Psicología de La Conducta para Padres y Maestros - Roger McIntire PDF

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apie CONDUCTA pers gs | aaah "7 niaestros. 3 a 7 a a ane ih ak fl : ‘| PSICOLOGIA DE LA CONDUCTA Muchas veces se ha sefialado que, mientras en el campo de los negocios y 1x tecnologia, el progreso de la humanidad es des- lumbrante, en lo que se refiere a las disciplinas humanisticas y en el 4mbito de Jas relaciones interpersonales, sobre todo en la vida privada y en el seno de la familia, nuestro progreso ha sido nulo. Todavia no hemos resuelto satisfactoriamente los problemas sentimentales basicos que ya el hombre primitivo afrontaba... Y no obstante la historia ha demostrado que, cuando se aplica a la tarea de resolver. un problema, la humanidad es practicamente invencible. Por eso ahora el hombre se ha propuesto, por fin, desarrollarse metédicamente como entidad familiar y aceptar el reto de su propia realizacién como individuo. Tiene a su servicio ese ins- trumento formidable que es el método cientifico. Sabe que la estrategia con sus hijos consiste en cultivar actitudes nobles y modificar el comportamiento indeseable, para que todo nifio Negue a ser el hombre que el mundo necesita. Sabe que ésia seré una labor de amor y, por tanto, de comprensién y respeto hacia el individuo. ‘ El presente libro es piedra angular en este esfuerzo: se refiere a la formacién del nifio como miembro de su sociedad y como ente individual e irrepetible. Es una toma de conciencia del efec- to de nuestros actos sobre el comportamiento de los hijos. Sefiala con objetividad la conveniencia de analizar nuestros errores para estar més conscientes de las propias actitudes y tener la posi- bilidad de modificarlas para que produzcan los resultados apete- cidos. El planeamiento de la obra es tan vasto que no sélo aporta yalioso material para una mejor educacién de los hijos, sino también indica cémo pueden los padres planear sus actitudes para fortalecer la mutua sinceridad y asumir plenamente las res- ponsabilidades que su unién implica. Ahora usted también ha aceptado el reto: educar hijos felices. Juntos lograremos desarrollar al ser humano maduro, emocional- mente civilizado. Entonces, también en la esfera de nuestra vida privada se palpara el progreso deslumbrante de la época que nos tocéd vivir. ANGEL CARLOS GONZALEZ RUIZ ww _ PSICOLOGIA _ DE LA CONDUCTA i Para padres -y maestros i | Ii > ‘ ROGER McINTIRE, Universidad de Maryland Hustrado por GERRIE BLAKE \ Copyright © Editorial Pax-México, Libreria Carlos Clalisnen, S.A. Primera reimpresién: Octubre 1980 3000 ejemplares EDITORIAL PAX-MEXICO, @ LIBRERfA CARLOS C£SARMAN, S. A. Q Av. Cuauhtémoc 1434 México 13 D.F. me Impresora Galve, S.-A. Callején de San Antonio Abad 39. México 8, D. F. A mi esposa Carol, quien no sdlo contribuy6é ampliamente en este libro, sino asimismo sus tres primeros temas. Contenido Prélogo 13 Prefacio 15 a PRIMERA PARTE EL PLAN DE LOS PADRES . Estrategias de accién 19 eQué sucede? 21 La practica nos hace casi perfectos 23 Pequefios pasos y grandes recompensas 26 . Planeamiento 31 Reglas dentro de la razén 32 Cuando los padres se comportan como nifios 35 Haz como yo... 38 La légica de las consecuencias 44 Los pecados de la omisién 47 En busca de la “perfeccién” 50 . Para comprender la conducta 53 En busca de significado 53 Definiciones para la accién 56 Actos de equilibrio 59 .. Enfrentamiento de las consecuencias 69 Algo sacado de la nada 70 9 10° CONTENIDO CONTENIDO ‘44 Incentivos sociales 72 Habitos ritmicos 149 Etiqueta de precio de la conducta 73 Retiramiento 150 Costo de la inconveniencia 75 Entrenamiento sanitario 150 Consulta de la lista en busca de consecuencias 77 Cama mojada 153 5. Hay que evitar el castigo 87 9. Expansién de las responsabilidades 157 Los crimenes del castigo 88 Limpieza de la habitacién 157 Cédigo penal de los padres 94 Vestido 159 Eliminacién de las consecuencias 99 Suefio 160 El castigo como recompensa 102 Alimentos, 162 . Dinero 164 6. Los medios y los fines 105 Terra 16s Un poco de prevencién 105 Estrategias para el éxito 107 Hay que ser més optimistas 109 Conducta en publico 166 Educacién sexual 167 Sistemas de recompensas 111 10. Los adolescentes y la independencia 174 Formando el ideal 113 Disminucién de la influencia paterna 172 Consulta de la lista en busca de accién 117 Las acciones son més elocuentes 175 Las intenciones a manera de acciones 176 El padre que no se avergiienza 177 SEGUNDA PARTE Recompensas para el adolescente 177 El automévil de la familia 181 PRoyECTOS PARA EL CAMBIO Trabajo 184 7. Los primeros problemas sociales 123 Haintos alimenticios y de vestido 187 ciabilidad 124 Rega ee Papel que desempefia el afecto 128 ea Prueba de las reglas 129 5 El brusco despertar 190 8. Conducta para atraer la atencién 139 11. La familia oe = we if : Economia