular, que formalmente se puede clesunir de la fabula, y de la cual Pablo es propiamente el inventor: la cone. xidn que establece un pasaje entre una proposicién sobre el sujeto 1y una interrogacian sobre la ley. Digamos que, para Pablo, se trata de explorar qué ley puede estructunar wn sujeto desprovis- to de toda identidad y suspendido a un acontecimiento cuya sola “prueba' es, justamente, que un sujeto fo dectare.» Por ello dice que fa conexién singular, que Pablo intenta, formalmente se puede desunir de que esta conexién paraddjica entre un sujeto sin identidad y tuna Jey sin soporte fuida en la historia la posibilidad de una predicacion universal.» Efectivamente, Pablo desliga In verdad, y 1 discurso de Ia verdad, de todos fos conjuntos histéricos pre- constituidos, de I historicidad cultural Ta figura de Pablo es aqui un preterto, Badiou piensa el tiempo de Pablo y su quehacer, viendo en el nuestro la necesi- lad de repetir su gesto. ¢Es valida y licita esta apropincisn? Es vilido y lcito equiparar las condiciones de verdad que encontrs Pablo con las que nos encontramos nosotros? La operacién es ciertamente la misma: «Separar tajantemente cada proceso de verdad de Ia historicidad “cultural” donde la opinién pretende disoverlas. Y Badiou hace un andlisis acertado donde poder politico, poder econdmico, poder religioso y medios de comuni- cacién a su setvicio, con las salvedades naturales, hacen por secuestrar a Ja verdad y disminuir sus electos diacriticas y es- clarecedores. Los particularismos comunitatios impiden el wni- versal 0 el acceso al niversal @Cual es el unificador real de esta promocién de Ia virtud a fibula, eLo esencial para nosotros es xvi — ee cultural de log subconjuntos oprimidos, de los particularismos comunilarios, que siempre remiten, en definitiva, a la raza, a la nacién, a la religién o al sexo, destacando siempre la diferencia de las diferencias? «Es, de toda evidencia, la abstraccién mone- via, cuyo universal se acomoda petfectamente a los abigarr imntenios comunitanstas.» Ya Marx dice que el mundo se ha, por fin, configurado como mercado mundial Frente alas singularidades, el enunciado, asombroso para su tiempo, de Pablo: «Ya no hay distincién entre judio o no judio, entre esclavo o libre, entre varon o mujer» (Gal. 3, 28). Rom- pienclo con todo esto (homogeneidad monetaria, reivindicacién identitaria, universalidad abstracta del capital, particularidad de los intereses de un subconjunto), Badiou formula claramen- te su pregunta: eussles son las condiciones de una singularidad Es, en este punto donde convoca a , Pablo con esta nueva pregunta, zqité quiere Pablo? Sin duida alguna sacar (el Evangelio) de la estricta clausura donde se quedaria si s6lo valiera para Ia comunidad judia, Pero también no dejarla nunca dleterminar por las «generaliclades» disponibles, ya sean estata les 0 ideoldgicas (juridismo romano, discurso filosélico y moral griego, visién conservadora de In ley juudia). Se tata de hacer valer tina singularidad universal al mismo tiempo contra las abstracciones establecidas (juridicas entonces, econdmicas hoy) y contra la reivindicacién comunitaria o particularista ‘A partir de agus, l «trabajo» de Badiou esta perfectamente estructurado, presenta la figura de Pablo como SUIETO, pregun- tindose qué es lo que instituye un nuevo sujeto. Sin duda un aconiecimiento, que tended signo de novedad y que necesita ser deelavado por el sujeto afectaclo, Cuando Pabio dlrige sus escri- tos, siempre recuerda que est fundamentado para hablar en tanto que sujeto, ¥ este sujeto, él, ha legac Damasco, fulminado en lo que era ¢ iluminado en lo nuevo por la sgraciny. Badion deslign ya ‘quier tipo de causalidad. Es un simple requerimicnto que insti- tuye un nuevo sujeto, esta conversion no es realizada por nadie, 1 surgimiento de sujeto cristiano es incondicionado, Mas, entonces, Pablo puede parecer un inventor del aconte- cimiento, a partir de su sola declaracion. Pablo sera convertido por Badiou en prototipo de activista, en dirigente politico con a serio, camino de gut el acontecimiento de cual: XVI estrategias interesadas, con segundas intenciones, escogiendo su tervitorio de actuacién y conscientemente desligado de los otros apéstoles. Desacralizada ast la figura de Pablo en st fuente uw origen, es natural desvincularfa de la figura de Jestis y de sus textos, los Evangelios. Pablo se fija tinieamente en que «Jestis, hijo de Dios (lo que eso quiere decir ya lo veremos) y por tanto Cristo, muri6 en la Cruz y resucité. El resto no tiene ninguna inportancia real. Digamos incluso: el resto (lo que Jestis dijo e hizo) no es lo real de la conviecién, sino que la recarga, incluso la fatsificas, Enel paso siguiente Badiow se pregunta si el acontecimiento es absolutamente original 0 se puede inseribir, a pesar de st novedad, en la tradicién que se nos entrega, prefigurado y en promesa. Para é a pesadas mediaciones histéricas. La «memoria» y los «textos» no son