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Me Beaton te Opava Alan Rago 88 eamsintnon a Nita wre la educacion haters, Meee del des-artista 316-4020 Senora vmenoacar seguida de Doctor MD ©elneabesin: Smanorteion ¥ Dav Gar Coc, 2007 ‘celioge: Dav casdo, calesoa2: ‘A Neeson 2007 Sito de cabins: 2A Seeta i309 Deonodoexoore ZAC cee cvtesce pxélogo: David Goreia Casado edict y treduceion: Armande Montasinas y Oaxid Garcls Casado ‘eplloge: Amando Montosinos ‘me p ol weczoer Waxotenn20¢ 207 ncaa EOLA indice 9 Elmitodelaculvarayla des or Dive Garcia Caco lucacign del 13 La educacién del des-artista, parte 1 (1970) 39 La educaci6n del des-artista, parte I (1972) 71 La educacién del des-a 103 Doctor MD (1973) sta, parte TIT (1974 or Aumande Montesinos el mito de la cultura y la deseducacién del artista or David Garcia Casado “Produit en un ser racional la aptitud general ‘para fos fines que le compiazcan {pot consiguiente en su libertad} es la cultura” (Emmanvel Kent) Desde mediados del siglo xx el arte inicia un proceso de disolucién territorial, que se acelera y radicaliza a Jo largo de los afios sesenta y setenta (cuando 1a pri- mera entrega de La educacin del des-antsta sale a la luz). La euestion del objeto de arte se lega a conver- tir en un asunto escurtidizo, en la medida en que las obras comienzan a ser “works in progress”, procesos fo experimentos vitales que se resisten a convertirse en producto. Fl arte, pues, no esté en los objetos sino en el uso “mb6lico que se haga de ellos, en la forma particular: en la que utilizamos las propiedades perceptivas de tun objeto, una idea o una sensacién para proyectar nuestra identidad como forma de conocimiento y de- 10 satrollo subjetivo. Conceder valor a estos modos de relacién con el mundo, consolidarlos como modelos ‘operativos abiertos\, es el programa de La edivcacién del des-artista. E| no-arte, siguiendo el vexto de Kaprow, desprovee a los objetos de un valor cultural previamente estable- ido que, en la mayor parte de los easos, ya no res- ponde a las necesidades cultural reales de un colec- tivo y que protege a los objetos de un uso potencial- mente creativo...Una veu.aclarado que no es el artista, sino la institucién que promociona su estatus la que hace Arte, la figura del artista se convierte en poco més que en un mito de la euleura. Como consecuen- cia, la figura del des-artista resulta ser la que eviden- cia la profunda contradiccion del estado de In cultura en las sociedades contemporineas, incapaces de asig- nar un lugar especifico 2 las formas de produccién cultural. ‘Todos los ejercicios artisticos enumerados a lo largo del texto reclaman un espacio liberado en la esfera Piblica, y todos ellos, de acuerdo con sus postilida- des de renovacidn, intercambio y desarrollo creativo scttan, en consecuencia, poniendo en erisis la exces va rigider de los marcos de representacin institu- cionales. Cuentan con ellos -serfa ingenio no hacer- lo- pero no se someten a sus regimenes de codifica- cién cultural. Es mis, su funcién s6lo termina siendo entendida -realizada como arte~ y sus frutos degustados completamente cuando sus usuarios se sitfan en un mismo nivel pre-institucional, dedicados a su propio proyecto vital de conocimiento. ‘Para Kaprow la cultura es un proceso complejo cuya pric- tica puede ser producida en términos que satistagan las necesidades reales de conocimiento y experiencia del individuo] La educactén del des-artista constitu ye, desde nuestro punto de vista, un buen punto de partida para dicha tarea. la educacién del des-artista parte! 1971 1a sofisticaci6n de la conciencia de las artes es tal hoy cen dia (1969) que se podria afirmar de hecho Que el médulo lunar LM constituye un ejem- plo superior a todos los esfuerzos escultéricos contemporaneoss Que Is retransmisién del intercambio verbal centre ef Manned Spacecraft Center de Houston y los astronautas del Apollo 11 fue més rico ‘que cualquier forma de poesia contempordnea; Que dichos intercambios, con todas sus dis- jo, pitidos, € interrupciones n, también superaron a la mé- sica electrénica que podemos escuchar en las salas de concierto; 18 14 Que ciertas geabaciones por control remoto de las vidas de familias residentes en guetos,filma- as (bajo su autorizacién) por antropélogos, son més fascinantes que los «fragmentos de realidad» tan alabados de las peliculas underground; Que muchas de las gasolineras de plistico y acero inoxidable iluminadas brillantemente de ciudades como, por ejemplo, Las Vegas, son la més extraordinaria arquitectura disefiada has- ta la fecha; Que los movimientos aleatorios de los com- pradores, casi en trance, de los supermercados poscen mayor dinamismo que cualquier corco- grafia