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Alfred Adler El sentido de la vida Primera edicién cibernética, 2004 CAPITULO II MEDIOS Y CAMINOS PSICOLOGICOS PARA LA EXPLORACION DEL ESTILO DE VIDA Ojeada sobre la evolucién histérica de la psicologia. Capacidad psicolégica y sentimiento de comunidad. Necesidad de la adivinacién. Importancia del Psicoandlisis. Fases de la mitologia freudiana. El Psicoandlisis derivado de la concepcién del mundo de los nifios mimados. El ideal de comunidad humana como meta de la evolucién. El punto de vista de los valores en la Psicologia individual. El método de la psicologia experimental y el de la Psicologia individual. Fenémenos mas ilustrativos para la Psicologia individual. Para averiguar la opinién individual frente a los problemas de la vida y, mayormente, para descubrir el intimo sentido que ésta se digne revelamos, no podemos rechazar a /imine ningiin medio ni ningtin camino. La opinién del individuo sobre el sentido de la vida no es asunto desdeitable, ya que en iiltima instancia determina todo su pensar, sentir y obrar. Ahora bien, el auténtico sentido de la vida se hace patente en la inevitable resistencia contra la que choca el individuo cuando obra equivocadamente. Entre estos dos términos se extiende la tarea de la educaci6n, la formacién y la curacién. El conocimiento del cardcter individual se remonta a lejanos siglos. Para no mencionar sino unos cuantos datos, recordaremos que en las descripciones histéricas y personales de los pueblos de la Antigiiedad, en la Biblia, en Homero, en Plutarco, en la totalidad de los poetas griegos y romanos, en los mitos, cuentos, leyendas y tradiciones, observamos una brillante comprensi6n del conocimiento de la personalidad humana, Hasta en los tiempos modernos fueron, ante todo, los poetas los que con més éxito m4 lograron rastrear el estilo de vida de un ser dado, Lo que aumenta sobremanera nuestra admiracién por la obra de éstos es su capacidad de hacer vivir, morir y actuar al hombre como totalidades indivisas en estrecho contacto con los problemas de su cfrculo vital. Es indudable que ha habido también gente humilde que, con un superior conocimiento del hombre, transmitié su experiencia a la posteridad. Lo que distinguié a esos hombres -asf como a los grandes genios en el conocimiento de la humanidad -fue, sin duda alguna, la profunda visi6n que tuvieron acerca de la correlacién de los resortes instintivos en el ser, virtud que solamente pudo desarrollarse en ellos merced a su identificacién con la comunidad y su gran interés por la humanidad cn general. Su mayor experiencia, su. mejor comprensién, su visién mas. profunda fueron la recompensa a su hondo sentimiento de comunidad. Esa facultad de describir la incalculable multiplicacién de los movimientos de expresin, de hacerlos comprensibles a todos sin necesidad de recurtir al auxilio de medios tangibles, se debe siempre al don de la adivinacién, consustancial con ellos. Sélo de esta manera se explica que hayan podido descubrir lo que se oculta detrés y entre las mallas de ese tupido cafamazo que forman los movimientos de expresién: la ley de movimiento que rige al individuo, Son muchos los que denominan a este don especial intuicién porque suponen que esti reservado tan sélo a los espititus privilegiados; pero, en realidad, es el més humano de los dones y hacemos uso incesante de é1 para orientamos en medio del caos de la vida y ante lo insondable del futuro. Puesto que cada problema que se nos plantea -por pequefio 0 grande que sea- es siempre distinto y siempre nuevo, seriamos victimas de constantes errores si nos viéramos obligados a resolverlo conforme a un esquema tan rigido como son, por ejemplo, los reflejos condicionados. La permanente diversidad de los problemas plantea a los seres humanos exigencias siempre renovadas, poniendo continuamente a prueba su conducta ya de antemano ejercitada. Ni siquiera en el juego de naipes podriamos salir airosos si obréramos por reflejos condicionados. Solo el acierto en la adivinacién nos permite dominar los problemas. Pero esta adivinacién es propiedad ante todo del hombre que participa en el juego y que se identifica con el préjimo; del hombre que tiene verdadero interés en la feliz solucién de todos los problemas de la humanidad, que mira como cosa propia el futuro de todo acontecer humano, y le atrae por igual tanto si se trata de la historia de la humanidad como de Ia suerte de un solo individuo La Psicologia fue un arte inocente hasta que se ineorpor6 a la Filosofia. De ésta y de la Antropologia * de los fildsofos brotaron las rafces del conocimiento cientifico del hombre. En las diversas tentativas por ordenar todo fenémeno dentro de una amplia ley universal no podfa quedar excluido el individuo aislado. La aceptacién de la unidad de formas individuales de expresién quedé sentada como verdad inconmovible. La transposici6n de 1a naturaleza humana de las leyes que rigen los restantes fenémenos se hizo segin puntos de vista distintos, y la insondable y desconocida fuerza orientadora fue buscada : por Kant, Schelling, Hegel, Schopenhauer, Hartmann, Nietzsche y otros bajo la forma de una fuerza impulsora instintiva, Hamada Icy moral, voluntad, voluntad de poder o inconseiente, Con la aplicacién de leyes generales al acontecer humano qued6 la introspeccién entronizada. Los hombres estaban llamados a declarar alguna cosa acerca del acontecer de su conciencia y de todo cuanto la acompaiia, Sin embargo, este método no prevalecié por mucho tiempo No tardé en caer en justificado descrédito, porque no es posible atribuir al hombre el poder de emitir juicios objetivos sobre si mismo. Los albores de una época de tecnicismo Ilevaron el método experimental a su apogeo, Con la ayuda de aparatos y de interrogatorios cuidadosamente preparados se elaboraron pruebas para examinar las funciones sensoriales, la inteligencia, el caracter y la personalidad. Pero con esto se perdfa la visidn de la personalidad en su conjunto, o s6lo podia ser obtenida en parte por adivinacién. La ciencia de la herencia, que se desarrollé poco después desdeité a su vez todos los resultados obtenidos, complaciéndose en demostrar que todo depende de la posesiGn de aptitudes y no de su empleo. La doctrina de la influencia de las gléndulas de seerecién interna apuntaba_ en la misma direcein, basindose en casos especiales de sentimientos de inferioridad por minusvalfas orgdnicas y su compensacién. La Psicologia alcanz6 un verdadero renacimiento con la creacién del Psicoanilisis. Este tiene empero, el inconveniente de haber resucitado, bajo apariencias cientificas, antiguos conceptos mitolégicos. Asf, la libido ® ADLER emplea aqué esta palabra no en el sentido antiguo, més bien etnogritico -Antropometria, etc.