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This is a contribution from Fraseología, Diatopía y Traducción / Phraseology, Diatopic


Variation and Translation.
Edited by Pedro Mogorrón Huerta and Antonio Albaladejo-Martínez.
© 2018. John Benjamins Publishing Company
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Somatismos fraseológicos del español de México
Mario García-Page
UNED

Phraseological somatisms of Mexican Spanish

Abstract: One aim of this study is to contribute to the knowledge of idioms in


Mexican Spanish. This research is bounded, on one side, to the class of idiomatic
verb phrases, as well as to somatisms containing the noun cabeza (‘head’) or nouns
referring to parts of the head. Our corpus of examples has been drawn exclusively
from those collected by Leroux (2013) from DEM records. Along with the construc-
tion of the corpus and the contrast with the variants of general Spanish, different
syntactic structures of idiomatic verb phrases have been established.

Key words: Phraseology, somatisms, idioms, vocabulary, Mexican Spanish.

1. Introducción
Son abundantes los estudios –muchos, de naturaleza contrastiva– que se han
realizado acerca de los somatismos fraseológicos tanto del español como de
otras lenguas, si bien no siempre se ha entendido igual el propio concepto
de somatismo. Nosotros consideramos aquí somatismo, aplicado a la fraseo-
logía, o unidad fraseológica somática –acorde con la opinión vertida en otros
estudios anteriores nuestros (García-Page 2002, 2008) y de otros fraseólogos
(Larreta Zulategui 2001; Mellado Blanco 2004; etc.)–, la locución que contiene
al menos un sustantivo que designa un órgano o parte del cuerpo humano (o
de un animal), al margen de que su enunciación se acompañe de un gesto o
movimiento del órgano a que hace referencia el sustantivo (quinegrama), del
tipo de oreja a oreja, echar un ojo, entre la espalda y la pared, poner pies en
polvorosa o no tener ni un pelo de tonto. Precisamente en esta línea, algunos
autores (p. ej., Luque Nadal 2012:67) llaman somatismos las manifestaciones o
reacciones del cuerpo humano, bien establecidas culturalmente, bien involun-
tarias (biológicas), que funcionan como señales en la comunicación, e incluyen
entre ellos expresiones que, en efecto, contienen nombres que designan partes
del cuerpo humano, como tener un nudo en la garganta, poner los pelos de
punta, quedarse con la boca abierta, frotarse las manos, sacar la lengua a
Somatismos fraseológicos del español de México 19

alguien, chasquear los dedos, chuparse los dedos o ponerse la piel de gallina,
así como otras que no contienen ningún nombre relativo al cuerpo humano,
como dar saltos de alegría, torcer el gesto y ponerse en jarras. En dicho
sentido, quedaría fuera (no serían somatismos fraseológicos) un conjunto nu-
merosísimo de locuciones compuestas con sustantivo somático, puesto que no
se relacionan con ningún movimiento o actuación del cuerpo, como tomar el
pelo, no dejar títere con cabeza, antojársele los dedos huéspedes, no tener un
pelo de tonto, cortar un cabello en el aire, quemarse las pestañas, etc.
Como se ha señalado en diversos trabajos, una de las características se-
mánticas de los fraseologismos somáticos es que suelen ser transparentes y
composicionales, gracias en parte al propio nombre designador de la parte del
cuerpo, que interviene con sentido literal o bien facilita la interpretación de la
imagen; son realmente pocas, al menos en proporción con las que son trans-
parentes, las locuciones idiomáticas o de significado opaco o de alto nivel
de figuración, entre las que podrían citarse, en nuestra opinión (García-Page
2002): hacer la barba ‘fastidiar’ o ‘adular’, tirar de la oreja a Jorge, echar
piernas ‘preciarse o jactarse de galán o valiente’, estar a la oreja ‘pedir con
insistencia’, repartir orejas ‘suplantar testigos falsos’, antojársele los dedos
huéspedes, etc. Lógicamente, la opacidad no es un criterio netamente objetivo,
pues depende de diversas variables, en especial de la competencia del usuario.
Frente a lo que ocurre en España, que actualmente goza de una ingente
producción de investigaciones en el ámbito de la fraseología (ha habido una
extraordinaria proliferación sobre todo a partir de los años 90 del siglo XX),
los estudios de fraseología en los países latinoamericanos de habla hispana
son, en términos generales, muy escasos y poco relevantes hasta el momento
–en particular, los relativos a locuciones (con la honrosa excepción de Cuba,
donde la fraseología cuenta con una larga tradición, con estudios interesantes
en los años 80, de autores como Antonia María Tristá Pérez y Zoila Carneado
Moré, entre otros)–; hay un incipiente interés en algunos países como México,
Chile o Colombia, centrados normalmente en la correspondiente variedad
diatópica (p. ej., para el español de México, Mogorrón Huerta 2010 y Meneses
2012). Lo mismo ocurre en Brasil, con respecto a la fraseología brasileña,
si bien existen algunos trabajos en portugués brasileiro sobre la fraseología
española. A estos trabajos hechos por estudiosos oriundos de estos países
americanos, habría que sumar aquellos emprendidos por autores españoles
o hispanistas extranjeros, interesados en alguna particularidad del español
americano o del habla particular de un país americano.
En este contexto ha de situarse la investigación (tesis profesional) llevada
a cabo por Abda Laura Leroux Maldonado titulada Las locuciones verbales

