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Fs | nv Serge Chermayeff y } Christopher Alexander cme weve Comunidad | y privacidad - | | i Serge Chermnayeff, y¥ Christopher Alexandi " ” | | * | : | | i { i : I i | i ” pene ah ' se eae | . wee : . i Comunidad y privacidad | i i i ; Hacia una nueva arquitectura humanista | ( \ | | | Ediciones Nueva Visi 8 Buenos Aires: fe Titulo del. onigial inglés: Community and Privacy. Publicado ‘por ‘Doubleday & Co:"Inc., I sl © Serge Chermayeff, 1963. Traduccién de Rubén Massera Revisién técnica de Leonardo Aizenberg, ara. © 1968 Ediciones Nueva Visién S.A. Viamonte 494, Buenos Aires, Republica Arentinn Queda hecho el depésito que previene la ley 11.723. Impreso en la Argentina / Printed in — & Agradecimientos Este libro pudo realizarse gracias a una subvencién otorgada a los autores por el Joint Center for Urban Studies del M.LT. y la Universidad de Harvard. Queremos expresar a Martin Meyerson, su director, nuestro especial agradecimiento por el infatigable aliento y la ayuda que nos dispensd, agradeci- miento que hacemios extensivo a nuestros colaboradores John Meunier, Alden Christie y Robert Reynolds, estudiantes de la Harvard Graduate School of Design, a cuya paciencia, energia y habilidad para el disefio, la investigacién y el dibujo se deben Jos planos comparativos y el material grafico incluidos en el libro. También queremos agradecer a la sefiorita Mac Nama- xa, bibliotecaria de la Graduate School of Design, y a la se- fiorita Kauffman, referencista de la misma, por Ja ayuda que nos prestaron en la busqueda del material original; al Compu- tation Center del M.I.T., que nos permitié utilizar libremente la IBM 704 para efectuar el andlisis de nuestro problema; a Saul Steinberg, que nos autorizé generosamente a reproducir sus penetrantes caricaturas; a Elizabeth Barlett Gordon, que corrigié y dactilografié pacientemente el primer borrador; a ‘Anne Freedgood, que le dio coherencia y légica a lo que nos- otros considerdbamos la versién definitiva; y por ultimo, aun- que no en menor grado, a Peter Chermayeff, que colabordé en todas las etapas de la obra y finalmente disefié la disposicién tipogrfica, las ilustraciones y la cubierta del libro. S.C. y C.A., Cape Cod, 1962 EI resumen del informe sobre el crecimiento de Ia poblacién-de-Heinz von Foerster se reproduce con autorizacién del autor. La cita de Ja carta de Marshall McLuhan, fechada el 19 de diciembre de 1960 en Toronto, se reproduce con autorizacién del autor. Los cuatro dibujos de Saul Steinberg se reproducen con autorizacién del autor. El diagrama circular sobre la; ciudad, el campo y el suburbio esta tomado de Garden Cities of Tomorrow, de Ebenezer Howard, Londres, Faber & Faber Ltd., 1946, con autorizacién de los editores. El diagrama del desarrollo de los ciclos del disefio esti tomado de Development Index, de K. Linberg- Holm y ©. Theodore Larson, Ann Arbor, The University of Michigan Press, 1958, y se reproduce con autorizacién de los-editores. El dibujo de Orrubio Nuraghe, Ia fortaleza de Orrolli, Nuoro, Cerdefia, de Gio- vanni Lilliu, se reproduce con autorizacién: © Scientific American Inc., todes los derechos reservados. El plano del templo de Baphoun se reproduce’ con: autorizacién de B: P. Groslier, E.F.E.O;-~ ‘Conservation dAnghor. “El diagrama. que describe la’ accién reciproca. entre’ techno: logia,’ obsolescencia y disefio, de’ Frederick J. Kiesler, esté tomado” de “On Correalism and Biotechnique”, de. Frederick J.-. Kiesler,. Architec- iural Record, setiembre de 1989; 1989 de F. W. Dodge .Coiporation, todos los derechos reservados; se reproduce. con autorizacién ‘de* los editores y de Frederick J. Kiesler. El diagramia esquemitico del pio: ceso de.abstraccién de.A. Korzybski y Wendell Johnson’ esté- tomado de. People in Quandaries, de. Wendell Johnson, Nueva York, Fiarver & Row, Inc.,. 1946, con -autorizaciin de. los editores. Presentacién Mensualmente se suma’a la poblacién mundial un nimero de personas suficiente como para poblar una ciudad del tamafio de. Detroit. En- unos pocos ‘afios ese ‘nimero bastard para poblar una ciudad del tamaiio de Chicago. Todos somos conscientes de este colosal aumento, aun cuan- do la*economfa de abundancia en Ja cual nos movemos actual- mente y un pafs relativamente todavia poco colmado ‘como el nuestro hacen que, para la gran mayoria, esta preocupacién sélo. séa ‘intelectual. Muy pocos de. nosotros percibimos con cudnta rapidez estan sintiéndose los’ efectos de esta situacién en muchas partes del mundo. Es una ldstima’ que no podamos viajar a través del tiempo y del espacio y visitar |Madras, Cantén y Java sucesivamente én 1850, en 1900 y por fin en nuestros dias, Aquellos que contamos con la edad suficienté podemos, por'lo menos, comparar cémo era la Vida en|nuestras ciudadés —Paris, Londres, Nueva York de hace una gene- racién con. la: que se desarrolla en ellas en la actualidad. “El hombre.crea su propio entoino, y a ‘un ritmo acelerado: Crear no. es de todos modos la palabra correcta, ya que ‘el hombie simplemente ha actuado en el sentido en que deci mos:' “Bueno, te has hecho tu propia cama: ahora debes dormir en ella”. Es evidenté que aun en: Jés paises mds ricos e in: dustrializados el desarrollo del entomno est& al borde de su- perar® las-posibilidades del hombre.