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TEORIAS ARQUITECTONICAS Y DISCURSO URBANISTICO De las operaciones de «embellecimiento» a la reforma global de la ciudad en el s. xvii Francisco Javier Moncltis Fraga En los sltimos afos se esté volviendo a debatir la cuestin de los iniciosy 1a naturaleza del Urbanismo modermo. Este de- bate no es independiente del que se produce ea la rellsion ut banistca actual en tomo a ls telationes entre proyeston = ‘anor punta planes globalimdores: Emel pensamieno Gquitectonico francs de la segunda tad del gio vi Ta dea EScmbelissement (ombelleimiento u ornate) ba estechs- ‘mente vinculada 8 objetvos fancionaisas a la relorma de Teta real Una rlecura del famoso Esti» de Laugler ten el quc la ciudad era entendia como cbows (como bone porque an uempo) muestra que esa concepsinsparente inte formalist essen realidad, eminentementefancnalist ‘Elarticlo analiza el desaroio yl stncado deca ideas trata de evidenca sts relacioncs con Tos cambios sstanca- ies que a pare de entonees se producen em traiciones disc plnares tan diferentes como la georafn lx meicing 0 con Iatenovacgn de pric vinculada a spolicia urbana>--ER ‘Ge conteto, padomos entender el Plan de os Arista para Pa Fe (1798397) como algo mds complejo que una composicn formalist a a qu es reduc en cits inteepretacines NO se tata de une cucstion de onginaldad historia sino de de. tocar la relevansa que te y otros =planor geométrcos- gic ‘emtonces proiferan venen somo sinfoms dei nuevo discus bani, Architectural theory and urhanistle discourse: Of sbeautfi- cations through to overall reform inthe XVII C. City. Recent years have scen a renewed interest in the beginnings of urbanism and tonal nature. Ths examination Rat much {© do ith that other as othe rlaton between dacrct urban project and overall planning in the present day-n the second Fair the XI Century. the notion of “Embelissement (or ramentation or Beautiing) went hand in hand with funto- ‘al objectives and a eform ofthe ety at large, re-reading Ot Laugier famous «Estas n which he cy held toe He $teopse (a wood and yet a pra) shows thst this idea fn point thought ot might appeae fo be formals, has within tad Cenite of funciona ‘The paper goes fo the development and importance of such iat and atemprs to tae a relation between them and Contemporary changes in thought in established disciplines {rom Geography and Medicine right on trough v0 changes in thought as tothe Best spolcins of cies inthe light ofthe foregoing, we cam now —or so the paper olds understand the lan ofthe Arts for Pars (179397) something more than a mere formal exetcae. The paper docs nt stout 10 be histrialopally orginal but rather © xalt the importance that ths plan in ston and many ot fers ouch had in thcirapeomedcalty a gre ofa altering urbanistic universe of discourse. % N el debate que desde hace algdin tiemy bene ratios del poset fensores del «plan» como formas efecti- vas de intervencién en la ciudad es frecuente el re- curso al examen de ciertos episodios de nuestro pasado urbanistico como soporte de las argumer taciones correspondientes. Sin embargo, esa his- toriografia operativa tiene caracteristicas bastante diversas € incluso contradictorias. Mientras para algunos se trata de efectuar una lectura instrumen- tal y estrictamente arquitecténica de determina- dos espacios urbanos singulares, otros se orientan hacia un andlisis més sistemdtico de las formas de Francisco Javier Monelis Fraga es Arquitecto y profesor de ‘Urbunismo e Historia Urbana en la Universidad Poitéenica se Cataluba Tema expuesto en el Concurso de Ttularidad universitaria (198611987), em la Universidad Politéenica de Cataluna. Pos {eriormente se an aadido las referencias ibliggrafieas, man tenigndose, en esencia, el texto original (1) Una reflerion metodologica nuestra sobre este tipo de intervencién urbanistica en el marco mas amplio de los estudios de historia urbana (1). Es desde estas iltimas aproximaciones donde se ha venido desarrollando un debate paralelo al an- terior sobre los inicios y la naturaleza