You are on page 1of 57
(i e = . Los pisepesos L Introduccién La tltima palabra de la experiencia analitica no se conjuga en tere minos de Complejo de Edipo y complejo de castracién. Es necesario, para pensar tanto la teorfa como la prdctica del anilisis, localizar | que corresponde en el sujeto a su relacin.con el goce, que est ma alld de lo que puede organizar el significado paterno en relacidn a Ja posicién subjetiva. Ese mas alld del Edipoyse concreta ya avanzada la ensefianza de Lacan, en 1970, en el Seminario XVII. En dicho seminario realiza un doble movimiento, humilde e irdni- co ala vez. Tiene, por un lado, la humildad de colocar al discurso anal{tico junto a otros discursos. Ya no es una regién del saber, confi- gurando un supuesto universd, que pudiese ser considerada como un continente aparte. Por el contrario, entra en relaci6n estructural, sin- crénica, con otros tres discursos: el def aro, el universitario y el his- térico. Gesto de humildad pues a partir de este momento el psicoané- lisis debe estar consagrado a pensarse en [a relacién con los demas discursos, Io cual constituye un verdadero desaffo politico. Pero a la vez, hay que destacar la ironfa que entrafia el hecho de colocar en la sincronfa estructural discursiva al psicoanilisis. Pues si bien los efec- tos masivos del discurso del amo, del discurso universitario y del dis- curso histérico —siendo este tiltimo uno de los nombres de! malestar— 156 LACAN: ‘IDE ER son evidentes, no se puede sostener lo mismo respecto del discurso analftico; de allf que digamos que tal elevacién de las aspiraciones del discurso analftico a-incidir en la légica colectiva junto a los demas discursos merece el calificativo de gesto irdnico. Ironfa que conduce a considerar al psicoanalista ya no como un hombre entre los otros pero que conoce bien el dominio de su profesién (esta es la posicién 3 que Freud asigna al psicoanalista) sino que Lacan introduce otro ran- go de exigencias para caracterizar dicha posicién. Si bien podrfamos llegar a decir que en cualquier estructura social t hay inconsciente, no podrfamos sin embargo asegurar que en cual- j oe quier estructura social pueda llegar a darse el discurso analftico. | Hay estructuras sociales que pueden darle ese lugar, mientras que hay otras que por su propia configuracién no posibilitan que en su | juego discursivo tenga cabida el discurso psicoanalitico. Es mas, pue- de decirse que, en la medida en que el psicoanilisis es el envés del discurso del amo, hay épocas que dan lugar a la existencia del discur- so analitico. Hay un discurso, el discurso capitalista, verdadera per- version del discurso del amo, que constituye un estallido de todos los\ ¥ lazos sociales por imposibilitar o destruir la dialéctica en que se fun. dan. Se impone preguntarse...jhasta dénde puede existir el psicoand- lisis bajo las actuales formas del discurso capitalista? Si se acepta que nuestra época es la de la produccién cientifico-~ técnica, cabe preguntarse cudl es el lugar que el psicoandlisis ocupa en la misma, y si dicho lugar coincide con el que deberia ocupar. o eo v | ee U. Del discurso Discurso es un término que en un sentido general designa la for- ma en que se producen determinados enunciados efectivos y sus con- secuencias. Asi se habla del discurso médico, politico, cientffico, et= Cétera. Pero aclaremos que Lacan habla de discurso en un sentido mas fundamental. En primer lugar como discurso sin palabras, 0 sea un ar- maz6n o estructura que implica lugares y términos, y que es la matriz | NE a fae cualquier acto en que se tome la palabra. El significante es la causa del discurso, ya que es en la captura que el significante ejerce sobre {td en juego, eee wae wee aeae eee eee eee eee eee eee eee LOS DISCURSOS Ve los seres hablantes en donde se establecen las operaciones mfnimas que hacen posible un discurso. El discurso, en tanto lazo social, se so- +“ Se orta en el lenguaje. Si el inconsciente estd estructurado como un len- guaje, el discurso es el armaz6n fundamental que hace posible que ca- da uno encuenire la necesaria barrera al goce para constituir el lazo social. El discurso es el modo en que cada uno habita en el lenguaje es No existe el lazo social fuera de los discursos, porque el sujeto y el Otro no disponen de ningtin medio que establezca su vinculo en el lenguaje. Si la psicosis estd