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JESUITAS Y FRANCISCANOS EN LAS FRONTERAS DE NUEVA ESPANA, SIGLOS XVI-XIX En esta seleccién de ocho ensayos, los autores proponen volver la mirada a jesuitas y franciscanos come problema historiografico. Lejos de la perspectiva apologética y eurocéntrica de los estudios centrados en el papel protagénico del misionero, los estudios aqui reunidos vuelven sobre los miembros de estas érdenes religiosas para plantear distintas posibilidades de investigacién. Desde las consideraciones institucionales sobre el quehacer de los religiosos hasta los desencuentros interpersonales donde asoman identidades en conflicto, los trabajos aqui reunidos invitan a repensar los arquetipos que se han construido acerca de jesuitas y franciscanos en la Nueva Espafia para buscar formas de reinterpretarlos en tanto sujetos histéricos. KI" veintiuno wy EL COLEGIO jeditores, JALISCO portad de Pablo Labastida José Refugio dela Torre Curiel / Gilberto Lopez Castillo JESUITAS FRANCISCANOS EN LAS FRONTERAS DE NUEVA ESPANA, ro SIGLOS XVI-XIX EA Ge JESUITAS Y FRANCISCANOS José Reiugiodela Torre Curiel / Gilberto Lopez Castillo i Jesuitas y franciscanos en las fronteras de Nueva Espaiia, siglos xvi-xix José REFUGIO DE LA TORRE CURIEL GILBERTO LOPEZ CASTILLO ‘grupo editorial siglo veintiuno “Siglo sad edtores (CERRO Da. AGL 248, ROMERO DE TERREROS, 063910, OLDAD DE WACO ww sijcosiedtres comm ‘siglo a editores, argentina (GuMTEVALA 4804, 014250, ELENCE ARES, ANGENTIA ‘wnt sigbooiedions.comar anthropos editorial LsvT 241-243, 0801S, aARCHLONA, ESP wnwanthropos-estoil.com caranceacron tA ruatzcaciés oxime Torte Casil, Jot Refugio del, auor | Lépez Castillo, Gilberto, ‘irvto: [esta franciscanos en as fronteras de Nueva Espa siglos ‘kvixtx/ ost Refuglo dela Torre Curie, Gilbero Lépez Casilla Desorsecibv: Primera eicén | Cludad de México Siglo 20 Colegio de Jlisco, 2020. ‘couscerée: Los once ros twuntisicanonts:978-607-03-1078-2 : 978-607-8657-38-4 ‘Tens: Jesltas~ Misiones | Pranciscanos ~ Misiones | Iglesia catia ~ Mi slones [taststcacténe LOC BV2829 T67 |DDC 26628 sta cbraa side apoyada por el Fondo Sectorial de Investigacion para a Educacion SEP-CONACyT, através del proyecto mimero 250624 (Convo~ «storia Ciencia Bésiea 2015-01). tore: BL primera edicién, 2020 © siglo xxi editores,. ade ¥ fbn 978-607-03-1078-2 Isbn-¢ 978-607-03-1079-9, © el colegio dejalisco, a. c 5 de mayo 321, zapopan,jalisco isbn 978-607-8657-38-4 Isbn-e 978-607-8657-39-1 erechos reservados conforme ala ley. prohibida sa reproduceién total o parcial por cualquier medio. sbeebs Introduccién: Laintens actvided misionera dela Compania ‘de esis... formaba parte deun proyecto de aspiraciones universale cya figura emblema- ticaeca San Francisco Javier Los jesuitas,pa- ra quienes el dominio en un nivel deexcelen- iadelasdisciplinas cientficasy humanistcas ra un recurso indispensable, ejercieron una inluencia,a veces crucial, sobre las sociedades en que desartolaron su labor orl que mira su labor misional en Amé- rica es diffe encontrar entre los francscenos otra caracteristica general que ade su eclec- ticismo,su poceinelinaci6n a especulacionés smeramentetedricas ya soluciones reicales, Por lo general, los franciscanos enfocan los problemas con finalidadesprécticas ybuscan soluciones concretasy posible. Aunque esto ro quiere decir ueno apareacanentreelesl- ‘gunos extremistas, tanto por a zquierda co- -mo por la derecha? Una répida ojeada a una lista basica de estuclios sobre la la- bor misionera de jesuitas y franciscanas en la Nueva Espafia * Alfonso Alfio, “Hombres paradéjicos: a experiencia do slteridad’ Artes de México, nim. 65,2008, P-3- * Lino Gomez Canedo, Evangelzacién y conquista. Experience francixana on Hispanoamericn, Mésic, Prva, 1988, p. x1 Iv 8 | werxonuccen ‘muestra que a lo largo de los siglos se ha acumulado un importante ndimero de estereotipos al abordar su actuacion ch Amética, Esto se debe, en parte, a que ambas érdenes, ‘compartieron en distintas épocas proyectos de expansion, misionera en las mismas zonas fronterizas (el septentrién novohispano, el Gran Nayar o la provincia de Guatemala, por ejemplo); no han sido infrecuentes las comparaciones entre los métodos de evangelizacién, los procesos de cam- bio demografico o cultural en las comunidades indigenas donde tuvieron presencia, o incluso la formacién intelec- ‘ual de los religiosos de una y otra orden. Los epfgrafes seleccionados para el inicio de estas Ii- neas evocan, de manera premeditada, un lugar comin al hacer un primer comentario general sobre estos rligiosos. Asiel rigor intelectual y cientifico de los jesuitas, sumado a su sentido de universalidad e involucramiento en la vida de aquellos entre quienes desempefiaban su labor contras- tan con el pragmatismo y la amplitud de soluciones des- plegadas por los franciscanos en su quehacer cotidiano. En cierta forma, ambas caracterizaciones hacen eco del sentido que los documentos fundacionales de estas orde- nes disponfan para la formacién de sus religiosos.* Sin > Antonella Romano, Lacontre-éforme matmatigae, Constitution e difisin Fa ealture mathématqaejsuite aka Renaissance (190-1640), Rowa, Beole Frangaise de Rome, 1999; Perla Chinhils y Antonella Romano (coords), Es criura de la modernidad. Los suites entre cultura vetérica y cultura cient, Mésico, Universidad Iberoamericana/EHESS, 2008 “ La egha franeiscana (capitulo X: 7-10), por elemplo, seh: “Amonesto ex- horton el SeiorJesucristo alos hrmanesa que eguarden de toda soberbia, vanaglora,envidia,avaricia preccupacén y afin de exte mundo, dfamacién yy murmaracién, las que no saben cas, no se precapen de aprender apl- {unseen cab, en quello que por encima de odo eben abel, tener el srmapeccin |9 embargo, como todas las clasificaciones genéricas, esta ar- ‘quetipica visién sobre la experiencia de jesuitas y francis- ‘canos centra su atencién en algunos aspectos salientes de dichos grupos de zctores, lo que a la ver. oscurece varios, rasgos de la historicidad propia de dichos sujetos en el contexto de la expansion misionera en la Nueva Espatia. ‘A