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Carituto 9 EL PROCESO TERAPEUTICO Nifio Viene a Terapia {Qué es lo que motiva a un padre para traer a un nifio a terapia? fuchos niftos manifiestan tipos de conductas que indican que algo ia mal. Sin embargo, la mayor‘a de los padres vacilan antes de xr ayuda. Creo que casi todos ellos preferirian no creer que su hijo ‘1 tipo de problema que pudiera requerir ayuda profesional. Se licen a sf mismos: “Es s6lo una etapa; el chico la superara”. ;Quién _quicre admitir que no ha sido el padre perfecto? Y para la mayoria, cl to de la terapia no es facil de soslayar, sin considerar ademés el que involucra traer al nifio a las sesiones. También hay un respecto a lo que podria surgir si se leva al nifo a un terapeuta, s padres sfenten secretamente que pueden ser ellos quienes cesitan ayuda, y este hecho no es encarado fécilmente. Mi hija desarrollé un tic cuando tenfa alrededor de 11 afios. Echaba Ja cabeza para atrés como si estuviera estirando los miisculos del euello, Hacia esto con frecuencia hasta convertirlo en un gesto fa ‘dios0. La llevamos donde un médico que 10 traté como algo sin im- pportancia. No obstante, la cosa continus. Su padre y yo, ambos Sicoterapeutas, no nos apresuramos a Ilevarla donde alguien que _pudiera ayudarla a revelar lo que yacia bajo ese tic. Nosotros mismos ‘no estébamos prestando alencién a lo que su cuerpo trataba de de- cimos. Afortunadamente, al cabo de un tiempo, ces6 de hacerlo. En retrospectiva, nos dimos cuenta de que nosotros, como muchos otros padres, tendiamos a esperar demasiado tiempo antes de buscar Ayuda sicol6gica. Si ella hubiese continuado, quizés hasta el punto de dafar los misculos de su cuello, 1a habriamos Nevado tardia- mente. ‘Cuando los padres hacen el primer contacto telef6nico solicitando ‘ayuda, generalmente la situacién se ha vuelto muy dificil, si es que no intolerable, ya sea para el nifio o los padres, Incluso si éstos no estén directamente afectados por la conducta del niifo, han egado a tal 182 Punto de incomodidad, angustia 0 preocupacién, que se sienten em Pujados a tomar medidas. A veces los padres traen a los nos a terapia porque algo fuera de Jo comtin ha sucedido y quieren asegurarse de ser querido, abuso, atemorizante como un accidente 0 un terremoto. Re vez en cuando sel nifo quien directamente pide ver a alguien, Muchos adolescentes han iniciado ellos mismos la terapia. Algunos Tiles con Tos que he trabajado previamente, a veces solicitan ayude Una chica de 9 afios a quien yo habia visto por cerca de tres meses de fratamiento continuado, de cuando en cuando dice a su madvo “Necesito que me consigas hora con Violet”. Si se me pregunta, en general, cuil es el momento adecuado para faer @ un nifo @ terapia, no sé verdaderamente qué podria decir, ¢Cémo puede uno determinar cual es el “momento adecuado” © scl Problema va a resolverse solo? Ciertamente seria ridiculo correr donde cl terapeuta por cada conflicto y problema. Siento que los padres necesitan aprender a ser, en cierto sentido, “terapeutas residentes” Aungue los hijos no siempre compartirin con ollos lo que estd sue Giendo en su interior, hay maneras en que los padres pueden aprencler 3 Tanejar muchas situaciones que surgen en la vida diari. La mayoria 36 a8 Meenieas descrtas en este libro son tiles para los padres. Ayu Carles @ aprender a comunicarse con sus hijos mediante prograrnas {ales como Entrenamiento de Eficacia para Padres (Parent Effectiveness Training), es con frecuencia todo lo que se necesita para poner remedio § aMnuchas situaciones. A veces cuando veo a-un nifio, sé que guiin. goles un poco, los padres pueden hacer todo ellos mismoss un par de sesiones con padres dispuestos a cooperar es suficiente. Diana, de 9 afos, y su