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Coleccion dirigida por Gonzalo Pontén Gijon Signos viejos y nuevos Estudios de historia literaria Alberto Blecua Edicion y apendice bibliogrsfico al cuidado de Xavier Tubau certicn SIGNOS VIKJOS Y NUEVOS parte de las obras virgilianas. Pero no en linea directa y pura. Gra- ‘cias a los injertos medievales y modernos, la semilla virgiliana dio frutos nuevos, més dsperos quizd —como el pastor sayagués— pero no més imperfectos ni peores. Un clasico vive gracias a sus continuas metamorfosis. 174 Fin amur — "Flac amen "yam 2SIGNOS VIEJOS O SIGNOS NUEVOS? («FINO AMOR> Y «RELIGIO AMORIS» EN GREGORIO SILVESTRE)* 1. INTRODUCCION asd «sola» dice wn viejo mote castellano, versién medieval amoro- sa del universal panta rei heractiteo. No quiero entrar en graves dis- Todo cusiones metaiscas sobre la naturaleza del er, pero porlo que res jlvye pecta a la obra literaria parece claro que su naturaleza propia es el cambio, Ninguna creacion lite tica a otra y, in embar- tampoco es absolttamente téricoiterarias._ ‘Cuando se producen los grandes cambios culturales —el paso en la obra signos viejos y signs nuevos, en numerosas ocasiones radlietorios s eas0s, los estudios sobre tradicion y no- esfy di vedad suelen dar los mejores frutos porque permiten detectar al- so +2 gunos de los numerosos factores que intervienen en el cambio li- #41115 terario, que es lo que persigne, 0 debe perseguir, el historiador de ¥ "¥«!d Ia literatura. © Laliternsuracomo igo ed.J-Romera Castle, Payor, Madd, 1981, pp. 110-144, 75 SIGNOS VIEJOS ¥ NUEVOS En general, en este tipo de estudios suele darse una tendencia dicotomas simplistas que enfrentan lo viejo alo nuevo, sin mae tizar y sin considerar que cuando un signo se mantiene a través de los siglos, dificilmente puede conservar en cada momento hist6rie co un mismo significado. En las paiginas siguientes me ocupasé, des- de esta perspectiva, de ciertos aspectos de la lirica amorosa del si- glo xvr, centrados en la figura singular de Gregorio Silvestre. Nacido en Lisboa, criado en Zalra y enamorado en Granada, es Gregorio Silvestre uno de los poetas mas notables de ese periodo, todavia no bien conocido que se extiende entre 1540 y 1570." En. st obra poética, relativamente extensa y muy difundida en su tiem- po, se entrecruzan todas las corrientes poéticas, viejas y nuevas, que pugnan por mantenerse ¢ implantarse en aquellos afios capi- tales para la introduccién del Renacimiento en lengua vulgar. En todos los géneros que tocé —el poema narrativo alegérico, la fibue Ja mitolégica, la satira, la poesia religiosa— se puede observar el fenémeno caracteristico de los grandes cambios culturales en que conviven, de manera aparentemente extraia, tradicion y novedad.* Peto quiza sea en su poesfa amorosa donde el andlisis puede re- sultar més fruetifero. En 1955 publicé Otis H. Green un espléndido libro sobre el amor cortés en Quevedo,’ en el que los postulados sobre el con- cepto amor cortés estaban basados en los estudios de Appel, Jean= roy, Lewis y Denomy, principalmente. Hoy, tras los wabajos de Lae 1. Sobre Gregorio Silvestre debe consultase el clisico estudio que le dedicd Antonio Marin Ocete (GingorioSlverte. Extuin etic, Publicaciones de la Facultad de Letras, Granada, 1939) y laantologia del mismo autor (Gregorio Silvestre, Poesia ed, Antonio Marin Ocete, Publicaciones de a Facultad de Letras, Gana 4, 1939). 12 Véase Alberto Blecua, «Gregorio Silvestre yla poesia italiana, Dace con Sidevaciones sole las reacioneshispaeitaianns en temps de Alfons Juan de Valdés (Bo- donia, alrite 1976), coord Francisco Ramos Ortega, Publicaciones del Instituto Ee paiiol de Lengua y Literatura de Roma, Rom, 1970, PP. 155-27. 