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Cea ELEC Pelee directores | 8S. de Fiores, T. Goffi esate eth Ceraeel 999 ag SC conocen por medio de sus se~ mejantes ¥ de las andlogas a ellas”. pero ycabe pensar en una “visién de ios” (ru vat Allah) El Cor4n habla ie “rostros que aquel dia seran res- plandecientes, mirando asu Sefior” '5,22-23); describe a Dios como “luz de los cielos y de la tierra..., luz sobre Juz”,y afirma que “Dios guia a su luz aquien quiere” (24,35). Pero parece ser que esta “luz” ultima es inalcan- zable, ya que el profeta habria dicho: “Dios tiene setenta velos de luz y ti- nieblas. Si él los apartase, el sublime resplandor de su rostro quemaria a todo el que se acercase a él con su mirada”. Es verdad que, segin Gha- zili, “hay dos especies de ojos: uno externo y otro interno, el del reino /(malakiit)”; pero, en definitiva, “es costoso sumergirse en el mar profun- do de los misterios divinos: no es facil, ciertamente, intentar descubrir las luces divinas més alla de los velos humanos”. Sigue siendo entonces valida la ora- cién de Ghazali: “Ojala Dios te gufe hacia la busqueda de la felicidad su- prema, te encamine a la subida de la cima excelsa, te facilite con la luz de la verdad el discernimiento, purifique tu intimidad de todo lo que no es la verdad!” Parece como si la fe musul- mana estuviera llamada a no pedir nunca que sean corridos esos “velos de luz y de tinieblas” que ocultan los misterios divinos: la grandeza del hombre estribaria toda ella en su cer- lificacion y en su testimonio. Si, le basta devolverle a Dios sus labios creados para repetirle que “no hay més dios que Dios”, puesto que Dios solo es digno de pronunciar la chaha- da (profesion de fe) y de repetirla desde siempre y para siempre. si ues, el “encargo” (amdna) que el ombre ha recibido en medio de lo creado es ser el “testigo” de este tes- timonio (33,72). OO oO—=—e es Hi, M. Borrmans Itinerario espiritual BIBL.: AA.VY., Actas del tnternaciona slanio-erslane de Cordoba, Co doba 1977; Asin Patacios M., El islam cristiant- zado: estudio del “sufismo” a través de las obras, de Abenarabi de Murcia, Plutarco, Madrid 1931; Ib, Vidas de santones andaluces. La" Eplt- tola de la santidad” de thn Arabl de Murcia, Hiperién, Madrid 1981; Borwerina G., The mystical vision of existence in classical Islam, Walter de Gruyter, Berlin 1980; BurckwaRrorT., Exoterismo Islémico, Taurus, Madrid 1980; GiLseNan M., Saint and Sufi in modern Egypt. An essay in the sociology of religion... Claren- don Press, Oxford 1973; Guraren J.E., £/ sufis- mo en el cristianismo y ef Islam, Buenos Aires 1976; Kordn (el), Aguilar, Madrid 1973; KHourY A.Th., Los fundamentos det Islam, Herder, Bar- celona 1981; Linas M., ;Qué es e! sufismo?, Tas Tus, Madrid 1981; Manrasknanr R., El esplen- dor del dia prometido, Clic, Tarrasa 1976; Nase S.H., Vida y pensamiento en el Islam, Herder, Barcelona 1985; Ip, Sufismo vivo, Herder, Bar- celona 1985; Paresa F.M., La religiosidad mu- sulmana, Ed. Catdlica, Madrid 1975; Sacel., El pensamiento religioso de Ibn-Jaldun, CSIC, Madrid 1973; Textos sufts, Kalendar, Buenos Aires 1969; Vespertino Ropricuez A., Leyendas aljamiadas y moriscas sobre personajes biblicos, Gredos, Madrid 1983. ITINERARIO ESPIRITUAL ‘Sumario: I. “Homo viator™: el hombre en ca- mino: 1. El hombre, ser temporal; 2. El hombre, ser en devenir; 3. El hombre, tarea de s{ mismo; Dinamismo de la vida espiritual segan la Bi- blia: 1. La vida spiritual como camino que re- corter, 2. La vida espiritual como crecimiento y maduraci6n; II]. Itinerarios espirituales en la historia de la Iglesia: 1. Los dos caminos, 2, El ideal gn6stico, 3. El progresoen lacaridad; 4. El triple camino; 5. lunerario de la mente hacia Dios; 6. La subida al monte Carmelo; 7. El ca~ Dino de perfeccion; 8, Hacia una mistica apos- (alee; 9. El caminito; 1V. Itinerario espiritual para el hombre de hoy: I. Iniciacién cristiana: Py Adquirir una mentalidad de fe, ) Tomar con- Gracia de las exigencias bautismales, ¢) In- sertarse activamente cn la comunidad eclesial, @integrar la fe cristiana en la vida, diari; D Maduracién espiritual: a) La libertad de los hijos de Dios, 6) Unafesdliday ersonal, c) Dis- Biot miento espiritual, d) Relacién social crear cerry. constructive, 3. Unifieacién mistica: a) “Impresion de vivir una vida més amplia y en presencia de un poder ideal de continuidad entre Dios... y I “Sentido de inmensa y confia- ‘Desplazamiento de! centro _— Itinerario espiritual 1. “Homo viator”: . el hombre en camino El caminar es una experiencia