partir de estas reflexiones, los trabajos aqui reunidos tratan de ser una invitacién a repensar las formas en que se han construido estas imagenes acerca del franciscano y del jesuita en tanto sujetos hist6ricos. Desde luego, no se trata de una apologia del rol del misionero, ni de una vuel- taala perspectiva eurocéntrica que subraya dl protagonis- ‘mo de un solo agente social (el misionero, en este caso) como elemento explicativo de fenémenos coyunturales 0 procesos de cambio de largo aliento. Hace ya varias déca- das que diversos investigadores justificaron la necesidad de tuna reescritura de la historia misional que dejara de idea- lizar, distorsionar y sobredimensionar el papel. que los miembros de las érdenes religiosas tuvieron en el pasado de las sociedades americanas en general, para incorporar en el andlisis historic la participacién de otros grupos de actores (especialmente los indios) 3 Pero también es un Espiritu del Sefiory su santa operaién,orar continuamente al Sefior con un coreaén puro, tener humid, pacienia en la perseucion yen la enferme- dda, yamar alos que aos persguen,reprenden ¥acusa’ nasi afadid. » 2 caso més conocido de es lamatlo viene de grupo de imvestgadores queen los dkimos aos del igo 22 convergieron en la Iatada New Latin American ‘Mision Histor, eupoe principals proponentes fueron Erick Langer y Robert Jackaon, En es formulacin, la narcativahistica rat de deveve el protago- nism al indo como ee del discuss y ands, lo que, sin embargo, significd perder de vista a otro actores sociales. nl actualidad, nueves propuestas de Investigacion tentas al descubrimiento del otro en el discursohistico han BSCE ggg Mee 10] rmopucaox hecho aceptado que dentro de estas renovadas formas de comprender a historia es posible volver la mirada sobre los niembros delas érdenes religiosas como sujetos que den- tro de sus comunidades locales, 0 en el contexto de una provincia o la orden en general, vivieron historias indivi- duales que han de ser leidas frente alos amplios contextos de los desarrollos institucionales de sus propias Ordenes y al lado del desarrollo del resto de los actores sociales. Con estas ideas en mente tomé forma et proyecto de cditar, en un solo volumen, un conjunto de trabajos cuyo centro de anilisis son distintos franciscanos y jesuitas, pa- ra mostrar diversas agendas de investigacién hist6rica. Un aliciente adicional fue que estos trabajos, publicados pre- viamente en versiones un poco distintas,resultaban de di- ficil acceso para el lector en general, por haber aparecido en otro idioma o en libros y revistas especializadas. estado que esos “actors relegados” no solamente eran los indie, sino mu chos ots individuos que, en su eapecidad de vecinos, oldades,auiliaes 0 «enemigos, o en func de su adsripeién tna, partiiparon del complejo ex- tramado de las sociedsles de frontera Véase Frick Langery Robert Jackson (cs), The New Lain Aseria Mision History, Lincoln, University of Nebraska res 1995 Ignacio Almada Bay, Jost Morcos Medina Bustos y Mara del Vlle Borer Si «8, Descubriendo os indios y redimensionando alos misioneros, 681-181 Region y sociedad, vo. 1g rir. especial, 2007, pp 257-66; Jot de a Cruz Pa- checo, lsistoma estico misionalen el noroestnovolispane, la provincia tape- huane,Topiay San André (396-175), Durango, Instituto de Cultura del Estado de Durango, 201,y en el mismo tenor, Gilberto Lépee Casilla, El poblamiento ‘ener de indioscahitas,rransformaciones dela terroralidad en eleontexio de las misiones esas, 911790, Méaico Siglo XXI Eéitresl Colegio de Sina Joa, 2010, Partculameate, Cynthia Redding en una desus obras més recent, Pueblos de rontera,eolonaje,grupasniosyespacias ecldgzos en el naroeste de Méxc, 700-1830(Hermesil, 2 Colegio de Sona, 2015), tom6 como pun- to depatida le misén, entendica como una nstitcion que sirviera de venta- 1a para mrar més de cerca als pueblos indigenas yaa sociedad colonia saints serraapvccaén| 1 En tanto conjunto, esta coleccién de trabajos no est pensada como un ejemplo de historia comparada en sen- tido estricto. Cada ensayo fue desarrollado, en su momen- to, para dar respuesta a interrogantes independientes, sin visualizarse como una contrapaite a los desarrollos de otra orden religiosa. Sin embargo, aspiramos a queyal verse co- ‘mo una suma coherente, los lectores puedan trazar los pa- ralelismos aqui propuestos y avanzar junto con los autores en el debate sobre las diversas aristas de las experiencias individuales y colectivas de los miembros del clero regu- Jaren la Nueva Espatia. Abre esta propuesta una primera seccién dedicada a los procesos generales de planeacion della experiencia mi sionera desde centros distantes. En ese ambito de andlisis, se ofrece a los lectores un par de ejemplos sobre el trazo de las directrices en la organizacién del trabajo misional de jesuitas y franciscanos; se discute el significado de la di- ‘mensién institucional de la elaboracién de discursos nor- mativos por parte de las autoridades de las mencionadas ‘rdenes. Sin entrar al terreno del derecho can6nico o las tradiciones juridicas, ls capftulos se enfocan en las formas en que franciscanos y jesuitas productan y (des)atendian estas lineas generales de accién, En la segunda parte se profundiza en este mismo tema mediante el seguimiento de trayectotias individuales de algunos jesuitas y franciscanos. Habida cuenta de que ha- bia marcos que configuraban la accién de cada religioso, srgen preguntas acerca de las formas en que la légica del orden y la vida estructurada segin pardmetros preesta- blecidos fue observada, cuestionada o reinterpretada por algunos sujetos en especifico. No se trata abiertamente del 12| nernoouccios tema de la indisciplina o el escéndalo entre miembros del clero regular, sino de la inquietud por entender los limites derla elasticidad em la interpretacién de las normas o el margen personal de maniobra para cumplir con los pape- les asumiidos por cada individuo. Alabordar los procesos de expansién institucional, es- tallectura en paralelo plantea, en la tercera seccién, la pre- gunta de qué tanto fue la experiencia personal