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Diagramacién de interior Susana Mingolo Disefiode apa: Natacha Dinsmann, © Ubrosdea Araucaria S.A Quedshechoe! depasite que rcalaley 11,723 Impresoen Argentina Printedin Argentina Librosdela AraucariaS.A, Casila de Correo 2032 -C1O00WAU -BuenosAires- Argentina Teifax: 454 11 43072858 insmann @librsarawcaria.com Una araha en el zapato La narracién ie Teoria, lecturas, investigacién Y propuestas de escritura Gloria Pamy Augusto Albajari Laura Di Marzo Liliana Lotito Alicia Méndez Ana Sarchione y Estados Litearos Una arajfia en el zapato La narracién. Teorfa, lectaras, inv ¥y propwestas de escritura ig Capituco 10 Escribir un ensayo Por Augusto Albajari 10.1 Qué y cémo ensayo Esta aproximaci6n al ensayo se estructura en tomo a dos preguntas ue proponen distintos recorridos. Por un lado, qué es un ensayo: descrip- Gin, génesis y actualizacion del ensayo en tanto género. Por el otro, c6- imo se llega al ensayo: investigacién y proceso de escritura del ensayo en tanto respuesta textual a un problema retérico. Revisién (qué) y ¢reacién {cémo} no suponen una instancia primera y otra posterior, Tal como se sostiene a continuacién, durante le lectura ya $e esté creando, en la misma medida que durante la escritura se est revi- sando lo lefdo. |. QUE Una hipétesis Como docente, cuando preparo las clases, suelo releer varios de los fextos te6ricos que tuve que estudiar diez afios atrés como alumno, Unos ocos son libros y, la mayor parte, fotocopias viejas, desprolijas, submya- das. Sin embargo, siempre que vuelvo a alguna de esas antologias, me pa- alo mismo: luego de revisar cudntas péginas tiene, lo primero que miro 228 Una araha en el zapato son las acotaciones al margen, Coma capas de cebolla, en distintos colo- tor, el s6lo el subrayado ya indica una lectura previa y a ésa, a ese paso anterior, me remito y repaso. Recién entonces, leo. plos anotados al costado (porque en gran medida lo acotado son ejem- plo: sten un significado y desencatenan la interpretacién y asociacién libre de quien se apropia del sentido. Su historia Repaso: el surgimiento del ensayo puede ubicarse en la titima mitad del siglo XVI con la publicacién de la obra de Michel de Montaigne, una temmativa a la prosa cientifica de entonces. El ensayo se configuré como la otra forma de exponer ideas, como “la que otorga més importancia a los atractivos de la presentaci6n poética que 2 la validez de los juicios enun- ciados’:! ast, apareci6 desprendiéndose de la minuciosa comprobacién Si se considerase el tono y Ia actitud, el ensayo existfa antes de Mon- taigne: no es complejo justificar que textos de Plat6n o Cicerén cuadraban producido por el escritor francés permite distinguir las formas: Las ciencias que gobiernan las costumbres sociales, como la teologia y la filosofla, de todo se hacen cargo; no hay acto por privado o secreto {que sea que se desvie de su jursdiccién y conocimiento. Son demasiado ignorantes las que rechazan sus reelas en este particular, los cuales he- ccen lo que las mujeres, quese avergllenzan de mostrar al médico sus des- nudeces, cuando no tienen inconveniente en hacer ver sus més secretes lezas al amante, Quiero, en pro de aquellas ciencias ensefar lo que si- ‘gue a los maridos, si es cue todavia los hay extremados en el calor hacia tina, Tomo L, cea, Buenos Rest, “Parorama del ensayo", en Historia de ‘ites, 1980,p.97. Do los relatos de vida al ensayo 227 al juntatse con sus es- ‘eprobables sila moderacién no los preside, hay peligro de encia y desbordamiento en ese punto, igualmente que en el trato ilegitimo, Los relinamientos deshonestos que el calor primero nos sugiere son no ya s6lo enemigos dela decencia, sina perjudiciales a nues- tras mujeres. Que al menos aprendan el impudor de otros meestras; es- tén constantemente sobrado despiertas para nuestra necesidad, En cuan- toa mi, en este punto, siempre me guié lo natural y lo sencillo, Montaigne, *De la