- Hoy, segin palabras de Frank Lloyd Wright, es més facil circular por Nueva York sobie los techus-de lus taxis yud én el interior de uno [de ellos. 9 La mayor parte de las min acerca de los peligros de la explosién demografica se refiere id los factores econémi- cos, especialmente a Jas decrécientes ‘teservas alimenticias y al agotamiento de los recursos naturales.| Pero existe un peligro todavia mas grave: el deterioro estéticd. Esto puede Iegar a parecer frivolo, pero por cierto no lo es, ya que la salud de} hombre como especie depende de su yespuesta orgdnica, fi- siolégica, neurolégica y emocional al medio. Nos burlamos de Ja palabra togethetness (capacidad para estar juntos), pero sin embargo no tiene nada de gtacioso el decrecimiento de nuestra ‘propia capacidad para estar juntos, junto a nosotros mismos y junto a los|demés seres vivientes del planeta. i La ecologia es la ciencia de la capadidad para estar juntas que tienen las criaturas vivientes y su thedio. El hombre esté alterando tan radicalmente a situaciér| ecolégica de la cual surgiéd como especie, y lo hace de un mbdo tan irracional, que esta poniendo- en peligro su propio futuro. Si en el curso con algas almacenadas en tanques déntro de las ciudades, de Ja préxima centuria el mundo alcapza una poblacién de cinco mil millones de habitantes: (y al‘jritmo actual alcanzaré mucho mds todavia), ubicados en cien rhil o m4s lugares como Calcuta y Harlem, es posible que se piieda alimentar a todos con las cosechas del mar, con aliments sintéticos elaborados a partir de minerales o con la producgién de grandes canti- dades de proteinas vivas desarrolladas] en caldos de cultivo. Fero algo le habra sucedido a la espétie humana. Si sobré- vive en tales condiciones, sélo lo haré convirtiéndose por cier- to en ctra especie de animal y, ‘al mengs desde nuestro punto de vista, en una especie no muy agradable. Hablamos de la decadencia: de la tradicién humanista. ‘Pero es el cardcter es- pecifico de Ja humanidad lo que se halla amenazado. Mon- taigne o Séfocles no podrian. existir-enijla Jakarta de nuestros dias. gCudles resultaran Jos seres md§ aptos para la super- vivencia cuando estas nuevas comunidades se hayan espar- cido sobre la superficie de la tierra? Seguin todas Jas probabilidades, el hombre ercontrara algin 10, medio para limitar la~poblacién durante el transcurso de Ja préxima generacién. O quiz4 la demasiado probable guerra nuclear-resuelva drdsticamente el problerna’y la poblacién se reduzca a unos pocos millones de seres esparcidos en los tré- picos y-en el hemisferio austral. Entretanto, la diseminacién de comunidades inhumanas prosigue su marcha. La asi Ma- mada renovacién urbana, aquello que los franceses detiominan urbanismo, los suburbios, los exurbios... en fin, los tugurios asépticos, proliferan. Todos seguramente recordamos el acuario de nuestras cla- ses de biologia en la escuela secundaria en el que la colonia de los Volvox se desarrollaba en ‘un rincén donde la luz y la temperatura eran éptimas. El hombre esta alterando, por asi decirlo, la temperatura y la luz de su propio acuario, y lo hace irracionalmente y sin conocimiento alguno de los posibles resultados. Nadie sabe lo que puede suceder. i La naturaleza hace al hombre. El hombre hace la cultura. La cultura hace al hombre. El hombre destruye Ja naturaleza. Considérese el medio ecolégicamente estable a partir del cual probablemente se desarroll6 el hombre como especie. Debe de haber sido algo semejante a Ja formacién de la que surgié la regién del este de los Estados Unidos, un vasto bosque interrumpido cada tanto por praderas, s6lo que probablemente un poco mas caldeado de lo que es ‘ahora. zDénde se en- cuentra ‘ese bosque actualmente? Guarda el actual entorno del este de los Estados Unidos construido por el hombre al- guna semejanza con el original? zCudntos cambios de este tipo podremos soportar? Estos cambios son ya mds importan- tes que las. transformaciones ecolégicas ocurridas durante las postrimerfas del periodo jurdsico que culminaron con la des- aparicién de los reptiles gigantes. Los arquedlogos, Ios antropélogos culturales y, por supuesto, los economistas, hablan