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6.: EDICION Historia de la psicologia Principales corrientes del pensamiento psicoldgico Thomas Hardy Leahey Virginia Commonwealth University Traduccién: e Marfa de Ancos Rivera Clara Rivera Rodriguez Coordinacién de la revisién técnica: Enrique Lafuente Nifio Universidad Nacional de Educacién a Distancia Revisién técnica: Enrique Lafuente Nifio José Carlos Loredo Narciandi Fania Herrero Gonzalez Jorge Castro Tejerina Facultad de Psicologia Universidad Nacional de Educacién a Distancia y Elena Battaner Moro Facultad de Humanidades Universidad Nacional de Educacién a Distancia xy . is Madrid « México + Santalé de Bogota + Buenos Aires * Caracas * Lima Montevideo * San Juan + Sari José + Santiago - Sao Paulo = White Plains Fe. Fey El conductismo ‘Aunque John Broadus Watson (aguf en una fotograffa de jo ven) no inventé el conductismo, sf le puso el nombre, le dio tun credo y lo promacioné intensamente. Los conductistas no estaban de acuerdo entre sf en multitud de aspectos, pero to- ddos coincidfan en rechazar la antigua definicién de psicolo- sia como ciencia del alma, de la mente o de la conciencia, En los afios treinta y cuarenta, los psic6logos mas impor- tantes emulaban alos fisicos y propontan teorias grandiosas y ambiciosas acerca de la conducta animal y humana, EL ASCENSO DEL. CONDUCTISMO Elmanifiesto conductista Las primeras respuestas, 1913-1918 La definicién del conductismo. 1919-1930 LA EDAD DE ORO DE LA TEORIA La psicologia y la ciencia de la ciencio Elconductismo propositive de Edward Chace Tolman’ Elconductismo mecunicisia Ue Clark Leonard Hull Tolman frente a Hull Ya somos todos conductistas TRAS LA EDAD DE ORO El conductismo forme! en peligro El conductismo radicc! El conductismo y la mente humana: el conductismo informal Elconductismo filos6f'co LA DECADENCIA DEL CONDUCTISMO Lo lingiistica cartesiana La erosion de tos cimientos spencerionos: ios limites del aprendizoje animal BIBLIOGRAFIA HISTORIA DE LA PSICOLOGIA. EL'ASCENSO DEL CONDUCTISMO El manifiesto conductista John Broadus Watson (1878-1958) era un joven y ambicioso psicélogo que, como vimos en el capitulo an- terior, ya en 1908 habfa esbozado una aproximacién puramente conductual a la psicologia animal. En su au- tobiograffa afirma que ya habia mencionado la idea de una psicologia humana objetiva a sus profesores en la Universidad de Chicago, pero que sus propuestas habfan sido recibidas con tal horror que se las guardé para sf. Tras establecerse como cicntifico reunié el valor necesario para exponer piblicamente cl alcance de ‘su psicologfa objetiva. El 13 de febrero de 1913 Watson dio una serie de conferencias sobre psicologfa ani- ‘mal en la Universidad de Columbia, y empez6 con una sobre «La psicologfa tal como la ve el conductista». Howard Warren, editor de la Psychological Review, que ya llevaba un tiempo intentando convencer a Wat- son de que publicase su nueva idea de psicologia, le animé a publicar su conferencia, y asi lo hizo. En 1943 ‘un grupo de psicélogos de renombre describi6 este articulo como el més importante jams publicado por la Psychological Review. El tono agresivo del documento dejaba claro que Watson estaba publicando el manifiesto de un nuevo tipo de psicologfa: el conductismo. Su escrito puede ser considerado como uno de los numerosos manifies- tos modeimistas que se lanzaron en las primeras décadas del siglo xx. Por ejemplo, en ese mismo afio de 1913 el arte moderno lleg6 a Estados Unsidos con el conocido Armory Show, una especie de manifiesto pie- t6rico de! modernismo en las bellas artes, Los artistas modernos también escribieron manifiestos para di versos movitnientos como el futurismo y el dadaismo, El manifiesto conductista de Watson compartia el ob- jetivo de estos manifiestos modernistas: repudiar el pasado y exponer, aunque fuese incoherentemente, una ‘concepcisin de la vida como deberia ser. Watson comenzss con una definicién grandilocuente de la psicolo- fa como deberfa ser: 1.a psicologta tal como la ve el conductista es una rama puramente objetiva y experimental de la ciencia natural Su meta te6rica es la prediccién y ol control de la conducta. La introspeecién no forma parte esencial de sus mé- todos, niel valor cientifico de sus datos depende de la faclidad con que se presten a ser interpretados en términos de conciencia. En sus esfuerzos por llegar a obtener una imagen unitaria de la respuesta animal, el conductista no reconoce linea divisoria alguna entre el hombre y el bruto, La conducta del hombre, con todo su refinamiento y omplejidad, sélo constituye una parte del plan de investigaci6n total del conductista (1913a, p. 158). La critica de la psicologia mentalista Siguiendo la wadicién de los manifiestos moderistas, Watson repudié lo que la psicolonta habia si hasta el momento. No vefa diferencia alguna entre cl estructuralismo y cl funcionalismo. Ambas corrientes adoptaban la definicién tradicional de la psicologfa como «la ciencia de tos fendmenos de Ia conciencia», y ambas empleaban el tradicional método esotérico» de la introspeccién. Pero, asf entendida, la psicologia habfa (1913a, pp. 166-167). ‘contenidos”, gia] puede hacerse en términos de “estimulos y respuestas habitos” y similares, Es mas, creo que realmente vale la pens rea El programa conductista El «punto de partidas de ki nueva psicolog el «hecho de que lox organismos, tanto humanos como animales, se aduptan a st entorno».,Bs decir, ka psicologia seria el estudio de la conducta adaptativa, no