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y semioracionales según la clasificación de Mario García-Page: análisis de


una muestra del Diccionario del español de México de Luis Fernando Lara
(México, DF., UNAM, 2013), que nos va a servir como base principal para
la obtención de nuestro corpus y la exposición de nuestras observaciones (si
bien no compartimos todos los análisis practicados por la autora; p. ej., me-
térsele algo en la cabeza y subírsele algo a la cabeza deben describirse como
locuciones verbales y no, como piensa la autora, semioracionales). Una de las
limitaciones iniciales, como puede advertirse, es que la muestra de la autora
se extrae exclusivamente del Diccionario del español de México (2010-2011)
elaborado por el lexicógrafo Luis Fernando Lara. Es muy posible que el corpus
se enriqueciera –bien, presumiblemente, engordando la nómina, bien aquila-
tando los ejemplos– si se tuvieran en consideración otras fuentes, como algún
otro diccionario de mexicanismos (como el Diccionario de mexicanismos, de
la Academia Mexicana de la Lengua 2010) o uno general de americanismos,
y, sobre todo, de existir, uno específicamente fraseológico.
Otra de las limitaciones de nuestro corpus deriva de la misma limitación
del corpus con que opera la autora, que queda expresa en el título de la obra:
solo se atiende a las locuciones verbales y semioracionales; estas últimas –
llamadas así en García-Page (2004, 2006, 2008), clausales en Corpas Pastor
(1996) y propositivas en Carneado Moré (1983), por estar léxicamente fijado el
argumento externo de sujeto, tales como írsele el santo al cielo, salirle el tiro
por la culata, calentársele la boca, caérsele el mundo encima y nublársele
la vista– están integradas, conforme a la clasificación tradicional, en aquellas
primeras, las locuciones verbales, es decir, son meramente especímenes de
ellas, y así las analizan deliberadamente otros autores (p. ej., Álvarez de la
Granja 2003). Aunque las locuciones verbales sean las más representativas
por el número de ejemplos, lógicamente, de tener en consideración otras
clases de locuciones (nominales, adverbiales, prepositivas, etc.), la nómina de
somatismos fraseológicos mexicanos se incrementaría notablemente.
Otra restricción importante de nuestro corpus atañe a la selección de las
partes del cuerpo. El estudio de Leroux se centra solo en las locuciones que
contienen el sustantivo cabeza y aquellos otros que designan una parte de la
cabeza: cara, barba, frente, labio, boca, nariz, ceja, pestaña, carrillo, etc. (es
decir, los merónimos de cabeza).
El corpus que recoge Leroux supera ligeramente los 110 ejemplos de
somatismos fraseológicos mexicanos (exactamente, según nuestro cómputo,
112). Este corpus puede tildarse de parco si se compara con el que pudiera ex-
traerse de la consulta del DRAE (2014). No olvidemos que la única fuente de
extracción de datos es el Diccionario del español de México (DEM). Por otro