o el diseito institucional lo que incidié en la configuraciGn de los dis- ttitos misionales de las drdenes religiosas aqut referidas, (ll&mense provincias, colegios, comisarias). Tanto en el pro- ceso de la observacién en los espacios abiertos, como en. el momento de la preparaci6n de reportes, 0 en la fase de planeacién de nuevos escenarios para la accién, la compa- racién entre el quehacer de jesuitas y franciscanos ofrece nuevos contrastes y similitudes. Finalmente, la cuarta seccién plantea la idea del relevo generacional como momento de rupture y continuidad, ‘Los capitulos de esta parte vuelven sobre ejemplos de li- derazgos personales entre jesuitas y franciscanos para lustrar las formas en que surgieron el acuerdo, el conflic- to 0 el disenso, y como fueron encausados en coyunturas especificas, En todo caso, este esfuuerzo editorial busca una mayor comprensin de procesos hist6ricos que tuvieron efecto en. las fronteras novohispana y mexicana, donde unos y otros, campos misionales, jesuftico y franciscano, si bien no usual- mente sincrénicos, se desarrollaron en espacios territoria~ les compartidos. Historias apatentemente inconexas, cu- ‘ya presencia frente a frente suele ser historiogréficamente omitida rwrropvcei | 13, Bibliografia Alfaro, Alfonso, “Hombres parad6jicos: la experiencia de alteri- dad’, Artes de Mésico, nim. 65, 2003, PP. 9-27. ‘Almada Bay, Ignacio, José Marcos Medina Bustos y Maria del Va- le Borrero Silva, “Hacia una nueva interpretacién del régimen colonial en Sonora, Descubriendo a los indios y redimensio- nando a los misioneros, 1681-1821, Regién y sociedad, vol. 19, iim. especial, 2007, pp. 237-266. Chinchilla, Perlay Antonella Romano (coords.), Eserituras de la modernidad, Los jesuitas entre cultura retrica y cultura cien- tffca, México, Universidad Iberoamericana/E3itSS, 2008. Gémez. Canedo, Lino, Evangelizacion y conquista, Experiencia {franciscana en Hispanoamérica, México, Portia, 1988. Langer, Erickyy Robert H, Jackson (eds.), The New Latin American ‘Mission History, Lincoln, University of Nebraska Press, 1995 Lopez Castillo, Gilberto, El poblamiento en tierra de indioscahi- tas, transformaciones de la teritorialidad en el contexto de las risiones jesufticas, 1591-1790, México, Sigho XXI Editores/El Colegio de Sinaloa, 2010. Pacheco, José de la Cruz, Bt sistema jesuttico misional en el no- roeste novohispano, la provincia tepehuana, Topia y San An- drés (1596-1753), Durango, Instituto de Cultura del Estado de Durango, 2015, Radding, Cynthia, Pueblos de frontera, coloniaj, grupos étnicos y espacios ecolégicos en el noroeste de México, 1700-1850, Hler- mosillo, El Colegio de Sonora, 2015. Romano, Antonella, La comre-réforme mathématique. Constitu- tion et diffusion d'un culture mathématique jute a la Renais- sance (1540-1640), Roma, Ecole Francaise de Rome, 1999. Eases ta else gee eee gee gee BEC C tts Eee LSC e=L eet EEE EEL EEE a sacs PRIMERA PARTE Lineas generales de accién | Los mecanismos institucionales de fa administracién jesuitica en Nueva Vizcaya y la Superintendencia de misiones de tierra adentro, 1572-1635* GILBERTO LOPEZ CasTILLO** Se parte de la conviccién de que la Nueva Espafia fre para la Compaiifa de Jestis uno de los principales campos de accién en el Nuevo Mundo. Apenas en medio siglo tuvo. un desarrollo que la llev6 a un despliegue territorial que incluia las principales ciudades del reino, donde se establecieron colegios y seminarios, asi como espacios alejados del norte (Nueva Vizcaya) y sureste y América Central (Mérida y Guatemala), donde desarrollaron diver- 50s tipos de accién misionera. La Provincia Mexicana fue, asimismo, punto de partida de la provincia del Nuevo Rei- no de Granada y de la misiOn de Filipinas. * Una primera versin de este capitulo fue publicada en lo revista Letras His- ‘éricas, rm. 8, primavera-verano de 2015 pp.s-9. Al igual que el conjunto de textos aqui preentados, sta es una version revsada yacrslizada, > vat Sinaloa "iste una ampli historiografia sobre el establecimiento delos estas en Naeva Espana, sibin las obras cscs sn el punto de referencia iniilres- ecto de aque momento historic, por ejemplo, Francisco Javier Alegre, Hli- toria deta provincia de la Compania de Jsis de Nueva Bipafa, 2, Roms, Isitutum Historicum Societatis lsu, 1956-2960; Gerard Decorme, La obra de os jesuitas mexicanas drat a pce colonel. 573-1767 (Compe his- ‘ia, 2 vols, Mérico, Antigua Libreria de José Porn ehijs, 1941; Juan Sin- chez Baquero, Furdacién dela Compania de Jessen la Nueva Espa, 16- lt 18 | punena pare Linens cunnases De ACcLON Particularmente, los establecimientos jesuiticos nor- tefios de la Provincia Mexicana tuvierom caracteristico el ser territorios permanentes de mision y lesde la perspeCtiva Toman, at MEMOS Ce TOs GENETATES fe suitas, Claudio Acquaviva y Mutio Viteleschi, se les con- cebia como una unidad, més allé de ciertos aspectos pro- pios de cada establecimiento y de as sociedades indigenas e hispanas especificas se trataba de las “Misiones de latie- ra adentro”? Consideramos que actualmente se carece de una visi6n de conjunto que ofrezca una explicacién respecto de cudles fueron los mecanismos por los que los jesuitas desarrolla- ron su labor en este amplio territorio y los ritmos de su desarrollo, con especial atencién en los cambios de esta- tus que transformaron simples misiones temporales en residencias y colegios, y que llevaron ala definicién de sus campos de accién. Un trabajo de esta naturaleza nos lle- 180 México, Pati, 945,y Francisco Zambrano, Diccionario bio-biblogifco dela Companta de fests en Mésico 16 wls., México, Baitoral us 1961-1977. * Sin embaegos hablar de un coneepto an amplio es como referirseael eami- 1 real deters adentroes decir, un termina evasivo en el que todo abe. Para €!perida del que tata esta investigncion, desde la legis de a Compania de Jeésa Nueva Eepafa hasta los inicoe dela evangelizacin en Sonora, con este ‘nombre se designaba alos extablecimientsjesuitas de Gundian, Sinaloa, To ia, Tepehuaes, Parra, Zacatecas, San Lis dela Pa ascomio sss tespectvas Zonas de nfluenca. Tein se