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jarzativa, Gedisa ha publicado también sus libros Guias para una. rapla familtar sistémicay Un enfoque narrativo'en ta vida de terapeutas (de préxima apasiciés i ‘Thule del eriginalen inglés: Re-Autoring Lives. Interviews & Essays ‘© 1995 by Dulwich Centre Publicetions LOLRO 10049 tte Primera edicién: enero del 2002, Barcelona Derechos reservades para todas las ediciones en castellano © Faditarial Gedisa, S.A. Paseo Bonanova, 9 1-1" (03022 Bareelona, Espana "Tel, 93.253 09 04 Fax 99.253 09 05 Correo eleetrénico: gedisa@gedisa.com hupfwww.gedtioacuns ISBN: 81-7832-841-0 Depésite legal: B. 2789-2002 Preimpresidn: Editor Service, 8.1. Diagonal 299, entrosol 1® "Tel. 93 467 50 65 08013 Bareolona Impreso por Carvigrat Cot, 31, Ripollet Impreso en Espanta Printed in Spain Quota prohibida la reproduecién total o parcial por cualquier medio de impresién, en forma idéntica, extractade o modifieeda, ‘on enstellane o.@n cualquier otro idioma, Indice Introduccion , ENTREVISTAS 1. La perspective narrativa en In terapia 2. Los aspectos politicos de la terapia 3. Por fuera del conocimiento experto - 8 4, Nombrar el abuso y liberarse de sus efectos... 5. Experiencia psicdtion y 6. Una conversacién sobre la responsabilidad ENsavos 7.El trabajo con el equipo de reflexion como ceremonia do definicisn , Nuevas consi ‘terapéuticos viene 9. Blcomportamiento y sus determinantes o In accién y su sentido: sistemas y metéiforas narrativas jeraciones sobro los documentos 115 201 215 sindrome viene acompafiado de précticas culturales que tienen un efecto negativo y desalentador tanto en las personas a las que se pereibe comio en cierta posieién destacada dentro de la terapia fa- miliar australiana como en las dem4s. Estas personas no se sienten inspiradas a articular y exponer desarrolios originales de su traba- Joen contextos donde obtendrfan el reconocimiento que merecen, ‘También mo gustaria vor que la comunidad de la terapia fami- liar desarrollara mas maneras de apoyar y alentar a los terapoutas australianos y neozelandeses a visitar centros de terapia familiar en otros paises. Chery! White, de Dulwich Centre,Publications, ha organizado unas becas que logran esta meta y pienso que serfa muy positivo si otros contros y asociaciones encontraran modos de adoptar y extender este tipo de inicistiva. 'Y también me gustaria ver un desarrollo de los proyectos que se vinculan con la exploracién de la experiencia masculina de la cultu- ra masculina y con el abordaje de temas complejos de justicia social ‘como los que se vinculan con al género, la raza, la pobreza, etcétera, Anprew: Quizés lo que ests proponiendo también seria liberador para los terapeutes, MICHARL: Si, estoy de acuerdo. Bibliografia Hoffman, L. 1980. «Constructing realities: An art of lenses», en Family Process, mimero 29 (1), pags. 1-12. South Australian Film Corporation, 1978. They reckon ¢ woman's world's just it and a bit. Producida por Penny Chapman y dirigida por Meg ‘Stewart, Waldograve, C, 1990. «Just therapy», on Dulwich Contre Newsletter, ni ‘mero 1, pags. 5-46, (Ntimero especial sobre justicia socisl y terapis fa smiliar, un andlisis del trabajo de The Family Centre, en Lower Elutt, ‘Neve Zelande). Wood, A. 1990, «The consumer's view of the team and the one-way screen: A preliminary investigation», en Dulwich Centre Neusietter, numero 2, pégs. 21-25, 86 Nombrar el abuso y liberarse de sus efectos Ewrrevista De Cunistorner McLean** Cismts: Tu enfoque en el trabajo con scbrevivientes de abusos pare- ce centrarse en ayudar a las personas a liberarse de los relatos ne- gativos que tienen sobre si mismas. ¢Podrias comenzer hablando de esto? MicHazi: Cuando me encuentro con una persona que ha sebrevi do al abuso en la infancia y adclescencia, con frecuencia Jo que la ha traido a la consulta son determinados comportamiontos auto- destzuctivos 0 autoabusivos, comportamientos que son vivenciados como acciones contra el yo, desfavorables para su vida, Estas accio- nes pueden adquirir diversas formas, incluyendo la automutila- cidn, las adieciones y reiterados intentos de suicidio, En mi opi- nién, estos comportamientos autodestructivos son la expresidn del abuso al que Ia persona ha sido sometida, Pero esta es una forma particular de expresiGn de esta experiencia, Bs una expresién de la experiencia del abuso que produce consecuencias profundamento negativas en la vide de la persona, una expresién del abuso que Lle- Esta entrevista fue realizada en el Dulwich Centre, en mayo de 1994, *% Pusdo contactarse a Christophor McLean a travie de Dulwich Centre Publica 87 ‘va a efectos reales que aon altamente empobrecedores de la vida de Ia persona, La metafora narrativa oftece una visién particular acerca de es- te fendmeno, Yo sugerirfa que estas expresiones autodestructivas del abuso son moldeadas por los significados que la persona le esta dando al abuso; que son estos significados los que determinan la forma de la expresién de nuestras experiencias on la vida. Esta consideracion se ve generalmente confirmada cuando hablamos con las personas sobre sus interpretaciones acerca del abuso al que han sido sometidas. Invariablemente, estas interpretaciones des- tacan los temas de la culpabilidad y la falta de mérito personal; que de alguna manera la persona merecia el abuso o lo provocé 0 que podria haber hecho algo para dejar de quererlo realmente. Y pues- to que estas personas creen que los actos de autoabuso confirman estos temas, s¢ trata de un proceso circular. En sintesis, 0] autoabuso os une expresién de nuestras expe- riencias del abuso, una expresién que esta moldeada por los signi- ficados atribuidos al abuso, Y la forma de esta expresién confirma, 8 su'vez, estos significados. La expresién de nuestra experiencia del abuso esté mediada por los significados. De manera que cuan- do enalizamos Ia naturaleza de las oxprosiones del abuse, o3 de vi tal importaneia que consideremos a estas expresiones como unida- des de experiencia y significado, Crints: ;Cémo se llega a esos significados? MICHAEL: En gran medida a través de los relatos privados que las personas tienen acerea de sus vidas. Estos relatos proporcionan el marco para la interpretacién de les experiencias vitales de las per sonas. Y si una persona es obligada a adherir a un relato muy ne- gativo acerca de quién es, entonces es probable que le atribuya a sus experiencias significados vinculados con Ia culpabilidad y la falta de mérito personal. Cumus: ,Adénde te leva esto entonces, cuando trabajas con perso- nas que han sobrevivido abusos, que han adoptado