la cancha. Reiteraciones, desvios
iones en el arduo proceso de hacerse
n
Sanchez
2Un varén?
Qué pregunta dificil... No sé qué es un varén.
Sebastian, 34 afos
«+. todo eso de la parafernalia masculinista, digamos.
Esta cosa de como te tenés que parar, lo que tenés que
decir, como tenés que insultar, inclusive cémo tenés
que tratar y hablar de minas... Es el modo, es el len-
guaje comtin, que vos lo podés negociar, pero lo tenés
que hablar.
Diego, 35 anos
El término masculinidad puede resultar huidizo y complejo.
ita, se desplaza y reconfigura sus limites constantemente. Aun
asi, se puede identificar cierta version que se erige como norma
y produce socialmente las fronteras de lo que se espera de los
_Sujetos nacidos con pene. Toda version de masculinidad que no se
corresponda con la dominante seria equivalente a intentos mas 0
menos frustrados de ser varén (Fuller, 2001).
63El modelo hi éni idad mas.
legemOnico produc jetivie i
normal vinculada con la fucren la a ate oie
» la potencia, lo activo y, fu
men: i bend
a ia la en un cuerpo considerado, “desde el
0 de vista biolégico, masculi i
» masculino (portador de u:
pesar de que ese modelo “delimi ieee
imita, en gran medida, | i
Ore 8! ida, los espacios
= a a que se puede mover un varén” (Olavarria 3001
13), nteras no son estables i : :
eee y hecesitan rehacerse cons-
tevistas a varones que socialmente se reconocen como hetero-
q st mo het
sexuales, y en las que ellos narran distintas formas de ex erimen-
y q peril
tar y relacionarse con los atribt tos € imperativos asociados a la
masculinidad hegeménica y sus modos de transitarla. iendo
Bi le trai id
iodos d. itarla, Sigui
la articulacién conceptual-analitica elaborada por Chaneton
Pe
2007) acerca del discurso y la dimensién politica de las sub-
ractica subjeti
Pr i ubjetivante, que No se presenta fija, cerrada y anticipa-
“ano abierta a la contingencia” (ob.cit. pp. 11-12) °
ee +» pp. 11-12).
dicey interés esta situado en el modo en que esos sujetos repro-
: ee experimentan, burlan la normativa de género
idad. ;Con cudk
4 cuales palabras la cuentan? ;Cé
an? ;Cémo
cen las fro: Acti b cy,
nauk nteras que definen las practicas posibles en los proce.
‘acerse varén? :Existen fo: i ‘
* ¢existen formas particulares de vi
entre varones? ;Qué fc eae
Pg ‘orma toma en sus rel: i
ri lee relatos la experiencia
ulos con sus pares de géi
nero durante la infanci
adolescencia? ;Cé: i ledger
* ¢Como experimentan y caracteri dcti
iin y caracterizan las practicas
control del género y I. i
y la sexualidad fecti
he y que se efecttian
contexto del grupo de amigos? ;Es la entrevista, en tanto
espacio de habla y didlo
0, UN corte respect
hacerse varones? : “ = i -
s de varones
i
En los relatos autobiogrificos de los varones entrevistados
leerse la presencia decisiva que tuvo el grupo de amigos en
entramado que da forma y produce socialmente a las subjeti-
generizadas y sexualizadas. Toda una historia de fijacién
Inegacién de las fronteras que dlefinen lo esperable y aceptable
términos de subjetividad masculina, aparece con insistencia
estos relatos. Diego, al hablar de su grupo de amigos de la
jlescencia y de la importancia que tuvieron en su vida, cuenta:
Son tipos con los que te vas marcando la cancha para como
ser hombre, digamos, eso es muy importante. Y yo me doy
cuenta que son discursos que después permanecen en el
tiempo, y que, ademas, se va volviendo como el grupo tradi-
cional de tus amistades. Vos construis la amistad a partir de
ese grupo central.