fuera del discurso, es porque precisamen- te indica un modo especffico de relacién entre el sujeto y el Otro. En las psicosis, el sujeto y el lugar del Otro, si bien se encuentran en e' Jenguaje, a la vez se hallan por fuera de los pactos y barreras que in- troduse Ta funcidn del discurso. Desde esta perspectiva, otro caso de particular relaci6n entre e] sujeto y el Otro, en el lenguaje y fuera del discurso, lo constituye cierto tipo de escrituras, escrituras que sin es- tablecer un discurso, un lazo social, Constituyen un intento de estable- cer una barrera simbdlica al goce. En la estructura que Lacan presenta de los cuatro discursos, en su correspondiente designacién, aparecen los nombres de histérico, universitario, amo y psicoanalitico. En sentido estricto, no se puede asimilar répidamente el discurso asf definido a lo que es la ciencia o la técnica. Nos vemos obligados, por lo tanto, a afrontar la cuestién de la racionalidad cientffico-técnica, en relacién con los cuatro dis- cursos. De entrada haremos una caracterizacién fundamental: estos dis- cursos rotan de manera no permutativa (funcionan como un grupo de Klein, progresando y regresando como las agujas del reloj), de lo cual se desprende que por un lado se diferencian de un modo radical, y por otro ninguno en particular puede asumir la eliminacién de los dems. Serfa posible entonces, a pesar de las diferencias entre los cuatro, pensar en una inteligencia fundamental entre ellos, que pro- vendria de su cardcter necesario a Ja estructura del inconsciente. Cuatro formas de hacer lazo social wales eli te ese Pero esto es asf desde un punto de vista exclusivamente estructu- 158 LACAN: HEIDEGGER ral, porque no se puede obviar que, por otra parte, estos discursos po- : seen modos de surgimiento histérico, con todo lo que esto supone de hee encrucijada y conflicto. UL. Estructura del discurso ario ahora efectuar un 1 tecorrido por la estructura del dis- movimiento se realiza en torno aun saber que jams llega a alojarse et ellugar de la verdad. Esta afirmacién Jevanta de inmediato una obje- ‘Cién: jacaso en el discurso de Ja ciencia no est4 en juego la verdad? ,Y el saber que produce la ciencia?, ,no guarda, en consecuencia, ninguna relacién con la verdad? La diferencia entre la verdad como causa mate- a fiaLy la verdad como causa formal quedé fempranamente apuntada en a de Lacan. Es bien conocido su desarrollo de la causalidad en el seminario sobre La Ciencia y la Verdad, en el cual retoma la opo- sicién fundamental de la concepcién aristotélica, la de hyle-morphé. Muchos afios después produjo los matemas del discurso. Cuatro letras ($, a, Si, S2), dos barras y cinco rayas constituyen la estructura ra del discurso curso y permiten n diferenciar sus cuatro modalidades (amo, ps stérico, universitario). Las dos barras horizoncales separan cuatréglugares) y y las cinco ra- Ee gee er — yas (vectores) establecen las conexiones posibles entre los mismos y SS eo ———— ea 3 cH) Ml Verna cone. ; CAvgd MATE RIDL eee Ne ee ae ee eee LOS DISCURSOS 159 leterminaciones. Esta caracterizacién es la mas ajus- tada que produjo Lacan, y es, a la vez, la tiltimia precisién en relacién a la férmula del discurso, la cual fue sufriendo pequefias variaciones desde su acufiacion. El dfa 9 de enero de 1973 (Seminario XX) tras expresar Jo ante- rior, siguid diciendo: “Las tayas enlazan cada una de las letras dos a dos. Como hay cuatro letras, debfa “haber seis tayas. Pero una raya falta”. Surge de inmediat 0 la pregunta: ,Por qué falta una raya? ,Cual es la razon de estructura para para que falte una raya en Ja férmula del dis- curso? Para responder, es necesario dirigirse al Seminario del afio ante- tior, EI saber del analista. En la sesién del 3 de febrero de 1972 La- can deduce los cuatro lugares del discurso de los cuatro vértices de un tetraedro. A partir de esta figura realiza varias operaciones —orienta- cin, restriccién de la orientacién, supresién de un vector, abatimiento sobre el plano, torsién de Ja estructura— hasta obtener finalmente la f6rmula conocida. a, El tetraedro. Un tetraedro es un cuerpo formado por cuatro tridngulos equilate- ros empalmados de tal modo que constituyen un yolumen. Las cuatro caras triangulares determinan cuatro vértices y seis aristas. 