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Director: Manuel J. Baquerizo Arguedas 0 los bosquimanos (Los derroteros de la ficci6n peruana) Marco social “708 que estamos acd congregados Io hacemos en fomo al problema de la palabra eserita como testi _ monio de una realidad tica y esquiva, La palabra AF esesita legs a nuestzas latitudes, con su lengua, ‘moldes socioeconémicos, con st orden social dé tipo feudal Datante la etapa de la Colonia el uso de lt palabra escri- ‘westuvo destinado a Fines especticos:administrativos eo nistcos, teligiosos. Su uso para los fines de la ficeién le esto vedado, como le estuvo vedado al hombre del Nuc- ‘yo Mundo no s6lo la escrtura, sino la leetura de obras de ficci6n, Pero si bien las colonias empobrecieron su produccién esctta, y empobrecieron las exploraciones que su desarro- Io conlleva, la metrSpoli también se Ilev6 lo suyo, Mien tras Inglaterza uplaudta a un Dickens y un Tacketay; Fran- cia aun Flaubert y un Zola; Rusia a Tolstoy y & Chejoy; los estados del norte tenfan una gama de Ficcionadores que iban desde Pos hasta Melville, pasando por Mark Twain y awithore, ‘De ese modo la lengua castellana que habia dado al mun- do a Cervantes y Lope, Quevedo y Calderén, tuvo que es egada del siglo XX para intentar equipararse a 5 con la pluma de Federico Gareia Lorca, ‘4Qué pasaba en el Pers? ,Qué pasaba en Lima enivetan. to, una Lima que desde esof tiempos se arrogé para sla representacidn de la naciGn? dle erdnicas, documentos administratives, pero ‘memorable nada. Apenas un Ricardo Palma extra que euajé en ese incierto terreno de la crdnica de- onmada por la iene de ls necesidad ficcionadora: ta tad YY as{ nos encuentra el siglo veinte. A la palabra es- crita se suma un uso mas: la denuncia social. Bste uso inaugurado seguramente por Guamén Poma, serd des rrollado por los indigenistas, por las escrtores proleta rios, con vastedad y persistencia, al extremo que por dé ‘adas se creetd a ése el tinico uso digno que la palabra cescrita podia toner, Huancayo, 03 de enero del afio 2001 Zein Zorrilla EL MUSICO, tin canvas /56 x 46 polgadas _PRECIO S/. 1.00 N° 003. ‘Seri a partir de los ais 50, con inicio del derrumbe de las socie- dades que habian venido florecien- do a lo largo del pats, que surgiré ‘una nueva clase social, que preferi- + Tlamarse asf misma Clase Media ¥¥ enestionaré los usos de La palabra escrtay descubrici su uso licto para Ja pora ficcin, Una deftnicién de la ficeién sPeso qué es fiecién? EEL término es casi auevo en estas latitudes y su esporadico uso est re- vestido de ln vaguedad. En su lugar se preflere usar el término literatura. {gece anc vcr puss rls ne Tegner porm- + Setlerogic npn aa duraumestachoue ban ios por a onan 12h Bs dito anos bo: ths cnn etonon de ae y icsint ror tine form ene asa ce ‘Sn ren mit doe. i cnc polos (Bipaslmoe e tf casera epee redo eye te i Sinn se os amos nso foo tbe se pr Sin ya coeur seaceee teste fos tompes @Digewcecntecte oe purse cx tne poco lead ince lr tS) cog Gtinond modern Las esa St go amor fo hombrs fens nr nfl de leva Sse nu oe jot Silesdeton pss ora exo Sor fing dno i an de ence dos haut fi os ‘Socios ces queson patent tonne en se por Stn: ba hans comps td an rigoen, dour ae Stesat um Capea ses forme, y inte a eo Snake aad sme qu tir sco a eSign Ese a os femal pic, stat aso eo pr {que aquejan a los pueblos ~proble- ‘es mclo it soaons cms toes arta hc Repmibeulcdseteceg ast. Coconic pbs fats pi tcgar tforarson a ates sue ‘emociones, usa diferentes lenguajes epson ost enagesion SoEior muon gu la el ‘sia ponga a su disposicién. Podriin Seite lng pe ext le tna etn ny foe to i sas Los frutos de hoy ‘Las dudas que acometen a los costeios y ls andinos de oy, nos im pelen a plantearnos una serie de pre- {guntas, desi somos andinos,o s ‘mos regionales, si somos ye perua- ‘nos o nos quedamos en lasola repre sentacién provineians. ‘Bata bisqueda de definiciones nos evar seguramente-sies que no n08 est Tlevando ya, a la adopeidn de ‘nuovos elementos cltuales, mis ade- ‘euados a los escenarios contempors- ‘eos, al rechazo de otros elementos ‘quo como la piel gastada de los sau- ‘os se seca y musre por no recomer mds [a sangre por sus vasos inti. Estamos en tnnsito permanente a set “otro, y el vivido testimonio de ese ‘simsito Son Ins Obras de Fcc. {Pero cuil camino adoptar para ‘no perderse en ese mar de informa- «i6n que hoy nos llega por todos los medios? {Qué faro seguir en esa busqueda a ese siompre cambiante sex? Como todos, también yo tengo ris fGrmulas, sé que vale para mi, pero a ustedes les puede servir para hallarsu camino. En la viilia de mis rnoches de tormento, con una nove= In bloqueada, o un personaje abor- ado, musito y trato de identifica el ceumino de Arguedas y trato de ver jque ante cada probiema téenico, también me aguarda el camino de Js bosquimanos. ,Y qué son? ‘Sabemos todos que a una edad muy temprana ese genio de la escri- ‘ura y de la autopromocién que es Mario Vargas Llosa, realiz6 ana. ie de entevists a escritores mayo- res