familia se habfan hecho amigos de un joven en un sitio de camping. Un dia los padres de Diana le pidicron quedarse con la nifia mientras iban al pueblo a buscar provisiones. En Su ausencia, el joven, de alrededor de 20 aos, puso a Diana sobre sus rodillas, la bes6 en los labios y la acaricié. Mas tarde la nifia conto a Su madre lo ocurrido, con lo que su madre se alteré mucho y prohibis a Diana contarlo a su padre. Diana (que no habia sufrido dano fisice ¥ admiti6 que habia disfrutado con las atenciones del joven) reaccions Permaneciendo dentro de la carpa por el resto de la semana, alegando que estaba enferma. Cuando regresaron a casa, la madre la trajo a Yerme, Diana estaba suftiendo de pesadillas y dolores de estémago, y se negaba a ir a la escuela, Cuando Diana y yo estuvimos a solas, ella expres6 gran curiosidad VENTANAS A NUESTROS NINOS vejacién o una experiencia profundamente BL PROCESO TERAPEUTICO 183 la reacciin de su madre. “2Por qué estaba tan alterada? ¢Por qué quiso que le contara a papa?”. Como descubri, 1a misma Diana tenia las respuestas a.estas preguntas. Ella tenia vivo interés en la Mormacién sexual, algo que sus padres preferian ignorar. Después de sesiones familiares en que discutimos libremente sobre sexo y 10 Jmpropio de que una persona de 20 afios acariciara a una de 9, Diana ‘wolvid a ser como antes. Sus padres descubrieron una nueva forma de discutir abierta y francamente con ella temas que antes eran tabii, Lo {iltimo que me dijo Diana antes de abandonar mi oficina fue: “Ese tipo *beria haber estado besando y abrazando a nifias de su misma edad ‘én vez de a mi, quizés tiene temor de ellas y no de mi, Creo que Recesita crecer més. Tal vez su_ mama no le dio suficientes besos y ‘abrazos cuando era pequeno”. No es un asunto sencillo juzgar cuéndo es el momento apropiado Para tracr a un nifio a terapia. Con frecuencia es el nifio mismo quien ‘$e encarga de que se haga algo —peleando con mayor ardor en alguna Gireccién hasta que alguien lo advierta. Las escuelas son a menudo las Primeras en notarlo, y sin embargo, no recomendaran ayuda hasta que fa situacién sea grave. Sélo después de que un nifio habfa pasado Semanas sentado en la oficina de la directora durante sns recreos y hora de colacién debido a su conducta destructiva en el patio, sus Padres fueron contactados y se les dijo que si no conseguian ayuda Pata él, el chico seria trasladado a un curso para nifios perturbados, Muchos de los nifios que me envian, provienen de los tribunales, Muchos de ellos han presentado conductas perturbadas mucho antes de haber sido arrestados. Un muchacho de 16 aftos, enviado a consulta por orden de la corte, habia estado “causando problemas”, segtin expresién de su madre, desde que comenz6 el primer grado. Haba “tenido muchas dificultades para aprender a leer y sentarse quicto en la escuela, dijo ella, y ése parecia ser el comienzo de todo el problema. Sin embargo, ésta era su primera experiencia de conseguir asesoria sicolégica. Los médicos ven a nifios con sintomas fisicos que diagnostican como sicogénicos, y se ha sabido de algunos que los despachan sin Tecomendar ni urgir que se les dé ayuda sicoldgica. Una nina de 10 afios sufria de fuertes dolores de estomago. Tras muchos exémenes, los médicos concluyeron que no existfan causas fisicas para esos do- lores; eran provocados por tensién y angustia. Recetaron férmacos. tranquilizantes, pero no hicieron mencién de que se buscara auxil sicol6gico. Como los dolores persistian, los padres finalmente la tra- jeron a terapia Creo que otra gran raz6n por la que los padres titubean en buscar ayuda es que piensan en la terapia como un proceso continuo que 184 VENTANAS A NUESTROS NINOS inyolucra un largo periodo de tiempo, quizs afios (comento esto mis extensamente