1 ToroLoca 160 LACAN:HEIDEGGER » Bl] tetraedro es un poliedro simple. Un poliedro se dice simple si ‘se lo puede deformar de manera continua, convirtiéndolo en la super- ficie de una esfera. Hay cinco poliedros simples que son regulares: el tetraedro, el cubo, el octaedro, el dodecaedro y el icosaedro. Son lla- mados cuerpos platénicos, pues en el didlogo Timeo se da la génesis del mundo a partir de estas cinco figuras perfectas. En tanto los cinco poliedros regulares remiten a la esfera, ésta es considerada en topolo- gfa como un poliedro. Esta equivalencia entre los poliedros y la esfera es un homeomorfismo. Dos figuras son homeomorfas cuando se pue- de pasar de una a otra por medio de un homeomorfismo, es decir, si existe entre ellas una correspondencia biunivoca y bicontinua. Deformacién de un tetraedro en una esfera. Los poliedros regulares son figuras métricas y proyectivamente distintas, pero topolégicamente equivalentes, remitiendo todos ala -fera. Cada uno de estos cinco poliedros esta compuesto por diversos ntimeros de poligonos iguales. Ya se ha dicho que el tetraedro se com- pone de cuatro tridngulos equildteros iguales, mientras que el octae- dro esté compuesto por ocho y el icosaedro por yeinte tridngulos equilateros iguales. Por su parte, seis cuadrados iguales conforman un cubo, y doce pentégonos iguales constituyen el dodecaedro. a le LOS DISCURSOS 161 Lacan no importa estructuras sin someterlas a las modificaciones impuestas por su nuevo empleo, marcando nitidamente la diferencia con su campo de origen. El tetraedro queda desfigurado hasta tornarlo itreconocible cuando se vale de ¢1 para proporcionar la estructura del discurso. No resulta abusivo denominar a ese tipo de operaciones profun- damente alteradoras con el nombre genérico de “‘castracién”. En el caso del tetraedro, las transformaciones a que dicho volumen es so- metido no son otra cosa que su castracién, término especialmente jus- tificado en este caso, como se verd a continuacién. b. Orientacién de un tetraedro. La superficie de un tetraedro ABCD por ser bildtera es orientable. Se puede dibujar una circunferencia o una flecha redonda en el inte- rior de una de las caras del tetraedro, por ejemplo en el triangulo ABD. Se hace lo mismo con las demés caras del tetraedro. D 8B Cada arista comtin a dos caras recibird dos sentidos opuestos, uno para una cara y otro para la otra (segtin la regla de las aristas de Mée- bius).En otros términos, una superficie poliédrica es orientable si es 162 LACAN: HEIDEGGER posible fijar sobre cada cara un sentido de Tecorrido ial que cada aris- ta comiin a dos caras reciba dos sentidos opuestos de recorrido: el uno para una cara y el otro para la otra. Asi como el tetraedro, por ser una superficie bildtera, es orientable, se puede demostrar que una banda de Méebius, por ser unilétera, al proceder a dividir poligonalmente su superticie para efectuar su orientacién, ésta es imposible pues habra una arista sobre la cual los dos vectores trazados realicen el recorrido en el mismo sentido: Ja banda de Méebius es no orientable. Si tomamos un vértice cualquiera del tetraedro y Io Hevamos al plano, veremos que se obtiene la siguiente figura, en la cual se com- prueba que a dicho vértice llegan tres vectores y que del mismo salen tres vectores, siempre respetando la tegla de las aristas mencionadas. Se c. Restricciones de la orientacién, Para llegar hasta la formula del discurso, lo que Lacan denomina “ménada”, comienza por imponer dos restricciones a la orientacion del tetraedro. La primera restriccién estipula que a cada uno de los cuatro vértices del tetraedro no pueden ni converger ni diverger tres vectores, que por otra parte, es justamente el resultado de Ja orienta- cién del poliedro, tal cual acabamos de comentar. La segunda restric- cidn limita el ntimero de vectores a la mitad (a cada vértice sdlo pue- den llegar y partir de él tres vectores en lugar de seis-), Como resultado de estas restricciones Lacan obtiene la siguiente reparticién de vectores respecto de los cuatro vértices: LOS DISCURSOS 163 2 vectores que llegan - 1 vector que parte 2 vectores que llegan - 1 vector que parte 1 vector que llega - 2 vectores que parten 1 vector que Hega - 2 vectores que parten Si ahora se traslada al plano lo obtenido tendremos la estructura de base del “‘cuadrfpodo” lacaniano: Teniendo ya los cuatro lugares esenciales a la estructura del dis- curso, resultard del hecho mismo