historias muy negativas acerca de quiénes son y que prohablemente expresen su experiencia del abuso de maneras autoabusivas y autodestructi- vas? 83 MICHAEL: Me indiea que una de las tareas principales de este tra- bejoes ayudar a estas personas a deducir significados alternativas de sus experiencias de abuso: establever las condiciones que hagan pesible que reinterpreten el abuso. Si somos capaces de desempe- Aer algiin papel on ayudar a ostas personas a liberar sus vidas de estas historias personales tan negatives y que tionen un efecto tan profundo en la forma que adopta la expresion de su experiencia, y ssi podemos ayudarlas a ingresar a’alguin otro relato mas positivo acerca de quiénes podrian ser como personas, entorces se hard po- sible quo estas personas participen activamente en la reinterpre- tavién del abuso al que fueron sometidas. ¥ esta reinterpretacién cambiard la forma de la expresién de las expariencias del abuso y, por To tanto, la forma de sus vides. Crus: {Podrias agregar algo mas sobre este proceso de reinterpre- tacién? Mickaru: Esta reinterpretacion no es impuesta por el terapeuta, sino que es generada en colaboracién durante el transcurso de es- te trabajo, Cuando las personas liberan sus vidas de los relatos negativos sobre su identidad y cuando tionen la oportunidad de pararse en un territorio diferente de su vida, comienzan a inter pretar sus experiencias de abuso como explotacién, como tirania, como tortura, como violencia, eteétera, Es muy claro que esta re- interpretacién facilita una expresién diferente de su experiencia del abuso, Esta expresién del abuso tome ahora la forma de la ira, ode una pasion por lajusticia, de actos para reparar la injusticia, de testimonio, de bisqueda de nuevos contextos en los cuales otroa puedan estar disponibles para eacuchar dichos testimonios, etestera Estas formas de expresi6n alternativas de las experiencias de abuso de une persona no son expresiones inferiores a las formas autodestructivas. En tanto expresiones de nuestras experioncias dol abuso, no son menos completas. De hecho, las personas con quienes trabajo invariablemento afirman que estas formas al- ternativas constituyen una expresién mas completa de dicha ox- periencia, Se trata de expresiones de esa experiencia que eonllovan efectos reales muy diferentes en cuanto la forma que toman sus vidas, efectos que son considerados constructivos, no destructives. a9 Citnts: Creo que tienes algunas reservas con respeeto a las précti- cas que implican revivir la experiencia traumatica inicial como modo de liberarse de ella. Me interesarfa que explicaras dichas re- servas, puesto que parecen vincularse con lo que venias dieiendo. Mice: Primero lo primero, De ningun modo se justifies que, en el contexto de la terapia, las personas vuelvan a sufrir el trauma. Angustia, sf; reproduccién del trauma, no. Creo que la idea de las practicas terapéuticas basadas en el imperative de retornar la sitio del abuso a fin de volver a experimentario es una idea muy euestio- nable y, asimismo, peligrosa, Esta idea suele ser justificada por la teoria de la catarsis, teoria que obseurece la dimensién eritica del significado. Alenter a las personas a simplemente volver al sitio del trauma puede reforzarles los significados dominantes que in- forman la expresi6n autodestructiva de la experiencia del abuso. Y, ademés, puede provocar un nuevo trauma e incitar nuevas accio- nes de autoabuso. Existen, por supuesto, muchas otras razones para euestionar es- ta idea acerca de la importancia deretornar al sitio del trauma, En. el momento en que estas personas fueron sometidas al abuso, no te- nfan ningin poder, no tenfan posibilidad de elegir: estaban atrapa- das, En respuesta a circunstancias tan tremendas y dolorosas, mu- chas desarrollaron mecanismos imaginarios que les permiticron escapar al contexto abusivo, no materialmente, sino mentalmonte. Otras utilizaron el poco espacio de maniobra que tenfan para crear experiencias de autosustentacién y, en cireunsiancias como estas, este es un logro simplemente extraordinario. Ahora permifteme for. ular una pregunta: gal exigirle a la gonto que vuclva al sitio del trauma, no estamos reproduciendo condiciones de entrampamion- to, que privan a las personas de su cepacidad de eleceiin? Y hay otras preguntas que podrfamas hacer acerca de esto. ZAl exigirles alas personas volver al sitio del trauma, no estamos tain bién reproduciendo inconscientemonte la fobia a la ovasién de nuestra cultura? No estamos siendo demasiado eémplices con el imperativo de esta cultura de a las respuestas que este «dis- curso de los sentimiontos» demanda. En este punto, quisiera hacor una ampliacién a mi respuesta a tu comentario, reiterando lo que ya he dicho acerca del concepto de catarsis, No creo que exista ninguna expresién de la experien- cia por fuera de un sistema de significado. ¥ también quisiera rei terar Jo quo dijo con rolacién a la anguctia. Existe una diferencia enteramente significativa entre la angustia y Ia repeticién del trauma, Pienso que es posible que las personas expresen aspectos de sus experiencias de abuso de modos que pueden ser angustian- tes, pero quo do ninguna manera representan un nuove trauma, Ess posible y deseable que las personas encuentren opciones para dar voz a sus experiencias de abuso por vias que son profunda- mele siapéulices para ellos y que ellos encuentran enteramente expresivas. Curis: {Cémo puedes estar soguro de que no se est produciendo un nuevo traum: Mretrast: Podemos ayudar a las personas a asurmir un rol més acti- vo en la fiscalizacién de los efectos reales de las expresiones de sus experiencias de abuso, en lugar de dejarla on manos del azar o de 1a autoridad del terapeuta. A menudo, cuando las personas van a terapia, se desvinculan de este ol. Dejan de fiscalizar las con: cuencias de sus interacciones con su terapeuta y delegan la tarea on aquél. Este es un resultado problematico. A lo largo del proceso de terapia, debemos consultar continuamente a las personas acor- ca de cuales son los efectos que pereiben de nuestro trabajo con ellas, acerca del modo en que la reinterpretacin y la expresion de sus experiencias esta afectando In forma de sus vides y acerca de las que consideran las limitaciones y posibilidades asociadas con nucatras conversaciones. 