cscaparon juntos de Freddy’s. Ahora, al verle la cara tan
ddemacrada,sinti6 una purnzada de miedo.
—Seiior Burke..., digo, Clay. Qué haces por aqui?
—Charlieygtienes un minuto?
Se le aceler6 el pulso.
{Le pas6 algoa Carlton? —pregunts de repente.
No, estd bien le aseguré Burke—. Ven conmigo.
No te preocupes porlas clases, te haré un justificante. reo
que al menos eso s{esalgo que podemos hacer los agentes
de laley.
Clay le guifé el ojo, pero Charlie no sonrié. Algo an-
daba mal.
Ella baj6 con él las esealeras. Cuando se alejaron unos
metros del edifcio, Burke se detuvo y la mir6 a los ojos,
como si buseara algo.
Charlie, encontramos un cuerpo —dijo—. Quiero
aque leeches un vistazo.
—1Quieres que yo le eche un vistazo?
—Necesito que lo veas.
«Yo?» Charlie dijo lo tnico que podia decir.
—,Por qué? ;Tiene algo que ver con Freddy's?
—No quiero decirte nada hasta que lo veas —respon-
id Burke,
‘Burke comenzé a andar'y Charlie se apresuré para se-
‘guir sus pasos. Lo siguis hasta el estacionamienmto que
habia afuera de la entrada principal y entréen el coche sin
cruzar palabra. Charlie se acomodé en el asiento. Una ex-
traiiasensacin de pénico se revolvia en su interior. Clay
Burke a miré y ella le hizo un gesto firme con la cabe~
za, Burke arraneé y juntos se dirigieron a Hurricane.
DOS
— Beno, re gustan las clases? —pregurits Clay Burke
con tono alegre.
Charlie le lan26 una mirada srciticn
Bueno és eel primer asesinato del trimestre asf
aque todo va bien:
Burke no respondid. Al parecer era consciente de que
cualquier intento de calmat los énimos estaba destinado
a facaat Charli po a ventana. A menudo pensaba
en egresar ala casa de ou padre pero cada vez que le vena
ala mente el recuerdo de ese gat lo eprimia cast con
violencia lo empujabua un rincénde su mente lo djaba
all empolvandose. En este momento, ego se revolvia en
‘ering polvoriento y temia que no ibaa ser capaz de
mantenerl all durante mucho més tempo.
—Comisasi Burke... Clay —dijo Charlie —, .Cémo
cestéCarton?
‘Clay Buske soni
—Muy bien Intentéconvencerlo de que no se fuera
estudiar muy lejos peo él y Betty insstieron. Ahora est
en In costa este estudiando Artes Escinicas.
—zArtes Esoinicest —Charle alpen spropla
sorpresa
33—Bueno, siempre ha sido un bromista —dijo Clay—
Me parecié que tenfa mucho sentido que decidiera estu-
diar teatro.
Charlie sonris
—zAlguna vez...?
Volvié a mirar por la ventana
—1Alguna ver hablé de lo ocurrido? —pregunt6 mi-
rando hacia afuera
Veia la cara de Clay reflejada en la ventana, ligera-
‘mente distorsionada,
—Carlton habla mas con su: madre que conmigo —res-
pondi sin rodeos.
Charlie esper6 a que continuara, pero se qued6 en si-
lencio. Aunque Charlie y Jessica vivian juntas, desde el
principio establecieron el pacto implicito de no hablar de
Freddy's al menos no en detalle. No sabia sa Jessica tam-
bign la consumian los recuerdos como a ella. Podria ser que
Jessica también tuviera pesadillas
ero Charlie y Clay no tenfan ese pacto. Charlie tomé
pequetias bocanadas de aire, mientras esperaba a ver qué
més le contaria su interlocutor.
—Creo que Cerlton sofiaba con ello —dijo Clay al fin—.
A veces, por las maiianas, bajabaala cocina con cara de no
haber dormido en una semana, pero nunca me dijo qué le
pasaba
—2Y ti? :Piensas en ello? —Charlie se estaba pasando
de la raya, pero a Clay no parecia molestarle.
—Intento evitarlo —dijo muy serio—. ;Sabes, Char
lie? Cuando ocurren cosas terrbles, se pueden tomar dos
caminos: pasar pégina o dejar que te consuman.
Charlie apreté los dientes.
—No soy mi padre —dijo,
Clay se arrepinti6 de sus palabras
o4
FIVE NICHTS Ar FREDDY’s. LOS OTROS ANIMATRONICOS
Lo sé, no queria deci eso. Sélo queria decir que tie-
nes que mirar hacia el futuro.
Clay dibujé una sonrisa nerviosa.
—Por supuesto, mi mujer diria que hay otra opcién:
procesar las cosas terribles que pasan y aceptarlas. Es pro-
bable que tenga razén.
