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2.468% Historia de) 0. | la percepcién burguesa por DONALD M. LOWE I BIBLIOTECA UCM AMET AGPAAT 5306568725 iG e | FONDO DE CULTURA ECONOMICA MEXICO. 1 LA HISTORIA DE LA PERCEPCION Lo uz estoy proponiendo aqui, la historia de la per- cepcidn, no es historia intelectual ni andlisis estructu- ralista. La primera se preocupa por el contenido del pensamiento, a saber, las ideas, y las organiza como gru- 0s, 0 sigue su origen hasta pensadores individuales. Por consiguiente, ia historia intelectual es idealista, Por otra parte, el estructuralismo plantea un sistema sincrénico pata determinar el contenido del pensamiento. Desde mi punto de vista, es demasiado formalista y por ello incapaz de explicarnos ciertos cambios del contenido del _pensamiento. Mi historia de Ja percepcién es un estudio de Ia interaccién dindmica entre el contenido del pensamiento y la institucionalizacién del_mundo. En otras palabras, la fenomenologia de Ja percepcién es se cable de conesién que por una parte es capa de dar un contexto inmediato al pensamiento y, por la otra, queda determinado por la institucionalizacién del mun- do. En lugar de pensamiento (0 conciencia) y socie- dad, yo estoy proponiendo Ja historia de la percepcién como vinculo intermediario entre el contenido del pen- samiento y la estructura de la sociedad, Por “percepcién” no quiero decir Ia neurofisiologia de la percepcién, ai la psicologia conductista de Ia per- cepci6n, sino una deseripcién inmanente de la percep ion como experiencia humana.? Como Jo subrayé Mer- * Para una introduccién general a la distinci6n entre el es tudio objetivo-conductista de la percepci6n, y la fenomeno- login de ta percepcién, véase P, Tibbetts, comp., Perception (Chicago, 1969), n 12 LA HISTORIA DE LA PERCEPCION eau-Ponty en su obra seminal, Fenomenologia de la percepcién, el set humano se conecta con ef mundo por via de Ia percepcién.t La percepcin, como el vinculo vital, inclaye al sujeto como perceptor, el acto de perci- bir y el contenido de fo percibido. El sujeto perceptor. desde una ubicacién encarnada, enfoca al mundo como campo vivido, horizontal. BI acto de percibie une al sujeto con lo percibido. ¥ el contenido de lo percibi- do, resultante de tal acto, afecta la influencia del suje- io en el mundo. Por tanto, la percepcién es un todo reflexivo, integral, que abarca al perceptor, e! acto de percibir y el contenido de fo percibido, La’ descripciéa jinmanente de la percepcién debe enfocarla desde estos tres aspectos, Yo propongo que la percepcién como todo reflexive € integeal es el contexto inmanente y hermenéutico en el cual localizar todo contenido de’ pensamiento. Esta ppercepcita esti limitada por tres factores, a saber: i) los medios de comunicacién que enmarcan y facilitan el acto de percibir; ii) Ie jerarquia de los sentidos, es decir, el ido, ef tacto, ef olfato, el gusto y la vista, que estruc- tura el sujeto como perceptor encarnado, y aii) las pre- suposiciones epistémicas* que ordenan el contenido de Jo percibido, Los tres estin relacionados e interactian. En conjunto constituyen un campo de percepcién, den- tro del cual se vuelve posible el conocimiento especifico. ¥ no s6lo estin relacionados. Estudios recientes. re~ velan que los medios de comunicacién, ta jerarquia de 2M, Merleau-Poaty, Phenomenology of Perception, te, C. Smith (Londres, 1962), esp. “Prélogo”. ¥ Siguiendo al autor, he de admitir en castellano el tée- tino “epistémico"” (a diferencia de “epistemolégico”), con cl sentido de “Aquello que participa de la naturales del ‘conocimiento © del conocer como tipo de experiencia", [T.} LA HISTORIA DE LA PERCEPCION B los sentidos y cl orden epistémico cambian con el tiem- po. De alli que el campo perceptual constituido por ellos difiera de un periodo a otto. Hay una historia de la percepcién pata delimitar el contenido cambii te de lo conocido, LOS MEDIOS DE COMUNICACION En nuestco lo proliferan los medios de comunicacién, cada uno de los cuales sucede y se sobrepone a los anteriores. Asi, el cine ha dado dinamismo a la foto- grafia, y Ja televisién ha transformado la transmisién por radio, Tenemos una conciencia cada vez mayor de que estos medios no sélo trasmiten informacién sino que Ja empacan y Ia filtran, cambiando de este modo su significado, Como ejemplos especificos tomemos la na- rracién de una escena en Ia novela y en el cine. La literatura nacrativa, mediante un sistema de sefiales lin- giisticas, acumulativamente describe una escena aiia- diendo una pieza de informacién a otra. No hay otra manera de hacerlo en letras de molde. Pero la cinema- tografia, utilizando imégenes “méviles” discontinuas, puede introducit una mise-en-scéne, 0 pasar, con un zum, de un close-up o aceccamiento a toda una esce- na, El medio tal vez no sea el mensaje, pero detecmina el mensaje para el espectador o el auditor. De este modo necesitamos estudiar los medios de comunicacién como factor determinante en la percepcién. En Ia actualidad tenemos buen nimero de teorias de comunicacién que explican el estado de Jos medios in- formativos, que van desde el modelo matemético de Shannon-Weaver hasta la semiétice de Umberto Eco y Thomas Sebeok. Entre todos ellos yo estoy dispuesto 4 LA HISTORIA DE LA PERCEPCIGN a favorecer lo resumido en The Presence of the de Walter Ong.'Ls toons de Ong no es etcamene inal sino que es un resumen sucinto de las obras de muchos, incluso de la suya propia sobre la logica rameana. Aunque el tema del catolicismo imbuye st versién (Ong es jesuita), sin embargo su teotia es la tds amplia; y yo basaré en ella mi anilisis de los me- dios de comunicacién La cultura puede concebirse como oral, quirogrifi- a, tipogrifica 0 clectsénica, segiin los medios de co- municacién que la sostengan, Cada uno de estos cua- tro tipos de cultura organiza y enmarca el conocimiento cualitativamente en una forma por entero distinta de los otros tres. Y son histéricamente sucesivos; ya que cada tipo ulterior queda sobrepuesto a los anteriores, aunque residuos del tipo antesior persistan para afec- tar al posterior. ‘Una cultura oral no tiene lenguaje escrito y, por tanto, no tiene registros, no hay textos. En esa socie- dad, el habla cumple una combinacién de funciones que la cultura tipogcifica tiende a separar en compastimien- ‘es En una cultura tipografica el habla es comunica- cién, mientras que el conocimiento se conserv: medio del habla sino de la prense. Ytoden sabemos ‘cémo la comunicacién oral puede cambiac inadvertida- mente ef contenido del conocimiento, Sin embargo, en una cultura oral, sin el beneficio de registros escritos, el habla tiene que satisfacer Jas dos funciones: de con. servar el conocimiento asi como la comunicaciéa, pues 1° W. Ong. The Presence of the Word (New Haven, 1967) Cong bbe ie wes copes of‘ metho ie eteieion » ‘oral, 2) guién ¢ imprenta, 3) electronica. Yo divi el guién y la imprents en dot elapas separadas, quizogrifica se LA HISTORIA DE LA PERCEPCION 15 sélo en el acto de hablar puede conservarse su conodi- miento. Aunque sin el apoyo de la imprenta, ef habla en la cultuea oral es ayudada por el arte de 1a memoria.* Se organizan palabras ritmicas, en formulas y lugares comunes, y después se les dan pausas méticas. De esta manera es posible recordatlas y recitarlas con gran fa- Gilidad. ¥ lo que se puede recitar y repetir se conser vari. La recitacion métrica de formulas y lugares co- munes ritmicos ofece una red de comunicaciones para determinar el conocimiento en Ia cultura oral. Sélo pue- den conservatse como conocimiento aquellos fenémenos que embonen en las férmulas y Iugares comunes. Lo nuevo y lo claramente distinto pronto seri olvidado. Por consiguiente, “el conocimiento en Ia cultuta oral tiende a ser conservador, no especializado, y su conte- ido no ¢5 analitico sino formulaico. La introduccién de un lenguaje escrito, sea ideogré- fico 0 alfabético y su conservacién en algin tipo de manuscrito constituyeron una cultura quizogrifica. Aun- aque se necesit6 largo tiempo para lograrlo, Ia escritura acabé por separar del habla y de la memoria el conoci- miento, Un lenguaje escrito conservaba el conocimiento después del acto del habla y mis alld de 1a desaparicién del recuerdo. Se podia recurrir a cualquier pieza de s- critura, aprenderla y criticarla, mientras que antes, ¢n tuna cultura oral, el conocimiento dependia de Ja actua- cién del hablante. 1La separacién del conocimiento y el habla es una rea- lizacién extraordinariamente dificil, que cada sociedad con escritura debe esforzarse por llevar a cabo, sobre tun periodo prolongado, con un resultado distinto, La 4 J, Vansina, Ora? Tradition, te. H. M. Writht (Londtes, 1965); y F. Yates, The art of Memory (Londres, 1966). 1s LA HISTORIA DE LA PERCEPCIGN cultura quitogrifica de la antigitedad clisica introdujo tun nuevo ideal, Ja logica abstracta formal. No obstan- te, la tradicién oral en Ia organizacién del conocimien- (0, por ejemplo, Ia zetérica y la dlisputacién, persistid desde Ja antigiiedad clisica hasta el Renacimiento, pa- sando por la Edad Media. Mientras el conocimiento de la escritura fue monopolio de una élite de escribas, aparte de las masas iletradas, la cultura quicogrifica munca pudo desplazar por completo a Ja cultura oral. En cambio, la primera fue superpuesta a la dltima, y sélo lentamente fue filtrindose hacia abajo. Una mo- nograffa reciente ha documentado Ja gradual penctra- cién de Ia cultura quirogrifica en la Inglatetra medie- val.’ A Io largo de tal periodo, “leer” fue leer en voz alta; y el pueblo segufa confiando mucho mas en la tradici6n oral que en los registros escritos, Sin embar- 0, 1a creacién y retencién de registros escritos ya habia transformado, acumulativamente, a Inglaterra’ en una sociedad “Ietrada”” a comienzos del siglo xtv. La revolucién tipogrifica de mediados del siglo xv introdujo una cultura enteramente nueva, y mucho mis dindmica, de medios de infotmacién impresos, con conse- cuencias tan formidables como las de Ia transicién de 2a cultura oral a Ia cultura quirogréfica. De hecho, los efectos de ia revolucién tipogrifica sobre Ja cultura quirogréfica fueton mas répidos que los de la escri- tura sobre Ja cultura oral: Elizabeth Eisenstein, en The Printing Press as an Agent of Change, ha enumerado los principales rasgos de esta transformacién.* La im- 2B, Havelock, Preface to Plato (Cambridge, Mass, 1963) © M. T. Clanchy, From Memory 10 Wrinen Record (Cam bridge, Mass. 1975). TE. Eisenstein, The Printing Press as an Agent of Chat- ‘se (Cambridge, 1979), cap. 2. LA HISTORIA DE LA PERCEPCION "7 prenta diseminé textos de diversos periodos y paises, despertando a conciencia de las diferencias y la nece- sidad de una comparacién critica. Estandari26 no sélo textos sino también calendatios, diccionarios, mapas, cattas, diagramas y otras ayudas visuales, por Jo que se puso de manifiesto el valor de la “afirmacién pict6rica exactamente repetible". La familiaridad con el uso del orden alfabético, de los niimeros aribigos, de os sigios de puntuacién, de las divisiones seccionales, de Jos in- dices, etcétera, todo ayudé a sistematizar el pensamien- to. ¥ Ja imprenta puso fin al problema de Ja corrupci6n por la memoria o cl manuscrito. En cambio, el nuevo Caricter fijo de la informacién tipogeética fue requi- sito bisico del rapido y acumulativo avance del cono- cimiento. La cultura quitogréfica hizo posible el descubrimien- to de una légica abstracta formal, apaste del habla y de la memoria; pero quedé reservado a la cultura tipog! fica introducit un nuevo ideal de conocimiento objel vo, es decis, la ciencia dol siglo xvi. Por alguna raz6n, Js quicograffa nunca logs} superar Ja conexion oral en: tre el hablante y el contenido del, conocimiento. Y conocimiento pretipogrifico segula organizado como etérica, polémica ,o disputacién. La imprenta final- mente ¢standariz6 fa comunicacién de conocimientos, independientemente de todo hablante 0 manuscrito pacticular. La estandarizacidn tipogeifica hizo pasar Jo conocido, enteramente, al “contenido”. Esto signified una formalizacién de Io conocido como contenido, apar- te det cognoscente. Antes, fue muy dificil separar uno lel otro, y ciertos cuerpos de conocimiento dependian de la trasmisién personal por un maestro. Pero ahora el contenido formalizado, es decir, despersonalizado, en letras de imprenta, era accesible a cualquier lector com- 18 LA HISTORIA DE LA PERCEPCION petente, calificado. Asf Ja estandarizacién tipogeafica hi- 20 posible el nuevo ideal de conocimiento objetivo. (Al hablar de “posibilidad”, no estoy diciendo que la im- prenta caus6 el conocimiento objetivo; antes bien, que Ja imprenta fue una de Jas condiciones necesarias para descubric el conocimiento objetivo.) Nosotros, en el siglo XX, estamos entrando en una cultura electrénica. Con ello quiero decir una cultura de la comunicacién basada en medios eléctricos y elec- trénicos, como el telégrafo, el teléfono, el fondgrafo, 1a radio, ef cinematégrafo, el televisor, la videocasctera, el tocadiscos y 1a computadora, mis otcos que estin por > venir. La nueva cultura clectrOnica se esté superponien- do a la antigua cultura tipogeifica, sin desplazarla por completo. Esta es, en realidad, una época de transiciSn, comparable a la transicién del siglo xvt: de la cultura quirogcifica a ta tipogrifica. Como estamos entrando en una nueva cultura de medios de comunicacién tene- mos mayor conciencia del contomo de ta antigua cul- tura tipogeitica, Pero las implicaciones perceptuales de Ja nueva cultura electrOnica, que nos legan subliminal- mente, son mucho més dificiles de precisar, En esto, creo que es muy itil la obra de J. R. Pierce, Symbols, Signals and Noise, presentacién no técnica de Ia teoria de la informacién de Claude Shannon La teotia de lz informacion es la base estadistica y mate- mitica para Ja comunicacién de mensajes a través de medios electrénicos. Segia ella, todo mensaje en su fuente, sea en lenguaje o en imagen, puede codificarse en niimetos digitos binarios de uno y cero, El bit (con- traccién del término binary digit), que simplemente ¢s 8 J. R, Pierce, Symbols, Signals and Noise (Nueva York, « 1961), LA HISTORIA DE LA PERCEPCIGN 19 una eleccién entre el positivo y el negative, es Ja unidad bisica de informacién que se trasmitira a través del me- dio electténico, y luego seri desciftado en el extremo receptor. En esta forma el lenguaje puede ser trasmi- tido a través de un cable, o de una imagen por via de™ televisién. En un proceso de codificacién, teasmision y desciframiento es posible calcular estadisticamente el ni- meto de bits de informacién que se pueden enviar a través de la capacidad de cierto canal dentro de un pe- iodo limitado, tomando en cuenta la cantidad tolerable de interferencia y retraso. Por consiguiente la teoria de la informacién se interesa en saber qué tipo de mensaje puede comunicarse més eficientemente a través de qué tipo de canal. Ta transici6n de fa cultura tipogritica a la electrédnica s, fundamentalmente, un cambio a partir de la comuni- cacién por medio del tipo a Ia comunicacién por medio del bit, Si el tipo ha hecho mis formal y objetivo el conocimiento quirogrifico, entonces nuestro problema es: gcémo ha transformado el bit al conocimiento tipo- grifico? Mientras que el tipo tiene fijeza, el i! no es mis que una unidad estadistica, una traduccién ma- temitica de un lenguaje © imagen existente. Abraza una ldgica elemental de oposiciones binarias, es decir, s posible descomponer todos los fendmenos en cédigos basados en un positivo y un negative, 1 y 0. Por tanto la logica de la ciencia ‘objetiva esti siendo desplazada por Ia légica binario-digital de la ciencia de las compu- tadoras. Las oposiciones binarias recorren todos los veles de cualquier estructura, La antigua fijeza de la imprenta esti siendo subvertida por un nuevo conoci- miento de estadistica y probabilistica, 20 LA HISTORIA DE LA PERCEPCION LA JERARQUIA DE LOS SENTIDOS Quienes estudian 1a historia de los medios de comunica- cacién, entre ellos Ong, han mostrado cémo ciertos medios se relacionan con organizaciones especificas de los sentidos humanos. Este aspecto de su estudio ha sido reforeado por fas obras de los historiadores de Jos, Annales, y por la fenomenologia de la petcepcién sen- sorial2 Sobre estas bases yo explicaré en esta seccién qué es Ia jerarquia de los sentidos, y Juego propondré cémo diferentes culturas de medios de comunicacién implican organizaciones jerirquicas especificas de los sentidos. Los cinco sentidos humanos, es decir, el ofdo, el tac- to, el olfato, el gusto y la