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Clement Greenbe
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Arte y Cultura 7
Ensayos criticos
Coleccién Punto y LineaVanguardia y Kitsch
La misma civilizacin produce simulténeamente dos
cosas tan diferentes como un poema de T. S. Eliot y una car
ci6n de Tin Pan Alley, o una pintura de Braque y una cubierta
del Saturday Evening Post. Las cuatro se sitian en el campo
de la cultura, forman ostensiblemente parte de la misma cul
tura y son productos de la misma sociedad. Sin embargo, todos
sus puntos comunes parecen terminar ahi. Un poema de Eliot
yun poema de Eddie Guest: ¢qué perspectiva cultural es sufi-
Cientemente amplia para permitirnos establecer entre ellos una
icién iluminadora? El hecho de que tal disparidad exista
en el marco de una sola tradicién cultural, que se ha dado
y se da por supuesta, indica que la disparidad forma parte
del orden natural de las cosas? 20 es algo enteramente nuevo,
algo especifico de nuestra época?
La respuesta exige algo més que una investigacién es
tética. En mi opinién, es necesario examinar mas atentamente
¥ con més originalidad que hasta ahora la relacién entre la
experiencia estética —tal como se enfrenta a ella el individuo
conereto, y no el generalizado— y los contextos histéricos y
sociales en los-que esa experiencia tiene lugar. Lo que saque-
mos a la luz nos respondera, ademas de la pregunta que aca
bamos de plantear, otras cuestiones, quiz més importantes,
Una sociedad que en el transcurso de su desarrollo es
cada vez més incapaz de justificar la inevitabilidad de sus for.
mas particulares rompe las ideas aceptadas de las que necesa.
riamente dependen artista y escritores para comunicarse con
Sus ptblicos. Y se hace dificil asumir algo. Se cuestionan to-
das las verdades de Ja religion, la autoridad, la tradicién, el
estilo, y el escritor o el artista ya no es capaz de calcular la
respuesta de su publico a los simbolos y referencias con que
trabaja, En el pasado, una situacién de este tipo solia resol
verse en un alejandrinismo inmévil, en un academicismo en
el que nunca sc abordaban las cuestiones realmente importan-
tes porque implicaban controversia, y en el que la actividad
creativa mermaba hasta reducirse a un virtuosismo en los pe-
uefios detalles de la forma, decidiéndose todos los problemas
importantes por el precedente de los Viejos Maestros. Los mis
mos temas sc varian mecdnicamente en clen obras distintas, sin
Por ello producir nada nuevo: Estacio, versos en mandarin, es.
cultura romana, pintura Beaux-Arts, arquitectura neorrepubli-
En medio de Ia decadencia de nuestra sociedad, algu-
os nos hemos negado a aceptar esta ultima fase de nuestra
Propia cultura y hemos sabido ver signos de esperanza, Al es.
forzarse por superar el alejandrinismo, una parte de la socio.
dad burguesa occidental ha producido algo desconocido ante.
siormente: la cultura de_vanguardia. Una superior conciencia
de la historia —o més exactamente, la aparicin de una nueva
clase de crifica dela sociedad, de una critica hhistérica— la
ha hecho posible. Esta critica no ha abordado la sociedad pie
senie con utopias atemporales, sino que ha examinado serena
mente, y desde el punto de vista de la historia, de la causa y el
sfecto, los antecedentes, las justificaciones y las funciones de
las formas que radican ‘en el corazén de toda sociedad. Y ast,
el actual orden social burgués ya no se presenta como una
condicién «natural» y eterna de Ia vida, sino sencillamente como
el Ultimo término de una sucesién de Grdenes sociales. Artistas
¥ Poctas pronto asumieron, aunque inconscientemente en la
mayorfa de los casos, nuevas perspectivas de este tipo, que
Pasaron a formar parte de Ia conciencia intelectual avanzeda
de Jas décadas quinta y sexta del siglo xxx. No fue casual, por
tanto, que el nacimiento de la vanguardia coincidiera cromeld-
gica y geograficamente con el primer y audaz desarrollo del
Pensamiento cientifico revolucionario en Europa,
3Cierto que los primeros pobladores de Ia bohemia —en-
tonces idéntica a la vanguardia— adoptaron pronto una actitud
manifiestamente desinteresada hacia la politica. Con todo, sin
esa circulacién de ideas revolucionarias en el aire que ellos
también respiraban, nunca habrian podido aislar su concepto
de «burgués» para proclamar que ellos no lo eran. Y sin el
apoyo moral de las actitudes politicas revolucionarias tampoco
habrfan tenido el coraje de afirmarse tan agresivamente como
Jo hicieron contra os valores prevalecientes en la sociedad,
Y realmente hacia falta coraje para ello, pues la cmigracién
de la vanguardia desde la sociedad burguesa a la bohemia signi
ficaba también una emigracién desde los mercados del capita-
lismo, de los que artistas y escritores habian sido arrojados
por él hundimiento del mecenazgo aristocrético. (Ostensible-
mente al menos, esto implicaba pasar hambre en una buhar-
dilla, aunque més tarde se demostrarfa que la vanguardia per-
manecia atada a la sociedad burguesa precisamente porque ne
cesitaba su dinero.)
