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ALAIN BADIOU, EL SIGLO MANANTIAL Buenos Aires 30 ELSIGLO Pues copertenecemos a este siglo vital. Vivimos por fuerza una vic dla que ¢s la saya. Como dice Mandelsiam ya en el comienizo del poema, el siglo como bestia es “bestia mia”. Esta identficaci6n vital gobiemna el movimiento det poema: pa- saremos de la mirada posada en la bestia a la mirada de la bestia, Del cara a cara con el siglo al hecho de que éste mira hacia atnie El pensamiento postico del tiempo consiste, aun cuando las cosay Se vean con los propios ojos, en verlas con el ojo del siglo mismo, Tocamos aqui el historicismo asombroso de toda la modernidlad, tn historicismo que se instala incluso en el vitalismo del poema. Es ue Vida e Historia son dos nombres de una misma cosa, el movi, ‘miento qué arrebaca de la muerte, el devenir de la afirmacié 2 Qué es, en definitiva, esa problematica narrativa y ontolégica gine recorsi el siglo, fa problemtica de la vida? 2A qui se opone? A la idea de que la filosofia es una sabiduria personal. Noh dice él siglo, al menos hasta fa Restauracién, que comienza alrededor de 1980. No, no hay sabidurfa individual. Bajo fos téeminos apa. reados de Vida ¢ Historia, cl pensamiento siempre se relaciona con mucho mas que el individuo, Esta en relaci6n con una bestialidad mucho mas poderosa que la del simple animal humano, ¥ est re- lacién impone una comprensién orginica de fo que es, une com, Prensin frente a la cual puede ser justo sacrificar al individu, En ese sentido, el siglo es el del animal humano, como ser parcial trascendido por a Vida. ¢Qué animal es el hombre? éCusl es el devenir vital de este animal? zCmo puede concordar inds profundamente con la Vida o la Historia? Estas preguntas explican ta fuerza, en el siglo, de las categorias-que exceden la Singularidad, la categoria de clase revolucionaria, proletariado, partido comunista, Pero también, es preciso reconocerlo, el pese interminable de las cuestiones raciales. El poema no cede a ese tipo de trascendencia, Pero anuda con firmeza el siglo a la imagen de los recursos vitales de una bestia 2. zQuién sabra hundir fos ojos en tus pupilas...2" La cues- Ui6n del cara a cara es la cuestién heroica del siglo, :Puede uno ‘mantenerse en pie frente al tiempo histérico? Se trata de mucho LABESTIA 3 és que de estar en el tiempo de la historia. Para mirar fijamente Ba oi sera cs precise tener una capecidad subjetva muy so arpa a la que simplemente marcha a la par de su epoca sabre del il a la masividad de la his- vombre del siglo debe sostenerse frente a I his Be de sonnel proyecto prometeico de ana posiitdad de Gomparacion entre el pensamiento y Ia historia, La i ea hegeliae dl siglo x conse en emregarse al movimiento dela hs fia, “abandonarse ala vida del objeto” * La idea del siglo x es fontrontarse con la historia, dominarla politicamente Paes Ie: de la yuerra de 1914-1918 ya nadie puede confia en ela Saeimo de abandonarse al supuesto Progeso de su mow iment. Como subjetividad, la figara dela relacisn con el tiempo se sie on un figura bere, aun cuando el arcsino Coes Grrastrara, sin destinarla a uso alguno, la idea de un sentido de Is historias Entre el corazon de siglo x ye comin del “pe eto seo" eae 1850 y 1920, pas del progres is qorico al beroisino politico hist6rico, Torque se pasa, tratndose wvimiento histérico espontaneo, de la confianza a la des- oMfunva El proyecto del hombre eo npn a idea de aue vos obliga aa historia forza El siglo 2% es un ssl luntarista, Digamos que es el siglo paraddjico de un historicis wee lua, Ta hivorscouna besa tnoeme y poersn smo y obligaria a servirnos. ; i problema el pocms, qu es también el problema del siglo, sadicaen el azo ente el talismo yel voluntarismo, ene ls evi densa del posero best dl empoy lo norma heroin det cara a cara. ¢Como se anudan en el siglo la cuestién de la vida y la del volunearismo? También agui Nietzsche es profético con su “yoluntad de poder”. El filésofo devel la dialéctica mayor entre extempordneo en su Spoca y entecaventepertinente hacia 1930, 3 ELSIGLO vida y voluntad. Hay una tensiGn muy grande ents ‘ambas, cuyo ee ig ae encuentra en el hecho de que, con respect To oct simple El nglo, Ios actores prokagonicos siempre 000! Tuna coaccion histérica % {que corespondia a wzna necesidad vital ai geno tiempo, que s6lo podia aleanzarse por it voluntad fensa 7 abstracta, Existe wna especie de incompatibilidad entre la aed dela vida (homogenesy 21 juico, a 8 ontologia de la ivory Ta teorfa de la discontinuidad volunrars Pero esa vncompatibilidad consttuye la subjenvidad activa de la bestiasi- flo, Como si ja continuidad vital s6lo padicns cumplir sus pro pigs fines en fa disconsinuidad volunearise Desde un punto de ios trigwdfico, Ja euestion es sin duda [a de Ia relacion A Te Jay voluatad, que esta en el centro del pensar de Nictzs She, La superhumanidad nietzscheana ¢s 1s ‘afirmacién integral Sr odo ef mediodia dionisfaco como puro desplie Bue afirmativo ge la vida. ¥ al mismo tiempo, en una angustia qs & acclera a Gartir de 1886-1887, Niewsche comprende ave ‘alirmacién, rales también ana ruptuta absoluta y ave cs Brest, segin sus tropias palabras, “romper en dos la historia del munco”.* i te debemos ver esque la imposiion de un hey dela diseontnuidad a la continuidad vital se resuelve, polvicomete soereecesidad del terror. La cuestion subyacente & la relacion ce vida y texror. I siglo sostuvo sin estremecerse, 97 Ja vida Fh cumplia su destino (y su designio) positive a ETAT del cerrox ie una suerte de reversion encre La vida y [a mucte, 1% st pe ai aera sino el medio de aqua. El poema de Mandelstarn cere recorrido por esa indecidibilidad entre una y o¥s 5, La gran cuestion planteada por el poems als bestia-sigle es Inde pu vertebraci6n, 2Cual es st osamenta? 2COm0 sostie <> Vértebra, cartilago, sincipucio... Es a cuestiOn cesta formula en of flleto de tas conference 5. Comenté con cierto delle ste Caucnr en deux Uhistoie du; monde? del Pervoguet, jastamente citulad {Eugomper en dos a histria de wunde?