a menudo de la cultura como si ésta sélo fuera un conjunto de vasijas, puntas de flechas, ruinas, reinos, ceremonias de iniciacién, cosechas, valor, precio y be- neficio; cosas y relaciones entre cosas que se suceden inexora- blemente a través del tiempo, sin ningén tipo de vitalidad aa Heese areeas humana que les sirva de ligazén consciente. qSomos sélo vehiculos ‘para la evolucién de nuestros. propios artefactos? ¢X-no llegara um momento én que estos artefactos nos ‘supe- yaraén y exterminarén? De aqui surge el papel que les cabe al arquitecto, al pai- sajista, al planificador urbano: Ja reconstruccién creativa de nuestra ecologia. Hoy disponemos del conocimiento y de las técnicas necesarias para lograr este objetivo. Es perfectamen- te posible reconstruir deliberadamente el entormo humano de modo que. sus resultados sean la expansién y el florecimiento de Ja vida de la especie como tal, la prolongacién de la expec- tativa de vida, el enriquecimiento estético en el mas profundo sentido. Este es, en mi opinién, el-timico tipo: de “evolucién creadora” del cual somos capaces. ¢¥ existe la posibilidad.de que: lo seamos? z Tal es el objetivo que persigue este libro. Los autorés ‘se refieren a algo que excede con amplitud el simple problema de organizar eficazmente el albergue para una comunidad humana. En todo:caso, lo que proponen plantea un ‘sentido inusitadamente profundo para Ja palabra “eficaz”. La estruc: tura.de la comunidad ideal —ese intimo tejido que forman actualmente los edificios y la tierra— debe: asemejarsé’ a ui caldo. de-cultivo, como aquella zona éptima del acuiario: donde florecfan los Volvox; un caldo de cultivo que, como un, ali- mento que impregna el medio: ambiente en su, totalidad,.es- timule y enriquezca las respuestas creadoras de la comunidad en procura de una vida mds humana. 28 Poseemos’ una larga tradicién en materia de planeaniiento de’ comunidades de este tipo.’ Disponemds’de ‘una cantidad de propuestas planteadas con cardcter mas. bien ‘general ‘0’ filo- séfico. Los nombres de Geddes’ y Mumford son’ cotiocidos "por todo lego de cierta cultura. Pero conozco’ pocos trabajos que enfoquen el probléma en términos de una estiucturacién. fisica concreta dé modo tan directo como éste. gQué necesitamds para-obtener un dptimo bioldgico?:. ;Cémo: definimos estas: rie- cesidades ef términos: de. metros ‘ctibicos de espacios “Heros: vacios? : : eee 12 - Puede ser que este libro trate. en el fondo-sobre ecologi pero; :en :todo :caso; se refiere*a. una -ecdlogiahaiandi~"Los autores: son: :perféctaménite. conscientes de ‘Giie" éxisténiuevos- factores que tienen“valor operativo en una‘ ‘cierti. -éséala, péro: que, no tienen ninguna importancia, en ‘éarnbio, para’ el-equi- librio vital. que se desarrolla en un estanque, o para el! éptimo crecimiento de los arbustos en una colina seca. Muchas de Jas. actividades del hombre son de cardcter social, pero en Ultima instaricia estas. actividades, por- practicas y exteriori- zadas que sean, tienen su fuente en la privacidad. El hombre no sélo es un animal racional, es también un animal contem- plativo. En general concebimos a la contemplacién como a un ejercicio religioso, como a una oracién recitada en una iglesia o en un monasterio, 0 quizd como a una tranquila me- ditacién en un parque o un jardin. Pero la unidad bdsica de la actividad humana, para la mayoria de los individuos y para la sociedad en su conjunto, es la familia. Es precisamente la paz familiar privada, aquello que podria Iamarse la vida in- terior de padres ¢ hijos, lo que nuestras comunidades parecen estar destinadas a corromper y destruir. Las oraciones en fa- milia hace ya tiempo que han caido en desuso, pero existe una especie de secreto recogimiento familiar de fuerzas que es esencial para la vida humana. Por sobre toda otra cosa, esto es lo que Serge Chermayeff quiere alentar, proteger y enriquecer. Seria facil considerar este libro como una especie de ejer- cicio acerca de ingenierfa biotécnica humana. Ciertamente lo es, y de modo magistral. Pero creo que es mucho més toda- via. Es un ejercicio de humanismo creador o constructivo, pero en un sentido especial. Aqui podria servirnos de. guia una obra como la Paideia de Wemer Jaeger. Deberiamos po- der pensar en términos de una especie de higiene superior: el ambiente planificado para una vida mas plena. Finalmente, gde qué servira todo esto? :Podremos detener el alud de nuestras propias construcciones insensatas?. No lo sé. Existen tantos factores negativos que operan en contra de Ia supervivencia de la especie —aun dejando de 'ludu la 13 evolucién—, que las perspectivas son pi embargo, Jos-principios .expuestos en una fuerza poderosa en la otra direcci r cierto. lugubres.: Sin