vista, conectan al sujeto con el mundo. Cada sentido ya es una conexién cualitativa- mente distinta entre el sujeto y el mundo circundante. Pero ninguno de los sentidos ¢s enteramente autdnomo. Por ejemplo, el gusto es reforzado por ia vista y el ol- fato; sin la correlacién de estos ‘iltimos dos seatidos, la comida no sabe igual. En conjunto los cinco sentidos nos dan la experiencia de Ja realidad. De los cinco sentidos el oido es el mis continuo y penetrante, Digo esto aun cuando muchos, desde Aris- tételes en la Metafisica hasta Hans Jonas en The Phen- omenon of Life (1966), han dicho que la vista es el més noble, Pero Ja vista siempre va dirigida a lo que esti enfrente, no demasiado lejos ni demasiado cerca, pues de otra manera no podemos ver claramente. Y la 8M. Bloch, Ler roir shaumaturges (Paris, 1924); L. Feb wre, Le probléme de Pincroyance an XVI siecle (Patis, 1942); y R. Mandrou, Introduction la France modeme (Paris, 1961). YD, Ihde, Sense ond Significance (Pittsburgh, 1973). LA HISTORIA DE LA PERCEPCION 2 vista no puede doblar una esquina; al menos, no sin ayuda de un espejo. En cambio, el sonido nos llega, nos rodea de momento, con un espacio acistico Meno de timbres y matices, Es mis cercano y sugestivo que la vista. La vista siempre es la percepcién de una superfi- cie desde un Angulo particular, Pero el sonido es Ia per- cepcin capaz de penetrar bajo la superficie. Por ejem- lo, el sonido puede poner a prueba la solidez de la materia; y el habla es una comunicacién que conecta 4 una persona con otra, Por tanto, la calidad de] sonido es fundamentalmente més vital y conmovedora que la de la vista. El tacto es el mis realista y seguro de los cinco sen- tidos. Lo que vemos u oimos, siempre queremos verifi- carlo por el sentido del tacto. El tacto es tangible y sustantivo, Es la conexién perceptual ltima entre un sujeto y otto, de modo que podemos estar seguros de lo que vimos u oimos. Sélo cuando Io toco sé cuin duro © resistente es un abjeto, cualidades que el aspecto y el sonido no pueden revelar. Asimismo, cuando toco y Iue- 4g0 siento a otra persona, he hecho contacto con otra vida. Tocar es, fundamentalmente, contacto fisico. Ca- racteriza a cada uno de nosotros como set sensual y sexual, que busca la unin fisica con otto ser. La vista, en contraste con el oido, el tacto, el gusto y el olfato, es, eminentemente, un acto de distancia- miento, de juicio. Los datos de los otros cuatro sen- tidos Iegan 2 nosotros, por lo que perceptualmente nos conectamos con lo que esté proximo. Pero la vista ¢s una extensién en el espacio, y presupone una distancia. ‘Vemos abritse frontalmente ante nosotros un campo ho- zontal, dentro del cual Jocalizamos Jos objetos de nuestra atenci6n; frontal en el sentido de que sdlo vemos lo que se presenta ante nuestros ojos. Y supone- 2 LA HISTORIA DE LA PERCEPCION ‘mos una posicién erecta en relacién con los datos de la vista, Podemos oft, tocar, ver y gustar en cualquier Posicién que queramos, sin afectar ese sentido en par- ticular, Pero fa vista es mis segura cuando adoptamos la posicidn erecta, porque desde tal perspectiva usual podemos comparar y contrastar los objetos de nuestra atencién contra un fondo vasto y difuso. Dentro de esta extensi6n frontal, erecta, horizontal, la vista constituye tun juicio. Los otros cuatro sentidos pueden ser_muy refinados y disctiminadores, pero s6lo la vista puede analizat y medir, Ver ¢s una percepcién comparativa de cosas que hay ante nosotros, el comienzo de la ob- jstividad, Por ello la vista ha sido intimamente rela- ionada al intelecto. Percibimos no s6lo por la vista sino mediante una combinacién de los cinco sentidos, que se verifican y refuerzan unos a otros. De otra manera nuestra expe- siencia de la realidad quedatia sumamente mutilada. ‘Ademas cada persona tiene una combinacién ligeramen- te distinta de capacidad sensorial, Un miisico debe tener mejor ofdo que la mayoria de la gente; y un buen cbef tiene mejores papilas gustativas. Por tanto cada uno de nosotros tiene una experiencia ligeramente distinta de la realidad debido a la diferente combinacién de los cinco sentidos. El argumento en Ja historia de Ja percepcidn, no con- cierne a variaciones individuales. En cambio ‘propone que los medios de comunicacién de cada periodo, sean orales, quitogrificos, tipogeéficos 0 electeénicos, subra- yan diferentes sentides 0 combinaciones de ellos, apo- yando una organizacién jerésquica distinta de los sen- tidos. Y el cambio en Ia cultura de los medios de comunicacién conduce, a la postre, a un cambio en la jerarquia de Jos sentidos, LA HISTORIA DE LA PERCEPCION 23 En una cultura oral el oido sobrepasa a la vista como el mis importante de los cinco sentidos. En semejante cultura, comunicacién oral es comunicacién auditiva, A falta de lenguaje escrito en manuscritos o en tipos, el conocimiento se comunica exclusivamente pot el habla. Y el habla hay que oitla cercana e instantincamente, puesto que no hay teléfono, fondgrafo, radio, videoca setera ni tocadiscos para trasmitic un mensaje hablado a través del tiempo o el espacio. El habla es directa mente asimilada por ef oido, sin mediacién del ojo. Y ‘nos conmueve mis el sonido que la vista, ya que el primero nos rodea, mientras 1a segunda nos distancia, El habla ritmica, métrica, constituye asi la comunicacién coral /auditiva, del conocimiento como suceso _piblico haciéndolo més intenso y real que la comunicacién qui- rogrifica, tipogrdfica o aun electrOnica, En una cultura oral ofr —no ver— es creer. La transicién de una cultura oral a una quirogré fica no fae tanto un desplazamiento cuanto una sobre- posicién de una culturs de medios de comunicacin sobre otra. Y la cultura quirografica no alteré Ia su- premacia del ofdo en la jerarquia de los sentidos, La cultura quirogrifica de la, Edad Media, como Jo afic- man los historiadores de los Annales, continué sub- rayando la prioridad del ofdo y del tacto sobre la vista Ta gente daba mis crédito a lo que podia oft y tocar que a lo que podia ver. Durante este periodo la escri- tura fue monopolio de una pequefia élite clerical, y la lectura siempre se lograba con mucha dificultad. En realidad, Jeet seguia siendo leer en yor alta, de modo que el oido pudiese asimilar el mensaje, Antes de la invencién de la tipografia la visualidad nunca logré de- trocar Ia supremacia auditiva y thetil de los sentidos humanos, 24 LA HISTORIA DE LA PERCEPCION La cultura tipogrifica finalmente rompié los frenos auditivotictiles impuestos por las culturas oral y quiro- gtifica, y en cambio introdujo la supremacia de a vista en la jerarquia de los sentidos. La pagina impresa, con sus tipos estandarizados, su puntuacién y sus divisiones seccionales, graduaimente acostumbs5 el ojo 2 la pro- sentacién de mensajes en un espacio formal y visual. Esta estandarizacién del espacio visual atin no se lo- graba en la quirogeafia, mientras que el espacio-tiempo actistico eta el marco perceptual de la cultura oral. Con este cambio en ia jerarquia de los sentides “leer” gradualmente se yolvié la silenciosa asimilacin del mensaje pot el ojo. Ademés, como tan convincente- mente lo arguyé William Ivins, Jr, en Prints and Visnal Communication, la estandarizacién de los tipos hizo, desde el principio, que 1a informaciga visual fuese mis fidedigna que la informacién auditiva y tactil.?™ Antes, Jas copias manuscritas inevitablementé corrom- pian la ilustracién, después de unas cuantas manos. Pero, ahora, los tipos pictéricos eran idénticos en todos los ejemplares de la misma edicién. En realidad los tipos fueron mas atiles que las palabras al transmitic infor- macién técnica, cientifica, La ciencia del siglo xv vino después de fe revolucidn tipografica de los medios de comunicacibn y de la supremacia de la vista en la je- rarquia de los sentidos y, por tanto, las presapuso. Solo ahora, habiendo entrado en una cultura electréni- a, se ha hecho reconocible Ia jerarquia de los sentidos en Ja cultura tipogrifica. Mientras nos encontramos den- tro del marco de una cultura de medios de comunica- cién es mucho mas dificil discetnir su dinimica per- TOW, Ivins, Jr, Prints and Viewal Communication (Cam- bridge, Mass., 1935). LA HISTORIA DE LA PERCEPCION 25 ceptual. Walter Ong afirma que la cultura electronica ha extendido € intensificado nuesteas sentidos para pro- mover una nueva oralidad, con una mayor perspectiva para la comunicacién verbal.'* Yo convengo en que los medios electrdnicos extienden nuestros sentidos, pero preveo consecucncias may distintas para la organizacién jeciequica de éstos, Mi idea es que los medios electrSnicos han extendido ¥ extrapolado vista y ofdo, alterando nuestra realidad cotidiana, La revolucién fotogrifica de mediados det siglo x1x hizo que el objeto de Ja vista, la imagen vi- sual, fuese mucho mis exacta en todos sus detalles que Ja ilusteacién impress, La imagen grifica se ha vuelto Fotogrifica, Sin embargo, como lo ha indicado Susan Sontag en On Photography, aunque Je fotografia es ca- paz de perpetuar una imagen visual exacta, se ha per dido el contexto original de tal imagen. Y la imagen tampoco esti relacionada en alguna otra forma con la experiencia de vida auténtica de todo abservador pos- terior. Asi, ver fotogrificamente es ver fuera de con- texto.i* No obstante, la imagen fotogeifica es aceptada por el siglo xx como “realista”, Y este “‘realismo” ha sido intensificado por la imagen mévil del cine mudo. Cortelativamente el teléfone, el fonégrafo, 1a radio, ef tocadiscos y le videocasctera han amplificado y exten- dido ef sonido a través del espacio y/o el tiempo. Esta amplificacién del sonido es aniloga a la extensién fo- togrifica de In visién. Cada una satura de informacién canal a expensas de los demés, Ahora, cine y crearon aqui una “realidad” basada en Ia 3 Ong, The Presence of she Word, pp. 301-302. 3S, Sontag, On Photography (Nueva York, 1977), pa sinas 1554156. 26 LA HISTORIA DE LA PERCEPCION visién y el sonido extendidos, sin ninguna referencia a los ottos tres sentidos. En Ja actualidad, en nuestra Vida cotidiena, nos hombardean estas nuevas imagenes visuales y auditivas. La “realidad” comunicada por los medios electrénicos queda sobreimpuesta a la antigua realidad sostenida por medios tipogrificos. Por ello, li- teralmente, la primera es una surrealidad. La surrealidad lectrénica es multiperspectiva y ambiental, mientras que la realidad tipogrifica es uniperspectiva y objetiva. Esta surrealidad se obtiene por la extensién y extrapolacién de la vista y el ofdo a expensas del tacto, el olfato y el gusto. EL ORDEN rpistéMico Michel Foucault, en su brillante obra El orden de las cotas, propuso la idea de que el discurso es gobernado por reglas o presuposiciones epistémicas inconscientes, y que estas reglas, en conjunto, se modificaban de un periodo a otro." No hay una l6gica universal del dis- curso; y el conocimiento resultante del discurso es di continuo. En realidad cada conjunto de reglas epistéi cas define un orden distinto, y cada orden se apropia un terreno distinto de conocimiento.'* Foucault, en esa obra, quiso mostrar cémo se transformaron los drdenes epistémicos, desde el Renacimiento hasta el siglo xIx. +4 Aunque he tomado de Foucault los conceptos de orden epistémico y de discontinuidad histérica, mi intencién es to- talmente distinta de Ia suya. Foucault estudiaba Jas cambian- tes reglas histéricas del diseurso, mientras que yo me intereso fen Ia historia de a percepcién, 35M. Foucault, The Order of Things (Nueva York, 1970), “Prélogo". LA HISTORIA DE LA PERCEPCIGN ca Siguiendo su sugestién, en esta seccién pasaré revista may brevemente a la transformacién de los érdenes epis- témicos desde la Edad Media hasta la actualidad, La cultura oral-quirogrifica de la Edad Media fue ordenada por las reglas epistémicas de la anagogia. Los medios de comunicacién no dictan el orden epistémi- ¢o, aunque necesariamente delimitan Ja posibilidad det iltimo. La anagogia medieval presuponia el set abso- Juto de Dios, mientras todo lo demis, incluso cognos- cente y conocimiento, dependia. de él. En lugar de un conocimiento inmanente, Ia anagogia descendia de set a devenir. Un ser trascendente creaba y sostenia el de- venir inmanente. Por tanto, sélo podiamos conocer por referencia a Dios. Y este conocimiento era un asent miento intelectual basado en Ia fe. El intelecto medieval petcibia el mundo como una manifestacin de sefiales. Pero, por si mismo, el intelecto no podia descubrit una conexién inherente entre signos heteréclitos. En cambio, desde el punto de vista de un intelecto basado en la fe, todas las sefiales indicaban el Gran Designio de Dios y derivaban en consecuencia su significado. Por tanto, la anogogia era aquel conjunto de reglas epistémicas que ordenaban el conocimiento intelectual del devenir en funcién de una fe en el ser absoluto de Dios. Co- nociendo 10 inmanente desde el punto de vista de lo trascendente, el intelecto medieval se deleitaba en el jue- go de sefiales como figura, metifora, analogia, sim- bolo y visién,7* 4M. D. Chenu, Nature, Man, and Society in the Twelfth Gentary, ed. J. Taylor y L. K. Little (Chicago, 1968), capi tulo 3; M. L. Colish, The Mirror of Language (New Haven, 1968), “Introduccién”; C. Erickson, The Medieval Vision (Nueva York, 1976), 28 LA HISTORIA DE LA PERCEPCION E! orden epistémico del Renacimiento, como lo ana- liz6 Foucault, estaba fundado en las reglas de similitud © semejanza. En lugar de ta subordinacién anagégica medieval del devenir inmanente al ser trascendente, que no enfocaba ef mundo como un todo autoconteni- do, la similitud renacentista propuso un mundo de or den convergente y centripeta. El orden del macrocosmos se asemejaba al del microcosmos; el del universo corres- pondia al del ser humano. Las cuatro figuras de seme- janza principalmente empleadas en el Renacimiento eran convenientia (una semejanza basada en una escala gta- duada de proximidad espacial); aemulatio (una especie de convenientia sin limitacién espacial y por ello capaz de conectarse desde ciettas distancias ‘sin movimiento real); analogia (reforzada ahora por la convenientia y la aemulatio, de modo que era posible unir todo el universo con el microcosmos humano en el centro); ¥ simpatia (que excitaba las costs al movimiento y unia hasta Jas mas distantes). Asi caracteriz6 Foucault el orden epistémico del Renacimiento: “Buscar un signi- ficado es sacar a Iuz una semejanza. Buscar Ja ley que gobiema los signos ¢s descubrir cosas que son simila- tes... La naturaleza de las cosas, su coexistencia, Ja forma en que estin unidas y se comunican no s otra cosa que su semejanzs.” En los siglos Xvit y XVII, continué Foucault, el orden de similitud fue desplazado por otro de representacion en el espacio, “El mundo circular de signos convergen- tes es remplazado por una progresion infinite”? En ugar del cosmos centripeta del Renacimiento Ia ciencia moderna abtié un espacio empirico de extensién infini- 11 Foucault, The Order of Things, p. 29. 