en la secci6n Término). Hay por cierto algunos nifios que requieren tratamiento prolongado. En general, sin embargo, encuentro que muchos problemas pueden ser tratados en 3 a 6 meses de sesiones una vez por semana. Antes de empezar a trabajar con un nifto recibo a veces rumas de papeles referentes a él; resultados de tests, informes de diagnésticos, sumarios judiciales, informes escolares. Constituyen una lectura inte- resante, pero legando al grano, s6lo puedo manejar al nifio con lo que 41 me presenta. Si confio en la informacién que me han dado sobre el nifio para establecer mi base de trabajo con él, estaria tratando con lo que esta escrito en un papel y no con el nifio. Lo que esté escrito en estos papeles es la percepcién, hallazgos y a menudo juicios injustos de otra persona. Una chica de 15 aftos me dijo: "Quiero que mamé me mande a una escuela de la que he oido hablar, en Arizona, porque alli nadie sabré nada de mf y podré comenzar todo de nuevo”. Ella estaba empantanada en el lodazal de expectativas negativas de otros (ex- pectativas que estaban prolijamente documentadas en los archivos administeativas) y se sentia dermtada, Por lo tanto, debo comenzar con el nifto desde donde esta conmigo, sin considerar ninguna otra cosa que oiga, lea o aun yo misma diagnostique sobre ella. EI nfo est& haciendo contacto con alguien que se halla dispuesto a acepiarlo tal como es en ese momento, sin una capa de prejuicios 0 juicios prematuros sobre él. Puede mostrar otro aspecto de si mismo, ‘quizés una faceta gentil y sensible, una parte suya que tal vez le cueste cexpresar ante sus padres y profesores. Si un nifio es décil y receptivo ‘conmigo, aunque los informes lo describan como agresivamente vul- gar, 0 mis propios tests Io muestren como defensivamente hostil, yo puedo seguir relaciondndome con él en la forma que es conmigo en ese momento, la forma en que ahora quiere ser. Se trata de un individuo multifacético que es capaz de mostrar muchas maneras de ser. Antes de mi primer encuentro con Jennifer, de 13 afios, recibs un grueso expediente que contenia una variedad de registros: informes escolares, evaluaciones siquidtricas, resultados de tests sicol6gicos, un resumen de su oficial de libertad condicionada. Se la describia como hostil, renuente a cualquier tipo de ayuda 0 sugerencias, con escasa conciencia en relacién a sus actos de faltar a clases, evadirse, robos en almacenes, promiscuidad sexual y falta de interés en la escuela o en su futuro. El pronéstico que de ella se daba era que probablemente quedarfa embarazada o continuaria en suis comportamientos antiso- iales hasta terminar en prisién. Yo sentia mucha ansiedad sobre mi PROCESO TERAPEUTICO 185 snte encuentro con Jennifer y me preguntaba oémo podia si- era comenzar a ayudarla en vista de sus anteriores experiencias con orientadores. Me imaginaba a una muchachita dura, sarcéstica, Sofisticada. Sin embargo, deseaba saber sobre su rechazo documentado de ver a otro “loquero” a menos que fuese una mujer, y me recordaba mi propio principio de suspender todo juicio hasta haber hecho mi ‘propio contacto personal con un cliente. Jennifer fue traida a mi oficina por su padre, quien me dijo en su presencia que ya habia perdido toda esperanza de que se pudiera hacer algo por ella, Lo primero que hice cuando quedamos a solas fue decirle lo an- gustiada que estaba por lo que habia escuchado sobre ella. Jennifer, “ina criatura delgada, pilida, frégil, me miré sorprendida. Le dije cémo me la habia imaginado, incluso paréndome y representando el papel, 'y ambas nos pusimos a reir. Ella querfa saber cémo la veia ahora, ast {que me levanté, encogf los hombros, agaché la cabeza y caminé por la sala con pasos cortos y vacilantes. “Cuando camino ast”, dije, “me siento