simbélica 193 El nifio malcriado 139 A ge Llanto 140 Para hacer que la cooperacién fructifique 204 irae y | Individualidad 205 y lanzar 144 ividad Conducta durante la enfermedad 144 lecr dad aa 205 El sindrome de “Linus” 142 ; Sugerencias de lecturas complementarias 208 Berrinches 144 Indi 210 Temores 146 ome Compulsiones 147 Tartamudez 148 Prélogo L Muchas veces se ha sefialado que, mientras en el campo de los negocios y la tecnologia, el progreso de la humanidad es deslumbrante, en lo que se refiere a las disciplinas humanis- ticas y en el dmbito de las relaciones interpersonales, sobre todo en la vida privada y en el seno de la familia, nuestro pro- greso ha sido nulo. Todavia no hemos resuelto satisfactoriamente los problemas sentimentales basicos que ya el hombre primitivo afrontaba. Las reacciones frente a esta realidad se han polarizado en- tre un fatalismo que conduce a la desesperacién o a la indife- rencia, y un afan impositivo que pretende remodelar al ser humano, por decreto, modificando las estructuras sociales. La historia ha demostrado que, cuando se aplica a la tarea de resolver un problema, Ja humanidad es prdcticamente in- vencible, Por eso. tenemos motivos para avizorar el futuro con opti- mismo. Ahora el hombre se ha propuesto, por fin, desarrollarse metédicamente como entidad familiar y aceptar el reto de su propia realizacién como individuo, Tiene a su servicio ese ins- trumento formidable que es el método cientifico. Sabe que la estrategia con sus hijos consiste en cultivar actitudes nobles y modificar el comportamiento indeseable, para que todo nifio Megue a ser el hombre que el mundo necesita. Sabe que ésta sera una labor de amor y, por tanto, de comprensién y respeto hacia el individuo. E] presente libro es piedra angular en este esfuerzo: se re- fiere a la formacién del nifio como miembro de su sociedad y 13 14 PROLOGO como ente individual e irrepetible. Es una toma de conciencia del efecto de nuestros actos sobre el comportamiento de los hijos. Se ubica al nifio dentro de su contexto real; no se le aisla como espécimen de laboratorio ni se le encadena a esquemas esta- disticos impersonales. El autor sefiala con objetividad la conveniencia de analizar nuestros errores para estar mds conscientes de las propias ac- titudes y tener la posibilidad de modificarlas para que produz- ce los resultados apetecidos. El planteamiento de la obra es vasto que no sélo aporta valioso material para una mejor educacién de los hijos, sino también indica oes pueden Tos padres planear sus actitudes para fortalecer la mutua sinceridad y asumir plenamente las responsabilidades que su unién implica. Con este volumen, la Editorial Pax-México pone en las manos de usted los formidables recursos de la ciencia del com- portamiento para que planifique en forma éptima la estrategia que habra de permitirle asumir plenamente la responsabilidad més delicada e importante de su vida: la educacién de sus hijos. , Ahora usted también ha aceptado el reto: educar hijos fe- lices. Juntos lograremos desarrollar al ser humano maduro, emocionalmente civilizado. Entonces, también en Ja esfera de nuestra vida privada se palpara el progreso deslumbrante de la época que nos tocé vivir. Ancer Carros GonzAtez Ruiz México, D. F., a 23 de mayo de 1974 Prefacio E Durante muchos afios los psicdlogos han buscado soluciones al problema de la paternidad. Sus busquedas se han centrado usualmente en las razones que pueden tener los nifios para hacer lo que hacen. Si se pudieran descubrir esas razones, pro- bablemente se podrian utilizar para efectuar cambios. No obs- tante, ha sido dificil encontrar esas soluciones porque parece ser que estan enterradas bajo una montafia de complicadas respuestas a la pregunta: “:Por qué hacen los nifios lo que hacen?” Los nifios hacen las cosas por varias razones: aprendizaje, herencia, tratamiento y experiencias traumaticas. Todos estos factores son reales y tienen efectos, pero el conocerlos todos no necesariamente ayuda a los padres en su busqueda de una solucién préctica a un problema especifico. Las explicaciones que se relacionan con sucesos pasados pueden ayudar a evitar problemas futuros, pero los problemas que existen ahora y aqui solamente se pueden manejar por medio del control de estas circunstancias. Una explicacién muy sencilla del porqué los nifios hacen lo que hacen, es que de esta manera obtienen lo que desean. Se trata de una respuesta bien simple cuando se hace de este tenor, pero cuando se aplica para imaginar lo que desea un nifio en una situacién en particular, se vuelve complicada. Este libro tiene la intencién de ayudar a los padres de fa- milia a descubrir lo que desean sus hijos para que puedan sa- tisfacer dichos deseos por medio de estrategias que proporcionan 15 16 PREFACIO incentivos 0 recompensas a una buena conducta. Cuande los