La palabra “marcar” en el lenguaje de las practicas deportivas,
sobre todo en el futbol, alude a seguir a alguien, controlarlo, no
perderlo de vista. Los “tipos con los que te vas marcando”, al
tiempo que son amigos, devienen pares de género que encarnan
‘el rol de controladores-controlados de lo que se debe y lo que
no dentro del espacio de la normativa de género. La imagen de
la “cancha” -asi como el verbo “marcar”- nos remite a una si-
tuacién de juego, al espacio donde transcurre; un espacio que va
delimitando ese “para como ser hombre” en el propio transcurrir
- del juego. Y es en ese lugar donde la dindmica del poder y el jue-
go del marcaje van funcionando, definiendo los limites, dando
forma a los cuerpos y sujetos para que queden marcados por esa
cancha, para que formen parte de ese grupo que esta jugando.
Agustin se refiere de este modo a la dindmica interna del grupo:
65Yo creo que los que no encajaban, los hacfamos encajar, po-
bres no? De chico por ahi no me pasé o no lo llego a recor-
dar, pero siento que los hacfamos encajar. Siempre hay algu-
no que no le gustaba el fiitbol, por ejemplo, se lo haciamos
gustar 0, pobre, lo hacia.a desgano, Pero como que tenia que
ser parte del circulo.
“Los que no encajaban, los haciamos encajar”. Pero 3cémo
se logra esto? A fuerza de negar la diferencia, la diversidad, la
multiplicidad. En el procedimiento de “hacer encajar” o “hacer
gustar”, lo que se niega es la diferencia y, al mismo tiempo, la
evidencia de que esa obligacién de “ser parte del circulo” implica
procedimientos ficcionales. “E] modelo hegeménico de la mas-
culinidad, norma y medida de la hombria, plantea una paradoja
por la cual quien nace con érganos sexuales masculinos debe so-
meterse a cierta ortopedia, a un proceso de hacerse hombre. Ser
} hombre es algo que se debe lograr, conquistar y merecer” (Fuller,
2001, p. 24). La produccién sociocultural de subjetividad mas-
culina es primordialmente una operacién de definicién y exclu-
sién de la otredad. Hacerse varén heterosexual implica a la vez
fijar una norma y crear una frontera. Esta operacién, al ubicar
del lado de afuera a los cuerpos, los gestos, los gustos y las prac-
ticas que atentan contra la estabilidad identitaria, tranquiliza.
Sin embargo, tal produccién de fronteras no parece hacerse
de una vez y para siempre. Agustin recurre a la palabra “juegos”
al momento de responder sobre sus recuerdos acerca de cémo se
! fue haciendo varén:
Como que lo hice en grupo, muy en el barrio, éramos un
grupo de chicos en el que no habia chicas, y nada, no habia
chicas, habfa mucho cédigo varén, mucho fitbol, mucho
de juegos entre chicos sin chicas. Mucho juego de varén, de
pitas, de carrera, de fiitbol, de organizacién de camisetas y
teniamos como un rechazo al ingreso de chicas.
En esos “juegos entre chicos sin chicas” los nacidos con pene
“se producen socialmente como varones. Gracias a ellos van ad-
quiriendo el “cédigo varén”, un cédigo que podemos pensar, por
un lado, como un conjunto de normas que expresan valores, es-
tablecen permisos y prohibiciones; a la vez, por otro lado, como
un secreto compartido, una clave de acceso a un mundo, un len-
-guaje que sdlo algunos pueden entender, aceptar, descifrar y, por
ello, practicar. Ahora bien, por su propia naturaleza de juego,
estos cédigos no son estaticos: el juego tiene reglas, gramdticas
que van cambiandoy a veces asumen formas contradictorias, no
responden a una ontologia del ser, a un nticleo de lo verdadero.