como una ralita asustada”. Su respuesta: “Lo adivin6”. Le ‘pregunté sobre su peticién de ver a una mujer terapeuta. “Odio la forma en que me hablan los hombres”, dijo. ¢Cémo podia Jennifer " siquiera empezar a hablar con alguien sobre si misma y sus més profundos sentimintos, si odiaba la forma en que se ditigian a ella? La Primera Sesién Generatmente, los padres me Ilaman e intentan explicarme el problema por teléfono al concertar la primera cita. Les explico que cuando vengan a verme con su hijo, quiero que me cuenten otra vez el problema, pero en presencia del nifio. Siento que es importante que & testé presente, con el objeto de aliviar sus peores fantasias sobre lo que anda mal. EI nifio siempre sabe que algo anda mal y con frecuencia imagina que es mucho peor de lo que es. ‘Nunca dejo que un nifio aguarde en la sala de espera mientras sus ‘padres estén en mi oficina. Sea lo que sea, debe decirse frente al nifio. Asi puedo observar las reacciones del menor, la dindmica entre padres. € hijo y oft a ambas partes. Este es también el inicio para poder es- tablecer una relacién de confianza con ol nio. El verd que soy una participante justa e imparcial, interesada en todos —especialmente en el nifio. ‘As{ que cuando la familia Hega a mi oficina, pido que alguno de ellos me informe por qué han venido a verme. Generalmente empieza la madre. Después de las primeras frases la detengo y pregunto al nifio si esté de acuerdo con lo que se ha dicho. A menudo el adulto 186 VENTANAS A NUESTROS NINOS usa grandes palabras, tratando de hablarme por encima del nifio. Estoy muy consciente de esto y no permito que suceda. Si la madre dice: “Su conducta en la escuela ha sido extremadamente conflictiva”, pregunto al nifio si sabe de qué esta hablando ella. Aunque 1 diga que si, pido a la madre me diga a mi especificamente qué quiere decir. La res- puesta de un nifo al uso de la palabra “conflictivo” fue: “iYo no tengo eso!” —como si se tratara del sarampién. Otro nifio tuvo esa misma reaccién a la palabra “retraido”. Generaimente no me preocupa demasiado si el nifio no quiere hablar o dar su opinién en esta primera oportunidad. Me interesa tenerlo alli para que escuche lo que dicen sus padres y para que me vea bien. Que descubra que estoy interesada en él, en verlo, escu- charlo, tratarlo con respeto. No le hablo con altivez, ni lo ignoro, ni acttio como si fuera un objeto para ser anatizado. Intento incluirlo en todo, aunque s6lo sea confirmando los hechos con él y haciendo contacto visual. Pronto percibe que lo estoy tomando muy en serio. Me interesa dejar bien en claro que yo oigo que el padre o el profesor esta preocupado por algéin aspecto de la conducta del nifo, pero también queda en claro que no necesariamente doy por sentado lo dicho. También identifica de quién es el problema. Si el nifia con: cuerda en que existe un problema, quiero saberlo por él. Si discrepa, aclaro que también estoy consciente de ello y que el problema no es suyo sino de la escuela 0 de los padres. Esto alivia mucho al nifo, Por ejemplo, una mamé trajo a su hijita de 6 aos a mi consul y me dijo que la profesora habia recomendado asesoria para la n porque habia estado mordiendo y golpeando a otros nifios y no tenia amigos. Primero necesitibamos asegurarnos de que la chica enten diera, tanto como fuera posible, qué era la asesoria. Después cuando le pregunté si estaba de acuerdo en que mordia y golpeaba a otros nifios y que no tenia amigos, dijo: “iYo si tengo amigos!”