guardianes de sentido. ¥ asf, toma la Resurrecci6n como lun acontecimiento puro, puesto que al proyecto de Pablo es mostrar que una Iégica de la salvacion no puede acomodarse a ninguna ley, ni a la que liga el pensamiento al cosmos, ni a la aque regula Tos efectos de una eleccién excepeional. Este aconte- cimiento es acésmico e ilegal, no es «mediacién» como tampo- 0 Cristo es «mediador». Cristo es en sf y para sf, fo que nos sucede. ¢Y qué es lo que nos sucede? Que somos relevados de la ley, pero no salvados, no redimidos. La resurreccién de Cristo oes ni un argumento ni un eamplimiento. Ta figura de Pablo vuelve aqut a ser un pretesto. Nietzsche huabta dicho que Pablo se referfa a los Evangelios con el «cinismo de un rabino». Badiou dice que tal airmacién no es inexacta, por ‘que, como todo verdadero teérico de la verdad, Pablo no cree que pueda haber una «verdad histéricay. O més bien, no cree que la verdad competa a la historia, al testimonio 0 a la memoria. Y termina afirmando que Pablo ha walsificado» a Cristo tanto, si rno mas, como Nietzsche ha falsficado a Pablo. Segin Badiou, no sdlo falsifica Fea, sino que lo suplanta y sustivaye ‘Solo queda desligar la muerte de Ja resurreccion (capitulo VI titulado Le antidialdetica de la muerte yde la resurreccién), En se plantea qué es lo que constituye el vacontecimiento», porqu en raz6n de ello habra o no habré salvacion. Reconoce Badiu que sel acontecimiento es que Jestis, Crist, ha muerto en la cruz y resucitado», Después, paso a paso, ird Pablo nos es inteligible sin tener que recurrir auitando valor ala muerte, porque el eacontecimienton es gre Gia. Noes ni legado, ni tradicign, ni predcacion, ss dei no te nada, pesto que no tend valor de redencin ni de save cion como pra, 6udl es a foncin de la muerte? Esta pregunta habilmente se deslga del sueto que muere dejan aa muerte en i sign. Ficacion ngativa La muerte no es mediacién, Noe un elemen- to pov, superaciin dela oposicin, Para Badiou noes dia lectin la concepeicn paulina del acontecimento:niegs I eis de Hegel en que la Resurreccén no es sino negacion de a nega tion: in muerte es el Gempo decisivo de Ia salida de af de lo Infimto,y nay una funcinitrnsecament redentorn dels tmiento y del marti. La gracin, por supuesto, no serfa asf un momento de lo Absolut, desconettada de las obras, del iermpo Y del sujeto que merece, La posieion de Badiow parece moverse fn uina linea de wustificacion gata, sin obras, mendigos ante Dios, solos ante Dios, Nadie merecié por nosotros. Como. Esta des-dialectizacion del acontecimiento-Crsto (separa cién de la muerte —con valor de mérito en raz6n del que mue- re~ la resureccén) va a ser cave en este lento proceso de desacalzscidn del hecho cristiano ysautoriza aque se extaiga det nucleo mitlgico una concepein formal enterament lac gada dela gracias -maryismo como hurmanismo= y que el hombre ordinario. (Pablo el miltante) puede viv Taf) gracia sin necesidad de afirmar el emo: universalizando la verdad que nos da el pro pio aontecer que es posible «fandar un materialism de I fracia pr la dea, simple y fuerte, que toda existencia puede un die esr ransida por lo que le sucede, yentregarseentonces a To que vale para todos. Y todavia ms que una exstencia cual auiera no slo encuentra, rompiendo com la ordinaria ervldad de iempo, la oportanidnd material de servi una verdad, so de converse ay en division subjtva, més alla de las liga. ciones de eupervivencia del animal hurnano, en un ioral No ha esi, sno afmactén del sueto como portador de verted enversalidad. ¥ Badiow adelanta una afrmacén ede fnitvae: «nos beneficiamos de alpinas gracias, para la que no hay newsided de imaginar un Todo-Poderoso> El sufrimiento, incluso la muerte de Cristo, no significa hada pata Pablo, ni desempetia ningiin papel en su apologética No hay una funci6n intrfnsecamente redentora en el suftimicn. to, que sdlo tiene valor social. El que muere no es representativo, no es Dios. Termina pues, Badiou negando la divinidad de Cristo. «Es cesencial recordar que para Pablo, Cristo no es idéntico a Dios, que ninguna tcologia triitaria o sustancialista sostiene la pre- dicacion. Completamente fiel al acontecimiento puro, Pablo se contenta con la metafora del “envfo del hijo”. Y, por consiguien- +e, para Pablo, no ¢s lo infinito Io que ha muerto en la Cruz. Este es el pensamiento que guia todo el libro, tratando de explicar la actuacién de Pablo desde las categorfas filoséficas sefialadas. Porque, aunque el Absoluto no sufra, aunque la rest rrecci6n no sea el «calvario de lo Absoluto», y aunque no active ninguna dialéctica de la encarnacion del espivitu, hay que se- guir afirmando que el acontecimiento suprime las diferencias en rovecko de una universalidad radical. Fragil universalidad. gQué da fuerza a Pablo? ¢Su afén de notoriedad, su «ocuray e siluminismo», o un supuesto recono- cimiento social? gBasta esto para luchar contra lo dado, intere- ses, poder, comodidad humana? Para