-, sino en el sentido moderno, en el empleado por los filGsofos actuales. Antropologfa es, en este nuevo sentido, la ciencia global de todos cuantos datos nos suministran acerca del hombre las ciencias particulares: Biologia, Fisiologia, Psicologfa, etc. Sdlo en tal sentido merece verdaderamente su nombre y es la ciencia det Hombre. (N. del 'V,) 26 sexual desempeia el oficio de omnipotente gufa del destino humano. Los horrores del Infierno estan representados por el inconsciente, y el pecado original por el sentimiento de culpabilidad. El olvido del Cielo fue reparado mAs tarde mediante la creaci6n del Ideal del yo, inspirado en el concepto descrito por la Psicologia individual, de una finalidad ideal de perfeccién. De todos modos, debemos reconocer que el Psicoandlisis freudiano representé un esfuerzo considerable encaminado a leer entre las lineas de la conciencia, un paso adelante en el descubrimiento del estilo de vida, sin que este lejano objetivo hubiera sido, sin embargo, reconocido con claridad por Freud, quien se perdié en el laberinto de sus metéforas sexualizantes. demas, cl Psicoandlisis se inspiraba cn exceso en el estudio del mundo de los nifios mimados, en el cual habfa quedado aprisionado, de tal modo, que la contextura animica se le apareci6 siempre como un mero reflejo de este tipo, dejando en la penumbra la verdadera estructura psicoldgica de estos casos, que sélo puede ser comprendida como aspecto parcial de una ley de movimiento evolutivo. Su pasajero éxito debidse a la gran propensién del sinntimero de personas mimadas a aceptar décilmente el valor humano universal de las concepciones arbitrarias del Psicoandlisis freudiano, al ver confirmado y fortalecido en ellas su propio estilo de vida. La técnica del Psicoandlisis estaba encaminada a poner de relieve, con paciente energfa, la intima relacién de la libido sexual con los movimientos expresivos y los sintomas, y a hacer derivar los actos humanos de un impulso sédico inherente al hombre. Es mérito exclusivo de la Psicologia individual el haber puesto en claro que este tiltimo fenémeno no es mas que el producto artificialmente cultivado del resentimiento de unos nifios mimados. Sin embargo, se encuentran en el Psicoandlisis huellas de reconocimiento y de aproximaciGn a nuestro aspecto evolutive. Esto, 10 obstante, de una manera errdnea y con el consabido pesimismo freudiano, que se refleja en Ia idea del deseo de muerte como finalidad iiltima de la existencia, y en Ia espera, no de una adaptaci6n activa, sino de un morir lento baséndose en la segunda ley fundamental de Fisica, siempre problematica, Nuestra Psicologia individual se coloca decididamente en el terreno de la evolucién (véase el ya citado Estudio sobre minusvalias orgdnicas), y a la luz de ella considera todo anhelo humano como una tendencia hacia la perfeccién. El impulso vital esta ligado de un modo irreductible, tanto fisica como psiquicamente, a dicha tendencia. Toda forma de expresién psiquica aparece, pues, a nuestro entendimiento, como un movimiento que conduce de una situacién de minus a una situaci6n de plus. El cauce, la ley de movimiento que, con la relativa libertad en el empleo de sus facultades Pa] innatas, se sefiala a si mismo el individuo al comienzo de su vida, son completamente distintos para cada hombre en cuanto a su tempo, ritmo y orientacién, En su incesante cotejo con la perfeccién ideal inasequible, se halla el individuo constantemente posefdo e impulsado por un sentimiento de inferioridad. Podemos afirmar que sub specie aeternitatis y desde el punto de vista ficticio de una absoluta perfeccin no hay ley de movimiento humano que no sea errénea, Toda época de civilizacién se forma este ideal dentro del ambito de sus ideas y sentimientos. Hoy, como siempre, sélo en el pasado podemos descubrir el nivel actual de la humana capacidad de concepcién de ideales semejantes, y es justo que admiremos esa capacidad de concepcién que supo establecer ideales bésicos de convivencia humana para un imprevisible perfodo de tiempo. Es casi imposible que el no matards o el ama a tu projimo puedan ya desaparecer del saber y del sentir humanos, como instancias supremas. Estas y otras normas de conciencia (resultantes de la evolucin de la humanidad y tan vinculadas a su naturaleza como el respirar 0 el andar sobre los pies) pueden ser comprendidas en la idea de una comunidad perfecta entre los hombres que aqui, desde un punto de vista meramente cientifico, se considera como motor y meta de la evolucién. Estas son las normas que sirven a nuestra Psicologia individual de hilo conductor, como punto de apoyo, para estimar justos o erréneos los restantes objetivos y formas de conducta opuestos a la evolucién, En este punto, la Psicologia individual se transforma en una Psicologia estimativa, como la ciencia médica, propulsora de la evolucién, que en sus investigaciones y comprobaciones es ciencia estimativa, en virtud de sus continuos juicios de valor, EL sentimiento de inferioridad, la tendencia hacia la superacin y el sentimiento de comunidad son los pilares bésicos de la investigacién psicoldgico-individual, Estos pilares son imprescindibles tanto para el estudio de un individuo aislado como para el estudio de una masa. Es posible que al interpretarlos nos equivoquemos 0 caigamos en bizantinismos, pero es imposible ignorarlos. El examen de una personalidad no seri correcto si no son tomados estos hechos en consideracién, si no se obtiene una clara visién de cuanto concierne al sentimiento de inferioridad, a la tendeneia hacia la superacién y al sentimiento de comunidad. Pero del mismo modo que anteriores civilizaciones han eliminado bajo el imperativo de la evolucién falsas representaciones y caminos errdneos, ast debe también el individuo eliminarlos. La construccién intelectual y, al 28 propio tiempo, emocional de un estilo de vida en el curso de la evolucién, es obra de la infancia. JgamociGnedestuerzaniaradquiereselnitiondesunsmoio emocional y sélo aproximado a través de su capacidad de rendimiento en ef SGOPMEMUNBAMBIEMICHMMY poco neutral y que s6lo imperfectamente representa la primera escuela de la vida. Basdmdosemenpunagimpresion subjetiva y guiado muy a menudo por ciertos éxitos y fracasos de escasa significaci6n, el nifio se traza el camino, el objetivo y la imagen de la posicién que desea alcanzar en el tuturo, Todos los recursos de la Psicologia individual que han de permitir la comprensién de la personalidad respetan Ta opinién del individuo” sobre el objetivo de Ta Superioridad, Ia intensidad de su sentimicnto de inferioridad y cl grado de sussentimientonciescomunicgd@EStudiando més detenidamente \gRSIAGiGD entre estos Factores se verd que todos ellos representan la naturaleza y el Gradomdewestensentimientomles prueba se efectiia como en psicologia experimental 0 en ef examen funcional de un caso médico. Sélo que aqui es Ia vida misma la que efectiia la prueba, con lo que se pone de relieve la profunda vinculacién del individuo con las grandes cuestiones vitales. Y es que, en efecto (QROEINGE ade iid idiGyiIOypuedesestudianseyaisladamente de su relaci6n con la vida 0, mejor dicho, con Ta S6ciedac. La posicién del hombre frente a la sociedad revela su estilo de vida. De ahf que ef examen experimental que no atiende sino a lo sumo a limitados aspectos de la vida. nada puede decirnos acerca del cardcter ni de los ulteriores rendimientos en @ seno de la comunidad) La misma Psicologia de la Figura (Gesialipsychologie) exige el complemento de la Psicologfa individual para poder pronunciarse sobre la actitud del individuo en el proceso de la vida. La técnica empleada por la Psicologfa individual para investigar el estilo de vida presupone por tanto, en primer término, elgjGOHOeimientoNdeNlos problemas de la vida y de las exigencias que ésta plantea al individuo. Como se verd, su solucién presupone un cierto grado de sentimiento de comunidad, de identificacién con la totalidad de la vida, de capacidad de colaboracion y solidaridad humanas, Si esta capacidad falta, podria observarse entonces en multiples variantes un acentuado sentimiento de inferioridad con su cohorte de consecuencias, en general representadas por Ghia defifid Yacilante Ye¥asiva. AT conjunto de los fendmenos somaticos o psiquicos que aqui se manifiestan le he dado el nombre de complejo de inferioridad. EL incansable afén de superioridad trata de disimular este compiejommediantewelscompieiomdemsuperionidad, que aspira a una superioridad personal aparente, siempre prescindiendo del sentimiento de comunidad. 