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QUITRIDIOMICOSIS EN ANFIBIOS

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Gabriel Moreno
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QUITRIDIOMICOSIS EN ANFIBIOS
J. BRAVO & G. MORENO

Departamento de Ciencias de la Vida (Área de Botánica), Facultad de Biología, Universidad de


Alcalá, E–28805 Alcalá de Henares, Madrid, Spain
javierbravosaenz@hotmail.com, gabriel.moreno@uah.es

Summary. J. BRAVO & G. MORENO (2020). Chytridiomycosis in amphibians. Bol. Soc. Micol.
Madrid 44: 27-49.
Chytridiomycosis is an emerging disease, highly contagious and deathly. It is caused by the
parasitic fungus Batrachochytrium dendrobatidis, even though not even the infection mechanisms
nor interactions between different host and the parasite are enterely understood nowadays. There
is, however, consensous about human involment in the propagation of the fungus trough amphibian
trade on a global scale and the devastating consequences of this towards natural populations. This
essay tries to collect and synthesize information provided by different scientific studies, with the
goal of creating a solid base of knowledge in order to comprehend more deeply the impact and
reach of this disease.

keywords: Batrachochytrium dendrobatidis, chytridiomycosis, amphibian decline, biodiversity


loss, endangered wildlife.

Resumen. J. BRAVO & G. MORENO (2020). Quitridiomicosis en anfibios. Bol. Soc. Micol.
Madrid 44: 27-49.
La quitridiomicosis es una enfermedad emergente, altamente contagiosa y mortal. Es provocada
por un hongo parásito, Batrachochytrium dendrobatidis, aunque, ni los mecanismos de infección
ni las interacciones entre los diferentes huéspedes y el parásito, son del todo comprendidos en
la actualidad. Existe, sin embargo, consenso sobre la implicación humana en la propagación del
hongo, mediante el tráfico de anfibios a nivel global, y sobre las devastadores consecuencias que
está teniendo para las poblaciones naturales. Este trabajo trata de recabar y sintetizar información
de múltiples estudios científicos, con el fin de crear una base sólida de conocimiento que permita
comprender mejor el impacto y el alcance de esta enfermedad.

Palabras clave: Batrachochytrium dendrobatidis, quitridiomicosis, disminución de anfibios, pérdida


de biodiversidad, vida silvestre en peligro de extinción.

INTRODUCCIÓN ciones que señalan a una tasa de extinción entre


50 y 500 veces superior a la tasa de extinción de
Actualmente, estamos siendo testigos de un fondo (EHRLICH & PRINGLE, 2008), lo que
rápido y severo declive en la biodiversidad a es- supone que muchas especies se ven abocadas a la
cala global (BUTCHART & al., 2010). A pesar extinción por procesos naturales. Sin embargo, la
de que no hay datos precisos sobre el número biodiversidad no solo es una medida del número
de especies perdidas, existe un consenso general de especies, también engloba la riqueza genéti-
entre los expertos de que nos encontramos en un ca y de ecosistemas, ambos factores igualmente
período de extinción masiva, con algunas estima- amenazados por las actividades humanas.

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Las principales causas de esta pérdida de bio- Esta información ha sido obtenida principal-
diversidad son la destrucción de hábitat, el cam- mente a través de buscadores online como Busca-
bio climático, la sobreexplotación de recursos dor de la UAH, Google Scholar o Web of Scien-
y especies, la toxificación de ecosistemas o la ce, páginas de consulta o bases de datos online
aparición de especies invasoras (RANDS & al., como Species Fungorum o Encyclopedia of Life
2010). Sin embargo, una causa generalmente pa- y diferentes libros de texto indicados en la biblio-
sada por alto es la propagación de enfermedades grafía. También se han empleado bases de datos
asociadas a la globalización. Los efectos de este específicas como Bd-Maps o IUCN Redlist.
último factor se están haciendo especialmente re-
levantes en la actualidad, con la incidencia de en- TAXONOMÍA
fermedades emergentes que diezman poblaciones
naturales, como el síndrome de la nariz blanca en El género Batrachochytrium Longcore, Pes-
murciélagos (HOYT & al., 2016) o la quitridio- sier & D.K. Nichols (LONGCORE & al., 1999),
micosis en anfibios (HOULAHAN & al., 2000). se engloba en el grupo de los hongos tradicio-
Ambas enfermedades son provocadas por hongos nalmente llamados quitridiomicetes, empleado
y transmitidas con la ayuda del hombre (RHO- para referirse generalmente a las especies de la
DES & FISHER, 2018; OLSON & al., 2013). clase Chytridiomycetes M. Möbius, dentro de la
Este trabajo se centra en la quitridiomicosis División o “phylum” Chytridiomycota Doweld.
producida por Batrachochytrium dendrobatidis, En las primeras etapas de su estudio, Batracho-
analizando el desarrollo de la enfermedad, su chytrium fue considerada dentro del orden de los
origen y sus efectos en los anfibios, uno de los Chytridiales Cohn (BERGER & al., 1998), sin
grupos de vertebrados más diversos y antiguos, embargo, estudios moleculares han determinado
que actualmente está experimentando un declive que en realidad pertenece al orden de los Rhi-
crítico a escala global (JAMES & al., 2009; CO- zophydiales Letcher (TEDERSOO & al., 2018).
LLINS, 2013). El avance de las técnicas de análisis molecular,
han puesto de manifiesto, por un lado, la falta de
OBJETIVOS especies secuenciadas de estos hongos, en com-
paración con otros grupos más estudiados, y por
Los objetivos que pretende alcanzar este tra- otro, la necesidad una reordenación taxonómica
bajo son los siguientes: del reino Fungi siguiendo un criterio filogenético
1.- Informar acerca de los mecanismos de (MORENO & MANJÓN, 2010).
infección y propagación de Batrachochytrium Los quitridiomicetes presentan rasgos distin-
dendrobatidis. tivamente primitivos, como la presencia de un
2.- Analizar las tendencias poblacionales de flagelo en sus esporas para su desplazamiento, la
los anfibios a nivel global. reproducción asexual o la falta de hifas verdade-
3.- Recopilar datos sobre tratamientos y pro- ras, que constituyen el entramado que da forma a
gramas para contener el avance de la enferme- los hongos “verdaderos”. Estos quitridiomicetes
dad. suelen presentar un comportamiento saprótrofo,
4.- Fomentar la divulgación de los problemas alimentándose de materia orgánica en descom-
ambientales actuales, y ayudar en la creación de posición, o en algunos casos parásito, afectan-
futuros trabajos cuyo objetivo sea la conserva- do a algas, plantas y algunos invertebrados. En
ción de la biodiversidad. este contexto es relevante la especie Synchytrium
endobioticum (Schilb.) Percival, por ser un viru-
MATERIAL Y MÉTODOS lento patógeno de interés agrícola que afecta a la
patata (BAAYEN & al., 2006).
Toda la información que aparece en este tra- Sin embargo, en el género Batrachochytrium,
bajo procede de publicaciones científicas, libros aparecen dos especies que se caracterizan por
de texto y recursos especializados. parasitar a vertebrados de manera muy virulen-