Badiou parece que sf: «Esto es exactamente lo que constituye en el mundo romano, una invencién fulminante». Eso es todo. :Queda, pues, el hombre sin esperanza?: «La espe- ranza nada tiene que ver con el futuro, la esperanza es una pura paciencia del suj Es una conclusién natural, puesto que termina diciendo que la resurreccion no es més que una asercién mitol6gica y decir ue «Cristo ha resucitado» es algo sustrafdo a la oposicién de lo universal y de lo particular, puesto que es un enunciado narrati- vo del cual no pociemos asumir que sea hist6rico. E] «acontecimiento», pues, no es nada. De momento s6lo nos ‘queda consolarias con Rilke, entretenidos en nuestra inmanen- ia: «(SI nosotros pudiéramos encontrar también algo puro y du- rable de sustancia humana, una estrecha faja de tierra fecunda {que nos pertenecera, entre el fo yla roca!» (Segunda elega). Jess Rios ViceNTE PROLOGO Extrafia empresa. Desde hace mucho tiempo, este personaje ‘me acompafia, con otros, Mallarmé, Cantor, Arquimedes, Pla- t6n, Robespierre, Conrad... (por no entrar en nuestro siglo). Hace 15 afios escribf una obra de teatro, El incidente de Antio- ‘quia, cuya herotna se lamaba Paula. Fl cambio de sexo era, sin duda, un obsticulo para cualquier identificacion demasiado clara. Pablo no es para mi, efectivamente, un apéstol o un san- to, No me importa nada la Nueva que declara, 0 el culto que se le dedic6. Pero es una figura subjetiva de primer orden. Siem- pre he leido las epfstolas como se vuelve a los textos clasicos que nos son particularmente familiares, caminos abiertos, deta- Iles suprimidos, fuerza intacta. Ninguna transcendencia, para mf, nada de sagrado, perfecta igualdad de esta obra con cual- quier otra, desde el momento en que me concieme personal- mente. Un hombre ha inscrito duramente esas frases, es0s pro- pOsitos vehementes y carifiosos, y ahf podemos inspiramos li- ‘bremente, sin devocién ni repulsién. Tanto més, en lo que me conciere, cuanto que hereditariamente irreligioso, incluso atin ris, instruido por mis cuatro abuelos maestros de escuela en el deseo de aplastar Ia infamia clerical, habia descubierto tardia- ‘mente las epistolas, como se hace con textos curiosos cuya poé- ‘ica asombra. TT Enel fondo, nunca he conectado a Pablo con la religion, No es segiin este registro, o para testimoniar de una fe cualquiera, ni, incluso, de una antife, que he tenido un interés por él desde hace tiempo. No mas, en verdad —pero el sobrecogimiento fie menor—, de cémo me he apropiado cle Pascal, de Kierkegaard © de Claudel, en lo que habia de explicito en stt predicacién cristiana. De todas formas, el caldero donde cuece lo que seri tuna obra de arte y de pensamiento esta leno hasta el borde de impurezas innombrables; ahi entran obsesiones, creencias, Ia- berintos infantiles, perversiones diversas, recuerdos incomuni- cables, lecturas de acd y de alld, bastantes asnadas y quimeras, Entrar en esta quimica no sirve para mucho. Para mi, Pablo es un pensaclor-poeta del acontecimiento, al mismo tiempo que el que practica y enuncia rasgos invariantes de lo que se puede llamar la figura militante, Hace surgir la conexi6n, integralmente humana, y cuyo destino me fascin entre la idea general de una ruptuta, de un desplazamiento, la de un pensamiente-prictica, que es In matetialidad subjetiva de esta ruptura, Si hoy quiero resalar en unas piginas Ia singularidad de esta conexién en Pablo, es porque, por todas partes, trabaja, hasta en la posibilidad le su negacién, Ia buisqueda de una nue. va figura militante destinada a suceder a la que establecieron a principios de siglo Lenin y los bolcheviques, y que se puede decir que ha sido la del militante de partido, Cuando esta de moda estar un paso adelante, uno puede, entre otras cosas, ayudarse con un mayor paso atts. De ahi esta reactivacion de Pablo. No soy el primero en attiesgarme a Ja comparacion que hace de él un Lenin euyo Cristo habria sido el Mare equivoco. ‘Mi intencién, come se puecle ver, no es ni historiadora ni cexegética, Es subjetiva, de cabo a rabo. Me he limitado, estricta ‘mente, a Jos textos de Pablo autenticados por la critica madera a mi relaci6n de pensamiento con es0s textos, Pata el original griego he utilizado el Novunt Testantesstun Gravce, edici6n critica de Nestlé-Aland, en Deutsche Bibelgesel- schaf, 1993, El texto francés de dase, del cual algunas veces he revisado los giros, es el de Loutis Segond, Le Notrveau Testament, en Tri nitarian Bable, edicién de 1993. Las referencias a las epistolas siguen la disposicién tradicio nal en capftulos y versos, Ast, Rom. 1, 25 quiere decir: epistola a, Jos Romanos, capitulo 1, verstculo 25. De la misma manera Gal para la epistola a los Gélatas, Cor. Ly Cor. Hl para las epistolas a, los Cotintios, Filip. para la de los Filipenses, Tes. I para la era epistola a los Tesalonicenses. Para quien desee continuat por su propia cuenta, quisiera indicar, sin embargo, ena colosal bibliogratia de Pablo: — El