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Directora de ta Coleccion: Silvia Geller Comité editoriat Sect Marina Recalde Angélica Marchesini Fain Naparstek Raquel Vargas Colabord: Graciela Esperanza Director responsable de la publicacién: Leonardo Gorestiza El Instituto Clinico de Buenos Aires es miembro de la Red Internacional del Instituro del Campo Freudiano, y tiene su sede en la Escuela de la Orientacién Lacaniana Los inclasificables de la clinica psicoanalitica Instituto Clinieo de Buenos Aires / Paidés Cubierta de Daniel Iglesias y Asociados Foto de tapa de Frank Wolf ‘Tradvecién de Nora A. Gonzélez 150.295 tae ISBN 95012-88013 |. Miler, Jaeques-Alain - 2. Psicoanslisis I" edici6n, 1999 2° reimpresién, 2005 ‘Reservas udorladevechos Queda igureaments proba, saa autaiacion ia de al coprishi, bao las sancinesextablecas en Ins lees, a reproduccita par Queda hecho el depésito que previene Ia ley 11.723 Impreso en Argentina - Printed in Argentina Impreso en Color Efo, Paso 192, Avellaneda, en septiembre de 2005 Tirada: 750 ejemplares ISBN 950-12's801-3, indice Nota a la edicién castellana ‘Silvia Geller |. El conciliébulo de Angers (Efectos de sorpresa en las psicosis) Prefacio ......2.. APERTURA, De la sorpresa al enigma (Jaequtes-Alain Miller... 0 ces nen cee es ee wee ee Los APRIETOS DEL SABER Elogio de la presentacién de enfermos Claude Léger a El amor de las voces Mireille Dargelas ..... 5 Paradigma de desencadenamiento Philippe De Georges... wean Primera discusién Los aprietos del saber . . LA MUERTE DEL SUJETO El goce alucinatorio Ememarutl Fleury occ ce eevee ve te vee eee ee cene 29 41 47 La homofonia delirante Laurence Forlodow 1 La exaltacién maniaca Pablo Fridman y Daniel Milas . 81 Segunda disc La muerte del sujeto 0... 0.06202 ce cece ee ee eee en ee ee 89 EL AGUJERO Y LO REAL Una mujer armada Victoria Horme-Rein0so 6.00.60 00 eevee ces carol otience 101 Una nifia mortificada Nancy Katam-Barwell ..... 4 uu Cura de un mutismo A Gabriel Lombardi .. 117 Una epidemia norteamericana Jean-Claude Malewal , rece tet teeta 125 Los beneficios del-fuera de sentido Daniéle Rouillon ..... 141 La biblioteca del Oro Pierve Stvé Cp aaa a aaa 147 Un punto de forclusién Patvicia Zavetsky ... 02.0.0. se ec ev eee eeees Fe sbogn 153 La prictica entre varios Marrio Zerg her 2 20: 8 ER OR 159 Tercera discusiés el Geuierey loreal: Ce awe, SBN) Oe AE See 165 CreRRE Vacio y certeza Jacques-Alain Miller 0.0.0.0 ce eee eee -. 189 Il, La conversaci6n de Arcachon (Casos raros: Los inclasificables de la ica) Los TExTos Un caso no tan raro Jean-Pierre Deffiewe 0.00.00. Un sujeto en la nebulosa Hervé Castanet ......... Una suplencia rara Carine Dama sy yee sigan trea Inclasificable o singularidad Dominique Locatelli Un caso contemporaneo Francois Lechertier . Inclasificables intervenciones Bernard Seynbaeve Su paps no esté ahi Héline Mniestris Abordajes de la letra Jean-Pierre Rowillon 6.0000 00e cece tee ee ees Historia de ojo Pierre Naveau 0.0... 0.000 A NR De una mancha a la otra Camille Cambron oo... Jeulaieieaeioenneeemes Sorpresa y certidumbre José-Luis Garcia-Castell El significante amo no clasifica Gabriel Chantelauze El au(toma)tismo mental Frangoise Josselin .. 197 201 209 213 221 227 233 243 249 255 259 263 269 277 Una familia desgarrada Dominique Vallet . “Tener paz Jean-Louis Aucremanne ‘Un asunto clasificado Isabelle Lesage Cortes significantes Jeanne Joucla .. Carta a los participantes Jacques-Alain Miller La CONVERSACION 1. Apertura . 2. Los casos de Defficux y Castanet 3. El aparato del sintoma . 4, Matema de la nebulosa . 5. La clasificacién La Sagna . 6. Intermedio 7. Conversacién sobre una pestafia . 8. Charla sobre las incisiones 9. Mesa redonda sobre la mancha . 