You are on page 1of 36
LOS PRINCIPIOS POLITICOS DE SANTO TOMAS EN ENTREDICHO: UNA CONFRONTACION CON AQUINAS, DE JOHN FINNIS Por SERGIO RAUL CASTANO (*) I LAS APORIAS 1) El tema de estas lineas En [a presente exposicién nos cefiremos al anlisis de los principios del orden politico en Sto, Tomés de Aquino, tales como aparecen presentados en dl libro del ilustre Profesor John Finnis sobre el pensamiento ético-politico-jurf- dico del Aquinate: Aquinas Moral, Political, and Legal Theory, Oxford University Press, 1998, dentro de la coleccién «Fundadores del pensamiento politico y social moderno». Nuestro propésito es responder a la pregunta for- ‘mulada en la parte IV de este trabajo: la filosofla politica de Sto. Tomés segiin Finnis en Aquinas, es acaso la filosofia politica de Sto. Tomds? (1). T1) Algunos ejemplos del resultado de la interpretacién de Finis: Tomés de Aquino convertido en un antecedente dal liberalismo politico a) ;De Sto. Tomds a John Stuart Mill? En el parigrafo 2 del capftulo VII del libro ~capftulo consagrado al trata- ©) Cony Non de Invaraiones Cheap Tene Bacas hrs) (0) _Enamos oblgadon agradecer en est lugar al Profesor Camilo Tale por una deble raadn, Aunque conoclamos Agnina desde muy poco Gerapo desputs de habe sido editado, 20 tabiamos eenido ni el tiempo nila ocsiin de dedicamot a elahorar el texo de muestra crt <2. Fu el Prof. Tale quien nos animé a esibir exe estudio, cuyo ncko fe leo en el ler. ‘Congreso Nacional de Filosofia Politica y IV* Jornadss Nacionales de Derecho Natural, orga. aizados por la Universidad Cabiea de Cayo ~sede San Luss ycelcbrados entre 14,7 96 de junio de 2007. En segundo temino, resco divtinguido clea rediad causes ecuras ‘xtdeas del manuscito, a lar cuales el tata final much debe ‘Asimismo, deseamos las sugerenciasy obserrcioner que sambitn hicieron al manuscrit los Profsors Necor H, Hlemandee y Jee Mart Modeano. 83 miento de los principios de la filosofia politica tomista (2)-, después de una primera aproximacién al contenido del bien comtin politico en Sto, Toms, Finnis concluye con el siguiente comentario: «La posicién (del Aquinate] no es ficilmente distinguible del “simple gran principio” (4 mismo abierto a inter- pretaciones y diversas aplicaciones) de On Liberty de John Stuart Mill» (3). Tal afirmacién vendria a poner en linea la concepcién del fin del derecho y de la politica del Doctor Comiin con la de uno de los mas sclevantes filésofos del Iiberalismo ético-jurfdico-econémico-politico (ver Nota 1). b) gDe Sto. Tomds a Mill y a Kant? En otro trecho, Finnis plantea que el fin de la comunidad politica para el Aquinate no guarda relacién con la promocién de la virtud de los ciudadanos. Por el contratio, el bien puiblico como Finnis llama al bien comin politico del ‘Aquinate- no inviste sino la naturaleza de un medio, en el sentido precisiva- mente instrumental del cérmino, En este punto Finnis agrega que Sto. Tomas no es todo lo claro que uno descarfa en el planteo de la tesis .. pero no debe hhacerse un cargo por ello al Aquinate, ya que Mill y Kant, quienes sostuvie~ ron posiciones similares, en realidad fueron también poco claros, concluye Finnis (4). ‘Ahora bien, el reconocido especialista Georges Vlachos ha afirmado que «el cegolsmo utilitario permanece hasta el fin como la presuposicién antropolégica principal de las especulaciones sociales y politicas kantianas» (5) (ver Nota 2). Entonces, gserén el egofsmo utilitario ~u otros fundamentos del kantismo— también principios de la doctrina de Sto. Tomés? ©) De Sto. Tomés al marzismo? Si la comunidad politica y su fin se hallan instrumentalmente al servicio de los individuos y de las familias, y los obseiculos a ser removidos estriban ante todo en el dafio que los hombres son capaces de inflgirse entre si; cabria ‘entonces plantearse si existirfa Ia politica en el caso de que los hombres fuesen @ En Aptis, uatamiento de las cuesiones formalmente polias aprecesemitido en Ge a Wags de tads bs obs sts cate Vily Vill vuaealeed tense de tllon en el que se exponen ls fandamentos dl orden pollco (cf p. eu Aguinan pag. 41 y 114, entre oxoe lugares). (8) Astin BE 239. Ea ce ls chr de cna ig. 239. En cx higar nose cia ni = mencions coneretamente ls obras ambos autores a far que ol exégera se eter. (S) Cie La peste politique de Kane, Pars, 1962, pg. 224 84 justos. A propésito de lo cual Finnis cita la posicién del Aquinate, quien afir- mé que no caducarfa la exigencia de la vida politica por el hecho de que los hombres fuesen buenos; antes al contrario, siempre seré necesario dirigir las conductas del grupo al bien comiin (S. Th, Ia., 96, 4). Ahora bien, el intér- prete le atribuye inmediatamente