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LA INFANCIA MARCA LA VIDA Y TE DA ELEMENTOS, EL

INDIVIDUO DECIDE DESDE LA LIBERTAD COMO ACTUAR Y COMO


USAR SU CUERPO.

Lina Angélica Arias Acosta


Lucia Gallego González
Selina Vargas Vargas

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA JUAN DE CASTELLANOS - SEDE TUNJA

TUNJA

MARZO DE 2020
Abstract

The life of sex workers is not the great life as many believe, much less if it had to bear the
scourge of conflict as it happened to Carmenza1, a sex worker who began the activity by
abandoning her partner in a state of pregnancy and without counting on the support and
endorsement of his family or friends to find another way. The decision made could not have
been the best, but with that work she managed to get her children ahead and without the
support of her husband, she can now lift her head with pride and say that it was worth it,
because without studies, illiterate, she It was going to be hard to find a job. He had to suffer a
lot in the development of his work, blows, humiliations and shows it with scars that were left
on his face as if leaving the mark of pain and effort that he had to endure to avoid fainting, all
for his children. Today she is proud that her children are working with decent jobs, but she
has the pain of seeing in her youngest son the reflection of her father and her life of liquor
and bad treatment with her children, as she lived with her biological father. He loves his
mother and visits her daily, despite the fact that he stopped talking to her for four months
when he found out that she was a prostitute, but her brothers also rejected her and made her
feel discriminated against for practicing prostitution as a way of life. He does not regret even
though he had many bad moments in his life.

KEYS WORDS: Worker, Sexual, Abandonment, Pregnancy, Violence.

1
Nombre ficticio para proteger su identidad.
LA INFANCIA MARCA LA VIDA Y TE DA ELEMENTOS, EL
INDIVIDUO DECIDE DESDE LA LIBERTAD COMO ACTUAR Y
COMO USAR SU CUERPO.
“La prostitución es la más horrible de las aflicciones producidas
por la distribución desigual de los bienes del mundo.”
Flora Tristan.

En el departamento del Meta en los años 50 se daba comienzo al conflicto


armado con presencia de la guerrilla de las FARC- EP quienes tenía gran
influencia en la población civil y determinaba las acciones y las actividades de
sus pobladores, la señora Carmenza, no es ajena a esta realidad y es esto lo que
la impulsa en un momento de su vida hacer del trabajo sexual su fuente de
ingresos, favoreciendo el inicio del ejercicio sexual en el municipio de Granada
al parecer en ese tiempo sin ninguna regulación por parte del estado pero si por
parte de los grupos armados.[ CITATION Bas13 \l 9226 ]

Un 13 de diciembre de 1958, nace en el municipio de Fuentedeoro Meta


“Carmenza” en una familia integrada por su madre, su padrastro y dos
hermanos, a sus 62 años, evoca recuerdos de una infancia bonita cuando
estudiaba y le ayudaba a su mamá con los quehaceres de la casa al regresar de la
escuela, recuerda que cogía algodón con sus hermanos, y se divertían en
actividades agrícolas y cotidianas, estudié hasta segundo de primaria, pero aun
así no sabe leer ni escribir. Recuerda los castigo de su madre y afirma con
nostalgia: “Mi madre no me castigaba físicamente pero si me trataba mal.
Recuerda y deja salir un largo y despacioso suspiro cunado manifiesta con voz
melancólica; “me fui de mi casa a los 16 años porque mi padrastro me pegó”
“llegó borracho a pegarle a mi mamá”. Dice con cierto orgullo, respirando
profundo para afirmar que “Fui mamá a los 20 años, tuve tres hijos uno de 31,
otra de 28 y otro de 26 años. Pero casi ahogando su voz y alzando los hombros
para responder que: mis hijos nunca pueden decir “mi mamá me maltrataba”,
una vez si le pegué a mi hijo menor porque se robó dos mil pesos y me tocó
pegarle; por eso “me echaron el Bienestar”. Como si recordara a alguien con
nostalgia, dice que actualmente no tiene esposo y mientras respira profundo se
aleja un poco y mira a hacia lo lejos en el firmamento y luego se da vuelta
rápidamente y dice así con seguridad; a los 26 años empecé a desempeñar el
trabajo sexual, trabajaba los días viernes, sábados y domingos, lo hice por
necesidad y por insinuación de un amiga, mi esposo me maltrataba y me
abandonó cuando estaba en embarazo de mi hija menor, la situación se me puso
difícil y sin contar con la ayuda económica de mi familia ni de nadie, me tocó
hacerlo. Mis hijos no sabían lo que yo hacía” Yo en la casa era una y en la
calle otra “yo le pagaba a una señora para que me los cuidara mientras
trabajaba” ellos creían que yo trabajaba en casas de familia. Mi madre tampoco
sabía lo que yo hacía, ella creía que yo trabajaba en casas de familia o
restaurantes, pero un día; alguien le contó” que yo putiaba” duró cuatro meses
que no me hablaba, mis hermanos al enterarse me reprocharon y decían que se
arrepentían de que fuera su hermana, pero que iban a decir si “ellos nunca me
ayudaron” “me tocó sola”. Yo pasé mucho tiempo sin apoyo de la familia, sola
sin nadie, una señora donde yo trabajaba fue la que me enseñó a firmar; sin
embargo, para mí, mi mamá, significa amor “ella es toda mi vida “ella vive
aparte pero yo voy todos los días a verla”. Al preguntarle qué opinaba de la
expresión; mujeres de la vida fácil; responde con ironía; esa vida es muy difícil,
“esa vida no es vida” uno debe soportar maltratos, golpes, insultos, “porque uno
tener que esperar que un hombre lo convide a uno se siente muy feo”, “además
tengo una cicatriz en la cara que me hizo un cliente, me siento señalada”. Al
preguntarle cual fue el peor momento de su vida; responde como haciendo
memoria y se queda un momento en silencio, toma aire, se levanta de la silla y
dice con tristeza, “el peor momento fue una vez que tuve que durar seis meses
en el monte, no nos dejaron salir, en ese momento había controles de droga, a
uno le hacían exámenes y todo”

Se le sugiere si valió valió la pena ese sacrificio y parece recordar algo y lo


responde con mucha seguridad, “creo que si porque saqué a mis hijos adelante;
uno es celador, otro trabaja en una bomba de gasolina y mi hija en un hotel, deja
entrever el orgullo de saber que sus hijos están trabajando y que han logrado
superar la situación que ella vivió y que no los afecta en sus vidas ni en sus
trabajos.

