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Mes Dionne y ie RAG ade: Cina Pia Alo Resanads ter lor dachoe De seed alodspneso on da. 21 el Caio Perl, pins asiatos on pas ‘deri y prvi de Hera quienes reproduscn sia a preceprieautrizacin opie, ented on pte, ua obi ra, sia etiicn ‘dao alge sipo de sopoe Tilo oi: Space of Capital Twd Critical Geosehy Publicado orinaliate por Eanbugh Univesity res, Led en 01 © Dwid Have 201, 1 acanes Aa. 2007 ra lenges Secor Forest 1 25160 Tres Caos, Madi - Espa TL: 918 05196 Fa 98 08 28 wenslalcon ISBN0- 8144020645, ISBN. 1: 578-54-4020646 Depiolegl: M. 45.2007 Ingres ca Coli, AL Males (Midd) ‘Espacios del capital Hacia una geografia critica David Harvey abel. ICES BIBLIOTECA {CHS} pauioTeca wan 2 Qué tipo de geografia para qué tipo de politica publica>* _Pueden los gedgrafos contribuir de manera adecuada, significative y eficaz ala formacién de la politica publica? El general Pinochet es gedgrafo de formaciéa, y en todos los sentidos esti in tredoclende con xt a gourala saa polite ‘Como presidente de fa ‘Junca militar qué el LI de septiembre de 1973 depuso al gobierno elegido de Salva dor Allende, el general Pinochet desaprucba especistidades ucadémicas tsubversi ‘ase fom la Sociologia la politica y basta la flosofia. Ha pedido que en as escue das y en as unversidades chilenas se den gclases de patrotismo» y se sabe que ve con muy buen0s ojos a ensefianza de la geoarafia; dicha materia , dice deal para struir al pueblo chileno en ls virtudes del patriotismo y transmititle el sentido de su ver fo que el eco a asumido ef pleno mando deTas universidales y frecuenfemente supervisa la ensefanza en los colegios, parece que |a geopratia se convert’ en una materia muy significative en el sisteme educativo ctileno. El general Pinochet esti asimismo cambiando la geografia humana de Chile esie Hepecto bay un ejemplo claro. El sistema sanitario de Chile comprendia, des- de hace un tiempo, tres componeates claros: tos sicos pagaban los servicios en un régimen de «libre mercado»; jas clases medias usaban Ta medicina hospitalaria fi nandada por aseyutadoras privadas, aylentras que las clases mas bajas y Tos pobres (apoximedarpene 0 por TOO la poblacién) recibian atencién médica pratui- ta ex centros sanitarios comunitatios pagados por el Servicio Nacional de Salud (Navarro, 1974). Duranieel gobemo de Allende, se trasladaron recursos Geos dos "Public por primera vex en Tramacions ofthe aint of Dich Geographers, 1978 39 Primeros se:tores a los servicies de salud comunitarios, antes mal financiados y en iran medid ovdados. La geografia de sistema sanitario empezé a tansforneene de un sistema centralizado, controlado por los res y hospitalario, ‘que atendia iftolado tor la comunidad ypratuiwo jue dtendiayprncipalment las necesidades de Jas clases bajas yde los pobres. Esta transformacién no se produjo sin resisten- sia: ls prowedores de medicina hospitlaria organizaron huelgas pers protege la ‘atigua geogafia socal del sistema sanitaro conta la emergencia dela nueva. Pero durante los sfios de\Allende frecieron y florecieron los-cantros de salud comunita- tiossAdemis el contol eerido por la comunidad mediante lacreacién de conse. Jos de salud comunitatios tuvo un impacto politico profundo, y muchos aspectos de Javida empezaron a organizarse en torno alos centos de salud comunitanre Flr fasis se traslalé también de laqedicina curativa Joon todo su encanto su Cara pa- ‘rafernalia) a la medicina Preventiva, que intentaba considerar la atencién médica camo pare iaegrante de una amplia gama de cuestiones medioambienales uml nistro de agua, sistemas de alcantarillado, y similares}, peony contacto social, el poder politico y la distribucién cambic TH aE, a ted quel clas bats yl obra pobres empezaban a capta la posiblidad de.con- trolarlas ss de su propia existencia, Pero el pole military el general Pinochet han cambiado todo eso. Los conse. jos de salud ominitari han sido disueltos y muchos de los que participaben en ellos han sidoencarcelados o ejecutadosy El funcionamiento de los centros de salud comiiniarios s ha reducido fuertemente, La administracin del sisema sanitario. ha vuelto a los proveedores de medicina y esta retornando a umgistema centraliza doy basado a los hospitales, que atiende al i T ufaive std mievamente ala orden del diay lacrugia a coraz6n abierto para unos Potos sustinye al sanesmiento para muchos como objetivo primordial dela medi ina. La bij geografia fe ha restablecdo y la nueva ha sido eficazmenie desmante lac. De esa ferma, la itervencién del gesgrafo el general Pinochet, se ha conver. tido en una fierza determinante en la geografia humana del sistema sanitacio de Chile Chile tal vez parezca muy alejado de Reino Unido. Mi propésito al citar este cjemplo no s,sin embargo, buscar paraelos con Reino Unido (aunque es descon- stante sefiar que el gobierno de un pals que tan activamente resistié el avance de fascism 1939-1945 haya tendido con tanta rapidez una mano amistosa al ge eral Pinochet y que la reorganizacién del Servicio Nacional de Salud briténico en el verano de 1973 climinara todo vestigio de control comunitatio y siuara firme ‘mete la provisiGn de servicios de salud en manos de los proveedores partidarios de ‘wo sistema santaro cenralizado y hspitalaio}| Me interesa, por elcontaro, usar 40 fc la inyeccién con éxito de la geografia en la politica piblica para Scr ose ny ba que dr pega aes de coir de implicacin de la geografia en la politica pblica: ¢qué tipo de geografia») «en 1u tipo de politica pablica» “Serta de cusionsprofandament fe de esponder Qui rene empezar preguntando por que podriamos sentir el impulso de insertar cualquier en cualquier tipo de ps reflexionamos por un fio- mento sobre aust MORTACTC uso surge de una extraia mezcla de mbicién personal /imperialismo