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Obrasdekantcrtic00kant PDF
Obrasdekantcrtic00kant PDF
NO. 93-81666-
MICROFILMED 1 993
as part of the
"Foundations of Western Civilization Preservation Project"
Funded by the
NATIONAL ENDOWMENT POR THE HUMANITIES
TITLE:
OBRAS DE KANT:
CRITICA DE LA RAZÓN
PLACE:
MADRID
DATE:
1883
'
Master Negative #
ao»j73ij (
Restrictions on Use:
^.>
^^.1 Association for Information and Imago Management
1100 Wayne Avenue. Suite 1100
Silver Spring, Maryland 20910
301/587-8202
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í GOLEGCIOir SE FILÓSOFOS MODEfiKOS
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OBRAS DE KANT \ «
CRITICA
DK
LA RAZÓN PURA
TEXTO DE LAS DOS EDICIONES
PRECEDIDA
POR
MADRID
GASPAR, EDITORES
Príncipe, 4
1883
JJW¿.»^* "*"
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consideración.
£/í testimonio de afecto y
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VI
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Son sus principios nuevos y vastos horizontes que
al espíritu humano se abren, y los únicos que enca- sale así como de la nada y desgajándose de todo lo
jan perfectamente en nuestra presente cultura. Por que le precedia,
antes al contrario, dentro perfec-
eso es llamada la filosofía crítica la filosofía de tamente de los precedentes que la antecedieron,
r" 1
y
nuestra civilización, de esta que puede llamarse ci- cuadrando cumplidamente con el medio ambiente
vilización que la rodeaba: como obra maestra de todo gran
científica, y la que no puede tener
otra base que aquélla, por reformador hecha nada más que para corregir ma-
más que en breves mo-
mentos y en determinados lugares parezca que el les cercanos, y trascendiendo su alcance á espa-
pensamiento trate de salirse de los moldes que le cios que ni la natural ambición del genio soñar
limitan: lo que en sí nada significa podía.
y que es exac-
tamente lo mismo á lo que advertimos en otro ór Es verdad que este alcance es á nosotros lo que
den de cosas, en las demológicas por ejemplo, cuan- hoy nos importa y lo que hará imperecedera la filo-
do algunos se esfuerzan en volver la vida moderna sofía critica; mas no así á Kant, que se encontra-
á épocas que ya fueron, y se niega lo tangible, lo ba en distinto caso y cuya principal mira era cor-
real, con falacias y quimeras que no pueden nunca regir los abusos
y extravíos de la escuela leibnitz-
más wolfiana, en cuyos principios filosóficos comulgó
reproducirse. Son sacudidas que llegan hasta
también durante muchos años de su vida,
nosotros del estertor de esa agonía , como testigos i >] y de los
que asistimos á su eterna desaparición. que, si supo desprenderse y destruir á la par que
\ todos los otros dogmáticos
\ Entiendo que cada período de la humana cultura y metafísicos, no pudo,
tiene su base filosófica, de la sin embargo, ni debía tampoco abandonar la ter-
misma suerte que su
minología corriente en aquella escuela,
ideal poético y que sus relaciones jurídicas. Grecia y que por
no es tal sin Sócrates, ni la Edad Media sin la Es- aquel entonces umversalmente se tenia como la
comprensible nuestro moderno movimiento cientí- obra de Kant, que tiene un espíritu filosófico con-
fico.
forme por completo con nuestra actual cultura,
está por otra parte escrita en un lenguaje
Pero claro se está que la obra de Kant, aunque que no
es el nuestro,
y en unos términos técnicos que cor-
se manifestó en su justo momento de transición, no
responden á otra época; causa muchas veces de
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IX
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anteriores, lo mismo bajo
oscuridades que no el punto de vista
tienen razón de ser y de en- del tec-
nicismo del lenguaje que bajo
'í torpecimientos injustificados con que ha de trope- los demás respectos
Fue entonces cuando me sugirió
zar el lector impaciente. la idea de pu-
blicar las obras de sus
Grandes han sido mis esfuerzos para suavizar en antecesores, las que no
pude
llevar a termmo feliz
lo posible estas durezas terminológicas, y no poco con todas las principales,
que por circunstancias y
mi atrevimiento en muchos casos, reformando, que no son aquí del
caso
tuve que suspender,
aunque con el mayor escrúpulo, ciertos idiotismos contentándome únicamente
«reamente
\
con Descartes y Spinoza.
de lenguaje. Más aún; me he servido repetidas ve-
Desistí, pues, de darla al público
ces del auxilio de personas tan competentes como en aquel en-
ónces porque estaba yo
del inolvidable Manuel de seguro de que su influen-
la Re villa y de D. Ra- cia iba a ser
insignificante,
fael Montoro, con objeto de salvar siempre las y que el terreno no
podía estar peor preparado.
asperezas del estilo, y muy particularmente para Y cuenta también un segundo
verter con la mayor claridad posible el pensamien- factor que voy á
mencionar , ,ue . . sa.on
no era el de .e^r
to del autor, y por más que este auxilio haya sido
para mí trabajo de gran valía, yo no conseguía
Reinaba en España en
desprenderme de la desconfianza que me dominaba, aquellos dias en asuntos
ii\
I
,ir-
.1
XI
bre todo si se atiende á dos cosas muy importantes
cuaces de los principios que allí propuse, ó siguen,
ahogar en
y que cualquiera de ellas bastaba para por lo menos, los derroteros que fui el primero eií
germen los frutos que deben esperarse de un libro señalar entre nosotros, dicho sea esto
en desahogo
como la Crítica de la Razón pura. Es la primera, de mi amor propio, lastimado por una
ingratitud
la forma masónica en que estaban ligados todos los
inmerecida y por
1 el rencor que hoy me profesan,
secuaces de la doctrina, y la segunda, la supina inexplicable sobre todo al pasarse á
mi campo (í)!
ignorancia de que siempre hicieron gala en todas Afortunadamente, pues, no sentimos en
como ellos de- / estos
estas materias históricas 6 eruditas, momentos la opresión de ninguna escuela
que no se daba por dogmáti -
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Condición es esta universalmente reconocida,
y
que sólo el presente libro llena
y cuyo doble méri-
\
to se funda en que las mismas ciencias
naturales,
por órgano de sus representantes más eminentes,
como Helmoltz, Spencer, Wundt, etc., han venido
á confirmar punto por punto las leyes establecidas
aquí.
En cuanto á la traducción, no he seguido el sis- /
El Traductor.
1,13 ,
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^/;
rm^A, _ • LM.
I
VIDA DE KANT
I.
NOTICIAS BIOGRÁFICAS.
°^*'^'*"° ^° ^* '^^''«"^
o^r^'l ^^ la filosofía que en
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contemporáneas.
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Quizá
^' profundizar en
^"' ''^' """^ P°°°^ ^^'^ ^^do com-
prender
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''^°' °' ""' ocuparemos de
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de kant,
K^nt^lno r
sino de su persona,
la.filosofia
y de esta trazaremos
trato
por las particularidades re- el
de su vida y de su carácter
sirviéndonos de las
poquísimas fuentes ^e para
erefíc-
céis ."T'"
^°^^- ^°°' ^--almente, d
fiT*" de los pocos
cípulos fieles, Íl
que vivian en el mismo
círcu
\
PUOLOGO
VIDA DE KANT .
cial. Ea 1792, uno de los discípulos más asiduos de su discípulo en 1773, más
tarde su amanuense,
Kant, Borowski, escribió un resumen biográfico de la de 1790, amigo de la casa y des-
I' ^
y el que cuidada de los^l
vida de su maestro; él quiso leer este escrito en la So- tos económicos del
filósofo cuando los
años imposibü -
ciedad alemana de Koenisberg, y antes de hacerlo, se lo
envió á Kant para obtener su consentimiento y para que Kant las dá Schubert en su biografía
del filósofo (2).
I
hiciera las rectificaciones que creyera oportuno. Consin-
\
tió Kant en examinarlo, pero le prohibió terminantemen-
te que hiciera uso alg^uno de su escrito antes de su
IL
muerte, y suplicó al autor que evitase su lectura en la
Sociedad alemana. Le remitió el trabajo con observacio-
KPOCA DE KANT.
nes y notas de su propia mano, y en la carta con que
se lo enviaba, le decia con tanta modestia como pruden- No tiene la vida de Kant
brillo alguno exterior
cia, que no le era agradable el honor que se le quería ha- cepcion hecha de la gloria, es-
cer, porque siempre habia tenido una repugnancia na-
que no pero q^e buUa, L
tural á todo lo que tuviera visos de pompa, y porque, de
ordinario, el elogio provoca la censura. Esto escribia
Kant en una época en que ya estaba su gloria asegurada.
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reputación
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''P^'"^°'- ''^^ ""'' °« «« ^^ ^^«'0 "unca
tan extraordinaria
modesta y silenciosa. Él
unida á vida tan sencilla
fué, sin duda, entTe
Los apuntes biográficos que hizo Borowski alcanzan sólo fiósofos modernos, el los
que tuvo más difícil misión
al año 1792, son incompletos, pobres de detalles, y en de
llenar. Y si medimos el talento del pensador
la apreciación del filósofo hay estrechez, á pesar de las por la
fuerza de penetración
alabanzas que á manos llenas le tributa. Sin embargo, y por la profundidad, fué él e'ntón!
ees e de mas importancia de todos. La
siempre tendrán mucha importancia por haber sido exa- vida de Kant, por
minados y corregidos por Kant (1). Hay otros dos escri-
8u calma uniforme,
presenta cierto contraste
con la L
<^\. tos que se publicaron en mismo año y que sirven de
el
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complemento al trabajo anterior. Jachmann fué discí- TrlT IT
grandiosidad que seduce
P°' ««'"Pleto de esa
á la imaginación del vulgo-
i pulo y amanuense de Kant en el periodo más glorioso es grande en el no
exterior ni por su destino.
de su vida, de 1784 á 1794, en el tiempo justamente en Bajo as! el
que Kant se ocupaba en perfeccionar y acabar el edifi-
pee to no deja de ser
interesante compararla con
predecesores. ¡Qué contraste
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cio de su doctrina. Las cartas que Jachmann publicó más altas dignidades del
entre Kant y Bacon' lL
"
Estado, los honore^s
después de la muerte de Kant, más bien que una bio- -^i^uneese primer fundador de la y as riqu
grafía, son una característica. Por último, los años pos-
filosofía moderlaá
teriores de Kant nos han sido referidos por Wasianski,
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t.j'
TV.
I PRÓLOQO VIDA DE KANT .
un amor desenfrenado por el fausto y la opulencia, que maldad que las dictaba; nunca
tampoco pudieron dete-
estravía al Lord Canciller, le arrastra á las acciones más ner la ya cumplida obra ni
causar á su autor peligros
vergonzosas y le atrae al fin una sentencia deshonrosa. de importancia. Eso fué solo un
'/A i I incidente enojoso bien
Kant, que nunca quiso ser más que un profesor de uni- pronto alejado por circunstancias
favorables y cuvas
versidad, siempre fué en ideas y cond\icta la misma sim- peores consecuencias recayeron
sobre los que le habian
plicidad, la probidad personificada. Su vida no ofrece originado. Por último, comparada
esa vida con la del
tampoco nada de los terribles contrastes que consumie- pnmer filósofo alemán de los que
precedieron al funda-
ron la juventud de Descartes; no necesitaba de aquella dor de la filosofía crítica, con
Leibnitz,
no ofrece aquella
agitación exterior, de los deseos frenéticos de movi- lagenera y múltiple actividad que
desplegaba Leibnitz
miento y de viajes, que tanto preocuparon al filósofo en todas las direcciones; nada de
aquel brillo exterior
francés en la primera época de su vida y que no pocas de esos honores mundanos que
Leibnitz amaba, y nada'
le arrastraron á la extravagancia y las aventuras. Re- en fin, de la ambición que los '
hace buscar.
concentrada en si misma la vida de Kant, avanza con La filosofía moderna se naturalizó con Leibnitz
en Ale-
paso lento y seguro, con completa regularidad y con un mania. Leibnitz la introdujo,
por su persona, en aquel
recojimiento siempre creciente. Este carácter parece en Estado cuyo poder misión consistian,
y desde la paz de
todos sus rasgos formado para solo encontrar su centro Westfalia, en proteger al
protestantismo y fomentar su
en sí propio, y ciertamente que tal debia ser el carácter progreso. Bajo cierto aspecto
permaneció Leibnitz á ese
, !
de la filosofía del conocimiento de sí mismo. Y así como mismo Estado. El encontró, en efecto,
1
en la corte del
el espíritu en Kant constantemente se dirige hacia este rey de Prusia un recibimiento
hospitalario; la primera
punto único, que fuera de él no puede encontrar, así rema de Prusia le profesó gran amistad
y tomó un gran
también su vida exterior, quiero decir, su vida local, interés por él
y por sus lecciones; él fundó la Academia
obedece ala misma concentración. Está su vida adscri- de Beriin. En una universidad prusiana
enseñó Wolfsu
ta, por decirlo así, á la gleba. En este respecto puede filosofía, la primera que se expresó
en alemán. Fué Pru-
.<\ compararse á Kant con Sócrates, sujeto en Atenas por la sia el país en que esta filosofía
obtuvo la doble dicha de
absorción en que el estudio de sí mismo le sumía. Ha ser expulsada por un rey
y llamada por otro. Con Kant
vivido Kant cerca de ochenta años y solo salió de su entró la filosofía alemana en el
corazón de los Estados
provincia pueblo natal durante el tiempo en que fué
y prusianos. La vejez de Leibnitz pudo todavía
templarse
preceptor. Su vida, únicamente consagrada á la medita- al sol naciente de la monarquía
prusiana. Wolf tuvo su
ción filosófica, puede ser puesta al lado de la de Spinoza, más brillante periodo cuando reinaba Federico-Guiller-
aunque carece de las persecuciones violentas y terri- mo I que le expulsó de Halle. Bajo Federico
el Grande
bles que hicieron de la vida del filósofo judío una sole- que llamó al desterrado, palidece
paulatinamente la es-
dad, un desierto, que le ha dado para siempre el sello de trella de esta filosofía. La vida de Kant se prolonga du-
una grandeza trágica. Es verdad que no estuvo la vida rante ochenta años de la historia
prusiana; él presenció
\
de Kant exenta de contrariedades ni de persecuciones; cuatro cambios de reinados,
y esos gobiernos tan di-
pero acaecieron tarde y fueron débiles, no obstante la versos ejereieron cada uno
á su manera una influencia
y "*x. .^~
—
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\ o PRÓLOGO VI DA DE KANT 11
tarde se encargó de la dirección del colegio de Federico vero, moral y generoso; éste rodeaba del mayor cuidado
(collejium Fridericiannm). Este hombre ejerció, de al discípulo que le confiaron, y era para Kant y sus pa-
acuerdo con el sentido del príncipe reinante, una in- dres, un padre, un bienhechor. Kant, hasta en la edad
fluencia duradera sobre todas las escuelas prusianas. En más avanzada, habló siempre de él con el más vivo re-
él puso la madre de Kant toda su confianza.
Ella le con- conocimiento y su deseo predilecto era levantar al
,
ra adivinado en él al futuro filósofo. Se entregó sobre Es de creer que Kant fuera contado cuando estaba en ,
de memoria los trozos más escogidos, en par- retórica latina. Al comienzo de la carta, el primer re-
jez recitaba
ticular el poema de Lucrecio. Entonces pensaba Kant cuerdo de la juventud está consagrado á los maestros
dedicarse por completo á la filología. Ya se veia él he- pietistas, que parece al filólogo clásico una mala aven-
cbo un filólogo futuro escribiendo libros en latin, con el tura, de la cual los dos amigos ban sacado el mejor par-
ii.)mbre de avitim en la portada. El celo por el estudio tido posible: «anni trígínta sunt lapsi^ cumuterqiie tétri-
Koenisberg, cuyo talento abogaron las necesidades ma- tiguos profesores de filosofía, no solo no desarrolla-
ban en él la llama de esta ciencia, sino que más bien es-
y vivió siempre en muy triste situación
teriales,
basta
de en la escuela de Rastemburg. tuvieron á punto de apagarla por completo. \\\
que al fin murió rector
Los tres jóvenes rivalizaban en sus estudios filológicos;
juntos leian á sus autores predilectos y en común for- 2. Los estudios académicos.
maban sus planes para el porvenir. Mucbos años des-
pués ,
Rubnken y Kant eran ya profesores célebres; el
i
uno en Leyda, el otro en Koenisberg. En 1771, Rubn- En la Universidad sucedió precisamente lo contrario.
ken escribió á Kant una epístola clásica donde recordaba Aquellas ciencias que estaban más descuidadas en el co-
legio Federico, tenían en la Universidad sus mejores
á su antiguo amigo los años de la juventud y el colegio.
Kant representantes. Daba lecciones de filosofía y matemáti-
Federico Rubnken solo sabia entonces del filósofo
sus obras. cas el todavía joven é ilustre Martin Knutzen; de física,
lo que oia decir y alguna que otra crítica sobre
que Kant se ocupaba ^^ jihsofíd in- Gotfried Teske. Aquí entró nuestro Kant en un nuevo
Únicamente sabia
glem, á la cual estimaba en mucbo. Encargaba á Kant mundo, que en adelante babia de ser su verdadera pa-
tria. La obispa que la escuela no pudo encender se con-
que escribiera sus obras en latin para que los ingleses é
virtió aquí en brillante llama que con su fulgor ilumi-
irlandeses pudieran leerlas; que esto debia serle fácil al 1 U-'J
i
—
de Newton, le sirvió de amigo y de maestro y le ayudó Kant no podía vivir en esta situación mucho tiempo
en Koenisberg. Lo poquísimo que sacaba de algunas
con sus consejos.
de teo- lecciones particulares y todo lo que en el porvenir pu-
I
Primeramente se inscribió Kant en la facultad
destinado á hacer estos diera sacar, no alcanzaba para cubrir las necesidades de
logía, y desde la escuela estaba
aplicación siguió sus su vida; y como con la muerte de su padre (1747) em-
estudios. Con suma puntualidad y
dogmática de Schultz, el peoró su situación económica, no quedaba á Kant otro
cursos, especialmente los de
.
sentido pietista que tenia y que ahora en la universi- exigiría mayor tiempo que la primera. Brillantes traba-
el
dad mejor que en el colegio, y donde le pa-
se revelaba
jos habían probado ya su capacidad científica. En el mo-
que lo que le era mento en que termina Kant el período académico de su
recía más refractaria como dogmática
esta suerte vida y en que se dispone á comenzar la del preceptorado,
como moral y disciplina, manifestándose de
cual tendría que escribió su primera disertación: «Pensamientos sobre la
al futuro pastor como el yugo
por el
á que se habia
sus escritos, uno de los cuales acababa de ser premiado
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-'jdErite
—
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22 PRÓLOGO VIDA DE KANT 2S
despertando de esta suerte en ellos la actividad del pen- por ejemplo, una singularidad en el traje de un estu-
samiento, y á la vez encadenando la atención y el espí- diante, bastaba para turbarle. Cuenta Jachmann ;in ras-
ritu de los que escuchaban. Es lógico que no sirvie-
le go de este género, muy característico y á la vez muy
ran para todas las cabezas semejantes lecciones, que cómico. Dice que tenia Kant costumbre de fijar sus ojos,
solo se atrajeran las inteligencias algo elevadas y que para recojerse en sí mismo cuando hablaba, en uno de
se alejaran los espíritus mediocres, probablemente los sus oyentes más cercano?, como si á él fueran dirigidas
más numerosos. Tampoco le gustaban los que escribían, sus demostraciones. Estaba un dia cerca de él un estu-
y no queria oyentes que por completo se entregaran á diante á quien faltaba en la levita un botón: Kant advir-
su palabra. A causa del constante cuidado de provocar tió este hueco. Sin cesar caía involuntariamente su mi-
la meditación en sus oyentes y de preferir que la verdad rada en el sitio del botón, como si contemplara algún
brotara del espíritu de los otros á publicarla él mismo, defecto de la naturaleza; todo el curso de la lección se
puede decirse que nunca fué Kant dogmático en su cla- le notó excesivamente turbado.
se, ni aun como profesor de filosofía. El círculo obligado de su enseñanza comprendía las
Hacia sus cursos, según costumbre, por manuales asignaturas que había profesado: matemáticas, física,
impresos, que así á sus discípulos como á él, fueron muy lógica y metafísica, y además derecho natural, moral,
útiles por el gran número de cursos que dio. No se su- teología natural, geografía físicay antropología. Los
jetaba, sin embargo, al'manual, ni se rebajó á conver- manuales de que se servia eran: en matemáticas y física,
tir sus cursos en meras esplicaciones de los párrafos im- los de Wolf y Eberhard; en lógica, el de Baumeister,
presos. Empleaba en él también aquella expontaneidad después el de Meier, y en metafísica, el de Baumeister al
que queria surgiese en el ánimo de sus oyentes. Sin tra- principio, después el de Baumgarten.
ba alguna, se entregaba por completo al libre curso de Desde 1760 empezó á estender el campo de sus leccio-
sus pensamientos, y cuando estos le arrastraban dema- nes á fin de hacer más atractivos los estudios académi os
siado lejos del tema dado, cortaba de repente el hilo coi^ y de propagar los adelantos de las ciencias. Para los teó-
un: «así sucesivamente,* ó «etcétera,» y cogía de nue- logos daba el curso de filosofía de la religión ó teología
vo el asunto con un ún summa, señores.^ Pero lo que natural, para otros antropología y geografía física.
sobre todo cautivaba á sus oyentes, aun á los más incí^- Desde que publicó en 1763 y 1764 su disertación sobre
paces de pensar por sí mismos, era, además de aquella «la única base posible para la demostración de la exis-
libertad en sus esplicaciones y de sus maneras llenas de tencia de Dios*y sus «observaciones sobre el sentimien-
animación, las aplicaciones interesantes, graciosas y á to de lo belloy de lo sublime,» entraron estas materias
veces poéticas que hacia cuando, para hacer más claras en sus explicaciones bajo el nombre de «Crítica de las
sus lecciones, buscaba ejemplos y comparaciones en los pruebas de la existencia de Dios» y «Tratado de lo bello
poetas, viajeros ó historiadores. Dada esta manera de y de lo sublime.»
tratar las cuestiones, cualquier interrupción del cuidado Con más riguroso
el celo llenó Kant durante cuaren-
que tenia que observar, le era en estremo desagradable. ta años sus deberes académicos. Después vinieron los
La cosa más insignificante, si no estaba habituado á ella, obstáculos: primero, el conflicto que tuvo con el gobier-
/ '>
VIDA DE KANT 25
24 PRÓLOGO \
composición poética, que al otro día por la mañana en- Animaba y hasta obligaba á sus oyentes á pensar por
poesía filósofo, que no propia cuenta. Ignoraba lo que era el despotismo. Ese
viaron á Kant. Gustó tanto la al
hombre, que con el mayor respeto, que con el más vivo
pudo dejar de leerla en la clase. El oyente poeta era
VIDA DB KANT ¿7
26 PRÓLOGO
Al lado de una excelente memoria poseía una gran fuer-
agradecimiento nombro, es Manml KarU: tengo ante
I za de imaginación que le permitía representar las cosas
mis ojos su agradable imagen.» (1)
en todos sus detalles y conservarlas con tal claridad que
Treinta años más tarde vino Fichte á Koenisberg para
parecía tenerlas delante de sus ojos. Hablaba con tal
oir á Kant. Despnes de asistir á su clase escribió Fichte
exactitud é interés de las particularidades de un país ó
en su diario: «He oido á Kant y tampoco me ha satisfe-
de una ciudad, que más de una vpz se le hubiera toma-
cho. Su explicación es soporífera.» Habia llegado Fich-
do por un touriste. En una ocasión describía el puente
te á Koenisberg con una idea tan exagerada de Kant,
de Westminster de Londres, su forma, dimensiones
que el Kant real no correspondía á ella. No es esto una y
medida con tanta claridad y vida, que un inglés que le
censura para Kant, todo lo contrario. Podrá ser tan jus-
estaba oyendo le tomó por un arquitecto que habría vivi-
to el juicio de Fichte como el de Herder. Las explicacio-
do muchos años en Londres. Del mismo modo hablaba
nes que Herder oyó son treinta años anteriores á la que
otra vez de Italia,como si hubiera conocido á ese país
oyó Fichte.
por larga y propia esperíencia.
Los cursos más concurridos de Kant eran los de antro-
1
VIDA DE KANT 29
23 PRÓLOGO
enseñanza
y esplicaciones sobre anales anticuados. La
debia ser filosófica y no debia esplicarse
más la filosofía
V.
se hacia espe-
de Crusiius. Entre honrosas escepeiones
á quienes se designaba
cial mención de Kant y Reusch, LA NUEVA DOCTRINA, DESARROLLO DE LA FILOSOFÍA CRÍTICA.
otros profesores. Los crusianos
como modelos para los
intransigentes como Weymann y Wlochatius recibieron Hallábase Kant á la sazón ocupado en la preparación
aviso de esplicar sobre otros asuntos.
duda alguna
Sin
de su obra capital. Lo que él ya había descubierto y pre-
en esta orden— muy oportuna desde luego— hay algo de sentado con completa claridad en su disertación inau-
como de por sí lo producia el racionalismo
imperativo, gural, era el germen del nuevo sistema filosófico. Con
los profesores
ilustrado de la época: en ella se ordena á lentitud y seguridad, como lo requería la dificultad del
que cesen de ser estrechos en sus miras. asunto y la profundidad de Kant, avanzaba hacia su tér-
Zedlitz tenia de Kant altísima opinión.
En 1778 le es-
mino este grandioso trabajo intelectual. Era, además,
ahora á vuestro curso de geo-
cribia: «estoy asistiendo tan vasto el campo de estas nuevas investigaciones, que
física, mi estimado profesor Kant, y lo menos que
grafía cada paso que le aproximaba hacia su fin, parecía más
es enviaros mi agradecimiento. Esto tal vez
puedo hacer bien alejarlo. Kant por lo menos creyó terminar su tra- ».i
^tÉl^
VIDA DE KANT ^|
30 PRÓLOGO
taba la dificultad en el número de pliegos, sino en el
debia abarcar en sus dos partes lo que después apareció
mismo asunto. «Yo espero,» decía en una carta de este
en las tres críticas separadas: de la razón pura, de ]fi. ra-
año, «que encontrareis justificada la causa de la tardanza
zón práctica y del juicio. Kant pensaba entonces poder
en la naturaleza de la cosa y del proyecto mismo.» En
concluir en tres meses la crítica de la razón pura y pu-
'
í
como objeto de su vida. Economiza rencias, cuya importancia para el carácter é inteligencia
le queda todavía mu-
nunca, porque avanzan los años y de la filosofía crítica hiciorou observar, primero Jacobi y
únicamente puede ha-
cho por hacer, siendo él quien después Schopenhauer. Mas no nos ocuparemos aquí del
frecuencia, escribe muy pocas
cerlo Visita con menos desarrollo filosófico de Kant, sino en cuanto esto se re-
para contestarlas; todo su
cartas, á veces se pasa un año laciona con su vida exterior.
sus ocupaciones oficiales
tiempo de trabajo lo absorben Las primeras cuestiones que la crítica presenta se re-
y filosóficas.
fieren al modo de fijar los principios para el conoci-
miento de los fenómenos sensibles, para la conducta
2. Las obras posteriores. «
moral, para gusto y la consideración teleológica de
el
positivas, que la filoso- para nuestro filósofo. Por el contrario, al ocupar el tro-
elementos tales de las creencias
de todas ellas, solo supo no, le dio muestras de benevolencia y de respeto. Hizo
fía anterior, que hizo exclusión
embargo, inevitables la lucha y la que fuese Kiesewetter á Koenisberg para que estudiara
negar. Pero eran, sin
lugar, encontró Kant delante de en sus propias fuentes lafilosofía kantiana. Se entregó
oposición. En primer
forma de religión
línea, á la fé bajo la en brazos del misticismo y de lo misterioso, más por su
él, y en primera
derecho bajo la forma del esta- forma extraordinaria y estravagante que por pietismo.
positiva; en segunda, al
1. Los decretos religiosos. Dos años más tarde del cambio de trono, cayó el mi-
desagradable y célebre conflicto. Existían las circustan- predicador Juan Cristian Woellner. El general ayudan-
persecución política una discusión teológica. Bajo y con la fuerza de la autoridad superior,
el estas regiones,
:Sílr^r'
.»j. PROLOGO
MDV ÜE KANT 37
se organizó una verdadera
campaña contra el racionalis-
toda religión y ateos. mucho en llamarles
No se tardó
toda, sns posiciones ven-
mo, con objeto de expnlsarlo de también jacobinos y demó(?ratas. En 1792 y 94 los de-
líteratnra Pocos días después
tajosas en la cátedra y en la cree tos sobre religión y censura fueron más severos to-
.
el 9 de Julio de 1788,
se
del nombramiento del ministro, davía. Se consideraba á todo racionalista como sedicio-
severamente á los pro-
publicó un decreto que obligaba so, y todo profesor al tomar posesión de su cargo debia
á lo dispuesto como nor-
fesores de religión á sujetarse jurar so))re los libros simbólicos.
amenazándoles en caso contrario
ma única y exclusiva,
empleo. Este es el memorable de-
con la pérdida del 2. La doctrhia religiosa nueva de Kani.
Otro posterior del 19 de Diciembre
creto de Woellner.
la libertad de la prensa,
some-
del mismo año suprimia En estos momentos precisamente sobrevinieron las
obras nacionales y sujetando á
tiendo á la censura las investigaciones de Kant sobre política y religión. La
Para que se llevaran á cabo
inspección las extranjeras. Crítica de laRazón práctica, que ya contiene el elemen-
estableció, en Abril de 1791, una auto-
estas medidas se
to fundamental de la doctrina religiosa de Kant, se pu-
la inspección y vigilancia
ridad especial encargada de blicó en el mismo año en que Woellner subió al poder.
de enseñanza. Cons-
en todas \as cuestiones religiosas y La filosofía crítica y con ella un nuevo racionalismo
consejo supremo de tres
taba esta autoridad, especie de mejor fundado, se habían extendido á las más lejanas
consistoriales, sien-
bombres, que se llamaban consejeros regiones del mundo científico, y se encontraban en el
instrumentos de Woell-
do en realidad los más serviles momento más propicio para conquistar las cátedras de
eran: Kermes, Woltersdorf é Hilmer.
ner; sus nombres las Universidades alemanas. Su íntima naturaleza era'
poder sobre todos los empleos acadé-
Tenian omnímodo que gobernaba en la
tx)talmente opuesta al-espíritu con
tenian en sus manos la promoción
micos y eclesiásticos; enseñanza el ministerio de Federico Guillermo, y que ^1
la facultad de disponer de
y el ascenso, la supresión y amenazaba á la libertad del pensamiento y de concien-
los candidatos para los
todos ellos. Examinaban á todos cia, no en sus extravíos y exageraciones, sino en sus
recaia este examen
empleos académicos y religiosos, y mismas raices. Una figura de tanta influencia como la
predicadores y profesores
en su fé y sus opiniones. Los de Kant y una filosofía tan poderosa como la suya de-
existentes estaban rigurosamente vigilados y sometidos
bían provocar muy pronto en el campo enemigo rudos
sus ideas religiosas.
á la censura, que solo atendia á ataques y disposiciones hostiles. Una carta de Kiesewet-
provincias, inspeccionaban los
Viajaban por todas las ter que fué encontrada entre los manuscritos de Kant,
decretaban sobre la enseñan-
establecimientos públicos, demuestra que desde el primer dia en que Wolterdorff
za y los libros de texto,
recomendando los que ellos
ejerció sus funciones, había ya propuesto al rey que se
mismos escribian ó encomendándolos á los que pemalan
prohibiera al filósofo Kant explicar cosa alguna (1). Pero
que no se acomodaba explícitamente á estas
bün. Aquel elataque que se dirigió contra Kant no se hizo de esa
disposiciones, provocaba las sospecbas
de la autoridad
manera que tanto agradaba á Wolterdoi*ff.
pensado. A los
inquisitorial, y se le señalaba como mal
enemigos de
sospechosos se les llamaba racionalistas, (I) S'hub'Tl, KinlS Biügrajihie. S. 130.
^^ "I
VIDA DE KANT 39
33 PRÓLOGO
fanatismo de Ber- SUS disertaciones á la censura de la facultad teológica de
Kant mismo ofreció esta ocasión al
la Re- Koenisberg. Esta votó por unanimidad la autorización, y
lin.Habia enviado para su publicación en 1792 á
por el racionalismo poco tiempo después fueron publicados los cuatro estu-
vista Mensual de Berlin, inspirada
«mal absoluto.* dios como obra completa y formando un solo volumen
de aquella época, un trabajo sobre el
de la Revista en Jena; pero con con este título: «La religión en los limites de la Razon,^
Se hacia la impresión
sugerir el pensa- obra que fué impresa en 1793 en la casa de Nicolovius
objeto de evitar todo lo que pudiera
querido evitar la censura y hacer en Koenisberg. Causó tanta sensación esta obra de Kant,
miento de que se habia
Kant esplicita- que al año siguiente era ya de todo punto necesaria una
una especie de fraude literario, encargó
censura de Ber- segunda edición. Pero el tribunal clerical de Berlin no
mente que se sometiera su artículo á la
se imprimiera, podía ver esto con calma, y aprovechó la ocasión por
lín.Dio Hilmer la autorización para que
completa tranquilidad tanto tiempo deseada de tomar alguna medida contra
añadiendo sin embargo para su
artículos de Kant solo nuestro filósofo.
que lo hacia «en vista de que los
muy profundos.» Se publi- El 12 de Octubre de 1794 recibió Kant esta extraordi-
son leídos por los científicos
de 1792. Poco después envió naria orden: «Federico Guillermo, rey de Prusia por la
có el artículo en Abril
con la misma recomendación gracia de Dios, etc., á nuestro fiel é ilustre subdito, sa-
Kant al mismo periódico y
del bien y del mal.» lud. Nuestra elevadísima persona visto desde algúnha
su segundo trabajo sobre «La lucha
á la teología bíblica, pasó tiempo con sumo disgusto cómo habéis abusado de vues-
Como asunto concerniente
á la censura común de Hilmer y Kermes.
Ne- tra filosofía para relajar y desnaturalizar muchas de las
este escrito
Hilmer á su cole- doctrinas fundamentales de la Santa Escritura y del
gó este último el imprimatm Apoyó
• .
aun sin haberla leido, al considerar el estado de debili- (1) Dice Wasíanski, que según el juicio de Schulze, á quien Kant enseñó
dad en que su autor se encontraba y al pensar en las el manuscrito, era ese trabajo el comienzo de una obra que no podía redactar.
Últimamente han discutido sobre el asunto las Neuen-preussischen, Pi'ovin-
conclusiones á que él podía haber llevado su filosofía. cial-Blaetter y los Preuasischen-^íahrbuecher. En fin, el que con másatencion
No puede comprenderse qué pensamientos nuevos podían se ha ocupado de ese manuscrito y ha dado más noticias es Rudolf Reicke;
traerse dentro de una filosofía como la suya. Hom})res según éste, consta de cien pliegos, y respecto A sii contenido está conforme
su juicio con los anteriores.
competentes que han leido su extenso manuscrito ase-
II
r.^'uS^'.
VIDA DE KANT 45
\^ PRÓUHiO
de América contra Inglaterra con la más viva simpatía,
No eumplir los ocheuta años. Después de ua
del)ia él y aun con más calor se interesó por la revoluc;ion fran-
todavía por
ataque a«?udo en Octubre de 1803, se repuso cesa. La estrella de Federico el Grande se elevaba cuan-
abandonaban cada vez
alg-uuos meses. Las fuerzas le do Kant comenzó sus estudios académicos. Y terminaba
lo escri- ti
más. Ya no podía escribir su nombre y olvidaba aquella su brillante carrera precisamente cuando había
se borraban de su espíritu; las palabras
to. Las imág-enes empezado Kant la suya. Los últimos años de nuestro
más
más usuales faltaban á sus labios; no conocía ya á sus filósofo vieron también levantarse la de Napoleón.
íntimos amig-os; su cuerpo, que él en broma solía llamar Murió antes de que la dominación extranjera cayese
Estaba com-
i'i
su «pobreza, estaba seco como una momia.
>
sobre el suelo alemán y de la guerra de la independen-
Al fin vino la
pletamente harto y cansado de la vida. cia.Pero el espíritu de su filosofía estaba con la causa
muerte á sacarie de tan lastimoso estado, á 12 de Febre-
alemana, y Kant, que con tanto interés había visto fun-
ro de 1804. Si él hubiera vivido hasta el año
siguiente,
darse la independencia de otras naciones extrañas, hu-
como docente de la üníversdad de
habria podido celebrar biera sido, sin duda alguna, uno de los primeros en de-
Koenisberg- su quincuag-ésimo aniversario. Fué contem- fender la libertad de su propia patria contra el humillante
\\
I
En el espacio de su carrera académica, ¡cuántas varia- que ejercían aquellos acontecimientos y la excesiva sen-
ciones extraordinarias en la historia del mundo! La sibilidad de Kant para todas estas cosas. El gobierno
guerra de siete años y sus gloriosos resultados, que ele- prusiano bajo Federico el Grande, la independencia ame-
varon á la Prusia al rango de las primeras potencias de ricana, conquistada y fundada por Washington, y la
Europa; la guerra de la independencia americana; las Francia de 1789 ejercieron gran influjo en las ideas po-
sacudidas de la revolución francesa, que en el último año líticas de nuestro filósofo. Sus mayores simpatías eran
de nuestro filósofo termina su primer período después de para elEstado de Federico, y sus antipatías para Ingla-
forma repu-
tantas trasformaciones y pasa de su última terra. Defendía con entusiasmo la idea primitiva de jus-
blicana bajo el consulado al absolutismo del imperio. No ticia de la revolución francesa y este fué durante largo
fué Kant un espectador ocioso de todos estos aconteci- tiempo el tema favorito de sus conversaciones. Toda la
mientos. Después de sus estudios filosóficos, nada le in- tolerancia que tenía siempre con las .opiniones opuestas
teresaba tanto como la historia política del mundo.. Se- á las suyas, desaparecía al tratar este último punto. La
íruia su curso con el más vivo interés. Abrazó la causa
'I
'^
I
tii^
VIDA DE KANT 47
PRÓLOGO
^g .
decididamente por la
de justicia, la rechazaba también de su justicia. No hacer nada que sea contrarío á su fin,
termina.
anarquía en que toda revolución determinar toda acción según su finalidad y con la con-
ciencia de esta realizarla, es para él una necesidad tan
natural como moral, que no puede menos de satisfacer
VIH.
en todos sus puntos siempre y en todas partes. En su
y en la vida práctica es siempre el hombre
filosofía
PERSONALIDAD DE KANT.
de principios. Jamás hubiera sido el filósofo que fué, si
' también no hubiera sido, aun en todas las pequeneces de
del carácter de Kant
Los dos rasgos fundamentales hombre que supo ser. En esto consiste la in-
la vida, el
pequeñas particularida-
que se señalan hasta en las más dependencia y regularidad de su vida. Es independiente
completan de una manera ex- I
des y que en él se unen y porque se apoya en sus propios principios, y metódico
traordinaria, son el sentimiento
déla independencia per- n
porque obra con arreglo ellos.
rigurosa. Añadamos á
sonal y el de la puntualidad más La independencia personal, en el verdadero sentido de
esto la penetración del pensador y advertiremos que la
mejor la palabra, no pudo adquirirla muy fácilmente nuestro
filosofía crítica no podía hallar otro carácter que \
dos rasgos son las y tuvo necesidad de largos y constantes esfuer-
filósofo,
conviniera á su fundador. Aquellos
zos. El grado á que logró llevarla nos dá una idea de
del carácter de Kant que constante-
virtudes cardinales toda la fuerza de su carácter. De quebrantada salud,
se manifiestan, así en las
cosas grandes como en
mente que había de ser causa frecuente de perturbaciones en
las insignificantes, hasta un grado tal, que como no po-
pasan de sus trabajos; de pequeñísima fortuna, que no le permi-
día menos de suceder en semejante naturaleza, tía,en manera alguna, una vida independiente, hállase
Por espíritu de independencia pudo
los límites naturales.
regularidad, pedante. Kant, desde el primer momento, en la necesidad de de-
llegar á ser rigorista y por el de la pender de otros por esos dos lados. Ante todo, pues, te-
consigo mismo bajo el punto de vista
Procedía siempre
vida como si se nia que adquirir bienestar físico y económico para ase-
regularizaba su
racional y ordenaba y
gurar su independencia y la libertad de su espíritu.
tratase de la misma razón pura.
Como filosofo, investiga las últimas condiciones del
.r*3íi&.
/
V no por medio de
limosnas fortuitas, sino por asisten-
mo-
mo, ni necesitado los auxilios de un médico. Así, este —
consideración, dejándoles al
cias anuales de alguna bienestar del cuerpo, como el de sus negocios privados,
importancia en aquella épo- eran simplemente productos de su gran tacto y pruden-
rir una fortuna de bastante
dice de él « Este
grande hombre aspiró cia,que se acrecentaron en lo posible, más en el cuidado
ca. Jachmman -.
fin
librarse de toda dependencia, á de su cuerpo, que en el gobierno de su hacienda. Mas
desde su iuveutud á
si
independencia la base de toda la felicidad de su vida, j eran tampoco sus precauciones en la primera las debili-
aseguraba que había s.do mucho dades del que se encuentra dominado por la molicie y el
ya en edad avanzada,
cosa que gozándola a ex- el orden que en su vida tenia estaba
más feliz privándose de una egoísmo, antes bien
profesor, estaba tan gastado fundado en reglas higiénicas que á su vez habia sacado de
pensas de otro. Cuando era
amigos creyeron que debían la observación constante y atenta de su naturaleza física.
su único traje, que algunos
posible, el
someter á su juicio,con la mayor discreción Estudió su propia constitución del mismo modo que en
uno nuevo kant se re- filosofía habia estudiado la razón humana. Puede decirse
deseo que tenían de comprarle
al recordar la fuerza
con
gocijaba todavía en su vejez, que observaba su cuerpo como observa al tiempo el más
de que había llevado una escrupuloso meteorólogo. Entre sus reglas higiénicas
qne rehusó aquel ofrecimiento y
por no soportar el peso de
aunque limpia, era la más capital la actividad del cuerpo, la sobriedad,
levita vieja,
uno de mayores bienes
una deuda. Consideraba como
lo. el sustine abstine. Entendía que la fuerza moral de la
y
PRÓLOGO VIDA DE KANT 51
^Q
ciertos casos la franco y muy buen humor en sus relaciones de socie-
voluntad era el mejor régimen, y en
empleaba á la vez la dad. Aun en otras sensaciones más desagradables, supo
mejor medicina. Puede decirse que
terapéutica. Era su también triunfar de su perturbadora influencia, llevando
razón pura como higiene y como
razón pura para con- con energía su atención á otra parte hasta el momento en
método una dietética fundada en la
humana, prolongarla, librarla de enfer- que dejaba de sentirse afectado. De esta suerte consiguió
servar la vida
perturbaciones también dominar los padecimientos de la gota que en
medades y libertarla también de ciertas
físicas. Asi fué, abundando en este sentido, dedicó &
que sus últimos años llegaban á quitarle el sueño. Eligiendo
el trabajo que se un asunto cualquiera de reflexión y que no fuera muy
Hufeland, el autor de la Macrobiótica,
que tiene el espíritu para dominar sus excitante, daba á su espíritu otra dirección que cuidado-
titula:«Del poder
la voluntad» (1);. samente seguia hasta que era sorprendido por el sueño.
impresiones enfermizas por medio de
incluyó después en su «Disputa de las facul- Este método terapéutico lo empleaba también con bas-
escrito que
tante éxito en las toses y fluxiones. Se decidía á respirar
pudo sin embargo conjurar este peligro. La compresión muy distante de él, con el objeto de levantarse cada vez
él no podia re-
de su pecho era un estado mecánico que que le fuera necesario y no permanecer mucho tiempo
con facilidad; mas hizo dominar en su espíritu la inmóvil en su asiento. Su higiene toda estaba también
mediar
cuerpo,
calma y la serenidad, y á pesar del estado de su establecida en reglas no menos rigurosas y profunda-
\\\
5*4 '
PRÓLOGO VIDA DE KAMT 55
SU casa los que son verdaderamente religiosos. Una pa- rácter y orden de su vida y de su casa se habían for-
el
cian perder á nuestro filósofo el tiempo y el buen hu- ta en extremo indigna. Pasábase el día entero reflexio-
producirle la nando sobre el caso, y parecíale tan difícil desprenderse
mor, lo que tal vez contribuyó no poco á
que llegara á lla- de aquel hombre, que necesitó de toda su energía
aversión que por la música sentia y y de
Hasta en su Estética con- un esfuerzo extraordinario para no seguir pensando en
maría *un arte importuno.»
que estas perturbaciones le pro- él. Para tener más presente su resolución, escribió
servó aún mal efecto
el en
uno de los cuadernos que más usaba, para facilidad de
dujeron.
su memoria, las frases siguientes: «Es preciso olvidar á
Todoque interrumpia el circulo habitual de su vi-
lo
desagradable. A la hora del crepúsculo acos- Lampe (1).» Así se llamaba el criado.
da le era
tumbraba con toda reguladidad entregarse á la medita-
sar la satisfacción que sentia— según Wasianski— al ha- una regularidad matemática. Tenía distribuido el día
él apetecía y k dis- con la mayor exactitud y el uno era completamente igual
llar un objeto tan adecuado á lo que
conveniente. Pero más tarde empezaron á al que le precedió. El tiempo era la principal fortuna de
tancia tan
Kant y la torre los álamos de un vecino, Kant y lo administraba como su dinero, con la mayor t
crecer entre
que concluyeron por ocultarla á su vista. Fué tan
al fin'
economía. El sueño no debía durar más de cinco horas.
llfi
dad del vecino el sacríficio de las copas de sus árboles. y de no permitirle, de ningún modo, dormir más tiempo.
las costumbres de su casa y en el Gustaba Kant oír decir á su criado que por espacio de
Toda modificación en
treinta años no había dejado nunca de levantarse á la
orden de su vida le desagradaba, y se defendía contra
la
más pequeña todo el tiempo posible. Parecía que su ca- hora precisa. Dedicaba la mayor parte de la mañana á
tA
56 PRÓLOGO VIDA DE KANT 57
las lecciones. A las siete en punto salia de su cuarto de número; el tema para
conversación y hasta la forma
la I
estudio y marchaba á su clase. A eso de las nueve, hora y el momento de las invitaciones. Los convidados no
en que de ordinario terminaban sus lecciones, regresaba debían ser menos de tres ni más de nueve; «su sociedad
á su casa, entraba en su cuarto de estudio, donde se ocu- no había de ser mayor que el número de las Musas, ni
paba en sus trabajos científicos y en lo que destinaba á menor que el de las Gracias.» Después de la comida y de
la estampa. Trabajaba sin descanso hasta la una, hora un ligero reposo, venía siempre el paseo, que duraba
en que salia á comer y momento de descanso el más ordinariamente una hora, y aun más, si el tiempo era
agradable y fecundo para él. Gustábanle los placeres de hermoso. Generalmente paseaba por un camino que se
la'mesa, y de todos los sensuales, eran los únicos que llamó después e\ paseo del filósofo Las más veces pa-
.
prefería y de que cuidaba un tanto. Pero no por esto de- seaba solo y despacio; ambas cosas por razones higiéni-
\\
be creerse que fuera este hombre tan sencillo un gas- cas. Dedicaba horas de la tarde á la lectura en su
las
trónomo refinado, pues no tenia en su mesa mayor refi- cuarto, y las horas del crepúsculo á la meditación. A las
namiento que en lo restante de su vida Mas en el mo- diez estaba terminado su día. No era fácil hacerle salir
desto límite de la vida común, gustaba de una buena de este orden regular diario, y sí por casualidad
y con-
mesa, y la consagraba no poco tiempo. En el canam tra su voluntad tenía que infringir en algo su plan,
se
ducere^ seguía con gusto el ejemplo de los antiguos epi- prevenía para la segunda vez é inscribía entre sus máxi-
cúreos. No empleaba, por supuesto, en comer todo el mas el evitar para lo futuro un caso semejante. No im-
tiempo que dedicaba á la mesa, tres horas por lo regu- portaba la pequenez del caso para hacerle quebrantar su
lar y á veces cinco, sino á la sociedad que nunca le fué propósitoy hacer una excepción, hasta tal punto, que no
tan agradable como en estas horas. En esos momentos pocas veces había una contradicción cómica entre el ri- \
se volvía Kant conversador y comunicativo. Poseía el gorismo de la, máxima y la nimiedad de su aplicación.
don de una conversación variada, interesante é instruc- Cuenta Jachmann un ejemplo muy «Una vez
elocuente.
tiva, y era en su casa tan buen anfitrión como bien veni- volvía Kant de su paseo habitual, momento de en-
y al
do huésped en laagena. Nadie hubiera descubierto en trar en su calle, encontró al conde *** que iba en un co-
tan alegre compañero de mesa, que hablaba con cada che por la misma calle. El conde, hombre muy atento,
uno de lo que más le interesaba, y con las mujeres del detuvo al punto su carruaje, bajóse de él, y suplicó á
arte culinario, pensador más profundo de su época.
al nuestro filósofo que diera un paseo con él. Kant, sin re-
Hasta sus sesenta y tres años comió Kant en un hotel; flexionar y cediendo al primer impulso de la urbanidad,
más tarde, cuando tuvo una casa propia, convidaba dia- aceptó y subió al coche. Los briosos movimientos del fo-
riamente á su mesa á algunos de sus buenos amigos, goso corcel y las voces del conde le hicieron bien pron-
los que seguramente tuvieron no poca influencia en su to recelarse, no obstante las seguridades que el conde le
vida. Aun con sus mismos convidados practicaba el celo daba de sus conocimientos en el asunto. Fueron prime-
y el orden sistemático que á todo aplicaba. Todo lo
crítico ro á visitar algunas propiedades inmediatas á la ciudad;
examinaba; todo estaba pensado y arreglado á la general propuso después el conde una visita á un amigo, distan-
armonía; la elección de platos, la de los invitados y su te no más que una milla, y Kant, por cortesía, no
tuvo
1
5g PRÓLOGO ^
VIDA DE KANT ^9 .1
cada dia
mas, en todos los detalles, hasta la comida de ó contrario á las mujeres, porque no era ni lo uno ni lo
de Vivia en todas sus otro, antes bien, gustaba en extremo de su trato y dí-
y el color de cada prenda vestir.
partes como el filósofo crítico, de quien decia en broma cese que se mostraba con ellas sumamente amable
y
Hippel que así hubiera podido escribir una crítica
del atento. Eso sí, no habían de ser eruditas, ni debia ver-
arte culinario como la de la Razón pura. sar la conversación sobre puntos que traspasaran los lí-
mites prescritos en la buena sociedad. Le impresionaban
vivamente las graciasy encantos que da á la sociedad \)
y con
aconsejaba á el mayor celo, todo el capital de los conocimientos hu-
nios de razón eran los que frecuentemente
instaba vivamente, lle- manos; y si pueden ser comparados los conocimientos
sus amigos jóvenes, y á veces los
notaba que la pasión que se adquieren con las mercancías que se expenden,
gando el caso de disgustarse si
comprender su parte poética y sentimental. todavía adquirir, lo que falsamente cree haber adquirido,
tidopara
Falta es esta que solo podemos perdonar al filósofo acha- y enseña á los otros como si realmente lo poseyera.
que es la filosofía poco favorable al matrimonio. Des- comerciante á su propia persona. Su carácter tiene algo
Hobbes, Spinoza y Leibnitz, fueron también del comerciante honrado, y sus mismas amistades ha-
cartes y
blan de esta semejanza. Hombre completamente libre de
célibes.
prejuicios y sobrio, de una moralidad sencilla é inque-
IX brantable que por instinto rechaza lo que es simple apa-
riencia y tiende hacia lo verdadero, es Kant uno de los
que queria tratar la mayor parte de las veces durante mundo, es tan difícil encontrar para que se disipen las
sus paseos solitarios; tomaba después notas en hojas vo- tinieblas que lo rodean. No basta para el sentido de
II UMIlfc ^^^ttL
62 PRÓLOGO VIDA DE KANT 63
t,
la verdad el desearla. Muchos hombres tienen buena marchar en el mismo período. Esos períodos de
Kant
voluntad, y también la convicción sincera de su amor á marchan lentamente, parecen carros cargados; es me-
la verdad, y son, sin embargo, incapaces de concepcio- nester leerios y volverios á leer, cojer separadamente
nes verdaderas, porque sus ojos solo ven apariencias y cada proposición y reunirías todas después; en una
pa-
}
en sus cabezas solo hay ilusiones engañosas. Ese senti- labra, es necesario deshacerlos materialmente si
se quie-
>
miento de Kant era primitivo en él, con él nació, y po- re comprenderíos bien. Esta pesadez de estilo
no es
deroso por naturaleza, formaba el centro y el núcleo de falta del autor, porque Kant escríbia
en estilo fácil y
su carácter. Jamás se dejó deslumhrar por las aparien- ligero cuando el objeto se lo permitía es
debido á la
;
cias, por las locas ilusiones, ni por la imaginación, profundidad, al amor á la verdad del pensador concien-
enemigos los más funestos de la verdad. Mas los ver- zudo que no quiere omitir nada en su juicio de lo
que
daderos motores de la verdad, si asi puede decirse, la puede darle forma más completa y acabada.
constante aplicación, la infatigable actividad y el con- Todos los rasgos característicos de Kant, que con
el
tinuo examen de si mismo, jamás le abandonaron. mayor cuidado hemos seguido hasta en sus pequeneces,
En moral, este amor á la verdad es el amor á lajus- converjen hacia una común conformidad, rara
y verda- M
Kant acudia al juicio recto sobre todas las cosas, deramente clásica: el pensador profundo el hombre
ticia. y
así en la vida como en la ciencia; quería juzgar justa y sencillo y recto. Siempre exacto
y puntual en todo, eco-
fundamentalmente, sin adornos retóricos ni palabras nómico en las pequeneces, generoso hasta el sacríficio,
altisonantes. Toleraba la sátira, pues llegaba á ella con cuando era menester, siempre reflexionando, completa-
su juicio punzante, despreocupado, y su modo de poner mente independiente en sus juicios, y siempre la leal-
*
.
en desnudez todas las cosas; pero no la retórica que sa- tad, la probidad y la rectitud personificadas, es Kant, en
crifica laverdad y la justicia de las cosas á las antitesis, la mejor acepción de la palabra, un burgués (buerguer^
á los juegos ingeniosos y las frases elocuentes y de lickj alemán de aquella gran época de que nuestros
efecto. El amor sincero á la verdad de Lessing cayó
á abuelos nos han hablado. Para nosotros es un tipo
ad-
veces en paradojas por someter, con una contradicción mirable, ideal, bienhechor, un tipo nacional.
aventurada, la cuestión á una prueba inesperada é ilu-
minarla también con un rayo repentino de luz. En esto
era Kant mucho más severo, pues jamás quiso sorpren-
der, sino convencer. Su mismo estilo se adapta perfec-
tamente á esta manera austera de pensar; nunca es des-
1
(I
-^' '•^-
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l!