En la narracién de los dos entrevistados que més han sefia-
lado la importancia del grupo de varones y de los “juegos entre
chicos sin chicas”, recurre la figura de cierto tipo de mujeres,
“que, segtin ellos narran, son “medio pibitos” 0 “machonas”. Ellas
-pondrian en evidencia la forma en la que los limites normativos
separan el adentro del afuera del circulo. Mientras hablabamos
sobre cémo se relacionaba con mujeres, més alla de lo sexual, o
Si tenfa amigas mujeres, Lucio conté:
Tenemos una amiga, que en un cumpleafios mio, después
del cumpleafios, nos fuimos todos a un cabaret y la mina
vino con nosotros... pero, digamos, es como que era una
mujer, digamos, una mujer... ;Cémo te puedo explicar? No
un hombre pero, entre comillas, [era] el machito de la banda,
el pibito, una machona. Pero esa era la mujer que encajaba
en el grupo.
Agustin, por su parte y a propésito del mismo tema:
No, no, la amistad entre el hombre y la mujer, no existia,
no era algo que... pensabas si te la querias coger, no exis-
tia. Una sola, que pasaba de vez en cuando, pero no era del
grupo-grupo, le decian “la tana”, que era una mina recontra
67re-machona y yo que sé, no era torta jeh? (...) pero como
que tenia mds nuestros cédigos, venfa y hablaba de futbol,
chupaba birra del pico con nosotros, la vefamos a ella como
“mira qué cosa rara”, una seforita que toma cerveza del pico.
La presencia de estas mujeres sugiere una pregunta: si hay
mujeres que forman parte del grupo, zpor qué no se deshacen en
el mismo relato de los entrevistados las reglas de ese “juego de
chicos sin chicas”? El cédigo varén, ese juego que parece en prin-
cipio tan excluyente puede ser jugado por otro tipo de sujetos,
los nacidos sin pene? En principio, y por lo que se puede leer en
la narrativa aqui analizada, podriamos decir que, mas all de sus
caracteristicas biolégicas, quienes ingresan al grupo tienen como
primer requisito el acatamiento del cédigo; ingresan porque se
comportan como pibes, como varones, y hasta concurren al
prostibulo. Sin embargo, conviene dejar en suspenso la respues-
ta a esa pregunta, ya que en esa ligazén, en esa “unin profana’”,
como la nombra J. Halberstam (2008), entre mujeres y mascu-
linidad -en cuerpos que la normativa de género y sexualidad no
espera que se experimenten y vivan como masculinos~, pueden
producirse resultados impredecibles, que hasta excedan y hagan
temblar la dicotomfa de género varén-mujer. “En los modelos
alternativos de variaciones de género, la masculinidad femenina
no es simplemente lo contrario de la femineidad femenina ni
tampoco es una versién de la masculinidad de los hombres re-
presentada por mujeres” (ob.cit., p.52).
Tomado de pu(n)to
Hablando acerca del grupo de varones, de lo que hacian, de
c6mo se juntaban y entre quiénes, Lucio me cuenta que en la
escuela habfa talleres extracurriculares, de futbol y handball, a
los que concurrian sus amigos; y otros, de gimnasia artistica y
68
, a los que él habia elegido ir. Lucio se apresura a de-
que a él le gustaban esos talleres, que a pesar de ser activi-
es consideradas “de mujeres”, la pasaba bien, “me gustaba, si
...”. ¥ luego de una pausa, agrega:
= Me decian zvas a jugar al fitbol? No, me meto acd y me
dectan, tomatelds, vos, puto de mierda, mira, se va con is
nenas, les digo, si, boludo, me voy con las nenas qué querés?
Que vaya all4 que son todos huevos? ¢Entendés? Es todo lo
contrario, en realidad.
= ;Cémo es todo lo contrario?
~ Claro. Si te gustan las minas y te metés en un lugar ae hay
yeinte minas, sos mas pillo que el que se va a jugar al fatbol
con los amigos.
~ Por qué te parece eso?
~Y, porque estés més cerca de las mujeres, 70 no? Vas a tener
mas posibilidades de ganarte una mina acd que en un vestua-
rio lleno de chabones, viéndolo de ese lado. Si te hacés amigo
de todas las minas... si sos hétero y te hacés amigo de todas
las minas que van a gimnasia artistica, alguna mina te vas a
coger. En el vestuario de los pibes, si no te gustan los hom-
bres, mucho no vas a lograr.
