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PPR ene ee, El retorno a Freud de Jacques Lacan La aplicacién al espejo Philippe Julien Traduccién al espaol de Raquel Capurro Quinta parte (Un) otro imaginario Capitulo uno. El agujero en el imaginario 177 Capttulo dos. La imaginacién del triple agujero ss... 191 Capitulo tres. El imaginario de la consistencia + 199 Conclusién. El psicoanalista aplicado al espejo . 215 Indices... see 2 Lacan fue on cline “Ar LA PARANDLO nace fe DEHULe Tee Introducci6n Resumiendo lo que fue su enseftanza, Lacan confesaba un dia, poco antes de su muerte: ''Soy un traumatizado del malentendi- do. Comowno me acostumbro a ello, me fatigo en disolverlo. Y de paso lo alimento”® (10 de junio de 1980). Pero mientras pasaba su jiempo cultivandolo, fue un clinico Sonada por_ta-paranoia,)a riesgo de dejar créer_que un t. de locura vale mas que una triste neurosis. descifra apa: metiéndose a las obligaciones cientificas, a riesgo de dejar creer que el psicoandlisis es una ciencia o no es nada. Fue un pedago- 0 enamorado de los jovenes y que lamaba a los tiltimos en Ile- gar a manifestarse, a riesgo de dejar creer que hacerlo era poner, fuera a los primeros. Ahora bien, denunciar el malentendido no es disolverlo. El 19 de abril de 1970, queriendo poner los puntos sobre las ies, declaraba: “Lo que necesito acentuar es que al oftecerse a la en sefianza, el discurso psicoanalitico eva al psicoanalista a la posicién del psicoanalizante, es decir, Io lleva a no producir na- da domin-able, a pesar de la apatiencia, salvo a titulo de sintoma”.! Pero no bast que lo dijese para que realmente fuese ast. Sus ‘oyentes escucharon su palabra de otro modo. Tal es exactamen- te lo que Lacan Ilamara “la razén de un fracaso"’: fracaso de tuna enseflanza y, por tanto, de la Escuela que habia fundado sobre ella, 1, Revista Seieer 2/3, Pars, Seu, 170, p. 399, We on) DESCIReA Dee RE ENIEnwas ae ON MAGe PEC VERBS 4 oN Homer 2 Introduccién 4Cémo asombrarse de ello? Es Por la equivocacién del malenten- dido que el inconsciente nos hace entrever un poco el real. Y entonces el andlisis puede encontrar alli su fin, es decir, reem= plazar el malentendido heredado de ‘nuestros aficestros por otro, el de la diferencia entre el decir-verdadero. y el real. Con una condicién: recoger aquello de la palabra que tenga efecto de escrito, en tanto es desde la palabra que el escrito se abre una via. Pasar al después-de-Lacan Esta condicién es la nuestra hoy, situados como ‘o estamos en el después-de-Lacan. {Qué quiere decir esto? No simplemente: esta Freud, luego Lacan y luego el después-e-Lacan, Esa suce- sién de orden cronolégico no es conveniente. No es suficiente que Lacan haya hecho silencio e interrumpido su ensefianza pa- ra que, en cuanto a nosotros, estemos en ese tercer tiempo del después-de-Lacan. No es un tiempo lineal, ineluctable. Este des- pués-de-Lacan, a establecer por una posicién subjetiva que no €s obvia, como la de estar a gusto 0 a disgusto en 1985, La condicion de esta operacién es la de reconocer que después de la muerte de Lacan, en adelante, estamos en un tiempo de olvido. No es que hayamos perdido la memoria, pero designa esto: Lacan quiso cumplir un retorno a Freud. Como él lo de. cia, era su “‘consigna”. Ahora bien, ese retorno a F-eud necesito su presencia constante a trav wu ensellanza de 1951 a 19R0, pfesencla semanal, luego quincenal. Hay allf una necesaiia rela. Gidn del decir a lo que es dicho, necesidad que hasta hoy es intrinseca al psicoandlisis y a su transmisién, Del raismo modo que no hay psicoandli no hay psicoanalista, tampoco hay retorno a Freud por Lacan sin su palabra mantenidda