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ANTONIA MARIA TRISTA PEREZ Fundamentos para un diccionario cubano de fraseologismos En la edicién de 1970 del Diccionario de la Lengua Espanola de Ja Academia encontramos dos acepciones del término FRASEO- LOGIA: 1) Modo de ordenar las frases peculiares de cada escritor y 2) demasia de palabras, verbosidad redundante en lo escrito o hablado. En las Enmiendas y adiciones a los Diccionarios de la Acade- mia aprobadas por la corporacién de fecha abril-junio de 1973, ademas de las enmiendas a la primera y segunda acepcién aparece una nueva: conjunto de frases hechas, locuciones figuradas, meta- foras y comparaciones fijadas, modismos y refranes, existentes en una lengua, en el uso individual 0 en el de algtin grupo (Espa- fol Actual, Madrid, 1975, no. 29, p. 40). Esta nueva acepcion evidencia claramente que la Real Acade- mia se ha hecho eco del auge cobrado por esta disciplina lingiiis- tica, auge que lamentablemente no encontramos en los paises de habla hispana, ya que en ellos, el desarrollo de la frascologia es casi nulo. La estrecha colaboracién existente en la esfera de la lingiifs- tica entre nuestro pais y la Union Soviética nos permite afirmar que es Cuba el primer pafs de habla espafiola que ha comenzado, con caracter serio y profundo, el desarrollo de la fraseologia. Para esto contamos, en primer Iugar, con la rica experiencia de la URSS, que se refleja en una extraordinariamente vasta biblio+ grafia, a la que hemos tenido y tenemos acceso. No resulta Facil abrirse paso dentro de ella, ya que esa vaste- dad implica también diversidad de criterios sobre algunos aspec- tos fundamentales. Es préciso, pues, formarse una idea general de la teoria fraseolégica soviética, analizar sus divergencias y escoger la Ifmea de desarrollo que pueda parecer mas acertada. Anotamos, de paso, que no sélo en la Unién Soviética, sino tam- bién en otros paises, por ejemplo, en la Republica Democrética 250 Alemana se esta desarrollando répidamente esta esfera de la Lin- giiistica. Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, podemos decir que la fraseologfa, en el sentido que nos interesa, es la parte de la Lingiiistica que estudia los fraseologismos de una lengua en su estado actual y en su desarrollo historico, entendiendo por fraseologismos las combinaciones de palabras semanticamente no libres, que no se producen en el habla (como las estructuras sin- tacticas de forma semejante que constituyen combinaciones de palabras u oraciones), sino que se reproducen en ella manteniendo una correlacién estable entre un contenido semantico y una estruc- tura léxi matical determinada, socialmente fijada a ella. Los cambios semanticos en los significados de los componentes léxi- cos, la estabilidad y reproducibilidad son rasgos universales y distintivos del fraseologismo. Son muy numerosos los aspectos que pueden ser tratados en el estudio de la fraseologfa, lo que es comprensible si tenemos en cuenta que ésta puede ser abordada desde diferentes puntos de vista: Iéxico-semantico, gramatical, estilistico, etc., al estudiar las leyes del funcionamiento de los fraseologismos, estructura morfo- ldgica y sintactica, el cardcter de las uniones externas léxico-sintac- ticas, las formas de realizacién en la cadena del. habla, los rasgos estilisticos, sus asociaciones con otras unidades del caudal fraseo- ldgico, etc. En nuestro pais hemos abordado diferentes aspectos de la fraseologia en los que se ha tomado como base la lengua espafio- Ja y la variante cubana del espafiol. Los resultados obtenidos en una de estas investigaciones, La fraseologia en los diccionarios cubanos, nos \levé a pensar hace algtin tiempo en la importancia y la necesidad de un diccionario cubano de fraseologismo que, por supuesto, no incluyera sdlo Jas unidades de este tipo que pudiéramos suponer oriundas de nuestro pais, sino las que estu- vieran vigentes en la actualidad. Debemos sefialar de paso que la practica de la claboracién de diccionarios de fraseologismos en la Unién Soviética, ha dado 251 por resultado la creacién de una rama independiente, estrecha- mente ligada a la fraseologia y a la lexicografia que ha sido denominada fraseografia. La fraseografia investiga cuestiones teéricas y practicas rela- cionadas con la confeccién de diccionarios fraseolégicos. Su surgi- miento esta condicionado por las necesidades existentes de elabo- racién de este tipo de diccionario. No es dificil observar que la teoria fraseolégica es muy necesaria para la elaboracién de diccio- narios fraseolégicos, ya que la solucién de muchos problemas practicos de fraseograffa estan directamente relacionados con el desarrollo de la teorfa general de la fraseologta. Asi, para emprender la tarea de confeccionar un diccionario de este tipo hay