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Bl ensayo que Alejandra Laer: a ala emergencia y 4 la constitu ‘ci6n del género novelesco en la literatura argentina, recomendable pa- 2 todos os lectores interesados en el campo de los estudios hist6rico: culturales, se propone como imprescindible para aquellos decididos Jos saberes convencionales, las marcas y los estercoripos que enmaccan nuestra percepcién de los textos, los autores y 10s actos de leetura correspondientes a la llamada generacién literaria de los ochenta, La primera operacién de este proceso, y la mis arriesgada, consiste en establecer ef mismo nivel uc anilisis eritico para abordar Jos textos de Eduardo Gutiérrez y de Eugenio Cambaceres, recortando asi las articulaciones y los médulos con que las series popular y cutta de la literanura parecian indicae las Jiness antitéticas del género novela cen la Argentina, Esta operacion es precedida por un examen sobris jcador del ronulo de “relatos fundacionales” con que al: mente desea ‘gunos criticos saludan, todavia, a las propuestas de Mitre, Lopez 0 MiemoL y es seguida por la aovedosa y brillante incorporscisn del examen de Ia prensa periddica como administradora de bienes cult: rales en la década del ochenta y por el lugar y las funciones que asigna ala imagen pablica del eserivor Con estos recaudos, Laera emprende entonces un riguroso des- montaje de Ins novelas de Gunertez y de Cambuccres, y de este desmon: critica, exteae la conclusion de que taje y de su conveniente comp tanto las novelas del primera como las del segundo asumen li represen tacién de ficciones tronterizas, de alae cia v a la constitucién final del género, pero fo hacen sin dejar de estar contaminadas por la presencia del mundo real la ¥ nos Argentina de los ochenta, ADOLFO PRIETO LA FICCION — ALEJANDRA LAERA §§ GL TIEMPO VACIO DE ALEJANDRA LAERA a EL TIEMPO VACIO DE LA FICCION Las novelas argentinas de Eduardo Gutiérrez y Eugenio Cambaceres TIERRA FIRME Indice Agradecimients wns Incroduccién, Ances de la emergencia del género: novelas y novelistas, deseos y fruscraciones Ennerienpo. - i [Novela del ocbenta:fcciones liminares ¢ identiades en eis Las novelas de Eiluarde Guitrrezy Eugenio Cambacert: Prawns PART La constituecién del género 1. Novelistas del ochenta: ¢l profesional y el aimateser Posisiones ‘Las noveliea por sf mismos: abajo y cio {Lor novelas por los etic ener Elprofsinaly Lamacess enol moreatn de as ers. 2, Las novelas populares de Gucirrer: aeavés de la prensa y en nombee de la tradicibn snnnm 73 F- Novela popular y periediimo a Del aitedivers al follerin poner 80 Dal diario at folleo : 88 Un capi de ladromer Buenos Aires como escenario dele novela popstar con bandides 94 Juan Morcica en folesin: lo vridio y fo novelerco 101 Juan Moreira en libro 07 : ‘La autonomia de la ecrinara flletinesct a Ditlogos entre ef fllesin y las noticias 14 De la novela popular con bandidos ta novela popular con gash ono WT Ut Newel popuary radicion 126 ‘Los follorines, la'genchateay tn posta cles do toma rural 12s ‘La representacin de bs canton popsslares en le novela popular nore 13? Del canto al flletn y de Sans Vega alos contadores de eventos, 13 341 ue 1 TIEMPO YALIO DE LA FICCION |5, Las novelas moxlernas de Cambaceres: escindalos y polémicas De Paris Buenos ies La primers inflexién naturalist Operaciones de aimileciin: la publicacién de Par-pourti Diagnisicos autores enforizasy ecores paranvicos scene del “ral gusto” en alterna ‘La inetalatin de la novela nataraisa y las operaciones de la critica. ‘Li insealacin de ba novels nazwralisa y los recursos del “mercado” La clausura de la polémssa en ef epacto del fllein SEGUNDA PARTE La consticucién de la ficcion 4. La novela en el mapa Saas “ pereas erads interiaes en arnt eiinersiasnegados Uin eam hacia Babel yun paso por ta “pequetia tal la nepreenzcion de os migrancsy la expan del tineraio urbe ‘Dov ieciome para vt msn iinearo:ivcstn urbana eines soca ‘Mab als de fa ciudad: apropiaciones ylocalizaciones en el campo ‘Sin puersas: ef terricaria de La erancia 5, Adultetios y aberraciones en las novelas de Eugenio Cambaceres ilkansasy adueraciones rasrimonio y la mtd del “pact montis” to orgen dels especie tha fomcsia de a regenera La memoria dele oopox os Mlsica sentimental La familia ye “nano del mons 2 or perverse juego secuse de lx idemidad nacional 6. Pasiones gauchas y soluciones politicas cen las novelas de Eduardo Guciérrex Reprodicciones. Las paviones violence de Com be mirada, lt pelea 9 palsbra: desondem social ios del fein von gaschos. paver salvos locales y rformisn susernalisme de Escada y cindadania reponsable 199 segunda nate Bibliogeafia onsen Lisea de abreviaturas de las novelas cicadas 155 157 163 165 170 174 182 188 201 208) 218, 230 238 245, 237 261 267 269 271 283 uta edicidn de Ef eiempo sacto de la fieciin de Alejandra Laera, se cerminé de imprimir ten el mes de junio de 2004 ‘en Grafinor, Lamadrid 15/6, Villa Balester, Buenos Aires, Argentina 1. Novelistas del ochenca: el profesional y el amareur Los hombres de lacat na exten ain en nuesro patsy los lterates ertiendo por eto lor que cai viven de st pluma- son planes exérieas en eats egiones, y no ha hhabido ejemplo de esritoealguno que ~sinapelar al prensa diaris~ haya podida vive exclusivamente de sus producciones, sea que estas revistan la forma de libeos, Fallecoso cevinat: de ahi que el dilesansizolteario sea la tegla dominance, que impeime an caricter peculiaisimo las obras argentinas, pues on pocos los ‘que como den Juan Maria Gutierrez pueden eons derarse coma vetdaderosy genuinos lecator en la mis robe acepcios dela palabra Envetto Quesaon, “El periodisme argencina 1883)", ces Revie de Bucner Aire, 1983, as7 En 1000, Eduardo Gusigercz ~provenicnte de una tradicional familia de Lome bres de leteas voleada a la empresa periodistica~ escribié el follesin fare Moreira, del cual se hicieron, enseguida, varias ediciones que superaron los diez mil vo- limenes. Con poco mas de un aiio de diferencia, Eugenio Cambaceres ~miem- bro de la mis atistocritica elite portefia~ publicé en 1882 Pot-pourriy vendis tres ediciones que superaron los cres mil ejemplares en casi dos meses, cifra aleisima para la Argentinasi cenemos en cuenta que Emile Zola comenta que en Francia una buena venta se daba cuando se alcanzaban los cres mil o cuacro mil libros (Zola, 1972: 147-180). Con escas publicaciones, se inauguraron las dos mayores polémicas literarias de las tltimas décadas del siglo xix: el moreirismo yeel nacuralismo, En ellas se establecieron al mismo ciempo posiciones de la critica y del publico, pero, ademés, se pusieron de manifiesco ~en los textos yen cl debace~ acticudes que cuestionaban la previsible relacién del escrivor con su grupo social de pertenencia. Pese a la desproporcin cuanticativa ~Cambaceres escribio a lo largo de la década custro novelas mientras Gutiértea escribié més de teinta folletines-, ambos se dedicaron, casi exclusivamente, a la escritura de novelas y mancuvie- 31 cl cuarco de rrabajo 0 la ruidosa on una produccién continua y exitosa. Desde i Jy la cesideneta parisina “donde sala del diario, desde la mansién urbana o cura SP costursbra a imaginarlos~ fueron, por distntos morivos: un foc9 de peur tjaeign para sus contemporineos, hasta [a muerte repentina de ambos en 12% a causa de una enfermedad can decimonénica como novelesca, la cube ‘La historia que comiensa con la publicacién de sus primeras novelas ferrhi~ amie, oes same, vets una diseusion acerca de la nccesidad 0 ie wenieneia de publicar-9 no sus obras complecas. Negado a Guciérren ese recuavsimivaco pSetume y acepevdo para la abrs de Cambscstes culmina asi sTocimer movimiento de cristalizacién de los lugares que cada uno ocupart’ los ochenta: proliferacin de periddicos, aparicion de ung figura més modems °© vot aumento de pblico eopecalizacion gradual de fanciones(Alearirano ¥ Sones 985), Se senteva