2» Perm 2 propio tiempo posremos, on casos de conducta err6nea, juzgar sobre el grado de evasién, que demostrara ser siempre el resultado de una falta de capacidad de decision. La tarea del educador, del maestro, del médico y del SS esta aqui rigurosamente indicada foralecer el senimiento de com nid. i cuoalantgaagaapcararsr sno, en cambio, a aquel otro sentido s Ea eee atone, conducen al conocimiento de la personalidad segtin las experiencias que hasta hoy me ha sido dado recoger son: una amplia comprensién de los primeros recuerdos de la infancia, la posicién que en orden a la edad le corresponde al nifio entre sus hermanos, los suefios, las fantasfas diurnas, eventuales faltas infantiles, y las caracteristicas del factor exégeno causante del trastorno, Todos los resultados obtenidos de esta investigacién, que engloba incluso la actitud del ent r Valorads con el mayor cuidado, iio ley de movimiento y los restantes datos recogidos se da una constante armonia. CAPITULO VI EL COMPLEJO DE INFERIORIDAD Caracter positivo del sentimiento de interioridad. Li Sentimiento de inferioridad e instinto de muerte. EI principio de aseguramiento en Ia esfera corporal y en la esfera cultural. Utilidad bioldgica del sentimiento de inferioridad. Posibilidad y causalidad. Falta de finalidad de la psicologia de los instintos. Valor creador del espiritu de negacién. EI sentimiento de comunidad en el futuro. Omnipotencia del sentimiento de comunidad. E: inferioridad. Si, pero... Aseguramiento con sintomas corporales. La actitud de vacilacién. El complejo de inferioridad. Hace mucho tiempo puse de relieve que ser hombre equivale a sentirse inferior, Quizé no todos recuerdan haber experimentado este sentimiento de inferioridad. Es también posible que a muchos les extraie esta expresi6n y prefieran cambiarla por otra. No me opongo a ello; y tanto menos cuanto que veo que algunos autores han hecho ya este cambio. Para negarme la raz6n, gentes que se pasan de listas calcularon que el nifio debe haber experimentado un sentimiento de plenitud para poder Megar a un sentimiento de inferioridad. La sensacién de insuficiencia constituye un frimiento duro y tenaz. que perdura, por lo menos, hasta que un deber no es resuelto, hasta que una necesidad no es satisfecha 0 no es neutralizada una tensién, Es, sin duda, un sentimiento natural comparable a una tensién dolorosa, que reclama alivio. Este alivio no ha de ir forzosamente acompaiiado de placer, como supone Freudj@UnqUeypUCCeinya 0 m pEinaiio Jo cual estarfa de acuerdo con la TR inn condiciones, el relajamiento de esta tensién puede ir acompafado también de sufrimiento permanente o temporal, algo asf como cuando se va un fiel amigo 0 como cuando es necesario someterse a una operacién dolorosa. Tampoco a un fin penoso 54 -generalmente preferido a una pena sin fin- puede considerérsele como placer, a menos que queramos recurtir a ardides sofisticos. De 1a misma manera que un lactante traiciona con sus movimientos el sentido de insuficiencia, su constante aspiracién a perfeccionarse y a satisfacer sus exigencias vitales, asf también el movimiento histérico de la Humanidad debe ser interpretado como Ia historia del sentimiento de inferioridad y de los intentos realizados para liberarse de é1. Desde que se puso en movimiento, la materia viva siempre se ha esforzado por pasar de una situacién de minus a una situacisn de plus. ESCEROVIEHTONEDYs caracteristicas describimos ya en 1907 en nuestro Studie iiber Minderwertigkeit van Organen (Estudio de las minusvalias orgdnicas) 0 Di EEE en modo alguno puede considerarse como encaminado hacia la muerte, ni siquiera hacia un estado de equilibrio o de reposo; antes bien, aspira a la dominacién del mundo circundante, La tesis de Freud de que la muerte ejerce una cierta atracciGn sobre el hombre, hasta el punto de llegar a desearla en sueftos y demés, rep da. en cambio, a_una lucha con posible Como fécilmente puede demostrarse, el cuerpo humano se halla estructurado segtin el principio de seguridad. Meltzer Tlamé ya la atencién sobre este principio en The Harvard Lectures, en 1906 y 1907, esto es, aproximadamente, en la misma época en que yo escribia mi ya citado estudio, s6lo que él lo hizo con mas profundidad y amplitud. Un érgano dafiado es substituido en su funcién por un érgano sano o emite por sf mismo una energia complementaria. Todos los érganos pueden rendir més de lo que rinden normalmente, y atender muchas veces a miiltiples y vitales funciones. L: para ello imprescindibles. Las divergencias de los hijos y de las generaciones j6venes, con respecto a los padres y a las generaciones viejas, ho son mas que un aspecto de este mecanismo de seguridad vital. ‘También la creciente civilizacién que nos rodea acusa idéntica tendencia a la seguridad y nos muestra al hombre en un continuo estado afectivo de sentimiento de inferioridad que estimula incesantemente su actividad para aleanzar una mayor seguridad. 55 ro una adaptacion definitiva a Ta realidad def momento, ya creada, no serfa otra cosa que la explotacién de los esfuerzos de otros en armonfa con la imagen que del mundo tienen los nifios mimados. @ cr in esta corriente de la civilizaci6n, que nos arrastra hacia delante, la vida humana serfa imposible. El hombre habrfa sucumbido ante el embate de las fuerzas de la Naturaleza si no hubiera aprendido a utilizarlas en provecho propio. El hombre carece de cosas que, posefdas por seres més fuertes, hubiesen podido ser causa de su aniquilamicnto. Los rigores del clima le obligan a defenderse contra cl fro mediante las pieles que quita a animales mejor dotados. Su organismo requiere una habitacidn artificial y una preparacién igualmente artificial de sus alimentos, Su vida no esté asegurada mds que bajo ciertas condiciones, como son una conveniente divisi6n del trabajo y una suficiente multiplicacién de los individuos. Sug(SkSAiGSigaSuqeSpiittiNtrabajaiijyc c to hay que afiadir su mayor aii . isnracia Se a muerte. {Quién puede dudar seriamente de que para el individuo, tan mal dotado por la Naturaleza, la sensacién de inferioridad es una verdadera bendicién, que sin cesar le empuja hacia una situacién de plus hacia la seguridad, hacia la superacién? Y esta formidable e inevitable rebelién contra este sentimiento de inferioridad consubstancial al hombre se repite como base de la evolucién en Ia infancia de cada individuo. Todo nifio que no esté tan anormal, como el idiota, gravemente tarado en su vida psiquica, sc halla bajo cl imperativo de este desarrollo ascensional que anima tanto a su cuerpo como a su alma. También a él le es impuesta por la Naturaleza la tendencia a la superacién. ii siempre orientados hacia el porvenir, demuestran su energfa autocreadora, que cn modo alguno podrian explicarse mediante los Ilamados reflejos condicionados. El nifio construye sin cesar en el vacfo del porvenir, impelido por la necesidad imperativa de vencer. Hechizado por las necesidades e imperativos de la vida, sus anhelos siempre crecientes le arrastran