padres controlan dichas recompensas, no tienen necesidad de sentir que estén usando una fuerza nueva y potencialmente cruel, La satisfaccién de las necesidades y deseos del nifio siem- pre ha sido cometido de los padres, y el papel del nifio siempre ha sido el de ajustar su conducta para obtener esas satisfaccio- nes de sus padres, Generalmente hace esto complaciéndolos, pero bien puede suceder que los disguste o avergiience, o simple- mente, los canse, antes de que se den por vencidos y le den lo que desea. Asi pues, la cuestién crucial a la que se enfrentan los padres no es si se deban 0 no usar recompensas, castigos, persuasio- nes y disuasiones, para influir en la conducta del nifio. En la vida actual, este tipo de influencia es inevitable. El asunto estriba en que si los padres del nifio tendraén tiempo y carifio suficientes para planear esas consecuencias que le ayudaran a aprender a crecer bien. En esta obra, he dado por sentado que la infancia y la adolescencia deben ser experiencias realistas, y asimismo he supuesto que tales experiancias proceden de las consecuencias de la conducta del nifio. Las consecuencias son las determi- nantes més importantes de los habitos del nifio. La forma en que actia en una situacién depende de los resultados que con- siguié la ultima vez en que se encontré en una situacién simi- Jar. Al experimentar consecuencias iguales una y otra vez, ajusta su conducta y reacciona de una manera més consistente. En este libro he dado por asentado que todos queremos que nuestros hijos crezcan y se enfrenten a las consecuencias del mundo de los adultos —no majfiana, ni a expensas de una falta de infancia, sino como resultado de la experiencia inherente. R. W. M. Primera parte EL PLAN DE LOS PADRES eee ge le Estrategias de accién « Nuestras reacciones influyen continuamente en la conduc- ta y en las costumbres de nuestros hijos. Si un nifio nos Hora al oido cuando vamos conduciendo un automévil, nuestro re- gafio tiene un efecto. El nifio se puede sentir ignorado por el momento, e insiste en que le hagamos caso, aunque sea con un regafio. Si lo que desea es que su hermanita se calle, el regaiio puede obrar este efecto, aunque no haya sido dirigido a la pe- quefia. O bien, el regaiio recibido hace que sea él el centro de nuestra atencién, y no su hermana, Esto le puede gustar. En cualesquiera de estos casos, la reaccién que desea es la causa de su lanto. Algunas de nuestras reacciones son insignificantes porque tienen que ver con las acciones relativamente futiles de nuestros hijos, Sin embargo, algunas de dichas reacciones son Jo bastante importantes como para requerir planeamiento, ya que influ- yen en costumbres cruciales. Es probable que ya hayamos in- tentado llevar a cabo este planeamiento en otra ocasién, habien- do descubierto que las teorias y explicaciones de la psicologia infantil son demasiado vagas para proporcionar soluciones prac- ticas a los problemas. Tales teorias dan frecuentemente des- cripciones minuciosas de ciertas conductas, pero pocos consejos practicos acerca de la manera de enfrentarse a los especificos. Por ejemplo, cuando se nos dice que nuestra hija es “introver- tida” o que nuestro hijo esté “atrasado para su edad”, gqué podemos hacer? Algunas respuestas podrian ser: “No se puede 19 20 EL PLAN DE LOS PADRES hacer nada ‘porque el nifio nacié ‘timido’ o ‘lento’, o ‘se hizo asi desde que era muy pequefio’.” Decir que nacié timido oO lento © que fue “condicionado” a muy temprana edad, es decir que no se puede hacer nada. El afirmar esto es pocer realista, porque algo se hard. El padre reaccionaré de alguna forma la préxima vez que su hija actie con timidez 0 que sw hijo fracase en sus tareas escolares. Incluso ignorar el problema es una reaccién, A pesar de la forma en que nacieron o se condicionaron, los nifios hacen continuos ajustes a las reacciones de los padres. Una madre, por ejemplo, que se encontraba conversando en el patio trasero con una vecina, escuché de repente los gritos: de su hijo: jMamé! ;Mamé! iMaméa!, a lo que la aludida respondié gritando también: ¢Qué pasa? ¢Qué quieres? El nifio, por toda respuesta, dijo: jHola! y corrié, La sefiora recompensé la tonteria de su hijo con una atencién que no merecia, dan- dole ella misma un ejemplo de gritar. Con todo, cuando volvié a la conversacién con su vecina, dijo: “Los muchachos siem- pre serén muchachos!” Lo que seguramente quiso decir es que su hijo gritaba porque habia nacido muchacho. En parte, pue- de tener razon, pero no la tiene en utilizar esa explicacién como una exctisa de la conducta de su hijo o de su incapacidad de hacer algo para cambiar dicha conducta, Por Jo tanto, las explicaciones y teorias pueden describir vividamente lo que es un nifio 0 como nacié o se condicioné, pero el propésito de esta obra es el de ayudar a los padres a en- contrar