Judith Budler (2001) plantea que los sujetos se senor en
una matriz que tiene a la heterosexualidad como practica obliga-
toria. Una rejilla que atrapa a los sujetos en una légica genérica
binaria, naturalizando una supuesta coherencia entre la tiada
sexo/géneroldeseo sexual (varon/ cuerpo biolégico masculino/géne-
ro masculino/deseo heterosexual hacia las mujeres). En el relato
de Lucio, aunque su propia practica y su argumento ponen en
cuestion la supuesta naturalidad de esa coherencia, él mismo no
Ja pone en duda, esto es, afirma su gusto por fas “cosas de muje-
res” pero luego se coloca en un lugar de excepcidn. Si se desvié
de la “normatividad genérica’, juntandose con chicas para hacer
69actividades de chicas, lo hizo no sélo por el simple gusto, como
se atreve a decir al principio, sino, como agrega inmediatamente,
por un ardid excepcional para satisfacer su deseo heterosexual.
En otro momento de la entrevista, menciona que existian en
la escuela los que si eran los “putos verdaderos”, no como él. Le
Pregunto qué era lo que los caracterizaba y me dice:
Estaban todo el dia con las chicas, se juntaban con las pibas.
Son los mejores amigos de las chicas, por lo general. Encima,
iban a la casa de todas las pibas, estaban todos los dias meti-
dos en un grupo de cuatro o cinco pibas. Digamos, no venian
a jugar al fiitbol, al handball (...) las obligaciones nada més
con los hombres. Después, cuando les dabas a elegir, estaban
con las chicas. Se sentian mejor, se sentian mas cmodos.
En nuestra cultura, la heterosexualidad se instaura como
discurso de verdad. Cada vez que las significaciones sobre “lo
masculino” y “lo femenino” parecen estar en peligro de despla-
zarse, cada vez que se pone en duda esa “verdad” del cuerpo,
la heterosexualidad funciona como un salvavidas que le regresa
cierta estabilidad aparente al sujeto. Asi, el giro sobre la orien-
tacidn sexual est presente en todas las entrevistas como recurso
para encontrar respuesta a la pregunta sobre “qué es eso de ser
var6n”. Este tipo de mecanismos aclaratorios de la sexualidad 0
la narracién del desvio normativo como estrategia heterosexual,
pueden entenderse como formas de recitacién de la norma y del
reestablecimiento de la heterosexualidad como un continuum sin
Pausa, jamds cuestionado. Se establece asf una “verdad del sexo”
creada, como plantea Butler “a través de practicas reguladoras
que producen identidades coherentes” (ob.cit., p.72). En otro
texto, Butler (2006) se refiere a la forma melancélica de produ-
cirse la heterosexualidad como normativa, donde la afirmacién
ontoldgica del propio género (“Yo soy hombre”), conlleva en si
misma la fuerza de la prohibicién (“no puedo amar a otros hom-
bres”).
De acuerdo a la analitica aqui desplegada con relacién al
relato de Lucio sobre su decisién de participar en los talleres
extracurriculares considerados “de mujeres”, se desprende que
no nos es dado pensar ninguno de los elementos de la trlada
sexo-género-deseo con prescindencia de los otros. Ante el desvio
de la normativa de género -realizar actividades de mujeres 0 poco
masculinas como cerdmica o gimnasia artistica~, afirma que su
heterosexualidad esta intacta, con el objetivo de que la supuesta
incoherencia que se produce en el relato de practica (nacié con
pito pero cuenta que le gustaba hacer actividades de mujeres)
se reabsorba en alguna forma de resolucién normativa. En este
caso, reinterpreta su conducta no sélo como excepcién que on:
firma la regla, sino como una estrategia de su propio deseo: “si
estas con las minas, alguna te vas a coger”.
Pero ahora bien, en el proceso de generizacién masculina que
Lucio describe, gqué seria lo homosexual 0 “lo puto”? Si “jugar
con las chicas” y “sentirse mas comodo entre ellas,” segtin relata
Lucio, caracteriza a los “putos de verdad”, pero no es exclusivo
de ellos ya que él también lo hacia, entonces, ;cudles serfan las
fronteras que producen el par heterosexualidad/homosexualidad?