para soste- ‘her,, Fetomar, rectificar, con firmar, desarrollar el sentido de ese retomo a Freud. Y esto por su enseflanza y por algunas tiltimas ¥ breves comunicaciones dadas por él a partir de 1980: ultimas lamadas de lo que es y fue el psicoandlisis para él, por ejemplo, en su diferencia con la religién, 0 en lo que se refiere al goce femenino. De este modo, la necesidad de esa presencia hace que la muerte de Lacan golpee con un olvido su retorno a Freud. Entonces puede venirnos a la punta de la lengua la siguiente negacién: pero no, Introduccion 3 Pero no, estamos nosotros, estén ustedes, para proseguir y pro- Jongar esa ensefianza, Dos verbos ciertamente admirables, pero que s6lo atestiguan cémo nos resistimos con todas nuestras fuer- zas, a pasar al después-de-Lacan, en el no-reconocimiento de un olvido, que proviene de la ausencia del decir de Lacan operando tun retorno a Freud. Qué retorno a Freud? Ahora bien, ;no es este olvido, lejos de ser accidental, un olvido constitutive? ;No permite engendrar justamente el pasaje al después-de-Lacan? Tales son las preguntas que nos son plantea- das. Pero plantearlas es comenzar ya a responderlas con nuestro trabajo y nuestra presencia, de modo que el retorno de Lacan a Freud sca enunciado en el futuro anterior: habra sido esto © aquéllo. Hoy estamos en el tiempo del engendramiento del “ha- bra sido”. Hablar de olvido constitutivo, es designar algo distinto de una pura pérdida, pérdida a secas, sino que se trata de una condi- cién de engendramiento. Lacan contaba un dia la historia del tipo que se encuentra en una isla desierta, a donde se retiré para olvidar. “Para olvidar qué? —le preguntan—. Y bien, lo olvi- dé", Si, olvidé lo que tenia que olvidar. Extrafia historia en efecto: he ahf un hombre que no sabe por qué esta en su isla, como aquel otro que queda alelado, atontado, estiipido, ante la pregunta que lo sorprende al saltar de la cama entre el suefio y Ja vigilia: “Eh, zqué haces ahi en esa tierra, con ese oficio, ese cényuge, e505 nifios, es0s vecinos. . .2°” No lo sabe. Pero en re~ vancha, aquello que olvidé no lo olvida a él. Esa es la hipétesis del inconsciente: [a tierra de la que emigré esta pegada para siem- pre a las plantas de sus pies. ; Es justamente a partir de una historia de emigracién hacia un continente, que Lacan quiso hacer de su retorno a Freud, segiin sus expresiones, “‘una bandera” y una “‘consigna”” de “‘inver- can, Le Simin, Ly hy Pasi, Se, 198, p. 28 5 Hnlerepucatetizoa bt Fouadenla cutie te ronan. ur co Soledad Panes onl ode forero de 1909 blo cTitay de "gQuecs ure Laide "Etro Fendt tipo que eta como una epi de bandera Se puede encom Sisto dl nfrme ds se atoll revta Conera, Buenos Air, ed Si, no. 4 Introduccién si6n’™ del freudismo para reanudar con Freud. De ma se hizo el anuneiador hace mas de cincuenta ahos en ova conferencia dada en Viena, la ciudad de Freud, el 7 de noviem. bre de 1955 bajo el doble titulo de “La cosa freudiana o sentido del retorno a Freud en el psicoandlisis””, En ese ‘lugar eterno del descubrimiento de Freud”, Lac. mina como escandalo simblico cl hecho de que la placa een, datoria que designa la casa donde Freud vivera, haya sido puesta alli por sus coneiudadanos y no por la LP.A.