disciplinaro, necesidad socal y obliga ‘ion moral. Algunes de nosotros podriamos dejarnos guiar(o pensar que nos deja ‘mos guiar) més por un factor que por otro, pero ninguno, seguramente, puede jac- tarse de una inmunidad total a cualquiera de estas mé Teac personal may autem srqee¥sedacanesen.un sistema econsmico y social inherentemen sitvo, Dado que Jmbito piblco, es natural que los académicos se sientanatraidos por el locus de ese poder. Probablemente la ambiciSn personal jactanciosa probablemente sea el factor tmotivador més signficativo para explicar el comportamiento individual. Pero no ex- plica demasiado bie lcomportamienco disnivo dl gedpaforexpecto al de cual quier otro académico, y es dudoso que un académico dotado de enorme ambicién personal espera empezar por algo que al menos en Reino Unido es com seguri cdad una base desventajosa em erarquir de Tak disciplines acadéraicas La reputacion ya categoria de Ta disciplina son, en dlero sentido, ambicién per: sonal mediada por la conciencia de grupo. Las especilidades srven inevcablemen: te para soializar alos individuos hasta el punto de que leguen asituar su identidad cxf de erga, a escribir, En eps la pregunta de aygué eres» normalmente contestamos «soy ge6grafo (economista, biog. ce >» Sy, inas son importantes para ayudamos a entender nuestra funcidn y sentimos seguros, Pero la geografia es una entre Tas multiples especiaida- des que compiten por categoria v presi ane el piblico. Las disiplina ambien ‘compiten por ls fondos piblicos. La seguridad de quienes se identifican como «es: -rafos» est, en consecuencia, incuida en la posicién de la geografa con respecto a cotrasdlscpinas. De ta forma que Hegamos a pens: lo que es bueno para a geo graliaes bueno para mi» ya recanocer que «una amenaza para le geografia es una samenaza para mio, Al promocionar la geografia, ns promocionamos a nosotos mis mos, y nos defendemos a nosotros mismos al defender la geograi La.ambicién personal y el imperialismo disciplinario ayudan en buena medida a ~plicar comportamieats individuals ¥ profesionles, Pero como explicacones won creo, —— “Simplisras. Por consiguiente, en este articulo pasaré por alto a Je cuestién de la ambicién personal y me centraré en problemas més profundos d cae p 3. profundos de la imediada por el imperilismo de las disciplinas]y de lr obligacion La geogralia y la necesidad social La evolucion de la geoprafia como disciplina debe entenderse sobre el telén de fondo dTaspanbianies Beads scien Dado que as mradols on geramente de una sociedad a otra, eentraré mi atencién, principalmente, en la his- toris reciente de fa peografiaen Reina Uida, Hacis 1945 se produjo en Reino Unido una «rupturaepistemalagican ena pan samiento y en la actividad geograficos. Esta ruptura quiz iisimbolzra ‘mejor iin Aluyente invocacién por parte del profesor Wooldridge del lemajdos ojos del tonto se encuentran en los extemos dela Tero, en segundo lugar, por la fundacion Ins de Geipeafos Britnicos como ongatizatin dessa dela Roy Geo sraphical Society, Antes de la Segunda Guerra Muna la gcografix habia sido mis na actividad praticyy no académica que una dicilina sadémicafyerte)Estaba fleitada, através de las actividades de la Royal Geographical Society, hacia lo que podriamos denayninar «las ténicas y la mecinica de la gestién del imperiog. El cofmponerme aniversiratio de Ta Reografia era relaivamente EDI, TERESI bu ta parte defo que habsayel vineulo conta Inspeccién Colonial era un buen gjem fh) eXGBeTeASDRETT oon el exc por limps Ena sacen ba cabled tay notablenente a geografa profesional univessatia, auc aspire meet a P eectual eapecica, se encuentra en ascens0-,hora los ‘grberafos intentan, en general, contribulra To que podriamos denominar «la tec a ic la gestion urbana, regional y medioambiental> \Como t yl miesinca dela in as eal metoebite om te sn todos los aio: piers eT angus puede dsingut enentos deo nveo (sguramente el Land Use Surtes Estudio sobre el wo del tertrio) relzadoen la década de 1930 por Dudley Stamp fuera el efeoplo més sabresalienss)y restos delo antiguo contindan todavia con nosotzos hoy Pero no cabe duda de que se ha producido un cambio drastico de estilo y enfogue. _ASiimma y por qué ocurtid este cambio?}Ciertamente no podemos attibuirle a wt fined danced ne reel modo de, digamas, Tos diversos cambios acaecidos en 10s paradiginas de las maremiaticas). Hey que verlo, por el contrario,como una adaptacién de la geogsafia a las condi sion externas EI final del impo Bata para explicn br eSpOTCSe ‘para explicar la desaparicion de la ‘gccgrilia ala antigua usanza practicada por la Royal Geographical Society elf ‘nal de esta €poca era Jo que Wooldridge anunciaba).\¢Pero cémo vamos a explicar 2 In transformacién del nuevo estilo de la geografia? Jencia, Cuando bace falta asimilara-una comunidad y desactivar v2 descontento, por ejemplo, esl tener alguien ue lo haga con una sonrisa ‘Bern seri injusto para los puntos postivos de Ja tradicién humanista y Para d poten de estudossindiidalsts pero crestivos,rechazarios pr considera siervos facilmente asimilados por ‘el Estado corporativo y rendidos a sus necesida: des, No cabe duda de que a tradicién de humanismo creative, acto € intelectual cr andomernalmente esa al fusconamientn del Exado corporativo, Esta trad eos ineetual tabs, por puesto, con certs desventajss. La profesionalzacion de la geogralia y la capacidad de la profesin para reprimir a sus propics disidentes sere barrera que debe superase, peo eta barrera no es irromible y de hecho a su rupruce lleva eneja una peculiar gloriafY el Estado comporativo no puede per mitise sella todas esas roan) OTHE se encuentra atrapado en una posicién contradictoria: por una parte, necesita un sistema educativo flexible y una fuerza de ‘eabajo adaptable que cubra las cambiantes necesidades