soluciones que resulten practicas para los problemas. individuales. En los ultimos veinte afios, la psicologia se ha concentrado en los cambios en la conducta individual. Un grupo de psicélo- 0s, conocidos como “behavioristas”, creen que desde el mo- mento en que no se pueden ver los “sucesos interiores” tales como los procesos mentales y las emociones, es dificil llegar a un acuerdo acerca de cudles de estos sucesos se verifican y cuando. Consecuentemente, los behavioristas intentan explicar las actividades del nifio enfrenténdose a los sucesos exteriores —0 sea, lo que el nifio hace y lo que el mundo hace a éste. ESTRATEGIAS DE ACCION 21 Cuando las conductas son malas, no se examinan como sin- tomas de problemas mas profundos sino como resultad6'de otros sucesos exteriores: las experiencias del nifio. (Qué sucede? Si imtentamos llegar a los problemas reales sin coricentrar- nos en la conducta y experiencias del nifio, incurrimos en un error comun, ya que en Ja mera especulacién acerca del nifio no existe ningiin plan de accién, Podriamos describir a un adolescente como voluble, irrespetuoso, rebelde o cinico, Asi- mismo podriamos especular acerca de que estos rasgos son propios de la edad, y decir: ‘Asi son los muchachos actual- mente”, Pero la verdad es que el adolescente puede actuar irrespetuosamente porque en sus pasadas experiencias, la tmica vez en que lo tomaron en serio fue cuando actud de esa ma- nera. Cuando se muestra feliz y alegre, los adultos le dan una palmadita en la cabeza y le dicen que es un “buen muchacho”, pero en otras circunstancias lo ignoran. El volverse cinico acerca de los “muchachos de hoy en dia”, es no advertir el hecho de que tanto los directores de instituciones educativas, como los padres, prestan mas atencién a los estudiantes revol- ‘tosos que a los tranquilos. La elaboracién de mejores reacciones a los ocasionales mo- maentos de felicidad del adolescente, puede ser retardada por sus “sentimientos de rebeldia”. Esta descripcién solamente nos desvia de hacer algo para cambiar esa conducta. Para cambiar la volubilidad del adolescente, primeramente debemos descu- brir qué eventos la ocasionaron, ¢Cudles son las reacciones que obtiene por su irrespetuosidad? :Qué se podria cambiar para acabar con esto? ,O reemplazar? Estas preguntas llevan hacia algunos planes prdcticos para producir un cambio, El concentrarse en las conductas, nos permite descubrir cémo usar nuestras reacciones para cambiarlas. Mientras mas reconocible sea la actividad, mds consistentes pueden ser las reacciones hacia ella y, por lo tanto, mas consistentes seran la experiencia y aprendizaje del nifio. Por ejemplo, todos los pa- i. Nit ‘a 22 EL PLAN DE LOS PADRES dres pueden convenir en que saben cuando sus hijos empiezan a querer caminar y, por lo tanto, cuando deben ayudarles a ha* cerlo. Una descripcién' behavioristica al respecto, es facil: (Cuando se incorpora y mueve los pies hacia todos lados), y por lo general estén de acuerdo sobre Ja forma en que deben animarlo y la ocasién de hacerlo. __Sin embargo, a menudo disienten en lo que respecta al nifio que esté molesto, ya sea porque quiere atencién o porque esta cansado. Con frecuencia, ni siquiera pueden decidirse a re- accionar de determinada manera, pues :cémo pueden saber la reaccién que tendran ante un nifio “enojado”, si no estén segu- Tos de lo que significa esta conducta? Si el padre quiere que ter- mine su deber escolar, puede decidir que el nifio sdlo esta tratan- do de Hamar la atencién. Si la madre quiere acostarlo para poder descansar ella misma, puede asimismo decidir que el nifio estd cansado y no slo tratando de lamar la atencién. Como los pa- dres no se pueden poner de acuerdo en lo que significa “actuar enojado”, ven lo que quieren ver y llegan a este desacuerdo. Asi pues, se produce confusién incluso en torno a caracteristicas tan simples como la fatiga y la.ira. Por esta razén, los behavioristas creen que términos tan absiractos como “timido”, “malo”, “ca- Tifioso” e “impaciente” deben definirse antes de que los padres puedan ponerse de acuerdo respecto a lo que estA haciendo su hijo. Entonces, con definiciones concretas, pueden decidir qué hacer en relacién al problema. Es importante hacer hincapié en la descripcién de la con- ducta exterior, ya que tiende a hacer que los padres piensen de una manera util y concreta, Les permite estar de acuerdo acér- ca de lo que hace su hijo. Por ejemplo, el considerar cémo animar a un nifio “timido” es un problema complejo. Esta descripcién popular o abstracta de una persona, no explica Jos pequefios eventos que integran una jornada comin. Es demasiado amplia y abarca muchas actividades y costum- bres. Los padres deben saber qué conductas buscar para que puedan identificar lo que les preocupa. Si vuelven a plantearse el problema de la timidez, como