les identfcs como “misiones de la Nueva Viz~ ‘aye Bs importante mencianar que darant el primer coarto del sglo XVI se fandaron los coegis sits de Querézaro y San Luis Potos,ubicads en el camino rea de terre adentco; sin embargo, éstosdesempenaron un papel me- ‘or en cuanto al trabajo misonero permanente entre indigenas sabre el que hemos entra est investigacion. * Ladea proviene de acercamientoexpecfco sobre el tema de os origenes de colegio de Sinaloa, donde queda claro que ia evolucion del estatus de los e5- runenro Lorex casrits [39 varia a explicarnos jcudles fueron las dindmicas locales que intervinieron en este proceso? sCual fue el rol que cesempefiaron los distintos actores de la administracién novohispana? gEn qué medida las autoridades de la or- den, en sus distintas escalas (local, provincial y glabal/ro- mana), fueron receptivas a las necesidades especificas rela- tivasala consolidacién deestos establecimientos misionales yla forma de gobernarlos? Lo anterior si tenemos en cuen- ta que correspondia al general, desde Roma, la definicion ‘ltima de su situacién formal En virlud de que se ha caracterizado el generalato de Claudio Acquaviva como el del desarrollo del espiritu mi- sionero de la Compania de Jestis, nos ha interesado ver los rasgos de continuidad entre éste y su sucesor, y valorar si los cambios en el estatus de los establecimientos que ob- ‘ablecimientos misionales no ha sido un problema deinvestigaci que acupe os historiadors, bien, la informacidn de que te dpone ha sido lmitada, neste casos el epistoario delos generals jeu, Claudio Aequaviva y Ma- tio Viellesch,contribuyea dejar taro diversosaspectos de est proceso. Vés~ sein primer desnrolo de esta temitica en Gilberto L6pez Castillo, El colegio jesita de Sinaloa. Un recuento histriogrfio y documenta’ en Jost dela (Cruz Pacheco, Miguel Vallebueno Gareinavay Jost Carls Zaaueta Manjareez {coords), Memoria del senrinaro La Rligin y los esuitas en el Noreste Novor hispano, vo. 7 Calin, El Colegio de Sinaloa/ Universidad Juarez del Estado de Durango, 2607, pp 83-01, Sin dda es notable la produceisn que en lot ‘timos aos hemos tenido sobre los etablecimientos jsutins del norte de la Nueva para; sin embargo, a gran mayora strata de estudios de eas lo ‘queen alguna medida aecta el punto de vista de esta gran subregién misional alinterior dela Provincia Mexicana dela Compania de Jess: Especticamente sobreel tema dela historia elas colegos, no de os mayores exfierzos provi- ene de Joct de le Cruz Pacheco Rojas, Bi eoloio de Guiana de ls estas, 1596-1767, México, Universidad jurez del Estado de Durango/Plza y Valdés, 2004, También ha desarolad elaspectoeducatvo Laura Alvarez Tosado Alar- ci, Fuccion y evnngeioen Sinaloa, sighs Xv y XVI, México, Colegio de cilleres del Estado de Sina, 1997. 20 | pxmeena uae seas arvana D5 ccs servamos entre 1615 y 1619 son més bien la continuidad de un proceso ya madurado por su antecesor, o forman parte de un “nuevo proyecto” desde Roma.‘ El procedimiento seguido en esta ocasion consistis en Ja consulta sistemnética de tres fuentes: la Monumenta mexicana, que cubre desde 1565 & 1605; la Historia de la provincia de la’ Compaia de Jests de Nueva Espafia, de Francisco Javier Alegre, y final- mente, el Archivo Romano dea Compania de Jesus, parti- cularmente el “Epistolario del General’, comespondiente a la Provincia Mesicana de qus Tos voit quelos volimenes 1y2.contie- nen documentacién entre 1579 y 1638. + periodo de Claudio Acquaviva como general jsut (580-1615) ha recibido atenciGn desde distntos puntos de vss, Ente ia prodoccign reciente tene- ‘mes la obra de Palo Broggio Francesca Canty Perr Antoine Fabre ed.) J esi ai tepid Claudio Acquaviva Strategie politic, religiowe cultural tra ingu e ecent, Brea, Morcellian, 2007. Exist una diversiad de trabajos ‘que desazollan alin aspect espetica dela experiencia misionsr, por eem- pl: Perr-Antoine Fabre, “Eosaye de geopoitica dels correntes epiritua~ les: Alonso Sinchez entre Madrid, Nueva Espana, Flipimas, as costs de China y Roma, 1579193 en Elisabetta Cors(e.), Ondenes religioss ene America y “Asia: ides para oa historia sonora dels espacis colonials, México, Co- legio de Meaico, 2008, pp 85-205; Martin M, Moraes, "Los comienzos de las reclacciones de a provincia del Paraguay en relacién con el derecho indiano ye {tito dela Compania de Jess. Bvoltcin y conics’, Archiv Fisarcuma Soceatis es, vol. 67, nm. 13,3998, pp. 329, Alexandre Coallo dea Rosa, “Repensando el proyecto jsultic ene Alto Per: Diego Martinez SJ, misio ero esta en Charcacoonial(1600-166)' Indiana, nim. 2, 2008, Pp. 31-76. ara Nueva Espana, se relizan esfuernsespetficos sobre el proyecto historio- rico, vee Dante Alberto Alcantara Bojoeg,“E proyecto histriogrdfca de ‘Cluaio Acquaviva ylaconstuccién dela historia dela Compan de Jessen a Nueva Espatia aprinipios del siglo xvi" Etudios de Historia Novhispana, Gm. 40, enero-junio de 2009, pp. 5-80, y "La construcién de la memoria Iisteren de la Compania de Jessen Ia Nueva Espans,siglos XV-xVI esis de Maestris en Historia, México, Facultad de Filosofia y Latras-UNAM, 2007. * False Zebilaga (4), Monamenta mezicane, wok 7, Roe, Instat Histo- cum Societal Tes, 1956-981; Miguel Angel Rodhfguez (ed), Monuimenta suunexro vérzzcastiio| 25 Ritmos de la expansién jesuita y diversos tipos de mision En términos generales, la expansi6n de los jesuitas en Nue~ ‘va Espafia fue paulatina y tuvo al menos tres etapas. Un primer momento se refiere ala instalaci6n e iniciales fun- daciones en la ciudad de México, que corresponden a los primeros dos afios desde su liegada. Un segundo momento deaproximadamentequinceaftosindicalosestablecimien- tos en las ciudades principales del entorno, que incluyen ‘Oaxaca y Patzcuaro (1574), el pueblo de Tepotzotlan (1574), Valladolid y Puebla (4578), y Guadalajara (1586), aunque también aqui se dan los inicios de la viceprovincia de Las, Filipinas (1580), El tercer momento nos remite a los pri- ‘meros establecimientos en émbitos marginales del virrei- nato, en donde encontramos el grupo integrado por las “misiones de la tierra adentro”, asf