de danza moderna; Que el polvo de debajo de las camas y los des- perdicios de los vertederos industriales resul- fan ser ejemplos més convincentes que la reciente oleada de exposiciones que exponen residuos desperdigados por ef suelo; Que los rastros de vapor -los garabatos estiti- cos y multicolores~ que dejan en el cielo las prucbas con misiles no son igualables por los artistas que actualmente se dedican a explorar el medio gaseoso; Que el teatro que esté teniendo lugar en el Su- deste asiatico ta guerra en Vietnam- 0 el jui- cio de los ‘Ocho de Chicago’, aun tratindose de sucesos indefendibles, representan las me- jores formas de teatro posibles; Que weten etesnuel arte No-arte es mas arte que el arte Arte, Miembros del club (Contraseitas de Entrada y Salida) JNo-arte es aquello que atin no ha sido aceptado como arte pero ha captado la atencién de un artista con tal posibilidad en mente. Para quienes le interese, el no- arte (primera contrasefia) existe s6lo fugazmente, ‘como una particula subatémica, 0 quizis s6lo como postulado} De hecho, en el momento en que éste ejem- plo se hace pablico, se convierte automaticamente en un tipo de arte.{Digamos, por ejemplo, que estoy im- presionado por las cintas meesnicas de ropa que se utilizan en las tiendas de lavado en seco, Mientras que éstas realizan su actividad normal y me planchan el traje en yeinte segundos, iflash!, de repente se con- vierten en Ambientes Cinéticos, simplemente porque he pensado en ello y lo he escrito aqui. Siguiendo el mismo método, todos los ejemplos citados amterior- mente son reckmos de arte. Hacer arte es algo muy sencillo hoy en dia. {Ya que es tan sencillo, existe un ereciente mimero de “artistas interesados por esta paradoja y que desean 16 profongar su continuidad, aunque sea tan s6lo duran- Fe unas semanas, puesto que la vida del no-arte reside precisamente en su identidad fluida,{La antigua adifi- Pltad» que encontraba el artista a lo largo de las di- versas etapas de produccién del arte constituye, hoy por hoy, un escenario de incertidumbre colectiva: Feémo denominar a esta criatura? Sociologia, enga- jo, tcrapia? Un retrato cubista en 1919, antes de ser ttiquetado como aberracién mental se podia consi- eran, evidentemente, un cuadro. Sin embargo, las ampliaciones sucesivas de un mapa acroforogréfico (un ejemplo bastante tipico de Site Art de los 60) podrian suigerir de un modo més inmediaco el plan de un bom- bardco aéreo. De acuerdo con esta deseripcidn, los partidarios del rno-arte son aquellos que constantemente, 0 de cuan~ do en cuando, han decidido operas fuera del dominio de las convenciones del arte -bien en sus mentes © bien en el dominio natural de lo cotidiano, Por otro lado, se han asegurado de mantener informado de sus actividades al establishment en todo momento, para mantener activadas las indeverminaciones simbélicas sin las euales sus actos no tendrian significado alguno. La dialéctica entre arte-no-arte es esencil y constitu- ye una de las simpéticas ironias que iré retomando en varias ocasiones a lo largo del texto. Entre este grupo de artistas -algunos de los cuales no se conoven, 0 si se conocen, no se caen bien entre ellos~ se encuentran conceptualistas como George Brecht, Ben Vautier y Joseph Kosuths gente que tra- baja con sonidos fortuitos como Max Neuhaus; arts: ‘as de land art como Dennis Oppenheim y Michael Heizer, algunos de los disenadores de ambientes de 1950; y bappeners como Milan Knizak, Marta Minyji, Kazvo Shiraga, Wolf Vostell o yo mismo. Pero, tarde 0 temprano, la mayor parte de ellos y de sus colegas en todo el miando han visto eémo su tra- bajo iba siendo absorbido por las instieuciones culeu- rales con respecto a his cuales midieron en principio ‘su liberacién. Algunos lo han querido asf; era, segdn la expresién de Paul Brach, como pagar sus cuotas para unirse al sindicaro. Otros, sin darle importancia iguna, han seguido el juego de otro modo, Pero 10 dos se han dado cuenta de que la contraseiia ndmero ‘uno no va.a funcionar. LEI no-arte se confunde a menudo con antiarte (se- gunda contrasefia), el eual, en tiempos del Dada e in- fhuso antes, habia sido no-arte, introducido astura y fgresivamente en el mundo del arte para poner en cr Gs los valores convencionales y provocar respuestas dtieas y/o estéticas positivas, El Uby Roi de Alfred Jarry, [a Furniture Music de Brik Satie y la Fovtain de Marcel Duchamp son ejemplos ya familiares, La ‘ikima exposicién de Sam Goodman en Nueva York de hace tan s6lo unos aos, realizada a partir de diver- ‘0s montones de estiércol esculpido, es un ejemplo tds. El no-arte no alberga tal intencidn; y la inten- ‘én forma parte tanto de la funcién, como del senti- 18 