HISTORIA
DE Los
V
CAPÍTULO PRIMERO.
tenían seguramente un derecho perfecto. Encontramos gano que el que habían menester las ciencias experi-
aquí en el mundo científico un hecho que tiene analo- mentales. En relación á estas últimas se dio el nom-
gías con otro político. Cuanto más aumenta la autoridad bre de realismo. Y este nombre propiamente es el único
territorial en el reino de las ciencias, más va decayendo que quedó á Desde entonces no tiene un ob-
la filosofía.
también el respeto imperial de la filosofía, y si no descu- jeto especial. Dirige las cuestionesy los objetos de la
bre en tiempo oportuno otro terreno conocido y fuerte ciencia experimental, bien investigando con ellas el
donde asegurarse, su imperio termina como terminó el campo empírico, ó, lo que es más fácil, recogiendo los
imperio alemán. frutos allegados para darles una forma asequible á to-
La pudo campar por sus respetos en la anti-
filosofía dos ó formar un conjunto total y enciclopédico. Bacon
güedad, y asimismo en la Edad Media la teología, que era un espíritu legislador que dio á las ciencias experi-
ocupaba su lugar, porque las ciencias particulares y de mentales los auxilios y recursos de que habían menes-
observación estaban á la sazón huérfanas y bajo tutela. ter.Pero bien pronto no necesitaron las ciencias, que
Pero desde la Reforma y los grandes descubrimientos que habían adquirido fuerza suficiente, el auxilio filosófico;
la precedieron, progresaron tanto las ciencias particula- se hallaban sobre sus propios pies, en situación defini-
res, que no quedó otro camino á la filosofía que, ó
bien
tiva, y los realistas, ó ya no existen, ^ son gentes que
fundirse con ellas, ó doblegarse á las necesidades del cultivan una ciencia determinada: las matemáticas, la
tiempo. Por esto la relación que existe entre experiencia física, la historia, etc. En una palabra, la filosofía rea-
I
/
\ i
It LA FILOSOFÍA CRÍTICA LA FILOSOFÍA CRÍTICA
73
lista no podía parar en otro que pasarse por entero á
fin por SU metafísica la esencia de la naturaleza
y de la
las ciencias experimentales, porque su principio fun- materia, no podía nunca aceptar el movimiento
verda-
damental exige que se dé la explicación de las cosas por dero de los cuerpos y la ley de atracción de
Galileo. Este
medio de la experiencia. fué el primer golpe que recibió la nueva
metafísica. Se
Pero no sucedía lo mismo con los adversarios de los halló por sus conceptos, no solo inferior
á los hechos evi-
realistas, es decir,con los metafísicos dogmáticos, que dentes de la naturaleza, sino en oposición
con ellos. La
en la filosofía moderna parten primero de Descartes, y metafísica solo queria pensar de una
manera puramente
después de Leibnitz. Indagan estos el conocimiento de matemática, como entendimiento puro y como sí
el
las cosaspor medio del entendimiento puro, y consti- las cosas en el mundo no
fueran más que cantidades
tuyen con este procedimiento sistemas que son de na- abstractas. Así como es más el cuerpo natural
que el ma-
turaleza muy diferente á la de las ciencias experimenta- temático, el vivo que el mecánico, así
también la física
les. En campo apareció necesariamente la oposi-
este cartesiana había de ser todo menos la
verdadera. Para
esta escuela, filosofar era pensar con
ción, y por consecuencia la pugna que había de esta- orden matemático;
blecerse entre el pensamiento especulativo que parte de porque entonces se queria que toda demostración
se diera
bajo la forma evidente de una igualdad
ciertos principios, y el empírico, que solo pretende la A=A; y que nin-
explicación exacta de las cosas. Y al fin, solo la verdad guna verdad valiera como tal si no estaba constituida
co-
efectiva decide la cuestión. Las especulaciones que se mo 2+2=4; y, en general, no tener por cierto evidente
y
establecen en el entendimiento puro sobre la naturaleza sino los principios demostrados de
una manera mate-
y esencia de las cosas, tienen que tener su prueba defi- mática.
nitiva en la existencia misma de los hechos. Mientras Semejante intento, ensayado por muchos á
quienes
no se obtiene esta prueba, la metafísica recibe, por de- atraian la claridady evidencia de las matemáticas, solo U:
cirlo así, un contratiempo, y la cuestión se pone desde una vez ha podido realizarse en la filosofía de
una ma-
luego á favor de la observación empírica. nera completa: por la filosofía de Espinosa,
que fué la
Desde el primer momento de la existencia de la filo-
llamada á perfeccionar la metafísica
cartesiana. Para
sofía moderna observamos un ejemplo muy notable de conseguir este deseo, hay que contar con
la rudeza,
estos contratiempos. Lo hallamos en el mismo Descar- mejor quisiera decir con el valor, del
entendimiento
tes, cuya metafísica no resiste á las pruebas de los he-
firme y confiado que se siente dueño
por primera vez
chos demostrados, porque contradecía á las leyes que bar- de todo su poder. Para realizario de una
manera siste-
bián demostrado Copérnico y Galileo. Aun cuando Des- mática, se necesitaba una voluntad y una fuerza de es-
píritu inflexibles
cartes hubiese tenido carácter suficiente para reconocer y con suficiente serenidad para sopor-
la verdad del sistema de Copérnico, por su misma me- tar la oposición del mundo
entero. Bajo este aspecto, la
de las condiciones posibles que le
tafísica estaba fuera filosofía y el carácter
de Espinosa presentan un ejemplo
hubieran permitido comprenderlo. La debilidad de su sis- único y sin igual. Espinosa explicó
por las reglas mate-
tema se muestra con tanta evidencia en este caso como la máticas, no solo la naturaleza, sino también la vida
de su carácter. Dada la manera como Descartes entendía humana con sus pasiones. Fundó una teología
geomé-
\
^
74 LA FILOSOFÍA CRÍTICA LA FILOSOFÍA CaÍTICA
75.
maestro y no
acomodaba á este criterio. Su metafísica, comparada con como un diUt'antL Nunca le deslumhró la metafísica
de
la vida y sus manifestaciones, parecia inmutable é
in- sus antecesores. Nunca fué cartesiano ni espinosista;
móvil, como un cuerpo matemático. El mismo Espinosa
antes bien reconocía y afirmaba hechos que estos ne~
habia dicho que queria estudiar los actos humanos como garon, á.saber: la fuerza propia y activa de las cosas
y
cuando se trata de líneas, superficies y cuerpos. Todo lo que con esto se enlaza: los fines ó causas
finales en
lo que los actos de la vida humana no tienen
de líneas, . la naturaleza.
superficies y cuerpos, todo eso está fuera de la metafísica De punto general se desprende todo su sistema
este
de Espinosa y todo eso tiene de menos que la ciencia metafísico. Su desarrollo está relacionado siempre con las
experimental que corresponde á los hechos naturales, ó ciencias exactas y sigue su pauta, que
nunca abandonó.
por lo menos trata de corresponder, porque la verdad Leibnitz puso á ambas en armonía, las
hizo progresar
del hecho es el regulador de la experiencia. Bajo el juntamente y trabajó de una manera extraordinaria
en
punto de vista formal, apenas podia ser la metafísica cada una de ellas. Lo que descubria en las
matemáti-
más exacta que la trazada por Espinosa; bajo el punto cas y en la filosofía lo aplicaba á la
, metafísica, exten-
de vista material, tampoco podia ser más pobre, puesto diendo esta ciencia estática y dándola nueva
vida. En
que de la naturaleza de las cosas solo habia compren- las matemáticas descubrió el cálculo
diferencial é infi-
dido lo que está al alcance del entendimiento matemáti- nitesimal,y halló su correspondiente en la metafísica,
co.En este punto está la metafísica dogmática tan alejada en la ley
de continuidad y en las diferencias infinita-
de las ciencias empíricas, que casi puede decirse que mente pequeñas, que constituyen el paso gradual
de las
cosas unas á otras. En
no tienen entre sí relación alguna. Los hechos de la ex- la física descubrió una nueva ley 11
)
'
í
de ser una explicación de las cosas para ser una *'^'»°«í"»'«°t«« existentes, es
filosofía ri: "r. .' escéptica; con
explicación del conocimiento de las cosas: se trasforma
en una ciencia Mcesaria, porque explica un hecho, que La filosofía pre-kantiana,
como necesita de explicación, del mismo modo que
tal sin pensar realmente
en las
condiciones del conocimiento,
otro cualquiera. Y es á la vez una ciencia 7iueva
porque juzgaba .sin recelo alguno m
explica un hecho hasta ahora inexplicado.
noiblir ?' """'' ^'^ '"'^"'^^ y ^' *°das las fosas
posibks; por e.to era
Este punto de vista fundamental para la filosofía fué dogmática. En oposición á
esta
filosofía establece Kant la suya, que
el descubierto por Kant. En sus manos fué la
filosofía critL. La
es dogmt
que
lo que el huevo de Colon, lo puso en pié, mientras
L'?r ^^ '° ^"' ^'^^^ ^'^^'' i«^e«%ado: la pofibi-
hdad del conocimiento; la
antes ninguno había podido, á pesar de todos los ensa- crítica explica esta
posibili-
dad. Alh era la filosofía,
yos, llegar al término que él alcanzó. Siempre fué la metafísica ó experiencia;
aqu
al con rano, metafísica
posición de la filosofía vacilante, discutida, y por últi- y experiencia son los objetos
más'
mmediatos de la filosofía. Por
mo, insostenible; hecho cargo de su objeto
ni se había tanto, sise compara
L
filosofía dogmática
menos aún de la única manera po- con la crítica, se advertirá "
más importante, ni
su
que no es
oposición, sino propiamente
sible de resolverlo. El hecho de las ciencias exactas era su oijeto; está dentro del
incuestionable; era incuestionable también el método ex-
perimental ó científico de la investigación. La nueva
La diferencia entre filosofía
empresa que Kant con tanto éxito realizó en el campo dogmática y crítica pue-
ble hacerse evidente por la
de la filosofía consiste en que aplicó este método á este siguiente comparación: pen-
hecho. •\°-'° ^'""*"° "í"" contempla desde cierto
n!.r!Hde vista
punto un campo dado. El ojo vé la imagen, los
6
/
g2 LA FILOSOFÍA CRÍTICA LA PILOSOpfA CRÍTICA
„,
en su retina; ?«'« den hecho del conocimiento
al
objetos diversos que se reflejan como lo nn^ .«„-i-
vé á si propio, ni k su punto de vista, m
á su
«J" J«
ángulo
á lo condicionado; están dadas Zi: rtoT:'^:^
visual. De este modo
cosas. Tomemos ahora
que
dogmática con laa
está la filosofía
otro ojo colocado en otro
puede
punto
ver al otro
miento efectivo como
dirige el punto de
tal, asi lo
su^nW
viste kantiano. Se
que como condición es
necesario: á este
llama trÍcenln
X"
condiciones
de vista, bajo tales anterior ánSíocr
el lugar en que se
encuentra nocimiento, como el estudio
ojo, observar y determinar en la filosofía de este
es la relación de la filosofía dicion. Conviene fijar coT
y su ángulo visual. Esta supe-
aquí mismo la verdadera
stniS"
está colocada en lugar cacion de este término !"
critica con la dogmática; ten empleado por
Kant la fi!o
punto de viste fia critica es
dentro de su trascenckmi en
rior á esta; la comprende Lnto investígl anueTal
de tel suerte que no puede
mientras la dogmática está
es im-
propia ni á la crítica. La comparación
verse á sí
se trate de hacer visible
perfecte como Pero solo
todas.
entre la filosofía crítica y
la dog-
la relación que existe II.
mática, si fuera posible que
ambas estuvieran en ^el es-
es el ojo, cuyo objeto
son
pacio. El filósofo dogmático PTOTO CAPITAL DE LA
óptico, cuyo objeto es el ojo, FILOSOFÍA CRÍTICA.
las cosas; el crítico es el
las imágenes de las cosas en el ojo, en una palabra, la
viste misma. ¿Y por qué
no ha de poder decirse que el 1 •
Novedad.
el óptico criticamente,
ojo común vé dogmáticamente,
ojo, las leyes de la refle- Es preciso darse claramente
pues conoce la estructura del cuente de e^^to ,..,„.
i
Al I
LA FILOSOFÍA CRÍTICA Ot
«4 tA filosofía cbItica
de sus predecesores,
pa.sos
entre los moder- y la dirección señalada por él
cuestión, apenas se encuentra uno solo no podna formar verdadera época
en la historia
nos que no la haya estudiado. Mas no es esta la naturaleza de la
del conocimien- cuestión. Para con-
Descartes escribió sobre los principios seguir su fin era menester á
perfecóion del entendi- Kant apartarse del camino
to humano. Espinosa sobre la
de sus antecesores entrar
conocimiento de la ver- y en otro completamente mcet,o-
miento. Malebranehe sobre el
y en «sto radica la gran diferencia que entre él y lo¡
el entendimiento hu-
dad. Locke hizo su ensayo sobre otros existe. Aquellos ensayos
sobre el mismo ob- realizados en la filosofía
mano. Leibnitz los nuevos ensayos pre-kantiana no estaban bien
del entendimiento huma- dispuestos y debian fra-
jeto Wolf sobre las facultades ca«ir necesariamente, porque
del entendimiento. Y ninguno de aquellos
no Berkeley sobre los principios
filó-
sofos había
comprendido claramente el verdadero
sobre el entendimiento
por último, Hume otro ensayo
obieto
que debían estudiar, no por falta
las investigacio- de penetración, sino
humano. Kant podia haber proseguido por carecer todos del punto de
adelantado; pero de ninguna .vista único que podia
des-
nes, á lo sumo haberlas cubnries el objeto de que querían
tratar. Yo puedo ex-
suerte ha hecho con ellas una época memorable. Esto
citar tanto como quiera
mi fuerza visual; pero lo que no
es lo que se dice. ¿En
dónde, pues, se muestra una di- está dentro de los horizontes
que alcanza mi vista, con
ferencia capital entre Kant y sus predecesores, diferen- el mejor deseo, no ha
de ser visto por mí. Esto fué
la novedad de la obra kantiana? lo
cia que pueda justificar que aconteció á todos los filósofos
tiene un lu- dogmáticos con
verdad que la teoría del conocimiento
Es condiciones del conocimiento.
las
filosofía moderna, y que Ciertamente que quisie-
char evidente y notable en la ron explicar el hecho del
querido dar la explicación del conocimiento; mas lo que cre-
todos esos filósofos han yeron haber en<.ontrado como sus
Pero ensayar una cosa principios fundamen-
hecho de nuestro conocimiento. tates fué, SI bien se mira,
un verdadero' hecho de conoci-
primeras experiencias rara
no es igual á hacerla. Las miento. Así no habían ellos
explicado
podría ser que todos fundamentalmente
vez son las más afortunadas, y el conocimiento, sino que lo hablan
entendimiento humano, he- presupuesto; no re-
aquellos ensayos sobre el
solvieron el hecho mismo,
pre-kantianos, fue- sino alejado y explicado
realistas Ídem
chos por los metafisicos y perukm, así los realistas como
que debian preceder á la sus adversarios. Los
ran otros tantos experímentos realistas consideraban el
advertirse que los filósofos conocimiento igual á la expe-
obra kantiana. Debe también nencia; hacían proceder la
sobre el co- experiencia de las impresio-
dogmáticos llamaron á sus investigaciones nes sensibles que se repetían
presentimien- y enlazaban por repeticio-
nocimiento humano ensayos. Tuvieron
el
nes. Y este enlace de
escríbió sobre el impresiones, sin embargo, no
experíencias. Kant no fué
to de que hacian en manem alguna explicado solo
estaba completa- y admitido como un
mismo asunto ningún ensayo, porque procedimiento natural, como
un hecho dado, evidente
que servia de funda-
mente seguro del punto de vista Pero precisamente en este
hecho consiste la experiencia.'
no hubiera
mento k sus investigaciones. Y si,
en verdad,
. . »'
g6 L.\ FILOSOFÍA crítica LA FILOSOFÍA CRÍTICA
87
cional, y explicaban por medio de ideas innatas, de
le
M
gg LA FILOSOFÍA CRÍTICA LA FILOSOFÍA
CRÍTICA
gg
cer, seria entonces su empresa tan insensata
como Hegel quiera otra ciencia; en la manera
de entender el objeto
fundador de la filosofía critica se pa- de que debe tratar es completamente
la imaginaba; y el nueva, porque es
acaso Kant
receria entonces al loco nadador. Mas ¿trata la primera que se dio cuenta exacta de
su misión Y pre-
vida á las facultades de conocimiento co- cisamente por su carácter de necesidad
de crear y dar y de novedad se
hasta ese instante no hubieran existido? Antes
al justifica la época critica. Para
mo si la filosofía tiene ella
una
contrario; de lo que él trata es de descubrir y examinar significación semejante á la revolución
que causó en la
las que ya existían. ¿Para qué? No para emplear desde astronomía la obra de Copérnico.
Ya sabia esto Kant-
estemomento estas fuerzas,—pues ya lo hacia constan- por eso comparaba con tanta
frecuencia su obra á la del
aho-
temente la humanidad,— sino para aplicarias desde gran astrónomo. Copérnico descubrió
primero el verda-
conciencia. Si
ra con toda conciencia, para conocer con dero punto de vista desde el
cual la astronomía debía
se quiere explicar la natación, ¿no es menester pregun- estudiar el movimiento de los
cuerpos celestes: Kant á
tar cuáles son losmovimientos que hace el cuerpo al su vez descubrió primero, el
verdadero punto de vista
Kant:
nadar? Y para explicar el conocimiento pregunto para los fenómenos
y las cosas. Ambos hallaron el prin-
¿Qué movimiento hace el espíritu humano, qué activi- cipio de explicación de los
fenómenos en las condiciones
dad pone en ejercicio al conocer? ¿Qué facultades son de la naturaleza humana.
las que actúan en el conocimiento? Supuesto que lo ha- El punto de vista de la filosofía
crítica es inexpugna-
yamos sabido, es muy posible que en el conocimiento ble,
y como forma la cúspide de la evolución de la filo-
de las cosas no digamos más que lo que las ciencias
que sofía moderna, puédese
desde ella señalar y explicar
el
ya existían; que en nada aumentemos el caudal de nues- curso histórico de esta. El
primer período de la filo-
tros conocimientos; pero seguramente
conseguiremos sofía moderna va dirigiéndose
hacia Kant preparando
que conocemos paso por paso su época; el segundo
y
una cosa que antes no teníamos, á saber:
arranca de Kant v
saber prosigue sus descubrimientos.
ahora con conciencia lo que antes conocíamos sin
que merece bien to-
por qué. ¿Y no es esto un adelanto *Si se quiere determinar,
dice Guillermo de Hum-
¿Es este, acaso, un trabajo su- boldt, la gloriaque Kant ha dado á su patria
dos aquellos esfuerzos? y sus ser-
perficial ó absurdo? Porque yo, para el
conocimiento de vicios al pensamiento
especulativo, hay que considerar
las cosas, no tenga necesidad de comprender y estudiar necesariamente tres cosas: I.» que
loque ha destruido,
las facultades de conocer, ¿es esto razón para que
no nunca volverá á levantarse; 2.» que
lo que ha fundado
sea necesaria la filosofía critica? Nosotros
podemos ha.- nunca perecerá, y 3.o y lo más capital,
que ha estable-
lógica, vivir cido una reforma á que muy
blar sin gramática, juzgar y pensar sin pocas se asemejan en toda
sin fisiología, ver y oír sin óptica ni
acústica. ¿Son por la historia de la filosofía.*
I.
/i
í)2 LA FILOSOFÍA CRÍTICA
LA FILOSOFÍA CRÍTICA
fisiología es 93
Sin cuerpos vivos no hay fisiología. Si la escuela; entre la filosofía leibnitz-wolfiana,
la vida como cosa super- y la kan-
necesaria, no debe considerarse tiana, están los que disolvieron
el sistema de la metafí-
ficial. Sin matemáticas, experiencia y metafísica no hay sica dogmática, biencomo los que independientemente
filosofía crítica. La dogmática consiste para los
filosofía con verdadero espíritu leibnitziano
y
penetran en los ob-
idealistas en la metafísica, para los realistas en la expe- jetos concretos, como Lessingy
Herder, ó bien negando
riencia, como principio de todo conocimiento; piénsase todo el racionalismo de la metafísica
que hasta entonces
en la primera según el método matemático y en la se- existía, toda filosofía dogmática en general, como Ha-
gunda según empírico; esa filosofía es el campo en
el mann y Jacobi.
que estalla la lucha entre la metafísica y la experiencia, En la otra dirección va también la
filosofía baconia-
"^
asícomo la crítica en donde esta cuestión se resuelve. na, pasándose gradualmente á
la kantiana. El punto
La filosofía dogmática es el objeto de la crítica; por con- central que á ambas une, es Locke;
entre Locke y Kant
siguiente, su necesaria suposición. No se presenta
la filo-
están Berkeley y Hume, que no
dejaron otro camino á
sofía crítica sino después de haberse cumplido por la filosofía
que el que Kant tomó. Si comparamos la
filo-
completo el desarrollo de la dogmática, cuando, por sofía realistacon la kantiana claramente se vé
negó totalmente la metafísi-
,
cómo
una parte, la experiencia vá poco á poco acercándose á esta;
está más cerca de
ca, y por otra parte, la metafísica se separó definitiva- ella en Locke que en Bacon, en
Berkeley y Hume mucho
mente de la experiencia. Y no permanece inmóvil la fi- más que en Locke, y tanto, que para los que
misma, sino que no profun-
losofía dogmática considerándola en sí dizan bastante, es difícil la distinción entre ambas y
progresa así como la historia lo exige, paso por paso» posible que se confundan.
grado por grado, hasta que, finalmente, viene á parar
al
• Explicará Kant, equivale á exponer los orígenes his-
punto en que ya no puede resultar de ella más que algo
tóricos de su sistema. Sin conocer
exactamente la proce-
completamente nuevo. dencia histórica de este sistema, no se puede
comprender
Cumple esa filosofía el destino de toda existencia his- la filosQfía crítica ni su origen
gradual en Kant. Porque
fin, decrece
tórica, que poco á poco nace, crece y, por la filosofía crítica
no nace de repente, sino que aparece
al preparar la existencia de otras. En este respecto es
sucesivamente, así en la historia misma de
la filosofía,
dogmática la preparación gradual
realmente la filosofía como en el creador de este sistema. Si hasta ahora
hemos
de la crítica. Hemos mostrado cómo nace la filosofía dog- hecho ver su oposición con la filosofía
dos que la precede,
mática en Bacon y Descartes, se divide en estos en vamos ahora á hacer notar los lazos que la
rea- unen y los
direcciones, la de los racionalistas ó metafísicos, y puntos que la sirven de transición. Si antes
dos tenden- hemos mos-
listas ó filósofos experimentales, como estas trado cómo tiende constante
el mismo pun-
y gradualmente la filosofía
cias, por último, vienen á encontrarse en dogmática hacia la kantiana, queremos ahora
kantiana. Leib- hacer
to y á desembocar juntas en la filosofía
evidenteel punto que sirve de
Kant, transición para este
nitz forma la transición de Descartes y Espinosa á
hecho.
naturalista á.
de la filosofía dogmática á la crítica, de la
la humanista. Entre Leibnitz y Kant está Wolf con su
94 LA FILOSOFÍA CRÍTICA
LA FILOSOFÍA CRÍTICA
95
Dice en efecto: conocimiento ó es inexplicable
el
aun-
que efectivo; sus principios no pueden
la escéptica.
ser comprendidos
2. Lcb solución mística y mas no pueden ser negados, su
y existencia, por consi-
guiente, es una manifestacióndivina; ó el conocimiento
En la filosofía dogmática permanecía sin explicar el de las cosas es imposible, solo es
producto de la imagina-
hecho del conocimiento humano, y no podia serlo desde ción humana,
y no hay, si bien se examina, ningún' co-
ninguno de estos puntos de vista. Por diferentes que nocimiento verdadero de las cosas.
En este sentido, el
sean las direcciones de estas escuelas, hay en ellas de hecho del conocimiento humano
fué explicado en el
común suponer como verdadero el conocimiento de
el pnmer caso de una manera mística,
experiencia, y en el segundo
las cosas y su posibilidad; las unas por la escéptica, trasformándose aquí
la imposibilidad de ser
las otras por el entendimiento puro. Ambas suposiciones explicado en imposibilidad completa.
Por esto encontra-
ices. El conocimiento de las cosas es imposible
'
mos á cada paso en la filosofía
dogmática, pensadores
"ííTmismo por un camino que por el otro. místicos ó escépticos, ó ambas
cosas ala vez. Á Descar-
El conocimiento experimental, entre los realistas, tes y Espinosa siguen Malebranche,
Pascal y Bayle- á
consiste en percepciones sensibles. Percepciones son Bacon y Locke siguen Berkeley
y Hume; á nuestro
impresiones; impresiones son representaciones que te- Leibnitz y Wolf, Hammam
y Jacobi, que
en cierto sen-
nemos dentro de nosotros; por consiguiente, no son co- tido se inclinan á Hume.
Y el racionalismo francés del
sas que existan fuera de nosotros. El conocimiento
ra- siglo XVni, procedente de
Locke é impulsado por Vol-
cional, éntrelos metafísicos, es un sistema de conceptos taire, Condillac, Diderot,
por los enciclopedistas y los
claramente desarrollados; pero ideas no son cosas: no se materialistas de Holbach, tiene
en su mismo seno su
advierte en qué punto, por medio del raciocinio puro, ha contradicción con J. J.Rousseau, que opone al saber
de verificarse la transición del mundo de las ideas al dogmático el sentimiento y la fé natural.
mundo Por lo tanto, ni por la sola experiencia ni
real.
w
LA FILOSOFÍA crítica LA FILOSOFÍA CRÍTICA
96 97
cosas es imposible con los medios que cree únicamente
posibles la filosofía dogmática. Esta creencia pasaba
A,— Los grados preparatorios
ya como verdad resuelta antes de Kant. Mas para del escepticismo,
causas finales que la física había rechazado y de las que Berkeley analizó las cosas
sensibles y halló que
Bacon mismo había dicho que eran santas y estériles ban compuestas ünicamente esta-
de impresiones sensíbS
como las monjas.
' ideas'formadas en nos-
otrosTd.
otros. .ír'"*'"""^^
Identificó, por consiguiente,
b.) —^Locke. las Ideas,
las cosas sensibles
4
que eran á su vez impresiones
sensibles A esto
llamó Berkeley su
idealismo. En el fondo
percepción, que era .,to
Locke identificó la experiencia con la
dividió en sensación y reflexión,
interna. En lo que se refiere á las
según era externa ó
cosas, Locke hmitó el
Eityr^^í'
^
T ---rnersariíde
nal que
ÍLs nada
bles
^"y «°
U
^'''^'- "^^
c°«as sensi-
no sea sensible ó
!*«
perceptible. Mas tod,L
científico de la experiencia. No
era ya esto un
alcance 1« percepciones son impresiones
denL de nosotros ó
LA FILOSOFÍA CRÍTICA
LA FILOSOFÍA CRÍTICA 101
100
Locke como Ber-
representaciones, que todos entonces,
Locke, llamaban ideas. Asi,
keley, y Descartes como
pues, haciendo abstracción de nuestras percepciones, II.
I
108 LA FILOSOFÍA CRITICA
,.fi
LA FILOSOFÍA CRÍTICA
mucho mayores que las igualdades anteriormente ex- 109
que elconcepto de causa no vale por sí solo;
así que vio
puestas para hacer más visible hasta qué punto la filoso-
la dificultad que existia para
ya prepara- comprender este concepto
fía ing-lesa, principalmente en Hume, habia
cesó de ser un filósofo dogmático,
do á la kantiana.
se inclinó un momen-
to al escepticismo, conformando en
Si dirigiéndonos atrás comparamos la filosofía escép- este momento de
transición con las ideas deHume hasta que dominándo-
oposición
tica de Hume con la dogmática, vemos que su
las por completo y adquiriendo su verdadero
decidida consiste más bien en la manera de plantear el nuevo pun-
to de vista, pudo sobreponerse
á la dirección dogmática
problema que en su resolución. Los dogmáticos habian
y á la escéptica.
I
supuesto la posibilidad de un conocimiento de las cosas.
Hume habia investigado esta suposición y la habia refu-
tado en su doble manera de ser. Él mostró cómo todo co-
nocimiento consiste en un enlace necesario de representa-
ciones diversas, y este enlace en la causalidad, y que por
consiguiente que el conocimiento humano radica en
CAPÍTULO III.
I.
fí!
LOS TBES PERÍODOS.
•^H
116 LA FILOSOFÍA CRÍTICA
LA FILOSOFÍA CRÍTICA ^{7
nos anuncia ya al filósofo crítico, hay que añadir toda-
punto era parecido el espíritu de Kant de Bacon.
vía otro rasgo que impulsa desde luego el espíritu de
al En
su manera de ser científica se reunía la
Kant hacia el fin critico y le presenta como el llamado
filosofía leibnitz-
wolfiana con la de Bacon, la alemana con la inglesa,
á realizarlo. La metafísica y la ciencia experimental es- la
metafísica con la experiencia del mundo. El desarrollo
taban relacionadas entre sí, en todo el curso de la filo-
científico de su espíritu no podía así tener
otro fin que el
sofía moderna, como dos cantidades negativas que al
intento de relacionar estas dos direcciones,
una decrece la otra. La metafísica era la reconcilián-
aumentar la
dolas entresí. A esto le impulsaba una necesidad inte-
cantidad que disminuía. Si la comparamos con las cien-
rior: también era una necesidad de la época. No
casi
cias exactas y experimentales, era una ciencia que esta-
pocas veces ha de parecemos hallar su espíritu divi-
ba desapareciendo cuando Kant se presentó. Estaba,
dido entre la metafísica y el conocimiento empírico
pues, llamada la filosofía crítica á salvar la metafísica del
mundo: era la primera, su profesión; el segundo, su afi-
de los ataques de las ciencias experimentales y resolver
para siempre la cuestión entre ambas, separando defini-
ción. Permanecía en el campo de las
investigaciones
exactas y experimentales con gran predilección.
»I
tivamente una de otra. Para resolver este problema es- Todos
sus escritosmás importantes del primer período se ocu-
taba Kant en las mejores condiciones científicas que
pan con objetos de estas ciencias
podían pedirse, porque perteneció desde el principio de y los tratan funda-
mentalmente, y, en cambio, son menos sus investiga-
su carrera científica á los dos campos; él fíié un pensa-
ciones metafísicas, de menos alcance é importancia
dor metafísico, y al mismo tiempo poseía el conocimien- tara-
bien, y producidas casi siempre por motivos eventuales.
to intimo de las ciencias exactas y experimentales. Crea-
Son escritos de circunstancias; los unos con motivo
do para las investigaciones abstractas del campo de la de
su habilitación; los otros, por concursos
filosofía, sentía Kant al mismo tiempo el interés más académicos; y H
todo lo que hizo además en el campo
vivo por el saber positivo, y fué siempre una de sus pre- de la lógica y la
metafísica por sí mismo, se dirige contra la
ocupaciones aumentar y enriquecer sus conocimientos
el lógica es-
colástica y la metafísica.
empíricos. Al mismo tiempo que de metafísica y lógica,
En período de desarrollo de Kant, se relacionan la
el
se ocupaba incesantemente con las matemáticas, mecá-
metafísica dogmática,
nica, astronomía, geografía, física y antropológica. Él y la filosofía experimental como
dos cantidades negativas. Según esta 1*JÍ
quiso tener un conocimiento real del mundo y extender- aumenta, dismi-
nuye la otra. La filosofía
experimental sube hasta el es-
lo con aquel espíritu fecundo é independiente que tuvo
cepticismo, y en este instante desciende la
Bacon y que causó el renacimiento de las ciencias. An- metafísica
dogmática á bajo cero; y se presenta en estos momentos
tes hemos señalado como uno de los rasgos del carácter
al espíritu de Kant, no sólo como
de Kant su admirable facultad de formar imágenes del inútil, sino también
como imposible.
mundo real y sus habitantes, y de reproducirlas en sus
lecciones de una manera viva y plástica. Él estudió con
celo V amor sin igual todas las obras referentes á des-
cripciones de viajes etnográficos é históricos. En este íl
i
m
118 LA FILOSOFÍA CRÍTICA LA FILOSOFÍA CRÍTICA
Hg
Por más que Kant, en el curso de su primer
período,
2. Los limites. combatiera la metafísica dogmática, separándose
cada
vez más de ella; sin embargo, en lo que al
espacio toca,
Por dos escritos pueden señalarse los límites pre-críti- pensó dogmáticamente. Creyó en la existencia
objetiva
cos de Kant. -El primer punto lo forman los pensamien- del mismo, así en su primer escrito,sobre las fuerzas
tos sobre la verdadera apreciación de las fuerzas vivas; y vivas, como en el último, solo dos años anterior al pe-
el punto final el primer fundamento de distinción de los ríodo crítico. Estos dos escrítos están
completamente
objetos dados en el espacio. Dentro de estos limites se ex- conformes en considerar al espacio como algo dado ob-
tiende la carrera literaria del primer período. Aunque jetivo .
la línea que hay en ella puede decirse que va progre- Pero al lado de esta manera común (dogmática) de
sando hacia el punto critico, sin embargo, todo este pe- pensar, forman ambos entre sí una oposición caracterís-
ríodo permanece tan distante de él, que le fué necesario tica. La relación del espacio del mundo con la materia,
un descubrimiento para dar el último paso de transi- la comprendió Kant en su primer escrito de una manera Ú
ción. Y este primer descubrimiento de la filosofía críti- muy diferente al último. Allí se relacionan espacio
y
ca, fué el que alcanzó al tener un concepto absoluta- materia como la consecuencia al principio; de suerte,
mente nuevo de la naturaleza del espacio. Por este que sin cuerpos no puede ser comprendido el espacio!
descubrimiento Kant emprendió y demostró que el espa- Aquí, al contrario, la relación se invierte por
completo;
cio no es un ser que existe fuera de nosotros, sino una el espacio forma el primer principio de
toda materia. En
forma ó manera de ser de nuestras representaciones; y el primer escrito dice Kant textualmente:
«Es fácil de-
no como forma de nuestro entendimiento, sino de nues- mostrar que no existirian espacio ni extensión, si las
j>
tra sensibilidad: es decir,como una intuición primitiva. » sustancias no tuvieran fuerza para
actuar fuera de sí,
Con este nuevo concepto empezó á bosquejarse la filoso- » porque sin fuerza no hay enlace ninguno, sin éste
no
fía crítica. También en este punto precisamente se mues- >hay orden, y sin éste, finalmente, no hay espacio.» En
tra la misma diferencia que existe entre el primero y su último escrito trata de demostrar matemáticamente
segundo período de Kant. En el primero considera Kant «que el espacio absoluto es independiente de la existen-
al espacio fuera de nos-
como existiendo »cia de toda materia,
constantemente
dogmáticos consideraban al
y que, como primer principio de
posibilidad de su composición, tiene
\m
otros. Todos los filósofos » una realidad pro-
espacio como algo objetivo; bien teniéndolo con Leibnitz »pia.»
por el simple orden de las cosas, ó con Locke y Descar- Si comparamos estos dos Juicios que separan el pri-
%
tes por su propiedad, pretendiendo los unos conocerlo mer período de Kant, vemos que en ellos se considera
por el entendimiento puro, y los otros por la sola espe- al espacio como algo objetivo; pero en el
primero es el
riencia.Según esta concepción, era el espacio ó un con- producto de cuerpos activos, y en el segundo es su su-
cepto metafísico, ó empírico; y en ambos casos, tenia comparamos con este último juicio la filoso-
posición. Si
una existencia objetiva é independiente de nuestra in- fía crítica, ambos tienen al espacio í*omo algo primitivo;
tuición. pero aquel le tiene por una realidad primitiva fuera de
\i
i .,
^,1
f y
DEDICATORIA I
BACO DE VERÜLAMIO,
A SU EXCELENCIA EL BARÓN DE ZEDLITZ
Z2TX8XX^O DE ESXAr>0.
»
*
If
agradecimiento
placiúiy sed utilitatis ei amplitudinis kmmruB fundamenta por la benévola confianza que me dispensa
suponiéndome
capaz de poder corresponder á ella
moUri. Deinde ut suis commodis aqui--in commune con-
(1).
t
V
A la misma benevolencia que otorgasteis á la primera
1 sperent, edición de esta obra dedico también la
sulantet ipsi inpartem veniant. Praterea ut hene segunda, y al pro-
pio tiempo toda mi carrera literaria
ñeque instaurationem nostram ut quídam infinitum
et
íDe V. E.
I
ultra mortale fingmt et animo concipíant; quum revera humilde y obediente servidor,
Inmanuel Kant.
sit injíniti errorisjínis et terminus legitimus (1).
hoí^-^
había
/" '"* dedicatoria de la primera
edición, firmada á 29 de Mayo «e
de 1781
i ^»i
^
después de este párrafo lo que sigue: »
'íl
ll.rlm*'?»
*^'*? **^ ^'"^
7'^^ especulativa no tiene deseo más grande que ha-
^lizSr P«^«^*°«^ emulacíorpara I
rea esíl'e^rrn-f
izar esfuerzos r"^'"^^^
no del lodo mutiles, por más que su utilidad no sea ¡nmp-
.
k I)
destino en cierta
especie de conocimientos de verse
a^oviada por cuestio-
nes de índole tal, que no puede
evitar porque su propia
naturaleza las crea,
y que no puede resolver porque á
su alcance no se encuentran.
No se halla en esta situación por culpa
suya. Comien-
za su camino con principios
de uso inevitable en el
curso de la experiencia
y que tienen toda la garantía
que puede este darles. Con estos principios se eleva
constantemente (como su propia naturaleza
exige) hasta
las más lejanas cuestiones.
Pero comprendiendo que de
este manera queda siempre
incompleta su obra, porque
nunca encuentran un término final las
cuestiones y los
problemas, se vé obligada á refugiarse
en principios
a cuyo uso niega la experiencia
toda garantía
la vez le parecen ten poco
y que á
sospechosos que ni el sentido
común opone dificultad alguna. Por este
razón, empero
cae en la oscuridad en la
y contradicción, en donde com-
prende que algún oculto error las
produce, pero sin que
P"^'^'^ P"*" eso descubrirle, porque esos
jirincipios de
tocan á la for-
'" '''"'•' ^«P^™ 1"« '° «e^^n inütiles I
Restan aún la certeza y la claridad, que Ese tír"''"'
que de-
ma, y que son como dos exigencias primordiales tiene dos partes. La una se refiere á los objetos del En
escabrosa empresa se
ben hacerse al autor qu« en tan
arriesga. .
las facultades
tr; re?;; _ li
>1
y
mejante á una hipótesis, á manera de mercancía prohi- de conoeer, sobre
Le na
bida que ni al más ínfimo precio debe venderse, y que
como fuere conocida debe ser confiscada.
tan presto
deba valer á
Porque caracteriza á todo conocimiento que
priori, elquerer que se le tenga por absolutamente nece- cipal siempre sig-ue
en pié, á saber: ¿qué
con una determinación es lo oue En
sario; y todavía más ocurre esto tendimiento
debe servir de
y Razón, libres de toda experiendanue"
de los conocimientos puros á priorí que den conocer, hasta
y dónde
ejemplo á toda
pueden extendrese cono
medida y, por consiguiente, también de
cZ:tiií?° "
p^^'*^^^ '^ propia/....
certeza apodíctica (filosófica). Si he cumplido lo que yo j;;;::::
habia propuesto no es á otro que al lector mismo á
me sa de un efecto
dado, y como contiene
sólo al^o semoianf.
quien pertenece pronunciar ese juicio, pues al autor á una hipótesis (por más que en el
le toca exponer los principios, y nada tiene que ver con
juez. Sin embargo,
hecho a^í noTu 1
el efecto que puedan hacer en su
á
para que injustamente no se atribuya cierta debilidad
estos principios, permítasele que él mismo señale los
desconfianza,
pasajes que pueden dar lugar á alguna
aunque tengan una importancia secundaria, y prevenir
con tiempo la influencia que la más mínima
dificultad
'^ '^'""^""
ánimo provocar su re- °^^'^*'-' ^^ ^^ que
podria ejercer en el del lector y prinZirenTm?'
"?" '°"-'"^* «i«™Pre toda su
y sus temores en otras partes capitales de la obra. Líz? V °'T'
celo
No conozco investigaciones que sean más importantes uS
"ada á lo
í ^ '" '^'"*°' °o
'/'""*
que tengo dicho en
«reo menester añadir
las pág-s m
para la consignación de la facultad que nosotros lla-
mamos Entendimiento y que justamente determinan las
nalmente^porlo que la á c W¿ ta^^nfeíttr 92 v 0^ v
-^k«?•
I
134 PREFACIO
de
tema que se haga otro tanto con el análisis. Lo cual la ciencia, cosa es que por los
resultados bien pronto se
después de todo facilita y ameniza el trabajo. juzga. Si después de mil disposiciones
y preparativos se
encuentra el lector detenido en el
momento de alcanzar
el fin, ó si
para llegar hasta él, se exige de
continuo el
retroceder y de nuevo emprender otro
camino, ó si no es
posible poner acordes á los diferentes
colaboradores so-
bre la manera de proseguir el fin
común, es preciso con-
l vencerse que el tal estudio está muy
W.
lejos de haber en-
trado en la segura senda de la
ciencia, y que cuanto se
ha estado haciendo es un simple
ensayo. Y constituye
un servicio para la razón descubrir
en dónde será posi-
ble hallar este camino, aun á costa
de abandonar, como
cosa vana, mucho de lo que se ha adquirido sin reñexion
en el fin propuesto.
Que la Lógica ha entrado en esta segura
vía desde los
tiempos más atiguos lo prueba el
que desde Aristóteles
no ha tenido que retroceder un sólo
paso, á no ser que
se considere que no ha habido
perfección al despojarla
de algunas sutilezas inútiles, ó al
darla una claridad
130 PREFACIO PREFACIO i 37
más acabada en la exposición, cosas que más pertene- mente dichas para adquirir un verdadero conocimiento. I )l
cen á la eleg-ancia que á la seguridad de la ciencia. Es Ahora, al existir lo que decimos Razón en estas cien-
cias, es preciso que algo sea conocido ápriori. El
también digno de atención que tampoco haya podido cono- \ \
cimiento este puede relacionarse con sus objetos de dos
dar hasta ahora, ningún paso hacia adelante, y que,
maneras: 6 mn^Xemexúe para determinar éste y su con-
según toda apariencia, parece ya cerrada y acabada.
cepto (que en otra parte debe haberse dado), ó para rea-
Cuando algunos modernos han tratado de extenderla in-
troduciendo capítulos, ya ^e psicología, sobre las diver- lizarlo. El primero es un conocimiento teórico de la Ra-
zón; el segundo un conocimiento práctico. En ambos
sas facultades de conocer (imaginación, ingenio); ya de ca-
sos la parte j»wm del conocimiento, más grande
metafísica, sobre el origen del conocimiento, ó sobre
las ó más
diferentes especies de certidumbre, según la diversidad pequeña, y que es aquella en donde la Razón determina
absolutamente ápriori su objeto, merece que se la estu-
de los objetos (idealismo, escepticismo, etc.); ya ^q an-
die antes y por separado, á fin de no mezclarla
tropología, sobre los prejuicios (sus causas y remedios), con lo
han hecho palpable la ignorancia que tienen de la que otras fuentes aporten, pues es una hacienda mal en-
sólo
tendida la de gastar ciegamente lo que se percibe; que
propia naturaleza de esta ciencia. Cuando se traspasan
los límites de una ciencia y se entra en otra,
no es un después no se sabe distinguir, cuando las circunstancias
aumento lo que se produce, antes bien una desnaturali- apuran, la parte de gastos que hay que disminuir de la
L-
otra que las entradas
zación. Los límites de la Lógica están claramente determi- pueden sostener.
nados, al ser una ciencia que sólo expone y demuestra Las matemáticas y \s, física son los dos conocimientos
rigurosamente las reglas formales de todo pensar (ya sea teóricos de la Razón,que determinan ápriori sus objetos-,
este ápriori ó empírico, ya tenga tal origen ú objeto, ya la primera de un modo completamente puro; la
segun-
espíritu obstáculos naturales ó da, por lo menos en parte, y después á medida que
encuentre en nuestro lo
accidentales). permiten otras fuentes de conocimiento, que no son la
Si tan ventajosa es la situación de la Lógica, débelo
Razón.
únicamente á los puntos á que se limita, que la autori- Las matemáticas, desde los tiempos más remotos á
zan y hasta la obligan á hacer abstracción de todos los que alcanza la historia de la Razón humana en la mara-
objetos de conocimiento y de sus diferencias, de suerte villosa Grecia, han seguido siempre el seguro camino
ciencia. La Lógica sirve por ese motivo de propedéuti- que por largo tiempo (particularmente entre los egipcios)
una especie de vestíbulo para las ciencias; fué un mero tanteo,
ca, y es y y que el gran cambio que experi-
asi, al hablar de conocimientos, se tiene ya
supuesta mentó, debe atribuirse á una revolución producida por el
una Lógica que los juzga, aunque por otra parte feliz éxito de un ensayo que algún hofnbre hacia,
acer-
u sea necesario acudir á las ciencias objetivas y propia- tando con él á entrar en el camino que debía tomarse
:/
138 PREFACIO
PREFACIO J39
para no errar por más tiempo, y que desde ese momento pleta revolución del pensamiento. Solo hablo aquí
de
I' 1
quedaron abiertas y trazadas las vías seguras de la cien- la física que se funda en principios empíricos.