™ de la consis: a siglo, un punto muy sensible en la metatérica de Man- da ye ai cara wr he ov meen sagrado al tiempo y al sujeto del tier at ede Agel qu ha encanto um herelra Hl pot ie tres cosas aparentemente contradictorias de esa 0: ee ‘pestia, de esa consistencia del tiempo histérico: oo +) Lamon prada nao en 4,19) E bigness ela ws praes en Antaiio la bese io 31 puso ane lon 923 we az de sr de cmon de 141938 yn Ka poo a wk gone cy el omnis de usa La een siglo-bes- oy hac vig una vida ue vom ane y mre Aisa I oan ed ne xm fed os 15-14), hay algo que anno ha sedienado, a Best — @) Para terminar: esa vértebra ya esta 7) decomenae eagle dene guebrads espa dota Entendamos estos enanciad enunciados contradictori ‘eripcién subjetivada del siglo. Iniciado en in pesader yl fae cade la sangre, es aplasta ya con su peso fiinebre. Sin embargo, esta en su alb ada ¥; por lo tanto, hay en él indeterminacién, REG ig Pero algo esd soro, es dscontinaoe incapaz de a , es discontinue € incapaz. de EI poema put ir obtgatiosditczr Pues nose tata de un enelsdo objeto _ ode un monje mena ayo ombe Slo De hecho, Beco mil de Manette vo chustonado por ore boro siglo que se sabe sangriento, sobre todo ese Is goccra de 1914, que fue un trauma inconcebble. Ese Solis ri como ap Gininto de na guerra: la exresion qe puree my pono. Carnicerfa”quiewe decir ma 1s Fe ule sto ae Ciscoe peuacone comien eva era, infancia de la verdadera, humanidad, u ELSIGLO Ios exterminadores se presentaron bajo el signo nay ; metieron la edad de oro, la paz: de la promesa y el comienzo. Prot de mil afos. Ba efecto ta subjetvidad 4 eramente novedosa la relaci6n entre fi Fe Mandelstam yuxtapone estas dos ideas | siglo organiza de manera com- se entre ony comiene. £1 poor Para arrancar al siglo de su prisién, Para comenzar un mundo nuevo bn y nuevo dia, un dinosaurio Bl siglo es al mismo tiempo prision y nuevo di condenado © una joven bestia naciente, ‘Resta leer el sentido de la fractura, del espinaz0 roto: Pero tienes la vérrebra quebrado, Pobre y bello siglo mio! 1a idea araves6 todo el siglo: que su oportunidad ya habs asado, Que solo pouiaemprender una penostreparacion 2¢ £9 Pasa mmpotencia Justamente por se vtalista, el siglo indaga en Pe raidady dada con frecuoncia de ll Justamente Pos se onuatita eval untad. Se signa ob- anata, evalia ls insufciencias de su voluatad. Se asigna ob- jaar tan grandiosos gue se comence coasted desn cape ie aleanaarlos. Se pregunta entonces dadera da cued detrs de si. ba nostalgia To acecha constant: eras el siglo tcnde a mirar hacia ates, Cuando cre haber pe ‘Tuo ya su energia, se representa a si mismo como una P nel smo (sostenerse fren tx (a beta poderesa,vluntrismo (costes fen a aly most (tod hs pasado y veers San No Sonteadecones 0 aue el poeta describe cn 1929 come Be, vvidad del pequefio siglo que comienza, La snd i eae la seca rota design el silo alternative frente condenado, exaltado, afiorado. ‘vemos el siglo XIX y planteamos Se een esi una cuestién particularmente a la saz6n una cuestion fatidica, LA BESTIA a central en [a identificacién del siglo: su relacién con la centuria precedente. Nos preguntamos [:quién podra] pegar con su sangre Las vértebras de las dos épocas? “Pegar con la sangre”: la idea es clara, si tenemos en cuenta gue la guerra y la masacre constituyen el limite entre ambos si- los. Pero ccusil es el verdadero sentido de esa relacién? La cues 1H6n es absolutamente fundamental en el siglo xx. Puede decirse que el sentido de éste esta fijado por la manera de pensar su vin- ilo con el siglo xtx. Ahora bien, hay ante todo dos vinculos po- sibles, ambos muy presentes en los enunciados referidos al siglo. a) La finalidad ideal: el siglo xx cumple las promesas del siglo XIX, El siglo xx realiza lo pensado por el siglo x1x. Por ejem- plo, la Revolucion, soitada por los utopistas y los primeros marxistas, En términos lacanianos, esto puede decirse de dos maneras: o bien que el siglo xx ¢s lo real de aquello cuyo imaginario fue el siglo xrx, 0 que es lo real de aquello de lo cual el siglo x1x fae lo simbélico los elementos con los que hizo doctrina, lo que pens6 y organiz6). La discontinuidad negativa: el siglo xx renuncia a todo lo que al siglo x1x (edad de oro) prometia, Bl siglo xx es una pesadi- Ila, la barbarie de una civilizacién hundida. En el primer caso, el punto clave es que uno se siente inclina- oa aceptar cierto horror de lo real. Se ha dicho muchas veces que la barbarie del siglo xx se debia a que los actores, revolucio ‘arios o fascistas, aceptaban cl horror en nombre de la promesa, en nombre de los “porvenires que cantan”. Estoy convencido, a [a inversa, de que lo que fasciné a fos militantes fue lo real de ese siglo. Hay, de hecho, una exaltacién de lo real hasta en sit ho- tor. Los actores no eran, por cierto, pénfilos manipulados por iusiones. jlmaginen la resistencia, la experiencia y hasta el de- sengafio que podia haber en un agente de la Tercera Internaci tal! Durante la Guerea Civil espafola, cuando un delegado ct 36 BLSIGLO internacionales recibe de improvise sabe muy bien que alli lo esperan desde los primeros momentos, rente experimente nada al unista ruso de las Brigadas fa orden de regresar a Mo: cl arresto y Ja ejecucidn. Sabe, {que Stalin, a quien no Te gusta que la hargen de su control, se ha propuesto liquidar précticamente a rads Ios veteranos de Espafia, ¢Va a huir, defenderse, ofrecer re- Sorencis? En absoluto. Los delegados que se encuentran en sas ciscunstancias se emborrachan a [a noche y a la mafiana siguien- ceemprenden la parta hacia Mosc, Se nos dird que es el efec- +e ras ilusiones, las promesas y 1os mafianas que cantan? No, cede que para ellos [o real entrafa esa dimension, Que el bo- veoe nunca es mas que uno de sus aspectos, ¥ la muerte forma parte de él. Lacan vio con mucha cl siempre es en parte experienci Jaridad que la experiencia de lo real 'a del horcor. La verdadera cuestién seriasa en modo algun por 10 imaginario, sino por saber qué ae rica las veces de real en esas experimentaciones radicales, Gon seguridad no, en todo caso, la promesa cle dias mejores, Por eraeie estoy convencido de que los fesortes subjetivos de la eecibn, del coraje y hasta de la resignacién siempre estén en Pre secre, ;Acazo alguien hizo alguna vez algo en nombre de wn f- turo indeterminado? tercera estrofa radica en otorgar wn poeta. En sustancia, se nos dice que es menester que “la 5, La importancia de la papel decisivo al poema y al Si queremos comenzar tn mundo nuevo, {el arte) junte las rodillas de los dias, unifique el cuerpo flauta” del tiempo. Tacoperamos aqui otro tema obsesionante del siglo: geual es la feneion del arte, qué anedida comin hay entre éstey el siglo? al siglo XIX, y es la resultante la absolutidad estética. evigencia la funcion del rienta a Jos pueblos ent La cuestidn, como saben, ya acosa de una tension entre el historicismo Durante toda una parte del siglo XIX tien poeta guia, cuando el absoluto del arte o tl tiempo. Hugo es su arquetipo francés ¥ fades Unidos. Hay una figura de vanguardia en sentido estrictoy | 08 Approche de Halderlin, co ‘Whitman fo es on Es 7 eadocciones de Hen La neSTIA 5 7 el que camina adelante, una f cea e, una figura ligada al despertar de los ode ginal fie lil x a inagen del poets ue la por completo en la centuria siguiente. En la es. i excachn i actuate presean el pena fr id, El poe protector, en la lengua, de una apertur Aad somo ae lea Yeo deo aba El poeta, ignorado, monta guardia cont fo. Pesistimos, Pot gnorado, mont -ontra el extravio. Persistim a Ic laego, en I obsesion por loreal, porque el poeta ee aie I eng conserve el poder de nomral, Tal 2 accion suing", ue sve Sendo una rin my vada htt freer estofa eve con caidad que el a lo, tiene el papel de