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HIJOS Los tltimos afios de Adriano no correspondieron a sus principios. “El que habia empezado por digno suce- sor de Trajano—dice Allard—termindé por imitador de Tiberio. Despertada su desconfianza, nadie escapaba a sus golpes, Su cufiado Serviano, de edad de noventa afios, fué muerto como aspirante al Imperio. Su sobrino Fus- co, de dieciocho, fué, a su vez, condenado, porque sue- jios y presagios le habian hecho esperar el trono. Al mis- mo tiempo fueron perseguidos los cristianos. Los mas célebres son, con el papa San Teléforo, cuyo “glorioso martirio” refiere San Ireneo (Adv, haer. Hl, 3), Santa Sinforosa y sus siete hijos” +. El martirio de Santa Sinforosa y de sus siete hijos est ligado a la dedicacién de la famosa villa de Tibur, construida con imperial magnificencia por Aidriano; de dicacién que debid de caer hacia los tres ultimos afos de la vida del Emperador?. El hecho del martitrio es in- dubitable, pues ha sido confirmado por descubrimientos arqueolégicos en perfecto acuerdo con los datos de las actas: éstas, en cambio, no son universalmente tenidas por auténticas. Se ha querido ver en la madre cristiana y sus siete hijos martirizados por Adriano un remedo de la madre del libro de los Macabeos y sus siete hijes inmolados por Antioco, Mas, a decir verdad, fuera del niimero de los hijos, apenas si tienen nada de comin una y otra madre, ni uno y otro relato de su martirio. Nada mas ajeno a ta sobria y hasta seca exposicién de las actas que el retérico patetismo del autor del libro II de los Macabeos, que hace del martirio de la heroica ma- dre y de sus siete hijos una de las mas impresionantes paginas de toda la historia de Israel. Justamente, esta sobriedad y sencillez nos hacen ‘particularmente reco- mendables estas actas*. Se ha objetado, ademas, que lo mismo Adriano que les pontifices de Tibur eran lo suficientemente despreocupados para no dar importan- cia a la respuesta de los dioses, que ponian por condi- eién a sus favores para la nueva residencia imperial el 1 Autarp, I, p. 28. > La descripeién de Ia villa de Adrigno puede verse en Borssrers, Pro- menades arckéologiques (1880), pp. 179-248, * Como lo nota TiutrMonT (ifemoéres, t. TI, n. 1 sobre Santa Sinforosa}. SANTA SINFOROSA Y $US SIETE HiJOS 259 sacrificio de una viuda cristiana. Pero se olvida que el hombre antiguo era entonces una extrafia mezcla de des- Ppreocupacién y credulidad, y Adriano, sefialadamente, era tan supersticioso como cualquier romano de su liempo. Para -Ruinart, la sinceridad de las actas no ofrece duda; si la atribucién de su redaccidn a Julio Africano, escritor del siglo III, muy estimado de Eusebio de Cesa- rea: Verum cum id opus iamdudam perierif (la Chro- rographia, de Julio Africano) an revera haec Acta Afri- cano stint adscribenda, asserere non ausim, quamvis dé eornm sincerifate nullus videatur dubilandi lecus. Allard la defiende decididamente. Aun los que la niegan en conjunto, admiten en ellas numerosos elementos hist6- ricas. Dom Leclereq las reproduce en apéndice en su magna coleccién Les Mariyrs. Por mi parte, si no afir- mo rolundamente la inautenticidad, tampoco hallo ras- go alguno de los que delatan al lestigo presencial y se graban indeleblemente en la memoria. Es, aun suponién- dolg verdadera, una narraciédn opaca, nacida indudable- mente a considerable distancia de los heehos. Hela aqui eh versién y texto: Martirio de Santa Sinforesa y de sus siete hijos. I. Como Adriano hubiera fabricado un palacio y se propusiera dedicarlo con los ritos nefandos que acos- tumbran los paganos, empezé por consultar, per medio de sacrificios, a los idolos y a los demonios que habitan en ellos, y éstos le respondieron: —La viuda Sinforosa y sus siete hijos nos atormen- tan invocando diariamente a su Dios. Asi, pues, si ésta ton sus hijos sacrificare, prometemos responder a todo lo que_preguntas, —Entences mandé Adriano detener a la madre con sus hijos, y exhorlabalos con blandas palabras a que eon- sintieran en sacrificar a los idolos. Respondié la bien- aventurada Sinforosa: J. Cum fabricasset Hadrianus palatium, et id dedieare uellet ritu ilo nefario, coepissetque sacrificiis idolorum ac @ae- monum qui in idolis habitant, flagitare respons; responde- runt et dixerunt: Symphorosa uidua cum septem filiis suis laniat nos quotidie innocandg Deum suum. Ista itaque si cum filiis suis sacrificauerit, promittinus nos omnia praestare, quae petitis. Tune Hadrianus iussit eam teneri cum filiis, et blandis eos sermonibus hortabatur, ut ad sacrificandum