pri- mordial, que permite al hombre libe- rarse de un determinado lugar y al- canzar nuevas areas y metas. La iti- nerancia, distinta de las emigraciones ocasionales y del turismo, se convier- te en sistema de vida de los pueblos némadas, que pueden repetirse con G.K. Gibran: “Nosotros, los erran- tes, que andamos siempre buscando el camino mas solitario, jamas inicia- mos un dia donde enterramos el dia anterior. Nunca nos encuentra la aurora donde el poniente nos dejé, Aun cuando la tierra duerme, nos- otros viajamos”!, La funcién motriz ambulatoria fundamenta el simbo- lismo del caminar humano en el or- den fisico, psiquico y espiritual: el hombre es un itinerante —homo via- tor, segin la expresion de G, Mar- cel?—, siempre en camino hacia el logro de su plenitud. Y, paradéjica- mente —afiade G. Marcel—, parece como si “sélo pudiera establecerse un orden terrestre estable a condicién de conservar el hombre la conciencia aguda de su condicién itinerante”?. Precisamente este sentido del dina- mismo humano se ha agudizado en la cultura contempordnea, que se complace en “ver las cosas bajo el aspecto de su mutabilidad y evolu- cion” (GS 54), En particular, esta vi- sién dindmica del hombre ha madu- rado bajo el influjo de algunas co- rrientes, como el historicismo, el evolucionismo y el existencialismo contemporaneos, 1. EL HOMBRE, SER TEMPORAL, La concepcién histérica del hombre, propia de la Biblia y del cristianismo, se debilité con el racionalismo ilus- trado para volver a imponerse en el Siglo pasado, sobre todo por obra de Hegel y de sus se; lores, para quic- nes la realidad es historia y nada exis- 1049 te fuera de ella. Esta vision r : tuvo como efecto hacer de ta eectva la forma dominante de la culture “Historicidad es la categoria fund, mental desde la que el hombre mis, mo, a partir de ahora, tiene que apren. der a conocerse de un modo nuevo, El mismo no existe mas que en cuan. to deviene, y todas sus imagenes es. tan bajo el signo de Ia historia y de. ben entenderse sdlo dentro de ella”s. Asi pues, el devenir histérico es un proceso de génesis de la conciencia y de lenta liberacién del hombre; pero también el lugar de la accién del hombre para transformar el mundo y no sélo interpretarlo%, El hombre es un ser temporal que no puede rea- lizarse totalmente en un momento, sino sélo en una sucesién de tiempos; evoluciona y se construye con la his- toria. Por eso tiene que abrirse al fluir y a la dindmica de la historia, que condiciona y lleva a cabo su des- arrollo, y al mismo tiempo actuar personalmente imprimiendo en ella su propio sello y realizando un pro- yecto v4lido; “La fundamental cons- titucién temporal del hombre no sig- nifica que viva dentro del tiempo como en unespacio vacio y dentro de él cumpla su tarea. E] tiempo no es como una forma vacia que el hombre Hene. Tampoco es un escenario en que haga el papel que la vida le asig- na. La temporeidad significa mas bien que el hombre, a consecuencia de su més intima manera de ser, vive también temporalmente..., continua- mente produce cambios en el mundo que habita y en é1 mismo”®, Por eso el camino del hombre no podra sepa- rarse del tiempo y de la historia. 2. EL HOMBRE, SER EN DEVENIR- Encontra de la concepcion estatica Y fixista, el evolucionismo considera 1a realidad en mutacién y progreso con- tinuo y necesario. Para Teilhard de Chardin Ja evolucién no se aplica sélo al origen del universo y d¢ la SU yoo! <¢ humana, sino que es “una con- ee neral a la cual deben doble- arse ssometerse, para ser posibles y eo faderas, todas las teorlas, todas as hipotesis, todos los sistemas. Una jendo todos los hechos, una curvatura a Ja cual deben amol- darse todos los rasgos: he aqui lo que es [a evolucién”’. En la trama del mundo, la vida del hombre es de to- das formas una gran aventura, que supone Un crecimiento hacia lo ma- imo del ser: una maduracién, una unificacién, pero al mismo tiempo aradas, 7 crisis ¥ disminuciones. El Janteariento evolutivo fue adqui- riendo progresivamente terreno en Jas ciencias humanas, en la cultura y en la teologia. La moral “cerrada”, un sistema de habitos inmutables, cede el puesto a la moral “abierta”, ue es dinamismo, impulso y exigen- cia de movimiento ®. El concepto de dinamica ha entrado en la psicologia cientifica para investigar los fenéme- nos de la vida psiquica en las fuerzas y motivaciones que los determinan. También la hagiografia ha abando- nado su concepcidn estatica para te- ner en cuenta los ritmos, el desarrollo y la maduracién del santo en los di- versos periodos de su vida’. Final- mente, la