moderacién” el nombre de algunos de sus ensayos ai “De los canfbales' ipa la "Cémo el senti- (que exhibe la cita de arriba), la tenden- a 2 la narratividad y la recurrencia al yo del eseritor, generaron entonces na ruptura y fueron algo mas que un estilo, La época de florecimiento del género encubre un dato subrayable: por entonces, (i SUeNaG See ESNGRUAMEIBSSEVERD. Rest sugiese que el ensayo, con toda la carga de interpretacién provisional que arras- tra, se est contraponiendo a Ciencia. Su forma, un atisbo, un intento, aparece opuesta a las pesquisas cbsesivas que agotan todo medio de comprobacién El nacimiento del ensayo en nuestro pats puede ubicarse simulténea- mente al de la Nacién. El ensayo argentino tuvo una relevancia particular ya que ninguna obta poética, dramética o de ficcién produjo durante el ci- clo de emancipacin, la fuerza y fervor que este género de barricada, Para la literatura argentina, el género ensayistico tiene nombres propios como Mariano Moreno 0 Juan Bautista Alberdi e hitos como el Facundo de Dor g0 Sarmiento y Radioarafa de la pampa (0 bien, La cabeza de Goat} de Ezequiel Martinez Estrada 2 Michel de Montaigne, ‘De la moderaci6n’, en Easyos eee, cea, Buenos Aires, 1962, p. 8 228 Una arafia en el zapato El género Theodor Adorne escribié un texto clave para introducirse en el géne- ro; en "El ensayo como forma’ sostiene: identidad de sujeto y objeto, por lo que se comporta como si realmente | ae) sees oer econ | etemo en lo perecedero y destlarlo de alo, sino mas bien etemizar lo pe- Fecedero. Side y, 2oV'llo, dé aquella utopfa excluida porta articulacidn dxisova 6'en eterno y perecedero? "/- ~ Como su nombre declama, (iO =SNEs Slabs aneee Sao GRD si fragilidad y caducidad no afectan su naturaleza artistica, sino la validez de sus conceptos. Asi, las verdades del ensayo aparecen menos co- mo resultado de una indagacién sistemética y precisa, que como una in- tuicién personal_/ necesita de una descripcién. "La brevedad, el empleo de la prosa, la naturaleza informal de la expos in": son pince- ladas del ensayista [alme Rest que intenta rodearlo, De nuevo, las de Adorno: el esfuerzo del ensayo refleja atin el ocio de Jo infantil* {...) No empieza por Adén y Eva, sino por aquello de que quiere hablar; dice lo que a su propésita.se le ocurre, termina cuando él mismo se siente | gado al final (GUMERMUESERERAERERIED.¥ en vista de que no se leen los ense- yos para conocer los datos sino sus implicaciones, se ahorran las citas bibliogréficas, valen mas las ideas que sus representaciones, no son ne- 5 Theodor Adorno, "El ensayo como forma”, et Nols de fiteatua, Aiel, Barcelone, 1962, p.2t * Adorno, 0p. cit, p. 12. Ide, p. 12. De los relatos de vida al ensayo 229 cesarios las formulas, los cuadros y los grAficos. Ahora bien, éstas no. son prohibiciGnes: ja libertad del género permite incluirlas ocasional: ue tiene el ensayo, y re formulas y tablas, las expone; pero si pueden evitarse, no se Con respecto al tema de los ensayos, pueden ser tan Idbiles como par- tidulares: de la vida sexual de una especie animal, a la autobiogratia de un funcionario, De este modo, pueden referir cuestiones morales, flosbficas, erarias, historicas, blogréficas, cientificas 0 narrativas. Adomo postula: “Es inherente a la forma del ensayo su propia relativizacién: el ensayo tiene que estructurarse como si pudiera suspenderse en cualquier momento, El ensayo piensa discontinuamente, como la realidad es dis- ( continua, y encuentra su unidad. través de las mupturas, no intentando ta- fas" Las rupturas producen que porlo general los ensayos sean textos bre- ves en rrosa,en los aS MEAASESAEIGED 1: (GBM pede declararse una virtud del ensayo. No obstante hay largos ensayos suficientemente virtuosos; los citados Facundo de Sarmienta o Rae dtografia de ia pampa de Martinez Estrada, son evidentemente ensayos, mas alla de su extensi6n desacostumbrada. Y pese a que en castellano no sea una préctica