como las fundaciones ‘enel surestey América Central, tales como Mérida, Guate- mala, Granada y Realejo, lo cual nos lleva @ los sltimos afios del siglo xv1 y el primer cuarto del xvit ‘mexicana vol. 8, Roma Institut Historicum Societais leu, 9915 Francisco Javier Alegre, op. cits Archivam Romanum Sociecats Hsu (en adelante Af), México 02 Epistar del General (en adelante Epp. Gen), Roma: 2, Hl ac cesoa est fuente del ats se reali gracias a una bea dl isttarum Histor ‘cum Societatis esa enabri-mayo de 2006 sendo director doctor Martin M, ‘Moraes. Posteriormente he realizado tres estancias cortas de iavestigacin en dicho repositorio entre 2008 y 201 De manera simultines a que se preparaba este manuscrito, esrb oto estrechamenterelacionade:"Dela ‘ciudad tera 2 las'misiones mas remotas: comunicacin epietlar de oe generals on los jesuitas de Sinaloa, 591-2630 1s: Antiuos Jenits et Iberoamétics, vol 3, ‘im. 2, julio-diiembre de 20, pp. 1-36, 22 [PRIMA PARTE LMHAS GENERALE DE ACCION Durante el segundo momento, jos jesuitas enviados en Jas primeras misiones por el provincial Pedro Sanchez se conviftieroiy en el parmetro sobre las posibilidades que tenfa la Compafifaen Jo tocante a la fundacién de nuevos establecimientos. Su labor fue diversa, en tanto que a la vez ‘que se desempefiaban en los pulpitos de las iglesias secula- res, ena confesién de os espafioles o en la predicacién en lugares puiblicos, estos jesuitas reconocieron en cada caso las. posibilidades para su instalacién permanente, el interés de las autoridades eclesidsticas, asf como el de la monarqufa, representada por gobernadores, miembros de audiencias, yayuntamientos.° Asi, os colegios novohispanos, cuya principal actividad fue la ensefianza en distintos grados, realizaron también tareas periddicas de misién en las mismas ciudades y sus alrededores, incluyendo a los diversos grupos de pobla- cién/ Sin embargo, por lo general se dirigieron a sectores desposeidos, en particular a los pueblos de indios, los hos- pitales y también a los trabajadores de las haciendas y es- tancias de los espaftoles, asi como de los reales dle minas e ingenios azucareros. En cambio, hubo otro tipo de esta- blecimientos, residencias y colegios cuya labor esencial se encaminaba al trabajo misionero entre indigenas como el ° Pex Zubillaga,"M todos misionales dela primera nstruccion de San Fran- sco de Borja paral América espace (567), rch Historic Saietatis Tesu, nim. 2, 1943, pp 5688. ” Una buena carctrizacion dela inportancia delat misiones en Europa —e pattr de un punto de vista general y no s6lo dels misiones jesitas— y a relevante labor entre os pobres la podemos encontrar en Louis Catellit La religin de los pobres: Europa en lo siges XVL-x1x9 Ia formacign del ctaliisme ‘modero, Bilbao: Deselée De Brouwer, 20¢2, especialmente el capitulo tl," ‘xpi dl Concii’, ‘uupenTo Loren casrttio|23 elemento primordial del actuar dela Compatifa y que son Jos caracteristicos del norte novohispano. A partir de las fundaciones de Puebla, Oaxaca, Pétzcua- 10, Valladolid y Guadalajara, se realizaron misiones tempo- rales que podian consistir desde una actividad evangeliza- dora entre los indigenas de los pueblos vecinos por sélo ‘unos dias, que podriamos clasificar en primera instancia como “misiones de cercanias'* hasta verdaderas tempo- radas misioneras o “misiones largas” de hasta seis meses, como las que realizaba el padre Francisco Ferro en el en- torno de Patzcuaro ¢ incluso en la tierra caliente de Mi- choacén, desde los tltimos afios del siglo xvi? Una “mi sién temporal” fue, asimismo, enviada en 1582 a la ciudad de Guatemala por un compromiso directo del provincial Juan de le Plaza." * Beste una caraterizacion del tipo de misiones en Bética (Andalucia Extre- mara) de la que podriemos decir, en primers inset, que es muy smlar en trminos generaes alo que encontramos en a Nueva Expats. Ali se men- onan misiones exploratorissetoraes, de proxiuida,regionales,urbenes misiones de gran amplitud, Véase Marie Lucie Copete y Bernard Vince issions en Détque, pour une typologle des missions inert’ en Pierre ntcine Fabre y Bernard Vincent, Mision eligiesermedermes, note fi et monde, Roms, Ecole Francaise de Rome, 2007, Pp. 261-282 "EI pure Francisco Veer, provincial pare Claudio Acquaviva, general Me co, de ciciembre 600-17 de febrero 161 en Fax Zubilaga (ed), Monomer ‘ta mesicana, vel. 7,pp-380-401. Las misones del padre Feo yaa trabajo entre os indios edestcanprncipalmente por su cardcterexcapcionl. Deecho, en tuna de as consultas pedi informar quien debi pagar estetipo de*misiones de tiempo largo’ Sobre el trabajo evanglizador en MichoacS, véaseFranci- 0 Ramirez, El antiga colegio de Ptecuaro, ed, péavicesy notes de Germ \Viveros, Zamora, El Colegio de Michoacén/Gobierno dal Estado de Micho- ‘cin, 987, Francisco Ramirez, "Relacin sobre la residencia de Michoocin' Relaciones, Estudios de Historia y Sociedad, vol, nin.95, 2003, pp. 167488 ° Francisco Javier Alegre op. cit, 2 pp. 285-284 24 mouena unre seas orwenaes De Act Durante esta segunda etapa se comenz6 a planear el trabajo. misionero entre los indigenas de tierra adentro mediante el aprendizaje de las lenguas. Esto se realiz6 en ‘un primer momento en Huizquiluca,"' 2 las afueras de la ciudad de México, aunque hubo un desarrollo més dura- dero y sistematico en Tepotzotlan y Pétzcuaro, cuya labor se convirti6 en un aspecto relevante, previo al desarrollo misionero del norte novohispano.? Las primeras fundaciones urbanas que de manera pau- latina se convirtieron en colegios fueron cualitativamente diferentes de aquellas en regiones marginales, alejadas de los centros de poder novehispano, cuya definicién como colegios es més tardia. En segundo lugar, cabe destacar un vacio historiografico notable en el proceso seguido por es- tos establecimientos en cuanto @ su origen y desarrollo y los mecanismos por los que se dio o no su paso de simples iisiones temporales a residencias y, en su caso, de éstas a colegios. En este sentido, nuestro interés se dirige a la ca- racterizacién de los establecimientos jesuiticos en tierra de mision, que se convirtieron en el polo a partir del cual se da el despliegue de la Compania de Jests en la llamada “tierra adentro”, Pero jcudles fueron os factores que participan en el pro- Ne pisiel Prot ceso de expansién de [os establecimientos jesufticos en es tos Tugares? Queda claro que la limitada participacién del feo secular para la evangelizaci6n de estos espacios mar- © Ii, p.29, trabajo relativ al aprendizaje dela enguas indigenas devino en su escri- tura yen la elaboracin de diecionaros. Vease Eres J, Burrus, "Mexican je- uit authors of indian materials on colonial times’ Archive Hisorcum So cies es, mG. 53,1984. 