teologia estudia el proble- ma del desarrollo de los dogmas a iin de aclarar la identidad del hecho ori- ginal através de las transformaciones de los tiempos que cambian 0, 3. EL HOMBRE, TAREA DE Sf MIS- Mo. Elexistencialismo, a pesat de sus diversas ramificaciones, esta de acuer” do en reconocer la tarea perenne del hombre: llega a ser é] mismo a tra de un camino que no tendra término- ara Sartre, el hombre no puede ser definido, ya que al principio no ¢ nada: “Serd a continuacién y sera lo que se haya hecho... El hombre no es Mas que aquello que se hace. “7 ¢ Principio. del existencialismo, uy oda la vida del hombre-est4 orien Itinerario espiritual yaa a conitialt su destino, pasando scene istencia vulgar y anénimaa la ica, que consiste en asumir la propia situacién de ser-para-la-muer- te (Heidegger) y de ser-participe-de- lo-divino (Kierkegaard, Le Senne, La- velle). En esta ultima perspectiva, la vida del hombre no es una simple ratificacién de la naturaleza, sino una vocacién, esto es, “la busqueda de una coincidencia de si consigo mis- mo, 0 sea, con la parte mejor de si” 2. En realidad, esta coincidencia no s& realiza nunca plenamente, ya que las potencias 0 facultades humanas pue- den permanecer sin ejercitarse y dar origen a un distanciamiento 0 inter- valo entre lo real y lo ideal. Por con- siguiente, yo no puedo nunca coinci- dir conmigo y he de confesar con obligada humildad mi infidelidad constante a mi /vocacion. Pero no es repudiando nuestra finitud como nos salvamos, sino aceptando nues- tros limites y colmandolos con lo di- vino, que siempre se nos ha ofrecido en participacion. Sélo con el amor, perfeccién del acto de participacién, en cada accion y enelexacto cumpli- miento de las tareas cotidianas, se crea la persona y Ss¢ llega a ser uno mismo por la fidelidad a Dios. El existencialismo ha difundido la con- ciencia del hombre como ser incom- pleto, que no puede detenerse, sino que tiene que realizarse continua- mente. La orientacién dinamica de la cul- tura interpela al cristiano para que preste la atencién debida al aspecto evolutivo de la vida espiritual que esta llamado a vivir en la actual si- tuacion histérica. Por tanto hemos de recordar que, “tributaria del tiem- po debido a su arraigo en una época determinada, nuestra vida sobrena- tural lo es también debido a las con- diciones de su desarrollo. En efecto, Ia gracia no suprime la naturaleza, sino que se apoya enellay respetasus estructuras y Sus leyes”'3, La vida Itinerario espiritual espiritual tiene sus ritmos, su creci- miento, su dinamismo, que se deberd precisar a la luz de la palabra de Dios, de la tradicién eclesial y de los datos culturales y experienciales de nuestro tiempo. il. Dinamismo de la vida espiritual segun la Biblia La descripcién biblica de la vida del creyente nos permite vislumbrar la complejidad de la experiencia re- ligiosa[/ Experiencia espiritual en la Biblia], que no se puede comprender ni expresar de manera adecuada en conceptos y simbolos. Los diversos aspectos de la condicién cristiana se presentan a veces dentro de una pers- pectiva de oposicién y antinomia [/ Antinomias espirituales, / Expe- riencia espiritual en la Biblia II, Se]; se invita al cristiano a vivir una exis- tencia definida al mismo tiempo como servicio y filiacién, como gozo y mortificaci6n, como presencia y fuga del mundo, como camino estre- cho y mesa del reino, como culto y praxis, como estabilidad y camino "4, Aunque es posible compaginar estas antinomias mediante una mayor pro- fundizacién del significado de los tér- minos 0 a nivel de vida, hay que re- nunciar a su solucién definitiva; ex- presan la compleja situacién del cris- tiano, en la que han de coexistir ne- cesariamente el ya y el todavia-no, la historia y la escatologia, el peso del pasado y la accién del Espiritu. Pre- cisamente porque esta llamado a vi- vir en un tiempo intermedio, el cre- yente no puede atrincherarse en una visién estatica; tiene delante de si un camino que recorrer, cuyo trazado general, en sus comienzos, en su re- corrido y en su término, ha sido di- bujado por la Biblia sobre todo me- diante un grupo de imagenes que gra- vitan en torno a los simbolos predo- minantes de “camino” y de “vida”. ~*~ 1002 Analizando esta simb 4 [7 Simbolos “espirituales}e eli posible percibir el dinamismo os guia el itinerario del creyente hate las metas a que lo llama el Sefiona® su plan de salvacién. rea 1. Lavipa ESPIRITUAL COMO Ca. MINO QUE RECORRER. Los semitas que acostumbraban expresar las rea. lidades espirituales con términos con- cretos, recurren a las palabras camj. no, sendero y via para indicar el mo- do de vivir, la conducta moral y el comportamiento religioso del hom- bre!5, Como en el mito de Hércules en la encrucijada, que tiene que esco- ger entre el mal y la virtud, también en la Biblia se invita al hombre a realizar una opcién radical por el ca- mino que propone Dios: “Mira, yo pongo hoy delante de ti la vida y la felicidad, la muerte y la desgracia. Si.escuchas los mandamientos de Yavé, tu Dios, que yo te prescribo hoy; si amas a Yavé, tu Dios; si si- gues sus caminos...”