sociales, y por ot, no pue de tolerar al ibre individualsmo creatvo (Gorz, 1973) , Estas tensiones se han resuelto en parte mediante una estratagema sencilla. Si podemos aceptar que los «hechos» ¥ los «valores» estin separados y son distintos atre si, y qué los primeros son el tema dela investigacin centifie mientras que ‘os segundos son una mera opinin personal (subjetiva), podemos superat la ten- si6n mediante un impecable dispositive metodcl6gico. Si la geografia ¢s una «cen Cig por consguence, se acu de hecho, mols y tons eotraces poor, ‘slegar nuestro humanismo ala opiniGn personal aue deb®zxpresarse fuera de scopraia,no det dell FE avance que se dion a déada de 1960 aia una geo. oda a ee Be congas con le proisioriacén va psd de prodUGiF una mercancia con técnicis 7 RABIGRGS especicas Pero también tow defecto mis prolind de RSOhe baie aioe ‘mentalidad Eich mana necesria para nuestra adecuada adaptacién social e humanism al que cada vez tendiamos més, Tal solucién arecia estable en Ja década de 1960, pero no. tanto hoy. Pore ue los especialistas criticos exponen la artific iosidad de la separacién. entre hecho y valor n que la afirmacion de. a de ideologia es en sizuna afirmacién ideologica, ate sobre la importancia de la ‘geografia no analizaba realmente la importancia (zquién ha oido hablar de una ac- tividad humana irrelevante?), sino para quién era importante nuestra investigacién ¥ Por qué esa investgacion hecha ey nombre dela ciencia (que 5 te de bia estar libre e‘ideologia)tenfa consecuencias aparentemente un poco sesgadas a favor del statu quo y de la clase dominante del Estado corporativo. En otras pala- s, la reflexin sobre nuestra prctica nos levaba a ls preguntas que yo empece Planteando: «Qué tipo de geografia? «En qué tipo de politica pibica> La obligacién moral de los gedprafos ‘Para cambiar el mundo, tenemos primero que entenderlo“Para cambiar el mun. do, tenemos que crear nuevas pricticas humanas con respect ala realidades que nos rodean, gAdénde nos lleva esto? Vivimos en an Estado corporativo que esta fi. Jando su organizacién. Opera en nombre del interés nacional Peto si aceptamos que el nico significado que se puede asignar a la vida ylaexistencia de un indivi. duo es el que deriva de este interés nacional, nos falta poco para asumir la ideolo. fa delfascisme) El Estado coxpotatvo es prorfascita. Quizi esto expica por qué 48 los gobieenos «emocriticos» son tan amigos de regimenes abiertamente represivos 3 autortaios, y por qué el general Pinochet fue tan bien recibido. Marx adopt6 el punto de vista de que para la humanidad habia dos posible es- tados futuros: el comunismo o la barbarie. Necesitamos aclarar urgentemente qué «queremos decir con estos términos. Con el primero no hacemos referencia cierta- mente alo que ocurre en Rusia, Polonia oincltso Cuba y China, Por el segundo no hacemos referencia a la vuelta al Neolitico, Cree que en un fururo (tal vez no muy Icjano) habra que optar entre un «Estado incorporado» que refleje las necesidades creativas de personas que luchan por controlar las condiciones sociales de su pro- pia existencia de una forma esencialmente humana (qve es lo que Mars queria de cic con la expresion «dictadura del proletariado») y un Estado corporative que dé instrucciones desde arciba en interés del capitalism financiero (las naciones capi talisas avanzadas) o de la burocracia del partido (Rusia y Evropa Oriental) E] Es tado corporativo parece ser la forma transtoria hacia la barbasie del 1984 orwellia- no, y el Estado incorporado la forma transtoria hacia el comunismo, El Estado corporativo esta ascendiendo y su sustitucién por el Estado incorporado exige una corganizacién bastante masiva, con control de los trabajadores y control de la co munidad, slo dos pequetios pasos en una senda larga y tortuosa Es, por supuesto area del pensamientocxtico y reflexivo entender nuestra con: dic y revelar qué potencialidad de futuro inminente hay en el presente, Como edgraes, podemos realizar ciertajcontribuciones limitadas; en cuanto acactmicos c:incelectuales que abarcamos Snteticamente una amplia gama de cuestiones,tene- ‘mos mucho mas que aportar. Vivimos en un Estado corporativo, neces bajo y.tenemos que conformarnos en cierta medida, meramente para sobrevivis, Paro somos inteligentes y podemos vivir de nuestro ingenio; podemos intentar sub: verti desde el interior los valores del Estado corporativo, De hecho, las univers dades proporcionan una base de resistencia bastante fuerte; la tradicién esencial mente retnigrada del estudio creativo ibre enfrenta al academtco contra el Estado cozporativo en igual medida que la tradicién progresista que busca medios para evadir el poder de dicho Estado. Para empezar, nos topamos con la tradicisn de ra cismo, etnocentrismo y paternalismo condescendiente -un residuo de la era impe- rial- que hay que expurgar de nuestros libros de texto. Esta la tarea de elaborar una bibliografia verdaderamente humanista que eche abajo los dualismos arificiales (casi esquizofrénicos} entre hecho y valor, sujeto y objeto, hombre y naturaleza, iencia eintereses humanos. La obligacién moral del gevigrafo en tanto que tal ge6- grafo, es afrontar directamente la tensién entre la tradicién humanista y las necesi- tradicef6n y con ello aprender a explotar la contradiccién existente en la propia estructura del Estado corporativo. 