el de ‘no habla mucho”, o “se esconde cuando llegan visitas”, las probabilidades de eaten ESTRATEGIAS DE ACCION 23 cudndo es la ocasién propicia de aplicar con consistencia algin tipo de aliento, son mds numerosas. Otra ventaja de describir las conductas es que con ello se revela qué es lo que hay que practicar para que las cosas se mejoren, La conducta de cualquier persona va de acuerdo con sus experiencias, fracasos y éxitos del pasado, Aprende- mos con la practica, con el hecho de haber probado cosas en @l pasado y de haber recibido beneficio de ellas. Asi pues, una descripcién de conductas no solamente es una forma de ponerse de acuerdo acerca del nifio; también es una ley fundamental para aprender: Uno aprende lo que uno hace. Las cosas que practicamos son las que aprendemos mejor. Cualquiera que haya tratado alguna vez de aprender a jugar futbol o dominé, o a criar hijos, sabe que el sélo hablar de cémo hacerlo, no basta. Se deben examinar las reglas antes de triun- far, pero el triunfo mismo —el resultado— debe proceder de la experiencia y de la praxis. Es.lo mismo con los nifios. Ayu- dar a uno de ellos a que escuche y preste atencién, no es su- ficiente. Tiene que seguir las instrucciones, ensayar las reglas, y entonces, si las consecuencias son tan consistentes como decimos que serdn, cambiard. La practica nos hace casi perfectos El aprendizaje tiene mucho que ver con la practica, Es re- sultado de la experiencia. Es un cambio en la conducta debido a aquélla. Por ejemplo, cuando se hace antes de las pruebas, como, por ejemplo, leer en voz alta, hablar con los demas acerca del trabajo o volver a escribir notas sobre una conferencia o. texto, etc., es la mejor manera de que los estudiantes puedan aprender y prepararse para los exémenes. Los que se manifies- tan escépticos en relacién con esta estrategia, deberian tratar de hacer el siguiente experimento: elegir una revista popular que nos guste y en la que haya cuando menos dos historias 0 articulos que todavia no hayamos leido. Leamos la primera de las historias, de la manera acostumbrada. Busquemos una persona que en el momento no tenga nada que hacer, y con- 24 EL PLAN DE LOS PADRES témosela con todo detalle, personajes, lo que hacian, sus nom- bres, etc. En seguida cojamos de nuevo la revista y leamos la segunda historia, pero esta vez pongdmonos de pie, manten- gamos la revista frente a nosotros y leamos en voz alta aunque nadie nos acompafie. Acto seguido, busquemos a alguien y repitamos la historia exponiendo todos los hechos acerca de los caracteres, actividades y lugares. Por lo general, al finalizar esta segunda prueba, la gente se da cuenta de lo mucho més que puede recordar de esta segunda historia al momento de con- tarla, Un estudiante manifesté: “Bueno, por supuesto que la recuerdo, Me acuerdo de haberla recitado.” Para el propésito de aprender o de cambiar costumbres, no existe ningiin subs- tituto para practicar conductas de una manera activa. Parece ser que todos entendemos la necesidad de practicar cuando ensefiamos algo a un nifio muy pequefio o cuando se ensefia a una persona a tocar un instrumento musical. Sin embargo, cuandg no ensefiamos cosas como atar las cintas de los zapatos, tocar el piano o patear la pelota en el futbol, a menudo olvida- mos que la practica es el ingrediente esencial del cambio. Este principio se aplica en igual forma en lo que respecta a hacer Ja cama, lavar los platos, conversar, buenas maneras y otras habilidades sociales. Si somos nosotros quienes hacemos estas cosas, entonces el nifio no aprende. Se puede sobreproteger a un nifio si se le presta demasiada ayuda (yo te corto la carne, te sirvo la leche; te leo, ti escucha. Yo Iamo por teléfono para ver si tu amiguito puede venir, espera). Esta sobreproteccién impide que Ja criatura se involucre realmente y haga las cosas por si misma. Si permitimos que sea él quien las haga, vere- mos que puede obtener mucho conocimiento todos los dias. Una parte de dicho conocimiento ocurre por accidente; otra, necesita planearse. Por ejemplo, el aprender a usar la cuchara a la hora de comer, puede resultar de haberlo hecho tanto en los juegos como a la mesa. El aprender a utilizar pa- Jabras para describir actividades y experiencias, puede requerir una practica planeada, asi como una que sea accidental, Apren- der a hablar resulta tanto de participar en las conversaciones como de escuchar ciertas lecturas. En ultimo caso, puede ser ESTRATEGIAS DE ACCION 25 © no propiciada por los padres. Se le puede pedir a un nifio que cuente la historia de las tiras cémicas una vez que el padre se las ha leido. Escuchar no constituye una verdadera praxis para el nifio. Si las dichas tiras cémicas son sencillas, el mu- chacho puede relatar la historia por si mismo. Asimismo puede volver a relatar las historias mds complicadas una vez que