(Dt 30,15-16). El tema de los dos caminos desarrollala oposicién entre el camino de los mal- yados, que es tortuoso y lleva a la ruina (Prov 21,8; 12,28; Sal 1,6), yel de los justos, que es derecho y per- fecto (ISam 12,23; 1Re 8,36; Sal 101,2.6), consiste en buscar la justi- cia, la fidelidad y la paz (Prov 8,20; 12,28; Sal 119,30; Is 59,8) y conduce a la vida (Prov 2,19; 6,23; Jer 21,8)- A la pregunta del fiel sobre las ¢x gencias de Dios, el profeta Miqueas responde sintetizando la vida mor del israelita: “Se te ha dado a cour cer, joh hombre!, lo que ¢s bueno,” que Yavé de ti reclama. Es esto: P! ‘aia ticar la justicia, amar la misericor i %: caminar famniidement® con ios” (Mig 6,8). EI Tos We Lerael n0 se content con una moral genérica; exige i recorran sus caminos maravillost aunque muchas veces desconret es. tes: “Mis pensamientos no so” — > 1003 ensamientos, ni vuestros cami- i m ‘caminos —dice Yavé—. Tan altos ‘como el cielo por encima de la tierra S¢ elevan mis caminos sobre tt 0S caminos” (Is 55,8-9). Supe- rando las esperanzas humanas, el ca- minode Dios se define como partida, ida, éxodo- Abrahan tiene que sa- ie de SU tierra para aventurarse por i ais xtranyero (Gén 12s, el pueblo elegido est4 marcado por la Expt ara deaneeny lo s de un cami- folaree y ite comprender (Ex 13,17-18; Dt 8,2), asta la alianza la tierra prometida; los hebreos des. terrados y sometidos al yugo de Ba- bilonia experimentan un nuevo éxo- doo liberacion de la esclavitud poli- tica, signo de la liberacién que reali- zarhel “siervo de Yavé” de la escla- vind mds pro constitnide por el pecado (Is 42,1-9; 3, 5-12). INT recogeré los temas 2 cami- nay del erodes espiritual y sobre todo dandoles una dimensién marcadamente cristolégica. No sélo refiere las palabras de Cristo sobre los dos caminos (Mt 7,13-14), sino que incluso define al cristianismo sim- plements somo el ai oe 9,25 18,25, 19,9.23;, 4; 24,14. , come indicando que él es ahora la expre- sién definitiva de la voluntad de Dis En sus “dichos de entrada” (Mt 5,3.5.10.20; 18,3; 19,23-24; 21,345 212; 23,13; 25,10.21.23: Me 9,47; ea 3,5), Jestis establece las condi- eres cerncialed para entrar en el se le Dios: sobre todo la / con: Maen pronta, radical, efectiva Ve »15; Mt 18,3; Le 13,1-5) y lafe tom ented como actitud de entreg@ 1 ala Dios y a Cristo (Mc 1,15; 5,34 16.16, Jn 3, 15s; 6,29; 20.31) JO 5 ims, asu /seguimiento (Mc 2,45 113 10,21; Le 9,57-62; Jn 1,43; 6,705 trodu, 15,16), entendido como “in: de shecin a lag ‘condiciones de vida mene participacion. en sv desti- El seguimiento impone alos Itinerario espiritual lamados asperezas inaudi resumen: en a oe aa radial al eealita yo con todas sus tendencias Cease me we 5, 5 al mismo bee ‘a superar toda praxis legalista degenerada y lleva a unificar las exigencias morales y religiosas en el amor a Dios y al projimo'”. La innovacion mas importante res- pecto al progreso espiritual del hom- bre en el mundo de lo divino consiste en la identificacién del camino con Jesus: “Yo soy el camino” (Jn 14, 6). El camino o comportamiento de la vida en sintonia con la voluntad de Dios no es ya un conjunto de leyes 0 de actitudes, sino la persona misma de Jestis; éles e] camino, porque es el mediador que revela al Padre y cons- tituye el unico acceso a él (Jn 14,7-9)- En esta misma linea, la carta a los Hebreos se refiere a Cristo jefe-guia y precursor (Heb 2,10; 6,20; 12,2), que inauguro el “camino nuevo y vi- viente” de acceso a Dios: “Asi pues, hermanos, puesto que tenemos lago- zosa esperanza de entrar en el san- tuario, en virtud de la sangre de Je- sis, siguiendo el camino nuevo y Vi- viente que él ha inaugurado a través del velo, es decir, de su carne..., acer- quémonos...”