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HISTORIA, ;PARA QUE? por CARLOS PEREYRA * LUIS VILLORO LUIS GonzALEZ * José JoaQuiN BLANCO ENRIQUE FLORESCANO * ARNALDO CORDOVA HECTOR AGUILAR CAMIN * CARLOS MONSIVAIS ADOLFO GILLY * GUILLERMO BONFIL BATALLA LUIS GONZALEZ ~ DE LA MULTIPLE UTILIZACION DE LA HISTORIA Cuando iniciaba la carrera de historia en El Colegio de México parientes y amigos me preguntaban ¢para qué sirve lo que estudias? Como yo no sabia contestar para qué servia una de las profesiones mas viejas y hermosas del mundo, pues la habia escogido por mera aficién al cuento o discurso histérico, sondea- ba a mis ilustres profesores sobre la utilidad de estudiar “‘lo que fue” para la vida comu- nitaria de hoy. El maestro Ramén Iglesias deca: “No creo que el historiador pueda jugar un papel decisivo en la vida social, pero si un papel importante. La historia no es puramente un objeto de lujo.” Recuerdo va~ gamente que al doctor Silvio Zavala no le cafa bien la pregunta aunque siempre la con- testaba con la f6rmula de Dilthey: “sélo la historia puede decir lo que el hombre sea’ Historia=Antropologia. El maestro José Mi- randa sentencié en uno de sus arranues de escepticismo: “El conocimiento histérico no sirve para resolver los problemas del presen- te; no nos inmuniza contra las atrocidades del pasado; no ensefia nada; no evita nada; desde el punto de vista practico vale un co- mino.” Para él la historia era un conocimiento legitimo e imitil igual que para don Silvio. ‘Vino enseguida la lectura de tratados sobre el conocimiento histérico y el encuentro con las proposiciones siguientes: “La historia es maestra de la vida” (Ciceron). “El saber his- térico prepara para el gobierno de los esta- dos” (Polibio). “Las historias nos muestran 63) 56 LUIS oonzhtez cémo los hombres viciosos acaban mal y a los buenos les va bien” (Eneas Silvio). “Los histo. riadores refieren con detalle ciertos aconteci- mientos para que la posteridad pueda apro- vecharlos como ejemplos en idénticas circuns- tancias” (Maquiavelo). “Desde los primeros tiempos se le ha visto una utilidad ‘al saber del pasado: Ja de predecir e incluso manipu- lar el futuro” (Lewis). “Escribir historia es un modo de deshacerse del pasado” (Goethe). “Si los hombres conocen la historia, la his. toria no se repetira” (Brunschvigg) . “Ouienes no recuerdan su pasado estén condenados a repetirlo” (Ortega). “La recordacién de al Bunos acaeceres histéricos puede ser fermen. to revolucionario” (Chesneaux). “El estudio de la historia permitiré al ciudadano sensato deducir el probable desarrollo social en el futuro proximo” (Childe). Una praxis profesional pobre, pero larga y cambiante me ha metido en la cabeza algunas nociones de Pero Grullo: hay tantos modos de hacer historia como requerimientos de la vida prdctica. Sin menoscabo de la verdad, ero con miras a la utilidad, hay varias ma: neras de enfrentarse al vast! 10 ayer. Seguin la seleccién que hagamos de los hechos con- seguimos utilidades distintas. Con la historia anticuaria se consiguen gozos que estA muy lejos de deparar la historia critica. Con ésta se promueven acciones destructivas muy dis- tantes a las que fomenta la historia reve- rencial 0 didéctica. Mientras las historias que se imparten en las escuelas proponen mo- delos de vida a seguir, la historia que se autonombra cientifica asume el papel de ex- plicar el presente y predecir las posibilidades del suceder real. Cada especie del género his- f= £4 MULTIPLE UTILIZACION DE LA HISTORIA 37 sécico es titil a su manera, Seguin la porcién & la realidad que se exhume sera el prove- bo que se obtenga. Un mismo historiador, sezin el servicio que desee proporcionar en sda caso, puede ejercer las distintas moda- Biades utilitarias del conocimiento histérico. ‘También es posible y deseable hacer historias & accién miltiple que sirvan simultanea- sete para un barrido y para un regado, para la emocién y la accién, para volver a ‘ivir el pasado y para resolver problemas Gel presente y del