esta idea al interpretado: «Pero él no dice que en tal estado de cosas serfa necesario un gobierno o ley espectficamente poli- sico (subrayado original)» (6). Es decir que lo especificamente politico seria el control del mal moral que trasciende a la esfera de las acciones interpersona- les, Esta reluctancia a identificar como politica la conduccién de la comunidad a la consecucién de su bien comtin especifico, y a trasladar la politicidad al orden de los instrumentos necesarios para ejercer el control social es un autén- tico Leitmotiv del liberalismo, que el marxismo asumiri plenamente, convir- tiéndolo en una de sus principales tesis (ver Nota 3). Luego, el Sto. Tomés de Finnis aparece como un liberal tan consecuente ue sus posiciones, paradojalmente, ya preludian y explican la critica del mate- lismo hist6rico. Entiéndase bien: esto no significa que la interpretacién de Finis sea marxista, sino que los principios del liberalismo estén asumidos has- ta las heces. ¥, lo que es relevante para nosotros aqui, atribuidos al Aquinate. 4) La cuesin que nos ocupard Se impone entonces la pregunta: zpor qué vias se ha llegado a estas con- lusiones en la interpretacién del pensamiento politico del Aquinate? En lo que sigue, con el fin de dilucidarla, acotaremos nuestro objeto ala critica de la exé- gesis que ha dado como resultado el alineamiento de Toms de Aquino con Ia ideologia del liberalismo, sin que ello suponga conferir rango de verdad incon- ‘mutable e indiscutible a todas y cada una de las afirmaciones del Angélico. Por otra parte, no nos haremos cargo de las connotaciones y derivaciones extrafi- los6ficas de los temas discutidos. Antes bien, trataremos de ir «a las cosas mis- mas», que en este caso poscen naturaleza prictico-politica, razén por la cual se hhallan al alcance de la recta ratio y cuya dilucidacién resulta, indubitablemen- te, cometido de la filosofia politica. Pues wlas cosas mismnas», en lo que a noso- tros aqui concierne, no son sino ~primariamente~ los principios realistas del orden politico en Santo Tomas de Aquino, Ill) Méodo expositivo de nuestro trabajo La presentacién que hace Finnis de los principios politicos tomistas hace in de citas del auror estudiado, y alude a multiples cuestiones de la respectiva doctrina del Aquinate. Tales cuestiones se articulan de acuer- (6) Aquinas, pig. 248; cft. eambién pigs. 269-270, 85 do con un orden basado en ciertas ideas-fuerza propias de Finnis, que se cons- tituyen al mismo tiempo en claves interpretativas y principios de discrimina- cin de los textos de Sto. Tomés. Con el fin de estructurar un método de exposicién que resulte demostrativo de los presupuestos de Finis, a la vez que de su inadecuacién hermenéutica para dar cuenta de los fundamentos tomis- tas del orden politico, distinguiremos en la exégesis politica de Aquinas dos momentos 0 aspectos, los cuales se integran en una totalidad doctrinal en la que-ya no es dable reconocer, como veremos, las lineas fundamentales del pen- samiento original de Santo Tomés de Aquino. Ambos momentos de la interpretacién de Finnis serin expuestos en las par- tes IT y III del presente estudio. Y vale la pena adelantar desde ahora que los temas esenciales de la filosoffa politica de Sto, Tomds, as{ como el eje de nues- ta impugnacién de la exégesis de Finnis, serén discutidos en la parte Ill. NOTA 1 Seuare Mill sostiene que el inico fin por el cual legitimamente se puede res- tringir la libercad de accién de alguien consiste en evitar que sus actos perjudi- quen a los demés (self protection). Cada individuo es soberano sobre si mismo, y dl empleo de la fuerza contra dl sélo se justifica por causa de la seguridad (security) de los otros (7). Tal principio implica un haz de derechos (8): el de fa més absoluta libertad de pensamiento y sentimiento sobre toda materia posible, ya sea teorética o prictica, cientifica, moral o veoldgica (del cual fa libertad de expresar y publicar todo sentimierito u opinién es, de hecho, parte inseparable {9]); también el derecho a perscguir los propios planes de vida, cualesquiera Gt0s sean y cualesquiera consecuencias conlleven para los individuos que se los proponen (10); por tiltimo, la libertad de asociarse con miras a todo fin posi- ble, excepto aquéllos que atentaran contra la seguridad de otros (11). ©) Ox Liber, en The Harnad Cases vol 25, Ch Biot ei), Nur Yok, 1937, Ts pg. 203-205, (8) On Libersy cap. 1 pi, 206. (©) Mill refiere sobre todo la libertad de expresién piblica a cucstiones atinentes ala Bn anti, de Hecho, um marl ine (Marin Lateo, «Sobre la autoridad secular, en Eirias ‘olties, cad. J. Abell, Madrid, 1990: ciado por Beaiz E. Reyes