11
11
>
i
cia. La historia de esta revolución en el pensamiento y Cuando Oaltleo hizo rodar sobre un plano inclinado las
la del hombre dichoso que la efectuó, con ser aún más bolas cuyo peso habia señalado, ó cuando
Torricelli
notables que el descubrimiento del camino por el célebre hizo que el aire soportara un peso que él sabia ser
igual
cabo, no han llegado á nosotros. Según las noticias que á una columna de agua que le era conocida, ó cuando
'n Diógenes de Laercia nos trasmite, no debió pasar desaper- más tarde Stahl trasformó metales en cales estas á su
y
cibida para los matemáticos la grandísima importancia vez en metal, quitándole ó volviéndole á poner
I
(
algo (1)^
del cambio que sufrió esa ciencia al entrar en el nuevo puede decirse que para los físicos apareció un nuevo dia!^
camino, antes al contrario, vemos que se guardó eterna Se comprendió que la razón solo descubre lo que
ella ha
memoria del que se supone fué inventor de los elemen- producido según sus propios planes; que debe
marchar
tos más simples de la demostración geométrica, y que, por delante con los principios de sus juicios determina-
según el juicio común, no han menester prueba alguna. dos según leyes constantes, y obligar á la i
naturaleza
El primero que demostró el triángulo üóceles (1) (llámese á que responda á lo que la propone, en vez de ser esta
Thales ó como se quiera) dio un gran paso. Por el he- ultima quien la dirija y maneje. De otro modo no
seria \
cho observó que para conocer las propiedades de una posible coordinar en una ley necesaria
observaciones
figura, no convenia guiarse por lo que en la figura con- accidentales que al azar se han hecho sin plan ni
direc-
templaba, y menos eu su simple concepto, que lo que ción, cuando precisamente es loque la
razón busca y
le correspondia es señalar lo que él mismo habia introdu- necesita. La razón se presenta ante la naturaleza, por
cido con su pensamiento, y compuesto después (por decirlo así, llevando en una mano sus principios
(que
construcción). Vio también que, si algo con certeza que- son los solos que pueden convertir en leyes á
fenó-
¡ na saber á prioriy no admitiera cosa que no fuere con- menos entre sí acordes), y en la otra, las experien-
secuencia necesaria de^juevE) él mismo, por medio de cias que por esos principios ha establecido; haciendo
(#.
su concepto, habia puesto en el objeto. esto, podrá saber algo de ella, y ciertamente que no á la
No sucedió lo mismo con la Física, que hubo de tardar manera de un escolar que deja al maestro decir cuanto le
mucho más tiempo en encontrar las grandes vías de la place, antes bien, como verdadero juez que obliga á los
ciencia; pues apenas hace siglo y medio que la proposi- testigos á responder á las preguntas que les dirige. De
ción del profundo Bocón de Verulam causó este descu- suerte, que
bien se advierte debe la física toda la pro-
si
brimiento ó por lo menos dio pié, por estar ya muy pre- vechosa revolución de sus pensamientos á la ocurrencia
parado el camino; pero de todas suertes fué una com- de que sólo debe buscar en la Naturaleza (no
inven-
tar) aquello que la Razón misma
puso en conformidad
con lo que se desea saber,
(1) Aunque en el texto dice equilálcro, bien se advierte el error que, por y que por sí sola no seria fac-
a
Kant hizo notar á G. Schülz, en una carta que lo dirigió el 25 de
I
otra parte,
Enero de 1787. Asi lo reconocen Rosen kranz, Hartenstein, Kirchmann y (I) No sigo rigurosamente el curso de la historia del método
experimen- \\
cuantos han publicado ediciones de las obras de Kant.^(iV. del T.) tal, cuyos primeros comienzos no son todavía muy
bien conocidos.
(.1
1-iO PREFACIO
PREFACIO 141
tibie alcanzar. A esta revolución debe principalmente la to tenemos para confiarnos á nuestra razón; ella,
que no
haber entrado en el seg-uro camino de la ciencia,
física sólo nos abandona en el asunto que más
nuestra curio-
después de haber sido por largos siglos un simple ensa-
yo y tanteo.
sidad excita, sino que, alimentándonos de
ilusiones, al fin
nos engaña! ¿Será, tal vez, que hasta ahora
i
ha carecido
La Metafísica, aislado conocimiento especulativo de la de dicho camino? Pero entonces, ¿qué indicio
tenemos
Razón, que nada toma de las enseñanzas de la Experien- para esperar que las nuevas investigaciones
nos harán
cia y que sólo se sirve de simples conceptos (no como más dichosos que los que nos han precedido?
las Matemáticas, mediante aplicación de los conceptos á Con el ejemplo de las matemáticas
y la física, que
la intuición), donde, como es natural, campea por si son hoy lo que son, por efecto de una
revolución en un
sola la Razón, no tiene la dicha de haber podido entrar solo momento hecha, podíamos creer que el hecho es
en el seguro camino de una ciencia; ¡ésta, que es de muy importante, y que merece se reflexione sobre el
las ciencias la más antigua y de tal naturaleza, que punto esencial del cambio de método que tan
ventajoso
aun sumiéndose las restantes en las tinieblas de una des- les lia sido,
y que acaso fuera bueno imitarlas, al menos
tructora barbarie, jamás dejaria de existir! Pero en esa en tanto cuanto lo permítela analogía que
entre ellas
ciencia la Razón tropieza con las mayores dificultades (conocimientos racionales) y la Metafísica existe.
Hasta
aun para comprender á priori las leyes que la más vul- nuestros dias se ha admitido que todos
nuestros conoci-
gar experiencia confirma (como ella pretende). Asi, que mientos deben regularse por los objetos.
Pero también
el camino que se traza no es firme ni seguro y mil ve-
, han fracasado por esa disposición cuantos ensayos
se han
ces es menester de nuevo rehacerlo, pues no conduce á hecho de construir por conceptos algo á priori
sobre
donde se deseaba llegar. esos objetos, lo cual, en verdad, extendería .íH
nuestro
Y por lo que toca á la armonía de las afirmaciones entre conocimiento. Ensáyese, pues, aún á ver si no
tendría-
sus adeptos, está tan lejos de ello, que más bien parece mos mejor éxito en los problemas de la Metafísica,
campo de combate hecho expresamente para ejercitar en aceptando que los objetos sean los que deban
reglarse
asaltos sus fuerzas, en donde nunca ha adquirido uno de por nuestros conocimientos, lo cual conforma
ya mejor
los combatientes el más reducido terreno para edificar con la deseada posibilidad de un conocimiento á
priori
con alguna duración el fruto de su victoria. Es necesario de esos objetos, el cual asegura algo de ellos antes
que
que nos convenzamos de que la marcha de esta ciencia nos sean dados. Sucede aquí lo que con el primer
pen^
ha sido hasta ahora incierta, el de un tanteo [Hemmr- samíento de Copérnico, que, no pudiendo explicarse
tappen)^ y hecha, lo que es ciertamente más triste, por
medio de simples conceptos.
los movimientos del cielo, si admitía que todo
sideral tornaba al rededor del contemplador,
bien
el sistema m
probó sí no
¿En qué consiste, pues, que la ciencia aún no ha podido seria mejor suponer que era el espectador
que torna-
el
encontrar aquí un camino seguro? ¿Es acaso imposible? ba y los astros los que se hallaban inmóviles. Puédese
¿Por qué la Naturaleza incita á nuestra Razón, con esos hacer con la Metafísica un ensayo semejante, en lo que
incansables esfuerzos, hacia ese camino, como si ese fuera toca á la iniuicioii de los objetos. Si la intuición
debe
su más principal negocio? Todavía ¡cuan poco fundamen- reglarse por la naturaleza de los objetos, yo no compren-
i
142 pnEPAGIO
PREFACIO j 1 .^
do entonces cómo puede saberse de ellos algo á priori; Este ensayo suministra lo
que se pide y asegura á la
pero, réglese el objeto (como objeto de los sentidos) por Metafísica en su primera parte
la vía segura de
una
la naturaleza de nuestra facultad intuitiva, y entonces ciencia, pues en ella sólo
se ocupa él de conceptos
podré representarme perfectamente esa posibilidad. Mas prwn, cuyos correspondientes objetos
pueden ser dados
á
I
como yo no puedo quedarme en esas intuiciones, si es en una experiencia que conforme
con esos conceptos. En
que han de ser conocimientos, sino que en tanto que son efecto, según este cambio
de método en el modo de
representaciones debo referirlas á alguna cosa que sea pen-
sar, puede explicarse
claramente la posibilidad de
un
y como estos últimos deben ser determinados por
objeto, conocimiento a priori,
y lo que aún es más, dar prue-
he de admitir, ó que los Conceptos, por los cuales
ellas, bas suficientes de las leyes
que fundamentan á priori
cumplo esa determinación se reglan también por los la naturaleza, considerada
ésta como el conjunto de
me pone otra vez en el mismo apuro de los
objetos, lo cual objetos de la Experiencia;
cosas Ambas totalmente
saber cómo puedo conocer algo de ellos á priori, 6 reco- impo-
sibles seo-un el
procedimimiento hasta ahora
nocer que los objetos, ó lo que es lo mismo, que la Expe^
empleado
Pero resulta de esta deducción
de nuestra facultad de
rienda —
en la cual únicamente (como objetos dados) conocer a priori en la primera
parte de la Metafísica un
—
pueden ser conocidos, se regla por estos conceptos, en producto extrafto
y en apariencia perjudicial al fin que
lo que veo inmediatamente una manera más fácil de se propone la segunda
parte, á saber: que t
nosotros no
salir del apuro. En efecto, la Experiencia misma es una podemos con él traspasar los
límites de la Experiencia
Ai
especie de Conocimiento, que exige la presencia del En- lo que es sin embargo
el capital asunto de
esta cieñe a
tendimiento, cuya regla tengo que suponer en mí an- Mas aquí precisamente dá el
experimento una contra
tes de que ningún objeto me sea dado, y por consiguien- prueba de la verdad del \
resultado de aquella
te á priori. Esta se manifiesta por medio de conceptos i
primera
apreciación de nuestro
conocimiento racional ,i priori
priori que sirven, por lo tanto, para reglar necesaria- saber: que éste sólo se
refiere á fenómenos,
á ^m
dejándonos
mente á todos los objetos de la Experiencia, y con los
cuales tienen también que conformar. Por lo que á los
objetos toca, al ser sólo pensados por la Razón, y esto
li de una manera necesaria, pero sin poder en modo algu- Jlr.^7 ,
'^'" '* "'"*'" "« '"' proposiciones de la Razón
no darse en la Experiencia (por lo menos de la manera
como la Razón los piensa), los ensayos que se han hecho
para pensarlos (pues deben poderse pensar) suministra-
rán, según esto, una magnifica piedra de toque para lo
que tomamos como método variable de la manera de """""' ' "''""'"''•^ «" ir aún ™á, allí de losZu»
de"; Kxtel'n" "^"l
pensar, á saber, que sólo conocemos áprio7*i en las co-
sas lo que hemos puesto en ellas (1).
(I) Esto método, tomado dp los fí<>i<Mj.«. ooiisiste. plle^;. un indagar lo»
144 PREFACIO PREFACIO 1 e
I
sin conocer á la cosa en sí, por más que para sí misma priori más allá de los límites
de la experiencia, aunque
solo en su sentido práctico. Con
sea real. Porque lo que nos impulsa de una manera ne- el procedimiento indi-
cado, la Razón especulativa nos
cesaria á ir más allá de los límites de la experiencia y ha dejado al menos un
lugar para esa extensión, aunque
de todos los fenómenos, es lo incoiidíc loriado (1) que la vacío y sin haberlo
podido llenar ella misma; pero lo
Razón necesariamente exige á la cosa en sí y con pleno tenemos y á nosotros
nos toca y hasta se nos excita á
que lo llenemos por me-
I
derecho á todo lo condicionado; pidiendo así la perfec-
dio de datos prácticos
ción de la serie de las condiciones. Hállase, pues, cuan- y siempre que tengamos medios
de llevar la empresa á feliz
*do se admite que nuestro conocimiento experimental se término (1).
como cosas en que incondi- La obra de la Crítica de la Razón
regla por los objetos sí, lo pura especulativa
consiste en la tentativa de
cional no puede concebirse sí)i coiUradiccíon; al contra- cambiar el método hasta aquí
seguido en la Metafísica,
rio, admitiendo que nuestra representación de las cosas, y realizar de este modo una
revolución semejante á la que han
tal como nos son dadas, no como si
se regla por éstas experimentado la Fí-
sica i
fueran cosas en sí, sino que estos objetos,como fe- y Geometría. Es por sí un tratado del método y no
un sistema de la ciencia misma,
nómenos que son, se reglan por nuestra manera de re- aunque á la vez traza
todos sus contornos, así en lo
presentar, desaparece entonces la contradicción. Y si con- que á sus límites se refie-
re, como a toda su
secuentemente se admite que lo incondicionado no debe estructura interior. Porque la
Razón V
pura especulativa tiene la particularidad
hallarse en las cosas en tanto que nos son conocidas de que puede y
debe justipreciar su propio poder
(nos son dadas), sino en tanto que no nos son conocidas, por las diferentes ma- V/
neras que emplea en la elección
es decir, en las cosas en queda entonces demostra-
sí, de objetos de pensar y
enumerar perfectamente todas las
do que lo que antes sólo habíamos admitido como ensa- clases de problemas
que se presentan, trazando de esta
yo, está perfectamente establecido (2). Pero después de suerte todo el plan de
un sistema de metafísica. Y puede
haber rehusado á la razón especulativa todo progreso en realizarlo, porque, en
lo que al primer punto
el campo de lo suprasensible, queda todavía por indagar toca, no puede atribuirse en
el
conocimien to ¿priori á los objetos
si no hay en su conocimiento práctico datos que la per- más que lo que el su-
mitan determinar el concepto racional y trascendente de
lo absoluto y de qué manera puede extender, conforme """'"'•'
Jlli la*Llrr"T '!f"' 'T
'""
'^'" "'<>»¡'»¡«»'o de lo» cuerpos
ce-
con el deseo de la metafísica, nuestro conocimiento á "" "" """''P"* «^"P^""» •«^'o toma CO-
iThiX?,
BO h.póte»,,, e „
i hicieron 'I
ver .1 mismo tiempo la fuerza invisible que
Dmverso (la «tracción n.«,íomar,a), la une tí
cual nunca hubiera sido
descubierta ,1
Unbedingte^ sin condición, es decir,
.Ipr.meronos, hubiera atrevido, obrando
(1) lo absoluto. en contra de los sentWo
de 1. verdulera manera, pero
Este experimento de lu Razón pura tiene mucho de semejante con el á buscar los movimientos observados,
(2) no en l^s oí^
jeto, celestes, sinoen su espectador. La variación de
del químico, al que muchas veces se llama ensayo de reducción, ó en gene- método que yo prLn^
go en la critica, semejante como
ral el procedimiento sintético. El análisis del metafísico divide el conoci- ya he dicho á aquella hipAlesis. aunque
miento puro á priori en dos elementos
sas como fenómenos, y el de las cosas en
muy
sí
distintos, á saber: el
10
/
/
/
r ^.
146 PREFACIO
PREFACIO áLm
jeto pensante saca de sí mismo; y por lo que al segun- que los principios con los que puede la Razón
do respecta, la Razón pura, en relación á los principios especula-
tava ir más allá de esos limites, no producen
del conocimiento, constituye en si misma una unidad
una verda-
dera ampliación, sino ineludiblemente
una restricción del
completamente aparte, en la que cada miembro existe empleo de nuestra razón, amenazando
así extender á to-
para los otros, así como en un cuerpo organizado, y los das las cosas los límites de la
sensibilidad, á la que pro-
otros para cada uno, y donde no puede aceptarse con
piamente pertenecen, y concluir de
este modo con el uso
plena seguridad ningún principio bajo una sola rela- puro (práctico) de la Razón. De aquí
ción, sin ser al mismo tiempo examinado bajo todas las
que una Crítica que
Umita á la Razón en su empleo
relaciones del uso todo de la Razón pura. Para esto tiene especulativo, sea, en
efecto, tu!ffatim; pero si
la Metafísica la rara fortuna que ninguna otra ciencia
al mismo tiempo evita el obs-
táculo que limita aquel
empleo ó hasta amenaza des-
racional que se ocupa con objetos (porque la Lógica
truirlo,
adquiere realmente una utilidad
sólo trata de la forma del pensar en general) posee, y que positiva, y de
las de más grande
importancia. Esto se comprenderá
consiste en que, una vez que se la encauce, mediante
tan pronto como lleguemos
á convencernos de que existe
esta Critica, en las vías seguras de la ciencia, abarcará
una aplicación práctica,
por completo todo el campo de conocimientos que la y absolutamente necesaria, de
la Razón pura (la aplicación
moral), en donde se extien-
pertenecen, dando término á su obra, que trasmitirá
de inevitablemente más allá de
los límites de la sensibi-
después á la posteridad, á manera de patrimonio que no lidad,
y para lo que en nada necesita del auxilio de la
es ya susceptible de incremento, por cuanto sólo tiene
Kazon especulativa, por más \/
que tratar de los principios límites de su aplicación, la que deba, empero, guar-
y darse de no oponérsela, á fin
La de no caer en contradic-
cual á su vez ha sido determinada por ella misma. ción consigo misma. Negar
utilidad /,oí¿tóM á esta obra -
Metafísica es, pues, susceptible de esta perfección, en
de la Critica, equivale á afirmar
puede de- que la policía no presta
tanto que es ciencia fundamental, y de ella
un servicio positivo porque su función
cirse: principal con- 'J ,
fiesta contradicción, es decir,que la libertad, y con ella Crítica de la Razón pura, no es cosa de poco valor lo que
la moralidad (cuya contraria no contiene contradicción se la trasmite, ya sólo se piense en la cultura que la ra-
^i
cuando no ha sido la libertad supuesta), se supeditan al zón obtendrá en general, entrando en la segura senda
mecanismo cíe la naturaleza. Mas como para la Moral sólo de la ciencia, en vez de vagar locamente y á ciegas
y
!
se necesita que la libertad no esté en contradicción con- de entregarse á vanas divagaciones, como sin la crítica
sigo misma, y al menos pueda ser concebida, sin ser vemos que hace: ya meramente por el mejor empleo del
indispensable un mejor conocimiento, y por tanto no tiempo de una juventud estudiosa, que el dogmatismo
presentan ningún obstáculo al mecanismo natural de la ordinario, desde tan temprana edad, engríe é impulsa á
acción misma (tomada en otra relación) la ciencia de la hablar sutilmente de cosas de que nada entiende, ni en-
Moral, puede perfectamente conservar su lugar, así tenderá él ni nadie en el mundo, ó á descuidar el estudio
como la Física el suyo. Estono hubiera sido descubierto de las ciencias serias por andar detrás de nuevos pensa-
si la Crítica no nos hubiera mostrado antes la decidida mientos y opiniones; y ya principalmente, en vista de la
ignorancia que tenemos de las cosas en sí, y no hubiera inapreciable ventaja de concluir para siempre con todas
limitado á simples fenómenos cuanto teóricamente po- las objeciones hechas contra moralidad h
y religión, si-
demos conocer. Esta misma utilidad positiva de los prin- guiendo la manera socrática, es decir, por laprueba \)
cipios críticos de la Razón pura podría también mostrarse palpable de la ignorancia de los adversarios.— En el
relativamente á la idea de Bios^ simplicidad de nuestra mundo ha habido y habrá siempre una Metafísica, en
alma^ y que no toco aquí en obsequio á la brevedad. Yo efecto; pero á su lado se encontrará siempre también
no puedo, pues, admitir Dios ^\b, libertad j la inmortali- una Dialéctica de la Razón pura, porque le es peculiar.
dad para el necesario uso práctico de mi Razón, sin negar El asunto capital y más importante de la Filosofía, es,
al mismo tiempo las inmensas pretensiones de la Razón pues, concluir de una vez para siempre con toda su per-
especulativa á vagarosos conocimientos; porque para niciosa influencia, suprimiendo la fuente de los errores.
llegar á estos tiene que servirse de principios que no En esta importante reforma del
campo de las ciencias,
alcanzando realmente más que á los objetos de la Expe- y á pesar de pérdida que debe sufrir la Razón especu-
la
en fenómeno á cuanto se les aplica,
riencia, trasforman lativa en el que hasta ahora conceptuó ser de su propie-
aun cuando no pueda ser objeto de experiencia, y de- dad, permanece sin embargo todo con su mismo interés
muestran así la imposibilidad de toda extensión práctica
de la Razón pura. Me ha sido, pues, preciso suprimir el
general, y la utilidad que hasta ahora sacaba el mundo
de las doctrinas de la Razón especulativa es siempre la
f
saber para dar lugar á la creencia. El dogmatismo en misma; la pérdida sólo alcanza al monopolio de las es-
Metafísica, es decir, el prejuicio de hacer que proceda cuelas^ pero de ninguna manera al interés del hombre.
ella sin la previa Crítica déla Razón pura, es la verdadera Pregunto al más tenaz de los dogmátiqos
si la prueba de
fuente de toda esta incredulidad, contraria á la moral, y la permanencia de nuestra alma después de la muerte, de-
por sí misma siempre dogmática. rivada de la simplicidad de su sustancia; si la de la líber-
152 PBEFACIO
PREFACIO
I ^3
tad de la voluntad que se pone en oposición al mecanismo Otros puntos) como las únicas conocedoras
como y depositarías
universal, fundándose en distinciones tan sutiles de la verdad, y cuyo uso únicamente
comunican al pú-
impotentes de necesidad práctica subjetiva y objetiva; si blico, reservándose siempre la llave (quodmecum nescit
la demostración de la existencia de Dios por medio de solus vult scire videri). Al mismo
\
tiempo también se han
la idea de un ser real por excelencia (por la contingen- tenido en cuenta las pretensiones
más razonables de los
cia de lo mudable y la necesidad de un primer motor), filósofos especulativos. Quedan
siendo siempre los depo-
le pregunto^digo —
si todas esas demostraciones al sa- sítanos esclusivos de una ciencia
útil al público, sin que
lir de la escuela han podido llegar hasta el público y lo sepa, es decir, de la Crítica
de la Razón; porque no
ejercer en él la más mínima influencia en sus convic- puede nunca llegar á ser popular ni tampoco I
lo necesita.
ciones. Si esto no ha sucedido, y no puede esperarse que Porque así como no penetra en la cabeza
del pueblo que
suceda por la ineptitud del entendimiento común para esos argumentos tan sutiles sean
verdades útiles, así
tan sutiles especulaciones; si más bien, por lo que al tampoco llegan hasta él las no menos sutiles
objeciones
primer punto toca, esa disposición natural en todo hom- que provocan. Mas como las escuelas
bre de no satisfacerse de nada temporal (como insuficien-
y cuantos se ele- I
van á la especulación
caen por fuerza en ese doble in-
te para las necesidades de nuestro destino entero) pue- conveniente, la Crítica está obligada,
mediante una in-
de hacer que nazca en nosotros la esperanza de una dagación fundamental de los derechos
de la Razón es-
vida futura; si en relación al segundo punto la sola cla- peculativa, á evitar de una vez para
siempre el escándalo
ra exposición de los deberes en oposición á todas las que tarde ó temprano han de causar en
el mismo pueblo
exigencias de nuestras inclinaciones nos dá la concien- las disputas en que los metafísicos
(y como tales también
cia de la líder ¿ad, y si, finalmente —^y respecto al tercer los teólogos) se enredan sin crítica
y que concluyen por
—
punto el orden magnifico, la belleza y previsión que falsear sus propias doctrínas.— Por
la Crítica solamente
por todas partes descubrimos en la Naturaleza son capa- pueden ser estirpadas las raices del materialismo,
ces por si solas de producir la creencia en un sabio y fata^
lismo, ateísmo, incredulidad, fanatismo y .superstición, I
magnífico creador del Universo y una convicción funda- que pueden perjudicar á todos en general,
da que pasa al público en principios racionales; enton- y finalmente
del idealismo
y escepticümo, que son ya príncipalmente
ces, no solamente queda intacto el dominio de la Razón,
perjudiciales á las escuelas
pero obtiene más consideración porque enseña á las es-
y que difícilmente pasan al
público. Si los gobiernos juzgaran
conveniente ocuparse
cuelas á no pretender en puntos que interesan á toda la de los asuntos de los científicos, todos sus
desvelos por
humanidad levantar conocimientos más elevados y ex- las ciencias
y por el hombre serían mucho más fecundos '.-
tendidos que los que puede obtener el gran número (para si favorecieran la libertad de una Críticacon la cual
nosotros respetabilísimo), yá limitarse á la cultura de solamente pueden los trabajos de la Razón marchar
esas pruebas que todo el mundo puede comprender y que sobre un terreno más sólido, y no sosteniendo el ri-
bastan para el fin de la Moral. Esta reforma alcanza, dículo despotismo de las escuelas,
que grítan siempre
pues, solamente á las arrogantes pretensiones de las es- por el peligro público cuando ven romperse
sus telas
cuelas que se consideran (como justamente lo hacen en de araña, de las que, sin embargo,
nunca el público ^
t'
154 PREFACIO PREFACIO
1 55
tuvo noticias, y cuya pérdida nada puede importarle. pensado en preparar terreno por medio de la Crítica
el
del órgano, es decir, de la Razón
La Critica no se opone al procedimiento dogmático de pura. Falta es esta
que, más que á él, debe atribuirse al
la Razón en su conocimiento puro, como Ciencia (pues modo dogmático
tiene siempre que ser dogmática, es decir, tiene que ser
como en su época se pensaba, y de que nada tienen
rigurosamente demostrativa por medio de principios fijos que echarse en cara ni los filósofos de su
tiempo, ni los
ápriori)y sino al dogmatismo, es decir, ala pretensión de que le precedieron. Los que rechazan su
método y al
avanzar con un conocimiento puro formado de concep- mismo tiempo de la Critica de la Razón pura, no tie-
el
entonces el método riguroso del célebre Wolf, el filósofo mente en la práctica. Espero que este sistema conservará
más principal de todos los dogmáticos, y el primero que siempre en lo futuro esta in variabilidad.
Justifico esta
•I'
dio el ejemplo de cómo por el establecimiento legítimo confianza, no en una presunción, sino en la evidencia H
de los principios, clara determinación de los conceptos, que nace de experimentar la uniformidad,
la igualdad
rigor en las demostraciones y evitando saltos temera- del resultado; así, elevándose de los
últimos elementos
rios en las consecuencias, puédese entrar en el segu- hasta el todo de la Razón pura, como
descendiendo del
ro camino de la ciencia (ejemplo que ha producido en todo á cada una de las partes (porque este
todo se halla
Alemania el no aún extinguido espíritu de profundidad). por sí mismo dado en el objetivo final de la
Razón en la
Estaba ese filósofo privilegiadamente dotado para colo- práctica), y también porque el intento
de variar cual-
car á la Metafísica en el camino de la ciencia, á haber quier parte, aun la más insignificante, trae consigo, no.
/ /
íf
4 58 PREFACIO
idea del todo, tienen una fácil resolución. Pero cuando á compararlas entre
sí, enlazarlas ó separarlas,
una teoría tiene en sí solidez, la acción y la reacción y de esta suerte componer la
materia informe de las impresiones r
que tanto la amenazaban al principio con los mayores sensibles para for-
mar ese conocimiento de las cosas que se llama
peligros, sirven al fin y al cabo para borrar las desigual- experien-
cia? En el tiempo, pues, ninguno
dades, y bien pronto se ocupan de ella hombres impar- de nuestros conoci-
mientos precede á la experiencia,
ciales, penetrantes y verdaderamente filósofos popula- y todos comienzan
en ella. 11
res que la dan la apetecida elegancia.
Pero es verdad que todos nuestros
si
Koenigsberg, Abril, 1787. conocimientos
comienzan con la experiencia, todos, sin
embargo, no
proceden de ella, pues bien podría suceder
que nuestro
conocimiento empírico fuera una composición
de lo que
'
recibimos por las impresiones I
rí
i
160 '
CafTIGA DI LA RAZÓN PURA
INTBODUCCION 161
guir este hecho hasta que una larga práctica nos habilite
para separar esos dos elementos.
Es, por tanto, á lo menos, una de las primeras y más n.
necesarias cuestiones, y que no puede resolverse á la
simple vista, la de saber si hay algún conocimiento in- Nos hallamos en posesión de ciertos conocimientos
dependiente de la experiencia y también de toda impre- aprtort, el mismo
y sentido común no carece siempre de
rü sión sensible. Llámase á este conocimiento á j»r¿m, y ellos.
distingüese del empirico en que las fuentes del último Esta es la ocasión de dar una señal
por la que podamos
son á posterioriy es decir, que las tiene en la experiencia. distinguir el conocimiento puro
del empírico. La expe-
Sin embargo, la expresión ápriori no determina todo riencia nos muestra que una cosa
es de tal ó cual mane-
el sentido de la precedente cuestión; pues suele decirse ra; pero no nos dice que
pueda ser de otro modo. Diga-
que podemos tener á priori, ó en parte al menos, mu- mos, pues, primero: si se halla una
proposición que tie-
chos de nuestros conocimientos derivados de la expe- ne que ser pensada con carácter
de necesidad, esa pro-'
riencia, porque no los hemos tomado inmediatamente de posición es un juicio ápriori. Si
además no es derivada í
mi ella, sino que proceden de reglas generales; sin advertir y sólo se concibe como valiendo por
sí misma, como ne-
\ que esas reglas se derivan también de la misma expe- cesaria, es entonces absolutamente
ápriori. Segundo la
riencia. Así se dice de aquel que mina los cimientos de expenencia no da nunca juicios con
una universalidad
su casa, que debia saber á prior ¿ que ésta se derrumba- verdadera y extricta, sino con una
generalidad supuesta y
ria, en otros términos, que no debia esperar á que la comparativa (por la induccionj, lo
que propiamente quie-
experiencia se lo demostrase; pero eso no puede saberse re decir que no se ha observado
hasta ahora una excep-
sino áposteriorij pues ¿quién, sino la experiencia, nos ción á determinadas leyes. Un
juicio, pues, pensado con
enseña que los cuerpos son pesados y que, aislados de extricta universalidad, es decir,
que no admite excepción
todo apoyo, caen? alguna, no se deriva de la experiencia
y tiene valor ab-
Entenderemos, pues, en lo sucesivo por conocimientos soluto ápriori. Por tanto, la
universalidad empírica no
ápriori, no aquellos que de un modo ú otro dependen es más que una extensión
arbitraria de valor, pues se
de la experiencia, sino los que son absolutamente inde- pasa de un valor que corresponde
á la mayor parte
pendientes de ella; á estos conocimientos son opuestos de los casos, al que corresponde
á todos ellos, como
los llamados empíricos, ó que sólo son posibles á poste- por ejemplo, en esta proposición:
«Todos los cuerpo^
rior i, es decir, por la experiencia. Entre los conocimien- son pesados.» Al contrario, cuando
una extricta uni-
tos ápriori, llámase puro aquel que carece absoluta- versahdad es esencial en un juicio,
\
esta universali-
mente de empirismo. Así, por ejemplo, «todo cambio dad indica una fuente especial
de conocimiento, es
tiene una causa,» es un principio ápriori; pero no puro, decir,una facultad de conocer á priori.
La necesidad
porque el concepto de cambio sólo puede formarse con y la precisa universalidad son los caracteres evidentes de
la experiencia. un conocimiento á priori, están
y indisolublemente uni-
dos. Pero como en la práctica
es más fácil mostrar la
I
11
I
I
:^\
f
Vi
se
tan importantes que, abandonarlas por incapacidad, Las matemáticas suministran un brillante ejemplo
de
muestra poco aprecio ó indiferenpia, y todo lo intentamos lo que podríamos hacer independientemente de la
expe-
aun corriendo el riesgo del error. riencia en los conocimientos á priori. Es
verdad que no
Esos inevitables temas de la Razón pura son: Dios, se ocupan más que de objetos
y conocimientos que pue-
Libertad é Inmortalidad. La ciencia cuyo fin y procedi- den ser representado* por la intuición; pero
esta circuns-
mientos tienden propiamente á la resolución -de esas tancia fácilmente se puede reparar, porque
la intuición
cuestiones se llama Metafísica. Su marcha es, en los co- de que se trata puede darse d priori por sí misma,
y por
mienzos, dogmática; es decir, que emprende confiada- consiguiente, es apenas distinguible de un simple
con-
mente su trabajo sin tener pruebas de la potencia ó im- cepto puro. La propensión á extender los conocimientos,
potencia de nuestra razón para tan grande empresa. imbuida con esta prueba del poder de la Razón, no vé
Parecía, sin embargo, natural que al abandonar
el límites para su desarrollo. La ligera paloma
agitando
terreno de la experiencia, no construyesen inmediata- con su libre vuelo el aire, cuya resistencia nota,
podría
mente un edificio con conocimientos adquiridos sin saber imaginar que su vuelo sería más fácil en el vacío.
Así
cómo, ó sobre el crédito de principios cuyo origen igno- Platón, dejando el mundo sensible, que
encierra á la in-
ramos. Y sin haber asegurado, ante todo, mediante cui- teligencia en limites tan estrechos, lanzóse
en alas de
^
166 CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA
INTRODUCCIÓN 1«7
las ideas por el espacio vacío del entendimiento puro,
sin advertir que con sus esfuerzos no adelantaba nada,
faltándole punto de apoyo donde sostenerse y asegurar- IV.
se para aplicar sus fuerzas en la esfera propia de la in-
teligencia. Pero tal es por lo común la marcha de la
razón humana en la especulación; termina lo más pron- DIFERENCIA ENTRE EL JUICIO ANALÍTICO Y EL SINTÉTICO.
las ha logrado, ni se le ocurra hacerse semejante cuerpos son extensos,» es un juicio analítico,
porque no
pregunta. Por esto, pues, trataré desde el principio de la tengo que salir del concepto de cuerpo para
hallar uni-
f. diferencia que hay entre esas dos especies de conoci- da á él la extensión, y sólo tengo que
descomponerlo, es
mientos. decir, sólo necesito
hacerme conscio de la diversidad que
pensamos siempre en dicho concepto para encontrar
el
predicado; es por tanto un juicio analítico.
Al contrario,
I
yo en general pienso en el simple concepto de cuer- Pero en logj juicios sintéticos ápriori falta absoluta-
po. La adición de tal atributo dá, pues, un juicio sin- mente ese apoyo. Si debo salir del concepto para co- A
tético. • nocer el concepto B enlazado con él, ¿dónde he de apo-
Los juicios de la experiencia como tales, son todos yarme y cómo hacer para que la síntesis sea posible, no
sintéticos. Porque seria absurdo fundar un juicio analí- teniendo ya la ventaja de dirigirme al campo de la ex-
tico en la experiencia, pues para formarie no necesito periencia? Tomemos la proposición siguiente: «todo lo
salir de mi concepto y por consiguiente no me es nece- que sucede tiene su causa.* En el concepto de algo que
sario el testimonio de la experiencia. Que un cuerpo no sucede, pienso en verdad una existencia, ante la cual ha
es extenso, es una proposición ápriori y no un juicio de pasado tiempo y de donde puedo deducir juicios analíti-
la experiencia, porque antes de dirigirme k la experien- cos. Pero el concepto de causa está completamente fuera
cia, tengo ya en mi concepto todas las condiciones del de aquel, indica algo distinto del suceder
y que por lo
juicio; sólo me resta según el principio de contradic- tanto no está comprendido en el primer concepto. ¿Có-
ción, sacar el predicado del sujeto y al mismo tiempo mo, pues, atribuir á lo que sucede algo que le es com-
llegar á ser conscio de la necesidad del juicio, necesidad pletamente extraño? ¿Y cómo conocer que el concepto de
que nunca puede suministrarme la experiencia. Al con- causa, aunque no comprendido en el de suceder, se le re-
trario, aunque yo no deduzca del concepto de cuerpo en fiere sin embargo y hasta le pertenece necesariamente?
general el predicado «pesado* indica, sin embargo,
aquel concepto un objeto de la experiencia, una parte ^1) En lugar del párrafo que acaba de leerse se hallaban en la primera
edición los dos que siguen:
de la experiencia total, á la cual puedo aún añadir otra
«
cResulia de aquí claramente; !.• que por el juicio analítico nuestro juicio
parte de la misma como perteneciente á ella. Puedo no obtiene extensión alguna, sino sólo se descompone y aclara un concepto
reconocer antes analíticamente el concepto de cuerpo que ya poseíamos; 2.» que en el juicio sintético se necesita además del con-
cepto del sujeto, algo (llamémosle X) sobre lo cual pueda fundarse el Enten-
perlas propiedades de extensión, impenetrabilidad, for-
dimiento para conocer un predicado que sin hallarse en aquel concepto le
ma, etc., etc., las cuales son todas ellas pensadas en es- pertenece sin embargo.
te concepto. Mas si estiendo mi conocimiento y observo Los juicios empíricos ó de Experiencia no ofrecen semejante dificultad,
I.;
170 crítica de la razón pura
INTROUUCCION |7f
iQué es esa incógnita X
en que se apoya el entendimien- sino suponiendo otra proposición sintética de
la que
to cuando cree descubrir fuera del concepto A un predi- pueda resultar la contradicción.
cado que le es ajeno y que sin embargo estima como uni- Debe notarse, ante todo, que las proposiciones pro-
do á él? No puede ser la experiencia, puesto que la re- piamente matemáticas son siempre juicios i priori no
y
ferida proposición reúne las dos representaciones, no só- juicios empíricos, porque implican necesidad, la
que no
lo de un modo general, sino que también con el carácter puede obtenerse de la experiencia. Mas, si no se
quiere
de necesidad, es decir, á prior i y por puros conceptos. conceder esto, limito mi proposición á las matemáticas
En tales proposiciones sintéticas, es decir, extensivas, se puras, cuyo concepto trae consigo el no contener cono- 1
proposición parece haber escapado hasta hoy á las inda- dedos de la mano ó á cinco puntos (como hace Segner
en
gaciones de los que analizan la razón humana, y casi estar su Aritmética), y añadir sucesivamente al concepto
siete
opuesta á sus conjeturas, á pesar de su incontrovertible las cinco unidades dadas en la intuición.
En efecto, tomo
certeza y de la suma importancia de sus consecuencias. primeramente el número siete, y auxiliándome de mis
Como que los razonamientos de los mate-
se observaba dedos como intuición para el concepto cinco, añado suce- II
máticos procedían todos del principio de contradicción sivamente al número siete las unidades que hube de reu-
(exigido por la naturaleza de toda certeza apodíctica), se nir para formar el cinco, y así veo producirse el
número
creía también que los principios habían sido reconoci- doce. Que para la adición de siete y cinco tengo yo la :
:*
dos en virtud del mismo procedimiento: en lo que se idea de esta suma 7+5 es verdad; pero no que esta suma
engañaron, porque si indudablemente una proposición sea igual al número doce. La proposición aritmética
es,
sintética puede ser considerada según el principio de pues, siempre sintética: lo que se comprende -
aún más
contradicción, esto no es posible dentro de ella misma, claramente si se toman números mayores, pues entonces
II
172 BRÍTIGA DE LA RAZÓN PURA INTRODUCCIÓN {73
es evidente que, por más que volvamos y coloquemos principios. Juicios sintético
á priori. Sólo tomaré como
nuestro concepto cuanto queramos, nunca podremos ejemplo estas dos proporciones: En todos los
cambios
hallar la suma mediante la simple descomposición de del mundo corpóreo la cantidad de materia
permanece
nuestros conceptos y sin el auxilio de la intuición. siempre la misma, ó, en toda comunicación de
movi-
No son tampoco más analíticos los principios dé la to, la acción y reacción deben siempre ser
iguales. En
(Geometría pura. Es una proposición sintética que la lí- ambas vemos, no sólo la necesidad
y, por consiguiente,
nea recta entre dos puntos es la más corta, porque mi su origen ápriori, sino que son proposiciones
sintéticas!
concepto de recio no contiene nada que sea cantidad, Porque en el concepto de materia, no percibo
yo su per-
sino sólo cualidad. El concepto de más corta es comple- sistencia, sino únicamente su presencia
en el espacio
tamente añadido y no puede provenir en modo alguno que ocupa, y, por tanto, voy más allá del concepto
de
de la descomposición del concepto de línea recta. Es pre- materia para atribuirle algo á priori que no
había sido
ciso, pues, acudir aquí á la intuición, único modo para concebido en él. La proposición no ha sido, pues, conce-
que sea posible la síntesis. bida analítica, sino sintéticamente, aunque á
priori, y
Algunos pocos principios, que los geómetras presu- asísucede con las restantes proposiciones de la parte w
ponen, son realmente analíticos y se apoyan en el prin- pura de la Física.
cipio de contradicción; pero también es verdad que sólo III. También debe haber conocimientos sintéticos i
sirven, como proposiciones idénticas, al encadenamiento priori en la Metafísica, aunque sólo la consideraremos
h
Vi !
174 CRÍTICA DB LA RAZÓN PURA INTRODUCCIÓN
175
problema, porque entonces hubiera comprendido
que,
según su argumento, tampoco podrían existir las
VI.
mate-
máticas puras, pues estas contienen ciertamente
princi-
pios sintéticos ápriori, y su buen entendimiento hubiera
PROBLEMA GENERAL DB LA RAZÓN PURA. retrocedido ante semejante aserto.
En la resolución del precedente problema está también
\ Mucho seha adelantado con haber podido traer k la comprendida al mismo tiempo la posibilidad del
empleo
\i
forma de un sólo problema una infinidad de cuestiones. de la Razón pura en la fundación
y construcción de todas
Con ello, no sólo se facilitad propio trabajo determinán- las ciencias que contienen un
conocimiento teórico i
dole con precisión, sino que también se facilita el examen priori de los objetos, es decir, está
contenida la res-
para otro que quiere probar si hemos cumplido ó no puesta de estas preguntas:
nuestro designio. El verdadero problema de la Razón ¿Cómo son posibles las matemáticas puras?
pura se contiene en la pregunta: ¿Cómo es posible la Fisica pura?
¿Cómo son iposibles los juicios sintéticos ipriorif No se puede preguntar de estas ciencias
más que,
Si la Metafísica ha permanecido hasta ahora en un cómo son posibles, porque al existir como
reales demues-
estado vago de incertidumbre y contradicción, debe tran ya que lo son (1). Por lo que
toca á la Metafísica,
atribuirse únicamente á que ese problema, asi como como sus pasos han sido hasta hoy tan desdichados, tan
también la diferencia entre el juicio analítico y el sinté- distantes del fin esencial de la misma, que puede decirse
tico, no se habían presentado antes al pensamiento. La que todos han sido en vano perfectamente
,se esplica la
vida ó muerte de la Metafísica pende de la resolución de duda de su posibilidad y de su existencia.
ese problemfi, ó de la demostración de que es imposible Mas, sin embargo, esta, especie
de conocimiento debe, en
resolverlo. David de todos los filósofos, el que
Hume es, cierto sentido, considerarse como
dado; y la Metafísica
más ha aproximado á ese problema, pero estuvo es real, si no como Ciencia hecha,
se al menos en su dispo-
lejos de determinarle suficientemente y no le pensó sición natural {metaApisica naturalis),
porque la razón
en toda su generalidad; deteniéndose solo ante el humana, sin quemovida por la vanidad de una
esté
principio sintético de la relación de Causa y Efecto omnisciencia, sino simplemente estimulada
por una ne-
(principium causalitatis)^ creyó poder deducir que el tal cesidad propia, marcha sin descanso
alguno hacia cues-
\\
principio es absolutamente imposible i priori^ y, se- tiones que no pueden ser resueltas
por el uso empírico I
es-
á haber el autor abarcado en toda su generalidad ese
:
pecial.
'íi
{
á todos los hombres, tan pronto como sas que difieren de ella, sino por la suya propia. Pero
sucede realmente
empieza á especular; por esto la Metafísica
ha una vez que conozca perfectamente su propia facultad
su razón
existirá allí donde esté el hombre. en relación con los objetos que puede suministrarle la
existido siempre y
ahora: ¿Cómo es posible la experiencia, le será fácil determinar con toda seguri-
Asi que nuestra cuestión es
natural? es decir: dad y exactitud la extensión y límites de su ejercicio,
Metafísica en tanto que disposición
¿Cómo nacen de la naturaleza de la razón humana en intentado fuera de los límites de la Experiencia.
cuestiones naturales, por ejemplo, la de que d prior i se hallan en nuestra Razón, no es su fin to-
resolver esas
UK
saber si elmundo ha tenido un principio, ó si es eter- tal,sino solamente un medio preliminar de la Metafísi-
no, etc., han encontrado contradicciones inevitables, no ca, cuyo objeto es extender nuestros conocimientos sinté-
podemos contentarnos con la simple disposición natural ticos d pnori. El análisis es incapaz de realizar esto,
la razón pues se reduce á mostrar lo que se halla contenido en
para la Metafísica, es decir con la facultad de
,
de esas cuestiones ó sobre la po- general. No se necesita gran abnegación para renun-
algo sobre los objetos
impotencia de la Razón, por consiguiente, á ciar á todas esas pretensiones, puesto que las evidentes
tenciaó y
límites se-
extender con confianza su poder ó poneria é inevitables contradicciones de la Razón consigo misma
que resul- en el procedimiento dogmático, han causado hace largo
guros y determinados. Esta última cuestión,
If'
í^
,1'
7
/
Ciencia particular, que puede llamarse Critica de la Ra- cesarío para percibir en toda su extensión
los príncipios
zón pura (1), por ser la Razón la facultad que propor- de la síntesis a priori. Síntesis que es nuestro
, único
ciona los principios del conocimiento á priari. De aquí asunto. Esta investigación, que no podemos llamar pro-
que Razón pura es la que contiene los principios para piamente ciencia, sino tan sólo Critica trascendental,
conocer algo absolutamente dpriori, Ün Or^anonáe la pues tiene por fin, no el aumento de nuestros
conoci-
Razón pura seria el conjunto de principios mediante los mientos, sino la rectificación de ellos, viene á
ser como tf
cuales todos los conocimientos puros á pribri podrían la piedra de toque para estimar el valor
ó insignifican-
ser adquiridos y realmente establecidos. La aplicación cia de todos los conocimientos a priori, que
es en lo que
extensa de tal Organon produciría un sistema de la nos ocupamos actualmente. La Crítica es, por tanto,
en
Razón pura. Mas como esto seria exigir demasiado, y lo posible, una preparación para un Organon,
y si éste no
como queda aún por saber si la extensión de nuestro se lograse, será, al menos, un Canon, según
el cual pue-
conocimiento es posible, y en qué casos, podemos con- da en todo caso ser expuesto analítica
y sintéticamente
siderar la Ciencia del simple juicio de la Razón pura, de el sistema completo de la Filosofía de la
Razón pura,
como propedéutica para el sis- que debe consistir en la extensión ó en la simple limita-
! I
tema de la Razón pura. Esta propedéutica no debería ción del conocimiento racional. Si se atiende á
que dicho
llamarse ciencia, sino solamente Critica de la Razón sistema tiene por objeto, no la naturaleza de las
cosas,
pu/ra-i su utilidad, desde el punto de vista especulativo, que es infinita, sino el entendimiento que juzga
sobre la
sería puramente negativa y no serviría para extender naturaleza de las cosas, y aun este entendimiento
consi-
nuestra razón, sino emanciparla de todo error, que no derado solamente en relación á sus conocimientos
a
es poco adelantar. Llamo trascendental todo conocimien- priori, podemos presumir que el sistema no es imposi-
to que en general se ocupe, no de los Objetos, sino de la ble, ni tan vasto, que no pueda esperarse su término.
\
Como no necesitamos buscar ese objeto exteriormente,
\ !
PIN DE LA INTRODUCCIÓN.
PRIMERA PARTE
DE LA
ESTÉTICA TRASCENDENTAL.
S. 1.
(1) Anschauung.
Intuición, asi como Kant aquí
la define, es la representación inmediata que
de un objeto me
hago. El conocimiento de un objeto no tiene que ser siempre
inmediato, pues sin necesidad de contemplarle
inmediatamente puedo obte-
ner su conocimiento. En efecto; sea un objeto
cualquiera, el paseo del Prado,
por ejemplo; Yo puedo conocer este paseo
representándome todas las partes
y elementos de que se compone, y por las explicaciones que de él me den,
tener un conocimiento más ó menos perfecto.
Este conocimiento será siempre
mediato, porque en él han intervenido una serie
de representaciones que la
explicación del que me referia lo que el Prado era, han ido despertando en mí.
Pero que es un medio de conocer, no es el único. Yo puedo,
este,
por mí mis-
mo, ir al paseo del Prado y ver lo que es. En
este caso no tengo una repre-
sentación de representaciones como antes,
sino una representación inme-
diata, es decir, una representación
del objeto. Intuición es, pues, una repre-
sentación inmediatamente relacionada con
el objeto. Es un modo de conocí-
miento inmediato: asi como el primero es mediato: por conceptos ó imágenes.