92 CRIs: Ahora quisiera explorar tus opiniones acerea de la impor- tancia de establecer una apreciacién politica o contextual de la ex- periencia de abuso de una persona y, en particular, eémo se ajusta a cota idea el concepto de adiestramiento, MicHani.: Ayudar 2 las personas a establecer una deseripeién de las relaviones de poder participantes de su experiencia contribuye a socavar la autoculpabilizacion y la verguenza que tan a menudo se cexperimentan en relacién con el abuso, Una manera de lograrlo es haciendo que las personas participen en conversaciones externali- zadoras sobre el odio de sf, el aborrecimiento de sf, o cualquier cosa que constituya la relaci6n primaria de la personas con su «yo», En estas conversaciones externalizadoras, podemos explorar de qué las convence este odio de sf acerca de quiénes son en tanto perso- nas, e6mo hace que traten eus vidas, sus cuerpos, sus ponsamion- tos, cémo interfiere en sus relaciones con otros, etcétera. Y juntos podemos explorar también los procesos por medio de los cuales la persona fue adiestrada en el odio de sf y el aborrecimiento de sf Cumis: Es decir que pones el acento en hacer preguntas acorea de como la persona fue adiestrada en él ocio de si, el aborrecimiento de st,0 lo que fuere, y esto provoca el efecto de sacar a la luz los as- pectos politicos, las relaciones de poder de la experiencia de la per- ‘MICHAEL: Sf, se logra principalmente por medio de esas preguntas. Es a través este tipo de preguntas que terminamos identificando las especificidades de este proceso de adiestramiento: no séle los procesos fisicos dol abuso, sino también los saberes, las estrategias y las téenicas que fueron empleadas y el funcionsmiento de estos saberes, estrategias y téenicas. Pero si remitiéramos nuestro tra- bajo a la idea de retornar al sitio del trauma, no llegariamos hasta aqui. Al responder a estas preguntas externalizadoras, las perso- ‘nag estan en realided emprendiendo una reinterpretacién de sus experiencias de abuso y se estiin liberando de los relatos de identi dad negativos que tanto los han aprisionado. 2] abuso ya no puede reflejar su culpabilided personal y la verdad de su «naturaleza» y «personalidad», Creo que estas conversaciones externalizadoras pueden ser consideradas conversaciones «desconstructivas 95 Quizés otro modo de afirmar lo mismo, esta ver. inspirado en la metafora narrativa, es decir que la reinterpretacién que es desata- da por estas preguntas proporciona la base para une reformulacién de las tramas dominantes de las vidas do las personas, es decir abandonando los temas de la culpabilidad personal y acercéndose a Jos de la explotacion, la tiranfa, el abuso, etestera, Cunis: Hablaste, creo, de la importancia de nombrar el abuso, for- mularlo claramente, no simplemente en tanta abuse, sino en sus particularidades, 2podrias explayarte sobre esto?" Micniast: Si. Entiendo que es realmente importante que las perso- znas vayan més allé dol nombrar el abuso de manera general. La palabra abuso es un término importante, pero globsl; su falta de especificidad es algo limitante, en varios sentidos. Por ejemplo, el testimonio requiere de especificidad, ast como la requlere el esta- blecimiento de una capacidad de distinguir, en nuestra vida, las aciones que son de una indole amorosa de las que conatituyen abu- 50 0 explotacién. Vincular nuestras experiencias del abuso con los saberes y practicas de poder dominantes en nuestra cultura tam- bién requiere de esta especificidad Una vez que los saberes y téenicas del abuso son establecidos en su especificidad, pueden ser contextuslizados: esto es, vinculados a los saberes y préctieas de poder dominantes de nuestra cultura, las operaciones familiares de lo que puede ser rastreado a lo largo de Inhistoria de las familias y otras instituciones de nuestra cultura y 2 través de la historia de los saberes y practicas dominantes de las maneras masculinas de ser en relacidn con las mujeres, los nifios y los otros hombres. Hsta contextualizacion de los saberes y préct del abuso es un aspecto muy importante de este trabajo. Brin- da nuevas oportunidades para Ja reinterpretacién de nuestras ex- perioncias del abuso y para la desconstruccién de los relatos de identidad negativos de los que venimos hablando. Elestablecimiento de los saberes y précticas del abuso en su ¢s- pevificidad a) facilita la preparacion de un testimonio «adecuado», cereano a la experiencia de la persona; b) ayuda a las personas & desarrollar un grado de sdiscernimiento» que les permite distin- guir las acciones dirigidas hacia ellos que expresan explotacién, abuso o deseuido de las que expresan apoyo, amor y cuidado; ye) 4 expande les posibilidades a disposicién de Ins personas para tomer medidas para resistir y desafiar estos saberes y précticas on sus vi- das cotidianas. Crmis; Creo que, ocasionalmente, incluso prescribes la lectura de un libro sobre los objetivos y los efectos de Ia tortura. Me pregunto cusles son los efectos reales quo osto produce y, a la vista de tus, afirmaciones acerca de la repeticién del trauma, existe algtin ries- go de que en los hechos esta lectura pueda resultar una experien- cia craumatizante? MICHAEL: Me gustaria volver sobre mi insistencia en la cuestion del significado, Jamés indicarfa ese tipo de lectura si no tuviera una fuerte impresién de que la persona que consulta est en ver dad emprendiendo la reinterpretacién de sus experiencias de abu- 80, Una vor establocido esto, puede ser muy beneficioso leer dichas deseripeiones, Para las personas que han sobrevivido al abuso os particularmente interesante enterarse de que otras personas que han sobrevivido al abuso tambien experimentan grados similares de culpa y vergitenza y que, a través de esa experieneie, fueron en- treradas en actitudes muy nogativas hacia ellas mismas. Podra ser angustiante leer estas deseripciones en estas cireunstancias, pero la transparencia no inflige un nuevo trauma, Mas bien, eon- tribuye a la reformulaci6n del abuso. Realmente ayuda # que las personas sepan que la tortura no es una prueba que establece la valia morel do un individuo, que la tortura no es una respuesta al mal comportamionto, que la tortura no es siquiera primariamente una cuestion de arrancar confesio- nes, sino que sus objetives se vinculan més con quebrar la identi dad, quebrar ol sentido de comunidad y aisler alas personas de las demés, destruir la dignidad y desmoralizar, desporsonalizar el mundo en Ia experiencia que las personas tienen de este, eteétora Para quienes han sobrevivido al abuso, este es un discernimiento importante, que soceva e] tan incapacitante sentimiento de culpa- bilidad y vergiienza, Cis: Has mencionado la importancia que tiene para los sobrovi vientes del abuso la expresiin de su indignacién ante lo que han experimentado, {Cémo crees que se ve esto afectado por la actitud 9% de nuestra cultura hacia la ira, en