You are on page 1of 6
be CORONA DELTA CIDA) FF ions 1 U i Nloray NU {Que sea exaltado mil veces el esplendor de la arquitectural Ella satsface las necesidades del hombre, le protege de la intemperie y de los milkiples peligros que le acechan cuando sin refugio hace frente a la naturaleza. Por eso la arquitectura ‘sume un papel fundamencal en la existencia del hombre, e! papel de la «finalidad artistica» que satisface las exigencias pricticas de una forma artistica Solo cuando los deseos humanos superan la dimensién estrictamente prictiea y utlitarista y cuando se abre camino tuna exigencia cualitativa en la manera de vivir, la arquitectura se muestra en mayor medida en su esencia Entonces, no parece tan estrictamente lgada a las nece- sidades practicas y da lugar por fin al arte. Esta es en conjunto la concepcién con la cual tienen que ‘enfrentarse la arquitectura actualy sus seguidores Los arquitectos que han actuado hasta ahora no son tan deplorables. a De Stations, portaés con dibujo de Santa Barbar de an van Ey Jena 1919 Incerir e a cupuia de la Glshaus Colona, 1914 De hecho, ya es mucho satisfacer las exigencias siempre numerosas y crecientes, determinadas por el deseo de bienestar (prosperidad) que ciene la humani- dad, con formas siempre nuevas que, con mucha cohe- rencia interior. dejen claras las fnalidades de la obra y actien en el Ambito de la cultura de manera clara y estimulante por su respuesta a las exigencias prefja- das, Pero, eratandose de formas, o sea de productos de tn fantasia, tienen que imponerse con claridad, aunque sea en medida limitada, el significado y el valor de la fantasia en todos los casos en los que el lujo se converte en estimulo y las exigencias précticas no Cconstituyen mas unos limites estrechos. Noes suficente la correspondencia entre forma y contenido, mis alli de esto, el juego de las formas tiene que corresponder al ensanchamiento de los horizontes humanos. Se trata de la correspondencia a tun cometido mayor que las simples necesidades mate- Fiales, esto demuestra que fa concepcién de la arqui- tectura y de las tareas de los arquitectos que se ha tenido hasta ahora es absolutamente restrictva Entender la arquitecwura sélo como expresién de un contenido determinado, como revestimiento y decoracién de las necesidades que hay que satisfacer, como una especie de arte aplicada, quiere decir inter- pretar de manera despreciaciva su significado, Eso ‘queda claro en aquellas construcciones que necesitan algo mis que las simples exigencias practicas: estas cconstrucciones tienen la dignidad de! arte, el juego de la fantasia y mantlenen sélo unas relaciones tenues con las inscancias concretas desde las cuales empiezan. Pero ninguna actividad de la fantasia humana puede llevar a formas realmente artsticas si no surge de la vida espiritual, de la conciencia de fa existencia humana [--.] Como todas as artes, fa arquitectura ha de tener sus raices en la vida del hombre, en todas las ‘cosas en las cuales se destaca el valor intrinseco de la vida en su relacién con el mundo exterior. Dadas la naturaleza y la necesaria abstraccién de las formas de la arquitectura, que por estas caracteris- ‘leas a menudo se compara con la musica, en una concepcién muy distorsionadsa, tiene que quedar claro el concept que esti en la base del significado de la arquitectura Ella no puede, 0 puede solo de manera parcial, lexpresar liricamente los variados sentidos de su crea- dor. La piedra que a largo de los siglos celebra el espi- rity humano tiene que apoyarse sobre una base de sentimientos lo mis amplia y sélida posible. Mientras €l inventor es solo uno, la construccién de un edificio necesita de muchas manos y muchos materiales, ‘entonces, para obtener un resultado unitario el arqui- tecto tiene que tener dentro de si la conciencia y el conocimiento de las mis profundas sensaciones y concepciones que estin en el origen de la comunidad Concurso para la fchada del elficio del Vein Destecher Verblendeterand Terora brine, 1902 la que esti destinada su obra; no se trata sin embargo de los aspectos superficiales a los cuales nos referimos normalmente como «espiritu de la épocay, sino de las energias espirituales de! pueblo que quedan ‘todavia escondidas en la fe, en las esperanzas y en los deseos que aspiran a salir ala luz y, en un sentido mis amplio, a exprimirse en el wconstruir», Lo que e: verdaderamente necesario para ‘cumplir las tareas que en apariencia dependen exclusi- vamente de las finalidades materiales, porque no son las exigencias précticas, sino la fantasia de la forma a generar la arquitectura. Ast se demuestra que lo que determina la voluntad del arquitecto es algo comple- tamente diferente de la subyugacién a las necesidades funcionales y queda claro que esta volunead esta mas alli de lo que es esencialmente préctico y que la mayor aspiracién del arquizecto son aquellos tipos de edif- ios en los que las instancias prcticas tienen un valor insignficante, por no decir nul. En toda época de esplendor cultural, todo el ‘mundo mira hacia una arquitectura que se eleva mas alla de las estrictas necesidades materiales y en este sentido se orientan las elecciones arquitectonicas del periodo. La concepcién limitativa que tenemos hoy de la arquitectura, en esta éptica, est completamente invertia. La catedral en las cimas de la ciudades antiguas, la pagoda que domina las cabafas asiticas, el enorme Die Statdhrone, vss 3 wuolo de pro Jona 1919 recinto del templo en las ciudades chinas y la acrépo- lis encima de las sencillas casas de Ins ciudades antiguas demuestran que la cima, el apogeo, la cristalina concepcién religiosa, son las metas y el punto de partida de todas las construcciones, desde la cabafia, mas sencilla, y que las soluciones de las necesidades précticas son ennoblecidas por su esplendor. No s6lo los grandes edifcios proceden de la profundidad y de la fuerza de la concepcion de la vida, sino que la incen- sidad y el ardor de tal concepcién generan la belleza, sobre todo en las pequefias dimensiones. Es ésta la concepcién que permite establecer las relaciones correctas entre las medidas, tarea esencial del arqui- ecto y que impide desatender la diferencia entre grande y pequefo, sacro y profano, lo que por el contrario, constiuye la enfermedad de nuestra época Se trata de lo mismos conceptos que en el Gotico llevan a elevar con audacia y entusiasmo las catedrales y, al mismo tlempo, 2 obtener en las cons trucciones mas sencilas la perfecta realizacién de las exigencias pricticas y conseructiva. frumo Tut Le corona dela ct. De Stare, 1919 Econ uellzada pora la waduccén: Lo corona dee cita | Die Stethone, Mis: Gabriele Mazzotea Edo, 1978 ‘Traducelén texto: Luca Giulano Die Suuateone, fra 1919

You might also like