frecuente, las obras del inglés Alexander Pape, no son otra cosa que ensayos en verso. En resumen, itima caracteristica molesta a los académicos que evaldan el saber como un “lanzarse al exterior". Pero €s justamente en el ensayo donde reina la postura de mirarse adentro: escribir sobre un probl pero usarlo de excusa para otros, para reelaborar los textos que en ese momento esta leyendo el escritor 0 pa- *a proponer ideas que el lector no necesariamnte pueda asoclar 0 jas- icar. idem, p27. wraa an el zapato an Una a p: Los parecidos ‘Alfonso Reyes pint6 uno de los mejores retratos del ensayo: “el cen- tauro de los géneros": mitad lfrico, mitad cientifico, Tanto es asf que los ensayistas no dudan en exponer anécdotas licticias (que acercan el pro- cedimiento al cuento} o reales (que confunden el ensayo con la biografia ylla historia). Esta dificultad para encuadrarlo hace que el ensayo también se pa- rezea a la monograffa, al articulo cientifico, al tratado o al artculo perio- distico. En cuanto a la extensién o el tema, el ensayo se emparenta con la mo- nografia 0 el articulo cientifico, pero si se considera que el articulo cientifi- ‘co es un informe de todo el proceso de una investigaci6n cientifica (esto es: teorias, procedimientos y fuentes, de manera prolija), puede notarse una gran diferencia con el ensayo. Algo similar sucede con su parecido con el texto monogréfico: pueden compartir temas, pero se distinguen en la ma- yor rigurosidad que requiere la monograffa para dar cuenta de su marco te6- rico, y para construir y exponer los instrumentos de recoleccién de informa- cidn (encuestas, entrevistas, observaciones, es deci, el trabajo de campo). A diferencia de! tratado, el ensayo es un género abierto a la diva- gacién y la critica. El tratado, en cambio, circunscripto a un tema, de~ be aclarar la importancia de su objeto y limitarse a él Para finalizar, otro de los escritos préximo al ensayo, es el artfculo pe- riodistico; o més espectficamente, la nota de opinién. Hay quienes la con- sideran como una de sus varlantes, aunque con la advertencia de que sus temas son con frecuencia pasajeros. Los diarlos de hoy suelen amparar vyastos materiales absolutamente intrascendentes con algunos verdade- ia Janguida vara con los que puede medirselos tal vez sea su cualidad de textos que sobrevivirén por sus ideas. La oreja En mi adolescencia, de entre varias, una de las pelfculas que me sub- yugé fue Terciopelo azul (David Lynch, 1987). Como sucede con toda buena historia, s6lo después de un tiempo, puede decantarse el motivo. éLa mti- De los relatos de vida al ensayo 231 sica?, clos colores?, élos climas del por qué me habla encantado? Laclave, descubrf después, estaba en la introduccién del conilicto que la historia narraba. Como en casi todas las peliculas de Lynch, la act transcurre en un tipico pueblito norteamericano, Casas prolijas, érboles florecientes, cercas pintadas de blanco, autos que circulan con levedad y precaucién: orden y calma, Pero todas las noches, un bar de las afueras cobija a los otras del mismo pueblo. El protagonista del film (Kyle MeLahan) es un joven que esté de visita en el pueblo y conace a una chica rubia que usa soleros floreados de to- no pastel {Laura Dern). La accién realmente comienza cuando el protago- nista descubre, caminando por las afueras del pueblo, une oreja. Ese de- talle, {nfimo, era la clave, En un baldio, elejado del centro del pueblo, un signo, un fragmento del cuerpo humano, sefiataba, No es casualidad que haya sido una oreja, y menos atin, que estuvie- ra en un baldfo. Es decir, lejos del orden y del control, en el margen, una marca, un elemento disruptor, una escucha, que ademas de amenazar el equilibrio, impulsa una basqueda, La calma del pueblo se subvierte a partir de una mirada que esta im- pregnada de una nueva significaci6n: la que se esconde en la orilla, el bar de, el margen. Aunque el pueblo no se entere 0 lo niegue, en la frontera hay un corte