En el siguiente fragmento de la entrevista realizada a Sebastidn
también se establece cierta ligazén entre la orientacién sexual y
el proceso de hacerse varén:
~ ;Qué es un varon?
~ Silo pienso desde el punto de vista mds de eleccién sexual,
no recuerdo haber estado conflictuado al respecto... qué sé
yo, al principio, suponete, yo en el jardin de infantes no la
pasé muy bien...
eA yer?
— No la pasaba bien, porque me tomaban medio de punto,
qué sé yo, por ahi era el hijo mas chico, por ahi tenia que
7ver con eso. Tenia un delantal que tenia corbata, era el tinico
que tenia corbata, Tengo una foto de eso. Y era un problema,
entonces, y cémo serd que lo registré desde ese momento y
todavia me acuerdo,
Como el resto de los entrevistados, en sus respuestas a la pre-
gunta “qué es un vardn”, Sebastién introduce el tema de la orien-
taci6n sexual. Si bien comienza por decir que no recuerda “haber
estado conflictuado por su orientacién”, inmediatamente narra
una historia en la cual, en relacién con su género, “no la pasé
bien”, De acuerdo con su relato, ser sobreprotegido no es carac-
teristica del “verdadero varén”, un varén se vale por si mismo,
“se hace cargo”. Una diferencia, entre otras muchas, todas de re-
levancia en el proceso de hacerse varén. En este fragmento puede
leerse cémo el entrevistado registra como un dato importante,
Para responder a la pregunta sobre qué es un varén, la cuestién
de ser “el tinico que tenfa corbata”. La soledad de la diferencia
y el no disolverse en ese grupo que las licua parece ir contra ese
mismo proceso de generizacién como var6n heterosexual.
Por eso a Sebastidn “lo tomaban de Punto”, esto es, lo some-
tian a burlas y golpizas. Lo ue Nos permite preguntarnos, es
el hecho de padecer la agresién de los demas, la humillacién,
lo que caracteriza al homosexual? éSer activo”, en tanto sujeto
humillante, implica ser reconocido como varon por los demas?
Un varén no sélo tiene que ser
activo, tiene que mostrarse
activo, de modo de generar el imprescindible reconocimiento
del grupo. En el relato de Sebastidn podemos adivinar una btis-
queda por entender qué es lo que lo volvia pu(n)ro, quiza ser el
“hijo més chico” 0 quiz4 la diferencia que marcaba “el delantal
con corbata”, Si bien no lo dice de manera explicita, al comenzar
su entrevista con una referencia a la orientacién sexual, pode-
mos pensar en el vinculo que se establece entre “ser tomado de
punto”, ser marcado como diferente entre los varones y ser el
maricén. En el marco de la normativa de género, el varén no
72
tw
aparecerfa, en relacién binaria, como lo opuesto a la mujer,
también como lo opuesto al varén homosexual 0, mds Pee
ente, a la figura del maricén. Que finalmente opte por Be
que era el “hijo mas chico”, al que socialmente se pane
“protegido” (generalmente de la madre), ribs esa - -
le oposicién binaria: los varones van aprendien - - . E
ro que deben negar es cualquier rasgo asociado a lo fem¢ .
ego dice Sebastian:
Y algo cambié en segundo grado o tercer grado, que por ea
me fui convirtiendo... pasé de ser medio... digamos, a :
como mucho mds respetado. En ese sentido, creo sed mds
alla de la personalidad y demas, que por ahi emergié de una
forma, el fitbol, por ejemplo, me ayudé muchisimo “ eso.
Y, volviendo al tema original, a las chicas les gustan los que
juegan al fiitbol bien.