(Heb 10,19-22). El mis- mo Cristo es un camino nuevo, que permite superar el abismo que separa alos pecadores dela santidad de Dios (ef Heb 9,8), y un camino viviente, porque anima y sostiene con su inter- cesion (Heb 7,25; 13,8) la marcha de hacia Ja Jerusalén celestial {Heb 12,22). Pablo podré entonces animar a los creyentes: g gisteis al Seftor Jesucristo, en 61” (Col 2,6), ¥: “Caminad en el amor, siguiendo ‘elejemplo de Cristo, que nos amo” (Ef 5,2). ‘Elcaminar cristiano asume a veces dos matices, convirtiéndose en carre- raoen iperegrinacion. El primer as- 0, que UrBE Y subrayael dinamis- model jtineraria espiritual, es pre- caminad Itinerario espiritual sentado por Pablo con la imagen de- portiva de la carrera en el estadio (1Cor 9,24-27) y con la referencia a si mismo, proyectado totalmente des- pués de su conversion a obtener la corona de la vida: “Hermanos, yo no creo haber alcanzado ya la perfec- cién; de una cosa me ocupo: olvidan- do lo que queda atras, me lanzo en persecucién de lo que estd delante, corro hacia la meta, hacia la vocacién celeste de Dios en Cristo Jesus” (Flip 3,13-14). La tensién hacia el futuro se convierte en un imperativo para los cristianos: “Corramos con perse- verancia en la prueba que se nos pro- pone, fijando nuestra mirada en Je- sus, el autor y consumador de la fe” (Heb 12,1-2). El pueblo de Dios es, ademas, un pueblo de peregrinos y de préfugos (Heb 11,13; 13,9; 6,18), que no posee una ciudad permanente (13,14); su vida presente no puede considerarse més que como una peregrinacién (1Pe 1,1; 2,11). En efecto, los cristia- nos, aunque estan en el mundo, “no son del mundo” (Jn 17,16) y su “pa- tria esta en los cielos” (Flp 3,20). La declaracién de Abrahan: “Yo soy ex- tranjero y peregrino entre vosotros” (Gén 23,4), se ha convertido en defi- nicién del alma religiosa, en un titulo al que se nos remite en la oracién para ser escuchados (Sal 39,13; 119,19; 1Crén 29,15). San Pedro de- duce de ahi su espiritualidad del pa- sajero, que no se acomoda a las cos- tumbres locales en contraste con la santidad: “Amadisimos, os exhorto, como peregrinos y extranjeros que sois, a que os abstengdis de los ape- titos carnales, que combaten contra el alma” (1 Pe 2,11). Los cristianos no son vagabundos sin una meta, sino peregrinos por “el camino del san- tuario” (Heb 9,8), donde Cristo les ha precedido, procurdndoles una re= dencién eterna (Heb 9,12.24-25). La afirmacién sobre los cristianos qué se han “acercado a la montafia de 1004 Si6n, ala ciudad del Dios yiy: Jerusalén celeste” (Heb 13¢ me la tefiere solamente “al Primer agro con motivo de la regeneracion A bautismo, sino que evoca todo el corrido de la vida cristiana, un Clie. zar por el camino roturado mi Cristo-prédromos (cf Heb 10, 10, el € incluso una Ilegada Progresiva a to se ealieae definitivamente lasts lespués de la Idan ee Heb 2 1445, El camino del éxodo, que ocupa un lugar central en el Pensamiento religioso de Israel, conserva un va- lor permanente para los Cristianos: “Todo esto les sucedia para servir de ejemplo y fue escrito como aviso para nosotros” (1Cor 10,11). San Pablo evoca en un contexto bautismal los episodios de la travesia por el desier- to (la nube, el mar, el mana, la fuente, el castigo) para sacar de alli diversas consecuencias morales: evitar toda presuncién y toda vanidad necia, ya que a pesar de los beneficios de Dios €s posible serle infiel en la tentacién (Cor 10,6-12). La carta a los He- breos (3,7-19; 4,1-11) esboza una ho- milfa sobre el salmo 95, exhortando con urgencia a evitar la esclerosis es- Piritual o endurecimiento del cora- z6n que caracterizé a los israelitas por el desierto y les impidié entrar en latierra prometida: “Tened cuidado, hermanos, que no haya entre’ vos- otros un coraz6n tan malo e incrédu- lo que se aparte del Dios viviente... Esforcémonos, pues, por entrar ¢D este reposo, para que nadie sucumba, imitando este ejemplo de desobedien- cia” (3,12; 4,11). tla la Sobre todo san Juan desarrory tipologfa del éxodo, presentand™ Jess como nuevo Moisés que 8 ie la marcha del pueblo de Dios hag? el Padre 9. Como Moisés, Criste | bera a los hombres de la esclavieis (I0'1,29; 8,31-46; 1Jn 3,5-6), 108, menta con un pan bajado Snidad (Jn 6,30-58), los retme en comu 1005 11,51-52), les da una ley nu (fi ja-18) Jess es, ademis, ero pascual cuya sangre redi ent cado (Jn 1,29; 19,31-42), y 1a sespiente de bronce, levantada para vitar 1a muerte (In 3,14-15). Si. f viendo @ Jess, también los cristia- Fs tienen que realizar su “pascua”o aso de este mundo al Padre, llevan- go a cabo su éxodo definitive (Jn 3,15 14,35 17,24). En una perspectiva ds universal, él Apocalipsis suena mo un canto de victoria entonado después de la epopeya del nuevo éxo- do, cuando se realice la plena mani- festacion del Sefior; entre tanto, la Iglesia vive una tensién llena