unt, No se trata de una uaidad mash a no de ona frateriad intima, una mano que se une keen aoe rodilla que toca otra. De lograr su comets, ef arte non mreren vari de tres dramas. a ‘accion el arte nos preser- 4) El dla pesades ye enero se principio de libertad dl ims Gio gue ped sacar al siglo de su pia, que es «l pro. Bl poema rene el poder de arraacar a siglo de! siglo, ) El de la pasividad, de k Hee de la tristeza humana, Sin le uni sft por el pom a ola a wtera nos hace wabaas Hay, enonees un principio de alepria de pocma, un cee ©) El dela traicion, fa he ‘traicién, la herida al acecho, ef Edel ain i el veneno, De acuer famula de fa serpiente tan tabajada pot Valery). siglo también es la tentacién del pecado absoluto, consiscente ial i = , consiscen 6. Los exon de ca Lat von Helder soe a poo so muy abundant se rocos so luda los mas significativos para la bisquec ide eeu hl por xrenes del al, Come emomsn sense ve ry Corbin, Michel Dosey, Frangois Fediee y ois Feder y Jean Launay, Pars, Gallimard, 1979 lead. copy Ac poesia de Holderlin, Madeid, Alana, 20 7.-Del “Bhauche di 7 Ehauche d'un serpent” a “La jeune Paraue”, puede decree sn duda ELSIGLO idonarse sin resistencia a lo real del tiempo. “Ritmo de oro” quiere decir: sentirse tentado por el siglo mismo, por su cadencia, y por lo tanto aceptar sin mediacién la violencia, Ia pasién de lo real [la passion du réel|.” Contra todo esto sélo tenemos la flauta del arte. Se trata sin duda del principio de coraje de toda empresa de pensamiento; ser de su tiempo, mediante una manera inaudita de no serlo. Pa- ra hablar como Nietzsche, tener el coraje de ser intempestivo. Todo verdadero poema es una “consideraci6n intempestiva”. SLR emcee Vy ser ese pres ae pueda dejarnos iniferentes La serpiente designa en su emblemsitics la mordedura Talla fefleniOn cafda en le inmediatoy el instante, epifania del exerpo Now non! Debout! Dane Pre successive Brises, mon corps, cette forme pensive, Buvez, mon sein, la naissance di vent! mer exhalée ‘mom ame. O puissance sae Cowrons a Pond en rejailr vivant! {No, nt De pie! (Ea la era sucesiva Romped, cuerpo mio, esta forma pensaiva, Bebed, seno mio, el nacimiento del vento! Una frescura de ia mar exhalada Me devuelve el énimo, ;Oh, potencia salada, Corramos a revivir en la ola! smantene Ia posibilided de una do por algo (activo) a pasén de lo real * En francés el sentido de “la passion dur Adobe lectur la pasién pucde sr la acién de estar apasion ‘como el padecer, soportar (paso). Se ha elegido traducclo skbid a gu In opctn "la ai por lo a Dore esa abcd ya cea {uno de lor términos, anola la posbilidad de estar poseido por lo real (nde LA BESTIA En el fondo, ya en 1923 Mandelstam nos dice que con res- to a las violencias del sigh, y sin retirarse, el poema se instala Ena espera. En efecto, no ext consagrado al tempo, nies pra mesa de futuro, ni pura nostalgia. El poema se mantiene en la ¢s- pera como tal y crea una subjetividad de la espera: de la espera como acogida. Puede decir que, si, la primavera volverd y “bro. tard el retofio verde”, pero que, con un siglo roto sobre las rodi Ilas, seguimos intentando resistir la ola de la tristeza humana. Este siglo ha sido el de una poética de la espera, una poética del umbral. Aunque éste no se franquee, su mantenimiento ha- br de significar el poder del poema. Querrfa terminar esta clase mostrando tres puntuaciones muy diferentes de ese motivo: André Breton, Heidegger e Yves Bonnefoy. A) ANDRE BRETON, L'AMOUR FOU (1937) En ef siglo, 1937 no es poca cosa. Es un afio metonimico en el cual se organiza algo esencial. Es un concentrado absoluto, dado en su esencia, en el exceso de su esencia, del terror stalinis ta, Pues es el aiio de lo que se ha denominado “el gran terror Las cosas comienzan a ir mal en la Guerra Civil espaiiola, que es tuna miniatura interna del siglo entero, pues en ella estn presen tes todos los actores (comunistas, fascistas, obreros internaciona- listas, campesinos insurrectos, mercenarios, tropas coloniales, Estados fascistas, “democracias”, etc.). Es el afio del ingeeso irre versible de la Alemania nazi en la preparacién de la guerra total Y también del gran punto de inflexi6n en China. Y en Francia, en 1937, ya es evidente que el Frente Popular ha fracasado, No olvidemos que los diputados de 1937 son los mismos que, dos aiios después, votaran el otorgamiento de plenos poderes a Pé- tain, Y después de todo, también es el afio de mi nacimiento. 2Qué nos cuenta André Breton en 1937? Una variante fuerte 40 ELSIGLO dela pogtica de la espera, que es la del vigia, Presenremos cleo snienzo del capitulo 3 de L'Amour fox: ae ron maa mors Sea ut 2 pleta como nada el sentido de la vida.) seer iMaldito todo cautiveri, sea 2 Jas drdenes de 1a urilidad scoped oe de dan Teas de Mosteza! nh taper anda sino dem era dixon de es ass oy eo age det, gue me xara nantes de vgs pen con or oan ees poles como or etme de mpronso, Me gosta Gis er ear moral quel una can 2 a engtar ia expr. Com sends de Fang paseo magne I 6 centinela es una de las grandes figuras artisticas del siglo tein que sélo exista la intensidad del acecho y es, por la tanto, quel para quien la sombra y la presa se confunden en el reldmpa- go sino, La tsis del acecho 0 la espera es que slo poems pee var lo real si somos indiferentes a lo que ocurte o no oeuzes, FS serve fas tess fundamentals del sgt: la espera es una view e2F- “inal, porgue es la snica forma existente de iniferenciaintensa- LA BESTIA B) HEIDEGGER Cito un extracto de “Lhomme habite en poste” (1951), in- luido en Essais et conférences, Paris, Gallimard, 1980, con tra~ uccion de André Préau: 1a frase: “E] hombre habita en cuanto ‘construye’™ (bau) ha re “ibido ahora su sentido propio, El hombre no s6lo habita en evanto fe limita a organizar sa morada en {a sierra, bajo el cielo, a rodear ide cuidados, como labrador [Bauer}, las cosas que crecen, y al mis: tno tiempo a levantar edificios. El hombre s6lo puece consti asi si gz babita (band) en el sentido de la toma de medida del posta. El Verdadero habitar (Bauen} acontece cuando hay poetas: cuando hay hombres que roman la medida de le arquitecténica, de la estructura de la habitaci6n, Hay un desprecio postico por todo lo que es instalacién, ‘cosecha, presa, que st constata en toda la poética del siglo. La -cuestién pasa por sostencr la espera, la vigilancia pura, Todo se remite a una condicién preliminar, que es una toma de medida, y ésta termina siempre por darse en la figura del ace: cho y la custodia. Lo poético como tal consiste en ocupar el um- bral, en una reversibilidad entre el franqueamiento y el no fran- queamiento. Poder mirar a la vez hacia atrés y hacia adelante. El Siglo de los poetas ¢s el siglo umbral, sin franqueamiento alguno. ‘La idea aparece en la iiltima estrofa de Mandelstam. Hay sin duda una novacién, las cosas van a florecer, renaces, pero tam- bign hay ruptura, la piedra rota