de los contenidos conscientes. La descripcidn de la conducta Hevaria a la prediccién de la con- ducta en términos de estimulos y respuestas (1913: p. 167): «En un sistema de psicologia completamente elaborado, dada la respuesta se puede predecir el estimulo; y dado el estimulo, se puede predecir la respuesta». En Giltima instancia, Watson aspiraba a «aprender métodos generales y particulares mediante los cuales con- trolar la conducta». Una vez, que se dispusiera de técnicas de control, los Ifderes de la sociedad podrfan «em- plear nuestros datos de un modo practico». Aunque Watson no citaba a Auguste Comte, su programa con- ductista —describir, predecir y controlar la conducta observable— estaba claramente inserto en la tradicién positivist 344 HISTORIA DE LA PSICOLOGIA Los métodos para alcanzar estos nuevos objetivos de la psicologia quedaban sélo vagamente definidos, como Watson admitirfa més tarde (1916). Lo tinico que en el manifiesto quedé bien claro sobre la meto~ dologia conductual fne que, con el conductismo, el trabajo «con el ser humano serfa directamente compa rable al trabajo con animales», porque los conductistas «se interesan tan poco por los “procesos conscien- tes” [de los sujetos humanos] durante'e! desarrollo de los experimentos como por los de tas ratas», Watson dio algunos ejemplos de cémo se podrfan investiga la sensacién y la memoria, pero no resultaron muy con- vincentes y pronto serfan sustituidos pir 6k método de los reflejos condicionados de Paviov. ‘Watson dijo algurias cosas sorprenslentes sobre el pensaimiento humano., Por ejemplo. afirmé que el pen samiénto no implica af cerebro (no hay «procesos inickados en el si jema nervioso centrale) sino que con- sisteen «una ligera recolocaviin de actos musculares», eoneretamente de ehdbitos motores de la lavinge>- “Dicho de otro riodo; siempre que tienen lugar procesos de pensamiento se dan ligeras contsaccioncs de los sistemas de médsculosimplicados en el ejercicio manifiesto de la accién acostumbrada, y especialmente en Ios sistemas musculares ain més sutiles implicados en el habla. Las imégenes (suponiendo que realmente existan) se convierten en un lujo mental carente en todo caso de significado funcional» (1913a, p. 174). Las afirmaciénes de Watson son el resultado I6gico de la teorfa motora de la conciencia (McComas, 1916). Se- ‘in estarteorfa, la conciencia sélo registra lo que decimos y hacemos sin influiren ‘ello. Watson simplemente ‘sefial6 gic, como el contenido mental «no tiene relevancia funcional», su estudio carece de sentido, exeep- “to por los prejuicios acumulados: «Nuestras mentes han sido deformadas durante los eincuenta y tantos aos que se tian dedicado al estudio de los estados de la conciencia». Envotra conferencia pronunciada en Columbia, «Image and Affection in Behavior» [Imagen y afecto ‘en la cdnductal, también publicada en 1913, Watson prosiguié con su ataque contra los contenidos menta~ Tes. Consideraba y rechazaba la férmula del conductismio metodol6gico segtn la cual «no me interesa lo que acontece dentro de la llamada menté [de una personal» siempre y cuando pueda predecir su conducta. Pero para Watson el conductismo metodol6gico era una «derrota parcial» que consideraba inaceptable, asi que prefiri6 arremeter contra ella. Recaleé su idea de que «no existen procesos iniciados desde el sistema ner- vioso central». El pensamiento no es més que una «conducta implicita» que a veces tiene lugar ‘éntre un es- ‘fmulo y la «conducta explicita» resultante, Segsin ésta hipStesis; cusi todas las conductas implicitas tienen lugar en la laringe y pueden ser observadas, aunque no se haya desarrollado atin la téenica necesaria para observarlas. Lo més importante para Watson es que no hay procesos mentales funicionales que desempefien papel causal alguno en la determinacién de la conducta. Sélo hay cadenas de conducta, algunas de las cua- les*Son dificiles de observar. De sér esto cierto —y Watson aplicaba su tesis tanto a las im4genes mentales como a la experiencia de las emociones. segtin se iridica en el titulo de la conferencia—. ningtin aspecto de lapsicologia podfa escapar al planteamiento del conductismo: se mostrarfa que la mente esconducta; el con- iduetista no le reconoceria al mentalista ningiin objeto de estudio. Por gltimo, Watson sugerfa un tema que volverfa a surgir en sus escritos posteriores y que muestra cémo su conductismo formuba parte de una re- vuelta ms amplia contra el pasado cultural, y no sélo contra una psicologia introspectiva fracasada, ‘Watson afirmaba que la lealtad al mentalismo equivalfa en el fondo a aferrarsed la religién en una era cientffica en que la religién habia quedado anticuada. Quienes creen que hay procesos i ‘iciados desde el sis- tema nervioso central —es decir, conductas iniciadas por el cerebro y no por algunfestimulo externo— en realidad creen en el alma. Watson decfa que, como no conocemos nada acerea de la‘turteza cerebral, resul ta sencillo atribuir las funciones del alma ala corteza: ambos son misterios sin resolver: La posicidn de Wat- son era extremadamente radical: no s6lo no existfa el alma, sino que tampoco existia Jacorteza cerebral mas que como centralita conectora de estimulos y respuestas: Tanto el alma como ¢l cerebro podian ser pasadas por alto a'la hora de deseribir, predecir y controlar la conducta. 