U intuición, por consecuencia, es un elemento muy capital de nuestro co-
y- 1 -^
186 CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA
ESTÉTICA TRASCENDENTAL 187
Pero esta intuición solo tiene lugar en tanto que el
él.Se llama empírica la intuición que se relaciona con
objeto nos es dado, lo cual sólo es posible, al menos para
un objeto por medio de la sensación. El objeto indeter-
nosotros los hombres, cuando el espíritu ha sido afecta-
minado de una intuición empírica se l\a.msL fenómeno.
do por él de cierto modo Se llama
. Sensibilidad la capa- Llamo Materia del fenómeno aquello que en él cor-
cidad (receptividad) de recibir las representaciones se- responde á la sensación, y Forma del mismo, á lo que
gún la manera como nos afectan. Los ob-
los objetos hace, que lo que hay en él de diverso pueda ser ordenado
jetos nos son dados mediante la sensibilidad, y ella úni-
en ciertas relaciones. Como aquello mediante lo cual
camente es la que nos ofrece las intuiciones; pero sólo las sensaciones se ordenan y son susceptibles de adqui-
el entendimiento los concibe y forma los conceptos. Mas rir ciertaforma no puede ser la sensación, se infiere que
todo pensamiento debe referirse en último término, di- la materia de los fenómenos sólo puede dársenos á poste-
recta ó indirectamente, mediante ciertos signos, á las
riori y que la forma de los mismos debe hallarse ya pre-
intuiciones,y por consiguiente á la sensibilidad; pues parada á prior i en el espíritu para todos en general,
de otra manera ningún objeto puede sernos dado. y
que por consiguiente puede ser considerada indepen-
Consiste la Sensación en el efecto de un objeto sobre dientemente de toda sensación.
nuestra facultad representativa (1), al ser afectados por Llamo representación pura (en sentido trascendental)
aquella en la cual no se halla nada de lo que pertenece
nocimiento. Es la primera relación y la más inmediata que con el objeto á la sensación. De aquí se deduce que la forma pura de
puede mantener. De suerte, que un concepto, que de intuición que le corres-
ponda carezca, no puede suministrar ningún conocimiento inmediato. Esto las intuiciones sensibles en general, en la que es per-
<i
debe tenerse desde ahora muy presente para lo que en lo sucesivo ha de des- cibida toda la diversidad de los fenómenos bajo ciertas
arrollar Kant de estos sus primeros principios. No tampoco que
se olvide
relaciones, se encuentra á priori en el espíritu. Esta
todo pensamiento se propone como medio y que cuando un
intuiciones^
pensamiento carece de intuición^ es porque no tiene objeto á que inmediata-
forma pura de la sensibilidad se llama también intuición
mente referirse, y es por tanto vano, y son los conceptos que produce vacíos^ pura.
sin contenido alguno, pues esto sólo la intuición lo suministra. Tendrá, es Así, cuando yo abstraigo de la representación de un
verdad, un ú otro concepto, y es-
objeto el concepto de esta clase, pero será
taremos en el mismo caso si carece de intuición, ó una imagen de la fantasía,
cuerpo, lo que la inteligencia piensa, como sustancia,
es decir, una intuición déla imaginación y nada más. Conceptos asi y sin fuerza, divisibilidad, etc., lo que pertenece á la sen-
objeto, son conceptos vacíos^ son simples negaciones, como Kant decia: nihil
sación como impenetrabilidad, dureza, color, etc., rés-
privativum; de ninguna manera conceptos reales; dicen lo que una cosa no
es, nunca lo que es, pues solo el concepto que tiene un objeto es un ens reale.
tame siempre algo de esta intuición empírica, á saber:
De aqui saldrá después con todo rigor que no podemos conocer á Dios, por- estension y figura. Estas pertenecen á la intuición
que este objeto, Dios, nunca se nos dá intuitivamente. Tendremos, es cierto, pura, que tiene lugar á priori en el espíritu como una ,
su concepto, pero no su conocimiento inmediato, pues no es Dios un objeto
sensible, un fenómeno, cuya intuición nos sea asequible. Todo, se dirá en-
forma pura de la sensibilidad y sin un objeto real del
tonces consecuentemente, cuanto de Dios se afirme en el conocimiento, serán sentido ó sensación.
negaciones, y al decir que es infinito, se entenderá que noesfínito, etc. Lo im- Llamo Estética [a) trascendental la ciencia de todos los
portante, pues, es no desprenderse de la idea que no hay conocimientos pro-
piamente dichos sin intuiciones, intuiciones sin objetos y objetos sin fenómenos.
(iV. del T.)
(a) Los alemanes son los únicos que emplean
hoy la palabra Estética
(1) Vorstellungsfahigkeit,
para designar lo que otros llaman Crítica del gusto.
Esta denominación se
188 CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA
iV
190 ESTÉTICA TRASCENDENTAL EL ESPACIO |Qj
i algo interior en nosotros. ¿Qué son, pues, Tiempo y Es- guno. Se considerará, pues, al Espacio
como la condi-
pacio? ¿Son seres reales? ¿Son solamente determinacio- ción de posibilidad de los fenómenos
y no como una de-
nes ó relaciones de las cosas, que, sin embargo, perte- terminación dependiente de ellos: es una representa-
necerían también á las cosas en si, aunque no fueran ción a /wí<wí, fundamento necesario
de los fenómenos
percibidas? ¿O son de tal naturaleza que sólo pertenecen externos (1).
á la forma de la intuición, y, por consiguiente, á la cua- 3.) El Espacio no es ningún concepto
,
discursivo ó
\\ lidad subjetiva de nuestro espíritu, sin la cual estos pre- como se dice,un concepto general de las relaciones'de
dicados no podrían nunca ser atribuidos á cosa alguna? las cosas, sino
una intuición pura. En efecto no
puede ,
Para obtener una respuesta expondremos primeramente representarsemás que un sólo Espacio, cuando
y se ha-
el concepto de Espacio (1). Yo entiendo por exposición bla de muchos, se entiende sólo
en ellos las partes de un
la clara representación (aunque no sea extensa) de lo mismo y único Espacio. Estas partes
sólo se conciben
que pertenece á un concepto; la exposición es me- en el Espacio uno
y omnicomprensivo, sin que le puedan
tafísica cuando contiene lo que el concepto presenta preceder cual fueran sus elementos (cuya compo-
si
!! /
192 ESTÉTICA TRASCENDENTAL
EL ESPACIO jQo
ge-
cuya certeza apodíctica no procede de los conceptos pació. ¿Qué debe, pues, ser la representación
á del Espa-
nerales de línea y triángulo, sino de una intuición cio para que tal conocimiento
sea posible? Debe ser
pri-
priori. meramente, una intuición; puesto
que de un simple con
4.° El Espacio es representado como un
quantum (1) cepto, no pueden resultar
proposiciones que sobrepasan
infinito dado. Es necesario considerar todo concepto los limites del mismo concepto,
que es lo que, sin embar-
como una representación contenida en una multitud in- go, ocurreen la Geometría
(Introducción V). Mas esta in-
V finitade representaciones distintas (de las cuales
es es- tuición debe hallarse en
nosotros ápriori, es decir,
concepto como tal, con- antes
presion común); pero ningún de toda percepción de un objeto;
debiendo
representaciones.
ser, por con-
tieneen si una multitud infinita de siguiente, una intuición pura y no empírica.
todas sus Porque to-
Sin embargo, así concebimos el Espacio (pues das las proposiciones geométricas
son apodícticas, es de-
La primitiva representa- cir, implican la conciencia
partes coexisten en el infinito).
de su necesidad; como,
no un por
ción del Espacio es, pues, una intuición ápriori y ejemplo el Espacio no tiene
más que tres
:
dimensiones
concepto (2). Semejantes principios no pueden
ser empíricos, ni jui-
cios experimentales, ni
derivados de la Experiencia In-
§.3. troducción II).
^ ^
(1) Groesse.
decia: tEl Espacio es represenlado como
un quan-
(2) La primera edición
general del Espacio (común al pió y á la ra-
tum infinito dado. Un
concepto
respecto de la cuantidad. Si el progreso de
la
ra), no puede determinar nada
ningún concepto derelacion conlendria el prin-
intuición no fuera ilimitado,
•
^ de su infinitud .•
cipio
[N. del T.)
(1) Todo e»le párrafo 3 fué añadido por
Kanl en la segunda edición.
(3) Einer gegebenen Erklarungs'art.
{N. del T.)
13
káaÍMfa
194 P.8TÉTICA TRASCENDENTAL
EL ES lucio
195
necesaria de todas las relaciones, las
cuales percibimos
CONSECUENCIAS DE LOS CONCEPTOS PRECEDENTES. los objetos como exteriores á nosotros;
y si dicha forma
se abstrae de los objetos, es una
intuición pura la que
(a) El Espacio no representa ninguna propiedad de toma el nombre de Espacio. Como las
condiciones par-
las cosas, ya se las considere en si mismas, ó en sus re- ticulares de la sensibilidad no son
las condiciones de la
laciones entre sí, ninguna determinación que
es decir, posibilidad de las cosas mismas, sino
solamente las de sus
dependa de los objetos mismos y que permanezca en fenómenos, bien podemos decir que el
Espacio comprende
ellos si se hace abstracción de todas las condiciones todas las cosas que nos aparecen
exteriormente; pero no
subjetivas de la intuición; porque ni las determinacio- todas las cosas en sí mismas, puedan
ó no ser percibidas
nes absolutas, ni las relativas pueden ser percibidas y sea el que quiera el sujeto que las perciba; pues de nin-
antes de la existencia de las cosas á que pertenecen, gún modo nos es posible juzgar las intuiciones
de los
y por consiguiente á priori. otros seres pensantes, ni saber si
se hallan sujetas á las
(b) El Espacio no es más que la forma de los fenóme- mismas condiciones que limitan nuestras
intuiciones,
nos de los sentidos externos, es decir, la única condición que tienen para nosotros un valor universal. y
Si añadimos
subjetiva de la sensibilidad, mediante la que nos es posi- al concepto del sujeto la restricción
de unjuicio, el juicio
ble la intuición extema. Y como la propiedad del sujeto es entonces incondicionado. La proposición: «Todas las
de ser afectado por las cosas precede necesariamente á cosas están juxtapuestas en el
Espacio;, vale bajo esta
todas las intuiciones de ellas, se comprende fácilmente restricción: si estas cosas son tomadas
como objetos de
que la forma de todos los fenómenos puede hallarse dada nuestra intuición sensible. Si yo añado
aquí la condición
en de toda percepción real y, por con-
el espíritu antes alconcepto y digo:- Todas las cosas, como
fenómenos
siguiente, á priori. Pero como además tiene la cualidad externos, están juxtapuestas en el
Espacio; vale enton-
de ser intuición pura, en la que todos los objetos deben ces esta regla universal mente
y sin restricción alguna.
ser determinados, puede contener, antes de toda expe- Muestra, pues, nuestra exposición la realidad
(es decir,
riencia, los principios de sus relaciones. elvalor objetivo del Espacio en relación con
todo aquello
No podemos, pues, hablar de Espacio, de seres exten- que puede presentársenos exteriormente
::!
como objeto;
sos, etc., nada más que desde el punto de vista del hom- pero al mismo tiempo también, la idealidad
del Espacio
bre. Nada significa la representación del Espacio, si sali- en relación á las cosas consideradas en
sí mismas por la
mos de la condición subjetiva, bajo la que únicamente Razón, es decir, sin atender á la naturaleza
de nuestra
podemos recibir la intuición externa, es decir, ser afecta- sensibilidad. Afirmamos, pues, la realidad
empírica del
dos por los objetos. Este predicado sólo conviene á las Espacio en relación á toda experiencia externa
posible;
cosas, en tanto que nos aparecen (1), es decir, que son pero reconocemos también la idealidad
trascendental
objetos de la sensibilidad. La forma constante de esta del mismo, es decir, su no existencia,
desde el momento
receptibidad, que Jlamamos sensibilidad, es la condición «n que abandonamos las condiciones de posibilidad
de
toda experiencia y le creemos algo
que sirve de fuuda^
(i) Erscheinen. mentó á las cosas en sí.
l
Además, exceptuando el Espacio, no existe represen- dolo cual es considerado con razón, no como
cualidades
tación alguna subjetiva referente á algo exterior que de las cosas, sino solamente como
modificaciones subje-
pueda llamarse objetiva á priori, porque de ninguna tivas que pueden variar de individuo á
individuo. En
de ellas pueden derivarse proposiciones sintéticas á prio- este caso, lo que en su origen es
un simple fenómeno,
ri, como sucede con la intuición del Espacio (S. 3). Nin-
por ejemplo: una rosa, vale en el sentido
empírico como
guna idealidad, para hablar exactamente, les pertenece, una cosa en sí, que puede, sin embargo, aparecer
á cada
aunque conformen con la representación del Espacio ojo de iftia manera diferente en
color. Al contrario, el
en depender únicamente de la naturaleza subjetiva sen- concepto trascendental de los fenómenos
en el Espacio
tido como por ejemplo del oido de la vista del nos sugiere la observación crítica de
,
: , ,
que nada de lo que
tacto, por las sensaciones de sonido, color y calor; pero es percibido en el Espacio es una
cosa en sí, y que tam-
estas sensaciones no son susceptibles de dar á conocer poco es el Espacio una forma de las
cosas consideradas
ápriori las cosas en sí mismas, porque son simples sen- en si mismas, sino que las cosas que
nos son desconoci-
no intuiciones das en sí mismas que llamamos
saciones y (1). objetos externos son
Esta observación sólo tiene por objeto evitar que se simples representaciones de nuestra
sensibilidad, cuya
explique la idealidad afirmada del Espacio por compa- forma es el Espacio, pero cuyo verdadero correlativo,
esto es, la cosa en sí
raciones insuficientes, como por el color, sabor, etc., to- nos es totalmente desconocida,
lo serásiempre por ese medio; mas por ella
y
no se pre-
(i) La primera edición comeniaba este párrafo lo -mismo que este: gunta nunca en la Experiencia.
«Además, esceptuando el Espacio, etc., etc.,» hasta «que pueda llamarse
objetiva á priori.» Inmediatamente después dice como sigue: «Esta condi-
ción subjetiva de todos los fenómenos externos no puede sor comparada con
ninguna otra. El sabor agradable do un vino no pertenece á las determi-
naciones objetivas del vino, es decir, de un objeto considerado como fenóme-
i no, sino á la cualidad particular del sentido del sujeto que lo gusta. Los co-
lores no son cualidades de los cuerpos, de las que pendí su intuición, sino
•
.A>,
)•
SECCIÓN SEGUNDA
DE LA
ESTÉTICA TRASCENDENTAL,
DEL TIEMPO.
S. 4.
(i) Aufgehoben.
^'''
M '>
200 ESTÉTICA TRASCENDENTAL EL TIEMPO 201
3." En funda también la
esta necesidad á prior i se entonces la representación toda ser dada por conceptos
i
posibilidad de los principios apodícticos de las rela-
, (porque estos sólo contienen representaciones parciales),
ciones ó axiomas del Tiempo en general, tales, como sino que deben tener como fundamento una intuición
el Tiempo no tiene más que una dimensión; los dife- inmediata.
rentes Tiempos no son simultáneos, sino sucesivos (de 5.
S.
igual modo que Espacios diferentes no son sucesivos, sino
simultáneos). Estos principios no son deducidos de la ex- EXPOSICIÓN TRASCENDENTAL DEL CONCEPTO DE TIEMPO (1).
periencia, porque esta no puede dar una estricta univer-
salidad ni una certeza apodíctica. Nosotros solo podria- Para explicar este punto, puedo citar el núm. 3 pre-
mos decir: enseña la observación general; pero
así lo cedente, donde, para ser breve, puse lo que propiamente
no: esto debe suceder así. Estos principios valen pues es trascendental, bajo el título de Exposición metafísica.
como reglas, que hacen en general posible la experien- Aquí solamente añado, que los conceptos de mudanza y 'i"^
cia, sin ser esta la que nos muestra la existencia de las de movimiento (como cambio de lugar), sólo son posi-
í reglas, sino que más bien son ellas las que nos propor- bles por y en la representación del Tiempo, y que si esta
cionan el conocimiento de la experiencia (1). representación no fuera una intuición (interna) dprio- %
4.® El Tiempo no es ningún concepto discursivo ó, riy no podría ningún concepto, sea el que quiera, ha-
como se dice, general, sino una forma pura de la intui- cer comprensible la posibilidad de una mudanza, es de-
ción sensible. Tiempos diferentes no son más que par- cir, la posibilidad de unión de predicados opuestos con-
tes del mismo Tiempo. Mas la representación que sólo tradictoriamente en un sólo y mismo objeto (por ejem-
puede darse por un objeto único, es una intuición. Así plo,que una cosa misma esté y no esté en un lugar).
la proposición: Tiempos diferentes no pueden ser simul- Solamente en el Tiempo pueden encontrarse esas dos
táneos, no se deriva de un concepto general. Esta es una determinaciones contradictoriamente opuestas en una
proposición sintética que no puede proceder solamente misma cosa, es decir, sólo en la sucesión. Explica, pues,
de conceptos. Se halla, pues, contenida inmediatamen- nuestro concepto de Tiempo, la posibilidad de tantos
te en la intuición y representación del Tiempo. conocimientos sintéticos á priori como expone la ciencia
5.* La naturaleza infinita del Tiempo significa, que general del movimiento, que no es poco fecunda.
toda cantidad determinada de Tiempo es solamente po-
sible por las limitaciones de un único Tiempo que les S. 6.
sirve de fundamento. Por lo tanto, la representación
CONSECUENCIAS DE ESTOS CONCEPTOS.
primitiva del Tiempo debe ser dada como ilimitada. Pe-
ro cuando las partes mismas y cantidades todas de un [a) El Tiempo no subsiste por sí mismo, ni pertenece
objeto solo pueden ser representadas y determinada» á las cosas como determinación objetiva que permanez-
por medio de una limitación, de ese objeto no puede
'1
nJM r
"02 BSTÉTICA TRASGENOENTAL
EL TIEMPO 20^
|i V
ca en la cosa misma, una vez abstraídas todas las
1 con- tengan ó no por objeto cosas exteriores, pertenecen,
diciones subjetivas de su intuición. En el primer
caso, sin embargo, por sí mismas, como determinaciones del
1 el Tiempo, sin objeto real, seria sin embargo
algo real; espíritu, á un estado interno, y puesto que este estado,
en el segundo, siendo una determinación de las
f
cosas bajo la condición formal de la intuición interna, perte-
mismas ó un orden establecido, no podría preceder á
nece al Tiempo, es el Tiempo una condición á priori de
1
1
los objetos como sucondición, ni ser conocido
MI y perci- todos los fenómenos en general; es la condición inme-
bido á priori por proposiciones sintéticas. Pero esto
:
úl- diata de nuestros fenómenos interiores (de nuestra alma)
timo tiene lugar si el Tiempo no es más que la condi-
cion subjetiva bajo la cual son posibles en nosotros
y la condición mediata de los fenómenos externos. Sí
las puedo decir á priori: todos los fenómenos exteriores
intuiciones; porque entonces esta forma de. la intuición
están en el Espacio y son determinados d priori según
interna puede ser representada antes que los objetos,
y, las relaciones del Espacio, puedo afirmar también en un
por consiguiente, á priori,
sentido amplio y partiendo del principio del sentido in-
[b] El Tiempo es la forma del sentido interno, es de-
terno: todos los fenómenos en general, es decir, todos
1 cir, de la intuición de nosotros mismos
/
i
y de nuestro es- los objetos de los sentidos están eu el Tiempo, y están
tado interior. El Tiempo no puede ser determinación
al- necesariamente sujetos á las relaciones del Tiempo.
guna de los fenómenos externos, no pertenece ni ala figu-
El Tiempo es un pensamiento vacío (nada) si hacemos
ra, situación, etc., sino que determina la relación de las abstracción de nuestra manera de intuición interna, del
representaciones en nuestros estados internos. Y como modo como comprendemos todas las intuiciones exterio-
i esta intuición interior
mos
no tiene figura alguna, procura-
suplir esta falta por analogía
res en nuestra facultad de representar (mediante esa in-
y nos representamos tuición), y tomamos, por consiguiente, los objetos takci
V i la sucesión del Tiempo con una línea prolongable hasta como pueden ser en sí mismos. El Tiempo tiene un valor
lo infinito,cuyas diversas partes constituyen una serie
objetivo solamente en relación á los fenómenos, porque
que es de una sola dimensión, y derivamos de las pro-
éstos son cosas que consideramos como objetos de nuestros
piedades de esta línea todas las del Tiempo, exceptuan-
sentidos; pero deja de tener este valor objetivo cuando
do sólo una, á saber: que las partes de las líneas son
se hace abstracción de la sensibilidad de nuestra intui-
nml i simultáneas, mientras que las del Tiempo son siempre
ción (por consiguiente, de esta especie de representación
sucesivas. De donde se deduce también que la represen-
que nos es propia), y cuando se habla de cosas enge7ieraL
tación del Tiempo es una intuición, porque todas
sus El Tiempo, que es únicamente una condición subjetiva
relaciones pueden ser expresadas por una intuición ex-
de (nuestra intuición humana (siempre sensible, es decir,
terior.
en tanto que somos afectados por objetos), considerado en
[c) El Tiempo es la condición formal i priori de to-
sí mismo y fuera del sujeto, no es nada. Es, sin embar-
dos los fenómenos en general. El Espacio, como for-
go, necesariamente objetivo en relación á todos los fe-
il
ma pura de todas las intuiciones externas, solo sirve^ nómenos, y por consiguiente, también á todas las cosas
como condición á priori^ para los fenómenos exteriores. que puede ofrecernos la Experiencia. No podemos decir:
Por el contrario, como que todas las representaciones.
todas las cosas existen en el Tiempo, porque en el con-
jr'~\
^04 ESTÉTICA TRASCENDENTAL
EL TIEMPO 20&
cepto de cosas en general, se hace abstracción de toda
manera de intuición de esas cosas y siendo esta propia-
mente la condición por la cual el Tiempo pertenece á la
S. 7,
representación de los objetos. Mas si esta condición se
añade al concepto y se dice: todas las cosas, como fe- EXPLICACIÓN.
nómenos (objetos de la intuición sensible), existen en el
Tiempo, entonces tiene ese principio su exacto valor
Contra esta teoría, que concede al Tiempo una reali-
objetivoy su universalidad á priori.
dad empírica, pero que combate su realidad absoluta
Nuestras afirmaciones muestran la realidad empírica y
del Tiempo, es decir, su valor objetivo respecto á todos
trascendental, se me ha hecho por hombres entendidos
una objeción que me parece ha de ocurrir también á
los objetos que puedan ofrecerse á nuestros sentidos. Y
aquellos lectores que están poco habituados á estos
como nuestra intuición es siempre sensible, no puede
asuntos. Se me objeta diciendo: las mudanzas son rea-
nunca ofrecerse á nosotros un objeto en la experiencia,
les (lo cual prueba el cambio de nuestras propias repre-
sin caer bajo las condiciones del Tiempo. Combati-
sentaciones, aunque se quisieran negar todos los fenó-
mos, por tanto, toda pretensión de realidad absoluta del
menos exteriores, así como sus cambios). Ahora bien: los
Tiempo, á saber: la que le considera, sin atender á la
cambios sólo son posibles en el Tiempo; luego
el Tiem-
forma de nuestra intuición sensible, como absolutamente
po, por consecuencia, es algo real. La respuesta no es
inherente á las cosas, es decir, como condición ó propie-
concedo todo el
difícil: argumento. El Tiempo es indu-
dad. Tales propiedades que pertenecen á las cosas en sí,
dablemente algo real, á saber: la forma real de la intui-
no pueden nunca ser proporcionadas mediante los senti-
ción interna. Tiene, pues, una realidad objetiva en re-
dos. En esto consiste,
pues, la idealidad trascendental
lación á la experiencia interna: es decir,
yo tengo real-
del Tiempo, según la que, si se abstraen las condiciones
mente Tiempo y de mis propias
la representación del
subjetivas de la intuición sensible, no es absolutamente
determinaciones en él. Por consiguiente, el Tiempo
nada, no pudiendo ser contado tampoco entre las co-
no es real como objeto, sino solo como el modo que
sas en sí mismas (independientes de toda relación con
tengo de represent rme á mí mismo como objeto. Si pu-
nuestra intuición), ni como subsistiendo en ellas, ni
diera contemplarme ó ser contemplado por otro ser, sin
como inherentes á ellas. Sin embargo, esta idealidad,
esta condición de la sensibilidad, lasmismas determi-
lo mismo que la del Espacio, no debe ser comparada á
naciones que hoy nos representamos como mudanzas,
las subrepciones de las sensaciones, porque aquí se su- darían un conocimiento en el cual la representación del
pone que fenómeno mismo á quien se unen estos atri-
el
Tiempo, y por consiguiente la de mudanza, no existirían.
butos, tiene una realidad objetiva; realidad que falta
Su realidad empírica permanece, pues, como condición
completamente aquí, á no ser que se considere sólo em-
de todas nuestras experiencias. Mas la realidad abso-
píricamente, es decir, en tanto que sólo se estime al
lutano se puede, según lo manifestado, conceder al
objeto como fenómeno. Véase para esto la observación
Tiempo.
de la sección primera.
Este no es miis que la forma de nuestra intuición
206 BSTÉTIGV TitASGENDENTAL EL TIEMPO
207
interna (1). Si se quita de esta intuición la condición es- que principalmente dan matemáticas puras en los
las
pecial de nuestra sensibilidad, desaparece igualmente el conocimientos del Espacio y de sus relaciones.
Toma-
concepto de Tiempo; porque esta forma no pertenece (2) dos ambos juntamente Espacio y Tiempo, son
formas
á los objetos mismos, sino al sujeto que los percibe. puras de toda intuición sensible que hacen
posibles las
Es unánime esta objeción entre los que no tienen que proposiciones sintéticas á priorL Pero estas
fuentes de
oponer nada evidente á la doctrina de la idealidad del conocimientos á priari, por la misma razón
que solo
Espacio, porque no esperaban poder probar apodic- son simples condiciones de la sensibilidad,
determinan
ticamente la realidad absoluta del Espacio, impedidos su propio límite, en cuanto que sólo se refieren
á los
por el idealismo, impotente en demostrar con pruebas objetos estimados como fenómenos
y no á las cosas en
fehacientes la realidad de los objetos exteriores, mien- sí. El valor i priori de dichas
fuentes se limita á los
(
tras que la del objeto de nuestro sentido interno (yo fenómenos; sin que tengan aplicación objetiva
fuera de
ll'í mismo y mis inmediatamen-
estados) les parecia clara é ellos. Esta realidad formal del Tiempo
y del Espacio,
te demostrado por Dicen que los objetos
la conciencia. deja intacta la seguridad del conocimiento
experimental'
exteriores pueden ser una pura apariencia, pero que porque estamos igualmente ciertos de este
conocimiento,'
estos últimos son irrefutablemente reales. Mas los par- ya pendan estas formas necesariamente de las
cosas en
tidarios de tal opinión olvidan que dichas dos clases sí mismas, ó solamente de la
intuición que tenemos de
de objetos, sin necesidad de combatir su realidad como las cosas. Los que afirman la realidad
absoluta del Es-
representaciones, pertenecen solamente al fenómeno, el pacio y del Tiempo, ya los tomen como
subsistentes por
cual tiene siempre dos aspectos: uno, cuando el objeto sí mismos, ya como inherentes
en los objetos, se hallan
es considerado en si mismo (prescindiendo de la manera en contradicción con los principios de la
esperiencia. Si
de percibirle, cuya naturaleza permanecerá siendo siem- se deciden por lo primero y toman Tiempo y Espacio
pre problemática); otro, cuando se considera la forma como subsistentes por sí mismos (partido
comunmente
de la intuición de este objeto, forma que no debe ser seguido por los físico-matemáticos)
(1), tienen que acep-
buscada en el objeto en si, sino en el Sujeto, á quien tar necesariamente dos quimeras (Espacio
y Tiempo)
aparece, y que, no obstante, pertenece real y necesaria- eternas é infinitas que solo existen
(sin que sean algo
mente al fenómeno que ese objeto manifiesta. real) para comprender en su
seno todo lo que es real.
Son, pues, Tiempo y Espacio dos fuentes de conoci- Aceptando la segunda opinión (seguida por
algunos me-
miento, de donde pueden derivarse á prior ¿ diferentes taflsicos de la naturaleza)
(2), que consiste en estimar
,
I
conocimientos sintéticos, como lo muestra el ejemplo Tiempo y Espacio como relaciones de fenómenos
(simul-
táneos en el Espacio y sucesivos en el Tiempo)
abstraídas
de la experiencia, aunque confusamente
(1) Yo puedo decir: mis representaciones se suceden; \m)to eMo 861o representadas
quiere decir que nosotros tenemos conciencia de ollis como una sucesión; en esa abstracción, es preciso negar
la validez de las
es decir, según la forma del sentido interno. No es por esto el Tiempn algí»
en si mismo, ni timpoco una determinación dependiente objotiramento d«
las cosas. (1) MatematUchen Naturforscher.
(2) Ileengt nicht an. (2) Metaphysische Naturlehrer.
208 ESTÉTICA TRASCENDENTAL
0B8ERVACI0NES ÜENEBALE»
209
teorías matemáticas á priori, de las cosas reales (por <5endental no puede tampoco contar entre sus datos á
ejemplo, en el Espacio); ó por lo menos su certeza apo- priori (1) al concepto de cambio;
II t porque el Tiempo mis-
díctica, puesto que no puede ser esta hallada á poste- mo no cambia, sino algo que existe en el Tiempo
riori. Y de igual modo, los conceptos á priori de Espacio Se
necesita, pues, para ello la percepción
de una existencia
y Tiempo, según esta opinión, serian sólo creación de la cualquiera, y la sucesión de sus determinaciones, por
fantasía cuya verdadera fuente debe buscarse en la ex- consiguiente, la experiencia.
periencia, porque de sus relaciones abstraídas se ha va-
lido la fantasía para formar algo que contenga lo que
§. 8.
de general hay en ella, aunque no sin las restricciones
que la naturaleza les ha puesto. OBSERVACIONES GENERALES SOBRE LA
ESTÉTICA
Los primeros tienen la ventaja de dejar libre el cam-
TRASCENDENTAL.
po de los fenómenos para las proposiciones matemáticas;
pero esas mismas condiciones les embarazan en extremo J. Con el fin de evitar errores malas
y interpretacio-
cuando el entendimiento quiere salir de este campo. Los nes en este asunto, debemos explicar
claramente nuestra
f'í
segundos tienen en este último punto, la ventaja de que opinión sobre la naturaleza fundamental
del conocimien-
las representaciones de Espacio y Tiempo no les detie- to sensible en general.
nen, cuando quieren juzgar los objetos, no como fenó- Hemos
querido probar que todas nuestras
intuiciones
menos, sino solo en su relación con el entendimiento; son sólo representaciones de fenómenos,
que no percibi-
pero no pueden ni dar un fundamento de la posibilidad mos las cosas como son en sí mismas, ni son
sus relacio-
de los conocimientos matemáticos á priori, faltándoles nes tal como se nos presentan,
y que si suprimiéramos
una verdadera intuición objetiva ¿jomn, ni tampoco nuestro sujeto, ó simplemente la
constitución subjetiva
traer á una conformidad necesaria las leyes de la expe- lie nuestros sentidos en
general, desaparecerian también
riencia y aquellas aserciones. En nuestra teoría de la toda propiedad, toda relación de
los objetos en Espacio
verdadera naturaleza de estas dos formas primitivas de Tiempo, y aun también el Espacio y
y el Tiempo, porque
la sensibilidad quedan resueltas ambas dificultades. todo esto, como fenómeno, no
puede existir en sí, sino
Finalmente, es obvio que la Estética trascendental no solamente en nosotros. Es para nosotros
absolutamente
puede contener más que esos dos elementos, á saber: desconocido cuál pueda ser la naturaleza
de las cosas en
Espacio y Tiempo, puesto que todos los otros conceptos, sí, independientes de
toda receptividad de nuestra sen-
que pertenecen á la sensibilidad, aun el mismo de mo- sibilidad. No conocemos de ello
más que la manera que
vimiento que reúne los dos anteriores, implican algo tenemos de percibidos; manera que nos
es peculiar; pero
empírico, porque el movimiento supone la percepción de que tampoco debe ser necesariamente
la de todo ser
algo movible. El Espacio, considerado en sí mismo, no aunque sea la de todos los hombres.
tiene nada de movible: lo movible debe ser pues algo que
solamente se encuentra por la experiencia en el Espacio
Estética tras-
^
J>ercibir es á la que únicamente
U
V 210 ESTÉTICA TRASCENDENTAL
!
OBSEnVACIONES GENEDALES O^
Tiempo y Espacio son las formas puras de esa percep- peculacion puede desarrollar del mismo,
aunque en el
ción, y la sensación en general, la materia. Sólo podemos aso práctico y común no se tiene
conciencia de las di-
conocer ¿ priori las formas puras del Espacio y del versas representaciones contenidas
en ese concepto
Tiempo, es decir, antes de toda percepción efectiva, y Pero no puede decirse por eso que el
concepto común del
por esto se llama intuición pura; la sensación, al con- Derecho sea sensible
y que contenga sólo un simple fe-
trario, es quien hace ser á nuestro conocimiento á poste- nómeno, pues el derecho no puede ser
fenómeno de un
rior i, es decir, intuición empírica. Aquellas formas per- objeto, sino que su concepto
existe en el entendimiento
tenecen absoluta y necesariamente á nuestra sensibili-
y presenta una cualidad (la moral) de las acciones, que
dad, de cualquier especie que sean nuestras sensacio- es de ellas mismas. Al contrarío,
la representación de
nes; estas, pueden ser muy diversas. Por más alto que un cuerpo en la intuición no contiene
absolutamente
fuera el grado de claridad (1) que pudiéramos dar á nues- nada que propiamente pueda pertenecer
á un objeto en
tra intuición, nunca nos aproximaríamos á la naturale- sí,sino simplemente el fenómeno
de una cosa y la ma-
za de las cosas en sí; porque en todo caso sólo conoce- nera como nos afecta. Esta receptividad
de nuestra fa-
ríamos perfectamente nuestra manera de intuición, es cultad de conocer se llama
sensibilidad
decir, nuestra sensibilidad, y esto siempre bajo las con- siendo siempre muy diferente
y permanece,
sibilidaden la representación confusa (2) de las cosas, re- oscuridad, sino también al
li
origen y contenido de
presentación que contendría absolutamente todo lo que nuestros conocimientos; de tal
suerte,
que mediante la
ellas son en sí, aunque bajo la forma de un amontona- sensibihdad, no conocemos de
ninguna manera las co-
miento de caracteres y representaciones parciales, que no sas en sí mismas. Desde el
momento que hacemos abs-
distinguimos claramente unos de otros. La diferencia tracción de nuestra naturaleza
subjetiva, el objeto re-
entre una representación oscura y otra clara, es pura- presentado las propiedades
y que le atríbuimos mediante
mente lógica, y no se refiere á su contenido. Sin duda, la intuición sensible
desaparecen; porque la naturaleza
el concepto del Derecho, empleado por la sana inte- subjetiva es precisamente
quien determina la forma de
ligencia común, contiene todo lo que la más sutil es- ese objeto como fenómeno.
Por otra parte, sabemos
distinguir muy bien en los
Deutlichkeit. fenómenos lo que pertenece
(1) esencialmente á la intuición
(i) Verworrcne. de Jos mismos,
y vale en general para todo el sentido hu-
K^ - ^ y
212 B8TÉTICA TRA8GEN DENTAL
OBSERVACIONES GEXRIIALES
213
mano, de aquello que sólo le pertenece accidentalmente ce, en tanto, completamente desconocido
para nosotros.
y que no vale para toda relación eu general de la sensi- Otra importante advertencia de
nuestra Estética tras^
bilidad, sino únicamente para la posición particular ú crndental que no merece ser recibida solamente
es,
como
organización de este ó el otro sentido. Del primer cono- una hipótesis verosímil, sino con un
valor tan cierto
cimiento se dice que representa la cosa en si y del segun- seguro como puede exigirse á una y
teoría que debe ser-
do que representa meramente fenómeno. Pero esta di-
el vir de Or^anon. Y
para hacer por completo evidente
<>
ferencia es sólo empírica. Si se permanece en él (como esta certeza, elijamos un caso que muestre visiblemente
comunmente acontece) y no se considera nuevamente su valor y pueda dar más luz á lo que ya se ha
dicho
aquella intuición empírica (según debiera suceder) co- en el párrafo S."" (1)
mo un puro fenómeno, donde no se encuentra nada que Sentemos que Espacio y Tiempo existen
en sí mismos
pertenezca á una cosa en sí, desaparece entonces nues- objetivamente y como condiciones de la posibilidad de las
tra distinción trascendental y creemos empero conocer cosas en sí; resultará primeramente, que
emanan de am-
las cosas en sí mismas, aunque por todas partes y áuu bos un gran número de proposiciones
apodícticasy sin-
en las más profundas indagaciones sobre el mundo sen- téticas aprion, principalmente del Espacio,
que prefe-
sible no podamos ocuparnos más que de fenómenos. rentemente indagaremos aquí como
ejemplo. Puesto que
Si llamamos al arco iris un simple fenómeno y á la llu- las proposiciones de la
Geometría son conocidas sintéti-
via cosa en si, esta determinación será justa cuando camente dpriori y con una certeza
apodíctica, pregunto:
sólo tomemos este último concepto en un sentido físi- ¿de dónde tomáis semejantes
proposiciones y y en qué
co, es decir, como algo que entre todas las otras po- se apoya nuestro entendimiento
para llegará esas ver-
siciones diversas que se ofrecen en la experiencia gene- dades absolutamente necesarias y universalmente
; I
pueden nunca conseguir de semejante naturaleza. Os todavía observar que todo lo que
pertenece á la intuición
veréis, pues, obligados á daros á priori vuestro objeto en nuestro conocimiento (exceptuando
el sentimiento de
en la intuición, y fundar en él vuestra proposición sin- placer, de dolor
y la voluntad, que no son conocimien-
tética. Si no existiera en vosotros una facultad de intui- tos) no contiene más
que simples relaciones; relaciones
ción á priori^ y si esta condición subjetiva, en cuanto de lugar en una intuición (extensión),
de cambio de lu-
á la forma, no fuera al mismo tiempo la general condi- gar (movimiento) y de leyes que determinan
este cambio
ción á /?r¿«r¿, única que hace posible el objeto de esta (fuerzas motríces). Pero lo que está
presente en el lugar
intuición (externa) misma; si fuera, en fin, el objeto ó lo que actúa en la cosas mismas fuera del cambio
de
(el triángulo) algo en sí mismo lugar, no está dado en la intuición.
y ageno á toda relación Ahora bien; como
con vuestro sujeto, ¿cómo podríais decir que lo que es por las simples relaciones no puede ser
conocida una cosa
necesario en vuestras condiciones subjetivas para cons- en sí, es justo juzgar que el sentido
externo, que sólo
truir un triángulo debe también pertenecer imprescin- nos procura simples representaciones
de relaciones, no
diblemente al triángulo enPorque vosotros no po-
siV pueda comprender en su representación i I
intuición, que contiene las condiciones ^/?mr/, las solas l»Ksfólica tra^cendentHl fué aHa-
«ido en la segunda edición.
que pueden hacer que sean para vosotros las cosas ob-
(.V. del T.)
i
puede encerrarse un espacio; por consiguiente, no es indudablemente cierto, y no solo verosímil ó posible, Ji
con vuestro sujeto, ¿cómo podríais decir que lo que es por las simples relaciones no puede ser conocida una cosa
necesarío en vuestras condiciones subjetivas para cons- en sí, es justo juzgar que el sentido externo, que sólo
truir un tríángulo debe también pertenecer imprescin- nos procura simples representaciones de relaciones, no
diblemente al triángulo en síV Porque vosotros no po- pueda comprender en su representación más que la re-
déis añadir á vuestros conceptos (de tres líneas) nada lación de un obieto con el sujeto, y no lo íntimo, que
pertenece al objeto en sí. Lo mismo sucede con la intui-
nuevo (la figura), que necesariamente deba encontrarse
ción interna. Y no solo las representaciones de los setir-
en el objeto, puesto que estese ha dado antes que vuestro
conocimiento y no por él. Si no fuera, pues, el Espacio
(y lo mismo el Tiempo) una forma pura de vuestra (I) Lo que sigue hasta la conclusión de la Kstólica Irasrendenlal fué aña-
intuición, que contiene las condiciones ^ /?r/or/, las solas dido en la segunda edición.
que pueden hacer que sean para vosotros las cosas ob- (A\ del T.)
'
>
^•i
1.
216 ESTÉTICA TRASCENDENTAL OBSERVACIONES GENERALES 217
que constituyen la materia propia
tidos exteriores son las esta sin ninguna espontaneidad, debe su nombre de sen—
con que enriquecemos nuestro espíritu sino que el , sibilidad. Si la facultad de llegar á ser conscio de sí mis-
Tiempo (en el cual ponemos estas representaciones, y mo debe investigar (aprehender) (1) lo que hay en el es-
que precede á de las mismas en la expe-
la conciencia píritu, es necesario que la conciencia sea afectada, y so-
riencia, sirviéndolas de fundamento como condición lamente de esta manera puede producirse la intuición de
formal de la manera que tenemos de disponerlas en mismo; pero la forma de esta intuición, existente ya
nuestro espíritu), comprende ya relaciones de sucesión, sí antes en el espíritu, determina, en la representación
de simultaneidad, y de lo que es simultáneo con lo del Tiempo, la manera de componer la diversidad en el
sucesivo (permanente). Ahora, lo que puede, como re- en efecto, no como él se repre-
espíritu; éste se percibe,
presentación, preceder á todo acto del pensamiento, sentaría á sí mismo inmediata y espontáneamente, sino
es la intuición;y si ésta no contiene más que relacio- según la manera de ser afectado interiormente, y con-
nes, laforma de la intuición, que no representa nada siguientemente de aquí, como él se aparece á sí propio
hasta tanto que no haya algo que esté dado en el es- y no como es.
píritu no puede ser otra cosa que la manera, según la
, III. Al afirmar que la intuición de los objetos exte-
cual el espíritu ha sido afectado por su propia activi- riores, y la que el espíritu tiene de sí mismo, representan
dad, por esta posición de su representación, por con- en el Espacio y el Tiempo, cada una de por sí, su objeto,
siguiente, por sí mismo, es decir, un sentido interna tal como éste afecta nuestros sentidos, esto es, según se
según su forma. Todo lo que por un sentido es repre- nos aparecen, no quiero decir que estos objetos sean una
sentado es siempre un fenómeno y, ó no dehe recono- mera apariencia. Y sostenemos esto, porque en el fenó-
cerse un sentido interno, ó el sujeto que es objeto del meno, los objetos y aun las propiedades que les atribui-
mismo, no puede ser representado por este sentido si-- mos son siempre considerados como algo dado realmen-
no como un fenómeno, y no como él se juzgaría á sí te; sólo que como esas cualidades dependen únicamente
mismo, si su intuición fuera simplemente espontánea, de la manera de intuición, del sujeto en su relación con el
es decir, intelectual. Toda la dificultad consiste en sa- objeto dado, este objeto, como manifestación de sí mis-
ber cómo un sujeto se podría contemplar á sí mis- mo, es distinto delo que él es en sí. Así, no digo que los
mo interiormente; mas esta dificultad es común á todas- cuerpos parecen existir simplemente fuera de mí, ó que
las teorías. La conciencia de sí mismo (apercepción) (1) mi alma sólo parece estar dada en mi conciencia, cuan-
es la representación simple del Fo; y si todo lo que exis- do afirmo que la cualidad del Tiempo y del Espacio, se-
te de diverso en el sujeto fuera dado espontáneamente- gún la que me los represento y en donde pongo la condi-
en esta representación, la intuición interna seria enton- ción de su existencia, existe en mi modo de intuición
j
ces intelectual. Esta conciencia exige en el hombre una no en los objetos en sí. Seria culpa mía si lo que de-
\ percepción interna de la diversidad anticipadamente dada be estimarse como fenómeno lo considerara yo coma
en el sujeto, y á la manera como es dada en el espíritu
(1) Apprehendiren,
(1) Apperception.
'
V^ ^'d*
218 ESTÉTICA THASGE?JOKNTAL OBSERVACIONES GENERALES 219
una pura apariencia (*). Pero esto no sucede con nuestro (digo de su intuición, porque todo su conocimiento debe
principio de idealidad de todas las intuiciones sensibles. tener este carácter y no el del pensamiento^ que supone
Si se concede, al contrario, una realidxd objetiva á esas límites). Pero, ¿con qué derecho se procede así, una vez
formas de la representación, todo inevitablemente se con- que se consideran Espacio y Tiempo como formas de los
vierte en pura apariencia (1). Al considerar Tiempo objetos en sí, y formas tales que, en cuanto sirven de
y
Espacio como cualidades que deben encontrarse en las condición para la existencia de las cosas ápriori siguen
cosas en si para su posibilidad, reflexiónese en los absur- subsistiendo, aunque se suprimieran las cosas mismas?
dos á que van á parar, admitiendo dos cosas infinitas sin Si son condiciones de toda existencia en general, deben
ser sustancias, ni algo realmente inherente en ellas, pero «erlo también de la existencia de Dios. Si no son, pues,
que deben ser algo existente y hasta condición necesa- considerados Espacio y Tiempo como formas objetivas
ria de existencia para todos los objetos, y que subsistirían de todas las cosas, es indispensable tenerlos por formas
aunque cesaran de existir todas las cosas. No se debe en- subjetivas de nuestro modo de intuición, así interna
tonces censurar al buen Berkerley cuando reduela todos como externa. Y
afirmamos de tales intuiciones su cua-
los cuerpos á una pura apariencia. Nuestra propia exis- lidad de sensibles, porque no son originarias, es decir,
tencia, dependiente en tal caso de la realidad subsistente porque no son tales que por sí solas produzcan la exis-
en si de una quimera, tal como el tiempo, seria cual éste tencia real del objeto (cuyo modo de intuición creemos
una vana apariencia: absurdo que nadie ha sostenido que sólo puede pertenecer al Ser Supremo), sino que
hasta ahora. dependen de la existencia del objeto y sólo son posibles
IV. En la Teología natural, donde se concibe un siendo afectada la facultad representativa del Sujeto.
objeto que no solo no puede ser para nosotros objeto de Tampoco es necesario que limitemos la manera de co-
intuición, sino que tampoco lo puede ser de ninguna nocer por intuición en Tiempo y Espacio á la sensibili-
intuición sensible , se distingue cuidadosamente de su dad del hombre. Quizá todos los seres finitos pensantes
propia intuición las condiciones de Espacio y Tiempo conformen necesariamente en esto con los hombres
(aunque nada podamos decidir sobre este particular);
pero no por esta universalidad dejaría de ser la intui-
(*) Los predicados del fenómeno pueden ser atribuidos al Objeto mismo
en relación con nuestro sentido, por ejemplo: á la rosa, el color rojo ó el olor; ción sensibilidad;, porque es derivada (intuitus deri-
pero la apariencia no puede nunca, como predicado, ser atribuido al Objeto, vatusj y no primitiva fintuitus y por con-
ori^inariusj ,
porque precisamente atribuye al Objeto en si lo que no le pertenece más qun
por
siguiente, no es intuición intelectual, como la que pare-
la relación de los sentidos, ó en general por relación al Sujeto, v. gr.: Ioa
dos anillos atribuidos primitivamenie á Saturno. Lo que no se encuentra en el ce pertenecer tan sólo al Ser Supremo por las razones
Objeto en sino siempre en la relación del mismo al Sujeto, y que es insepara-
sí,
antes indicadas y no á un ser dependiente así por su ,
ble de la representación del Objeto, es fenómeno: asi los predicados de Espacio
y Tiempo, son atribuidos con razón á los objetos del sentido como tales, y en
existencia como por su intuición (que determina su exis-
esto no bay apariencia alguna. Al contrario, cuando yo atribuyo á la ro8:i tencia en relación con los objetos dados). Esta última ob-
en si el color, á Saturno los anillos, 6 á todos los objetos exteriores la ezten- servación no debe ser considerada más que como una
sion en si, sin atender á la determinada relación de estos objetos con el Sujo*
aclaración y no como una prueba de nuestra teoría es-
to, ni limitar mi juicio por consiguiente, entonces nace la apariencia.
(!) Sc/iein. tética.
-*'
220 ESTÉTICA TRASCENDENTAL
INTRODUCCIÓN.
I.
DB LA LÓGICA BN OBNBRAL.
r f*-v
*i
222 LÓGICA TRASCENDENTAL INTRODUCCIÓN 22.3
del objeto): puro, si en la representación no se mezcla ral, ^ decir,
la Estética, de la ciencia de las
leyes del
sensación alguna. Pude llamarse á la sensación la ma- Entendimiento en general, es decir, de la Lógica.
teria del conocimiento sensible. La intuición pura, por La Lógica á su vez puede ser considerada desde
dos
tanto, contiene únicamente la forma por la que es perci- puntos de vista según se examinen las
operaciones ge-
bida alguna cosa, y el concepto puro la forma del pen- nerales ó las operaciones particulares del
entendimiento.
samiento de un objeto en general. Solamente las intui- La primera comprende las reglas absolutamente
necesa-
ciones y conceptos puros son posibles ápriori; los em- rias del pensar, sin las que no
pueden tener lugar las
píricos solólo son á posteriori. operaciones intelectuales,
y por consiguiente no atiende
Si llamamos senubilidad á la capacidad que tiene á la diversidad de objetos hacia los que podria dirigirse
nuestro espíritu de recibir representaciones (receptivi- el entendimiento. La Lógica de las operaciones particu-
dad] en tanto que es afectado de una manera cualquiera, lares contiene las reglas para pensar
rectamente sobre
\\\
por el contrarío, se llamará Entendimiento, la facultad ciertos objetos determinados. Aquella
puede llamarse
que tenemos de producirTiosotros mismos representacio- Lógica elemental; segunda, el Or^anon de esta ó la
la
nes ó la espontaneidad del conocimiento. Por la índole de otra ciencia. Esta última es habitualmente
enseñada en
nuestra naturaleza, la intuición no puede ser más que las escuelas como propedéutica de
las ciencias, aunque
sensible, de tal suerte, que sólo contiene la manera como en verdad sea lo último que la razón
humana alcanza
somos afectados por los objetos. El Entendimiento^ al en su proceso, pues no se llega á ella sino
cuando la
contrario, es la facultad de pensar el objeto de la intui- ciencia está muy adelantada y sólo espera la última
ción sensible. Ninguna de estas propiedades es preferi- mano para llegar á su mayor perfección. Es preciso, en
ble á la otra. Sin sensibilidad, no nos serian dados los efecto, conocer los objetos
en un grado bastante elevado,
objetos, y sin el entendimiento, ninguno seria pensado. para poder dar las reglas según las cuales
puede for-
Pensamientos sin contenido, son vacíos; intuiciones sin marse una ciencia.
conceptos, son ciegas. De aquí, que sea tan importante y La Lógica general es pura ó aplicada. En la primera,
necesario sensibilizar (1) los conceptos (es decir, darles abstraemos todas las condiciones empíricas bajo
las que
un objeto en la intuición), como hacer inteligible las in- ha sido aplicado nuestro entendimiento, por ejemplo:
la
tuiciones (someterlas á conceptos.) Estas dos facultades ó influencia de los sentidos, el juego de la
imaginación,
capacidades no pueden trocar sus funciones. El enten- las leyes de la memoria, el poder del hábito, la inclina-
dimiento no puede percibir y los sentidos no pueden pen- ción, etc.; por consiguiente, también las
fuentes de los
sar cosa alguna. Solamente cuando se unen, resulta el prejuicios, y en general, todas las causas
verdaderas ó
conocimiento. Lejos de confundir sus funciones, impor- supuestas de que pueden derivar ciertos conocimientos,
ta separarlas y distinguirlas cuidadosamente. En seme- que por no referirse sólo al entendimiento, necesitan
de
jante distinción, se halla la base para distinguir tam- la Experiencia. La Lógica, general
y pura tiene por único
bién la ciencia de las reglas de la sensibilidad en gene- objeto principios dpriorí
y es \m canon del entendimiento
y de la razón, pero únicamente en relación á la parte
(t) Begriffe sinnilich zu machen. formal de su uso, sea el que quiera por otra
parte su
'
/
* I
224 LÚUIGA TRASCENDENTAL
INTRODUCCIÓN
contenido (empírico ó trascendental). Se dice que. una ^25
Lógica general es aplicada, cuando se ocupa de las re- cicios y cuya regla la lógica
pura suministra), es la
glas del uso del entendimiento, bajo las condiciones em- que representa el entendimiento
y las reglas de su uso
píricas y subjetivas que nos enseña la Psicología. Esta necesario considerado in concreto, es
decir, en cuanto
Lógica tiene, pues, también principios empíricos, aun- que está sometido á las condiciones
contingentes del
trata de la aplicación del sugeto, que podrán serle opuestas ó
que sea general, en cuanto favorables; pero
entendimiento sin distinción de objetos. Por lo tanto,
que nunca están dadas empíricamente. Esa
lógica trata
de la atención, de sus obstáculos
no es un canon del entendimiento en general, ni un y efectos, del origen
del error, del estado de la duda,
Organon de las ciencias particulares, sino únicamente del escrdpulo, de la
del entendimiento común. persuasión, etc. Tiene con la lógica
un catártico (1) general y pura la
Debe ser, pues, completamente separada en la Lógica misma relación que existe entre la moral
pura, en cuan-
to sólo contiene las leyes morales
general, aquella parte que constituye la teoría pura de la necesarias de una
vo-
luntad libre en general,
Razón, de la otra que forma la Lógica aplicada (por más y la ética propiamente di-
(1)
cha que examina estas leyes en relación á
que ésta sea también general). Solo la primera es pro- los obstáculos
piamente una ciencia (2), aunque corta y árida, como lo con que tropiezan en los sentimientos,
inclinaciones y
pasiones á que mucho ó poco están
exige un tratado escolástico de la doctrina elemental sujetos los hombres
Bsta nunca seria una ciencia, ciencia
del entendimiento. demostrada, por-
En esta parte deben tener siempre presente los lógicos que del mismo modo que la lógica aplicada,
ha menes-
ter de principios empíricos
dos reglas: y psicológicos.