ospecial hacia la ira de las mu- jeres? MICHABL: Efectivamente observo que todos tenemos derecho a ex- presar lo que generalmente se Hama «ira», as{ como el hecho de que en nuestra cultura este derecho ha sido tan a menudo ouestio- nado a las mujeres, Pero me pregunto: «:por qué esta palabra?». ¢Por qué siempre mediar esta expresién con una palabra como ira? En esta cultura, las personas siempre quieren hablar de ira y Ic hacen siempre dentro dol contoxto de un dicourao especifico, En el contexto de este discurso, la ira es altamente valorada. Bs vene- rada. Es puesta en un pedestal. Es mencionada constentemente. Es considerada la fuerza primaria de nuestra naturaleza. Es feti- chizada, Esta ira es algo con lo que las personas siempre tienen algo que ver, Bstamos fijados en la noeién de «ira no resueltas. Bs considerada la fuente de toda suerte de terribles males. Pero a menudo se me ocurre que quizds el mal que nos aqueje sea esta misma fijacién, Asi como también se habla tanto de «1a mujer engjada», lo que invariablemente expresa una descalifieacién de la experiencia fe- ‘menina de la politica de genera. He sido consuiltado a menudo per mujeres que se refieren a sf mismas de esta manera y que han aprendido a patologizarse por esta razdn. He interrogado a estas mujeres acorea de cémo Megaron a eata interpretacién y a menudo me comuniean los «discernimientos» que han logrado durante ex- periencias terapéuticas anteriores. Ahora bien, estas interpreta- ciones hacen que, sea lo que fuere la experiencia de la sira», sea pensada de un modo que esté vaciado de contexto, En este sentido, ira» es una do esas palabras que forma parte de un discurso que psieologiza, oscurece el contexto y limita las posibilidades para la accién en e] mundo. Pero £qué tal «indignacién»? ZQué tal «pasion» por la justicia? Estas interpretaciones 0 deseripciones son parte de un discurso diferente, un discurso que aporta opciones para abordar el contexto y opciones para la expresidn de esta experiencia a tra- vés dela aceién, Los discursos son constitutivos, moldean nuestras vidas, Dentro del contexto de estas interpretaciones o deseripcio- nes alternativas, la experiencia a la que suele referirse con la pala- bra ira» deja de ser algo que debe ser elaborado, oalgtin estado del ser, para convertirse en algo qne debe ser honrado. 96 Curis: Lo que estés diciendo aqu{ sobre la ira parece ajustarse a al- gunas de las preocupaciones que ts he escuchado expresar acerca de conceptos psicolégicos populares tales como codependencia y acerca de los analisis sistémicos que interpretan el abuso como funcidn de la relacién, ,Podrias hablar de esas preocupaciones? Micaart: Toda esta psicologizacién de la experiencia personal y to. dos estos andlisis formales son profundamente conservadores. In variablemente, patologizan las vidas de las personas que han sido sometidas al abuso y, al hacerlo, desvian la atencisn de los aspec- tos politicos de la situacién, Ademas, muchas de las interpretacio- nes de esto tipo diseriminan contra Jas maneras femeninas de ser en el mundo y defienden las maneras masealinas de ser en ol mun. dodominantes, Citzts: Una de les ideas especificas implicadas en esto es la de que Jas mujeres que han sufrido abuso buscan activamente nucves re~ Jaciones abusivas debido a algiin mecanisme psicol6gieo internali- zado, ,Podrias comentar esto? Micitart: Esta interpretacién se basa en algunas observaciones. La mujeres que han sufrido abusos en su infancia y adolescencia y que, en su vida adulta, han establecido una relacién con un hom- bre que las ha sometido a nuevos abusos, a menudo cuando dejan esta relacién terminan en otras relaciones en las que, nuevamente, son sometidas a abuso por otros hombres, Esto fenémeno es abor- dado por las diversas escuelas psicoldgicas y desata la invencién de una amplia gama de explicaciones que se refieren « mecanismos psicol6gicos. La mayoria de estas explicaciones incluyen alguna ra- 26n patolégica para los motivos que la mujer tiene de establecer esas relaciones, Ahora bien, debemos preguntarnos qué efectos tienen estas in terpretaciones en las vidas de esas mujeres. Bueno, yo les he for- mulado esta pregunta a las mujeres y estoy seguro de que no les seré demasiado dificil adivinar qué respuestas recibi. Las inter- pretaciones patologizantes aliontan a las mujeres a hacorse res- ponsables del abuso que los hombros porpetran. Estas interprota ciones alientan a las mujeres a continuar con relaciones en las cuales estdn siendo sometidas a violencia por los hombres. Las in- 97 terpretaciones de esta clase estan al servicio del mantenimiento de! statu quo. (Ctstus: {De qué otzo modo podria entonces interpretarse este fend- ‘meno de mujeres que han suftide abuso que entran en relaciones en las cuales sufren nuevos abusos por parte de los hombres? Micwtakt: Hay muchas pruebas que apoyan la idea de que esta wv nerabilidad surge de dificultades en la capacidad de discernimien- to; dificultades para distinguir abuso de proteccién, abandono de cuidado, explotacién de amor, etcétera. Bsta dificulted para discer- nir haco a muchas mujeres complotamente vulnorablos a la explo- tacién en sus relaciones. Si una mujer no es capaz de distinguir abuso de proteceién al principio de la relacién, no podra percibir Jas primeras sefiaes de alarme y enfrenter este abuso, répidamen- te eligiendo la opcién de romper ol vinculo antes de que esté més establecido y sea mas definitorio de su identidad. Curis: {Cudl es el origen de esta diftcultad en el discernimiento, de la dificultad para establecer distinciones cruciales en torno a nues- tra experiencia? MICHAEL: La mayoria de las personas que han sido abusadas en su. infancia o adolescencia, lo han sido dentro de institueiones de nues- tra cultura que formalmente estén definidas como contextos que brindan amor y euidados: esto es, en las familias, las vedes exton- sas de parentesco o las instituciones que sustituyen esas familias 0 esas redes, Suftir abuso en contextos que son definidos como con- textos de amor y de cuidado genera confusion y mistificacién, A las personas que sufren el abuso en estos contextos se les hace dificil establecer las distinciones a las que me he referido, es decir entre abuso y proteceién, abandono y eaidado, explotacién y amor. El mi- to popular que describe a la familia como el «parafso en un mundo cruel» ha contribuido significativamente a esta mistificacién. De hecho, ha quedado establecido que una importante proporcién de familias constituyen lugares altamente peligrosos par los nifios. Pero no es necesario quo oxporimentomos abuso