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lado, ha de reconocerse que esta cifra es, en todo caso, aproximativa; incluso
podría menguar considerablemente, dado que, según nuestras pesquisas, más
de la mitad del corpus son locuciones de uso general en España, como es el
caso de hacer la barba a alguien, subírsele a las barbas, abrir boca, mover
el bigote, dejar a alguien con la boca abierta, decir lo que se le viene a la
boca, hacérsele agua la boca, írsele la boca, etc. Además, se advierten ciertas
imprecisiones y soluciones subjetivas: junto a posibles ausencias en la inves-
tigación (ejemplos que no figuran en el DEM o en Leroux), no se computan
siempre del mismo modo las variantes –léxicas, morfológicas, gramaticales o
sintácticas (cf. García-Page 2001, 2008)– que recoge la autora, y se analizan
como verbales algunas expresiones que otros autores describen como colo-
caciones complejas, donde el colocativo está representado por una locución
adverbial: ir de boca en boca, costar un ojo de la cara…
Con todo, el mayor problema en la confección del corpus proviene de la
dificultad de determinar qué locuciones son típica o genuinamente mexicanas;
así, al hecho de que el propio DEM no señala con marca gramatical (dialectal)
ninguna de las locuciones somáticas que registra, dejando abierta la duda de
si son específicas o endémicas de México o son generales, se suma nuestra
constatación de que algunos de los somatismos recogidos son comunes a otros
dialectos americanos del español, e, incluso, al español de España (ya hemos
indicado antes que un número elevado de somatismos del corpus de Leroux
no son exclusivos de México, sino de uso general en España). Además, algu-
nas locuciones genuinas de México podrían no serlo en todo el país, habida
cuenta de la rica variedad de hablas existentes. Las marcas del DRAE tampo-
co son del todo fiables, pues lo mismo que algunas locuciones que tienen la
marca Méx. se pueden localizar en otros países americanos, otras locuciones
propiamente mexicanas no figuran en el diccionario académico. Asimismo,
algunas locuciones que el DRAE registra con la marca Méx. (o Méx. y otro
país americano) no constan en el DEM ni en el corpus de Leroux; así, no
tener alguien cara ‘loc. verb. Méx., Perú y R. Dom. No atreverse’ (DRAE,
s.v.: «cara»). Ocurre lo mismo a la inversa: algunas locuciones supuestamen-
te mexicanas o generales de América, que recoge Leroux, no las registra el
DRAE con la marca Méx.; así, pelar el diente: ‘loc. verb. Coloq. Col., C. Rica,
El Salv., Hond., Nic., P. Rico y Ven. Sonreír mucho por coquetería’ (DRAE);
en el DEM (corpus de Leroux) también aparece pelar los dientes, que el DRAE
solo marca como propia de Costa Rica: ‘Encoger el labio superior enseñando
los dientes ostensiblemente’. Igualmente, algunas variantes que figuran en el
DRAE no constan en el corpus de Leroux; así, dar a alguien con la puerta
en la cara dispone también de las variantes léxicas hocicos, narices y ojos;

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la locución española estar con el agua al cuello ‘estar muy apurado por una
dificultad o un peligro’ admite las variantes léxicas estar con el agua a /
hasta la boca / garganta, que no recoge el DEM; la variante hacer oídos de
mercader de la locución hacer oídos sordos, que aparece en el DRAE, no la
registra el DEM; el DRAE recoge abrir los oídos como sinónimo de ser todo
oídos, que no consta en Leroux; etc.
Creemos que, en virtud de la casuística, pueden establecerse dos grupos o
casos principales, siempre a partir de los registros en el DEM y el corpus de
Leroux: el primero correspondería supuestamente a los genuinos mexicanis-
mos y el segundo, a las locuciones que el español de México comparte con el
español de España o general. El primer grupo es el que nos interesa aquí, y
comprendería tanto las locuciones que no figuran en el DRAE (como jalarse
los cabellos ‘tener mucha rabia o coraje’, caérsele la ceja ‘ser o parecer ho-
mosexual’, estar en diente de perro ‘estar el maíz muy tierno aún’, estar o
andar de cabeza ‘estar en completo desorden o en plena confusión’, sacar de
la propia cabeza ‘inventar algo’, buscarle la cara a alguien ‘tratar de congra-
ciarse con alguien’, pararse el cuello con ‘presumir de algún mérito que no le
corresponde’, no saber dónde meter la cara ‘tener mucha pena o vergüenza’,
quitarse el pan de la boca ‘desprenderse de algo para dárselo a otra persona’,
no tener cara (para algo) o no tener cara con que hacer algo ‘no tener la
desvergüenza o cinismo para ello’, darle cuello a alguien o algo ‘matarlo,
eliminarlo o consumirlo por completo’, jalarle las orejas ‘llamar la atención
a alguien’, echar el corazón por la boca ‘sentirlo palpitar muy fuerte por una
emoción o después de un gran esfuerzo’, volverse ojo de hormiga ‘esconderse,
desaparecer’, hacerle ojo o mal de ojo a alguien ‘causarle un daño o una en-
fermedad la mirada maligna de otra persona’, echar una pestañita ‘echarse un
sueño corto’ (comp. Esp. no pegar pestaña / ojo ‘no dormir’), no tocarle ni un
cabello ‘no permitir que haya la más leve agresión a alguien’, tener ojo o buen
ojo ‘tener aptitud para darse cuenta de algo con solo verlo’12, ser lengua, ser
lengua larga, ser lengua suelta o ser lengua floja, ‘ser mentiroso, chismoso
o indiscreto’ (comp. Esp. tener la lengua larga y suelto de lengua), tener o
traer la lengua afilada ‘tener el hábito de hablar mal o irónicamente de algo
o alguien’, soltar la lengua ‘comenzar a hablar; decir algo, especialmente si
es indebido; denunciar algo o delatar a alguien’, echarle la soga al cuello
‘atrapar a una persona, aprehenderlo’, echarme la soga al cuello ‘obrar de