del umbral, en Ia cual se origina la mirada hacia atras, la obsesién por las huellas. Adelante hay iuna promesa que no puede cumplirse (definicién de la mujer se- grin Claudel, dicho sea de paso};® atris, nada mas que nuesteas * Hay traduceiin espaiiola: “Posticemeate habite el hombre”, en Conferen- tats y artculos, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1994 (n. dele) A. Enel rescee acto de sa obra La Ville a heroin declara: “Soy la promesa a2 ELSIGLO propias huellas. El siglo se vio poéticamente a la vex como Impey aor fide franqueamiento y como el trazado que conduce al, entredés de la huella y el destino C) YVES BONNEFOY, “PAR OU LA TERRE FINIT”, EN CE QUI FUT SANS LUMIERE (1987) Puisque cesta tombde de la nuit que prend son vol Foiscat de i cate moment de parle de vous, chemin gu vous eff ez de cette terre victim fens aves de Vévidence, vows n'dtes plus que Féstigmre, Vous ins: rote le temips dans Uétermté, vous Wétes que di passé maintenant, Safa torte fini, la, devant wows, covnme wr bord abnipr de fe aise Puesto que el pjaro de Minerva emprende el vueo al exer I n0- cher ae host ds hablar de vosotros,camios que se borran de esta Habiais sido ta evidencia, ya no sois mas que el enigma, Inseti- iat sempo ex a etenidad, ahora slo sis paside, pos donde la aie errea all femic a nosotros, como el bore abrupto de us secantilado, Como ven, Yves Bonnefoy dice mas o menos lo mismo que Mandelstam. El siglo es cl transito, fa movilidad del amlorab Pe, wisfimds su fanqueamiento. Por to demas, Bonnefoy earth) eo aecetn gui leva el tieuko de Dans le leurre du seul (“En Treampa del umbral”]. Estamos entre un camino que se borra os wo puede complise™ Es smamente interesante seers of CUCL se con Brecht, qe to admitaba rho. Tambien Cause Pale 2 compat fe una expec de calcio denso, cai medieval, leg a fa opt cote ge dapone lo eal nunca es el conocimiento eidio, TaD cin af ondnara, Que hace fala vn encueneo etradicante y defint Ua mga abeolua en el segues de sun fects. Taig ete go 6 ns cz otra cosa Que signo rg de fuerza y cnilctos ess LA BESTIA _ (cf, Heidegger, Holewege, tcaducido al francés como Ch wai ne ment mulle part) y una tierra om mee age mint me pr na era gute El poe me "A mas de medio siglo de di : jlo de distancia reaparece la misma figura, la ‘del poema instalado entre la huella que se borra y el ee SE tv imundo acabado, No se puede entara ninguna parte. {Que fe buceddo gue nos leva a tener eve desplezamiento Gal ur bral? a tener ese desplazamiento de} wmbral? {BJ poema es la fina fimina entre huella y acabamiento. ae ubiceramente nos dice Mandelstam, permanecemos en el ‘sonrisa insensata”, “Sonrisa” porque estamos fen el umbral; “insensaca” pues, al ser éste infranqueable, zpor ‘qué sonreie? Vamos de la vida, de la esperanza (sont subjetiva del siglo? Q sa la maxima tent por excedelo le dam acceso & sen or acces sn grde dena racendeci nina ee I considera el humanismo (¢ su jvicio un horror protestar el liber : Goh) one pares oan ae ttadujo como Sendas perdidas, Buenos A: Seatalisutey Gettet ele! San conn Sr pres Bsns Lah, 16 y Ci el or 3 LO IRRECONCILIADO 6 de enero de 1999 Sémo Hamat los iltimos veinte afios del siglo si no segunda Restauracién? Comprobamos, en todo caso, que es0s afios estan obsesionados por el mimero. Como una restauracién nusnca es otra cosa que un momento de la historia que declara imposibles y abominables las revoluciones, y tan natural como excelente la Superioridad de los ricos, es fécil imaginar su adoracién por el riimero, que es ante todo el niimero de escudos, délares 0 euros. La amplitud de esa adoracin es perceptible en las inmensas no- yelas de Balzac, el gran artista de la primera Restauracion, la posterior a la Revolucién Francesa de 1792-1794. Pero, mas profundamente, toda restauracién se horroriza ante el pensamiento y sélo se complace con las opiniones, en particular Ja opinién dominante, concentrada de una vez por todas en el im: perativo de Guizot: “jEnriqueceos!”. Los idedlogos de las rest raciones, no sin algunos buenos argumentos, consideran que lo real, correlato obligado del pensamiento, siempre es susceptible de dar acceso a la iconoclastia politica y por lo tanto al terror. Una restauracién es en primer lugar una ascrcién en cuanto a lo real, a saber, que siempre es preferible no tener relacién alguna con él Si el mimero (encuestas, cuentas, mediciones de audiencia, presupuestos, créditos, tendencia alcista de la bolsa, tiradas, sa lario de los ejecutivos, stock options, etc.) es el fetiche de los tiempos actuales, es porque donde falla lo real el niimero ciego ocupa su lugar. ELSIGLO El hecho de que sea ciego denota el mal niimero, en el sentido en que Hegel habla del mal infinito, La distincién del ntimero como forma del ser y del niimero como parche de la falla de lo real es a mi juicio tan importante que le he dedicado todo un li- bro.! Conformémonos aqui con un contraejemplo: Mallarmé es un pensador del nGimero en la figura del “tio de dados”. Pero para él el ntimero es cualquier cosa menos el material de las opi jones. Es “el inico ntimero que no puede ser otro”, el momen. to en que el azar, a través del lanzamiento de los dados, se fija como necesidad. Hay una articulacién indisociable entre el azar, que un tiro de dados no puede abolir, y la necesidad numérica EL néimero es la cifra del concepto. Por eso, concluye Mallarmé, “todo pensamiento lanza un tizo de dados” Hoy, el nimero es el ntimero de lo numerable indefinido. A la inversa del niimero de Mallarmé, la caracteristica del mimero de la Restauracién consiste en poder scr, sin inconveniente, cual: 4quier otro néimero. La variabilidad arbitraria es su esencia. Es el niimero flotante. Porque en su segundo plano estan las incerti- dumbres de la bolsa La trayectoria que va del ntimero de Mallarmé al niimero de la encuesta es la que transforma la cifta del concepto en varia. ci6n indiferente. ePor qué este preémbulo? Para introducir un preimbulo, jus- tamente, desvinculado en la practica de lo que vendré a conti nuacién. En plena Restauracion, yo también voy a dar mis ni ‘eros. Los tomo de algunos diarios serios,? que los sacan, a su vez, de informes oficiales atin més serios. 