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Norelidod dy Yo sproterta® Mendoza ,Edtundu , 2004. Roig Asturo A. Ektca. del Rader La“dignidad humana” y la “moral dela emergencia” en América Latina 1.Preambulo Nuestra intencion es Ia de rescatar una tradici6n moral que se ha desaarollado en, América Latina desde los inicios de Su cultura y 4 la que denominamos "moral de laemergencia’” No s trata de una doctrina surgida al ‘margen de los movimiéuos sociales, sino que ha sido fruto de ellos y quiénes la han expresado en sis esritos se han caracterizado, no por set profesores “universitarios o fil6sofos profesionales, sino antes que nadia hombres de accisn ysnecesariamente, de palabra. Bsa moral que aqut pretendemas mostrar en To {ue seria su estructura teérica —cuestién que come por nuestra cuente~ no es cosa del pasado, nise ha oscurecido como consecuencia del clima mundial de “dasencanto” que sopla en nuestros dfas. En cuanto forma de pensamiento “fuerte es una “moral heroica” ~como la caracteriz6 José Maristegui~ que consttuye el espita del humnanismo latinoarmericano que viene expreséndose Ge diversos modos claramente desde nuestro siglo XVIM. Y. por cierto que esa oral muestra puntos de contacto con filosofias ticasconternporénces, Denteo de las generadas en el mundo europea podemos sefialar a “ica del discurso” propuesta por 165 Filésofos Karl-Otto Apel y Irgen Habermas. De los caracteres de aquella tradicién, del modo como lahan expresado algunos de los hombres de accidn que la asumieron, como asienismo de Jo que seria so ‘estructura tedrica y de sus aproximaciones y tarmbign diferencias con la “ética del discurso”, nos oeuparemos en la presente exposici6 2. La “ética del discurso” y nosotros {Tendrfa cabida dentro de nuestro pensamientdIatinoemericano una “tice comunicaliva”, en perticuli si tenemos en cuenia las afiemaciones tat nea oes rove de Adela Cortina que subrayan lo que a su entender responderfa a una alta Aue no © considera valioso o digno conocerlas. Para eso ,qué ; ras iusto Tearay eles 4 del pentamienta 1H denancia y a rae el Eoneepio 9 TOO IL tnaamericano, ef i cap. ‘3 Ma LaolowoaD Winn” ¥L4 Suna hemos de hacer? Pues, volvemos hacia nosotros mismos, ejercer una forma de reconocimiento de lo que nos negamos a reconacer, } qi La universidad europea ~nos dice ha de ceder a ta universidad americana; nuestra Grecia ex preferible a la Grecia que no es la nuestra; Ine politicos nacionalet han de reemplazar a los politicos exdricos; el vino, de plétano; y si sale agrio, nuestro vino! Los aforismos se suceden en el texto de modo denso. Con ellos, Mart, ‘mediante el recurso a formas que se nos presentan casi como “actos de lenguaje”, nos conmina a cumplir con la condicién primera de todo saber y de toda moral, lo que hemos denominado A-PRIORI antropolégico, nuestra versién de squella necesidad que cs a la vez impuiso (conatus) de “parsoverar en el sor”, que puede leerse en la ties de Spinoza (II parte, Proposiciones Vly VID). ;Quiéa, i nase tiene como valioso para s{mismo, ni considera valioso conacerse a si mismo, puede levar adelante un reordenamiento propio de los saberes:y las précticas? Aquel a-PRIORI es ‘una misma cosa con le afirmaciGn de muestra dignidad, la que tinicemente 6s posible sobre el presupuesto de la dignidad de todo ser humano. José ‘Mari express estos principios de modo lominoso: E _porque sien lax cosas de mi patria-nos decia- me fuera dado preferir tun bien a todos los demas, un BIEN FUNDAMENTAL, que de todos Tos el pats fuera Base Y PRINCIPIO, y sin el que los demus biznes serian falaces ¢inzeguros, ese seta el bien que yo prefirera: yo quiero que 1 LEY PRIMERA de nuestra replica sea al culto de os cubanos @ la dignidad PLEA DéL HOMBRE Se trata, pues, de una moral emergente que busce afirmar sus propios principios en un horizonte de universalidad y en la cual la “dignidad” “principio sin el cual los demas "bienes” se dan falaces e inseguros—es la necesidad primera, 1a forma por excefencia de toda necesidad humana que ~ Ga sentido e introduas iin Griteeid pari la evaliacidh del universe de ecesidades y de los abigarrados modos que la humanidad ha gonerado para satisfacerlas, Se trata de una “dignidad humma y que es, por ‘ego mismo, también nacional y continental. Fs la dignidad como faentiendé a : ‘Evin oe: rons un hombre que se siente integrante de esta “nuestra América”. “Dignidad” "" es entre nosottos palabra cargada de esperanza, con profundas rafces en nuestra cultura, Asf lo entendié César Zumeta, cl patriota venézolano, cuando aquella Cuba por la que luché Matt, expulsados los espafioles, fue ocupada por las wopas norteamericaras. EI duelo ~decfa en 1906- no es s6lo de América, es de la dignidad humana’ 5. Caracteres de la “moral emergente”” sCémo podsiamos catacterizar esta “moral emergente” que cncontramos implcita o éxplicitamente presente en’nuéited a larga teadicidn? Podrfamosentenderia como una dialctica entre una subjetivided 1 ¥ una objetividad: dos niveteé de la moral, de los cuales, el primero, ha. §ugedo entre nosotros, en los momentos de emergencia, un papel irtigtor Fespecto del segundo. Se trata de una subjetividad que, aecesitida dé uit | steve pus overs “du bao" (de har Arbet) se apopa cone (1 .