se han leido, De esta manera, la prdctica le permite aprender a disfrutar de dichas historietas, y aun aprende mds en lo que se refiere a hablar y explicar las cosas a otras personas. Cuando los padres no permiten que esta clase de ejercicios se lleve a cabo, el nifio se enfrenta a dolorosas experiencias posteriormente, Consideremos, por ejemplo, a una muchacha cuyos padres le han permitido que haga muy pocas cosas por si misma, y han tomado las decisiones en su lugar —cudndo irse a dormir, qué ropa ponerse; dénde usarla, a qué horas comer, etc, Cuando la nifia ingresa a la universidad, probable- mente recibe, antes de hacerlo, mds instrucciones que antes: (“No te olvides de cepillarte los dientes; péinate, duerme bien.”) ‘Se le ha permitido hacer muy pocas distinciones por si mis- maj y sélo se le ha instruido verbalmente; no ha gozado de los beneficios de cometer errores. Ha tenido muy poco contacto con las consecuencias que de ordinario se originarian con su conducta en*el mundo exterior, porque nunca ha contado con la ventaja de equivocarse y de enfrentarse a las consecuencias. Asi pues, cuando empieza a ir a la universidad, se pone preo- cupada porque no sabe cémo actuar. Puede incluso acudir a un consejero universitario con la queja de que parece ser que nadie se ocupa de ella. Ciertamente, puede haber algo de ver- dad en su queja contra el ambiente que la rodea, pero afios antes se le debié haber retirado gran parte del cuidado que se le prodigaba, el cual ahora echa de menos. En sus actuales circunstancias, no cuenta con nadie que sea lo suficientemente allegado como para que emplee tiempo y energia dirigiendo cada uno de sus movimientos, 26 EL PLAN DE ‘LOS PADRES Pequefios pasos y grandes recompensas Es probable que hayamos descubierto que cuando se apren- de a tocar un instrumento musical, ni siquiera la practica basta. Pero, grecordamos que cuando perfecciondbamos la caligrafia, el ejercicio eventualmente fue suficiente para producir un aprendizaje cabal? ¢Qué diferencia hay entre tocar el piano y mejorar la escritura? En lo que respecta a aprender a mejorar la caligrafia, se producen recompensas no sélo por el resultado de horas de practica, sino incluso por los primeros éxitos. Cuan- do se leva a cabo este ejercicio, las letras se ven mejor inme- diatamente. Para mejorar el sonido de una escala o pieza de musica, se necesitan horas o semanas de ejercicios. La recom- pensa, pues, no es inmediata. Cuando ésta se produce en relacién con pequefios éxitos iniciales, el nifio querrd seguir adelante, pero cuando sélo se obtienen después de haber obtenido grandes €xitos, el nifio se desalienta y ya no quiere seguir. Puede decir: “Nunca podré hacerlo bastante bien.” No se trata de] tesoro que se encuentra al final del arco iris, sino del acostumbrado gesto de aprobacién. En los casos de la caligrafia o del estudio del piano, los pa- dres generalmente no han planeado ninguna recompensa. Pero, usualmente se tiene éxito con la caligrafia, mientras que del piano no puede decirse lo mismo, Por qué sucede esto? Los padres acostumbran recompensar los primeros éxitos obtenidos en la caligrafia como logros valiosisimos per se, y tienen razén. Es algo util y loable escribir bien, Sin embargo, las primeras tonadillas aprendidas en el piano no son utiles o loables per se, y esto lo saben tanto los padres como el nifio, con el resultado de que hay poca recompensa. E] escribir nuestro propio nom- bre o el de un amigo, o un mensaje secreto, es un logro impor- tante y recompensador y se practica continuamente. Empero, la respuesta a la correcta ejecucién de una escala, puede ob- tener un tibio cumplido o total indiferencia. Para vencer la carencia de recompensa en los pasos iniciales de conducta, el ejercicio debe ser recompensado por algo obvio y valioso. Qui- z4s el aprender una cancién favorita o popular con un solo ESTRATEGIAS DE ACCION 27 deberia ser una de las primeras partes de las lecciones. es manera, el éxito que se obtenga provocara atencién , nat ene més comin cuando se empieza a ensefiar algo a un nifio, es el de exigirle demasiado por una recompensa be quefia. Los primeros pasos ameritan grandes Se “\Pero esto es cohecho!, dirén algunas personas. éNo del el nifio hacer la mayoria de esas cosas sin esperar recompensa alguna y sélo por el placer de aprender? Algunos nifios fae buenos y realizan lo que se espera de ellos sin ninguna re x pensa, {m0 es cierto?” Para dar respuesta a esta pregunta, ee meramente hay que tomar en cuenta que a esos Dea A tan buenos se les premia —socialmente— en gran medida. nos nifios empiezan pronto y bien, con una gran dosis i aliento social. Lo hacen todo tan bien,-que reciben grande ala- banza, lo cual tiene el efecto de una bola de nieve parade por una ladera nevada; esto es, crece. Si empieza bien, se le 4 compensa idem y sigue