del Urba- nismo moderno (0 del planeamiento urbano) en- tendido como actividad especifica de reflexién y de intervencién sobre la ciudad y sobre el territo- rio. Durante afios, en la historiografia arquitecté- nico-urbanistica, se habia ido repitiendo con algu- nas variantes una misma interpretaciGn sobre los origenes de la disciplina urbanistica. La idea que se habia impuesto en las visiones tradicionales era la de un proceso gradual de toma de conciencia ‘studios se encuentra en F. J. MONCLUS, J. L. OYON, «Es: pio urbano y sociedad: algunas evestiones de meétodo'en la {ftual historia urbana». en BONET CORREA, A. (ed.), UP Danita e historia urbana en el mundo hispano, Univ. Com plutense, Madrid, 1985: v. tb. «La aproximacion espacial en Tahistora utbana>. 17 Congrés d'hstor urbana del Pla de Bar- ‘elona. 1985, (en prenss) de los problemas que en Ia ciudad aparecieron como consecuencia de los procesos de industrial zaci6n, seguidos de una serie de iniciativas prota- gonizadas por el Estado 0 por diversos reforma- dores sociales en el campo de la vivienda 0 de la legislacién sanitaria, Frente a esas interpretacio nes se fueron proponiendo otras en las que el Ur- banismo era visto como un proceso mucho mas re- lacionado con determinadas circunstancias hist6- ticas y politicas. La atencién a las instituciones ur- banisticas estuvo presente en otros estudios dedi- cados a describir el desarrollo del movimiento que culmin6, a principios del siglo actual, con la cons- icidn de una disciplina y un grupo profesional especifico. La reconstruccién de los mecanismos de formacion disciplinar y de sistematizacion de conocimientos, 0 la exploracién de la naturaleza de los propios instrumentos y técnicas urbanisti- cas relacionandolos con los procesos efectivos de transformacién de la ciudad, han sido el objeto de numerosos trabajos que, desafortunadamente, son todavia poco conocidos en nuestro pais (2), La mayor parte de los trabajos que tratan de es- clarecer los procesos «iniciales» del Urbanismo se ‘ocupaban del perfodo en el que esa actividad se constituye como disciplina especifica e institucio- nalizada, es decir, de las tiltimas décadas del si- alo XIX y las primeras del XX. En los tiltimos afios. sin embargo, y siguiendo un camino anélogo ai emprendido por otras disciplinas, cada vez se tien- de mas a distinguir el momento en el que apare- cen un discurso y unas practicas «modernas» do- tadas de cierta coherencia, del posterior proceso de institucionalizacién y del establecimiento del aparato corporativo correspondiente. De este modo, en determinad historiografia se ha ido im- poniendo la hip6tesis que sia los «verdaderos» Inicios del Urbanismo moderno ya a finales del si glo XVIII. Momento en el que se observa la apa- Ficién de un nuevo saber urbano y de una voltin- tad de reforma global de Ia ciudad existente, que rompe con las ideas y procedimientos tradiciona- les de intervencién urbanistica, En las Iineas que siguen me propongo exponer una serie de argumentos que se corresponden con las hip6tesis referidas. Se trata con ello de rein- terpretar los inicios y la naturaleza de ese nucvo saber urbano, focalizando el andlisis en sus rela- ciones con la renovacin de las teorfas arquitect6- nicas sobre la ciudad, y considerando el caso fran- és por razones obvias. Procederemos para ello a examinar las caracteristicas de un proceso por el que se pasa de la remodelacion de las partes ur- banas mediante operaciones aisladas, a la re- flexién globlalizadora y a las propuestas de refor- ma general de la ciudad existente (2) Por refertnos tres diferentes dreasculturales pode- mos mencionar los abajo Gel Ito Univeriar Ar ‘hutetra a Venezia (en pertclat kn de CALABI, DMO RAGHELLO’EPICANATO. 0 TevSsor 6 AR. CUSO, F) los mis malichspinares frances azzupados en ta ews Urb (ols que colaboran en clade modo cease tal, PEROT. 