en nuestras fa~ milias de origen para tener mas tarde dificultades pars discernir entre abuso y proteccién., A veces, a todes nos resulta dificil perci- 98 bir esta diferencia, Después de todo, hemos erecido en una cultura {ue est informada por un folklore que borra distineiones que sen cruciales: «Porque te quiero te aporreo», «La letra con sangre on- trav, eteétera, Ahora, a las personas que han sido sometidas al abu- 50, yme refiero aqui al abuso traumético perpetrado en un contar- to que esta eultura define como protector y nutriente, se les hace increblemente més dificil diseernir abuso de proteccién y explota- cién de amor, Y, para muchas personas, este borramiento de importantes dis- tincienes resulta recurrente. Tomemos las ideas corrientementa aceptadas respecto de los «celoe. A menudo, los consejeros reciben consultas de mujeres que interpretan el abuso al que son someti- daa por parte de sus parejas como ecelos». ¥, en estas circunstan. cias, esta demostracién de ya es mas que auficionts para cualquiera de nosotros, en cualquier momento dela vida. En ese momento, las mujeres estin embareandose también en una migracion de identidad, Y, en esta migracion, siempre hay al guna distancia entre el punto de la separacién del contexto abusi- jo4 vo yel punto de arribo a alguna ubicacién proferida on la vida y a algtn relato alternativo y preferido de la propia identidad, Siem- pre hay alguna distancia entre estos dos puntos, en términos tem- poralos. Y on este perfodo, come en todo proceso migratorio, las mujeres atraviesan une serie de experioncias, muchas de ellas, di- files. En este espacio eliminal» 0 «ni lo uno ni lo otro», reinan la confusidn y la desorientacion, a menudo todo parece inmanejable, incluso la relacién con los hijos, Bs.en este espacio en el que las mujeres son vulnerables a un sentimiento de total incompetencia y fracaso personal, a sentimiontos de desesperacién y aguda de- sesperanza, Curis: Entonces, jobmo ayuda en este trabajo la metafora de la mi- gracién? MICHAEL: Si las mujeres tienen Ia oportunidad de incluir su expo- riencia de descenso hacia este pozo de confusion y desorientacién como parte de un proceso, si tienen la oportunidad de colocarlo en el mapa do una travesfa en curso, en lugar de interpretarlo como un retroceso, entonces estardn menos expuestes a retornar a una siluscion violenta inalterada. $1 las mujeres son eapaces de enten- der estas experiencias como productos de una migracion de identi- dad, se les hace més factible perseverar en su travesfa, a pesar de Ja dosoriontacién y la confusién, El trazar este mapa ayuda alas mujeres a colocar su angustia dentro del contexto de progreso, do fender y aferrarse a la idea de que el futuro podria depararles algo diferente, aferrarse a sus esperanzes, a sus expectativas de una vi- da major, mantener a la vista el horizonte de otro mundo posible. Para facilitar el trazado de este maps de la experiencia de estas migraciones de identidad, generalmente comparto con las mujeres que me consultan los graficos de las experiencias de migracion do otras mujeres en circunstancias similares, es decir gréficos que otras mujeres han diseiiado durante nuestro trabajo, y que me han dado el permiso de compartir con tereeros. Luego de analizar esos gréficos, aliento a las mujeres que me consultan a indicar déndo creen estar en su travesta, Curis: gDe modo que se invita a les personas a delinear su propia travesia en reforeneia a la travesia de otras? Mictasu: Sf. Aliento a las mujeres a reflexionar sobre sus expe- rioncias de esta migracién, a clegir uno de los gréficos que tengo TTT oooootooot de muestra y marcar allf el punto en el cual ereen estar actual- mente situadas en esta travesia. Las mujeres descubren que hacer una cruz en un grafico que les brinda alguna indicacién de su ubi- cacién en una trayectoria llamada «migracién de identidad>, el mero acto de hacerlo produce un cambio dramstico en su actitud hacia In que estan atravesando, Las interpretaciones de retroceso se desvaneeen y Ia esperanza, un antidoto para la desesperacisn, resurge. Y esto es algo con lo que las mujeres pueden conter para salir de la previsible confusién y desorientacién que caracteriza [oromndoone e opcumana [] |= tales travestas. 7 BD Pos eieporasoa fa oH Cui: ,Cémo procedes para introducir la idea de marcar la propia ubicacién en estos gréficos? T ‘MicHAst: Generalmente hago preguntas como: Aquf es donde es- taba Jane a las tres semanas. Usted esta «tres semanas de comen- zada la traveata, En este grdfico, donde cree estar hoy? sDénde ubicarfa su posicién actual? Mary podria responder con algo co- mo: «Ruono, piongo que me estoy sintiondo peor que como Jano x0 sentfa en este punto» y, dependiendo de Ia forma del grafico, po- dria terminar haciendo una marca en el grafico que la situara en algiin punto més adelante en la travesfa. O Mary podria decir sNo creo que me esté sintiendo tan desesperada como se sentfa Jane en este punto, de modo que creo que estoy aqui> y podria ubicar su posicién actual en un punto que Jane ya habfa aleanza- do en la segunda semana de su migracién. Incluiré una copia de uno de estos gréficos para que se publique junto con esta trans- cripcién [véase la pégina siguiente]. En estos ejemplos los lecto- res verdn que, en la etapa inicial de esta migracién, debide a la clase de experiencias previsibles en una migracién de identidad sentirse peor es invariablemente interpretaco como progreso, no como retroceso. aan sa r yaceenricin ¢ Tiempo (enmeses) 7 clin deicentidad Niiouro nile cra, Mig « os-separaciony pre rincorsoran I 1 ado de entigiedad, cwartaao 3 ttt $ & Cuts: Quiere decir que las mujeros que se liberan de contextos N violentos corren menos riesgos de volverse atriis si pueden referir- se a estos mapas. Y si pueden leer su experiencia dentro del con- sesouoaq Uppaiodeosop texto de estos mapas ;sabran qué esperar? Spowounues —pecpes —_epousjumses op soperD fe sont de 1991 1 (Cuenta atras ‘Nombre de la visiara ett Nobis Fecha de parila: 106 107 MICHABL: Sf. ¥ de esta manera comenzaran a sentirse menos alar- ‘madas por las experiencias de confusidn, desorientacién y demas de ese periodo que no es «ni lo uno ni lo otror, asf como menos vul- norables a eatados de aguda desesperanza que no hacen otra cova que complicar estas travesias. ‘Me gustaria destacar aqui que nunea dos graficos de migracién de identidad son exactamente iguales y que la mujer que consulta y yo tenemos la tarea conjunta de identificar les particularidades do ou travosia, Para lograrlo, podemos dedicar tiempo a anelizar todo aquelo de lo que la