futuro. Lo dificil es conce- Bir un libro de historia que sea solo saber y ‘no acicate para la accién y alimento para A emocién. Quizé no exista la historia inttil puramente cognoscitiva que no afecte al co- razon 0 a los 6rganos motores. gAcaso es inservible la historia anticuaria? actualidad la especie cenicienta del Revers histérico es la historia que admite muchos adjetivos: anecdética, arqueolégica, anticuaria, placera, precientifica, menuda, na- rrativa y roméntica, Es una especie del géne- ro historico que se entretiene en acumular sucedidos de Ta mudable vida humana, desde los tiempos més remotos. Por regla general escoge los hechos que afectan al corazén, que caen en la categoria de emotivos 0 posticos. No le importan las relaciones casuales ni ningin tipo de generalizacién. Por lo comin, se contenta con un orden espacio-temporal de los acontecimientos; reparte las anécdotas en series temporales (afios, decenios, siglos y diversas formas de periodos) y en series geo- graficas (aldeas, ciudades, provincias, paises 0 58 ‘Lurs conzéuez continentes). Aunque hay demasiadas excep- ciones, puede afirmarse que historia narrativa es igual a relato con pretension artistica, a expresiones llenas de color, a vecindad de la literatura. Los historiadores académicos de hoy dia niegan el apelativo de historiadores a los practicantes de la anticuaria, y por afiadidura, los desprecian laméndolos almas pueriles, coleccionadores de nimiedades, es- piritus ingenuos, gente chismosa, cerebros Pasivos, hormigas acarreadoras de basura y cuenteros. Con todo, este proletariado inte- lectual, ahora tan mal visto en las altas esfe. ras, es al que con mayor justicia se puede anteponer el tratamiento de historiador, por- que sigue las pisadas del universalmente re- conocido como padre de la historia y como bautizador del género. Herodoto, el que puso Ja etiqueta de historia al oficio, fue, por lo que parece, un simple narrador de los “‘he. chos piblicos de los hombres”. Después de Herodoto, en las numerosas épocas roman. ticas, la especie mas cotizada del género his- torico es la narrativa. Aunque en las cumbres de la intelectuali- dad contempordnea no rifa lo romantico, emotive, nocturno, flotante, suelto y yang, que si lo clasico, yin, diurno y racional, en el subsuelo y los bajos fondos de la cultura cuenta el romanticismo, y por ende, la histo- ria anticuaria. Muchos proletarios y pequefios burgueses de hoy suscribirian lo dicho por Cicerén hace dos mil afios: “Nada hay mas agradable y mas deleitoso para-un lector que las diferencias de los tiempos y las vicisitudes de Ja fortuna.” Podriamos culpar a villanos © mercachifles u opresores de la abundancia de historia narrativa en la presente época, ee DE LA MULTIPLE UTILIZACION DE LA HISTORIA 9 ies no se puede negar que los escaparates de las librerias, los puestos de periddicos, las series televisivas, los cines y demas tretas de comercio y comunicacién venden historia an- ticuaria a pasto, en cantidades industriales. Sin lugar a dudas la vieja historia de hechos se mantiene muy vivaz, especialmente en el cine y en la television. Estamos frente a un producto de aceptacién masiva, a una droga muy gustada, a una manera de dormirse al projimo sin molestias. oe Seguramente es una especie de historia que no sirve para usos revolucionarios. Es facil aceptar lo dicho por Nietzsche: “La historia anticuaria impide la decision en favor de lo que es nuevo, paraliza al hombre de accién, que siendo hombre de accién, se rebelaria siempre contra cualquier clase de piedad, Hoy, en los frentes de izquierda, se afirma frecuentemente que la erudicién histérica que deparan los anticuarios “es una defensa de todo un orden de cosas existentes”, es un baluarte del capitalismo, es un arma de la reaccién. En los frentes de derecha tampoco faltan los enemigos del cateo de saberes de- leitosos del pasado. Estos se preguntan: ¢Para qué nos sirve el simple saber de los hechos en s{? Atiborrar la mente con montones de historias dulces o picantes es