lesta. obra ‘ cénstituyen: m. gConocemos acaso alguna vez, en tiempos geoldgicos, alteracién del gene qué estremecimiento.aislado de Ja om a césmica produjo y determiné las diferencias? Este libro: una dosis pequefia pero potente de evi se escriban muchos libros similares y | poderosas corrientes de nuestra histor de rumbo, 14 onstituye ciertamente lucién creadora. Que lquiz4, slo. quiz4, las Ha biolégica cambien Kenneth Rexroth Prélogo Como este libro se publicéd por primera vez en setiembre de 1963, hemos recibido desde entonces numerosos comentarios que han sugerido las notas que siguen, dirigidas a los nuevos lectores, Estas notas tienen por objeto servir de guia al lego o al ‘profesional que desee: segiir la argumentacién de la obra en su totalidad, antes que defender su propia ortodoxia. El conflicto entre libertad privada.y responsabilidad pi- blica se hace cada vez mds agudo en todos los campos de la actividad humana. La tarea de resolver este conflicto debe incluir a todos Jos que estén comprometidos en. el disefio del entorno humano, y debe ser entendida también por todos aquellos que les encargan ese trabajo. Desde la fecha en que comenzamos a elaborar este libro, varios afios atrds, algunos factores amenazantes han sido reco- nocidos fuera dél campo de nuestra profesién. El aumento de la poblacién y Ja polucién del medio ambiente por el hombre han recibido amplia publicidad. Mucho se ha escrito sobre la dudosa bendicién del automédvil y los problemas del trdn- sito en las ciudades. Se estimula de continuo la creciente mo- vilidad del hombre, pero rara vez se piensa en una tranqui- lidad que le sirva de complemento. Los disefiadores siguen sin reconocer los formidables pro- blemas que plantea: la electrénica y la revolucién producida en los sistemas de comnnicacién en Ja educacién, ‘el trabajo y el ocio. 15 Dos tipos recurrentes de reaccién por parte de los Jectores merecen especial comentario. En primer lugar, el libro no trata de “casas con patio” (court-houses) sino de modo in- cidental. Sin embargo, este viejo tipo de vivienda urbana pue- de proporcionar, con las debidas modificaciones, una foyma viable de vivienda familiar a nivel del terreno, en zonas de alta densidad, inclusive hasta el dia de hoy. En segundo Ju- ar, nuestra obra no propicia la sustitucién del pensamiento humano por técnicas electrénicas. Sencillamente se limita a reconocer la utilidad de esta nueva herramienta en el proceso de disefio y muestra un ejemplo de su aplicacién a una si- tuacién familiar, para la cual logra una solucién sorprenden- temente distinta. El proceso técnica ha sido ‘necesariamenté simplificado, de acuerdo con los objetivos del libro. El:léctot profesional que desée, obtener informacién’ més. precisa: sobre ‘este -punto piie- de ‘encontrarla en Some Notes: on the. Synthesis’ of Form, :de Christopher ‘Alexander, publicado en "1964. por: Ja Harvard University Press, Para resumir la intencién de los autores: el libro aboga por el desarrollo de una Ciencia del Disefio del Entorno que es- timule la habilidad creadora; los objetivos ambiciosos y la capacidad técnica antes de que sea demasiado tarde. Para citar a Eric Gill, “la belleza. cuidara de s{ misma”. : Serge Gliouas eee Cape Cod, junio:de 1964 1 La versién castellana de ésta obra: aparecers prdximamente .publieada por Ediciones Infinito, (N. del’ #.) 16 Primera parte: Cultura de masas Marco de referencia La gran ‘transi¢in Ecologia. humana Ciencia, tecnologia y, objetivos 2 Multitud y céncer ‘ Mundos de ‘segunda mano La vida en las ciudades 1 Estamos pasando -actualmente a través de un periodo de transicién tan fundamental y de alcances tan amplios como lo fue el de Ia tran- sicién de Ia sociedad precivilizada a la sociedad civilizada. A este periodo nuevo Jo amo de transi. cién de la civilizacién a Ia post- civilizacién. La idea les resulta chocante a mucha gente que sigue creyendo todavia que lo que su- cede hoy en el mundo no es sino una simple prolongacién del pa- saje de la sociedad precivilizada a la' sociedad civilizada. No obs- tante, :debemos reconocer que nos estamos aproximando de hecho a una situacién que difiere tanto de Ia civilizacién como la civilizacién misma difirié de las sociedades precivilizadas que Ja precedieron. Esto es lo que designamos con el inocente término de “desarrollo econémico”. No’ deja de ser iré- nico que, precisamente en mo- mentos en que la civilizacién se ha_extendido practicamente por todo el mundo y en que las s0- ciedades precivilizadas sélo exis- ten en forma decadente en algunos pocos lugares aislados, la postci- vilizacién le pise los talones a Ia civilizacién misma y esté creando en las sociedades civilizadas el mismo tipo de desorden y confu- sién que la