469°504 ‘ununro rdvez castto [25 ginales, incluso desde el punto de vista de la Nueva Espa- fa, es una premisa que hay que considerar en tanto que hhubo casos en que fueron los mismos obispos los que soli- Fx Zab, Tnvodueién en Monument mexicana vo. 7, yl pte 32 | PRICERA PARTE fveAs GEWERALES OF ACSI Cabe destacar que al terminar el siglo xvi ninguno de Jos establecimientos misionales habja adquirido el estatus ~de CORGO-AS, eons i catecas y Sinaloa, mientras fe de Nuestra Seiiora de Las Parras y San Luis de La Paz eran s6lo “mi- siones”* Porlo demis, se trata de un momento en el que se busca estimular el establecimiento de residencias para un desarrollo de las misiones y que entre sus integrantes ha- ya jesuitas Aen ements nocer, por la via delos hechos, la importancia de esta labor para la Compafifa, de frente a las preferencias de muchos | thts de permanecer en los colegios de las principales . ciudades:® Al comenzar el siglo xvi, la residencia de Guadiana muestra un gran dinamismo, el coadjutor jesuita Joan de Ja Carrera la describe muy bien por aquella época: A mi me orden el padre provincial que quedese en Gua- diana para de alt acudirles de las cosas tocantes a aquella ‘isin; y para el buen asiento de todes aquellas missiones ymport6 mi quedada y es necesario aquel puesto por serla ‘cabege dela gobernacion,y de nuestro asyento alli, depende Ciaudio Acquaviva a Pedro Quesada, Rome, 1 de abil de 1602, en bid, vo 7p 526,Al referee la obligaciones que tiene la Compatia ante un posble benefactor, Acquaviva expresaquesiendo pocoslos syetos no conviene mul- ‘ipicarcoleios con menoscabo de las misionesy dela observanca regular” %*Catslogos dela provincia de Nueva Espa, febrero de 1600" en bid, vol. 1. pp. 2-37. A principios dl siglo XVI se habla de la residencia de Top embargo, no ay més informacion sobre el ema, por lo que pudo haber sido 55 padre Claudio Acquaviva, general al padre Francisco Viez, provincia, Roms, 12 de noviembre de 2600" en iid, ol. 7, p. 249-252 ‘onunenro cérrz casei | 33 bien de todo to de aquellas partes, por tenerallisu asien- toel gobernedor ya caxa realy se trata sea cabega de obis- pado, adonde assté el padre Martin Pelder, que siendo su- petior de aquello, que, con su traza y buen exemplo ayndé mucho a todo Deesta residencia surgieron las misiones de Parras—“mi- sién dela Laguna, Parras y Rio de las Nazas”—, Tepehuae nes y Topia.” Destaca um aspecto en el caso de Guadiana yesel hecho de que los progresos misioneros van ligados 1 desarrollo de leminers Podanioe Trenconereqeeque ‘Topiar fie real de minas antes que misién jesuita La dife- reficia entre Zacatecas y Guadiana-erf este aspecto es que, aungue ésta Ultima estaba ligada a las explotaclones mine-_ lag autoridades de la Nueva Vizcaya, Asimismo, Guadiana no Cra un Weal de Minas, aunque si cabeza de un distrito ‘minero. No obstante, ya en los primeros ais del siglo xv1 encontramos nuevamente estabilidad en la residencia 2a- catecana y nuevos intentos por fundar un colegio. % "EL hermano Juan dela Carrera al padre Bartolomé Péter, asistente, Puebla detos Angeles, ce marzo de 1600°en bid, wol.7,pp.772. 2*Carta anual dela provincia de México, México, 8 de abl de 1600" y"E pa- dre Nicolis de Arnaya al padre Francisco Veer, provincial, Guadiana, ebrero 601; en bd, vol. 7, pp. 122-246 358-380, ¥ Salvador Alvarez Sure, op. cit, pp. 97-98. De acuerdo con este autor, du- rate los as novente del sgl 0, Topia se convintié ene el de mins as importante de a Nueva Vizeya por el volurnen de su produccién. [ee 2 | puna PARTE EAS GuNERALES Ne AcexO La superintendencia de misiones Al covtienzar el siglo xvi" es posible percibir la bisqueda —tanto del general Acquaviva desde Roma, como de los provinciales novohispanos— por dar una mejor atencién alos territorios de misién, cuya expansi6n se dirige simul- ‘éneamente hacia varios frentes. Guadiana se convierte en el punto de encuentro de ls jesutas de toda laregién con el provincial de la Nueva Espafia. En 1601, hay una visita del provincial Francisco Vaer, que igualmente fue a Zacatecas y San Luis de la Pez.” De hecho, en 1603 ya se conjunta en la residencia de Guadiana un “superior” de todas las misio- nes. Fsta idea de una autoridad regional establecida en el territorio misional bajo la dependencia directa del pro- vincial fue finalmente bosquejada en 1607, de acuerdo on las siguientes instrucciones de Claudio Acquaviva: El depender inmediatamente del gobierno det provincial los ‘que estén en las misiones de Guadiana pueda ser ocasi6n de muchas y graves quiebras.alos nuestros por estar tan lexos, y haberse de tardar mucho el aviso, méxime de ocurritalgtin ‘aso urgente. Para remedio desto, juzgamos que VLR. vea Quien pueda asistira esa con nombre de superintendente ‘9H padre Francisco Vez, provincial al padre general Claudio Acquaviva, Mé- aco, 5 de diciembre 1600-17 de febrero de 160" y"E padre Francisco Vaee, al padre Claudio Acquavive, general, Zacatecas, 3 de abril de 1607, en Félix Zubileg (e.), Monumtenta mesicana, wo. 7, pp. 380-40 402-405. ara Pacheco Rojes, “la fundacin de a residenca de Gundiana vino a sgl «2 porlo menos hasta 616, ura especie de euartel general apart del cual se ‘mprendron as primera incursiones enrelosnatvs de a Sera Mare Oc- dental ysirvisasimismo de puerta paral establecimiento delae misiones de Sonoray de Baja California” op. it, p32). ‘uupenre xéoss caortu0 | 35 2 quien acudan inmediatamente yen lo que se ofteciere,y que se pueda mudar de unas misiones@ otras avisando des- pués de todo al provincial y omando de a direccién del mo- do como le ha de aver? Adquiri6, asi, el estatus de superintendencia de las misio- nes dela Nueva Vizcaya. El perfeccionamiento de esta en- tidad aparece reflejado en la denominacién con la que el, general Acquaviva se refiere a ella un aflo més tarde: “su- perintendencia de las misiones de la tierra adentro” En, realidad, ef nombramiento de esta naturaleza habfa sido tuna solicitud del provincial, de acuerdo con las cartas en- vviadas en 1606. Lo que no queda del todo claro es cual fue la solicitud especifica incluso si el origen de la idea pro- vvenfa de los jesuitas que realizaban su trabajo en aquel te- rritorio. El tema se consigna en una carta del general al, padre Juan Fonte, misionero en Tepehuanes, que habla sobrela idea de los misioneros de convertiral conjunto de misiones en una “viceprovincia de la Nueva Vizcaya’, que s6lo fue una idea entre muchas tendientes a la buisqueda de optimizar tan amplio campo de trabajo.”® EL primer superintendente fue el padre Cristobal de Bravo; si bien no contamos por ahora con reportes de su. trabajo en tal cargo, silos hay, casi de la misma época, con, > "Claudio Acquaviva al padee Iideonso de Casto, provincial de México’ AB, México on, Bp. Ger 2607, 6.77%. 81 *Claudio Acquaviva al padre Cristobal Bravo, 1608" ARS, México 0, Epp, Gena fe. "Claudio Acquaviva l padee Juan Fonts Tepeguanes’ ast, México 02 Epp. Geng 609, 19%. 26 | rune PAE LI0EAS GosERaLes ne Aceion respecto a su labor en la residencia de Guatemala.® Tales eran los compromisos de estos individuos que debian “recofter de uno @ otro los extremos del virreinato y cum- plir con el mismo sentido de responsabilidad. Por ello, no. siempre se cumplieron de forma expedita os requerimien- tos del general acerca de visitar algin establecimiento en especifico, de tal forma que se realizaban nombramientos ex profeso, e incluso en ciertos casos urgentes, se pedia al provincial ir en persona a atender los problemas, resolver ‘ymandar su informe. La problematica de las misiones era relevante en las dis- tintas escalas de la administraci6n jesuttica y las relaciones, directas entre los misioneros con el general, donde expre- saban sus necesidades, ponian en evidencia que no siem- pre tenfan en el provincial un interlocutor que satisficiera sus demandas. Fruto de estas relaciones surgieron temas que nos muestran una labor de Acquaviva como interce- sor tocante a la problemaética de las misiones y que los pro- vinciales no habian resuelto, Laprimera de ellas tiene que ver con la orden emitida en 1613 para que los provinciales visitaran alguna vez durante su mandato el conjunto de las misiones de la tierra aden- to, dirigida por Acquaviva al padre Rodrigo de Cabredo: ‘encargamos a VuestraReverencia que con su mucha carided se anime y de principio a esa obra visitando por s{ mismo las residencias y misiones de Cinaloa, Topia, Tepeguanes y las ‘dems, y también lo de Guadiana, siquiera una vezen todo "Claudio Acquaviva al pade Jerénimo Ramirez superior de Guatemae, 1605" RSI, México 02, Epp. Gen. fn, y “Claudio Acquaviva al padre Cristobal Bravo, 609" ant, Mérco 02, Epp. Gen, £125. ‘ensexro Lonez carinio| 37 tiempo de su provincialato haciendo cuanto sea posible porque no queremos obligar a ello y Io dexe entablado pa- ra que prosigan en su lugar lo mismo sus sucesores.* Se buscaba con ello que las visitas de los provinciales a las isiones, que ya se habian dado en los primeros afios del siglo XVH, fuesen mucho mas sisteméticasy no se circuns- ribieran a la residencia que habia fungido en los hechos como cabecera de la superintendencia, es decir, Guadia- na, En los afios siguientes ya hay evidencia de haberse rea- lizado alguna visita, sin embargo, por 1618 hay requeri- mientos especificos a Vitelleschi de parte de Andrés Pérez de Ribas y Hernando de Villafatie, el primero que misio- naba en el rio Yaqui y el segundo en su cardcter de visita- dor general, para que el padre provincial fuera hasta las nuevas misiones de Sinaloa.%* Se trata de aspectos sobre Jos que Acquaviva fue muy receptivo y vale decir que el sucesor no lo fue menos. Sin embargo, las condiciones lo- cales limitaban el tipo de visita, pues —decfa el general— debia ser al menos a las casas de Sinaloa y Guadiana “que son como cabezas’,y podria llamarse a ellas a los padres de las misiones cercanas.”* Padre Claudio Acquaviva al provincial padre Rodrigo de Cabredo, visite s- ‘uieta una vez todas las misionesy elo entablado para ls sucesores' ARS, ‘Mexico 02 Epp. Gen 38 "tio Vitelleschial padre Andrés Pérez, Sinaloe, 1619" y" Muto Viteleschi a pode Fernando de Vilafae,visiador general, Sinaloa, 19" aks, Mico 02 pp. Gen, fa. Lasolcitua se curpli6répidamente, puss al aha siguiente carta de Vitdlschi al provincial ea para agradecer Ia visita de Gusciana y Sinaloa, as, Mézico 2, Epp. Gena 23% % "Padre Matio Vitelesci sl provincial pade Nicos de Anaya, 139% ARs, México oz, Epp. Gen £24 38 | amu rurre fenas crvepAtas D8 AcoLd Otro aspecto dela problemAtis i misio~ nes de la tier ‘con el descanso que “" “pedfanrTos misioneros con varios afios de servicio. Ello debido a que incluso una verdadera vocacion misionera podia ser menguada con el paso de los afios por el cansan- io, la soledad, el clima extremoso, la beligerancia de F pueblos originariosy- spor trausencia de como- didades, circunstancias que al ser expresadas al provincial quedaban irresueltas para quien las suftia. De modo par- ticular, han llamado nuestra atencién los testimonios del padre Gerénimo de San Clemente, quien mision6 en Topia a partir de 1606. Sus primera® Cartas al general, en dicho aio, daban constancia de su alegria por un trabajo tan satis- factorio, pues expresabrsu deseo dE”ser siempre cmpleado on los indios’. Cabe decir que las montafias de Topia ha- ian sido apenas pacificadas, luego dela rebelién de os aca- xeesyxiximes de 1602-1605, que habia traido consigo muertes de espafioles,y la quema de reales de minas como el de Las Virgenes. Era pues un momento de calma.” Sin embargo, con el paso de los afios y