do que algo terrible e injusto va
se precipitan y la situacion pa
ce no tener salida, decide actu
con toda su energia.
Ora encantadora aventura del
fiel Amadeo y sus confusiones.
lc, ~
ee BI a,
Cectla Beuchat
AMADEO Y EL ABUELO
Editorial Andrés Bello|
| Era un hermoso dia de diciembre
| y ya se sentia’calor.
Amadeo, el perro de los Martinez,
se eché al sol sobre las baldosas
del patio, mientras la familia
almorzaba.El damasco que habia
plantado el abuelo estaba
tan Ileno de fruta madura
~ que a veces caia alguna,
reventando en el suelo y
salpicandolo todo.
Al perro salchicha le gustaba
esa €poca del afio.
Faltaba poco para el verano
- y élera feliz junto a la mesa donde
6 | la familia se reunfa los domingos.Observé a la mami, al papa,
a Martin y a Ximena.
iQué bueno era tener esa familia
que lo queria tanto!
De pronto Amadeo escuché algo
que lo dejé preocupado, y entonces
puso atencidn a lo que conversaban:—De verdad que es lo tinico
| que se puede hacer? —quiso saber
| Ximena.
| Martin permanecia en silencio
| ¥ se notaba triste.
—iNo hay otra solucién? —pregunté
la mamé con cara pensativa.
——Me temo que no —respondié
el pap4 con voz calmada.
10 a—Alli estar4 bien. Es un lugar |
acogedor. Los alimentan bien |
y los cuidan harto —dijo la mama
con un folleto en Ja mano.
—Hasta los bafian y tienen
un lugar agradable para dormir.
También los sacan a pasear
y los entretienen —agreg6 el papa.
13—Siempre hay médicos
y hasta tienen peluqueria
—dijo finalmente la mama.
Los nifios sonrieron con pena.
Amadeo no quiso saber mas.
jEstaban hablando del abuelo! Pobre,
ya era bastante viejo y hacia
algdin tiempo que vivia en la casa
con ellos.
15,Y aunque permanecia casi siempre Ademias era algo mafioso para comer,
en su pieza, el trabajo habia aumentado. pero, claro, eso no importaba tanto,
Cada mafiana tenfan que levantarlo, porque Amadeo recibia siempre
llevarlo al bafio y luego ayudarle lo que él habfa dejado en el plato.
con la ropa.Amadeo no pens6 dos veces
y subi6 corriendo al dormitorio
donde el abuelito dormia la siesta.
—wNo se preocupen —dijo
entonces la mama—. Va a estar
muy bien, es lo mejor para él.
18,Se senté,a sus pies y lo observé
fijamente. ¢Cémo contarle lo que
iba a suceder?
El abuelo se desperté y al verlo
se alegré mucho.
—{Qué cuenta mi perrito lindo?
—exclam6—. Siempre me viene a ver,
usted no se olvida de este viejito
mafioso, jah?
2—jAmade: —gritaba
el anciano entre carcajadas, haciéndoles
el quite a los lengiietazos del animal.
El perro se levant6 en sus cuatro
patitas cortas y empez6 a mover la cola
con rapidez. Luego, sin pensarlo mucho,
se abalanz6 sobre él y comenz6 a pasarle
la lengua con carifio por la cara.Pero Amadeo deseaba expresarle
su gran carifio, y decirle que no debian
evarlo a un hogar de ancianos. |
Si eso ocurria, él io iba a echar
mucho de menos.
2Quién le acariciaria el lomo
cuando todos estuvieran ocupados?
sQuién encargaria galletitas
en forma de huéso cuando fueran
al supermercado?
25Mientras mas pensaba Amadeo,
mis le dolia el corazén, hasta que,
por fin, decidié irse a su casita
a dormir.
26
A la mafiana siguiente la mama
llev6 al abuelo a sentarse bajo
el parron.En eso sone el timbre.
—Lo vienen a buscar le
susurré nerviosa la mama al papa,
que estaba acomodando la silla.
—te hard bien tomar un poco
de aire —le dijo, poniéndole
un chal sobre las piernas.
Amadeo se senté a su lado, |
Queria estar muy cerca de él.
28 29{
a
Un hombre con delantal blanco
lleg6 acompafiado de Martin.
Amadeo, sin pensarlo dos veces,
se abalanz6 sobre el abuelo
y se agarr6 firmemente de él.
—yYa, Amadeo, no hagas
escandalo... —ordené el papa.
31—Es lo mejor que podemos
hacer... —suspiré Ximena, que estaba
adentro leyendo en un rincén.
Pero Amadeo no se desprendié
del abuelo, y éste, al darse cuenta
de que algo extrafio sucedia,
lo aferrd con fuerza.
33El hombre de blanco puso cara
impaciente
—Mama, mira. {Si él no quiere
que se lo lleven! —exclamé
con pena Ximena.
34
—Ya, jno tanta cosa!
—dijo la mama con voz firme
y se dirigié hacia Amadeo.El perro salté al suelo, la mama
lo quiso agarrar y, en eso,
se le cay el folleto que tenia
bajo el brazo.
Al verlo, Amadeo quedé como
petrificado. Alli en medio de las
letras sobresalia la foto de un perro
con gran sonrisa, anunciando el
mejor de los hoteles para mascotas.
37| — Asi es que vienen a buscar
| ami regal6n? —dijo con una voz
muy potente—. ,Se van a llevar a mi
perrito? ¢Y se puede saber por qué?
Con mucha rapidez, el abuelo
alargé el brazo y recogié el folleto.Amadeo se instal6 nuevamente
sobre las rodillas del anciano.
Martin acompafié al hombre
de blanco hasta la puerta
y lo despidis.
—Papa..., es que vamos a hacer
un viaje con los nifos y no
sabiamos dénde dejar a Amadeo...
Es un hotel para mascotas
muy bueno... —explicé la mama.
a—wNo me interesa.,.. Si van a
viajar, el perro se queda conmigo...
Los nifios sonrieron aliviados.
La mamé y el papa se miraron.
Amadeo suspir6 y se acomodé
junto a los pies del anciano.
Entonces éste preguntd:
—Y si van a viajar, scon quién
me voy a quedar yo?
48—Ya la haremos cambiar
de opinién, sverdad, Amadeo?
—dijo el anciano sonriendo.
—No se preocupe —respondié
Ja mam4—. La sefiora Rosa se va a
quedar acd... Claro que usted sabe.
ella no soporta a los perros...
Y por eso pensamos en un hotel |
para mascotas...
4 5Y esa noche Amadeo durmi6
feliz a los pies del abuelo.
Y lo mejor de todo era que,
como siempre, ambos estaban
juntos en casa.
Amadeo movié la cola y lo miré
con carifio. Los nifios saltaban
de alegria.
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