yamplla- as cl repertoro de estraegias a dsposicion de Tos ecerirores que, en este primer momento, son intercambiables y provoct te aerientos ence dos series que en principio parecen darse In espalda: Ia jovela moderna de Ia alea cultura. de ellos e hizo en al siglo pasadlo y que novela popular y Ian Posiciones c A cente Spex, frustrado en Casi creinca aos después de los lamentos de Vicente Fidel Lépes, rus [a figura de un novelista enoderno 0 contenian, en su propio inde manifiesto Ia ausencia su vocacién, puede disefiarse por primera vez figur y profesional. Las pocas novelas esricas hasta 188 eno, la dficultad per construir una ficeién y ponta ; ee de una figura de escritor que asumiera el desaflo de consticuir el gener! SM 2s 5 es 0 coyuncurales en el interior de los todas ellas fueron expresiones ocasiona! sae i" Jhos casos sataban subordinados, proyecto: lceraios de sus autores, que en mut Eugenio Combacres mucre 1 de junio Eduardo Gust l 2 de gan de 1832 NOVELISTAS DEL OCHENTA. EL PROFESIONAL Y EL AMATEUR a a su ver, a crayecrorias piblicas con otros intereses. Si bien esto no cambia deisticamente, el momento en que se produce ese encuentro sostenido del es- critor con la fccién que eemina convirciéndola en apuesca personal es de una intensa productividad: en el proceso, la novela y el novelista se constituyen juntos y rec{procamente. Porque esto es fundamencal para la inscancia de emer- gencia: sin novelistas no hay género. [mprevisto algunas veces y casi siempre alurmance, el éxito logrado hace que, eras una serie de debaces, la figura del novelista sea reconocida como tal canto por sus contemporineas (escritores, criticos y leetores) como por el incipience mercado de bienes culturaes (Is prensa y las nuevas casas editoriales). Aunque para ser novelista no es sufictente ni la autoproclamacién ni el mero ceconocimienco de los contempordneos, ambas declaraciones no son aleatorias si dan cuenta inicamence de ciercas trayectorias y tienen un caricter inaugural si fa coincidencia encre la imagen del excritor y la que le devuelve [a critica es problemdcica y esti atravesada por disputas y , por uilkimo, tienen un efecto fundacional y nacional al mismo polémicas; tiempo. Encie los primeros gestos cexcuales de los propios excticoces (en sus ciones, en los paracextos, en la escritura privada) y el reconocimiento genera lizado de su condicién de novelistas (notas periodisticas, resefias, aticuls eriti- 08), tienen lugar otras instancias decisivas: el pasaje por la polémica entablada por los demas hombres de ecras; la lecrura retrospectiva de sy erayectoria 2 la luz de la “obra”, y el decisivo pato por ls prensa en tanto espacio de publicidad y modo de incervenciéa en el mercado de bienes culeurales Eugenio Cambaceres y Eduardo Gutiérrez atraviesan codas estas instancias. Solo que, al hacerlo, combina de maneral personal sus propias condiciones ‘con las posibilidades disponibles, produciendo muy distincos efectos. En esas combinaciones se construye lo que llamo la posicién profetional de Guciérrez y 1a posicién amateur de Cambaceres, posiciones que no se presentan de manera homogénea y sin isuras, pero desde las cuales es posible asummir puntos de vista diferenciales que orientan el disefio de una poética. $i me inceresa destacar las diferencias entre Gutiérrez y Cambaceres, no es para abordarlos como si perte- necieran a distincos mundos ni tampoco para oponerlos ~segiin se lo ha hecho generalmente-, sino para mostrar, a partir del contrapunto, la aproximacién que hay enere ambos en tanto novelisas, cuando se los considera en el didlogo polémico que entablan con el resto de los integrantes del campo cultural de la década de 1880, En ese marco, la figura de novelista puede definirse conside- rando tres propiedades bisicas: la renuncia a cualquier actividad publica estatal (po see ni fancionario, ni cipurado, ni militar: la inversiGn del siempo en La cecrituta (dedicar el iempo a la narracién Fiecional); la produecién de novelas como actividad distintiva y diferenciada (ener una obra). LACONSTTTUCION DEL GENERO. publica radiea, por un lado, en la La imporeancia de lo que llamo renuneist ; .ctuar en politica =ya sustitucién de una opeién previsible para la época, como a sea a través de los drganos parlamentarios como Cambaceres 0 de las fuerzas por una opciéa que entonces solo eta apendicular escribir ficciones.? El fracaso de la apuesta ido a la elec militares como Gutierrez, respecto de la actuacién publica politica de Eduardo Gutierrez por el auronomismo en 1880, debi Een de Julio A. Roca como presidente y a la capisalizacién de Buenos Alice, es thumdloge ala devilusign de Cambareres ea el Congreso ante st propio partido a mediados de la década de 1970: en ambos la consecuencia es la renuncia a toda modalidad de participacién en la vida politica, acticud que los distingue de otos excritores contempotineos. La cartera de Gutiérrez en el ejército a lo largo de la década de 1870, en la cual coma parte de la revoluctén mistista de 1874 contra Avellaneda y de la guerra de Frontera al lado de Alsina, no seria canto un “paréntesis” a la actividad periodistica en la que se habia iniciado en su adolescencia (Rivera, 1967), sino mis bien la realizacién de una de las dos vertiences de la opcién previsible para su grupo social de origen: las eémaras legislativaso la milicia (matizadas, sobre cod en la etapa juvenil, con la colabo- racidn en la prensa), La nota presencada por Gutiérrea ante la Inspeccién Gene- cal de Armas en 1880, por Ia cual se da de baja del ejércico del que se habia retieado meses atris, practicamente coincide con el enfrentamienco.entre los auanomistas liderados por el gobernador de Buenos Aires Carlos Tejedory el sector representado por al president: elevio Roca, enfroatamiento del que Guticerea se abseuvo de participar activamente, Si bien es cierto que “en este punco mucce el soldado y nace el escricor profesional” (Rivera, 1967), me inceresa subrayar que el cortimiento de la actividad politica implicado en la renuncia milicar no es un dato casual © meramente cronolégico, sine que posibilira Ia ceconversin del uso del tiempo que hard Gutiérrez. Ese nuevo tiempo disponible, alejado de la funcién publica, de la politica, de la vida iniliear, es el tiempo consagrado de ahi en mis a la narracién novelesca, ele condicién para que se legue a reconocer por su actividad excluyente como esctitor y no por la diversificacién de funciones propia de la mayoria de sus contemporineos. Asimismo, la separacién de Cambaceres de la vida politica sume la forma de una denuncia y una renuncia publicas cuando, en 1874, pide desde su banca de diputado nacionat la anulacién de las elecciones debi. do a los Fraudes electorales de su propio partido, y cuando, en 1876, deja sentacion en.la Cimara definicivamence su rep cular dels icerauraen el sigo xo en Latinoamérica, véase Con respeetoa fa Funsisn apen 2 io Ramos dela “epublica de as letas" (Ramos, 1989) A insoatayable abordsie 3 | NOVELISTAS DEL OCHENTA EL PROFESIONAL Y El. il El cocte entre vida publica y actividad literaria es decisivo en ambos casos porque ¢l abandono de la primera es anterior a la opcién por la segunda y resulta la condicién de un nuevo tipo de disponibilidad. A diferencia de lo que, décadas mas tarde, caracterizarfa~llegando a ser easi un tSpico- las tayectorias, de los escritores que logran abandonar el ceso de sus actividades porque han comenzado a publicar sus textos y a vivir de ellos, en la década de 1880 —cuando aiin no habia noveliseas argentinos~ no se puede ser un novelista si no se ba abandonado la escena de la politica. Como si para dedicarse alas represencacio- nes fcrionales hubiera primero que dejar las representaciones publicas (en el parlamento como diputado o en la froncera territorial come militar). Ahora bien: lo que hace que esta caracteristica sea una propiedad consticutiva de la posicidn del novelista -y