civilizacién produjo en las sociedades precivilizadas, Profesor Kenneth E, Boulding Conferencia sobre la ciudad en In Historia, Harvard, 1961 Las ciudades fueron siempre un medio para conquistar cierto grado 20 de simultaneidad en Ia asociacién y entendimiento entre los hombres. Lo que Ia familia y Ja tribu habian logrado a este respecto para unos pocos,' In ciudad lo lograba para amuchos. Nuestra actual. tecnolo- gia remueve las situaciones que en su, momento dieron origen 2 Jas_ciudades. El espacio oral y aciistico de las culturas tribales no se habfa hallado nunca en situacién de te- ner que reconstruir visualmente el pasado. Toda experiencia y toda vida pasada tenjan lugar ahora. El hombre que precedié a Ia cul. tura escrita sélo conocfa la simul- taneidad. “Las barreras entre los hombres, y entre las artes y las ciencias, fueron construidas sobre la base de Ia palabra escrita, es decir, |visualmente detenida. Con’ Ja vuelta a la simultanei- dad, entramos de nuevo en el mun. do tribal y actstico, Globalmente. Marshall. McLuhan The Media Fit the Battle of Jericho Explorations Six, julio de 1956 En cuanto a la idea de una cultu- ra urbana diseminada, unida por medio ‘de los canales de’ televisién, slo puedo decir que no Ia creo probable, y tengo inclusive la es- peranza de que sea imposible. He sostenido muchas conyersaciones por radio y por television y nunca me resultaron satisfactorias. Por empezar, nunca puede hacerse al- go que —segtin nos. lo recordé recientemente Dean Acheson— es con frecuencia deseable, esto es, hundirle el dedo’en las costillas al interlocutor. No, hay muchas co- Sas que deben hacerse cara’a cara -y.no como en Ia televisidn, de “persona a persona”. “La repro- duccién de Ja raza humana es una de ellas, y otra Ia utilizacién de la ciudad para su fin mis eleva- do: la civilizacién “de Ia huma- nidad, D. W. Brogan Conferencia sobre La Ciudad en la Historia Harvard, 1961 En lugar de manejarse con los valorés que, en las etapas incipien- tes de su desarrollo, empezaron a surgii de los instintos primarios del hombre, éste pasaré a depender, bajo'las nuevas circimstancias, de elementos cada vez més racionales y exteriores para dar solucién a sts problemas. En suma, una: nue- va manera de ‘encarar Ia percep- cién y Ia. apreciacién de los fe- némenos, no sélo naturales, sino también sociales, esta ganando te- rreno, Serfa dificil tratar de de- termjnar'en' qué medida estainos justificados pata establecer las congecuencias que’ podria tener es- ta tendencia en Ja delineacién de los edificios del futuro. Es muy posible, por cierto, que inuestro juicio actual acerca de su cardcter esencial no ser coinpartido por aquellos que estén destinados a habitarlos. El individuo del fu- turo sera tan distinto de nésotros en cuanto a sus*ideas con respecto a la vida, como diferirin por ¢ier- to su sociédad y su miindo de los nuestros. Y aunque por hecesidad estara mas plenamente integiado y mas profundamente adaptado a su mundo que lo que nosotros —que vivimos en una era de transicin— lo estamos al nuestro, no jnos atre- vemos, fuera de esta generaliza- cién, a precisar mas clardmente su imagen, Porque los esfuerzos que realicemos en esa direccién resul- tarin ‘sin duda mas cuestionables y dificiles, mas arbitrarios y frus: trantes que nuestros intentos por comprender Jas respuestas menta- les y emiocionales de nuestros an- tepasados de los tiempos’ prehist6- ricos. Roderick . Seidenberg Posthistoric Man, 1957 Los efectos que somes capaces de producir con Ia ayuda de los re- cursos de que’ actialmerite dispo- nemos (por ejemplo, la! matanza de millones de personas! con una sola bomba de hidrégeno) son de tal calibre que ya no estamos en posicién .de comprenderlos. Los vineulos entre intencién,' accién y efecto han sido rotos. Max Born Bulletin of the Atomic Scientists Junio de 1960 A medida que el hombte avanza hacia Ja anunciada meta de con- quistar la naturaleza, va ‘escribien- do a su, paso una deprimente ex nica de destruccién: destruccién de Ja tierra que habita y_destruccién de Ja vida que comparte Ia terra 21 junto a él.” La historia- de los si- glos recientes tiene sus pasajes.ne- gros: las matanzas de bifalos en las praderas del lejano oeste; las > masacres de ‘aves costeras realiza- das por cazadores a sueldo; la casi exterminacién de los airones por causa de sus plumas. A estos he- chos y a otros semejantes les es- tamos agregando ahora ‘un nuevo capitulo: Ia matanza de aves, ma- miferos, peces y prdcticamente de toda forma de. vida silvestre a cau-. sa de los insecticidas quimicos in- disctiminadamenté diseminados so- bre’-el suelo, Rachel Carson Silent Spring, 1962 El progreso tecnoldgico... tiende a incrementarse a medida que ca- da invencién y que cada