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- CONSUMO PROBLEMATICO EN LA SOCIEDAD s CAPITALISTA ACTUAL. EL = CONSUMO COMO MARCA DE : PERTENENCIA EL MERCADO SEXISTA EL MERCADO LABORAL PARECE ABOGAR DE MODO CONTRARIO A LA PARTICIPACION FEMENINA, BASANDOSE EN ARGUMENTOS FALACES COMO DEBILIDAD DE CARACTER, POCA CAPACIDAD DE DECISION PROPIA Y FALTA DE ENTRENAMIENTO EN LA TOMA DE DECISIONES. LA NECESIDAD DE UNA NUEVA CONCIENCIA PARA LOGRAR UNA SOCIEDAD MAS DEMOCRATICA. 46> ubo tiempos, all ojos yhace mu- cho, en que la especie humana no onocia a severa diferoncacién detareas seginlos sexos. Es muy probable que en las primerasetapas dela hominizacén Jas mujeres practicarn as misma lores que os varones En efecto, las primera fase de la humanidad seguramente no conoctanespeciallzaciones dom nantes entre los géneros, Peo con el desarrollo del sistema patriacal as funciones se hiclerontaantes ylus actividades muy contrapuestas, Se impuso la ‘norma seg la cual las funclones femeninas deben ser esenclalmente reproductiva; ge sostuvo con rotunda aceptacién hasta hace poco tiempo, que las labors ‘arg dels mujeres no podian sr otras que cuidado dela descencencia yla atencién del efnyge.y queen todo caso se debian ea vida domestic. Las cociedades tomaron incuestonable quelas mujeres debian pai, eriary siti. Pero mds allé de este mandato, las mujeres siempre ee desenvolviezon en laboresy trabajos que se apartaban dele norma, esto parece haber ‘currido en todas as sciedades aunque la mayoria ‘de las veces las actividades en que se han desempe- ‘ado han guardado las caractefsteas més cercenas al estereotipo del cuidado ya asistencia, Prueba de esto sido el largo desempetio como empleadas Gel servilo doméstico entre las menos calfcadas- yenlos servicios educativos y de salud paralas que pudieron tener mejor educacién formal. Voy a abordar sucintamente los euatr prin- clpales problemas que hasta los dias que corren enfrentanlas mujeres para desazolla actividades ‘eonéimicasa saber: La segmentacién del mercado ‘A pesar deo grande cambios tecnolfeasy de lastransformaciones en a organlzacén del trabao, Ja enorme mayorla delas actividades de tran formacin siguen siendo aenas las mujeres. El ‘mercado exhibe tna férrendvsionsogtin la cual hay actividades masculinasyfemeninas, aunque Jos cambios de ae ilsmas décadas hayan modifi- ado en parte esos tajantes escenarios La opinién patraral ha sostenido que las actividades que ¢xign fuerza estén por completo vedadas Tas por DORA BARRANCOS ‘jeres, pero algunos puestos de trabajo se han “feminizado" ~me refiero a los atributos "blandos {ue obtuvieron, susttuyende el esfuerzo corporal ppor la mediacién téenica-, pero ello no ha signifi- ‘ado un aumento de la participacidn de las mujer Las plantas fabriles, por lo general, expresan esas segmentaciones: hay secciones donde no ingresa las mujeres, aun cuando haya habido adaptecione engonémicas y cuando la méquina haya sustituido el brazo humano, La mayorfa de os puestos, en ca todas las ramas de la produccién, siguen siendo referencialmente masculinos, de modo que pod ‘concluirse que la enorme mayoria de la activie ad transformadora es “impropia” para el género fernenino, Ya que no es posible sostener la ret6rice del pasado respecto de le inadecuacién de pesos y fuerzas la principal argumentacién es que hay un Aéfict de calificacin entre los sexos, los varones ‘stn més preperados, son més calificados. Estas aseveraciones son falaces en varios sen- tidos. Hay puestos en donde no es requerida una calificacién especial y sin embargo no se permite cl ingreso de mujeres, El axioma podria ser algo asi como “a jgualdad descalifcatoria se prefiere a los varones’. Las calficaciones previas completa- ‘mente pertinentes a ciertos puestos aborales son, también escasas entre los varones, pero se opta po entrenar a estos y no a las mujeres, Pero lo notable fs que estas son, prima facie, més califloadas en, promedio que los varones, ;cdmo entender sino las estadfsticas de escolaridad relativas a ambos sex0s? En nuestro pais, las mujeres poseen mayor educacién formal, su proporcién es mayor entre Quienes