Como vemos en este enunciado, la historia de Sebastién
por fin se normaliza, en torno de un momento en el que pa
su relato, si se hace varén. En su bigsrecomida, género ¥ les a
sexual se van ligando con su hacerse varén. ae age a a
ice no recordar pero que atin asi originé una i
5. nae caaevents de humillaciones, a la cena
cierto respeto, es decir, el logro de que los otros — _
de cuestionarlo como tal, de humillarlo, de pasi izarlo. {Qu =
io? De alguna manera, Sebastién consigui
provocado ese cambio? gi tanta
entrar en el grupo y empezar a aprender a defen ; ya he
‘no saber defenderse pone en duda, ante los pots prepa my
rosexualidad. Y es esta consagracién, esta obtencién cl ee
ellos demids; lo, que por fin Jo devuelve, segiin su Hsia
“al tema original”; que hacerse varén es gustarlea las chica:
las chicas les gustan los que juegan al fatbol bien’ set
Incluso en las narrativas del corpus que Por apart a,
en cuestién la coherencia de la norma de género y sexualidad, s
73ee i los limites, loy
po luntariamente en duda, y més alla de todo intento d.
le
reconfiguracié
iguracién (como ocurre cuando Lucio disfraza su desvio
de“ * >»
estrategia heterosexual”), dan cuenta de un terror
sente a ser dejado afuera. omnipre-
Entre las bolas y la fluidez
oa oe sociocultural de masculinidad normal ti
0 motor fundamental la bij Teco. pos
la bisqueda de imi
ao c ft nocimiento por
a — yel miedo la pérdida de ese be bindings vy
srupo, en el cual “se encaj. ;
; Caja o se es jado”
fece estar id. een
ae PM Por la ficcién de mostrarse diel can
: ee
i. prise ic género se debe ser siempre activo, no se pued
ebilidad, no se puede mostrar que no se puede: 2
Si ‘ ;
: fe Sper No se me paré una noche, Porque estaba re-bo-
» Te-drogado... ino! No se contaba eso, Siempre decia
espectacular y lue; ee
‘89 aparecian las com,
i. aneras
mentian y quedabas expuesto, ip que nos des-
pai sens a cémo en la situacién de la entrevista,
ioinat A * presiona, Agustin Se siente tanto mas cémo-
que m¢Ba a deslizar la posibilidad de que al; ‘
podido”, por mucho que intente Shiaidatctons
be nee justificatorio: “Estaba re-borracho, re-drogado”
re ve cere in rw Permanentemente perder la force
ae ma ina? ;Por qué se implementan estrategias
aumpaianee formar y reforzar los limites de ese circulo?
ae oe excluye a las mujeres del grupo, Pero atin
ta ellas ponen en evidencia que ellos también fallan
7
las compafieras que nos desmentian y quedabas ex-
De algtin modo, la figura de la mujer en el fragmento
el lugar de peligro para la continuidad de la perfor-
‘masculina realizada para la mirada de los otros varones.
agrega:
esa época era todo, entre varones era todo, no te podfas
el lujo de tener problemas. Todos teniamos que ser per-
machos que garchébamos minas.
Hacerse varén implica, fundamentalmente, un esfuerzo de
in de las practicas que demuestren la potencia y la acti-
como rol primordial de la masculinidad. “No poder darse
y” sugiere que en el arduo proceso de hacerse yarn, no
no puede haber, descanso. Ya que “ser varén” implica, por
todas las cosas, un trabajo, el trabajo de mantenerse dentro
espacio privilegiado de la masculinidad publica y productiva.
de los entrevistados, Lucio, cuenta acerca de los miedos y
presiones que existian:
No mostrarse débil ante el otro, quizds, estabamos agarrados
de las bolas zentendés? En lo que pensabamos, en lo que de-
ciamos; no tenfamos la libertad de expresarnos con respecto
al amor y al sexo, quizds.