conquista facilitan el paso siguiente. Pero en tanto predominan las ‘fluctuaciones ocasionadas por los accidentes po- liticos, Jas guerras y las luchas eco- némicas, este progreso no se hace cié la carrera que se volvié muy rapida a partir de 1800 y que hoy nos aaa el aliento. Y asi conti- nuara, si una catdstrofe no le fin a todo. eee Max Bom Bulletin of the Atomic Scientists Junio de 1960 Pero, si el hombre, “modelo entre los animales”, se permite a s{ mis- mo multiplicarse sin trabas, puede 22 (@r en” el ‘riesgo de convertirse enjel cdncer del planeta, . Después de todo, gqué es un, céncer? .Es.el desarrollo: de un tejido monstruo- soJo patolégico, que ha paralizado control de crecimiento de sus las, se ha-embareado en una : ento limitado —por ejeipplo, los animales pertenecien- Este caso se produces, por ejemplo, cuando -los elementos son capaces de coaligarse, es decir, cuando dos elementos juntos pue- den|lograr mucho ids de lo que cada uno de ellos podria légrar ja- ‘més por ‘separado; Expresado en términos ‘matematicos exactos, el ‘creciniiénto’de este tipo de pobla- cidn inestable ‘estarfa, dado por Ja formula: 2 w=x/t ". donde N' representa el niimero de elementos en un instante cualquie- ra del tiempo, K y k son constantes caracteristicas y t es la “cuenta in- _ versa”. (countdown) medida en afios, cuyo “tiempo cero” es el instante de inestabilidad, esto es, el instante en el cual la poblacién se aniquila a si misma por su superpoblacién (N—x). Por su capacidad de’ comunicar- sé, el hombre pertenece evidente- mente a la categoria de elementos que pueden formar coalicién y, por: lo ‘tanto, el desarrollo: de la poblacién humana sigue la ecua- cién precedente, -Segiin estimacio- nes bien establecidas de la pobla- cién mundial ‘en los ultimos diez. milenios puede calcularse, para las constantes caracteristicas K = 180 mil millones y k= 0.98, que el “tiempo cero” se ubicarfa,en el afio 2027 d. C, Eu otras palabras, dentro de 65 afios, 0 sea dentro del témino que abarca wna vida,” la raza humana, por lo menos en Tas condiciones en que Ia conoce- mos hoy en dia, esté amenazada de extincién. Una de lis consecuencias dra- iméticas. de la mecénica. de. este desarrollo es Ja continua declina- Gién del tiempo de. cuplicacién (TD) de Ia ‘poblacién humana: Fsto se sefala- someramente con la siguiente expresién: ~TD: 1/2t en Ja que t es nuevamente la cuen- ta inversa en afios, Por consiguien- te, en tiempos de Cristo (t=2027) la poblacién humana necesité 1000 afios para doblar sa numero, y ha- cia el cumplimiento del milenio (t=1027); necesitd sélo unos 500 afios para duplicarée. A comien- zos de nuestro siglo ‘vemds_ que la poblacién. mundial se duplica et tin lapso de 62°aiios,'y dentro de amos 83 afios comprobaremos que nuestras civdades deberén alcanzar el doble de su tamaiio para “alber- gar a-una poblacién que se jabra multiplicado por dos en el término de ‘una sola generacién. Heinz von Foerster | Resumen de un informe sobre el crecimiento de la poblacién, 1962. Cada individuo utiliza el bagaje de azar con el que nacié pata ela- borar durante su vida reglas que Je resulten titiles y ‘que inclusive pueda legar. De modo similar, podemos detectar en el proceso de la. evolucién un atimento de, la cuota de azar para todas Jas cria- turas vivientes. En ‘cierto sentido, Jos animales superiores difieren mas de su medio ambiente que los in- feriores. Podriamos por .lo tanto imaginamos ¢] universo como, wn sistema - continuo’ .compuesto : por dos elementos: azar y_ organiza- cién, 0, si se prefiere,*désorden y orden; que alternan ‘entre s{ de un 23 ie modo tal que asegura el manteni- miento de la continuidad. John Zachary’ Young Reith Lectures, 1950 Doubt and Certainty in Science, 1951 En nuestra vida cotidiana no to- mamos contacto con hechos sélidos € inmediatos, sino con estereotipos de significacién, Tenemos conoci- miento de muchas miis cosas. que las que realmente hemos experi- mentado, ~y nuestra experiencia misma es siempre indirecta y guia- da, ‘La primera regla para com- prender Ja condicién humana con- siste' en saber que los hombres viven en mundos de segunda mano. La conciencia de los hombres no deterinina su existencia: ni tam- poco, su existencia determina su conciencia. Entre la conciencia hu- mana -y la existencia material se interponen comunicaciones y_ pla- nes, pautas y valores cuya influen- cia es decisiva... C. Wright Mills ‘The Man in the Middle Design and Human Problems, 1958 Peter Collinson, comerciante y na- turalista cudquero residente en Londres, Ie escribe agriamente a John Bartram, que reside en las colonias: “Si conoces algo por tu propia cuenta, por favor comuni- camels. Uno no puede depender de Io que se repite de ofdas”, lcren Eiseley