1) general, abstrae la materia del co-
Como Lógica
nocimiento intelectual y toda la diversidad de sus obje- II.
15
-n 'I
226 LÓGICA TRASCENDENTAL INTROUDCCION 227
diferencia entre un pensamiento puro y uno empírico de mitara únicamente á objetos de los sentidos. La diferen-
este origen del conocimiento, y sólo se limita á exami- ren á priori á objetos, no como intuiciones puras ó
nar nuestras representaciones bajo el punto de vista de sensibles, sino únicamente como actos del pensar puro
las leyes con que el entendimiento las emplea y
reúne y que, por consecuencia, son conceptos seguramente,
entre sí cuando piensa. Poco la interesa que esas repre- mas conceptos cuyo orígen no es empírico ni estético.
sentaciones tengan su orígen á priori en nosotros ó que Semejante ciencia que determinara el orígen, extensión
hayan sido dadas empíricamente: únicamente se ocupa y valor objetivo de esos conocimientos, se deberá llamar
en la forma que el entendimiento puede darlas, sean, Lógica trascendental^ pues á la vez que sólo se ocupara
por otra parte, las que se quieran las fuentes de donde con las leyes del entendimiento y de la razón, por otra
parte, sólo tendría que ver con objetos á priori
pueden proceder. y no,
Debo hacer aquí una observación que tiene mucha como la lógica general, con conocimientos empíricos ó
importancia para lo que sigue y que es preciso no olvi- puros sin distinción ninguna.
conviene
dar un instante. La palabra trascendental no
¿todo conocimiento d priori, sino sólo & aquél me- III.
representaciones
diante el cual conocemos que ciertas
(intuiciones ó conceptos) no son aplicadas ó posibles DIVISIÓN DE LA LÓGICA GENERAL EN ANALÍTíCA
(pues esta palabra de- Y DIALÉCTICA.
más que á priori y como lo son /]
uso á
signa la posibilidad del conocimiento ó de su
no son representaciones tras- ¿Qtié es la verdad^ Con esta tan antigua como célebre
priori). De esta suerte,
cendentales el espacio ni cualquier determinación
geo- pregunta se creia poner en grandísimo aprieto á los
métíica i priori del espacio, y sólo puede tener el
nom- lógicos, obligándoles á caer en la logomaquia más
orígen no em- deplorable (1) ó á confesar su ignorancia y asimismo
bre de trascendental el conocimiento del
representaciones y de la manera con que por consiguiente toda la vanidad de su arte. La de-
pírico de esas
pueden referírse á priori á objetos de la experíencia.
aplicación del espa-
Así, también, será trascendental la
cio á los objetos en general, y empíríca,
cuando se li- (i) Auf ciner eh'^nlen ni.ih'Xi'.
•
1
. > V..
228 LÓOIGü TRASGBNDBIÜTAL ÍNTRODUCCION 229
respecta en cuanto á la forma (prescindiendo de
finicion del nombre verdad, de que es la couformidad su con
tenido), que una lógica, al tratar de las
del conocimiento con su objeto, ya está admitida y leyes genera-
K
les necesarias del entendimiento, expondrá también
y
supuesta en esta obra; pero lo que se desea saber es el \
por esas mismas leyes criterios generales para la
criterio general y cierto de todo conocimiento. ver-
dad. Y todo lo que contradiga á esas leyes,
Saber lo que racionalmente puede pedirse, es por si es falso,
puesto que el entendimiento entonces se pone
sólo prueba harto evidente ^e cordura y de talento; en con-
tradicción con las leyes generales del pensar,
porque si la pregunta es absurda en si y requiere res- es decir,
consigo mismo. Pero esos criterios sólo respectan
puestas ociosas, no sólo deshonra al que la hace, sino á li
forma de la verdad, es decir, al pensar en general,
que á veces produce el inconveniente de precipitar en y si
por este concepto son exactos, á la vez son insuficien-
el absurdo al que sin pensar responde y dar de esta
como tes; porque, aunque un conocimiento
suerte el triste espectáculo de dos personas que, conforme com-
pletamente con la forma lógica (es decir, que no esté
decian los antiguos, ordeña la una la ubre mientras la
en contradicción consigo mismo), puede muy bien su-
otra sostiene la criba.
ceder que no lo esté con el objeto.
Si consiste laverdad en la conformidad de un cono-
El criterio puramente lógico de la verdad, á
cimiento con su objeto, este objeto debe, por esto mis- saber,
la conformidad del conocimiento con
mo, ser distinguido de todos los otros; pues un cono- las leyes univer-
salesy formales del entendimiento y de la razón, será
cimiento es falso si no conforma con el objeto á que
pues la condición sine qua non, es decir, negativa,
hace relación, por más que de otro modo contenga de
toda verdad; pero más lejos, no puede ir la
algo que pueda servir para otros objetos. Así, un crite- lógica' ni
tampoco hallar piedra alguna de toque que le indique
rio general de la verdad valdria sin excepción de obje-
el error, que sólo alcanza al contenido
k tos, para todos los conocimientos. Mas como entonces y no á la forma.
La Lógica general descompone, pues, en sus
se haria abstracción de todo contenido del conoci- ele-
mentos toda la obra formal del entendimiento
miento (de su relación con el objeto) y la verdad preci- de y la
razón, y los presenta como principios de toda aprecia-
samente á este contenido respecta, claramente se vé
ción lógica de nuestro conocimiento. A
que es de todo punto imposible y hasta absurdo pedir esta parte de la
Lógica puede dársele el nombre de
un signo distintivo de la verdad de este contenido del analítica, y es de
esta suerte la piedra de toque de la verdad,
conocimiento, y que por consecuencia no podrá encon- aunque ne-
gativa, puesto que es menester juzgar
trarse una marca suficiente y á la vez universal de la y comprobar la
contenido forma de todo conocimiento según estas reglas,
verdad. Y como ya antes hemos llamado al antes
que examinar su contenido, para ver si en relación
del conocimiento su materia, es lógico decir que en- al
objeto contiene alguna verdad positiva. Mas como no
cierra una contradicción el querer buscar un criterio
ma- basta en modo alguno para decidir sobre la verdad ma-
universal para la verdad del conocimiento de la
terial (objetiva) del conocimiento, la
teria. forma pura del
que conocimiento mismo— por mucho que conforme con las leyes lógi-
Es asimismo evidente, por lo al
— _-i
'. V,,
230 LÓGICA TRAI^etMOBNTAL INTRODUCCIÓN 231
Lógica sola á juz- la, con la que se afirma ó se niega lo que se desea con
cas— nadie puede aventurarse con la
haber antes hallado, la misma apariencia de razón.
gar objetos, ni á afirmar nada, sin
manifestaciones fundadas, Tal enseñanza está totalmente en oposición á la dig-
é independientes de ella,
nidad de la Filosofía. Así, pues, es justo, al aplicar el
salvo el pedi»ei) seguida á las leyes lógicas su uso y
encadenamiento en un todo sistemático, ó mejor aún,
nombre de Dialéctica á la Lógica, entender con ello una
Pero hay tanto Critica de la apariencia dialéctica. En este sentido es
el someterlas simplemente á esas leyes.
que aquí la comprenderemos.
de seductor en la posesión del precioso arte de dar á to-
dos nuestros conocimientos la forma del entendimiento,
por muy pobre que su contenido pueda ser, que esta IV.
Por diferente que sea la significación dada por los an- (como la sensibilidaden la Estética trascendental)
y
tiguos á esta palabra de la nuestra, se puede, sin em- sSlo tomamos de nuestro conocimiento la parte del pen-
bargo, deducir del uso que realmente hacian, que la dia- samiento que sólo tiene su origen en el entendimiento.
de instrumento (de organum) para extender y aumentar miento, sin tener cuenta para nada de la experiencia
y
sus conocimientos, sólo puede parar en una pura char-
aun hasta saliendo de sus límites, no obstante ser la
ik V JW LOOICA TRASCENDENTAL
(1) Zergliederuny
(2) Zugammenhano.
234 analítica tbasgendental
¿1) Verfolgen.
r r
y
^^^ ANALÍTICA TKASCENÜENTAL
CIPÍTÜLO PRIMERO
I
1
DE LA
i i
u\
Al ejercitar la facultad de conocer en determinadas
circunstancias, se presentan diferentes conceptos que
muestran la existencia de esta facultad, y que pueden
ser expuestas en una lista más ó menos extensa, según
sea la observación más detenida
y profunda. No se pue-
de señalar, con seguridad, el término de esta indaga-
ción, cuyo procedimiento es, per decirlo así, mecánico.
Existen también conceptos, que se descubren sólo oca-
sionalmente,y que no están en un orden dado ni en una
unidad sistemática. La ordenación de estos conceptos
sólo puede hacerse mediante ciertas analogías
I/I
y la im-
portancia de su contenido presentándolos en una serie
y
formada desde lo simple á lo compuesto, que no tiene
nada de sistemática, aunque en cierto sentido se haya
realizado metódicamente.
La Filosofía trascendental tiene la ventaja
y á la vez
I r r -
'
Ti
1
?40 analítica trascbnoental
FUNCIÓN hÓdJCK DKL ENTENDIMIENTO Ui
taciones, mediante las cuales puede referirse k obje<
tos. Es, pues, el predicado de un juicio posible, por
IV.
ejempo, de éste; todo metal es un cuerpo. Las funcio-
nes del entendimiento pueden todas ser halladas si se
MODALIDAD.
exponen con certeza las funciones de unidad en el
juicio. La sección siguiente mostrará que esto puede Problemáticos.
hacerse perfectamente. Asertó ricos.
A pod ícticos.
SECCIÓN SEGUNDA.
Como esta división parece diferir en algunas partes,
9.- aunque no esencialmente, de
S. la técnica usada por los
lógicos, seráiv útiles las observaciones siguientes,
para
DE LA FUNCIÓN LÓGICA DRL ENTENDIMIENTO EN EL JUICIO. prevenir una mala interpretación.
•
1.** Los lógicos dicen con razón que en el uso que se
Si abstraemos todo el contenido de un juicio en ge- hace de los juicios en los raciocinios se puede tratar
neral y solamente atendemos á la pura forma del en- del mismo modo los juicios singulares que los gene-
tendimiento, encontraremos que la función del pensar rales. Porque por lo mismo que esos juicios no tienen
en puede comprenderse bajo cuatro títulos que
el juicio ninguna extensión, su predicado no puede referirse
contiencL respectivamente cada uno tres momentos. solamente á una de las cosas que se hallan contenidas
Pueden ser fácilmente representados en la siguiente bajo él concepto del sujeto
y ser exceptuadas de las
tabla: restantes. Vale, por consiguiente, sin excepción
alguna,
para todo este concepto, lo mismo que si fuera un con-
I. cepto general que tuviera una extensión en la que
el
CUANTIDAD OE LOS
predicado pudiera hacer valer
toíla su significación. Si
JUIGIOb.
comparamos, al contrario, un juicio singular con otro
Generales. # general, solamente como conocimiento, según la canti-
Particulares.
Ili
dad, veremos entonces que aquél se refiere á éste como
Singulares.
la unidad á la infinidad
y que son en sí esencialmente
II. III. distintos. Si examino un juicio singular [judidum singu-
hre) no solamente en cuanto á su valor intrínseco, sino
CUALIDAD. RBLACION.
también como conocimiento en general, según la can-
Afirmativos. Categóricos. tidad que tiene en comparación con otros conocimien-
Negativos. Hipotéticos. tos, es indudablemente distinto de los juicios generales
Indefinidos. Disyuntivos (judicia comunia) y merece tener un lugar particular en
16
-ij
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7--
/
242 ANALÍTICA TBASCENOBNTAL FÜNCIOM LÓOICA DEL ENTENDIMIENTO
' '
243
uua tabla perfecta de los momentos del pensamiento en trascendental de todos los momentos
del pensamiento I
m general (aunque seguramente no en una lógica limita- en los juicios, porque la función ejercida aquí por el
da puramente al uso de los juicios entre sí). entendimiento quizá pueda ser importante en el campo
2/ De igual modo, en la Lógica trascendental, los de su conocimiento puro ápriori.
deben ser distinguidos de los afirmtti-
juicios indefinidos
3.**Todas las relaciones del pensamiento son: a del
inclui-
vos, aunque en la Lógica general sean justamente predicado al sujeto, d del principio á la consecuencia,
dos y no formen miembro alguno de división. Esta Ló- c del conocimiento dividido y de todos los miembros de
)<Í gica hace abstracción de toda la materia del predicado la división entresí. En la primer especie de juicio
solo
(aun cuando sea negativo) y considera solamente si ese se consideran dos conceptos, en la segunda dos
juicios,
atributo pertenece al sujeto ó si le es opuesto. Mas la
Ló- en la tercera muchos juicios relacionados unos entre
gica trascendental considera también al juicio en cuanto otros. La proposición hipotética: si hay
una justicia
á la materia ó contenido de esta afirmación lógica,
lieclia perfecta el delincuente será castigado, contiene
propia-
mediante un atributo- puramente negativo, é indaga lo mente la relación de dos proposiciones que son: «hay
•i!
que esta afirmación procura al conocimiento todo. Si justicia perfecta» y «el delincuente se»á castigado.»
digo del alma: ella no es mortal, me libro, mediante un Queda sin resolver aquí la verdad peculiar de cada
una
juicio negativo, por lo menos de un error. Por la
propo- de estas proposiciones, pensándose solo mediante
estos
sición: el alma no es mortal, he afirmado realmente, se* juicios la consecuencia. Finalmente, el juicio
disyun-
poniendo al alma en la ilimitada tivo contiene una relación de dos ó más proposiciones
gun la forma lógica,
oircunscripeion de los seres inmortales. Porque como lo entre sí; no de consecuencia, sino de
oposición lógica íi
k mortal constituye una parte de toda la extensión de loa en tanto que la esfera de una excluye á la de la otra.
seres posibles, lo inmortal la otra parte, por
mi propo- Contiene al mismo tiempo una relación de comunidad
sición no se ha dicho otra cosa sino que el alma es
una en tanto que juntas ambas esferas completan la
del
de las muchas cosas que permanecen cuando se ha conocimiento propio. Contiene, pues, una relación de
quitado de ellas todo lo que es mortal Mas la esfera las partes de la esfera de
un conocimiento, puesto que
indefinida de todo lo que es posible ha sido solamente la esfera decada una de esas partes es la parte com-
limitada en tanto que se ha separado de ella lo mortal plementaria de la otra relativamente al conjunto
del
y háse colocado el alma en el lugar restante. Pero este conocimiento propio, por ejemplo: «El Mundo existe
ó
espacio permanece siempre indefinido y muchas partes por una causa accidental, ó por una necesidad interna,
podrían suprimirse sin que por esto el concepto de ó por una causa externa.» Cada una de estas proposi-
alma aumentara en lo más miuimo y pudiera ser deter- ciones comprende una parte de la esfera del
conoci-
minado afirmativamente. Estos juicios indefinidos en miento posible de la existencia del Mundo en
general;
relación á la circunscrípcion lógica, son realmente todas juntas componen la- esfera total. Excluir el cono^
limitativos en relación á la materia del conocimiento cimiento de una de esas esferas es ponerte en una
de
en general, por esto no deben omitirse en la tabla
y
las otras: al contrario, ponerle en una
de ellas, es ex-
I
FUNCIUN LÓGICA DEL ENTENDIMIENTO ':í5
i 244 ANALÍTICA TRASCfcNDf:NTAI.
Hay pues en un juicio disyun- ser entonces la condición del conocimiento de la ver-
cluirle de las restantes.
dad. Así el juicio: el mundo existe por una causa ciega^
tivo una cierta comunidad de conocimientos que con-
accidental^ no tiene en el juicio disyuntivo más que una
siste en que excluyéndose recíprocamente unos á
otron
verdadero cono- que momentáneamen-
significación problemática, tanto
\1 determinan sin embargo en el todo el
tepuede ser quizá aceptado por alguien y servir, sin
cimiento, puesto que tomándolos en junto, constituyen
dado. embargo, por lo mismo que señala el camino falso que
el objeto total de un conocimiento particular
que queda dicho para la inteligen- entre elnúmero de los restantes puede elegirse para ha-
Creo suficiente lo
llar elverdadero camino. Proposición problemática es,
cia de lo que sigue.
una función com- pues, aquélla que no expresa más que una posibilidad
4.** La modalidad de los juicios es
lógica (que no es la objetiva), es decir, que deja libre el
pletamente particular de los mismos, cuyo distintivo
valor de una proposición siendo su admisión en el en-
consiste en no contribuir en nada para la materia del
tendimiento puramente arbitraria; la proposición aser-
juicio (porque esta materia no se compone más que de
tórica anuncia una realidad ó verdad, casi lo mismo
cantidad, cualidad y relación), sino que solamente se
que en uu raciocinio hipotético en el cual el anteceden-
refiere al valorde la cópula en relación con el pensa-
te esproblemático en la mayor, asertórico en la menor
miento en general. Juicios problemálicos, son aquéllos
que se acepta su afirmación ó su negación, solamente
y muestra que la proposición se halla ya ligada con el
entendimiento según las leyes que le rigen. La propo-
como posibles (voluntarios) ;aí5r¿dwoí, son aquéllos que
sición apodíctica concibe la proposición asertórica como
son considerados como reales (verdaderos); apodicticos,
determinada por estas leyes mismas del entendimiento
aquéllos cuya afirmación ó negación son necesarias (1). y
afirmando por consiguiente ipriori, manifiesta en cier-
Asi, los dos juicios cuya relación constituye eljuicio hipo-
que por su reci- ta manera una necesidad lógica. Estas tres funciones de
tético [antecedens et consequens), y los
modalidad pueden ser designadas como momentos del
procidad forman el disyuntivo (miembros de la división),
pensamiento en general, porque todo se une aquí gra-
son ambos solamente problemáticos. En el ejemplo pre-
dualmente al entendimiento, de tal suerte, que lo que
cedente, eljuicio «si hay una justicia perfecta» no está
antes se juzgaba como problemático, se toma después
(\
puesto asertóricamente, sino solamente pensado como un
asertóricamente como verdadero, para concluir, al fin,
juicio arbitrario, el cual es posible que alguien acepte; la
por unirlo inseparablemente con el entendimiento, es
consecuencia es la que es asertórica. De donde se sigue
decir, por afirmarlo como necesario y como apodíctico.
que tales juicios pueden ser manifiestamente falsos y
*
(1) Del mismo modo que ?*i en el primer caso el i»ensum¡enlo fuera una
función del entendimiento, en el segundo una función del juicio, en el
ter-
sigue.
I' ^.1
FUNCIÓN LÓGICA DEL ENTENDIMIENTO
244 ANALÍTICA TRASCENDENTAL t>45
tético [antecedens et consequens), y los que por su reci- ta manera una necesidad lógica. Estas tres funciones de
(miembros de la división), modalidad pueden ser designadas como momentos del
procidad forman el disyuntivo
problemáticos. En ejemplo pre- pensamiento en general, porque todo se une aquí gra-
son ambos solamente el
hay una justicia perfecta» no está dualmente al entendimiento, de tal suerte, que lo
I
cedente, el juicio «si que
antes se juzgaba como problemático, se turna
puesto asertóricamente, sino solamente pensado como un después
asertóricamente como verdadero, para concluir, al fin,
juicio arbitrario, el cual es posible que alguien acepte; la
por unirlo inseparablemente con el entendimiento,
consecuencia es la que es asertórica. De donde se sigue es
ser manifiestamente falsos y decir, por afirmarlo como necesario y como
que tales juicios pueden apodíctico.
sin embargo, tomarse como problemáticos y llegar á
*
(1) Del mismo modo que si eii ol
primer case» el pensumiento fuern una
función del entendimiento, en el sesrundo una función del juicio, en el
,!
ter-
sigue.
i
H 'Á
246 ANALÍTICA TRASCENDENTAL LAS cateoorUs 247
U..I miento. Esta síntesis es pura, cuando la diversidad no
SECCIÓN TERCERA. es empírica, sino dada á priori (como la del Espacio
y
I'.
la del Tiempo) Las representaciones deben ser ante-
.
careceria la Lógica de objeto, siendo por consiguiente función ciega, aunque indispensable, del alma, sin la
completamente vacía. El Espacio y el Tiempo contienen, cual no tendríamos conocimiento de nada, función de
ciertamente, una diversidad de elementos déla intuición la que rara vez tenemos conciencia. Pero es una función
pura ápriori; pero, sin embargo, pertenecen álacondi- que pertenece al entendimiento,
y que es la única que
cionalidad receptiva de nuestro espíritu, bajo la cual nos procura conocimiento propiamente dicho, el re -
el
únicamente pueden recibirse las representaciones de los ducir esta síntesis á conceptos.
objetosy que por consiguiente afecta siempre también k La Síntesis pura^ representada generalmente nos da el
^
su concepto. Pero la espontaneidad de nuestro pensa- concepto puro intelectual. Mas entiendo por Síntesis
miento exige para hacer de esta diversidad un conoci- pura, la que se funda en un principio de la unidad sin-
miento, que primeramente haya sido recorrida, recibida tética á priori. Así nuestra numeración (lo que
se
y enlazada de cierta manera. Esta operación la Hamo nota mejor aun en los números elevados) es una Sínte-
Síntesis. Hs según Conceptos, porque tiene lugar según un prin-
ír.i .
Entiendo por Síntesis, en su más lata significación, cipio común de unidad (por ejemplo, el decimal). Bajo
la operación de reunir las representaciones unas con este concepto es necesaria la unidad en la síntesis de la
otras y resumir toda su diversidad en un solo conoci- diversidad.
Pueden someterse mediante el análisis, diferentes re-
presentaciones á un solo concepto, asunto del cual se
ii) Ein Mannifaliges der Sinnlichheit. ocupa la Lógica general. La Lógica trascendental, al
\<
248 analítica trascendental
('
LAS CATEOORÍAS Wé
contrario, enseña la sumisión álos conceptos, no de las
representaciones, sino de la Síntesis pura de las repre-
TABLA DE LAS CATEGORÍAS.
sentaciones. Lo primero que debe sernos dado á priori
para la facilidad del conocimiento de todos los objetos, I.
es la diversidad de elementos de la intuición pura; la
HE CUANTIDAD.
Síntesis de esta diversidad ^or la imaginación, es lo
segundo, aunqu^ sin embargo, no dé conocimiento Unidad.
alguno. Los conceptos que dan la unidad á esta Sínte- Pluraridad.
sis pura, y que consisten únicamente en la representa- Totalidad.
í¿>
*^" ANALÍTICA TfiASCENDENTAL
LAS GATBOORÍAS 251
I( ''
indagación fortuita y sin orden de los
conceptos puros
de cuya perfección no puede estarse la totalidad deun sistema sino únicamente de sus prin-
cierto, por haber
sido formada por inducción, sin eipios, me
reservo este complemento para otro trabajo.
pensar que obrando
de este modo no se sabe nunca por Mas esto puede fácilmente lograrse tomando manuales
W!
qué estos conceptos
ontológicos y añadiendo, por ejemplo: á la categoría
y no otros, son inherentes al entendimiento puro El
propósito de Aristóteles al buscar de causalidad los predicables de fuerza, de acción, de
estos conceptos fun-
damentales, era digno de un hombre pasión: k la de comunidad, los predicables de presencia,
tan elevado Ma.s
como él no tenia un principio, los recogía de oposición: á la de modalidad, los predicables de naci-
según se le
:f\ presentaban y reunió primeramente miento, muerte, de cambio, y así sucesivamente. Al
diez, k los que
llamó Kalegorias (predicamentos). combinar las categorías entre sí ó con los modos de la
\i
Después creyó en-
contrar todavía otros cinco pura sensibilidad, resultan gran número de conceptos
y los añadió á los preceden-
tes con el nombre de derivados i priori. Aunque su indicación seria una
post-predicamentos. Pero su tabla
siguió siendo imperfecta. Además, obra útil y agradable, podemos escusarnos este trabajo.
entre sus categorías
hay algunos modos de la sensibilidad Omito intencionalmente la definición de estas catego-
I':
pura [quando,
v,H, situs, lo mismo que rías en este tratado, aunque bien hubiera podido ha-
priva, símil) y también un
modo empírico [motws] que no pertenecen cerlo. Analizaré estos conceptos más adelante tan fun-
en modo
alguno á esta tabla genealógica del damentalmente como exige la metodología que me
entendimiento
Contaba también entre los conceptos ocupa. En. un sfsteraa de la Razón pura, serian exigibles
primeros los deri-
vados (actio, passio), faltando en esas definiciones con pleno derecho; pero aquí no ha-
cambio algunos de los
conceptos primeros. rían más que hacer perder la atención hacia el punto
Es preciso notar en cuanto & los capital de la indagación, porque producirían dudas
conceptos primitivos y
i|í que las Categorías como conceptos objeciones que sin faltar á nuestro objeto esencial po-
verdaderamente fun-
damentales del entendimiento puro, demos aplazar para otro trabajo. Resulta claramente de
tienen también sus
conceptos derivados no menos lopoco que hemos dicho que es posible y fácil formar
puros y que no pueden en
modo alguno omitirse en un sistema un vocabulario completo de los conceptos puros conte-
completo de filo-
sofía trascendental; pero niendo todas las explicaciones necesarias. Dispuesta la
me limito á mencionarlos en
este ensayo puramente anaquelería, sólo resta llenarla: y una Tópica sistemá-
crítico.
Séame permitido llamar k tica como la actual indica fácilmente el lugar que pro-
esos conceptos puros del
entendimiento, pero derivados, los piamente pertenece á cada concepto y hace al mismo
predicables del enten-
dimiento puro (por oposición á los tiempo notar los que aún están vacíos.
i!
predicamentos) Una
vez en posesión de los conceptos
primiHvos y originales,
;/(¡; es fácil obtener los derivados
y subalternos, y queda en-
tonces el árbol genealógico
del entendimiento puro
completamente trazado. No proponiéndome
aquí tratar
l'l
íSs íi
y «i
^í'^-TSm^
252 analítica tbasicrndental
LAS C.^TEGORÍA? 253
que la primera carece de ellos. Esta diferencia debe,
!'
i. 11 (1). sin embargo, tener una razón en la naturaleza del en-
tendimiento.
Pueden hacerse sobre esta tabla de las categorías
Segunda observacmi: En cada clase es el mismo el
consideraciones muy curiosas, susceptibles para propor- ni\mero de las categorías, á saber, tres: lo que no puede
cionarnos quizá consecuencias muy
importantes para menos de atraer la atención, pues que toda otra división
laforma científica de todos los
conocimientos raciona- por conceptos á priori debe ser una dichotomia. Aún
les. Es, en efecto, fácil comprender
que esta tabla sirve puede añadirse á esto, que la tercera categoría resulta
extraordinariamente para la parte teórica
de la Filosofía siempre de la unión de la primera con la segunda de su
n
y es indispensable para el plan completo de una Ciencia, clase.
en tanto que se funda en conceptos á
prior i y para divi- Así, la totalidad (1) es la plnraridad considerada como
dirla matemáticamente segm
principios determinados unidad: la limitación^ la realidad en unión con la ne-
Basta para convencerse de ello
pensar que esta tabla gación: la comunidad^ la causalidad de una sustancia
contiene completamente todos los
conceptos elementales determinada por otra que ella á su vez determina,
del entendimiento
y también la forma del sistema de
y
finalmente, la necesidad, la existencia dada por la misma
los mismos en la inteligencia
humana: y que por consi- posibilidad.Mas no se piense por esto que la tercera ca-
guiente nos indica todos los momentos'
de una ciencia tegoría es un concepto simplemente derivado del enten-
r especulativa proyectada, así como también su ordena- dimiento puro y que no sea un concepto primitivo del
ción, como ya lo he probado en otra parte
(2). Hé a.iuí mismo. Porque la unión de la primera y la segunda ca-
algunas de esas observaciones.
tegoría para producir la tercera exige un acto especial
Primera observación-. Esta tabla de
Categorías que del entendimiento que es distinto de los que tienen lu- 1
comprende cuatro clases de conceptos,
se divide prime- gar en la primera y segunda. Así, el concepto de un
ramente en dos partes, de las cuales
la primera se refie-
re á los objetos de la intuición
número (que pertenece á la Categoría de Totalidad) no
(pura ó empírica) y la se- es siempre posible allí donde se encuentren los con-
gunda á la existencia de estos objetos (sea en relación
I ceptos de pluraridad y de unidad (por ejemplo, en la re-
entre sí ó con el entendimiento).
(
presentación de lo infinito); ni porque yo una el con-
Denominaría á primera clase de estos conceptos
la
cepto de causa y el de sustancia se entiende inmedia-
categorías maf-milicas
i
y á la segunda categorías diná- tamente la influencia, es decir, como una sustancia
micas. Solo la segunda clase
tiene correlativos, mientras
puede ser causa de algo en otra sustancia. Claramente
se ve que para esto es necesario un acto especial del
m entendimiento: y así sucede con todas las restantes.
(t) 1.» iiinMfos XI y XII raeroii afiadiil. >s i>i> U Mgiirnl 1 e'lii-ioii._
N. ilel T.
(J) Principiíis mntarisifo» de la Kisici.
(1) AHheil.
\<.
254 ANALÍTICA TRASCENDENTAL LAS OATFOORfAS 255
Tercera observación-. Tan sólo en una categoría, en se representa las partes de una cosa divisible, como
V I
la de comunidad^ comprendida en el titulo III, no es tan teniendo cada una (como sustancias) una existencia
in-
evidente como en las demás su conformidad con la dependiente de las otras, y reunidas, sin embargo, en
forma del juicio disyuntivo que le corresponde en la un tojo.
tabla de las funciones lógicas.
Para asegurarse de esta conformidad, es preciso no-
S. 12.
tar que en todos los juicios disyuntivos su esfera (el
conjunto de todo lo que es comprendido en uno de estos Se halla también en la Filosofía trascendental de los
11
juicios) es representada como un todo dividido en par- antiguos un capítulo que contiene conceptos puros del
I
i.
tes (los como ninguna de
conceptos subordinados); pero entendimiento, que aunque en verdad no eran contados
en las otras, deben ser
estas partes se halla contenida entre las categorías, debían, no obstante, según ellos,
concebidas como coordinadas y no como subordinadas, valer como conceptos á priori de objetos; en cuyo caso
de tal modo que se determinen entre sí, no sucesiva y habría que aumentar el número de las categorías, lo cual
parcialmente como en una serie sino mutuamente
,
no puede ser. Estos conceptos se encuentran bajo la fa-
como en un agregado (que afirmado que sea un mienx- mosa proposición de los escolásticos quolibet ens est
bro de la división, excluya á los restantes, y así respec-
, 1
divisible: y del mismo modo que en el primer caso los gencias lógicas de todo conocimiento y á la vez eran
miembros de la división se excluyen unos á otros, convertidos estos criterios del pensamiento, de una ma-
aunque estén, sin embargo, reunidos en una esfera. nera inconsecuente, en propiedades de las cosas misma3.
i
256 ANALfTffíA TBASGENnCNTAL DEDUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS PUROS
I 257
En todo Conocimiento de un Objeto existe propiamente experíencia, y finalmente en la integridad del principio
i la unidad del concepto que puede llamarse unidad ata" de explicación respecto á esas consecuencias
que dejan
litativfi^ considerando solamente bajo ella el conjunto en el mismo
estado lo que se tomó como hipótesis,
V,
de los elemontos diversos del conocimiento, como por y para que se pensó sintéticamente á priori lo pro-
lo
¡í ejemplo, la unidad del tema en un drama, en un dis- curan de nuevo analíticamente á posteriori,
confor-
in
curso ó en una fábula. En segundo Ing-ar, hay que mándose además con ellos. Los conceptos de Unidad,
considerar la verdad en relación á las consecuencias. Verdad y Perfección, no completan en manera
alguna
Cuantas más consecuencias verdaderas resulten de un la lista trascendental de las Categorías
como si fuera de-
concepto dado, tantos más caracteres hay de su realidad fectuosa, sino que dejando á un lado
toda relación de
objetiva. Esto podría llamarse la pluraridad cualitativa estos conceptos con los objetos, el
procedimiento con
de los signos que pertenecen á un concepto común (sin que se usan entra por completo dentro de las
reglas
que sean pensados como cantidades). lógicas generales de la conformidad del
conocimiento
Finalmente, y en tercer lugar, es preciso tener en consigo mismo. *
su unidad [sin hipótesis mediadora); en la verdad de las alguna, y nos creemos autorizados, también sin deduc-
consecuencias derivadas, conformidad de éstas con la ción para atríbuirlos^ un sentido imaginado,
porque
17
!'
f(
llii
la intuición por el conocimiento mismo. Con los concep- tar precedentemente de los Conceptos
de Espacio y
tos puros del entendimicíiio empieza, por el contrario, la Tiempo, que éstos, como conocimientos ápriori, \
deben,
indispensable necesidad de indagar, no solamente su sin embargo, referirse necesariamente á
objetos, y como
deducción trascendental, sino también la del Espacio, hacen posible un conocimiento sintético de los
mismos,
porque como ella trata de los objetos no por predicados independiente de toda experíencia. En efecto, como
solo
de la intuición y de la sensibilidad, sino del pensa- mediante esas formas puras de la sensibilidad
puede
miento puro d prioriy estos conceptos se relacionan con ofrecérsenos un objeto (es decir, ser objeto de
la intui-
objetos en general, sin condición alguna de la sensibi- ción empírica), resulta que Espacio
y Tiempo son intui-
lidad. Como nose fundan estos conceptos en la expe- ciones puras que contienen ápriori las
condiciones de
riencia, no pueden mostrar en la intuición d priori nin- posibilidad de los objetos como fenómenos,
II
y tiene la
gún objeto sobre el cual se apoye su Síntesis anterior síntesis en los mismos un valor objetivo.
á toda experiencia. De aquí resulta, que no solamente No representan, por el contrario, las Categorías del
hacen sospechar respecto k su valor objetivo y á los Entendimiento, las condiciones bajo las cuales los
limites de su aplicación, sino que también convierten objetos se dan en la intuición, por consiguiente,
y pue-
en dudoso el concepto de Espacio por la inclinación que den aparecer como tales objetos sin que necesariamente
tienen á usarle más allá de las condiciones de la intui- tengan que relacionarse con las funciones del entendí-
2e2 analítica mASCENDBNTAL
DEDUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS PUROS 263
miento y sin qne éste contenga las condiciones
ápriori tra intuición, porque no necesita en manera alguna de
de los mismos. De aquí resulta una dificultad, que
no las funciones del pensar.
hemos hallado en el campo de la sensibilidad, la de sa-
Pretendiendo evitar el trabajo de estas investigacio-
ber como las condiciones subjetíms del pensar
deban nes con decir que la experiencia presenta incesante-
tener un valor objetivo, es decir, dar las condicio-
mente ejemplos de regularidad en los fenómenos que
nes de posibilidad de todo conocimiento de
objetos: procuran suficientemente ocasión para sacar de ellos el
porque indudablemente pueden ofrecerse fenómenos
en concepto de causa y confirmar al mismo tiempo
la intuición sin las funciones del el va-
entendimiento. Tomo, lor objetivo de dicho concepto,
por ejemplo, que el con-
se olvida
el concepto de causa, que significa una
cepto de causa no puede producirse en modo alguno de
manera especial de síntesis, en la cual se une algo A
, esta manera y que, ó debe hallarse fundado completa-
según una regla, B que le es totalmente indiferente.
mente d priori en el Entendimiento, ó abandonarse
No es claro i priori por qué razón los fenómenos deban
totalmente como una pura quimera. Porque el tal con-
contener algo semejante (porque las experiencias no
lo cepto exige necesariamente que A sea de tal especie,
probarían, puesto que el valor objetivo de este
cepto debe poderse demostrar ápriori),
Con- que S
le siga mediante una re^la absolutamente general.
y es por consi-
Los fenómenos presentan casos de los que puede sa-
guiente dudoso á priori, si el dicho concepto de causa
carse una regla, según la cual acontece algo comun-
es completamente vacío, y si en parte alguna puede
mente, pero jamás se deducirá de aquí que la consecuen-
hallar objeto entre los fenómenos. Es evidente
/ •
que los cia sea necesaria. En la síntesis de causa y efecto hay
objetos de la intuición sensible deben conformarse
con también una dignidad (1) que es imposible expresar em-
las condiciones formales de la sensibilidad,
existentes píricamente, á saber: que el efecto no se añade simple-
á priori en nuestro espíritu, pues que de otra manera no
mente á la causa, sino que por esta misma se vé puesto
serian objetos para nosotros: pero es difícil
concebir
por qué esos objetos deben además estar de acuerdo y producido. Laestricta universalidad de la regla no es
con tampoco una propiedad de las reglas empíricas, porque
las condiciones que el entendimiento necesita para la
no pueden recibir en la inducción más que una gene-
comprensión sintética del pensar. Bien pudiera ser que
ralidad comparativa, es decir, una extensa aplicación.
los fenómenos fueran de tal naturaleza,
que el entendi- El uso de los conceptos puros del entendimiento varia-
miento no los hallara conformes en modo alguno coa
ría totalmente si tan sólo se los quisiera emplear como
las condiciones de su unidad,
y que todo estuviese en productos empíricos.
talconfusión que, por ejemplo, en la sucesión de los
fenómenos no existiera nada capaz de suministrar una
regla de síntesis, correspondiente al concepto de
cau-
sa y deefecto, y que fuera, por lo tanto, dicho concep-
to completamente vano, nulo y sin significación. No
ofrecerían por esto los fenómenos menos objetos á nues-
(I) Dignilnt.
A
264 ANALfTIGA TRASCENDENTAL U EDUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS PUROS 265
í
cir, percibirsey darse empíricamente. Ahora se tra-
ta de saber si los conceptos á priori preceden tam-
bién como condiciones para percibir ó pensar algo como
§. XIV.
objeto, de lo cual se deduciría
que todo conocimiento
empírico de objetos está conforme necesariamente con
I'
trAnsito á la deducción trascendental de las esos conceptos, porque sin la suposición de éstos nada
categorías. es posible como odjeío de la experiencia, Pero toda expe-
il
riencia contiene además de la intuición de los sentidos,
mediante la cual se dan las cosas, un concepto de un
1
Solamente hay dos casos en los que la representación objeto que se ha dado en la intuición ó que aparece
y
sintética y sus objetos pueden coincidir, relacionarse hay por lo tanto conceptos de objetos en general que fun-
necesariamente, y por decirlo así, marchar respectiva- damentan, como condiciones á priori todiO conocimiento
mente á su encuentro. O el objeto hace posible la repre- experimental. Por consecuencia, el valor objetivo de
sentación ó la representación hace posible el objeto. como conceptos a priori^ se apoya en
las categorías,
En el primer caso, la relación es solamente empírica y que solo ellas hacen posible la experiencia (en cuanto
la representación es imposible ápriori: tal acontece en á la forma del pensar). Se refieren, pues, necesariamen-
I los fenómenos por lo que en ellos pertenece á la sensa- te á priori á los objetos de la experiencia, puesto que
habla aquí de la causalidad que puede tener mediante Tiene, pues, la deducción trascendental de todos los
la voluntad); sin embargo, es la representación, en re- conceptos á priori un principio con el cual debe diri-
lación con el objeto, determinante ápriori cuando solo girse toda investigación, á saber: que esos conceptos
por ella es posible conocer algo como objeto. Son, pues, deben reconocerse como condiciones á priori de la
dos únicamente las condiciones para la posibilidad del posibilidad de la experiencia (bien sea intuición ó pen-
conocimiento de objetos: primera, Intuición, mediante samiento lo que se encuentre en ella). Los conceptos
la cual se dá el objeto como fenómeno; segunda. Con- que dan el principio objetivo de la posibilidad de la ex-
cepto, mediante el cual se concibe un objeto corres- periencia, son necesarios por esto mismo. Pero el des-
pondiente á esta intuición. Según lo precedente, resulta envolvimiento de la experiencia en el que se han de
i
que la primera condición, á saber, la que hace posible hallar no es su deducción (sino su ilustración), pues
la percepción de los objetos, sirve realmente
en el es- de otro modo sulo serian accidentales. Sin esta primi-
fundamento á priori de ellos en cuanto á la
píritu de tiva relación con una experiencia posible en la cual se
forma. Con esta condición formal de la sensibilidad, presentan codos los objetos de conocimiento, no podría
conciertan, pues, necesariamente todos los fenómenos, comprenderse la relación de esps conceptos con un
puesto que solo pueden aparecer mediante ella, es de^ objeto cnalquiera.
266 ANALÍTICA TRASCENDENTAL OBDUCCIÓN ÜE LOS CONCEPTOS PUROS 267
"<
Por no haber hecho esta observación el célebre
(1) liarse conla realidad de los conocimientos científicos
Locke^ encontró en la experiencia conceptos puros del d priori, que poseemos, como por ejemplo, los de las
entendimiento, que hizo derivar de la experiencia mis- Matemáticas puras y de la Física general.
ma, y fué, por tanto, tan inconsecuente^ que intentó Abrió el primero de esos dos hombres ilustres to-
conocimientos que^ exceden los límites de la experien- das las puertas á la exageración, porque la razón,
cia. David Hume reconoció que para poder lograr esto
una vez de su parte el derecho, no se deja ya imponer
último, era preciso que esos conceptos tuvieran un orí- por vagos consejos de moderación; el segundo cayó
gen ápriori. Pero como no pudo explicarse la posibili- completamente en el escepticismo desde el instante en
dad de que entendimiento conciba conceptos que se
el que creyó descubrir que lo estimado generalmente como
enlacen necesariamente con los objetos
y que, sin em- Razón no era más que una ilusión de nuestra facultad
bargo, no lo estén con el entendimiento, y no ocurrién-
—
de conocer. Hemos llegado ya al caso de ver si pode-
dosele que quizá entendimiento fuera, por estos mis-
el mos ensayar el dirigir felizmente á la razón humana
mos conceptos, el fundador de la experiencia en la cual por entre estos dos escollos é intentar si podemos mos-
se encuentran sus objetos, sucedió que los dedujo, apre- trar sus determinados límites, conservando, sin embar-
miado por la necesidad, de la experiencia (es decir, de go, abierto todo el campo de su legítima actividad.
esa necesidad subjetiva precedente de la repetida aso- Antes, quiero tan solo recordar la definición de las
ciación en la experiencia
y que falsamente se tuvo categorías.Son las categorías concepto de un objeto en
por objetiva, es decir, del hábito). general mediante las que la intuición de ese objeto se
Después procedió consecuentemente al considerar considera como determinada por relación á una de las
imposible traspasar los límites de la experiencia con funciones lógicas del juicio. Así la función del juicio
estos conceptos y los principios que establecen. Pero la categórico es la de la relación del sujeto al predicado,
derivación empírica, que intentaron ambos pensadores, como por ejemplo: todos los cuerpos son divisibles. Pero
está refutada por el hecho de que no puede conci- con relación al simple uso lógico del entendimiento per-
manece verdaderamente indeterminado á cuál de los
dos conceptos debe atribuirse la función del sujeto y á
(1) Todo lo que aquí continúa hasta el fin de esta sección, se añadió en la
cuál la del predicado; pues puede también decirse; algo
segunda edición y en su lugar foIo veia lo siguiente: «Hay tres fuentes primi-
tivas (capacidades ó facultades del alma) que contienen las condiciones de po- divisible es un cuerpo. Por el contrario, cuando hago
sibilidad de toda experiencia y que no pueden derivarse de otras facultades entrar en la categoría de Sustancia el concepto de un
del alma, á saber: el sentido, la imaginación y la apercepción. De aquí, 1.*,
cuerpo, se determina por esto que la intuición empírica
la synopsis de los elementos diversos á priori hecha por los sentidos; 2.*, la
sintesis de esta diversidad por la imaginación; 3.», finalmente, la unidad de de dicho cuerpo debe considerarse como sujeto y nun-
esta síntesis por la apercepción primitiva.
Todas estas facultades, además de ca como simple predicado, y así lo mismo para las res-
su uso empírico, tienen un uso trascendental que únicamente se refiere ú la
tantes categorías.
forma y que solo es posible á priori. En la primera parte hemos hablado do
esta última en relación á los sentidos;
y procuraremos ahora penetrar bien
en la índole de las otras dos.»
V
268 ANALÍTICA TRASCENDENTAL DEDUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS PUROS 269
en una intuición que es puramente sensible,
es de-
cir, que no es más que una receptividad,
SECCIÓN SEGUNDA (1). y la forma de
h' I
iJr
1
I'
á penetrar tan profundamente en los primeros principios de la posibilidad 31 y lorman un enlace tal, que áuu sin la presencia del objeto una de estas
re-
de nuestros conocimientos on general, que para evitar iaprolígidad de una presen liciones hace pasir el espíritu á
otra, según una regla constante.