de es- “;Ven, Sefior Jesis!” (Ap bo, 2, LA VIDA. ESPIRITUAL COMO CRECIMIENTO Y MADURACION. E1 iti- nerario del creyente, expresado en el NT en términos de vida, comprende una triple fase: la inicial, constituida por el nacimiento en Cristo mediante elbautismo; la del crecimiento 0 pro- gresiva maduracién como tarea de toda la existencia terrena, y la final, cuando sea completo y definitivo el triunfo de la vida. El cristiano nace en el bautismo, “lavatorio de regeneracién y renova- cidn del Espiritu Santo” (Tit 3,5), que inserta en Cristo crucificado y slorificado (Rom 6,3-5; Gal 2,20; Fip 1,20) y hace hijos de Dios (Jn 1,12- ‘13; 3,1-5) y miembros de la Igle- sia (He 2,38-41; [Cor 12,13; Ef 5,26). El bautismo, esencialmente obra de Dios, no actia de manera magica: Presupone la fe y la conversion (He 2,38; 16,30-31) y exige un camino de Vida nueva (Rom 6,4; 3,1-15). Rea Mente, la condicién del bautizado €s Paradéjica: coinciden en él la pose- sién de los bienes mesidnicos, sobre todo el gran don del Espiritu, y, Tiismo tiempo, la figura fugaz de este "undo con sus limites, condiciones Mientos dehilidades vy pecados- Itinerario espiritual cristiano i 4 “autor di ene que seguir a ‘Cristo, fi de la vida” (He 3,15 dimensién . (He 3,15), en una Trespondencess iv ¥ moral, en co- Ndencia con la unién ontolégi- ca realizad: * BI Lo, ‘4 por el bautismo. San Pa- fivuas On una serie de imperativos de- toll % de indicativos [7 Jesucris- » 2], insiste en que los cristianos Se conviertan en lo que son, esto es oe even una vida en corresponden- +2 Con su ser en Cristo. Pero a este dinamismo en linea retrospectiva se reali ‘i la tensién hacia las ultimas 1 lades, que forman el objeto de ‘a esperanza cristiana; la mistica bau- tismal tiende intrinsecamente a la comunidn escatolégica con Cristo cuando se realice la redencién com- pleta y definitiva. San Pablo se com- place en describir en dos cuadros el presente y el futuro, el ya y el todavia no; su pensamiento lo ha Tesumido de este modo A. Wikenhauser: “Aho- ta poseemos las arras del Espiritu (2Cor 1,22; 5,5; Rom 8,23). Ahora, en el misterio del bautismo, ha que- dado muerto el hombre viejo y se nos ha otorgado una nueva vida, pero s6lo en la realidad mistico-sacramen- tal (Rom 6,4ss). Con esto se nos han dado, ciertamente, garantias de que algun dia poseeremos los bienes fu- turos; pero no los tenemos todavia. Nos falta la insercién en los derechos del Hijo, nos falta el cuerpo ge la resurreccién; en una palabra, todavia no hemos sido conformados con la imagen de Cristo celestial. Sobre nuestra vida sigue escrito todavia: ‘En la esperanza fuimos salvados' (Rom 8,24). Nos falta at Ja plenitnd rema del bien y dela gloria. D bit nosotros, que tenemos las pri- micias del Espiritu, gemimos dentro Fe nosotros mismos, esperando la i6n filial, la redencion de nues- adopeién (Rom 8,23). Seguimos 7 . OO ppristoneros en el cuerpo terreno Rom 6,12; 2Cor 5,6), vivimos toda~ viaen Ja carne (Gal 2,20), n0 ha sido ain destruida la tienda de nuestra Itinerario espiritual morada terrena (2Cor 5,1-4). Y pues- to que llevamos un tesoro tan precio- so en vasijas de barro, seguimos ex- puestos a toda clase de sufrimientos, fatigas y luchas; tenemos que comba- tir constantemente contra la carne, que lucha en nosotros contra el espi- ritu por la supremacia (Gal 5,17). ‘Nuestra vida permanece oculta con Cristo en Dios’ (Col 3,3); sdlo se nos revelaré en el futuro (Rom 8,18), cuando llegue el dia esperado de la ‘revelacién de los hijos de Dios’(Rom 8,19). Asi pues, slo la parusia traera Ja redencién completa, la posesién de hecho y sin restricciones de los bienes de la salvaci6n”2!_ Por muy grande y profunda que sea, la salva- cién presente se queda palida ante el esplendor de la gloria futura; pero aunque sea en el sufrimiento, en sin- tonia con toda la creacién que “gime y esté en dolores de parto hasta el momento presente” (Rom 8,22), los cristianos anhelan la perfecta filia- cién divina [/ Hijos de Dios]. Sin embargo, antes de alcanzar la meta final es necesario realizar un largo trabajo de maduracién y creci- miento, que el NT presenta como el paso de una condicién inferior y ru- dimentaria a una etapa superior y mas perfecta. Este progreso hacia el pleno desarrollo espiritual se indica mediante una serie de comparaciones inspiradas en los aspectos evolutivos de la vida humana y que denotan la condicién inicial e ideal ala que hay que tender [/ Madurez espiritual IT]: a) Nifios-adultos. Mientras que Jos evangelios simpatizan con los ni- fios, elevandolos a simbolo de