—Es probable —dijo Charlie, distraida.
=1¥ ti qué? {Como estés, Charlie? —pregunts Clay
Era la pregunta que précticamente habia estado pi-
diendo a gritos, pero no sabia cmo contestarl
—Suetio con ello, creo —susurré.
—{Crees? —pregunté él con tacto—. Qué tipo de
sueios tienes?
Charlie volvié a mirar por la ventana. Sentia un peso
cen l pecho. «{ Qué tipo de sueios?»
Pesadillas, pero no de Freddy's. «Una sombra en la
puerta del armario de los disfraces en el que jugibamos.
Sammy no la ve; estéjugando con su camién. Pero yo
miro hacia arriba, La sombra tiene ojos. Entonces todo se
‘mueve: los ganchos se agitan y los disfraces se balancean.
Un camién de juguete se eae con estrépito al suelo. Me
quedo sol. Elaire est vicado, se me acaba el aire. Me cuesta
respirar y me voy a morir ast, sola, en la oscuridad. Golpeo
Ja pared del armario para pedir ayuda, Sé que él esté alli,
al otro lado, pero no responde a mis gritos cuando em-
piezo a dar bocanadas en un intento desesperado por to-
tar aire. No se ve nada, esté demasiado oscuro, pero sun
s€ que estoy empezando a verlo todo negro y que se
me para el corazén: cada latido me mata de dolor mientras
intento gritar su nombre una vex mas.»
— Charlie?
Clay habia parado el coche @ un lado de la earretera
sin que ella se diera cuenta. Ahora la observaba con st
3spenetrante mirade de detective. Ella lo miré un segundo y
pens6 en cmo respondera su pregunta. Se oblig6 a sonreit.
—Me he centrado principalmente en las clases —dijo
entonces.
Clay sonri6 con los labios, pero no con la mirada, Es-
taba preocupado. «Esté pensando que ojalé no me hubiera
traido>, pens6 Charlie.
Clay abrié la puerta, pero no sali del coche. A medida
aque avanzaban, se iba haciendo de noche y ya casi ha-
bia anochecido por completo. Las intermitentes seguian
cencendidas e iluminaban de amarillo el camino de tierra
Charlie lo miré wn momento, hipnotizada. Se sentfa como
si nunca fuera a volver a moverse, como si fuera a que-
darse para siempre ahi sentada, mirando el interminable y
caleulado parpadeo de la huz-Clay apagé las intermitentes
Charlie pestaie6, como si se hubiera roto un hechizo. Se
cenderez6 en el asiento y se quit6 el cinturdn de seguridad.
—Charlie—dijo Clay sin mirara directamente—. Siento
pedirtelo, pero eres la tinica persona que puede decirme si
esto es lo que creo que es.
—De acuerdo —respondié ella, que de repente estaba
alerta.
Cay dio un suspiroy salié del coche. Charlie lo siguis
de cerca. Habfa una valla de alambre de pias paralela
aa carretera y en el prado que cercabe la valla pastaban.
Jas vacas. Ahi estaban, rumiando y con la mirada perdida
de esa forma tan caracteristica. Clay levant6 el alambre y
Charlie pas6 con cuidado.«jCuséndo me puse la vacuna del
tétanos por dlkima vez?», se pregunts cuando el alambre
se le qued6 enganchado por un momento en la camiseta
Nole hizo falta preguntar donde estaba el cuerpo. Ha-
bia un foco y una valla improvisada con cinta atada a unos
postes clavados en el suelo, Charlie se qued6 alli de pe,
36
HVE NICHTS AT FHEDDY’s. Los OTROS ANIMMATRONICOS
mientras Burke saltaba la valla detris de ella, después los
dos reconocieron el terreno,
Elprado era llano y la hiesba cortay desigual,aplastada
dia tras dia por decenas de pezuiias. Un érbol solitario se
enguiaa algunos metros dela escena del crimen. A Charlie
le parecié un roble. Sus ramas,largos y antiguas, estaban,
cargadas de hojas. Habia algo extrafio en el aire; junto al
olor aestiéreol de vaca a barro flotaba el intenso y meté-
lico hedor de la sangre.
Por alguna razén, Charlie volvié a mirar a las vacas.
No estaban tan tranquilas como le habian parecido antes.
