desde la Sefiorita que empieza 4 deleitarse
con los conplets picarescos de Ivette Gil-
bert y & besarse con su novio en los rin-
cones del Hall, detras de los tibores japo-
neses, hasta la que ha encerrado ya el mis-
Eldeiensor Aubin
prOnuBciando are
BHO BAg
aprendido & las “paginas de una novela y
cuando Ia actriz y el actor recuerden en el
escenario del primer teatro de Francia aque- -
llos gestos, la gente dirk: ficcién, mentira,
arte; pere ficcién, arte y mentira que han
sido realidad y verdad en aquella audiencia
parisién, donde Margarita Steinhe ne
redaba el ovillo de su vida de pari
gran mundo. .
Un fotdgralo ha sorprendido otra cara de
Mrue Steinheil, cuando ta reclusa, libre ya,
se erguia soe los muelles cojines de un
auto cerrado.
iense de
cata, civueiven ai
una mirada de triunfo y
de reto.
Aquella es la mas hermosa, la mds inimita~
ble cara de Mme Steinheil.
PIERRE LEBLANC.
La angustia de ditima hora.
Margarita Wo! y su hijo Ale-
jandro, esperandola lectura
del acta de acusacién,
teri de sus ayenturas en los coupés cerra.
dos que recorren lentamente fos boutevares
exteriores, y ha encomendado su buen nom-
bre de seficra casada & Ja discrecidn de los
CABINETS PARTICULIERES.
Ea es momentos, cuando se descorre
a medias fa cortina que mal encubre cl esce-
nario de sus amores, es cuando mds bella
ha aparecido Mme Steinheil 8 los ojos de
Paris, que ya se sabe de memoria la cara
blanca y bella de la reclusa libertada.
En aquella cara ha ido Mr. Jules Claretie
tudiar psicologla lemenina, 4 sorprender
MOMENTOS DE ALMA; en aquella cara han ido
d aprender actitudes y gestos Ja Rejdne y
Mounett Sully,
Y luego, cuando piles Clara
le Neve Iq
En tibertad,
eesti