inexorablemente hacia un objetivo final, superior al destino terrestre que le era asignado, Y este objetivo que lo atrae, le conduce a las 56 alturas, se anima y Hega a adquirir colores dentro del reducido ambiente en que el nifio lucha por triunfar. No me es posible dedicar aquf més que unas breves palabras a unas consideraciones te6ricas que, juzgndolas fundamentales, publiqué en 1912 en mi libro Ueber den nervisen Charakter (El cardcter neurético). Si existe dicho objetivo de conquista y la evolucién nos lo demuestra de modo individuo ha sido originado por el material hereditario, y su perfeccién es debida a la potencia creadora del nifio. Puse ya anteriormente de relieve la brecha que abre el material hereditario. Sin embargo, debo negar que ofrezca significacién causal alguna, porque la variacién constante y multiforme del mundo exterior exige un empleo creador y eldstico de ese material. La orientacién hacia el triunfo final permanece invariabl in Las insuficiencias orgénicas, el mimo o el abandono inducen con frecuencia al nifio a establecer fines concretos de superacisn que se hallan en contradiccin tanto con el bienestar del individuo como con el perfeccionamiento de la Humanidad. Existe, empero, un considerable niimero de casos y de desenlaces que nos autorizan a hablar, no de causalidad, sino de una probabilidad estadistica y de una desviacién engendrada por un error. Ademés, se ha de tener en cuenta que cada mala accidn es distinta a las demds, que cada defensor de tuna determinada concepcién del mundo la presenta desde una distinta perspectiva, que cada escritor pornogrifico ofrece sus peculiaridades, que todo neurético se distingue de los demds y que tampoco hay dos delincuentes completamente iguales. Precisamente es en esta peculiaridad que distingue a cada individuo que se pone de relieve la creacién propia del nifio y la manera como utiliza y aprovecha sus posibilidades y aptitudes congénitas. das de vi . vez. 37 Ste objetivo no puede ser alcanzado nunca. | e esto reside en la coneiencia primitiva del hombre, de-que nunca podré ser el amo del mundo, de modo que si esta idea asoma se ve obligado a transferirla a la esfera del milagro o de la omnipotencia divina * La vida psiquica esté dominada por el sentimiento de inferioridad, y esto es fécilmente comprensible si se parte de los sentimientos de insuficiencia, de imperfeccién, y de los esfuerzos ininterrumpidos provistos por los seres humanos y la humanidad. n e. En 1909, en mi estudio Aggressionsirieb im Leben und in der Neurose (El impulso de agresién en la vida y en la neurosis) intenté dilucidar mas de cerca este hecho, legando a la conclusién de que las formas de esta fas como radicalmente malas o explicarlas postulando un impulso idico congénito, es algo completamente gratuito. Aun si pobremente pretende construir una vida psiquica sobre impulsos ciegos y descarriados, no se deberfa al menos olvidar el imperativo de la evolucién, ni tampoco la inclinaci6n hacia 1a comunidad adquirida por el hombre en el curso del desarrollo evolutivo. Tomando en cuenta el gran ntimero de seres humanos mimados y decepcionados, no es de admirar que personas de todas las capas de la sociedad, desprovistas de espiritu critico, hayan adoptado esta nocién -incomprendida de la vida psiquica de los nifios mimados y por lo tanto fuertemente decepcionados, que nunca reciben lo suficiente- como una teorfa psicolégica fundamental. La incorporacién del nifto a su primer ambiente es, por tanto, el primer acto creador que, recurriendo a sus aptitudes, realiza impulsado por su sentimiento de inferioridad. Esta incorporacién, distinta en cada caso concreto, es movimiento, interpretado luego por nosotros como forma, 5 JAHN y ADLER, Religion und Individualpsychologie (La Religidn y la Psicologia del Individuo}, edit. Dr. Passer. Viena. 1933 58 como movimiento congelado, como forma de vida que parece prometer un objetivo de seguridad y de triunfo. Los limites dentro de los cuales se desarrolla esa evolucién son los de la humanidad en general, que vienen dados por el estado actual de la evolucién de la sociedad y del individuo. Sin embargo, s i En capitulos anteriores he demostrado que ef completo desarrollo def cuerpo y del espiritu humanos esta mejor garantizado cuando el individuo encuadra sus aspiraciones y sus actos dentro de la comunidad ideal apetecible. Entre aquellos que consciente o inconscientemente adoptan este punto de vista y los muchisimos otros que no lo hacen, se abre un abismo infranqueable. La contradiecién en que se mueven ocasiona, en la existencia humana, innumerables discrepancias y formidables luchas. Los ambiciosos (en el sentido favorable del término) hacen gala de un espfritu constructivo, contribuyendo asf al provecho de la Humanidad, Pero tampoco sus antagonistas estin desprovistos de valor. Mediante sus errores -por los cuales Megan a perjudicar a sectores mas 0 menos amplios- estimulan el esfuerzo de los contrarios. Se asemejan por tanto, a aquel espfritu que siempre quiere lo malo, mds siempre crea lo bueno (Goethe, Fausto). Despiertan el espiritu de critica de los dems, proporcionandoles de este modo indirecto una mejor comprensién. Y, finalmente, contribuyen a suscitar ese sentimiento de inferioridad realmente actuante. La direccidn del desarrollo del individuo y de la comunidad est, por tanto, preestablecida por el grado del sentimiento de comunidad. Esto nos proporciona un punto de vista s6lido para juzgar lo que es justo 0 injusto, y nos muestra ademas un camino que ofrece una seguridad sorprendente tanto en orden a la educacién y curacién como al enjuiciamiento de las anomalfas. La medida que se emplea a este efecto es mucho més precisa que la que supondré cualquier expetimento. Y es que la vida misma nos sirve en este caso de piedra de toque. Todo movimiento expresivo, por débil que sea, puede ponerse a prueba desde el punto de vista de su orientacién y distancia de la comunidad. El cotejo con las medidas de la psiquiatrfa clasica, que s6lo pretende valorar los s{ntomas nocivos 0 los perjuicios causados a la comunidad, aunque tratando al mismo tiempo de perfeccionar sus métodos poniéndolos en armonfa con el desarrollo ascendente de la sociedad, serd, con todo, favorable a los de nuestra Psicologia individual. Y ello por la sencillisima raz6n de que ésta no pretende culpar al individuo, sino que més bien intenta mejorarlo al atribuir a culpa, no al individuo mismo, sino a nuestra civilizacién, de cuyas enormes deficiencias todos resultamos responsables, y al invitarnos ademas 59 a colaborar en la correccidn de estas tiltimas, E@HSEHONISIGUCIAUHER y estemos obligados a laborar por el incremento del sentimiento de comunidad se debe al grado todavia muy insuficiente de nuestra evolucién. No cabe duda alguna de que las generaciones venideras habran incorporado a su vida el sentimiento de comunidad como nosotros tenemos incorporadas a la nuestra la respiracién, la marcha erecta o la percepcién de las oscilaciones luminosas como imégenes quietas. Incluso aquellos que no comprenden que en la vida psiquica del hombre se encuentra el elemento generador del sentimiento social de su imperativo: el ama a tu préjimo -todos aquellos que no aspiran més que a descubrir en el hombre el perro que Ilevamos dentro que astutamente procura no ser reconocido y castigado- representan un valioso estimulante para el hombre en su esfuerzo por elevarse; insisten con una sorprendente