miento en cualquier situacién que deliberadamente pretende difuminar su marco de actuacién, Al margen de la cuestidn de si ha sido demostrado que las artes hise6ricas hayan inducido alguna vez a alguien a convertirse en “mejor” 0 “peor” persona, y asummienda que toda forma de arte ha pretendido en ultima instancia ser de algin modo constructiva (qui- zi slo para probar que nada puede ser probado), ta- les programas abiertamente moralistas parecen Jngenuos ala luz de los cambios, mayores y mis efec- tivos, de los valores que traen consigo las nuevas pre~ siones politicas, militares, econmicas, tecnolégicas, edueativas y propagandisticas que operan hoy en dia. Las artes, al menos hasta el momento, han constitui- do pobres ejemplos, excepto posiblemente para los artistas y sus mindsculos piiblicos. Sélo este tipo de intereses creados han concedido alguna importancia a as artes. Al resto del mundo no le puede importar menos: El término anti-arte, no-arte, 0 cualquier otra designacién cultural comparte, después de todo, la palabra arte o su presencia implicta, lo que las con- Vierte, en el mejor de los casos, en el tema de discu- siones familiares, cuando no se reducen en dlkima instancia a constituir meras tempestades en vasitos de agua. ¥ esto se puede aplicar al conjunto de esta dis- cusion, Cuando Steve Reich suspende un mimero de micr6fonos sobre sus correspondientes altavo- es, los hace oscilar como péndulos y amplifi- ca su sonido de tal manera que se produzca una retroalimentacién aciistica eso es arte. Cuando Andy Warhol publica la transcripeisn completa de veinticuatro horas de conversacién grabada ~es0 es arte. Cuando Walter de Maria lena completamente tuna habitacién con tierra ~eso es arte. Sabemos que es arte porque el anuncio de un concierto, el titulo en la portada de un libro, y tuna galeria de arte asi Io afirman, 1 no-arte es précticamente imposible, el anti-arte ¢s ya virtualmente inconcebible, Pata los enterados (y practicamente cualquier licenciado estaria cualifi- cado para serlo) todo gesto, pensamiento y acto puc- de convertirse en arte segiin el capricho del mundo del arte, Incluso el asesinato, rechazado en la pricti- «3, podria ser una proposicién artistica admisible) El anti-arte en 1969 es acogido en todo caso como pro arte, y por tanto, y de acuerdo con su prerrequisito esencial, queda invalidado, No se puede estar en con- tra del arte cuando el arte invita a su propia «destruc~ cin» como si fuera una representacién de tfteres mas de entre el repertorio de poses que el arve puede adop- tat: Asi, al perder el dltimo retazo del posible liderazgo moral que el arte pudiera desempefar a través de una estrategia de confrontacién, el anti-arte, como toda filosofia artistica, simplemente se ve obligado a dar 2 respuesta a la conducta humana ordinaria y también, lamentablemente, al refinado modo de vida dictado por los personajes ricos y cultivados que lo reciben con los brazos abiertos. Cuando Richard Artschwager pega discreta- mente pequetios rectingulos negros en edifi- cios a lo largo de toda California, y tiene unas cuantas fotos que ensefiar y alguna historia que contar sobre ello —eso es arte. Cuando George Brecht imprime en pequeiias tarjetas la palabra , Aunque la escena pop. psicoteépica haya cambiado desde entonces y ya sean necesarios nuevos vocablos, y aunque este ensayo no esté dedicado a la pintura, puedo afiemar que la frase de Brunelle es mucho mas informativa que los califcativos de téche 0 rasto, que también hacen refe- rencia a la superficie del cuadro. Hablar del extraita- tmiento de la piel en referencia a la pintura aportaba a ‘6sta un erotiismio intensamente vibrante, muy revel dor para su época. Que esta experiencia ya se haya di- fuminado en el pasado sugiere que incluso un buen comentario puede ser tan desechable como los artefac- tos que produce nuestra cultura. Las palabras inmorta- les tan sélo son apropiadas para los suetios inmortales. Jack Burnham, en su Beyond modem sculpture * (New York, Braziller, 1968) s consciente de esta necesidad de términos precisos, e intenta reemplazar las meti- 3 kin freak. (N. del.) 4 Més all del escultura modes. (N. del) foras vitalistas, formalistas y mecénicas con termino- Jogia tomada de la ciencia y la tecnologia como ciber- aética, «sistemas sensibles», campo, automata y dems, ‘Aun asf estos términos son meras componendas por- ‘que siguen refiriéndose a la escultura y al arte. Para ser rigurosos, tales categorias mojigatas deberian de ser rechazadas completamente. ‘AN la larga, tanto el comentario como la critica de arte tal y como lo conocemos pueden ser innecesarios. Durante la reciente

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