Mas
teoria acabada, sin dispensar por esto nada en una indagación tan necesaria, esta ley de la reproducción supone
que los fenómenos mismos están someti-
he creído conveniente preparar, más bien que instruir al lector porloscuatrf) dos realmente á tal regla que la diversidad
y de sus representaciones tiene
números siguientes, y no presentarle sistemáticamente hasta la tercera sec- lugar según ciertas leyes de asociación
ó sucesión; porque de no ser asi
»:;,}
ción la explicación de estos elementos del entendimiento. El lector no debe, nuestra imaginación empírica no tendría
nunca nada que hacer conformo á
pues, desmayar hasta llegar á este punto por una oscuridad, inevitable al (•<> 8u propiedad, y permanecería, por lo tanto,
escondida en las profundidades
roionzo de un sendero virgen, y espero ha de quedar completamente ilustra- del espíritu como una facultad muerta
I y desconocida para nosotros mismos
do en la sección siguiente. Si el cinabrio fuera rojo ahora, luego
\ñ negro, más larde ligero, por último
pe-
sado; si el hombre se trasformase tan
pronto en un animal de esta especie
1.— SÍNTESIS DE LA APREHENSIÓN EN LA INTUICIÓN. como de la otra, si la tierra se cubriera en un
larguísimo día de frutos
después de hielo y nieves, mi imaginación y
Procedan de donde quiera nuestras percepciones, ya se produzcan bajo empírica no tendría ocasión de
la influencia de las cosas exteriores, ya por causas internas ora se formen recibir en el pe jsamiento por la
representación del color rojo la pesadez
del
á priori ó empíricamente como fenómenos, pertenecen siempre de cualquier cinabrio; ó una palabra se aplicaría
tan pronto á una cosa como á otra ó
modo que sean, como modificaciones del espíritu, al sentido interno, y como la misma cosa se distinguiría
ahora con un nombre y luego con otro, sin
que
tales, todos nuestros conocimientos están sometidos en último término á hubiese una regla cierta á la cual se
sometieran los fenómenos en si mis-
mos, ni pudiera entonces realizarse ninguna
1n lacondición formal del sentido interno, es decir, al Tiempo; en el cual de-
duccion.
síntesis empírica de la reoro-
ben todos ordenarse, enlazarse y relacionarse. Esto os una observación ge-
neral que servirá de fundamento á todo lo ulterior. És preciso, pues, que exista algo que haga
posible esta reproducción de los
C.ontieBe en sí toda intuición una diversidad que no se representarla, An fAóiuenos, que sea el fundamento á priori de [
su unidad sintética necesaria I
«mbargo, como tal si el espíritu no distinguiera el Tiempo en la serie de Tal verdad se reconoce cuando se piensa
((ue los fenómenos no son cosas eii
las impresiones sucesivas, porque tod representación como contenida en un SI, sino e! simple juego de nuestras
i
representaciones, que en último término
momento equivale á una unidad absoluta. A fin, pues, de que pueda resultar resultan de las determinaciones del sentido
interno. Si podemos, pues pro-
la unidad de la intuición de esta diversid id (como, por ejemplo, en la re- bar que nueslras intuiciones á priori, aun las
más puras, no producen cono-
presentación del Espacio) es necesario primero recorrer toda la diversidad ci.niento alguno á no ser que con .engan un
enlace de los elementos diversos
y componer después sus elementos en un todo: operación á la que llamo que haga posible una síntesis permanente de la
reproducción, quedará en-
Híntesis de la aprehensión^ porque tiene precisamente como objeto
la intui- tonces fundada esta síntesis de la imaginación
en principios á priori, ante-
ción que ofrece una diversidad; pero que, no obstante, no puede nunca riores a ioda experiencia. Es preciso admitir una síntesis trascendental
pura
efectuarse como tal, como coatenida en una represen tucioa sin la intervea- que cimento la posibilidad de toda experiencia (en tanto que esta supone
cion de una síntesis. nocesaríainenle la reproductíbüidad de los fenómenos). Es, pues,
evidente
Esta síntesis de la aprehensión debe también practicarse á priori^ es de- que sí trazo una línea en mí pens imíento ó sí quiero
pensar el tiempo que
cir, con respecto á las representaciones que no son empíricas. Sin ella no po- media de un medio día á otro, ó sólo representarme
cierto número, es preciso
dríamos tener á priori, ni las representaciones del Espacio, ni las del Tiem- que tome una á una en mi pensamiento esas diversas
representaciones. Si
po, porque éstas solo pueden producirse por la síntesis de la diversidad dejara escapar de mí pensamiento las representaciones anteriores (las
prime-
suministrada por la sensibilidad en su primitiva receptividad. Tenemos, ras partes de la línea, las partes
precedentes del
Tiempo ó las unidades re-
pues, una síntesis pura de la aprehensión. presentadas sucesivamente) y no las reprodugera
á medida que paso á las
íiguientes, nunca podría verificarse una
11. —SÍNTESIS DE BEPRODUCCION EN LA IMAGINACIÓN. representación total, ni ninguno
de los pensamientos indicados ni aun serían
y posibles las representaciones
Es en verdad una ley puramente empírica la do que las representaciones fundamentales más puras y primeras de Espacio
y Tiempo.
que frecaen temen te se siguen ó se acompañan, terminan por asociarse entre U síntesis de la aprehensión está, pues,
inseparablemente ligada con la
í^lt
^
272 ANALÍTICA THASCEN DENTAL ÜKDÜCC'ÜN DE LOS CONCEPTOS PUROS
273
esta facultad se debe llamar entendimiento, para dis- acto intelectual todo enlace Vervmdují^)^
( consciente 6
tinguirla de la sensibilidad, resulta siempre que es un inconsciente, ora abrace intuiciones ó
conceptos diver-
síntesis de la reproducción. Y como aquélla constituye el principio trascen- conocimientos no se determinan al azar ó
arbitrariamente, sino á priori
y de
dental de la posibilidad de todos los conocimientos en general (no sólo de ciertamanera, porque debiendo relacionarse con un
objeto, deben también
los empíricos, sino también de los puros á priori), la síntesis reproductiva
conformarse neces.iríamentü en relación con este
objeto, es decir, tener aque-
de la imaginación pertenece á los actos trascendentales del espíritu, y en vista lia unidad que es la que constituye el concepto de un objeto.
de éstos, llamaremos también á esta facultad, facultad trascendental de la Mas, como solo nos ocupa la diversidad de nuestras
representaciones, y
como la X «lue les corresponde (el
imaginación. objeto) no es nada para nosotros
por la
razón que debe ser algo diferente de nuestras
ni. —SÍNTESIS DE LA RECOGNICIÓN EN EL CONCEPTO. la unidad que necesariamente forma
representaciones, es claro que
el objeto no puede ser otra
cosa que la
no tuviéramos conciencia de que lo que pensamos es precisamente la
Si unidad formal de la conciencia en. la síntesis de
las representaciones diver-
misma cosa que habíamos pensado un momento entes, toda reproducción en sas. Por tanto, decimos que hemos conocido
el objeto cuando hemos efec- i
la serie de representaciones fuera vana. Porque en el estado actual habría una tuado una uniiad sintética en los diversos
elementos de la intuición Pero
nueva representación que no pertenecería al acto que poco á poco la produjo, esta unidad es imposible si la intuición no
se ha producido por está
fun-
y los elementos diversos de esta representación no formarían jamás un todo, ción de la síntesis, siguiendo una regrla que
hace necesaria á prioH la repro-
pues carecerían de la uniclad que solamente la conciencia puede prestarles. Si ducción de ios elementos diversos y hace posible
un concepto en el cual éstos
contando, olvido que las unidades que ahora tengo anle mis sentidos han se unen. Asi, pensamos un triángulo
como objeto, cuando tenemos concien-
sido sucesivamente aüad idas por mí unas á otras, no reconoceré la pro- cia de 1 .composición de las tres líneas
rectas, por una regla, según la
cual se
ducción del número por esta adición sucesiva de unidad á unidad, y por hace posible la producción de tal intuición
en todo tiempo. Esta unidad de la
consiguiente, tampoco al número mismo; porque este concepto consiste úni- regla determina, pues, toda la diversidad
y la sujeta d condiciones que posi-
camente en la conciencia de esta unidad de la síntesis. bilitan la unidad de la apercepción,
y el^concepto de esta unidad es la repre-
La palabra concepto es susceptible por sí misma de ofrecernos esta obse^ sentación de! obje!o-X que concibo pensando los
predicados de uu Iri.ingulo
vacioD. Porque en efecto, esta conciencia única es la que reúne en una re- Todo conocimiento exige un concepto cualquiera
que sea su imperfección ú
presentación los elementos diversos sucesivamente percibidos y después re- oscuridad; mas este concepto es siempre, en
cuanto á su forma, algo general
producidos. Esta conciencia puede con frecuencia ser débil, de tal suerte que y que sirve de regla. Así el concepto de cuerpo, por la
unidad de los ele-
lio launamos al acto mismo de la producción de la representación (es decir, mentos diversos «lue concebimos en él, sirve de
regla á nuestro conocimiento
inmediatamente), sino al efecto; pero á pesar de esta diferencia, siempre debe de los fenómenos externos. Pero puede ser
este una regla para las intuicio-
nes, sólo en cuanto que representa en
haber una conciencia en él, por más que carezca de una claridad resplande- fenómenos dados la reproducción ne-
ciente: sin conciencia, los conceptos y conocimiento de los objetos son al)- cesaria de su diversidad
el y por consecuencia la unidad sintética al tener con-
solutamente imposibles. ciencia de ellas. Así el concepto de cuerpo,
en la percepción de algo que
Y es aquí, pues, necesario entender lo que se quiere decir con la expre- DOS es exterior, hace necesaria la representación
de extensión y con ésta la
sión: objeto de representaciones. Hemos dicho anteriormente que los fenó- de impenetrabilidad, forma, etc.
menos son solo representaciones sensibles, las cuales deben considerarse Toda necesidad tiene siempre por fundamento una condición trascenden-
en sí mismas como tales y no como objetos (exceptuando la facultad repre- tal. Es, pue§, preciso hallar un fundamento trascendental de la unidad de
la
sentativa). ¿Qué es lo que se entiende, pues, cuando se habla de que un conciencia en la síntesis de los elementos diversos de todas
nuestras intui-
objeto corresponde al conocimiento ó difiere de él? Es fácil comprender que
ciones, otro tanto puede decirse de los
conceptos de objetos en general,
y lo
este objeto solamente puede percibirse como algo en general=X, porque
mismo, por consecuencia, de todos los objetos de la
experiencia; fundamento
1
fuera de nuestro conocimiento no tenemos nada que podamos ojMinerle sm el cual seria imposible concebir un objeto cualquiera para nuestras in-
como correspondiente á él. tuiciones; porque este objeto no es más que el algo cuya nacesidad de la sín-
Pero hallamos de una parte que nuestro pensamiento de la relación de un tesis expresa el concepto.
conocimiento con su objeto lleva en sí mismo algo necesario, pues este Es, pues, esta condición originaria
y trascendental la apercepción tras-
objeto se mira como lo que le está opuesto, y por otra parte, que nuestros cendental. La conciencia de sí mismo, en consecuencia de las determinacio-
18
074 analítica trascendental ÜKDÜCCIOM DE LOS CONCEPTOS PUROS
275
sos, ora sean ó no sensibles estas intuiciones. Llamare- estoque no podemos representarnos nada enlazado
con
mos este acto en general síntesis para hacer notar con un objete sin haberlo hecho antes nosotros
mismos, y que
nes de nuestro estado en la percepción interna, espuramenle empírica, siem- El concepto puro de este objeto trascendental
(que realmente en todos nues-
pre mudable y no puede dar ea el flujo de los fenómenos internos un Yo fijo tros conocimientos es siempre idéntico - X), es el que puede dar á todos
llama el sentido intimo ó la apercepción
y permanente; comuomente se la nuestros conceptos empíricos en general la relación
con el objeto, es decir
empírica. Lo que debe ser necesariamente representado como
numérica-
la realidad objetiva. Este concepto no
puede, pues, contener ninguna intui-
mente idéntico, no puede concebirse como tal mediante los datos empíricos. ción determinada, y por consecuencia no
concierne más que á aquella uni-
que
Es preciso que exista una condición que preceda á toda experiencia y dad que debe hallarse en la diversidad del conocimiento,
trascendental.
en tanto que está
la haga posible, dando así valor á tal suposición en relación con un objeto. Pero esta relación es
la unidad necesaria de la
Mas no pueden existir conocimientos en nosotros ni enlace y unidad
entro
conciencia, por consiguiente también de la síntesis
de la diversidad operada
ellos sin esta li conciencia que precede á todos los datos de las
unidad de por función común del espíritu de unir esa diversidad
la
en una representa-
intuiciones. En precedencia so funda la posibilidad de toda representa-
tal ción.Como esta unidad debe considerarse necesariamente á
la llamaré la
priori (porque
ción de objetos. Esta conciencia pura, originaria, inmutable, de otro modo el conocimiento estaría sin objeto),
relación con un
1 1
objeto
bien cla-
apercepción trascendental. Que este es el nombre que merece se ve trascendental, es decir, la realidad objetiva de
nuestro conocimiento empíri-
ro reparando en que la unidad objetiva, la más pura, á saber, la de los con- co descansará en esta ley trascendeatal, que
todos los fenómenos, en tanto
relación de las in-
ceptos á priori (Tiempo y Espacio) solo es posible por la que mediante ellos so nos dan objetos, deben estar
sometidos á reglas á
apercepción sir-
tuiciones con esta apercepción. La unidad numérica de esta priori do su unidad sintética, según las
cuales soloes posible la relación en
ve, pues, de fundamento á priori á todos los conceptos, de la misma manera la intuición empírica. Peben, por tanto, hallarse en la experiencia
bajo las
que la diversidad de Espacio y Tiempo á las intuiciones de la sensibilidad. condiciones de la unidad necesaria de la apercepción,
l*.!)i.,l. todos los fe- y en la simple intui-
Esta misma unidad trascendental de la apercepción convierte
1
sintéticamente la variedad en un solo conocimiento. Es, pues, la conciencia Solamente hay una experiencia en la cual todas las
percepciones se re-
originaria y necesaria de la identidad de sí mismo, conciencia de una uni- presentan con encadenamiento
y regularidad, del mismo modo que sólo
dad igualmente necesaria do ia síntesis de todos los fenómenos según con- hay un Tiempo y un Espacio en el cual tienen lugar
todas las formas del fe-
ceptos, es decir, según reglas. Estas reproducen y á la vez determinan el nómeno y todas las relaciones del ser ó del no-ser. Cuando
se habla de dife-
cosa. No podia,
objeto á su intuición, uniéndolas así al concepto de alguna rentes experiencias, son otras tantas percepciones
que pertenecen á una úni-
sí mismo en la di-
por tanto, el espíritu concebir á priori la identidad de ca y misma experiencia. La uaidad universal
y sintética de las percepciones
versidad de sus representaciones, si no tuviera ante sí la identidad de
sus constituye precisamente la forma de la experiencia,
y es tan SÓI9 la unidad
acciones, que somete toda síntesis de la aiírehension (que es
empírica) á sintética de los fenómenos hecha según
conceptos.
una unidad trascendentü y hace su composición posible según reglas « La unidad de la síntesis hecha según conceptos
empíricos seria completa-
priori. Ahora podremos determinar de una manera más exacta nuestros con- mente contingente si no se fundaran estos en un principio
trascendental de la
ceptos de un objeto en general. Todas las representaciones tienen,
como re- unidad, y fuerza entonces posible que una multitud
de fenómenos llenaran
presentaciones, sus objetos, y pueden ser ellas mismas á su voz objetos de nuestra alma, sin que sin embargo pudiese nunc^
resultar una experiencia.
otras representaciones. Lo único que recibimos inmediatamente
como objeto, Pero además, desaparecería también teda
relación de conocimiento con el
son los fenómenos, y lo que en ellos se refiere inmediata.nente al
objeto, se objeto porque carecían del enlace según
las leyes generales y necesarias,
y
llama intuición. Mas no son estos fenómenos cosas en sí mismas, sino sola- seria en verdad una intuición sin
pensamiento alguno, pero nunca un co-
mente representaciones que tienen á su vez un objeto, el cual no puede per- nocimiento, falto de lodo valor para nosotros.
cibirse ya por nosotros y debe por consecuencia llamarse objeto no empí- Las condiciones á priori de una experiencia
posible en general, son, al
rico, es decir, tra8cendental=X. mismo tiempo, las de la posibilidad de los objetos de la
experiencia. Afirmo,
276 analítica trascendental DEDUCCIÓN DE LUS CONCEPTOS PUROS •277
única que no
de todas las representaciones el enlace es la sugeto mismo, por ser este un acto de su espontaneidad.
sino solamente por el
puede sernos dada por los objetos, Es fácil notar acjuí que este acto debe ser primitivamen-
jamás sucede alguna cosa sin que haya sido precedida SECCIÓN III.
puesto como ley de la naturaleza, pregunto, ¿en
qué se
siempre sigue: esto
misma asociación? El principio di la posibilidad BELACION DÜL KNTIÍNDIMIK.VTO CON LOS OBJETOS EN 'JENERAL V CON POSIBILIDAD
apoya? Y ¿cómo es posible la J.\
te uno y valer indistintamente para todo enlace, y que embargo, siempre lo supone; porque donde el
rio, sin
I
la descomposición, el análisis que parece serle contra- entendimiento nada ha ligado, nada puede tampoco
w
también elementos ó fundamentos á priori^ que hacen posible esto mismo trascendental de la apercepción se relaciona, pues, con la síntesis pura de la
uso empírico. El Sentido representa empíricamente los fenómenos en la per^ imaginación, como una condición á priori do la posibilidad de toda compo-
cepcion', la imaginación en la asociación (y la reproducción); la apercepción sición de los elementos diversos en un conocimiento. Pero la síntesis produc-
en conciencia empírica de la identidad de estas represen ticiones repro-
la tora de la imaginación solo puede tener lugar á priori^ pues la reproductora
ductivas con los fenómenos mediante los cuales se dieron por consecuencia descansa condiciones de la experiencia. El principio de la unidad necesa-
eii
en 1 1 recognición. Pero toda percepción tiene por fundamento á priori la in- ria de pura (productiva) de la imaginación, anterior á la apercep-
la síntesis
tuición pura (que es, para la percepción como represen ticion, el tiempo, for- ción, es, pues, el fundamento de la posibilidad de todo conocimiento, parti-
ción, y la conciencia empírica, la apercepción puri, es decir, la permanente Llamamos trascendental á la síntesis de la diversidad en la imaginación
identidad consigo misma en todas las representaciones posibles. cuando sin distinción de intuiciones, tiende simplemente á enlazar á priori
Es preciso empezar por la apercepción pura, si queremos seguir al funda- lo diverso. Designamos la unidad de esta síntesis trascendental cuando
en
mento interno do este enlace de representaciones hasta ol punto en el cual relación á la unidad primitiva de la apercepción, se representa necesariamen-
J! todas deben converger para obtener esa unidad del conocí míen t(?, indispen- te i priori. Como esta última unidad sirve de fundamento á la
posibilidad
sable en una experiencia posible. Nada significan las intuiciones para nos- de todos los conocimientos, la unidad trascendental de la síntesis de la ima-
otros y nada nos importan si no pueden reí*ibirse en la conciencia; lleguen á ginación es la forma pura de todo conocimiento posible, y es, por consi-
ésta directa ó indirectamente, el conocimiento solo es posible mediante ella. guiente, la condición á priori de la representación de todos los objetos de la
Tenemos conciencia á priori de permanente identidad de nosotros mismos
la experiencia posible.
con respecto á todas las representaciones que pueden formar nuestro conoci- La unidad de la apercepción en relación con la síntesis de la imaginación
fi miento, como siendo una condicioq^necesaria de la posibilid.id de todas las es el entendimiento, y esta misma unidad, relativamente á la síntesis íras-
representaciones (porque éstas sólo representan en mí algo en cuanto que cendental de la imaginación, es el entendimiento puro. Hay, pues, en el en-
» I
pertenecen con las otras todas á una conciencia misma, y que por consi- tendimiento conocimientos puros á priori que contienen la unidad necesa-
guiente, allí por lo menos deben enlazarse). Este principio so halla firme- ria de la síntesis pura de la imaginación relativamente á todo» los fenómenos
mente establecido á priori y puede llamarse el principio trascendental de posibles. Estos sdu las categorías, es decir, los conceptos puros del entendi-
unidad de todos los elementos diversos de nuestras representaciones (y por miento. Por consiguiente, la facultad empírica de conocer del hombre con-
consiguiente, lo mismo acontece en la intuición). La unidad do lo diverso en tiene necesariamente un entendimiento que
se refiere á todos los objetos del
un sugeto es, pues, sintética: la apercepción pura dá, por tanto, un prin- sentido (aunque solamente mediante la intuición y la síntesis que la imagi-
cipio de la unidad sintética de lo diverso en toda intuición posible (*). nación efectúa) al cual se ven sujetos todos los fenómenos considerados
Mas esta unidad supone ó contiene una síntesis; y si la primera
sintética como dalos para una experiencia posible. Como esta relación de los fenóme-
! 1 r
necesariameote iebe ser á priori, la segunda debo .serlo tambieu. La unidad nos con una experiencia posible es igualmente necesaria (porque sin ella
nunca nos darían conocimiento alguno y nada por consiguiente nos impor-
Hi^
280 ANALÍTICA TRASCENDENTAL
IJBÜÜCCÍON UE LOS CONCEPTOS PUROS
281
descomponer, pues sólo mediante él ha podido darse Mas el concepto de enlace lleva consigo además del
como ligado y compuesto en la facultad representativa.
í
282 analítica trascendental • DEDUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS PUROS 283
concepto de diversidad y de la síntesis de esta diversi- dad, el de unidad de esta misma diversidad. El enlace
nuestras representaciones, en tanto que le es posible ser consciente do ellas, y Hemos explicado el entendimiento de muchas maneras: lo he nos
definido
toda conciencia pertenece á una apercepción pura, universalmento compren- diciendo que es una espontaneidad del conocimiento (por
oposición á la re-
siva del mismo que toda intuición sensible, como representación, á una In- ceptividad de la sensibilidad), ó una facultad do pensar
ó también una fa-
tuición interna pura, es decir, al Tiempo. Esta apercepción es, pues, lo quo cultad de formar conceptos ó juicios; definiciones qae
aclaradas completa-
debe añadirse á la imaginación pura para hacer su función intelectual. Un mente se reducen á una sola. Ahora podemos caracterizarle
llamándole la
efecto, en ella misma la síntesis de imaginación, aunque practicada á
la facultad de las reglas. Este signo es más fecundo
y se aproxima más á la
priori, es siempre sensible porque compone lo diverso solamente como apa- esencia del mismo. La sensibilidad nos da formas (de la
intuición), pero el
rece en la intuición; por ejemplo, la figura de un triángulo. Mas por la re- Entendimiento nos da reglas. Este se ocupa constantemente de la
observa-
lación de lo diverso a la unidad de la apercepción se realizan conceptos quo ción de los fenómenos para descubrir alguna regla. Las reglas,
en tanto que
pertenecen al entendimiento, pero solo mediante la imaginación en relación on objetivas (pertinentes por consiguiente, necesariamente al
conocimiento
con la intuición sensible. del objeto), se llaman leyes. No obstante que adquirimos
muchas leyes por
Tenemos, pues, en nosotros una imaginación pura, como facultad funda- la experiencia, éstas no son más que determinaciones
particulares do leyes
mental del alma humana, que es el principio de todo coíiocimiento á priori. superiores, entra las cuales lasmás elevadas (bajo las que se hallan todas
Por medio de esta fjcult id, ponemos lo diverso de la intuición y lo unimos las otras)proceden á priori del entendimiento mismo y no se derivan
de la
con la condición de la unidad necesaria de la apercepción. Los dos términos experiencia, sino que por el contrario dan á los fenómenos su
legitimidad y
extremos, á saber, Sensibilidad y Entendimiento, deben necesariamente co- hacen posible por eso mismo la experiencia. Por consiguiente,
el Entendi-
nexionarse mediante esta función trascendental de la imaginación; pues si miento no es simplemente una facultad de hacerse reglas por la
comparación
así no fuera, habria, en verdad, fenómenos, pero no objetos de conocimiento de fenómenos; es una legislación para la naturaleza, es decir,
que sin él, no
empírico y por tanto no habria experiencia. La experiencia real que so com- habria naturaleza, unidad sintética de lo diverso en los
fenómenos según
pone de la aprehensión, do la asociación (de la reproducción) y finalmente, reglas: porque los fenómenos como tales no
pueden tener lugar fuera de
de la recognición de los fenómenos, contiene en esta última y suprema con- nosotros, sino que solamente existen en nuestra
sensibilidad. Esta, como
/á !.
dición (de los elementos puramente empíricos de la esperíencia), conceptos objeto de conocimienlo en una experiencia, con todo
lo que ella puede
que hacen posible su unidad formal y con ella lodo el valor objetivo (ver- contener, únicamente es posible en la unidad de la apercepción. Pero la
dad) del conocimiento empírico. Estos principios de recognición de lo di- unidad de la apercepción es fundamento trascendental de la legitimid id
el
verso, mientras no alcanzan más que la forma de una experiencia en gene- necesaria de todos los fenómenos en una experiencia. Esta misma unidad de
ral, son las categorías. En estas se funda, piies, toda unidad formal en la la apercepción en relación á la diversidad de las representaciones (para de-
síntesis de la, imaginación, y mediante esa síntesis también, todo uso empí- terminarla partiendo de una sola), es la regla; y la facultad de estas reglas,
rico de esta facultad (en la recognición, reproducción, asociación y aprehen- el Entendimiento. Todos los fenómenos, como experiencias posibles, están
á
sión) hasta los fenómenos, pues éstos solo mediante ia'.es elementos pueden priori en el Entendimiento y reciben de él su
posibilidad formal, del mismo
formar parle del conocimiento y en general de nuestra conciencia, y por tanto modo que como simples intuiciones se hallan en la sensibilidad no son
y
de nosotros mismos. posibles en cuanto á la forma más que por ella.
mismos somos los que establecemos el orden y la regularidad en
Nosotros Por extraordinario y absurdo que parezca ser el decir que el
Entendimiento
los fenómenos que llamamos Naturaleza, siendo imposible hallarlos en ella es la fuente de las leyes de la naturalez i,
y por consiguiente la unidad for-
si no los tuviéramos y existieran primitivamente en nuestro espíritu.
Esta mal de la Naturaleza,no deja por eso de ser esta afirmación menos exacta
y
unidad de la naturaleza debo ser necesaria, es decir, unidad á priori del perfectamente conforme con el objeto, es decir, con la experiencia.
Sin duda
encadenamiento de los fenómenos. Mas ¿cómo podríamos producir una uni- alguna que las leyes empíricas no pueden, como tales,
derivarse del entendi-
dad sintética á priori, si no hubiera en las fuentes primeras de nuestro es- miento puro, del mismo modo que tampoco la inenarrable
diversidad de
píritu principios subjetivos de esa unidad á priori, y si estas condiciones fenómenos no puede suficientemente comprenderse por la forma
pura de la
subjetivas no tuvieran al mismo tiempo un valor objetivo puesto que son los intuición sensible. Pero todas las leyes empíricas son
determinaciones parti-
í :
fundamentos de la posibilidad para conocer en general un objeto de la ex- culares de las leyes puras del Entendimiento;
bajo las que según su norma
y
periencia? son posibles los fenómenos
y de ellas tienen una forma legal del mismo
>''
DEDUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS PUROS
284 analítica trascendental 28;
dad (1). La representación de esta unidad no
es la representación de la unidad sintética de la diversi- puede
pues, resultar del enlace; sino que,
más bien, al unirse
a la representación de la diversidad,
hace posible al con-
cepto de enlace. Esta unidad, que
modo que todos los fenómenos, á pesar de la diversidad de sus formas em- precede á priori á
todos los conceptos de enlace, no es
píricas, deben, sin embargo, estar conformes siempre con las condiciones do en manera alguna
la forma pura de la sensibilidad. la categoría
de unidad (S 10); porque todas las
categorías
Es, pues, en las categorías el Entendimiento puro ley de la unidad sin-
se fundan en las funciones
fenómenos, y de este modo hace primera y originariamen-
lógicas de los juiciosy el
tütica de lodos los
enlace, j por tanto, la unidad de los conceptos da-
te posible la experiencia en cuanto á la forma. Mas en la deducción trascen-
dental de las categorías nos limitamos á hacer comprensible esta relación del dos está ya pensada en esos juicios.
La categoría su-
Entendimiento con la sensibidad y por medio de ella. Con lodos los objetos pone, pues, el enlace. Debemo?, por
do la experiencia, por consiguiente el valor objetivo de sus conceptos puros á
lo tanto, buscar
esta unidad (como cualitativa,
priori^ estableciendo así su origen y verdad. § 12); más alto aún, á
saber, en lo que contiene el principio
mismo de unidad
IDEA SUMARIA DE LA EXACTITUD Y DE fcA ÚNICA POSIBILIDAD DE ESTA DEDUCCIÓN délos diferentes conceptos en los juicios,
DE LOS CONCEPTOS PUROS DEL ENTENDIMIENTO. y por conse-
cuencia, de la posibilidad del entendimiento,
así como
Si los objetos de nuestro conocimiento fueran cosas en si, no podriamos también en su uso lógico.
entonces tener de ellos conceptos á priori. Porque ¿de dónde habríamos do
t(»marlos'? Si los tomáramos del objeto (sin indagar aquí cómo este objeto po-
.\.
286 ANALÍTICA TRASCENDENTAL DKI.tcCION DK LOS CONCEPTOS
POROÍ 287
equival-
representado que no podia pensarse, lo que
Esta relación no se verifica solo
porque cada represen-
dría á decir: que la representación es imposible ó que tación vaya acompañada de
conciencia, sino que para
por lo menos es para mí igual á nada.
La represen- ello es preciso que yo una
la una á la otra
y que ten
tación que puede darse antes de todo pensamiento gan conciencia de su síntesis. Por
consiguiente, sola-
Toda diversidad de la intuición tie- mente pudiendo yo reunir en una
se llama Intuición. concÜMia única una
ne, pues, relación necesaría con el Fo pienso en el diversidad de representaciones
dadas, es posible que
logre representarme la identidad
mismo sugeto en quien se encuentra esta diversidad. de la concienciaba
espontaneidad, estas
Pero esta representación es un acto de la representaciones; es decir, la
unidad analítica
como pertenecien- de la apercepción no es posible si
es decir, que no puede considerársela no se supone alguna
te á la sensibilidad. La llamo apercepción
pura para unidad sintética (1). La idea de
que «estas represen-
aún tambiera apercepción taciones dadas en la intuición
diferenciarla de la empíríca, ó me pertenecen todas-»
produ- es lo mismo que si dijera: yo las
primitiva por ser la conciencia de si mismo, que reúno en una concien-
ciendo la representación Fo pienso, que debe
acompañar cia única, ó al
menos puedo reunirías;
y aunque ese
toda con- pensamiento no sea aún la conciencia
todas las demás representaciones, y que en de la síntesis de
hay otra más las representaciones,
ciencia es siempre una y misma, no presupone, no obstante, la posi-
amplia que á su vez pueda acompañar á ésta. Llamo bilidad de ella; es decir, que solamente porque puedo
unidad de esta representación unidad comprender la diversidad de las
también á la representaciones en
posi- una conciencia única, las llamo á
trascendental de la conciencia, para indicar la todas mias; pues si
priori que de allí resulta. así no fuera, seria mi Yo tan
bilidad del conocimiento á diverso y abigarrado como
las representaciones cuya
Porque las diversas representaciones, dadas en cierta conciencia tengo Es pues
el principio de la identidad de la apercepción
intuición,no serian todos juntas mi representación, si misma lá
todas también no pertenecieran á una misma conciencia;
es decir, que como representaciones mias (aunque no (I) La unidad analilica de la concienciapende de lodos los conceples co-
tenga conciencia de ellas como mias) deben conformarse munes como «ales; por ejemplo,,¡ yo pienso en el rojo en
general, me repre-
necesariamente con la condición, mediante la cual sólo sento en esto una cualidad que
puede hullarse como signo en
alguna
parle u estar ligada d otras
pueden coexistir en una conciencia general, pues
de representaciones; solo, pues, medíanle
lupre-
8upos,c>on de una unidad sintética
pasible puedo representarme la
otro modo no podrían pertenecerme. De este primitivo analítica. Para concebir una
unidad
representación que sea común á diferentes
sas, es preciso considerarla
co-
enlace resultan muchas consecuencias. como pertinente á cosas, que además
de su co-
munidad tienen también algo diferente en
Esta identidad permanente de la apercepción de una fruicnte. es preciso conecbirtas como
ellas de las restantes; por
consi-
de formando una unidad sintétici con otras
diversidad dada en la intuición contiene una síntesis representaciones (aunque no sean nada
más que posibles) antes de que yo
sólo es posible mediante la concien- pueda concebir en ellas la unidad analilica
representaciones, y de la conciencia que la hace ser un
L \
288 analítica TRASeEN dental
DEDUCCIÓN DB LOS CONCEPTOS PUROS
289
unidad sintética de la diversidad de las intuiciones da-
das ápriori.
Dicha apercepción precede á priori á todos mis pen-
samientos determinados. El enlace no existe, pues, en
los objetos, y no puede tampoco derivarse de éstos EL PRINCIPIO DE LA. UNIDAD SINTÉTICA. DE
LA APERCEP-
por percepción alguna, y recibirse después en el en- CIÓN ES EL PRINCIPIO SUPREMO DE TODO USO
tendimiento, sino que es únicamente una operación de DEL EN-
TENDIMIENTO.
éste, que á su vez es la facultad de enlazar á priori y
de reunir la diversidad de las representaciones dadas El principio supremo de la posibilidad
de toda intui-
á la unidad de la apercepción. Este principio es el más ción con relación á la sensibilidad era
elevado de todo el conocimiento humano.
según la estética
trascendental el de que toda diversidad
de la intuición
Este principio de la unidad necesaria de la apercep-
está sometida á las condiciones
formales de espacio
ción es idéntico, y, por consiguiente, una proposición y
tiempo. El principio supremo de esta
analítica; pero no obstante, demuestra la necesidad de
misma posibilidad
con relación al entendimiento es el de
una síntesis de la diversidad dada en una intuición, sin que toda la di-
versidad de la intuición está sometida
á las condiciones
la cual la identidad permanente de la conciencia no
de la unidad originariamente sintética
de la apercep-
puede concebirse. Porque por el Yo^ como representa ción (1). Obedeciendo al primero de
estos principios están
cion simple, no se da diversidad alguna; lo diverso solo todas las diversas representaciones
de las intuiciones,
puede darse en la intuición, que es diferente de esa re- en tanto que se nos dao, y el segundo,
en tanto que sea
presentación, no puede pensarse sino ligado con la con-
posible reunirías en una sola conciencia.
Sin esto nada
ciencia una. Un entendimiento en el cual toda diversidad puede pensarse ni conocerse, porque
las representa-
se diera al mismo tiempo por la propia conciencia, seria
ciones dadas, si no tienen por común
puede solamente pensar y debe bus- á todas el acto de
intuitivo; el nuestro
la apercepción Fo pienso,
no podrán reunirse en una
car la intuición en los sentidos. Yo me soy, pues, cons- misma conciencia.
ciente de mi propia identidad con relación á la diversi-
El entendimiento, para hablar
generalmente, es la fa-
dad de representaciones que se me dan en una intui-
ción, porque todas mis representaciones constituyen una
y»
',
19
/
290 analítica trascendental
DEDÜCCION DB LOS CONCEPTOS
PUaOS 291
cuitad de conocimientos. Estos conocimientos consisten tica aunque haga en verdad de la unidad sintética la
en la determinada relación de representaciones dadas condición de todo pensamiento;
en efecto, expresa que
con un objeto. Pero objeto es aquello en cuyo concepto todas mis representaciones,
dada una intuición cual-
se reúne la diversidad de una intuición dada. A más quiera deben sujetarse
á la condición por la cual
toda reunión de representaciones exige unidad de con- lamente puedo atribuirías á
so-
un Yo idéntico, y de aquí,
ciencia en la síntesis de las mismas. La unidad de la unirlas sintéticamente en
una sola apercepción com!
conciencia es, pues, lo único que forma la relación de prenderías en la expresión y
tanto, su valor general: Fo pienso
las representaciones con un objeto; y por Pero este principio no lo
es, sin embargo, para
objetivo; esta es la que forma conocimientos de esas re-
entendimiento posible en general,
todo
tanto es la sino exclusivamente
presentaciones, y en ella descansa, y por para aquel por cuya apercepción
pura no se ha dado
posibilidad misma del entendimiento. aún nada diverso en la representación:
origina- Yo soy. Un en-
Es, pues, el principio de la unidad sintética tendimiento cuya conciencia le
conocimiento puro del en- diera al mismo tiempo
ria de la apercepción el la diversidad de la intuición, 4 cuya
funda toda la aplicación ul- representación hi-
tendimiento, en el cual se ciera existir los objetos
de estas representaciones,
terior de éste, siendo al par independiente de todas no
necesitaría un acto particular de la síntesis
de la intuición sensible. Así, la simple de la diver-
las condiciones sidad para obtener la unidad
el espacio, no llega
de la conciencia como el
forma de las intuiciones exteriores,
'
que exige el
entendimiento humano, el cual
de la in- piensa sim-
I
•
i;
292 ANALÍTICA TRASCENDENTAL
DEDUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS PUROS
293
cion se reúne en un concepto del objeto. Por esto se
llama objetiva y debe distinguirse de la unidad sub-
jetiva de la conciencia, que es una determinación del sen-
S19.
mediante la cual lo diverso de la intuición
tido interno^
se da empíricamente para reunirse de este modo. Que yo
LA FORMA LÓGICA DR TODOS LOS JUICIOS
pueda ser consciente empíricamente de esos elementos CONSISTE EN LA
diversos como simultáneos ó como sucesivos pende de
UNIDAD OBJETIVA DE LA APERCEPCIÓN DE
LOS CONCEPTOS
circunstancias ó condiciones empíricas. De aquí que la QUE EN ELLOS SE CONTIENEN.
unidad empírica de la conciencia, por la asociación de
fenómeno y sea comple-
las representaciones, se refiera al Nunca me ha satisfecho la definición que los
lógicos
tamente contingente. Por el contrario, la forma pura de dan del juicio en general como la representación
de una
la intuición en el tiempo, simplemente como intuición relación entre dos conceptos. Sin discutir
aquí con
en general que contiene diversos elementos dados, está ellos lo imperfecto de la definición,
solamente aplicable
sometida á la unidad primitiva de la conciencia única- en todo caso á los juicios categóricos no á
y los hipotéti-
mente por la relación necesaria de la diversidad de la in- cos y disyuntivos (no conteniendo estos
últimos relación
tuición á un solo Fo pienso; y por consiguiente, por la
entre conceptos, sino entre los juicios
mismos), haré
síntesis pura del entendimiento que sirve de fundamen- notar solamente (sin atender á las
inconvenientes conse-
to ápriori á la síntesis empírica. Esa unidad tiene sólo cuencias que este error ha causado á la
lógica) (1) que
valor objetivo y la unidad empírica de la apercepción, su definición no determina en qué consiste
esa relación.
que no examinamos aquí, no es más que una deriva- Pero cuando indago suficientemente la
relación de
ción hecha de la primera bajo condiciones dadas in
i
pírico y en relación á lo que es dado, no tiene un valor la manera de traer los conocimientos
( dados á la unidad
universal y necesario. objetiva de la apercepción. Tal es, en efecto, la función
i.
(1) La extensa teoría ríe las cuatro figuras silogísticas no concierne más
que á los raciocinios categóricos,
y aunque, en verdad, no sea más que un
I
arte de sorprender, ocultando las
consecuencias inmediatas [consequencm
inmedialiB) bajo las premisas de un raciocinio puro, la
apariencia de muchas
especies de consecuencias que no hay en la primer
figura, no hubiera gana-
do, sin embargo, gran cosa sino hubiese
logrado presentar exclusivamente
los juicios categóricos como aquellos á quienes todos los otros deben referir-
se, lo cual, según el g 9, es falso.
^11
1
^94 ANALÍTICA TfiASGBMOENTAL DEDUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS PUROS 295
de la cópula es en los juicios, que sirve para distinguir
la unidad objetiva de las representaciones dadas de su
subjetiva. Siempre esta cópula designa la relación de 20.
S.
esas representaciones con la apercepción primitiva y su
unidad necesaria, aunque el juicio sea empírico,
y por TODAS LAS INTUICIONES SENSIBLES ESTÁN SUJETAS A LAS
consiguiente contingentes, como por ejemplo: los cuer- CATEGORÍAS COMO CONDICIONES BAJO LAS CUALES SOLO LO
pos son pesados. No quiero decir con esto que esas QUE HAY EN ELLAS DE DIVERSO PUEDE REUNIRSE Á LA
representaciones se relacionan necesariamente unas con CONCIENCIA UNA.
otras en la intuición empírica, sino que se relacionan
mutuamente en la síntesis de la intuición, por medio La diversidad dada en una 'intuición sensible está
de IsL unidad necesaria de la apercepción, es decir, se- sujeta necesariamente á la unidad primitiva de la aper-
gún los principios de la determinación objetiva de cepción, pues solo por ésta es posible la unidad de la
todas las representaciones, por la cual pueden resultar intuición (§. 17). Pero el acto del entendimiento por el
conocimientos, y principios que todos se derivan de cual la diversidad de las representaciones dadas (sean
de la unidad trascendental de la apercepción. Así es, intuiciones ó "conceptos) se somete á una apercepción
como de esta relación puede nacer un juicio es decir, , en general, es la función lógica de los juicios (§. 19).
.T».
una relación que tiene un valor objetivo y que se dis- Por consiguiente, toda diversidad, en tanto que se da
tingue suficientemente de la relación de esas mismas en una sola intuición empírica, es determinada con rela-
representaciones cuyo valor es puramente subjetivo, por ción á una de las funciones lógicas del juicio, por me-
ejemplo, según las leyes de la asociación. Según estas dio de la cual se lleva esta diversidad á la conciencia
últimas, solo podría decir: cuando yo tengo un cuerpo, una. Mas las categorías son esas mismas funciones del
siento la impresión de su peso; pero no podría decir: el en tanto que la diversidad de una intuición dada
juicio,
cuerpo es pesado; lo cual equivale á espresar que esas está determinada en relación con ellas (§. 13). La diver-
dos representaciones están ligadas con el objeto, ó lo que sidad de una intuición dada se halla, pues, sujeta tam-
es lo mismo, que son independientes del estado del su- bién á las categorías necesariamente.
geto y no están simplemente asociadas en la percepción
(por frecuentemente que se repita)
S21.
OBSERVACIÓN.
..»
296 ANALÍTICA TRASCENDENTAL DEDUCCIÓN DB LUS CONCEPTOS PUROS 297
propia, y esto acontece por medio de la categoría (1). se representase los objetos dados, sino que la represen-
Esta demuestra, pues, que la conciencia empírica
de tación misma diera ó produjera al mismo tiempo los ob-
la diversidad dada en una intuición se halla
sujeta á jetos), no tendrían las categorías respecto á tal conoci-
una conciencia pura á priori, del mismo modo que una
miento significación alguna. Son solamente las reglas
intuición empírica está sujeta á una intuición sensible
para un entendimiento, cuya total facultad consiste en
pura, que igualmunte tiene lugar ápriori. En la pro- el pensar, es decir, en la acción de traer la síntesis de
posición precedente se ha empezado una deducción de
una diversidad que por otra parte se le da en intuición
los conceptos puros del entendimiento;
y como las cate- á la unidad de la apercepción. No conoce, por consi-
gorías no se producen entendimiento, in- más que en el
guiente, nada por si mismo este entendimiento, sino
dependientemente de la sensihilidady debo hacer abstrac-
que une y ordena la materia del conocimiento, la intui-
ción de la manera según la cual se ha dado lo diverso
ción que debe dársele por el objeto. Pretender demos-
en una intuición empírica, para considerar sólo la
uni- trar por qué nuestro entendimiento no alcanza la uni-
dad que el entendimiento, por medio de las categorías,
dad de la apercepción, sino mediante las categorías, se-
pone en la intuición. Ulteriormente (§. 26) se demostrará
gún su número preciso, es tan difícil como explicar
la manera según la cual se da la intuición
empírica en por qué tenemos estas funciones del juicio y no otras, ó
la sensibilidad, puesto que la unidad de esta intuición es por qué el espacio y el tiempo son las únicas formas de
la que la categoría prescribe,
según el precedente §. 20, todas nuestras intuiciones posibles.
á la diversidad de una intuición dada en general,
y por
tanto, el fin de la deducción no está completamente
cum-
plido hasta que el valor á priori de estas categorías
se 22.
S.
defina en relación con todos los objetos de nuestro
sen-
tido.
LA CA-TEGORÍAl no TIENE OTRO USO EN EL CONOCIMIENTO
Sin embargo, no he podido prescindir en la
prece- DE LAS COSAS QUE Sü APLICACIÓN 1 LOS OBJETOS DE LA
dente demostración de que los elementos diversos
de EXPERIENCIA.
la intuición deban darse antes de la síntesis
del enten-
dimiento é independientemente de esta síntesis. Pero
el Peyísar y conocer un objeto no es lo mismo. Al cono-
como, queda aquí indeterminado, porque si cimiento pertenecen dos partes: primeramente, el con-
quisiera
pensar en mí un entendimiento que fuera por sí mismo cepto por el cual en general se piensa un objeto (la
intuitivo (una especie de entendimiento divino
que no categoría); y después la intuición por la cual se ha
dado; porque si no pudiera darse al concepto una intui-
tuición no sensible, puede representarse, diante las cuales no conocemos aún ningún objeto de-
sin duda al-
guna, por todos los predicados que existen ya en la terminado. La de la diversidad en
síntesis ó enlace
suposición de que 7io existe en él nada de lo que estos concepto^ se relaciona únicamente con la unidad
^ pertenece
á la intuición sensible; por consiguiente, que no tiene de la apercepción y es de este modo el principio de la
extensión ó que no está en el Espacio, que la posibilidad del conocimiento á priori, en tanto que éste
.M duración
del mismo no tiene Tiempo, que no hay descansa en el entendimiento y que por tanto, á más
en él mudanza
alguna (consecuencia de las determinaciones de ser trascendental, es también puramente intelectuaL
en el
Tiempo) y así sucesivamente. Pero no constituye Mas como existe en nosotros cierta forma á priori de
pro-
piamente un conocimiento decir lo que no es la la intuición sensible que descansa en la receptividad de
intui-.
cion de un objeto omitiendo lo que la facultad representativa (la sensibilidad), el enten-
contiene. De este
modo no me he representado la posibilidad de un objeto dimiento puede, como espontaneidad, determinar el sen-
en mi concepto puro del entendimiento, puesto tido interior conforme á la unidad sintética de la aper-
que no
he podido darle intuición que le corresponda, cepción por lá diversidad de las representaciones da-
sino que
me he limitado á decir que la nuestra no le conviene. das, y concebir así á priori la unidad sintética de la
Mas lo principal
aquí es que las categorías no puedan apercepción de lo que hay de diverso en la intuición
i aplicarse á semejantes cosas, es decir, al sensiblCy como condición á la cual necesariamente deben
concepto de
sustancia, que si como sugeto, nunca
existe sujetarse todos los objetos de nuestra (humana) intui-
se conci-
f,
be como simple predicado. La razón de ello ción. De este niodo, pues, las categorías, como simples
es obvia,
porque ignoro si puede haber una cosa que corresponda formas del pensamiento, reciben una realidad objetiva,
á esta determinación del pensar, mientras la intuición es decir, una aplicación á los objetos que pueden dár-
empírica no me ofrezca ocasión nara su aplicación. senos en la intuición, pero solo como fenómenos; porque
Aún
ha de ocuparnos este asunto. únicamente de ellos podemos tener intuición á priori.
ir Esta sintesis de la diversidad de la intuición sensible
que es posible y necesaria á priori, puede llamarse,7f^í¿-
S. 24. rada [synthesis speciosa), para distinguir!^ de aquella
otra que se concebiría por la relación de la diversidad
APLICACIÓN DE LAS CATEGORÍAS Á LOS OBJETOS de una intuición en general con las simples categorías
DE LOS
SRNTIDOS EN GENERAL. y que se llama síntesis intelectual [syntJiesis intellectua-
lis); ambas son trascendentales porque preceden á priori
l!
Los conceptos puros intelectuales se relacionan y fundan la posibilidad de otros conocimientos d priori.
sim-
plememente mediante el entendimiento, con los obje- Pero cuando la síntesis figurada se refiere única-
tos de la intuición en general, sin mente á la unidad sintética primitiva de la apercepción,
distinguir si ésta es
nuestra ó agena, con tal que sea sensible, es decir, á esta unidad trascendental que se concibe
y precisa-
mente por esto son simples /om<z^ del pensamiento, en las categorías, debe llamarse para su distinción de
me-
íí
de la imaginación. La imaginación es la facultad de re- senta á nuestra conciencia, no como somos en nos-
presentar en la intuición un objeto aunque no esté pre- otros mismos, sino como nos aparecemos, porque nos
sente. Mas como toda intuición nuestra es sensible, la percibimos según hemos sido interiormente afectados;
imaginación pertenece á la sensibilidad, k causa de la lo cual parece ser contradictorio, porque debiamos con-
condición subjetiva bajo la cual puede dar una intui- siderarnos como pasivos para nosotros mismos. De aquí
ción correspondiente á un concepto del entendimiento. que fácilmente acontece en los sistemas de psicología
Pero, sin embargo, por ser la síntesis una función de la identificar el sentido interno, y la facultad de la apercep-
espontaneidad (la cual es determinante y no simple- ción (loque hemos distinguido cuidadosamente).
mente determinable como el sentido, Lo que determina al sentido interno es el entendi-
y puede, por
tanto, determinar á priori la forma del sentido confor- miento y su facultad originaria de enlazar los elementos
me á la unidad de la apercepción), es la imaginación diversos de la intuición, es decir, de componerlos bajo
una facultad de determinar i priori la sensibilidad, una apercepción (como el lugar mismo en el cual des-
y su
síntesis de las intuiciones, y conforme con las categorías y cansa su posibilidad). Mas como el entendimiento hu-
debe ser la síntesis trascendental de la imaginación, fis mano no es una facultad de intuición (y aun cuando
esta síntesisun efecto del entendimiento sobre la sen- se diera en la sensibilidad, no podría, sin embargo,
sibilidad y la primera aplicación del mismo (al par apropiársela para reunir, por decirlo así, la diversidad de
que el fundamento de todas las otras) á objetos cuya su propia intuición) su síntesis, considerada en sí mis-
intuición nos es posible. Esta síntesis, como figurada, ma es solo la unidad del acto del cual tiene conciencia
J se distingue de la síntesis intelectual que se efectúa como tal, hasta sin el auxilio de la sensibilidad, pero por
por entendimiento solo y sin el auxilio de la imagi-
el el cual puede determinar interiormente la sensibilidad
nación. En tanto, pues, que la imaginación es esponta- en relación á la diversidad que pueda ofrecerle en la
neidad, y la llamo algunas veces imaginación produc- forma de su intuición. Ejercita, pues, el entendimiento
li<
tora, distinguiéndola así de la reproductora^ cuya síntesis en el sugeto pasivo (al cual es una facultad) bajo el nom-
se somete exclusivamente á leyes empíricas, es decir, á bre de síntesis trascendental de la imaginación^ un acto
las leyes de la asociación, y la cual, p<5r consiguiente, no en virtud del cuaJ decimos que el sentido interno se
auxilia en nada para la explicación .de la posibilidad del ha afectado. Tienen tan poco de idénticos la apercep-
conocimiento á priori. Por tal razón no pertenece á la ción y su unidad sintética con el sentido interno, que la
Filosofía trascendental, sino á la Psicología. primera como fuente de todo enlace se refiere, bajo el
nombre de categorías, á la diversidad de las intuiciones
en general, antes que á toda intuición sensible de los
objetos; mientras que por el contrario, el sentido interno
Es oportuno explicar la paradoja que todos han de- sólo contiene la simple forma de la intuición y no tiene
bido notar en la exposición de la forma del sentido in- enlace alguno de la diversidad que hay en ella que
y
y-TT-
míB
I •:
por consiguiente no contiene ninguna intuición deter- do aún representarme intuiciones de otra especie, al me-
minada. Esta solo es posible mediante la conciencia de nos como posibles), sin dejar de ser con éste un solo
y
la determinación de este sentido por el acto
trascenden- mismo sujeto? ¿Cómo puedo decir que Yo, como inteli-
tal de la imaginación (la influencia sintética del enten- gencia y sujeto pensante, me conozco en cuanto objeto
dimiento sobre el sentido interno), que he llamado sín- pensado, ofreciéndome á la intuición como los demás fe-
podemos concebir una línea sin trazarla en el pensa- ma que la de averiguar cómo puedo yo ser para
dificultad
miento, ningún círculo sin describirlo, ni representar- mí mismo un objeto y también un objeto de intuición y
nos las tres dimensiones del espacio sin tirar de un mis- de percepciones internas. Es fácil probar que esto debe
mo punto tres líneas perpendiculares entre sí. Tampoco ser realmente así, si se reconoce que el Espacio es una for-
podríamos representarnos el Tiempo sin tirar una línea ma pura de los fenómenos de los sentidos externos, y que
recta (que debe ser la representación exterior figurada el Tiempo, que no es un objeto de la intuición externa,
del tiempo), y atender al acto de la síntesis de lo diverso sólo es representable bajo la forma de una línea que tra-
por el cual determinamos sucesivamente al sentido in- zamos, sin cuyo schema no podemos conocer la unidad
terno y mediante este á la sucesión de esta determina- de su medida. De igual modo tenemos que tomar siem-
ción que en él tiene lugar. Lo que produce desde luego pre la determinación de un período ó de una época para
el concepto de sucesión es el movimiento oomo
acto del todas las percepciones internas, que la que nos ofrecen de
sugeto (no como determinación de un objeto) (1), por mudable las cosas exteriores; por consecuencia, las deter
consiguiente, la síntesis de la diversidad en el Espacio, minaciones del sentido interno deben ordenarse precisa-
cuando hacemos abstracción de éste para no atender mente en cuanto fenómenos en el Tiempo, de la misma
más que al acto por el que determinamos al sentido in- manera que ordenamos en el Espacio las determinacio-
terno según su forma. nes de los sentidos externos. Si se reconoce, pues, que
No encuentra, pues, el entendimiento, semejante en- estos últimos nos dan conocimientos de objetos sólo en
lace de lo diverso en el sentido interno, sino que al ser cuanto somos afectados exteriormente, es preciso también
so puede distinguirse del Yo que se percibe (pudien- mos interiormente mediante ese sentido, según hemos
sido afectados por nosotros mismos, es decir, que por lo
que concierne á la intuición interna, no conocemos nues-
El movimiento de un objeto en el Espacio no pertenece á
una ciencia
(l) tro propio sujeto más que como fenómeno, no como cosa
pura, y por tanto, tampoco pertenece á la geometría; porque
no sabemos
i priori, sino por la experiencia que algo sea movible.