10. El goce en el proceso simbs 11, Precisiones ico 12. La bolsa de los jnclasificables 13. Ultimo todo de palabra 14, Cierre ... REFERENCIA Ensefianzas de la presentacién de enfermos Jacques-Alain Miller 10 313 417 Nota a la edicién castellana El presente volumen es el testimonio de dos conversaciones sobre Ia clinica psicoanalitica en las que participaron estudiantes y do- centes de las secciones clinicas de habla francesa. Tuvieron lugar en Francia en 1996 y 1997. El libro es una traduccién de Le Con- ciliabule d’ Angers y La Conversation d’Arcachon, publicados original- mente en francés en Ja nueva coleccién de Ornicar?, Le Banquet des Analystes. Fueron muchos los que intervinieron en estas dos conversaciones clinicas, y es lo que ustedes encontraran aqui: una serie de casos seguidos por una discusién que revela cada vez lo que se puede extraer como una ensefianza para nuestra prictica. En definitiva, la interseccién que produce lo nuevo del caso con la serie ~gconstitutida a partir de nuestra experiencia? demuestra la necesidad de volver a pensar las categorias con las que se maneja el practicante del psicoandlisis. Pero si el libro esti dedicado a la psicosis, entonces la pregunta obligada es qué pasa con las otras estructuras. Una de las conse- cuencias de la discusi6n lleva a considerar las nociones de continui~ dad y discontinuidad para producir una formalizacién de la clinica. Evidentemente se trata de un clinica psicoanalitica en movimiento. Jacques Lacan se refiere a esto en su «Acto de fundacién» (1964) cuando en la «Seccién de psicoanilisis aplicado» sefiala que Jo que sostiene la praxis es «la critica de sus indicaciones en sus re- sultados y [...] 1a puesta a prueba de los términos categéricos y las, estructuras>. Estd claro que este libro no pretende construir nuevas clasifi- caciones 0 desechar anteriores, sino situar, como lo formula Jacques-Alain Miller, dos momentos en la clinica: un momento nominalista, en el que recibimos al paciente en su singularidad, sin compararlo con nadie, como lo inclasificable por excelencia; y un segundo momento, estructuralista, en que lo referimos a tipos de sfntomas y a la existencia de la estructura Si bien hubo un afio entre el Concilidbulo y la Conversacién, la reunién de los dos voliimenes en uno se debe a que este tiempo pa reciera haber funcionado como un intermedio. Es evidente, si- guiendo la lectura de los casos y las respectivas discusiones, que los principios planteados en la primera ocasi6n fueron retomados en la segunda. De ahi que optaramos por el titulo de Los inclasificables de la clinica psicoanalitica -parte del subtitulo del segundo volumen-, puesto que se nos presentaba como la primera conclusién con la que se podia leer este libro, desde el comienzo hasta el final. Sita GELLER 2 1 El conciliabulo de Angers (Efectos de sorpresa en las psicosis) Prefacio = sQué es esto? ;Otro libro sobre ta locura? ~Digamos, més bien, las actas de un encuentro que reunié aun centenar de ensefiantes, y otro tanto de estudiantes, de todas las secciones clinicas de habla francesa. aplasia? “La Seccién Clinica de Paris fue fundada por el doctor Lacan en 1977. Ofrecia, primero quizds a los jévenes psiquiatras en for- macién, una ensefianza de la clinica psicoanalitica, a la vez clara y Figurosa. La férmula gust6 tanto que en veinte afios se multiplics por todas partes en Francia y en el mundo. Esta reunién en An- gers -los dias 6 y 7 de julio de 1996~ fue una oportunidad para de- batir sobre las psicosis. ~3En resumidas cuentas, un cologuio? -Si quiere, pero antes que se pa- §e6 solo por el mundo y llegé a buen puerto un afte después sin haber hecho estragos; y henos aqui esta tarde a la buena de Dios. Orrs hipéresis. No solo tenemos que ser los sorprendidos, sino también los sorprendentes. En la interpretacién, en efecto, se es~ pera del analista que sea el sorprendente. ‘También sobre este punto Nancy Katan eligié una cita de La- can, que tuvo resonancias en mi: «Ienemos que sorprender algo cuya incidencia original fue marcada como traumatismo». No se trata aqui del analista