robusto librito de Stanislas Breton, Saint Paul, PUF, 1988, El Paul, apotre de Jésus-Christ, de Gtinther Bornkamm, traduccién [francesa] de Lore Jeanneret, en Labor & Fi des, Ginebra, 1971 Un cat6lico, un protestante. Que hagan tridngule con el ateo. Note a ta traduccion. Para Ia wwaduccién de los textos de Pablo se ha seguide La Biblia, editada por La casa de la Biblia, Madrid, 1992, en coedi- cién con Ediciones Sigueme, Asociacion de Educacién Atenas, Promocién Popular Cristiana, Editorial Verbo Divino. Ha habide. dos casos en Jos que la traduccién ha tenido que separarse de esta edicion, y adaptarse en dos términos a la versién presentada en el texto de A. Badiou para poder seguir los matices de su anliss. Estos textos son: Rom. 8,6 (p. 89) y Rom. 10, 12 (p. 101). Para los textos de El nuicristo de Nietzsche se ha seguido la traduccién de A. Sanchez Pascual, Alianza Editorial, 1997, Para la traduccién de Los pensamientos de Pascal se ha se- guido Ia traduceién de C.R. de Dampierre, en B. Pascal, Obras, Alfaguata, 1981 Carfruto I CONTEMPORANEIDAD DE PABLO: ePor qué san Pablo? ¢Por qué requerir a este «apéstol», tan- to mfs sospechoso cuanto que, con toda evidencia, se autopro- clamé como tal, y su nombre esté comtinmente asociado a las dimensiones més institucionales y menos abiertas de! cristianis- ‘mo: la Iglesia, la diseiplina moral, el conservadurismo social, la sospecha contra los judios? es un equivalente de «pagano», y que finalmente la multiplicidad de los pueblos. std recubierta por la oposicién simple entre el monotefsmo ju- dio y el politefsmo oficial. Esta respuesta, sin embargo, no es convincente, ya que evando Pablo habla de los griegos, o del sgriego, n0 es sino excepcionalmente que asigna esas palabras a tuna creencia religiosa. Por regla general, es de la sabiduria, y por consiguiente de la filosoffa, de lo que se trata. Es esencial comprender que en el léxico de Pablo, «judfon y a sgriego» no designan justamente nada de lo que esponténea- ‘mente podriamos comprender bajo la palabra «pueblov, es de- Gi, un conjunto humano objetivo aprehensible por sus creen- cis, sts costumbres, su lengua, su teritorio, ete. Tampoco se trata de religiones constituidas y legalizadas, En realidad, «ju- dion y «griego» son disposiciones subjetivas. Ms exactamente, se trata de To que Pablo considera como las dos figuras intelee- tuales coherentes de un mundo que es el suyo. Se trata de lo que se podria llamar regimenes del diseurso. Cuando teoriza sobre el judio o el griego, Pablo nos propane, de hecho, un tépi- con de los diceursos. ¥ este tépico esté destinado a situar in tercer discurso, el suyo, a hacer legible su completa originali- ‘dad, De la misma manera que Lacan, que no piensa cl discurso analitico sino inscribigndolo en un t6pico mévil donde se co- necta con los discursos del maestro, de lo histérico y de la uni- versidad, Pablo no insttuye el wdiscurso cristiano» sino distin- sguiéndolo en sus operaciones det discurso judo y del discurso sviego. ¥ Ia analogia es tanto més llamativa cuanto que, como vveremos, Pablo sélo realiza su propésito definiendo, como el borde del suyo, un cuarto discurso, que se podria llamar misti- ‘co. Como si todo tépico de los discursos tuviera que organizar tun cuadringulo. @Pero no es Hegel quien aclara este punto ‘cuando, al final de su Logica, muestra que el Saber absoluto de ‘una dialéctiea temnaria exige tn cuarto término? 2Qué es el discurso judo? La figura subjetiva que constituye ¢s la del profeta. Ahora bien, un profeta es el que se mantiene en el requerimiento de los signos, el que hace signo, testificando Ja transcendencia por la exposicién de lo oscuro a su descifra- miento, Se asumirs, pues, que el diseurso judio es ante todo el Aiscurso del signo. Ahora cqué es el discurso griego? La figura subjetiva que constituye e3 la del sabio. Ahora bien, Ia sabidurfa es apropia- ‘ign del orden fijo det mundo, emparejamiento del logos al ser. El discurso griego es cdsmico, disponiendo al sujeto en Ia razon de tna totalidad natural. El discurso griego es esencialmente discurso de la totalidad, en cuanto que sostiene Ia oo9ta. (la sabidurfa como estado interior) de una inteligencia de la pics (a naturaleza como despliegue orcenado y acabaudo del se). El discurso judo es un discurso de la excepcién, ya que el signo profético, ef milagto, In eleccién designan a la transcen- dencia como més alla de la totalidad natural. E1 mismo pueblo judio es a la vex signo, milagro y eleccién. Es propiamente ex- cepcional. EI discurso griego arguye sobre al orden césmico para ajustarse a él, mientras que el discurso judo arguye sobre la excepcién a este orden para hacer signo hacia la transcen- dencia divina. La idea profunda de Pablo es que el discurso judo y el dis- corso griego son las das caras de una misma jigure de muestra ‘Ya que la excepci6n milagcosa del signo no es sino el «imenos- uno», el punto de debilidad, del eual se sostiene Ia totalidad ‘e6smica. A. ojos del judio Pablo, Ia debilidad del diccurso judio es que su logica del signo excepcional no vale sino pare la totali- dlad césmica griega. El judio es en excepcién del griego. De abi resulta, en primer lugar, que ninguno de los dos discursos pue- de ser universal, puesto que cada uno supone la persistencia del cro, Y, en seguinclo lugar, que los dos dliscursos tienen en co- smuin que en ef universo nos es dada Ia clave de Ia salvacién, sea por la maestria directa de la totatidad (sabiclria griega), sea por la maestria de la tradici6n literal y del desciframiento de los signos (ritualismo y profetismo judio). Para Publo, que la totali- ‘dad césmica sea considerada como tal, o que sea descifrada a partir de la excepcién del signo, instituye en todos los casos una teoria de la salvacién ligada a una maestrfa (a una ley), con grave inconveniente suplementario de que la maestrfa del sabio yy la maestrfa del profeta, necesariamente inconscientes de su ‘dentidad, escinden a la humanidad en dos (el Judio y el grie- 0), bloqueando asf la universalidad del Anuncio, EI proyecto de Pablo es mostrar que uma logica universal de la salvacién no puecle acomodarse a ninguna ley, ni ala que liga el pensamiento al cosmos, ni a Ia que regula los electos de: tuna eleccién excepcional. Es imposible que el punto de partida sea e| Todo, pero también es imposible que sea una excepcion, al Todo. Ni la totalidad ni el signo pueden convenir. Es nevesa- rio partir del acontecimiento como tal, el cnal es acdsmnico © ilegal, no integrindose en ninguna totalidad, y no siendo signo de nada. Pero partir del acontecimiento no confiere ninguna ley, ninguna forma de maestria, ni la del sabio, nila del profeta, ‘También se puede decir: el discurso griego y el discurso ju dio son, tanto uno como otto, discursos del Padre. Es por esto {ue ambos cimientan comunidades en una forma de obedien- 45, ‘ia (al Cosmos, al Imperio, a Dios o a la Ley). No tiene posibili- dad de ser universal, separado de todo particularismo, sino lo ‘que se presentaré como un discurso del Hijo. Esta figura del hijo ha evidentemente apasionado a Freud, de Ja misma manera que soporta la icentificaciGn de Pasolini con el apéstol. Para el primero, con respecto al monotefsmo julio, del ‘cual Moisés es la figura fundadora descentrada (el egipcio como Otro del origen), ef cristianismo plantea la euestion de Ia rela- por las dos vies que const- fuyen al sujto, se decina con dos nombres: Ia muerte (Oivar06), 0 Jn vida (of). En la medida en eu lo reales lo que se piensa en un pensamiento subjetvante, se podrfasostene, es un afrismo dif cil y central, que «td yap ¢pévnpar tic cuprds Sdvartog, tb 5 gpdvn— uct tot xveduoros Goi» (Rom. 8, 6), que no se debe dudar en tradu- Sir, por muy dificil que sea la identificacén de la muerte como Sendo un pensamiento: «El pensamiento de a came es muerte, el ppensamiento del esprit es vida. Desputs de siglos de repeticién platonizante (y por cons auiente priega) de este motivo, ha Degado a ser casi imposible Comprender un punto, sin embargo, eapital: La oposicigm det spirit y dela came no tiene nada que ver con la del alma y del 59 cuerpo. Es por esto que tanto una como otro son pensamientos que identfican su real bajo nombres opuestos. Si Pablo puede afirmar, evocando su existencia de perseguidor antes de la con- version de Damasco, que «un precepto hecho para dar vida, resullé para mifinstrumento de muerte» (Rom. 7,10), es porque tuna maxima subjetiva se toma siempre en dos sentidos post bes, segtin la carne o segtin el espirtu, sin que ninguna distin cién sustancial, de tipo griego (alma y cuerpo, pensamiento y sensibilidad, ete), pueda aqut servir para desenredar el entra ‘mado subjetivo. Es propio de la esencia del sujeto cristiano es tar, por su fidelidad al acontecimiento-Cristo, dividido en dos vias que afectan en pensamiento a todo sujet. a teoria de la division subjetiva descalitica lo que los otros, discursos identifican como su objeto. Es, en la guisa del earéc- ter de acontecimiento de lo real, surgimiento de otro objeto. En el discurso griego, el objeto es la totalidad césmica finita como estancia del pensamiento. Lo real causa el deseo (Mlossi- co) de ocupar adecuadamente el lugar que se os disuibuye, y del cual el pensamiento puede captar el principio. Lo que el ppensammiento identifica como propiamente reales un lugar, usta ‘moradla, al que el sabio sabe que hay que consentir Para Pablo, el acontecimiento-Cristo, que tijeretea y deshace la totalidad cosmica, indica precisamente la vanidad de los lu tzares. Lo real se manifiesta mas bien alls donde el sujeto instr ye su debilidad, como desecho de todo lugar: «Nos hemos con- vertido en la basura del mundo, como el desecho de todos has ta ahora» (Cor. I, 4, 13). Bs necesavo, pues, asumir la subjtivi- dad del desecho, yes frente a esta degradacién que surge el ob jeto del diseurso cristiano. Se observara la consonancia con ciertos temas