obstinacién sobre los estadios retardatarios de su desarrollo, Su sentimiento de inferioridad busca un contrapeso totalmente personal en la certidumbre de ta falta de valor BGI, se parece peligroso el abuso de la idea del sentimiento de comunidad en un sentido negativo -es decir de aprovechar una eventual falta de claridad que encamine al sentimiento social para aprobar formas de vida o concepciones del mundo hostiles a la sociedad, y para imponerlas a Ia sociedad actual e incluso futura, por todos los medios dables, so pretexto de salvaguardarla, Tal es el caso de aquellos que abogan por la pena de muerte, la guerra o el sacrificio despiadado de los adversarios. Pero hasta éstos -tal es la omnipotencia del sentimiento de comunidad- se ven obligados a cobijarse bajo su manto. Todas estas concepeiones anticuadas tienen su origen, evidentemente, en la falta de confianza cn poder encontrar un camino nuevo y mejor: esto es, es un sentimiento de inferioridad claramente reconocible, Es patente el hecho de que ni aun el asesinato detiene la marcha inexorable de las ideas progresistas, ni al derrumbamiento de las ideas que agonizan, y todo el mundo podfa haber sacado ya de la historia humana esta ensefianza elemental. No existe, en lo que alcanzamos a ver, sino un tinico caso en que matar podria tener alguna justificacién: el de defensa propia halléndose en peligro de muerte o el de defensa de otros que se hallaran en situacién anéloga. Nadic presenté tan magnificamente como Shakespeare, en Hamlet, este problema a la Humanidad, aunque sin ser enteramente comprendido. Shakespeare, que, a la manera de los poetas griegos, envia en persecucién del delincuente a las Erinias vengadoras, florecié en una época ms prédiga atin en hechos sangrientos que la nuestra, e hizo estremecer el sentimiento de comunidad de aquellos que aspiraban al ideal de la comunidad humana y que a la postre quedaron vencedores. Todas las 60. aberraciones del criminal nos denuneian los limites extremos a que leg el sentimiento de comunidad en los cafdos. Incumbe, por tanto, al sector progresista de la Humanidad la estricta tarea de ilustrar y educar, sin excesivo rigor ni dureza, a aquel que se halla falto de sentimiento de comunidad, consideréndole como un posible y eficiente colaborador en el caso de que logre adquitit dicho sentimiento, mas no en caso contrario, No hay que olvidar que para el hombre que carece de tal preparacién supone un choque topar con un problema que requiere un fuerte sentimiento de comunidad y que este choque puede engendrar un complejo de inferioridad susceptible de hacerle incurrir en todo género de errores. La estructura mental del delincuente obedece sin duda al estilo de vida de una persona activa, pero, poco propensa a la vida en comin, que ya desde su infancia se ha formado una opinidn tal de la vida que considera justo aprovecharse del sudor ajeno. El hecho de que este tipo de sujeto se observe preferentemente entre nifios mimados y, con menor frecuencia, en las personas cuya infancia ha transcurrido sin ser objeto de especiales cuidados, poco podra extraiarnos después de lo que venimos explicando Considerar la criminalidad como un autocastigo, 0 como consecuencia de primitivas formas de perversién sexual (hasta del mismo supuesto complejo de Fdipo), es algo que resulta fécilmente refutable al darnos cuenta de que el hombre, a quien en la vida real encantan las metéforas, cae con demasiada facilidad en las redes de similes y comparaciones. Dice Hamlet: Esta nube, no parece un camello?, y Polonio contesta: En efecto, es igual aun camello. Defectos y vicios infantiles como la retencién de excrementos, la enuresis nocturna, Ia excesiva inclinacién hacia la madre, etc., son manifiestas sefiales de mimo en un nifio cuyo dmbito vital no se extiende més all de la esfera maternal, ni de aquellas funciones cuya vigilancia corresponde a la que le dio el ser. Si a estos defectos infantiles se afiade una sensacién de g0z0, como sucede, por ejemplo, al chuparse el dedo o al retener los excrementos, lo cual puede ocurrir ffcilmente en nifios hipersensibles en donde si se agrega a la vida parasitaria de los nifios mimados y a su apego a la madre, un sentimiento sexual naciente, éstas son complicaciones y consecuencias de las que son amenazados sobre todo estos niflos mimados. Ahora bien, el mantener estos defectos, asf como la masturbacién infantil, desvfa el interés del nifto por la cooperacién, Io mas a menudo, no sin que una seguridad del lazo entre la madre y el nifio sea reafirmada por una aun mayor vigilancia de aquella (lo que no equivale en ningin modo a una defensa, sentido que Freud intenté atribuir falsamente a mi concepto de 61 seguridad). Por diferentes motivos, esta cooperacién no ha sido adquirida, sobre todo por el nifio mimado, que es impulsado a buscar de manera constante un apoyo que le exima, cuando menos en parte, de las tareas de la convivencia, La falta del sentimiento de comunidad y la agudizaci6n del de inferioridad, ambos intimamente enlazados, quedan aparentados con toda claridad en esta fase de Ia vida infantil, manifesténdose por Io general a través de todas esas formas de expresién que suelen darse cuando se vive en un ambiente que se supone hostil: susceptibilidad, impaciencia, incremento de las emociones, temor a la vida, cautela y avidez, esta dltima como resultado de la pretensién infantil de que todo debe pertenecerle. Los problemas dificiles de la vida, los peligros, las decepciones, las penas, las preocupaciones, las pérdidas (sobre todo de personas queridas) y toda especie de presiones sociales han de considerarse casi siempre a la luz del sei Ss y los nombres de miedo, tristeza, desesperacién, vergitenza, timidez, perplejidad, asco, ef GEPB Parece en unos casos como si faltase el tono muscular, mientras se manifiesta en otros esa forma de movimiento que tiende a alejarnos del objeto inquietante o de las exigencias que constantemente nos crea Ia vida. En armonfa con esa tendencia a la evasi6n, surgen de la esfera del pensamiento planes de retirada. La esfera afectiva en la medida en que tenemos la posibilidad de examinarla, refleja el estado de inseguridad y de inferioridad, contribuyendo asf a fortalecer el impulso hacia la huida, en su irritacién y en la forma que se presenta. GIUSGHCEHO—HIMATONCC ND it EA SS EEE ECC) stinta es Su expresion segun el Caso, y si, en cada uno, hiciéramos un resumen de sus manifestaciones , delataria en todos sus fenémenos el estilo individual de vida que se manifiesta de modo uniforme en todas las situaciones de la existencia. Sin embargo, no hay que perder de vista que en el so Superioridad y aguijoneado por el sentimiento de inferioridad. P@SISHIENCO e fe a ac ; prescindiendo de las formas neuréticas mixtas y en correspondencia con stt estilo de vi Ividando, sin embargo, que actividad no es pecs eli 0 tiva. Es een nee que se trata aqui de transmutaciones de un mismo estilo de vida y no de ese ficticio proceso que Freud denomina regresion. La semejanza de estas formas de vida con otras anteriores 0 con determinados rasgos de ellas mismas no debe interpretarse como identidad, y el hecho de que cada ser vivo no disponga de més patrimonios que los de su propio caudal espiritual y corporal no representa recaida alguna en ningtin estadio infantil o primitivo, pane ee eiailiig 222 cos! sea el nombre que querumos, dares soldariged NR esis, humanismo o incluso ideal del