idolis con- 260 MARTIRES DEL SIGLO II Wi martdo Getulio y su hermano Amancio, sien- do tribunos tuyus, sufrieron por ef nombre de Cristo di- vetsos tormeéentos, antes de consentir en sacrificar a los idolos, y, como buenos atletas, vencieron, muriendo, a tus demonios. Eligieron, en efecto, antes ser degollados que vencidos, y sufrieron muerte que, aceptada por el nombre de Cristo, Jes acarred entre los hombres terre- nos ighominia temporal; mas entre los angeles, honor y gloria sempiterna. Pasedndose ahora enire ellos y leyan- tando los trofeos de sus martirios, con el Rey eterno go- zan de eterna vida en los cielos. fl. El emperador Adriano dijo a Santa Sinforosa: O sacrificas, junto con tus hijos, a los dioses omni- potentes, o te haré sacrificar a ti misma con tus hijos. La bienaventurada Sinforosa respondis: —é¥ de dénde a mi tanto bien, que merezca ser in- molada con mis hijos como vietima a Dios? El] emperador Adriano dijo: —Yo haré que seas sacrificada a mis dioses. La bienaventurada Sinforosa respondid: —Tus dioses no pueden recibinme a mi en sacrificio; mas si por cl nombre de Cristo, que es mi Dios, fuere yo quemada, haré arder mas a esos demonios tuyos. El @mperador Adriano dijo: —Escoge una de estas dos cosas: o sacrificar a mis dioses o tener fin desastrado. La bienaventurada Sinforosa respondid: ——Tu imaginas que por temor de ninguna clase voy sentirent, Cui beata Symphorosa dixit: Vir meus Getulius, eum fratre suo Amatio, tribuni tui cum essent, pro Christi ne- mine passi sunt diuersa supplicia, ne idolis consentirent ad immolandum, et quasi boni athietae daemones tuos moriendo uicerunt, Elegerunt enim magis decollari quam uinci, passi mortem, quae pro nomine Christi sscepta, inter homines ter- renos quidem ignominiam eis peperit temporalem, inter An- gelos vero decus et gloriam sempiternam: Inter quos nunc gradienies, et tropaea passionum suarum dantes, cum aeterno Rege uita acterna fruuntur in caelis. II, Hadrianus Imperator dixit ad sanctam Symphorosam: Aut cum filiis tuis sacrifica diis omnipotentibus, aut te ipsam chm ALLS Us sacricart faciam, Beata Syuphorosa respondit: Et unde mihi iantum boni, ut ego mercar cwn filiis meis of- ferri hostia Deo? Hadrianus Imperator dixit: Ego te diis meis sacrificari faciam. Beata Symphorosa respondit: Dii tui me in sacrificium accipere non possunt: Sed si pro nomine Chris- ti Dei mei incensa fuero, illos daemones tuos magis exuro. Hadrianus Imperator dixit: Elige tibi unum ex duobus: aut sacrifica diis meis, aut malo interitu finieris, Beata Sympho- rosa respondit: Tu existimas quod possit animus meus aliquo SANTA SINFOROSA Y SUS SIETE FIMWOS 261 a cambiar de Animo, cuando lo que yo deseo es descan- sar con mi esposo Getulio, que tt mandaste matar por el nombre de Cristo. Entonees el emperador Adriano mandé que fuese conducida al templo de Hércules, y alli, primero fué abo- feleada y luego colgada de los cabellos. Mas como no bastaran razones ni amenazas de ningun género para apartarla de su buen propdsito, dié orden de que fuera precipitada al rio con una enorme piedra al cuello. Su hermano Eugenio, persona prineipal de la curia de Ti- bur, recogié su cuerpo y lo sepulté en los arrabales de ja misma ciudad. Wi. Al dia siguiente, mandé el emperacor Adriano que le fueran presentados de una vez los siete hijos de Sinforosa. Invitélos a sacrificar a los idoloS; mas viendo que por ningtin modo consentian a sus amenazas y te- rrores, mandd clavar junto al templo de Hércules siete estacas, y que all se los distendiera por medio de po- leas. Y al primero, Crescente, dié orden de que se le atravesara la garganta; al segundo, Juliano, que se le punzara en el pecho; al tercero, Nemesio, golpearle en el corazén; al cuarto, Primitive, herirle en ef ombligo; al quinto, Justino, vuelto de espaldas, perforarselas a espada; al sexto, Stracteo, herirle en el costado; al sép- timo, Eugenio, henderle de arriba abajo. IV. A! dia siguiente, viniendo el emperador Adria- no al templo de Hércules, dié érdenes que fueran reti- terrore mutari, cum ego desiderem cum uiro meo_ Getulio, quem pro Christi nomine interfecisti, requiescere, Tunc Ha- drianus Imperator iussit eam duci ad fanum Herculis, et ibi prime ‘alapis caedi, et post haec capillis suspendi. Sed cum nulla ratioue nulloque timore posset eam a bono proposito reuocare; iussit eam alligate ad collum ingenti saxo in flumen praecipitari, Cuius corpus colligens frater eius Eugenius, prin- eipalis curiae Tiburtinae, in suburbana etusdem ciuitatis se- peliuit. fil. Alia uero die iussit Hadrianus