terminan el nivel secundario,y también so ‘mujeres quienes en mayor medida completan la formacién universitaria; ys esto fuera poco, son la _iyjeres quienes astentan los mejores promedios e estos dos ciclos educativos, ,Cémo podria sostener se que hay menor calificacién entre las mujeres? Y ‘en el peor de los casos, scémo es posible convalidar laseleccidn de varones ante un défict equivalente de formacién? Ambas preguntas se responden. apelando a la intervencién de los dispositivosideo- lgicos, als eficacia de los estereotipos de género, ‘la espesura que alcanza el valor simbélico de le diferencia sexual en nuestras sociedades, 88 La brecha salarial ‘Ladiferencia entre los salarios masculinos y feme- ‘nos se manifesta todavia de manera ominosa, ‘aunque se hayan corregido las groserias del pasado. ‘Lamasa salaral representada por el sexo femenino se sitia en torno del70 por ciento de las remunera~ clones. Esa brecha, desde luego, se profundiza 0 ‘no dependiendo de los sectores econdmicos y por cierto de las diferentes amas de actvided. Estu- dios recientes han mostrado que la diferencia se acorta bastante entre os segmeentos que comportan ‘menor calificacién,y en algunos lugares de! pats parecerfa que on determinades puestos de trabajo de muy baja calificacin la brecha es inexistente Pero se trata de situaciones muy puntuales, Resulta indiscutible que a medida que se asciende en la jerarqufa de las funciones, en les éreas de mayor calfcacién, los salarios masculinos son cerca del 85 por cieto més altos que los de las mujeres. Es ‘muy probable quela masa selarial del profesora- do universtario, para poner un caso en el que la calficacin promedio es muy alta, exhiba un notable divergencia, Le mayor educacién femenina pparadéjicamente parece ser un obstéculo para la equidad en el mercado laboral Esta circunstan- cia fuerza a reconocer las difcultades que deben sy 80"tea las mujeres para el reconocimiento, puesto que e menudo lo que se pone de manifesto es que las mujeres altamente capacitadas no pueden hacer Je misma carrera laboral que los pares masculinos y {que estos son privilegiados aa hora de los ascensos 1 de otras formas de legitimacién de su desempeto. En nuestro pais, las muj educacion formal, su propo quienes terminan el nivel secundario, y también EL MERCADO SEXISTA > 47 El techo de cristal 1 fenémeno discrecional que padecen las mujeres cuando legan a de- terminados niveles laborales sin poder trasponerlos se denomina “techo de cristal” en la critica fominista, Carreras femeninas interesantes se detienen en una determinaca marca ascensional debido a que actiian fuertes restricciones de género: los altos cargos, las jefaturasy, en general, Jos puestos de decision y de mayor rango se reservan para los varones. Se trata de un fendmeno complejo puesto que a menudo las preferencias por los candidatos varones se ustifica con evaluaciones “objtivas” acerca de Jos méritos demostrados. Porlo general se ha naturalizado, hasta hacerse inexorable, que la selecein para los puestos en donde cuenta un mayor ercicio de poder recaiga en principio en candidaturas masculinas. La observacin critica de este fenémeno ha concluido en una serie de aspec- tos entre os que sefalo los prinlpales, a saber: © Las diftcultades para una adecuada visibilidad de las contribucio- res femeninas puesto que los resortes gerenciales, los altos mandos, estn en manos de varones, © Las difcultades de as proplas mujeres que a menudo se sienten * ‘con poca vocacién competitiva frente a los varones. (© Las dificultades en tornar verdaderamente objetivas las evaluacio- nes, teniendo en cuenta los significados diferenciales dela materni- dad y la esfera doméstica en la construceién de una carrera laboral 'O Las falsas atribuctones de que las mujeres pueden “cumplir menos’ A pesar de los grandes cambios tecnoldgicos y de las transformaciones en la organizacion del trabajo, la enorme mayoria de las actividades de transformacion sigue siendo ajena a las mujeres. ARM LORS TLCS AO TOM AMIS ACMA LL IRCA OT Ae a ARTO ACL Pentel lone anea la formacion universitaria. Se ha naturalizado, hasta hacerse inexorable, que