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ta. Aunque inicialmente el género era monoes- distancias para favorecer la extensión del hongo
pecífico ya que solo contenía a B. dendrobatidis entre los tejidos de la rana y la transmisión por
Longcore, Pessier & D.K. Nichols, en 2013 se contacto entre diferentes individuos. En estudios
le añadió otra especie, B. salamandrivorans A. de laboratorio se ha demostrado que, durante este
Martel, Blooi, Bossuyt & Pasmans (MARTEL & estadio, las zoosporas se ven atraídas por dife-
al., 2013), que produce una enfermedad similar rentes nutrientes como azúcares, aminoácidos y
a la quitridiomicosis, afectando en este caso de proteínas, lo que puede guardar relación con una
manera exclusiva a los urodelos, grupo al que quimiotaxis (la atracción producida por determi-
pertenecen las salamandras, en lugar de al am- nados compuestos químicos), específica hasta el
plio grupo de especies parasitadas por B. dendro- posible huésped, y también tienden a alejarse de
batidis (MARTEL & al., 2014). metabolitos nocivos producidos por el microbio-
ma del anfibio (MOSS & al., 2008; LAM & al.,
CICLO VITAL Y MORFOLOGÍA 2011).
Una vez alcanzado un sustrato propicio la zo-
Batrachochytrium dendrobatidis muestra un ospora se enquista, y desarrolla pequeñas rami-
ciclo de vida parásito con dos etapas claramente ficaciones denominadas rizoides para mejorar la
diferenciadas. adhesión. En ese momento, el flagelo comienza a
Por un lado, presenta un estado independiente reabsorberse y se forma una pared compuesta de
del sustrato como zoosporas flageladas, sin pa- quitina, dando lugar así al esporangio (VAN RO-
red y de forma globosa de unos 3-5 µm de diám. OIJ & al., 2015). Esta etapa es metabólicamen-
(BERGER & al., 2005). Estas esporas de vida te más activa y compleja (ROSENBLUM & al.,
libre son capaces de desplazarse durante cortas 2008). El núcleo de la célula comienza a dividir-

Fig. 1. Ciclo de vida de Batrachochytrium dendrobatidis (adaptado de M. Piepenbring en Wikipedia). El dibujo muestra de forma detallada
los distintos estadios morfológicos del hongo, que culminan en la formación de nuevas zoosporas infectivas. El detalle muestra el grado
de invasión que se produce en los tejidos del anfibio (dibujo Luis Monje Arenas).

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se al igual que el citoplasma, que se vuelve más de estrés que volvió a los anfibios más vulnera-
denso, culminando con la formación de nuevas bles (BOSCHET al., 2001). Por tanto, a la hora
zoosporas. Las zoosporas son liberadas a través de predecir los efectos de la quitridiomicosis en
de unas papilas que permanecen taponadas hasta una población natural, no solo hay que considerar
que se completa su maduración, momento en el las posibilidades de contagio de dicha población,
que el tapón se disuelve y se desarrollan forman- también los posibles efectos ecológicos que pue-
do una estructura tubular. El ciclo se cierra una den agravarla, que se tratarán más adelante.
vez son liberadas estas nuevas zoosporas. Inicialmente, se planteó que el lugar de pro-
Se ha detectado una gran expresión diferen- cedencia de Batrachochytrium dendrobatidis era
cial de genes entre ambas fases, con más de la África, y que fue extendiéndose asociado al co-
mitad (55 %) expresándose solo en una fase y no mercio de ranas del género Xenopus Wagler du-
en la otra. Este hecho es de especial importancia rante los años 30 del pasado siglo (WELDON al.,
a la hora determinar diferentes factores de pato- 2004). Años más tarde, surgieron estudios que
genicidad del genoma del hongo. Sin embargo, ubicaban el origen del hongo en lugares como el
debido a la relativamente reciente secuenciación medio oeste estadounidense (TALLEY al., 2015)
del genoma de la especie, y la gran distancia evo- o el bosque atlántico brasileño (RODRIGUEZ al.,
lutiva que separa este grupo de hongos de otros 2014), sin embargo, la hipótesis más aceptada en
mejor estudiados, aún no es posible establecer la actualidad es la del origen asiático, concreta-
una relación clara entre los genes expresados y mente en la península coreana (O’HANLON al.,
estos factores de patogenicidad (ROSENBLUM 2018).
& al., 2008). Muchas de las estimaciones del origen del
hongo anteriores se basaban en la presencia
ORIGEN de especies asintomáticas, antiguos ejemplares
de museo con signos de infección y la ausencia
Desde el descubrimiento de la enfermedad de grandes descensos poblacionales de anfibios
en la década de los noventa, se han planteado en los registros. En realidad, estas estimaciones
dos hipótesis que tratan de explicar la aparición, apuntaban a lo que los estudios genéticos han de-
aparentemente simultánea, en diferentes regiones mostrado recientemente; la existencia de varios
de todo el mundo. La primera es conocida como linajes diferentes dentro de la especie asociados a
la hipótesis del “nuevo patógeno”, que plantea las regiones geográficas afectadas, como Europa,
que la enfermedad llegó a nuevos hospedado- Sudamérica o África (ROSENBLUM al., 2013).
res y áreas geográficas hace relativamente poco Cada uno de estos linajes presenta diferencias
tiempo, principalmente a consecuencia de facto- genéticas significativas, asociadas a una mayor
res antrópicos como la comercialización de ani- o menor patogenicidad y virulencia durante la
males enfermos. La otra hipótesis, del “patógeno infección. Sin duda, el linaje más peligroso es
endémico”, plantea que la enfermedad ya estaba también el más extendido, el conocido como GPL
presente en las regiones afectadas en la actuali- (Global Panzootic Lineage).
dad y que cambios en el ambiente han vuelto a Estudiar estos linajes no solo ha ayudado
los anfibios más susceptibles, propiciando así los a comprender el posible origen del hongo y su
recientes declives (SCHEELE al., 2017). comportamiento en diferentes regiones del mun-
Aunque la primera hipótesis es la que recibe do, también da pistas sobre diferentes aspectos
el apoyo de estudios genéticos, el aumento en la de su ecología que aún desconocemos.
susceptibilidad a la quitridiomicosis también es Los trabajos más recientes han observado una
un factor a considerar. Por ejemplo, en su estu- variabilidad genética significativamente superior
dio sobre la mortalidad masiva por quitridiomi- a la esperada en un hongo con reproducción ex-
cosis en anfibios del Parque Natural de Peñalara, clusivamente asexual. Aunque no hay datos que
Bosch apunta a un aumento significativo del pH demuestren la existencia de reproducción sexual
de las charcas afectadas como un posible factor en la especie, se cree que explicaría parte de la