Imperator, simul om- nes seplem filios eius sibi praesentari, Quos cum ad sacrifi- sandum idolis prowecaret, et nullo pacto eos uideret suig minis atque terroribus consentire, iussit circa Herculis templum sep- tem stipites figi, et ibi eos ad trochleas extendi. Et primum Crescentem praecepit in gutture transfigi; secundum Tulianum in pectore pungi; tertium Nemesium in corde percuti; quar- fur Primitiuum in umbilico uulnerari, quintum Tustinum auersum per dorsum perforari gladio; sextum Stracteum in latere nulnerari; septimum ucro Eugenium a summo usque deorsum findi. TV. Altera uero die veniens Hadrianus Imperator ad fa- num Herculis, iussit corpora earum simul anuferri, et prodici 262 MARTIRES DEL SIGLO 11 rados juntos los cuerpos de los siete y arrojados en una profunda fosa, lugar a que los pontifices pusieron nom- bre de “Los siete ajusticiados”, Después de esto, se cal- mo la persecucién por espacio de un afio y seis meses, tiempo en que se tributd debido honor a Jos cuerpos de todes los martires y, construidos tumulos, se les did sepultura con toda diligencia. Sus nombres estan escri- tos en el libro de la vida. EL natalicio de los santos mar- tires de Cristo, la bienaventurada Sinforosa y sus siete hijos: Creseente, Juliano, Nemesio, Primitivo, Justine, Straeteo y Eugenio, se celebra el dia XV antes de las ca- lendas de agosto (17 de julio). Sus cuerpos descansan en la Via Tiburtina, milla octava de la Urbe, reinando Nuestro Sefior Jesucristo, a quien es honor y gloria por los siglos de Jos siglos. Amén. in foueam altam, et imposuerunt Pontifices nomen loco illi, “Ad septem Biothanatos”. Post haec quiewit persecutio atino aio, et mensibus sex; in quo spatig ommium Martyrum hono- rata sunt sancta corpora, et constructis tumulis condita cum otini diligentia, quorum nomina descripta sunt in libro uitae. Natalis uero sanctorum Martyrum Christi beatae Symphorosae et septem filiorum eius Crescentis, Iuliani, Nemesii, Lustini, Stractei et Eugenii, celebratur sub die XV. Kalendas Augusti. Eorum corpora requiescunt in via Tiburtina milliario ab urbe octauo, regnante Domino nostro Iesu Christo, cui est honor et gloria in saecula saeculorum, Amen. MARTIRIO DE SAN POLICARPO, OBISPO DE ES- MIRNA “Entre los principales monumentos de la sagrada antigiiedad que han llegado hasta nosotros, de los pri- meros tiempos de Ia Iglesia, con toda justicia debe con- tarse aquella egregia carta que sobre el martirio del bienaventurado Policarpo escribiéd la Iglesia de Esmir- na, a la que él habia presidido. En tanta estima tuvo esta earlta Eusebio de Cesarea, que consideré nmecesario inser- tar la mayor parte de ella en su Historia (IV, 15), a fin de que, caso de perderse las copias que entonces corrian, se hallaran en su obra los capitulos principales del mar- tirio de tan gran varén, Mas la Providencia divina ha querido que poseyéramos integra esa epistola, que, sa- eada de los manuscritos, han publicado pocos afios ha los eruditisimos varones Usher de Almach, en Londres, y Juan Bautista Cotelier, en Paris, en texto griego y la- tino, por no citar Ics suplementos que Henrique Vale- sio afladté en las notas a la Historia de Eusebio. Mas la versiédn usheriana tiene sobre todas las otras la ventaja de ser la mas antigua, como que fué compuesta no mu- cho después de los tiempos de Eusebio, y Usher cree ser la misma que en otro tiempo se leia en la Iglesia de las Galias, como refiere Gregorio, obispo de Tours, en su De gioria martyrum (1. 1, ¢. 81): de ahi que no haya- mos dudado en preferirla a cualquier otra, después ce compararla con dos cédices, uno de la biblioteca colber- tina y otro del monasterio pratellense (San Juan de los Prados, en Paris).” Este proemio de Dom Ruinart jus- tifica, sin duda, la inclusion en este lugar de la version latina del Martyrium Polycarpi, cuyo texto original que- dé impreso en los Padres Apostéiicos (p. 672 ss.), como es vieja tradicién hacerlo. Notemos aqui sdlo dos cosas. La versién latina, ante todo, que Usher y Ruinart dan por antiquisima, es mas bien ya uma parafrasis, y ni se atiene siempre al texto griego ni lo entiende siem- pre debidamente. En todo caso, queda siempre muy por bajo det original, mal que sufrimos todos los trujima- nes. Leido, en fin, el Martyrium Polycarpi seguidamen- ic al rescripto de Adriana, del que le separan unos vein- licinco afios, se ve claro, primero, el verdadero y limi- tado aleance literal de tal edicto: cl afio 155, en el es- iadio de Esmirna, San Policarpo es condenado sélo por

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