la seleccién para los puestos en donde cuenta un mayor ejercicio de poder recaiga en principio en candidaturas masculinas. Poderosos influjos androcéntricos se encuentran en Jabase explicativa de a discriminacién suftida por Jas mujeres cuando ee trata de acceder a cargos de- cisorios, Forman parte central de egos imaginarios las expectativas negativas que suelen representar Jos mandos femeninos debido a los estereotipos ‘construidos de modo falazhace muchisimo tiempo, y que también son paradéjicos.Por una parte se ‘asocia alas mujeres con debilidad de cardcter, poca capacidad de decisi6n propia y falta de entrena- ‘miento en la toma de decisiones. Pero por otra Parte, se vincula la idlosincrasia femenina con el ‘exceso emocional, la falta de control ya incapact- dad para resolver racionalmente los problemas. Se 48> por DORA BARRANCOS trata de cwestiones por completo ideoldgices, sin sustento racional, que revelan la hondura de los arquetipos de género. La discriminacién sexista El mercado laboral en buena medida parece abogar € de modo contrario ala participacién femenina, ‘aunque siempre hayan existido experiencias sectoriales que la prefiieran, Tallo que ha ocueri- do histéricamente con el sector servicios, que de lejos ha sido el de mayor convocatoria de muje- tes alo largo de los tiempos en nuestro pals. Sin duda,resalta la enorme legitimidad del magisterio femenino, La feminizaci6n de la docencia estaba Sp PS PS eg tp ep ae eee SOCIEDAD DE CONSUMO Y CULTURA CONSUMISTA :Qué une en una sola caracterizacién los fenémenos en apatiencia tan dispares del creciente aumento en el intercambio de informacién —no sblo personal sino intima a detalle que permite la socializacién “confesional” entre los usuarios de Inter- net, por un lado; las précticas especiali- zadas de las empresas por la identificacién y clasificacién de clientes que multiplica las técticas divisorias y exclusivistas a partir de ctiterios de rentabilidad potencial del usuatio, ¢s decir, de potencialidad de cré- dito del que dispone el cliente, por otro; y los nuevos sistemas de algunos Estados europeos anunciados como “inmigracién selectiva” de acuerdo con las propias nece- sidades de esos Estados? Zygmunt Bauman nos responde en su mis reciente libro, que lo que permite visualizar a estos tres sucesos de la realidad contemporinea como ejemplos de una misma situacién es la nueva condicién humana que entrafian: la del individuo como producto deseable y atractivo puesto en el mercado y promocionado por sf mismo, Ser el promotor del producto y el producto mismo que se promueve se ha * Bauman, Zygmunt. Vida de consumo, ECE, México, 2007, en Zygmunt Bauman* Gabriela M. Lara Pulido Georgina Colin convertido en la esencia de la nueva sociedad de consumidores que, a dife- rencia de la anterior sociedad de produe- tores, recicla a sus miembros bajo la forma de bienes de cambio capaces de atract clientes y generar demanda. Este es el argumento que estructura los cuatro capftulos que conforman Vida de consumo. ‘A pattir de este argumento central se desprenden las tipologtas que el sociéloga polaco presenta alrededor de conceptos como consumismo, por oposicién a consumo; sociedad de consumidoresy culeura consumista para finalmente sefialar los invisibles -por omisién e indiferencia datos colaterales del consumismo y sus repercusiones cn la politica, la democracia y la preferencia por diferentes sistemas de valores. Las transformaciones del Estado, basadas en Ia transferencia de la recon- versién laboral a los mercados; es decir, su radical destegularizacién y privatizacién y al mismo tiempo (o precisamente como consecuencia de ello) las reglas del mercado que colonizan todas las formas de relaciones personales y vinculos humanos; la construccién de la identidad; el individualismos la nueva visi6n de la pobreza y de la criminalidad basadas en ARGUMENTOS * UAM-X * MEXICO 211 I SOCIEDAD DE CONSUMO Y CULTURA CONSUMISTA EN ZYGMUNT BAUMAN el miedo y la incertidumbre; asf como la preeminencia de la instantaneidad como precepto que permite el veloz. olvido del pasado y la irresponsabilidad por las consecuencias