no un simple dato biogréfico o sociolégico es que, para configurar una de sus imagenes iniciales como escritores, Gutiécrez y Cambaceres incorporan en alguna de sus primeras novelas el corte entre la vida publica de la politica y l actividad liceraria, :Dénde lo hacen? Cambaceres lo cuenta, en primera persona, en la introduccién a Poe-powrni, su primera novela, de 1882, donde funde la identidad del sutor real y la del narrador ficcionals Gutiérrez alude a dl, en tercera persona, en La muerte de Buenos Aires la “epope- yade 1880” en Ja que narra, en folletin y cainbién en 1882, los acontecimientos de la “tévolucién de Tejedor” y en cuyas paginas iniciales el autor-narrador se confunde, ambiguamence, en la subjetividad del personaje histérico al que sé refiere. Por 630, la separacién de la escena politica es para ambos escritores amnbigu, una escrasegia coxcual: vivida como renuncia personal y publica a [a vez, ¢s la zona de posibilidad de la fiecién, es donde se puede empezar a cons- truir la posicién de novelista. De ahi que los relatos sobre la vida politica se produzcan en el umbral de la ficcién (introduccién autobiogréfico ficcional en tun caso, erénica novelada en o:to), y enere una idencidad “real” y una “Fctci Que Poi-pourri, Silbidos de un vago no lleve nombre de autor resulta Funds ‘mental para leer esa eepecie de incroduccién a Ia novela que hace Cambaceres Fundida la idencidad del autor en el nacrador de su ficci6n a través dela asimi- lacidn del anonimato de la novela ala seudonimia sugerida por el subtitulo, fa introduceién narra el ingreso y la renuncia a la vida publica en la zona de nego- ciacién entee la realidad y la ficeién, El nareador-aucor cuenta primeso 3u inci nacién juvenil al ceatro; en segundo lugar, su reencuencro con las expeccativas familiares a eravés de la cartera de Derecho pero también su posterior aleja- mmienco del foro; después, el ingeeso ala vida piblica y ala politica, y inalmen- te, la renuncia aambas en tanto reivindicacién individual frente ala corrupeién general de los partidos y las cimaras representativas Una ilusién menos, un desengado mis, {El acceso de la Tibuna y del Capicolio, como pata siempre cerradas « mi paso! Decididamente, no hacia carrera. Poscrado hasta la humillacidn, con la conciencia adénde dirigic los ojos? las puereas del foro, quedaban mas completa de mi inutilidad, La respuesca implicica a este dltimo incercogante resulea ser la propia novela, 7 jue, a través del recurso del anonimato y enmmarcada pot este texto introducrorio g “il abrieulo,asimila la autobiografia eal ala aurobiografia del narrador ficcional. Sila novela practica en el presence un corte entre actividad publica y actividad lierata, lo hace narrando esa rupeura como producida en el pasado, Habria en el medio. asi,enere l final de esa incroduccién y el comienao propiamente dicho de ‘na indefinida que no necesariamente se los aos encre 1876 de la renuncia y 1882 ‘se configura en la fieci6n, Se trata de un sye precisamence en esa que la novela no narra 1a historia que cuenta la novela, wna 20 vincula con el tiempo cronoldgico real de la publicacién de Por-pourr) sino que. tiempo vacio e imaginario, en el que la fecin se constitu negacaci6nentte o realy lo fctcio, Ese sempo imaginari, alia se gests, se incl a solo gon la yea el individuo (y sus opciones fallidas) sino con su posicin social de origen, que ~ Si bien adopea distincos matices en escos pasajet~ hace posible la existencia de unt tiempo vacio: la posicign del rendsta, que e+ Ia que(le permice + Cambaceres adoprar un punto de vista sobre la lireracura que se pretence amate$ ‘Pumbién Eduardo Gutiérrez, aunqise con importantes diferencias, da cuen- tadel corte en La mucrce de Buenos Aires, especie de crénica novelada de los Sucesos de 1880 que se desatan por la eleccidn peesidencial de Julio Argentino Roca y que convierten en un enfrencamiento armado la oposicién de los auso~ 5 Gutiérrez empieza su novela con una dence entse (374 y 1880, y con la ex: de Roca, jefe def Estado argentino ini menciona pero en cual nomistas portefos con ef oficalismo.> critica Fuerce a Nicolds Avellaneda, presi posicién de edmo se gest la candidacura 45 Cambaceres, 1984 27. De agui en mis, dio tas novelas de Cambacerssiniialando su suing coca conimucin el mee de pg. ; 2c ee che sam cola a hin elo enfenaincs Me ee gpa oss cono Ta publ ene — ra oe onde roauclons 7 vide en custo actos y donde nacra desde ego. Weles que scosaron dl pais ene siglo wx (PP; 70-86), Para la propueray desrolla de punto desist” como categoris de ania, vase Bourdieu, 1995 es Gonude 1995, 69 70) Cabaco, 7000" 181-183. 9 posi social, erayecoia'y Sobre estos suceso, ease Lalla» C Jick, 1968. que prologa un inceresance conjun’ de Eduardo Gucirre, joe estimonios Contemporineos enc ls que ha NOWVELITAS DEL OLHENTS, EE PROEMONAL YF AMATEUR cuando se escribe el texto, Es decir que, en medio de la publicaci6n de sus follecines populates, eseribe un folletin que integra la misma serie, en el que narra el timo enfrencamienco politico nacional, novelindolo con similares recursos (cambidn hay héroes, enemigos, craidores) y manceniendo la cercera persona que caracteriza sus demas novelas. A través de un uso precario del indi- recto libre, el nartador-cronista Gutiérrez confunde, sin embargo, su propia, subjetividad con la del proregonista de la historia: Desde aquel dia el general Roca meditd, consults y vie que la cosa no era can dlescabellada. El Presidente, con un caleneo de Mefiscételes, habia despertado en aquel militar sencilla y humilde la ambicién mis desenfcenada, Alfin yal cabo, pensaba, zn es Presidente dl? {No subié al poder coneea la voluncad de codo el pais, que procesté coa las armas en la mano? “AL fin y al ctbo yo toy um roldado de le Patria, por la que he sacrificads mi juventud Esco siquiera consticuye en mi un mérito que él no tiene.S La ambigiicdad del fragmento produce un efecto desestabilizador: quidn es el soldado de la patra’, quien tiene métitos que el otro no tiene? Como si la stibje- tividad de Roca contaminara la del propio narrador cronista, parece configurarse tuna zona encee la realidad y la ficcién donde la determinaci6a se pone en suspen- so. Porque, efectivamente, también Gutiérrez se considera “soldado de la Pactia” (aspecio que manifestaré cuando eseriba sur Crogesy silueras milirare, earnbin ha “saerificado” ss juventud y, Finalmente, cambién cree que todo eso constiruye tun mérico. Casi se podria leer la propia cayectoria de Gucigrres hasta gue empiesa a cxribir novelasen ese deslia textual. Mas todavia: Guriérter se separa dela vida politica y militar precisamente antes del enffentamienco ¢, incluso, a causa del giro que estaban comando los acontecimientos. En definitiva: narra en sercera persona, pero con deslices que lo implican dizeetamente, los sucesos politicos de fos que al decidié no participar. En cambio, en ese mismo momento se puso a escribir sus novelas populares. No aparece aqui, en la inscancia Ficcional, un tiempo imaginario como en ‘Cambaceres, un salto “cronolégico” en el corte entre vida militar y vida licera- sia. Todo se cuenra en el presence, y la disconcinuidad encre la vielamilitat y la nueva vida (la actividad gubernamental para Roca o la liceratura para Gutié- © Gucdeer, 1989: 43, éaftsis mio, De agut en mis ito las novelas de Gutidveinicalando sa ciclo, en este caso, MBA, ie LACONSTHTUCION DEL GENERO seen) resule apenas una bisigra que seconfiguraen la confrontacion de los dos tipos de presente utilizaclos: "soy un soldado” 7 “he sacrificado mi juvencud”, La Juventud ba quedado ars en el mimo momento en que $= realiza el pasaje {Gamo corey exclusin o como cransformacion}:rodo encie 1879 Y 1830. La (nea de exe ciempo imaginario en ct que emerge [a ficcin se compenst ¢® lun tiempo de la necesidad ~con toda la 1e orienta y Fige st Guster por ln emergenciay presi de un carga econdmica que no siene el