que precisar previamente una serie de aspectos que determinaran Jas caracteristicas del diccionario dado. Esto esta determinado por la diversidad de criterios existentes sobre algunos aspectos generales de la fraseologia, tales' como la deter- minacidn de los rasgos diferenciadores de esas unidades teniendo en cuenta que algunos estudiosos incluyen en la esfera fraseolé- gica todas las combinaciones fijas de palabras, mientras que otros se limitan a determinados grupos de combinaciones fijas. Algunos incluyen los proverbios, refranes, frases proverbiales, etc.; otros no. En ocasiones son incluidas incluso las combinaciones anali- ticas y todo tipo de término compuesto; en otras no. Otro de los problemas radica en el modo de seleccionar las propias unidades fraseoldgicas, de insertar los sinénimos, las va- riantes y los homénimos, las observaciones estilisticas y los ejem- plos ilustrativos. No queremos de ningun modo significar con esto que hasta el surgimiento de la fraseografia no hubieran aparecido reflejados Jas fraseologismos en los diccionarios generales y especializados; pero si hay que sefalar la limitacién en lo que al material inclui do se refiere, asi como en cuanto a la heterogeneidad y ausencia de un criterio tmico al seleccionar el material. Se remonta al siglo XV la primera: coleccién de refranes © sentencias en lengua castellana recogida en una estampa en 252 cuyo borde inferior se lee la siguiente nota: “Ifigo Lopez de Mendoca a ruego del Rey Don Juan ordené estos refranes que dizen las viejas tras el fuego y van ordenadas por ajb,c”. Este documento fue reproducido en siglos posteriores: se conocen ediciones de 1512 y 1550. Su difusién desperts el interés por recoger los refranes, inquietud materializada en las coleccio- nes de Dimas Capellan (1510), Fernando Araci Benue (1533) y otros. A principios del siglo XVII ya el interés por recoger los refranes se une el de recopilar proverbios y frases proverbiales asi como sentencias populares. De esta forma, surgen colecciones especializadas, como el Vocabulario de Refranes y Frases Prover- viales y otras formas comunes en la Lengua Kastellana (sic), (1627), del Maestro Gonzalo Correas, asi como gramiaticas o dic- cionarios que|también coleccionan, ademas de refranes, las deno- minadas locuciones como, por ejemplo, el Tesoro de la lengua espafiola (1611), de Sebastian de Covarrubias y Orozco y el Espexo. general de la Gramdtica en Didlogos (1614), de Ambrosio Salazar. Durante el siglo XVIII contintia en aumento la tendencia a recopilar refranes y frases, Como obra cjemplificadora mencio- naremos el Diccionario de la lengua castellana en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad con las frases y modos de hablar, los proverbios o refranes y otras cosas convenientes al uso de la lengua por la Real Academia Espanola (1726-1739, 6 tomos). En el siglo XIX se multiplican estas obras lexicograficas, ademas de que ven la luz algunos diccionarios bilingiies. Los trabajos mas importantes de este periodo son el Diccionario’ de Refranes, Adagios y Locuciones proverbiales, con su exacta 0 mds aproximada correspondencia en francés y viceversa (1851), de José Maria Sbardi, el Diccionario de modismos, voces populares y fra- ses hechas, puramente castellanas (1891), de Ramén Caballero Rubio, y el Diccionario de frases de los auiores clésicos espattoles (1899), de José Mir y Nogueras. 253 En el presente siglo, en lo que respecta al espafiol peninsular, la situacién no es mas alentadora, aunque incluso existen trabajos de lingiiistas extranjeros que han dedicado su atencién a la Fraseo- logia espofial, como Werner Beinhauer, autor de 1000 idiomasche spanische Rodensarien. Mit Erklarungen und Beispielen (1939). En lineas generales contintia predominando la tendencia a recoger refranes y frases proyerbiales como parte complementaria de los vocablos recopilados en las diversas obras lexicograficas de mayor actualidad, como es el caso del Diccionario ideoldégico de la lengua espaniola (1959), de Julio Casares, el Diccionario de uso de la lengua espanola (1966), de Maria Moliner, y el Diccionario de la lengua espafiola (19na. ed., 1970). En lo referente al espafiol de Cuba, existen varias obras lexicograficas que recogen proverbios, refranes y locuciones como. complemento del vocablo recopilado, que siguen el mismo curso que en el resto de los paises hispanohablantes. Ya en el primer documento que ofrece un somero anélisis del nivel Iéxico del espafiol hablado en nuestro pais, la Memoria que promueve la edicién de un Diccionario de la Isla de Cuba (1795), de Fray José Maria Pefialver, se Hama la atencién respecto a la necesidad de recoger las “frases y refranes’. Aunque esta Memoria no. tuvo Ja acogida que su autor esperaba, sirvid de guia a Esteban Pichar- do y Tapia para