nuevas inquie- tudes de los indios de frente a la presencia hispana hacfan cambiar aquellas primeras impresiones. Ya en 1608, en las cattasa Roma se puede percibir el miedo, sobre lo que el ge- neral offecia Consuelo, rogando “al sefior lo lleve siempre ‘en aumento y los libre del peligro que consigo trae empleo tan grande y distante de la comunicacién de colegios y su- periores, que no dudamos que todo es asi como Vuestra Claudio Acquavivaal pede Jerboa de San Clomante, Topi, 26 de junio de 1607" "Pade Claudio Acquaviva pae ldephonso de Castro, provincial de México, 26 de junio de2607" ans, México 02, Epp, Gena fe. Sov 8, cuinnrro u6rezcasrico|39 Reverencia nos lo pinta’# En 1612 el habia cambiado de manera sensible, de tal forma que des- pues de pedir sin resultados.al provincial, se dirigia al gene- ral Acquaviva para poder residir, por algn tempo, en uno spans. fecit que ningin esta- Dlecimiento dela tierra adentro tenia el estatus de colegio.” Casos como los de San Clemente nos llevan a conside- rar Ia importancia que tenfa en Roma la comunicacién directa conTos miembros dela orten-*Errestesentidospa~ reciera ser que el provincial jugaba un rol duro, pues co- rrespondia a él dar la cara y mantener la provincia en or- den, Ceder en un caso tendria implicaciones en mucho otros, que probablemente deseaban lo mismo. Hl general, por su parte, con la autoridad que se reservaba podia dis- poner los cambios y dar la cobertura que los provinciales necesitaban en tales materias. En sentido inverso, otras so- licitudes de algunos misioneros tenfan que ver con no ser sacados de las misiones, volver al ministerio de indios 0 con el hecho de no estar al mando de los establecimientos yvivir sus ultimos afios en calma." Ast, en 1613,a partir de "Claudio Acquaviva al padre Jerdnimo de San Clemente. Topi, 1609" ARS, ‘México 02 Fpp. Ger f 12, Sobre la forma de vida en las misiones, véase Bernd Hausbe gue, “La vida cotidiana de los msionerosjesultaenelnoroes- te novohispanc' Estudios de Historia Novohispana, rém.37, 1997, . 66-105. “Claudio Acquaviva al padie JeSnimo de San Clemente, Topia, 1613" ARS! Mésic 02, Epp. Get (163. ‘*Dehecho, aunque formaba parte delas actividades cotidianas delsjesuitas, en a Prewincla Mexicana se habia presenta una diseusiontocante a su uso, por lo que a atoridacesy algunos miembros del orden optron por no t= liar ete medio de comunicacién. "El padre Acquaviva, general al padre Pedro de Morals a5 de enero de 1607 ASL, Mésieo 02 Epp. Gen 74. “Un caso muy notorofueel del padre Hernando de Vilaffe, quien habiendo 40 [pana paste iveas ceseaasae ne scouts solicitudes especificas se emiten desde Roma las nuevas normas para el provincia — ‘Con est ocasion tenemos por bien avisar dos cosas a Viues- ‘ra Reverencia y serd convenient dexaras asentadss para sus sucesores La primera es que cuando algunos de os nuestros than extado en as misiones dela terra adento ygustarense- lir para estar enalgan colegio yrepararse moral y Spiritual — ‘Biente, se Tes conceda con demostracion de gusto sin hacer miucha difculad ene fee En bene recido [.Ta segunda que cuando algunos, los quales han ATeTAidoa fos préximos y rato de indios en las diches mi- siones con buen exemplo y edificacin y se consuelan de se- sguiryacabar en tan glorioso yaptica empresa, noloscontris- ten sacéndolos, sino dexenlos estar porque siendo de edad yteniendo tanta experiencia ayudarén con autoridad y mu- cha noticia para quel obra vaya adelante en utlidad de las almas y servicio divino:? La idea era salir dela tierra de misiones alos colegios pro- piamente urbanos, lo cual en 1613 significaba, porlo menos, trasladarse a Guadalajara, Patzcuaro, Valladolid o México, io delos primeros misionezos en Sinaloa, tavo varios puesto como autoridad ‘ena Provincia Mexicana yapelaba a su experiencia entre los indos ara vl- ‘ver a este trabajo," padre Acquaviva al paee Hernando de Vila, visita dor delasmisiones de la Nueva Vizcayay Cinalea’, at, México 02 Epp. Gen, fy. y"Padre Ferdinando Albero, vicrio general (ancela muerte de Acsaavi- va) al padre Hernando de Vilafae, rector de México, Roma, 24 de marzo de 163s" Ast, Mico 02, Epp. Gan. £370, * Sobre sacar das misiones alos que habian estado alin tiempo aio pi- dieran, y dejar ales vijos que aslo quisieran,véase "Claudio Acquaviva al fate Rdg de Cab, province de Mee 6S Meio OF en 166 suuneer0 Lore casrito | donde se alejarfan de los climas extremos del norte del vi- rreinato y del peligro de Ios grupos indigenas rebeldes. Nose trataba de algo imaginario, pues en 1616, durante la ingurrecci6n de los tepehuanes, murieron sels padres je- sultas y dos franciscanos.*— Procesos fundacionales de colegios en tierra de misiones 1Los tiltimos afios del padre Acquaviva fueron un momento clave para las misiones de tierra adentro, en virtud de que se habian definido los territorios de misién y se habfan establecido los mecanismos para una administracién re- gional mediante a superintendencia de las misiones. Hu- bo otro parametro sobre este proceso de maduracién de la presencia jesuita expresado en la escala local. Se trata del paso que lograron dar algunos de los establecimientos has- ta aleazaretFango deol el caricter de" incoa- dos” Esie tipo de colegios implicé, F ‘Bpecifcos: el primero relativo a la carencia de cétedrasy el segundo, a la posibilidad de adquiir propredades legit gl poersnenentoniies, sui sb suamamied © Vease la obra clisica de Jost Gutierrez Casa, Martins enitas dels tpe- Invanes, México, Tredicion, 1. Dos arteuls mis recientes que tienen que ‘ver con el tema sone de Ira Leticia Magallanes Castafods,xequias de los Jesuits martes de los epehuanes. Neva Vaca, 1637 Trin Revise de studios Histbries, nim, 3, jnio de 2006, pp 8-20 y Andrew Rede, A ls ‘buenas personas no les queda més que el dolor y el gemidc’ a violencia del martro y le violencia de! mértren las fronteras de Nueva Espa y Para- ‘geyser fst Carlos Zezueta Manjaree (coor), Seminacio La Religion y ls Jesuits en ef Noes Novohispano, vol. 5. Culiacin, Fl Colegio de Sinaloa, 2012, ppovs38

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