tempo del entista~ qu produccion folleinesca desde el mismo momento ¢n dus ‘ha abandonado Ia Free Si enefe Gucs de la cada de 1830 y principios de Ia de 1850 podemos hablar de una “Literatura de [a urgencid mareada por fos aconcect- entos paliicos, que desde la prensa apelabaal ensayo o als Recibn (Laesa, TD98) en los afios de 1880 Guriérer tiene esa misma premura pero impulsada oentea necesidad eeonémica que lo lleva, también en Ia prensa, sir onsets } negociacidn ence la realidad y Ia imaginacién. Con es yendo una ficcion de t ez de un panto de evesidad est escrechamente ligada la adopcién de Guciée viata profisionalcon el que encara su proyecto lirerario ot diene tn ere aue de Parposrrdy olde La muerte de Buenos “Alnes me interesa subrayar un aspecto de los cortes con la politica qus s comUn se te sempre se cata de enfrentamientos politicos ocurridos en la década arig70, espevimente entre 1874 y principios del afo 1880. e+ decit aie de aerten eon la presidencia de Avellaneda (pese + apoysr + Avellaneda Cambsceres se opone ast partido en el Congreso y renuncias pese 4 ne apoyar Te Guusrees lo representa en la froncera y después cenuncia). Em ewe punto HF ‘seritores de la época, come Mi- voduce uaa importance distincidn con otros ree eV apex quence iny Lagro ale presen ine diferencias policicas de la década de 1360, os decic ls que corresponden, no al perfodo juvenil posterior al colegio, sino al perfodo de la nifez y la adolescen- tia ances o durante el colegio: represencan los enfrentamiensos politicos y mili- fares dela década de 1860 alos que los narradares han asistido como rests tel taszador de Juvenilia asisce aa lucha entee crudos y cocidos 2m 1863, yelde Le (gran aldea alos festejos de la batalla de Pavén en 1861), y lo hacen, cambién, somo juegos infandles de los que participa (el narrador de fuvenilia en la von el de Li gran aldea en su casa jugando a Tos soldadicos con al sirviente mulato). Se saltean, entre el lempo del enunci do y al de la enunciacién, por lo canto, ta década de 1870 cuando Cané y pense inician, por distineas vias, en la vida uiblica.” En cambio -y La CONSTTTUCION DEL, GENERO. materialisio, para Cand, es no solo constituciva de la escena de escritura sino 2, en su articulo “Viejo cema”, presenta una cambién de la lectura. Ya en 1872, escena que pone de celieve la oposicién entre quien lee poesia (y filosofia) y quien lee novelas realistas. Para la recreacién de esta dleima situacién, Cané presenta a un amigo que dedica su vida a los negocids y que en vox baja Je confiesa que, én sus momentos de aco, le: + me dijo que renia una quinta que era su delicias que allt, cuando se aejaba del bullicio burséel, cuando se veia desprendido de codos sus vinculos decomercio, se incernaba solo con un libro en la mano, ¥ pasaba momentos deliciosos, ele vando el alma al cielo de la belleza eterna. Sin embargo, lefa a Balzac (Cané, 1939: 15-18). En el sistema dicorémico de Cané, la mencién de Balzac en ese ambiente nacu- tal idealizado solo puede irrampic como una contradicci6n, La imagen del alma ‘que se eleva hacia el ciclo ~Frecueate en sus eseritos~ hace esperar la leceura de poesia y no de novelas realiscas. Como él mismo lo sugicce, pasar de los nego- ‘ios a Balzac, “el hombre de las ceorfas sociales y econdmicas”, no implica una “eransici6a violen continuo, violentando la nacuraleza y el espiritu” miencras “la obra del poera es el reflejo de la inspizacién”. Jamis Cané aceptaria, por lo mismo, la insélica recomendacibn que le hace Cambaceres en una de sus cartas: “cscriba romances yy haga nacuralismos mal que le pese, ahi le duele"? Por encima de los recursos ‘que utilizan, Iss lecturas de Goyena y Cané ponen en evidencia Ia coincidencia provocada por la figura de Cambaceres como novelista; de tal manera, el ‘espitirualismo comin a ambos, aunque uno de corte catélico y el otro liberal, se impone por sobre las diferencias generacionales ¢ ideolégicas y se convierte cn la barrera que los separa de Cambaceres. Frente a estas concepciones inconeiliables de la lieracura, de la novela en particular y de la actividad del hombre de letras, se disefia otra, en la cual la materialidad en términos de trabajo y de dinero parece ser no ya una conse- ccueneia sino el supuesca de la exeritura. De ahi que la figura de Eduardo Gurie- rrer-—quien ni siquiera tiene al arenuance de la excentricidad que se le adjudica a Cambaceres- provoque una violencia atin mayor en sus contempordneos. A su actividad como folleinista se le suma la eleccién narrativa de historias reales que, al ser noveladas, denuacian abiertamente el ordea juridico y social, responsabilizando al Estado, [as instinirianes y los representantes de la ley, y tomando partido por quienes son contiderados “gauchos malos’. Ligeda al con- 2 Carea del 4/12/1983 iveproducida en Cymerman, 1993). i cable tic Asi, “los estudios de Balzac son el resultado del trabajo ( sin sidh dain ng NOVELISTAS DEL OCHENTA: El. PROFESIONAL Y EL. AMaTELAA sie tenido de las historias, la posicién del novelista profesional da lugar a una espe- cie de circulo vicioso en el que la critica encuentra la causa de Ia profesionaliza~ cién en los contenidos del folletin y viceversa. Esta relacidn, en la que a la vez cadica el éxito de Gutiérrez, tiene ciertas consecuencias que explican, en parte, la discusién alzededor de sus novelas. El «ratamienco ficcional de los hechos narrados supone una incerpreracién de la realidad cuya legicimidad ya no esté dada por el consenso de los pares sino por la Logica de iun relato que, a través de lo novelesco, logea la empacia de los lecrores. Lo que en general se dirimia a teavés del debate politico se postula ahora en el interior de la novela. El follecin se convierte en canal de la novela popular miencras incerpela al discurso politico con sus propias normas y en uno de sus expacios privilegiados de distribucién: la prensa. El “diarismo", cuya fun- cidn se ha ido modificando considerablemente, resulta sobre todo percurbador cuando se alfa con una ficeién en la que retoraan codos los peligros los excesos que habfan desvelado a los lesrados argentinos a lo largo del siglo xx Ernesto Quesada, testigo' de la constitucién del fenémeno y uno de sus de- cractores de primera hora, plancearé retrospectivamente el dilema en su texto de 1902 sobre el criollismo: “Que llevé a Gutiérrez a semejante rumbo literario? Qué curiosa preodupacién de arte 0 mévil periodistigo lo indujo 2 explorar et género2", se pregunta. En su lecrura, Quesada asume lo que seguia siendo la perspectiva dominance: [Alle lus de los cinoneslicerarioa, debe eeconscerse que aquellos fllasines son simplemence “obra periodistic"s vale decir, que estin escritos sin especial preo- upacién del arce, antes bien disfase que adrede y con evidente esfuerzo para aque su estilo se acerque a ls manera covriente de expresarse y caciocinay, que caracreriza a la clase inferior de leccores a que estén dedicados. (Quesada, ent Rubione (comp,), 1983: 103-230.) Una de las consecuencias del posicionamiento de Gutiérrez es, entonces la redis- tribucién de fuerzas dentro del espacio social. La alianza con un publica masivo, en el que se encuentra legitimado como novelista, y ya no con los representantes de la alta culrura, con respecto alos cuales ocupa un lugar marginal, profundiza las diferencias iniciales a la vez que le permite consttuir una posici6n nueva para elescricor. Como corolario de esta definicién de la propuesta narrativa de Gucié- trez a partir del rasereo de las huellas que dejan los lectoces en sus textos, resulta salecuada lu desciipeién de Gencvitve Bollime: “el voeablo ‘popular’ es como un ‘golpe doble, que a la vez puede engendrar éxito y olvido.