Pero el movimiento en sí (1). .
dental. tado por nosotros mismos. Todo acto de la atención puede proporcionarnos
20
?^í.
nm
uü ejemplo. En esla ol entendimiento determina siempre al sentido interior gue que esta inteUgencia no puede conocerse á sí misma
al enlace que él concibe para
formar una intuición interna que
conforme sino como se aparece en una intuición particular (la cual
del entendimiento. Cada
corresponde á la diversidad contenida en la síntesis
es frecuentemente afectado no puede ser iiitelectual y dada por el entendimiento
uno puede observar en sí mismo cómo el espíritu
de esta manera. mismo) y no como se conocería si su intuición fuera inte-
El yo pienso expresa el acto por ol cual
determino mi existencia. La
(1) lectual.
está por lo tanto ya dada en él; pero la minera como debo deter-
existencia
diversos que la pertene-
minar esta existencia, es decir, poner los elementos
cen, para esto es preciso upa intuición de sí
mismo que tiene por fundamen- §.26
la
el Tiempo que es sensible y pertenece á
to una formada á príori, es decir,
otra intuición de mí
receptibilidad de lo determinable. Si no tengo, pues,
espontaneidad so-
DBDÜCCION TRASCENDENTAL DEL USO EXPERIMENTAL
mismo que de lo que hay en raí de determinante, de cuya
lamente me soy cónscio y que lo dé antes del acto de la
determinación de la GENERALMENTE POSIBLE
el tiempo da lo determinable, yo no puedo
entonces de-
misma manera que DE LOS CONCEPTOS PUROS DEL ENTENDIMIENTO.
terminar mi existencia como de un ser espontáneo, sino que solamente
la
midad con las funciones lógicas generales del pensar; en dada á priori como condición de la síntesis de toda apre-
ii
la deducción trascendentnl, hemos hecho ver la posibilidad hension^ la unidadmisma de la síntesis de la diversidad que
de esas categorías como conocimientos ápriori de objetos se halla en nosotros ó fuera de nosotros, y por consi-
de una intuición en general (§. 20, 21). Debemos ahora guiente también una unión ( Verhindung), con la cual debe
explicar la posibilidad de conocer á priori, mediante esas confoi'mar todo lo que ha de ser representado determina-
m
categorías, objetos que no pueden ofrecerse más que á damente en el Espacio y en el Tiempo. Esta unidad sin-
nuestros sentidosy conocerlos, no en verdad en la forma tética no puede ser otra que la de la unión en una con-
de su intuición, sino en las leyes de su enlace, y como por ciencia primitiva de la diversidad de una intuición dada
consecuencia se pueden prescribir leyes á la Naturaleza y en general; pero aplicada, conforme á las categorías, solo
en cierto modo hacerlas posibles, porque sin esta explica- á nuestra intuición sensible. Por consecuencia, toda sínte-
ción no se comprende cómo lo que puede ofrecerse á nues- sispor la cual la percepción misma es posible, está sujeta
tros sentidos, debe someterse á leyes que nacen á priori á las categorías, y como la experiencia es un conocimien-
solo del entendimiento. to por percepciones entrelazadas, las categorías son las
Haré notar, en primer lugar, que entiendo por síntesis condiciones de la posibilidad de la experiencia, y valen
de la aprehensión la composición de la diversidad en una por consiguiente á priori para todos los objetos empí-
intuición empírica, por la cual la percepción, es decir, la ricos.
conciencia empírica de esta intuición (como fenómeno) es Cuando hago, pues, por ejemplo, de la intuición empí- hK
posible. rica de una casa, una percepción por la apercepción de
Tenemos en las representaciones de Espacio y Tiempo las diversas partes de la misma, la unidad necesaria de
formas á priori de la intuición externa é interna. Con Espacio y de la intuición sensible exterior en general, me
; ':
ellas debe siempre conformar la síntesis de la aprehesion sirve de fundamento, y dibujo, por decir así, la forma de
de la diversidad del fenómeno, porque sólo puede efec- esta casa conforme con la unidad sintética de las di-
tuarse según estas formas. Pero el Espacio y el Tiempo versas j)artes en el Espacio. Pero esta misma unidad sin- ^^:
con la determinación de la
diversidad); por consiguiente, sis de lo Jiomogéneo en una intuición en general, es decir,
unidad de esta diversidad en ellos á priori (V. Estética la categoría de cuantidad, con la cual debe, por consi- i
trascendental) (1). Con (no, en) esas intuiciones está ya
determino,
po) es la categoría de causa, mediante la cual
Pero los fenómenos son únicamente representacio-
ciera.
su re-
aplicándola á la sensibilidad, todo lo que mcede según que en sí
nes de cosas que nos son desconocidas en lo
en general con el Tiempo. Por lo tanto, la
aprehensión
lación
pueden ser. Como simples representaciones, no están su-
en acontecimiento, por consecuencia, el acontecimien-
tal ley de unión que la prescrita por
jetas á ninguna otra
to mismo, se hallan respecto á la posible
percepción, su- que en-
la facultad de unir. La imaginación es la facultad
jetos al conceptode la relación de causa y efecto, lo mis- Y sensible, la
laza los elementos diversos de la intuición
mo en los otros casos.
cual depende del entendimiento por la unidad
de su sín-
Las categorías son conceptos que prescriben a priort, le- intelectual,
tesis de la sensibilidad por la diversidad de
y
con-
yes á los fenómenos, por consiguiente á la naturaleza, Mas como toda percepción posible de-
la aprehensión.
ma-
siderada como conjunto de todos los fenómenos [natura de la aprehensión, y esta síntesis em-
pende de la síntesis
terialiter specfnta). Ahora se trata de saber como
no siendo de
pírica de la síntesis trascendental, por consiguiente
esas categorías derivadas de la Naturaleza y
no regulán- Y también
las categorías, todas las percepciones posibles
dose como fuera su modelo (porque de otro modo se-
que puede llegar á la conciencia empírica, es de-
si
que la todo lo
\ rian simplemente empíricas), puede comprenderse hallan, en
cir, todos los fenómenos de la Naturaleza se
Naturaleza sea quien se rija por ellas, es decir,
¿cómo
las cuales
cuanto á su unión, sujetos á las categorías, de
depende la Naturaleza (simplemente considerada como
en general) como de la razón primitiva de su
Naturaleza
De manera so prueba que la síntesis de la aprehensión, que es spectata).
legitimidad necesaria (como natura formaliter
(!) esta
sintesis de la apercepción,
empírica, delMJ conformar nece?ariamente con la
puede pres-
que es intelectual y contenida lot&lmento á priori en la
categoría. La unión Pero la facultad del entendimiento puro no
sola y misma esponta- por simples ca-
en la diversidad de la intuición es producida por una cribir áprixyri otras leyes á los fenómenos
neidad, llamada allí imaginación y aquí entendimiento.
» -»r
mmmmmmmmmm I
'
' I
no obstante de que todas se hallan sometidas á éstas. Es, que la experiencia posibilita los conceptos, ó los concep-
pues, necesario que la experiencia intervenga para cono- tos posibilitan la experiencia. La primera no puede tener
cer esas últimas leyes; pero sólo las primeras nos dan á lugar respecto á las categorías (ni tampoco á la intuición
priori enseñanza de la experiencia en general y de lo que pura), porque dichas categorías son conceptos a priori y
puede ser conocido como objeto de la misma. por consecuencia independientes de la experiencia (la
podemos conocer un objeto p-nsado sin las intuiciones trascendental del juicio, se verá cómo posibilitan la expe-
correspondientes á esos conceptos. Mas todas nuestras in- rienciay qué principios de la posibilidad de la misma
tuiciones son sensibles, y el conocimiento, en tanto que el ofrecen en su aplicación á los fenómenos.
Limitado simplemente á los objetos empíricos, este co- concebidas j ni tampoco producidas por la experiencia,
nocimiento no procede todo él de la experiencia, pues sino disposiciones subjetivas para el pensar, que han na-
cido almismo tiempo que nuestra existencia y que el
autor de nuestro ser ha regulado de tal suerte que su uso
(1) üu de no alarmarse precipitadamenle con las peligrosas consecuen-
A
cias de esta proposición, adverliró que las categorías en el pemar no están conforma exactamente con las leyes de la naturaleza, de
limitadas por las condiciones de nuestra intuición sensible, sino que tienen las que se forma la experiencia (que seria como una es-
uu campo ilimitado, y quo ol conocimiento de lo que pensamos ó la determi- pecie de sistema de preformación de la Razón pura). Ade-
nación del objeto tiene neeesidad de la intuición; pero que faltando ésta, el
más de que en esta hipótesis no se ve término á la supo-
pensamiento del objeto puede por lo demás tener siempre sus consecuencias
verdaderas y útiles en el uso de la razón del sujeto; mas como no se trata sición de disposiciones predeterminadas para los juicios
aquí de la determinación del objeto y por consecuencia del conocimiento, nuevo medio imaginado un
ulteriores, existe contra ese
sino también de la del sujeto y de su voluntad, no ha llegado aún el mo-
mento de hablar de este.
argumento decisivo, y es, que en semejante caso las ca-
', i
I
M
314 ANALÍTICA TRASCENDENTAL
mente), sino: yo soy de tal naturaleza que no pued© con- Analítica de los principios.
cebir esta representación más que enlazada con otra; esto
precisamente es que quiere el escéptcio. Porque enton-
lo
de su sujeto. den de esas facultades del espíritu, las que se sobreen- •>
de la organización
tienden en general bajo la amplia denominación de En-
RESUMEN DE ESTA DEDUCCIÓN.
tendimiento.
Es de los conceptos puros del entendi-
la exposición Haciendo abstracción la Lógica puramente formal, de
miento (y con ellos de todo conocimiento teórico a priori) que tratamos aquí, de todo contenido del conocimiento
(de si es puro ó empírico) y ocupándose nada más que de
la
como principios de la posibilidad de la experiencia; pero
teniendo á ésta como la determinación de los fenómenos forma del pensar, en general (del conocimiento discursivo),
en Tiempo Espacio en general y sacándola en fin del
y puede comprender también en su parte analítica un ca-
principio de la unidad sintética primitiva de la apercep- non para la Razón, porque tiene la forma de esta facultad
ción, como de la forma del entendimiento en relación
con su regla segura, la que se puede ver a priori, con sólo
Espacio y Tiempo, como formas primitivas de la sensi- descomponer los actos de la Razón en sus momentos y
sin menester fijarse en la naturaleza especial del conoci-
bilidad.
miento que se ha efectuado.
Hasta aquí he creido necesaria la división en párrafos, No pasa así con la Lógica trascendental por cuanto
saber: al cono-
porque nos ocupábamos de conceptos elementales. Mas se hmita á un contenido determinado, á
ahora queremos mostrar el uso de los mismos, y la expo- cimiento puro a priori. Y no podria jamás seguir á la
sición podrá prosegairse en una continuada compenetra- primera en su dirección, puesto que el uso trascenden-
ción sin necesitarse los párrafos. tal de la Razón no tiene valor objetivo, no perteneciendo
.-tí£U.
316 ANALÍTICA DE LOS PRINCIPIOS
1
ANALÍTICA DE LOS PRINCIPIOS DEL JUICIO TRASCENDENTAL 319
318
que el individuo posea por Mas con la Lógica trascendental no sucede que no pue-
cimientos, pero es menester
la facultad de servirse
cumplidamente, pues si da dar preceptos al juicio como la Lógica general] antes
sí mismo
naturaleza, no hay regla capaz de bien, parece que su propia función es corregir y asegU;
carece de ese don de la
evitarle las torpezas que cometa (1).
Un módico, un juez rar el juicio mediante reglas determinadas en el uso del
cabeza magníficas entendimiento puro. Y en verdad, si por dar extensión
ó un publicista pueden tener en su
políticas, hasU el punto al entendimiento en el campo del conocimiento puro
reglas patológicas, jurídicas ó
sin embargo apriori, parece que no sólo es inútil volver á la filo-
que parezcan tener una ciencia profunda y,
con lafacilidad en la
mayor aplicación de esas re- sofía, sino peligroso, porque á pesar de cuantas tentati-
fallar
glas, bien porque carezcan del juicio natural (sin carecer vas van ya hechas, se ha adelantado muy poco terreno, ó
bien lo general más bien ninguno; en cambio, la filosofía tendrá su va-
de entendimiento) y que si comprenden
! r
determinar cuando un caso está lor cuando la tomemos, no como doctrina, sino como crí-
in abstracto no pueden
bien porque no están suficiente- tica, que sirva para prevenir los pasos falsos del juicio
contenido in concreto, ó
con ejemplos reales en estos juicios. (lapsus judici) en el uso del poco número de conceptos pu-
mente ejercitados
utilidad de los ejemplos, la única si se
quiere, es ros intelectuales que poseemos. En este caso, aunque su
La gran
ejercer el juicio, porque en lo que toca á
la exactitud y á utilidad es puramente negativa, se nos presenta la filoso-
son fía con toda su penetración y habilidad de examen.
de los conocimientos del entendimiento,
la precisión
bien raro que llenen "
Tiene de particular la filosofía trascendental, que al
más bien funestos. Primeramente es
la regla (como propio tiempo que la regla (ó mejor dicho la condición
de una manera adecuada la condición de
además, debilitan generalmente esa general de las reglas) que está dada en el concepto puro
casiw in terminü)]
apercibir las re- del entendimiento, puede también indicar a priori el caso
tensión necesaria al entendimiento para
I
glas en toda su generalidad ó independientemente de las en que la regla debe aplicarse. La superioridad que tiene
circunstancias particulares de la experiencia, hasta el por esto sobre todas las demás ciencias instructivas (ex-
punto que acaba por tomar la costumbre de emplear-
se ceptuadas las matemáticas), estriba en que trata de con-
principios. Vienen á ceptos que deben referirse a priori á sus objetos, y cuyo
los antes como fórmulas que como
los ejemplos para el juicio como la
muleta para el valor objetivo por consecuencia no puede demostrarse
ser
inválido y de la que no podrá prescindir el
que carezca áposteriori. Pero al mismo tiempo necesita ella exponer
de esa facultad natural. por medio de signos generales y suficientes las condicio-
nes con las que puedan darse objetos en armonía con esos
conceptos; los que, de otro modo, no tendrían contenido
estupidez, defecto
La falta de juicio es lo que propiamente se llama alguno, y serian por consiguiente puras formas lógicas
(1)
no hay remedio. Una cabeza obtusa ó limitada que solo carece y
para el que
del grado conveniente de inteligencia y de
conceptos propios, es susceptible no conceptos puros del entendimiento.
siempre acompaña en estos Esta doctrina trascendental del Juicio contendrá, pues,
de inslruceion y aun de erudición. Pero casi
perdo-
casos la falti de juicio {secmdi Petri) y con frecuonda eucontramis
dos capítulos: el primero tratará de la condición sensible
nas sumamente instruidas que á cida piso descubren esta irreparable filta
con la que únicamente es posible emplear los conceptos
en sus trabajos.
320 . ANALÍTICA DE LOS PRINCIPIOS
(!) Gleichartig,
(2) Ganz ungleichartig.
21
I
una imagen una cantidad (v. gr., mil), tos sensibles (como de figuras en el Espacio) es un pro-
í
representar en
á cierto concepto que no es esta misma imá- ducto y en cierto modo un monograma de la imaginación
conforme
difícü de hacerlo si pura a pricri, mediante el que y por el cual son sólo po-
gen, lo que además me seria muy
compararlos con ral sibles las imágenes, y que esas imágenes no se pueden
quisiera recorrerlos con los ojos y
llamo schema de un enlazar al concepto más que por medio del schema que
concepto. Ahora bien, lo que yo
procedimiento geno- designan, no le estáis en ellas mismas perfectamente
concepto os la representación de un
si
relativo á los fenómenos y á su sim- la unidad de la síntesis do lo diverso (1) de una intuición
del Entendimiento,
un arte escondido en las profundidades del homogénea en general al introducir yo el Tiempo mismo
ple forma, es
bien difícil de arrancar á la naturaleza en la aprehensión de la intuición.
alma humnana,
procedimiento y el secreto. No podemos decir más que En el concepto puro del Entendimiento, una realidad,
el
facultad empírica de la
la imagen es un producto de la
los concop-
imaginación productiva, y que el schema de (i; Des Maafli^falügen.
1
^ ^^*''^^^"K¿rfTÍ'n\ ;i3tS
¿j r^ '.^xf*f¡ Al "t^i ,<^ '
« -•q'^» '^^^' ^y'-'j***^ji¿^
I
^1
función que corresponde al sentido interno (á su recepti- schema y de muchísima más extensión. Es verdad, sin
vidad). Los schemas de los conceptos puros del Entendi- embargo, que los conceptos puros del Entendimiento con-
miento son, pues, y verdaderas condiciones por
las solas servan siempre cierto sentido, aun después de que se ha
las que pueden esos conceptos ponerse en relación con hecho abstracción de toda condición sensible, pero es un
objetos y darles, por consiguiente, una significación. De meramente lógico: el de la simple unidad de las
flcntido
suerte que se ve, que en definitiva, las categorías sólo tie- representaciones; mas representaciones sin objeto dado,
nen posible un uso empírico, porque únicamente sirven por que esos conceptos carecen de significación, puesto
lo
para someter los fenómenos á las reglas generales de la que no tienen objeto á que referirse. La substancia, por
síntesis por medio de principios de una unidad necesaria ejemplo, separada de la determinación sensible de la per-
a priori (á causa do la unión necesaria de toda concien- manencia, no significa más que una cosa que puede con-
cia en una sola apercepción primitiva), y hacer así los cebirsecomo siendo sugeto (sin ser el predicado de otra
fenómenos susceptibles de un enlace universal en una ex- cosa).Pero yo nada puedo hacer con esa representación,
periencia. porque no me dice las determinaciones que debe tener la
Mas todos nuestros conocimientos radican en esto con- cosa para alcanzar el título de primer sugeto. Por consi-
junto de toda experiencia posible y la verdad trascenden- guiente, las categorías sin schemas, son nada más que
tal que precede á la empírica, y la posibilita en la rela- ñmciones del Entendimiento relativas á los conceptos y
ción general del espíritu con esa experiencia. que no representan ningún objeto. Su significación les
Al propio tiempo es evidente que
schemas de la
si los viene de la sensibilidad que realiza el Entendimiento, á la
sensibilidad realizan primero las también
categorías, par que le limita.
las limitan, es decir, las reducen á condiciones que es-
trascendental de juzgar sólo bajo el punto de vista de porque proceden de la intuición y no de conceptos puros
tad
las condiciones generales necesarias
para la aplicación del Entendimiento. Mas como son, sin embargo, juicios
de los conceptos puros del Entendimiento á los juicios sintéticos a priori, aquí tendrá un sitio necesariamente su
sintéticos. Ahora trataremos de exponer en un
orden sis posibilidad; no en verdad para demostrar su exactitud
temático los juicios que el Entendimiento realmente for- ni certeza apodíctica, lo que no es menester, sino única-
ma a priori bajo esta reserva crítica. Nuestra tabla de ca mente para hacer comprender y deducir la posibilidad de
tegorías ha de darnos infaliblemente para esto un guía esta clase de conocimientos evidentes a priori.
natural y seguro En efecto, precisamente la relación Hablaremos también del principio de los juicios analí-
de esas categorías con la experiencia posible es la
que licosen oposición á los juicios sintéticos, que es de los
t 1
debe constituir a priori todos los conceptos puros del En- que propiamente tenemos que ocuparnos, porque opo-
tendimiento, y por consiguiente su relación con la sensi- niéndolos de esta suerte unos á otros nos libramos de
bilidad en general, la que hará conocer
íntegramente y equívocos en la teoría de los últimos, y haremos más vi-
ser una mera afirmación subrepticia. que nuestro juicio no contenga ninguna contradicción
^ ,. j.Lj
i I
el que estén
proposición se encuentre
que el carácter anaUtico de la comprendidas todas nuestras representaciones; es decir, 'i
de pues
las otras dos;
difieren considerablemente de los
los primeros tienen sólo una certeza
intuitiva y los se- I.
por más que unos y otros
gundos simplemente discursiva,
Por esto llamo á los prime-
tengan una certeza perfecta.
ros principios matemáticos y á los
segundos dinámicos (1). AX103ÍAS DE LA INTUICIÓN.
Es de que
advertir, no atiendo aquí más á los princi-
un caso que á los de la diná-
pios de las matemáticas en
mica general en el otro, sino única y exclusiva-
(física) PRINCIPIO: Todas Jas intuiciones son cuantidades
extensivas (1).
con
mente á los del Entendimiento puro en su relación
do las representaciones Todos los fenómenos tienen, en cuanto á su
el sentido interno (sin distinción forma,
que en él se dan). Al llaraarios así lo hago más
en vir- una intuición en el Espacio y en el Tiempo, la
que les
tud de su aplicación que en el de su contenido, y em- sirve á todos de fundamento a priori
No pueden, pues,
según orden mismo en que la
prendo ahora su examen el ser aprehendidos, es decir, recibidos
en la conci^ucia
tabla los presenta. empírica sino por medio de la síntesis de
lo diverso,
por la que se producen las representaciones de
un Espa-
{composilio). ó una cio ó de un Tiempo deteiminados; es
(1) Toda unión {con)unclw) ó es una composición decir, por la com-
de elementos diversos que no
conexión [nexus). Lo primero es una síntesis posición de sus elementos homogéneos
á otros, como por ejemplo; los dos por la
y concien- ^
^1
en el
necesariamente como intuiciones oque dos
son representados línea recta posible, líneas rectasno contienen
mediante esta misma sínte-
Espacio 6 en el Tiempo, un espacio, etc.. Son estos axiomas, que no se refieren
que se determinan en general Espacio y propiamente más que á de guanta como tales.
sis por la
En cuanto á la cuantidad (quantUasJ, es decir, á la ; I
puede hbrar á ciones como tales, es este: en todos ios fenómenos la sensación y que
lo real
poco ilustrada que erróneamente cree que
le cx)rrespondc en el olijelo (realitaa pltasnomenon), tienen una cuantidad
sentidos de la condición formal de nues-
los objetos de los intensiva, os decir, un grado.
sensibilidad que los representa como objetos en sí (iV. del T.)
tra y
M
presentación puramente subjetiva, de la que no se puede llamar á las determinaciones puras en el Espacio y en el
tener conciencia sino en tanto que el subjeto ha sido Tiempo, ya por relación á la figura, ya por el de la cuan-
afectado que se relaciona esto con un objeto cualquiera.
y tidad, anticipaciones de fenómenos, porque representan a
Mas puede sí una trasformacion gradual de la
tener lugar priori lo que siempre puede darse a posteriori en la expe-
conciencia empírica en pura, en donde lo real de la pri- riencia. Pero supongamos que exista algo que pueda cono-
mera desaparezca por completo y que no quede más que cerse a priori en cada sensación, considerada como sensa-
\ma conciencia puramente formal [a priori) de la diver- ción en general (sin que una sensación particular se haya
sidad contenida en Espacio y Tiempo. Por lo que, puede dado), ese algo merecería también llamarse anticipa-
también por consiguiente tener lugar una síntesis de la ción, aunque en sentido excepcional. Digo excepcional,
producción de la cuantidad de una sensación desde su porque es bien extraño, ciertamente, anticipar sobre la ex-
comienzo, la intuición pura =
O hasta un tamaño cual- periencia en aquello mismo que constituye su materia y
quiera. Y
como la sensación en sí no es una representa- que sólo de ella puede tomarse. Esto es, sin embargo, lo
ción objetiva y no existe en ella ni intuición de Espacio que aquí ocurre.
ni de Tiempo, no tiene ninguna cuantidad extensiva, La aprehensión, con sólo la sensación, no ocupa más
aunque tiene, sin embargo, una cuantidad (por medio de que un instante (no se habla aquí de la sucesión de mu-
su aprehensión, en donde la conciencia empírica levan chas sensaciones). En tanto que ésta es en el fenómeno
tase en cierto tiempo desde nada =
O hasta un grado algo de que la aprehensión no es una síntesis sucesiva
determinado), cuantidad, que es intensiva por consiguiente que precede yendo de las partes á la representación total,
la percepción en
y que corresponde á todos los objetos de esta aprehensión por consiguiente carece de cuantidad
cuanto esta contiene una sensación, es decir, un grado extensiva; la ausencia de sensación en el mismo instante,
U.A
de influencia en los sentidos (1). representaría este instante como vacío, como = 0. Lo
Puede llamarse anticipación á todo conocimiento por que corresponde á la sensación en la intuición empí-
el que yo pueda conocer y determinar a priori lo que per- rica, es, pueS; realidad (realitas plicenomenon); y lo que
tenece al conocimiento empírico, y esa es seguramente corresponde á la ausencia de la sensación es la negación
la significación que daba Epicúreo á su palabra r.poMffn, = 0. Además, toda sensación es susceptible de más ó
Pero como hay en los fenómenos algo que nunca es co- de menos, de tal suerte, que puede disminuir y desápa
nocido a priori, y que constituye de esa suerte la diferen- recer insensiblemente. Existe, pues, entre la reahdad en
cia verdadera entre el empirismo y el conocimiento a el fenómeno y la negación, una cadena continua de sen-
ANTICIPACIONES DE LA PERCEPCIÓN
349
Tiempo de tiempos. Los instantes
y los puntos son sólo
imites <lel Tiempo
y del Espacio; es decir, simplemente
348 ANALÍTICA TRASCENDENTAL los lugares de su circunscripción (1). Y estos lugares su-
simple sensación y no por una síntesis sucesiva de mu- ponen siempre intuiciones que los limitan
ó determinan
chas sensaciones, no procediendo por consiguiente de las y ni Tiempo ni Espacio pueden concebirse como com-
partes al todo. Tiene, pues, una cuantidad, pero que no puestos de simples lugares de partes integrantes
que se
es extensiva. suponen dadas anteriormente. Puede
llamarse á esta cla-
Ahora, á esta cuantidad, que sólo como unidad se se de cuantidades cuantidades
/t^^a/e., porque la síntesis
aprehende, y en la que la plurahdad no puede ser repre- (de la imaginación productiva)
las produce por una pro-
sentada más que por aproximación á la negación =: O, la gresión en el Tiempo, cuya
continuidad se designa gene,
llamo cuantidad intensiva. Toda realidad en el fenómeno raímente con la palabra/?/r¿ow.
tiene, pues, una cuantidad intensiva, es decir, un grado. Todos los fenómenos en general son,
pues, cuantida-
Cuando se considera á esta realidad como caiisa (sea de la des continuas, así por su intuición,
al ser cuantidades ex-
sensación ó de otra realidad en el fenómeno, por ejemplo, tensivas, como también por su
simple percepción (sensa-
de un cambio), se la llama un momento, v. gr., el mo- Clon,
y por consiguiente realidad), como cuantidades in-
mento de la pesadez; y esto porque el grado no designa tensivas. Cuando se interrumpe la síntesis de la diversidad
más que la cuantidad cuya aprehensión no es sucesiva, del fenómeno, esa diversidad
no un fenómeno
es entonces
sino momentánea. No toco este punto más que de paso, como quantum, sino simplemente un agregado de varios
pues todavía no tengo que entrad en materia con la cau- fenómenos, producto de la repetición
de una síntesis
salidad. siempre interrumpida, en vez de
serlo por la simple pro-
Toda sensación, y por consiguiente también toda rea- gresión de la síntesis productora
de una especie dada
üdad en el fenómeno, por pequeña que sea, tiene un gra- Cuando digo que 13 thalers representan cierta
cuantidad
do; es decir, una cuantidad intensiva que todavía puede de dinero, me una expresión exacta si con eso
sirvo de
ser disminuida, habiendo entre la realidad y la negación entiendo el un marco de plata fina. Ese marco
valor de
una serie continua de reahdades y de percepciones posi- de plata es seguramente una
cuantidad contínna en la
bles, cada vez más pequeñas. Un color cualquiera, por que no hay parte alguna que sea
la menor posible y
ejemplo, el rojo, tiene un grado, que por pequeño que donde cada parte podía formar una
moneda queá su vez
sea, nunca es el último menor posible, y asimismo con el contendna siempre materia para
otras menores. Mas sí
calor, con el momento de la pesantez, etc. entiendo con aquella expresión 13
thalers redondos es
La propiedad de las cantidades que hace que ninguna decir, 13 monedas (cualquiera
que sea su valor), será 'im-
de sus partes sea la menor posible en ellas (ninguna par- propio que á eso llame yo una
cuantidad de thalers* e¿
te es simple), es lo que se llama su continuidad. Espacio y
.^:?Í3¿/i
ANALÍTICA TBASCHTOKNTAI. AHTICIPACIONBS DE LA PERCEPCIÓN
350 351
es decir, un númy de nu grado determinado de
menester llamarlo un agregado, receptibilidad para las sensa-
número es necesaria una uni- ciones. No existe, pues,
monedas Ycomo en todo percepción, y por consiguiente
fenómeno, como um experiencia, que pruebe, ya imnediata ó
Id quTsirva de fundamento, el mediatamente
tal siempre un co«//««o^ (cualquiera que sea el rodeo dado
dad es un quantum, y como para llegar á esa con-
considerados b-n como ex- clusión), la ausencia absoluta
Como toLlos fenómenos,
nómeno;
de toda realidad en el fe-
es decir, que de la experiencia no se
tensivos que como intensivos, puede sa-
que todo
^'^^^^^f^'^^Z^Z^L
cambio, (paso de una cosa car la prueba de un Espacio ó de un Tiempo
la proposición de
I ;
vacíos Pri- , t
es continuo, «« P°'l"\'^f™°^*["
meramente la ausencia absoluta de realidad
de un estado á otro) en la intui-
una evidencia matemática,
si la aon sensible no puede ni ser
aquí fácilmente y con por
percibida; después, tampoco
en general no estuviera se puede deducir la de ningún
c!u a idad de un cambio trascendenUl a diferencia de sus grados de
fenómeno particular, ni de
la filosofía
compll fuera de los límites de pueda
reaUdad, y no puede admi-
empíricos. Porque el que tirse nunca para explicar
esta realidad. En efecto,
vTo supusiera principios aunque
las cosas, ea toda la mtmcion de un
Lutir una causa que cambie el estado de Espacio ó de un Tiempo determi-
4 cierto es- nado sea enteramente real, es
dec" las determine en sentido contrario decir, que ninguna
paite
sobre eso el EnteudimienU,
-da de ese Espacio ó Tiempo esté
Sdado, -^^^^
que nos
vacía, sin embargo,
como
tmari y no sólo porque
no vea la posibilidad f}o '" ^''^'' decrecer
conocimientos « pnonj, u^^'fi.
una infinidad *r'
de otros grados inferiores
^' •l^^
P'^^'í^ según
la mayor parte de
los
ST^n alcanza tan sólo vac o sin que deje de ser la
hasta la nada fel
SootTmbien porq- la mutabilidad , misma la cuantidad extensi-
va del fenómeno es bien
ciertas determinaciones
de los fenómenos q'^^ «<^^^^^^ necesario que exista una
infini-
mientras que la causa dad de grados diferentes que
neriencia puede demostramos,
llenan el Espacio el
y Tiem-
inmuUble. Mas como aquí sólo dispo- po,
y que en los diversos fenómenos las cuantidades
ti
írmanece'en lo in-
tensivas pueden ser
Lnos de los conceptos puros,
f«-<i--«'^ ^^ ,^;,
^^^^
haber,
mayores ó menores, pero
que '^
sea
«eriencia posible, y en los
que nada empírico debe siempre la misma la cuantidad
extensiva
^ ^
«ist«ma -t«n- Vamos á dar un ejemplo. Casi todos
S: pXos sin quebrantar la
unidad del
ciertos pnn- tar una gran diferencia
los físicos, al no-
fundada sobre en la cuantidad de materia
par nada de la Física general, con-
tenida en un mismo volumen
en cuerpos de diversas es-
ToM^r^Íembargo, de pruebas que demu.- pecies (bien por el peso ó por la resistencia
anüci- opuesta á
tran la gran influencia
de nuestro principio en la °»°^"i«°to). Pensaron que ese
«upüéndolas tambí^ »tnT
men r."%'°extensiva
(cuantidad
volú.
pSon de las percepciones, y hasta que podrían
del fenómeno) debe
vacío en todas las materias,
contener el
las falsas consecuencias aunque en
de suerte que evita proporciones dis-
tintas.¿Quién había de pensar que
esos naturalistas en
grado, entre
'Ttoda reaüdad en la percepción tiene un 8u mayor parte matemáticos
y mecánicos, fundan sus
hay una serie infinita
dejados conclusiones en una simple
este grado y la negación hipótesis metafísica, que tan-
sentido debe tener to pretenden evitar?
¿mp^ menores; y sin embargo, cada Esto es lo que hacen, sin
¡mbargo
.•>v,--
V,
ANALÍTICA TBA8CBNDINTAL
352 ,
Al»TI0n.A0IONKS DE LA
PERCEPCIÓN 353 .
k« hasU en
Cr,Sri. misma «"•""'^ «»" " ^*'''' '''
decir, en
lo que es propia
y simplemente
que toca á la sensación
lo
emS^' '
La cualidad de la sensación
es siempre puramente »
Pínca,
y no puede representarse a i^nm" (poTeTeÍ
color, el gusto, etc.). j
Mas ^e coílond?.
lo real
't
A sensaciones en general
por oposición é k
representa sólo algo
Xión -o
cuyo concepto contieren
existencia sí^„^'
*
y no significa más que la síntesis L?,
ciencia empírica en
general. e1 efecto eÍeUerdo'^"
temo, la conciencia
empírica
puede ?'
eWse desdtít '^
un grado superior cualquiera,
cuantidad extensiva de la
de suerte le 1
intuición (^ora lupTS
Entodimient» par», q». « °'" '
del !1
mphcMion. y quo „ „„ ,m.t
» »"
p<TOpdon» poábiUte e.»
(IJ Kanl no pone esta palabra j« •
en el ip.tn
°^"'"' "" '"'
Necesariamente fué esto una
omTln 1 ^'"'""^«O-
lar Schopenhauer y qne han I ena^H ^"' "'"'° '"' "' P"""^» » »«fi«-
V.K¡rchmann,odi.L?L,:s„b:::':'Kln:" ""•"''""' «""^°^'«'» '
(t) Menge.
{N. del T.)
23
ANALÍTICA TRABCEBDINTAL ANALOGÍAS DE LA EXPERIENCIA
354 355
«jntenida en las percepciones,
üuminada) puede excitar
una sensación tan S'^^^'^'^ pero que contiene la
uddad
monos iluminadas)^Se 8mté1,ica de su diversidad
en una conciencia;
t
ts
S
^cZ
ZZZ!
unUorme que se eleva desde
empS dada. Todas
dadas solamente a
las
O hasta una con-
sensaciones estén, pues,
S
aprehensión no es más que una composición
Tad que poseen de tener a prK>n en 80 de la intuición empírica,
ríoTel
podemos conocer
Es así de notar que no y no seda en eUa SntZ
que m^ representación de la necesidad
Lf^
CTuattidades en general
saber la continuidad y
en toda
--«^^^^^^^^f
cualidad (en lo leal del ¿ que en Espacio I.empo
y forma
de la unión de
eutX eolfla^r
intensiva, es decir, que tiene nencia es un conocimiento
de objetos por medio
SSm no) que au cuantidad
experiencia. cepciones deZr
Todo lo demás pertenece á
la y que por consiguiente la relacionóla
un íado eS"
tencia de lo divei-so
debe representarse en la
no como ese diverso está expe L^
m.
compuesto en el iSno X^
te eTiempo mismo no puede
ser percibido, se
no se puede determinar sigue que
la existencia de
analogías de la experiencia. Tiempo más que por su objetos Leí
unión en el Tiempo en
decir, por medio de conceptos generaf
por la representa- J quelos'^nanS
Principio: La experiencia es sólo posible "°°^'" "^^^^
fw oSTa^r ^''°«^S« '^ uecesidídTe
un enlace necesario de percepciones (1).
ción de
PRUEBA.
(-P^-^^^^^^n
completa abstracción ae
fenómeno y
i»
c°mo
^^^^^^^
— «mtenida en las percepciones,
sintética
de su diversidad en una
constituye lo esencial del
sensibihdad. es decir, de la
pero que contiene la
conciencia; unidaS
conocimiento de
experiencia (y noTTa
deT
tlt
unidad
S
355
o^
> (.
S
experiencirias
T -«-1^0^^^s^r percepciones no se refieren
unas A otras de un modo
ac
emSrdSI ?odas las -sacion-Un^P-
pero la propie Perl1;n:r-*''
percepciones
^" °° "^"'*^ "^ P^^^^ -«^'-1 Z
a poslenorv, mismas mngun
como tales, dadas solamente enlace necesario-
poroue la
un grado puede ser conocida a aprehensión no es más que
una composición
Tad que poseen de tener
en ^.'^^^ deT^^Í
no podemos conocer a pru,«
Sis asi de notar que
que «- -^
80 de la intuición empírica v
representación de la necesite
no sft Ha or. ^n
17^""'
Tenacidades en general m.s -^^^f
leal dei
^^
'
que en Espacio Tiempo
la un¡:: de
en toda cualidad (en lo y forma eúa. ^coL^I,^pr
saber la continuidad y
intensiva, es decir, que tiene nencia es un conochniento
Cmeno) que su cuantidad de objetos por mTdio
cepciones de pe !
la experiencia. y que por consiguiente la relación en la
„n íado Todo lo demds pertenece á eS
tencia de lo diverso
debe representarse en la
no como experienT
T^po Tó
ese diverso esU compuesto en i I
el
m.
t
analogías de la experiencia.
n^ se
no T
1 puede T"^"" P"^" "*'
determinar la existencia
Tiempo mes que por su
ser
percibido, se sigue que
de obietos en J
unión en el Tiendo
decir, por medio de conceptos
Igenlf
.1
por la representa-
^ quelos unanfS
Principio: La experiencia es sólo posible
am que la
ám de. un enlace necesario ele
PRUEBA.
percepciones (1). experiencia no sea
una representación de
dones (1)
la
posible más que mediante
unión necesaria de las n
percep-
=:„ ..lirion-
•
^í^::: :":r.e!cu, ¡S. . pH.^ ... d..,.inan su, CJ Todo el párrafo que antecede fué
en un Tiempo. añadido en
relaciones respectivas
^ ^^ ^ ^ l'a segunda edición.
(A^. del T.)
356 ANALÍTICA TRASCENDENTAL
reposa en ANALOGÍAS DE LA BXPERIENCIA
estas tres analogías
El principio general de 357
^^P" ^ & pu relación a
apercepción, por
onftrreDcion que de un modo determinado; es decir,
Ift unidad necesaria de la . . que no podríamos
p^«.e (de a P^cep^^^^^^ anticipar aquello por que su intuición
irconciencia e^PÍ^ca empírica se distin-
gue de toda otra. •
Esta m^
sintética en la relación cronolég^a
que está determmada «1»^'
Podemos, pues, designar esos prímeros
nombre de
príncipios con el
las percepciones,
todas las determinaciones
^'
empíncas J^ constitutivos.
Bien diferente ha de ser con los
la lev que hace que determina-
principios que some-
sometidas d las reglas de la ten la existencia de los fenómenos
del Tiempo estén á reglas apri^. Por-
analogías de la expe^ que como ésta no puede construirse,
Sn geZal del Tiempo, y que las resulta que esos
ocuparnos,, estén también
eu el principios no alcanzan más que una relación
Sencfa, de que vamos d de existen-
cia,
y sólo pueden ser principios reguladores. No puede
particular que no se ocupan pues, buscarse aquí ni axiomas
"eTos principios tienen de ni anticipaciones; se tra-
síntesis de su intuición emptaca ta únicamente de saber si
cuando una percepción nos es
de fenómLs'ni de la
de su rdacum entee s
existencia y dada en una relación de tiempo con
?no solamente de su otra, (aunque inde-
Mas la manera como algo^ terminada), no cual es esa otra
e^^ecto 4 esta existencia. percepción y cual avi cuan-
aprehendido en el fenómeno se puede ^f^'^^^'^^^ tidad, sino como está enlazada
necesariamente con la
tal suerte, que la regla de su síntesis P^^^* «umm^ primera, en cuanto á la existencia
en ese ^nodo del tiem-
de ^ado es
apriori en cada caso en^PÍnco po. Las analogías tienen en la
trar esta intuición Filosofía una significación
Pero la muy diferente que en las Matemáticas. En estas,
decir realizaria por
medio de esta misma síntesis.
son fór-
délo? fenómenos -.P-de
s^ conocida a mulas que expresan la igualdad
eSLda camino llegáramos á decir cuantidad y son siempre constUufivas,
de dos relaciones de
prim. y aun cuando por
ese
más y de tal modo que
estaño la conoceríamos cuando dos miembros de la proporción
Tgrsobre alguna existencia, están dados, por
sí mismo se da el tercero;
es decir, se construye. En la
'^
W^Vift^i
conocimientosintético.
^¡y**"^^'
y que hoy se
algo permanente, en el que, lo mudable no es más separan indebidamente algunas veces,
existe suponiendo que se
semejante prue-
que un modo de su existencia. Pero como apHcan á cosas en sí,
y que la primera es contraria á la
decir, por medio do idea que el mundo depende de una
ba no puede darse dogmáticamente, es causa suprema (aun
objeto una proposición en cuanto á su substancia). Pero ese temor
conceptos, puesto que tiene por es infundado,
ha pensado nunca que porque aquí sólo se trata de fenómenos en el
sintética a priori, y como nadie campo de
valor más que en re-
semejantes proposiciones no tienen la experiencia, cuya unidad nunca
seria posible si admi-
lación con la experiencia posible, y
por consiguiente no tiéramos que ocurren cosas nuevas (cuanto
á la substan-
pueden ser probadas sino por medio de una deducción de cia). En este caso, en
efecto, desaparecería lo que sólo
la posibilidad de la experiencia,
no tiene nada de particu- puede representar unidad del Tiempo, es decir, la iden-
la
proposición sintética como tidad del substratum, en el que
lar que aun poniendo esta únicamente encuentra
fundamento de toda experiencia (porque es indispensable todo cambio su completa unidad. Esta
permanencia, sin
en el conocimiento empírico), que
nunca haya sido de- embargo, no es más que la manera como nos representa-
mostrada. mos la existencia de las cosas (en el fenómeno).
el peso del humo, y
Se preguntó á un filósofo cuál era Las determinaciones de una substancia, las que
sólo
quemada el de la ce-
respondió: quitad del peso de la leña son modos de su existencia, se llaman accidentes.
Siempre
pues, como
Biza y tendréis el peso del humo. El
suponía, son ellas reales, porque conciernen siempre también á la
cosa innegable, que la materia (la
substancia), maun en existencia de la substancia (las negaciones
sólo son deter-
su forma sufría un cam- minaciones que expresan la no existencia de alguna
el fuego perdia nada, y que sólo cosa
ANALOGÍAS DK LA EXPERIENCIA
365
364 ANALÍTICA TRASCENDENTAL substancias,
y no hay percepción posible del nacer y del
Cuando se atribuye una existencia par- monr smo en cuanto son simples
en la substancia). determinaciones de lo
determinaciones reales en la substancia permanente, porque precisamente es
ticular á esas eso permanente
considerado como un acci- quien posibihta la representación del
(por ejemplo, al movimiento paso de un estado á
existencia otro,
y del no-sór al ser, y empíricamente sólo pueden co-
dente de la materia), se llama entonces á esa
de de la substancia que se nocerse como determinaciones
inherencia, para distinguirla la mudables de lo que es
permanente. Para suponer que una
llama subsistencia (1). Poro de esto resultan muchas
con- cosa comienza á ser
mucha más exactitud absolutamente, es necesario admitir
fusiones erróneas, y se hablaría con un momento en que
no exisüa. ¿Mas con qué ligar es¿
y designando únicamente por accidente la ma-
precisión, momento, sino con lo
que ya existía? Porque un tiempo
nera como la existencia de una substancia ha sido
positi-
vacío anterior, no pue-
de con- de ser objeto de percepción. Pero
vamente determinada. En vista, sin embargo, las si se enlaza este na-
(1) Suhüistenz.
366 ANALÍTICA TRASCENDENTAL ANALOGÍAS DE LA ÍXPERIENCIA
367
en Tiempo. Mas este enlace no es
el
obra del solo sentido
m de la intuición, sino producto
de una facultad sintética
B. de la imaginación que detennina
el sentido interno
tivamente á las relaciones de Tiempo.
rela- -iJ
SEGUNDA analogía. Es esta facultad
quien une entre sí los dos estados,
de tal suerte, que el
uno ó el otro preceden en el Tiempo;
Principio de la sucesión en el Tiempo
según la ley de porque el Tiempo
en sí no puede ser percibido, sólo
segtm la ley del m- y por relación con él so
causalidad: Toájoi los cambios acontecen
puede determinar en el objeto lo que
lace de causas y efectos (1). precede y lo que si-
gue, y esto empíricamente. Tengo,
pues, conciencia sola-
PRUEBA. mente de que mi imaginación pone
á uno antes y al otro
después, y no de que en el objeto
un estado preceda al
(El principio precedente ha demostrado que todos loa otro. En
otros términos, la simple
percepción deja sin
sucesión en el Tiempo no son más que determinar la relación objetiva de
fenómenos de la los fenómenos que se
cambios, es decir, una existencia y no existencia sucesivas suceden. Para que esto pueda
ser conocido de un modo
determinaciones de la substancia permanente, y que determmado, es menester que la relación
de entre los dos es-
por consecuencia, no es admisible
que una existencia de tados sea de tal suerte concebida,
que el orden en el cual
la misma substancia siga
á su no existencia ó una no deben ser puestos se encuentre
determinado como nece-
su existencia, ó en otros términos,
un co- sano, este antes, el otro después,
existencia á y no á la inversa. Pero
po-
mienzo ó un fin de la substancia misma. Se hubiera el concepto que lleva consigo
la necesidad de la unidad
i toda sticesioii de fe- sintética no puede ser más
dido formular ese principio, diciendo: que un concepto puro del
porque el comienzo ó fin de Entendimiento, el cual no puede
nómenos no es más que cambio; hallarse en la percep-
cambios de esta substancia, puesto ción. Ese concepto es aquí
la substancia no son de relación, de causí
y efecto
concepto de cambio supone el mismo
sujeto exis- es decir, de una relación cuyo
que el primer término determina
opuestas, por consecuen- ai segundo como su
tente con dos determinaciones consecuencia, y no tan sólo
como
cia permanente.—Hecha esta advertencia preliminar, algo que podia preceder en la
imaginación (ó no ser per •
la prueba.)
cibido de ninguna manera).
pasemos á Sólo, pues, porque sometemos
observo que los fenómenos se suceden
unos á otros, la sucesión de fenómenos,
Yo por consiguiente, todo cambio
cosas se da en un momento, a la ley de causalidad, es posible
es decir, que cierto estado de la experiencia misma,
en el estado anterior. es decir, el conocimiento
mientras que el contrario existia empírico de sus fenómenos Por
hablando, dos percepciones consecuencia, sólo en virtud de esa
Yo reúno, pues, propiamente ley son éstos posibles
como objetos de la experiencia
(1).