Yo. ESERIES ; To que no puede faltar jamais en 0 todos Hleguen a encontrarla. @pte ‘ante odo@alimiGA de aferrarse a determinadas Pero en ninguno de estos casos puede ponerse en duda la vigencia del sentimiento de comunidad ni borrarse la diferencia entre bueno y malo; en todos ellos encontramos un s/ que subraya la presiGn del sentimiento de comunidad; mas siempre seguido de un pero, el cual posee mayor fuerza y obstaculiza el oportuno fortalecimiento del sentimiento de comunidad. Este ...pero, en todos los casos, que sean tipicos 0 peculiares, implicara un matiz propio a cada individuo. Las dificultades de la curacién corresponden precisamente a su 63 potencia. Esta es mas pronunciada en el suicidio y en las psicosis, producto de conmociones animicas en las que el sf desaparece casi por completo. que acusan, ya de antiguo, rigores del destino y aparecen en las neurosis, por ejemplo, como sfntomas patolégicos més 0 menos pronunciados. Lo mismo puede decirse, de manera impactante, del dinamismo aminorado del individuo que siempre se halla en a retaguardia y a notable distancia del problema planteado (V. Adler, Praxis und Theorie der Individualpsychologie (Practica y teoria de la Psicologia individual). Esta preferencia por la zona més alejada del campo de lucha de la vida esti reforzada por la manera de pensar y de argumentar del individuo, y a veces también, por ideas obsesivas 0 por estériles sentimientos de culpabilidad. No es dificil comprender que no son los sentimientos de culpabilidad los que Hevan al individuo a desfilarse ante el problema que se Ie plantea, sino que la preparacién y la inclinacién insuficientes de toda su personalidad encuentran aprovechables los sentimientos de culpabilidad para poner trabas al avance. Las autoacusaciones absurdas, por ejemplo en caso de masturbacién, proporcionan excelentes pretextos de remordimientos. También el hecho de que cada ser humano, al echar una mirada a su pasado, encuentre algo que desearfa no hubiera ocurtido, sirve a tales individuos como excusa para no colaborar. Pretender reducir a este ardid de los sentimientos de culpabilidad, fracasos tales como la neurosis la criminalidad es desconocer Ia gravedad de Ia situacin, La misma orientacién que toma el individuo en caso de un deficiente sentimiento de comunidad pone siempre de manifiesto una mayor incertidumbre ante un problema de naturaleza social; esta incertidumbre refuerza la conmocién del organismo, con las modifica- ciones orginicas resultantes, y permite al individuo irse por otros caminos. Estos trastornos corporales causan un desorden pasajero o permanente en todo el organismo, pero se localizan generalmente de un modo flagrante en aquellos puntos del organismo que a causa de una inferioridad congénita 0 de una sobrecarga de atencin responden més intensamente al trastomo ps{quico. La perturbacién funcional puede manifestarse por la desaparicién del tono muscular o su exaltaci6n por una ereccidn capilar, por un aumento de la transpiracién, por sintomas cardiacos, géstricos e intestinales, por una dificultad respiratoria, por una sensacién de nudo en la garganta, por la necesidad imperiosa de orinar y por una excitacién o apatia sexual. En el seno de una misma familia se observan a menudo, cuando una situacién dificil se presenta, los sintomas citados acompaiiados de dolor de cabeza, jaqueca, rubor intenso 0 palidez. Las recientes investigaciones de Cannon y Maraiién, entre otros, demuestran de manera perfecta que el sistema simpético suprarrenal participa notablemente en estos trastornos, como participa también la parte craneal y pelviana del sistema vegetativo, que reaccionan de un modo distinto ante las emociones. Todo esto viene a confirmar nuestras antiguas sospechas de que normalmente las funciones de las glindulas de secrecién interna, el tiroides, las suprarrenales, la hipofisis y las gléndulas genitales se hallan bajo la influencia del mundo cireundante y responden siempre a las impresiones psfquicas, segtin Ia intensidad ‘con que son subjetivamente _experimentadas yen correspondencia con el estilo individual de vida, a fin de restablecer el equilibrio corporal, Y cuando la aptitud del individuo frente a los problemas de la vida es deficiente, responden de una manera exagerada, sobrecompensadora (V. Adler, Studie ither Minderwertigkeit von Organen, (Estudio sobre minusvalias organicas). cap. 1). mos hablado ya de cémo el individuo podia alejarse, desinteresarse, desapegarse de los problemas de la vida, y también de la manera en cémo son soslayados. No cabe duda de que, a veces, se podria demostrar que tal manera de proceder puede ser justa, esto es, adecuada al sentimiento de comunidad. El hecho de que este punto de vista pueda ser justificado afecta particularmente a la Psicologia individual, ya que esta ciencia no atribuye a las reglas y frmulas sino una validez. condicional, cuya comprobaci6n cxige una ineesante aportacién de pruebas, Una de estas pruebas nos la proporciona el comportamiento habitual del individuo en cuanto a una u otra actitud més arriba descrita. bin delata el sentimiento de inferioridad, es el de rehuir total o parcialmente cualquier problema de la vida. Es total en la psicosis, en el suicidio, en la criminalidad inveterada, en la perversion habitual; parcial en el alcoholismo y en las demés manfas. Quisiera mencionar como tltimo jo del_sentimiento de iene «s excluidos importantes aspectos de los problemas dela vida. [xumbin es necesario aqui reconocer algunas excepciones en cuanto a la abstencién total en resolver determinados aspectos parciales de dichos problemas, pero con miras a poder servir en mayor grado a la sociedad: asi, el artista 0 el seni. Hace ya largo tiempo que legué a reconocer la evidencia del complejo de inferioridad en todos los casos de fracaso tfpico, Sin embargo, tuve que esforzarme mucho para contestar a la pregunta mds importante, a saber: {c6mo a partir de un sentimiento de inferioridad -y sus consecuencias fisicas y psiquicas- puede nacer el complejo de inferioridad por el impacto con un problema de la vida ? A mi entender, este problema nunca Ileg6 a ocupar el primer plano del interés de los autores, y por ello no pudo ser resuelto antes. La solucién se me impuso de la misma manera que son resueltos los demés problemas planteados a la luz de la psicologia individual, buscando explicar la particularidad a partir del todo y el todo a partir de casos particulares. El 1 de comidod, si iponiéndolos © que pucde inducimos a error en ciertos casos, haciéndonos la exactitud de tales experiencias, es el hecho de que, a veces, lad (lo cual ) GD pasajeramente, ncia. A ello contribuirén otros valiosos medios de la Psicologia individual, que més tarde detallaremos: el esclarecimiento de los recuerdos més lejanos de la infancia, toda nuestra experiencia en torno al estilo de vida, la influencia ejercida por la familia (en la serie de hermanos y hermanas) y la interpretacin de los suefios. En el complejo de inferioridad la conducta sexual y Ia evoluci6n individual son s6lo una parte de la totalidad y se hallan englobadas en dicho complejo. CAPITULO VII EL COMPLEJO DE SUPERIORIDAD La tendencia hacia la superacién en el sentimiento de inferioridad. Los tipos intelectual, emocional y activo, y su especial afinidad con las neurosis. Espiritu de caridad ante las desviaciones del sentido comun. El sentimiento de comunidad del criminal. El dolor neurético. Fenémeno- logia del