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Disfraces No es muy frecuente que la familia entera esté invitada a alguna fiesta de disfraces. Mis hijas si. Ellas ya han asistido a mds de una por afio. Yo no. Mi mujer tampoco. En nuestra época el disfraz estaba reservado para las fiestas nacionales, en las que terminabas con un trajecito del general San Martin, Bolivar, o héroes naciona- les como Bolognesi 0 Grau zA quién no le han pintado patillas y bigotes con corcho quemado o algo de betin? Para mi mujer fue distinto. Para ella los disfraces estaban reservados para la fiesta dela primavera. En su caso cada afio alternaba el disfraz de Reina y el de Dama de la Reina. Visto asi, nuestros disfraces eran de importan- n Jos carnavales. Pero en mi infancia eso cia, Claro, también estabai n nuestro barrio por esas fechas. no contaba. Nadie se disfrazaba Apenas recurriamos @ burdas mascaras de imaginacion. Las mascaras eran i de agua, harina y mas bettin. lia conformada, a veces las ueda ilustrar y explicar papel, improvisadas todas y sin muche guales © terminaban por serlo luego de tanto baldazo En estos tiempos, y con una fami cosas cambian. Quizés esta breve historia p' —si cabe— a lo que hemos legado. {131 Fi is hijas. Cuando recibi i Fue idea de mis hij is. ; imos la invitacign daba por sentado que no irfamos. Ir todos disfrazados ™Me pareg; . Ane ia aleo exagerado. Sin embargo mi mujer hizo un gesto de 8 0- MO que acerme ¢| duro 5 una de mis cualidades. Después vino la decisign de tos bacion y luego n° hubo Dd b en contra del entusias a iflas. Debo aceptar que habia generado en las nif | que hi noe icti i se pensd, pue ; s, que practicamente ni se p' » puesto que nos legs |g en 4 Las chicas reproduciré, idea de un modo espontanco. “as eproducirian a tamaig natural los rostros que aparecian en nuestras antiguas fotos fam. liares. Ninguna corresponderia a algin pariente vivo. Estuvo ¢| . Ning) : rostro en sepia de mi abuelo, que me lo asignaron; el de mi tig abuela, que sobrevivio a todos los de su generacién y que habia muerto tan solo un par de afios atrds; mi suegra, a quien no llegué a conocer, y la de otro pariente que nadie consiguié darle su nombre o vinculo de parentesco, pero cuyas mejillas y pému- los lo revelaban sin duda como un simpatico integrante de nues- tro arbol genealdgico. La idea me parecid original y decidimos hacer de esto un guifo familiar, privado. Por supuesto, no puedo negar que me inquietaba la posible reaccién de los invitados, y asi lo manifesté amis hijas, Ellas fingieron no oirme. La noche de la fiesta llegamos a casa de los anfitriones y to ds invi : la los demés invitados ya se encontraban alli dentro. Mala ‘actica, é 7 > supuse, Noté que observaron detenidamente nuestros Tajes, Pero, no Mostra; Ton mayor impacto, Detuvieron, €s0 sh SUS 0} Os en Nuestros TOstros, : e ost Bueno, los rostros que teniamos en ¢ TNE atteveria a decir Mi mujer: Conocido Mis hijas ya Patiente des . i iré : que nos tuvieron miedo. Mit¢ i 5 €5 decir a mi suegra y mi tfa abuela y 4 que éramos, y cre{ comprender la reaccion Intenté decir alguna broma, pero la voz me soné diferentes no mucho, pero sf distinta. Mi mujer hizo algunos movimientos con sus brazos, como si agitara un molinete. No supe qué quiso expresar, pero ese movimiento me parecid familiar. Mis hijas, por su parte, empezaron a cantar una cancién que juro no haber oido antes, pero cuya letra supe de pronto, entre lagrimas que me corrian debajo de la mascara, 0 quizds sobre ella. Desde ese dia, hemos asistido a otras fiestas de disfraces, cémo no. Y juntos. Por algo somos una familia. hit

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