38 bid, p60, LA HISTORIA DE LA PERCEPCION 2» ta, Y ef conocimiento dentro de esta vasta expansién espacial no fue una similitad de los signos sino una representacién basada en la comparacién de identidad y diferencia, asi como en la medicién de las nuevas, matematicas. La nueva razén analitica de comparaci y medicién destruy6 el mundo jerarquico renacentista de semejanza y correspondencia, Aspiré 2 conocer glo- bal y cientificamente, pues era posible compara y medir con certidumbre todos los fenémenos. Sin embargo ain no era un mundo en que !a experiencia del tiempo fue- se una conciencia sui generis. Los siglos xv y xvi (al menos hasta la revolucién industrial del tltimo tercio del siglo xvut) concibieron cl tiempo como, simple- mente, otra dimensidn, idéntica al espacio. Por ello e! orden epistémico de representacin en el espacio fue, fundamentalmente, no temporal y clasificatorio, es de- cir, una taxonomia estitica, Pero, gqué decir del ego, ast como del conocimiento de los ottos en el pasado? Estas fueron Jas dos avomalias del espacio taxonémico de la representacién. El orden epistémico de la sociedad burguesa, desde dl iiltimo tercio del siglo xvut hasta el primer decenio del siglo xx, se fundé en Jas reglas del desarrollo en el tiempo, EX tiempo, ya no comparable al espacio desde las revoluciones econémicas y politicas de finales del siglo xvin, fue experimentado como una dimensién aue- ‘va, cualitativamente distinta. Lo que la razén espacial 0 podia abarcar dentro de una expansién, si podia incorporarlo ef tiempo, esa dimensiOn hasta entonces no realizada, La ligica de identidad y diferencia fue subrayada por otra de analogia y sucesién. El desarrollo en el tiempo habria de colmar las lagunas recién des- cubiettas entre los diversos y dispares drdenes taxoné- micos de representacién en el espacio. Con el tiempo 30 LA HISTORIA DE LA PERCEPCION un orden en el espacio podria conectarse con otto of- den en otro espacio. Y sin embargo el desarrollo cra tuna nueva conexién que planteaba la dindmica (en oposicién a Ja estética), la transformacién (en oposicién al cambio especifico no relacionado), Ja estructura (en oposicién a Ja taxonomia) y Ia totalidad (como un todo espacio-temporal). Todas y cada una de las cosas en Ja sociedad burguesa habian de ser comprendidas y explicadas como un orden de desarrollo en el tiempo. Y ese desarrollo era necesariamente dindmico, transfor- mative, estructural y complejo. El nuevo orden espacio- temporal definfa, ademas de validar, los nuevos conoci- mientos de historia, sociedad, lenguaje, filosofia y hasta a psique humans, Sin embargo, en el siglo xx, la sobreposicidn de Ja cultura electronica a la cultura tipogrifica, con la con- siguiente extrapolacién de vista y sonido, ha socavado la cteencia en que la raz6n analitica podia desarrollar conexiones dentro del espacio y el tiempo objetivos. En cambio, espacio y tiempo ya no son el marco absolu- to de la percepcidn, sino que ellos mismos se han convertido en simples funciones dentro de un sistema. En lugar det desatrollo en el tiempo, el nuevo ordea epistémico se funda en el sistema sincrénico de oposi- clones binatias y de diferencias sin identidad. El nuevo orden, ya no espacial ni temporal, sino sistemético y sincrénico, ha prescindido del problema de la relacién entre un concepto (el significado) y el objeto intenta- do, asi como de Ja explicacién del cambio a través del tiempo. El conocimiento se reduce ast al sistema sinceé= nico de la langue (en oposicién al habla). ¥ tal sistema ‘sta compuesto de unidades que slo poseen valores dife- renciales en su relacién mata. Como lo indicd Saussure en su Curso de lingitistica general (1915), el signo se LA HISTORIA DE LA PERCEPCIGN BL compone del significado y el significante, y la relacién entre ambos es puramente arbitraria, ‘Tal fue Ja funda- cién epistémica del estructuralismo y 1a semiologia, mue- vas disciplinas que ha revelado el vacio y Ia determi- nacién que rodeaban al antiguo orden del desarroflo en el tiempo. Y sin embargo, el nuevo orden sincrdnico de oposiciones binarias y de diferencias sin identidad es, en si mismo, una positividad constreftida. EL CAMPO DE LA PERCEPCION “EL sujeto, desde una ubicacién encamada aqui y ahora, enfoca el mundo como campo horizontal, Y aspectos de tal mundo se abren, como si estuviesen alli y enton- ces, La dimensién espacial entee aqui y alli, Ia dimen- sién temporal entre ahora y entonces son Jas coordena- das perceptuales que definen el marco de vida pata el sujeto. Es un campo horizontal, porque ef sujeto lo enfoca perspectivamente, desde lo intimo y familiar has- ta Jo distante y tipificado, con a intencién de vivie. Este campo horizontal esta constituido por cl percep- tor, ef acto de percibir, y el contenido de to percibi- do, En cada periodo ta cultura de Jos medios de co- municacién forja el acto de percibir; el sujeto queda delimitado por una diferente organizacién jerérquica de los sentidos, y el contenido de lo percibido Jo ofte- ce un conjunto distinto de reglas epistémicas. Por con- siguiente, el campo perceptual constituido por ellos es tuna formacién hist6rica, que difiere de un periodo al siguiente, El campo de la percepci6n en la Edad Media estaba constitaido por una cultura oral-quitogeifica, una jerar- quia de Jos sentidos que daba preferencia al ofdo y 2 LA HISTORIA DE LA PERCEPCION al tacto, y al orden epistémico de ia analogia. Percep- tualmente, el mundo medieval no xa centeado en sf mismo sino ilimitado. Y la vida teanscursia bajo la égida de las fuerzas ilimitadas det més alld. De aqui Ja interpenetracién de fa trascendencia y la inmanen- cia, Ia heterogeneidad del espacio y del tiempo. La realidad dentro de tal campo era mis intensa y fluida, menos exacta y discriminidora que Ix nuestra. Por ejem: plo, Emmanuel Le Roy Ladurie, en su estudio de ia vida de una aldea en Montaillou a finaies de la Edad Media, mosteé que, més alla de la experiencia especi. fica y personal, Jos conceptos de espacio y tiempo eran muy vagos ¢ inexactos entre sus habitantes." Y D. W. Robertson, Jr., ha indicado que “Ios hombres medieva- les pensaban, unas de otros... no cémo personalidades ‘con profundos afanes y tensiones internas, sino como personajes morales cuyas vistudes y vicios eran eviden- tes en su habla y sus acciones”.2° EL campo perceptual del Renacimiento fue reconsti- tuido’por una cultura de medios de comunicacién en transicién, de la quirografia a la tipografia, aunque con la persistencia de una otalidad subyacente al nivel po- pular; por un cambio gradual en Ja jerarquia de los sentidos, de la preferencia por el ofdo y el tacto a fa supremacia de ia vista; asi como por el orden episté- ‘mico de ia similitud. En contraste con el cristianismo medieval, ¢l cosmos renacentista fue mucho més cen- teipeta y preocupado por lo inmanente. Surgié un mun- do autocontenido de presagios y sefiales que debian ser WE, Le Roy Ladusie, Monraillox, tc. B, Bry (Nueva York, 1978), cap. 17. 20D, W. Robertson, Jr, Chaucer's London (Nueva York, 1968), p. 5. ‘ LA HISTORIA DE 1A PERCEPCION, 33 interpretados por el orden de similitud y corresponden- da que une le divinidad con la naturaieza, le esfera y el centro, e universo y el espiritu, los cuerpos celestes y el sostro humano, La perspectiva pictérica, desde Brunelleschi y Alberti, con su hincapié en la distancia dinimica entre el contempladot y lo contemplado,?) asi como la historiografia humanista, desde Leonardo Bru- ni, con su sentido de la distancia dingmica entre el historiador y el hecho hist6rico,®® atestiguaron Ja nueva reflexividad del espacio y el tiempo en este campo per- ceptual, Todos ios elementos del cosmos formaban un todo coherente; cada uno podia ser el punto de par- tida que condujera al todo; pero el microcosmos hue mano era el eslaba crucial, que abarcaba el macrocos- mos desde dentro. Sin embargo, ya en el siglo xvi, con el cteciente cambio hacia la tipografia y Ia visualidad, el ser humano se volvié més altivo y consciente en el mundo, interesado en la “propiedad corpérea exter- na”: © cémo-el hombre debia presentarse y ser visto por fos. demi. “En Ia sociedad estamental de los siglos xv y xvt (¢s decir, hasta Ja revolucién industria! en la Gran Bre- tafia y la revolucin francesa de 1789), un nuevo cam- po perceptual, constituido por Ja cultura tipogedfica, Ie supremacia de la vista y el orden de la representacién en el espacio vino a sobreponerse a los anteriores, El 21 E, Panofsky, “Die Perspektive als ‘Symbolische Foca’, Portrige der Bibliosbek Warburg (1924-1923); W. M. Ivins, Ji, Art and Geometry (Cambridge, Mass., 1946), cap. 6. 52 W. von Leyden, “Antiquity and Authority: A Paradox in Renaissance Theory of History", Joxrnal of the History of Heat, 19 (1958). 2 /N, Elias, The Civilizing Process, tg. E. Jephcott (Nue- va York, 1978), p. 55. ps 4 LA HISTORIA DE LA PERCEPCION mundo, que dejé de ser un cosmos concéntrico, se con- virtié en extensién espacial; y la naturaleza ya no fue animada, convirtiéndose en cambio cn una maquina cuyo funcionamiento regular podia ser descubierto por la nueva raz6n. Como tan bien lo definié Alexandre Koyré, con “la destruccién del cosmos y la geometriza- cién det espacio’* el mundo cerrado de Hermes Tris- megisto fue desplazsdo por el universo infinito de Galileo y de Newton. Conocer ya no fue una intima- cién del mundo basada en la simnilitud, sino un sistema autocontenido y universal de signos, cuya funcién era representar formas, magnitudes, cantidades y relaciones de objetos en un espacio homogéneo y destemporali descubierto por las ciencias mecinicas. La representacién en el espacio era un sistema de un solo nivel, de iden- tidades y diferencias, que no podia abarcer Ia. conexién reflexiva entre el ser y el mundo, ¥ Ja perspectiva sub- yacente en este orden subjetivo era arquimédica, es decit, juma perspectiva que afirmaba no tener perspec: tival! Desde un punto de vista cero, hipotéticamente fuera del tiempo y del espacio, la perspectiva arquimé- dica podia convertic entonces Ias conexiones det mundo cn cantidades y extensiones.** El campo perceptual asi constituido era fundamentalmente no teflexivo, visual y cuantitativo, El campo de la percepcién en la sociedad burguesa, desde el ultimo tercio del siglo xvut hasta el primer decenio del siglo xx, estuvo constituido por una cultura tipogrifica que fue complementada por la revolucién 21 A. Koyré, From the Closed World to the Infinite Uni- verse (Baltimore, 1997), p. vie aut Et Ate The Haman Condition (Chicago, 1958), ct lo 6, sec. 36. LA HISTORIA DE LA PERCEPCION 35 fotogrifica y, debido a ello, por una visualidad exten- dida, asi como por ef otden cpistémico del desarrollo en el tiempo, El campo de la percepcién —que ya 20 fra una extension espacial, abierto por Ja dinamica de Ja sociedad burguesa, tenia nuevas profundidades que sélo la temporalidad podia conectar. Por ello el cono- cimiento taxonémico del periodo anterior fue desplaza- do por un conocimiento distinto del proceso dindmico. “Desarrollo” fue una palsbra nueva, indicadora de una nueva conciencia del tiempo como proceso. Por ejemplo, Foucault mostré que las nuevas “filologia, biologia y economia politica se establecieron no en los lugares an- tes ocupados por Ia gramética general, Ia historia na- tural y el anilisis de Ix riqueza, sino en un area en que aquellas formas de conocimiento no existian’’2 Y dentro del campo dindmico el sujeto empezd a captat una nueva profundidad, una nueva reflexividad, La “personalidad”, a comienzos de este periodo, adquitié su significado 'moderno, es decir, una persona indivi- dual." Y al término de este periodo Freud propuso el subconsciente como causalidad de esta nueva persona lidad. Por diltimo, ef naciente campo perceptual de nuestro siglo, me aventuraré a decis, esti constituido por Is altura electrOnica, Ia extrapolacién de vista y sonido, y la sistematizacién sincrénica de oposiciones binarias y de diferencias sin identidad. En contraste con Ja seali- dad objetiva de Ja sociedad burguesa que fue definida desde una sola perspectiva, la surrealidad dentro del nuevo campo perceptual es multiperspectiva y ambien- % Foucault, The Order of Things, p. 207, y también el mapa en lap. 201. % Oxford English Dictionary. 36 LA HISTORIA DE LA PERCEPCION tal, La desorientacién ocurre cuando tratamos de juzgat Jo nuevo por el estindar objetivo y uniperspectivo de lo antiguo, Es mi argumento que Ia revolucién perceptual de 1905-1915 destruy6 el marco del espacio y el tiem- po objetivos, Denteo del nuevo campo el ideal de una personalidad individual asi como Ja causalidad freudia- nna del subconsciente ya no es viable, pues Ja persona contemporinea tiene mucho menos de personalidad in- tegrada, mucho menos de interior. Aunque sélo fuera por ello, ef futuro es distinto del pasado, y hasta del pasado inmediato. Tampoco se le puede proyectar den- tro de una serie de tiempo. ———$——— Medios de com Ocden epi nicaciéa térmico sentidos een La Edad Media Quirogratia sobce Oldo/tacto so Anagogia oralidad bre vista me El Renacimiento De la quirogratta Del ofdo yet Simiitud a Ia tipografia tacto ala supremacia Sociedad estamental de is vista Tipografia sobre quito- Vista sobre grfla y onalidad oldo/tacto Sovieded burguese Tipografia complementada Extensi6a de por la fotografia Ta vista el tiempo, Sigho xx Electréniea sobre Extrapolaciéa de Sistema sine tipogea isa/sonido —cebnico ————— Son necesarias dos condiciones adicionales a Jo que he estado analizando en este capitulo, con respecto a la LA HISTORIA DE LA PERCEPCION 37 historia de la percepcién, En primer lugar los sucesivos campos perceptuales no sélo se desplazan unos a otros, Antes bien, uno nuevo se sobreimpone al anterior, de modo que dentro de un periodo encontramos sedimen- tacién de campos perceptuales; pero el campo domi nante ejerce una hegemonia gramsciana sobre los an- teriores. Ea segundo lugar el campo de percepcién, determina el contenido del conocimiento. Peso ese cam- po es, a su vez, determinado por la sociedad como to- talidad, pues ef conccimiento dentro de la totalidad es mucho més que una simple ideologia 0 saperestructur za, Es la conciencia intencional dentro de un campo perceptual. Pero los medios de comunicacién, la jerar- quia de Jos sentidos y el orden epistémico que cons- tituyen tal campo estén determinados por la estructura de la totalidad, El concepto dialéctico de determinacién denteo de totalidad es mucho mas complejo y realista que el concepto Fineal, positivista, de causa y efecto, Con estas dos condiciones, pasemos a la historia de Ja per- cepeién. burguesa. I. LA SOCIEDAD BURGUESA. Por sociedad busguesa entiendo Ia sociedad de la Eu- ropa Occidental, especialmente Ja Gran Bretafia y Fran- cia, desde el altimo tercio del siglo xvut hasta ef primer decenio del sigio xx, Al comienzo del periodo Ia re- volucién industrial empez6 a cobrar velocidad en la Gran Bretafia; poco después ocurtié en Francia, Ja re- volucién politica, En conjunto abarcan lo que E. J. Hobsbawm ha liamado la doble revolucién que marcé el comienzo de Ja edad moderna, Primero en la Gran Bretafia y después en Francia, los “despegues” econd- mico y demogréfico y su concomitante transformacion, social alteraron el mundo mismo en que habian vivido ingleses y ftanceses.’ El petiodo Hegé a su fin en la década antetior a la primera Guerra Mundial, Lo que yo llamo la revolucién perceptual de 1905-1915, asi como la tepercusién de la Guerra Mundial y Ja estruc- tura del capitalismo de empresa, Hevaron ese periodo a un fin, Desde entonces existe una sociedad buroceé- tica de consumo controlado, come tan atinadamente lla- m6 Henri Lefebvre a nuestro mundo.* Las relaciones entre produccién y consumo, entre estructura econdmica > E. J. Hobsbawm, The Age of Revolution, 1789-1848 (Londres, 1962), "Pxélogo". “Ea Inglaterra se produce siem- pre el proceso ociginario: Inglatera ex el demiorgo del cos mos burgués. En el continente, las diferentes fuses del ciclo que recorre cada ver de nuevo la sociedad burguess se pro~ ducen en forma secundaria y terciaria”, K, Marx, Las Juchas de slarer en Francia (Ea. Progreso, Moict, pp. 295-296). 2H. Lefebvre, Everyday Life in the Modern World, te, S. Rabinovitch, (Nuevs York, 1971), p. 60. 38 LA SOCIEDAD BURGUESA 39 « ideologia, entre Estado y sociedad son en Ia actuali- dad tan distintas de las de 1a sociedad burguesa que yo insisticé en que se trata de dos periodos sepacados de Ia historia. Podemos emprender el estudio de Ia sociedad desde dos puntos de vista metodoldgicos, a saber, el marxis- mo y la fenomenologia. El marxismo concibe Ja socie- dad como una totalidad estructurada: EL conjuato de estas clicones de producciin forme la estructura econémica de la sociedad, Ja base real, sobre Ja que se etige una supraestructura juridica y politica y a la que corresponden determinadas for- ‘imas sociales de conciencia... Al cambiar la base eco- némica se desplaza mis 0 menos lentamente, mis 0 ‘menos ripidamente, toda [a inmensa supraestractara.* EL concepto marxista de una estructura de muchos niveles en transformacién sigue siendo el mejor marco general con que contamos para el estudio critica de Ja sociedad, Por otra parte la fenomenologia describe la so- iedad como un campo intencional, con su ubicacién encamada, aqui y ahora, extendiéndose hacia fos hori- zontes espacio-temporales, alli y entonces.* Esta iltima metodologia nos ofrece un conocimiento de cémo los habitantes de un mundo Jo enfocan desde el interior como realidad en marcha, como un futuro ain no re- velado. Ya lo indicd Merieau-Ponty: “El mundo no ¢s un objeto... ¢s el medio natural y el campo de todos mis pensamientos y de todas mis percepciones expli- 2K, Marx, Contribucién a la critica de la economia poli- tice (Bd, Progreso, Mosci), “Prélogo”. +P. L, Berger y T. Luckmann, The Social Construction of Reality (Garden City, 1966), cap. 1. 40 LA SOCIEDAD BURGUESA citas”.