913-1918 {Cémo acogieror los psicélogos'el manifiesto de Watson? Habria cabido esperar que el conductismo se cenvintese en el caballo de batalla de 16s psic6logos jovenes y en objeto de denuneia de los mayores, y de hecho, cusndo més adelante el manifiesto de Watson ocupé su venerado lugar como punto de partida del La primeras respuestas, CAPITULO 11 Elconductismo 345 conductismo, se pens6 que eso era lo que:habia ocurride en realidad. Sin embargo, como demuestra Sa- muelson (1981), las respuestas-al manifiesto que Hegaron a publicarse fueron sorprendentemente pocas y contenidas En 1913 hubo unas cuantas respuestas. Angell, maestro de Watson, afiadi6 algunas referencias al con- ductismo en Ia versién publicada de «Behavior as a Category of Psychology» [La conducta como categoria de la psicologfa). Airmé «soliduarizarse totalmente» con el conductismo y lo reconocié como un desarrollo 6gico de su propio énfasis.en la conducta. Sin embargo, él no crefa que Ia introspecci6n se pudiera elimi nar definitivamente de la psicologia, aunque s6lo fuera porque proporcionaba valiosa informaci6n sobre los procesos que conectan estimulos y respuestas. El propio Watson admiti6 este uso de la introspeccién, pero Jo denominaba «método del lenguaje». Angell le deseaba al conductismo «buena fortuna» y Ie aconscjnba que erenunciase a los excesos de juventud»; pero como suele acurrir con los jévene: los consejos cuyeron en saco roto. Sin citar directamente a Watson, M. E. Haggerty reconocfa que las rec-entes leyes del apren- dizaje 0 dela formacién de hdbitos reducfan la conduct «términos fisicos», de mod » que ya no habia «ne~ id de invocar fantasmas disfrazados de conciencia» para explicar el pensamient 1. Robert Yerkes criti- ce: caba a Watson. por «arrojar por-la bord: el método de la auto-observacién que sabia distinguido a la psicologéé de la biologfa; con ct conductismo, la psivologéa.seria «simplemente un f.gmento de la fisiolo- giaw, Al filésofo Henry Marshall le preocupaba ques psicologta se estuviese «evaporaido». Hacfa referencia al Zeitgeist conductual, cuy:a tiltima manifestacién era el conductismo, y conclufa que contenfa cosas muy valiosas, pero que identificiy el estudio de la conducta con la psicologia suponfa un «asombroso error con- ceptual» porque, fuesen cuiiles fuesen lox logros del conductismo, siempre’ quedaria la conciencia por in- vestigar. Mary Calkins, quien con anterioridad habfa propuesto su psicologia del Yo como un compromiso entre la psicologfa estructural y la funcional, la proponfa ahora como una teorfa mediadgra entre el conduc- tismo y el mentalismo. Al igual que muchos otros, coincidfa con Watson en gran purte de su critica al es- tructuralismo y acogia de buen grado el estudio de la conducta. Sin embargo, consideraba que la introspec- cién erael método indispensable de la psicologfa, aunque en determinadas ocasiones pudiese dar problemas. Los demas comentarios sobre el conductismo realizados en los afios anteriores a la Prirera Guerra Mut dial siguieron bésicamentc las Iineas de estas respuestas iniciales: se reconocfan los defectos del estructu- ralismo, se admitfan las virtudes del estudio de la conducta, pero se defendia la introspeccién como el sine qua non de la psicologfa. El estudio de In conducta era simplemente biologia; la psicologia, para conservar su identidad, ten‘a que seguir siendo introspectiva. A. H. Jones (1915) expresaba 1a opinién de muchos cuan- do escribi6: «Podemos tener la plena seguridad de que, sea lo que sea la psicologia ademas, ¢3 al menos una doctrina de la conciencia [awareness]. Negarlo seria como tirar al nifio con el agua de la banera», Titchener (1914) también entendia el estudio de la conducta como biologia mas que como psicologia. Afirmaba que, como los hechos de Ia conciencia existen, pueden ser estudiados, y ésa es la tarea de la psicofogfa. Aunque el coniluctismo podia hacer muchas cosas, como no era psicologfi en absoluto, no suponia una amenaza para la psivologia introspectiva. Frente a las criticas metodolégicas, H. C. MeComas (1916) planteé una de las pocas eriticas.de contenido al conductismo de Watson. McComas vio con acierto que el conductismo wat- soniano era una prolongucién natural de ka teoria motora de Ia conciencia, y mostré que la identificacién que hacia Watson del pensamiento con los movimientos de Jgunas: personas enferman y pier- den ki laringe y no pierden por ello su eapacidad para pensar. Sin embargo, a except ca de MeCor nes frente al conductismo en los alos anteriores a la Primera Guerra Mundial tendfan a afirmar lo’ mismo: que aunque el estudio de la conducta era valioso, en realidad se trataba de una forma de biologia mas que de psicologia, ya que, por definicién, la psivologia era el estudio de 1a conciencia y por ello no tenia més remedio que emplear Ia introspeccién como método. Aunque la postura de estos criticos era razonable, quienes las defendian no parecian darse cuenta de que Watson podia Ilegar a redefinir Ia psicolo sia prr completo. Como hemos visto, Watson esta- ba en lacresta de la ola comportamentailista, y si un ntimero s ificiente de psicélogos adoptaba su definicién de psiologia, ésta dejaria de ser el estudio de la mente para « onvertirse en el estudio de la conducta. Por supuesto, Watson no guard6 silencio mientras se dk vatfan sus puntos de vista. A propuesta de un comitd, fue clegido presidente de la APA en 1916, En su -lisct. so presidencial (19 16a) intenté Henar el vacfo we er nce ka eri 346 HISTORIA DE LA PSICOLOGIA. mds evidente del conductismo: el método y la teorfa con los que estudiar y explicar la conducta, Durante al- ‘gunos aflos habfa intentado demostrar que el pebfamiento