la confeccién de su hoy célebre Diccionario Pro- vincial casi razonado de vacez y frazes cubanas (1836). El Diccionario provincial (se conocieron tres ediciones mas de 1849, 1863 y 1875, todas corregidas y aumentadas por el autor) fue él germen del ulterior desarrollo de la lexicografia cubana, que en el siglo pasado conté con dos lineas. fundamentales: a) la indigenista, interesada en recopilar todo el aporte léxico indoame- ricano al espafiol de Cuba, y b) la general, cuya funcién fue crear obras que ofrecieran una visién acerca de la riqueza léxica de nuestra modalidad antillana, incluyendo los indoamericanismos. De esta forma, de un lado tenemos la Cuba primitiva (1880), de Antonio Bachiller y Morales y Cuba indigena (1881), de Nicolas Fort y Roldan; de otro el voluminoso, Diccionario cubano, etimoldgi- 0, critico, razonado y comprensivo de las voces y locuciones del 254 lenguaje comin y el de las dicciones del nomencldtor geogrdfico (1885-1886), de José Miguel Macias. Ambas tendencias se mantuvieron vigentes en los primeros decenios del presente siglo. En 1914, Alfredo Zayas da a cono- ger su Lexicografia antillana, uno de los mas ricos trabajos en cuanto al legado indoantillano se refiere, mientras Julian Vivanco publica El lenguaje de los indios cubanos (1946). Esta corriente, como era de esperar, no prestd atencion a los giros fraseoldgicos aunque es menester aclarar que algunos se han formado a partir de un indoamericanismo (como estar la cosa de yuca y name, chuparle el rabo a la juita). Los restantes trabajos lexicograficos st incorporaron a sus respectivas obras las frases proverbiales y las locuciones. Por ejemplo, Constantino Suarez en su Vocabulario cubano (1921), incluso recopilé en un apéndice una serie de frases de uso en Cuba. Suarez hace un intento de clasificacién de lo que él denothina frases hechas y, al final del Vocabulario incluye dos apéndices, uno donde consigna una serie de unidades fraseo- logicas, y otro donde aparecen refranes y proverbios clasificados ideograficamente, separados por comunidad de conceptos. Fernan- do Ortiz (Catauro de cubanismos, Revista Bimestre Cubana, 1921- 1922, como libro en 1923), Juan Marinello (Guacalito de cubanis- mos, Archivos del Folklore Cubano, 1925-1926), Manuel Martinez Moles (Vocabulario espirituano, 1928), Ramon Martinez Martinez (Oriente Folklorico, 1933) y Luis Jorge Bustamante (Enciclopedia Popular cubana, 1942-48, 3 vols.), se sumaron a quienes compren- dieron la importancia de recoger las combinaciones estables de palabras, aunque como complemento de los vocablos seleccionados. Las obras lexicograficas mas recientes, como el Léxico mayor de Cuba (1958-1959, 2 vols.), de Esteban Rodriguez Herrera, el Diccionario manual de la lengua espafiola (1979), de Francisco Alvero Francés, y El habla popular cubana de hoy (1928), de Argelio Santiesteban, prestan la misma atencién a los fraseologis- mos que aquellos que les precedieron. La unica excepcién en este contexto lexicografico la constituyen los trabajos de Samuel Feijéo (Diario abierto, 1960, y Sabiduria guajira, 1965) y la compilacién de dos tomos hecha por Angel Consuegra Marin y publicada bajo 255 él titulo de Frases (sin fecha dé edicién). Aunque no podemos clasificar la coleccién de Consuegra Marin como un diccionario de fraseologismos en el estricto sentido de Ja palabra, hay varias secciones dedicadas a ellos, como la “primera parte” que recoge locuciones viciosas (tomo I, pp. 1-13), asi como la “sexta’’, que es tma recopilacién de locuciones latinas y extranjeras (tomo II, pp. 345-446), Independientemente de esto, existen algunos trabajos breves que han intentado recoger algunos dichos o expresiones del habla coloquial cubana, como es el caso del articulo de Concep- cién T. Alzola, “Habla popular cubana” (en Actas del Folklore, 1961). Como se desprende de esta somera exposicién, en Cuba care- cemos, no ya de un diccionario especializado que recoja la variada riqueza de la fraseologia cubana, sino incluso de un diccionario mas modesto como el que aqui nos proponemos elaborar, que reco- ja aquellos fraseologismos cuya vigencia en el espatiol de Cuba esté corroborada en las obras mas representativas, de la narrativa y del teatro de los siglos XIX y XX, aparte de los datos que la observacién personal pueda aportar. Estudiar los frascologismos de nuestro pais, ademas del interés que ofrece para la lingitistica, es una via para comprender el pensamiento y la realidad de nues- tro pueblo, para comprender mejor nuestra cultura y las relaciones sociales en el desarrollo de la nacién cubana. Ademas, un diccio- nario de este tipo permite preservar para las nuevas generaciones el estado actual de nuestra lengua nacional en la esfera de la fraseologia.

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