12
  Creemos que en España también se emplea con este sentido, y más frecuentemente con
la variante tener vista (que no consta en el DRAE), si bien no requiere ser visto (equivale
a ‘tener ingenio, agilidad mental o ser hábil’). En el DRAE figura una locución con forma
similar y distinto significado: tener vista a algo ‘atender, poner la mirada en ello’.

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manera tan torpe que determina situaciones graves y difíciles’13, volver la


cara atrás ‘ver hacia el pasado’14, darse de narices con algo ‘encontrarse
con alguna cosa difícil de resolver o superar’15, abrir la boca ‘confesar, de-
nunciar algo’16, tener lengua de trapo o estropajo17) como las locuciones que
sí figuran en el DRAE y llevan la marca Méx.–o bien Méx. y otro u otros
países americanos (en cuyo caso también serían peruanismos, argentinis-
mos, venezolanismos, cubanismos, etc., que no se emplean en España, como
echar de cabeza ‘denunciar a alguien o descubrirlo en un asunto reserva-
do’18, hacerse la boca chiquita ‘aparentar que uno no desea algo’ [también
en República Dominicana], verle la cara a alguien ‘tratar de engañarlo’
[también en Ecuador], parar la oreja ‘escuchar con atención’ [también en
Guatemala y América meridional] y no tener cara ‘no atreverse’ [también
en Perú y República Dominicana]19)– y las que figuran en el DRAE con un
significado distinto (como hacer cabeza ‘recordar algo’ [DEM], frente a ‘ser
el principal de un negocio o grupo de personas’ / ‘(ant.) hacer frente a los
enemigos’ [DRAE], no dar oídos ‘no creer una persona lo que escucha o lo
que se le dice’ [DEM], frente a ‘no permitir que se le vea para hablarle de una
cosa que se le propone o se solicita de él’, que es variante de negar los oídos
[DRAE]20; y sacar la cara ‘enfrentarse a alguien o algún problema; asumir
13
  El DRAE recoge la locución echarse la soga al cuello como propia de Costa Rica con dos
sentidos: ‘actuar en perjuicio propio’ y ‘contraer matrimonio’.
14
  El DRAE registra, en cambio, como de uso general, la locución verbal no volver la cara
atrás (es decir, de polaridad negativa) con el significado de ‘proseguir con tesón y constancia
lo empezado’.
15
  Nada tiene que ver con la locución formalmente semejante darse de narices con alguien
(solo cambia la clase de sustantivo término del complemento preposicional): ‘Coloq. Encon-
trarse bruscamente con él’ (DRAE).
16
  Creemos que esta locución, con el significado indicado, es de uso extendido en España,
aunque no aparezca registrada en el DRAE.
17
  El DRAE recoge las locuciones nominales lengua de trapo o lengua de estropajo. Al
tratarse de distintas categorías, resulta difícil considerarlas variantes. En España también se
emplea como locución verbal. Lo mismo ocurre con el par lengua viperina (DRAE) / tener
una lengua viperina (DEM).
18
  En el DRAE figura esta locución con otra acepción restringida además de la indicada:
‘Agr. Enterrar algunos de los sarmientos o varas de una vid o de otra planta para que ar-
raiguen y se puedan trasplantar después’.
19
  Esta locución no consta en el corpus de Leroux; sí no tener cara para algo o no tener cara
con que hacer algo, con distinto significado.
20
  Suponemos que la locución del DEM no dar oídos es la fórmula negativa de dar
oídos, que figura en el DRAE con el significado contrario ‘Dar crédito a lo que se dice,