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variación genética observaba, al menos en deter- grados centígrados en el laboratorio, sin embar-
minadas poblaciones monitorizadas (MORGAN go, es capaz de sobrevivir en condiciones mucho
& al., 2007). Los datos de ROSENBLUM & al. más adversas, sobre todo si ya se encuentra pa-
(2013) o FARRER & al. (2011), también sugieren rasitando a un anfibio, en cuyo caso, el intervalo
otros mecanismos de variabilidad, como la re- de temperaturas al que puede sobrevivir va de los
combinación mitótica o la hibridación entre dife- 4 a los 30 grados. Aunque necesita un nivel de
rentes linajes. Algunos estudios apuntan incluso precipitación media bastante alto para sobrevivir,
a la hibridación como el mecanismo que originó es capaz de tolerar meses con escasa precipita-
el linaje GPL (FARRER & al., 2011), aunque ción, además, como sus hospedadores también
existe cierta controversia. Lo que es seguro es se encuentran restringidos por un nivel de hume-
que los mecanismos de recombinación, como la dad mínimo (LARSEN & RAMLØV, 2013), este
hibridación entre diferentes cepas, han jugado un factor no limita a Batrachochytrium a la hora de
rol muy importante en la historia evolutiva de extenderse entre poblaciones en libertad.
esta especie. Otro componente clave de la expansión del
hongo es su capacidad para infectar a un am-
DISTRIBUCIÓN Y ESPECIES AFECTADAS plio abanico de especies. El Global Bd Mapping
Project en un estudio reciente (OLSON & al.,
Independientemente del punto de origen del 2013), detectó la presencia de Batrachochytrium
hongo, hoy se ha extendido por todos los con- en 516 especies diferentes de anfibios, el 42% de
tinentes habitados por anfibios (Global Bd-Ma- todas las estudiadas. Si además se considera el
pping Project). El trabajo de MURRAY & al. avance de la enfermedad, y el hecho de que en
(2011), señala que la distribución actual de Batra- muchas poblaciones los censos sean antiguos, o
chochytrium ha alcanzado su óptimo posible en que directamente, no hayan sido monitorizadas,
algunas partes del mundo, como Australia, colo- este número de hospedadores podría ser incluso
nizando la gran mayoría de los ambientes propi- mayor en un futuro cercano.
cios para su desarrollo. No obstante, aún existen Sin embargo, se ha demostrado que Batracho-
amplias zonas del globo en las que el hongo no chytrium no solo es capaz de infectar a anfibios,
ha sido detectado, aunque entren en su posible llegando incluso a ser mortal para invertebrados
rango de distribución. Un caso especialmente in- como el crustáceo Orconectes virilis o el nemáto-
teresante es el del oeste africano. Países como do Caenorhabditis elegans (MCMAHON & al.,
Costa de Marfil, Burkina Faso, Guinea o Sierra 2013; SHAPARD & al., 2012). Esto plantea dos
Leona aún permanecen libres de la enfermedad, consideraciones importantes. Por un lado, se abre
probablemente gracias a barreras naturales como la puerta al empleo de estos animales como su-
el desierto del Sahel o el Corredor Togo-Daho- jetos de pruebas en determinados experimentos.
mey (PENNER & al., 2013). Lo más importante Caenorhabditis elegans es de hecho, considerado
desde el punto de vista de la conservación, es como un ejemplo típico de animal de laboratorio
evitar la entrada del hongo a estas zonas por ac- por su rápida reproducción y fácil manejo, ade-
ción humana, que pueden actuar como refugio de más comparte similitudes con los anfibios, como
biodiversidad para los anfibios. Sin embargo, el el uso de su cutícula para las funciones de ósmo-
evidente éxito en la propagación de la especie le sis y respiración, o sus altos niveles de colágeno
ha permitido afectar a poblaciones de anfibios en y queratina, por lo que se podría evitar el uso
todo el mundo y se debe a diversos motivos: de ranas en determinados estudios. Sin embar-
Por un lado, Batrachochytrium dendrobatidis go, los resultados del estudio también plantean
es capaz de sobrevivir en un rango de condicio- un escenario preocupante, ya que es posible que,
nes ambientales bastante amplio (RON, 2005; debido a la propagación del hongo, también se
PIOTROWSKI & al., 2004). Con relación a la estén dando declives en poblaciones naturales de
temperatura, cuenta con un rango óptimo de cre- otros animales, como invertebrados, que estén
cimiento relativamente estrecho, de entre 17 y 25 pasando por debajo del radar de la comunidad

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J. BRAVO & G. MORENO

Fig. 2. Expansión de Batrachochytrium dendrobatidis (Adaptado de bd maps). Los colores más cálidos representan mayores números de
muestreos positivos, mientras que el color azul indica ausencia de infección a pesar de los muestreos. Los colores grises indican países
sin datos. De cara al futuro sería interesante observar la evolución del hongo en países como la India o la región del sudeste asiático
(Vietnam, Camboya, Laos…) por su gran biodiversidad.

científica. condiciones más adversas del año, o incluso tras


También hay que tener en cuenta que Batra- la desaparición de los anfibios infectados. Por
chochytrium es capaz de sobrevivir en hospe- otro lado, GARMYN & al. (2012), demostraron
dadores de manera asintomática, empleándolos la viabilidad de las zoosporas del hongo, tras 30
únicamente como vectores para su extensión. minutos de desecación en las patas de diferentes
Entre estos hospedadores se incluyen anfibios aves acuáticas, como Branta canadensis o Anser
portadores que no se ven afectados por la quitri- anser. Estimaron que, en ese tiempo, el ave era
diomicosis (VAN ROOIJ & al., 2015), renacuajos capaz de desplazarse unos 30 kilómetros, facili-
de especies que sí se ven afectadas (NARAYAN tando así la diseminación del hongo entre masas
& al., 2014), peces (LIEW & al., 2017) y aves de agua aisladas entre sí.
acuáticas (GARMYN & al., 2012). Todos estos factores, unidos al tráfico masi-
Algunos de estos estudios apuntan a los po- vo de anfibios han creado un escenario idóneo
sibles efectos indirectos de estos vectores para para una expansión descontrolada de Batracho-
explicar la expansión de Batrachochytrium. El chytrium por todo el planeta. El principal moti-
estudio de MCMAHON & al. (2013), demues- vo para el comercio de diferentes anfibios como
tra la presencia de Batrachochytrium dentro del Xenopus laevis, ha sido su uso científico como
tracto digestivo de diferentes especies de can- modelo animal o para realizar test de embarazo
grejos de río (Procambarus spp.), incluso en los (FISHER & GARNER, 2007). Durante la déca-
meses en que no se dan infecciones en las ra- da de los treinta, se descubrió que, al poner en
nas de la misma charca. Estos vectores podrían contacto a una rana de esta especie con la orina
ayudar, no solo a la propagación del hongo, sino de una embarazada, la rana ovularía debido a las
también a su permanencia en el ecosistema en las hormonas presentes en la orina (SHAPIRO &

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QUITRIDIOMICOSIS EN ANFIBIOS

ZWARENSTEIN, 1934). Esta prueba era fiable cias.