Cuando se le preguntó si sus clientes siempre fueron hombres; responde seria y


como imaginando el trasfondo de la pregunta, “siempre eran hombres”,
responde tajantemente como para no dejar dudas. Al recordarle lo que cobraba
por su trabajo, hace memoria y responde que había semanas de ochocientos mil
o novecientos mil pesos, remata diciendo; “no había una tarifa dependía del
cliente” “depende el marrano, así uno le pedía” y también hace rememora sobre
el tipo de clientes que la frecuentaban y dice con tono lastimero; eran coteros,
soldados, plataneros, camioneros, recuerda que lo mínimo que un cliente le
llegó a pagar fue veinticinco mil pesos por el rato “uno le pedía al cliente y de
ahí sacaba pa la pieza, en ese entonces valía seis mil pesos “el patrón no hacía
sino pasarle a uno el condón y el papel y ya cinco minutos”

Si usted pudiera devolver el tiempo, y volver al momento que su esposo la


deja volvería a trabajar en esa vida. Suspira profundo y responde
inmediatamente; “buscaría otra opción, porque esa vida no es vida”
Una vez me enamoré de un cliente; pero él me maltrataba y quería que lo
mantuviera, para desprenderme de él, tuve que venirme de ese pueblo.

El tema de sus hijos es muy especial para Carmenza, se le pregunta que


cambiaría de sus hijos y lo dice de manera apresurada, “cambiaria cosas de mi
hijo menor porque es muy toma trago”.

Se toma un aire, camina por el pasillo, pero se devuelve para la silla, quizá
disimulando esa lágrima que recorre su mejilla, porque la seca con disimulo y
mira de frente como desafiante, como demostrando que le ha servido responder
a esa serie de preguntas que le sacaron esa parte oscura de su vida y que le
atragantaba la garganta. Como ya ha liberado parte de ese pasado, mira como
esperando la otra pregunta.

En la charla que ya se torna con más camaradería, se le pregunta cómo


llamaba su madre a las partes íntimas del cuerpo. Sin titubear dice; “las llamaba
por el nombre” Pene, vagina, las llamaba así “porque ella es evangélica”.

Las apreciaciones generales que se pueden resaltar es que su hija menor fue
concebida, mientras ejercía el trabajo sexual, después de ser abandonada por el
padre de la criatura que llevaba en el vientre, por tanto, su hija no creció ni
compartió con su progenitor y esta etapa marca en ella el comienzo de su vida
como trabajadora sexual. Estos aspectos de la juventud y adolescencia de
Carmenza hacen comprender que la vida que escogió tiene relación con la falta
de protección, acompañamiento y orientación por parte de sus padres, sus
hermanos y demás familia, según su relato la mayor parte del tiempo compartía
con pares, lo que la llevó a recibir el consejo de una amiga para iniciarse como
trabajadora sexual.

Con respecto al manejo de su sexualidad no refiere eventos de la infancia


que al parecer influyan en sus decisiones en la vida adulta, se visualiza un
concepto e intimidad y privacidad amplio en cuanto a que da a conocer con
facilidad apartes de su historia de vida y hace referencia a los mismos con
tranquilad y sin ningún temor, en ocasiones su discurso no es coherente ni a
nivel cronológico, ni en la narrativa de eventos, pero se puede inferir su deseo
de haber tenido mayor apoyo de su familia, de haber sido escuchada en su
infancia y amada por sus seres queridos, como también que las correcciones
apreciaciones y opiniones sobre su cuerpo y su actuar se hubieran hecho de
forma positiva y con respeto, que la imagen de autoridad en la línea materna la
protegiera, resaltara su voz y la priorizara frente a su relación de pareja,
evitando eventos de maltrato físico.
Logra identificar a través del conversatorio, que su hijo menor está
repitiendo el ciclo de vida de su progenitor, que todos los eventos que rodearon
su concepción, gestación y primera infancia fueron determinantes para su
comportamiento actual y que en ocasiones se comporta como ella en el
tiempo; consumiendo bebidas alcohólicas y la relación que él tiene con sus
hijos es la misma que ella percibió en su infancia de su padre biológico, imagen
ausente para el resto de sus etapas del desarrollo. “La historia se repite…” dice
con voz nostálgica, mientras se retira y da por terminada la entrevista que,
según su última frase, “me ayudó a sacar muchas cosas que tenía guardadas”.
Gracias de todos modos y hace una leve sonrisa que muestra su rostro ajado y
con las cicatrices que le ha dejado la vida.
Referencias

Diccionario de la Lengua Española, (2015) XXII Edición. Imprenta ESPASA.

Dignidad., B. y. (2013. ). Sánchez, G. . Bogotá. : CNMH: Imprenta Nacional.

Tristan Flora (2003): Feminismo y Socialismo. Antología Edición de Ana de Miguel y

Rosalía Romero Colección: Clásicos del Pensamiento Crítico - Editorial La Catarata.

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