1. serito hace unos quince ais, exe libro se lama Le Nombre et les nom: bres, Pais, Seuil 1990, 2. Ente los diariosfranceses que intentan sustaerse al liberalismo consen- sual y pretenden conservar algunas de las fuerzasintelecuales del siglo, es prec s0 mencionar Le Monde dipfomatique, del que provienen la mayor parte de les éifras mencionadas equi. El limite de ese diario ex que, viruleneo en lo voncer= niente alas stuaciones sociales y las enormidades de Ia injstcia econémica, sue siendo bastane resperueso en lo que respect a las cuesiones propiamente LO IRRECONCILIADO Podrdn entenderlos a partir de das temas cuyas lineas princi- pales, al menos, habrin de contener estas lecciones sobre el siglo: a) El lazo oscuro, casi ontoldgico, que une a la Europa satisfe cha y el Africa crucificada, Africa como negrura secreta del lavado moral del blanco, b) La cuestién de lo que vuelve a denominarse, como en los me- jores momentos de las dictaduras burguesas, “utopia igualica- He aqui entonces, con la mayor sequedad posible, mis cifras del dia 1. En la actualidad hay alrededor de $00,000 personas infec s por el sida en Europa. Gracias a la triterapia, la mortali dad csté en caida libre. La gran mayoria de ese medio millén de personas vivird, al precio de un tratamiento gravoso y crénico. En Africa hay 22 millones de personas infectadas por cl sida Los medicamentos estn practicamente ausentes. Una abrumado ra mayoria morird; entre cllos, en algunos paises, moriré uno de cada cuatro nifios, y quizas uno de cada tres. La distribucién a todos los enfermos africanos de los medica- mentos necesarios es absolutamente posible, Basta con que c tos paises que tienen los medios industriales para ello decidan elaborar genéricos y entregarlos a las poblaciones en cuestion. Esfuerzo econémico minimo, muy inferior al costo de las expedi- militares “humanitarias” in gobierno que no se resuelve a actuar de ese modo d ser corresponsable de la muerte de varias decenas de millones de personas, politica y apenas se atreve a aventurass en el dmbito que, en dfiitva, es esen ta: a ertica del parlamentarismo y del tema “democritico” que le sieve de pa fala, una critica que supone la meditada puesta en juego de una concepcin mu dls de la polities y dela democracia. La concepcidn propuesta, en resumidas cuentas, por la Organisation politique, entre euyos miltantes tengo el honor de ELSIGLO 2. Las tres personas mas ricas del mundo poseen una fortuna total superior al producto bruto interno conjunto de los 48 pai ses mds pobres del mundo. 3. Supongamos que se quiera dar a toda la poblacién del mundo un acceso cuantificable a los alimentos, a saber, 2.700 calorias diarias, asi como al agua potable y a los recursos sanita: tios bésicoss la suma toral necesaria equivaldria més o menos a lo que los habitantes de Europa y Estados Unidos gastan anual- mente en perfumes. 4 Sitomamos el 20% mas pobre y el 20% mas rico de la po blacién mundial, en 1960 la franja superior tenia un ingreso tteinta veces mas alto que el de la franja inferior. En 1995, ese ingreso era ochenta y dos veces mas elevado, 5. En setenta paises (esto es, el 40% de los pafses del mundo), el ingeso por habitante es menor que hace veinte afios, en cifras consrantes. He terminado con mi introduce Hoy partiré de la segunda estrofa del poema de Mandelstam, que nos sirvi6 de base la vez pasada. En ella se trata del comien= 20 del siglo como lugar de un sacrificio: Como el tieene eartilago de un nito Esl siglo recién nacido deta tera, Una vez mis en saczificio, como el crdero, Se oftece el sincipacio de fa vida. Sin Ingar a dudas, hay aqui una metéfora cristiana, la de un lazo entre la novedad, el anuncio y la promesa, por un lado, y la muerte del inocente y el sacrificio, por otro. No olvidemos la petsistencia y hasta la zenovaciGn del pensamiento cristiano en el siglo. El anticristo Nietasche suscité su anti anticristo. En las dé cadas de 1920 y 1930 hubo una moda cristiana. Y, de Claudel a Pasolini, pasando por Mandelstam, existieron grandes poetas cristianos o en dialéctica rigurosa con el cristianismo. Hubo ana persistencia de la filosotia cristiana y una absorcién casi comple- ta de la fenomenologia por el moralismo cristiano.’ ¥ se produ- LO IRRECONCILIADO ” jo incluso el amplio desarrollo de un psicoanslisis cristiano, lo Teal indica, con todo, que el cuerpo religioso tiene la sensibilidad el beonce cuando se trata de digerir un veneno. Una tesis esencial del cristianismo establecido, el cristianismo ‘onvertido en poder de Eseado, es que el mundo nuevo nace ba- joel signo del suplicio y la muerte del inocente. La nueva alian- hue Dios con los hombres, encarnada por el Hijo, comienza por la crucifixion. ;Cémo recuperarse de semejante inicio? :Cé- fio hacer caso omiso de la violencia absoluta del comienzo? Este os desde siempre uno de los grandes problemas del cristianismo oficial. Pero fue asimismo, en suma, uno de los problemas de los {nicios del siglo Xx, en razén de la guerra de 1914, la revolucién de 1917 y también, en un segundo plano, las innombrables préc- tieas del colonialismo. La cuesti6n consiste en saber c6mo com patibilizar las atrocidades del comienzo con la promesa de un hombre nuevo, Qué horror asedia la promesa? ¢Cémo respon- der al sacrificio inaugural? Frente a este tipo de problemas, siempre hubo dos orientacio- nes del pensamiento, Primera oricntacién: como las cosas comenzaton asi, nos en: gontramos en el tiempo de la muerte, el tiempo del fin. Es lo que ereyeron los primeros cristianos: la muerte de Jesucristo signifi- aba que cl fin del mundo era inminente. Apenas terminada la guerra de 1914-1918, la idea dominante, sobre todo en Francia, era que semejante carniceria s6lo podia significar el fin de las guerras y Ia paz definitiva. Esto se manifesté en la consigna de [a paz a cualquier precio” y el extremo vigor cobrado por la co- rriente pacifisea. La tesis era que fo iniciado en la sangre declara que esa sangre es la iltima. “La iltima de las iltimas” ("la der des ders”|, se decia de la guerra de 1914. Segunda orientacién: como las cosas comenzaron en la vio~ 43 Sobre este aspecto, el lector puede remitese af excelente breve ensayo de Daninigue Jantaud, Le Towrnant théologique de le phénoménoiagie francaise, CCombas, Ed. de 'Eclar, 1998. 50 ELSIGLO leneia y la destruceién, es preciso consumar una y otra a través de una destrucciéa superior y una violencia esencial. La mala — violencia debe ser sucedida por la buena, legitimada por Ja pris mera. Fundacién belica de fa paz: pondremos fin a la guerra ma la por medio de la guerra buena. Estos dos caminos se entrelazan y se enfrentan, sobre todo entre 1918 y 1939. 