como el sorprendido, tampoco como el sor- prendente, sino del analista como el sorprendedor ~no es una pala- bra de la lengua, pero esté formada de tal manera que se entiende de qué se trata-, ¢ incluso el sorprendedor de lo real, porque aquello cuya forma original es traumatismo es lo real. Por qué tendrfamos que sorprender lo re: volver siempre al mismo lugar? Deberia bastar con esperar el re- toro periédico. Sin embargo, si lo real vuelve al mismo lugar, es también lo que para el sujeto no puede no ser evitado. En este in- tervalo hay un espacio para que el analista sorprenda indirecta- mente sus emergencias fugaces. En seguida se plantea el problema de saber si el psicético tiene relaci6n con la sorpresa. ¢La forclusién permite la sorpresa? No se necesita represién pars que haya sorpresa? Se podria pensar, en una particién de tipo biblico, que el neurético tiene la sorpresa y el psicético, el enigma. ‘Alguien a quien no conozco, pero que dentro de poco tendré la oportunidad de conocer, Emmanuel Fleury, de Lille, ha intentado repartir la sorpresa entre neurosis y psicosis: «El neurctico ~dice~ se hace sorprender por lo simbélico, mientras que el psicético se hace sorprender por lo real». La f6rmula es discutible, pero tiene el mérito de impresionar. Entonces, gnosotros podemos seguir Sorprendidos? Nosotros, la banda que fo:mamos, y que es la prolongacién de una banda ori- ginal formada hace veinte afios. Por un lado, para una claboracién y para su transmisién, es un Gxito: jhablamos el mismo lenguaje, amigos mics! Los que estén en las secciones clinicas como ensefiantes y los que estan en las secciones clinicas como participantes, los que Ilegan de Marsella, 19 LOS INCLASHFICABLES D& LA CLINICA BSICOANALITICN del norte, del este, del oeste, de Buenos Aires también... hablamos completamente el mismo lenguaje. Era por otro lado el ideal del Instituto del Campo Frendiano, si confiamos en un breve fragmento de texto que yo habia escrito en 1991 para las secciones clinicas de Barcelona y de Madrid, titulado «Tesis sobre el Instituto en el Campo Freudiano», donde de Insistencia de Lacan: renovar el Departamento de Psicoandlisis (1975), exigir un DEA, un doctorado (1976), crear la Seccién Cit nica (1977). Inventé el Instituto a fin de continuar en Francia yen otros lugares por este camino que es el de Lacan. ¢Por qué es ne- cesario? Porque el discurso analitico tiende ineludiblemente a destruirse a sf mismo. El saber supuesto, que sostiene al psicoani- lisis, también lo socava. Por eso sc necesica un lugar donde el saber expuesto ponga un limite. El Instituto es ese lugar. En él se verifica por excelencia la transferencia de trabajo. = ‘Terminaba diciendo: El Insticuto conserva siempre algo ar6pico. As{ como la Escuela se particulariza, se-adapta a los limites de cada ciudad, regiGn, pais; del mismo modo el Instituto intenta ser el mismo en todo lugar, ‘como el matema. Se ha conseguido: trabajamos de la misma manera, tenemos las mismas referencias, de Buenos Aires a Angers, y en otros lugares. Es nuestro logro, pero en este universo homogéneo que hemos creado, ztodavia podemos ser sorprendidos? Y ademas: gqueremos ser sorprendidos? Seria inquietante que se abriera paso una volun- tad de no dejarse sorprender. Pude sefialarla, ¢ incluso estigmati- zarla, después de las tiltimas jornades de la Escuela. Se necesita cierto deseo de sorpresa, de ser sorprendido. Y es preciso ese deseo de ser sorprendido para poder sorprender tam- bign. Se opone a esto una voluntad de control a cualquier precio, de sujecién, Pero es vana: eso se agita. Ahora dedicaré un poco de tiempo a oponer la sorpresa al enigma, _ Habja elegido para un ciclo de conferencias de la Seceién Cli- nica de Paris el titulo «La experiencia enigmética», en referencia a 20 Dé Ua SORPRESA AL ENIGHA un pasaje de «De una cuesti6n preliminar...», pdgina 520 de los Es- tritos. Durante la primera sesi6n