y no requería el sacrificio del animal, por lo que La quitridiomicosis se extiende por las capas
fue usado durante años hasta la llegada de los queratinizadas de la epidermis, principalmente el
test no biológicos, lo que propició la formación estrato córneo y el granuloso y, en etapas pre-
de poblaciones alóctonas de ranas posiblemente metamórficas, también infecta las zonas quera-
portadoras de la enfermedad en diferentes países tinizadas del aparato bucal, pudiendo extenderse
(WELDON & al., 2004). al resto del cuerpo en el estado adulto durante
El caso de España es especialmente preocu- la metamorfosis (MCMAHON & ROHR, 2015).
pante. Además de actuar como posible punto de Los daños directos en la piel producen decolora-
entrada a regiones de Europa afectadas en menor ción, hiperqueratosis, desprendimiento o úlceras,
medida por la enfermedad, nuestro país cuenta en el caso de los estados inmaduros, se producen
con diferentes singularidades que aumentan su malformaciones bucales que pueden desembocar
vulnerabilidad a la quitridiomicosis. en malnutrición. Estos daños parecen estar cau-
España presenta una gran diversidad de an- sados por la acción de proteasas (enzimas capa-
fibios con respecto a países próximos, entre los ces de digerir otras proteínas), liberadas por el
que se incluyen importantes endemismos como hongo que atacan las uniones intercelulares en
la rana del pirineo (Rana pyrenaica) o la rana la epidermis, reduciendo la cohesión del tejido
patilarga (Rana iberica). Estas especies tienen e induciendo la muerte celular por anoikis, que
una distribución de montaña fundamentalmente, se produce cuando una célula abandona la mem-
lo que parece favorecer la aparición de la enfer- brana basal a la que estaba anclada (BRUTYN
medad (WALKER & al., 2010). Además, algunas & al., 2012). También se han detectado enzimas
de las especies autóctonas como la rana verde encargadas de digerir la queratina de manera es-
ibérica (Rana perezi) actúan como reservorios pecífica (SYMONDS & al., 2008).
sin efectos clínicos (BOSCH & al., 2007). La principal causa de muerte en caso de qui-
Otro factor para considerar es el cambio cli- tridiomicosis, parece ser fallo cardíaco debido
mático y sus posibles efectos en la expansión y al desequilibrio osmótico. Los daños en la piel
permanencia de la quitridiomicosis (POUNDS & afectan severamente a su capacidad de mantener
al., 2006). Ya se ha observado una correlación la homeostasis (el equilibrio dinámico entre dife-
significativa entre brotes de infección y varia- rentes componentes), pero, además, el hongo li-
ciones climáticas locales asociadas al calenta- bera toxinas que parecen actuar específicamente
miento global en España (BOSCH & al., 2007). sobre los canales de intercambio iónico, como el
Considerando que España es uno de los países canal de sodio ENaC, inutilizándolos a través de
que más afectado se verá por el cambio climático mecanismos aún no comprendidos (CAMPBELL
(VARGAS-AMELIN & PINDADO, 2014) es un & al., 2012). Esto induce a una disminución en la
factor muy a tener en cuenta en la gestión de la concentración de diferentes iones como el sodio,
quitridiomicosis. potasio o cloro en el plasma sanguíneo. Estos io-
nes son fundamentales para alcanzar el potencial
PATOGENICIDAD eléctrico necesario para la contracción muscular
durante el ciclo cardíaco, por lo que, al disminuir
La piel de los anfibios cumple toda una se- por debajo de niveles críticos, se produce un es-
rie de funciones, que el resto de los vertebrados tado asistólico en el que el corazón no es capaz
realiza a través de otros mecanismos. Estas fun- de latir, que conlleva la muerte del anfibio.
ciones incluyen el intercambio de gases, agua y Los anfibios emplean tanto mecanismo de in-
electrolitos, que permite al organismo mantener munidad innata como adquirida para enfrentarse
las condiciones de homeostasis necesarias para a la quitridiomicosis.
la vida. Debido a ello, el correcto funcionamien- Las lisozimas son unas de las primeras barre-
to de la piel es determinante para los anfibios y ras de las defensas innatas frente a infecciones.
cualquier lesión puede tener graves consecuen- Se trata de una serie de enzimas presentes en la

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J. BRAVO & G. MORENO

piel, mucosas y fluidos internos de los anfibios, cer antígenos para ser presentados a los linfocitos
que se encargan de eliminar potenciales patóge- T para que estos los destruyan. El MHC de tipo I
nos, ya sean bacterias (ZHAO & al., 2006; RAM- parece estar relacionado con infecciones víricas
SEY & al., 2010) u hongos (WOODS & al., 2011). y la eliminación de patógenos intracelulares me-
A pesar de que no existan estudios concluyentes diante muerte celular, mientras que el MHC II
acerca de su eficacia, se ha demostrado que tras reconoce patógenos bacterianos y fúngicos. Ade-
la proliferación de Batrachochytrium dendroba- más, en los anfibios, MHC II también se expresa
tidis, los genes asociados con las lisozimas tie- en células de la epidermis, similares a las célu-
nen una mayor expresión (ROSENBLUM & al., las de Langerhans presentes en los humanos para
2009). eliminar antígenos (CARRILLO-FARGA & al.,
Otra defensa inespecífica que puede suponer 1990). MHC II parece actuar directamente frente
la supervivencia del hospedador son las propias a las células fúngicas (SAVAGE & ZAMUDIO,
comunidades de microorganismos como bacte- 2016), mientras que MHC I se encarga de elimi-
rias, hongos y microeucariotas asentadas en la nar las células infectadas evitando la reproduc-
piel del anfibio (KUENEMAN & al., 2017). Me- ción de Batrachochytrium dentro del hospedador
diante cultivos in vitro, se ha demostrado que (GROGAN & al., 2018). En base a esto, las com-
determinados microorganismos, como Janthino- binaciones alélicas de MHC son consideradas el
bacterium lividum o algunas especies del género área de estudio más prometedora con relación a
Pseudomonas como Pseudomonas roseus, libe- la respuesta adquirida frente a la quitridiomico-
ran metabolitos secundarios con actividad anti- sis.
fúngica, entre los que se incluye la violaceina, Sin embargo, estos mecanismos de defensa
capaces de inhibir el crecimiento de B. dendro- son también el objetivo del hongo, y tras la infec-
batidis (BECKER & al., 2009). Una mayor diver- ción pueden quedar gravemente comprometidos.
sidad en estas especies anti-Batrachochytrium El sistema inmune de los anfibios es bastan-
aumenta su eficacia, ya que tienden a formar un te similar al de otros vertebrados como los ma-
biofilm, una asociación compleja de diferentes míferos, con series celulares y mecanismos de
microorganismos que mejora su proliferación y, respuesta similares (GROGAN & al., 2018). La
además, permite la liberación simultánea de dis- principal diferencia reside en que se desarrolla en
tintos metabolitos que actúan de forma sinérgica dos etapas, siendo la metamorfosis el punto clave
(PIOVIA-SCOTT & al., 2017). En poblaciones de en el que se produce una remodelación completa
Rana muscosa con un alto índice de estas bacte- de sus componentes, mediante la acción del eje
rias simbióticas, se ha observado una resistencia Hipotálamo-Pituitaria-Interrenal (HPI). Este eje
a la quitridiomicosis significativamente superior es el responsable de un incremento brusco del
que otras poblaciones que no las tienen (LAM & nivel de corticosteroides en sangre, lo que a su
al., 2010), y dentro de una misma población de vez induce un estado de inmunosupresión seve-
Philoria loveridgei con un microbioma cambian- ra durante la metamorfosis (ROBERT & OHTA,
te, los períodos con menor tasa de estas bacterias 2009). Batrachochytrium no solo aprovecha esta
muestran un índice mayor de infección (FAMI- ventana para infectar al anfibio, sino que, ade-
LIAR LÓPEZ & al., 2017). Por tanto, el mante- más, estimula el eje HPI alargando la inmunosu-
nimiento de una microbiota sana, es fundamental presión (FERNÁNDEZ-LORAS & al., 2017).
para controlar el desarrollo de la quitridiomicosis Uno de los mayores problemas, a la hora de
en poblaciones naturales. abarcar los efectos de la quitridiomicosis en el
En lo que respecta a la inmunidad adquirida, sistema inmune, es que se trata de una relación
parece que la principal defensa contra la enfer- muy compleja, en la que aún hay muchos meca-
medad es la variabilidad genética del complejo nismos que no se comprenden bien, y que varían
mayor de histocompatibilidad (MHC). Al igual en gran medida, no solo de una especie a otra de
que en otros vertebrados, estos genes transcriben hospedador, sino también entre poblaciones de la
proteínas de membrana cuya función es recono- misma especie.