49 La obligacién moral del gedgrafo se convierte en necesidad social cuando se camara con un fondo mis amplio, Después de todo, ninguno de nosotros puede comsiderarse a si mismo meramente geégrafo, estudioso o incluso britanico. Somos setes humanos que luchamos, como todos los dems seres hureanos, por conteolat _y mejorar las condiciones sociales de nuestra propia existencia. Las luchas efee2- dasdesde una perspectiva provinciana sin importar sel provincianismmo emana del tertitoro (la comunidad, la nacn| o de la dvisén paraséenica dl trabajo enla so- ciedad- son contraproducentes y estin condenadas desde el principio. Sélo las lu- cchis que superan el provincianismo inherente a la geogratia de nuestra situacién y a la sinacion de a geograiaalbergun posbiidades de éxito, 30 \ wd Ciudad y justicia: los 1 0 movimientos sociales en la ciudad* ‘La historia de las ciudades y del pensamiento sobre las mismas ha estado mar- cada periddicamente por un intenso interés pot la funcién transformadora de los ‘movimientos sociales urbanos y de la accién comunal. Dichos movimientos se in- tecpretan de diferentes maneras, sin embargo, dependiendo de las condiciones his t6ricas y geogréfiéas. El reformismo cristiano que culminé en los argumentos de ‘control social planteados por Robert Park y la Escuela de Chicago de Sociologia Ur bana (creada durante los afios de entreguerras en Estados Unidos y exportada a todo ef mundo en el periodo de posguerra como método indiscutible para los so- ciélogos urbanos) contrasta, por ejemplo, con el ‘modelo pluralista de gobemacién urbana mediante «grupos de intereses* planteado por Robert Dahl, y con la inter pretaciones més radicales y revolucionaras alcanzadas (principalmente en Europa y América Latina) durante las décadas de 1960 y 1970 (que culminaron en la obra ‘magna de Castells, La ciudad y las masa), En sus encamaciones més recientes, el interés se ha centrado diversamente en los ‘deaes de ciudadania (Douglass y Friedmano, 1998), ex a func de as identidades religiosas y étnices {comunaismo) o en el comunitarsmo politico lsco, en a evidente creencia de que los recursos reales del cambio urbano (sin importar si proyectan una luz positiva o negativa) radican (0 deberian radicar) en La sociedad civil mas que en las es- Presentido enelcongreso sobre cudades model celebrado en Sigapuren abide 1999 ypu ttizado por a Autocad paa a Remodelacin Urban de Singapur en as acts de coagreso, Maiel Cites Urbs Bese Practices in 200 la versin revista que ve publica aqut se present6 ene congre- to sobce «Elhambse la ciudad: hacia un desarrollo mis urano yssteible,ceebrado en Népo ese septiembre de 2000 204 feras «oficiales» del aparatoexatal(xéase Sandercock, 1998). En algunos casos yluga res, la pérdkd de confianza en el aparatoestataly en los partidos politicos ha provoce do la fusion del pensamiento polio en tomo aideales de acci6n social, basada en las personas, come principal medio para humanizas, mejorar y trasformar on algunos ca sos incluso revolucionar la calidad de la vida urbana, Una fe profunda y duradera en esta senda hacia dl cambio social apuntala incluso la mas penetrante de las estraxeias de cambio urbano, la denominada «aliana sector pibico sector privadom [No es mi intencién realizar aqu una intensva revisi ertica 0 comparativa de esta extensabibliografia. Pero lo que me parece curioso es la manera en que ls in terpretaciones académicas,intelectuales y pollticas dl ativisme de base han decaf- do, Buido y divergido sin una relacién clara u obvia de las propia actividades rea- les, Aunque la intensidad y las formas de éstas varan, la atencidn que se les presta nla teoria urbana varia de acuerdo con otra Kiica. Sélo en momentos de intensa turbulencia 0 alteracién tienden ambas correntes @ fluir juntas. Pero incluso en tonees, acontecimientos como el malestar de Los Angeles, os levantamientos de Ya arta, la violencia entre comunidades en India o Sti Lanka, las rewueltas en los su Durbios de Paris y Lyon o incluso los extraocdinarios acontecimientas de Praga y Berlin que pusieron fin a la Guerra Fria taman con demasiada frecuencia por sor presa alos te6ricoszrbanos, O, por el contratio, observadores atentos dela vida ur- bana se sorprenden perpetuamente por las extrafas formas y manifestaciones dela politica localizada en los escenarios que se molestan en estudiar con detalle(véase, por ejemplo, Seabrook, 1996) Un punto de partida tosco pero fértil para entender las raices de esta disyuncién radica en el flujo y reflujo del sentido de postbilidad y el deseo de cambio en circu los politicos e intelectuales (a menudo expresadas a modo de sueiis ut6picos o for mas de ciudad alterativas) por una parte, y la necesidad de identifica agentes po litcos como un proletariado 0 Jos movimientos sociales urbanos- capaces de realizar dichos sues, por otra. La relacin dialéctica entre estas dos correntes de pensamiento y accin ¢s por supuesto importante. La afluencia masiva de est diantes y activistas creyents a los bartios de Chicago y Paris a finales de la década de 1960 y 1970 sirvié indudablemente para infundir ambiciones politicas mundia {es alos movimientos sociales locales. La posterior retirada de dichos movimientos a lo que los idealists iterpretaron como un Jocalismo bastante innoble y egoista (que degeners en lo que muchos considerarian una reaccionaria politica dl «a mi na», 0 incluso una politica comunal activamente excluyente) cesempefiaron una fancién importante en la posterior cesiluion politica y el abancono del uropismo e inguierdas que sigieson, Por otra pate, los interesados por movilizar el poder por ejemplo, el renacimiento hind lo han hecho en gran medida organizando y ‘orquestando los movimientos comunales en ambitos urbanos determinados, impe 205 liendo un giro completamente distinto a transformaciones urbanas que ala izquier: da hice le parecerian saludables Pero este tihimo ejemplo difcilmente parece un ejemplo simple de un sflora mmiento de sentimientos de base. Existe mucha orquestacién desde arriba. Y esto suscitaentonces la cuestén de la eficacia de las actividades de base en si mismas para cambiar algo que no sean sus propias condiciones inmediatas. Los escéptics, armados de mucha informacién histérica y geografica comparativa, podrian