2A qué dialéctica da acceso un comienzo guerrero? cA la dialéctica gucrra/paz o a la dialéctica buena gue rrafmala guerra, guerra justa/guerra injusta? Tal es la historia del pacifismo francés entre las dos guerras, {que eta principalmente una corriente “de izquiesda” y, de mane- ra paraddjica, fac en términos de opinion uno de los fermentos del petainismo. Pues el petainismo da forma, desde ef punto de vista politico, al gusto por la capitulacién. Cualquier cosa es me- jor que la guerra. Es cl camino del “eso nunca mas”. El inconveniente es que los nazis sostenian a otra orienta- cién: replantear la mala guerra, que ademés habjan perdido, @ través de una buena guerra imperial, nacional y cacial, una gue- 11a decisiva, fundadora de un Reich milenario. De resuleas, la paz a cualquier precio, para tos franceses, queria decir la paz con Ja guerra total, la paz con los nazis y por lo tanto la inclusiéa pasiva en una guerra “absoluta”, una guerra que rcivindicaba el derecho al exterminio. Esa es la esencia del petainismo: hacer la paz con la guerra exterminadora y por consiguiente ser su com plice abyecto, tanto més abyecto cuanto que era un cémplice pa- sivo s6lo preocupado por sobrevivir, Es caracteristico que De Gaulle, en 1940, tuviera que decir simplemente que la guerra continuaba. Los resistentes y él de~ bian, en suma, teabrir la guerra, reinstalarla. Pero tropezaban, de todos modos, con una pazadoja: ;eémo podia el siglo, que habia comenzado con una guerra atroz, continuar con una gue rra atin peor? ;Qué pasaba en ese eslabonamiento con la prome- sa “cristiana” del hombre nuevo? Lo que digo sobre la guerra tiene como base una subjetividad poradéjica, cuyos mecanismos comenzamos a describir cuando LO IRRECONCILIADO a tablamos de Mandelscam. El siglo se pens6 a sf mismo simulta eemente como fin, agotamicnto, decadencia, y como comienz0 “Meal. Una parte del problema de la cencuria es la conjuncién estas dos convicciones. Digimoslo de otea manera: el siglo se ~ Gpncibio como nikilismo, pero también como afirmacién dion Gace, Segsin los momentos, parece actuar de acuerdo con dos ee eimes: una (hoy, por ejemplo} es de renuneiamiento, resigna~ a, mal menor, moderacién, fin de la humanidad como espiri- Gralidad, critica de los “grandes relatos” * Otra, que domina el -Sipequefo siglo”, entre 1917 y la década de 1980, retoma de Metsche la voluntad de “romper en dos la historia del mundo” ‘yse propone un comienzo radical y la fundaci6a de una bumant- dad reconciliada ‘La telacin de las dos intenciones no es simple. No se trata de una correlacién dialéctica, sino de un entrelazamiento. El si elo ha sido frecuentado por una relacién no dialéctica entre ne- Eesidad y voluntad, Esto es notorio en Nietasche, que en ese as- pecto es un profeta del siglo. Nietzsche hace un diagndstico de fitilismo extremadamente detatlado, asignado a la genealogia de fos afectos negatives (culpa, resentimiento, etc.). Pero al mismo tiempo est la cerreza voluntarista del Gran Mediodia, que no fostiene ninguna relacién de resultado o de selevo dialéctico con la dominacién del nihilismo. No hay teoria de la negatividad que pueda asegurat el pasaje, y Deleuze tiene mucha razon al dar @ {42 relaciGn que no lo ¢s el nombre de “sintesis disyuntiva” 5 “4. Jean-Frangois Lyotard dio forma a una suerte de ads melanesiico als lof ls "madernidad?) al pronunciae el final de los “grandes relatos", lo cual pn on parecer signifcaba sobze todo el fn de In politica marist, el fin del Tilce peeszario®. La hizo con elegancia y prefurdidad, buscando en fos tft hamentos del arte coatemporinea Ia manera de eelevat, en lo dscontinuo y lo fnfino, ls Toealidad perdi, ta Grandeza imposible. Es menester ler Le Difé ond, Pacts, Miunit, 1984 (lad. xp: La diferencia, Barcelona, Gedisa, 1988) 15 el concepto de “snteisdisyutva” es en ef nGclzo de I concepein ela borada por Deleuze sobre la "vicaidad™ dl ser, que es fo mismo que se univoci dad prouuziva, De hecho, signa el poder de lo Uno que manifests incluso ELSIGLO En el orden de la historia y su sumision voluntarisea a la poli: ica, esa disyuneién constituye on problema. A eausa de ella, els lo etd ineegeamente marcado por una violencia singular, qué ne 8° Glo una violencia objetiva sino wna reivindicacion subjetiva Gque a veces llega hasta el culto. La violencia Mega hassa [a diy: een, Sustituye una conjuncién faltante; es como una Tigaz6n dla \éetica forzada hasta la antidialéctica. ‘La violencia se legitima por la creacién del hombre nuevo, Es- te motivo, desde luego, solo tiene sentido en el horizonte de la spueste de Dios. E] hombre sin Dios debe ser recreado, para reem: plazar al hombre sometido a los dioses. En ese aspecto, el hombre prevo mantiene unidos los fragmentos de la sintesis disywntiva, porque esa la vex un desfino, el destino del hombre en la época sein muerte de los dioses, y una voluntad, la de superar al hom bbre antiguo. Si es cierto que el siglo es enormemente ideol6sico, es porque da figura a la sintess dsyuntiva que constituye y taba: ja fas orientaciones de pensamiento. El famoso “fin de las ideal Fras”, con el gue se sefalan nuestra modestia y muestra piedad Free dnicarin, no es sino la renuncia a toda novedad del hombre, Y ello, como ya dije, cuando todo se apresta para modificarlo por emtera; mediante manipulaciones ciegas ¥ traficos financieros. En rigor el factor actuante en el sigho XX no es Ja dimension ideolagica del tema del hombre muevo. La pasion de los sujetos, Ie militantes, se deposita en la historicielad de ese hombre nue: te aes estamos en el morpento de lo real del comienzo. El siglo iv anuncid, 8086, prometiés el siglo Xx, por su parte, declar6 que él hacia, aqui y ahora. ‘Esto es lo que propongo llamar pasién de fo real, convencida de que es preciso hacer de ella Ja clave de toda comprensi6n de} Siglo, Hay una convicsién patética de que se nos coavoca a lo real del comienzo. “las seri nde dvergenes. Tncenté reconstruc todo esto (y diferenciasme acl ao ere Deleuc, la lamer de Utre, Pats, Machete, 1997 (reduccion ube: Deleuce, ef claro del ser, Beno Aires, Manancial, 19971 LO IRRECONCILIADO Como sabe cualquiera de los actores del siglo, lo real es ho- | ible exaltante, mortfero y creador. Lo indudable es que est, Fee Nietzsche lo dijo magnificamente, “més allé del Bien y del = fal’. Toda conviccion sobre la llegada real del hombre nuevo eee marcada por tna fuerte indiferencia a sus costos y una Tegi- scion de los medios mas violentos. Si se trata del hombre mpyo, el hombre antiguo bien puede no ser otra cosa que un “material. para el moralismo temperado de nuestros dias, que no es sino ~ {g pramoci6n del crimen aséprico, asi como de la guerra virwosa EE ganancia limpia, el pequeiio siglo, el de las politicas revolu- 2 cnarias reunidas bajo el nombre equivoco de “comunismos”, fore birbaro porque su pasion de lo real Jo situaba mas allé del Then y del mal. Por ejemplo, en una franca oposicién entre poli- fas y moral. Dero, desde las entraiias del siglo, éste se vivid con tun cardcter heroico y épico. Cuando leemos la Hiada, nos vemos obligados a constatar que se rata de una sucesion ininterrumpida de masacres. Pero eh qimovimniento de la cosa como poema, ¢sa situacion no se Pre- enta con rasgos birbaros, sino heroicos y épicos. E} siglo ha si- fie una Tliada subjetiva, aun cuando la barbaric se comprobé y = eauneié con frecuencia, pero por lo general en el otro bando. ‘De alt cierta indiferencia a los signos objerivos de la crueldad. {Ep esa misma indiferencia nos instalamos al leer la Ilfada, por- uc el poder de la accién es més intenso que la seasiblesfa moral jemplos literarios célebres dan testimonio de esa relaci6n sub- jetiva esterizada por el sentimiento épico con los episodios mas barbaros del siglo. En lo concerniente a la guerra de 1914, pode- aos remitirnos a Los siete pilares de la sabiduria (1921) y las des~ ‘ripciones de Lawrence de escenas de horror, no sélo en el bando fnemigo (los turcos que masacran a todos los aldeanos) sino en el propio, cuando el “sin cuartel” sale de sus labios, asi como la Consiga de no tomar prisioneros y rematar @ todos los heridos Ninguino de esos actos se justifica ~al contrario-, pero todos ellos se hacen uno con el molde épico de la “guerra érabe”. Bn la ver tlente de las revoluciones citaremos La esperanza (1937} de Mal- s4 ELSIGLO ux, sobre todo cuando, con referencia a la Guerra Civil espaiio- la, el autor menciona y comenta la practica de la tortura y las ¢je cuciones sumarias, no sélo entre los franquistas sino en el bando republicano. También en este caso la grandeza popular épica de la resistencia arrastra todo lo demas. Malraux, en sus propias cate- gorias, aborda la sintesis disyuntiva por el lado de su parte més paca, [a figura de la historia como destino. Si las atrocidades no son lo que puede dar un sentido “moral” a Ja situacién, es porque estamos, como en el fatum que Nietzsche toma de los estoicos, mis alla de toda consideracién de ese tipo. En las situaciones in 5, €8 preciso que cada cual pueda encontrar su destino y cerle frente, como debia hacerse frente la bestiasiglo en el poc- ma de Mandelstam. Pues, dice Malraux, a Espaiia exangie toma conciencia de si misma, de modo que cada actor del drama es co- participe de esa conciencia. Las atrocidades s6lo son una parte de esta revelacién, si tenemos en cuenta que lo que revela la historia como destino es, casi siempre, Ia experiencia de la guerra Esto me lleva al elemento que, luego de la pasién de lo realy es sin duda la principal caracterizacion del siglo: que haya sido el siglo de la guerra. Lo cual no quiere decir tinicamente que esta Hleno, hasta nuestros dias, de guerras feroces, sino que ha estado bajo el paradigma de la guerra Los conceptos fundamentales 2 través de los cuales el siglo se pensé 0 pensé su estrategia creativa estuvieron subordinados a la mantica de la guerra. Advirtamos que no se trata de la guerra al sentido de Hegel, de Ia guerra napolednica. Para Hegel, la guerra es un momento constitutivo de la conciencia de si de un pueblo. Es creadora de conciencia, en particular de conciencia nacional. La guerra del siglo xx no ha sido asi, pues la idea pre dominante es la de la guerra decisiva, la siltima guerra. Para to: do el mundo, el conflicto de 1914-1918 es la mala guerra, Ja guerra infame, que no debe repetirse; de alli la expresi6n “la a- tima de las iltimas”, Es absolutamente necesario que la confla gracién de 1914-1918 sea Ia ultima de esa categorfa de malas guerras. En lo sucesivo la euestién pasa por poner fin al mundo que ha engendrado la guerra infame. Ahora bien, lo que term LO IRRECONCILIADO ard con la guerra serd la guerra, otro tipo de guerra. Pues la paz, ence 1918 y 1939, es lo mismo que la guerra. Nadie cree en fila, Hace falta otra guerra, que sera verdaderamente la iltima. Mao Tsé Tung es una figura tipica de esa conviccién. Dirigié una guerra durante mas de veinte aftos, de 1925 a 1948, y reno: 4 por completo la reflexién sobre las relaciones entre guerra y politica. En un texto de 1936, Problemas estratégicos de la gue tra revolucionaria de China, desarvola la idea de que, para obte- ner la “paz perpetua”, es preciso inventar una nueva guerra, foponer a la guerra corriente la que enfrenta a los poderosos de la hora, una guerra nueva organizada por los proletarios y los cam pesinos y que él denomina justamente “guerra revolucionaria” ‘Antes de Mao, y atin en el pensamiento de Lenin, la guerra y Ja revolucién eran términos contrarios, que componian una si tuacién dialéctica compleja. Como lo muestra vigorosamente Sylvain Lazarus, Lenin se refiere a la cuesti6n de la guerra para separat la subjetividad politica de la conciencia hist6rica, cuando sefiala, en la primavera de 1917, que la guerra es un dato claro, mientras la politica es oscura. El tema maoista de la guerra revo- Jucionaria instaura una completa distincién, que opone diferen- tes tipos de gucrras, orgénicamente ligadas a politicas diferentes. Sobre esa base, corresponde a la guerra (politicamente justa) po ner fin a las guerras (politicamente injustas). Asi, en ese texto de 1936, extraido del ya mencionado Problemas estratégicos de la guerra revolucionaria de China: La guerra, ese monstruo que lleva a los hombres a matarse unos a otros, terminara por ser erradicada geacias al desarrollo de la so- ciedad humana, y lo serd incluso en un futuro no lejano, Pero para suprimir la guerra hay an nico medio: oponer la guerra a la guerra, foponer la guerra revolucionaria a la guerra contearrevolucionaria [J Cuando la sociedad humana llegue a la ses, ala supresion del Estado, ya no habré gue 6, Sobre este punto, véase Sylvain Lazarus, “Lénine et le temps", en su gran Iibco Anthropologie du nom, Pare, Suil, 1996 ELSIGLO cionatias ni revolucionarias, ai injustas ni justas. Sera la era de La paz perpetua para la humanidad, Al estudiar las leyes de la guerra Fovoluctonaria, pactimos de la aspiracion de suprimir todas Ias gue- (ras; en esto eadica la diferencia entre nosotros, los comunistas,¥ los representantes de todas las clases explotadoras. Y dos afios después, en Problemas de la guerra y de la estra: tegia: Estamos a favor de la abolicin de las guetrasy no queremos la guerra, Pero la guerta solo puede abolirse mediante la guerra. Para ‘que sio haya mais fusiles, es preciso tomar et fs Este motivo del fin de las guerras a través de una guerra total y iiltima sostiene todas las convicciones, que jalonan el siglo, de jun arreglo “definitivo” de tal o cual problema. La forma negea, la forma atroz-y extremista de esta convicciéa, es sin duda la “solu Gin final” del presunto “problema judio” decidida por los nazis tn la conferencia de Wannsee. No es posible separar por comple- to este extremismo asesino de la idea, de difusién general y en to- dos los ambitos, de una solucién “absoluta” de Jos problemas, ‘Una de las obsesiones del siglo ha sido la de obtener lo defini- tivo. Podemos verla en accién hasta en los sectores mas abstrac: tos de la ciencia. Basta pensar en Ia empresa matematica deno- minada “Bourbali”, cuya aspiraci6n es construir un monument tmatemético integramente formatizado, completo, definitive, Ea cl arte, con el fin de la relatividad de las imitaciones y las repre- Sentaciones, se cree posible llegar al arte absoluto, al arte que se muestra enteramente como tal, que, al tomar como objeto su propio proceso, es exposicién de lo artistico del arte, fin prodi- gad, en el arte, del arte mismo, y por lo tanto: altima obra de arte, en la forma del arte desobrado. En todos los casos se comprueba que la obsesién por lo defi: nitivo se aleanza como mas allé de una desteuccién. El hombre nuevo es destruccion del viejo hombre. La paz perpetua se consi gue por destruceidn, en la guerra coral, de