del ciclo ofteci un comentario de dicho pasaje, que tuve la oportunidad de retomar en mi curso de la semana siguiente, y que circulé en el Campo Freudiano. No voy a retomarlo, sino desplazarlo. Es, en efecto, un punto nodal. «De una cuestién preliminar...», el gran escrito de Lacan sobre la psicosis, nuestra referencia, esta todavia bajo el dominio teéri- co de «La instancia de la letra...». ¥ si comenté ese texto tan ex- tensamente este afio, fue para oponerlo a los tiltimos desarrollos de Laca La instancia de la letra...» descansa sobre la nocién de la arti- calacién, ¢ incluso de la articulacién causal, entre el significante y el significado: S — s. Fl significado aparece como funcién del sig- nificante. La composicién de los significantes entre ellos, segiin se haga bajo-la forma de la sustitucidn, S/S, o bajo la de la conexién, S...5, engendra un efecto de sentido de tipo metaférico ~emergen- cia, (+) s-, 0 metonimico —retencién y fuga, (-) s. ‘Ahora bien, el enigma cuestiona precisamente la relacion del significante con el significado, constituye una ruptura de articula- cién entre ambos. No se consigue pasar del significante al signifi- cado: $ //s. Por eso el enigma aparece como un tercero respecto de la pareja de la metfora y de la metonimia; pone a prueba la re~ lacién del significante con el significado, es incluso la evidencia de su no relacién. Qué es el enigma? Algo es reconacido como un significante, es decir, como que quiere decir algo ~es el sentido mas simple de la palabra significante: S — (...). Que eso quiere decir es evidente. Pe- ro /o que eso quiere decit no puede ser enunciado, queda velado, falta, El enigma obliga asi a la particién del espacio semntico. ‘También obliga a darle una temporalidad. Primer tiempo, se reconoce que hay significante, que eso quiere decir algo. El segun- do tiempo es fara enunciar /o que eso quiere decir, y cuando no se puede, es el enigma. En este sentido, el enigma est4 en el principio mismo de la dis- tincién entre significante y significado. Es el ejemplo de los jero- glifices. Reconocemos los jeroglificos como significantes, no de- cimos que el viento ha tallado en la piedra relieves extraordinarios Pensamos que es un escrito, pero no logramos leerlo. ‘Ocurre que uno se debate por saber si un elemento, tal cosa, tal 2 105 INCLASIFICABLES OF LA CLINICA PSICOANALITICA eso, €5 0 no es un significante. ‘Tan pronto como estén un poco ais- ladas, las piedras adquieren para ustedes un airecito de significan- te. Cuando caminan por Fécamp, a la orilla del mar, Sobre un mon- t6n de piedras, no piensan que son significantes, sino piedras que lastiman los pies. En cambio, cuando una roca se destaca un poco, sobresale, presenta un relieve fuera de lo comin, como en Etretat, uno se pregunta: zel azar pudo haber producido eso? Entonces, de- bate para saber si un elemento es un significante 0 no lo es. A veces se juega a mezclar ambas cosas. Piensen en la torta de cumpleaiios. Se escribe algo sobre ella, que en el fondo dice: «Pri- mero se debe leer como significante, y después comer como tor- ta». Hay que hacerlo en ese orden: si comen en seguida su torta de cumpleafios, ya no podrin leer lo que esté escrito encima. A ve- ces dudamos. Cuando es de caramelo y cuando uno no sabe leer bien, cuando se es un nifio, antes de haber descifrado la palabra. ya la hemos tragado. Es lo que evoca el «Comer el libro» del Apoca- lipsis. Si después de haber reconocido algo como significante, por ejemplo los jeroglificos, no se logra saber lo que eso quiere decir, tenemos el enigma: en el lugar de la significaci6n, un vacio. Sin embargo, este vacfo no es absoluto; es un «falta en su lugar», vacio que se produce en el lugar donde se esperaba la significa- cién. Entonces, nos queda algo, la significacién de haber reconoci~ do el significante como un significante. Es lo que expresamos diciendo: «Eso quiere decir algo, pero