*a quien él ha bia confiado la custodia de su obra. Pero este olvido de la inviz tucién analitica sélo es ol signo de otro olvido que proviene de aquellos que huyendo del nazismo dejaron Europa vie Londres 6 Paris. a partic de 1936 para detenerse Finalmente en los Ets, Asi Lacan, evocando su propii je . Pio pasado de joven psiquiatra pari- siense de los afos treinta, podia decir: “Campanada del odio [umulto de la discordia, soplo painico de la guerra, sobre esos lids Fes Hees la voz de Freud, mientras veiamos pasar la dids- ra de los que eran sus portadores y en los que no fi su mira la persecucién’”” ee Los emigrados, al querer a toda costa asimilarsea la cultura ame- Hicana, olvidaron lo uno con lo otro, el mensaje freudiano y su propio pasado cultural y politico de europeos, pasado que ve- hiculizaba ese mensaje. En efecto. el previo de eve olvide tue ol abandono de la funcién del psicoanalisis en tanto que se funda so- bre la Fememoracién y la restitucién al hombre del pasado del que facio: su modernidad del siglo veinte. El nacimien:o del deseo- del-analista no puede surgir sin sumisién asu historia individual y colect iva y sin hacerse el incauto de su inconsciente, de la ‘mejor manera, sin amor ni odio. i Esta ruptura con el pasado Ilevé a estos “pdjaros mij ios” a guerre diferentes de sis oleae earopeos sfomande des de la guerra sus lugares en la 1.P.A, que los acogicra, hicieron don a Europa, a modo de retorno, de la Ego-psychology. Her. moso ejemplo de ida y vuelta: sin saberlo, su Tespuesta a la per- 4. 4. Lace Exitos México, Siglo XX 4 Iterrrona! Pecicaneitie Asotin, 8 SBS Introduccién $ secucién fue del orden deJa_promocion de.un yo fuert (Girategia la del derrumbe de las defensas det analizante {0, él inconsciente no olvida. No hay un adentro psiquico sin relacién con un afuera cultural y politico. Ahora bien, ,qué responde a esto Lacan en 1955? ,Qué dice en esa ciudad de la que Freud se consideraba ciudadano sin restric- ciones? De los efectos de este borramiento de Freud y de Europa, correlativo de la represién de los malos recuerdos, ‘‘sdlo a nosotros mismos, dijo, tenemos que reprochérnoslo”’. No hay que quejarse de ese olvido: sobreentiendan en particular el de su propio nnalista (Rudolph Loewensteil) que de}é Paris en 1942 fos Unidos en donde, con Kris y Hartman;> ara irse a los Est Format ta-trotex de las nuevas perspectivas en psicoandliss, No hay que quejarse, sino por el contrario tener en cuenta ese olvi- do apoydndose en los efectos por él engendrados, para reordenar el sentido del descubrimiento freudiano. ;Y cémo hacerlo? Expliciténdolos. Dicho de otro modo, el olvido de la generacién precedente con- eva el retorno de lo reprimido; tomando apoyo sobre ese retor- no como antitesis del descubrimiento de Freud, éste puede ser en el presente explicitado, ahora que Freud no esté alli para pre- servarlo ‘‘con su sola presencia”. Tal es el designio de Lacan de un retorno a Freud: una Auf-hebung. Siguiendo el sentido del prefijo “des” en los verbos, digamos aqui: des-tornillar la estatua y el estatuto del yo del andlisis post-freudiano. iQué lectura de Freud? Cémo definir la operacién de este designio? 1, Tomar e! texto freudiano en su conjunto como un decir de Freud dirigido, més alld de su muerte, a los analistas y también a todos aquellos no analistas que en la cultura tienen ia preocu- pacidn por las exigencias de la comunicabilidad cientifica. 2. Tomar al texto freudiano como un decir-verdadero, es reci- birlo como una palabra que nos interroga y convoca a una respuesta. ,Cémo nos interroga? Por lo que en el texto mismo estd marcado en hueco, como ausencia y laguna. En efecto, por ser el inconsciente el sentido de! descubrimiento de Freud, éste Ma as Leeée GU Titer FRELBIANS no Soto cous Ther AN, OTe, § sis AME ATECO, 6 ints PNA CAM EAE ‘NO se agota en el informe clinico o metapsicoldgico que n¢ - ta: “El campo que Freud experimenté Tebasaba las avenidas ne Se encargé de disponer para nosotros YG . .) su observacién, ue produce a veces laimpresién de ser exhaustiva, estaba poe Sometida a lo que tenia