que produce nuevos sentidos, im?: épor qué ese relato regresaba?, Las conclusiones Vuelvo a Adorno: é! examina y descarta la identificacién de! saber con la ciencla organizada. Para eso, previamente revisa las relaciones entre la épaca de la hegemonia de lo sistemético, de la idea de totalidad y de uni- versalismo, frente al ensayo que, con su inclinacién particulatista, es arro- Jado a la periferia del conocimiento. El texto académico tiene pretensién de totalidad yal colocar al escri- tory al lector en una falsa neutialidad, escenifica una situaci6n que es me- nos leal que la subjetividad expuesta y confesada, Cuanto menos se vale de la forma, mejor sera mostrado el contenido. Para Adomo, esta separa- ci6n es consecuente con la divisién entre ciencia y arte propia de un mun- do cada vex més cosificado, y ante esta realidad, promulga el cerécter frag- ina arafa en el zapat aH ui el zapato mentario del ensayo, su toma de partido, sus ambigtiedades, sus variadas interpretaciones, st: manifiesto espiritu critico, su exposicién al error. Asi, dice, se acusa al ensayo de aquello que sélo son culpables las for- mas (que el cientifico que habita el edificio central de la Ciencia borra cui- dadosamente: la huella de su arbitrariedad). Al liberarse de la idea tradicional de verdad, el ensayo se acerca a la literatura. Como se sostiene en el capitulo 6 *Narracién y experiencia hu- (rico. En este sentido, el recorrido que traza la na- al de la ensayistica. / ‘Adorno argumenta que el ensayo penetra profundamente en la cosa yno la feduce. En otros t&rminos, realiza ¢l misma proceso que el arte lie terarioy mimesis creativa) Consigue, al igual que un buen relato, que le to- talidad brille por un instante efimero a partir de un rasgo escogido, de un fragmento, de una anécdota, de un recorte hiecho por el que narra o rela- ciona ideas alrededor de un tema, De esta forma, el En contra de To universal y necesariamente vélido, en contra de lo que la academia establece que ocurre en el £mbito del saber, el ensayo expresa lo que a uno se le ocurre. ¥ también lo que (a) uno lee (ocurre), Dice Adorno: La tendencia positivista general, que contrapone rigidamente al sujeto todo objeto posible como objeto de investigacién, se queda, en éste co- mo en todos sus demés momentos, en la mera separacion de formas y contenidos: éccmo podria ser posible hablar estéricamiente de lo estéti- co sin la menor semejanza con la cosa? critica del ensayista es sospechada de ser intere- Desde la cienci TAdomo, op. ct, pag. 13, [17a también una de las opciones de nuestra historia literaria, De los reiatos de vida al ensayo 233 sada (y el ensayista no lo niegal, de apuntalar un objeto que ni es univer- sal nl alcanza a todos (y el ensayista no lo niega). Para la Clencia, la critica alardeada por el ensayista, esta condenada ya que es cSmplice de la sub- jetividad (y el ensayista no lo niega) Lo que el ensayista tampoco niega, y el saber i precia, es que ¢l ensayo (cerca del paper académi tucionalizado des- } es, también, por d el que vuelve y revuclve, inter examina, atraviesa su objeto con la reflexi6n, De este modo, lo falible y lo provisional son algo més que las caracteristicas del género: son las formas con las que se combate el nti- cleo del saber candnico y ptolemeico. Segin Adorno: “QagSSBERD ‘_EUUNAIES SURES TERSINCSUCENS OMMGUEEID Se yr2ue Sobre to- do contra la doctrina, arraigada desde Platon, SégGm la cual Io cambiante, lo effmero, es indigno de la filosofi ‘Como sostiene Beatriz Masine!” a propésito de Recudo, el ensayo na- cnbir en Tos margenes es la posibilidad de un alumno universitario y la de cualquiera que aspira a un saber. ¥ en esos cruces, en la zona peti- férica, el aspirante puede incluir asoctaciones que ottas voces, la del do- cente, la del texto oficial, a propia, evocan en la lectura, El dogmético no ensaya, En cambio, el que merodea el saber, el mar ginal, duda, no sabe todo, no est Seguro, cuestiona. E] ensayista recomre 'os baldtos del conocimiento y, desde el margen, apedrea el edificio de Ciencia: intentay atenta y tantea. 