lacanianos relativs a la ética del analista: éste debe igualmente consent, al final de Ta curacién, para que el analizante soporte algin encuentro con su real, a ocupar la posicién del desecho. Por slo, como lo observa Lacan, se avecina a la santidad, Para el discurso judio, el objeto os pertenencia clectiva, alianza excepcional de Dios y de su pueblo. Todo lo real esté rmarcado con el sello de sta alianza, y es recogido y manifiesto en la observancia de la ley. Lo real esta dispuesto a partir del precepto. La excepcién que lo constituye sélo es concebible en Ja dimension inmemorial de la Ley 60 Para Pablo, el acontecimiento-Cristo es heterogéneo con la ley, puro exceso a toda prescripcién, gracia sin concepto ni rito apropiado. De la misma manera que lo real no es lo que viene o relorna a su lugar (discurso griego), tampoco podria ser lo que desde una excepcién electiva se literaliza en la piedra como ley intemporal (discurso judo). La «locura de la predicacin» va a dispensarnos de la sabiduria griega por descalificacion del régi- men de los lugares y de la totalidad. Nos va a dispensar de la ley judia por descalificacién de las observancias y de los ritos. El acontecimiento puro no se acomoda ni al Todo natural, ni al imperative de la letra Para quien considera que lo real es el acontecimiento puro, los discursos griego y judfo cesan de presentar, como atin lo hacen en la obra de Levinas, el paradigma de una diferencia ‘mayor para el pensamiento. Es el resorte de la conviccién uni- versalista de Pablo: In diferencia «étnica», o cultural, euya opo- sicién entre el griego y el judo es en su época, y en el Imperio, el prototipo, cesa de ser significativa con relacién a lo real, 0 al nuevo objeto que dispone tun nuevo discurso, Ninguna realidad distingue ya los dos primeros discursos, y su diferencia cae en Ja ret6rica. Como lo declara Pablo desafiando la evidencia: «no hay distincién entre judio y no judfo» (Rom. 10, 12). De manera mas general, a partir del momento en que lo real ¢s identificado como acontecimiento, y abre a la divisin del su jeto, las figuras de separacién en el discurso son invalidadas, porque la oposicién de lo real que instruyen aparece, en la retro- accién del acontecimiento, como ilusoria, ¥ de la misma mane. ta, con relacion al sujeto dividido segtin las vias de eaptacion de Jo real que son la carne y el espiritu, los sujetos «étnicoss induci dos tanto por la ley judia como por la sabidurfa griega son des- calificados como pretensién de mantenimiento de un sujeto ple- no, 0 indiviso, del cual se podirian enumerar los predicados parti- culares: Ia genealogta, el origen, el teritorio, los ritos, tc Declarar la no diferencia del judio y del griego establece ka iversatidad potencial del cristianismo; fundar el sujeto como division, y no como mantenimiento de una tradicion, hace apropiado el elemento subjetivo a esta universalidad, invalidan- do el particularismo predicativo de los sujetos culturales. En efecto, es cierto que el universalismo, y por consiguiente la existencia de cualquier verdad, exige la deposicion de las di- 61 ferencias establecidas y la instruccién de un sujeto dividido en si mismo por el desaffo que le impone no tener que enfrentarse sino al acontecimiento desaparecido, Toda la apuesta consiste en que un discurso configurando lo real como acontecimiento puro pueda tener consistencia, gES posible? Pablo intenta tomar esta via Subrayemos una vez més que no puede hacerlo, desde el momento en que el acontecimiento que él supone que identifica Jo real no es real (puesto que la Resurreccién es una fébula), sino aboliendo la filosoffa. Es, sin dada, lo que distingue Pac blo de los antiflésofos contemporineos, que eircunscriben el acontecimiento-real en la esfera de las verdades efectivas: la «gran politica» para Nietzsche, el acto analitico archicientifico para Lacan, la estétiea mistica para Wittgenstein. De ah resulta que la posicion subjetiva de Pablo, en lo que concierne a la filosoffa, es mucho més abrupta que la disposicién «terapéuti- ‘ca» de los modernos, que quieren, todos, curar al pensamiento de Ia enfermedad filos6fica. La tesis de Pablo no es que la filo- soffa sea un error, una ilusién necesaria, un fantasma, et, sino que no hay lugar admisible para su pretensi6n. El discurso de la sabidurfa es definitivamente obsoleto. Es lo que simboliza, por muy trucado que esté, el relato, en las Actas de fos apdstoles, del encuentro de Pablo y de los filésofos griegos en el égora. Los fil6sofos se habrian echado a refr en el momento en que la arenga de Pablo habia tocado el tinico real que importa, que es Ja resurreccién, Esa risa nietzscheana, en el sentido del Anti- cristo, es la expresién de una disyuncién, y no de una oposicién, 1a formula disyuntiva es: «Pues lo que en Dios parece locurs, es ms sabio que los hombres; y lo que en Dias parece debilidad, ¢¢s mas fuerte que los hombres» (Cor: I 1, 25). El primado de la Jocura sobre la sabidurfa, de