5. C LEPETIT, B., FORTIER. By KON. CAYOLO. M. ei), ous anglosajones reunidos en torn a Planning Htors Group (SUTCLIFFE, Act CHERRY. G3 muchos otros). aie ‘UDA Y-TERRITORIO7®.11988 1. LAS TEORIAS ARQUITECTONICAS SOBRE LA CIUDAD EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII. LAUGIER Y PATTE En el pensamiento arquitecténico de la segun- da mitad del siglo xvi, la idea de que el «embe- Hecimiento» de la ciudad debe concebirse como uuna intervencion global que va estrechamente li- gada a la consecucisn de objetivos funcionales (hi- énicos y de circulacién fundamentalmente) se va ndo de forma rapida y progresiva. Pierre Lavedan resume asi este proceso: «En el siglo xv1 solo algunos especialistas —funda- mentalmente ingenieros militares — habfan estudia- do el problema de la ciudad y de su plano. Fuera de ellos, no se aprecian —en los escritos— preocups- ciones que puedan llamarse urbanisticas (...). A par- tir del siglo xvmi tiene lugar un verdadero descubri- miento de los problemas urbanos> (3). Efectivamente, la reflexién que se produce en la cultura arquitecténica sobre la ciudad sufre un cambio cualitativo sustancial en ese periodo his- torico. Casi toda la literatura urbanistica que apa- rece desde el Renacimiento se caracteriza por su autonomia respecto a los problemas de la ciudad existente. Las ciudades ideales propuestas por los tedricos en sus tratados no podian resultar de la remodelacién de las ciudades «reales» sino que de- bian implantarse . Laugier comienza constatando la generalizacién del gusto por los «embellecimientos», que él de- searia no se limitasen a las casas de los particula- res «debiendo extenderse a las ciudades enteras» «La mayor parte de nuestras ciudades —continda— permanecen en un estado de negligencia, de confu- sign y de desorden (...). Nuestras ciudades todavia son como eran, una masa de edificios apilados sin sistema, sin economia y sin disedi. En ninguna par- te se hace ese desorden tan seusible y tan ofensivo ‘como en Paris. El centro de esta capital no ha cam- biado pricticamente desde hace trescientos afios. Alli se puede ver todavia el mismo nimero de calles cstrechas, cortas y tortuosas en las que no hay mas que basura y suciedad, y donde el cruce de vehicu- los produce congestiones a cada instante» (6) Laugier se refiere a tres elementos fundamen- tales de los cuales depende la «belleza» de la ciu- dad: las entradas, las calles y los edificios. Las pri- ‘meras deben ser «libres y espaciosas», «su ntime- ro en proporcién al tamafio» y estar ssuficiente- ‘mente decoradas». Hay que efectuar plantacion de arboles pero, sobre todo, se trata de multipli car Jos caminos de acceso, ensancharlos, etc, pro- Jongéndolos incluso en el interior de la ciudad. At ha- blar de la disposiciin de las calles se sefiala que éstas (@, LAUGIER, M. A.: Essai sur PArchiteture (1753), Bruselas, 1979, p. 30, G) lbid, p21. (8) Ibid p. 222 (9) Ibid. pp. 223-224, «no podrén hacer la comunicacién ficil y cémoda, Sino son suficientemente numerosas como para evi tar los grandes rodeos, anchas como para prevenir I ermpet ome caeon pelea as viar el recorrida» (7) Precisamente lo contrario de lo que era comin entonces en las grandes ciudades. En particular el caso de Parfs del que se comenta la escasez y la mala disposicidn de sus calles. ‘Antes de ocuparse de los edificios, Laugier enuncia su propuesta te6rica de ordenacién de la ciudad ‘ (8). Laugier continda describiendo su modelo ideal de parque que es también modelo de ciudad: , pudiéndose adoptar en todo caso algunas formas (hexdgono u octégono) que permitieran una mejor comunicacion de sus barrios para que la policfa se pudiera ejercer més facilmente>. Pero lo esencial es que haya paseos de ronda (cuatro hileras de arboles delimitando una ave- nida para coches y dos para pascos»). que todos los accesos sean faciles, que més alld de esas ron- das y separados por ellas de la ciudad, se dispon- gan los suburbios en los cuales se emplazan los ofi- ios molestos, los hospitales, los cementerios (19). El predominio de las preocupaciones utilitarias es ‘manifiesto, por otro lado, en la meticulosidad con la que se discuten los problemas de la calle con- siderada como parte de la red viaria que plantea problemas de circulacidn