complejo de superioridad. Abuso de los conocimientos psicolégicos. Reacciones legitimas de superioridad. Los ideales y la concepcién del mundo de la voluntad primitiva de poder. La protesta varonil femenina. El camino de la redencién futura de la mujer. El lector inquirird, y no sin raz6n: gdénde hay que buscar, en el complejo de inferioridad el afin de éxito, de triunfo? En efecto, si no legaramos a demostrar Ia existencia de esta tendencia en los casos tan numerosos de complejo de inferioridad, entonces a ciencia psicolégico-individual encerraria una contradiccién fundamental, que acarrearfa su fracaso. En parte esta interrogacién ha sido ya implicitamente contestada. La tendencia a la superioridad aleja al individuo de la zona peligrosa, tan pronto como su escaso sentimiento de comunidad, que se exterioriza por una cobardfa manifiesta o encubierta, se halla en trance de fracaso. La tendencia a la superioridad es también la causa de que el individuo se mantenga en su linea de retirada ante el problema social, 0 de que intente soslayarlo. Encerrado en su contradictorio sf, pero..., aquella tendencia le impone una opinién que tiene mucho més en cuenta el pero, dominando con tal intensidad todo su pensamiento que apenas si se ocupa de otra cosa que no sean los efectos del shock mismo. Y esto, tanto més cuanto que se trata siempre de individuos que, desde su infancia, han crecido sin verdadero sentimiento de comunidad y que casi no se han ocupado mas que de su persona, de su propio placer o de su propio dolor. Generalizando un poco, se pueden distinguir entre tales individuos tres 67 estd formado por personas en las que la esfera del pensamiento domina por completo todas las demas formas de expresi6n, Pertenecen al segundo tipo los hombres con un enorme exceso de vida emocional e impulsiva. El tercer tipo se desenvuelve mds bien en el sentido de la actividad. Una ausencia total de esos tres aspectos no se encuentra, desde luego, en ningtin caso. ‘Todo fracaso ind. pues. asociado francamente a la accion persistente del shock en uno de dichos aspectos de su estilo de vida. Mientras que en el criminal y los candidatos al suicidio sobresale, generalmente, el elemento actividad, parte de las neurosis se distinguen por la acentuacién del aspecto emocional, excepto en el caso en que se produce -como sucede gencralmente cn la neurosis compulsiva y cn las psicosis- una especial acentuacién del elemento intelectual (Adler, Die Zwangneurose, Zeitschrift ‘fiir Individualpsychologie,, 1931, Hirzel, Leipzig). El ebrio es siempre, sin duda, de tipo emocional. Cualquiera que rehuse el cumplimiento de sus obligaciones vitales impone a la comunidad humana una tarea y la hace objeto de una explotacién. La falta de colaboracién de unos ha de ser compensada por un mayor rendimiento de los demas dentro de la familia o de la sociedad. Aqui tiene lugar una pugna silenciosa e incomprendida contra el ideal de comunidad: tuna protesta permanente que en vez de fomentar el sentimiento de 8 & superioridad es opuesto a toda colaboracion. De lo dicho se deduce que quienes fracasan son individuos cuyo desenvolvimiento hacia un normal espiritu de fraternidad se halla detenido y en los cuales se advierten ya ciertas incorrecciones de visiGn, de audicidn, idiométicas y de juicio. Su sentido comin csté_sustituido por una_inieligencia_individualiste le descrito al nifio mimado como un pardsito exigente que tiende de continuo a vivir a expensas de Ios demés. Si esta tendencia informa del estilo de vida, facilmente se aan si en su a —— oi CbEESMEMADAOMECANOTMERESUAISI. embargo, por muy fueres que sean sus medios de defensa y sus palabras de protesta contra tales Snjetos, la comunidad ha de hacer uso de una caridad natural, frato_rnis bien de su mas intima tendencia que de su comprensidn, puesto que su Siti Pe serersereete ne meetscones npr que se trata siempre de una protesta contra el imperativo je Ta convivencia, imperativo insoportable para aquellos que no han formado su sentimiento de comunidad, porque se opone a su inteligencia individualista y amenaza su anhelo de superioridad personal. 68 Caracterfstico del poder del sentimiento de comunidad es el hecho de que todo el mundo considere irregulares y anormales las desviaciones y los errores mas 0 menos graves de conducta, como si cada uno se sintiese obligado a aportar su tributo a dicho sentimiento. Esos mismos autores que, cegados por su pasién cientifica -y a pesar de los rasgos geniales que a veces acusan -, consideran la voluntad de poder personal artificialmente cultivada, no en su auténtica realidad, sino en sus disfraces, como un nocivo impulso primitivo, como una tendencia hacia el superhombre y como un impulso sAdico ancestral, se ven obligados a reconocer y reverenciar el sentimiento de comunidad en su realizaci6n ideal. Incluso el criminal que plantea una mala acci6n necesita buscar una justificacién a sus actos antes de atravesar esa barrera que todavia le separa de una vida totalmente asocial. Desde el punto de vista, invariable y eterno, del Incluso cuando sufren, como, por ejemplo, en las neurosis, se enredan por completo en los recursos de su posicién privilegiada, en las mallas de sus suftimientos, sin reconocer que el camino del dolor les sitve tinica y exclusivamente para zafarse de los problemas de la vida. Cuanto mayor es su dolor, tanto menos combatidos son y se desligan tanto més del verdadero sentido de la vida, Este dolor, que va inscparablemente ligado al alivio y a Ia liberacién de los problemas de la vida, no apareceré como un autocastigo sino a aquel que no aprendié a considerar las formas de expresién como parte de la totalidad; es més, como una respuesta a las demandas de la sociedad. Y a semejanza del enfermo mismo, considerard el suftimiento neurdtico como un trastorno independiente. Lo que al lector o al adversario de mis teorfas le costara més comprender serd mi afirmacién de que incluso la sumisién, el alma de esclavo, omprende facilmente, 09 cr: que andan estos individuos muy escasos, como se revela a través de su estilo de vida, En este caso, transfieren mayor trabajo a otros, incluso lo imponen como en el masoquismo muchas veces en contra de la voluntad de los demas. En todos los casos de fracasos, se percibe claramente la posicién especial que el individuo se ha asignado: una situacién aparte que tiene muchas veces que pagar con dolores, quejas, sentimientos de culpabilidad, pero que no abandona, porque a causa de su deficiente preparacién para el sentimiento de comunidad, la considera una buena coartada para cuando se le dirija la pregunta: ;Dénde estabas cuando Dios distribuyé el mundo? °. EI complejo de superioridad, tal como lo hemos descrito, aparece en general claramente expuesto en las actitudes y las opiniones del individuo convencido de que sus propios dotes y capacidades son superiores al promedio de la humanidad. Asimismo puede delatarse con exageradas exigencias hacia mo y hacia los demés. EIR pRIEnGOSONID lescrita. por-mi exagerado a los héroes. destacadas i ‘como particularmente caracteristica el afan de relacionarse con personalidades comientes ideolégicas en sf valiosas para desvalorizar al projimo. afectivas, como la célera, la sed de venganza, la tristeza, el entusiasmo, el carcajeo ruidoso recurrente, la mirada huidiza, la falta de atencién en una conversacién, la desviacién del tema de ésta hacia uno mismo, un entusiasmo habitual por cualquier circunstancia incluso futil, acusan también, en general, un sentimiento de inferioridad que por el camino de la compensacién neurstica conduce al complejo de superioridad. La credulidad, la fe en aptitudes telepdticas 0 semejantes, en intuiciones proféticas, despiertan asimismo la justificada sospecha de un complejo de superioridad, © Cita de la poesia de Schiller, Die Schoplung (La Creacién). 