(..] Nada més fugaz en efecto que la popularidad. La liceracura encuentra que cambia su calidad, la que lla posee del lenguaje, por alguna coss excraiia que la define y [a seemplaza: el See Balen 980, 1617) leccvamente, Quesada conjure xo de os folletines de Gutieree relegindolos a un pasado efimero y quitindoles rod cua~ Tidad que les dé una legicimacidn discinca dela popularidad. Esto explica, al mis- mmo tiempo, et hecho de que en un eexto de Quesada de 1883 Eduardo Guriérrez quien por encances ya habia publicado casi dier novelas~ quede fuera de la car goria de lizerao” encendida “en la mis noble acepcién’ del cérmino (Quesada, 1883a). Si Gutiéerer, desde la perspectiva de Quesada, podria ser cousidcado un ligeraro en la medida en que vive de las leras, deja de serlo en tanto carece de fo igoiuinamente Fteraro, es deci de propiedades incinsecas~lkimense estilo, buen aque sean cesistences aa contamiaacién provoc- gusto, elegancia de expresion da por los lecrores que consuumen sus textos. Este mecanisme de exclusidn es propio de os estudios crticos de la época y. si tigrree, se aplicé eambién, como vimos a novelas de Cambaceres cscritores de “mal gus- compleamente eficaz en el caso de Gi partir de Goyena, Candy mismo Queseda,a las prime Si ambos eran considersdos, aunque por distints razones, ; cecna que permitiera In apariciéa, to", zedmo se practicé una diferenciacié hacia fines de 1885, del primer gesto de conversion de Cambaceres en el novelista achmado de la década? ;Cémo y dénde juncarlos, para practicar alli una posi ‘Observar atencamente I ihrosy autores la recopilacién de ensayos periodisti- cos que publica en 1886 Martin Garcia Mérou, results revelador Alli ubicar cidn que tienen Eduardo Gutiérrez y Eugenio Cambaceres en la extensa prime- ta parte dedicada a “La novela en el Plata” deja ver que hay enere ambos, ala ‘vez una proximidad y una distancia que son parte de una misma operacién de Jecrura.2 La seceidn se abre con el ensayo “Los dramas policiales”, queen 1881 Mérou habia escrito contra los folletines de Eduardo Gutiérrez, y se cierra con tl elogioso estudio dedicado a “Las novelas de Eugenio Cambaceres’ escrito en diciembre de 1885. En el medio, estin las tres cesefias escritas en enero de ese mismo afio sobre :Inocenses o cuipables?, de Juan Antonio Argetich, Frto Veda td de Paul Groussac, » La gran aldea, de Lucio V. Lépe2. La organizacién, que Na de 1881 2 1885. proporciona una nueva mirada sobre la coexistencia de odor estos eseritores. Yo en 1381 Mérou puede hablar de varias novelas de Gutiésrez yen 1885 puede hacer una cetrospectiva de Ia obra de Cambaceres, ccora gue gien ese momento ni despude ce podrd hacer de los demas escritores de novelas incluidos en et libro. Pero, il abrir y cerrar este conjunto de articulos 25 BI libro de Gareia Mérou (1886) extédividido en ces partes la primera se refiee a “La nove en el Pla’, a segunds es na niselanes internacional y la creera etd dedicada alas Terrase Francia e lela NOVELISTAS DEL OCHENTS £1 PROFESIONAL YL con la “obra” de los dos novelistas ~y aprovechando casi a modo de coaccads la secuencia cronoldgica de la escricura-, Mérou presenta primero el contramodelo dela novela nacional (lo periodistico, el folletin, lo popular) y proclama al final el modelo original y actual del género (la novela-ibro, la alianza entre lo francés y lo nacional. En esta diferenciacién cetornan y se redistribuyen los mismos jes dicotémicos que podian leerse en la critica de Quesada a los folletines de Gutiérrez, pero, en tanto inegran y enmarcan un conjunco de extos, sirven, aquf como organizadores de lo que es una descripcién incipiente, una proto- descripcién, de la novela argentina como parte de un sistema literano, ‘A mediados de la década de 1880, cuando Guriérrez ya ha publicado més de la mitad de su obra y Cambaceres sigue estando en el centro de la polémica sobre la novela nacional, ambos conviven, aunque solo sea provisoriamence, en el espacio de la critica liceraria. En Ja instancia culminante de sus erayecx poco ances de la consagraciSn consensuada de Cambaceres y de la marginacién definiciva de las novelas de Gutiérrez, ambos se encuentran més cerea que nun- a. Bsa convivencia, tan fugaz como sintomitica el primer paso de una disyun- cidn sin reromo: como si fuera necesario ubicarlos en un mismo espacio, para separatlos irrevocablemente, El profesional y elamateut en el mercado de las lerras Hasta acé, he deseripto una suerte de eecortido simbélico que, si no siempre es el dela consagracién, resulta al menos el de la popularidad. Es precisamente el drito, ese elemento al que los contemporéneos intencan encontrarle alguna ex- plicacién y que « menudo es eesistido y adjudicado a un modo ingenuo o per verso de leer, lo que permice ver cdmo el recorrido simbélico se entrama con un recortido macerial, en el cual la dedicacién a las letras es recompensada, tanco pparael profesional como para el amateur, con un dinero entregado a cambio del trabajo. Si una de las propiedades del novelista era la disponibilidad de tiempo, ya fuera para ganar con dl dinero © porque se lo posefa previamente, el éxito hhace que a la larga el Lucro simbilico y el lucro material coincidan, Esa unién se cealiza definitivamente « través del mercado de bienes culturales de la década de 1880, paral cual la prenca ejercia un papel fundamencal. Tanco Eduardo Gus rez con sus folletines, de manera eondicionada y previsible, como Eugenio Canibaccies con sus ilsimas novelas, de un modo mat independienee pera no por eso menos decisivo, son eaptados por la prensa. Del follecin al libro o vi ‘versa, los dos escritores recorren cl circuito completo, intervienen en el mezca- do y, en ese passje, rerminan de configurarse como novelistas. 4 1a CONSTFTUCION DEL CERERO Por todo exto, es imposible abordar esta historia de separaciones y desencuenttos sic. considerar la instancia en la cual, a cravés de la prensa, se produce un tipo particular de contacto entre ambos escriores. Este contacto deja ver algunos ele nentos y estrategias comunes que la mirada critica convencional que se ha poss do sobre ellos no ha podido registrat. Uno de los argumentos implicicos de la divisién excluyence y jerdequiea practicada entre Gutiérrez y Cambaceres se orga- niza alrededor dela diferencia encre escritura y publicacién folletinescas. Aceprar tsa diferencia crucial, sin embargo, a veces provoca importantes malentendidos. Basta revisa el hincapié yur gencralmeace se hace en la discincisn enre los Folletines populates de Gucieree los textos considerados no folletinescos, Croguity slue- tis milisarey Un viaje infornal, en los cuales se ve una prueba de los incentos de Gutigtees por escapar de la légica del folletin, De hecho, Jorge Rivera, al hacer tuna clasificaci6n de los textos de Gueiéreer, junta ambos ttulos con el eéculo de “publicacién no follesinesca’y les dedica un apartado especial donde indica que “pueden ser separados de la profusa bibliografa fllecinesca y exhibidos como ejemplos de su habilidad para el cuadeo coscumbrista’ 24 Una vex mds, ceponer la SiruaciSn enunciativa de esos textos provoca algunas sorpresas: lejos de quedar al mmargen de los condicionamieneos periodistcos del follein, los Croguty sleet mnilizare gon cextos petiodisticos en su sentido més estticto, son erdnicas publica das en el cuerpo principal de La Créniea quie conviven no solo con las noticias y los edicoriales del diario, sino con ottos tekcos del mismo estilo y distinto tema aque eseriben otros redactoces y que, sin la suerte “folerinesea que ha acompatia- do a Gutiérrez, han quedado relegados para siempre a las paginas petiddicas. La confusidn entre el espacio fisico del follecin y la escritura periodistica funciona, en sca ocasién, como un falso diferenciador de las opciones de escrivura y publica- tin de Gutiérrez. En cuanco a Un viaje infornal, editado péstumaments en libro fen 1399, se trata de un flletin publicado, como cantos otzos de su auror, en las piginas del diario La Crénica en 1884.