234 Una arafa en el zapato ul. COMO Un investigador experimentado puede haber encontrado sus propias estrategias en la préctica cotidiana para redactar ensayos, El método an- timetédico estimula para que cada intento sea Gnico, cada recorrido, per- sonal y cada forma, deformada El estudiante habré de transitar su camino, pero algunas orientacio- nes bien pueden ayudarlo, A continuacién, algunas sugerencias para la pre~ peracién y produccién de ensayos. No son prescripciones unfvocas ni una receta cuyo exacto cumplimiento garantiza el éxito (en tal caso, serfan con- tradictorias, vanas y contraproducentes). Son, apenas, observaciones re- cogidas de su buena préctica. La intencién Cualquler trabajo de escritura tiene un propésito; de hecho, la inten- clonalidad es uno de los criterios que debe cumplir un texto para ser tex- to, El ensayista suele entrever en los primeros pétrafos del escrito su mo- tivacién, En su ensayo sobre Freud y la escena de la escritura, Derrida plantea una pregunta central: "eQué es un texto, y qué puede cer la psiquis si es que puede ser representada por un text0?" Mi interés més espectfico en la poesfa me insta a planteer la pregunta opuesta: équé es una psiquis y ug puede ser un texto si es que puede ser representado por una psiquis? (Harold Bloom, Poesta y epresin} ‘Se quiere aqui esbozar esa uni6n, afirmar la existencia de una realidad formal independiente de la lengua y del estilo; tratar de mostrar que esa tercera dimensi6n de la Forma también une, no sin algiin sentido teégico suplementario, el escritor a la sociedad; finalmente es hacer sentir que ‘no hay Literatura sin una moral del lenguaje. Los limites matertales de es- temente que sélo se trata de una Introduccién alo que podria ser una Historia de la Escritura, (Roland Barthes, &! grado cero dela eseritura} En los trabajos mas breves, en ensayos periodisticos o de indole mag literaria, no es tan frecuente que la intencién se haga explicita, De todas De los relatos de vida al ensayo 235, maneras, es preciso que quien se presta a redactar un ensayo, lo haga co- ‘mo primer paso (aunque luego decida no explicitarlo en la versién que esta idea sera el motor de su labor. La investigacién a segunda instancia del proceso de produccién de un ensayo es la in- vestigactén en tomo al tema a discumir. La baSqueda suele datse como un recorrido bibliogréfico por distintos autores (o bien, ciferentes obras de un mismo autor), pero la lectura también puede alternarse con algtin trabajo de ‘campo: esta posibilidad en gran medida esté sujeta al tera cel ensayo, La bibliografia suele ser la base del proceso de investigacién de un ensayo. La busqueda bibliografica tiene como fin conocer antecedentes de la discusin sobre el tema en cuestién, ampliar el criterio de anélisis, parafrasear una idea, ilustrar un concepto, contrastar con posiciones aje- nas. Las ideas obtenidas de la biisqueda bibliografica pueden ser muy importantes, pero lo éptimo es que sean disparadoras de las del propio ensayista, Ast, la exploracién debe realizarse en funcién de un planteo original e ir incorporando para ilustrar, contrastar o comparar, las ideas de otros autores. Un buen ensayo no sélo se apoya en un recortido bibliografico sino que también puede requerir (0 valerse) del trabajo de campo para demos- trar su hipétesis. Las entrevistas, encuestas 0 experimentos que se hagan, estén sujetos a la voluntad del ensayista y pueden serutlizados como con- firmacién, refutacién 0 ampliacién de [a hipStesis formulada, 0 bien, co- ‘mo punto dé partida del ensayo. La hipstesis Si bien no significan lo mismo, los términos tess e hipstesis!! suelen uti- iqulendo a Avstételes, la tesis es una cuestion general, abstracta,asimilabe al término “posicién’, que'no tlene ningin pardmetro de lat @ de Liempa; por ejemplo, Hay que hae cer