los dis- cipulos auténticos de Jests por su disponibilidad ante las propuestas di- vinas (Mc 10,15; Mt 18,3-4; 19,14), las cartas del NT nos invitan varias veces a dejar la edad infantil para “crecer en orden a la salvacién” (1Pe 2,2). San Pablo se lamenta con los corintios de que se.han quedado en 1006 “nifios en Cristo”, inca; consiguiente, de un “alimment? ee do”, esto es, de una comunicars” més profunda del misterio de las yacion (Cor 3,1-3; of también Hey 5,11-14, en donde se opone los nifo necesitados de leche alos hombres = hechos o “perfectos”). Hay que evit a “ser nifios vacilantes y dejarse ara trar por ningun viento de doctring” (Ef 4,14); al contrario, “crezcamos en el amor a todas las cosas hacia e| que es la cabeza, Cristo” (Ef 4,15). Tam. bién san Pablo indica: “Hermanos, no sedis nifios en los juicios; sed nifios en la malicia, pero cabales en los jui- cios” (1Cor 14,20). Por consiguiente, el cristiano no tiene que quedarse en la iniciacién o en la etapa infantil, caracterizada por la inexperiencia, la inconstancia, la incapacidad para pro- fundizar en la sabiduria divina; esta llamado a hacerse adulto en Cristo, adquiriendo la madurez de discerni- miento, la impermeabilidad al error y la vida segin la verdad de la ca- tidad. b). .Imperfectos-perfectos. Laim- perfeccién del cristiano es un dato innegable que Pablo contrapone ala realizaci6n final escatologica (1Cor 13,11; Flp 3,12-16); esa falta hay que superarla progresivamente desde aho- fa, acercandose a la plenitud de la madurez en Cristo (Col 1,28; Ef 4, 13). Cuando el apéstol afirma: “En- tre los perfectos predicamos la sabi- duria, no la de este mundo” (1Cor 2,6), no pretende hablar de un grupo esotérico de iniciados, sino de los que han alcanzado el desarrollo pleno dé la vida y del pensamiento cristianos. Respecio al contenido de la perfec” cién, la invitacion de Jesus a ser Pat fectos como el Padre celestial (Mt 5,48) significa hacerse misericordie” sos como él, mientras que para se tiago uno es perfecto cuando Ot queda atrds en ningun punto lar 1,4), sobre todo no faltando al hal 1007 sant 3,2) y practicando la le ‘ de la libertad, esto es, eliveitt miento del amor al préjimo (Sant 1,25; 2,8). En esta misma linea, Pablo nede sefialar la perfeccién en e} ‘or mutuo, que es “la pleni are” (Rom 13,10), Plenitud de c) Ignorantes-maestros. Ademas del carisma magisterial o ministerio de Ja ensefianza de la que gozan algu- nos en la Iglesia (Rom 12,7; 1Cor 14,6.26.28; Ef 4,11), existe para todos Jos fieles la exigencia de abandonar “a doctrina elemental sobre Cristo” ara pasar a “la doctrina perfecta” (Heb 6,1). El pasaje fundamental en este proceso dindmico hacia un co- nocimiento mucho mas profundo (cf Col 1,10; 1Pe 3,18) es el siguiente: “acerca de esto tendriamos muchas cosas que decir, dificiles de explicar, porque sois tardos para comprender. Pues debiendo ser ya maestros por razon del tiempo, todavia tenéis ne- cesidad de que se os ensefien los pri- meros rudimentos de los ordculos de Dios, y habéis llegado a tener nece- sidad de leche, no de alimento sdlido. Ahora bien, aquel que se alimenta de leche no puede gustar la doctrina de lajusticia, porque es nifio todavia. alimento sélido es para los perfectos, que por raz6n de la costumbre tienen elsentido moral desarrollado para el discernimiento del bien y del mal (Heb 5,11-14). Antes de tocar eltema del sacerdocio de Cristo, el autor de lacarta alos Hebreos muestra sus t€ servas, ya que los cristianos, a pesar del tiempo transcurrido después de su conversién, se han quedado en © abecé de la doctrina revelada y de la Perfeccién; deberian ser ya maestros, estoes, cristianos adultos ¥ perfectos, capaces de comprender mas profun- damente y comunicar la revelacion ¥ bien entrenados por el ejercicio para cernir inmediatamente y COP - Suridad el bien y el mal. Itinerario espiritual qd) Carnal, 5 Sici nales-espirituales, La opo- (Gal tees entre carne y espiritu seres “carnal Se refleja en la antitesis tuales"(1¢ S y “hombres-espiri- tegorias di ‘or 3,1), que indica dos ca- guiar © personas: las que se dejan bil y ne naturaleza humana, dé- 11d: Ronee el pecado (2Cor dentio dele: ), y las que se mueven pirites le la esfera de accién del Es- itu Santo, que mora en ellos como Principio de dinamismo y de santifi- cacién (1Cor 6,19; Gal 5 18) En par- ticular, el hombre es carnal o natural Sando oe una vida limitada a un zonte puramente terreno, que lo hace incapaz de acoger los misterios de Dios; en cambio, el hombre espi- Titual esta en disposicién de dar una correcta