* El marxismo y la fenomenologis, cada uno, dican el contenido de Ia percepcidn, 5 decir, el miento o Ia conciencia de manera distinta. Para el marxismo tal contenido es una ideologia que debe ex- plicarse por la subestructura. Pero la fenomenologia ubica tal contenido en ef centro de un campo vivido, intenctonal, Tenemos asi 1) el contenido de la percepcién, es decis, el pensamiento o conciencia; 2) el campo de la percepcién, constituido por medios de comunicacién, je- rarquia de los sentidos y orden epistémico; y 3) la es- tructara (de muchos niveles) en transformacion, Cada uuno tiene su propia ldgica o causalidad conceptual, Pero el pensamiento 0 la conciencia son inmediata- mente enmarcados, es decit, determinados por ef campo de percepcién, que a su vez es forjado por la estructura Social. En este sentido puede decirse que el contenido de ta percepcién es determinado, en tiltima instancia, por Ja estructura social, En este sentido puede decirse que el contenido de Ja percepcién es determinado, en iiltima instancia, por la estructura social, No obstante, el ser humano enfoca el mando desde el interior, empleando el contenido dis- ponible de percepcién pata comprender y dominar el ‘mundo, a menudo con una conciencia minima de la de- terminacién por el campo perceptual. Por consiguiente €l pensamiento no es un simple reflejo pasivo de Ja cstructura social sino la conciencia teflexiva por medio de la cual es vivida Ia estructura social como relaciones intencionales atin en vigor. En otras palabras Ia con- isncia se infiltra en todos los niveles de Ia estructura social como intersubjetividad, y los activa, * Metleaw-Ponty, Phenomenology of Perception, p. xi. LA SOCIEDAD BURGUESA a Mucho se ha escrito acerca de Ja sociedad burguesa desde el punto de vista de su estructura social, pero casi nada concemiente a la percepcidn burguesa. Ea esta obra me propongo describir Ja percepcién bur- poese, Ex CAMPO BURGUES DE LA PERCEPCION El nuevo y dominante campo de percepcién en 1a so- ciedad burguesa fue constituido por el predominio de Jos medios tipogtificos, una jerarquia de los sentidos que subrayaba la supremacia de la vista, y el orden epistémico de desarrollo en el tiempo. La tipografia promovi6 el ideal de que el conocimiento podia des- egarse del conocedor para volverse imparcial y expli- cito. La supremacia de la vista hizo posible la verifi- cacién cientifica de tal conocimiento, Y el orden de desarrollo en el tiempo ofrecié una conexién temporal pata fenémenos observables mas alld de su fepresen- tabilidad en ef espacio, En otras palabras, el conocimien- to dentro del nuevo y dominante campo de la percepcién habia de sec objetivo, visual y espacio-temporal. Obje- tividad y visualidad eran normas ya establecidas en Ie sociedad estamental de los siglos xvit y xvid, pero el desarrollo en el tiempo era un nuevo orden epistémico. Juntos constituyeron un nuevo campo para la percepcién burguese. Llamo burgués a este orden perceptual por tres ra- zones interrelacionadas. Primera, el nuevo campo de la percepcién reflej6 Ia experiencia secular generada por lk revolucién industrial y Ia revolucién francesa, Se- gunda, el conocimiento espacio-temporal, objetivo y vi- sual dentro del campo promovié los intereses de clase de la burguesia triunfante. ¥ tercera, por esta afinidad 2 LA SOCIEDAD BURGUESA entre el conocimiento dentro del campo y sus propios intereses de clase, los miembros de la burguesia se sintieron predispuestos a aceptar la validez y las pee- suposiciones subyacentes en este conocimiento, sin cues- tionarlo mucho. Esto no significa que todos los burgue- ses aceptaran automiticamente este conocimiento, 0 que algunos de otras clases no pudieran susctibirlo, Pero fandamentalmente se puede caracterizar como un cam- po burgués de percepcién. Dentro del nuevo campo burgués de percepcién sur- gieron nuevas y diferentes experiencias del tiempo, el espacio y Ia vida del organismo, Describiré éstas en los ‘tres siguientes capitulos. Pero aqui deseo caracterizar Ja percepcién burguesa aislando los auevos conceptos de “trabajo”, “desarrollo” y el “subconsciente”. Refle- jaron experiencias nuevas, dinimicas, en el campo bur- gués de la percepcién. (A lo largo de esta obra supon- ddré que los significados nuevos 0 cambiantes de ciertas palabras atestiguan la conceptualizacién de experiencias nuevas 0 cambiantes y que por tanto se les tpuede em- plear como prucba en el estudio del cambio en Ja his- totia de la percepcién. La gente quiere decir exactamente To que dice, y si no tiene palabras para ciertas experien- ia, entonces no puede conceptualizarlas.) La mano de obra, atguyé Hannah Arendt en Le condicién bumand, era diferente del trabajo; sin embar- 20, en los tiempos premodernos se era incapaz de dis- tinguir entte La mano de obra y el trabajo." Yo diré que esta incapacidad reflejaba con precision la experien- cia premoderna del trabajo, Et trabajo habia conectado al trabajador con el producto, La acciéa econémica ba- sada en esta conexién de trabajador, trabajo y producto quedé integrada en una veintena de consideraciones no % Arendt, The Human Condition, ap. 3. LA SOCIEDAD BURGUESA % econdmmicas, como la obligacién mutua entre el macstro artesano y el aprendiz, la tradicional organizacién y ru- tinizacién del trabajo, la habilidad y el orgullo por la alidad del propio producto,’ Por ello hubo ua limite a la autonoméa del trabajo-como acciéa econdmica a- cional. En cambio, con ¢f establecimiento del sistema de fabricas en ef tercer tercio del siglo xvut, que cul- mind en Ia produccién de las lineas de ensamble de |Heaty Ford a comienzos del siglo xx," la produccién industrial fue racionalizada como sistema lineal, respon- sable de insumo-producto, con calcul de costos y ga rnancias, Ayadado por la maquina, el trabajo se estan- dariz, La categoria o calidad de una persona era de poco valor, mientras pudiese atender la méquina entre diez y doce horas © mas al dia. El trabajador anénimo enajenaba una cantidad de trabajo a la produccién in- dustrial. Tal cantidad podia comprarse en un mercedo libre, y eta wil al producir cierto aitmero de articulos. La mano de obea, a diferencia del trabajo, era una en- tidad disctéta, cuantificable dentro de ua sistema de contabilidad de produccién. Asi, la mano de obra cuan- tificable Jiberd la accién econdmica de las considera~ ciones no econémicas que antes rodeaban al trabajo, de modo que la racionalidad de Ia accién econémica pudo prevalecer a través del espacio y el tiempo, En la so- ciedad burguesa el ascenso de a accién econémica ra- ional fundada en una mano de obra cuantitativa ejer- iS una presién sobre todos los otros tipos de accién. fandados en lealtades 2 personas, familias, grupos 0 cstratos. +B, Mantoux, The Industrial Revolution in the Eighteenth Century, tt. M, Vernon, ed. rev. (Nueva York, 1961), par. te 2, cap. 2) 8. Giedion, Mechanization Takes Command (Nueva York, 1948), pp. 72-127. “4 LA SOCIEDAD BURGUESA Las telaciones sociales quedaron cada vez mis bajo la presién de ta sacionalidad econémica y tuvieron que justificarse en téminos de funcién econémica, A nales del siglo xvm y comienzos del x1x, los contem- pordneos ya percibieron las distinciones sociales no s6lo como Gtdenes y categorias sino como clases econdmicas que les parecieron cada vez més determinadas por las relaciones sociales de la produccién.* Yo caracterizaré Ja estructura social de Ia sociedad burguesa como una institucionalizacién fundada en 1a mano de obra, por- que el trabajo cuantificable aumenté Ia racionalidad de Ia accién econémica, transformando Ia estructura ante- tior de las relaciones sociales. La mano de obra era la nueva dinimica en un mundo secular, del que se habjan suprimido los mitos, Redujo al ser humano a la condicién de “hombre ‘econémico” ¥ organizé la produccién en un sistema contable. Abrié el mundo a nuevas perspectivas para la accién y trans- formé el tiempo ea un proceso de cambios acumula- tivos. La busguesia como empresatia de la mano de obra estaba al mando, en el centro de este universo. EL burgués experiments el mundo espacialmente como Ja explotacién racional de la naturaleza, y temporal: ‘mente como el aplazamiento consciente del deseo. Den- tro de esta espacio-temporalidad vivida surgié una nue- va personalidad “burguesa”. EI proletariado que offecia la mano de obra, en cambio, fue arrastrado al proceso por Ja necesidad de subsistit. Las otras clases de socie- dad burguess, como la aristocracia terrateniente, ef pa- 8A, Briggs, "Middle-Class Consciousness in English Pole ities, 1780-1846", Past and Present, 9 (1936), y “The Lan gutge of “Class” in Early Nineteenth-Century England”, en Essays in Labour Hissory, comps, A. Briggs y J, Saville (Londres, 1960). LA SOCIEDAD BURGUESA “i triarcado y los campesinos, asi como el clero, eran pre- capitalistas en experiencia y aspecto, y por tanto ccuparon posiciones periféricas en el proceso. ¥ sin em- argo todos ellos, tarde © temprano, cayeton bajo la presién de la nueva accién econémica, Se teat de wna cstratificacién perceptual. Muy apropiadamente, la percepeién de la época re- flej6 y trat6 de ordenar la nueva experiencia de la mano de obra. En 1763, al comienzo mismo de este periodo, Adam Smith precisé la divisién de 1a mano de obra como el nuevo fenémeno econémico.® Luego, en La riqueza de las naciones, publicada en 1776, aisi6 la accién econémica de las consideraciones de Filosofia mo- ral y explicé su funcionamiento por la teoria del valor- trabajo. Surgié una discipline auténoma de la economia politica, para explicar la nueva accién econémica fun- dada en mano de obra cuantificable. Después, David Ricardo y John Stuart Mill refinaron esta ‘‘ciencia de- primente”. A mediados del siglo xix Marx detiv6 su teorla de 1a plusvalfa de Ja teoria del valor-teabajo y desplaz6 la economia politica por el materialismo his- térico, Desarrollo fue una palabra nueva en la sociedad bur- ‘guesa, significado “evolucién 0 surgimiento de una condicién latente o elemental”, 0 “el crecimiento y des- cavolvimiento de lo que esté en germen2° Reflejé Ja nueva experiencia del tiempo como cambio acumu- lative, Bl concepto falté antes de este periodo. Previa- mente fos cambios temporales se experimentaron. como ‘SR. Meck y A. Skinner, “The Development of Adam Smith's Ideas on the Division of Labor", Economie Journal, 83 (1973), citado por G. Wills en New York Review of Books (9 de febrero de 1978), pp. 40-41. 10 Oxford English Dictionary. 46 LA SOCIEDAD BURGUESA estacionales, ciclicos o restautativos, Se les podfa rituali var como imitacién mitica de algén arquetipo césmi- 0. O, como en fos sighos xvi y xvut, el tiempo fue comparado con el espacio. Sin embargo, la dindmica de fas revoluciones econmica y politica que desemboca- ron en Ja sociedad burguesa rompid las cadenas de la experiencia y la conceptuacién tradicionales del tiem: po. En su lugar, o cubriéndolas, entraron en accién nuevas fuerzas para promover el sentido secular det tiempo como cambio acumulative, que conducta a lo inesperado, Jo nuevo. Esta experiencia del tiempo era una dimensién nueva, radicalmente distinta, que ya no podia ser contenida por el orden epistémico de la repre- sentacién en el espacio. Dentro del nuevo campo per- ceptual la serie de fendmenos nuevos, diferentes, no comparables, fue ordenada por la Jégica de Ia analogia ¥ Ia sucesién como un desarrollo en el tiempo. Se supuso que el nucvo orden era un proceso objeti= Vo, es decis, que estaba tealmente alli, que no era una proyeccién del espiritu humano, Ademés se supuso que Ja taz6n arquimédica podia abarcar el proceso como eta- pas de una serie lineal y mecinice, El primer ejemplo fue la teorie darwiniana de la evolucién, El desarrollo fue una extensin de la representacién de los siglos XVIt y xvut del espacio al tiempo. Y en la sociedad burguest resultaron dos bisicos problemas metodolégicos del or- den del desarrollo en el tiempo. Uno de ellos fue Ia brecha entre el ser humano y aquel proceso objetivo, En ‘otras palabras, goudl era el lugar del sujeto en el pro- ceso objetivo? Marx, en los Manuscritos econdmico-fi- losdficos de 1844, vio objetivamente esta laguna como enajenacibn (Entinsserung) y subjetivamente como ex- trafiamiento (Enjfremdung). El segundo problema fue fa conexién entre el orden funcional /orginico/estructu- LA SOCIEDAD BURGUESA aI ral en el espacio y el cambio dinimico a través del tiem- po. zCémo podia la misma razin arquimédica, que ex: plicaba el orden en el espacio, explicar también el cambio a través del tiempo como surgido nccesaria- mente de tal orden? Este fuc el problema de la estitica social contra Ja dindmica social, como se le enfrentaron ‘Auguste Comte y Herbert Spencer, La dialéctiea de una tstructura de muchos niveles en transformacién, como fue propuesta por Marx en el prologo de 1859 a su Contribucién a la critica de la economia politica, fue "una solucién eminente, Por una parte el desarrollo reflejé Ja nueva dinimica de la sociedad burguesa, Capacité al burgués a explotar el mundo y creer en el progreso. Por otra parte la pers pectiva arquimédica subyacente en tal concepto objeti- vaba a la vez el espacio y el tiempo, y coloceba al bur- gués en un mundo sin centro. No podia abarcar la experiencia temporal vivida entze ahora y entonces, 1a ex: petiencia espacial vivida entre aqut y alli, En_Ja_so- ciedad burguesa habia una laguna it je entre Ia aubjelividad del” ego"y Ta ‘del_mundo. La “realidad “thisma” Se convirtié en producto final de una causacién lineal, genética, de modo que la pregunta “:Qué es?” fue desdefiada por el conocimiento de “Como surgié”. La perspectiva arquimédica tampoco podia comprender Ja realidad de otro lugar y otro tiem po en perspectiva. Lo que én otras realidades no se podia objetivar y explicas, quedaba estereotipado como primitive © exético, En’ realidad, “primitivismo” y "exotismo” fueron dos nuevos intereses de Ja sociedad burguesa,"* para compensar por la experiencia alienada del ego burgués. EI concepto del subconsciente como forma espectfica 1 Ibid, 48 LA SOCIEDAD BURGUESA de Jo inconsciente que yacia debajo de ta conciencia!® entré en uso en Ja sociedad burguesa, atestiguando una nueva dicotomia entre la conciencia y el inconsciente. El sujeto vive en el mundo y acta en él, El consciente que refleja este estat: comprometido en el mundo es Perspective y parcial. Siempre hay mas en el sujeto, en €l mundo, y en estar comprometido en el mundo, que conciencia de ello. Por Jo tanto, lo inconsciente como lo opuesto de la conciencia no ¢s un vacio icreal,"” Po- tencialmente incluye todo lo que no sea Ja conciencia, esté dentro 0 mis alld de ta persona. Sin embargo, en Ja sociedad burguesa, cuando la perspectiva arquimé- dica logeé envolver al mundo en una espacio-tempora- Jidad objetiva, todo lo que qued3 fuera se volvié objetivable y cuantificable. Asi, lo que no podia cono- cerse, el inconsciente, HegS a ubicarse cada vez mis dentro del sujeto, como el subconsciente. En 1775, muy apropiadamente al comienzo del pe- tiodo de 1a sociedad burguesa, el médico Franz Mes- mer triunfo sobre el exorcista padre Johann Joseph Gessnet con una explicacién cientifica del inconsciente. Ya no eta posible comprender al inconsciente mediante una explicacién religiosa. Al proceder la objetivacién espacio-temporal del mundo en el siglo xtx, hubo una correspondiente proliferacién de intereses compensato- rigs en el magnetismo animal, el sonambulismo, el hip- notismo, el espiritismo y la parapsicologia. Sin embar- 82, al hacerse objetivo el mundo, mostrando pocas hhuellas de lo cientificamente cognoscible, el interés por To inconsciente pas6 de los fenémenos que estaban mis alld del sujeto a los fendmenos que habia dentro de él ¥ R. Williams, Keywords (Oxford, 1976), pp. 270-273. 3 L. Rauhala, intentionality and she Problem of the Une conscious (Turku, 1969), pp. 208-211. LA SOCIEDAD BURGUESA 9 En la segunda parte del siglo xix, vino el estudio de la histena que culmind en el concepto psicoanalitico de neurosis."* No fue Freud sino el psicélogo francés Pierre Janet el primero en formulae el concepto tedrico del subconsciente y luego tratar de distinguic el concepto terapéutico del subconsciente, del concepto filoséfico del inconsciente.