la debilidad sobre la fuerza, orga- niza la disipacién de la formula de maestria sin Ia cual la filoso- fia no puede existir. Desde ese momento, no es ni siquiera posi- ble discutir de filosofi, hay que declarar su perencion efectiva, al mismo tiempo que la de toda figura de maestria, Pablo no cesa de decirnos que los judfes buscan signos y sreclaman milagrose, que los griegos «buscan la sabiduria» y plantean preguntas, que los cristianos declaran al Cristo crucif- cado. Reclamar —cuestionar— declarar: tales son las figuras verbales de los tres dicursos, sus posturas subjetivas e Si se reclama signos, el que los prodiga se convierte en ‘maestro para quien los reclama, Si se cuestiona filoséficamen- te, el que puede responder se convierte en maestro para el suje- to perplejo. Pero el que declara sin garantfa profética ni mil rosa, sin argumentos ni pruebas, no entra en la l6gica del maestro, La declaracién, en efecto, no esté afectada por el vacto (de la peticién) donde el maestro habita. El que declara no testi- fica ninguna carencia y permanece sustrafdo de ser colmado por la figura del maestro. Es por esto que le es posible ocupar el lugar del hijo, Declarar un acontecimiento es convertirse en hijo de este acontecimiento, Que Cristo sea el Hijo es emblematic de que la declaracién del acontecimiento filaliza al declarante. La filosofia no conoce nada mas que discipulos. Pero un sujetc-hijo es lo contrario de un sujeto-discipulo, ya que es aquél del cual comienza la vida, Para tal comienzo es necesario {que Dios Padre se haya él mismo filializado, que haya revestido Jn figura del hijo. Es en ese consentimiento a la figura del hijo, cexpresada por la enigmaitica expresién del «envion, que el Padre nos hace a nosotros mismos advenir universalmente como hi= jos. El hijo es aquél a quien nada le falta, ya que no es sino ‘comienzo. «De suerte que ya no eres siervo, sino hijo, y como hijo, también heredero por gracia de Dios» (Gal. 4,7) El padre, siempre particular, se retira detrés de la evidencia universal de su hijo. ¥ es totalmente cierto que toda universal dad postacontecimiento iguala a los hijos en Ja disipacién de la particularidad de los padres. De ahi que toda verdad esté mar- cada por tna indestructible juventud. Mas tarde, la teologta se entregard a toda clase de contorsio nes para establecer la identidad sustancial del Padre y del Hijo. Estas cutestiones iinitarias no interesan de ninguna manera a Pablo, La metAfora antifilos6fica del «envio del hijo» le basta, ‘ya que sélo tiene necesidad del acontecimiento, y recusa toda reinscripcién filosdfiea de este puro advenimiento en el léxico filoséfico de la sustancia y de la identidad. El Hijo resucitado filializa a toda la humanidad. Esto consti tuye Ia inutilidad de la figura del saber y de su transmisién. Para Pablo, la figura del saber es, en sf misma, una figura de esclavitud, del mismo modo que la de la ley. La figura de maes- trfa que se vincula a ella es en realidad una impostura. Hay que destituir al maestro y fundar Ia igualdad de los hijos, 63 La expresién mas fuerte de esta igualdad, correlato necesn- rio de la universalidad, se encuentra en Cor. I, 3 I, 9. Todos somos +808 cuvepyots, co-operarios de Dios. Es una maxima magnifica, Ah{ donde desfallece la figura del maestro vienen, conjuntadas, las del operario y la igualdad. Toda igualdad es la de la copertenencia a una obra. Es cierto que quienes pattici- pan en tin procedimiento de verdad son co-operatios de su de- venir. Esto es lo que designa la metéfora del hijo: es hijo aqueél a ‘quien un acontecimiento releva de la ley y de todo lo que se relaciona con ella, en beneficio de una obra igualitaria comin, Es necesario, sin embargo, volver al acontecimiento, al cual todo esté supeditado, y especialmente los hijos, co-operatios de Ja empresa de lo Verdadero. ¢Qué debe ser el acontecimiento para que, bajo el emblema del hijo universal, se emparejen ln universalidad y la igualdad? Para Pablo, el acontecimiento no es ciertamente la biogra- fia, las enseianzas, la recoleccién de los milagros, los aforismos de doble sentido de una persona particular, es deci, Jess. La regla aplicable al sujeto dividido cristiano, que hace prevalecer lo real activo de la declaracién sobre la iluminaeién intima, la fe {impersonal sobre las hazaias particulares, vale para Jests, Pa- blo, también en esto, no negara que el Hijo haya tenido una ‘omunicacion interiorizada con lo divino, que haya estado ha- bitado por un decir indecible, y que haya podido rivalizar, en ‘materia de curaciones milagrosas, de multiplicacién de los pa- nes, de caminar sobre las aguas y otras proezas, con los chatla- tanes que pululaban en las provincias orientales del Imperio. ‘Simplemente, recuerda, aunque sélo sea deseuidando delibera- damente mencionar esos virtuesismos exteriores, que nada de ‘so puede fundar una nueva era de la Verdad. Lo que ha dicho y hecho la persona particular llamada Jess sélo es