no sé qué>. He aqui lo que Lacan designa como la «significacién de significacién. Es la pura intencionalidad del significante, el puro «eso quiere decir». ¢Por qué esta significacién de significacién es certeza? Es que eso quiere decir tanto mas cuanto que no se sabe qué ~a partir del momento en que se sabe, se puede comer la torta. Imaginen jero- glificos trazados sobre su torta de cumpleajios. {Es terrible! jEspe- rar para comerla a que llegue Champollion! O, en tal caso, sacar una foto. Mientras no se ha descifrado el significante, se lo preserva. Una vez descifrado, si esto es posible, comenzaran las argucias sobre la significacin. /Termina la certeza! ‘Hay aquf una particién semntica que se debe precisar. Primero algo es reconocido como significante, se sabe que hay significado, aunque no se pueda desplegar la significacién. Para 22 DE Ut SORPRESA AL ENIGMA orientarnos propongo distinguir el quod y el quid del significado, el fo quey el que, oposiciOn que interes6 especialmente a Jankélévitch. “Tal vez es mas claro en el campo de la percepcién. Reconozco que hay algo, un Erwas, un algo en general ~pero que alli se encuen- tra en particular-, reconozco que hay una materia fisica, una existen- ‘ia, pero no tengo sin embargo el concepto. Es el quod sin el guid. "Esta diferencia se explota en Ia literatura y el cine fantdsticos. Qué intenta hacer el artista si no presentarnos un quad, una exis- tencia, y demorar al mximo el momento de decir el quid? Presen- ta seres ambiguos, sombras ~cf. Edgar Allan Poe, etcétera-, algo que se puede caracterizar como informe ~el cadaver que camina, el muerto vivo, el ser cabalgando entre varios conceptos, y por eso in- situable. Y se espera. No se tiene el guid. Se sabe que es, pero no se ‘sabe lo que es. Ocurre que al final se’puede poner un nombre. Es exactamente lo que se produce aqui: esti el quod del significa- do, pero no se ene el guid de la significacin. Y cl enigma destaca esta ruptura, rotura, fractura, en el seno del espacio seméntico. Esta fractura s6lo se produce una vez, por poco que el significa~ do que se obtiene primero esconda otro. Un significado, como un tren, siempre puede esconder otro -lo que hace que un mensaje descifrado pueda muy bien ser un enigma, como sefialaba Lacan. Era lo que pasaba con los mensajes de radio de Londres a la Resis- tencia: se envia un verso de Verlaine, este anuncia el desembarco. ‘0 entre el Decirlo de este modo permite percibir el parent del deseo efecto de certeza y lo que surge como angustia a pai del Orro. Elefecto de certeza esté en una posicin exactamente homélo- gaala del afecto que hace surgir el significante enigmitico del de- seo del Otro, a saber, el afecto de angustia, que Lacan define co- mo lo que no engaia: S (K) > angustia. Esta tinica definicién es adecuada para subrayar las afinidades entre Ia angustia y la certeza. De alguna manera dice: Ia. angustia es la certeza. @or qué la angustia no engaiia? Porque no dice lo que es el objeto. Esté en relacién con la falta en el Otro, pero no dice lo que esta ¢5; no sostiene un discurso, no est ensefiando, como yo. La angustia equivale simplemente a la significacién de significacién. No despeja el quid, es pura relacién con el quod, 23 Los INcLASiFicamLEs DE LA ci La significacion de significacién es certeza y también angustia, en la medida en que escapa a los deslizamientos, resbalones, apro- ximaciones, imagenes, falsos semblantes, del discurso y de su re- térica La retérica les permite hacer travesuras ~aprovechen— hastz ese Mamado al orden que constituye la angustia, en tanto que es el afec- to correspondiente al significante enigmatico del deseo del Otro. Eso, eso no engafia, dice Lacan. ;Qué engafia? Los otros afec- tos, siempre desplazados. Pero fundamentalmente lo que engafia ¢s la relacién del significante con el significado: S 0+. Aqui no se puede proferir ningtin «Eso no engafies. En cuan- to hay