3. Elamor cris en Queseda, Libreria General, Zaragoza, 19p5. Al tema del amor dediea casi todo el volumen Te Bia jl radiin oceidenta, Gredos, Ma deid, 1969, 176 aioe + el amor Certs ee oftm cosa gue | Historia etl fuming ta (x historians. er {SIGNOS VIRJOS © S1GNOS NUEVOS? zar, Dronke y Whinnom, entre otros, puestaen tela de juicio la exis: tencia del «amor cortés», el término carece de significaci6n univ historia del término en la historiograt Sin embargo, cuando Silvestre escril Bondad y razén en medio fen el fino amorse pone (Fol. 499° 5 Luin ot onephe om Fine Cmor em (a fredicies plorenzal ‘no nos queda mas remedio que intentar definir el concepto de fino ‘amor en su poesia y determinar si para él, como para sus contem- porneos, significa lo mismo que la fin’amerspara Mareabrii, Ven- tadom y el resto de los trovadores provenzates, «La fin’ amors —escribe Lazar—est un fait complexe, soumis par ses chantres a une thétorique souvent alambiquée; elle est une casuistique de la passion amoureuse, et ce n'est pas en la réduissant ‘une formule, comme on I'a trop souvent fat, qu'on peut en saisit les contours et le contenu.” Gon estas palabras se est enfrentando, Lazar a toda la tradicin critica anterior —Appel, Jeanroy, Lewis, Denomy—, que intentaba esquematizar y reduecir a una tinica for ‘mula el concepto del amor en la Edad Media. Si para estos erfticos ¢lamor cortés ¢s una sublimacién del amor carnal, el amor del de- seo y no de la posesi6n fisica, como lo define Green a la zaga de 4 Para un estado de Ia cuestion debe consultarse la magna obra de Martin de Riques, Los rovadores. Historia luerana y texas, Planeta, Barcelona. 1975.1. pp. 77-102, principalmente, yFranciseo Rico, Vida obra de Peirarea, Antenore, Padua, 1974, pp- 263 ys. En fecha reciente, Roger Boase, The Origin and Mon ‘ning of Court Live, Manchester University Press, Manehester, 1977. a levaio 8 ‘cabo un anslisisexhaustivo y clave de ls distinas teovias de Ia historiografia des. de 1500 asia 1975. 1 Las cia we hacen a aves de Gregorio Silvestre, Las obras, Fernando Agu lar, Granada, 1582, Solo indico el folio donde se encuentra el pasje en cuestion Grando aludo ala edicion de Lisboa, me tefiere ala segunda ediciin de Las obras que aparecis en Lisbow en 1592 com bastantes expurgosinquisitoriales 16, Mosh Lazas, Amour courte fi amors dams la itd d site, Kl hsieck, Pais, 1964. P54 7 SIGNOS VIEJOS ¥ NUEVOS, Denomy,’ para Lazar sla fin’ amorsn‘est pas un amour platonique, nj un adultére spirituel elle a pour objet & la fois le coeur et le corps de la femme mariée>." Lo que, segtin Lazar, ha engatiado a la critica es precisamente la convivencia de las distintas concepciones del amor en un mismo poeta ¢ incluso en un mismo poema: «Or il nous arrivera de trouver dans un seul et méme poéme de quoi ébaucher trois et méme quatre théories différentes: a) le poate al: firme qu’il est prét a se contenter d’un regard de sa dame; b) q préfére Ia souffrance d'amour A la satisfaction du désir; ¢) plus Yattente est longue, plus la récompense sera grande; d) la récome pense attendue, c'est voir la dame aller au lit, caresser son corps nu étre couché prés delle, obtenir d’elle Ie surplus, ete.».° La tesis de Lavar es, sin duda, valida, pero tiene como contra: partida el defecto de atomizar excesivamente la concepcién amo- rosa medieval y, por tanto, nos impide utilizar con precision la palabra fin’ amors, tan arraigada en la critica. Porque, efeectivamen- te-pater tener ania Lear al arma qc ls fame den fu definiign los grados amorosos a) yb), esto es, que el poctase contenta con la mitada de su dama y que prefiere el sufrimiento de | zmorala satisfacci6n del deseo. Asia fin’amorsesa la vez espiritual | ‘yeamal; 6s, de hecho, una conjuncién de todas las teorfas amorosas ‘medievales. En realidad, como veremos a continuacién, en la obra de Silvestre se observan las mismas contradicciones y la confluen cia