. Le dije: ‘"Sospecho que tu profesora esté preocupada —es su problema. Por alguna raz6n, ella, tu profesora, esta con la idea de que no ticnes ‘amigos y eso la preocupa, y también cree que estés golpeando y mordiendo a tus compafieros”. Pregunié a la madre si pensaba que su hija no tenia amigos. Ella respondié: “Bueno, pasa mucho tiempo en asa, pero tiene una amiguita en la misma calle con quien juega”. Asi que dije: “Entonces usted no lo considera un problema serio”. “No”, respondié la madre, “Nunca lo consideré un problema”. Entonces result6 ser un problema de la maestra. Esto complacié a la nifia y obviamente se relajé mucho més. Yo no uso una ficha de admisién en mi entrevista inicial. Mi "Yadmisién” consiste en el proceso de la primera sesién, donde los padres y el nifio se reunen conmigo para conversar la razén por la PROCESO TERAPEUTICO 187 vinieron a verme. Una terapeuta amiga disefié un cuestionario simple de admisién que usa con nifios y adolescentes y que ella te le ayuda a romper el hiclo. Este pide datos como nombre, di- én, fecha de nacimiento, hobby, mimero de hijos, pieza sola 0 wtida, escuela y curso, ete. Pero yo no me siento muy cémoda io una ficha de admisiOn. Imagino que el nifio o los padres smirén después que con ello he obtenido todo lo que necesi her acerca del nifio y que mantendré esta informacin en mi banco ‘datos para sacarla y usarla cuando sea necesario. Prefiero conocer ‘nifio sobre la marcha, ya que la informacién parece surgir dentro de contexto significativo durante las sesiones. Supongo que la ficha es, por otros en forma muy semejante a como yo uso el dibujo en tuna primera sesién. Todos necesitamos encontrar nuestro propio ca- ino para empezar la relacién —con frecuencia es dificil y embaraz0so al comienzo. Después que el problema es sacado a luz y delimitado, frecuen- femente pido a los padres que esperen afuera mientras converso con “dl nifio. Puede que le diga que intentaré mejorar la situacién, que Tharemos algunas cosas entretenidas, que descubriré algunas cosas ‘sobre él, y espero que 61 también lo haga, y algo sobre confiden- Cialidad. Por lo general, el nifio ya ha mirado a su alrededor y visto Jos juegos y juguetes, Ia mesa de pintar y Ia bandeja de arena.—le pparecen atractivos y esta empezando a sentirse interesado. Si atin hay tiempo, puedo invitarlo a que mire més de cerca y compruebe lo que tengo. O le pido que dibuje una persona y una casa, o algtin cuadro. ‘Le explico que usaremos algunas de las cosas de la oficina y con- yersaremos un poco. Le menciono que algunas veces conversare- ‘mos sobre sentimientos, y que otras, pintaremos sentimientos. ‘Aunque tengo muchas dudas sobre el valor de los tests, administro ‘algunos. A veces los uso como una forma inicial de relacionarme con ‘1 nifio, aunque también pueden crear y mantener la distancia. O los utilizo como pretexto dilatorio cuando no sé qué otta cosa hacer. Fl Test Dibja-Lna-Persona y el Test Casa-Arbol-Persona son tareas simples ppara que los nifios las completen. El verdadero proceso de evaluacién ‘necesita hacerse sobre la marcha, ya que nada permanece igual eter namente. Nosotros y los nifios con que trabajamos estamos en un constante flujo de cambio, influenciados por los variables sucesos que nos rodean. Aprendo bastante sobre el nifio mientras dibuja su per- sona. Aprendo mas poniendo atencién a su proceso que leyendo las notas interpretativas del manual de tests después que ha terminado. La forma en que emprende la tarea es muy reveladora. Puede que vvacile, afirme repetidamente su falta de destreza, pida un lépiz 0 una regla; éstas son sefiales de sentimientos de inseguridad. Quizas los dibujos parezcan desorganizados, incluso raros. Tal vez sean colori- dos, creativos, llenos de humor. Puede que el nifio trabaje con grandes pinceladas, ria mientras trabaja, musite, me hable o permanezca muy quieto y silencioso, moviendo apenas la mano. Puede que trabaje en forma muy diligente, con precisién, cuidadosamente. O puede que haga un dibujo chapucero. Tal vez use muchos detalles y una