ginmasia’, Con respecto a ls péesis, puede cefinirse como une cuestién particular, que implica hechos, elreunstancies, personas, que generalmente se forraula en pocas palabras, en unger ytem~ po ceterminado; por elemplo, En la Argentina no existen comidas de coler azul, 238 Una arafia en el zapato izarse Indistintamente. Para resumir la diferencia entre ambos debe sefia- larse que una fesis engloba una o varias hipétss lar varias, y en ese caso, lo que se acostumbra es jerarquizarlas; de esta forma, un texto argumentativo puede tener una hipstesis principal (o te- sis) y un par o una serie de hipotesis secundarias. Elorigen de una hipétesis puede rastrearse en una conjetura personal a propésito de algin texto, o de un conjunto de hipétesis que se consti tuyen como marco teérico. La hipstesis personal puede coincidir cor Idea de los otros autores, puede reformularia parcialmente, aunque tam- bién, puede originarse de una experiencia personal. A continua nas un ejemplo de hipstes! argentino a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europees, no se identifica con el Estado, Ello puede atibuirse al he- ccho general de que el Estado es una inconcel ‘es que el argentino es un individuo, no un ciudadano. Jorge Luis Borges, “Nuestro pobr ndividualismo") En virtud del carécter argumentative del género, el ensayista ordena los datos y los conceptos de manera que resulte evidente su tesis y, si hu- biera, la/s hipstesis derivada/s; este dispositive estaré pautado de acuer- do con el plan de texto que diagrame El plan de texto La disposicién que el autor decide darle a la investigaci6n en el texto a escribir es el paso que antecede la redaccién del ensayo. El esquema re- sultante es producto de su creatividad. Este plan de texto adopta la forma gue mejor sirva a cada escritor (y entonces puede valerse de un cuadro si- néptico, de palabras, de cltas, etcétera), Es paradéjico proponer un modelo de plan de texto para escribir un Mayor desarrollo en to srnulacién de hipétests de un trabajo investigativo sobre ‘elatos de vida se encontrard en el capitulo 9, "Investigacién’, De los relatos de vida al ensayo 237 ensayo {recuérdese: el métado es antimetédico). Aun asf, y a modo de ejemplo, se’ exponen tres —de los varios— dispositivos posibles para le redaccién de un ensayo sobre la narracién oral de relatos de vida: Esquema 1 + Presentaci6n de la doxa (saberes aceptados, imaginarios institucionaliza- dos} sobre el t6pico del ensayo (la idea de narraciény, * Oposicisn a partir del trabajo de campo lentrevistas), * Reformulacién del concepto clave (narracién-identidad) como conclusién, Esquema 2 + Formulaci6n de hipétests a partir de la bibliogratta + Exposici6n de! trabajo de campo (entrevistas), + Confirmacién, refutacién, ampliacién 0 reformulacién de la hipétesis ini Hipétesis personal Esquema 3 + Descripcién det trabejo de campo (entrevistas). + Andlisis de rasgos recurrentes 0 significativos, + Confrontacién de los conceptos tesricos. + Formulaci6n de le hipstesis personal La decisi6n de empezar por un planteamiento general para incluir, pos- terlormente, lo particular; o bien, presentar detallados todos los antece- dentes 0 las partes que componen el problema y pasar luego @ una con- clusién universalizante son decisiones a tomar en el momento de disefiar el plan de texto. Y es que la posibilidad de ordenar inductiva 0 decuctiva- mente el ensayo se basa en el anélisis detalledo de! tema sobre el que se reflexiona ensayfsticamente. Contrapongo a dos tutores del género: Descartes y Montaigne! hel de Montaigne primero en escribir une sere de tas temas desde un punto de vista muy personaly usarla palabra “en- 520" para esta nueva modalicad Iiterara, 238 Una arafia en el zapato Descartes propuso dividir cada uno de los problemas 0 tépicos que se ‘examinan, en tantas partes como se pueda y como sea necesario para los mejor; el producto de esa divisién constituye la lista de asun- 6 para el res tos tratados en el ensayo. La obsesividad que Descartes u trabajo filoséfico se opone al desprejulcio que evidencié Montaigne: "Yo elijo al azar el primer argumento, Todas para mf son igualmente buenos y nunca me propongo agotarlos, porque a ninguno contemplo por ente- ro’, aleg6 Montaigne. Un equilibrio entre los programas de Descartes y le Montaigne posiblemente sea lo que produce los mejores ensayos mo- demos. 