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Jacques Ranciére
Politica de la literatura
Tradvecién de
Marcelo G. Burello, Lucia Vogelfang
yJ.L. Caputo
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“raduccén: Marcelo Burl, Luca Vogelongy .L.Caputo
“Thulo onal: Petiqu deta erature
StionsGallée 2007
Liars del Zoza 2007
Buenas Ares Argetinn
Pratedin Argentina
Hee ol pesto que previene ley 1.723
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indice
Prologo de Marcelo Bureilo. 9
Politica de la literatura 15
El malentendido literario 55
La pena de muerte de Emma Bovary.
Literatura, democracia y Medicina veinnninnns 7S
En el campo de batalla
“Toistoi a literatura, la histori
Elintruso.
Politica de Mallarmé. 11
La gaya clencia de Bertolt Brecht... 9
Borges y el mal francés... 391
La verdad por la ventana,
Vordad literaria, verdad freudiana, ng
Pistoriador a teraturay el génerobogrico. 247
El poeta en el filésofo,
Mallarmé y BadiOtrensnseninsinnanni 269
Proveniencia de los textos. oe 303Politica dela literatura
‘La politica de la literatura no es la politica de los.
cscritores. No se refiere a sus compromisos persona-
Jes en las pujas politicas 0 sociales de sus respectivos
_momentos. Ni se refiere a la manera en que estos re-
presentan en sus libros las estructuras sociales, Jos
movimientos politicos o las diversas identidades. La
expresidn “politica de la literatura” implica que la lite-
ura hac polis en tano Hernia, Super
hay que preguntarse hi
tica o dedicarse en cambio a la ps
‘gue dicha pux
forma especiica dela practic
orto prctica deinida de arte de ess
Plantear asf el problema obliga a explictar los té 9,
:minos. Primero lo haré brevemente en lo que concier-
ne a la politica, Se la confunde a menudo con el ejer-
‘icio del poder y la lucha por el poder. Peso no basta
con que haya poder para que haya politica. inchuso no
basta con que haya leyes que regulan la vida colectiva,
preciso que exista a configuracion de una forma
specifica de comunidad. La politica es a constitucién
ie una esfera de experietcia espectica donde se pas-
la que ciertos abjetos son comunes y se considera
ue ciertos sujetos son eapaces de designar tales ob-
tos y de argumentar sobre su tema. Peto esta cons-
titucién no es un dato fijo, basado en una invariable6 cous een
antropol6gica. El dato sobre el que se apoya la politica
siempre es litigioso. Una eélebre formula
declara que los hombres son seres politicos porque po-
sseen la palabra que permite poner en comin lo justo
¥ lo injusto, mientras que los animales slo poseen la
¥yo7, que expresa el placer ola pena. Masla cuestién es
saber quién es apto para juzgar lo que es palabra deli-
berativa y lo que es expresién de desagrado. En cierto
sentido, toda la actividad politica es un conflicto para
decidir qué es palabra o grito, para volver a trazat las
fronteras sensibles con las que se certifica la capacidad.
politica. La Reprbtica de muestra directamente
que los artesanos no tienen tiempo de hacer otra cosa
que su trabajo: su ocupacién, su empleo del tiempo y
las capacidades que los adaptan les impiden acceder
a ese suplemento que constituye la actividad politi-
ca, Puesla politica comienza precisamente cuando ese
hecho imposible vuelve en razén, cuando es0s y esas
que no tienen el tiempo de hacer otra cosa que su traba-
jose toman ese tiempo que no poseen para probar que
sison setes parlantes, que participan de un mundo co-
‘tin, y no animales fariosos 0 doloridos. Esa distri
bbucidn y esa redistribucién de los espacios y los tiem-
pos, de los lugares y las identidades, de la palabra y
el ruido, de lo visible y lo invisible, conforman lo que
amo to de lo sensible. La actividad politica
econfigura el reparto dle Io sensible, Pone en escena
10 comiin de los objetos y de los sujetos nuevos. Hace
visible lo que era invisible, hace audibles cual sores
aquellos que no eran oidos sino como ani=
Pouca eee ”
ios mundos comunes.
“Ahora la cuestion es saber qué significa la “litera-
turaen tanto que literatura”. “Literatura” no es un tér-
mino transhistorico, que designa el conjunto de pro-
dlucciones de las artes de la palabra y Ia escritura. El
vocablo adopts tardfamente ese sentido, hoy banali-
zado. En el Ambito europeo, es recién en el siglo XIX
ue pierce su antiguo sentido de saber de los letracios
para pasar a designar el arte de escribir en si. La obra
de madame de Sta81 De la literatura considerada en sus
relaciones con las instituciones sociales, aparecida en el
ano 1800, suele ser tomada como el manifiesto de ese
‘nuevo uso, Sin embargo, muchos criticos reaccionaron
como si no se tratara mis que de un nombre sustituti-
vo, y se aplicaton, pues, a establecer una relacién en-
tre los sucesos y las corrientes politicas hist6ricamen-
te definidas y un concepto intemporal de literatura,
Otros, en cambio, quisieron tomar en cuenta la histo-
ricidad del concepto de literatura. Pero en general lo
hicieron en el marco del paradigma modernista, que
determina la modernidad artistica como la ruptura de
cada arte con la servidumbre de la representacién, que
las volvia el medio de expresién de un referente exter
no, ¥ como la concentracién sobre la materialidad que
5 &5 propia. Asfes que s¢ ha postulado a la moderni-
jad literaria como la puesta en obra de
“al ere, pata determina la rlacén entre politica
y literatura, in citerio muy problematic, que ense-18 eos Rene
guida desembocaba en un dilema: 0 bien se oponta la
“« autonomfa del lenguaje literario a un so politico en-
v-tendido como una instrumentalizacién de la literatw
1a; 0 bien se afirmaba autoritariamente una solida
dad entre la intransitividad literaria, concebida como
la afirmacién del primado materialista del significan-
te y la racionaliciad materialista de la practica revol-