no era mas que habla implicita, pero no lo habfa ‘conseguido; asf que recurrié al trabajo de Karl Lashley —uno de les ‘alumnos de su laboratorio—, que ha- bfa estado replfcando y ampliando las tegnicus'de condicionamiento de Pavlov. Watson present6 ahora Ia in- vestigacién con reflejos condicionados corel nicleo del conductismo: el método de Pavloy aplicado alos hhumanos serfa la herramienta de investiga fel conductismo. y la teor‘a de los reflejos condicionados pro- porcionarfa la base para la prediccién y€qygff de la conducta en hurmanos y animales. En so discurso, Wat- on detallaba cémo podrfa aplicarse el méiodo de los reflejos condicionaudos tanto a humanos como & 2 males,y convertirse asf en un sustituto objetivo de la introspeccién. Tampoco se resistia Watson a aplicar esta teoria fuera del laboratorio. En otro articulo de 1916 afirmé que las neurosis no eran mas que «trastor- que aglutine a todos los pre- tendientes al titulo de «conductista»: Woodworth concebja el «programa fundamental» del conductismo como «el estudio de la conducta, Jos conveptos de la conducta, las leyes. de la conducta y el control de la conduc- ta», no como la «interpretacién neuromecinica» de-la-psicalogia que hacfa Watson. Woodworth observaba que la psicologia habfa comenzade como el estudio no introspectivo de los tiempos de reaccién, de la me~ moria y de la psicofisica, pero que habja sido desviada de su rumbo por Titchener, KUlpe y otros en torno a 1900. El'conductismo —o, como lo hemos definido aqui. el comportamentalismo— era un programa para lapsicologfa, no un método nuevo. La psivologtacientfica estaba destinada a ser comportamentalista; Wat- gSeres humanos 0 robots? - Es de notar que en varios de los artfculos favorables al conduetismo se planted vin tema que conectaba el comportamentalismo con su pasado funcionallista y con su futuro en a ciencia cBgnitiva: 1a aautémara enamoradan de James. Al contrastar el conductismo con el humanismo, Lashley advertfa que «la objecién final al conductismo es que no consigue expresar la cualidad personal y vital de la experiencia», una obje- cién «muy evidente en los argumentos de James sobre la “aut6mata enamorada”». De igual modo, Hunter (1923)-consideré la posible objeciin de James: al conductismo: pretende que uno se enamore dé un auté- mata, pero, puede uno enamorarse de verdad de una miiquina? Junto con Lashley, que decia que las des- cripciones de la experiencia «pertenecen al arte, y no a la ciencia», Hunter quitaba importancia a la cucs- tién de si uno podia amar a una miquina o ser amado,por-ella porque esto sé6lo tiene que ver con Ta esatisfaccién estética» de la creencia, no con su verdad cientifica. B. H. Bode (1918) abordé el problema con mayor detenimiento defendicndo el punto de vista conductista. Bode sostenfa que, si se pensaba sobre CAPITULO 11 El conductismo 349 el asuito, no hay ninguna diferencia significativa entre una enumorada mecdnica y una humana, porque no podrfan distinguirse diferencias en su conducta: ina diferencia lobjetivamente observable], entonces esti claro que Ia conciencia de Ia muchacha es- piritualmente animada es irrelevante desde el punto de vista conductuals es un mero fendmeno concomitante 0 ¢ fenémeno... i ltima palabra de ta explicacién latiene-e] mecanismo, y.el misterio del eterno femenino viene a sser del mismo tipo que él misterio de las matematicas superiores (p. 451). Si no hay. Por tltimo, un eritico del conductismo, William McDougall, abords el tema en términos més moder- nos, Ei término «robot» acababa de ser acufiado por Kare! Capek en su obra de ciencia ficci6n R.U.R (Ros- ‘u's Universal Robots) [Los Robots Universales de Rossum]. McDougall (1925) entendia que el proble- ma eséicial planteado por el conductismo era el de «hombres o robots?». El conductismo se basaba en la premisa de que los humanos no sn més que miquinas (robots). pero esa premisa no estaba demostrada. Se- atin Woodworth, estaba por dem-»strar que los robots pudiesen hacer todo fo que hacen los seres hummanos. El tema del robot o autcéimar cenamorada de James plantea el problema central de la psicologia cienti- ne: bira los seres humanos como si fuesen miquinas? 1 ‘cis dese los tiempos de James (0 incluso de La Mettrie), ya que afecta por mo, al conductismo y a la psicologia cognitiva.. Después del desarrollo de Jos ordenadores en laSeguinda Guerra Mundial, uno de stis creadores plantearfa la pregunta de James en tér- minos més inteiectuales: ,Sv poulrfa decir que una méquina piensa si pudiera uno hablar con ella y se le pu- diera hacer créer a uno que esti Iiablando Con una persona? Y A. M. Turing, seguido por muchos psicélo- ‘208 cognitivos, darfa la misma respuesta que Bode: si tino no puede distinguir que se trata s6lo de una méquina, entonces es que también nosotros Somos s6lo méquinas (véase el Capitulo 12)/La posibilidad de la aut6- mata énamorada entusiasmi a alyinos psic6logos, pero a otros, como a James, les produjo repugnancia. Muy probablemente Lashley estaba ei. lo cierto cuando entendié que ta batalla‘en torno al conduictismo no era s6lo una batalla entre distintas maneras de practicar Ia psicologfa, sino una batalla mucho més profunda en- tre ala explicacién mecanicista y li valoraci6n finalistan, esto es, etre concébir a los eres humanos como robots o como agentes con propdsitos, valores, esperanzas, miedos y amore: El conductismo watsoniano posterior ‘Tras Ia Segunda Guerra Mundial. durante la que sirvid tristemente al ejército elaborando tésts para