variedad de colores, o dibuje un cuadro que s6lo sea una sombra 0 un contomo. Puede que la madurez del dibujo sea inconsistente con la edad del niflo, La forma en que hace el dibujo puede ser un indicador de cémo es en la vida 0 de cémo se siente en este momento conmigo, en mi oficina. EI nifo revela muchas cosas en sus dibujas, pero suspendo los jicios. La interpretacién es poco valida a menos que la use como clave para mayores exploraciones. El nifio puede omitir las manos en un dibujo por varias razones; en el andlisis final s6lo cl nifio lo sabe. Si tun nino dibuja figuras diminutas en un pequefio rinoén de una gran hoja de papel, puede que sea porque en realidad esté atemorizado e inseguro. Pero su aparente temor e inseguridad tal vez s6lo se evi- dencie en esta tinica situacién —su encuentro conmigo. Es probable que en su casa dibuje con naturalidad. Una nifia de 8 afios, tras pedirle que dibujara una persona, me pregunt6: “Por qué?”. Le respondi que me ayudaria a descubrir al- gunas cosas sobre ella, Cuando terminé, queria snber qué habia des- cubierto. Miré su dibujo y dije: “Bien, veo que te gusta el color rojo y tu figura est sonriendo, asi que quizés te sientes muy bien ahora. Dibujaste un retrato pequeftito, por lo que imagino que no tienes ganas de hacer cuadros grandes hoy (haciendo ademanes con el braz0), sino que quieres permanecer en un érea pequefia. Y te gustan las flores, porque hay bastantes aqui. 7Hay algo de cierto en esto?”. Sonrié ampliamente y asintiG, estando de acuerdo con mis suposiciones. ‘A veces usamos toda la sesi6n inicial para tratar el problema plan- teado —primero con los padres y después a solas con el nifio. Creo firmemente en enfrentar el problema en forma franca. Después de todo, ya sabemos por qué estamos reunidos, asf que gpor qué esqui- varlo? Esto parece obvio, pero en la experiencia de algunas familias, a menudo se hace el quite al problema en la asesoria, o se mantione ‘ocuito hasta el momento magico, 0 dicen: “No es necesario mencio- narlo; se resolverd solo”. Un chico de 13 aos vino con sus padres por su crénico orinarse en la cama, Después de los preliminares dije: “Bien, todos estamos de acuerdo en que el mojar la cama es la razén de que Jimmy esté aqui, y ahora quiero saber qué siente cada uno de ustedes sobre esto”. El padre, con Idgrimas en los ojos, dijo: “Es un gran alivio poder ser a — franco sobre lo que siento al respecto. EI ultimo terapeuta donde to Hevamos nunca més habl6 de ello después de haberle explicado el ‘asunto por teléfono al concertar la entrevista. Nos aconsejé que no lo menciondramos y jamés quiso vernos a los tres juntos”. Jimmy, en la ‘Segunda sesién, mientras pintaba un gran océano para describir lo que sentia al despertar sobre su lecho mojado, confirmé el hecho de que @1y su anterior terapeuta nunca habfan hablado espectficamente de rinarse en la cama. Comprendo que la “presentacién del problema” no es mas que eso la presentacién de un sintoma. $é que corrientemente hay (jaunque ‘no siempre!) material mucho mas profundo que se debe desenterrar. Pero creo que debemos comenzar con lo que tenemos —mirarlo, venciarlo, explorarlo, antes de que sepamos en qué forma calar mas hondo. Debo manejar lo que kay antes de ir mas lejos. Jeff, de 9 afios, habl6é muy poco mientras su madre mencionaba las razones para traerlo. Cuando ella salié de la pieza, le dije: “Jeff, después de mirarte, tengo la impresion de que me tienes miedo. {Te atemorizo?”. Jeff se encogié de hombros, miréndose los pies, su cara se veia mas pélida y contrafda que durante la primera parte de la sesiGn. “ZEs el mismo tipo de temor que tienes cuando vas a la oficina de la directora?”. Leve asentimiento. “20 a la consulta del doctor? {Te asusta ir donde el médico?”