The Firmament of Time, 1960 24 El orden neotécnico, con su mejor aprovechamiento de los récursos y de la poblacién para Jograr el:en- riquecimiento del hombre. y de. su entorno, ‘si’ algo ‘significa, significa que estas transformaciones Se. rea- lizan'con el sentido de wna pro- posicién comercial: la creacién, ciudad por ciudad, regién por re- gién, de su Eutopfa, cada una de ellas un Iugar de efectiva salud y bienestar, inclusive de una belleza gloriosa y en cierto modo sin pre- .cedentes, que se advierte aqui, allf y en todas partes: aun donde nues- tro desorden paleotécnico. parece haber hecho todo lo posible por destruir las cosas. Patrick Geddes Paleotécnico y Neotécnico Ciudades en evolucién, 1918 La diferencia entre nuestra deca- dencia y la de los rusos consiste en que mientras la de ellos es bru- tal, Ia nuestra carece de patetismo, Poseemos una cultura oral, una cul- tura verbal, una cultura de babel, charlatanerfa y bullicio. Se trata Pane de Ia decadencia fi- nal... James Thurber Manchester Guardian, febrero de 1961 Una ciudad es una herrainienta. Las ciudades no desempefian, ya esta funcién. Carecen de eficacia, utilizan; nuestros cuerpos, nos’ en- torpecen el alma. ves La falta de otden que ‘exhiben por doquier nos ofende; .su .degia- dacién hiere nuestra autoestima y humilla nuestro sentido de digni- dad; No son dignas, de la era en que vivimos; ya no son dignas-de nosotros. Le Corbusier La ciudad del futuro, 1925 En mayor grado quiz& que ningu- na otra nacién, nosotros los norte- americanos nos hemos convertido en un pueblo de “puertas adentro”. Una gran parte de nuestra vida’— mientras trabajamos, descansamos, jugamos— transcurre dentro de edi- ficios: edificios sobre cuyo disefio y construccién tenemos poco o nin- gin control; edificios cuya distri. bucién fisica y econémica sdlo re- motamente se guia por nuestras necesidades; edificios cuyo efecto sobre la salud’ y la felicidad sélo se comprende oscuramente. Sin embargo, no puede dejar de sefia- ” arse Ia gravitacién que ejercen los edificios de nuestro pais sobre to- dos los aspectos del american way of life. James Marston, Fitch, Jr. Prefacio de Ametican . Building: The Forces That Shape It, 1948 Un reto similar lo constituye “el tremendo desarrollo urbano que de- beremos enfrentar en el futuio. Dentro de quince afios nuestra ‘po- - blacién habr& Hegado a los 235 millones de habitantes y hacia el afio 2000 alcanzaré a los 300 mi- llones. Este.incremento se produ- cird principalmente en Jas zonas su- burbanas y en sus alrededores. De- bemos comenzar desde ya a echar os cimientos de futuras comuni- dades habitables, eficaces y atrac- tivas. Las tierras que rodean a las grandes ciudades fueron ganadas por el desarrollo -urbano al ritmo asotnbroso de 4.000 km? por aio aproximadamente. Pero! el ‘mico resultado, de esta conquista ha si- do una expansién suburbana aza- rosa carente por completo de efi- cacia, y la desesperada, lucha de las’ metrépolis contra la ruina y la decadencia no ha aminorado. La base social y econémica de las ciu- dades se vio perjudicada por el traslado de las familias |de ingre- sos medios y altos hacia los subur- bios, por Ia coriespondiente dismi- nucién de las ventas al por menor y la preferencia de numérosas em- presas industriales por las ubica- ciones periféricas. Nuestra politica’ con respecto al desarrollo de’ Ia vivienda y Ia co- munidad “debe dirigirse 41 cumpli- miento de tres objetivos |nacionales basicos: Primero, renovar nuestras citida- des y, asegurarles un crecimiento sano a las zonas metropolitanas de expansién veloz. Segundo, ~surhinistrar) vivienda decente a todo nuestro | pueblo. Tercero, estimular el) desarrollo de una industria de Ja construccién prospera y eficaz como componen- te esencial de Ia prosperidad gene- ral y. del crecimiento econémico, Presidente Kennedy | Mensaje especial dirigido al Cos greso sobre el desarrollo] de Ja vi- vienda y la- comunidad 10 de marzo de 1961 | 1 La erosién del habitat humano EI dilema de, la cantidad Principios de organizacién La situacién del urbanismo Obsolescencia repentina Los nuevos invasores La busqueda de Ia privacidad La. erosién del habitat humano EI dilema de Ja cantidad La poblacién. inundial y su capacidad productiva estén alcan- zando dimensiones que Ja imaginacién individual no Jogra cap- tar. Miles de millones de personas estan exigiendo actualmente servicios de toda especie, trasladdndose a yelocidades cada vez mayores, comunicdndose a grandes distancias sin la menor demora y aglomerdt dose con densidades asombrosas... Sdlo el repentino aumento de las cantidades ha producido ya desorien- tacién, confusién, terror y anarquia. El. hombre, arrastrado por esa fantasia dindmica que él mismo ha creado, sdlo