pi acién y su defensa del conductismo en una nueva direccién, Ahora se iba los reflejos eondicionados. investigando la ad- sicidn de reflejos en los nifios. Watson crefa que ki naturaleza dotaba a los seres humanios con muy po- cos refléjos incondicionados. por Io que Ia compleja conducta de los adultos se podria explicar sencillamente como Ia adquisicion de reflejos condicionados durante aiios de condicionamiento pavloviano. Contraria- mente a los partidarios de-la cugenesia, que pensaban que los humanos heredan gran parte de su intelecto, personalidad y moralidad, ‘Watson (1930, p. 94) afirmaba que-«no hay tal cosa como la herencia de la ca- pacidad, el talento, el temperamenta, la constitucin memal-y las caracteristicas». Por ejemplo, Watson negaba que el hecho de que los humanos fuesen diestros o zurdos fuese algo innato. No vefa ninguna dife- rencia estructural entre las sano “izquierda y derech de los nifios, ni en sus brazos, ni tampoco tenfan una fuerza distinta en las distint:.s ma vs. Asi, aunque seguia intrigiindole el hecho de que la mayoria de las per- sonas fueran diestras, ached la causa al adiestramiento social y afirmé que no pasarfa nada malo si se in- tentase volver diestros a los nifios aparentemente zurdos, Nads' podria ejemplificar mejor el periferalismo radical de Watson: como no podi hallar diferencia periférica alguna en la fuerza y estructura de las manos, Hegaba a la conclusién de que no podfa haber una ninguna base bioldgica en el hecho de ser zurdo o dies- tro. Watson dejé totdlmente de laclo la «misteriosa» corteza cerebral (Watsort; 1913b), concibiéndola como tun mero repetidor de los inpulss s neuronales. Hoy sabemox que los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro humano desempefisn funciones muy diferentes, y de ahi las diferencias entre diestros y zurdos. In- tentar convertir en diestro a un zurdo supone imponerle una tarea muy dura que molesta al nifio y le hace sentirse inferivt. ntensamente a una pxicologéa hun 350 HISTORIA DE LA PSICOLOGIA En cualquier caso, para demostrar la verdad de su no menos radical ambientalismo —«dadme una do- cena de nifios sanos... y dejadme criarlos en mi propio mundo particular. Os garantizo que escogeré a cual- quicra de ellos al azar y lo adiestraré para convertirlo en cualquier tipo de especialista que yo elija: médico, abogado, artista, comerciante e incluso mendigo o ladron» (Watson, 1930, p. 104)— Watson acudié a las guarderfas para mostrar que los humanos no son més que material plistico esperando a ser moldeado por la sociedad. EI mas conocido de sus trabajg-Con siifios es «Conditioned Emotional Reactions» [Las reaccio- nes emocionales condicionadas] (Waisori Rayner, 1920). Watson realiz6 un experimento con un nifio co- nocido como «Albert Be», cuyo objetivo ert deosirar que las personas naeen eon s6lo con unos pocos «ins- tintos» —micdo, ira y respuesta sexual— y que todas las dems emociones son versiones condicionadas de estas emociones incondicionadas. Como estimuilo incondicionado (Fl) para provocar miedo Watson eligié un sonido fuerte praducido al golpear una yran barra de metal con un martillo. Anteriormente ya se habia determinado que este estimulo era uno de los pocos que axustaban.al pequefio Albert. Watson emparej6 el sonido con un estimulo condicionado (EC). una rata que a Albert le gustaba acariciar. Ahora, sin embargo, cuando Albert tocaba la rata, Watson golpeaba la barra metélica y, después de repetir esta experiencia siete veces, el nifio daba sefiales de tener miedo a la rata misma. Watson atfirmé haber establecido una «reaccién emocional condicionada», y que este tipo de experimentos eran el prototipo del aprendizaje emocional de un ser humano adulto normal en un entorno normal. Watson creyé haber demostrado que la rica vida emo- cional del ser humano adulto no era, en el fondo, mAs que una serie de respuestas condicionadas incorpora- das a lo largo de afios de desarrollo. Hay que sefialar que las afirmaciones de Watson son discutibles y 1a ética de este experimento cuestionable (E. Samuelson, 1980). Es mis, el experimento aparece con frecuen- ccia mal descrito en las fuentes secundarias (Harris, 1979). Pero al menos Watson era coherente: se enamo- 16 de una estudiante y colaboradora, Rosalie Rayner (lo que supuso un esciindalo que le cost6 su puesto en la universidad Johns Hopkins en 1920), y le escribié que «todas y cada una de mis células son tuyas indivi- dual y colectivamenten, y que todas sus respuestas emocionales «son positivas hacia ti... al igual que todas y.cada una de las respuestas de mi corazén» (citado por Cohen, 1979). Watson siempre habfa querido escribir sobre psicologfa para el piblico en general. Tras su éxpulsién de la universidad en 1920 se convirtié en el primer psicélogo moderno que alcanzé la popularidad (Buckley, 1984); por ejemplo, entre 1926 y 1928. escribié en la revista Harper's una serie de articulos sobre la psi Jogfa humana desde 1a perspectiva conductista. En ellos empezé a presentar el conductismo como el susti- tuto cientifico de la psicologia mentalista y del psicoandlisis, que anteriormente habia captado el interés del pblico. Segiin Watson, el psicoandlisis tenfa «demasiado poco de ciencia, de auténtica ciencia» como para mérecer seria atencién por mucho tiempo,-y la psicologia tradicional de la conciencia «nunca tuvo ningdn derecho a ser llamada ciencist». Como solia hacer en-sus escrites para el gran pablico, Watson conectaba la psicologia mentatista con fa religisn, afirmande