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QUITRIDIOMICOSIS EN ANFIBIOS

A pesar de que se ha demostrado que en el es- una enfermedad endémica. El resultado final es-
tado premetamórfico los anfibios no sufren nive- tará condicionado por toda una serie de factores
les altos de mortalidad, sino que más bien actúan que pueden dividirse en genéticos, biológicos y
como reservorios para el hongo (NARAYAN & abióticos.
al., 2014), recientes estudios arrojan luz sobre los
efectos de la infección en etapas tempranas del a.- Factores genéticos.
desarrollo, siendo el más preocupante la inmu- En primer lugar, hay que considerar los fac-
nodepresión. Se ha demostrado que en el sapo tores genéticos relacionados con la patogenicidad
partero común (Alytes obstetricans), la infección del hongo. Como ya hemos mencionado, existen
por Batrachochytrium en etapa de renacuajo, linajes asociados a diferentes regiones, como
provoca daños en el desarrollo del sistema inmu- Asia (KOICHI & al., 2010), África (WELDON
ne, disminuyendo significativamente los niveles & al., 2004) o, aún bajo debate, Norteamérica
de inmunoglubinas, en concreto IgM e IgY en (TALLEY & al., 2015). Dichos linajes poseen
el estado adulto (FERNÁNDEZ-LORAS & al., un largo historial de infecciones en sus respec-
2017). Sin embargo, en otras especies, como la tivas regiones, sin estar asociados con dismi-
rana boreal (Anaxyrus boreas), ocurre lo contra- nuciones drásticas en las poblaciones afectadas
rio, la exposición en etapas tempranas disminuye hasta la llegada de la cepa GPL. Esto apuntaría
el riesgo de reinfección comparado con adultos a un escenario de coexistencia en el pasado, ya
no expuestos (MURPHY et al., 2011). fuese mediante la disminución de la virulencia
A esto hay que sumar el efecto de metabolitos del hongo o el aumento de las defensas del hos-
secundarios que Batrachochytrium libera, como pedador frente a esa cepa en concreto, haciendo
la kirurenina o la metiltioadenosina, que solo se más probable la supervivencia de una población
han empezado a considerar en los últimos años, infectada por esta cepa.
y que trabajan conjuntamente inhibiendo la pro- Sin embargo, el linaje que más se está ex-
liferación de células T (ROLLINS-SMITH & al., tendiendo es el GPL y éste muestra una clara
2015; ELLISON & al., 2014) y disrumpiendo las tendencia evolutiva hacia una mayor virulencia
comunidades bacterianas beneficiosas de la piel (FARRER & al., 2011). Su expansión es debida a
del anfibio (JANI & BRIGGS, 2014). que, además de ser el linaje más asociado al co-
El mayor problema que plantea Batracho- mercio global de anfibios, en la naturaleza, GPL
chytrium dendrobatidis es que, al contrario que es más competitivo que los linajes endémicos,
muchas otras enfermedades, no muestra una dis- que, o bien desaparecen junto con la población
minución en su patogenicidad después de las pri- que infectaban, o bien hibridan con GPL creando
meras etapas de extensión más virulentas. Esto nuevos linajes como GPL-Brazil (SCHLOEGEL
puede deberse a que cuenta con gran cantidad & al., 2012).
de hospedadores, algunos de ellos asintomáticos También es necesario considerar la influencia
(JOHNSON & SPEARE, 2005), a la continua hi- de los genes en la supervivencia de las poblacio-
bridación de cepas (PEREIRA & al., 2013; FA- nes de anfibios. Generalmente, las poblaciones
RRER & al., 2011) o a su capacidad de sobrevivir que nunca han estado en contacto con el hongo
en el medio (MITCHELL & al., 2008; KILPA- muestran una alta susceptibilidad a la quitridio-
TRICK & al., 2010). micosis, en cuyo caso el resultado a esperar es un
acusado declive debido a la mortalidad masiva
FACTORES DE RIESGO. (LIPS & al., 2006).
La supervivencia de la población depende en
Tras la llegada de Batrachochytrium a una gran medida de la variabilidad en la familia de
población sana, existen tres posibles escenarios; genes MHC. En la naturaleza existe una enor-
i) Desaparición de la población de hospedadores, me variedad de alelos o variantes posibles de un
ii) Desaparición del hongo, iii) Coexistencia de mismo gen, algunos relacionados con una mayor
ambos con la quitridiomicosis convirtiéndose en resistencia frente a la quitridiomicosis, otros con