mujer se est separando, asf como sus ex- periencias mas recientes en la travesta y podemos empezar a espe- cular acerca de lo que esto podria sugerir sobre el futuro, 0 sea so- bre futuras circunstancias de la vida, sobre modos de ser en el ‘mundo quo podrian estar en ol horizonte. También podemos entrar cen especulariones acerca de la distancia quo eabria esperar entre Ja separacién y el arribo o «reincorporacién». Para ayudar en estas especulaciones, suelo compartir con las mujeres algunos detalles de las travestes de otras mujeres que tu- vieron gréficos similaros. Baséindome on las intorprotaciones de esas travesias que otras mujeres me han dado, generslmente les inform que el tiempo mintmo requertdo para estas migraciones de identidad son nueve meses. No obstante, también les informo que, si las circunstaneias de este viajo son buenas, pueden esperar son- tirse algo mejor mucho antes del punto en que estén establocidas en otra ubicacién en la vida y del punto en el que hayan afirmado ‘un sentido de identidad diferente y preferido. Cunis: {Qué quieres decir con «si las eircunstancias son buenas:? ‘MICHABL: Podemos trabajar para establecer las circunstancias fa- vorables. Por ejemplo, generalmente aliento a las mujeres que me consultan a entrevistar 2 otras mujeres sobre sus migraciones. Puede tratarse de migraciones similares a las propias 0 de otro tipo de migraciones, incluyendo las googréficas. En Australia, debe ha- ber pocas personas que no conozean a alguien que haya migrado y 1a mayoria conoce a alguien a quien el proceso de migracién le re- sulté dificil, personas a las que irse les result6 tan duro que casi se volvieron 0 quizd desearon haber podido volverse. Al entrevistar a otros acerca de ous experiencias migratorias, las mujeres pueden 108 identificar qué los sostuvo en el proceso y pueden desarrollar conc- cimientos acerca de qué circunstancias son més favorables a la porseverancia, Ademés, pueden obtener una percepeién mas agu- da de cusnto habrén de avanzar on el camino antes de llegar a sen- tir que se estén liberando de la inseguridad, confusién y desorien- tacién que se asocian con estas migraciones. Planear una celebracién para el momento del arribo, al finel de la travesia, también puede ayudar a establecer estas circunstan- vias. Esta planificacién puede ir desde hacer la lista de invitados hasta preparar las invitaciones, Cuts: Has mencionado las dificultades que los sobrevivientes al abuso suclen tener para desarrollar redes de apoyo y los significa- dos negativos que suclen atribuir a su necesidad de ayuda, {Podri- as decir algo sobre esto? Micnazt: Muchas de las mujeres, y también hombres, que conozco y quo hist6ricamente han sido sometidos al abuso, son mas bien eritivos de sf mismos por le que consideran su «naturaleza depen- diente», Tienden a patologizarse a través de diversas autoacusacio. sues por lo que Inverpretan como st dependencia de otros. Kn oca- siones, esta preocupacién ha sido el motivo de su consulta. La «depondencia» os un problema que es presentado para ser «resuel- to» y, con su resolucién, las personas eaporan aleanzar un destino en sus vidas en el cual puedan «ser autosuficientes>.. Ahora bien, suelo encontrar élgo curiosa esta definicion del pro- blema y esta conclusién acerca de la solucién, :No es probable que estas definiciones y estas conclusiones estén informadas por les nociones culturales dominantes acerea de qué significa ser una verdadera persona esto es, «independiente», «serena», «auténo- ma», spersonalmente realizada», etcétera-y las nociones cultura~ lea dominantes acerca de oémo habria de lograrse esto, es decir, por medio de la separacién? Mi respuesta a dichas autoacusacionos suele ser tomar nota acerca de los miembros del «equipo de abuso» durante el curse de la vida de la persona y acerca de las operaciones de este equipo y del perfodo que llevan operande. Esto me permite calcular la «fuerza» de este equipo de abuso y de su trabajo, por simple multiplicacién, esto es, el ntimero de miembros del equipo de abuso activo por el ni- 109 velde sus operaciones por el perfodo de esas operaciones. Los miem- bros incluyea a todos aquellos que estuvieron central o periféri mente involucrados, incluyendo a los que fueron cSmplices del abu- 80, si bien no aetivos en su comisién. Luego, podemos determinar juntos qué cosa podria hacerle contrapeso al eqnipo de abuso, Ahora bien, es légico que el establecimiento de un equipo de apoyo», un equipo que brinde cuidado, aliento y proteccién, podrfa proporeio- nar dicho contrapeso y a la larga inclinar la bolanza en favor de la persona, Se hace posible detorminar, a través do] edleulo, los reque- rrimientos, en eomposicion y actividad, del equipo.de apoyo. Pueden hacerse algunas proyecciones acerca de esos requerimientos por ‘medio de un célculo en el cual la duracién de la participaciéa, la in- tensidad de la actividad y el nfimero de miembros del equipo de apo- yo astn todas en relacién inversa, de modo que parece mejor i cluir més personas en el equipo de apoyo, en lugar de menos. Ast, en este trabajo se reinterpreta lo que las personas habfan definido como codependencia, Las personas ingresan en discursos alternativos cobre eu identidad. Sea lo que fuere In «eodependen- cia», esta deja de sor un hecho psicolégico de la vida do la persona que debe ser «elaborados y, por ende, las practicas de autoacusa- viGu usuciudus u ella retroceden. A las personas se les hace ahora posible abordar a aquellos de quienes crefan ser dependientes e in- vitarlos formalmente a sumarse al equipo de apoyo. Asimismo, puede ampliarse el niimero de miembros del equipo de apoyo alen- tado a las personas identificar e invitar a otras personas que ellos crean que estarfan dispuestas a sumarse, Si luego de estos pasos existe un déficit de miembros, los terapeutas pueden poner & las personas on contacto con otras que son miembros «vitalicios» de equips de apoyo y que ostarian dispuestas a participar. Cuando los miembros en vista reciben invitaciones formales a sumarse a dichos equipos, es menos probable que se sientan ago- biados y més probable que esperen interesados la primera reunion de equipo de apoyo, de modo de poder diseutir su contribucién. Al recibir esta invitacién, también es mucho més probable que ee sientan reconocidos por su contribucién hasta la fecha. Yes honefi- cioso que en las invitaciones formales se reconozca el trabajo de apoyo que ya han realizado. Cunis: {Cémo son esas rouniones do equipo de apoyo? 