de asignarles el nombre de cada fun- jl cidn, una nueva operacién que dard forma a la estructura definitiva. A esos cuatro lugares que constituyen el soporte estructural del discurso, Lacan les asigné dos denominaciones sucesivas y diferen- tes. Sia los lugares del piso superior, conocidos en la primera formu- lacién como los del agente y el otro del discurso, los nombramos con las funciones del semblante y de] goce respectivamente, y al lugar de la produccidn se lo renombra como plus-de-goce, notamos que hay un lugar.gue conserva el nombre de la primera nomenclatura: la ver- dad. agente = otro semblante —> goce...! verdad produccién verdad plus-de-goce Seminario XVI El saber del analista —— pelea nAY's ee plonod mpi Conrernduen whe aio Wire J , too Lumiles tle COMR Lima) ‘ 7 ¢De dénde parte el psicoandlisis? Anna Aromi ( 1. La Conversacién de los imposibles «Nosotros continuamos una conversacién -la del psicoandlisis y Ja pedagogia— iniciada por Freud» de esta manera empezaba una conferencia de Hebe Tizio en 1995,' que resultaria inaugural para la actualizacion de esta conversacién entre dos disciplinas imposibles en la que nos inscribimos. i ~ Si para Freud hay tres profesiones imposibles —gobernar, educar, psicoanalizar~ es porque existe algo que no se obtiene en cada una de ellas: por bien que se haga, por conocimientos que se tengan, por buena voluntad que se ponga, el resultado que se alcanza nunca re- sulta completamente satisfactorio. Algo de la satisfaccién no se al- canza. Ese imposible tiene su causa en el hecho de que el ser ha- blante no es totalmente gobernable, ni totalmente educable, ni totalmente psicoanalizable..Por eso resulta imprescindible plantear- se la cuestion de Jos} limit esien cada una de estas disciplinas, porque los limites de lo.que se puede, se debe—o no- satisfacer en ellas con- cierne a ese imposible. Estg explica cierta solidaridad (ciert: impatia)(en el Sado eae imposible; y puede animara los profesionales a poner en comin las as que han. encontrado para hacer con Jo imposible de su pro- € - / ; * On VOR Pacy CONnELAL Cla Conversacion) es el nombre que recibe el dispositivo que se utiliza en el Campo freudiano para debatir en el regisiro clinico cuando se busca dar el maximo juego a la reflexidn, al comentario, a las preguntas y no a la escucha pasiva. El dispositivo de la Con- versacién tiene reglas de organizacidn, simples y precisas, en las que no cabe entrar aquf, mientras que si interesa en cambio recoger una observacion deWacques- Jain Mille? al respecto: «Una Conver- saciOn es una suerte de asociacién libre, si es exitosa. La asociacién libre puede ser colectivizada en la medida que no somos duefios de los los significantes. Un significante llama a otro significante, no es tan importante quién lo produce en un momento dado. Si confiamos en la cadena significante varios participan en lo mismo, Por lo menos Tes la ficcién de la Conversacién: producir -no una enunciacién co- | lectiva~ sino una «asociacién libre» colectivizada, de la cual espera- | mos un cierto efecto de saber. Cuando las cosas pasan bien los sig- | nificantes de otros me dan ideas, me ayudan y, finalmente, resulta -a veces~ algo nuevo, un Angulo nuevo, perspectivas inéditas».? El «no ser duefio de los significantes» es uno de los nombres del imposible propio del psicoanilisis, a la vez que da la clave para ha- { cer algo con ello. Se trata de hacer funcionar una ficcién. La con- | versacion es una fi ficcion operativa al servicio de producir un paso, | algo nuevo en el saber, "Por eso la Conversacién es un modo de tratar lo imposible o, para decirlo de otro modo, el hecho de que haya un imposible pro- diice un Ilamado, un empuje, a la Conversacién. Lo imposible em- pujando a conversar, a preguntar, a intercambiar con otros. Entonces se trata de las aportaciones del psicoanilisis en su con- versacién con la pedagogia. = OPIC+( UO Se trata de plantear qué puede aportar el psicoanilisis en este i momento histérico, sobre todo a los profesionales de las disciplinas | encargadas tradicionalmente de la tarea de civilizacién de las nué- ! vas generaciones, Para ello se han seleccionado cinco puntos cuyos titulos‘incluyen un lado de problemas y otro de solucionés porque muchas veces el problema lleva incorporada la solucién si-se e sabe tomarlo de la buena manera, ‘

You might also like