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J. BRAVO & G. MORENO

una mayor susceptibilidad. Tras analizar el geno- vante ya que, en muchos casos la estabilidad de
ma de individuos antes y después de un brote de la población depende de un alto reclutamiento de
quitridiomicosis, se observa una fuerte selección juveniles para compensar las muertes por la en-
por aquellos genomas resistentes, aumentando su fermedad (MUTHS & al., 2011). En especies con
proporción alélica en la población (SAVAGE & alta tasa de mortalidad en adultos, como Litoria
ZAMUDIO, 2016). Si un número suficiente de verreauxii alpina, se ha observado que los rena-
individuos resistentes consigue sobrevivir, es po- cuajos tienden a madurar antes, lo que sugiere un
sible que la población se recupere manteniendo cierto grado de selección mediante Batrachochy-
Batrachochytrium como una enfermedad endé- trium, lo que supone un cambio significativo en
mica (SCHEELE & al., 2017). el rango de edades y la estructura de la población
(SCHEELE & al., 2016). El cambio en la veloci-
b. Factores biológicos. dad de maduración aumenta las probabilidades
Existen, además, características de la historia de que se desarrollen adultos que mantengan una
de vida de las diferentes especies que intervienen alta tasa reproductiva. En caso de que las etapas
en el desarrollo de la quitridiomicosis. premetamórficas sean las más afectadas, el man-
Tanto en laboratorio, como en la naturaleza, se tenimiento de la población depende de unos po-
han observado especies capaces de mostrar fie- cos adultos, que, según algunos trabajos, tienden
bre comportamental. Se trata de un mecanismo a aumentar sus esfuerzos reproductivos en caso
que permite a los anfibios alcanzar una mayor de infección, mediante un mayor desarrollo del
temperatura corporal modificando su exposición aparato reproductor o una mayor gametogénesis
a distintas fuentes de calor externas, ya que, al (proceso de formación de los gametos), en lo que
ser animales poiquilotermos (tradicionalmente se conoce como hipótesis de inversión terminal
llamados “de sangre fría”), carecen de mecanis- (BRANNELLY & al., 2016).
mos de fiebre propia o endógena. La fiebre com- La presencia de reservorios de la enfermedad
portamental presenta dos beneficios, por un lado, aumenta las posibilidades de contagio para una
al aumentar la temperatura corporal, los anfibios mayor parte de la población, y además dificul-
aceleran su metabolismo y mejoran su respuesta ta la recolonización del hábitat por parte de los
inmune (SONN & al., 2017), pero, además, algu- individuos supervivientes (MITCHELL & al.,
nas especies son capaces de aumentar su tempera- 2008). Si los renacuajos de la propia especie se
tura por encima del umbral de supervivencia del encuentran entre estos reservorios, se reducen los
Batrachochytrium, reduciendo la carga fúngica y efectos positivos de una gran proliferación para
mejorando así sus probabilidades de superviven- aumentar el reclutamiento (BRIGGS & al., 2010;
cia. RICHARDS-ZAWACKI (2010) observó que LOUCA & al., 2014).
durante una epidemia de quitridiomicosis la rana Por último, la dieta de los anfibios, sobre todo
dorada panameña (Atelopus zeteki) aumentaba su en las primeras etapas de vida, parece estar impli-
temperatura corporal entre 1,1 y 2,4 grados cen- cada en el desarrollo de un sistema inmune más
tígrados de media, comparado con el mismo pe- eficiente frente a la quitridiomicosis. Renacuajos
riodo sin infección, sin que existiese una relación de Lithobates sphenocephalus con una dieta alta
con la temperatura del aire entre los dos periodos en proteínas mostraban una mayor respuesta de
de muestreo. Durante estos periodos, dependien- linfocitos T y tenían una resistencia significati-
do de lo extendida que estuviese la enfermedad, vamente superior a individuos con dietas bajas en
la probabilidad de infección se reducía entre el proteínas (VENESKY & al., 2012).
61 y el 28% por cada grado en que aumentase la
temperatura corporal. c. Factores abióticos.
Otro factor clave a considerar al evaluar los La última serie de factores determinantes al
efectos de la quitridiomicosis es en qué etapa considerar los efectos del hongo en una población
presenta una mayor mortalidad en las diferentes están relacionados con el medio donde se desa-
especies afectadas. Esto es especialmente rele- rrolla esta.

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QUITRIDIOMICOSIS EN ANFIBIOS

Cuanto más se solapen las distribuciones ópti- como la eosina o el rojo Congo, para resaltarlas
mas del hospedador y de Batrachochytrium más en los cortes histológicos o empleando solamente
favorecida se verá la infección por las condiciones muestras de piel completas sin colorantes, la ven-
ambientales. Si, por ejemplo, el óptimo de tem- taja de esta última técnica es que, además de ser
peratura para un anfibio son 25-27ºC, indepen- más barata y permitir análisis in situ, mantiene
dientemente de otros factores, esa especie se verá la integridad anatómica de la piel por lo que es
más amenazada por el hongo, ya que también es posible ver hasta qué capas ha avanzado el hongo
la temperatura a la que mejor se desarrollan sus (HYATT & al., 2007). Otro método muy extendi-
zoosporas, lo que aumentaría la probabilidad de do es el análisis genético, tras amplificación por
contagio y la carga fúngica si este se produce PCR (técnica que permite multiplicar la cantidad
(SCHEELE & al., 2017). de ADN de una muestra que se desea analizar,
La situación contraria es particularmente in- empleando secuencias denominadas cebadores)
teresante desde el punto de vista de la conserva- de una muestra de frotis del hospedador (KADE-
ción. Si existen entornos a lo largo de la distri- KARU & UNE, 2017). Los cebadores reconocen
bución de un hospedador cuyas condiciones sean dos regiones muy conservadas del hongo, ITS-1
especialmente difíciles para el desarrollo de su e ITS-2, presentes en todos los linajes (HYATT
parásito, estos entornos pueden actuar como re- & al., 2007)
fugios naturales (SPRINGER & al., 2007). Estos Una vez se ha detectado la enfermedad, exis-
refugios pueden ser muy reducidos, como una ten diferentes tratamientos, tanto para el indivi-
sola charca con una escala de salinidad que im- duo como para la población completa.
pida la supervivencia de las zoosporas (STOC- Los métodos más empleados para reducir la
KWELL & al., 2015) o una zona de solana con carga fúngica son los fármacos o quimioterapeú-
poca cobertura vegetal (BECKER & al., 2012), ticos, que pueden ser administrados de forma
pero permiten que una parte de la población se oral o en baños. En poblaciones de Leptodactylus
mantenga libre o con un bajo nivel de la enfer- fallax, las ranas tratadas con baños del antifún-
medad. gico itraconazol durante un brote de quitridio-
micosis, experimentaron una mortalidad menor
TRATAMIENTO Y GESTIÓN que el grupo control mientras duró el tratamiento
(HUDSON & al., 2016.), sin embargo, una vez
El primer paso para paliar los efectos de la finalizado, las posibilidades de supervivencia
quitridiomicosis es su correcta identificación. volvieron a bajar, contradiciendo a otros estu-
Aunque los síntomas son en algunos casos poco dios que hipotetizan que durante la presencia del
específicos y varían dependiendo de la especie fármaco se produce un desarrollo de los meca-
(MUTSCHMANN, 2015), es posible hacer un nismos de defensa del hospedador frente a la qui-
primer diagnóstico a simple vista. Algunos sig- tridiomicosis (HARDY & al., 2015). De hecho,
nos clínicos como la reducción de peso, el com- otros estudios sugieren que concentraciones altas
portamiento letárgico, la acumulación de piel de itraconazol pueden dañar el sistema inmune
desprendida, úlceras o la decoloración, son ca- de las ranas al reducir el microbioma de su piel
racterísticos de la enfermedad (VAN ROOIJ & (CASHINS & al., 2013), además, un uso excesivo
al., 2015). de un determinado fármaco puede conducir al
Sin embargo, para una confirmación completa desarrollo de inmunidad frente a él, por lo que
son necesarias pruebas clínicas. Es posible detec- es fundamental controlar las dosis y los tiempos
tar la enfermedad analizando los niveles de iones de administración. También se puede reducir la
en el plasma sanguíneo como el sodio o el pota- presencia de Batrachochytrium mediante trata-
sio, que pueden verse reducidos entre un 20 y un miento de calor, simulando el efecto de la fie-
50% con respecto a un individuo sano (VOYLES bre comportamental (MUTSCHMANN, 2015),
& al., 2009). También se pueden identificar las aunque este tratamiento no se puede emplear en
zoosporas mediante microscopia, usando tintes todas las especies de hospedador, ya que no todas