. Me mir6 de frente: “Si”. “Cuéntame so- bre eso”. Jeff me cuenta algo de su temor y empieza a soltarse, su voz se hace més entera. “jQuiere ver un truco que aprendi hoy?". Por fin’ ‘hemos hecho algin contacto. Me ensefia su truco de magia, la hora ha terminado, y lo veo complacido cuando fijo con su madre la préxi- ma cita. Lucy era una chica de 8 afios cuya madre la trajo porque estaba preocupada por la reaccién de su hija a raiz de su separacién ma- trimonial, Le parecia que Lucy estaba extraordinariamente retrafda y silenciosa, no estaba comiendo mucho y en general parecia “diferente de su yo habitual’. Mientras su madre hablaba, Lucy estaba hundida en un extremo del divén. Pedi a la madre que dirigiera a la hija sus ‘observaciones respecto a su preocupacién. Cuando lo hizo, Lucy s6lo respondié encogiéndose de hombros. Su madre se volvié hacia mi. “Ve? A eso me refiero. Simplemente no me habla. Sé que necesita ventilar sus sentimientos, pero no quiere decir palabra”. Lucy entonces hablé: “No puedo hablar. No sirve de nada”. La madre empez6 a orar. Luego hablé de sus propios sentimientos de pena por la se- paracién. Lucy escuchaba sin hacer comentarios. La madre dijo: “Sé ‘que me livia mucho hablar de lo que siento”. Durante nuestro tiempo a solas en esta primera sesién, pedi a Lucy dibujar a su familia. Hizo un retrato de cada uno, incluyendo a su padre, cada cual de pie y apoydindose contra el otro. Cada cara lucia tuna sonrisa forzada, todos estaban vestidos del mismo color y mante- rnfan las manos detrés de la espalda. No quiso comentar el cuadro, pero éste hablaba a gritos por ella. La declaracién de Lucy sobre st actual Iugar en la vida fue clara: no queria hablar —zde qué serviria? Colegi de su dibujo que temia dejarse ir. Queria y necesitaba el apoyo de su familia sosteniéndose entre si, 0 si no, todo su mundo se derrumbarfa. Su mundo ya se habia derrumbado, pero atin no podia afrontarlo. Esta primera sesién tuvo gran impacto; estableci6 el rumbo de la terapia y proyect6 el camino para trabajos futuros. Después de cada sesién inicial hago algunas anotaciones sobre lo que hicimos, qué sucedi6, mis sentimientos, reacciones, observaciones. Antes me disgustaba intensamente llevar rogistros, pero tiltimamente he cambiado de actitud. A veces anoto algo mientras me siento con un nifio, como recordatorio de algo que podriamos necesitar continuar en la proxima sesién, 0 hago una nota de haberle dado algiin tipo de tarea para la casa. (Un ejemplo de tarea para la casa: "Cada dia haz algo agradable para ti mismo, algo que corrientemente no harias, para ver cémo te sientes cuidéndote a ti mismo”). Encuentro que para mi es importante hacer anotaciones después de cada sesién sobre lo que hhicimos y lo que sucedis. Genoralmante estas notas eon breves, poro a veces estoy tan excitada con una determinada sesién, que tipeo una descripcin de la sesién completa. De vez en cuando grabo una sesi6n, aunque encuentro que esto es difcil de hacer con Ios nifios a menos que estemos usando la grabadora como parte integral de la sesin. ‘Muchos nifios se cohiben bastante cuando saben que la grabadora esti funcionando. Para mi, estas notas son parte importante del proceso terapéutico. Puedo ver lo que ha venido ocurriendo; puedo tomar determinaciones sobre lo que parece necesario en términos de actividades para nuestra préxima sesidn. Si siento que he presionado demasiado, me recordaré ir més lento la préxima vez. Anoto mis propios sentimientos y reac- ciones para usarlos sélo como guias temporales. No comparto estas notas con los padres (excepto para restimencs muy generales concernientes al avance del tratamiento), pero a me- nudo se las leo a los nifios, quienes se fascinan con lo que hay en su “carpeta”. Probablemente su fascinacién surge