K
ñor consiguiente,
Smenos
puede decirse que lo que
n
Sento dfb^ no
L
^empo á la diversidad de los
cuando la representación
de esta
fenómenos mismos,
diversidad es siem-
ejemplo, la apre-
cibirse
un fenómeno que contenia ese estado;
dad que sucede á un tiempo vacio,
esto no
empincamonte, si precedentemente
puede per-
no ha habido
porque una reah-
aprehensión. Así, por por consiguiente un
Dre sucesiva en la
En de lo que h'ay de diverso
cosa puesta delante de
- el fenómeno de
-I
T^^^^
ZZ
empírico V regllqie da, i saber,
y la regia ^"^
««"* ~^
contingente como la mis-
'
h] valor objetivo no puede
especie de realidad objetiva?
consistir en la relación
con
cede tiene una causa, ^^^ ^^,,iaad serian, otra representación (con
aquella de lo que se
atribuiria
^a experiencia;
«^"^""^^^'tiUn wdadero valor. al objeto) porque sino, se
presenta otra vez la cuestión
de
saber como sale esta
representación de sí misma
y ad-
quiere un valor objetivo, además
del subjetivo que le es
propio como determinación del estado del espíritu
Si
buscamos qué nueva cualidad
afiade la rdacimt con un
objeta a nuestras representaciones
y qué es la importancia
que sacan, hallamos que sólo sirve para hacer
necesario
V
ANALOGÍAS DE LA EXPERIENCIA 375
est« algo
anterior V^^^^^^^^ existiendo d. spues
de menos precedentes, sitio sin el que no conformaría con
es decir, que es -F^^^^^^^^^^^ ,,^ü.. Pero en esta re el Tiempo mismo, el cual determina a priori el sitio de
q'ie
anterior en el .^^¿^ sino su-
un tiempo todas sus partes. Pero esta determinación de los sitios no
recibe su sitio
de tiempo
.
lacion no ^.^^^^^^ puede proceder de la relación de los fenómenos con un
pagado ^go^J
poniendo en un estado ^£ ^„ ^mer Tiempo absoluto (porque no es un objeto de percepción);
es decir, según ^^^f^^^-J'^'^i, poniendo loque es menester, al contrario, que los fenómenos se determi-
puedo invertir la ««« P
término que no ^^^ nen recíprocamente unos á otros sus sitios en el Tiempo
lo que
sucede antes de P^^^J^'^^ollerminado tiene y les hagan necesarios en el orden del Tiempo, es decir,
aado el que lo que sigue ó sucede, deba seguir según una ley ge-
-^t%P¿tl^;C¿e^^^^^^^^^^
lugar necesaria é '"'^^^^'''"^ según .1 que, neral á lo que estaba contenido en estado precedente.
represen ^^^iones, el
orden en nuestras
cierto ^^^ De ahí una serie de fenómenos que por medio del Enten-
(en tant« que del
lo presente «-^^^;)j^^^^^^^ dimiento produce y hace necesarios precisamente el mis-
consecuencia y ne-
-^^"TdT STlirr/su
mo orden, el mismo encadenamiento continuo en la serie
de percepciones posibles, que el que se encuentra a
:rarn:;i.ado.i^^^^^^^^ priori en la forma de la intuición interna (en el Tiempo),
ANALOGÍAS DE LA EXPERIENCLA. 377
376 ANALÍTICA TEA80ENDENTAL
determinada, es decir, que este suceso supone en el Tiem- ili
sitio todas las percepciones.
en donde deben tener su po otro fenómeno, á quien sigue necesariamente, según
una percepción que pertene-
El suceso de algo es, pues, una regla. De otro modo, si dado el antecedente, el suce-
posible y que es real desde
que per-
ce á una experiencia so no le siguiera necesariamente, me sería preciso consi-
como determinado en el Tiempo, cuan-
cibo el fenómeno derarle como un juego meramente subjetivo de mi
consiguiente como un objeto
que pue- ima
to á su y por
sitio,
encadena- ginacion y tenercomo un sueño lo que pudiera suponer-
s«gun una regla en el
de siempre ser hallado me como objetivo. La relación en virtud de la cual en
miento de las percepciones. Mas este regla que su-ve para
que los fenómenos (considerados como percepciones
del Tiempo, consiste en posibles),
determinar algo en la serie la existencia de lo que sigue (lo que sucede),
de- está necesa-
la condición que hace
que el suceso sigue siempre (es
que prece- riamente y según una regla determinada en el Tiempo
necesario), se encuentra en lo
cir de un modo
de razón suficiente es, pues, el
prmcipio por algo que precede; en una palabra, U
relación de cau-
de' El principio sa efecto es la condición del valor objetivo
decir, del conocimiento y de nuestros
posible, es
de' toda experiencia juicios empíricos relativamente á la serie
de percepcio-
bajo el aspecto de su relación
objetivo deis fenómenos, nes, por consiguiente de su verdad empírica,
Tiempo. y por lo
en la sucesión del tanto de la experiencia. El principio de la
proposición está solamente
en relación de
Pero la prueba de este em- causalidad en la serie de fenómenos tiene, pues, también
conocmiiento
las consideraciones
que siguen. Todo un valor anterior á todos los objetos de la experiencia
la ima-
pírico supone la síntesis de lo diverso operada por
(sujetos á las condiciones de la sucesión), puesto que
sucesiva, es decir, que en eUa él
'ginacion la que es siempre mismo es el principio que posibilita esta experiencia.
unas
t imaginación) estón siempre
orden
las
de
representaciones
sucesión (lo que debe .
Mas aquí se presenta una dificultad que hay que resol-
después de otras. Mas el ver. El principio del enlace causal entre los fenómenos
seguir) no está en modo
alguno
lo que debe
p eceder y de las repre-
está limitado, en nuestra fórmula, á la sucesión de sus
la sene
determinado en la imaginación, y series, mientras que en el uso de ese
senteciones que se siguen
puede tomarse lo mismo de o principio se ve que
también se aplica á su simultaneidad,
que de lo que precede á lo y que causa y efec-
que sigue á lo que precede, to pueden ser al mismo tiempo. Por ejemplo,
hace en un
síntesis es una síntesis
de la apr.-
que sijue. Pero si este cuarto un calor que no hay al ah-e libre. Busco la causa
Lnsio'n (de ladiversidad de
un fenómeno dad»), elór^ n
haW^r y encuentro una chimenea encendida. Luego esta chi-
entonces está determinado en el objeto, ó P^^a menea es, como causa, al mismo tiempo que su efecto,
la síntesis sucesiva
que deter-
más propiamente, hay en es decir, .el calor del cuarto; no existe, pues, aquí
suce-
el cual -/Ifo
mJnn objeto, un orden, según
una vez ese algo *^;-J;
puesto, sión en el Tiempo entre la causa y el efecto, sino que
son
cesariamente que preceder, y
r algo le sigue
cencion contenga el
Lspensablemente.
conocimiento de un
Para
suceso ó
que^
de
per^
algo
simultáneos; y,
aplicable.
sm embargo, no es por eso la ley menos
La mayor parte de las causas eficientes de la
Naturaleza existen al mismo tiempo que sus efectos,
pues, menester que sea un y la
que acontece Realmente, es, este sucesión de éstos consiste únicamente en que la causa
conciba que la sucesión no
Juicio empírico, donde yo
378 AMALÍTIOA TEASOBNDllHTAL ANALOGÍAS DE LA EXPERIENCIA 379
en uu instante Pero en el para un futuro sistema de la Razón pura. Por otro lado,
puede producir todo su efecto
á producir, es sxem-
Snte en que el efecto se comienza este análisis se encuentra en gran parte en las obras clá-
;^trneo de la causaUdad de su causa; Poj- ^^^ sicas que tratan de esas materias. Pero no puedo pasar-
un instante me de hablar del criterio empírico de una substancia, en
causa hubiera desaparecido <^^J^^^f'^^q^e
Es menester «¿vertir bien tanto que parece manifestarse, no por la permanencia
no habria tenido lugar. no de su c«m^ Hi
ór-ien del Tiempo y del fenómeno, sino mejor y más fácilmente por la acción.
aaui se trata sólo del
no haya trascurndo ningún donde
LreracTon queda aunque Allí existe la acción, y por consiguiente la acti-
m
Ltó afLmo tiempo que su
^8U unión
lisaaue tenia su
larelacion
dinámica. En
de Tiempo que e^te
Sigo "o ^e otro por efecto, cuando
cogin, la depresión de
PO°g«l^/«^*
superficie; pero si el
Ílratpresion (recibida no
cogm
importa cómo),
forma
éste sucede á ^a
tema
entonces
ya
no
•
después de
del
y propio de la susbtancia (phoenomenon)? Mas
rio esencial
modo
conceptos).
que antes hemos visto, la cuestión no tiene
causalidad con
lo
^t^ciír":: .^^ñ^ polutamente el algo que sucede, por consiguiente en algo mudable que
el Tiempo caracteriza por la sucesión, el último sujeto de
-^Tj^re:sriircrr^^^^^
dos fen.^
este efecto es, pues, lo permanente, considerado como
horizontal, aunque los substratum de todo cambio, es decir, la substancia. Por-
a^ua sobre su superficie
En que según principio de causalidad, las acciones son
Tnos se verifiquen al mismo tiempo. ^^^^^^^^^
mayor, algo sigue.
el
ANALOGÍAS DI LA EXPKaiBNOIA
381
S80 AKALÍTIOA TEASCENDÍHTAL que sólo empíricamente puede darse. Mas la forma de
importancia y absoluta todo cambio, la condición
miento que requieren la gran sin la que no puede
efectuarse
En que el pnmer suje-
efecto, como suceso que resulta de otro
universalidad del concepto. estado (sea cualquiera sú
que nace y muere no pueda él matena, es decir, sea el que
to de la causaMad de lo quiera el estado cambiado)
de fenómenos), es esa y por
mismo nacer ni morir (en el campo consiguiente, la sucesión de
los estados mismos flá
á necesidad empírica y
una conclusión cierta que lleva la
'^ "'"''«'««' ««^ considerado
& la permanencia en la existencia, por consigmente, al TllZ '"'f 1" ^"f"'
«^^'^««Mad y las condiciones del
concepto de una substancia como fenómeno. STo (if"
el solo acontecimiento,
abstrac- Cuando una substancia pasa de
Cuando algo sucede, un estado a á otro h
naturaleza, es ya por sí mismo un objeto elmomento del segundo es diferente
ción hecha de su del del primero y le
existencia de un estado «gue. Asimismo el segundo
de investigación. El paso de la no establo, como realidad (en
el
éste no contuviera mnguna fenómeno) es distinto del
cua-
al estado actual, aunque primero, donde esta realidad
no
que debe investigarse. existía como 6 de cero;
lidad fenomenal, es por sí cosa es decir, que si el
estado b se dis-
mostramos en ol nú- tingue del estado a nada
Este acontecimiento, como ya lo más que por la cuantidad, en-
substancia (porque ésta no tonces el cambio es el
mero Á
no concierne á la
más
acontecimiento b~a, que «;
se
nace), sino al estado de la
substancia. No es, pues, hallaba en el estado
precedente, y en relación
de ^
quien
algo que proceda este estado es =o.
que un simple cambio, y no origen de
Cuando este origen es considerado como efec- Se trata, pues, de ver cómo
una cosa pu¡de pasar de
de la nada.
to de una causa extraña, se le
llama entonces creación. un estado = « á otro estado
hay siempre un Tiempo, entre
=
J. Entre dos
momentos
Una creación no puede admitirse como suceso, porque su y dos estados en esos mo-
unidad de la expenencia. Sm mentos hay siempre una diferencia
sola posibilidad romperla la que tiene una cuanti-
cosas, no ya como
fe- dad (porque todas
í
embargo, considerando á todas las las partes
de los fenómenos son á su
sólo del vez cuantidades), Todo
nómenos, sino como cosas en sí y como
objetos paso, pues, de mi estado
á ob-o
estimadas, aunque tiene siempre lugar en
un tiempo contenido entre dos
Entendimiento, pueden entonces ser
cuanto á su existen- momentos, donde el primero
substancias, como dependiendo en determina el estado que la
Mas todo eso supone otra sig-
cia de una causa extraña.
palabras yno es apUcable á los fenóme- WW T' I
í^''^""*^" '^ *!"« *'*°^^- ^°^bos son, pues,
"" ''^'"'''°' P- «o^-guie^te, de
en las
nificación
experiencia. 7''T '"entre
r?' intermedio
un estedo
nos como objeto posible de la dos estados, peinecie^do
puede cambiar y cómo un esta- como tales al cambio íntegro.
¿Cómo, entonces, algo Mas todo cambio tiene una
lugar en un momento dado puede suceder
do que tiene
tenemos de esto la me-
en ofaro á otro estado opuesto? No
Nos es menester para esto el cono-
nor noción aprum.
ejemplo de las fuerzas
cimiento de fuerzas reales, por
motrices, ó lo mismo, de ciertos fenómenos su--
que es lo
revelen esas fuerzas, el
cesivos (como movimientos) que
^»
ANALOGÍAS DE LA EXPEEIENCIa
ANALÍTICA TBA8CÍNDENTAL 3^3
382
caueaMad en t^do el ti.npo .- argumentos dogmáticos más claros, sin
documentos que
causa qne revela su J^ suministren una deducción positiva
y firme.
se verifica. Esta
«-"«-' P!^^!!^"^^^
^^ ^'^''''^^'' Todo crecimiento del conocimiento empírico,
todo pro-
..
de
golpe (en
tal
un
modo, que
i-^-^J^^^Spo
así como el ^'^^V
T- ^-^^ «^ P""
^^^^
greso de la percepción, no es más que
la determinación del sentido
una extensión de
interno; es decir, una pro-
„.er instante a
hast.
tidad de la reahdad
^^Z^^^^^Uo.
6-fl)
J^" J^ segundo mo
los gra- gresión en el Tiempo, cualesquiera
parte los objetos, fenómenos ó
que sean por otra
«« intuiciones puras. Esta
contemdos ^"^«^^^
dos inferiores P^^l^por^n^
po acción progresión en el Tiempo determina
pues, PO^^^le sólo todo y en sí no está
mentó. Todo cambio
es,
determinada por nada; es decir, que las
continua de la
--«da ^^ -^^^^^^^^^^^^^^^ ^e esos cesanamente en el Tiempo,
partes están ne-
y que son dadas por la sínte
SIS del Tiempo, pero no antes
que ella. Por esto es que
cambio. El todo paso de la percepción á algo
rí^ríría
Tal es la ley 1m
V ae la continuidad
de todo
TiAmno ni el fenómeno en
que sigue, es una de-
termmacion del Tiempo efectuada por la
principio de esta ley -
^^^^^f i^s más peque- esta percepción,
producción de
y como esta determinación es siempre
Tiempo, se componen
de P^^es fque ^.^^
s
^^^.^ ^^ en todas sus partes una cuantidad, y
es él la producción de
«as posibles, y
que smem^^^^^^^^ una percepción que pasa, como una cuantidad,
por todas esas por todos
^eguB<io e^tM^^^^^^ P
llega á su ^^ ^^^^^ ,^.„^„. losgrados en que ninguno es el menor, desde
cero hasta
partes com- «*'°^,*? su grado determinado. Es, pues,
P*''^
"¿^^^eno, como en la cuanti- evidente con esto que
y el nu. podemos conocer a prwri
\ TdfrSoVXtSí:;-
^^
po^i^le.
del primereen
la ley de los cambios en cuanto
á su forma. Nosotros sólo anticipamos nuestra
. J Til realidad pasa, saliendo propia
^^^«^ infinitos de
esta aprehensión, cuya condición formal debe
r? no eitiaSr^díll-
diferencias son todas poderse conocer a i^nm, puesto que
necesariamente
r- r r^^p-omp.^^^^^^
de la unidad de la apercepción, contiene
la condición a
que es
«^ y^^^^^^^' l\J^,,. Mas como
-i^- pnon de la posibiüdad de la determinación de
todos los
se advierta instantes de los fenómenos en el
Tiempo, mediante la serie
es innecesario de
te,
^^V^^fJ^^^^ \^ pretensiones
carecen de f^^^d^'^^;'^
de causas y efectos, en donde las primeras
traen necesaria-
tantas veces
e^tendernue^i^con—ntopor^^^^^^
J eonvie- mente la existencia de los segundos, dando
así valor en
^^^^^_ cada Tiempo (en general), por consiguiente,
objetivamen-
lS\^nreefrS:'j:ceptarnada.ni.unconlos te, el conocimiento empírico de las relaciones de
Tiempo.
"^fc^WE^i. V ">'
fA'
Z'n?lrí
pero no que
/' '*"
los objetos estén
"'^ "^ y recíprocamll;
al mismo Tiempo- es decir
que cuando el uno
C. existe, el otro también ex isteen
mismo Tiempo, y que ei
eso es necesario para
que puedan
las percepciones seguirse
TERCERA analogía. recíprocamente Es, pues orj
so un concepto intelectual
de la sucesión rec p'roca
determinaciones de esas cosas leTal"
que existen simultóner
^ente unas fuera de otras
para poder decir qu^la
Clon recíproca de las suce"
percepciones está fundaren
el oT
t-'^bien
una accim reciproca
general (1). TlJ
objetiva^'m
MasT''^"*''^^
la relación de las
la simultaneidad como
CÍO, están en substancias, en la 1^1^
unacont,ene determinaciones
cuya causa á su ,7 ^
PRUEBA. cont,ene en la otra, esa
relación, repetimos, es
la rllíion
de influencia, cuandoy recíprocamente la
segund7cT
cuando la intuición empjri- tiene la causa de las
Las cosas son simultáneas determinaciones de la
entonces la relación de SraTs
proca. La simultaneidad
reciprocidad ó de la acZ"J
de las substancias en
e Espido
no puede, pues, conocerse
en la experiencia sino
mendo su acción recíproca; suT
esta suposición es
( p^r consecuencia, tambl^"
cosas mismas como
la condición de la posibil
objetos de la experiencia
^
dad de
(1)
que digo q
mi^morsríi:7o'z:
j auiu 1 lempo. ¿Pero z
'^-^
cómo conocer
^"^'^^^
que están pti
^^ «^ -
el mismo
diversas en nn mismo solo Tiempo,
^ y cuando el 6rden l^la
S
T-
'
no ¿Lnf
de que
puede percibirse el Tiempo
-cosas estén en un mismo
mismo
Tiempo
para
e
est4
de la aprehensión de esto
cuando puede igualmente
TrrZT,
Tiempo
«i,
'^
diverso es indiferente
(en el f
^ 1orden
irse
stteS^
es dec^
de
^'^ ^^^^*^'
AáE
que comienza por
^^
por B b D ""l
'ubie;a
A
;ir
v acaha
de esas representaciones por
TaÍ^ues -t queseada una en
E), sería imposible
la percepción,
comenzar por E h\Lü
y retroceder
hárl^rtuel
(•) El pérrafo que acaba de
reciproca). leerse no esUba en
(es decir, en una acción ^^ ^^^ ^ j
la primera edición.
(N. del T.)
26
±
jt,^¿as3/ :jt^
386 ANALÍTICA TBA8CBNDSNTAL
TEECEEA ANALOGÍA
podría, por tanto, ser jj.-
Tiempo pasado y no
perteneceria al
su.stan^co.
^. .1 <»t« » comu„ld.d (1) general d. aecio» „=,.
-sird^^feTuna varíedad de
se p edén
bajo esta condición
hiendo las substancias ..u^nea^
"entar empírícamente como esisüen^o
Zte Mas sólo aquello que es la
causa de una cosa ó de
puede señalarle su sitio en
el Tiem-
Prtxim», S™ '"í» I»' "^ di,toie, hasto los mía
Z^ determinaciones,
;« Po^^nsiguiente'
toda substancia (P-to
.j*-—-
ANALÍTICA TRASCENDENTAL POSTULADOS DEL PENSAMDENTO EMPÍRICO 391
390
siempre de ellas sin notarlo (1). Y porque no pensaron
la Naturaleza y sobre el carácter particular de esta prue-
también esta observación grandísima impor- en esto, está en que faltaba el hilo conductor de las cate-
ba; y tiene
gorías, el solo que puede descubrir y hacer sensibles to-
tancia al mismo tiempo, como regla para todo otro in-
que das las lagunas del Entendimiento, así en los conceptos
tento de probar a prion proposiciones intelectuales
como en los principios.
son al mismo tiempo sintéticas. Si hubiéramos querido
probar dogmáticamente, es decir, por conceptos, esas ana-
logías, á saber: que todo cuanto existe sólo se encuentra
en algo permanente, que todo suceso supone algo en un
POSTULADOS DEL PENSAMIENTO EMPÍRICO EN GENERAL.
estado precedente, á quien sigue según una ley reglas, y
en fin, que en la diversidad de las cosas simultáneas, los
1.° Lo que conforma con las condiciones formales de
estados están simultáneamente en relación unos con
entonces la experiencia (cuanto á la intuición y á los conceptos) es
otras,' según una regla (en comercio recíproco),
jyos^ible,
nuestro empeño hubiera sido trabajo perdido. Porque no
2.0 Lo que conforma con las condiciones materiales
se puede ir de un objeto y de su existencia á la existencia
de la experiencia (de la sensación) es real.
de otro ó á su manera de existir, por simples conceptos
3.0 Aquello en que la conformidad con lo real está
de estos cosas, de cualquier modo que se les anaüce.
determinado según las condiciones generales de la expe-
¿Qué nos quedaba, pues?
riencia, es necesario (existe necesariamente).
La posibilidad de la experiencia, como conocimiento
en el que pueden dársenos en último término todos los
objetos, tiene su representación para nosotros una rea-
EXPLICACIÓN.
lidad objetiva. Mas en este término medio, cuya forma
esencial consiste en la unidad sintética de la apercep-
hemos hallado condiciones Las categorías de modalidad tienen de particular que
ción de todos los fenómenos,
no aumentan en nada, como determinación del objeto, el
a priori de la determinación cronológica, necesaria y per-
concepto á que se unen como predicados, sino que sólo
manente de toda existencia en el fenómeno, sin las que,
la determinación empírica del Tiempo, sería en sí impo-
sible, y hemos descubierto así las reglas de la unidad (1) La unidad del universo, en donde deben estar ligados todos los fenó-
menos, es evidentemente una simple consecuencia del principio tácitamente
sintética a priori, por cuyo medio podemos anticipar la
admilido del comercio de todas las substancias, existiendo simultáneamente.
experiencia. Faltos de este método y en la falsa persua -
Porque si estuvieran aisladas no constituirian un todo como partes, y si su
sión de que que el uso expe-
las proposiciones sintéticas enlace (acción reciproca de la diversidad) no fuera necesario para la misma
como princi- simultuneidad, no podría irse de ésta, como de una relación puramente ideal,
rimental del Entendimiento recomendaba
á aquélla, como á una relación real. Asimismo hemos mostrado en su lugar
pios, ha sucedido que siempre se ha buscado, aunque en que comunidad
la es propiamente el principio de la posibilidad de un cono
vano una prueba del principio de razón suficiente. Nadie cimiento empírico, de la coexistencia, y que por consiguiente, no se va pro-
piamente de ésta á aquélla como á su condición.
ha pensado en las otras dos analogías, aunque se servían
^l^^iMi
-> -
..1,
Entendimiento y su uso empírico, con el juicio empírico ción alguna en el concepto de una figura contenida
entre
y con la razón (en su aplicación á la experiencia). dos líneas rectas, porque el concepto de dos líneas
rectas
Por esta razón precisamente los principios de la moda- y de su encuentro no contienen la negación de ninguna
lidad son simplemente explicaciones de la posibilidad, de figura. La imposibihdad no está, pues, en el concepto
la realidad y de la necesidad en su uso empírico, y tam- mismo, sino en su construcción en el Espacio, es decir,
l.
bién al mismo tiempo la restricción de las categorías al en las condiciones del Espacio y de sus determinaciones,
sólo uso empírico, sin permitirlas ni admitirlas el uso tras- condiciones que á su vez tienen su realidad objetiva; es
cendental. En efecto, si no tienen solamente un valor ló- decir, se relacionan con cosas posibles, puesto que con-
gico y no se limitan á expresar analíticamente la forma tienen a priori la forma de la experiencia en
general.
del pensamieíito, sino que se refieren á cosas, á su posibili- Presentemos ahora toda la utilidad y toda la inñuencia
dad, realidad ó necesidad, es menester que se apliquen á de ese postulado de la posibilidad. Cuando me represento
la experiencia posible y á su unidad sintética, en la que una cosa que es permanente, de modo que cuanto cam-
^
cí
sólo se dan los objetos de conocimiento. bia en él, sólo pertenece á su estado,
no puedo por ese
El postulado de la posibilidad de las cosas exige, pues, solo concepto conocer si Y lo mismo;
esa cosa es posible.
que su concepto conforme con las condiciones formales cuando me represento alguna cosa que es de tal natura-
de la experiencia en general. Mas ésta, es decir, la forma lezaque una vez puesto, otra le sigue siempre inevitable-
objetiva de la experiencia en general, contiene toda sín- mente, puedo concebirla sin contradicción, pero no po-
tesis pedida [)ara el conocimiento de objetos. Un concep- dría juzgar por eso si una propiedad de esa especie (como
to que contiene una síntesis debe tenerse por vacío y no causalidad) se halla en algún objeto posible. Por último,
se refiere á ningún objeto, si esta síntesis no pertenece á puedo representarme cosas (substancias) diversas, de tal
la experiencia, sea como tomada de ella, en cuyo caso suerte constituidas, que el estado de unas produzca
una
su concepto se llama concepto empírico, sea como condi- consecuencia en el de otra,
y recíprocamente; pero por
ción apriori de la experiencia en general (como su forma), esos conceptos, que sólo contienen una síntesis arbitraria,
en donde es entonces un concepto puro, que sin embargo yo no puedo deducir si una relación de esa especie puede
pertenece á la experiencia, porque sólo en ésta puede ha- pertenecer también á las cosas. Solamente, pues, en
llarse su objeto. En efecto, ¿de dónde sacar el carácter de cuanto esos conceptos expresan a priori las relaciones
de
la posibilidad de un objeto pensado por un concepto sin- las percepciones en cada experiencia, es como
se recono-
^3- ^ <^^
394 ANALÍTICA TRASCENDENTAL POSTULADOS DEL PENSAMIENTO 395
ce SU realidad objetiva, es decir, su verdad transcenden- posibilidad de objetos tales como ahí se han concebido. Por
tal, y esto, en verdad, independientemente de la expe- lo que toca á la realidad, huelga decir que no se la puede
riencia,aunque no de toda relación con la forma de una concebir como tal in concreto, sin recurrir
á la experiencia,
experiencia en general y con la unidad sintética en la puesto que sólo puede ponerse en relación con la sensa-
que sólo pueden conocerse empíricamente los objetos. ción como materia de la experiencia
y no con la forma
Mas si formar nuevos conceptos de subs-
se quisiera de la relación, con la que podria mejor el espíritu argüir
tancias, de fuerzas, de acciones recíprocas, con la mate- sus ficciones.
ria que la percepción nos ofrece, sin sacar de la
misma Mas dejo á un lado todo aquello cuya posibilidad sólo
experiencia el ejemplo de su enlace, se caeria entonces en puede deducirse de la realidad en la experiencia,
para
puras quimeras y no se podria reconocer la posibilidad concretarme aquí á la posibilidad de cosas fundada en
de esas fantásticas concepciones por medio de ningún conceptos a priori. Persisto en sostener que de sus
con-
criterio, porque no se tomó como guía la
experiencia ni ceptos solos no pueden sacarse nunca las cosas
mismas,
86 derivaron de ella. Tales conceptos inventados (1)
no sino solamente en tanto que son condiciones
formales y
pueden recibir a priori, como las categorias, el carácter objetivas de una experiencia en general.
de su posibilidad, como condiciones de que depende toda Parece, en verdad, que la posibilidad de un triángulo
experiencia, sino sólo a posteriori, como dados por la ex- pudiera ser conocida en sí misma por su concepto (que es
periencia misma. Luego su posibilidad debe ser conocida en verdad independiente de la experiencia); porque, en
a posteriari y empíricamente, ó no lo puede ser. Una subs- efecto, podemos darle un objeto completamente a priori,
tancia que estuviera constantemente en el Espacio, pero
sin es decir, construirle. Mas como esta construcción es sólo
llenarle(como ese intermediario que algunos han querido la forma de un objeto, el triángulo no seria más que un
introducir entre la materia y el ser pensante), ó una fa- producto de la imaginación, cuyo objeto tendría sólo una
prever
cultad particular que tuviera nuestro espíritu de posibilidad dudosa, porque faltaba, para ser de
otro
el porvenir (no deduciéndolo simplemente), ó,
en fin, la modo, alguna cosa más, á saber: que esta figura sea con-
facultad que tendría este espíritu de estar en comercio de cebida bajo las solas condiciones sobre las que descausan
pensamientos con otros hombres, por distantes que se en- todos los objetos de la experiencia. Mas la sola cosa
que
cuentren, son todos conceptos, cuya posibilidad carece añade á este concepto la representación de la posibihdad
por completo de fundamento, porque no descansa en la de tal objeto, es que el Espacio es una condición formal
a
experiencia ni en sus leyes conocidas, y sin loque, sólo son priori de esperiencias exteriores,
y que esta misma síntesis
un conjunto arbitrario de pensamientos, que aunque no figurativa por la que construimos un triángulo de
la ima-
contienen ninguna contradicción, de ningún modo pueden ginación, es absolutamente idéntica á la que
producimos
pretender á una reaüdad objetiva, ni por consiguiente, á la en la aprehensión de un fenómeno para formamos de él
un concepto experimental. Y así, la posibilidad de las
cuantidades continuas y hasta la de las cuantidades en
Gedlchtete. general, pues son sus conceptos todos sintéticos,
(1) no re-
-V _ V:*»í»».r:-«ajfc. «I •^—«_
396 ANALÍTICA TRASCENDENTAL
POSTULADOS DEL PENSAMIENTO 397
sultanunca de esos conceptos solos por sí mismos, sino
principios de su enlace empírico (las analogías). Enton-
en cuanto que son considerados como condiciones forma-
la experiencia en ces, en efecto, está la existencia de la cosa ligada con
les de la determinación de objetos en
que corresponden
los objetos
nuestras percepciones en una experiencia posible, y po-
general. ¿Dónde hallar, pues,
experiencia, por la que única-
demos, siguiendo el hilo de esas analogías, pasar de nues-
á los conceptos, sino en la
tra percepción real á la cosa, en la serie de percepciones
mente nos son dados los objetos? Podemos, es verdad, sin
posibles. Así es, que conocemos por la percepción de la
experiencia prealable, conocer y caracterizarla posibilidad
aguja de hierro imantada la existencia de una materia
de las cosas; pero es sólo en relación á las condiciones for-
magnética en los cuerpos, por más que una percepción
males bajo que alguna cosa en general se determina
las
inmediata de esta materia nos sea imposible por la natu-
en la experiencia como objeto; lo que es, por consiguiente,
raleza de nuestros órganos. Porque por las leyes de la sen-
a priari, pero siempre en relación á la experiencia Jr en
sibilidad y contextus de nuestras percepciones, llegaría-
sus límites.
la realidad de las
mos á tener en una experiencia la intuición inmediata de
El postulado para el conocimiento de
esta materia, si nuestros sentidos fueran más delicados;
cosas exige una. percepción; por consiguiente, una
sensa-
pero embastecimiento de esos sentidos nada hace á la
el
ción acompañada de conciencia (que no es en verdad
in-
*
•-"fr,— r ^-";."^*i-rr*-
:s^-^.
398 ANALÍTICA TRASCENDENTAL REFUTACIÓN DEL IDEALISMO 399
TEOREMA.
REFUTACIÓN DEL IDEALISMO.
La simple conciencia de mi propia existencia, aunque
empiri-
eamente determinada, prueba la existencia de objetos
fuera
El idealismo (entiendo de mi en el Espacio.
el material) es la teoría que de-
clara la existencia de objetos exteriores en el espacio, ó
dudosa é indemostrable, ó falsa é imposible. La primera PRUEBA. .
-%¿e-4T
íSs^r?T?i
^
400 ANALÍTICA TRASCENDENTAL
BBFUMCION DEL IDEALISMO
es sólo posible por medio de una co'ía que exista fuera d© 40!
exteriores
conciencia de la posibilidad de esta determinación del
conciencia de una relación con algo exterior á mi, no formaría parte necesaria-
mente de esta determinación. Mas esta conciencia intelectual precede en ver^
dad; pero la intuición interior, en la que solamente mi existencia
puede ser
determinada, es sensible y está ligada á la condición del Tiempo. Esta de- LCeVn ZTro; l*":^--*"'^"^^ P-ede también
terminación, y por consiguiente, la misma experiencia interna, dependen de
algo permanente que no está en mí, y que, por consecuencia, no puede en-
la atribu/amosT::^ TZtZ 'ZT'T '^^"'"^"^
contrarse más que en algo fuera de mi, con lo que debo considerarme en rela-
ción. La realidad del sentido externo está así necesariamente ligada á la del
sentido interno para la posibilidad de una experiencia en general; es decir,
que tengo igualmente conciencia de que existen fuera de mí cosas que se relar
^"nSfarnirde"^ts;;:t:;7°t^^^
clonan con mis sentidos, de que yo mismo existo de una manera determinada
en el tiempo. En cuanto á saber cuáles son las intuiciones dadas á que cor-
«í la determinación de
^t^ZZTTSS?
responden realmente objetos fuera de uii, y los que, por consiguiente, perto-
necen al sentido externo y no á la imaginación, cuestión es ya ésta que sólo
f
en cada caso particular puede decidirse por medio de las reglas que sirven acompaJ::i^pTrrnttTr'^ ^"^ ^"«'^^
para distinguir la experiencia en general (la interna también) de la imagina- inmediatamente laLsCal I suS 'IZn ''' ''
ción; pero el principio siempre es, que realmente existe una experiencia ^nc^ien., por cons^uiente.
externa. Puede aún añadirse la siguiente observación: la representación de
permñ»
nlCCcll^iero
algo permanente en la existencia no es idéntico á la representación
nente, porque ésta puede, en efecto, ser muy mudable y variable, como to-
t
das nuestras representaciones, hasta la de la maleria, y, sin embargo, refe-
rirse á algo permanente, que, por consecuencia, debe ser cosa distinta
&
todas mis representaciones, algo exterior, cuya existencia esté necesariamen-
.a posibilidad
SI sólo
de e.u concie:!
tenemos un sentido
tZ e, ^So^,
'"^*""" ''
"" «P»™'"-
*"""°° °*"* ^^ ^^^
te comprendida en la determinación de mi propia existencia y
no constituya una imaginación
interno y no un »«„
"
T "'"""'' ""» '*«"?»''»»««
con ella más que una sola experiencia, que no se daria interiormente si tam-
exterior. Mas é. bfeñ cL
""" """8'"»™»' ""«
bién no lo fuera exteriormente (en parte). Decir el cómo, esto ya no es más
externa, es precia,
".os inmediatemeni;
que teng.ls JlZir'""«"° co«.
S
Sr
Sr
además del pensamiento
y aqui, la intuición
Vipo,
de algo existente la in-
nZ r
cosas exteriores
existencia,
pues esta represeníciou
''"P^* '^"""^ ^' 1^ imaginación
"^
contenga at
I'-
S
W
por medio de objetos
síerte que la misma
exteriores puede reaUzars
experiencia interna no es
de
posiWe
ex-
(como sucede en los sueños
y en la locura); pero ella sin
embargo, s/.lo tiene lugar por
la reproducción de
percepciones, as que como ya se ha
ant^Ts
por medio de la experiencia mostrado, sólo son
st mediatamente y posibles por la reuhdad
de objetos ea^teriores. Ha sido
d^;-- pu^, aqu suficiente, probar
"^unaa oJ>servac¡^. Cuanto acabamos ^e que la experiencia interna
de núes
todo uso expenmente ''•' P'^'^'^ P"-- '^
«^P«™i-
forma perfectamente con
determinación del Tiempo^
TS71:"
general. Ahora, para
asegurarse que tal
«-terna en
ó cual pretendi-
tíalcultad de conocer en
la
da experiencia no
So S no podemos percibir
tiempo más que por el
ninguna determinación de
cambio en las -l-iones -¿™:
esun simple juego de la
esto se consigue por medio
ticulares
imaginación
de sus determinaciones
par^
í relativo á lo permanente en el
Espa y de los criterios de toda experiencia real.
res movimiento)
(el Por ultimo, el tercer postulado
Z ireiemplo movimiento del Sol relativamente
e
tampoco
é,
tenemos
se refiere á la necesidad
es perdbido, según
!»s
la representación f %es generales de la experiencia. Por
cion sino una representación
de la
""^/J^^^^^
puramente intelectual otra parle, LóZ
pensante. Ese Yo no contie-
i Zn aneidad de'un sujeto
r<#>
404 ANALÍTICA TRASCENDENTAL
posible, á saber, que todo
de en esta ley de la experiencia REPUTACIÓN DEL IDEALISMO
lo que sucede está
determinado a priori en el fenómeno en
405
la serie
de fenómenos (de los
cambios), y al mismo
por su causa. , , j
. e^^,^. üempo toda lagnna ó vacío entre
necesidad de efectos dos fenómenos en eí
No conocemos, pues, más que la
.
a^?
aun en ese campo no se
po de la experiencia posible, y
aplica á la existencia de
cosas como substancias, puesto
empírica. Porque ese vacío,
nunca ser consideradas como efectos que puede concebirse fuera
que éstas no pueden del campo de la experiencia posible
que sucede y que nace. La necesi- (del
Ttó mundo) no
empíricos ó como algo dentro de la jurisdicción del
dad, pues, concierne
solamente á las relaciones de fenó- Entendimiento sob. el To
únicamente concierne á las
causalidad y á la po- cuestiones tocantes al
menos según la ley dinámica de la los fenómenos dados en
uso Se
priori de una exis- relación al conocimiento
aquí fundada, de deducir a
sibilidad, empírico
efecto). Todo
dada (una causa) otra existencia
(el
tencia sale de la esfera de una
necesario; es esto un experiencia po.,ible para
lo que sucede es hipotéticamente que rodea y Imiita á esta misma juzgar lo
en el mundo á una ley; esfera. Es esta, por
Sní
principio que somete el cambio gu entcunacuesüon que
existencia necesaria, sm la que debeser examinadaenla
es decir, á una regla de
i; la dialéctí-
podría existir. Por esta razón, el caü-ascendental.Podríamosconsumafaciüdadreprren^
la misma Naturaleza no
nada sucede por un ciego azar (ín mundo nm
principio: ^tus non datur casus, non datur
priori de la Naturaleza. Lo
mis- fatum) como todos los
datur cam), es una ley a de-
una ne- ''
mo pasa con este oüo: no hay en la
Naturaleza
Snar"' f^?
trascendental, en su orden,
S
con-
inteb-
fonnándonos con el orden de
por consiguiente las categorías
cesidad ciega, sino condicional, cada uno su lugar; pero el y designar &
fatum). Estos dos principios son leyes que lector expfrimenfado
eente (non datur é^^mismo ó hallará fácilmente
someten el juego de cambios á
una naturaleza de cosas (co- el hilo conductor
parleí?
Esos principios conforman
la unidad inte- todos en que no permiten
mo fenómenos), ó lo que es lo mismo, á da en la síntesis empírica na
puede pertenecer á la experiencia que pueda alcanza' al entenl
lectual, en la que sólo miento al encadenamiento
de fenómenos. Ambos y continuo de todos los fenó
considerada como unidad sintética "
son dinámicos. El primero
cuencia del principio de
es propiamente
causalidad (bajo las
una conse-
analogías de
eS 'T'es'!"
Entendimiento
"°^'^^ '^ -« concepto.
lo único en que es
posible la unidad de
VXu?;
la experiencia). El segundo
la modalidad, que aflade
pertenece á los pnncipiOB de
á la determinación causal
el ^«TC ^" ''''''' "^'^^ "^ P«-P«-- <íeben
t!
ir
"fe-W^'V^^
i más que la regla,según condicio- dado en la percepción, pueda existir otra serie de fe-
prim á la experiencia es
sensibilidad y de la aper-
nes subjetivas y formales déla nómenos, y por consiguiente sea posible más de una ex-
esta experiencia. Aun-
cepcion, las solas que posibilitan periencia, única que todo lo comprende. Pero lo que no
la intuición (Espacio
que fueran posibles otras formas de es posible más que bajo las condiciones mismas, simple-
Entendimiento (la forma
y Tiempo), ú otras formas del mente posibles, no lo es bajo todas relaciones. Y sin em-
del conocimiento por con-
discursiva del pensamiento ó la bargo, la cuestión debe considerarse bajo este punto de
ceptos),no podríamos, en manera alguna, concebirías m vista general, cuando se trata de saber si la posibilidad
h comprenderías; y si lo pudiéramos,
no pertenecerían de las cosas se extiende más allá de la experiencia.
único conocimiento en el
siempre á la experiencia como He hecho mención de estas cuestiones sólo por no dejar
haber más percep-
I-
que los objetos no son dados. ¿Puede laguna alguna en lo que pertenece, según la común opi-
constituyen el todo de nues-
ciones que las que en general nión, á los conceptos del entendimiento. Pero en realidad,
tra experiencia posible, y
puede, por tanto, haber otro la posibilidad absoluta (que vale bajo todos respectos)
no
esto nada puede
campo diferente de la materia? Sobre es un simple concepto del Entendimiento
y no puede te-
Entendimiento, que sólo se ocupa de la síntesis ner ningún uso empírico; pertenece exclusivamente á la
decidir el
pobreza de nuestros razo-
de lo que está dado. Además, la Razón, que sobrepasa á todo uso empírico posible del En-
con los que creamos el gran impe- tendimiento. Por eso nos
fí
namientos ordinarios hemos contentado con una li-
del que toda cosa real (todo objeto gera observación
rio de la posibilidad, crítica, dejando las cosas en el mismo
pequefia parte, es tan notoria
de experiencia) es sólo una estado casi que estaban hasta que más tarde hagamos de
posible; de aquí resulta,
que salta á la vista. Todo lo real es ellasun estudio detenido.
déla inversión, esta
naturalmente, según las leyes lógicas Antes de terminar este cuarto número y con él el sis-
cosas posibles son reales.
proposición particular: algunas tema de todos los principios del Entendimiento puro, debo
Lo que también hay muchas cosas posibles quo
significa: decir por qué he llamado postulados á los principios de
que se puede poner el
no son reales. Parece ciertamente la modalidad. No tomo aquí esa palabra en el sentido
cima de lo real, porque es
número de lo posible muy por que le han dado algunos filósofos modernos, contra la
aquél para que resulte esto Pero
preciso añadir algo á acepción de los matemáticos, á quienes propiamente per-
adición á lo posible, porque lo que tenece; es decir,
yo desconozco esta como significando una proposición que
habria que añadir seria imposible.
La sola cosa que en se da por inmediatamente cierta, sin justificaría ni pro-
con
mi entendimiento podria añadirse á la conformidad
408 ANALÍTICA TRASCENDENTAL
REPUTACIÓN DEL IDEAUSMO 409
baria. Porque si que debe concederse un asen-
se admite
la síntesis por la que nos damos prímero un objeto
timiento absoluto á primera vista y sin deducción á pro- y
producimos el concepto; con una línea dada describir
posiciones sintéticas por evidentes que sean, se destruye de
un punto dado un círculo en una superficie. Una propo-
con eso toda crítica del Entendimiento. Y como no faltan
sicion semejante no puede ser demostrada
pretensiones atrevidas á las que ni la fe porque el pro-
común se rehusa
cedimiento que exige es precisamente por el que
(sin ser una autoridad), nuestro Entendimiento estaría produ-
cimos prímero el concepto de esa figura. Podemos,
abierto á todas las opiniones sin que pudiera negar su por
consiguiente, con el mismo derecho, postular
asentimiento á proposiciones que, los prínci-
aunque ilegítimas,
pios de la modalidad, puesto que no extienden
exigirían ser admitidas como verdaderas axiomas. su con-
Así, cepto de las cosas (1) sino que se limitan
pues, cuando una determinación apriori se añade sinté- á mostrar la
manera cómo ese concepto en general está ligado á la
ticamente al concepto de una cosa, es preciso unir nece-
facultad de conocer.
saríamente á una proposición de esa especie, si no una
prueba, al menos una deducción de la legitimidad de esta
aserción. (1) La realidad de una cosa dice más seguramente
de una cosa que su
posibilidad; pero no más en la cosa-, porque la cosa no puede nunca conte-
Mas de la modalidad no son objetiva-
los príncipios
ner en la realidad más de lo que estaba contenido
en su posibilidad completa.
mente porque los predicados de la posibilidad,
sintéticos, Mas como la posibilidad era sólo una posición de la cosa en relación al En-
de la realidad y de la necesidad, no extienden lo más mí- tendimiento (á su uso empírico), la realidad es al propio tiempo el enlace do
la cosa con la percepción.
nimo el concepto á que se aplican, al añadir algo á la re-
presentación del objeto. Y aunque sean siempre sintéti-
cos, no lo son, sin embargo, más que subjetivamente; es
decir, que aplican al concepto de una cosa (de lo real), del
que nada más dicen la facultad de conocer en dónde tie-
ne su origen y asiento. Si ese concepto conforma simple-
mente en el Entendimiento con las condiciones formales
de la experíencia, se llama entonces posible á su objeto; ^
si está enlazado con la percepción (con la sensación como
materia de los sentidos) y determinado por ella mediante
el Entendimiento, se llama real á su objeto; si, por últi-
OBSERVACIÓN GENERAL
A
í
conocimientos las intuiciones dadas. Resulta también que cesoy como tal, no es posible más que por una causa, y
ninguna proposición sintética puede sacarse de las solas cuya no existencia, por consiguiente, es en sí posible. Se
categorías. Cuando digo, por ejemplo, que en toda reconoce así la contingencia en que no puede existir más
exis-
tenciahay una substancia, es decir, algo que sólo como que como efecto de una causa. Cuando se admite, pues,
^rí»
subjeto puede existiry no como simple predicado, ó que una cosa como contingente, es una proposición anaHtica
que una cosa es un quantum, en todo eso nada hay que decir que tiene una causa.
nos sirva para salir de un concepto dado Pero todavía es más notable que para comprender la
y unirlo á otro.
Así, pues, nunca se ha podido probar por simples posibilidad de cosas por las categorías,
y por consiguien-
con-
ceptos puros del Entendimiento una proposición te,para demostrar la realidad objetiva de estas últimas,
sintética,
ésta,por ejemplo: todo lo que existe accidentalmente tiene tengamos siempre necesidad, no sólo de intuiciones, sino
una causa. Cuanto en esto se ha hecho ea demostrar que, también de intuiciones exteriores. Tomemos por ejemplo
sin esta relación, no comprenderíamos la existencia los conceptos puros de Para dar
relación, y hallamos: l.o
de
lo accidental; es decir, que no podemos conocer al concepto de substancia en la intuición algo de
fijo que
a ^ríon,
por el Entendimiento, la existencia de tal cosa. Mas no corresponda (probando con esto la realidad objetiva de
se sigue de esto que esta relación sea la condición ese concepto), tenemos necesidad de una intuición en
de la
posibilidad de la cosa misma. Si recordamos nuestra el Espacio (de la intuición de la materia), porque sólo
prueba del principio de causalidad, que todo lo que ocurre el Espacio determina constantemente, mientras que el
(todo suceso) supone una causa, se advertirá que no po- Tiempo y por consiguiente cuanto está en el sentido inte-
demos más que en relación á los objetos de la
realizarla rior, trascurren sin cesar. 2.o Para presentar el cambio
experiencia posible y como principio de la posibilidad como intuición correspondiente al concepto de causalidad^
de la experiencia, por consiguiente como principio del estamos obligados á tomar como ejemplo el movimiento,
conocimiento de un objeto dado en la intuición empírica como cambio en el Espacio; y solamente así podemos
y
no por solos conceptos. No puede, empero, negarse que
I esta proposición: todo accidente tiene
una causa, no sea
evidente para todos por simples conceptos; pero enton- (1) Puédese fácilmente concebir la no existencia de la materia, y sin em-
bargo, los antiguos no la tuvieron por contingente. Pero la vicisitud misma
ces, el concepto de accidente está ya entendido
de tal del ser y del no ser de un estado dado de una cosa, en que todo cambio con*
manera, que contiene, no la categoría de modalidad (como siste, en nada prueba la contingencia de este estado de una manera indirecta
algo cuya no existencia puede concebirse), sino la de re- ó por la realidad de su contrario; por ejemplo, el reposo de un cuerpo que
sucede al movimiento, no prueba la contingencia del movimiento de ese
lación (como algo que sólo puede existir como conse- cuerpo, porque el reposo sea lo contrario del movimiento. Porque ese contra-
cuencia de otra cosa); y en este caso, la proposición es rio al otro más que lógicamente y no realmente. Para
no está aqui opuesto
probar la contingencia del movimiento, seria preciso probar que en lv^a,r
por completo idéntica á esta otra: todo lo que no puede
de estar en movimiento en el instante precedente, hubiera sido posible que
existir más que como consecuencia, tiene su causa. En el cuerpo estuviera entonces en reposo; no basta que lo hubiera sido en se-
efecto, cuando queremos dar ejemplos de existencia acci- guida, porque entonces los dos contrarios pueden coexistir perfectamente.
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^m- WL J«i < '
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ÍNDICE
i;
Páginas.
Los estudios, 2 ^3
Enseñanza privada, 3 * 45
Empleos académicos, IV 15
Carrera y habilitación, i
[^ ,>
Profesorado, 2
21
Desarrollo de la Filosofía critica, V .'....,...[ 29
Las obras posteriores, 2 39
Kant y Woellner, VI ..!!!.! 34
Los decretos religiosos, i „
La doctrina religiosa nueva de Kant 37
Últimos años de Kant, VII *.
42 \
Personalidad de Kant, VIII [[,[[ 45
Independencia económica, i .' 47
El cuidado de su salud, 2 *
49
Molestias y obstáculos, 3
52
Orden económico de su vida, 4 55
Celibato, 5 [['"
58
Los principios, IX [^ qq
V.lgg
I V '
Páginas.
I
Páginas.
Metafísica y Filosofía experimental ,2 71
Filosofía dogmática y crítica, 3 78 IV. Diferencia entre el juicio analítico y el sintético. . 167
V. En todas
II. Punto capital de
Novedad 1
Necesidad, 2
,
la Filosofía critica »
83
87
^ priori
las ciencias teóricas de la Razón se hallan
contenidos, como principios, juicios sintéticos a
; i^q
CAPÍTULO II.— Transición de la Filosofía dogmá- VI. Problema general de la Razón pura
174
tica Á LA crítica 91 VIL Idea y discusión de una ciencia particular bajo
I. El problema del conocimiento antes de Kant » el nombre de Crítica de la Razón pura 178
Progreso gradual de la Filosofía dogmática, 1 »
123
todos los conceptos puros del Entendimiento 237
Dedicatoria del autor
Sección primera.— Del uso lógico del Entendimiento en
Prefacio de la 1.* edición 125
general 238
ídem de la 2.» edición 135
Sección segunda.— De la función lógica del Entendi-
Introducción 153
miento en el Juicio 240
I. Distinción entre el conocimiento puro y el empí-
Sección tercera.— De los conceptos puros del Entendi-
rico >
miento ó categorías 246
II. Nos hallamos en posesión de ciertos conocimien- -i
CAPITULO II.— Deducción de los conceptos puros
tos a priori y el mismo sentido común no carece
DEL Entendimiento 257
siempre de ellos 161
Sección primera.— Principios de una deducción tras-
III. La Filosofía necesita una esencia que determino
cendental en general 257
la posibilidad, los principios y la extensión de
Sección segunda.— Deducción trascendental de los con-
todos los conocimientos a priori 164
/• ceptos puros intelectuales 208
\
t .
Paginas.
315
Libro U.—Analitica de los principios
Introducción.— Del juicio trascendental en general. ... 3!7
—
CAPITULO I. Del schematismo de los conceptos
321
PUROS DEL Entendimiento
CAPÍTULO II.— Sistema de todos los principios del
Entendimiento puro • • 330
los jui-
Sección segunda.— Principio supremo de todos
•^34
cios sintéticos
Sección tercera.— Representación sistemática de todos
i' i
411
Observación general sobre el sistema de los principios..
.i
.-^r.-- J.
COLUMWA UNIVER8ITY
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