disminuir el ritmo de trabajo. Izquierdas y derechas, y en definitiva todos los encopetados y pudientes, Jo mismo revolucionarios que reaccionarios, coinciden en ver en los anecdotarios his- t6ricos un freno para la accién fecunda y creadora, un adormecedor, una especie de io. 2 fesaoes gue se barla a tones Somme truir, si se acepta el derecho al placer, si se i ‘LUIS GONZALEZ, estima que no hay nada negativo en la toma de vacaciones, se pueden encontrar virtudes, un para qué positivo en la escritura y el consumo de textos de historia anticuaria. Para el primer historiador la historia fue una especie de viaje por el tiempo que se hacia, al revés de los viajes por el espacio, con ojos y pies ajenos, pero que procuraba pare- cido ‘deleite al de viajar. Los que escriben ala manera de Herodoto nos ponen en trance turistico. En palabras de Macauly, “el gusto de la historia se parece grandemente al que recibimos de viajar por el extranjero”, El que viaja hacia el pasado por libros o pelfcu- las de historia anticuaria, se complace con las maravillas de algunos tiempos idos, se embe- Jesa con la visién de costumbres exéticas, se introduce en mundos maravillosos. La mera biisqueda y narracién de hechos no esta des- provista de esta funcién social. Este papel desempefian los contadores de historias para un piiblico que se acuclilla alrededor del fuego asi como los trovadores y cantantes de corridos para los concurrentes a la feria. Ojalé que la gente importante le perdone la vida al cuento de acaeceres pasados, que no les aplique la tiltima pena a los historia- dores que sélo proporcionan solaz a su lecto- rio 0 auditorio. ;Por qué no permitir la hechura de libros ‘tan gratos como Ancla en el tiempo de Alfredo Maillefert? Que no se diga que no estan los tiempos para diver- tirse sino unicamente para hacer penitencia. En toda época es indispensable sofiar y dor- mir. Sin una mente cochambrosa o demasiado desconfiada es posible apreciar el para qué positivo de las historias que distraen de las angustias del tiempo presente, que equivalen DE LA MULTIPLE UTILIZACION DE LA HISTORIA a a salirse de sf, a una fuga a tiempos mejores 0 solo distintos, a un alivio contra el cual pro- testa airadamente Prieto Arciniega, ese ami go de la historia critica. Es liberadora la historia critica? Otra especie del género histérico “trata de darse cuenta de cudn injusta es la existencia de una cosa, por ejemplo de un privilegio, de una casta, de una dinastia; y entonces se con sidera, segin Nietzsche, el pretérito de esta cosa bajo el angulo critico, se atacan sus rah ces con el cuchillo, se atropellan despiada- damente todos los respetos”. Si la historia anticuaria se asemeja a romances y corridos, la historia critica parece medio hermana de la novela policial; descubre cadaveres y Persigue delincuentes, Quizd su mayor abogado haya sido Voltaire, autor de Ia tesis: nunca se nos ecordardn bastante los crimenes y las, des gracias de otras épocas. Diderot le escribia a Voltaire: “Usted refiere los hechos para sus- citar en nuestros corazones un odio intenso ala mentira, a la ignorancia, a la hipocre sfa, a la supersticidn, a la tirania, y la célera permanece incluso después de haberse des- vanecido la memoria de los hechos.’ Se trata pues de una historia, que como la anticuaria, Bi bien no adicta a sucesos muy remotos, se dirige al corazén aunque tinicamente sea para inyectarle rencor 0 ponerlo en ascuas. No una historia meramente narrativa de sucesos terribles ni una simple galeria de villanos. Este saber histérico para que surta su efecto descubre el origen humano, puramente ht mano de instituciones y creencias que con a Luis conzétez, viene proscribir pero que se oponen al des- tierro por creérseles de origen di terre por origen divino o de Si la historia anticuaria suele ser la lectura preferida en periodos posrevolucionarios, 1a de denuncia florece en etapas prerrevolucio- narias, 0 por obra de los revolucionarios. Esto se ha visto con gran claridad en la historic. grafia