$afviceién moral centrada en aquel valor supremo, ef de Te dignided famana, Una vez mse pnsamieno ltinoamerteano, en lo que taeaee 4 yerdadcramiente creador, Se nos aparece cuestionando el diseerce Colotialist, No se rats, pues, de una moral en la que el deber ser se nos presenta encadenado al ser, dentro de una visin que se niega a abcise af futuro™. Tampoco se trata de una moral en la que la persona es medida en relacion con los predicados uajversale signidad 5 de lo bueno, por Io mismo que la ~el hecho de que somos FINES y no MEDIOS— y asf hemos de evaluar a los demas si no queremos quedar reducidos inevitablemente 2 tmedios -es, en cada uno, lo imeductible. Idea reguladora a la que se han 7 J09 MAE Cn odes spre ten de oar 181), Obra 1999.9, Linn Gono Bt hemo fe ei Zusnera, Le repdblica cubana fa muerty (Nueva York: 19 Curacas, a6. Rescaie, 1961, p. 53. ai ‘en Bl Contincnte eater, feria 47, Pos cet eu glen ee txt ser des ete isos Gey 2 dar aaj" (de hate abi de ner idea) deco cee gee a mer jet. o ec “ubvdal a eo eee ‘sen » reo. Le que eosotcos hacernos gs poner a moral sobre sus pies. eae 6 La“GRORIDAIT Henan” CL “WoRAL aferrado, sabiéndolo 0 no, los sectores emergentes en nuestra ya larga historia de luchas". Tal es el sentido que tiene muestra aproximacién al xcantisno, ema que desperts el interés de nuestro amigo Gregor Sauerwald quien se preguntaba, a su vez, si aquel hacer una flosofia “desde Hegel y a pesar de Hegel” no serfa frato de una recepeién de Kant en América Latina. Ahora le contestamos diciéndole que si, pero que se trata, més que de tal cosa, de [a persistencia de un clima espicitual generado por una tradicidn profunda de liberacién qué atraviesa toda la modemidad la modemidad que debemos rescatar~ y que ha adquirido entre nosotros ua particular sentido. Por. cierto que no otvidamos los momentos de oscurecimiento en aquellas circunstancias en Jas que montada una forina opresora de eticidad~precedida muchas veces de una destrucci6n tal como Jo demuncis el Padre Las Casas~ fueron shogadas las protestas morales". ‘Si regresamos a la lectura de José Martf y a la ética que surge de su vida y sus escritos, veremos que fa “dignidad” no aparece escindida de las, / NECESIDADES, en cuanto que constituyen dos facetas que integran el |, conatus 0 impulso que nos mueve a mantonemos en muestzo ser. Hasta podciamos decir que, desde ese punto de vista, la dignidad mismé es una necesidad, en cuanto que nuestro PERSEVERAR EN EL SER quiere serlo como setes humanos. Por otra parte, la DIGNIDAD juega como un principio ordenador y de sentido tanto ‘de Tas necesidades. como de los modgs, satisfacci6n de las miss 7 La mule del impemtivo catego kanano de lacus fee tu ea repsladore de un “rein peibe de fines" 2 snte em a eatogore de "Sgndd horana” (Menschenwde). $2 teat un imperative formal 0 natal? Keat sconte queen a lector de las fntuas os remitames slempr «Is primes, on in que ol fami es indicate. Sia em “rina de Lo nes” como la "dignided” en cuanto “hovaonte d= pode singuna manera lo dso) dejan de ser poramente fernaes, Dea In acid no ees, Buenos Aires, Espasa Calpe, 1948, tad. de Manse! Ger rap. Mp. 83-100 GREGOR SAUERNALD. ZEE América el eco del viejo made y reflee de vide ajera?. ex ‘evista Cutra. Quite, vol. V9” 14, 1982, p65: et. el ism trabajo de Sauerwald Zar Reception und Ubermindang Heget in latelnameritannischer Philorophie de Befreinng,€2 HegslStudien, Bona. Band 20. 1985, 7. 221-285 y ARTURO. ANDRES RotG. Teor’a y rlica del pensamiento latinozmerlcano, ed. eit, p50. nea bones: epee Y todavia tendrarnos que sefitlar otras aspectos que se encuentran linpicados en lapalabra-simbolo que expresa nuestra CONVICCION MORAL. Y que tienen que ver con la ANTROPOGENESIS. Nos referimos al TRABAJO, otra de las necesidades del ser hamano que tnicamente adquiere su plenitud de sentido desde Ia piGeIDaD. Esto nos permite dibujar una especie de :situaciGn ideal de trabajo" de tanta importancia para nosotros como podria Es Ser el de una “situacin ideal de comunicacion”. Hugo Assmann nos ha | | tithe ae: preczoencher de conedo a nogao de dlenidade humana ssa dignidad resulta precisamente negada dentro del “discurso de. tes ;Recesidales”elaborado por los teenSceatas del mundo neo-leral-En se"

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