del futuro, esa instanta- neidad representada en la gratificacién inmediaca durante el acto del consumo; son algunos de los aspectos que Bauman tefiere a partir de este estudio critico de Ia sociedad de nuestros dias al profundizar y argumentar de modos distintos las ideas discutidas en trabajos anteriores como Modernidad liguida, Miedo liguido y Sociedad sitiada entre otros. Al hacer esta reflexién, Zygmunt Bauman introduce conceptos como “feti- chismo de la subjetividad” y ‘tiempo puntillista” (cémino més bien retomado de Michel Maffesoli) que permiten dar cuenta de la condicién del sujeto, al mismo tiempo que caracterizar la cultura de la sociedad de consumo. La idea del “fetichismo de la subje- tividad” se basa en la supuesta soberanfa del consumidor, la idea del sujeto ms libre que nunca para de elegir entre todas las opciones clegibles del mercado. Si Marx hablaba del “fetichismo de fa mercancfa” al ctticar el ocultamiento dela interaccién humana, o sea, de la fuerza de trabajo detrés del movimiento de las mercanciass Bauman apela a un fenémeno distinto que se instaura entre los criticos de la sociedad actual: “el fetichismo de la subjetividad”. ‘Ast, lo que permanece oculto son las relaciones de compraventa detrés de la construccién de tal subjetividad, a partir del constante intercambio de identidades ad hoc que la cultura del consumismo permite: “compro, luego existo... como sujeto”. Los tipos ideales que el autor propone en este texto son claramente delimitados y explicicados. De esta manera define el consumismo, en primer lugar, como un atributo de la sociedad conformada por individuos cuya capacidad de querer, desear o anhelar ha sido separada 0 “alienada? de ellos mismos. A su ver, esa capacidad se convierte en la principal fuerza que pone en movimiento a toda la sociedad de consumidores. En el consu- mismo, el consumo ha desplazado al trabajo como principal actividad gene- radora de Ia sociedad. La felicidad no esta determinada por la gratificacién de los deseos ni por la aptopiacién y el control que aseguren confort, sino més bien por un aumento permanente en el volumen y la intensidad de los deseos, lo que a su ver produce una fila cada vez més interminable de productos creados para el desecho y la sustitucién. Bauman nos dice entonces, que el moderno consumismo Ifquido se carac- teriza por una negociacién del significado del tiempos y, retomando una metéfora de Michel Maffesoli, incorpora la idea del “diempo puntillista” en su discusién. Esta imagen presenta al tiempo como frac- turado en multicud de “instantes eternos” gue se oponen a conceder importancia tanto al pasado de la tradicién como al 212 NUEVA EPOCA * ANO 20 * NUM, 55 * SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2007 futuro del progreso, para_volcarse tinica- mente en las infinitas posibilidades y satis- facciones que caben en un presente eterno. De esta manera, la vida acelerada que caracteriza al consumismo esti basada cn Ja velocidad que entrafia la necesidad de alcanzar las oportunidades que se presen- tan en el momento y que anuncian el peligro de desaparecer al instante. Vale decir que el autor enfatiza en que el apremio no consiste en adquitir y acu- mular sino en eliminar y reemplazar, El valor supremo y caracteristico de una sociedad de consumidores es una vida feliz aqul y ahora. El gran problema que Bauman sefiala en el consumismo es el que se presenta al evaluat la capacidad de la sociedad para mantenerse a la altura de sus propias aspiraciones. Y es que si la promesa de satisfaccién s6lo conserva su poder de seduccién siempre y cuando los deseos permanezcan insatisfechos, al mismo tiempo, necesariamente, se actecenta la sensacién de inseguridad, hasta convertirse Ia sociedad misma en la fuente del miedo que produce la infelicidad caracterfstica de la sociedad liquida. Pero no hay que confundirnos, la brecha abismal entre la promesa y su cumplimierito no es un efecto secundatio, sino, por el contratio, la condicién necesaria para el buen funcionamiento de la sociedad de consumidores y es, siguiendo a Bauman, el exceso de promesas el que neutraliza la frustracién. La