con- dluir razonablemente que, abandonados a su sino tales movimientos no equivalen nis que a perturbaciones menores en las cortientes més profundas de cambio so io-ecolgico, Pero hasta el analista més escéptico se veria obligado a preguntarse por qué una y otra vez politicos y tebricas sociales recurren a los movimiientos de base locales como especie de semiflero del cual pueden surgir grandes cambios so: ciales, ¢Hlay, entonces, una manera ms general de entender el papel de los movi rmientos sociales urbanos, que supere las interpretaciones meramente episédicas y partculares? Aqui exploro un marco te6rico provisional para responder a dicha pregunta El particularismo militante y la politica de las colectividades La tesis del particularismo miltante a la que me adhierofirmemente (véase Har 2, 1996; 2000) sostiene que todas as politics (no importa de qué tipo ni isu ob jetvo es local, urbano, regiondl, nacional o planetario) tienen su origen en el de sarrollocolecivo de una visin politica determinada, por parte de personas dete- rminadas, en lugares y momentos determinados, Supongo que hay una corriente de fermento de base presente en todos los lugares y localidades, aunque sus intereses, objetvos y formas organizativas son normalmente fragmentarios, miltiples y dein tensidad variada. Lavinia pregunta interesante bajo esta formulacién es cémo y ‘ulna se wuaven dichos paticularismos sufiientementecoherentesinternamente, y en hima medida integeados o metamorfoseados en una politica més ampli, Las politica coletivas de base flyen a menudo, por supuesto, por canals res- tringidos y predecibles. Como tales, a menudo pasan desapercibidas precisamente porque parecen trtar os de una stuacién normal que de un cambio socal. En Es tados Unidos, por ejemplo, son ls esociaciones de propictarios de vviendas, dedi cadlas a proteger el valor de los inmuebles, los privdegos y los estils de vida, las que dominan en la escena urbana/suburbana (Davis, 1990). La violencia y la ira ‘con que se zecibe cualquier amenaza contra los derechos y los valores dela propie ed indivitalizada ~ya sea par parte del Estado 0 incluso de agentes de acumule cién de capital como los promotores inmobilaros~ son una fuerza politica pode- 206 sa Impregna ls institucions religiosas(sospecho que en Estados Unidos cimen ta buena parte del irabajo de la Coalicién Cristiana, por ejemplo) asi como buena parte de lo que se hace pasar por politict activa a escala loca, estataly federal ‘Mas que promovera,dichos movimieatos colecivos impiden la bisqueda dea: temativas (sin importar que sean ecoligicamente sensatas o socialmente justas). ‘Tienden a conservar el sistema existent, ¢ incluso profundizan sus contradicciones internas en el plano ecoldgico, politico y econémico. Por ejemplo, el separatismo suburbano en Estados Unidas -basado en antagonismos de casey riales~aummen tala dependencia del coche, genera gases invernadero,disminuye la calidad del are y fomenta el uso despilfarador del suelo, los combustibles fsiles y otros recursos agricolas y minerales. El paticulacismo militante funciona aqui como fuerza con setvadora aparentemente inamovible que garantiza el mantenimiento del orden existent. Incluso cuando tal politica adopta un dsfraz democréticoo radical, tien de a utilizar pricicas excluyents y autoitrias. Etzioni (1997), uno de ls prin pales partidarios del nuevo eormunitarismo en Estados Unidos (un movitniento que en gran medida se presenta asi mismo como progresista y contrario a los valores mercantiles), respalda activartente el principio de comunidades cerradas, excl: yentes y valladas. Les insituciones colectivas también pueden acabar mejoranda ‘meramente Ia fuerza comperitva de los teritorios en el juego de grandes apuestas que supone el desarrallo geoprfico desigual del capitalism, como Putnam (1993) se propone demostrar en el caso de patrones de desarrollo econémico opuestos en Italia. Para los rios, por consiguiente, la «comunidad» significa a menudo garant- zar y aumentar los privlegios ya obtenidos. Para los marginados, signitica demasia do a menudo «controlar su propio barrio pobre». Las desigualdades se multiplican cn lugar de disminuir, Lo que parece un procedimiento justo, produce consecuen- cias injustas (una manifestacin del antiguo adagio de que «nada hay ms desigual ‘que dar igual trato alos desiguales) Cito estos ejemples porque nivelesclevados de activismo local sefalan a menu do fuertes obsculosa ls formas progresistas y mas justas de cambio social. En Es: tados Unidos, los seformadores interesados induso por objetivos tan levemente transgresores como el ecrecimiento inteligente> y la conservacién de recursos tie nen que enfrentarse o cudir a fuertes poderes comunitarios si quieren avanzar lo ‘mas minimo en las polticas que preconizan, El intento de aumentar la equiparaci6n del bienestar mediante la reorganizacién espacial se enfrenta a formidables obstéct- Jos localists. Pero el partcularismo militate no es inberentemente conservidor. Hay muchos casos que demuestran que no siempre ni necesariamente es asi. Los :movimientos milicianos o neofascistas dela derecha (una forma fascinante de pol ticainsurgene), el movimiento hacia el comunalismo religioso, la formas acivas de particulaisoo militante que conducen «la violencia intercomunal y «la limpieza 207 ‘ania, iustran e6mo les formas insurgentes dela politica pueden conectar con mo: siementos de base. Aunque ess ejemplos podran tacharse de reaccionaris, fix cuierda también dispone de su propio pantesn de ejemplos (la Comuna de Pats, el atagque al Palacio de Invierno en San Petersburgo, etcétera). Estas pruebas sugieren ucla politica insurgentey tansformadora se meaclaconstantemente con las movl- aaciones locales, Entender emo se consteuyen os pueden construir las solidaridades locales y las cohesiones