° A propésito de Al, dice Jorge Rivers: libro alejado del pacctismo sentimental de los folletines, es, en general, ienpeesionisea y travieio”. Es sincomacico como es posible leer en Un viaje infernal tan aspecto distincivo de resco solo ras haberlo eparado del resto de la produc- 1 fiver hace la siguiencecusificaién de fs produceisn de Guriérrer: novels gaucheseas, novelas histsricas, relatos policies y produecion ao folleinesca. Como pus observare, es solo we'd aleime exe conde no reypers la divisidn temseien que orienta su casficacin (parn su Shalns de a “peoduccin no folleinesea’,véase Rivera, 1967; 42-44). Bunce Cooyucsy ices miler: coma, Un see infer fueron pubicalis cnet diario La CGrinica lor pimeros,entte enero de 1$84 y'1885, de manera no sistemitica, en ana seccin de ta pamers pagina dal aro denominadsalternaivamence, “souls miliaes” 0 “suet militar ressel segunda, en cl espacio de ent 31 de octubre y al 5 de diciembre de 1884, a MOVELISTAS DEL OCHENTA. PROFESIONAL Y BL AaalATEUR v cibn de Guciéres. Asi lo “impresionista y cravieso” de libro se convierte ~y aqui ts donde eecornan los pruritos que impiden la lectura de las novelas de Guciértex— nun argumento que subrays a jerarquia entre lo folletinesco y lo no folletinesco. Que Un viaje infernal haya sido un folletin = n0 un “libro” no es tan imporean- ce, ami entender, como dato bibliogrifico en si mismo, sino como indice de los supuestos de lectura que opersa en la critica, En codo caso, habria que pensar ue, publicado péscumamence ese folletin “diferente” no logré pasaral libro como lo hiciecon aquellos que fueron escritos con un “pacecismo sentimental”.26 Por Uikiuno,e2 peceico destacar ~corrigienda todas la chsifiraciones de su produccién tealizadas hasta ahora que Gutiérrez nunca escribié ningtin libro que no fuera pensado primero para ser publicado en un diario. ‘Asimismo, se ha negado, general y convenientemente, el ingreso tardfo pero definitive de Cambaceres a la prensa, Sin embargo, Cambaceres euvo varias vinculaciones con ella: primero, con el avanc realizado por dos diarios porte- ios tan distintos como Sud-America y La Crénica de algunos capitulos de su novela Sin rumby; después, con la publicacién en follexin de En la sangre que hizo Sud-Américay los avatares propios de ese ipo de distribucién. Es decir que ‘Cambaceres, de ls cuatro novelas que escribié, publieé dos, una parcial y ocra {ntegramente, 20 distincos disrios, y recibié a cambio dinero, ;Por qué pensar que el pasaje por la prensa, que deja reconocidas'marcas en los foleines de Gutiéreez, no es problemitico respecto de Cambackres? Desee ya, no se rata en absoluto de la misma situacién ni del mismo tipo de huellas, pero reponer esos lazos que han sido prolijamente borrados por lacciea del siglo 20¢_heredera de muchos de los prejuicios decimonénicos~ permite completar el disefio de una figura de escritor que parecta estar més al de ls prerrogativas del mercado. ‘Ya en 1883, Exnesco Quesada sefala, al tiempo que detecta que no hay vetdaderos literaros en la Argentina, que “el periodismo es un poder verdadero en la Repiblica Argentina” y, eras difecenciar el diasismo de las demés publica- cciones periédicas, subraya la compensacién econdmica que reciben sus colabo- radores (Quesada, 1883a). Al funcionar como la fuente de ingeesos més impor- tante que se presenta para los escricores, Ia prensa diaria es la primeca salida profesional de los hombres de lees y los diarios que concratan asus colabora- y lo efieada 2% Por su parte, en Us sje infernal “ve evidencian com més nitidex lv satiniea de Guerre (Rivera, 1967). Sin embargo, zquién preerria xin hoy~ ol prevsble © inovente vig de La Rioja 2 Buenos Aires que realza el narador con ss ciccunstanciales compa fereny cuyassegenalesavencuras on panes wn dia de hambre, domi mal yenconrrarse con Higunor personajes esaflario (que parece aniciparmalamenteals de Pais) fence a Carla Lane, novela con alibajos a lo largo de sus eas selscientas piginas pero que, como “drama cebmice” seginloclasfied su autor al pubicalo en al fallen, logra ser descaradamente sacri? 8 LACONSTITUGION DEL GANERO: dores (redactores, cronistas, ensayistas) ponen especial énfasis en ese aspecto de pacidn. De hecho, la transformacidn que se produce por enconces en la prensa, y que afecta y redimensiona el exiguo mercado de! libro, tiene conse- cuencias fundamencales para los escritores, Entre todos los cambios, hay que registrar dos de caricter general: por un lado, el que va de la suscripeién a la venta de ntimeros sueltos, sistema inaugurado en 1867 y usado generalmente por los vespertinos, y por otto, la importancia ereciente del aviso como princi- pal fuenee econémica por cobre Ia canticlad de ajemplares vendidos (Quesada, 1883a 7 1883). Estas des modificaciones redundan en la baje de precio de ceada ejemplar y también en la creacién de nuevas estraregias para acraer al pi- blico. Ua buen ejemplo son las ilustraciones que acompafaron por lo menos inca de las entregas de Juan Moreira en La Patria Argentina, “Esta historia sera ilusteada con el retrato de aquel gaucho novelesco y o¢ros grabados que hemos mandado a hacer, comando por modelo los hechos més culminantes de su vida anuacia un suelo del 26 de noviembre-. Avisamos a nuestros lecrores que, 2 pesar de los grabados, La Patria Argentina no valdr& més de un peso, lo que ‘peevenimos para evitar cualquier especulacidn de los vendedores.” Una semana después, 0:10 suelto vuelve sobre el tema y proclama que /iuan Moreira “serd el primer ejemplo de folletines ilustrados, en los diarios de Américd’.2” Al dia siguience, sale la primera de las ilustraciones dibujadas por Carlos Clérice y grabadas por Supot: un extlizade Moreica aparece en primer plano, siguiendo fon su mirada la huida de los restos de la pattila policil a quien termina de veneer en [a fucha.2? ‘Ahora bien: cn esta instancia de transformaciones de la prensa, los diarios cerean y apelan a un repertorio de estearegiasintercambiables, Esa indiferenci ® ‘Al mismo tiempo, los efectos del mercado tienden a provocar contactos entre ambos novelistas cuando se ponen en marcha los mecanismos publicits- rios de la prensa. La Patria Argentina bari, a cravés de innumerables sueltos petiodisticos y en cuesti6n de meses, de los “dramas policiales” de Gutiérrez, novelicas de costumbres”, después de haber hablado de “follesin nacional” y de “romances populares". A su vee, el diario Sud-América no dudaré en organizar tuna campafa de promocién inédiea ances de lanzar En fa sangre como folletin, que és de lejos mds escandalosa que las usadas por su “populista” colega. La diferencia entre ambas campafias radica en que, mientras las de La Patria Ar gensina destacan la novedad y el incerés de las historias de Gutierrez, la de Sud- América apela a la curiosidad de los leccores por el tipo de informacién que, 55 “Nocicas", Sud-cimdrica, 19/801387, p. 1, cok. 5, destacados mies 6 Si bien los comentarios de (a 4pocs generaimente mencionan la edicién en libro de las novelas de Gutierrez coma “foleo”, en este caso nose debe a una cussibn de excensin sino a hecho de que la cubierta del folleto et blands, frente a a capa dura propia del libro. Por eso, menciono lnedieion no flleinesea de la abras de Gutiérrex como "Iibso”o “flleto” casi indis= LA CONSTITUCION DEL GENERO oculeada ficcionalmence en la novela, permitiria descubrir los secretos de la high-life porcetia, Esta estrategia publicitaria que anrecede al follerin de Cambaceres muestra no solo el poder persuasivo de la prensa sino cémo las Fronteras entre el periodismo considerado “populat” y el periodismo de elite no s6n can claras: las estrategias, creadas o disponibles, son apropiadas y usadas de Ia primeca mitad de la acuerdo con las exigencias del mercado. Gutiérrez ‘década y Cambaceres en la segunda se convierten en los escrivores “estrella” de ‘La Paria Argentinayy de Sud-América, espectivamente, Consagrados “medidci- camente” como novelistas, son la posibilidad “litesario-culeural” de ambos dis- ties de entablar