mexicana. Los misioneros del siglo xv1 recordaron preferentemente los hechos infa- mes del estilo de vida prehispdnica para faci- litar su ruptura. Los criollos de la insurgencia de principios del siglo x1x le sacaron todos sus trapitos al sol a la época colonial, la desacralizaron, le exhibieron sus origenes co- diciosos. Los historiadores de la reforma i- beral, al grito de borrén y cuenta nueva, pu- sieron como lazo de cochino la trayectoria vital de su patria, Los discursos histéricos del pasado inmediato se complacian en la exhibicién de los aspectos corruptos del por- firiato. Hoy no sélo en Méxi ico, sino en todo el mundo occidental, entre investigadores pro- fesionales cunde el gusto por la historia cri- tics, por descubrir Ja villanfa que se agazapa irés de Jas grandes ‘institucion ciedad capitalista. simacad A este tipo de sabiduria histérica que se complace en lo feo del pasado inmediato se Ie atribuye una funcion corrosiva. Se cree con Voltaire que "las grandes faltas que en el tiempo pasado se cometieron” van a servir para despertar el odio y poner la piqueta en manos de quienes se enteren de ellas. Cuando se llega a sentir que el pasado pesa, se pro- cura romper con él, se trata de evitar que sobreviva 0 que regrese. La recordacién de los sucesos de infeliz memoria contribuye a lo ELA MULTIPLE UTILIZACION DE LA HISTORIA 6 dicho por Goethe (“Escribir historia es un modo de deshacerse del pasado”) y por Brunschvigg (“Si los hombres conocen la historia, la historia no se repetira”). Ast como hay una historia que nos ata al pasado hay otra que nos desata de é1. Este es el saber histérico disruptivo, revolucionario, liberador, rencoroso. Muchas supervivencias estorbosas, muchos lastres del pasado son susceptibles de expulsién del presente haciendo concien- cia de su cara sombria. La detraccién histé- rica que hicieron Wistano Luis Orozco y Andrés Molina Enriquez de la hacienda 0 la- tifundio dicese que sirvié para difundir el conocimiento de lo anacrénico, perjudicial injusto de la caduca institucién, para formu- Tar leyes condenatorias de la hacienda, y para la conducta agrarista de los regimenes revo- lucionarios. Detras de la enérgica redistribu- cién de ranchos ejecutada por el presidente Cardenas estuvo, quizd, la labor silenciosa de algunos historiadores criticos que minaron la fama de la gran hacienda. La historia critica podria Ilamarse con toda justicia conocimiento activo del pasado, saber ‘que se traduce muy facilmente en accién des- tructora. “‘Si desde los primeros tiempos —escribe Diderot—, la historiografia hubiese tomado por los cabellos y arrastrado a los tiranos civiles y religiosos, no creo que éstos hubiesen aprendido a ser mejores, pero ha- brian sido més detestados y sus desdichados sibditos habrian aprendido tal vez a ser me- nos pacientes.” La historia aguafiestas es un saber de liberacién, no de dominio como la de bronce, Denuncia los recursos de opresién de opulentos y_gobernantes; en vez de legi- timar la autoridad la socava; dibuja tiranos; “ 11s conzhuez pinta patronos crueles de empresas capitalis- tas; refiere movimientos obreros reprimidos por la fuerza publica; estudia intervenciones nefastas de los paises imperialistas en nacio- nes fragiles, 0 destaca los perjuicios de la so- brevivencia ‘de edades cumplidas. Para sacar adelante ideas jovenes se bebe la historia eri- gida en tribunal que condena, la critica que corroe las ideas vetustas. Todos los revolu- cionarios del siglo xx han echado mano de ella en distintas formas, con diferentes len- guajes, en especial el cinematografico. Los primeros filmes de Eisenstein, como La huel- ga y El acorazado Potemkin, fueron historia critica para beneficio de la Revolucion rusa. Filmes posteriores de Eisenstein pertenecen @ otra especie historica, de una historia de signo opuesto que sin embargo no es anti- cuaria, La historia de bronce €s atin més pragmatica que la historia cri- tica, es la historia pragmatica por excelencia. Es la especie histérica a la que Cicerén apodé ‘maesira de la vida”, a la que Nietzsche lla- ma reverencial, otros didéctica, conservadora, moralizante, pragmatico-politica, pragmatico- ética, monumental 0 de bronce. Sus padres son famosos: Plutarco y Polibio. Sus carac- teristicas son bien conocidas: recoge los acon~ tecimientos que suelen celebrarse en. fiestas patrias, en el culto religioso, y en el seno de instituciones; se ocupa de hombres de estatura extraordinaria (gobernantes, santos, sabios y caudillos) ; presenta los hechos desligados de causas, como simples monumentos dignos Se 1A MULTIPLE UTILIZACION DE LA HISTORIA 6 de imitacién. “Durante muchos siglos la cos- tumbre fue ésta: aleccionar al hombre con historias.” En la Antigiiedad clésica compar- tié la supremacia con la historia anticuaria, a lo Herodoto. En la Edad Media fue soberana indiscutida. Eneas Silvio le llamé “gran an- ciana consejera y orientadora”. La moral cris- tiana la tuvo como su principal vehiculo de expresin. Entonces produjo copiosas vidas ejemplares de santos y de sefiores. En el Re~ nacimiento fue declarada materia fundamen- tal de la educacién politica. En su modalidad pragmético-politica, tuvo un autor de primer orden: Nicolas de Maquiavelo. En el otro lado del mundo, en la América recién conquistada por los espafioles, fue una especie histérica practicada por capitanes y sacerdotes. En el siglo x1x, con una burguesia dada al magis- terio, se impuso en la educacién publica como elemento fundamental en la consolida- cién de las nacionalidades. En las escuelas fue la fiel y segura acompafiante del civismo, Se us6 como una especie de predicacién mo- ral, y para promover el espfritu patriético de Jos’ mexicanos. Guillermo Prieto asegura que sus Lecciones de historia patria fueron es- critas para “exaltar el sentimiento de amor a México”. Recordar heroicidades pasadas serviria para fortalecer las defensas del cuer po nacional. Nadie puso en duda en el siglo x1x lo pro- vechoso de la historia de bronce. El acuerdo sobre su eficacia para promover Ia imitacién de las buenas obras fue undnime. Una gran dosis de estatuaria podia hacer del peor de los nifios un nifio héroe como Jos que mu- rieron en Chapultepec “bajo las balas del invasor”. Quizés el tnico aguafiestas fue Nietzsche con su_afirmacion: “La historia: monumental engafia por analogias. Por se ductoras asimilaciones, lanza al hombre vale Toso a empresas temerarias” y lo vuelve te. mible. Un continuador de Nietzsche, ya de nuestro siglo, Paul Valéry lanzé la siguiente sefial de alarma: la historia que recoge las bondades del pasado propio y las villanias de los vecinos, “hace sofiar, embriaga a los Pueblos, engendra en ellos falsa memoria, exagera sus reflejos, mantiene viejas llagas, los atormenta en el reposo, los conduce al Gelirio de grandeza o al de persecucién, y vuelve a las naciones amargas, soberbias, in- soportables y vanas”. Pese al grito de Valéry que declaré a la historia que se ensefiaba’en las escuelas “el Producto més peligroso producido por la qui- mica del intelecto humano”; no obstante la tesis de Fustel de Coulanges que le nee a Ja historia la capacidad de ser luz, ejemplo, norte o guia de conductas puiblicas o priva. das, sigue sosteniendo la historia de bronce su prestigio como fortalecedora de la moral, maestra de pundonor y faro del buen gobie no. Todos nuestros pedagogos creen a pie juntillas que los hombres de otras épocas tle. Jaron gloriosos ejemplos que emular, que la recordacin de su buena conducta es el me- dio mas poderoso para la reforma. de las costumbres, que como ciudadanos debemos nutrirnos de la sangre més noble de todos los tiempos, que las hazafias de Quiroga, de Hidalgo, de Juarez, de los héroes de la Re- volucién, bien contadas por los historiadores, haran de cada criatura un apéstol, un nifio héroe o un ciudadano merecedor de la me. dalla Belisario Dominguez. Gracias a la his. A MULTIPLE CTILIZACION DE LA HISTORIA 7 ii once o reverencial o pragmatica 0 Bie ic bone 2 rama peng sentores, cientificos, poetas, artistas, musicos, samorados