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su responsabilidad ante algo’ [DEM]21, frente a ‘presentarse como interesado


en un asunto’ [DRAE]). En este grupo se incluirían las variantes dialectales,
que resultan extrañas al español de España (tampoco aparecen en el DRAE,
aun cuando algunas son de uso común), sean léxicas –como venírsele algo
a la cabeza [DEM], frente a venírsele algo a la memoria, a la mente o al re-
cuerdo [usadas en España, aunque no constan en el DRAE]; no tener adónde
volver la cara [DEM], frente a no tener donde volver la cabeza [DRAE]; o
las citadas hacer cabeza [DEM], frente a hacer memoria [DRAE]; y sacar
la cara [DEM], frente a dar la cara [DRAE]–, gramaticales –como sentar
cabeza [DEM], frente a sentar la cabeza [DRAE]22; echar ojo ‘mirar algo
superficialmente o con rapidez’ [DEM], frente a echar un ojo [de uso general
en España, aplicado a personas y cosas, aunque no consta en el DRAE]–,
sintácticas –como poner cara [DEM], frente a poner mala cara [DRAE];
subírsele la bebida a la cabeza [DEM], frente a subirle a la cabeza (el vino,
etc.) [DRAE]; ser de buen diente ‘tener buen apetito o acostumbrar comer con
abundancia’ [DEM], frente a tener buen diente [DRAE]; llegarle el agua al
cuello [DEM], frente a estar con el agua al cuello [DRAE]23–, morfológicas
–meter la nariz en algo ‘entremeterse, curiosear’ [DEM], frente a meter las
narices en algo [DRAE] (usada, no obstante, también en México)–, o de otra
naturaleza, incluyendo la conjunción de varias clases –como tener la cabeza
en los pies ‘estar distraído’ [DEM], frente a tener la cabeza a las once o a
pájaros [DRAE] (si bien en este caso concreto se advierte una simplificación
semántica porque la locución española dispone de otro sentido que no conoce
la variante mexicana: ‘no tener juicio’); o parar la oreja [DEM], frente a
aguzar las orejas [DRAE]–. En el segundo grupo se incluirían aquellas locu-
ciones comunes, algunas de las cuales, a tenor de la definición del DEM, han
podido perder alguno de los significados que presenta la locución del español
general; es el caso de la locución polisémica saltar a la cara, que, además
del significado ‘ser claro y evidente’ que comparten el DRAE y el DEM, solo
o al menos escucharlo con cierta aprobación’, en tal sentido, no debería considerarse un
mexicanismo.
21
  Podría tratarse quizá de una variante léxica verbal de dar la cara ‘responder de los propios
actos y afrontar sus consecuencias’ / ‘adoptar una actitud comprometida y valiente, mientras
otros se inhiben’ (DRAE); esta locución es distinta de dar la cara por alguien ‘salir en su
defensa’ / ‘respaldarlo, responder de él’ (DRAE).
22
  Ambas locuciones podrían considerarse variantes, con valor sinonímico, aunque la defi-
nición de la española es más completa: ‘Hacerse juicioso y ordenado, moderar la conducta’
(DRAE) / ‘Comenzar a hacer vida ordenada’ (DEM).
23
  Las variantes del español general de las dos últimas locuciones, tener buen diente y estar
con el agua al cuello, también se emplean en México y figuran en el DEM (véase infra).

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el DRAE recoge la acepción ‘responder a los consejos o recomendaciones


con descompostura, ira o descomedimiento’; igualmente, el DEM asigna a
morderse los labios solo el significado de ‘reprimir las ganas de hablar o
de reír’, mientras que en el DRAE figura también el de ‘morderse la lengua’
(morderse la lengua = ‘callarse lo que desearía decir o hacer en público’).