obediencia, el apego, la tendencia a posponer la gratificacién asi como la ética CRITICA DE LIBROS del trabajo son patrones de compor- tamiento que fueron inculcados durante a modernidad. La fibrica y el campo de batalla se dedicaban al manejo y control del cuerpo de sus miembros. En contraste, la sociedad de consumidores concentra sus fuerzas de coercién en el manejo del espfritu, En este sentido, no reconoce diferencia de edad o género y atin més, por extrafio que parezca a simple vista, tampoco de clase. De esto se desprende, segtin Bauman, que consumir es invertir en la propia pertenencia a la sociedad. El propésito fundamental y decisivo del consumo es levar el estatus del consumidor al de un bien de cambio vendible. Y no es con- veniente olvidar que el desempefio eficiente del consumidor recae sobre la respon- sabilidad de cada consumidor. Si se acepta esta proposicidn, se puede afirmar que no existe la invalidez. social, solamente la carencia e incompetencia personal, lo que descarta toda causa de ratz social, ‘A su ver, esta proposicién conlleva un nuevo planteamiento de la pobreza, la exclusién y la criminalidad. Los pobres de hoy no son los desempleados sino “los no consumidores”, El tema de la pobreza ¢s, exclusivamente, un problema que atafie ala ley y el orden y se debe responder a él como se responde ante otras instancias de trasgresién de la ley. El aumento de la criminalidad no es un problema de descuido o de mal funcio- namiento de la sociedad, sino un producto propio de la misma sociedad de consumo, cn el que cada vez se hace més grande la ARGUMENTOS * UAM-X * MEXICO 213 3% ‘SOCIEDAD DE CONSUMO Y CULTURA CONSUMISTA EN ZYGMUNT BAUMAN brecha entre aquellos que desean y son capaces de satisfacer sus deseos y los que han sido seducidos pero son incapaces de actuar de la manera en que se espera que acttien. Respecto a las transformaciones de la politica, el autor argumenta cémo también éta ha sido colonizada por la Iégica de los mercados hasta alegar que los sujetos son consumidores por naturaleza, que consumir es ese derecho humano primot- dial que subyace a todos los derechos ciudadanos, con Ja aclaracién de que el mercado de bienes de consumo es més soberano que cualquier soberano politico tradicional ya que ademés de dictar las sentencias de exclusién no admite instancias de apelacién, De tal manera que, el Estado se convierte en el ejecutor de la soberanfa del mercado. En este tipo de sociedad no hay lugar para el disenso y la protesta puesto que el recurso para desarticular cualquier resistencia 0 rebelidn es el de presentar; lo aque en realidad es una nueva obligacién: el consumo. Bauman también hace una critica sobre las teorfas que presentan a politica virtual como una forma nueva y mejorada de hacer politica; teorias que consideran que la velocidad de conexién a Internet significa un avance para la democracia; sospecha de ellas pues le parecen una excusa de las class ilustradas para justificar sus pricticas de vida cada vez més despolitizadas. El intenso flujo de informacién, argumenta el autor, no confluye en la democracia, sino més bien, desvia el disenso y la protesta sustituyendo la confrontacién y el debate por bits de sonido y fotografias. La politica real y la politica vircual marchan en sentidos contratios y la distancia crece a medida que la autosuficiencia de una se beneficia con la ausencia de la otra. Para continuar con el tercer tipo ideal de Bauman, el de la cultura consumista, diremos que lo que la diferencia de su predecesora, la cultura productivista, es la inversién del valor que se le otorga a Ja duracién y a la transitoriedad respec- tivamente. Negat los valores de la poster- gacién de la gratificacién, elevar. lo novedoso por encima de lo perdurable, reducir el lapso entre el nacimiento de un deseo y el momento de su desaparicién son las principales caracteristicas de esta cultura. Los suftimientos més comunes en la cultura actual suclen producirse a causa del exceso de posibilidades més que por dl exceso de prohibiciones. La depresién causada por el miedo a ser inadecuado reemplaza a la neurosis causada por el horror