y fildsofos, segun expresién de Jos Durant, todavia viven y hablan, todavia ‘ensefian” y'no cabe duda que tienen alumnos aplicados y ficles. La historia de bronce lleg6 gore quedarse, En nuestros dias la recomien- en con igual entusiasmo los profestonales él patriotismo y de las buenas costumbres ‘en cl primero, en el segundo y en Silene mundo. Es la historia preferida de los go- nos. Po hay motives para dudar de la fuerza formativa de la historia de aula. No se jus sfica Ia prohibicién de este vigorizante de criaturas en crecimiento, aun no torcidas. exhumacién de los valores positivos de otros tiempos, enriquece la actualidad aunque no sepamos decir con exactitud en qué consis! tel enriquecimiento, La historia de bronce no es una especie incapaz de caber en el mismo Jarrito donde se acomodan las demas esp cies historiograficas,, incluso la ‘clentifica. Léase en Burkhardt: “Lo que antes era jubilo © pena tiene que convertirse ahora en cono- cimiento, como ocurre también en rigor re la vida del individuo. Esto da en aoe frase de historia magistra vitae un signific superior y a la par mas modesto. La utilidad de la historia cientifica seria indiscutible si lo fuera la cientificidad de la historia. Se trata de una especie del a¢- histérico que tuvo como pre Tucidides, pero a la que le ha salido la barba 68 en fechas muy recientes, ante nuestros ojos Se trata de una historia que busca parecerse: a las ciencias sistematicas del hombre: la economia, la sociologia, la ciencia politica Si las otras especies andan tras hechos par ticulares, ésta procura los acaeceres genéri- cos. “Sélo por la obstinada miopia ante los hechos —escribe Bagby— algunos historia dores siguen afirmando que los sucesos no llevan consigo ningin tipo de regularidad. Los hechos histéricos no son refractarios al estudio cientifico. .. Las generalidades formu- ladas por la ciencia de la historia probable- mente nunca Ilegaréa a ser tan precisas y tan altamente probables como las de las cien- cias fisicas, pero esto no es ninguna raz6n ara no buscarlas.” Por regla general, la nue- va Clio recoge principalmente hechos de la vida econémica. Como dice Beutin, “para la vida econémica se pueden hacer enuncia- dos de valor general porque es un campo de actividad racional. La economia trata con elementos que pueden ser contados, pesados, medidos, cuantificados.” La nueva especie histérica suele autollamarse historia cuanti- tativa. “La historia cuantitativa —segin la definicién de Marczewski y de Vilar— es un método de historia econémica que integra todos los hechos estudiados en un sistema de cuentas interdependientes y que extrae sus conelusiones en forma de agregados cuanti. tativos determinados integra y wnicamente por los datos del sistema.” En los circulos académicos de los paises industrializados existe la devocién por la historia cuantitativa. Dictamenes como el de Carr ("EI culto a la historia cuantitativa lleva la concepcién materialista de la historia a ex- EA MULTIPLE UTILIZACION DE LA HISTORIA ° os absurdos”) no han logrado entibiar fervor de los cuantificadores que en su ma- eria son gente de izquierda, alguna muy ‘dicta al materialismo histérico. Gracias a la santificaci6n, segun notables cuantificado- ‘ss, la historia ha podido ponerse a la altura & las demas ciencias del hombre. Segin ‘Chaunu, la cuantificacién ha conseguido que & historia sea famula de las ciencias del Sombre, y por lo mismo la ha vuelto un ente servicial, le ha quitado el cordcter de ‘buena pera nada, Chaunu sentencia: “La historia uantitativa busca en los testimonios del pa- sado respuestas a las interrogaciones mayores de las ciencias sociales; estas interrogaciones que son simplemente demandas de series... Ia demografia tiene necesidad de un espesor estadistico que la historia demogrdfica pro- porciona... La economia tiene necesidad de una historia econémica regresiva... Es asi como la historia puede ser util en el sentido mas noble y al mismo tiempo el mas con- creto...” Si tuviéramos