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J. BRAVO & G. MORENO

soportan tanto calor durante el tiempo necesario contraer la enfermedad. El trabajo de MULETZ
para eliminar el hongo (alrededor de 37 grados & al. (2012) va más allá y demuestra que, en
durante cuatro horas). condiciones de laboratorio, es posible inocular
También existen tratamientos para reducir la el suelo con Janthinobacterium para que esta se
presencia del hongo en el medio, algunos estu- establezca en la piel de los anfibios y una vez
dios han propuesto el uso de zooplancton como en ella, las posibilidades de padecer quitridiomi-
control biológico para este fin (SEARLE & al., cosis se reducen a la mitad. La idea de favore-
2013). Después de establecer que algunas espe- cer a determinadas comunidades bacterianas en
cies como Daphnia magna depredan a Batracho- hábitats naturales de anfibios plantea diferentes
chytrium (BUCK & al., 2011), hay que plantear- retos. Por un lado, es necesario encontrar bacte-
se no solo su uso como tratamiento biológico, rias capaces de colonizar el suelo y mantenerse
ya que si los descensos en la biodiversidad de el tiempo suficiente como para entrar en contacto
zooplancton se correlacionan con incrementos con las ranas, en el caso del experimento ante-
en las epidemias de quitridiomicosis, sería aún rior, las concentraciones de la bacteria en el suelo
más importante la conservación del ecosistema fueron decayendo paulatinamente, hasta dejar de
en conjunto, ya que el zooplancton se ve muy ser identificables 42 días después de la primera
afectado por la contaminación (DUDGEON & inoculación (MULETZ & al., 2012). Por tanto,
al., 2006), el cambio climático (ROEMMICH, & en primer lugar sería necesario realizar estudios,
MCGOWAN, 1995) y la presencia de especies in- para determinar qué bacterias serían capaces de
vasoras (MUÑOZ, 2010). MIALET & al. (2011) sobrevivir tanto en el suelo como en la piel de
realizaron un seguimiento durante 14 años de los anfibios, y a la vez presentar algún meca-
las comunidades de invertebrados de un estua- nismo de defensa frente al hongo, en segundo
rio altamente contaminado. Tras una reducción lugar, establecer un seguimiento de las pobla-
drástica del vertido de contaminantes, se observó ciones bacterianas en el suelo, para comprobar
un incremento en la diversidad de zooplancton sus concentraciones y determinar si es necesario
asociado al aumento en la calidad del agua, por volver a inocular o está causando alteraciones en
lo que, a pesar de estar seriamente amenazadas, el medio, y en tercer lugar, la elección correcta de
estas comunidades de invertebrados acuáticos un lugar en el que se produzcan concentraciones
son recuperables. Más estudios centrados en la de anfibios relativamente altas, como una zona
interacción de Batrachochytrium con las diferen- de cortejo o desove.
tes comunidades acuáticas de su entorno podrían Si consideramos la densidad de huéspedes
ayudarnos a estimar las probabilidades de epi- como un factor que facilita la transmisión de
demias en ecosistemas acuáticos en base a las la quitridiomicosis (WOODHAMS & al., 2011;
especies que alberguen. BRIGGS & al., 2010), una medida preventiva a
Otro método para mejorar las posibilidades de considerar sería dividir las poblaciones naturales
los anfibios frente a la quitridiomicosis es au- para reducir la densidad. Si los individuos sanos
mentar de manera artificial la concentración de de una población original se reparten entre di-
comunidades bacterianas anti-Batrachochytrium. ferentes hábitats aislados entre sí y carentes de
Como antes se ha mencionado, determinadas es- zoosporas, es posible que la llegada de un nuevo
pecies de bacterias que aparecen naturalmente brote solo afectase a uno de estos lugares y, por
en la piel de los anfibios pueden contribuir a la tanto, a un porcentaje de la población más ma-
supervivencia del hospedador al liberar metabo- nejable para la aplicación de otros tratamientos.
litos secundarios antifúngicos. En estudios de la- Sería necesaria la realización de estudios para
boratorio se ha demostrado que la exposición de establecer hábitats válidos y el número mínimo
individuos a bacterias como Pseudomonas reac- de individuos que permita la supervivencia de
tans (HARRIS & al., 2009) o Janthinobacterium la población, no solo frente a la quitridiomico-
lividum (VREDENBURG & al., 2011), a través sis, sino a toda una serie de impactos negativos,
de “baños de bacterias”, reduce la posibilidad de como la depredación o fenómenos estocásticos

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QUITRIDIOMICOSIS EN ANFIBIOS

como la sequía. Para mantener un flujo genético, ya más de cincuenta años (BERGER & al., 2016;
sería aconsejable realizar intercambios de suje- HOULAHAN & al., 2000), pero no fue hasta
tos sanos entre diferentes poblaciones, y evitar 1998 cuando la enfermedad fue identificada por
así el empobrecimiento genético (ALBERT & primera vez (BERGER & al., 1998). Desde en-
al., 2015). Es fundamental para este proceso, o tonces han pasado otros veinte años y, a pesar
cualquier otro que suponga la manipulación de del enorme esfuerzo de la comunidad científica
anfibios, se sigan procedimientos de desinfec- y docenas de estudios, aún existen importantes
ción de todo el material empleado para evitar la lagunas en nuestros conocimientos de la enfer-
propagación, con tratamientos químicos, como la medad. Muchos de los mecanismos básicos tanto
lejía (BECKER & GRATWICKE, 2017), o físi- de la virulencia del parásito como de la resis-
cos, como la radiación UV o la descontamina- tencia del hospedador siguen siendo un misterio,
ción por calor (JOHNSON & al., 2003). al igual que algunos aspectos del ciclo vital de
Además, las pequeñas poblaciones se verían Batrachochytrium.
más afectadas por la introducción de individuos Las perspectivas sobre la enfermedad varían
resistentes que han pasado la enfermedad. La en gran medida dependiendo no solo de la es-
idea de estas reintroducciones es que se extien- pecie afectada, sino que también entre distintas
dan genes que ofrecen una mayor resistencia a poblaciones de la misma especie los mecanismos
la infección. Uno de los principales candidatos para combatir la infección pueden ser distintos
entre estos grupos de genes son los que codi- (HOLDEN & al., 2015). Desde el punto de vis-
fican péptidos antimicrobianos o AMPs. Estos ta de la investigación esto supone que muchos
péptidos se desarrollan en la piel de los anfibios trabajos llegan a conclusiones contradictorias y
y se ha demostrado, mediante experimentos en que la creación de un tratamiento universal no
laboratorio, que pueden inhibir el crecimiento de parece plausible. Cada uno de los tratamientos
Batrachochytrium (HOLDEN & al., 2015). Los debe plantearse acorde a los escenarios particula-
AMP parecen jugar un importante rol en la resis- res de las poblaciones afectadas, lo que dificulta
tencia a la quitridiomicosis que muestran algunas aún más el mantenimiento de poblaciones en su
especies (WOODHAMS & al., 2007), por lo que hábitat natural. Además, algunos de estos trata-
la presencia de estos péptidos podría usarse para mientos son paliativos, es decir, no erradican la
estimar la vulnerabilidad de diferentes poblacio- enfermedad, sino que tratan de volverla menos
nes. También se ha probado que la expresión de virulenta o aumentar la resistencia de los anfi-
los AMP es variable y heredable entre individuos bios lo suficiente como para poder convertirla en
(WOODHAMS & al., 2010), por tanto, la selec- una enfermedad endémica. El principal problema
ción artificial a favor de estos y otros genes que de mantener esta enfermedad latente es que vuel-
se relacionen con la resistencia a la enfermedad, va a manifestar sus síntomas tras un período de
como los MHC, podría ser una medida preventiva estrés que debilite a los anfibios, por lo que, ni
para evitar brotes con gran cantidad de muertes. siquiera las poblaciones que experimentan tasas
La ubicación de estas poblaciones también pue- de mortalidad relativamente bajas tienen asegu-
de coincidir con refugios ecológicos, naturales o rada su supervivencia futura.
creados expresamente para dificultar la presencia Sin embargo, sería un error tratar la enferme-
del hongo. Fig. 3 dad como un hecho aislado de los demás proble-
mas a los que los anfibios, y la biodiversidad en
CONCLUSIONES general, se enfrentan en la actualidad. Existe una
clara relación entre la presencia de la enfermedad
La quitridiomicosis demuestra que, a pesar de y otras amenazas, tanto naturales como antró-
nuestros conocimientos y avances tecnológicos, picas. Por ejemplo, los individuos afectados por
la biodiversidad se encuentra en una situación de la quitridiomicosis, a pesar de sobrevivir, mues-
frágil equilibrio a escala global. La enfermedad tran un significativo incremento en los niveles de
comenzó a diezmar poblaciones de anfibios hace hormonas asociadas con el estrés como el cor-