de tendencias opuestas que aparecen en Ia lirica amorosa pro- venzal, a las que se vienen a unir el petrarquismo (que aiiade moti ‘vos nuevos a la faceta mas espiritual de la fin’ amors); las mutaciont {que ha experimentado la teoria entre los poctas castellanos del si 7. Seri preciso definir el amor cortés como un amor del deseo conseiente mente culuivado y sempre reprimido que rehtisa su peopia stisfaccion ylbace eu to del sufrimiento» (Kl anes crs en Queved, p18) 8. Amonr cori fin amora» deste Etat da 9 sic p. 6 «Aadamos ‘que si tal aepiracién no existiera, de modo patente o en estado latente, no tendeia nhingtn sentido el género llamado alba, que supone ya consumada la union entre Tos amantes« (Martin de Riquer, Lar tooadons, I, p92). (9. Amour courts fix mers» ans la erature di Xa sel Bp. 5858, 178. 7 Fin owners es 9 |ls. via eixinthsdl @ connnt {SIGNOS VIEJOS 0 SIGNOS NUEVOS? xv;y las nuevas ideas renacentistas, en las que también se dan ndencias muy variadas, como ha demostrado Tonelli.” De algunos aspectos ce estas corrientes y su presencia en la obra de Silvestre me ocuparé mas adelante, Ahora me detendré en el problema del concepto fino amor 2. «FINO AMOR» Afortunadamente, en una ocasi6n, Gregorio Silvestre expuso siste- :ndticamente qué significaba para él —y es de suponer que para sus contemporsneos—" el término fino amor. Silos cortesanos medie- vales eran sumamente aficionados a filosofar en verso sobre sutiles atestiones escolisticas, los cortesanos renacentistas preferian dedi carsu musa ala discusién de delicadas guna reunion de damas y galanes granadinos se lanzé «a los ama- dores» la siguiente pregunta: Pregunto alos amadores, quedando libre fa dama y su fama, qué remedio hay en amores pant aplacar los dolores all que ama? Y Silvestre que, como hombre de susiglo, se contaba entve los ama- ores, respondi6 con esta glosa: so. Lag Tonelli” nl pia wel esc det vacant, Sanson Fo ay dsdaas coneepeiones de amor qe con mayor frecnencin arccen en Tos dferentesgéners tran. En cua aon econ tamara moran ing hasta cur grupos 2) epceos,aierlon re numb) pltnconyneoplatnics: ©) panies petmarisas yd) noralisy religion Aemas de los cadosetudos de Green, wna lion de onjunto de Initia orients amor sen fai expat del sgl Xt pie ere en Maria el Pir Apri, Teor amore a iin cantina el igo 0, Bo in ea tice Mendy Pty XLV (2958), pp 181-107 11. Deo de confesar sn embargo, que no he documentado el sina fio shar eir bo pooms copter 179 ge 35 SIGNOS VIEJOS Y NUEVOS En el perfecto amador quiere amor que satisfaga un dolor otro dolor yla pena delamor com el mismo amor se paga. g dose de estender "a mayor premio el que ama, esti claro de entender ‘que se ha de presuponer (queda libre la dame. Yen el que fuera de este intento algiin favor pretendiese no mas de por su con no esamor sino interese yen parte, aborrescimiento; que elamador excelente hha de amar eon fe subida en laqueama no la imagen solamente, no su honra y su vida yu fama. to, Bondad y razon en medio enelfinoamorse pone, yessimpleza buscar medio, porque falta presupone el que supone remedio. Siel dulzor de los dulzores consiste en el bien amar, entre buenos amadores ignorancia es preguntar qué remedio hay en amor Remedio de la querella ‘es quien causa yuestros dais ‘yun solo punto de vella aga mus ce cien mil aos {que podis morir por ella, 180 {SIGNOS VIEJOS © SIGNOS NUEVOS? Remedio son los amores, "ya falta de otros favores, 49 losmismos dolores so fara aplacar fos dolores. El mis venturoso estado, en el reino deel amor ‘es amar y ser amado, 45 aunque nunca el amador ease al fin deseado, Preferirlo en su servicio, admitirloen el querer de su dama 50 esel mayor beneficio que elamor puede hacer al que ama. (fo. 48") El poema de Silvestre tiene especial interés porque nos sitve para ‘explicar con relativa claridad