y de higiene, ademas de los problemas estéticos. Después de examinar las ventajas e inconvenientes de las calles de diversas ciudades (con o sin pérticos, aceras, etc.), Patte propone una solucién, ilustrada con planta y sec- ion de la calle ideal. En tres notables laminas se determinan las caracteristicas de la misma, deli- mitando la calzada central de los arroyos peato- nales protegidos por pilones de piedra, se definen las alturas, el perfil de Ia calzada, la disposicin de las cloacas, las fuentes, etc. ‘Aunque no 'se puede decir que Patte utilice ex- plicitamente las analogias orgénico-médicas que poco més tarde serdn tan frecuentes en ¢l discur- So urbanistico, en su argumentacién esta implicita tuna concepcidn patologica de la ciudad. En nu- (16) PATTE, P. Louis XV, Paris, 1768. (17) PATTE, P.: Memoires sur les objects les plus impor tants de V architecture (1969), Ginebra, 1973 (introduccién), (18). Ibid, pp. 1-7. (19) foid pp. 8-10. Monuments élevés a ta gloire de —_———_— merosas ocasiones emplea términos propios de esta concepcidn: Asi, la accién corruptora de hos- pitales y cementerios que las aguas y el aire con sus gér- ‘menes de enfermedad y de muerte (20). Nociones que aparecen por vez primera en la reflexion de Jos arquitectos sobre la ciudad y que manifiestan un nuevo entendimiento de la misma por parte de algu- nos personajes implicados en la gestion de la misma. Como se deduce del analisis de esas dos obras, la nocién de «embellecimiento» tiene un significa: do cada vez mas ambiguo y alejado del tradici nal, Este embellecimiento ‘otal, como lo denomi- na Patte, se basa en la reforma o «rectificacin» del plano de la ciudad, operacién que debe de- sarrollarse progresivamente, en un tiempo razo- nable (21): la visi6n de conjunto y la nocién de Uutilidad directa son las condiciones basicas del em- bellecimiento. ‘Aunque ¢s cierto que el caso de Patte es excep- cional por su condicién de arquitecto-ingeniero preocupado por los problemas urbanisticos, resul- ta facil reparar en la influencia y difusion que tu- vieron las ideas anteriores examinando las partes relativas a la ciudad en otros tratados de la segun- da mitad del siglo. Por no citar sino dos de los mais conocidos y accesibles, podemos referirmos al ita- Tiano de Milizia (1781) 0 al més importante de los editados en castellano, el de Benito Bails, De la Arquitectura civil (1783). Las principales afirma- ciones de Laugier o de Patte estén alli presentes, ‘cuando no constituyen un plagio evidente, si bien : é en ambos se pueden encontrar algunos desarrollos Plan ded de un crue de calle (P.Pate, Memes... Eran! ‘ lle. } Perfil de una calle (P. Pate, Memoires... 1769) (20) Tod, pp. 38 y ss 2) Boia, pp. 28 y 6. a Dab Y-TERRITORIO 7.1950 : 2. LA RENOVACION GENERAL DE LAS IDEAS Y REPRESENTACIONES DE LA CIUDAD EN OTRAS ‘TRADICIONES DISCIPLINARES La visién de conjunto y el entendimiento fun- cional y utilitario de la ciudad no son, en modo al- guno, un producto exclusivo de la reflexién de los arquitectos sobre los problemas urbanos. Una se- rie de estudios realizados en los tiltimos afios han puesto de manifiesto que, paralelamente al cami- no recorrido por aquéllos, se produce una reno- vacién general de las ideas de ciudad en contex- tos culturales y tradiciones técnicas de naturaleza muy diversa. Esta renovacién conceptual va uni da a un proceso de cobjetivacién» del espacio ur- bano a partir, sobre todo, de la segunda mitad del siglo XVItt. Desde entonces la ciudad se convierte en objeto de anilisis, de descripcion y de medi- cién exhaustiva. La proliferacion de reconoci- mientos geograficos, médicos o administrativos es una prueba de ello. Podemos hacer referencia, en primer lugar, ala visidn de Ios gedgrafos y al significado de las re- presentaciones cartograficas. Analizando las des- eripionesefeetuadas por los gedgrafos se obscr- va un cambio sustancial en el periodo seftalado, En los textos del siglo XVI, los diccionarios geo- {grificos insistian en una serie de elementos: la an- tigtiedad de Ia ciudad, su historia, la entidad