Oribe, «Marcin Lareron, en Héctor H. Hernndex eal, Clas de Blofla del Dewecho - His, Nas de Ps, 2002, pig, 205). (G1) Ch: S. Thy Vllaen 98, 1 (42) Ch, Aguinas, copecialmente pigs. 226-228; 230-234; 236; 237-239; 247-248; 258. En pg. 323 la proposicidn aparece en estos cérminos: «The rationale of secular authority is Twmakers and other rules of a state, the secular mistion co secure peace and jus- 95, a) La justicia Finnis no tiene en cuenta la bien conocida aficmacién tomista sobre la pri ipalia de la justia entre las virtudes morales (43). También se desentiende de Ios frecuentes elogios que, a la zaga del Estagirita, el Aquinate prodiga a la emi- nencia moral de la justicia general, en raz6n de la valiosidad de su objeto, el bien comin politico (44). La justicia general, precisamente, puede imperar actos de todas las vireudes al bien comiin politico y para hacerlo debe ser capaz de rectificar el interior de la persona. As{ lo afirma Sto. "Tomas, en la cuestién sobre la justicia, en un texto que Finnis no cita en todo su libro (45). Ya Josef Pieper haba remarcado suficientemente la naturaleza moral inte- gral y el rango peraltado de la virtud de justicia dentro del pensamiento de Sto. ‘Tomés. En realidad es la justicia, junto con la prudencia, la virtud cardi- nal que ordena al hombre inniediatamente al bien, pues la templanza y la for- taleza sélo constituyen el presupuesto de su auténtica realizacién (46). De allt que el Angélico identifique a la justicia como la virtud ordenadora de la per- feocién moral del hombre libre del pecado. ¥ ella, segiin se recuerda en ese mismo pasaje, es objeto de una inclinacién de la razén natural (47). Pero al parecer ni el tlsimo titulo (a saber, el consticuir el objeto de una inclinacién natural) basta para que Finnis la distinga como «bien humano bésico» a la hora de justipreciar el valor ético integral de que es portadora la justicia en tanto fin de la ley positiva. (3) Ck S Th, Talus dct in J Offs “In jst vrai splendor ex rasmus, x goa bon vi nominanta’ (ed cones Toque usd eg, mani Sin yd reso es nr, int om cae Yacminc pone singular us persone [ol ed eam i lout destin pri, prac Eine ala vier mori, upledexone [Philos ice in 1 Rtn neces et ane tas vias ee ay quae sun ale ualionmac:siqudem ee vs potent bene ter hoc et fre ejuson azine honorantr,quonamnfrciudo dial in belo Juste {i aut ein loser in pacer Ea prc sentido cle lle, 664 e: vit liga secundum Sam spetiom pote ie majo, vel itor, simpisrr me ecandam quid. Splice qu em dur major seanduen quod inca mas bona tons luce supra dct ccna hoe jana iner omnes vee mors preci, umgum propngei® exon, God pee e ex sbjco, et cx obecton (4) Che 8 Ths els, 141, 8. (45) Gh S The Ine, 38,9 ad 3 bona commune x fs singular personarum in gamma: cn ee ay, i nt fran: nam amen ius pemonae non tins aera e deo anti leas quae dinar ad berm comm mune, maga ae potese extendere ad interores passione» quibus homo aliualter disponicur in ‘Spee que juticn paar quae ordisatr ad bonuin arse aguas pesomes, GO" Dat Viergepann, 1968, pg. 96 y as Dicper se retire a 3. Thy Tle, 123, 8). Vere ingle pas de pg 10103, en gue Pepe aplica exoe pinion l cso de sa mas poderoaencarnacon delta en aha ea mania, Air, fl sr, dis eer ins on smo, ay eum, ei acc Ub de Pieper br tenige vars Reticiones ea easelano bajo asco de Lar rads fndomenade, G7) Che 8 The Wille, 183.4 96 b) La pas Similar agostamiento sufte la concepcién tomista de paz. Para Sto. Tomés cen la par se encuentra ef méximo bien de coda sociedad, dado que la paz se identifica con la unidad (48). Repirese en que la unidad es una propiedad tras- cendental de todo ente, cuya pérdida ~0 compromiso grave significa o puede acarrear la disolucién de ese ente (en nuestro caso, de la comunidad politica). Pero, ademés, la verdadera paz se funda en el verdadero bien (49). Y no se identifica con la ausencia de interferencias violentas entre los hombres -moti- vada por el temor-, sino que es xcranquilidad en el orden», sostiene Sto. Tomds ccon San Agustin (50). Por otra parte, la paz os efecto de la plenitud de la amis- tad (en sede teoldgica, de la caridad) (51). No en vano el Aquinate afirma con Aristételes que la principal intencién de la ley humana es establecer la amistad entre los hombres, asi como la intencién de la ley divina consiste en estable- cer principalmente la amistad entre Dios y los hombres (52). A. pesar de todo ello, en Finnis la paz queda de hecho reducida a la ausencia de conflictos y violencias exteriores (53). EL tratamiento que el intérprete hace de esta cuestién en las paginas citadas en la nota anterior no resulta convincente, Por un lado, Finnis afirma que

You might also like