qué significaba para él la fin amors yy también para justificar las tesis, aparentemente antitéticas, de De- omy y de Lazar: En los versos 45-45 expone Silvestre: aunque nunca el amador Megase al fin deseado. uiede considerarse en modo alguno sinica- ser la vista continua de la amada, pero en cediineo con el que se contenta el perfecto amador. Tampoco es la simple correspondencia amorosa de la dama, como se deduce ela- ramente de los versos 41-46. El sfin deseaclo» no es otro que la po- sesi6n fisica de la amada, Hay en la obra de Gregorio Silvestre de- masiadas referencias explicitas para dudar de ello: +El Fin dereade moe) obo gue lo pesesion Fisica de fa amoda. 181 i — SIGNOS VIEJOS Y NUEVOS {SIGNOS VIEJOS © SIGNOS NUEVOS? En esto estoy con vas y no as paseo. Yes yerro contra Natura ‘ytréctame el amor con tal siniestro, questa voluncad mia que, porla causa que de vos me veo desear tal hermosura: iis cerca, estoy mis lejos de gozaras, cen ley humana es locura, fol. 2991) cen ley de amor, herejia, Gon esto no sé querer Y donde con mayor laridad, sin ningtin velo eufemistico, mat al esperar en lo que expero, fiesta el poeta el deseo sexual es en los dos sonetos dedicados al csamaecpnentas beso —sofiado— que recibe de su «ninfa. El primero se cierra con que no ha de ser Jo que quiero, eae we : artes ins : ' (fol. 470) Yun alma de dos euerpos moradora, O en los siguientes pasajes: ¥ dos ewerpos en uno mas trabados que jamais hiedra estuvo en olmo alguno. ovine ose Suspende este milagro, Amor, ahora, eldolor que en mise emplea aque no extemos jams menos igados y elvemedio que conviene que Salmacis y Troco hechos uno. os evo ae (Fol. 50") En el segundo soneto el deseo de posesién real dela amaca esté ex: [No se limita el querer puesto abiertariiente: sino tirole la rienda para que nose me extienda Dec, sefiora mia, zqueé hiciera, alo que no puede ser en cuinto mas tuviera este contento Ysi por milagro ya sien hecho de verdad os poseyera? a lo imposible Megare, (fol. 304) meni menor exper i f { mejor lo meresceri. tho pensics fotat get objttes tants erpiriteel como aus Sobre estos dos sonetos volveremos mis adelante. Ahora nos in| seat tesa tan solo dejar bien sentado que el deseo alimentado por la ela tengo raormada en Peranza no 65 otro que el de la posesign total del objeta, el goes dekieboclmomen aed spiritual si, | fisico, Gon este sentido deben ser en- ) tendidas numerosas alusiones veladas ygeneraliaadas quevecorren toda la obra del poeta. Por ejemplo, no cabe duda de que el pie Quiero lo que no ha de ser, que se remonta al siglo Xv, esta doll contdlcein entre el deieocelamanie afm eioctea Queda bien claro, por tanto, que el «fin deseacto» es la unién fisica con la amada. ¥ eso es lo que pretenden los protagonistas de las Ta Dulas: Apolo, Piramo y Tisbe y Eco en la de Narciso , dama. Silvestre lo glos6 ampliamente, y en una de las estrofas de ' que todo su desvelarse, la glosa dice: sugemiry lamentarse Can alee eV deseo eel amante 9 ' 182 / 18g ho nes¥idag $ VIEJOS ¥ NUEVOS: ysu pensamiento era fen buscar forma y manera ‘emo pudiesen gozarse Fable de Piramo y Ted, $0. 1486) ‘Yen este mismo poem se puede permitir Silvestre un curioso jue go conceptista, de dudoso gusto: No puedo tener querella on [a muerte ne “ fem cia Mucrte porlevala, st puede porque enamorado della, eeomo pudiera gozalla sin abrazarse con ella? Hasta aqui, ninguna diferens asians ig clomar deg » | wovadors dl sgo stl que espone Sine | esla posesi ‘ Jana pFerino; pero tampoco es, gory Balsa, Wi'amor Goal ritual o platénico. Silvestre, como los trovadores provenales, sus discipulos y bastantes fildgrafos del Renacimiento entre los que contar el pintoresco, aristotélico ¢ independiente Damasio de Frias—," se inclina por el amor mixto © humano. Por ¢s0, en la Visita de Amor, extenso poema