que «mente y conciencia» no eran mis que «remanentes del dogma eclesidstico de la Edad Media». Segiin Watson, fa mente o cl alma era uno de'los misterios por cuya invocacién «los clérigos —de hecho, todos los curanderos— habjan conseguide, mantener al pueblo bajo control». El psicoandlisis no era més que «un suceddneo cientifico de la demongjogia», ya través de. estas «firmes murallas de proteccién religiosa» la ciencia estaba «abriéndose camino», Watson desafié a los mentalistas a que «probaran» Ia existencia de «algo a lo que se pudiera lamar conciencia», En respuesta a un mentalista que afirmé tener vida mental, Watson recpondié simplemente: «Sélo tengo tu palabra, sin verificacién ni fundamento, de que tienes» imagenes y sensfciones. Asi, los con- ceptos del mentalismo segufan siendo «mitolégicos, quimeras de la terminologfa del psicélogo». En lugar de la psicologia mentalista tradicional, fantéstica y en el fondo religiosa, el conductismo ofrecfa una psi- cologfa positivista y cientifica de descripciones, predicciones y control de la conducta. Watson afirmaba que la psicologfa conductista comenzaba con la observacién de la conducta de nuestros congéneres y termina- ba produciendo, debidamente codificada por la ciencia, «una nueva arma para controlar al individuo». Wat- soni dejé claro el uso social del conductismo: «Podemos convertir por encargo a cualquier hombre, comen- zando desde su nacimiento, en cualquier tipo de'ser social o asocial. En otro lugar afirmé (1930): «Forma parte del trabajo cientifico del conductista el ser capaz. de determinar para qué sirve la maquinaria humana y el ofrecer predicciones tiles sobre sus capacidades futuras siempre que la sociedad necesite este tipo de CAPITULO 11 Elconductismo 351 informacién», Muy en la linea de la tradicion positivista de Comte, el conductismo de Watson rechazaba cel control religioso'y moral de Ix conducta y pretendia reemplazario con el contol ciemtifico y tecnolégico mediante la psicologia conductual: El conductismo estabsr dispuesto a engranarse con el progresismo. Como él interés de los progresistas radicaba en establecer el control racional de la sociedad por medios cien- tfficos, los politicos progresistas y sus defensores encontraron un aliado en el conductismo, que parecia pro- meter exactamente la tecnologia que el progresismo nécesitaba para sustituir la anticuada autoridad de la tradicion. ~ LA EDAD DE ORO DE LA TEORIA En 1930 el conductismo se halluba ya bien asentado como punto de vista dominante en la psicologta expe~ rimentil. El estilo de Watson habia triunfado, y los psicélogos tlamaban «conductismos al punto de vista, ‘auinqué reconocfan que el conductisiné adoptaba numerosas formas (Williams, 1931). Estaba todo dispues- to para que los psiedlogos elaborasen teorfas especificas pura la predicci6n y explicaci6n de la conducta en cel marco de este nuevo punto'de vista: El problema principal que abordarian en Jas décadas siguientes serfa el del aprendizaje (McGeoch,.1931). El funcionalismo habia considerado la capacida\ de aprender como el critetio para determinar si un. animal tenfa mente, y el condtictismo no hizo sino dar an més relevancia a este-criterio. El aprendizaje era’el proceso por el cual animales y humanos se adaptaban al entorno, por el que eran educados y'podian ser moldeaios por motivos terapéuticos:o de control social. Asi, no resulta sor- prendente que lo que posteriormente serfa considerado como Ia edad de oro de Ia teorfa en,psicologia—los afios comprendidos entre 1930 y 1950— fuese la edad-de.oro de las teorfas del aprendizaje més que de la percepcién, el pensamiento, Ia cindmica de grupos; © cualquier otra cosa. El otro gran avance de la psicologia experimental envestas décadas fue-la crecicnte conciericia de los psicélogos acerca del método cientifico adecuado. Como hemos sefialado con frecuencia, los psicélogos nun- ca habfan'estado muy seguros del estatuto’cientffico de'su:supuesta «ciencia natural», y por tanto siempre habfan-intentado dar con alguna receta metodolégica que convirtiese infaliblemente « Ia psicologia en una ciencia. Al denunciar e! mentalismo, Watson habfa afirmado que su error fundamental era el uso de un mé- todo «acientifico» como la introspecci6n, y que la salvacién cientifica de la psicologfa estaba'en el método objetivo que se utilizaba en los estudios animales. El mensaje de Watson cal6, pero su propid'receta era de~ ‘mastado vaga y confusa como para proporcionar algo mas que una actitud. En lus alles ucirita, 1os psicdlo~ {g0s se percataron de la existencia de una receta prestigiosa y muy concreta para hacer ciencia: el positivis- mo légico. La filosofia positivisia de la ciencia codificaba lo que los psicélogos ya estaban queriendo hacer, asf que éstos aceptaron la receta y determinaron los objetivos y el lenguaje que emplearia la:psicologfa en las décadas siguientes. Al mismo tiempo, las ideas de los psicslogos fueron tan sutilmenté modeladas por el positivismo Iégico que slo hoy puede observarse en qué consistié este proceso. La psicologia y la ciencia de la ciencia Ya hemos visto c6mo el comportamentalismo reflejaba la idea de ciencia elaborada por el pusitivismo com- teano: sus objetivos‘eran In clescripcién; la prediccién y el control dela conducta, y sus técuicas debjan es- tar al servicio del control st-cial'en una sociedad gestionada racionalmente. Sin embargo, el positivismo ini- cial de Comte y del fisico I'mnst Mach (1838+1916) habia cambiado. A principios del siglo xx era evidente {que el exagerado hincapié el positivismo en hablar sélo de lo que podia ser observado directamente, ex- cluyendo de la ciencia conceptos como lo de «tomo» o «electron», era insostenible. Ni la teorfa fisica nila quimica podfan prescindir de estos términos, y los resultados de Ia investigacién confirmaban, aunque fue- ra indirectamente, la realidad de los 4tomos y los electrones (Holton, 1978). Por tanto, el positivisme cam- bi6, y sus seguidores dieron con el modo de admitir dentro de la ciencia términos que parecian referirse a entidades no observables si abandonar por ello el propésito fundamental del positivismo de erradicar la me- tafisica del discurso humat », o por lo menos del discurso cientifico. * 352 HISTORIA DE LA PSICOLOGIA El nvevo positivismo se denominé positivism légico porque unia el compromiso empirista del positi- vismo con el aparato I6gico de la moderna I6gica formal. El positivismo Igico era un movimiento complejo y cambiante, manejado por muchas manos, pero cuya idea basica era simple: se ‘ha demostrado que la cien- xiges el medio mds poderoso ds-te himaiifse! para comprender la realidad y generar conocimiento, de modo que la tarea de la epistemologia debe. consistir en.¢ ‘plicitar y formalizar el método cientffico, poniéndolo a fisciplinas y mejeratido'su aplicacién por quienes hacen la ciencia. De este modo, el propdsito de los positivist I6gicos era proporcionar una receta formal para hacer cieneia justo lo que los psicélogos creian-necesitar. El positivismo légico comenzs en un reducido circulo de filésofos de Viena in- mediatamente después de la Primera Guerra. Mundial, pero-no tardé en extenderse por todo el mundo como tina corriente que persegufa a unificacidn de la ciencia dentro de un gran proyecto de investigacién orquestado por los propios positivistas. El positivisma légico tenfa numerosas caracteristicas, pero dos de ellas resulta- ron especialmente importantes para los psicblogos que buscaban el «camino de la ciencia» yen consecuencis, fueron asumidas en los atfos treinta como talismanes de virtud cientifica: Ia axiomatizacién formal de las teorfas y la definicién operacional de los términos te6ricos (véase también el Capitulo 1)- - Los positivistas afirmaban que el lenguaje cientifico tiene dos tipos de términos. ‘Los més bfsicos eran Jos-términos observacionales, que se referfan directamente a las propiedades observables de I naturaleza: Tongitud, peso, duracién temporal, color, etc. El positivismo anterior habfa resaltado la observacién y habia insistido en que la ciencia debfa utilizar ‘inicamente términos observacionales. Los positivistas l6gicos coin- cidfan en que la observacién constitufa la base de la ciencia, pero reconocfan que los términos teéricos eran tlementos necesarios del vocabulario cientifico, puesto que afiadfan explicaciones alas descripciones de los fenémenos naturales. La ciencia sencillamente no podta existir sin términos como «fuerza», «masa>, «carn por o xelectrén». El problema, sin eibargo era cémo admit el vocabulario terico de fa ciencia come Te- zgitimo, excluyendo al mismo tiempo la absurda palabrerfa metafisica y religiosa. La solucién ala que Ile- faron tos positivist 16gios fue liar estrechamente los términosteGrios ala firme base de los términos observacionales, garantizando asi su sentido. : Los positivistas ldgicos-afirmaban que el significado de un término tedrico debfa consistit en los pro, cedimientos que lo vineulaban a trminos observacionales. Ast, por ejemplo, «masa» se definisia como e) peso de un objeto al nivel del mar. Un término que no fuese posible definir de este modo debia ser rechaza- do’y considerado como un jinsentido metafisico. Este tipo de definiciones recibieron el nombre de «defini- ‘ciones operacionales», siguiendo a Percy Bridgman, un fisico.que habfa propuesto independientemente esta misma idea ert 1927. Los positivistas l6gicos también sostenfan que las teorfas cientificas consistfan en axiomas te6ricos que relacionsban los terminos tedricos entre sf Por ejemplo, un axioma central dela fisicannewtoniana es «fuer za igual a masa por aceleracién» (f= m X a). Esta afirmacién te6rica expresa una supuesta ley cientifica y puede ser demostrada merced a las predicciones que se pueden derivar de ella..Como,cada término tiene dana definicién operaciofal, resulta posible tomar una medida operacional de la masa de un objeto, acele- arloauna velocidad medible y luego medir la fuerza resultante generada por dicho ‘objeto. Si la fuerza pre- spec ofneide con la fuerza medida en el experimento, el axioma se verfaconfirmado; de no se ash el axio= aoe eee conficwarfa y deberfa ser revisado. Segin la concepci6n positvista de las teoras, éstas explicaban va ue pouan predeci, Explicar un acontecimiento consistia en mostrar que, combinando ss circus eon ecedentes con alguna ley cientifica general (covering law), éste se podia haber previsio. Ast, Pare explicar por qué un jarrén se rompe cuando cae al suelo se deberfa demostrar que, dado el peso del jarrén (la masa, definida operacionalmente) y la altura desde ta que cae (la aceleracién en la gravedad terrestre, definida operacionalmente), ta fuerza resultante serfa suficiente como para romper Inestructura de porce- Tana del jarrén. El positivismo légico formaliz6 las ideas-del positivismo: inicial de Comte y Mach. Para ambos, la ‘ob- servacién proporcionaba verdades incuestionables (ambas formas de ptisitivismo eran empiristas). Las le~ ges de la ciencia no eran ms que formulacionesresumidas'de