110 Micuast: Primero, la persona que envié las invitaciones hace una descripeién de los miembros del equipo do abuso, sus actividades, Ja duracion de estas actividades y los efectos a largo plazo de las mismas. Segundo, se introduce la noeién de equipo de apoyo, junto con algunas ideas acerca del papel que este equipo podria desem- petiar para lograr la anulacién del trabajo del equipo de abuso. Ter- cero, se le brinda un reconocimiento al trabajo -y a los ofeetos de este trabajo- que los posibles miembros del equipa de apoyo ya han realizado en esta direccién, Cuarto, los candidatos a miembros del equipo de apoyo hablan de la clase de contribucién permanente al trabajo de apoyo que croen quo impugnaria el trabajo del equipo de abuso y que se ajustarfa a las necesidades de sus propias vidas de manera tal que no les resultaria gravoso. Quinto, la persona que convoes la reuniéa responde a estas propuestas y hace nuevas sugerencias acerca de lo que funcionaria mejor para ella. Sexto, t0- das estas propuestas y sugerencias son negociadas y se elaboran planes para su puesta en préctica. En este punto, los planes son elaborados en sus particularidades. Cunt iParticipas en estas reuniones? Micnast: Pienso que es muy importante que el terapeuta este pre- sent2 al menos en las dos primeras rouniones, para brindar ayuda ¥ clarificacion. Para los terapeutas, tanto como para lo micmbros del equipo y la persone que convces la reunién, estas ocasiones pueden ser profundamente conmovedoras. Citrus: Supongo que este proceso de formalizacién tiene un efecto notable en la moral del equipo. Micuari: Sf, Los integrantes del equipo sienten que estsin asu- miendo un rol mas proactivo, uno que no cansa, Por ejemplo, puede ser que uno do los integrantes del equipo disfrute el expresar sus habilidades artisticas haciendo tarjetas con mensajes que contra- dicen las «voces» del equipo de sbuse, tarjetas que la persona que convoed al equipo de apoyo puede recibir por correo tres veces por Semana, Este rol proactivo implica que la contribucién central de Jos miembros del equipo de apoyo ya no es la de responder a las cri sis, Ademés, una vez que el equipo de apoyo ha comenzado a traba- jar, la persona que lo ha convocado experimenta menos crisis, un Cus: 2Piensas que el desarrollo de equipos de apoyo es especial- ‘mente importante en el perfodo en el que una sobreviviente de abu- s0 ost atravesando la migracién de identidad de la que hablaste con antericridad? Micuaet: St, creo que es especialmente importante. Contribuye a generar condiciones favorables a la perseverancia y la esperanza, condiciones en las que es menos probable que las personas se sien- ten una carga para los domds y en las cuales son més capaces de simplemente pedir ayuda y aprovechar el apoyo disponiblo, Curis: Quisiera cambiar de tema y hacerte algunas preguntas acorea de eémo ves la relacién terapéutica. Sé que piensas que es importante que las relaciones de poder inherentes a la interaccién entre terapeuta y cliente sean abiertamente reconceidas y abor- dadas, ;Podrias decir por qué lo cansideras importante y eémo Io encaras? Mcrae: Dentro del contexto torapéutico siempre existe un dife- rencial de poder, no importa eudn comprometidos a desmantelar- Jo estemos, no importa cuan decididios estemas n establecer asta contexto como igualitario, El reconocimiento de este hecho hace que los terapoutas tomen conciencia de que les corresponde en- contrar maneras de asegurarse de que este diferencial de poder no tenga efectos desfavorables en las vidas de las personas quo Jos consultan. Con frecuencia me consultan hombres y mujeres que han so- brevivido al abuso y existe aquf un gran potencial para que este di- ferencial de poder inherente tongs efectos negatives en las vidas de estas personas y reproduzca algunas de sus experiencias de so- metimiento, De modo que es imperativo que hable con las personas acerca de Jos posibles efectos negativos de este diferencial de poder en el contexto terapéutico y acerca de cémo podriamos crear es tructuras que reduzean esas posibilidades, Pero ademés, y quizas esta sea una consideracién més fundamental, existe el hecho de que yo soy hombre y, generalmente, quienes perpetran los abusos son hombres, De manera que también tengo que hablar con quie- znos me eonsultan acerca de cémo este hecho podria introdueir cier- tos riesgos en la intoraccién terapéutica, acerea de la posibilidad 12 de que este hecho condujera a la reproduecién inadvertida de oxpe. riencias pasadas de dominacidn y desealificacion, Chikis: Para lamar la atencién sobre los riesgos potenciales que surgen del hecho de que pertenezcas al género masculino, zde qué hablas? Mictiant; Dopende totalmente de las circunstancias y puede estar informado por el hecho de que la persona esté empezando a apre- iar les aspectos politicos de las relaciones de género, En respuesta a esto puedo exponer mi idea acerca del grado on que cl comporta- mionto do otros esta a menudo gobernado por el humor do un «pa- triarea~ —o, si quieres, por el talante que ostenta un hombre ma- yor-y el grado en que exicten posibilidades de que algunas de mis espuestas sean leidas como humorales y pereibirse como de algiin modo intentando ejercer algtin control sobre la persona o desceli- ficar eu conocimiento o inteligencia en el contexto de la terapia. O, en otras circunstancias, puedo especular acerca de peligros total. mente diferentes. Al analizar peligros potenciales como estos pue- den elaborarse planes para controlerlos, llamar la atencién sobre cllos cada vez que algtin participante los reeonozca on accién y abordarlos dentro del contexto de la terapia, Pero esta clase de reconocimiento de estos posibles peligros y li- mitaciones de nuestro trabajo no es suficiente. Creo que debemos ‘agotar los esfuerzos para incorporar précticas y estructuras de res- Ponssbilidad y transparencia, Describi algunas de estas précticas ¥y estructuras de responsabilidad y transparencia en un texto ti Jado «Una conversacién sobre la responsabilidad» [véase el capit 10 6 de este librol y no las analizaré aqui Cunis: Retomando lo que dectas sobre el talante del «patriarca», pion 50 quo e# especialmente importante que resonozcamos la medida en a que nuestras intoracciones con les familias pueden ester goherns- das por la disposicién de dnimo del padre y la medida en que esto Puede desplegarse en contextos terapéutices cuando las familias es- én consultando terapeutas. fe he oido hacer observaciones simila- res. Y pienso que te he ofdo hablar de Ia importaneia de que los tera eutas reconozcan la medida en que su participacion puede estar gobermada por estos humores. (Te he interpretado correctamente? us MIcHARi: Si. Cuando