una exitosa compecencia con los periédicos preferidos por el piiblico, ¥ hasea de ser protagonistas de [a escena de voracidad que can bien Geseribe Ernesto Quesada hacia 1883, cuando los diarios mis vendidos, casi con seguridad La Naciény La Prensa, alcanaaban los ocho mil quinieatos ¢jem- plures: Aqui todo el mundo le los diario, no uno sino varios; desde el ms encumbra- do personaje al més humilde changador, codos leen gacetss. Por la matana, odes las tienen en sus casas, y en las primeras horas del dia diftcilmente se encuentra una personasin su diario. Por la rarde, el expectéculo es caracterisico: ‘las 2 pm principiala hora det diario: ls muchachos agolpados tumulruosamente alas imprencas del Mecional, Diario y Libertad apenas reciben los paqueces, fnimedos todavia, corzen en todas dicecciones, atropellando a los caminantes, rurdigadalos con sus gritos, seveniéndase un instance para vender [os niimeros {que levan, todos los paran, codos quieren devorar dvidamence esas hojas impre- sas (Quesada, 18833) Aauge dela leceura de diarios se le suma el interés despercado por los foletines ten los avidos lecvores. De hecho, segiin los niimeros declarados en sus sueleos por La Patria Argentina el éxito y el optimismo de los redactores se basan en Faber alcanzado las ciftas de los diatios més lefdos por entonces. Con sus tees primeros fllecines, Gutigrrez conviecceripidamentea La Patria argentinaen cl aturino de mayor ciraje, ya que en cuatro meses criplica la cantidad de ejem- plates: con Juiz Woreins ~publicado entre diciembre de 1879 y enero de 1880— fuciende a cinco mil quiniencor niimeros, y en marzo de 1880, micatras se publica Juan Cuello, aleanza una cirada de ocho mil En cuanco a Ia acertada cleccidn de la novela de Cambaceres por Sud-Amé- ‘como follern, parecié haber estado motivada sobre rodo ios para ser publicad: fa aleanzado con su terceraedicién por el gran éxico de Sin rambo libro que rn pocos meses la cifra de cuaceo mil ejemplaces. aunque ya ances el diasio Dia afiemado que Cambaceres era “el primer novelista nacional que ha tenido opus i sae wi, NOVELISTAS OBL OCHENTA. FL PROF ESIONALY EL AMATEUR os ta suerte y el talento de agotar lis ediciones de sus libros".>” Pero si al publicar En la tangreel impacto periodistico fue notable, ya que el diario aumenté en mil quiniencos el niimero de ejemplares dados ala venca, no cesulté igual con la ‘alida del libro: tra la primera edicién ~de dos mil quinientos ejemplares segiin tuno de los suelcos-, no se realiz6, a diferencia de lo ocurrido con las otras novelas, ninguna reedicién.*# Podriamos decir que, en libro, En la sangre Fue la menos leida de las novelas de Cambaceres, aunque al mismo tiempo, ya cravés de su piso por la prensa lo consagré definitivamente como “el primer novelista, nacional". Ahora bien: si hasta el momento el éxico de Cambaceres apacecia Vinculado exelusivamente con la cantidad de ejemplares y de cuiviviees de sus novelas, al inserrarse en el espacio del diario la cuantificacién se convierte en contabilidad y el reconocimiento no solo pasa por el nimero virtual de leczores sino por el dinero ofiecido a cambio del “follesin” No necesitamos manifesiar a nuescos lectores, si Sud-América se honra con. poder ofeecetles esa verdadera novedad, 2costade grandes sacrificios, que com- pensan por primera vez los arduos sabajos de los eseritores como Eugenio Cambaceres, iniciando en el periodismo argentino la prictica tan generalizada enal Viejo Mundo, de adquiic las obsas de los hombres de talento, destinados a ronsolidar nuests liceracura naciente y adar una muestra de lo quees capaz de producie el ingenio nacional.” ‘Alanunciar la publicacién folletinesca de En la sangrey explicar el tipo de vinculo {joc cauablecen el novelceayl diario, Su-Américano solo le rezonoce a Cambacers tin trabajo literario que no le reconocian ni Cané ni Goyena, sino que recurre 8 los mismos elementos que, quizas més prevsiblemente por su profesionalismo, constieuyen la figura de Eduardo Gutiérrez en el interior de La Patria Argentina: Ja compensacién econémica a cambio de ese trabajo de eserieura que pone de manifiesto el ingenio de su aucor y la novedad de su obra. Las diferencias entre son importantes (Gutié ambas trayectorias en relacién con el medio periodi tez se hace novelista en el diario, Cambaceres es convocado por su éxito anterior, Gutiérrez es un escritor contratado, Cambaceres vende los derechos de publica- 37 "Noticias, Sin tambo", Sud America, 16/11/1885, p. 1, col. 5: “La novedad del is. Sin ummbo. Un pigina de Eugenio Cambacers", Sed-Améris 29/10/1885, p. 1, cols 3 74 Mt oNovcis" Sad-Aménca, 19/10/1887, p. 1, cal. 6. La novela fue st publiada, prralela- renee, en Montevideo, por la Impencs de El Laurak-Bat, 1887, 39 *Nlocitus, En la sangie por Eugenio Cambaceres". Sud-Ameries 1811887, p. 1, col4. desacade min Seg un tteulo de Ca Epace de Monevideu seproducide por Sud miricz al 518/887, ln sumacobrada por Cambaceres a alzdelos derechos de publieaciin de Ela sangre hubris seanvado la elevada uma de 5,000 petos moneda nacional (cc, en Cymerman, 1993); LA CONSITTUGION DEL GENERO cid de su obsal, pero son cambicn distineas, en conjuaneo, al resco de los escricores de la epoca, queo bien son conceatados paca hacer una novela esporddicamente, 0 bien son “colaboradores especiales” que publican en los diarios, por ejemplo, sus felacos y carcas de viaje, Es precieamente la posiciéa de novelisca,ratficads en la prensa desde diversas zonas a la vez el follecin, los suetos, los avisos~, la Unica Smico que implica el erabajo aque se consteuye en vineulacién con el aspecto econk de escritura. Ast, no solo el que se autodenominara “ la vende piblicamence su obra.a cambio de dinero, sino que el diario recompone su figura de escritor apelando a elementos que lo accicas mis a Gutiéeres que © (quienes Vifas denominara “gentlemenescrtores" por su gerccio lateral, aunque casi siempee imprescindible, de ls lceracuca (Vilas, 1971: 32-36 y 37-41), ‘Asi como para acompanar los folletines de Eduardo Guriérrex La Paria “lrgentina satura el diario de sueltos y avisos que se refieren 2 ls produccién del ovelista (hay dias en que las poess paginas del diario legan a presencar tres noticias vinculadas con el follecin), earnbign Sud-América eecurre a una especie de bombardeo periodisticor se anuncia el folletén, se publicita la posterior edi- tin en libro, se habla del futuro viaje de Cambaceres a Europa, se ancicipan nuevas colaboraciones del novelista para el diario. Toda esta informacién esd nucleada alrededor de la figura de Cambaceres, como queda claro en Ia dispesi- ibn del anuncio de En Li sangre que aparece a lo largo de mas de un mes en la primera pagina: sntista” en su primera nove- Proximamence a Sud-Ameérica publica en foletin ura nue poducién de | Eugenio Cambaccrés eet Two! En la sangee néria fanaa al mercado, al mismo tiempo, A lo largo de esta operacién, Std fl follecin y el libro, potencia reeiprocamence sus recursos de promocién y se Convierte en el nico intermediatio entre Cambaceres y su piblico. A cravés de la prensa, Er lr sangre ingresa, en un sentido fuerte, en el mercado de bien ccaleurales, en cuya conformacién son fundamentales, a su vez, estas mismas estrategias publicitarias Hay verdadera curiosidad por conocer esta producsion del reputado novelists, y tuna demostracién evidence de ello, es el sumenco de suscripcidn que ha cenido nestea hoja al soto anuncio de la publicacién. ihlaiacdi bi NOWHINTAS DEL OCHENTA, EL PROFESIONAL Y EL AATEC o (Come el trabajo seri edicado enseguida en forma de libro, ya hemos reibi- cdo pedidos considerables de todas las libres de la Repiiblica, y buena seri que se apuren los que falcan, pues la primera edicién se agocaré muy pronca Ellunes, pues, habiendo desaparecido las causas que han provocado el do, podri el piblico empezar a paladear estas paginas, que seran el princips contecimiento licerario