adelante; al idee adelante se le vuel- mpensar y asi sucesivamente. * 1 Be Sin cakes cts orden de cosas puede ser también a la ae versa. A algunos nifios no se les ‘por ser ee ° pa : aprender. No esperan recompensas porque nunca Jas han e fe bido. Si un nifio empieza sus actividades de una manera re 0 deficiente, no obtiene, por ende, palabras ° ace al ea to, y empeora. La falta de reconocimiento lo va janan més y mas conforme crece. Cuando hace algo que sae be compensa, no obtiene ee comentario favorable pues “debe- fi 0 hace mucho tiempo”. aa Slice las recompensas por buena conducta y la falta de ellas son importantes. Asi pues, no podemos decir que algunos nifios las necesitan y otros no. Todos las ae Esto significa que todos los padres que triunfan en la edu- cacién de sus hijos, son cohechores —chantajistas? No. Ante todo, estos términos son injustos porque implican una situa- cién en la que una persona busca la forma de corromper otra para que haga algo que esté mal y que, ademés, usual- mente es ilegal. | 28 EL PLAN DE LOS PADRES En segundo lugar, todos nos interesamos en obtener algo a cambio de nuestro esfuerzo, Nadie hace nada por nada. La recompensa puede ser tan sutil como el que otra persona diga que estamos haciendo el. bien a los demés, pero es algo que nos impulsa a seguir adelante, En una ocasién, un padre rechazé un plan para corregir la conducta de su hijo con las siguientes palabras: “Debe ser lo suficientemente crecido como para que- rer hacer lo justo sin ninguna recompensa.” Cuando el conse- jero le dio las gracias por haber dejado sus labores e ido a conversar con él, el sefior repondié: “No hay de qué. De cual- quier manera no tenia nada que hacer. Estamos en huelga para conseguir un aumento de sueldo.” Por lo visto, tenia otro punto de vista cuando era “su recompensa” Ja que entraba en juego. A causa de su experiencia y conocimiento, creia que me- recia un premio tangible —mas dinero. Su hijo, sin mucha ex- periencia, tenia que enfrentarse a sus responsabilidades sdlo por amor a ellas, Para que un chico que se encuentra atrasado en la escuela, se ponga al corriente, se le deben ofrecer sufi- cientes gratificaciones, como es el caso de cualquier otra per- sona, La prdctica debe ser acompafiada de un premio, En el contexto en el que estamos utilizando la palabra “practica”, no significa meramente la repeticién de una conducta deter- minada, sino que asimismo se refiere a las consecuencias de ésta, Los padres deben prever las consecuencias y permitir que su hijo ejercite su propia conducta, Este procedimiento puede ser fatigoso, pero es muy importante. Para los padres, es frus- trante dejar que el nifio lleve a cabo una tarea en particular y Ja eche a perder. Es mucho mas facil hacer la cama de un crio de siete afios que contemplar lo mal que lo hace; de igual manera, es mucho mis facil decir a una nifia de diez afios lo que debe ponerse, que enviarla cuatro veces a cambiarse de ropa. La situacién puede ser particularmente dificil cuando tam- bién es necesario dar al nifio muestras entusiastas de aliento y gratificacién por una pobre aproximacién a la conducta ideal, pero la necesidad de dar constantemente 4nimo y recompensas, es absolutamente imperativa en este tipo de praxis. Seria muy ESTRATEGIAS DE ACCION 29 bonito si, después de una corta ejercitacién, el nifio siguiera desenvolviéndose por si mismo, pero ya sabemos que no es a Habra que seguir actuando como padre gratificador. Aun é nifio que continuamente construye modelos de aeroplanos, a pesar de su motivacién aparentemente natural, necesita admi- racién a su trabajo para que continie haciéndolo bien, En casos de conductas mas dificiles —tareas escolares, buenas ma- neras, sociabilidad— hay que proporcionarle opoete ate de ejercicio y de gratificaciones, Este es el gran deber de See dres, y para ello, necesitan interés, estudio y tiempo; necest amar a su hijo, Planeamiento En el Gesell Institute’s Child Behavior se aconseja a los pa- dres que “‘traten de proporcionar a sus hijos, en Ja medida de lo posible, el tipo de situaciones en el que todo tipo de nifios se sienta a gusto y pueda desenvolverse bien. Empero, hacen hincapié en que no hay que tratar de cambiarlos”. El consejo es bueno, excepto en que las palabras “tipo de situaciones” y “desenvolverse bien” no son bastante explicitas como para indicar lo que hay que hacer. Los capitulos siguientes descri- ben los tipos de situaciones que los padres podemos proporcio- nar. De hecho, actualmente, en la vida diaria, damos a nues- tros hijos algunos tipos de situaciones que de cierta manera los transforman. Lo que hay que planear ahora, es una situacién que influya en ellos y los haga actuar de la manera que crea- mos conyeniente, La forma en que un nifio obtiene indepen- dencia, varia de familia a familia. Probablemente, todos estamos