se trabaja con familias o, en todo caso, euan- do se trabaja con parejas heterosexuales, creo que es importante que los terapeutas sean conscientes de este tema. Todos tenemos experiencia de la cultura masculina dominante y sabemtos que mu- chos aspoctos de osta oxperiencia son profundamente negatives. Supongo que la mayorta de los lectores de esta entrevista podria fécilmente referir historias acerca de ocasiones en sus vidas en las cuales lo que dijeron y el modo en que actuaron estuvo considera- blemente determinado por los bumores de algin patriarca, Y a un fran niimoro de nosotros se nos ha ensefiade a tomer y guardamos de estos humores, De modo que cuando nos enfrentamos a los hu- mores de los patriarcas, somos algo vulnerables a adopter un com- portamiento contrario a nuestro criterio ideal, comportamiento que compromete nuestros valores clegidos, que viola nuestras rela- Giones con nuestros «yoes», Entonces, es sensato que nos hagamos responsables do fiseali- zar nuestras respuestas a los patriarcas en los contextos terapéuti- os, Esto nos daré la posibilidad de determinar si nuestras pereep- ciones del talante de ese hombre estén determinando nuestra respuestas on este trabajo. Es obvio quo si ostos humores estén de- terminando nuestras respnestas a los otros miembros de las far lias que nos consultan, sin duda estaremos contribuyendo a su ex- periencia de opresién. Crinas: Como parte de protestas exda vor més difundidas en el sen tido de que, en el proceso de prestar atencién a la experiencia de las mujeres, la experiencia de los hombres esta siendo ignorada, recientemente he ofdo a hombres y mujeres efirmar que es tan pro- bable que las madres abusen de los nifios como que lo hegan los pa- res (0 aun més), ,Podrias eomentar tu oxperiencia en el érea y 06: mo ves el contexto de estas afirmaciones? ‘Micuasi: Pienso que estas afirmaciones son en buena medida par- te de una reacci6n general, Estas afirmaciones se hacen sobre la base del borramiento de ciertas importantes distinciones en torno ‘Ia definieién de abuso, Muchos investigadores parecen estar deci- didos a borrar esta distincién, Hace muchos afios que trabajo con hombres y mujeres que han sido abusados en diversas circunstan- cias, ¥ casi invariablemente el abuso fue perpetrado por hombres. ut Ahora bion, 66 que se ha dicho que hombres y mujeres encuen- tran més dificil revelar el abuso cometido por sus madres que el cometido por sus padres, pero esto no tiene mucho sentido, No he ¢eseuchado una razén convincenta acerea de por qué hombres y mu- Jeres tendrfan més dificultades para revelar el abuso cometido por sus madres que el cometido por sus padres, De hecho, debido a que en nuestra cultura generalmente se espera que sean los padres uienes disciplinan a los hijos y a que ee considera legitimo que re- curran a castigos eorporales, creo que ex més probable que los in- tentes de les mujeres de disciplinar a los hijos sean lefdos eomo abu. 50 que los de los hombres, De hecho, parece que rara vez los abusos que los hombres perpetran en nombre do le disciplina son interpre- tados como abuso, Agroguemos a esta consideracién el hecho de que la nuestra es una cultura que culpa a la madre»: creo que este es un hecho irre. fatadle. En estas cireunstancias, no me cabe duda de que es mas factible que cualquier abuso perpetrado por una madre sea caloca. do bajo el microscopio que cualquier abuso perpotrado por un pa Gro. De modo que pienso que esa afirmacisn a la que te refieron oa una afirmacién espuria y, como dije, forma parte de una reaecién a ‘ontragolpe general, en ocasiones bien organizado, contra las voces de las mujeres sobre el tema del abuso Cus: {Qué dirfas entonces acerca de las experiencias de los hom- bres que han sido seriamente abusados por una figura femenina? Porque le que acabas de decir podria facilmente interpretarse co- mo una descalificacién de su experiencia, Micttapi: Realmente espero que nada de le que he dicho en esta en- trevista sea percibido como una desealificacicn de Ins experiencing de los hombres que hayan sido abusades por mujeres, ni de las ex. Periencias de las mujeres que hayan sido abusedas por mujeres He trabajado con hombres y mujeres que han sufrido abusos por Parte de su madres y otras mujeres y, en esta situacién, he atendi- do tan cuidadosamente a la articulacion de esta pxperiancia como Iohe hecho a la de cualquier otra experiencia de abuso, Curis: Hay otras preguntas que quisiera hacerte, sobre otros as- Pectos de tu trabajo con personas que han sobrevivido al abuso stds de acuerdo? Micuart: He apreciado tus preguntas y me han brindado la oper- tunidad de articular muchas de mis ideas acerca de este trabajo. Pero necesitaria un descanso, Quizés podrfamos volver sobre esas otras preguntes en alguna otra ocasién, Me gustaria también su- gorirte una lectura que te podria interesar: Discoveries: A Group Resource Guide for Women who have been Sexually Abused during Childhood, de Sheridan Linnell y Dorothy Cora, Esta gufe de re- cursos es una buena fuente de informacién sobre aplicaciones préc- ticas y creativas de esto trabajo dentro de la tradicién narrativa. ‘Cunis: Muy bien, Io buscaré, ¥ combinemos para encontrarnos de nuevo a hablar de este trabajo. Gracias, Michael, Bibliografia Linnell, 8. y Cora, D. 1999. Discoveries: A Group Resource Quide for Wo ‘men who have been Sexwally Abused during Childhood. Sydney, Dymp- na House Publications. oes i ILEF RARE IES Ia02 4 EOE IB4898 116 5 Experiencia psicética y discurso* ENTREVISTA D2 KEN SteWART** ‘Ken: en Ia entrevista de 1990 te pedi quo me explicaras tu teorfa dela patologia. Y me respondiste ast: La palabra «patologia» me asusta. Cuando la oigo pienso en et espectacular éxito de la medicina clinica en le cosificacisn de las personas y sus euerpos, y pienso hasta qué punto la patologiza- cion de las personas es la préctica més corriente y aceptada en as disciptinas de la salud /bienestar mental y el més importan- te logro de las escuelas psicoldgicas, Hoy tu respuesta seria la misma? Micitaxt: De ninguna manera me retractaria de lo que sostuve en aquella entrevista de hace algunos aitos, Actualmente los profesio- * ata os, on cierto sentido, una entrovisa dontro de otra entreviste. Aguas de Jas preguntas aqut formiuladas se basan en uns entrevista anterior, que se rea- lisé en 1900 y nunca Fae terminada. ‘Stewart pertenece al Programa de Tratamiento de Familia ée Human Ser- vices Inc, Washington Coanty, Minneset, yes profesor adjuntode la Facultad de Psicologie Profesional de Minnesota, ur

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