La imagen metonimica de “las bolas” podriamos pensarlas
aqui funcionando como una matriz, como la forma corporal de
nombrar la potencia (tiene bolas, huevos). Y “estébamos aga-
trados de las bolas” implica que estaban agarrados entre si y, al
mismo tiempo, que todos estan agarrados de “las bolas” (de ese
deseo de potencia, de esa matriz que regula los cuerpos). El mie-
do constante a la pérdida, a mostrarse débil ante un otro ~funda-
mentalmente varén- es miedo a la pérclida de reconocimiento. Y
los mantiene agarrando y agarrados.Al inicio de la entrevista, Lucio, luego de dudar y volverme
a preguntar qué era exactamente lo que queria saber, baja la voz
y se inclina hacia mf, sin moverse de la silla, decidido, anuncia:
- Yo te voy a contar una historia...Porque, tengo una historia
muy fuerte con respecto a eso. A los 13, si, 13 0 14 afios, uno
de los empleados de mi viejo me agarré y me llevé a un ca-
baret a debutar. A debutar. Después estuve tres afios sin tener
relaciones, hasta los 16.
- ¢Por qué?
- Porque me maté.
La utilizacién del pronombre personal “yo” con que presenta
el relato lo rescata de su propia vacilacién. La historia de su cons-
truccién como varén tiene que ver con el deseo heterosexual,
que se presenta como un deseo obligatorio. La iniciacién sexual
no es narrada como un acto voluntario sino que se recurre a
la idea de estar agarrado (“me agarré y me llevd”). Tanto en el
enunciado donde encontramos el empleo de la imagen de estar
agarrado de las bolas para describir la relacién con los varones,
como en este caso, las pricticas vinculadas a hacerse varén son
nombradas como momentos de aprisionamiento, en los cuales el
cuerpo es llevado por otro.
Luego, al contar su experiencia de las relaciones de amistad
que ha podido establecer con las mujeres, dice:
Tengo amigas, me llevo re-bien con las mujeres. Me llevo
muy bien, fluyo, es como que fluye la relacién con las mu-
jeres.
Lo primero que llama la atencién del enunciado es la dife-
rencia para referir a la relacién con las mujeres respecto de lo que
narra con los varones: el fluir por oposicién a lo “agarrado” de
la relacién con los varones y llevarse a si mismo en oposicién a
76
ser agarrado y Ilevado. Ese afuera que son las mujeres, es fluidez,
una huida de lo estatico de la performance, una forma de abrir
ese juego, de modificar sus reglas, de hacerse varon de otras miul-
tiples formas. En algtin punto, hablar, narrar, son actividades del
orden de la fluidez. En el fragmento que continta realiza una
diferenciacién respecto a los modos de hablar propios del grupo
de amigos:
Es diferente cuando estamos en el grupo de amigos, nunca
hablan en grupo. No, cuando estamos en grupo ¢s un quir
lombo, muy poco espacio para saber qué siente y piensa cada
uno.
Si bien el término “quilombo” tiene una larga historia de
acepciones, en la actualidad se lo utiliza casi tinicamente para
referirse a situaciones de desorden, de ruido, de conflictos entre
distintas personas. Est4 claro: en el grupo, el sonido ensorde-
cedor de la performance masculina parece no dejar lugar para
“expresar” los sentimientos 0 pensamientos propios. El mismo
entrevistado agrega:
No me siento (sic) con mis amigos, con cuatro 0 cinco y nos
sentamos a hablar, siempre salta la pavada por alguna cosa,
siempre... Digamos, no te podés sentar a hablar en serio con
los cinco. Tenés que agarrar a uno y decir loco, me pasa esto
y lo podés hablar, pero con todos no lo podés hacer. No po-
dés hacerlo ni en grupo ni individualmente con todos, podés
elegir uno o dos.
Jugando con el término “siento”, en su doble acepcién de
sentir y sentarse, podriamos aventurar que en ese ‘quilombo
del grupo, el varén no puede descansar, hacer una pausa; riéce-
sita estar parado todo el tiempo. Expresarse seria otro lujo” de
ésos que no puede darse. Pero zes tan constante esa ‘paraferna-
7lia masculinista’? Si bien el primer relato respecto a su grupo,
su “banda”, gira en torno de lo “cerrado”, de quién ingresaba
y quién no, promediando la entrevista con Lucio comenzaron
a esbozarse formas de sociabilidad més vinculadas al “sentirse”
o “sentarse”. Vinculos distintos que también se dan dentro del
grupo, en medio del obturamiento de los reglamentos y de las
“marcaciones” de lo que se debe y lo que no.