que demostrar’", Esta distancia ee Ie ea eae @ un “retorno”. En suma, el texto no lice lo, le alli nos it ti i pone y Nos interroga ain mas de lo que lo inte- 3. Tomar asi al texto es obligarlo a res; él mis ponder é! mismo a las pre- gutas que plantea, por una exégesis, por el acto de “*hacer-askie™ (exégesis) de ese texto, otrot. Es tomarlo en su dimenion de Dicho de otro modo, hay que leer el > nodo, texto freuciano Como texto analitico, sing anal ier, 108 y Tas reglas de inscripeién del inconsefente, Esto es lo que Lacan lama el comentario lizera: “ej : : “dejarse condu- Gi asi por la letra de Freud hasta el relimpago que ella nonern Sin darle cita de antemano, no retroceder ante el reiduo, eeobrnus al inal, de su punto de partida de enigma, incluso no conan raz6n de que la verdad, que habla baj que la verdad, qu Jo ese nombre dado por Freud, de “formacién del inconsciente”, se encuentra en cee (a dependencia de la letra del lenguaj Fonstt asl el texto freudiano, déndole una secuencia de trans- formaciones, ¢s instituir una diferencia entre cl ac: de Freud dandonos su mensaje y el campo que Lacan abre y limita al mis- eho Por una nueva escritura, Esta heterogeneidad que oo Hstlerencia instaurada por el retorno mismo, se indica fos ia distincién de los nombres propios: retorno a Freud de Lacan. Dos nombres propios. En efecto, esta nucva escrtura se cob ¥ Se mantiene por la presencia fisica de un analis scribe desde su nombre: Lacan, lista que habla y 5. Flaca, Op oie tp. 387 © Brea Freud edule, Ata: laek po xa, Noha 7,38 Auslegumg. fe eee Sasan Op tp 60 Introducciin 7 Estos cuatro puntos definen un procedimiento. Pero lo que nos determina hoy es lo que cada uno de ellos implica: el retorno de Lacan a Freud es é! mismo freudiano. {Es freudiano o no ese retorno? Alli esté lo decisivo de lo aue nos concierne hoy. Un retorno freudiano En enero de 1964, Lacan retoma su ensefanza. La habja inte- rrumpido a fines de noviembre del 63 en Sainte-Anne; no. pudo dar el seminario titulado ‘‘Los-nombres-del-padre”” por las razones institucionales que sefiald ese dia, en ese tinico encuen- tro, con la’palabra “‘eclesiales’’. Esta solo, fuera de institucion, Cextomilgado”, vomo diré mas tarde, Ahora bien, cuando retoma en otra parte su ensefianza, como. encargado de conferencias en la Ecole pratique des Hautes Etudes, en enero de 1964, coloca en medio de ese nuevo seminario titulado “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoandlisis”, una sesién, uno de cuyos capitulos se llamar en la transcripcién sobre la presencia del analista, Ese dia, el 15 de abril, iqué dijo? “Quise hacer hace diez afios, con mi discurso de Roma, una nueva_ alianza con el sentido del descubrimic freudiano””*. No es oco decir; al retorno a FreudJe da un nombre} una nueva alian- za. En lenguaje eclesial esto se llama(un Nuevo Testamenio} des- pués del Antiguo Testamento. Una nueva alianza, pues, con el igaurso de RomaAFuncién y campo de la palabra y del len Guaje"-Ahora bien, caué propone see afos desputs! Lois ‘eS cOnstitutivo de la renovacién de una alianza, con el descubri- miento de Freud, lo que hace que haya alli renovacién, es que este encuentro es fallido y la cita fallada; en sintesis, esta alianza no hace lazo, en latin re-ligio; no hace relig Laalianza es fallida no por razén accidental siempre superable, ni por una impotencia personal del psicoanalista, juzgado incapaz en referencia a una potencia posible. La alianza es fallida pos que el campo abierto por Freud es el del inconsciente, es decir ‘un campo que por naturaleza se pierde, que apenas abierto se cierra, Del inconsciente mismo resulta efectivamente una discor- 