2. Locuciones verbales somáticas


2.1. Constituyentes léxicos
El análisis de los datos del corpus (locuciones verbales que contienen la voz
cabeza u otro nombre relativo a una parte de la cabeza: cara, frente, etc.) nos
permite arrojar los siguientes resultados (los resultados no son definitivos al
basarse en un corpus presuntamente no exhaustivo): (a) los somatismos más
abundantes son aquellos que se componen por los sustantivos boca, cabeza,
cara, ojo y lengua, presuntamente en este orden; (b) los somatismos menos
representativos son las locuciones que contienen los lexemas cerebro, frente,
bigote, barba, labio, ceja y oreja; (c) no nos consta la existencia de somatis-
mos verbales mexicanos con otros nombres designadores de una parte de la
cabeza, como carrillo, barbilla o pómulo; (d) conforme a un orden de mayor
a menor productividad, los nombres del cuerpo humano que forman parte de
los somatismos serían los siguientes (la cifra entre paréntesis corresponde al
número de ocurrencias, según el corpus): boca (19), cabeza (15), cara (14),
lengua y ojo (12), diente (6), cuello y nariz (5), pestaña y oído (4), pelo (3),
ceja, labio, oreja, barba y cabello (2), bigote, cerebro y frente (1).

2.2. Variantes
Las locuciones verbales somáticas mexicanas no tienen nada de particula-
res, por lo que exhiben las características propias de las locuciones, como
el estar sometidas a variaciones codificadas; del corpus, hemos determinado
las siguientes clases de variantes fraseológicas: (a) morfológicas: meter la
nariz / las narices en algo (variante flexiva), poner cara / su carota (variante
derivativa)…; (b) léxicas: jalarse / arrancarse los cabellos, estar / andar de
cabeza, estar en diente de perro / gato / agua, no tener a quién / adónde
volver la cara, tener la lengua suelta / larga / floja, tener el agua / la soga al
cuello, traer / tener la lengua afilada, tener / sentir la lengua de estropajo /
trapo, verle la cara de tonto / pendejo…; (c) gramaticales: darse de narices en
/ con algo…; (d) sintácticas: no tener cara para algo / no tener cara con que
hacer algo, traer entre ceja y ceja / entre cejas, ser lengua / ser lengua larga,
hacerle ojo / hacer mal de ojo, poner cara / poner mala cara, verle la cara /
verle la cara de tonto…

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Las variantes léxicas son las más abundantes; a veces se construyen series
de tres o más alternativas (estar en diente de perro / gato / agua). Cabe seña-
lar, asimismo, que algunas variantes son generales o comunes al español de
España (como estar con la soga al cuello). En d) es el cambio de complemento
lo que determina la variante sintáctica (no tener cara [para / con que hacer]
algo), o bien una reducción (abreviatura fraseológica) o ampliación del mate-
rial fraseológico (verle la cara / verle la cara de tonto).

2.3. Esquemas sintácticos


Si se decide discriminar las locuciones semioracionales de las verbales y estu-
diarlas como un grupo distinto de estas, podría establecerse primero la siguiente
tipología de esquemas sintácticos que presentan las locuciones verbales.

2.3.1. Locuciones verbales


Las locuciones verbales somáticas mexicanas presentan tres estructuras:
binaria, compuesta de dos constituyentes (verbo + complemento); ternaria,
compuesta de tres constituyentes (verbo + complemento + complemento);
y cuaternaria, compuesta de cuatro constituyentes (verbo + complemento +
complemento + complemento).
La estructura sintáctica binaria es sin duda la más representativa (mover el
bigote, abrir boca); la estructura cuaternaria, la menos representativa, se sus-
tenta en la consideración del actante no fijado como constituyente interno de
la locución (echarle la soga al cuello). Entre las locuciones verbales somáticas
mexicanas no consta la estructura binómica, que representan las locuciones
del español general tirar la piedra y esconder la mano, repicar campanas y
andar en la procesión o entrar por un oído y salir por el otro.
Si diferenciamos entre locuciones verbales con todos los componentes
fijados (irremplazables) y locuciones verbales con no todos los componentes
fijados (suele ser uno o dos), es decir, con una parte fija y otra variable, la
casuística sería como sigue.
Las locuciones con estructura binaria y con todos los componentes fijados
presentan las siguientes estructuras sintácticas: (a) verbo + complemento di-
recto: sentar cabeza; (b) verbo + atributo: ser lengua; (c) verbo + complemento
circunstancial: mirar con buenos ojos; (d) verbo + complemento de régimen:
sacar de la propia cabeza; (e) verbo + complemento predicativo: volverse ojo
de hormiga.
Respecto del primer esquema (a), cabe señalar que forman un grupo im-
portante los compuestos con verbo pronominal: romperse la cabeza, quemar-
se las pestañas…; se trata de un falso reflexivo, ya que el se no es superfluo,