Yo soy mas abierto con mis amigos; por lo general, vienen
a hablar bastante conmigo. De hecho, te voy a contar algo,
siempre me dijeron que era el putito de la banda, el diferente,
por cémo me visto, por cémo soy. Porque cuando una mujer
me lastima soy como soy y estoy mal y realmente no lo puedo
manejar.
Aqui Lucio pone en evidencia lo ficcional de la potencia; él
en tanto vardn no puede actuarla constantemente, lo excede, “no
puede manejarla” todo el tiempo. Y a pesar de que esa revelacién
de Ia falla lo marca como “el putito” y “el diferente”, no deja
de formar parte de “la banda”, De alguna forma, esos limites
que parecian tan claros, que “marcaban la cancha” nitidamente,
resultan difusos y méviles, haciendo fallar la ficcién de potencia
contintia. En el grupo, parece haber lugar para “putitos” y para
hablar, algo mds que mantenerse agarrando y agarrados.
Ya con el grabador apagado y a punto de despedirnos, Agus-
tin me dice: “Pero en serio sigamos otro dia zeh? Ahora abriste
algo que no sé si se va a poder cerrar tan ficil, quiero hablar
mas”. El enunciado tiembla. ;Qué es lo que se ha abierto duran-
te esa hora y algo de entrevista? Qué es lo que estaba cerrado?
Desde entonces comienzo a pensar en los demés varones entre-
vistados, reviso sus entrevistas a la luz de ese enunciado, y me
78
cuenta de que casi todos me han dicho, en algiin mena
“que era la primera vez que hablaban de “eso”. Son ee ee
cillas sobre su propia vida, en muchos casos ~depent ‘ fe snp
entrevistado- ni siquiera llegaran a ser muy intimas. hg
‘si mismo parece diferenciarse en muchos aspectos de nest ant
‘si mismo como varones. El relato de la masculinidad es w are
yinculado al peso, a la carga. Pero hay otros momentos ee
dicen fluir, son estos los momentos que ellos vinculan oe ia :
ticas que escapan a las légicas de su grupo o cuando es!
mujeres y pueden expresar lo que sienten. eg
Victor Seidler, investigador mexicano en tematicas ¢ ue
culinidad, se refiere a los vinculos entre hablar y masculinidad y
dice, entre otras cosas:
Los hombres pueden sentir que estan fallando asi Tae
si admiten sentirse frustrados en el impliment gre
gencias que plantean el trabajo y el hogar (.-.) es eres ae
sus sentimientos intimos sin examinar, y a menudo estan tan
acostumbrados a no exteriorizarlos que Megan a dar pr su-
puesto que las emociones son algo realmente ined a
nudo las personas comienzan a reflexionar sobre ee te r
sonales gracias a la experiencia de ser interrogados, ee
que la propia entrevista puede ayudarles a reflexion:
cuestiones personales (2007, p. 63).
Quizas las dudas y vacilaciones de los cones saree
a lo que piensan que es un varén, 0 por qué creen - pe .)
varones, tengan que ver con que interrogarse y ser int : Bi _
sobre si mismo y cémo vive la conformacién de su a $s
sexualidad y los afectos vinculados a ello, es algo a et
el naturalizado transcurrir del hacerse varén. Para hablar de q
es ser un vardn, deben, al menos por un rato, dejar ae
como tales. Varios interrogantes surgen entonces: ce ge
implicancias de hablar cuando se es vardn? zA quién se
79y a quién se habla? ;Cual es la relacién entre lo que nombran
como “lo intimo”, “los sentimientos” y la necesidad de man-
tener continuamente la performance masculino-publica? Tal vez
en la puesta en evidencia de esos mecanismos disciplinantes, en
ese mismo momento del hablar vinculado a la fluidez, lo que
en principio parece no poder nombrarse, se convierte luego en
una historia sobre la trama que une al cuerpo con el género y el
deseo.
Bibliograffa
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