experiencias: Los axons te6ricos eran re- ‘stimenes complejos de las intéracciones de diversas variables te« cas, cada una de las cuales, a su vez, S¢ definfa completamente en términios observacionales. Para el positivista I6gico.no importaba que hubiese © CAPITULO 11 Elconductismo 353. no étomos o fuerzas en la realidad; de lo.que’se trataba era de si tales conceptos podiani relacionarse siste- imaticamente con-observaciones. Asf, a pesar de su insistencia aparentemente-nada sentimental en creer Gni- camente aquello que se puede observa, los positivistas I6gicos eran en realidad idealistas roménticos (Brush, 1980) para quienes las ideas —sensaciones, términtos observacionales— éran la nica realidad dima, Sin embargo, el positivismo I6gico parecfa disponer de una receta para hacer ciencia en cualquier campo de es- tudio: en primer lugar, definir operacionalmente, los términos teéricos, ya sea «masa» o chambre»; en se- {guido lugar, formular la teorfa como un conjunto de axiomas tebricos de los que se puedan derivar predic- ciones;-en tercer lugar, Hevar a cabo experimentos para probar las predicciones, empleando definiciones operacionales para vincular la teoria y las observaciones; y por dltimo, revisar la teorfa en funcién de lo que ‘indiquen las observaciones. ‘Cli el positivismo légico habia investigado Ia ciencia y habia presentado sus resultados de una for- ima l6gica explicita S. S. Stevens (1939), el psicélogo que llev6 las definiciones operacionales ala psicolo- sia (Stevens, 1935a,b), lo lamé «la ciencia de la ciencia», el punto de vista que por fin parecia hacer de la psicologia una sciencia natural incuestionable» (como Watson queria) incluida, junto a las demés las clen- cias, en el esquema de «la unidad de Ias ciencias» ideado por los positivistas l6gicos. Los psicdlogos en- contraban apasignainte ¢] operacionalismo, porque prometa terminar de una vez por todas con las estériles discusiones sobre la terminologfa psicolégica. {Qué significa «mente»? ,Y. épensamiento sin imagenes»? LY «Ellon? Camo seiialé Stevens (1935a), el operacionalismo era «la revolucién que acabarfa con la posi bilidad'de-cualquier otrit revolucién». El operacionalismo sostenfa que los términos que no pudiesen defi- nirse operacionalmente carecfan de sentido cientifico, y que los térmirios cientfficos podfan obtener defini- ciones operacionales en las que todo el mundo estuviera de acuerdo. Es més, la revolucién del operacionalismo ratifieé la pretensién del condiictismo de ser la tnica psicologta cientifica, porque s6lo el: conductismo era compatible con la exigencia operacionalista de que los términos te6ricos s¢ definiesen por su conexién con términos observacionales (Stevens, 1939). En psicologfa, esto significaba que los términos teéricos no po- dfan referirse a entidades mentales, sino s6lo a clases de conducta. De ahi que !a psicologia mentalista no fuese cientifica y tuviese que ser sustituida por el conductismo. 'A finales de los afios treinta el operacionalismo era ya un dogma arraigado en la psicologia. Sigiaund Koch, que en 1950 apostaté de Ia fe operacionalista, escribfa en su tesis doctoral de 1939 que «casi ‘odos los alumnos de segundo afio de psicologfa saben que no es correcto referit ion” a.una “definicién” sino es acom- paiténdola del adjetivo “operacional”». En el operacionalismo residia la salvacién de la psicologta: «.Ama- tra los constructos que aparecen en tus postulados a un campo de hechos cientificos [mediante definiciones operacionales) y s6lo entonces obtendrés una teoria cientifica» (Koch, 1941). En un plano profesional més elevado, el presidente de la APA coincidia con Koch. John F. Dashiell (1939) sefialaba que Ia psicologia y la filosofia volvfan a reunirse, pero no para que los filésofos estableciesen 1a agenda de la psicologfa—pues de esa tiranfa ya habfa logrado ésta «emanciparse»—, sino para dexarrollar los métodos cientfficos. apropiados. En este «acercamiento» de Ia filosoffa y 1a psicologfa destacuban dos ideas de los positivistas I6gicos. Una era el operacionalismo; la otra, la exigencia de que las teorfas cienti- ficas sean conjuntos de axiomas formulados matematicamente. Dashiell elogiaba a un psicélogo por cum- plir este segundo requisito. En «el mismo tono positivista (que el operacionalismo), Hull nos insta a volver Ta mirada sobre el car‘icter sistematico de nuestro pensamiento» mediante la elaboracién una teorfa axiomitica rigurosa. La admiracién de Dashiell por Clark L, Hull como el principal pos légico entre los psicé- logos estaba, como veremnos, equivocada. Hull era mecanicista y realista, y crefa en la realidad fisiolégica de sus términos tedricos. Sin embargo, la opinién de Dashiell Heg6 a ser més tarde un mito para los psic6- Jogos, una creencia consoladora en que, aunque los detalles coneretos de sus teorfas fuesen erréneos. Hull y E.C. Tolman habjan puesto con firmeza a la psicologia en el camino de la ciencia tal como los rositivis- tas légicos lo habfan definido. La auténtica naturaleza de las teorius del aprendizaje de Tolman y Hull si- ‘guié sin ser claramente entendida durante décadas, y no sélo por los demés psicdlogos, sino incluso por los mismos Hull y Tolm: in. Al margen de sus defectos y de la distorsi6n que produjo en la comprensién de las ideas de Tolman y d: Hull, no hay duda de que el positivismo légico se convirtis en la filosoffa oficial de la ciencia para la.psico ogfa hasta, por lo menos, los afios sesenta..

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