del afo en la Repiibliea Argencina® Como concrapartida de esta insistencia en la ganancia (del diario y del novelis- a), la figura de Cambaccres presenta una tensién encre ese nuevo perfil profe- siutal que se disci cn les paginas de [a prensa y el decincarés por eu obra que se desprende de su actitud. [gual a fo que hiciera en ocasién de la salida de Por (pourri, también ahora decide un viaje a Europa, perdiéndose asi —como sefiala con sorpresa el periédico~ la posibilidad de “palpar el éxico de su romance”! La supuesca desarencién de Cambaceres hacia sus libros ha sido frecuentemen- te resaltada por la critica concemporinea y asociada con Ia despteocupacisn del rentista, Sin embargo, este gesto desaprensivo no es inconciliable con una meticulosidad pot la escritura, ya evidence en relacién con Pot-pourri. Aunque Cambacetes se refiers a su libro como “la porqueria esa que eseribi y publiqué ances de mi salida de Buenos Aires", en ta misma carta que desde Europa le dlirige a Miguel Cané registra su preocupacién por las erratas de la primera cedicidn realizada en Buenos Aires: “Como la edicién se agoc6 a los pocos dias, voy a hacer aqu una nueva. Le mandaré sobre eablas un ejemplar depurado de los errores y barbaridades que el caballero Biedma puso en mi boca, 0, mejor dicho, en am pluma’ (Cymerman, 1971). Incluso la Nuever Revives le Duero “Aires, que hace una erftica fero2 de [a novela, destaca que “el libro escd nicida- rence impreso, en excelente papel” y que “su aspecto es coqueto”.“? Una ambivalencia similar se produce con la publicacién de En la sangre, mostrando asi que el cuidado por el objeto producide puede convivir en el mismo novelis- ta, con al desprendimienco que para (a época supone entregar ese objeto a cambio de dinero. En un profesional como Gutiérrez, esto tiltimo era previsi- ble mientras sorprendia el esmero puesto en Ia edicién en volumen. A la in- vyetsa, sil ocio del amateur si implica un tiempo disponible para la correc- cién, no haria suponer, en cambio, el interés en vender los derechos de pro- piedad de la obra Bs quizis en el artéculo que anuneia las Fucuras colaboraciones de Cambaceres desde Europa, es decir el que consolida su ingreso decidido a un medio de 10 Sudedonéic, 9/1887 4 Sud-Arérica, 18/8/1887, 12 Sf“ Porpouree. Silbidos de um wage", Nueva Revise de Buenos Aires 6. ¥. 1882. ow LACONSTTTUGION DEL GENEKO comunicaci6n, donde puede enconteatse el principio explicacivo superader de la oposicién entre incerés y desincerés ‘Acabamos de hacer una nueva adquisicisn para nuestro diario. Cumplimos las promesas que figuran ch el programa y en el lema de esta hoja de publicidad: Siempre progresar.seevir del mejor modo posible al publico sin omitic ninguna cspetie de sacrificio, La tealizacin de este programa hs hecho de Sud-America al primero de los diatios dela tarde Saben nuesteos leccores, como todo Buenos Aires lo sabe, que dentro de pce daremoe en follesin la clei novela del sefior Cambaceres, que enseguida publicaremos en volumen, Saben tambien que el autor de Silbidos de wn vege farce en breve para Eurapa, Ahora bien, a empresa de este diario, ha consegui- do que el popular novelista le envie desde el viejo consinente correspondencias periddicas que serin leidas con avides como todo lo que sale de esa pluma inci- sia, suelea y arayente. El sefior Cambaceres no lleva un programa fijo para esta clase de crabajos no serd un corresponsal como algunos de La Nacién, que nos cuentan los suce sos un mes despues de llegados los periddicos que hablan de los acontecimicr tos policicas ~no nos hablara de esas cosas que no nos interesan, porque son exteais y remous: hubland sobre la ques le antoje,recogiend sus impresiones personales, que sabe transmicic con tanto celieve.*? {Cémmo explicar este contrato'en el que a primera vista Cambacefes parece des- dndar todo el camino recorrido hasta el momento y llegar a un lugar similar quel del que habia partido Guciéries? ,Cémo entender una actitud que, on conseruccién” que tealice cierto punto, puede resultar contradicroria con La“ hhasea aqui de su figura como novelista? Antes de formular una respuesta, es preciso insist en dos consideraciones. En primer lugar, hay que volver a dexe- nerse en esta instancia de consticucién del novelista, en la que se pueden obser- var todas sus propiedades en funcionamiento a la vez: se produce enronces una rensién alrededor de la figura de Cambaceres que no se resuelve atribuyendo los elementos que Ia integran ni sus acticudes a su origen social y «su condicién de rentista. Si ast fuera, Cambaceres no construiria una posicién como novelista sino que hubiera adoptado otca posicién de escritor mis previsble para alguien de su clase o mis Frecuente por entonces: por el contrario, esa tensién es un Sintoma dal desajuste que produce Cambaczres altededor de las expeccativas en posicadas. En segundo lugae, hay que poner estos incerrogances en eelaci6n con lot contactos ¢ igualaciones que produce el mercado, en este caso a través 18 “Noticias, Sad-tmeringy E. Cambaseres en Europa", SudhAmeriea, 17/8/1887, p. 1 ol: 5, dersicada mis, MOWIISTAS DEL OCHENTA, EL PROFESIONALY EL Avariuie o de la prensa, entre los dos Ginicos novelists dela década, Si para ser novelsta es precise pasar por la prensa, ese pasaje deja hues no solo en los textos y en su fecepcién sino cambién en los escrizores. En consecuencia: si la necesidad per- mitts explicar el punto de vista profesional adoptado por Guciéeree, el antojo cemerge alo largo de toda la década como un principio explicativo tanco de las actitudes de Cambaceres de comienzos de los afios de 1880 como de sus opcio- nes finales. El ancojo es el principio configurador del punto de vista amareur que adopra el novelista: motivado por él, el desinterés puede convivir con el interés, el ocio con el erabajo, Ia renta con la paga. “Hablari sobre lo que se le antuje’, dice Siad-/imuriea, porque precisamente ns ahi donde racic el princi- pio de su poética En el momento en que esté emergiendo una nueva consticucién del campo, los aparatos de distribucién y el mercado definen los procesos de profesionali- aacién mediance un repertorio de estrategias y cecursos intercambiables que provocan cruces y contactos encre [a posicién profesional y le amateur, problemacizando las propias cepresencaciones y las de la critica. Tanto es as, (que serdante rodo en la prensa que ambos escritores sean aclamados, definitiva- mente, como novelistas nacionales, Un suelto de La Patria Argentina condensa la operaciéa por lz cual Eduardo Gutiérrez, en tanto novelista y en el interior del periddico, se convierte en el primer escritor profesional de la Argentina: es hoy sin duda entre nosotros el ereador del romance popular, en el cuales fife avemujale por ou eatlo Fil y galano y por los rerun: pares de ‘maginacin siempre Feil y oueva,¥ capaz de adapta con igual porenci a toes los tomas de la narracién, Eduardo Gucidrez es un rmabajador incansable cola kena El desplazamiento que tealiza Gutiérrez entre su posicién social de origen y su posicidn de novelista ~tan peoblemético como productivo~ es una premisa del género. Le pecmice el cruce entre lo alta y lo bajo yen Iz zona de contacto, le permite escribir una novela popular que cumpla con sus postulados Fundamen- tales: el éxico masivo y el enjuiciamienco dea eritica pero, también, la denuncia de las aucoridades y el reformismo social. Con este esquema, y aprovechando todas ls variaciones dentro del género, Gutiérrez esctibe sus teinta folletines ZA quia mejor que adil cabe [a inquiccud que expresaba Zola en “El dinero y ia literacura”?: “siempre he sentido inquietud por nuestra febril produecién. Si La Puri Argentina, 20/3/1880, deseaeados mics. realmente eada escritor solo tiene un libro en el, estamos haciendo una tacea muy peligrosa, repitiende este libre hasta el infixiso, bajo

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