de acuerdo en que la crianza de los hijos debe ser un proceso en el que gradualmente se expande Ja responsabilidad, el ejer- cicio de las cosas, la actividad y la independencia. Desgracia- damente, en la mayoria de los nifios existe un periodo de “limitaciones” seguido de un cambio brusco en el mimero de actividades del que es responsable. Por ejemplo, el adolescente siente que lo echan del nido a los diecisiete afios, que es cuan- do inicia una vida propia, ya sea en la universidad o en el trabajo, Mientras que vive en el hogar paterno, la mayoria de los adolescentes experimentan una prdctica muy reducida 31 32 EL PLAN DE LOS PADRES de las consecuencias determinadas por extrafios. Una vez lejo del hogar, los muchachos aprenden rapidamente de las rigu: as consecuencias de sus actos. mayor parte de estos adolescentes, crece tarde, dolo- rosa y bruscamente. No obstante, como leemos en los ll cos, hay muchos adultos jévenes que no se saben manejar muy bien durante su repentino acceso a la independencia. Muchos de ellos no cuentan con las conductas sociales tan apreciadas: por los adultos. Cuestionan y rechazan Ja exposicién razonada de la conducta que el mundo de aquéllos aprecia y espera. Como se enfrentan a un ajuste a todo lo que los rodea, y a la vez descubren que es demasiado, les es més facil rechazar a la sociedad. Probablemente, uma de las razones comunes de ese rechazo total, es que sus padres nunca les mostraron el significado y valor de muchas conductas. No les permitieron la libertad de tomar algunas de sus propias decisiones, con las respectivas consecuencias, Cuando los muchachos toman sus decisiones, experimentan el fracaso o el éxito que originan. Cuando triun- fan, sus padres se regocijan, pero cuando fracasan, no deben reconvenirlos, sino apoyarlos, ayudandolos a explorar el uso de. las conductas alternas, Es posible que se produzca un largo | periodo de errores con este método, pero cuando el adulto joven abandona su hogar sin esta experiencia, no hay tiempo para Ja discusién, exploracién o seleccién (o rechazo), Al llegar a Ja edad adulta no hay tiempo de elegir. Reglas dentro de la razén Los nifios muy pequejios, por lo general, no demuestran una resistencia extremada a los valores de la sociedad, ya que encuentran una gratificacién natural en las cosas en que sus padres los recompensan. Es naturalmente gratificante poder vestirse uno mismo, atar las cintas de los zapatos 0 usar’ co- rrectamente los cubiertos. En estos casos, la utilidad genuina de Ja actividad misma es una gran ventaja para el padre alec- cionador. Pero, con qué rapidez el valor obvio de las tareas puede obscurecerse y ser debatible. Después de saber utilizar PLANEAMIENTO 33 on correccién los cubiertos, la siguiente leccién es la que se 4 yefiere a las buenas maneras a la mesa. Una vez que el nifio \, Aprende a vestirse, la siguiente leccién es la de la seleccién * ° adecuada de ropa. El padre debe examinar el razonamiento que existe bajo las reglas y costumbres de la conducta, o se veal’: on la incémoda posicién de defender arbitrariamente una con- ducta determinada, Su propio sistema yado, de una manera suave, pero se trata de una imagen anti- . ~ g tipada de la confrontacién que se produciré en los préximios : wr quince a veinte afios. En una u otra ocasién, los padres no Nw Y pueden comprender: la justificacién de algunos de sus procedi- ¢ t mientos. Cuando se les interroga al respecto, racionalizan en x un intento desesperado de proteger su propia autoridad y de i ¢ apaciguar la rebelién infantil. S Una justificacién puede ser mas que un muro contra Ja invasién, Se obtienen muchas ventajas si se comprende Ja razon por la que nos interesamos en determinadas conductas. Somos criaturas de costumbres. Podemos seguir reaccionando ante una circunstancia comtm, de una forma inconveniente y desagra: dable, por razones que no han sido revisadas durante muchos \ afios, Consideremos, por ejemplo, lo que respecta a Jas malas posturas que adoptan algunos adolescentes. Esta conducta pro- vyoca muchos regafios y amenazas, El padre se vuelve desagra- dable con sus reacciones, no sélo ante el nifio sino ante si mis- mo. Gran parte del tiempo que pasa Ja familia junta se estropea con palabras desagradables. Una discusién franca del porqué la postura es una conducta de interés, podria dar lugar a una de las conclusiones siguientes. Algunas de ellas se podrian aplicar a muchas de las conductas que nos interesan. de valores se ve amena- 4, La conducta es demasiado trivial para interesarnos. Igno- rémosla y con ello habremos eliminado muchas discusiones desagradables y tendremos mas tiempo para otro tipo de con- versacién. 2. La justificacién reside en el futuro. Cuando se empiece a fijar en las muchachas, se enderezara y preocuparé acerca de

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