el material ‘contingente del que se apodera el acontecimiento para un desti- no muy diferente. Jestis, en este sentido, no es ni un maestro, ni tun ejemplo. Bs el nombre de lo que nos sucede universalmente Nietzsche, para quien Pablo se refiere alos relatos evangél- cos con sel cinismo de un rabino», ha visto perfectamente la indiferencia total del apéstol a la dulzura aneedética de la que los relatos estan lenos. Para Nietzsche se trata de una falsifica- ci6n deliberada, donde el odio a la vida y el apetito de poder se dan rienda suelta 64 La vida, el ejemplo, la docttina, la mucite, echo del evangelio entero —todo eso dj de ex {alsario por odio comprendié qué era lo tnico que él podia usar {No la realidad, no la verdad bustoneat [..] El centro de gravedad de toda aquellaexistencia, Pablo lo desplazo sencllamente detris de esa existoncia —Io sitié en la sentira de Joss eresucitadon. Enel fondo él no podia usar en modo alguno la vida del redentor -—necesitaba la muerte en la cruz, y todavia algo més [EI Ant. cristo, 42, No es inexacto. Como todo verdadero teérico de la verdad, ya lo hemos visto, Pablo no cree que pueda haber una ever- dad histGrica». O més bien, no cree que la verdad competa a la historia al testimonio, o a la memoria. Nietzsche, por lo demés, tampoco lo erefa, pues su coctrina genealégica no es de ningu- nna manera historiadora. Y es cierto que, sin el motive de la resurreccién, la existencia de Cristo apenas habria tenido mas, importancia, a fos ojos de Pablo, que la de un iluminado cual- alemén (en el sentido que Lacoue-Labar the da a esta expresién), no perdona a Pablo, no es tanto haber querido la Nada, es habernos liberado de esos «Dioses naciona- les» siniestros, y haber hecho teorfa de un sujeto que, universal- mente, como lo dice muy bien Nietzsche —aunque con disgus- to, es «un rebelde contra todo lo que es privlegiadon. Nictzsche, por lo demas, incluso reclaunandose de Ia verdad hist6rica contra Pablo, no parece situar como conviene la predic «acién del apéstol respecto a la puesta en forma eanénica de los relatos evangélices. Apenas tiene en cuenta que esos relatos, donde é! pretende descifrar la «psicologa del Redentor» (un Buda de la decadencia, un partidario de la vida apacible y vacia, 1 eiltimo de los hombres), fueron redactados y organizados mucho después de que Pablo se hubiera évidamente cogido al solo punto supernumerario de esta edificacién «btidicas: la re- surreccién. 66 Ahora bien, nada es mAs indispensable que penetrarse cons- tantemente de la relaci6n temporal entre los evangelios sin6pti- cos, para los cuales Ia anéedota edificante es esencial,y las eps tolas de Pablo, tensas de un extremo a otro por el anuncio revo- lucionatio de una historia espiritual rota en dos. Los evangelios 00, lteralmente, veinte afios después. La referencia paulina no ¢s del mismo tejido, El acontecimiento no es una ensefianza, Cristo no es un maestro, ahi no podria haber diseipulos. Ciert, Jestis es «seiior» (wipiog), y Pablo es su usiervo» (S060). Pero es porque el acontecimiento-Cristo establece para los tiempos venideros la autoridad de una nueva via subjetiva. ¥ que tenga- ‘mos que servir el proceso de verdad no debe ser confundido con la esclavitud, dela cual, en tanto que todos nos convertimos, en hijos de lo que nos acontece, satimos para siempre, La rela- cién entre el sefior el siervo es absolutamente distinta de la del maestro y el discfpulo, como de la del propietario y el esclavo. No es una relacién de dependencia personal o legal. Es una comunidad de destizo en el momento en que tenemos que con- vertirnos en una «nueva criaturay. Es por esto que s6lo tenemos {que retener de Cristo lo que dirige este destino, y que es indife- rente a las particularidades de la persona viviente: Yess ha re- sucitado, nada més cuenta, de tal manera que Jestis es como tuna variable anénirra, un walguien» sin rasgos predicatives, to talmente absorbido por su resureccién El acontecimiento puro es reducible a que Jesiis muere en la cuz y resueita. Este acontecimiento es egraciaw (xépis). No es, pues, ni un legado, ni una tradicién, ni una predicacién. Es una demasia de todo esoy se presenta como puro don. En tanto que sujtos a prueba de lo real, en adelante esta ‘mos constituidas por la gracia del acontecimiento. La formula capital, de la cual hey que retener que es al mismo tiempo una iisiva universal, es: cob yp Zove nd vonov Gada Sx xdprc, ya que no estiis bajo el yugo de Ia ley, sino bajo la accién de la graciaw (Rom. 6, 14), Estructuracién del sujeto segtin un «no. sino» del cual hay que comprender que no es un estado, sino un devenir. Ya que el «xo estar bajo la ley» puntea negativamente la via de la came como el destino en suspenso del sujeto, mien: tras que «estar bajo la gracia» indica la via del espfritu como fidelidad al acontecimiento, El sujeto de la nueva época es un «no... sino», El acontecimiento es, la ver, la suspensién de la 07

You might also like