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como prueba la anomalía fraseológica de las secuencias: *romper la cabeza,


*quemar las pestañas.24 El verbo debería tratarse como pronominal (García-
Page 2007a, 2007b, 2008). Además, el complemento directo de algunas locu-
ciones es complejo (se trata de una oración subordinada, en vez de un sintag-
ma nominal): decir lo que se le viene a la boca. Respecto del cuarto esquema
(d), cabe indicar que forman parte de este grupo varias locuciones con verbo
pronominal: pararse de pestañas, irse de la lengua. Como en el caso anterior,
el se no tiene carácter superfluo en la locución: *parar de pestañas, *ir de la
lengua. Respecto del quinto esquema (e), cabe advertir que se ha optado por
el análisis de volverse como verbo predicativo; en caso de interpretarse como
copulativo, el sintagma nominal se analizaría como atributo (tipo b), por lo
que se reduciría el número de esquemas a cuatro.
Entre las locuciones con estructura binaria y un actante no fijo (parte fija
y parte variable) pueden señalarse poner en boca de alguien y andar en boca
de alguien.
Las locuciones con estructura ternaria y con todos los componentes fija-
dos presentan las siguientes estructuras sintácticas: (a) verbo + complemen-
to directo + complemento circunstancial: volver la cara atrás; (b) verbo +
complemento directo + complemento predicativo: tener la lengua afilada; (c)
verbo + complemento circunstancial + complemento circunstancial: estar con
la soga al cuello.
Respecto del primer esquema (a), cabe señalar que se han incluido en este
grupo las locuciones que contienen una negación preverbal: no + verbo +
complemento directo, como no despegar los labios y no pegar pestaña; se
trata de locuciones verbales de polaridad negativa (García-Page 1998, 2008).
Como podrá observarse, el complemento directo de algunas locuciones es
sintácticamente complejo (es una oración subordinada): no decir esta boca
es mía, no tener a quién volver la cara. Con respecto al último ejemplo (c),
conviene advertir que el esquema sería distinto si se adopta la variante léxica
tener la soga al cuello (pertenecería al esquema a). Al no existir otro ejemplo
ilustrativo de este esquema, el número de estructuras se reduciría a dos.
Por su parte, las locuciones con estructura ternaria y con un actante no fijo
(parte fija y parte variable) presentan una particularidad, y es la de aportar
dos nuevas estructuras, que no constan cuando todos los componentes de la
locución están fijados: verbo + complemento circunstancial / complemento
directo + complemento de régimen, como ilustran las locuciones meterse de
cabeza en algo y meter la nariz en algo.

24
  Las locuciones marcadas con asterisco no son agramaticales, pero sí fraseológicamente
anómalas. Valga esta nota para el resto de ejemplos.

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En relación con el actante no fijado, se pueden dar las siguientes situacio-


nes: (a) el actante no fijado es el complemento directo: tener algo en la punta
de la lengua, mirar a alguien con buenos ojos, dejar a alguien con la palabra
en la boca…; (b) el actante no fijado es el complemento indirecto: buscarle la
cara, lavarle el cerebro…; (c) el actante no fijado es el complemento circuns-
tancial: darse de narices con alguien…; (d) el actante no fijado es el comple-
mento de régimen: meter la nariz en algo, meterse de cabeza en algo…
Con estructura cuaternaria, son muy pocas las locuciones con todos los
componentes fijados (irremplazables): solo figura en el corpus la locución no
tener pelos en la lengua, es decir, la única estructura sintáctica es de pola-
ridad negativa, conforme al esquema no + verbo + complemento directo +
complemento circunstancial.
Con dicha estructura, son más las locuciones con un actante no fijo (parte
fija y parte variable). El constituyente variable es normalmente el complemen-
to indirecto: no tocarle ni un cabello a alguien. Puede coexistir otro actante
variable con distinta función (generalmente, complemento directo); por tanto,
la locución verbal puede estar compuesta por dos actantes no fijos. Algunas
locuciones contienen una negación (son de polaridad negativa); el carácter fijo
de la negación determina la configuración cuaternaria.
Las estructuras representadas en el corpus son las siguientes: (a) verbo +
complemento directo + complemento indirecto + complemento circunstan-
cial: echarle la soga al cuello (con un actante variable), quitarle algo de la
boca (con dos actantes variables); (b) no + verbo + complemento directo +
complemento indirecto: no darle oídos a algo / alguien; (c) no + verbo +
complemento directo + complemento circunstancial: no tener cara para algo;
(d) verbo + complemento directo + complemento indirecto + complemento
predicativo: ponerle los pelos de punta; (e) verbo + complemento directo +
complemento indirecto + complemento de régimen: echarle algo en cara; (f)
verbo + complemento indirecto + complemento circunstancial + complemen-
to circunstancial: darle con la puerta en la cara.