valoracin de los aconteci- mientos y de toda realidad, porque Ss taunien por el Espiritu (1Cor . El cristiano que ha recibido el don del Espiritu esta llamado a se- cundar su accion caminando en el Espiritu (Gal 5,16-18; Rom 8,4) hasta la suprema redencién, cuando Dios dé vida a los cuerpos mortales por medio del Espiritu (Rom 8,11). S6lo entonces nacerd el verdadero / hom- bre espiritual, plenamente poseido y transformado por el Espiritu y con- vertido, al estilo de SEE hom- bre incorruptible, inmortal y lorioso 1Cor 15,43-54). ‘ Como en la imagen del camino también en la dela vida es esencialla referencia a Cristo. Cristo se procla- may esconsiderado “vida” (In 14,16; Fip 1,21; Col 3,4); la maduracion ¢ del istiano se mide en Ultimo analisis por gu relacién apie con él. Si imiento afecta al campo imi hade Dies (Coll , wa fe (2Tes 1,3; 2Cor 10,15; Fp 1,25), de Ja justicia (2Cor 9,10) y del ror (Cor 14,1; Fip 1,95 1Tes 3,12), arristiano, conforme al plan divino, come que tender a reproducir en si Lapa la imagen de Cristo mediante una participacion progresiva de su Itinerario espiritual vida resucitada (Rom 8,29; 2Cor 3,18). La perfeccién cristiana implica la identificacién no solo con Cristo resucitado, sino también con el Hijo de Dios en su vida humana (Ef 4, 11.20). La visién individualista queda superada por el hecho de que el cre- cimiento en el conocimiento y en el amor de Cristo va orientado a la edi- ficacién de todo el cuerpo eclesial, alcanzando de este modo “el estado del hombre perfecto a la medida de la edad de la plenitud de Cristo” (Ef 4,13). Se puede concluir que, segun la visién biblica, “el cristiano no es ja- mas uno que ha llegado a la meta (Flp 3,12), sino que, en su carrera hacia adelante, en su marcha hacia la perfeccién, aspira a alcanzar, por la virtud del Espiritu Santo, la estatura perfecta de Cristo”??. No puede fosi- lizarse, porque en su etapa interme- dia se ve urgido, tanto por el pasado como por el futuro, a caminar y a crecer. A sus espaldas esté el germen de vida recibido en el bautismo de regeneracion, que debe desarrollarse en auténtica existencia filial hasta al- canzar la meta suprema de la gloria; frente a si el cristiano encuentra a Cristo, modelo perfecto y camino vi- viente para legar:a las ultimas reali- dades. II. Itinerarios espirituales en la historia de la Iglesia Los escritores de espiritualidad, desde la edad patristica hasta hoy, no son meros epigonos de los hagiégra- fos del NT; encarnaron en su propio contexto cultural los datos biblicos sobre la vida espiritual, acentuando alguno de sus aspectos y concretando sus etapas y sus metas. Para nuestro propésito creemos que bastard reco- trer la / historia de la espiritualidad afin de obtener algunas indicaciones especificas sobre el dinamismo dela = 1008 vida cristiana y las diversas fas, es, su desarrollo f de 1. Los Dos CAMINos, E] tema de los dos caminos, tomado de] sermon de la montajia, entré pronto en la catequesis cristiana, La Didajé se abre con estas palabras; “Dos son los caminos, cl uno de la vida y el otro de la muerte, y entre los dos es grande la diferencia” (I, 1). La Carta a Ber. nabé insiste: “Hay dos caminos de ensefianza y de accién: el de la luz el de las tinieblas” (XVIII, 1-2). Aun- que se trata de guias liturgicas, disci- plinares y morales, estos documentos no describen la dindmica de estos ca- minos, sino que se limitan a invitar a escoger de una vez para siempre elde la vida o de la Juz. 2... ELIDEAL GNOSTICO. Para Cle- mente de Alejandria (t hacia el 215), la vida espiritual tiende, a través de una larga subida, hacia la pedeesian cristiana, que consiste en la gnosis 0 perfecto conocimiento de Dios. El §ndstico © cristiano perfecto se ca- racteriza por algunas notas: “En pri- mer lugar, la contemplacién; luego, el cumplimiento de los preceptos; fi- nalmente, la instruccién de los bue- nos”, a lo que hay que afiadir la caridad y la apatheia 0 dominio de las tendencias desordenadas, que son condiciones para llegar a la gnosis Y también asus efectos. La gnosis no es simple contemplacién, smo una €X- Periencia compleja, que abarca los principales aspectos de la vida cris- tiana. Con acentos mas ricos y variados; Origenes (f hacia el 254) describe ® menudo el camino hacia la pel bf cién, que él contempla también en 2 linea de la gnosis. Recorre el vite los hebreos desde Egipto hasta la a tra prometida para trazar las eta de la vida espiritual: a la huida es mundo y Ja lucha contra los dem nios siguen las visiones, las

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