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J. BRAVO & G. MORENO

Fig. 3.- a. Salamandra salamandra Foto Herminio Pérez Fernández, b. Lissotriton vulgaris Foto Rafael Blasco, c. Triturus marmoratus
Foto Miquel Á. Pérez de Gregorio, d. Hyla meridionalis Foto Pedro Arrillaga, e. Rana dalmatina Foto Pedro Luis Aznar del Amor, f. Hyla
arborea Foto Carlos Manuel Pérez del Amo, g. Pelophylax perezi Foto Oriol Pérez de Gregorio, h. Rana bermeja Foto Pedro Arrillaga,
i. Bufo spinosus Foto Miquel Á. Pérez de Gregorio, j. Rana iberica Foto Pedro Luis Aznar del Amor, k. Alytes obstetricans Foto Oriol
Pérez-de-Gregorio, l. Pelodytes punctatus Foto Miquel Á. Pérez de Gregorio.

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QUITRIDIOMICOSIS EN ANFIBIOS

tisol (PETERSON & al., 2013), sobre todo tras actividades humanas. Y la quitridiomicosis no
la infección de cepas más virulentas como GLP, es el único ejemplo, la malaria aviar en Hawái
en comparación con otras menos agresivas como (BEADELL & al., 2006), la grafiosis del olmo
Batrachochytrium-Cape (GABOR & al., 2015). (SANTINI & FACCOLI, 2015) o diferentes en-
Esto induce cambios fisiológicos como pérdida de fermedades de los corales (LAMB & al., 2014)
peso o una metamorfosis más temprana (GABOR son pruebas de que este tipo de enfermedades in-
& al., 2013), además los individuos enfermos son fecciosas no son hechos aislados, sino que consti-
menos eficaces y emplean menos tiempo buscan- tuyen un importante riesgo para la biodiversidad
do alimento que los animales sanos (VENESKY generalmente pasado por alto.
& al., 2009). Estas alteraciones vuelven a los an-
fibios más vulnerables frente a los peligros a los AGRADECIMIENTOS
que las poblaciones naturales deben enfrentarse
y las ponen en riesgo. Lo mismo ocurre en senti- Agradecemos a Malena Chaskielberg por su
do opuesto. Problemas como el uso de pesticidas ayuda en las traducciones de diversos artículos,
(MCCOY & PERALTA, 2018), la degradación y al personal de las bibliotecas de la Universidad
del hábitat original del anfibio (SCHEELE & al., de Alcalá por el acceso a toda la documentación
2014) o la presencia de especies invasoras (KNA- necesaria para realizar este trabajo. A Luis Mon-
PP & al., 2007) aumentan las probabilidades de je y Ángel Pueblas del Gabinete de Dibujo y Fo-
sucumbir a la enfermedad. Por tanto, a la hora tografía de la Universidad de Alcalá por su ayuda
de realizar seguimientos de poblaciones natura- en la digitalización de imágenes. Finalmente, a
les, es necesaria una visión holística, que no solo todos los compañeros de Mycolist que nos han
considere las múltiples amenazas, sino también, dejado utilizar sus excelentes fotos de anfibios.
cómo interactúan entre sí.
De cara a un futuro inmediato son necesarias BIBLIOGRAFÍA
toda una serie de medidas para tratar de conte-
ner la enfermedad en la medida de lo posible. ALBERT, E.M., S. FERNÁNDEZ-BEAS-
En primer lugar, sería necesario endurecer los KOETXEA, J.A. GODOY, U. TOBLER, B.R.
controles de aduanas para evitar la propagación SCHMIDT & J. BOSCH (2015). Genetic ma-
de patógenos a través de animales enfermos, ade- nagement of an amphibian population after a
más de concienciar a la opinión pública de los chytridiomycosis outbreak. Conserv. Genet.
peligros del comercio y la liberación de mascotas 16(1): 103–111.
exóticas. Desde el punto de vista de la investiga- BAAYEN, R.P., G. COCHIUS, H. HENDRIKS,
ción sería interesante estudiar algunos paráme- J.P. MEFFERT, J. BAKKER, M. BEKKER,
tros fundamentales epidemiológicos clave, como P.H.J.F. VAN DEN BOOGERT, H. STA-
la posibilidad de que el hongo sobreviva en el CHEWICZ & G.C.M. VAN LEEUWEN
medio como un saprófito (BERGER & al., 2016; (2006). History of potato wart disease in
MITCHELL & al., 2008) o que se reproduzca de Europe – a proposal for harmonisation in
manera sexual (ROSENBLUM & al., 2013). Si defining pathotypes. Eur. J. Plant Pathology
se consigue esclarecer cómo Batrachochytrium 116(1): 21–31.
evade el sistema inmune de los anfibios, tal vez BEADELL, J.S., F. ISHTIAG, R. COVAS, M.
se podrían crear cepas inactivas o debilitadas, MELO, B.H. WARREN, C.T. ATKINSON, S.
que actuasen como vacuna reforzando la res- BENSCH, G.R. GRAVES, Y.V. JHALA, M.A.
puesta inmune. PEIRCE, A.R. RAHMANI, D.M. FONSECA
Los brotes de Batrachochytrium salaman- & R.C. FLEISCHER (2006). Global phylo-
drivorans de 2012 demuestran que no estamos geographic limits of Hawaii’s avian malaria.
más preparados que en la década de los setenta Proc. Biol. Sci. 273(1604): 2935–2944.
a la hora de detectar la presencia de este tipo de BECKER, M.H. & B. GRATWICKE (2017). Mi-
enfermedades fuertemente influenciadas por las nimum lethal concentration of sodium hypo-

Bol. Soc. Micol. Madrid 44. 2020 41


J. BRAVO & G. MORENO

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