** Pero Freud insistid en que no habia in- consciente, salvo el “ello” dentro de la persona, sta no fue una simple discusién terminolégica sino que es- tuvo basada en Ia observacién clinica y 1a realidad per- cibida en 1a sociedad burguesa. Con el mundo volvién- dose cientificamente conocido no podia haber un inconsciente ms alla. Por tanto, sus contemporineos aceptaron el concepto freudiano del inconsciente interior, y pronto olvidaron la distincién de Janet entre sub- ‘onsciente inconsciente. El cambio, de lo inconsciente mas allé a Jo subcons- ciente interior, implicé que quedaba poco misterio en el mundo objetivado de Ja sociedad burguesa. Pero el conacimiento objet explicar la reflexibili dad de Ja vida consciente, encarnada. El sujeto experi- mentaba el ser conmovide por un no sé qué, En cam: bio, ta conexién reflexiva y dialéctica entre el sujeto y el mundo, entre conciencia e inconsciente exa explicada por el concepto del desarrollo lineal de Ja psique, don- de Ta vida consciente era causada por el subconsciente, El conocimiento objetivo no liberaba al ser humano sino que, antes bien, intensificaba su sentido de estar deter- 10H. F, Bllenberger, The Discovery of the Unconscious (Nueva York, 1970), caps. 2 y 3; J. H. van der Berg, The Changing Naswre of Man, te. H. F. Croes (Nueva York, 1961), cap, 3. ; 19H. F. Ellenberg, The Discovery of the Unconscion', P00. 50 LA SOCIEDAD BURGUESA. minado, Y el inconsciente interior hubo de soportar la carga de explicar ese determinismo. El concepto del desarrollo lineal de la psique humana fue la simboli- zacién apropiada del nuevo destino burgués, Antes de este periodo no hubo “fuerza laboral’’, “desarrollo”, ni “subconsciente”. ¥ si la gente no tenia palabras pata ellos no podia concebir tal experiencia ti hablar de ella. La mano de obra en contradistincién del trabajo, el desarrollo en el tiempo y el subconscien- te reflejaron, dentro del campo perceptual burgués, la nueva dinamica de Ja sociedad burguesa. Dentro del campo surgicron experieacias nuevas fundamentalmente distintas del tiempo, el espacio y Ia vida det cuerpo. De cllas trataremos respectivamente en fos tres capftulos guientes. Sin embargo, antes de lanzarnos a ello, en las dos secciones siguientes de este capitulo analizaré primero la sedimentacién y transformacién de Ja per- cepcidn burguesa antes de este periodo y después la estratificacién de otros campos perceptuales por el pre- dominante campo burgués en el periodo de la sociedad burguesa, L-LA PERCEPCION BURGUESA EN £POCAS ANTERIORES E] nuevo campo perceptual reflejé y confirms 1as es petatizas de Ja burgues{a triunfante, mientras hundia las de las otras clases. No obstante, antes de este perio: do, las esperanzas hurguesas quedaron, a su vez, cons: trefiidas en otros campos de la percepci6n. Et “burgués” no era un tipo ideal estitico, como lo considers Max Weber, con una sola carrera que nosotros pudiésemos seguir a través del tiempo. La burguesia fue una for- macién social cambiante en distintas estructuras. socia- LA SOCIEDAD BURGUESA 3 Jes, nunca una identidad. Ocup6 un lugar distinto den- to de un campo perceptual distinto en cada periodo. No hay continuidad de un periodo al siguiente. Y ana- lizaré Ja telacién entre la burguesia cambiante y los distintos campos perceptuales desde la Edad Media, no para mostrar cGmo surgi6, sino para exponer sus difc- rencias. El cristianismo medieval formé un mundo heteréclito de instituciones y valores irreconcitiables®* No posey6 una sintesis. Para los habitantes de aquel mundo la ins- titucionalizacién se basaba en Ja experiencia particular y personal del socius."” Habia inaumerables soci, hasta entonces no estratificados, pero no un sentido de la sociedad en general salvo, tal vez, una participacion en ef ideal del cristianismo, Dentro de aquel mundo el campo perceptual predominante estaba constituide por una cultura de medios informativos oxal-quirogeaficos, por una jerarquia de los sentidos que daba preferencia if oldo y al tacto, y por un orden epistémico de anago- gia. En aquel mundo la percepcién era, al mismo tiempo, mis intensa y ditigida hacia afuera y menos exacta que Ja nuestra, Los burgueses de la Edad Media no tebasaron los limites de este campo perceptual; su visién estaba con- tenida por ellos. Desde finales del siglo x Jas ciudades crecieton como centros comerciales, Pero se trataba, en, general, de organizaciones pequefias y aisladas en una economia predominantemente rural. Los propios bur- sgueses tenfan pocos conocimientos de las prdcticas co- merciales, aparte de las derivadas de informacin perso- 26 F, Heer, The Modieuel World, t, J. Sondheimer (Cle- ‘eland, 1962), cap. 1. 1D. Matthew, The Medieval Exropean Community (Lose des, 1977), p. 19. 32 LA SOCIEDAD BURGUESA. nal y la costumbre. Les faltaba la racionalidad econémica de una época ulterior. En realidad en su mayoria no podian valerse de cifras para hacer cilculos y conside- raban ef dinero como un fenémeno incompreasible.?* La propia ciudad medieval no fue un bastion de Ia raz60 secular en un mundo de snagogia, Hasta en Jas ciu- dades el ctistianismo oftecta los valores jerirquicos de ta vida, Jimitaba las actividades comerciales, regulaba los ‘gremios y moldeaba la vision misma de los burgue- ses, Pata el burgués moderno la religion era cosa de los domingos; pero para el burgués medieval los negocios no eran una vocacién totalmente absorbente. Este ilti- mo no tenfa ni a visién ni Iz personalidad de su des- cendiente moderno, En retrospectiva, facilmente pode- mos exagerar los origenes de ta economia moderna y reducir ia realidad de a perspectiva de la fe cristiama en las ciudades medievales, De hecho, durante el si- glo xu, cuando ef crédito, el trueque y Ia banca inten: sificaron fas actividades comerciales, el cristianismo man- tuvo su vital dominio sobre las poblaciones urbanas mediante la contraofensiva de las Grdenes franciscana y dominica.'A mayor abundamiento, 1a Iglesia aprove cché la riqueza para organizarse y extender su dominio sobre los campos. Las crisis econémica y demogrifica del siglo xv fucron interpretadas por sus contemporineos como vici- situdes de la Fortuna en Jos asuntos humanos, De algiin modo las crisis afectaron el campo medieval de Ja per- cepcién. En aquel siglo la nueva conciencia psicolégica en el pensamiento del maestro Eckhart y de Guillermo de Occam,** la imagen espacial en los cuadros de Duc 16 hid, p. 123. 2 E. Panofshy, Gothic Architecture and Scholasticism (Nueva York, 1957), pp. 1415, LA SOCIEDAD BURGUESA 3 cio y de Giotto, el ideal humanista en Ja literatura de Petrarca, Bocaccio y Salutati, atestiguan, todos ellos, un cambio de Ja percepcién, hacia enfocar el mundo. La iniciativa para este cambio Ilegé del norte de Italia, donde eca poderosa Ia tradicién de economia urbana riqueza oligirquica®* ’ Et contraste on el cristianismo medieval, oe 47 J. Caro Baroja, The World of she Witches, te. O. N. Glendinning (Loadees, 1964), pp. xi, 214, 238-241 38 A. Viatte, Ler sources oecultes’ dix romantiime (Pais, 1928). LA SOCIEDAD BURGUESA oy setie de obras sobre ritos mégicos.!* En el decenio si- guiente Helena Blavatsky ensefid una teosofia ecléctica de misticismo oriental y magia occidental. Fue una de las fundadoras de la Sociedad Teoséfica en 1875, que proclamaba como su objetivo una sabiduria oculta en oposicién al conocimiento mecanicista, cientifico.% La magia ritunl de Constant fue aceptada después en In- glaterra, con la fundaciéa de Ja Orden Hermética del Amanecer Dorado ca 1888; y Aleister Crowley, auto- declarado mago, se le unid beevemente a finales de Jos noventa.®' EI apogeo del interés de tas clases altas en cl ocaltismo Megé durante los noventa, cuando se reanudaron ciestas practicas de astrologia.* EI mundo de Jo oculto era fo ditectamente opuesto de Ja sociedad burguesa.** Lo oculto aspiraba a un co- nocimiento del mas alld. Suspiraba por el mundo cen- tcipeta y animado del Renacimiento, con sus conexiones potcibidas entre el ser y el mundo, entre microcosmos ¥ macrocesmos. En directo contraste con Jo oculto, ef campo de Ja percepcin burguesa promovia un cono- cimiento cuantitativo, no-reflexivo, objetivo, sin ningu- na relucién con el ego, No obstante, sin el apoyo de un cosmos renacentista, el ocultismo decimondnico de Constant y de Crowley se contrajo en si mismo, Por ‘otca parte, el eclecticismo teoséfico de Blavatsky com- 8 Véase A, L. Constant, Dogme et rituel de la haute max wie (1854-1856), Histoire de ln magic, (1860), La clef des grands mystéres (1861), Lz science des espriss'(1865), "0 Véase H, Blavatsky, Isis Unveiled (1877), The Secret Doctrine (1888). ‘0 F, Howe, The Magicians of the Golden Dawn (Lon dees, 1972). 82 E, Howe, Aitrology (Nueva York, 1968), pp. 21, 72. 88 J. Webb, The Flight from Reason’ (Londres, 1971); F. King, Rites of Modern Occult Magic (Nueva York, 1971). 0 LA SOCIEDAD BURGUESA prometié peligrosamente la integridad de lo ocult ¢ i to. Gtoriedad burguess, Io oculto no pudo encontrae vee le si mismo un apoyo perceptual. Y el autodeclarado ego, sin un macrocosmos, no pasé de ser un falso MI. LA TEMPORALIDAD A EXPERIENCIA del tiempo vivido es distinta y mas fundamental que Ia medicién mecinica del tiempo pot el reloj. Esta Gltima es impersonal y objetiva, mientras que el tiempo vivido es personal, ademés de depender el mundo circundante con el cual vive el sujeto. Es una Gestalt entre el ritmo de Ja persona y los ritmos simbolizados, institucionalizados de tal mundo. Cada quien tiene un ritmo fisiolégico, y diferentes periodos tienen distintos simbolos e instituciones para llevar el ritmo de la duraciés. Hay, en efecto, diversos tipos de tiempo social, sea litirgico o secular, arquetipico o his- ‘rico, estacional o mecinico, ciclico © lineal, intersub- jetivo u objetivo, Tras las dos revoluciones de finales del siglo xvut, la reptesentacién en el espacio ya no pudo contener Ia dindmica de la sociedad burguesa, Dentro del nuevo campo perceptual constituido pot la caltura tipogcéfica, Ja supremacia de fa vista y ef orden del desarrollo en el tiempo, e tiempo fue subjetivado como una dimensién distinta dei espacio. Esta objetive- ‘ién del tiempo condujo a otros desasrollos compen- satorios, relacionados con ella. En este capitulo analizaré nuevas experiencias del tiempo, distancias del pasado, visiones del futuro, procesos temporales y dindmica in- manente en la sociedad burguesa. Las NUEVAS EXPERIENCIAS DEL TIEMPO Antes de este periodo ya se empleaban Jos relojes. EL teloj mecinico fue inventado en Ia segunda mitad del m NG :—nazacac na —n SY"'Z ae 2 LA TEMPORALIDAD siglo xm, y el reloj de péndulo x mediados del si glo xvi. Durante los siglos xv y xvut, mejores escapes ¥ compensaciones de temperatura y batométrica hicieron mis precisos Ios relojes. Ya en et siglo siguiente, se pro- ducian cclojes en mass, con partes intercambiables. An. } tes, los relojes habian sido en parte ornamentales, ¢n parte utilitatios, En cambio, en Iz Inglaterra de comien- 20s del siglo x1x, se volvieron una necesidad. La. pre- valencia de los selojes atestigua Ja nueva importancia del tiempo objetivo, Pero esto séto fue un sintoma de Jos ritmos cambiantes de Ja vida en la sociedad bur guesa.? La urbanizavin y el tiempo EL factor crucial y determinante de este petiodo fue el ritmo de la transformacién urbana, La urbanizacién ocw- r1i6 después y un poco ans lentamente en Francia que en Inglaterra, debido en parte a las corrientes demogré- ficas ‘telativamente estacionatias de Francia y en parte al hecho de que ta industrializacién en Francia ocustié medio siglo después que en Inglaterra, No obstante, las metr6polis en ambos paises, es decit, Londtes y Paris, cxpetimentaron una notable expansion, asi como algu: ras de las nuevas ciudades manufactureras, Durante la Primera mitad del siglo x1x, Ia poblacién de Londres se ‘riplicé, mientras la de Parfs se duplicé. En 1891, mas de cuatro millones de personas vivian en la primera 2 J. Le Goff, “Au Moyen Age: Temps de 'église et temps du marchand", Annales, E5.C, 15 (1960); C. Cipolla, Clocks aud Culture, 1300-1700 (Londres, 1967), cap. t; L. Mumford, Technics and Civilization (Nueva York, 1934), pp. 17, 134, 197-198; E, P. Thompson, “Time, Work-Discipline, and In: dustrial Capitalism,” Past and Present, 38 (1969). LA TEMPORALIDAD 3 y dos millones y medio en la segunda. La poblacién urbana no sélo crecié en cifras absolutes, sino que la proporcién de gente que vivia en las zonas urbaras tain bién aumentd, A comienzos de este periodo, aproxima- damente una sexta parte de la poblacién inglesa y galesa vivia en ciudades con poblaciones de veinte mil habt tantes 0 mis. Al término de este periodo, ya eran tres cuattas partes, En Francia, al comien2o- del periodo un poco menos de una séptima parte de la poblacién vivia en cudades de cinco mil habitantes o mds. A finales del period, casi dos quintas partes. . En otras palabras, cada vex més personas vivian en ua, medio urbano, Las actividades crecientemente especial zadas y diversificadas de los poblados y las ciudades no podian depender det ciclo natural de dia y noche, de orto y ocaso. En cambio, habfan de ser mis exactamente coordinadas por el tiempo del reloj. Asi, el paso inten- sificado de In urbanizacién expuso a un niimero cee- ciente de personal al tiempo mecinico, La mecanizacin y el tiempo Desde luego, Ja urbanizacién habia estado avanzando desde mucho antes del periodo de la sociedad burguesa, y fue acumulativo el depender de los relojes. Pero Ja # A, E, Weber, Toe Growih of Cities in the Nineteenth Century (Nuevs York, 1899): P. Lavedan, Histoire do Par banisme, 3 vols, (Paris, 1926-1952); L. Mumford, The Cities jn History (Nueva York, 1961); B.A. Wrigley, Popstation and Hirlory (Nueva York, 1960); G. Dupeaux, La soviéié jrancaite, 1788-1960, 34. e€ (Paris, 1964); E. Lampard, “The Urbanizing World”, y L, Lees, “Metropolitan Types,” en Hi. J. Dyas y M. Wolff, comps, The Victorian City (Londres, 1973) CO SESSSCTReC Zr” "ZZ Oe " LA TEMPORALIDAD mecanizacién del trabajo en la Fabrica introdujo una ex- Periencia del tiempo que fue exclusiva de este periodo, Dentro de la filrica, el trabajo se rutinizé, se estan- dari26 y fue dividido en una serie de movimientos simplificados en el tiempo. Mano de obra y tecnologia se volvieron mutuamente convertibles, dependiendo de cual era més facil de conseguir y costaba menos. La mecs- nizacién integed la mano de obra en un proceso cada ver mis eficiente de produccién industrial. Antes, ef ritmo del trabajo habia dependido def ritmo organico del ser humano. Ahora, en cambio, en la Fabrice el 1 ‘mo fisiolégico del’ obteto fue sactificado en atas del ritmo artificial de la miquina. El obsero, recién desarrai- gado de un trabajo manual o agricola, no estaba acos- tumbrado al nuevo ritmo mecinico, Habia que acostum- brarlo a servie al nuevo ritmo. Por consiguiente, el tiempo se volvié més externo y reptesivo para cl traba- jador, y Ia disciplina laboral surgié como problema nuievo. Este proceso empe26 antes en Inglaterra, pero al difundirse la industtializacién, ya fuese a Francia o des- pués a otros lugares, prevalecié el ritmo mecinico.* La racionalizaciOn y el tiempo A mediados dei siglo xix, surgié una nueva profesién de administradotes 0 ingenieros industriales para satis- facer Ia demanda de mecanizacién en el trabajo, La tarea 9D. Landes, “Technological Change and Development in Western Europe, 1750-1914", Cembridge Economie History of Europe, vol. 6, pp. 521-553; Giedion, Mechanization Taker Command, pp. 173-178; §, Pollard, “Factory Discipline in the Industrial Revolution", Economie Hirtory Review, 2a. serie, vol. 16 (1963); R. Bendix, Work and Authority in Industry i LA TEMPORALIDAD p de estos nuevos expertos consistié en sistematizar la produccién y lograr of uso mis eficiente de la mano de obra y Ja tecnologia, Adin més que Ia visién de Ja burguesia, la visidn misma de estos prototecnécratas se identifies con el principio de eficiencia. ; Por ejemplo, tomemes el enfoque de tiempo y movi- miento a la administracién cientifica, de Fredetick W. Taylor, que fue la culminacién de las obras anteriores de Chacles Babbage, Andrew Ure, J. Slater Lewis, y Charles Dupin. EI sistema de Taylor, también conocido como taylorismo, disecaba el proceso laboral en sus mas simples movimientos mecinicos, Pastba por alto com- pltamente el aspecto humano y subjetivo del trabajo: cuanto mis eficiente, mejor. La administracién cientifica sumenté el cisma entre el ritmo mecinico del trabajo industrial y el ritmo fisiolégico de! ser humano. Para triunfar, Ja industria habia de reprimir 1a subjetividad humana, Taylor, que 2 su vez mostraba sintomas de tensidn reprimida, se dedicé tanto al culto de Ia efi- iencia que no pudo comprender por qué los obreros s¢ oponian a su administracién cientifica,* (Nueva York, 1956), cap. 25 Thompson, The Making of the English Working Class, pp. 199-204, 365, 401-402, 409 410. +E. Ashby, “Education for an Age of Technotogy", y ©, Wilson, “Technology and Industrial Organization”, ex C. Singer, ef al, A History of Technology, vol. 3 (Oxford, 1956); J. B. "Rac, “The, Invetion of Technolgy" en M. Kranaberg y C. W. Purcell, Jr, comps, Tecnology in Wes- tum Chilzaton, wl. 1 (Nueva York, 1967); 8. Pollard, The Genesis of Modern Management (Cambridge, Muss, 1965)3 LUrwice y E. Beech, The Making of Scienific Management, EES SC“CSN”C~SiS Ee 6 LA TEMPORALIDAD EL transporte y el tiempo El desarrollo de la carretera para cartozas y la via de agua a comienzos de este periodo y de los fersocarriles y barcos de vapor a mediados del siglo xx ya cons: | tiruyen una historia familiar.’ Fue una respuesta a las } demandas de la industrializacién y Ja urbanizacién y, a su vez, las estimulé. Los cambios en materia de érane. yorte_vinieron los facelas importantes a It ieriencia-del tiempo, a sibet. la nécesidad de estan.” GepRET aT empe, ye concn ee el tmp dene eatin A finales del siglo xvin, las cartozes corrian, en pro: medio, s6lo unos pocos kiémetres por hora, de mo- do que no ers necesario Hevar un horario. muy exacto. A mediados del siglo siguiente, Jos trenes cortian, en promedio, sesenta kilémetros por hora, y el volumen de transporte ferroviario se intensificé enormemente. Por tanto, $. hizo indispensable un_horatio yata_ poder -coordinar fis innumerables Hegadas y pats Pate, | Ta mayorla a Tas Ciadades habioe Teatleaas propios tiempos locales; pero ahora fue_necesacio un tiempo estandar de Jos ferrocarriles ET uso de Tas scfales tele- 5 ooh (ante 24819515 8. Roky, Fed (Cambridge, Mass., 1970) + Frederik Toslr Td Sean Cambie ftoie niyo Ewape val 6, Ge Sage Ar Erotone Hiry of Tra port (Londres, 1959); P. Rousseau, Histoire des transports {Fr ba Ah Be eB all, Bil Poe idem a's Sane ebay be (hecates 1961): J. R. Kelle, The Impacr of Rey on Pi Ci nt 8), ae BE | (Londres, 1962), ands 2a. ree LA TEMPORALIDAD ” ificas en 1852 hizo posible la sincronizacién de tiem- qos locales con el Tiempo Medio de Greenwich, Por iittimo, en 1884 se firmé un acuerdo internacional so- bre tiempo estindar y zonas de tiempo. panos etipe_path cube a miss aoe Ea 1780, ‘una diligencia recorria en cuatro a cinco dias la distancia entre Londres y Manchester. Cien afios después, los tre- nes recorrian ja misma distancia cn cuatro o cinco ho- ras. A la inversa, en el mismo periodo, ahora se podia recorrer mayor distancia. Ya se ha dicho que, con Los. uevos medios de transporte, el mundo se volvié mis pequefio. En realidad, ef mundo se ageand6 por las nue- vas experiencias del viaje y el turismo, La comunicacion y of tiempo La comunicaciéa por medios tipogrificos aument6 du- rante este periodo, La fabricacién de papel se volvié menos costosa. Aumenté Ia alfabetizacién, y la lectura se volvié un pasatiempo més popular. Mis explicita- mente, en la scgunda mitad del siglo x0x, la invencidn del cilindro y de las prensas rotativas, del estereotipo ¥ el linotipo convistieron ef periddico “en un medio de formaciéa ‘de masas. Sitnultineamente, el empleo del “Telégrafo y el cable aceters ia publicacidn de noticias. ©. AL Innis, Empire and Communications (Oxtord, 1950), pp. 7, 199-208; M. McLuhan, The Gutenberg Galaxy (Toronto, 1962); B. Carpenter y M. McLuhan, comps. Bx plorations in Communication (Boston, 1960); RD. Altick, ‘The English Common Reader (Chicago, 1957); R._ XK. Webb, The British Working Class Reader (Chicago, 1995); IEEE EETETEPE'“«O«(ISIDSSSS 8 LA TEMPORALIDAD Los periédicos ¢jercieron sobre el lector un efecto perceptual diferente que el libro impreso. En contraste con el desarrollo lineal de la trama o el argumento del libro, los informes en competencia de noticias de dife- rentes partes del mundo hacian de los periddicos un maosaico de acontecimientos no relacionados entre si. Los, is 10 a Jo instantineo y lo sensacional, extendieron_el espacio i ; ara incluir todo de todas partes. Et presente e voles mucho mis dives complejo, ya no englobable dent®o de un solo marco Sanat pico. Y_el Tector habia de aportar Ia conesion entre los diferentes articulos, Por tanto, con Ta aceleri Ror tanto, con Ja acelefa- ibn de Ta comunicacén, la percepaid resente se La visualizacion y el tiempo La sevolucién Fotogeifica de mediados del siglo xx hizo que Ja comunicacién se orientara mis que antes hacia lo visual. La tipogratia ya habia subrayado la visualidad, el Srabado y Ia litografia habian estandarizado la informa: cin visual. Sin embargo, la fotografia daba un detalle ¥una precisién que la imprenta nunca podria alcanzar. Con la fotografia podia verse algo de lo que habia ocurtido en otro lugar y en otro tiempo, Asi, se depen- dié mas de la informacién visual, Ea el ‘iltimo cuarto del siglo, las fotografias trataban de captar animales seres humanos en movimiento y pijaros en vuelo, A R. Williams, The Long Revolution (Londres, 2 wiles 7 1961), pp. 36 Histoire de la presse (Patis, 1958). | LA TEMPORALIDAD 19 comienzos del siglo xx, la fotografia ayudé a la ciencia del estudio del tiempo y el movimiento. a informacién fotogsifica dio a la gente mayor con- ciencia de la velocidad y el tiempo. Ni siquiera un ob- tarador ripido puede captar realmente el movimiento, porque cada foto constituye una instantaneidad estitica $ desde un Angulo especifico; sin embargo, una sucesion de huellas estéticas ligeramente distintas capacit6 al es- pectador burgués, en la época anterior al cine, 2 inferir el movimiento, Semejante interpretacién pezceptual ha- bria sido incomprensible para gente de otras cultusas. Habrian tenido que adquirir el hincapié perceptual del burgués en la informacién visual en el tiempo mecinico discontinuo, antes de poder traducie fotos cstéticas en movimiento, Urbanizacién, mecanizacién, racionalizacién, transpor- te, comunicacién y visualizacién: tales fueron avances concurrentes ¢ interdependientes en 1a sociedad burgue- sa, Reforzindose mutuamente, hicieron que la experien- cia burguesa del presente fuese mucho més mecénica, discontinua y externa que antes. Y como compensacién a este presente lineal y segmentado, surgieron en Ia so- ciedad burguesa auevas y diferentes experiencias del pa- sado y det futuro. Las distancias de! pasado No hay pasado en si mismo. Se ha perdido pars siem- pte, Mas cada presente simboliza un pasado en sus pro- 1 Ivins, Prints and Virwal Communication, caps, 5-75 Hy A. Gemsheim, The History of Photography (Oxford, 1933), | caps. 30 y 31; Giedion, Mechanization Takes Command, pi- 4 ginay 17-50, "100-107; M. McLuhan, Understanding Media (Nueva Yorks, 1964), caps. 13 y 20; Sontag, On Photography. 80 LA TEMPORALIDAD Pios términos. Por tanto, un pasado es la retrospeccién inteacional por un prescafe. Cuando la experiencia det Presente se voivié mas mecinica y externa, el pasado Parecié més distante. Por tanto, se hicieron nuevos es fuerzos para recobratto, Sintomiiticamente, el mayor sentido de Ia’ distancia del pasado se hizo evidente en ef significado cambiante de “'revolucin”.* Hasta el siglo xvi, la revolucin fue un atto 0 estado de revolver. Sélo en se siglo empezs 4 sigaificar el derrocamiento politico de un orden este: * blecido. Pero aun entonces revolucion siguié significan- do restauracién, como por ejemplo la “Revolucibn Glo. tlosa” de 1688. Ya en el siglo xvi, Ja gente cobs mucha mayor conciencia del ridicalismo y de ls. inoor vacia implicitos en ef acto del derrocamiento politico, aunque Ie revolucién norteamericana siguié afirmands ser una restauracién de los detechos de Jos ingleses, Por tltimo, Ja revolucién francesa hizo imposible pata todos afitmar que revoiucién podia ser restauracién de algo ya consagrado por el tiempo, El an_distinto del ente lo que ya no habia vuelto lia estar_atado La conciencia de Ja tradicibn Desde antes de los tiempos modernos, ia tradicién nan- ( fue estitica, sino que cambiaba, aunque lentamente.” Sin embargo, los habitantes del continaum —en lento * F. Gilbest, “Revolution”, Dictionary of she History of Ideas, comp, P. P, Wiener (Nueva York, 1973); Williams, Keywords °K. Mannheim, “Conservative Thought", en Ersays on Soe LA TEMPORALIDAD. 81 a tradiciéa premoderna, creian que sete extn ables, ue trascendian el tiempo. Tos habitentes de Ia sociedad burguess habiendo expt nentado la discontinuidad entre el presente y el pasido, tnfocton la tradicién desde fuera como un “ott ro mintico. Antes, la tadicién contents et tiempos ahora hubiendo roto Ie tradicidn con lo mecinico, el presente lineal se volvié simple “tradicionalismo", una idealiza cién de In tradiciéa pasada, como un otro romantizido, “Tradiconslmente’ fue una palabra nue el soci mbién lo fueron otros “ismos", como lana” y “primitvisme’.'° La gente cia, ahors, que cada periodo del pasado. poseia su propio y distinto conjunto de valores y estilos. La experi La experiencia de Ia dis: ontinvidad en el tiempo les hizo comprender salores estaban_atados a la época. alores estaban_atados @_J& Spore La temporalizacion de la nostalgia +H anhelo renacentista de una antigiiedad clésica busc6 una similitud fundamental entre aque! pasado y su propio presente; fue un ejercicio de similitud. “Nos- talgia” fue una palabra acufada en In mitad del si- glo. xv para denotar una forma de melancolia pro- dacida por Ie prolongeds auteacia de Is atta 0 lugar, por ejemplo, la nostalgia del hogar, el anhelo *rychology (Nueva York, 1953); S. Cole- wet ane Reon a Sraion’™s on Be Ring. het, ce. Soar a Eger ns ese bien’), Rr Leeson, Conan Chine and wees eee glad tay tl gp wei ophed Enhh Bison 8 LA TEMPORALIDAD de un espacio familiar" AGn no era el anhelo de un tiempo familiar, pues la continuidad del pasado al pre- sente seguia siendo una red inconstitil. Ea cambio, en Ie sociedad bucguesa, con el rompimiento entre pasado Y presente, la nostalgia fue temporalizada como el anhelo de una época antetior y mas familia, Y esta nostalgia del pasado fue pronto un fendmeno difun- dido.* El anhelo sentimental del burgués enajenado se dirigia shore hacia muchos pasados, Se descubrieron ¥ conservaron documentos y registros antiguas; pro: Feraron las sociedades de anticuatios y los noses Rte vas_disciplinas como _la_antropologia, Ia _arqucologis rotaron del interés por recobrar cl pa- ~sada."* Ademis, los estilos y motivos de arte de otros Petiodos fueron idealizados como “neoclasicismo”, “ro- manticismo", “medievalismo”, “orientalismo'"', “primi. tivismo": téiminos todos ellos del siglo x0x. Este siglo presencié una serie de imitaciones y renacimieatos de aquellos estilos, La sociedad burguesa teat de consumar el_ pasado, tenuar parte jenacida_en el resente_mecinico y_segmentado, MB, Klein, A Comprehensive Exymological Dieionay o ‘he Bnalsh Language (Amsterdam, 1960? \W. E, Houghton, TBe Pisoriee Frame of Mind (New Haven, 1937), pp. 77-89; H. G. Schenk, The Mind of the Earopene Remarc (Lonices, 1966), ap. $0 JH. Buckley, Triumph of Tine (Cambridge, Mass, 1966), cap. 6 F Haskll “The Manufacture of the Past ig. NinccentnGen, tury Painting” Ratt and Present, 95 (0971) 1G. Basin, The Museum “Age, ts). van Neis Cabi (Nucua York, 1967), aps. 9 y 10, G. Bane The. Ides of Prebiion, (Marwonéswont, 1962), caps 2 3; Belding Myth ig the Eighteenth and Early Niveteath Centuiee Dietionary of the History of Ideas, LA TEMPORALIDAD 8s La novela historica y el tiempo interno Walter Scott tuvo plena conciencia del problema de |b discontinuidad temporal que condujo a la nostalgia del pasado, En la introduccién y la posdata de su obra Waverley: or "Tis Sixty Years Since (1814), obra que popularizd el género de la novela histérica, Scott ha- blo de cémo deseaba editar al mismo tiempo un f0- mance de caballerias distantes y un relato de los modales modemos; una distancia excesiva harla que su novela pateciera venerable, mientras que un medio demasiado reciente subrayaria fa novedad pot fa novedad misma. Por tanto, la colocé en la Escocia de mediados del siglo xvii, no demasiado lejos de Jos lectores de Ja Inglaterra industrial de principios del siglo xx, pe- to si lo bastante lejos para provocar su nostalgia. En Ga distancia ideal, Scott ceeyS que podsia dirigic la atencién del lector al desarrollo interno de los carac- teres y las emociones de sts actores."* Podria asi, ha- cer pasar al lector, del simple interés en el medio ex- terno de una época, al tiempo interno de Ja pasién humana, De este modo, el pasado cobraria vida para el lector. La novela historica de Scott tenfa unos cuantos pre- cedentes, Pero el instantineo éxito de Waverley les movida él y a ottos, en Inglaterra y por doquier, a cstibir otras novelas histéricas® Debe darse crédito a Scott por haber tenido una clara conciencia de las HW. Scott, Waverley; or ‘Tis Sixty Years Since (Edim= burgo, 1814), caps. 1 y 72. 45'G. Lukics, The Historical Novel, tr. H. y S. Mithchell (Boston, 1963); L. Maigon, Le roman bisorigue 4 Pépoque tomantique (Patis, 1912); A. Fleishman, The English Histo- sical Novel (Baltimore, 1971). EEE ISSSSIOGS’:;“WWH 84 LA TEMPORALIDAD. perspectivas de una novela histérica. Peto debemos dat crédito a la recepcién popular de la novela histérica por Ia conciencia del tiempo peculiar a la sociedad burguesa La novela histérica integraba ef tiempo externo de un medio histérico con el tiempo intetno de las emo- Giones de sus protagonistas. Los conflictos intemnos de / los personajes quedaban subrayados por el medio his t6rico de la trama, Por otra parte, la nostalgia en la sociedad burguesa era provocada por la dislocacién es. pacio-temporal, cuando el burgués se encontraba ante uuna falta de coherencia entce la sensibilidad interna y él medio externo, Asi se abrié una nueva reserva de sentimientos no estructurados que potencialmente podian movilizarse cn muchas direcciones. La novela hist6rica se populatizé, porque en este caso el sent. miento del lector iba dirigido hacia otto tiempo, otto lugar, donde podia disfrutar estéticamente —es de- cit, vieariamente— del resultado sigaiticativo de pa. siones y aspiraciones humanas, El pasado fue aprove- chado en la novela histérica para restaurar la coheten. ia temporal que faltaba en el presente del lector. Extension del paisaje temporal EL interés en el pasado extendié el panorama histérico de Ja sociedad burguesa. Tal panotama inclufa dife- rentes periodos, desde la antigiiedad hasta el pasado reciente, asi como otras sociedades, Pero el siglo xix se interesé especialmente en la Edad Media. A la gea- te le fascinaron Ia literatura, ef folklore y la religién medievales. Escenas medievales fueron temas favoritos de la pintura, y Ja renovacién gética constituy6 el prine LA TEMPORALIDAD 8 ilo arquitecténico del siglo x1x.* El anhelo rintco del siglo se remonté al pasado medieval, petiodo atin no manchado por ninguna sombra de mo- dernismo, Esta idealizacién de la Edad Media permiti6 a algunos olvidar fas amenazas dela tecnologia y Ia Tadusttalizacién, Una ver mis, la representacién his: Wrica de un pasado fue gobernada por un motivo sefite. Mkdemis de la historia, también la geologia y Ja ar- gpeologia extendieron sus studios del pasado. Desde Buffon y Hutton en el siglo xvur hasta Lyell en el siglo xix, el estudio de la formacién de la Tierra adquirié un marco de tiempo mucho mis extenso. Por “ltimo, los geSlogos lograron sobrepasar el interés anterior en la creacién original y el providencialismo, asi como la limitacién del tiempo biblico. En cambio, asociaron Ja formacin de los diferentes estratos de rocas y £6 siles con diferentes épocas. A mediados de siglo, ha- bian definido las principales etapas det tiempo geol6- gico2T Influidos por el desarrollo de esta geologia estratigrifica, en la primera mitad del siglo x0x, hi- Geron remontar Ia antigiedad de la especie humana 4 tres épocas, Jas culturas de piedra, de bronce y de hierro.® Asi, las tres disciplinas —historia, geologia y arqueologia— extendieton la escala de tiempo de Ja “sociedad més y més remotamente hacia el pasado. 16 W. K, Ferguson, The Renaissance jn Historical Thought (Boston, 1948), Hp, 119-126, RG. Collingwood, The Ides of History (Oxford, 1946), pp. 86-88; K. Clack, The Gothic Revival (Londres, '1928):'G. Getmenn, Gothic Revival in Exrope snd Brin, te, G. Onn (Cambidge, Mast, 1937). | 38 §, Toulmin y J. Goodfield, The Discovery’ of Tim (Nueva York, 1965), cap. 7. 