que entonces engrosaban lo que hoy conocemos como la TradiciGn. La pregunta era nueva e insolita ea cesta latitudes: ;Qué piensa usted de Ta técnica literaria? Las respuestas son variadas; lo testimonia la recoleceién de entre~ vistas realizada por Rodriguez Rea, y va desde los que rechazan una Aproximaci6n tan frfa alas segin ellos ardientes e ingobernables fa- ‘vas de la creacién, hasta los otros ‘gue reducen Ia técnica lteraria al escribir gramdticalmente bien, Tal ver, larespuesta see acertada no les Ihabjan preguntado por la téenica de Ia fcei6n, sino solo por la Titeraria; no les habfan pedido la impresién ‘que guardalban del monstruo, sino ‘lo de uno de sus lenguajes. Por es0 resulta hoy inslita la res- puesta sencilla, y ala vez de esonan- ‘as que llegan intaces hasta el in de hoy, de aquella proporcionada por José Maria Arguedes: toda técive se ‘reduce a involucraral lect: Jnvolucrar, es decit, escribir no ‘para uno -como tanto pedante pre- tende hoy- sino humildemente po- nerse al servicio de aquello que es- poral lector, de cogerto, y con mé- fica palabras llevirnoslo a donde Jo queramos llevar. ‘Y conese lemaen su escudo, José Maria Arguedas descubrié aquello ‘que ya sabian mero y Shakespea- 1, Faulkner y nuestro olvidado Jor- ge Isaacs: que la fcci6n tabaja con las esperanzas y Jos temores de los hombres, esas dos materias antags- ficas que son los humores del alma, ¥¥ que para que esos dos monstrios 450 activen Ia ficcin trabaja escena- ros donde se encuentran escalas de ‘valores morales, con esas negacio- ‘es que amenazan sus existencias. 'Y asf trabajé en Agua, laescala de valores native, con Ia e los parones, Jas moviliz6 en pos de un recurso co- ‘min, ol agua. Esta aniess fue am pliada en Yawar Fiesta, sin caer en ‘manique(smos, perosin dspersarse en Tos tentadors isms del expertmen- talsmo que a tantosescrtores ha de- vvrado,y sigue devorando.Y sin pro- ponésseio tal vez, pero fila su ipe- tucreador traz6 el camino para los que ‘estaban por ven: toda tGeniea se Te duce a comprometr al lector. ‘Frente # un predicado tan seaci lo no faltan los gue salen en pos de postulados mis slambicados, ycaen en To que hemos tlamado el Sindco- me Bosquimano, ‘AIlé por Ios aflos sotenta cuan- do las exploraciones de los pueblos primitivos embriagaba a los estu- diosos de occidente, una expedi- ‘in occidental se instal6 en los de- siertos de Australia a estudiar la vida de los bosquimanos. Regaron de instrumentos los arbustos que les proporcionaban sombra, de cémma- as de TV lag cuevas que os prote- sfan de las tempestades, de se 15 de pisads las orilas de los ros ¥ sus abrevaderos. ‘Peco en la mista medida que los salbios de occidenteestudiaban a 1os ‘uimitivos, eran asf mismo motivo de ‘una investigaci6n de sentido invers. “Embadumados los cuerpos de ba- rro, los bosquimanos rasteaban_ las Invellas de las bolas occidentales en Ja arena nativa, husmeaban las latas ‘vaca de extrafas conservas de pes- ‘cada, rgistraban rinuciosainente los ‘movimiento de los hombres blancos. "Y uno de los movimientos carga ‘dos de misterio, de enigma, de magia, exadste. Un hombre blanco se aproxi- ‘maba a la caja negra donde coretes- ban luces de colores y con una pera cn fg mano hablabay gestculaba mi sando los clos. Ailéauiba, ante 1a ‘mirada de ese locutor de radio de onda corta, no tardaba en aparecer el pj ode plea, daba unas vuelins y deja- boa caer un bongo -el paracaidas-car- aco de galletas, conservas, quesos y came embutida. ‘A veces algun de esos envfos ert arrastado por los caprichos del viento alteitcio de los observados, que aco- ‘metian sobre olegal cesta bj la ente mirada de Ia cincia 0 dental asta que eo acab6 un dia, y Te expedicign se marché dejando tas dl s piles de basura dela civilizacin. EI pijro do plata se fue con ellos, y ‘ummbign ls alimentos. ‘Un bosquimano desesperado tomé un dfa una lata en forma de pera, Se instal6 donde se instalaba el locutor de radio, y ante una caja vacfa repetfa los gestos y ademanes que recordaba haber visto a quién iimitaba. Los otros protegion sus o08 ‘del oly elovaban la mirada, ereyer- cdo ver aparecer el pjaro de plats, ‘ya por aqut, ya por all. Similares experimentadores, fai- ‘garon durante dcadas la buena rosa ‘castellan, In Henaron de mondlogos Ineo, de jos de conieeia,de storia ‘sin trama, sin personajes, donde el personaje era el lenguaje al major estilo bosquimano, repetian formas exteciores de manifestaciones q)_culturales cuyes leyes no entendian, ‘Una imagen més para despedimos. Alguien rounid una vez lo siguientes ingredientes: viejos peines porque necesiabe plstico; borbillas de lin- tema, porque necesitaba pequeias Ices, rozos de cables eléticos por ‘equetir de conductores, unas lampa- das de arona porque ies habian dicho ‘que en ella podria hllaba el silico, y Togo de mezelar todo dentro de un cilindro vacfo de aceite, pog6 ef ofdo ‘la espera del momento en que se- ‘mefante mescolanza de elementos de- vinira en un radio de trasistres.

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