Se movian de atrés hacia delante, agrupsndose. Ninguna se
acercaba al foco. Como si se sintiera observada, una de
ellas solt6 un mugido quejumbroso. Charlie oyé eémo
Clay tomaba aie con fuerza
—Tal vez deberiamos preguntarls a ellas qué sucedi6
dijo Charlie
Su voz se escuché en el silencio, Clay se aereé al foo
y Charlie lo siguié de cerca; no queria quedarse atrés.No
eran s6lo las vacas algo malo pesaba en el ambiente. No se
escucheba ningtin sonido, slo el silencio y la conmocién
que siguen ala violencia,
Clay se detuvo junto al lugar acordonado y guio a
Charlie hacia delante, sin decir nada,
Ella mir6,
Era un hombre, tumbado bocarriba en una postura ho=
rripilante, con las extremidades retorcidas de una forms
imposible. En esa luz cegadora, artificial, Ia escena parecia
tun montae; el tipo podria haber sido un mufieco. Tenia el
cuerpo teiiido de rojo, empapado de sangre; la ropa ras-
sgada, casi hecha jirones. A través de las partes rotas, a
Charlie le pareci6 ver came desgarrada, algunos huesos,
asi como otras cosas que no era capaz de identificar.
”{Qué te parece? —pregunté Clay en vor beja, como
si temiera molestarla
—Tengo que acerearme més —dijo ella
Clay pasé por encima de la cinta amarilla y Charlie
hizo lo mismo, Se agaché junto ala cabeza de la victima
y las rodillas se le empaparon de barro. Era un hombre
blanco de mediana edad, con el pelo corto y canoso. Por
suerte, tenia los ojos cerrados. El resto de su rostro estaba
relajado de una forma que casi podria confundirse con el
suefio, pero no del todo. Charlie se incliné para observar
elcuello y palidecié, pero no apart la vista
—Chatli,zestis bien? —le pregunté Clay.
Ella levant6 una mano.
Si
Hibia visto esas heridas antes; conocia las cicatrices que
dejaban. En cada lado del euello del cadaver habia un corte
curvado y profundo. sa era la causa de la muerte, que seha-
biria producido deforma instanténea, «O tal vez no.» De re-
pent, se imaginé a Dave el vigilante de Freddy’ el asesino..
Lo habia visto mori Ella misma habia activado el resorte y
habia visto el sobresalto en su mirada cuando se le clav6 en
lcuello, Lo habia visto sacudirse y agarrotarse mientras el
‘raje que llevaba disparaba puntas demetal que se leclavaban,
«en los Grganos vitales. Charlie se qued6 mirando las heri-
das del desconocido. Se agach6 y pasé un dedo por el borde
del corte que tenia en el cuello. «{ Qué estabas haciendo?»
Charlie! —exclamé Clay alarmado, y Charlie re-
tiré amano, *
Lo siento —dijo Charli, avergonzada,y se limpi¢ la
sangre de los dedos en los pantalones—. Clay, era uno de
los. El cuello. Murié como.
‘Charlie dejé de hablar. Clay habia estado alli; su hijo es-
tuvo a punto de mori de la misma manera. Pero si quello
38
VE NLonTS AF REDDY'S, LOS OTROS ANIMATROMICOS
estaba ocurriendo otra vez, le convenia saber a qué se en-
frentaba.
—Recuerdas cémo murié Dave, jverdad? —pregunts
Charlie
Clay asinti
—Es dificil de olvidar.
Clay sacudié la cabeza, esperando pacientea que Char-
lie continuara,
—Estos trajes como el traje de conejo que levabe Dave,
pueden usarse como disfraces. O pueden moverse por si
rmismos, como robots completamente funcionales.
—Claro, sélo hay que ponere el trajea un robot —dijo
Chay.
—No exactamente... Los robots siempre estin dentro
de los trajes estén hechos de partes interconectadas que
se fijan al forro con resortes. Si se quiere conseguir un
animatrénico, se acivan los resorts y las partes robéticas
se despliegan y rellenan el traje.
—Pero si hay alguien dentro cuando se sctivan los re-
sortes... —dijo Clay, atando eabos.
-—Eso es, Miles de puntas metaicas atraviesan el cuerpo.
Bueno, justo asi —dijo Charlie al fin y seal al hombre
aque yacia en el suelo.
Es dificil activar los resortes por error? —pregunt6
Ch
Depende del disfraz. Si estd bien cuidado, resulta
bastante dificil. Si esta viejo o mal diseftado, podria ocu-
ri. si noes un error...
—{Fs eso lo que ha sucedido en este caso?
Charlie titubes. Le vino de nuevo ala mente la ima-
agen de Dave, esta vez cuando estaba vivo y se descubri el
torso para mostrar sus cicatrices. Dave habia sobrevivido
tuna vez, pero la segunda acabé con él. De alguna manera,
39habia sobrevivido al despliegue de un traj, algo imposi-
ble. Pero aquello le habia dejado marcas
—Tengo que verle el pecho —dijo Charli—;Puedes
Jevantarle la camisa?
Clay asinei6 y sacé un par de guantes de plistico de la
bolsa. Se los lanzé a Charlie, pero cayeron al suelo sin que
ella se diera cuenta
—Si llego a saber que ibas a tocar el cadaver, te los
habia dado antes —