8. J, Lacan, Le Séminaire, fre XI, Pais, Sel, 1973, p. 115-6 8 Iniroduceién dancia irreductible entre dar cuenta de la experiencia anal y la experiencia misma. Porque de ta nueva alianza de Lacan con el descubrimiento de Freud resulta una no-alianza, habra sido freudiano para noso- tros hoy el retorno a Freud de Lacan, lisa y lanamente freudia- no, calificable con ese término y no otro, y ciertamente no lacaniano. Habra sido freudiano para nosotros —futuro anterior— en el sentido de que ese fracas no es cualquiera, sino un fracaso especifico mantenido y nombrado. Ahora bien, ;cémo fue man~ tenido y nombrado si no es por la presencia de Lacan, hacién- dose testigo de ese fracaso a través de su palabra, manifestando por su presencia que hay pérdida y cémo se’articula dicha pérdida? En ese sentido pudo decir aquel dia que “la presencia del psi- coanalista, por la vertiente misma por donde aparece la vanidad de su discurso, ha de ser incluida en el concepto del inconscien- te”, Incluida: mediante ello Lacan se identifica con el sintoma Que es el psicoandllisis. {No es eso el fin del didactico: desapro- Piarse de su sintoma para hacerlo metéfora de acuél del psicoa- nélisis? Pregunta a retomar. Lacan se identifica con el sintoma del psicoanalisis llamado freu- diano, interviniendo piblicamente en el conflictc a través de su ensefianza, implicdndose en Ja discordancia ante cualquier it tenty de dar cuenta de la experiencia analitica y la experiencia misma; de manera que manifestando que la causa del inconsciente ¢s fundamentalmente una causa perdida, le da la unica posibili- dad de ganarla. La tnica posibilidad de reabrir el inconsciente es nombrar aque- Ho en que se cierra. Es en esc punto que el retorno de Lacan @ Freud habré sido freudiano. Es sobre ese punto, ahora, después del silencio de Lacan, que por nuestra presencia manifestamos si ese retorno fue freudiano o no. En efecto, mientras Lacan estaba alli, el retorno se cumplia. Em- pleamos el imperfecto. Lacan insistié en este imperfecto extra- 3 Loe ep. 6 Introduccién 9 fo: un instante después la bomba estallaba. Podemos escucharlo ‘como una descripcin temporal y objetivada: primero esto, y un instante después estallaba la bomba. O por el contrario como una eventualidad inminente: jah! si no hubiese sacado el deto- nador entonces. . . un poco mds. . . pero no ha estallado. En el segundo caso, se sittian ustedes subjetivamente en el interior de una temporalidad vivida. El retorno a Freud se cumplia: de qué imperfecto se trata? $6- lo hoy deviene posible levantar la indeterminacién y transfor- marla en un futuro anterior a través de un decir, el decir de lo que habra sido para nosotros. Ya no se trata de lo que se cumplia poco a poco, dia a dia con Lacan, de un retorno a Freud: ya no més con Lacan. De ahora en adelante se trata de decir lo que es para nosotros el retorno a Freud, ya no mas con Lacan, sino de Lacan. Ello depende de nuestro decir, De nuestro decir resultara que ese retorno mismo sea freudiano, ¢s decir una alianza fallida, no con cualquier fa- lla, sino con aquella misma del inconsciente freudiano en tanto que La causa inconsciente ‘‘es una funcién de lo imposible sobre Ja que se funda una certeza’”’."” Tal es el punto de partida de nuestra apertura: decir lo imposi- ble, sostener la interdiccién que constituye el retomno a Freud de Lacan, como certeza. Sin ese decir del interdicto, en efecto, se instaura el olvido actual de la alianza de Lacan con Freud en tanto que fallida, y la incertidumbre subjetiva resultante de un tal olvido. Una doble vuelta Para la edicién de sus Escritos en 1966, Lacan escribié cinco pre- facios que son, de