alcan- za a atisbar circunstancialmente algunos fragmentos de hori- zonte. Y, a la inversa, por no contemplar con atencin el pe- quefio remolino de sus origenes —en donde podria hallar al- gunas claves para|reconquistar la unidad— sus dificultades aumentan. El hombre no ha desarrollado hasta ahora una estrategia que le permita organizar grandes cantidades de ele- ments, aun cuando ha perfeccionado ya técnicas que le per- mite’ computarlas: EI caos resplandeciente, y aniquilador dela cultura de ma- sas —la “pesadilla de aire acondicionado” de Henry; Miller— avanza a la misma velocidad: tanto en la multiplicacién de la poblacién humana como en la del desarrollo tecnolégico. Y este continuo incremento de la poblacién y de Ja tecnologia no s6lo esté destinado a:continuar, sino que los economistas i 29 y los’ cientificos afirman que su aceleracién. serd- cada vez mayor. Ante las pruebas de que se dispone, puede preverse razonablemente un caos atin més agudo, Estos problemas no son nuevos en modo alguno para el filésofo ni para el cientifico, pero recientemente la intranqui- lidad ha alcanzado. proporciones ‘que igualan a la dela pe- sadilla misma, y las voces de un auténtico descontento Tegan desde los lugares mAs inesperados. Artistas, periodistas, -re- porteros de radio y de televisién, animadores, hombres de empresa y aun amas de casa estén expresando actualmente su preocupacién por el bien publico en lugar de preocuparse exchisivamente por promover sus ganancias o sus convenien- cias particulares. Los problemas de ‘planeamienté se estén convirtiendo en problemas politicos tan candentes como los de la propiedad privada. (Violentados por la presente situacién, hasta algunos disefiadores, menos déciles! que los esclavos de la noria, han unido sus voces al coro de descontento y dis- conformidad. ) En este libro se atacan de frente algunos de los problemas que presenta Ja creacién del habitat humano y Ja modelacién del entorno fisico del hombré; en la creendia de que si se reconocen las caracteristicas deficitarias que poséé: nuestro actual entomo fisico, las tareas de disefio podrén avanzar por un camino mas séguro, y posteriores deterioros del habitat humano podran ser evitados. Prineipios de organizacién Para conferir expresién y ‘significado a la vida del hombre “urbanizado”, para clarificar, definir y dignificar a las organi- zaciones y a los objetivos humanos y; finalmente, para dotar a estos ultimos de forma, es necesario establecer un nuevo or- den fisico urbano. Actualmente las ciudades: modernas, ‘asi como otros elemen- tos construidos por el hombre que componen ‘su eritorno fisi- co; estan deteriorando sus perfiles por falta de principios rec- 30 | | tores. Pero ningin principio surgizA ni se tomard medida alguna en tanto los procesos de disefio no estén ‘xegidos y con- trolados mediante me toma de conciericia de las~nuevas - realidades. * La situacién del urbanismo No s6lo no logramo / crear entornos nuevos que resulten sa- tisfactorios, sino que estamos perdiendo lo mejor de lo que tenian los mds viejos, Se descuidan o se destruyen totalmente simbolos e imAgenes! antiguos y significativos: palacios Unicos e irremplazables, edificios, monumentos y ciudades histéricas enteras, en una palabra, los testimonios mAs importantes de la vida comunitaria del hombre. Y el hombre moderno parece incapaz de producit! los equivalentes modernos de aquéllos. En las plazas civica’s histéricas, el trAnsito de vehiculos est4 desalojando a la gente e inclusive. a monumentos tales como las grandes fuentes del pasado. La estatua de Eros, que hacia las delicias de los peatones que visitaban Piccadilly Circus, se ha vuelto inalcanzable y sélo puede vérsela de modo ade- cuado en una tarjeta postal. A causa del torbellino que origi- na el trafico de log automéviles, en casi todas Jas ciudades se ha perdido el placer que depara la posibilidad de partici- par de la vida citidadana paseando tranquilamente a pie. Llegaré probablemente un dia en que los viajes y las comu- nicaciones, si no se|Jos controla, confundirén de tal modo el} entorno ciudadano que la vida urbana activa, tal como la co- nocemos todavia, tetminaré por desaparecer. Tampoco es im- posible. que el tiempo libre y la movilidad sin propésitos sean ‘tan abundantes asp aniquilen cualquier otra posibilidad de gozar artisticamente de la ciudad, en excepcién de las expe- riencias que puedah tenerse en los museos. La comprensién de los acontecimiertos y el goce de la belleza que la huma- nidad (tanto ricos ¢omo pobres) puede obtener de su entorno fisico no podrén alcanzarse en condiciones de anarquia. Las artes visuales, como instrumentos capaces de lograr es- | 3l | |

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