politica (en espesial en ls indiscplinados escenarios urbe 103 de hoy) es esencial pare penser eémo podrien bacerse realidad ls propuestas de canbio social especialmente las que emanan de circus ideolgivos, politicos inte alles. Todos los movimientos politics tienen que enfrentarse de alguna manera, por Jo tanto, ala cuestidn de clocalidad y «comunidads. Y en algunos cases, oma eb recutso al comunitarismo (0 incluso a una forma de comunalismo inspirada por ere- encias religiosas 0 ecoldgicas), dichos conceptos se han vuelto mas fundacionales «que instrumertalesen la bisqueda de formas altemativas de cambio social. Anticw lar el lugar y evaluar la importancia del particalarismo miitante la reunjéw de in- dividuos en patrones de solidaridad locales dentro de un marco politico mas am- plio se converte, como han sefalado muckos observadores, en una tatea crucial para a teora a prdctica urbanas. La «comunidad» debe, sin embargo, considerarse como un proceso de reunién, no ‘como un objeto, Es por consiguiente importante entender los procesos que producen, sostienen y disuelven los patrones contingents de soidaridad que radcan en la base fest eobjer» que denominamos «somunidad>, Pero es también importante reco nocer las cualdades «objetuale» de ly que se crea La dislétca dela relacén «pro, ceso-objeto» ivéase Harvey, 1996, capirulo 2) se pasa por alty 0 se olvida con dema- sada frecuencia en los estudios urbans, Merece cuidadosa arencién el modo exacto en que ua estructura de algo thmado comunidad se precipita fuera del proceso o> cial. Se da, por ejemplo, la lucha tangible para definir sus limites y su alcance (a veces, incluso sarersicoi espeifco y sus norms condicionamientos pata la paticipaién y la perenendia (tan cruciales para a formacin de idemidad). auch social por creat ¥y vostener sus instcuciones (mediante redes sociales y fuerzas colectivas como as ig sis y otras instituciones religiosas, los sindicatos, las organizaciones vecinales, los go- biraos locals, similares) es « menud implacable. Tals luchas modan simulne amente lt comunidad, la percepcin de cul es la forma de vivir adecuads, y las idenidades de quienes se encuentran derzo de su esfere de ifencia Precsamente dentro de estas luchas debemos buscar indicios y posibilidades de formas insurgentes de cambio yl intento de aleanzar una justia social y medioambienta Pero la reconstruccion y le scimaginaci de a «comunidad» slo funcionan en lrecciones més generales si conectan y se integean e0 una police de base mis am- 208 joneia pli que seeniemte de una manera u ota la siuacién imperante. La cistlizacion cde una forma rlativamente permanente y coherente de organizaciSn loca, aunque insuficiente,es una condicion necesaria para acciones politicas més amplias. Essig nifica que deben establecerse sistemas de autoridad, formacién de consensoy «te ‘las de pertenencia», y que éstos se vuelven inevitablemente excluyentes en ciettos aspectos eincluso control ls procesos sociales que cimentaron en un principio las, solidaridades. La dialérica entre un fj libre de procesos implicados en la imag naci6a y ena construceién de algo denominado «comunidad», por un lado yl per: ‘manencia impasible de una presencia politica insttucionaliada, por oto, radica en el conttadctorio nielen de aquelloen lo que se basa el particulaismo militant Esto apunta a una conclusién singular e importante: aunque la comunidad een si misma» tiene significado como parte de una politica mis amplia, la comunidad «para si misima» degenera cas invariablemente en exclusionesy fragmentaciones regress Eris enconees el peligeo de que el objeto instucionalizado que denominames co ‘munidad sofoque los process vivos que la hicieron nacer Las organzaciones de com anidad pueden volverse hyecas en el micleo y susceptibles de experimentar un colapso ‘facil y casi instantineo cuando son puestas en tela de juicio, o de ser ficilmente mani- pulades por fuerees politioes extemus. Para funcionar como agentes ee cambio signi ficativos, por lo tanto, dichos movimientos deben mantenerse fuersemente alimenta- dos por procesos de fornacién y seafiemacién de la solidaridad. Pero uno de fos principales medios por los que una comunidad puede mantenerse viva para sus partes ‘constinutivas y resistr el efecto mortal de convertirse en algo «(para sf mismios es estat integrada en procesos més amplias de cambio social. Los movimiento particulars ailigantes debenalargarse en cl espacio y eno tempo para formar process paltco ‘econémicos més amplos como las aociaciones de propictatios de cass, insertarse en un proceso de cambio histric-geogrifco mis inteprado y de base mis amplia. El particulatismo militant y la solidaridades locales deben entenderse, por lo tanto, ‘como mediadores cruciales entre cada persona y una politica més general, Su vitlidad influencia depende crucialmente de cémo desempefien esa funcién mediadora, En- tender su emplazamiento de esta manera, localiza su importancia en funcin de las se aciones establecidas hacia dentro con los individuos que las componen y hacia fuera on el mundo mas amplio de la politics econémica La dialéctica de fa particularidad y fa universalidad onsidérese primeramente [a relacin daléctca entre los movimientos de base y Jos procesos sociales més generale. El problema critico de la enorme gama exten te de uchas localizacas y particularstas es crascender la particularidad y alcanzar 209 ‘una concepcién mis global, si no universal, de la politica. Para los movimientos de ‘posicién (opuestos a aquellos fandamentalmente dedicados a reforcar la situacion existente esto significa definir una aternativaaexe sistema social que es la fuente de sis difcultades. Los movimicntos de base s6lo adquieren interés para el teérico 0 el partdario del cambio social en la medida en que trasciendan a dichas particulatida- ces, Luegoes