hecho, epilogos. En uno de ellos, titulado “De tun designio’’, define el sentido de su retorno a Freud “por refe- Tirse a la topologia del sujeto, la cual sélo se elucida por una se- gunda vuelta sobre si misma. Debe volver a decirse todo sobre otra faz para que se cierre lo que ésta encierra, que no es cierta- mente el saber absoluto, sino aquella posicién desde donde el sa- ber puede invertir efectos de verdad. Sin duda es de una sutura 10. Loe. et. p. 117 10 Introduccién Practicada un momento en esa unién de donde ha sacado su cer- tidumbre lo que hemos logrado en absoluto de ciencia’”.” El retorno es una doble vuelta, Excluye primero a la esfera de vuelta tinica y segundo, a la espiral que no se cierra, que no tie- ne sutura, Doble negacién. 1) Una progresién La primera forma det olvido es reducir el retomo de Lacan a Freud a una simple vuelta, o sea a una alianza lograda. Freud nos dej6 aporias, por ejemplo, sobre el fin del andlisis, sobre el yoy el sujeto del conocimiento, sobre la relacién del superyo como heredero del Edipo con la conciencia moral, sobre la sexualidad femenina, etc. Lacan, al responder a las preguntas dejadas en suspenso, habria prolongado lo que Freud s6lo inaugurara y fi- nalmente lo habria realizado y superado. En s{ntesis, Lacan se- ria el retorno de Freud y habria vuelto inttil al texto freudiano en sus lagunas, reemplazdndolo por un texto sin lagunas. Tal es a postura de aquel para quien el psicoandlisis de hoy seria Lacan © nada, puesto que con Lacan por primera vez habria teoria en M1, J, Lacan, Esritas, México, Siglo XI, 1984, t 1, p. 352 Introduccion 1} el sentido antiguo, es decir esfera, esfera que ilumina la practi- ca, incluyéndola en ella. Sélo nos quedaria leer el texto lacania- no y dejar el texto freudiano, puesto que el primero habria integrado al segundo. 2) Una regresin A esta concepcién progresista se opone una segunda forma actual del olvido que hace del retorno una segunda vuelta cuya linea queda suspendida, sin posibilidad de sutura. El texto freudiano haria en el freudismo circulo cerrado, saber adquirido: Lacan lo habria abierto con sus preguntas, pero para dejarlo abierto. Retorno seductor, que relanza la’ busqueda indefinidamente, misticamente y se complace en ello. Se trataria pues, contra todo dogmatismo, de retornar a Freud después de Lacan y de volver a poner todo en juego. En la religion se llama a esto retorno a las fuentes, ‘fons et o7 40”. En el fundamento del psicoandlisis esté la experiencia original de la persona del Sefior Sigmund Freud: alli fodo esta contenido. Pero al escribir esta experiencia en un texto, Freud pas6 su vida traduciéndola y traiciondndola. Tuvo que escribir, pues, hasta su timo suspiro. Lacan, por su parte, por su propi Vuelta, toma el relevo de girar en torno de esa experiencia pri mera sin alcanzarla jamés, en una espiral sin fin. De este modo, si el retorno a Freud de Lacan es una alianza fallida, no seria Por el objeto del descubrimiento de Freud, o sea el inconsciente, sino porque el hallazeo de Freud permanece escondido en sus pensamientos: en ese lugar de los pensamientos de Freud en el pasado. Lacan habria fracasado, asi, en su retorno al decir: yo no busco, encuentro, y al querer suturar el doble bucle. Por eso, mas alld de Lacan, deberiamos renovar al psicoandlisis abriendo aun Ia investigacién sobre el origen del psicoandli sis: el amor de Freud por Fliess, amor que habria hecho mara Tas al engendrar los pensamientas del fundador del psicoanalisis © ala inversa, handicap serio para el psicoandlisis proveniente de un enamorado que al no dirigirse a un analista no habria podido analizar su transferencia; el psicoandlisis