aqui a Chaunu y le preguntaramos “la historia gpara qué?”, con- testaria “para ser tenida por investigacion basica de las ciencias y las técnicas sociales”. Por lo demas, se supone que las ciencias sociales reforzadas por la historia cientifica van a hacer realidad lo que queria Luis Cabrera de Cérdoba en el siglo xvit, una historia que fuera “luz para las cosas futuras”, Es ya un he- cho lo previsto por Taine en el siglo xix: “Qué sequedad y qué feo aspecto tiene la historia reducida a una geometria de fuerzas.” Pero agregaba: “Poco importa.” El conocimiento histérico “no tiene por meta el divertir’ ; su mira es explicar el presente y advertir al ma- fiana. Los cuantificadores de la historia creen 7 LUIS GONZALEZ que si Childe viviera no pondria en futuro la siguiente proposicion: “El estudio de la his. toria permitira al ciudadano sensato estable cer la pauta que el proceso ha ido entrete- Jiendo en el pasado, y de alli deducit su Probable desarrollo en el futuro préximo.” Sélo los menos optimistas piensan que nos quedaremos en una semiprevision al través de la historia generalizante; creen con La. combe: “De la historia, ciencia compleja en el més alto grado... no es necesario esperar una previsién infalible y sobre todo’ una previsién circunstanciada A lo més Ile- garemos a entrever las corrientes que llevan a ciertos puntos,” Todavia no se puede saber cudles prome- sas de la historia cientifica se cumpliran ple- namente. ¢Hasta dénde el estudio cientifico del pasado, hasta dénde las largas listas de precios, de nacimientos y defunciones de se- res humanos, de volimenes de produccién y de otras cosas cuantificables nos permiten encontrar en ellas sentido y orientacién para el presente y el porvenir? Profetizar hasta donde legara nuestro don de profecia al tra. vés de una historia que haya cuantificado todo 0 la mayor parte de los tiempos idos es muy dificil. La computacién de las pocas noticias conservadas en documentos seriables del pasado no puede prometer mucho. Aqui y ahora hay igual nimero y fuerza de argu- mentos para los que sostienen la imposibi- lidad de ver el futuro al través de la ciencia historica como los que ven en cada historia. dor numérico un profeta con toda la barba. Pero si la historia cuantitativa no nos cumple todo lo prometido no importa mucho, Sdlo a medias quedaran como inservibles libros tan 1 A MULTIPLE UTILIZACION DE LA HISTORIA 1 inosos como los que sucle expedir re~ ee ce cuentas. Mantendrén su wae smo recordatorios y como, a gna iccién del futuro. En el ¢) ye = manag de bordar el paseo gue Jemos visto son un poco ilusorias; las cuat prometen mas de lo que cumplen. La ene eee ria no es siempre placentera; la critica ae Kjos de poder destruir toda tradicién in- justa; la diddctica es mucho menos lees tadora de lo que dicen los pedagoges, y la cientifica, por lo que parece, no va a ee Jmpara de mano que nos permita, caminar en la noche del futuro sin mayores tropiezos. Como quiera, Io servicial de las historias 4 de duda. La que llega a més am- Sloe creulos sociales, la historia fruto de la tariosidad que no de la voluntad de servir, los conocimientos que le disputa el ere Fo a la polila, “los trabajos imitiles” de eruditos han sido fermento de grandes obras Iiterarias (poemas épicos, novelas y drama Historicos), han distraido a muchos de los pesares presentes, han hecho sofia. a otros, fan proporcionado a las mayorias viajes ma- ravillosos a distintos y distantes modos vivir. La historia anticuaria responde a “la Jnsaciable avider de saber ta historia” que condené el obispo Bossuet y que hoy conde- ran los jerareas del mundo académico, los clérigos de la soviedad laica y Jos moralistas de siempre. La aa oe es indi- la gente de mando. Fe historia ‘critica, la. desenterradora de n ors conzAuez traumas, maltratos, horrores, rude: - Ties, daa los caudillos revolucionates sree: mentos para su accién transformadora; bus. ca el ambicioso fin de destruir para luego rehacer; es para cualquier sufriente un fer- mento ‘liberador. Este tipo de toma de conciencia histérica “realiza una auténtica catarsis”; produce, segin Marrou, “una li- beracién de nuestro inconsciente sociolégico un tanto andloga a la que en el plano psico- légico trata de conseguir el psicoandlisis”, Se trata de un saber disruptivo que libera al hombre del peso de su pasado, que le extirpa acumulaciones molestas o simplemente in- ‘iles uele ser un if ticles, Suele ponche mortifero para Aun la historia de tan grosero utilitarismo, Ja que se llama a si misma historia magistra vitae, es una maestra util al poner ante nues- tros ojos los frutos mejores del Arbol huma- no: filosofias, literaturas, obras de arte, actos de valor heroico, pensamientos y dichos cé- lebres, amores sublimes, conductas generosas y descubrimientos ¢ inventos que han trans- formado al mundo. La historia reverencial o de bronce nos permite, en expresién de Sé- neca, “despegarnos de la estrechez de nuestra caduca temporalidad originaria y darnos a participar con los mejores espiritus de aque- las cosas que son inmensas y eternales””. Si la historia de bronce no se nos impusiera en Jas aulas, tendria probablemente mas reper- cusion de la que posee hoy en dia. Es ésta la busqueda més cara al humanismo, la que exhibe la cara brillante, bella, gloriosa, digna de ser imitada del ser’ humano. Es también la disciplina que mejor le sien ji: 1a disciplina q ,jor le sienta a los domi- se LA MULTIPLE UTILIZACION DE LA. HISTORIA B Por tiltimo, a la presuntuosa historia cien- sifica, en sus multiples manifestaciones de historia econémica, social, demogréfica_y de las mentalidades, no es, segiin la pretensién de la gente de sentido comin, por no decir del comin de la gente, una mera inutilidad. Es cada vez una mejor sirviente de las ciencias Sistematicas del hombre, de la economia, de Ja ciencia politica, etc. También ayuda a co- nocer nuestra situacién actual y en esta forma 2 orientar su inmediata accién futura, aunque su don de zahori atin esta en veremos. Aun sin capacidades adivinativas es servicial. Es muy dificil creer que la seriedad cientifica no reporte beneficios prdcticos. Como ciencia, tiene su cardcter utilitario que es reconocido por mecenas y poderosos. Por supuesto que ninguna de las cuatro historias se da en pureza en la vida real, y por lo mismo todas, de algin modo, son fuen- tes de placer, liberacién, imitacién y guia practica. También son posibles y existentes, las historias globales que aspiran a la resu- rreccién total de trozos del pasado, que resu- citan al unfsono angulos estéticos, aspectos crueles, logros clasicos y estructuras de una época y un pueblo y que pueden ser de uti- lidad para nostAlgicos, revolucionarios, huér- fanos y planificadores. Aunque son imagi- nables las historias verdaderas totalmente inttiles, no se vislumbra su existencia aqui y ahora. Para concluir, y en alguna forma justificar lo pedestre de’ las palabras dichas es pro- vechoso recordar que el poseedor de la chi- fladura de la investigacion histérica no siem- pre indaga por el para qué de su chifladura. Guiza como todas las vocaciones auténticas, ” LUIS conzAtez el gusto por descubrir acciones humanas del pasado se satisface sin conciencia de sus efec- tos practicos, sin parar mientes en lo que pueda acarrear de justo o injusto, de aburri. miento o de placer, de oscuridad o de luz, La busqueda de lo histérico ha sido repetidas veces un deporte irresponsable, no una acti. tud profesional y menos una misién aposté. lica. Con todo, cada vez pierde mas su ca. récter deportivo. Quizd ya lo perdié del todo en las naciones con gobiernos totalitarios. Quizé la tendencia general de los gobiernos de hoy en dia es la de influir en la forma de presentar el pasado con estimulos para las historias que legitimen la autoridad estable- cida y con malas caras para los saberes his. toricos placenteros o desestabilizadores 0 sin segunda intencién, sin otro propésito que el de saber y comunicar lo averiguado.

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