alegorico medieval y renacentista aun tiempo yuna especie de entremés de visitadores amorosq, son despreciados por Venus y Cupido todos aquellos amantes que se de- {jan arrastrar por el apetito sensual: Unamador mazorral, rastrero de poco vuelo, se entr quejando muy mal, porque no hallé sefiuelo suapetito sensial. (fol. 1670) 1, Véase Eugenio Asensio, «Damasio de Frits y su Dérida, diélogo de amor Elitalianismo en Valladolid, Nuun Revista de Fioiggia Hispdnica, XXIV (1975). pp. 210-254 184 Thowileur 4 Silvadia, fe mitme de le Gmeda f mee Is Yor 1 hurrn, (a dene ne peed asi te gettin = comeder cdegaresle of dl tremorade — {SIGNOS VIEJOS 0 SIGNOS NUEVOS? Pero una cosa es lo que pretende el amante y otra lo que puede conceder la dama. Gomo hemos visto en la Pregunta, la fama y la honra de la dama deben ser apreciadas por enci seo. Elamante, servidor y vasallo, debe seguir en todo la voluntad ‘de la amada y velar por su honra mas que por su vida, Si el amante tiene unos deberes y normas impuestos por la teoria amorosa €or {esana, como son los de servir y porfiar y no perder nunca la espe- Tanza, la dama, a su vez, tiene que seguir otros preceptos que son ‘opuestos a los exigidos al amante, Como su honra esta por enci Se caalguler ota obligacin 0 desea no puede concederalegk] ‘mente ninguno de los galardones que —contra su propia razén yla ley de amor— pretende su enamorado. En esta oposicién de normas yleyes amorosas distintas entre ambos sexos est la clave de Tas con adicciones que se dan en Ia lirica amorosa de estas épocas. En la Visita de Amor expondra Silvestre estos casos contradictorios. Vea ‘mos, por ejemplo, el del joven que va a contraer matrimonio con tuna doncella y ella le ha prometido el «surplus», la consecucin del «fin deseaclo». Se lamenta el amante: La merced hecha yfirmada, concedica y otorgada debajo de ju resérvanme el cumplimiento para después de casaco, (fol. 170") Es un caso amoroso que debié ser frecuente en la sociedad espa- fiola de la época y que se halla también en El Cortesano, donde se 1 comienda ala doncella que va a casarse «que tenga licencia de hat cer todas las demostraciones de amor a quien amare, salvo quelias que podrian dar esperanza de cosas cleshonestas-." Silvestre no da una solucién al problema: 15, Fas eat ts det Cortsano, rad de Juan Boscin, estudio preliminar de Marcelino Menéndez y Pelayo, Consejo Superior de Investigaciones Giensiticas, Madd, 1942, p. 290. pe¥icienes SIGNOS VIEJOS ¥ NUEVOS Quedé Amor tado confuso Yun breve término puso con que ella alegue y declare, ycon lo que declarare quede el pleito por coneluso, Insoluble queda también el caso similar al que vertebra la acci6n de la Giércel de Amor, el de la doncella que sino remedial amante, éste se perdersi, y silo hace, su fama quedara en entredlicho: «2Qué consejo sera enerdo? Sile remedio, me pierdo, yélsino le doy ayuda, ‘Quedaron los dos en duda y dejaronto al acuerdo, (fol. 1740) Deatro de la tradicion medieval se halla también el caso de la mon- jaa quien Venus permite que del vergel del Amor tele délahoja yor, o mas que no llegue a la fruta. (fol. 176) Que parece estar de acuerdo con lo que expone Andreas Capella nus: «Et purus quidem amor est, qui omnimoda dilectionis affec- tione duorum amantium coniungit. Hic autem in mentis contem- platione cordisque consistit affectu; procedit autem usque ad ois osculum lacertique amplexum et verecundum amantis nudae con- taccum, extremo praetermisso solatio; nam illud pure amare vo- lentibus exercere non licet».'t ¥ recordemos que en El Cortesano se pone como curioso ejemplo de castidad una dama que todas las, 14. De amor titi ts, ed Amadeu Pages, Sociedad Castellonense de Galtura, Casellén de a Plana, 1990. 186 {SIGNOS VIEJOS © SIGNOS NUEVOS? noches, durante seis meses, yacia desnuda junto a su amado y no consinti6 en perder la virginidad.