habria nacido de un acting-out. 12 Introduccin Pero, buena o mala suerte, de todos modos seria nuestro desti- no hoy en el después-de-Lacan retornar a la fuente del texto freu- diano que es la experiencia de Freud, y ello con la esperanza de Poder hacer, a partir de alli, un balance: juzgar, por fin, en qué fallé Lacan en su alianza y se encontré’en un’atolladero. Ahora bien, esta segunda concepeién —concepcién regresiva— del retorno descansa en este presupuesto: un saber est alli en el pasado, encontrado por Freud y su pérdida ros condena a re- novar sin cesar la significacion mediante una bisqueda siempre abierta, 0 sea una hermenéutica. De este modo, hoy, el retorno a Freud de Lacan se presenta ba- jo la figura de la esfera 0 del espiral, en la medida en que para Rosotros no es verdaderamente freudiano. Por el contrario, ha- brd sido freudiano si por nuestro decir engendramos esa doble vuelta cerrada, ese ocho interior que leido en tres dimensiones instaura un espacio vacio, una separacién especifica entre la pri- ‘mera y la segunda vuelta. Esa separacién especifica, hoy, al deseo- delanalista (si hay analista), a la vez lo instaura y'se inscribe alli en la manifestacién de que el retorno de Lacar es en si mismo freudiano. Tal es nuestra tarea ahora en este pase, es decir ese pasaje a ope- rar en el después-de-Lacan, de modo que lo imposible, es decir, la doble exclusién de la esfera y del espiral, determine para Nosotros una certeza. Todo el escrito Esta tarea se situa hoy en un momento completamente nuevo con respecto a la ensefianza de Lacan. Mientras fue sostenida por su voz, sus oyentes fueron tocados por ella en tal o cual periodo de esa larga senda que abria. Asi se engendraron varias genera. ciones de alumnos, cada una diferente y fijada a lo que le pare- fa ser el verdadero Lacan, Por primera vez, con el silencio de esa vor, deviene posible leer, descifrar esa ensefianza en su tex. to, y para ello tomandolo en su totalidad, desde 1932 fecha de ta tesis de doctorado) h ‘as61. ‘ees De este modo, el oyente vuelto lector puede darse cuenta que cada Palabra transcrita, cada escrito publicado debe set necesariamente Introduccion 13 fechado bajo pena de no poder ser leido, Esta enseftanza se di de, efectivamente, segiin diversos perjodos que se distinguen.cla- ramente. Rehusarse a esta historizacién nos condena a denunciar contradicciones donde no las hay, 0 a querer justificarlas como fecundas antinomias. De manera atin més radical, la situacién en que estamos de po- der tomar historicamente esta ensefianza en su totalidad permi- te al fin evidenciar donde esta el punto de tope de la senda freudiana de Lacan. No se encuentra rio arriba como se le ha visto a menudo, sino rfo abajo. El partido que toma este libro sobre ese retorno a Freud de Lacan es el de mostrar uno de esos topes, contra el cual Lacan no cesé de golpearse la cabeza. ji 10 fren- Este libro parte del primer encuentro de Lacan con el text ee ee cena a ir licacién al es- esa marca original se engendra luego, por una ap] pejo, una claboracién que la repite bajo diferentes formas donde Ta ultima, porque topolégica, presenta y califica la consistencia del texto freudiano. Lo que esta en juego no es hacer un balance sino mostrar el al cance de un ofro imaginario, distinto de aquel de la segunda t6: pica de Freud. A través de esta novedad se instaura esa separacion especifica entre la primera y ta segunda vuelta del bucle del re- torno. Mas aiin, veremos cSmo este imaginario en el analizante al fin del recorrido resulta determinante en cuanto al nacimiento en él del deseo-del-analista,

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