0 Quisiera prevenir a todo aquel que se halle realmente entregado al sentimiento de comunidad contra el peligro de poner esta idea al servicio de un complejo de superioridad o de aprovecharla para cubrir de imreflexivos reproches al prdjimo. Lo mismo cabria decir acerca del conocimiento del complejo de inferioridad y de la superestructura que lo encubre. menudo merecida. No hay que olvidar tampoco, en cuanto a a constatacion exacta de tales hechos, la general disposicién humana a errar, que es causa de que incluso nobles y valiosos caracteres puedan caer en el complejo de superioridad, aun prescindicndo de que, como Barbusse formuld tan bellamente, tampoco el mejor hombre puede en ocasiones substraerse al sentimiento de desprecio. Por otra parte, estos rasgos mimisculos, y por tanto poco disfrazados, nos motivan a enfocar la luz de la psicologia individual hacia burdos errores respecto de los problemas de Ia vida, para comprenderlos y explicarlos. Palabras, frases e incluso el conocimiento de los mecanismos psiquicos ya de por sf fijados contribuyen muy poco al conocimiento del individuo. Lo mismo puede decirse de lo tipico. Sin embargo, todos esos factores pueden servirnos para esclarecer un determinado campo de visién en el que contamos descubrir lo exclusivamente peculiar de la personalidad. Esto es lo que debemos comentar en nuestro consultorio, atendiendo siempre a determinar en qué grado es necesario complementar el sentimiento de comunidad. Si en el proceso evolutivo de la humanidad abarcamos una sumaria perspectiva de las ideas que lo rigen, Hegando hasta a quintaesenciarlo, acabaremos por descubrir tres directrices formales que cn cada caso confieren sucesivamente su valor a toda actividad humana. Tras un millar de siglos quiz idilicos y después del jmultiplicaos! las tierras productoras se volvieron demasiado escasas, la humanidad invent6, como ideal de redencién, al gigante, al hércules 0 al emperador. Incluso hoy dia encontramos en todas las capas de la sociedad fuertes resonancias de los tiempos pretéritos en el culto a los héroes, el amor a la lucha y la guerra que grandes y chicos no paran de ensalzar como el mejor camino de regeneracién para la humanidad. Este impetu muscular, nacido de la escasez de medios susceptibles de proporcionar el alimento, nos conduce, como inevitable consecuencia, a la esclavizaciGn y al exterminio del més débil. El bruto ama las soluciones simplistas: cuando hay poco alimento, lo acapara para él, Le gustan las cuentas claras y sencillas en provecho propio. Tal concepeién ocupa en nuestra era un lugar preferente, Las mujeres quedan asf totalmente excluidas de este género de obras inmediatas y no 7 son tomadas en consideracién sino en calidad de parturientas, de admiradoras de los hombres y como ayudantes. Pero el coste de la alimentacidn y del vivir humano ha aumentado y sigue aumentando cada dia hasta limites tan inverosimiles que este afin de poderio sin complicaciones resulta ya de por sf un contrasentido. Queda atin la preocupacién por el porvenir y por la prole. El padre atesora para sus retofios. Se preocupa por las generaciones venideras. Si st preocupacién alcanza a la quinta generaci6n, cuidaré por lo menos de la descendencia de treinta y dos coetineos, los cuales, a su vez, tendrin idéntica preocupacién con respecto a sus propios descendientes. Las mereancfas se pudren, Pueden ser convertidas en oro. Al oro puede dérsele un valor mercantil. Con él puede comprarse la fuerza ttil de otros a quienes es posible darles Grdenes; més. atin, inculcarles determinadas concepciones del mundo y del sentido de la vida. Se les puede educar en el respeto a la fuerza y al oro, Se les pueden imponer leyes que les sujeten al servicio del poder y de la propiedad. Tampoco en esta esfera desarrolla la mujer actividad ereadora alguna, Las tradiciones y la educacién le cierran el camino. Puede participar manifestando su admiracién 0 su decepeién al apartarse. Puede rendir homenaje al poder 0, lo que es més comin, defenderse de su propia impotencia, esta tiltima eventualidad Hevandola muy a menudo a tomar el camino equivocado, ya que la protesta del individuo aislado conduce a estas situaciones. La mayoria de los hombres y de las mujeres son susceptibles de rendir culto a la fuerza y a la riqueza, las mujeres en actitud de admiraci6n pasiva, y los hombres haciendo gala de ambiciosas actividades. La mujer, sin embargo, esta més distante para alcanzar estos ideales de civilizacién. Ahora bien: al filisteo de la fuerza y del tener, se une el filisteo del saber en arménico afan de superioridad personal. Pero, saber es también poder. Y ‘et las turd eld vid we ba etrao bast aha, esta ninguna soluion mejor que el fan de pode. 1 tea momento de reflexionar acerca de si verdaderamente es éste el unico y el mas adecuado camino para el afianzamiento de la vida y el desarrollo de la humanidad. De la estructura de la vida femenina podemos extraer también preciosas ensefianzas, ya que hasta el presente la mujer se ha abstenido de participar en el poder de los filisteos del saber. Y, sin embargo, facilmente se podré comprender que, con la tinica condicién de la igualdad en la preparacién, la mujer podrfa participar con éxito en el usufructo de ese filisteismo. La idea platénica de la superioridad de la energfa muscular ya ha perdido ciertamente su importancia en lo incomprendido (que algunos laman también inconsciente). {De otra manera cémo se podria utilizar la técita o manifiesta rebeldia del mundo femenino (protesta viril) en sus millares de variantes a favor de la colectividad? En dltimo anlisis, somos unos pardsitos que venimos nutrigndonos de las obras inmortales de artistas, genios, pensadores, exploradores ¢ inventores. Ellos son los verdaderos guias de la humanidad, el motor de la historia del mundo, Nosotros somos simples distribuidores. Hasta este momento, la fuerza, la posesién, la fatuidad del saber, han creado una barrera entre el hombre y la mujer. Esto explica la superabundancia de bibliograffa en torno al amor y al matrimonio, Pero las grandes obras que venimos usufructuando han conseguido imponerse siempre por su valor supremo. Su triunfo no es generalmente celebrado con palabras pomposas, mas no por eso deja de servir a todos. No cabe ignorar que también las mujeres han aportado su contribucién a esos grandes trabajos y a esas magnas obras. Pero asimismo es cierto que la fuerza, la propiedad y el snobismo cultural han impedido que esta contribucién fuese mayor. A lo largo de toda la historia del arte slo resuena la voz masculina; en las artes la mujer acttia como alumna del hombre, y, por tanto, como personaje secundario, Esto, hasta que un dfa aparezca una mujer que descubra en las artes el elemento femenino y lo desarrollard, perfecciondndolo. En dos géneros de arte asistimos ya a esta metamorfosis maravillosa: en el teatro y en la danza. En el cultivo de estas artes la mujer puede ser ella misma, y por esto ha alcanzado la ctispide de su plenitud. B

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