5 La redaccién ‘Apartir del plan de texto y de la espontaneidad propia del proceso de esctitura, se pone en marcha la redaccién del ensayo. Lo més comin es escribir una primera version y luego, otras. Lo que se sugiere es abandonar la primera versién algunos dias para lograr despe- garse y asf releer con cierta distancia lo ya producido. Suele ser necesario ms de un borrador y es frecuente que haya que realizar, entre otros pro- cedimientos, alteraciones del orden planificado, suprestones, ampliacio- nes, grandes correcciones o cambios de enfoque. Es mejor no negarse y sero suficientemente autocrtico como para poder reescribit: desprender- se y suprimir pasajes antes consideracos brillantes, o volver a investigar y redactar un pardgrafo para ampliar un asunto, son alternativas de acci6n ue deben contemplarse y no evitarse, Cén respecto al estilo 0 al tono del ensayo, se trata de una decision personal. Hallar la propia voz es una ardua tarea para todo escritor y esta aspiracién es extensible al ensayista. Por lo tanto, podrian ser innecesarias las sugerencias al respecto. De todas maneras, algunos recursos pueden servir de inspiracién para la etapa de redaccién del ensayo. 1, Interesar al lector. Al igual que el cuento, el ensayo debe atrapar desde su inicio. Ya las artes ret6ricas clésicas axiomatizaron la ne- cesidad de disponer positivamente el corazén del aucitorio y obte- ner su simpatfa mediante una seccién que se llamaba exordio, El néo- periodismo, también, postula que el texto debe abrirse de manera De los relatos de vide al ensayo 239 ‘lamativa, sorpresiva, o bien, provocativa, utilizando recursos litera- ros para captar el interés y ganarse la voluntad del lector. Veamos el primer parrafo de dos famosos ensayos: Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuer zas de la viele Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el papa y el zar, Mettemich y Guizot, los radicales franceses y Jos polizontes alemanes, (Karl Mare y Frederich Engels, El manifesto comunista) ‘Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que, sacudlendo el en- sangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vi- dda secreta y las convulsiones intemas que desgarran las entrafias de un noble pueblo. (Bomingo Sarmiento, Fecundo) Una altemativa para ganar el interés de! lector es encabezar el cuerpo del texto con un epigrafe: se trata de una cita textual que se ubica, en itdlica 0 con distinto tamafio de letra, en la parte superior derecha del texto, a continuacién del titulo del ensayo. 2. Explicitar el propésito. La argumentacién clésica estipulaba que én [a introduccién debfa realizarse una breve mencién de la tesis general (aunque no la hipétesis) que se buscaba dar a co- nocer, Este recurso para la redaccién del texto, suele incluirse en Jos primeros pérrafos del ensayo. Se tlustra arriba en el punto *La Intenci6n" como un paso que trasciende la escritura (es decir, de- be plantearse aunque no necesariamente consignarse por escrl- to). A modo de ejemplo, ensayistas que decidieron explicitar el propésito: ‘Quizés el motivo principal para publicar ahora este libro de ensayos se encuentre en la creencia de que atin puede ampliarse el circulo del deba- te pablico y preparar asf el campo para un orden més humano en mate- ria de construccién y modo de vivir, que el que trata de imponer una eco- nomfa basada en el dinero ¢ Intoxicada de poder. (Lewis Mumford, La cal tera y la cuted 240 Una arafia en el zapato ‘Ast, pues, mi propésito no es ensefiar aquf el método que cada cual de- be