importante entender cémo se puede dat esa trascendencia Hay mucho que aprender a este respecto del estudio del registro histérico y geo Brifico de los movimientos de base en general y de los movimientos sociales urba os en particular, asi como de las declaraciones sintéticas a las que Llepan estudio. ses como Raymond Williams (que acuié la expresién «particulrismo militante> y ayudé mucho a desentrafar su problematic) o Manu Castells, Pero yo busco una forma mis general y e6rica de situar el problema La dialética es aqui tii. Enseia que siempre existe la unversalidad en relacion on Is partcularidad: no pueden separarse una de la otra aunque sean momentos dicinivos de nuestas operaciones conceptuaes y de nuestros compromisos pric ticos. La idea de justcia social, por ejemplo, adquiere universalidad mediante un proceso de abstracciin de ejemplos y cizcunstancias particulares; pero, una vez esublecida como principio o nomna aceptados, vuelve a hacerse particular al ac. tulizarse mediante acciones particulares en circunstancias particulares, Pero la or auestacin de este'proceso depende de instituciones mediadoras (por elemplo, la lengua, ls leyes y las costumbres en terrtoris dados y entre grupos sociales espe cifico), Esta instituciones mediadoras «traducen» entre particularidades y univer sales, y (como el Tribunal Supremo estadounidense) se convierten en guardiaies de losprinipios universes y drbitos de su aplicaion. También se convierven en cen tr0s de poder por derecho propio, Es, en general a estructura establecida bajo el capitalsmo, en [a que el Estado y todas sus insttuciones son fundamentals como «comitésejecutivoso de los interesessistémicos del captalismo, El capitalismo esté repleto de mecanismos pata pasar de a forma particular lincluso personal) ala uni- versal y vieeversa de un modo dinimico eiteativo. Histéricamente, por supuesto, l principal mediador ha sido el Estado-nacién y todas sus instituciones, incluidas as que gestionan la circulacién del dinero, Y, como ya he indicado, la comunidad y los movimientos de base también desempefan esa funcién mediadors, Peo esa l- nea de andisis apunta una coactusién singular. Ningiin orden social puede evadir Ja cuestin de los universales, Le eitica «radical» contemporanea al universalismo ‘sti tristemente extraviads, Deberia centrarse, por el coatraro, en ls instcuciones de poder espeificas que traducen entre pariculatidad y universalidad, en lugar de stacar al universalism en si, Claramente, dichas insttuciones favorecen ciertas par. ticularidades (como los derechos de fos propietarios de los medios de produccién) sobre otras (como los derechos de los productores directos)y promueven un tipo 210 5 especifico de universal. Pero existe otra dificultad. El movimiento de la particular dad a Ja universalidad implica una «traduccién» de lo concreto a Jo abstracto. Dado uel abstraccién conleva una violencia, siempre exiseen politics una rensin en- tre la particularidad y b universaldad, Puede consderarse una tersin creatva 0 mis a menudo, una fuerza destructiva e inmovilizadora en la que instituciones me- diadoras inflexibles acaban dominando las particularidades en nombre de un prin- cipio universal Pero siempre existe una tensidn creativa dentro de la dialéctica de particulari- daduniversalidad que es fc reprimir, en especial bajo un sistema social como el capitalismo, que exige el cambio como condicién para su propia supervivencia, En tales condiciones, as insttuciones mediadoras no pueden permitise la osficaci, Lo que emerge es una configuracién dptima de permanencia sufciene de las for ‘mas institucionales y espaciales (por ejemplo, gobernacién urbana e infraestructu: rasfiscas) para proporcionar seguridad y continuidad, unidas « una negociacin di nica entee las partiularidadesy los universles para obligar a las insttuciones mediadoras y a sus estructuras espaciales asociadas a ser lo mas abiertas posible. A vveces, el capitalismo he funcionado de esa manera (considérese, por ejemplo, de qué manera se reinterpreta la ley para afrontar nuevas condiciones socioeconémi cas y obmo se han construido las nuevas estructuas espaciales y espacialidades) Cualquier alternativa, para tener éxito, debe seguir el ejemplo del capitalismo a este respecte, Debe encontrar formas de negociar entre la seguridad transmitida por las instituciones y ls formas espacales fijs, por un lado, y la necesidad de ser abierto y flexible en relacién con las nuevas posibilidades socio espaciales, por otro. Ese proceso exige que los movimientos de base sean parte integrante de cualquier proceso de negociacién de fururas trayectorias de desarrollo, Sin ellos, los univer- sales se mantendein vacios y remoros en el mejor de los casos, y se convertiin en imposicdn autoritariaen el peor Permitr que funcione la daléctica entre las bases y ls autridades mediaoras se convierte en una esrategia fundamental para bus car el cambio social de :ualquier tipo (inchuido el exigido para mantener en movi miento Ja dinémica capitalist). Si no existieran los movimientos de base, las es tucturas de poder de orden mas elevado tendrian que inventarlos, darles forma e implantarlos (como a menudo ha ocurrido cuando los partidos politicos crearon or- ‘ganizaciones de vecinos 0 las instituciones religiosas colonizaron espacios median. te las conversiones y laformacién de congregaciones). La dialéctica entre particu lasidad y universalidad es un vago pretexto para las relaciones entre diferentes fuentes de pode: locales y mis generals. Ya menudo es unt relcin sesgada la «que contemplamos, en el sentido de que el poder no esté necesariamente distribu do de manera uniforme en las diferentes escalas. La politica de base se convierte en centro de interés cuando empieza a asumir sus propias competenicias (mediante su 21 Prepio