las viejas guerras. El monumento de Ja ciencia consumada destruye, mediante Ia for- LO IRRECONCILIADO © galizacién integral, las viejas intuiciones cientificas. El arte mo- «Jomo desinantela cl universo relativo de la representactn. En la Gosuuccidn y lo definitive hay un par fundamental. Y otra vez, sun par no dialéctico, una sintesisdisyuntiva. Pues lo definitivo fp es el fruto de la destruccién, de modo tal que hay dos tareas jfien diferentes: deseruir lo viejo, crear lo nucvo. La guerra mis- = gaa es una yutaposici6n no dialectizable de la destrucci6n atrox 7 del bello heroismo vietorioso. or Gltimo, el problema del siglo consiste en situarse en la conjuncién no dialéctica del motivo del fin y el motivo del co- fnienco. “Terminar” y “empezar” son dos términos que, en el si- ~ glo, se mantienen irreconciliades. [El modclo de la irreconcializaci6n es la guesra, la guerra defi- ritiva y total, que exhibe tres caracteristicas: 4) Pone fin a la posibilidad de la mala guerra, la guerra iniitil o conservadora, cuyo modelo es 1914-1918. b) Debe erradicar el nihilismo, porque propone un compromiso ‘adical, una causa, un verdadero cara a cara con la historia @) Vaa fundar un nuevo orden histérico y planetario. Esta guerra no es, como la de 1914, una mera operacin del Estado; es una implicacién subjetiva. Una causa absoluta que ge- rnera un nuevo tipo de sujeto, una guerra que es creacién de su combaticate. Finalmente, la guerra se convierte en un paradigma subjetivo. El siglo ha sido portador de una concepcién comba: tiente de la existencia, lo cual quiere decir que la totalidad mis- sma, en cada uno de sus fragmentos reales, debe epresentarse co- mo conflicto. Cualquiera sea su escala, planetaria 0 privada, toda situacién real es escisién, enfrentamiento, guerra. En el siglo xx, la ley compartida del mundo no es lo Uno ni Jo Miltiple, sino lo Dos. No es lo Uno, pues no hay armonia, hhegemonia de lo simple, poder unificado de Dios. No es lo Mul tiple, pues no se trata de alcanzar un equilibrio de potencias 0 tuna armonia de facultades. Es lo Dos, y el mundo representado ‘en la modalidad de lo Dos excluye la posibilidad tanto de un s0~ 58 BLSIGLO metimiento undnime como de un equilibrio combinatorio. Bs preciso resolver. La clave subjetiva del siglo es que todo el mundo cree que ef siglo va a decidir, a resolver. La capacidad de los hombres de in- ventar lo Dos es considerable; el siglo fo muestra. La guerra es la visibilidad resolutiva de lo Dos contra el equilibrio combinato- rio. En ese sentido, la guerra esta omnipresente. Sin embargo, lo Dos es antidialéctico. Contiene una disyuncién no dialéctica, sin sintesis. Debemos examinar cémo se presenta ese paradigma en estética, en la relacién de los sexos, en la agresividad técnica La “bestia” de este siglo, mencionada por Mandelstam, no es ctca que la omnipresencia de la escisibn. La pasién del siglo es lo real, pero lo real es el antagonismo. Y por eso la pasién del siglo, ya se trate de los imperios, las revoluciones, las artes, las cien= cias, la vida privada, no es otra que la guerra. “ZQué es el si lo2”, pregunta el siglo. ¥ responde: “Es la lucha final”. 4 UN MUNDO NUEVO, Sf, PERO ;CUANDO? 13 de enero de 1999 En una frase: el siglo, presa de la pasién de lo real, puesto ba- joel paradigma de la guerra definitiva, dispone subjetivamente tun frente a frente no dialéctico de la destruccién y la fundacién, ‘en beneficio de cuyas necesidades, al pensar la totalidad y el mas iinimo de sus fragmentos en la figura del antagonismo, plantea ue la cifca de fo real es lo Dos. Hoy, por decitlo asi, haremos pasar esta frase a través de un texto de Brecht, para que tome su fuerza y su color Brecht es un personaje emblematico del siglo xx, aunque por ‘tra parte s¢ Jo vea como escritor, dramaturgo, dialéetico mar- ‘xista, compafiero de ruta del partido 0 mujeriego. Varias razones fo explican, de las cuales mencionaré cuatro: Brecht es aleman, director de teatro, aliado del comunismo y contemporaneo del 1. Bs un alemén que comienza a escribir en fa inmediata pos- ‘guerra, en esa asombrosa Alemania de Weimar tanto més crea dora cuanto que sobrelleva el trauma germano, que es mas pro- fundo ~por desdicha, asi lo confirmardn sus secuclas~ que la derrota. Brecht es uno de los artistas del trastorno identitario de su pais. Y arreglara cuentas con la Alemania que ha salido de la guerra de 1914 en una especie de hipnosis frenética. De hecho, Brecht forma parte de esos alemanes que anhelan ‘con desesperacién producir un pensamiento de Alemania aleja~ a ELSIGLO sigualitario} esta enmascarada, Como el ci ‘ ano en ltr, a deologia organ uns concen ge Jo real, expresado, sin embargo, por ella. » Beche foes una ddicica de ea sprains moein com nn ee fe lo real solo ¢s eficiente en la brecha entre ef efecto. Ss ‘ represeracion dominant, El concepto mismo de ideo a = aliza la certidumbre “cientifica” de que las represeneseey tos dsutios debe lene como ls mivaras dean eal ata Gat Segtin advirtié Althusser,” hay en Hee lisposiciin sintomal; Ia representacin es sintoma (ae Gime, desifrare| de un real, y ella es la Tocaliztcion apf oe ae speconocinienis El poder de la ideologia no esa al, en cuanto ella tr; i Io real, en cuanto cllatransita por ese desconocintion a ae labra “sintoma” indica desde luego que, con veipae s Poder del desconocimiento, hay algo en comin entre el me mientos y transformaciones. La “ leno y nes. La palabra “inconsciente” designg Justamente el conjunto de las operaciones por medio de las ea, = cticulo “Ideologia y aparatos ideolégicos dei Estado” ‘alr ‘tba de vr con somo ons fos eno pablenin de Ce au era diector de tos estadios de filosofa en la eseuela ae one ‘una presentacién sintética de los concepi 20m por entonces completamente desconocido. Ta ree in castellano, "yo r dlistintos. Para eviesr ls ambigicdad, en se oeuencs Ma oe [pASION DELO REAL Y MONTAJE DEL SEMBLANTE puede tener acceso consciente a fo real de un sujeto slo en grucei6n intima e imaginaria del yo [moi En ese sentido, Dlogia de la conciencia es una ideologia personal, lo que flama “mito individual del neurético”. Hay una funciéa conocimiento que hace que lo abrupto de lo real opere ex- Gvamente en ficciones, montajes, mascaras. glo despliega el motivo de la eficacia del desconocimien- Jientras el posiivismo del siglo XIX afirmaba el poder del co- Jmniento. Contra el optimismo cognitivo de ese positivismo, el ip xx descubre y pone en escena el extraordinario poderio de Ggnorancia, lo que Lacan llama con justa razén “pasidn por la ancia”™ Pensado como puesta en accidn, por parte del semblante, de propia distancia con respecto a lo zeal, el distanciamiento ‘onsiderarse como un axioma del arte en el siglo, y sobre odo del arte de “vanguardia”. Se trata de hacer fieci6n del po- “der de la ficci6n, ener por real Ia eficacia del semblante. Esta es

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