18 Daniel, The Idea of Prehistory, cap. 2. a 86 LA TEMPORALIDAD LA TEMPORALIDAD 87 La desespacializacién de la bistoriografia En la sociedad estamental de los siglos xvi y xvus, a tepresentacién en el espacio limité el estudio histérico de otras sociedades, Con las grandes excepciones de { David Hume y Giambattista Vico, casi ningin histor siador comprendié que Ja modalidad del tiempo era fundamentalmente diferente de 1a modalidad del es: pacio, Creyeron, en cambio, que el tiempo no era sino otra extensién del espacio, y compararon ef estudio de Ia historia en el tiempo con el estudio de la naturaleza en el espacio. En ello, siguieron los dictados de Des cartes, que habia insistido en que el estudio de la na- turaleza, siendo mis exacto y matemitico, era superiot al estudio de Ia historia, Creyeron, ademiis, que la na- turaleza y Ja raz6n humana eran constantes, las mismas por doguier. Si en el pasado esa misina razéa no triune £6, entonces Voltaite, por ejemplo, atribuiria su fra- caso a los prejuicios de la religién y a otras opiniones no racionales. No pudieron comprender que la raz6n era histérica, y que la comptensién de una época otra constituiria un problema, Pese a su declacado ine terés en tierras y épocas lejanas, la historiografia en > Ja Tustracién fue una serie de juicios basados en creencia de que otras épocas eran, o bien idénticas, 0 bien diferentes del siglo xvi Bi noble salvaje y el sabio mandarin no fueron conceptos detivados dei es- tudio de América y de China, sino la. proyecciém este- reotipada de ideales del siglo xvut, titles para ctiticer Jo que habia de menos ideal en la Francia contempo- tinea. Los historiadores de los siglos xvi y xvin no & tuvieron una adecuada comprensién de ottas épocas. Fueron incapaces de penetrar en los motivos especificos y cambiantes y en las mentalidades de aquellas otras épocas, La historia parecié una serie de altos (raciona- lidad) y bajos (irracionalidad), como en El siglo de ‘lais XIV, de Voltaire. Pero nunca se plantearon la “pregunta: gpor qué??? | En la sociedad burguesa, el desarrollo en ef tiempo desespacializ6 Ia historiogtafia. Con la expansién det panorama histérico, ef tiempo poseyé ahora una pro- fundidad y una diversidad de que antes babia careci- do. Era. mucho més dificil sostener ahora que la naturaleza y la razén humana eran constantes y uni- versales, El Renacimiento ya habia descubierto el con- cepto de anacronistno, es decir, que cada época posefa sa propia coherencia e integridad. Pero la sociedad burguesa descubrié el concepto de historicismo, es de- Gr, geémo podia una época conocer a otra, si cada ‘ung, incluso [a nuestra, etan distintas y autoconteni- das? Este fue el problema central de la historiografia ea el siglo x0x, A mayor abundamiento, como ni la naturaleza humana ni Ja razén humana eran univer- sales, entonces los productos del esfuerzo humano tam- bién adquirian una dimensién nueva, hasta entonces no captada, de tiempo. Asi, lenguaje, arte, mito, r 4gi6n, ctc., se desarrollaban en el tiempo, El cambio “Ue enifoque no fue resultado de simple acumulacién de informes, sino del desplazamiento de Ia representacién en el espacio pot el desarrollo en el tiempo, Dentro de este nuevo panorama histético, el antes olvidado Vico fue ahora apreciado por Jo que tenia que decir 38 H, V\White, “The Irrational and the Problem of His: torical Knowledge in the Enlightenment", en H. E. Pagliario, comp, Irrationalism in she Enlightenment (Cleveland, 1972). 88 | LA TEMPORALIDAD LA TEMPORALIDAD. 89 on respecto a la historia de las actividades y los pro- ductos _mentales. ° EL significado cambiante de “revolucién”, el tradi- sionalismo como conciencia de una tradicién que ya no se imponia absolutamente, Ia nostalgia como anhe- fo del pasado, mis que de otro lugar, [a novela his- t6rica como género popular, Ia extensién del paisaje temporal, asi como la desespacializacién de la hist alia: todos estos avances fueron nuevos esfuerzos por Fecuperar un pasado que se habia vuelto mis fugaz y distante conforme la sociedad burguesa experimentaba tun presente més mecinico y segmentado, Pasado y pre- sente habjan de ser reconectados conscientemente, ahora. Vision del futuro No hay futuro; ain no ha ocurrido, Ea cambio, todo presente proyecta visiones distintas del futuro. En la sociedad burguesa, conforme el presente se desconec- taba mis del pasado, las visiones del futuro se volvie- fon mis materiales, seculares © inmanentes. Expectativas de mejora material En Ia segunda mitad del siglo xxx, Ia tecnologia y la produccién industrial habian alterado el paisaje urbano y las expectativas de quiene: vivian dentro de él” Para entonces, la esceaa urbana, fuera de los. bartios bajos, empezé a mejorar. Se dispuso de un abasto de agua potable y de cafierias; se difundié el uso de la 29 RH. Shyrock, “Medicine and Public Health”, en G. Métraux y F. Crouzet, comps, The Ninetcenth-Censary World a | IL lectricidad; se popularizaron los ideales de sanidad y limpieza Ademés, el ferrocarril, los tranvias y las bicicletas hicieron més conveniente el transposte; y el invento del telégrafo, el teléfono, 1a maquina de es- cribir, Ja pluma fuente y hasta el lipiz con punta de plomo alteraron: Jas communicaciones. Estas innovacio- nes y muchas otras dieron a las clases superiores y me- dias un sentido de mejora y bienestar materiales. Sin embargo, fos pobres, como repetidamente 10 ensefiaron por entonces Jos estudios de Mayhew, Booth y Rown- luce, siguieron al margen de las nuevas perspectivas, ‘Aaa mis significative para la visiGn de las clases altas y medias fue ef auevo desarrollo en las ventas al menudeo y la propaganda, Antes, las tiendas al menu- deo eran especializadas, de propiedad individual, orien- tadas hacia un camo, establecimientos donde la gente iba a comprar ciertos articulos determinados, Peso ya en la segunda mitad del siglo xtx, la produccién en masa de bienes hizo surgi una corriente enteramente nueva al revender, Se vendian grandes néimeros de bienes manufacturados estindar, fuese en las miiltiptes tiendas de cadenas al estilo inglés, o en Jas tiendas “unt- versales” francesas. En estos nuevos dias de la reven- ta, Ios clientes se encontraban ante una gran variedad de articulos bien empacades, producidos en masa. Se (Nueva York, 1963); Kranaberg y Pursell, comps., Tech- nology in Western Civilization, vol. 1; Giedion, Mechanization Takes Command: D. Davis, Fairs, Shops, and Supermarkets (Toronto, 1966); D..y G. Hindley, Advertising ix Vietorion England (Londres, 1972); M. Lochhead, The Victorian How sehold (Londtes, 1964); J. Gloag, Victorien Comfort (Nuc va York, 1961); J. A. Banks, Prosperity and Parenthood (Londres, 1954): M. Perrot, La mode de vie des families hourgeoiser (Parit, 1961); 'P. Beaver, The Crystal’ Palace (Londres, 1970); R.D. Mandell, Peris, 1900 (Toronto, 1967). 90 LA TEMPORALIDAD kes estimulaba a comprar mis de lo que se habian pro- Puesto originalmente, Ademés, la propaganda en grande escala de productos de marca aparecié en periddicos ¥ revistas, para estimulac mas las ventas. Este tipo de Propaganda no fue posible antes de la época de la produccién de bienes en masa, De hecho, tanto el nue- vo mercado de reventa como la nueva propaganda tra bajaron por estimular el apetito de bienes materiales entre el pablico. Este nuevo apetito fue evidente en el mobiliatio del hogar burgués, El hogar se habia vuelto un centro de consumo ostensible; pero habia un Limite a Jos articue los de primera necesidad que se podian consumis. De ahi surgié el ideal de “comodidad” para justificar todas las compras innecesarias, como compensacién por el trabajo burgués. Mucbles y cosas de vatias clases atibo: traban los hogares de las clases superior y media, todo. ello en nombre del confort. Ademis, exposiciones ine ternacionales, desde la Exposicién del Palacio de Cris- tal en 1851, hasta la Exposiciéa Internacional de Pa- tis, de 1900, celebraron las realizaciones materiales de Ja burguesia. Tanto ef hogac doméstico como la expo+ sicién pitblica atestiguaban, sin rubores, el nuevo culto al progreso material. Ta esperanza de mejora material y ef ideal de co- modidad constituyeron una ideologia del consumo. Este hincapié en el consumo no tenia precedente; alterd los motivos conscientes y percibidos de los consumidores de las clases alta y media, cuya visién del futuro iba quedando cada vez mis definida por el sefiuclo de nuevos articulos manufacturados, La ideologia de con- sumir lo innecesario fue indispensable para sostener Ja creciente capacidad de la produccién industrial, LA TEMPORALIDAD 0 Del milenio al progreso la escatologia cristiana, el milenio era el fin de se cstableceria ef teinado de Dios en la Tierra, Era una expectativa inminente, cuyo resultado dependia en- teramente de Dios, En cambio, la idea del progreso planteaba cambios dentro del tiempo. El progeso como mejora gradual dependia del esfuctzo humano, racio nal. El primero, vision apocalfptica, respondia al mun- do tradicional y religioso y se colocaba en oposicién ala vida en Ja Tierra, mientras que el ltimo, ideal inmanente, era, sia duda, parte del mundo moderno, burgués, donde las expectativas racionales se proyectaban al futuro previsible, Eran dos enfoques diferentes a Ia realidad, que denotaban dos sentidos enteramente opues- tos del futuro. No habia un desarrollo del uno al otro, es decis, la visién apocaliptica no se secularizé para convertitse en el concepto inmanente; en cambio, pet~ tenccian cada uno a un mundo distinto, El cambio deb milenio al progreso implicé la transformaciéa de un mundo religioso tradicional en un mundo burgués mo- demo, Durante el Renacimiento, las expectativas mifenacias al parecer se intensificaron, Su mundo era mis auto- contenido que el cristianismo medieval y el problema del fin de los tiempos parecié mis grande que nunca, En ly sociedad estamental d¢ los siglos xvar y Xvu Ie fe en el progseso centifico si afects algunas vsiones milenarstis; por ejemplo, se cre que hubria en le Tierra cierta mejora humana antes de la Megada del milenio. No obstante, la mejora humana en la Tierra y él fin milenario no eran realmente reconciliables, pues abarcaban dos horizontes de esperanzas enteramen- 92 ‘A TEMPORALIDAD tc distintas, Por una parte, Ia idea de progreso en la so- | ciedad estamental seguia siendo limitada, atin no uni. versalizada en una filosoffa para toda Ja humanidad, Se Preocupaba por el pasado reciente y por el futuro ins mediato de Europa. Las épocas y los lugares mas dis- antes mo aparecian en sus expectativas, ; A pesar de todo, en Ja sociedad burguesa, empezan- do por el Esbozo de tna historia del progeeso del es, pirita bumano (1795), de Condorcet, Ta idea de prov reso se universalizé, EL orden dei progreso en el tiempo habis abarcado todo ef mundo, con el progres como su principal articulo de fe, La historia de tal | Frundo ra un desarrollo continuo y progeesivo desde cl pasado semoto hacia el Futuro. Sélo a finales del siglo x0 abandonason algunos tal fe, y expresaron di- das y desconfianza® 12 transformacién del milenio en progreso no sélo fue un giro de una visién religiosa 2 otea secular, sino tun cambio fundamental en Ia experiencia del tiempo, La expectativa quiliasta del milenio planteaba una mes f2 que transcendia el tiempo, y no una mejora continua hacia algin futuro distante, El tiempo milenatio lle. Baria a un fin stibito c inesperado, Eta como si ei salto nis alli del tiempo fuese a consumir a ia persona en- tera. Tal expectativa era una patticipacién total, mucho) mis intensa fisicamente que Ja orientacién futurista de cualquier idea de progreso, 31 Manaheiss, Ideology and Usopia, cap. 4 {hay versién espafola del Fc.r.]; 8. L. Thrupp, comp, Millenial Dreams in Action (La Haya, 1962); Thomas, Religion and she De- line of Matic: R. Kaox, Embusizom’ (Nueva. York, 1950); EL, Twveson, Milleenium and Utopia (Berkeley, 1949); PigqStmPsen Progress in the Age of Reaion (Cambridge, Mass, 1956); W. W. Wagar, Good Tidings (Bloomington, 1972); Hobsbawm, Primitive Rebels. LA TEMPORALIDAD % Por otra parte, le idea de progreso presuponia una temporalidad inmanente, y ofrecia una visiGn racional del Faturo a sus creyentes buegueses Nadie dentro de este desarrollo progresivo podria saltar mis alld del tiempo. Asi, cuando el futuro ensanché sus perspecti- vas, ef horizonte temporal se volvié més inmanente. Aunque exigia menor participacién fisica, la idea del progreso” era més optimista que ninguna expectativa ghiliasta. Se podia calcular ef progreso con el intelecto “y.verificar su fealizaciba con los. propias ojosy‘pero la emacién humana quedaba atris, insatisfecha, como “potencial dispuesto a otras clases de movilizacién. De la utopia a la “eucronia” Del célebre tratado de Tomis Moro, de 1516, a la Revolucién francesa, el concepto de utopia fue una exi- tica espacial del statu quo. Aunque literalmente sig nificara “en ninguna parte”, utopia estaba en ef pre- sente, La distancia critica entre utopia y el stat quo era espacial, no temporal. Sin embargo, en la burguesa, aparecié un nuevo tipo de utopia o “eucro- nia’, como la ha Iamado Frank Manuel, que era ‘antes una anticipacién del futuro ‘que una critica de la actualidad, De las falanges de Fourier 2 Looking Backward 2000-1887, de Edward Bellamy, la nueva #2 F, E, Manuel, “Toward a Peychologial History of opis en Opin and” Diepien Thought, comp. F. E- Manuel (Boston, 1966), p. 79. Véase también L. Mumford, The Story of Utopias’ (Nueva York, 1923); M, Buber, ab in Vidi. REC. Hull (Londres, 1948); BR yer, LUtopie et les atopies (Paris, 1950); F. E. Manuel, The Prophets of Paris (Cambridge, Mass, 1962). 94 LA TEMPORALIDAD LA TEMPORALIDAD 95 utopfa temporal trascendié la limitaciéa espacial de su predecesora, para proyectar un desarrollo de Ja actua- lidad al futuro. La transformaciOn de utopia espacial a eucronia fue un cambio de enfoque, de la critica espacial del pre- sente a una anticipacién del futuro. El presente se si guid viendo como imperfecto: pero la experiencia de Ia poca con los répidos cambios econdmicos habia ge- nerado la perspectiva de un futuro mejor, La eucro- nia 0 utopia temporal proyecté Ia vision de una co: munidad mejor crganizada institucionalmente, junto con una formacién jeciquica © una igualitacia, Mis ain, siendo inmanente, ¥ no milenaria, 1a eucronia apuntaba hacia un futuro calculable © inmediato, La Bueva imaginaciOn utépica reflejé las esperanzas de la sociedad burguesa. , Petanas deh La novela ciemtifica y el futuro ambivalente En Ia segunda mitad def siglo x1x, Ia imaginacién cien- tifica capes al. piblico lector.# La serie de viajes ex traordinarios escrita por Julio Verne a partir de los sesenta tuvo gran éxito; y la imaginaria betalla aérea de Dorking conquisté la fantasia del piblico en los setenta, Estos fueron los ejemplos mis conocidos de la nueva novela cientifica. AI volvetse el futuro mis jn- manente y secular, Ia novela cientifica caracterizé la 8 W. HG. Atmytage, Veuserday’s Tomorrows (Londres 1968); &. Moskowite, Explorers of she Infinite. (Cleveland, 1963): H. L. Sussman, Victorions and the Machine. (Cane bridge, Mass, 1968); K, Amis, New Maps of Hell (Nueva York 1960): C. Walsh, From Utopia to Nightmare (Nuc va York, 1962); 1. Raknem, H. G. Wells and His Crives waco 36 G. Wells and His G anticipacién burguesa del futuro, asi como la novela histérica fue su nostalgia de un pasado cada vez mis remote y especioso. En los mundos imaginatios de la novela cientifica construidos por Bulwer Lytton, Sa muel Butler, y W, H. Hudson, el futuro no parecia totalmente hospitalario para la inclinacién y Ia fragili- dad humanas. En cambio, habia un contraste entre el tangible presente humano y aquel futuro supuestamen- te perfecto, y sin embargo, demasiado blando. Por cada Edward Bellamy que miraba hacia atrés desde un fu- turo idealizado, habia la respuesta de un William Mo- itis que criticaba Ia visidn cientifica por su falta de proporcién humana, FI futuro en la novela cientifica era uma revelacién de cosas por venir. Sobre 1a base de las cotrientes Lificas y materialistas del presente, el buegués concebi un futuro atin més racional. La novela cientifica ali ment6 la imaginacién intelectual de sus lectores, pero olvidé su sensibilidad emocional. Los personajes de la novela cientifica solian carecer de profundidad 0 de tefinariento psicolégico, Y esta falta no sélo se debia 2 una preferencia por la aventura sino, antes bien, a Ja dificultad inherente a extrapolar Ia emocién huma- na a un mundo racionalmente construido. La visuali- zaci6n de un futuro cientifico empobrecié inevitable- mente Ia dimensién humana, subjetiva. Y ello condujo 2 una ambivalencia ante el futuro en algunas novelas cientificas, Esta ambivalencia fue el motivo subyacente en las obras de H. G. Wells, el esctitor de este género que mayor éxito tuvo en la sociedad burguesa. Wells era un ardiente partidario de la visién cientifica det fu- turo, Y sin embargo, aun en sus primeras obras, por cjemplo El descubrimiento del futuro (1902) y Una 36 LA MPORALIDAD. Mlopia moderna (1905), seconocié que su visién del Futuro se limitaba a lo general y lo determinable; no podia penetcar en lo individual, Io especifico. A lo Jargo de su vida, Wells tavo conciencia