exfuerz0 0, como en ls actuaescircunstancias, ms por defeco} en lugar de simplemente devivarla instrumentalmente de un poder de orden mis elevado, ‘como el Estado-nacién, Instituciones y mediaciones ‘La cxacién de insticuciones que puedan mediar la dialéctica entre particular dad y universalidad es, por consiguiente, de importancia fundamental. Muchas de ‘tas insttuciones se convierten en centros de formacién del discurso dominante sxdemis de centos pare el ejercicio del poder. En fas reas metropolitanas, las of cinas deecoromia, ls comisiones presupuestaras, la comisiones de redes varias y ‘ransportes, los departamentos de obras pablias, une amplia gama de organizacio res no gubemamentales y cfvicas, asi como individues paderosos con intereses par ticulares, paticipan activamente en el gobiemo ucbano y operan en efecto coma mediadores entre los intereses particulares localizados y las relaciones sociales y po- Itico-econdmicas mundiales. A menudo tales instituciones se organizn tersitrilmente y definen una esera de acciin en una excala espacial determinada, Las instituciones intermedias toman, sormalmente el paricularismo miltante activo en el nivel de base local y lo usan 0 io radscen, taco eéricamente como en o eferente ala accién material, para cons tru un orden espacial fatible que faite Gertos procesos sociales que operaa en ana escila espacial muy distina (por elemplo, la dela metr6polis en su toalidad) el proceso, formulan necesariamente prinipios universales (ales como la oni 5caci6n juidicamente vinculante y los contoles del uso de terenos 0, de manera més informal, las politicas de crecimiento inteligente, las filosofias en pro de la alianza sector pablico/sectorprivada oe empeesarslsmo urbano} como guts para ia accién, Es necesatio tomar decisiones, por supuesto, y la autoridlad y el poder ar bitrarios estén invariablemente implicados en el proceso. Los principio universales (de, pengamos, planeamiento y control urbano y de organizecién de los vecinds- rios} pueden imponerse desde arriba. Sila organizacién en la base esté fragmentada, ‘mal articulada y parcialmente instrumentalizada por un poder superior, ese poder no tiene dificultades para imponerse, Pero existe entonces el peligro de vaciar de con- tenidolas nsiuciones locales, por la desapasiién gradual de los procesos de frma- cién de solidaridad en su base. ‘inguna instuciin medida, sin embargo, surge de a nada o st stad fuera del dalécica proceso abjec de! provso soca considerado en sutoulidad. En con Jo qu idenificaros on capa de insituciones mediadora, a menudo orge nizadas en una jerarquia aproximada, que openm como centros de transmisi6n a raves 212 ' eos cuales fayen desgualmente ls procesos sociales. Los gobiemos metropolitnes, que operan en una compleja relacién de movimientos de base, por eemplo, pueden ver: se obigados acompetir coonémicamente entre porimversioneso por el apoyo de una autoridad mas clevada tales como el Estado-nacén u organsmos intemacionaes como Banco Mundial o la Unin Europea). El gobiemo metropolitano «se precipita hacia fuera» como capa instiracional especfcacaraterizad por las formas de onganiacn corporatvasy [os modos de condita empresariales. Puede entonces actuar predomi nantemente como mediador para imponer a los movimientos de base una lipica deri- vada, pongamos, de la globalizacién competitiva. Que éste haya sido predominantemen: teal casoen tiempos recientes no significa, sin embargo, que el gobiemo metropolitano no pueda organizarse también como fuerea opestor, no acatadora, en relacén con, digamos, ls fuerzas del mercado neolberales. Puede serve de aprotescor> de las loca- lidades frente a Jos estragos de! asoliberalsmy 0, en cass como el de Porto Alegre (véase Abers, 1998), converte en semileo activo de atemativas de base. Se deducen entonces dos conclusiones. La primera, ue el contexto en el que se han de estudiar los movimientos sociales locales esté creado por una fluida pero al- ‘tamente compleja interaccién entre procesos e instituciones que operan en una va- riedad de escalas espaciales muy diferentes (tales como la nacional, a regional, la metropolitana y la local). Si, como creo gue es caso, contamos con uf conoci- rmiento muy pobre de cémo funcionan las relaciones los procesos en esas escalas diferentes, clo sigoifia que tenemos un contexto muy pobre en el que stuar nues- tro conocitniento y nuestra interpreacin de la dindmica de los movimiento mi antes particularistas. Existe entonces el peligro de que éstas sean fetichizados como forma de salvacién politica o rechazados por carecer totalmente de impor tancia en relacién con poderes e influencias que operan en una escala totalmente di- ferente (por eiemplo, nacional planetarial. En segundo lugar, dado que todos los principios univesales se flan por estas miikiplesesclas y capas de discurss ins- Titucioalizados, la dialctica dela univesaldad y la paricularidad puede volverse refractaria, distorsionads o incluso completamente opaca, Estas dos conclusiones dificilmente resultan agombrosas en si, pero lo sorprendente es con qué facilidad se deja de persar en cllas en nuestros marcos analiticos La formulacién de principios universales ~como la justicia socal y mecioam biental-esen consecuencia tensa yfrecventemente impugnada (como l6gicamente se deberia esperar) pero aduciendo fundamentos que no siempre se entienden bien Esta condicién se refleja frecuentemente en discusiones que se dan depo dela eo +e del planeamienco asi como dentro de la extraordinatia diversidad de formula cones disponibles en teferencia ala funcin de los movimientos socials en la vida urbana. Nuevamente, no podemos esperar resumit, mucho menos resolver, 60s, conflitos aqui. Pero hay une difeultad especial a fa que si quiero prestar cera 23

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