a la culpa. Los conceptos de responsabilidad y eleccién responsable, antes pertenecientes al campo de la responsabilidad ética y la preocupacién moral por el Osro han mudado a la autorrealizacién y al célculo de riesgos. La victima colateral es el Otro. La incertidumbre y la autorreprobacién son el resultado de la total transferencia de las responsabilidades en el libre arbicrio del individuo y la incapacidad de igualar 214 NUEVA EPOCA * ANlO 20 * NUM, 55 * SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2007 a el esfuerzo con su recompensa puede ser la causa del complejo de inadecuacién. Para Bauman, la magnieud del dafio que todo esto puede provocar en el tejido social es, o deberfa ser, tema de debate en la actualidad. Sobresale el andlisis de las nuevas con- diciones que permiten la construccién de identidad entre los sujetos de la cultura consumista, Esta ultima se caracteriza por promover un constante desafecto hacia la identidad adquirida y hacia el conjunto de necesidades que esa identidad define (gracias a la expansién de la cirugfa plistica, por ejemplo, la continua creacién de un aspecto nuevo y mejorado ya no se considera algo excepcional). En la escala de valores de Ja cultura consumista, el apego hacia cualquier producto, incluyendo las relaciones senti- mentales, se ve como un lastre pesado y obsoleto que debe ser desechado cuanto antes, La fragilidad y la prescindibilidad de las identidades individuales y los lazos intehumanos aparecen como la esencia misma de la libertad individual. No ¢s la posibilidad de conexién la que hace tan exitosas a las redes electrénicas de comu- nicacién, sino precisamente la posibilidad de desconexién en el momento que se desee. Bauman introduce la concepcién de dos recursos que alivian el dolor del desmantelamiento identitario en la cultura consumista: las “comunidades de guardarropa’; definidas como comuni- dades fantasma, ilusorias, ad hoc en las que la modalidad de “membresfa comu- CRITICA DE LIBROS nitatia” es totalmente subjetiva pues lo que cuenta es la experiencia momenténea de comunidad, por un lados y Ia posibilidad de comprar la “identidad incluida” en los productos del mercado, por otro. Al final el autor repara acerca de cudles son los “dafios colaterales” del consu- mismo, Sefila que, el mas importante de Ja sociedad contempordnea es la transfor macién absoluta de la vida humana en. un bien de cambio. Pero la victima colectiva, es decir, el “dafio colateral miltiple” de la sociedad de consumo es aquella categorfa de la poblacién que ha sido calificada como “infraclase”. ‘A diferencia de la “clase trabajadora’, la clase que cumple una funcién indispen- sable para la sociedad; y de la “clase baja", gue pertenece a la imagen de una sociedad con movilidad; la “infraclase” remice a una sociedad que no es accesible para todos, que excluye a una categorfa de gence a quien se aplica la ley negindole o reti- indole su aplicacién, gente sin valor de mercado, incapaces de abocarse a la actividad de consumir, Como estas per- sonas resultan initiles, sdlo se repara en ellas por los peligros que representan, Por tanto, Bauman apela al Estado social como posible solucién a las problematicas planteadas por la sociedad de consumidores. Enfatiza que sin derechos sociales para todos, una gran cantidad de personas sentiran que sus derechos polfticos son inservibles e indignos de atencidn. Reficre al modelo escandinavo como ejemplo de la vitalidad de un Estado social, asi como también _ ARGUMENTOS * UAM-X * MEXICO 215 3s SOCIEDAD DE CONSUMO Y CULTURA CONSUMISTA EN ZYGMUNT BAUMAN hace referencia a lo que denomina los “estados sociales emergentes” en Vene- zuela, Bolivia, Brasil 0 Chile. Desde esta perspectiva, la funcién del Estado social en las sociedad de consumi- dores es, tal como lo era en la sociedad de productores, defender a la sociedad del daifo colateral que el principio rector de la vida social podria causar si no fuera monitoreado, controlado y restringido. 216 NUEVA EPOCA * ARO 20 * NUM. 55 * SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2007

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