seguir para conducir bien su coraz6n, sino solamente mostrar de qué manera he tratado yo de conducir el mio, (René Descartes, Fl discurso del método) 3. Capitulizar. Una préctica que se utiliza para facilitar la escritura y la lectura de los textos argumentativos més extensos, es dividir los t6picos desarrolladas. Mediante la numeracién 0 el subtitulado, se ordenan los temas y se hace més accesible la lectura y dgil la escri~ tura de un ensayo. Ejemplos en los que el ensayista da cuenta de este orden: Dado que la obra de Copi es poco conccida en la Argentina opté por pre ssentarla, en sucesién mas o menos cronolégica, contando y describien do sus novelas y plezas teatrales, algunas con todo detalle, (César Aira, Cop!) Esta obra se compone de dos partes. En la primera, he expuesto siste- rméticamente, en su cohesi6n, los diferentes aspectos de la vida humana focada bajo el &ngulo del eratismo. He reunido en la segunda estudlos independientes en los que he abordado la misma cuestién: la unidad del conjunto es innegable. (George Bataille, El ertism) Anticipar al lector la divisién © repasar los puntos o subtitulos) por tratar, puede predisponer a la comprensién y permite seguir el hilo expo- ny las ideas dentro de cada capitulo o pardgrafo es otra decisién que se puede tomar en el momento de la redac- ign, La amplia mayorfa de los ensayos suele adoptar un criterio que no se modifica en los distintos apartados; ast, se presentan cronoldgicamente, en orden causa-efecto o de manera comparativa, 4, Ordenar la informacién. El orden es el criterio con que se clasifi- ca la informaci6n en un texto. Los més frecuentes en el ensayo son los tres siguientes: De los relatos de vida al ensayo 2ai a. El onden cronoldgico permite distribuit la informacién de acuerdo a un criteria de tiempo. Esta forma de disponer la informacién domina, por ejemplo, la referencia de hechos histéricos, los procesos de ela- boraci6n o transformacién de productos. El orden cronolégico se vale de una setie de nexos que ayudan a reforzarlo; a saber: ii ‘mente, posteriormente, firalmente, de inmediato, después, con anterioridad, al principio, sequimiento, al final, antes, entonces, mas tarde, acto seguido, con posteriovidad, luego. b. El onden comparativo posibitita vincular los datos recogidos segtin se- mejanzas y diferencias. Un texto argumentativo muy probablemen= te deba recur, aunque més no see en una oportunidad, a valerse de razonamientos que contrasten ideas, El orden comparativo se re- fuerza en el texto por medio de |os siguientes conectores: por otra parte, mds bien, contrariamente, antes bien, ahora Bien, a diferencia de, no o6s- tante, six embargo, en contraposicin, en cambio, con todo, por el contraro, de todas maneras c. El ordenamiento por causa-efecto ayuda a reforzar las relaciones entre conceptos o hechos, Un ensayo asf estructuirada expone de mane- ra repetida, por ejemplo, las razones y las consecuencias de una si- tuaci6n, EI orden causa-efecto utiliza, entre otros recursos, las si- guientes conjunciones: por tanto, en consecuencia, debido a elle, por esto, como resultado de ello, porque, ya que, visto que, a causa de, con motive de, gra- cias a, considerando que, teniendo en cuenta que, con que, vor consiguiente, pues 5. Recapitular. Suele reservarse al cierre del desarrollo argumentati- vo, un espacio para retomar los ftems principales expuestos en el ensayo. Con este fin, algunos. dedican una seccién con el titulo *Conclusién’, y aunque otros no lo enmarquen espectalmente, siem- pte se repasan o se unen los puntos sueltos que hayan quedado sin Unit, Vearnos ejemplos: En resumen: parece que pueden caer perticulas en agujeros negros que luego se desvanezcan y desaparezcan de nuestva regién del universo. Las particulas parten hacia pequefios universos que se separan del nuestro. Es posible que esos universos reintegren en algiin otro punto, Quizé no sir

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