2.3.2. Locuciones semioracionales


Las locuciones semioracionales somáticas mexicanas del corpus presentan
las siguientes características: (a) no hay ninguna locución semioracional con
todos los actantes fijos, algo esperable dada la definición de locución semio-
racional; por ello, todas las locuciones semioracionales se construyen con un
actante no fijo, que funciona como complemento indirecto, del tipo írsele la
boca y trabársele la lengua; (b) ese actante no fijo puede coexistir con otro
con función sintáctica distinta: írsele los ojos tras algo; (c) el sujeto sintáctico

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es constituyente fijo e irremplazable; (d) el verbo es intransitivo (generalmen-


te, ergativo o inacusativo); (e) entre las locuciones semioracionales, no existe
ninguna locución de polaridad negativa (no contienen negación preverbal).
Las locuciones semioracionales somáticas del corpus presentan únicamen-
te dos tipos de estructura: (a) ternaria, con un actante interno no fijado con
función de complemento indirecto: caérsele la ceja; (b) cuaternaria, bien con
un actante no fijado con función de complemento indirecto y un actante fijado
con función de complemento circunstancial (caérsele la cara de vergüenza,
subírsele la bebida a la cabeza) o complemento predicativo (hacérsele la boca
agua); o bien con dos actantes no fijados (írsele los ojos tras algo).

3. Conclusiones
De nuestra investigación, pueden extraerse, entre otras, las siguientes conclu-
siones:
(1) El corpus de ejemplos es presumiblemente incompleto al basarnos en
corpus también supuestamente incompletos (Leroux 2013; DEM 2010);
si bien es suficientemente representativo para la finalidad del estudio.
Deben emprenderse investigaciones más exhaustivas y pormenoriza-
das a partir de la consulta de más fuentes y la práctica de encuestas.
(2) Este corpus está conformado tanto por los somatismos registrados en
el DEM que no figuran en el DRAE ( jalarse los cabellos), incluidas las
variantes diatópicas (tener la cabeza en los pies), como los que constan
en el DRAE que llevan la marca Méx. (hacerse la boca chiquita) o que
tienen un sentido distinto (no dar oídos).
(3) El conjunto de somatismos mexicanos compuestos con los sustantivos
cabeza, cara, frente, cabello, ojo, nariz, etc., entre otros designadores
de partes de la cabeza es, como era previsible, inferior al conjunto de
somatismos del español general o de España.
(4) Los somatismos mexicanos más abundantes son aquellos que contie-
nen las voces boca, cabeza, cara, ojo y lengua, y los menos represen-
tativos, las locuciones compuestas con los sustantivos cerebro, frente,
bigote, barba, labio, ceja y oreja; si bien no parece haberse formado
ninguno con nombres como carrillo, barbilla o pómulo.
(5) Como ocurre en el español de España y cualquier lengua natural, las
locuciones somáticas de México presentan variantes léxicas, morfoló-
gicas, gramaticales y sintácticas. No hemos localizado ningún caso de
variante fonética y gráfica.

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(6) Las locuciones verbales somáticas mexicanas pueden presentar cuatro


clases de pautas sintácticas, siendo la más frecuente la binaria (verbo +
complemento): pararse de pestañas. La estructura menos representada
es la cuaternaria, si bien la nómina se incrementa con las locuciones
que tienen al menos un actante no fijado léxicamente o se forman con
una negación preverbal: echarle la soga al cuello, no darle oídos al-
guien.

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