de la Limitae cién de la visién cientifica del futuro, La ambivalen- cia surgié en la visién estremecedora de Le guerra de Jos mundes (1898), y en una obra aia mis pesimista y devastadora, Mind at the End of Its Tether (1945), esctita cerca del fin de su larga carrera. La mejora de la muerte Con las cambiantes actitudes hacia el futuro, hasta, el concepto de muerte sufrié una transformacién, Pree mente, el ritual funcionaba como una preparacién para morir; capacitaba al moribundo a dar el paso de este mundo al otro. Pero en la sociedad burguesa hubo mayor preocupacién por los que quedaban atrés, Los testamentos se volvieron mis elocuentes y seculares en sus provisiones. La muerte ocasioné toda una etiqueta de costumbres y luto, que incluyé Ja impresién de tarjetas para informar de una defunciéa. Los funera- les fueron menos una procesién barroca que un des- pliegue social. ¥ los entierros pasaron de los atrios de las iglesias a parcelas privadas, individuales, en Jos re- cién establecidos cementerios, donde se desarrollé todo un culto de tumbas y monumentos para conmemorar a los difuntos, El pesar de los dolientes se volvié pro- blema apremiante. Por tanto, Ja sentimentalizaciéa de la muerte, en beneficio de los dolientes, desplacé a Jos rituales de muerte. Esta sentimentalizacién también LA TEMPORALIDAD 7 fhe evidente en los retratos de moribundos en esta * oc _ Fn Ja sociedad estamental, los rituales por los muer- tes habian implicado Ja perspectiva de una liberacién, } ‘gis alld del tiempo. Los simbolos trascendentes.aso- Gados a estos rrituales, eunque més barrocos y visibles que antes, seguian teniendo significado para los hom- fies de Ia época, tanto para los que morlan cuanto ra Jos que quedaban atrés. Sin embargo, en Ia so- Gedad butguesa estos simbolos ya no podian provocat {i catarsis, porque ahora el Futuro estaba cerrado den- fio de un tiempo inmanente, Asi, la muerte se con- NGS en una gran amenaza, despojada de la perspec Tra _de todo alivio mas alld del tiempo. EI dolor de quienes quedaban atrés expresaba un sentido de que “Winuerte ahora cra Ja barrera tiltima que ya no era [sible salvar. Hubo que paliar la amenaza de un fin nis inmanente pata aliviar ese dolor. La sentimenta- lnacién cumplié con el propésito de dar un medio de “Bifesida al ouevo’ depésito de emociba impotente, no ‘Sifocada. De este modo, el cambio de la preparacién Titual del moribundo 2 fa sentimentalizacién de la muer- te indicd un sentido mucho més inmanente de! Futuro. En la sociedad burguesa, la expectativa de mejoras > materiales se difundid entre las clases media y supe- tiot, al hacerse el futuro més inmanente dentro del tiempo, menos escatologico, y al volverse el progres HJ, Morley, Death, Heaven, and the Victorians (Pittse burg, 1971): J.'S. Curl, The Victorian Celebration of Death (Devon, 1972); P. Ariés, Western Attitudes toward Death, te. | EM, Ranum (Baltimore, 1974), cap. 3; R. Darnton, “Death's |, Ghetkered Past", New York Review of Books (13 de jue * ‘tio de 1974), y “Givin New Life to Death”, ibid. (27 de jmio de 1974), 98 LA TEMPORALIDAD LA TEMPORALIDAD més continuo, La utopia, en lugar de ser una ctitia espacial del presente, oftecié una visién de un future ‘20 demasiado lejano. Sin embargo, tal futuro era am bivalente, como se revelé en la nueva novela cient ca, La muerte dentro del tiempo inmanente y secalx, también constituyé un problema af que ya no podfan ex frentarse los rituales barrocos; por tanto, la muerte fue sentimentalizada, en bien de los dolientes. De at gin modo, al alejatse mis el pasado en la sociedid burguesa, el futuro se volvié mis cerrado y amenaa dor, Por ello las visiones det futuro tuvieron que set iis ractonales y explicitas. EL proceso temporal y la dindmica inmanente Siendo ahora el presente més mecénico en su ritmo, mis distante el pasado, ya no contenido pot Ja trade cién, y més inmanentes y racionales las visiones del futuro, Ia realidad se ha vuelto un proceso temporal Cada una y todas las cosas necesitaban tiempo pain desarrollarse. El tiempo sin fin, y no solo el espacio infinito, constituia el limite supremo de Ja percepcién burguesa. El nuevo orden epistémico era el desarrollo en el tiempo, desplazando al de la representacién en® el espacio. La temporalizacién de Ia realidad subrayé conceptualizaciones nuevas, tales como Ia evolucién de las especies, las épocas de la vida humana y el desarro Wo de Ia sociedad, Ademés, como la realidad era un Proceso temporal, los cambios de tal realidad debian explicarse inmanentemente, es decit, por causas tomas das de dentro del proceso mismo, La “dindmica”, pa Tabra clave del siglo xm, que significé “las fucrzas motoras fisicas © morales en cualquier esfera o las le- yes por las que actian”,# desplazé a la teleologia y la escatologia, La evolucién de las especies En los siglos xv y xvitt, la ciencia de la historia na- tural habfa clasificado las especies y Jos géneros ‘por sus caracteristicas idénticas o diferentes. Estas carac- terfsticas no necesariamente tenian que ser Jos rasgos esenciales o importantes, funcionalmente, de un ser; eran, en cambio, la prueba visible de un sistema de clasificacién, Tal sistema ordenaba las especies y los géneros en un campo espacial, no temporal. El cono- cimiento resultante de {a identificacién visible fue un ‘orden taxonémico, No se preocupaba por la vida o la funciéa orginica. Dentro de una espacialidad supues- tamente uniforme y continua, simplemente no se plan- fearon preguntas acerca de gradacién y conexién entre especies y géneros, preguntas a las que después se res- ponderfa, en Ia sociedad burguesa, como un desatrollo en el tiempo. La historia natural era un orden taxo- némico discontinue dentro de una espacialidad conti- nua. Al llegar la segunda mitad del sigio xvi, algunos notables tedricos especularon sobre si la Tierra era mucho mas antigua de lo que aparecia en [a cronologia biblica. Sin embargo, st. concepto del tiempo era tan solo una analogia del espacio: dentro de un espacio agrandado, mis ef tiempo, todas las especies y géne- 103 observables, igualmente estiticos todos ellos, encon- trarfan sus ubicaciones adecuedas. Esta especula tentativa con respecto al tiempo no derrocé el masco % Oxford English Dictionary. 100 LA TEMPORALIDAD fundamentalmente espacial de Ja taxonomia, Dentro de tal marco no era posible la vida orgénica ni el desarrollo. Y sin embargo, a finales del siglo xvi y comienzos del xix, la geologia historica y el estudio orginico de la vida dejaron atrés el orden taxonémico,2 Antes, los hombres de ciencia habfan explicado Jos cambios geolégicos como resultado de exosién del agua (la teoria del neptunismo) de calor (la teotia del vulcanismo). Ambos tipos de cambio efan igualmente ‘catastréficos, y no necesitaban un periodo prolongado. Sin embargo, en 1785 James Hutton propuso que los cambies de la Tierra eran geaduales, resultantes de varios agentes mecinicos. Esto constituyé el principio de Ia teoria del uniformitarismo, en oposicién al ca- tastrofismo, Hutton concibié la ‘Tierra como una mé- quina que evolucionaba por si sola, dotada con sus Propias leyes, Sostuvo la creencia en un Dios providen- Gial, pero tal Dios fue concebido por Hutton en tér- minos deistas, Por tanto, la naturaleza, una vex creada por Dios y separada de El, poseys su propia regula: ridad, consistencia y sabidurfa, Los cambios eran’ uni- formes y graduales en la naturaleza, y se sucedian sobre una inmensa extensién de tiempo. Muy apro- piadamente, Hutton concibié el tiempo sin principio ni fin, en agudo contraste con la cronalogia biblica. En 2 Foucault, The Onder of Things, pp. 126-162,, 226-232, 263-279, Véase también Toulmin y Goodfield, The Discovery of Time, caps. 7-9: J. Rostand, “The Development of Biolo- gy", en Méteaux y Crouzet, comps, The Nixeteenth-Century World; L, Biseley, Darwin's Century (Nueva York, 1958); G. Himmelfarb, Darwin and the Darwinian Revolution (Nueva York, 1962); M. Grene, The Kuower and the Known (Nueva York, 1966), cap. 7; B. Glass, of al., comps. Forerunnert of Darwin (Baltimere, 1959). LA TEMPORALIDAD 101 el decenio de 1790, William Smith fundé la ciencia de Ia estratigrafia para estudiar la correlacién de los estratos gool6gicos con los restos fésiles, Por iltimo, ~ en 1830, Charles Lyell consolidé 12 teoria del unifor- nitarismo, en sus Principios de geologia. Lyell fue més empitico y comprensivo que Hutton, y en su obra pro- puso una variedad mucho mayor de agentes mecinicos de Jos cambios geolbgicos. Et desarrollo en el tiempo habia Megado al escenario geol6gico, No obstante, tan- to Hutton como Lyell todavia creyeron que las espe- cies eran fijas y no evolucionaban, En el ultimo tercio del sigio xvit, la historia natu- ral establecié una nueva distincién entre lo orginico y lo inorginico. Propuso que las caracteristicas de la entidad orginica eran las necesarias para Ja vida del organismo y constitufan una estructura jecisquica, El Principio conceptual de estructura hizo posible la nue- va cencia de la biologia, que aparecié en 1802 como estudio de la vida orginica. Inicialmente, las opinio- nes divergentes de Jean-Baptiste de Lamarck y de Geor- ges Cuvier dominaron tal estudio. Lamarck planted una generacién espontinea de lo inorginico a lo orginico, y la transformacién entre las especies orginicas.. La pre- sidn del medio modificaba las caractetisticas de fas especies; estas modificaciones pasaban directamente a generaciones ulteriores. Por ello, sobre un tiempo pro- longado, las especies se transformaban. Las especi continuamente luchaban por su vida; y el mundo mis- mo estaba constantemente en flujo. Pero su cadena no sélo era ya espacial en la extensiGn; se desarrollaba a través del tiempo, Cuvier, por su parte, crela que las especies eran fijas y discontinuas, y que sus cambios eran catastr6ficos. En contraste con la teoria lamarckia- fa de la vida orginica que se extendia a fo largo de r02 LA TEMPORALIDAD tua continuo temporalizado, Ie paleontologia de Cuvier enfocd la funciOn coherente, dinémica de cada orga- nismo. Para Cavier, 1a funcién orgénica era la base de una anatomie comparada. La vida no imbuia todo el universo, como hubiera insistido Lamarck; rcsidia, en cambio, dentro del organismo. Tanto el transfor. mismo de Lamarck como la paleontologia de Cuvier Separaron de Ja historia natural, de los. siglos xvi y xv, el estudio de la vida orginica. Y sin embar- 9, ninguno de los dos logtS extender el uniformi- tarismo geoldgico a Ia nueva cieacia biolégica, Quedé seservado a Darwin, en su teoria de la bio- logia evolutiva, combinar el principio geoldgico del aniformitarismo con el estudio de las especies orga- nica, La nueva combinacién presupuso un marco tem- poral absolutamente inmanente. Dentro de este pro- eso temporal autocontenido, los darwinianos explicazon cl desarrollo en funcién de tres causas inmanentes Como Io dijo Marjorie Grene: En suma, tres conceptos, 1a evolucién, en el sentido minimo de “descenso con modificaciéa” (no se au- torizabe “‘surgimiento”, ni “superior e inferior”), la variacién, en el sentido de la micromutaciéa mende- liana, miniisculos cambios fortuitos en la estructura © disposicién de los genes, material dltimo de la hherencia (no se petmitian alteraciones generales. ni sibitas), y Ia seleccidn natural, reduccién de la fre- cuencia de aguellas variantes a las que en cada suce- siva generacion Jes ocutre estar menos adaptadas que otras “a su medio particular: estas tres forman un circulo estrecho dentro del cual, en feliz autocon- firmacién, se mueve el pensamiento neodarwiniano.2* * Grene, The Knower and the Known, p. 190. ‘Conflict of Generation in Industrial Soci LA TEMPORALIDAD 303 i {ada concepto era ya una hipotesis concerniente a x fivel intermedi de desarzollo en el tiempo, no dudble de la sola evidencia, sino dentro del cual 1a © gidencia visible adquirla significado, Los tres concep ts, unidos, constitayeron Ia dindmica inmanente que } Gplicara Ja evolucidn de las especies. Los cambios no J debian ninguna causacién 0 teleologia, uscen: “knte, ni eran contenidos por una gran cadena del er. En cambio, concepto y evidencia se reforzaban uno al otro para formar un Grcuito perceptual. Den- wo del orden det dearoll en el tiempo, ete crit pecceptual podria cubrir toda aparente discontinuida é las pruebas visibles, Et darwinismo creia que si exavibamos, retrocediendo en el tiempo, se demos: turia la evolucién de especies y géneros, Por consi- spiente, fue una teoria eficaz, que impulss nuevos descubrimientos cientificos. Las épocas de la vida bumana a a evolucién de las especies orginicas, el tae de una vida en Ia sociedad burguess, espe- Galmente el tiempo de vide burgués, consistia en épo- «as diferentes, distinguibles.** Ya en la sociedad es- tamental, Ja familia burguesa percibia la nifiex como sa es Went Slee fs vats beat ea as Fa Tian gesiondy. n: Cina, fhe fmate of Chidbad (Harmondsworth, 1967); J. R. Gills, Youth ie Be (Nueva York, 1974); P. Abrams, “Rites PD of Contemporary History, 5 (1970). 104 LA TEMPORALIDAD tuna edad distinta, entre ta infancia_y la edad adula, En su atuendo, juegos, costumbres y ensefianza mo. ral, ol niflo era distinto det adulto. AL mismo tiempo, entre los burgueses, sentimiento y lealtad empezaroa 4 cambiar, de toda la parentela a la familia nada, La familia era Ja institucionalizacion de un espacio privado, emocional, como salvaguardia contra la nueva racionalizacién y objetivacion de la vida econémica, Y el nuevo sentimiento hacia los nifios ocupé un fugit importante en la intimidad de 1a familia, El concepto de Ia niftez empezé siendo un fendmeno utbano, bur gués, y de alli cundié por doquier. Fa la sociedad burguesa, 1a juventud se convirtié en otra edad que separaba Ja nifiez de la edad adults Antes, Ia javentud no habia sido tanto una edad quan. to una categoria semidependiente en a sociedad, cuando el hombre ya habia dejado ta familia paca metetse de aprendiz, servidor, paje o estudiante en otra parte, pero atin no se casaba ni habia fundado una familia independiente. En realidad, habia sido un espacio intermedio entre la familia y la sociedad ea general, Pero la industrializacin y Ia utbanizaciéa for talecieron y a 1a vez prolongaron Ja familia burguess. La juventud burguesa volvié de aquel espacio inter medio a Ia familia, El hombre se quedaba en case mucho mis tiempo después de la nifiex y debia ir a Ja escuela para adquitir las vietudes necesarias de rt cionalidad y disciplina, en preparaciéa para el mundo maduro de los adultos, En oposicién a esta recién im- puesta dependencia, los jévenes buscaron otros canales en las organizaciones estudiantiles y el estilo de vida bohemio, Luego, a finales det siglo x1x y comienzos del xx, 'a prolongada preparacida y Ja aplazadx gratificacién * LA TEMPORALIDAD 195 que Jos jovenes burgueses habian de soportar condujo al fenémeno de la adolescencia. La adolescencia era juventud con todos sus desenfrenados problemas de pu- bestad, sexualidad ¢ inquictud. Padzes y educadores pro- movieton escuelas de gobierno, deportes y duchas frias para enfrentarse a estos problemas. Se’ popalarizaron las novelas y estudios de Ja adolescencia. Los proble- mas de Iz adolescencia eran auevos, en el sentido de que Ja familia y otras instituciones sociales bacian shora mayores esfuerzos que antes por disciplinar a 1a juven- tud, Finalmente, 2 comienzos del siglo xx, Freud re- mitié esta turbulencia a la sexualidad infantil. No et nifio sino el infante se habla vuelto padte del hombre. De Ia infancia a Ia nifiez, de la alfiez a Ja juventud y la adolescencia, de la juventud a la edad adulta: Ja vida en le sociedad burguesa fue cada vez més seg- mentada en fases de desartollo efi el tiempo. La fa- milia nuclear, Ia escuela con sus grados, las agencias voluntarias 0 de aplicacién de la ley y Ia literatura de Ia époce, todo promovis esta segmentacién de la ¥ida, Segén atinada caracterizacién de J. H. van den Berg, los contemporineos experimentaron la vida co- mo una escala en desarrollo, en que la maduracién era una meta inalcanzable.*? Este fenémeno de seg- mentacién de la vida humana empeas con Ia burgue- sia, y luego gradualmente se infilteS en las vidas de Ja aristoceacia y, por fin, de las clases inferiores, al cundir Ientamente del centro urbano a los campos. Por iiltimo, en el siglo xx, la edad adulta volvié a segmentarse en adultez joven, edad madura y vejez. La vida misma se ha vuelto un proceso de desarrollo que no termina con Ia madurez, sino con Ia muerte. * Van den Berg, The Changing Nature of Man, cap. 2.

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