de sus murallas o la etimologia de su nombre. A fi- nales del siglo XViN, la importancia de la ciudad viene referida ya a otras variables. Cada vez se concede més espacio a la estructura de la pobla- Cdn, a los datos econdmicos (el comercio, 1as ma- nufacturas...) y a la funcién de la ciudad. En la li- teratura geografica se establece as{ una clara re- lacién entre actividad econémica y desarrollo ur- ano. El fendmeno urbano se entiende, en las des- cripciones de finales de siglo, en términos esen- lmente funcionales. Es por ello que algunos au- tores han visto, en este periodo, el paso de una geografia y de «infeccién»: mercados, cementerios, hospitales, mataderos, cloacas barrios densificados, etc. Hasta los descubrimien- tos de Koch y de Pasteur a finales del siglo xIx, (25) FORTIER, B. «Espace et planifcation urbaine (1760-1820), en AA... Prende la vile, Patt, 1977. (26) FOUCAULT, M): KRIEGEL, B. B.; THALAMY, A. BEGUIN, F FORTIER, B.: Les machines d guerir, Bru Selas, 1979. Una acertada sintesisen castellano sobre cl tema Aunque centrada ya en el siglo siguente, puede verse en L. el pensamiento de este «neohipocratismo» se re- sume en la valorizacién de la circulacién del aire: «si Ia inmovilidad descompone, tado lo que es mo- vimiento, circulacién, es sano» (26), La consecuencia l6gica de ese nuevo paradigma fue la proliferacion de descripciones fisicas de las ciudades mediante las topografias médicas prime- ro y, mas tarde, a través de las encuestas sobre los focos de epidemias, los balances de mortalidad en cada drea urbana, etc. Paralelamente, el desarro- lo del discurso higienista se correspondié con un notable fomento de las politicas de reforma urba- nna: para hacer circular el aire se reclamaban ca- Iles anchas y rectas, grandes plazas y arbolado, adecuados sistemas de alcantarillado y de limpi za de las calles, pavimentacién de las mismas para facilitar su drenaje, etc. Por otro lado, la obsesion por aislar los focos de infecciones favoreci6 enor- memente la politica de construccién de edificios especificos para aquellas funciones que se_consi- deraban como fuentes de corrupcisn del aire: no solamente se construyeron mas y se renov6 nota- blemente Ia estructura arquitectonica de los mis- ‘mos, sino que los nuevos mataderos, cArceles, hos- pitales, cementerios, etc., se implantaron en luga- res cada vez més periféricos. Como, ademés, tam- bién existia una preocupacién paraiela por el per- feccionamiento del control socal de la poblagn, no debe extrariar el desarrollo de estas arquitec™ turas «cerradas» junto a los nuevos programas de edificios utilitarios (27). De Ta importancia que adquieren los nuevos principios es una buena muestra el diseno y em- plazamiento del Hospital central de Paris, que es objeto entonces (1774) de un concurso que susci- ta grandes debates entre médicos y arquitectos. Proyecto de Hospital de A. Peis (1774) URTEAGA, «Miseria, miasmas y microbios. Las topogrates sédicas yo estado del medio ambiente en el siglo XX", Geo ntica, 29,1980. (7) ETLIN, R.: «Lair dans Purbanisme des lumigres-, Dis-huitiome stele, 9, 1977 Las soluciones presentadas manifiestan esa volun- tad —que se afirmard en las tiltimas décadas del siglo— de buscar los medios de curacién en la mis- ma disposicién de los edificios. Las formas radio- céntricas propuestas por algunos arquitectos res- ponden, en gran medida, a la preocupacién casi Obsesiva por la renovacidn y circulacion del aire. Se trata de hacer de los hospitales verdaderas ‘méquinas de curar», segiin una célebre expresion de la época. Por otto lado, el hospital puede ver- se como una «ciudad higiénica> en miniatura. Si el diserio adecuado del espacio hospitalario es ca- paz de asegurar un mayor control de la salud, la mejora sanitaria de la ciudad en general sera con- secuencia de una reforma del espacio urbano. Esta convergencia entre espacio hospitalario y espacio urbano es patente en el discurso de las topogra- fias médicas y en las indicaciones urbanisticas de los médicos

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