de los archivos acumulativos que se guardan sobre cada nifio durante su vida escolar. Los nifios saben que tales registros escolares existen y desean saber qué se dice en ellos. Pienso que los nifios tienen derecho a saber lo que se dice 0 escribe sobre ellos si es que quicren saberlo. ee — Les encanta escuchar lo que yo he escrito. Una chica de 13 afios me pregunt6 si le podia conseguir sus antecedentes con su oficial de liber- fad condicionad, para poder descubrit Io que estaba escrito sobre lla fen aquel archivo. Le preocupaba terriblemente lo que podia haberse dicho. Llamé al oficial. No podfa enviarme una copia de los registros, ppero estaba ano a decirme por teléfono la esencia de lo que estaba ‘anotado, como una ayuda para mi labor con la nifia. Le dije al oficial que ella estaba muy preocupada sobre la impresién que él se habia formado de ella. Conté a la chica lo que habfa oido, leyendo al pie de Ja letra mis anotaciones durante la conversacién telef6nica. Me pre- gunt6 varias veces: “ZEsté segura de que es0 es todo lo que dijo?” Volvi a leérsclas. Hablamos sobre sus angustias y temores acerca de su archivo". Se sentia muy aliviada, me dijo, de que no apareciera en los, registros el nombre del chico con quien estaba, cuando la policia Ta detuvo por evasién. “Me ha tenido tan preocupada que pudiera ha- ‘berse metido en lios por mi culpa”, coments. Cémo Es Mi Oficina Con frecuencia la gente me pregunta emo es mi oficina, imaginando quizas un vasto patio de recreo 0 una sala de juegos con magnificos juguetes. En realidad, mi oficina es muy pequefia, alrededor de 3.x 4 mts. Incluye un pequefio divan, dos aillas, un par de mositas bajas. Estos items son usados mas que nada por los adultos que veo. ‘También hay una vieja y pesaca mesa de café que uso para pintar. Bajo esta mesa hay una alacena donde guardo tarros y frascos de pintura, algunos diarios, toallas de papel, pinceles. Hay un armario Con puertas, de regular tamafio, donde guardo otros articulos de arte: papel, lipices de cera, pasteles, plumones, pinturas para dedos, arcilla, madera, herramientas de carpinteria, etc, Hay una bandeja de arena, yy junto a ella, un gran estante que contiene principalmente juguetes, ‘canastos de objetos para la bandeja de arena, juegos y algunos libros. ‘Los juguctes que generalmente parecen més valiosos son los di- minutos cubos de madera, la casa de muifiecas con sus mucbles y diversas figuras, toda clase de vehiculos de juguete (autos, aviones, barcos, camiones, radiopatrullas, bombas de incendios, ambulancias), Dloques Lego, un set de médico, dos teléfonos de juguete, soldados, tanques y jeeps de combate, titeres, pequefios animales de juguete (especialmente animales salvajes), un par de grandes serpientes de goma, un monstruo marino, dinosaurios, un tiburdn. ‘Tengo una pizarra, un tablero para dardos y un tablero de corcho para dispararle, y un Puncho (una gran figura inflable contrapesada al fondo para que siempre vuelva a su posicion de pie después de haber sido golpeada o apufieteada). n i cnn naa También han sido ttiles unos cuantoy i oficina esta alfombrada, ha t Yolo aiches en hos miro: Ne ee hone rane on ucla Hertamente me agradaria tener un cuarto mis am Glia y ft sus ld La mayor pare del tempo nossa crag Pr el tipo de tabs que hago con tos ninge > EY 8 Presta El Proceso Terapéutico Los nifios no Hegan a mi oficina proclamando, hacer hoy”. Si me conocen y confian en mi, legendas te Iegarén con placenteras vez que me vieron. — gue me ieron. No saben lo que dean expres ee descubrir acerca de si mismos. Por neral, ni siquiera se da mismos. Por I i lo. general, juiera hacer” 2° We esto es algo que podrian hacer © que ins 20 quieren i conmigo, pero nueveme,

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