* ‘Ahora bien, zdcbe identificarse el «fin deseado» con el fino ‘amor En este punto es donde la tesis de Lazar es atacable sila aph- camos a lo que un poeta del siglo xvr entendia por fino amor. Tal como nos lo expone Silvestre en la contestacién a la pregunta, el per= fecto amador ¢s un fiel trasunto del perfecto cortesano pintado por Lorenzo cle Médicis: «Con todas esas cosas [gracia, honestidad, etc.] sera ella amada y temida en mucho, y honralla han sus servidores ‘en presencia y mucho mas en ausencia, ¥ desto nacerd que cl que se viere ser amado de una dama de tan gran precio, fécilmente sufriré sus trabajos; y aunque muchas veces, de muy apretado de sus fati- gas, venga a romper y casi a desesperarse, todavia volverd sobre siy hallaré que tiene raz6n de contentarse, 0 a lo menos de sufrirse con cualquiera serial de amor que en ella vea, por pequefia que le parezca y preciaré més una blandura o un buen mirar desta que ser totalmente sefior de otra»."" Recrearse en el proy ‘amor, porque dolores, pues, una de las leyes del fino Recieanse oy &! ie dolor. 1 ten anno e duster eases tndoloraotr dolor, Ylapena del anor Toucl mama emorse page (rg) [Asi se comprende la funcisn importante que cumple la «cuita amo- rosa» ylos constantes juegos de conceptos que ella origina. La clae ve de toda la doctrina del fino anorse encuentra en los versos si guientes: Bondad y raz en medio enel fino amorse pone, 15. Lascuata libra del Cortesana,p. 272 16, Lascuato iba del Cortese, p29 187 Oren pennde ja SIGNOS VIEJOS ¥ NUEVOS yyessimpleza buscar medio, porque falta presupone el que supone remedio, Siel dulzor de los dulzores consiste en el bien amar entre buenosamadores Jgnorancia es preguntar ‘qué remedio hay en amores, (wv 2231) Be charoseons ice cite deseo lesEECOC= PEVS We PETE wT CTS COERCED TE Tega deja de ser perfecto am: paradoja surge en ese punto: el amante debe padecer dolor, de lo contrario no seria perfecto, pero solo puede padecer ese tormel {0 si desea 0 lucha contra el deseo, por lo tanto, el deseo del fin tit mo és inherente al fino amor, Se trata asi de una paradoja irresolu- ble, que solo podria desaparecer sila dama se dignara favorecer al amante con el fin deseado, pero seria un don gratuito por parte de ella, ya que él ng puede merererto por sus obras: «porque pensar me- recerlo/ es locuray frenesfa» (fol. 87r). Ahora bien, si la dama con- cede el «fin deseado» al amante pierde una de sus virtudes mas im- portantes: la honestidad y, con ella, a fama. De nuevo la paradojat Ja dama no puede satisfacer plenamente los descos involuntarios del perfecto amador, y como éste debe obedecer la voluntad de ella, como siervo styo que es, el fino amorse convierte, por lo tanto, en la doctrina del amor insatisfecho, del involuntario deseo infini- to, En resumen: cl fino amor en la doctrina de Silvestre se corres- ponde en parte a la fin’ amors en la definicién del P. Denomy: «La fin’ amors ¢3 ¢] amor del deseo y no de la posesion fisicav;"? habria que aitadir que el deseo de la posesién fisica existe, pero sise lleva- aa cabo, desapareceria la fin'amors como tal 17. Alexander J. Denomy, «Hin' Amon: the Pure Love of the Troubadour its Amorality and Possible Sources, Medieval Studies, VU (1945) Po 175, 188 4m 1 delay ESIGNOS VIEJOS 0 SIGNOS NUEVOS? §- EL AMOR POR EL AMOR El fino amorsolo admite como remedios no interesados el poder yer aunque sea «solo un punto» ala amada, y el saber que ésta corres- ponde asu amor y admite al amante en su servicio, prefiriendolo a los demas. El contentarse con la sola vista de ia amada, que ya se halla en ‘Ventadorn y que difiundiran los estilnovistas, es tema que tocar nu- merosas veces Silvestre: Por lo menss solo lavish. Con mirarla me entretengo yotra bien no se procura (Got. gr) tn solo remedio hallo: que esmirar tu gallardia (fol. 8x) no hay mas eontento que veros, mas dulzor que eontemplaros (fol. 519) AlAmorse esti quejando, porque negé al corazén el gozo de estar mirando quella gran perfeccién que ahora esta deseanclo, Luego se concluye y calla, porque justamente halla que en penar y ser perdido no le paga el que la vido solo un punto de miralla (itu de Piramo y Tish, fol. 1380) En este punto confluyen tradici6n de la fin’ amorsy neoplatonismo, como se puede observar por ie pasaje de Ficino: «Lucem iIgengotiorie;nonauresnoiOLLichis ron unis, cea Sein’ pers 189 SIGNOS VIEJOS ¥ NUEVOS Cipit, Si oculus solus agnoscit, solus fruitur. Cum vero amor nihil aliud sit nisi fruendae pulehritudinis desiderium, hace autem solis oculis comprehendatur; solo aspect amator corporis est conten- tus. Tangendi vero cupido non amoris pars est, nee amantisaffectus, sed petulantiae species et servlis hominis perturbatio».”™ La coincidencia de ambas corrientes es, sin embargo, tan- sgencial, Ficino esta exponiendo la teoria platiniea sobre la prlehri tudo (Quid quaerunt amantes? Pulchritudinem quaerunt»). Para la fin’ anorsla vista es solo un remedio, poderoso, desde luego, pero por causas distintas, que Silvestre expone en la Fabula de A palo: Gon mirar eresce el amor yaplicase con mirar lafuria de su dolor, como se suele aplacar un ardor con otro ardor pl. 1278) Para Ficino la contemplacién del objeto amado es lo méximo que puede admitir en cl amor; para la tradicién cortés, es lo mi jue puede admitir el amor mixto, aunque el amante no debi sir mas Supuesta siempre la posibilidad de contemplacién de la amada Silvestre nunca supers esta fase, puis la ausencia siempre es cau sade la «cuita amoroxi»—, el «find» amor del poeta puede elevarse shasta limites poco frecuentes en Ia lirica medieval: la doctrina del amor por elamor, Esta concepcidn estaba latente en el «tino amor», “desde ef momento en que el poeta se entregaba en cuerpo y alma alservicio de la amada y no podia pedir remedio deshonesto asi asin. En la pregunta cl propio poeta la ha expuesto ctarament Siel dulzor de los dulzores consiste en el bien amar, (ve 27-28) 18. Jn Comoivnan, Il 9 (Platonis opera ironslatone Mars Rein, Lyon, +548, p.a6ab), 190 {SIGNOS VIEJOS © SIGNOS NUEVOS? Pero todavia en este poema Silvestre admite que el mejor remedio que puede hallar el amante es saber que es correspondido («EL mas venturoso estacio/ en el reino del amor/ es amar y ser ama- do», 44-45) Un primer paso hacia el amor desinteresado, tociavia dentro de la concepeién del fino amor, €5 el que se expone en los versos siguientes: que no hay mayor perfeecién que morir y padescer sin esperar galardon. (fol. 36x) Elsegundo paso es aquelen el que el poeta no solo no aguarda ningyin galardén, sino que ni siquiera espera que la dama le corresponda: No miro aque yo sea amado (fol. 250) En fin, el tercer paso, que coincide con la doctrina neoplaténica, pero que como hemos dicho esta latente en toda la concepcién del fino amor, esta del puro amor: Ci poe amer, cointibe fon ta docina reoplabsnin ee sSnents roman ou qeocadcecien, El Soya mas nado, base! que mia (fol. 61") Oo El contexto en que aparecen estos versos es, desde luego, medieval, |). pero el concepto que se expresa en ellos pertenece ya auna vie 11"! 7 sién nu jr, muy cercana al platonismo y, sobre todo, inte 19... ‘mamente gad le doin mites del siglo xv1, que Silvestre 3) ca. Conoce muy bien, y que, por suptesto, arrancan a suver de una (c..5. .) icin neoplaténica medieval.'* pldcatins 1, Una excelente visién de conjunto sobre el ema puede verse en Luce Lé- ‘pee Baral, «Anonimia y posible filiacidn espiritul iskimica del soneco No me maces, smi Dis, para quceie, Nueva Risa de Plelogia Hipinice, XXIV (1475), pp. 245-200. 191

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