relacidn entre el significante y el significado, eso engaia, y uno se engafia todas las veces. Esta relaci6n como tal supone el en- gallo, es engafiosa, sofistica. En cambio, alli donde esta relacion no se establece, el significan te juega su partida de su lado; y del otro, no hay una significaéién que despliegue sus espejismos, sino solamente la certeza y la angus- tia de que eso quiere decir alguna cosa sin que se sepa qué. Alli se pasan por alto todas las metéforas y metonimias de la ret6rica Sin duda se dice-de $ de A tachado, S (A), que es un significan- te sin significaci6n, pero también se podria decir que es un signi- ficante con la significacién de significacién. Si conservamos el nombre de significante, es porque lo ligamos a una significacién. Esa significacién de significacion, asf como los fenémenos que la reflejan en distintos érdenes, como certeza y como angustia. De este modo, el significante del Otro tachado tiene un corre- lato de significado, que es un significado paradéjico, y es lo que rastreamos: s (A). Esto me Ileva a pi la sorpresa al neurético. En lo que se refiere a la psicosis, la doble barra que impide la comunicacién entre el significante y el significado revela la emer- gencia del significado del Otro tachado, suerte de significado suplementario, fantasmitico, que aparece bajo la forma de fend- menos de angustia o paroxisticos, y que es de alguna manera el precio de.la psicosis, Estudiaremos un ejemplo de esto con Philippe De Georges. Se trata de una sesi6n tinica, en la que alguien cuenta el momento de giar el enigma del lado psicético y dejar 24 De LA SORPRESA AL ERIGNA desencndenamiento de su psioss, cuyo resorte es wna plabra de sds por parte de la pareja. En seguida, por una reaccién en cade~ na, el signficante y el significado se separan. Asi como se necesi- ta un punto de basta para clavar los significantes en los significa~ dos, del mismo modo, si se lo toca en un solo punto, se puede ha- cer temblar el conjunto del sistema significante-significado de un oo lai puisodieee ac relucian enone el significante y el signi- ficado es fluida: el significante se borra de inmediato, mientras uno se pasion por la significacin desplegada. Sin embargo, b- jo la forma de la sorpresa, a pesar de todo sc logra recuperar algo el enigma, Digamos que Ia sorpresa restituye al neur6tico algo de la separacién entre el significante y el significado. La sorpresa es en este sentido una forma atenuada del enigma, y es entonces cuando estamos més cerca de la verdadera salud mental cuando percibimos que el significante no es transparente ni evanescente, que tiene su propia densidad, que no muere en los brazos del sig- nifieado que engendra, que los significantes solo hablan a los significantes. : ‘i Los significantes se entienden entre ellos, como comprendie- ron perfectamente cierto niimero de psicéticos ~y en general es- tos significantes conspiran, no quieren nuestro bien. Este destello de lucidez Jo tenemos en Ia sorpresa, donde recuperamos algo de la separacién del significante y del significado. En esta perspectiva lo normal no es Ia articulaci6n del signifi- cante con el significado. La norma es el enigma. Por lo tanto, es preciso dar cuenta de muchas cosas que antes se consideraban basicas. Ese fue todo el esfuerzo de Lacan para pasar al revés de «La instancia de la letra... He aqui el punto de partida que propongo. Ahora pasemos a las exposicionés. ne ees hibiles condujeron a distribuir el mimero de exposi- ciones por secci6n clinica, en funcién de su ntimero de inscriptos, de su antigiiedad, del deseo de las personas. Esta mezcolanza dio sin embargo catorce exposiciones, unas més interesantes que otras. Michel Jolibois habia inventado un programa. En un mo- mento de debilidad pensé: «Debe tener razén». En un segundo momento pensé: «Aun cuando tenga razén, lo que es muy proba~ 25

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