Pero es cierto que Ja vanguardia, en cuanto consiguié
adistanciarse» de la sociedad, viré y procedié a repudiar la po-
Iitica, fuese revolucionaria 0 burguesa, La revolucién quedé re-
Iegada al interior de la sociedad, a una parte de ese cenagal
de luchas ideolégicas que el arte y la poesfa encuentran tan
Poco propicio tan pronto como comienza a involucrar esas «pre-
ciosas» creencias axiométicas sobre las cuales ha tenido que
basarse la cultura hasta ahora, Y de ahf se dedujo que la ver-
dadera y més importante funcién dela Vanguardia no era aex-
perimentar>, sino encontrar un camino a Io largo del cual fuese
posible mantener en movimiento la cultura en medio de la
confusién ideolégica y Ia violencia. Retirindose totalmente de
o piiblico, el poeta o el artista de vanguardia buscaba mante-
ner el alto nivel de su arte estrechndolo y elevandolo a la
expresién de un absoluto en el que se resolverian 0 se margi
narian, todas las relatividades y contradicciones. Aparecen cl
carte por el arte» y la «poesia pura», y tema o contenido se
conyierten ef algo de lo que huir como de la peste.
‘Yha_sido precisamente en su brisqueda de lo abso-
luto cémo la vanguardia ha Ilegado al arte explica la potencia
det kitsch,
“Todos los valores son valores humanos, valores relat
vos. en arte y-en todo 1o-demés, Pero al parécer a habido
Slempre, alo largo de fos sigos, un condenso mls 0 menos ge.
heral entre’las personas cillas de la humanidad sobre lo que
Ee arte bueno y arte malo. fl gusto ha variado, pero no mds
Ald de clertos-limites;-los’ conaisseurs contempordneos com
caerdan con los japoneses del siglo xvi en que Hokusai fue
20
uno de los mas grandes artistas de su tiempo; incluso nosotros
estamos de acuerdo con los egipcios antiguos en que el arte de
las Dinastias III y IV era el mas digno de ser arquetipico para
los que vinieron después. Hemos llegado a colocar a Giotto por
encima de Rafael, pero no por ello negamos que Rafael fuese
uno de los mejores pintores de su tiempo. Ha habido, puc
acuerdo, y en mi opinién ese acuerdo se basa en la distineién
permanente entre aquellos valores que sdlo se encuentran en
el arte y aquellos otros que se dan en otra parte. El kitsch,
merced @ una técnica racionalizada que se alimenta de la cien.
cla y la industria, ha borrado en Ia practica esa distincion,
Veamos, por ejemplo, lo que ocurre cuando uno de esos
ignorantes campesinos rusos de que habla Macdonald se en.
cuentra ante una hipotética libertad de eleccién entre dos pin-
turas, una de Picasso y otra de Repin. Supongamos que en la
Primera ve un juego de lineas, colores y espacios que repre-
senta a una mujer. La técnica abstracta le recuerda —si acep-
tamos Ja suposicién de Macdonald para mi discutible— algo
de los iconos que ha dejado atrés en la aldea, y siempre la
atraccién de lo familiar. Supongamos incluso que percibe vaga-
mente algunos de esos valores del gran arte que el culto ve
en Picasso. A continuacién vuelve su mirada hacia un cuadro
de Repin y ve una escena de batalla. La técnica no Ie resulta
tan familiar... en cuanto técnica. Pero eso pesa muy poco ante
el campesino, pues stibitamente descubre en el cuadro de Re.
pin valores que le parecen muy superiores a los que estaba
acostumbrado a encontrar en el arte de los iconos; y lo extrafio
constituye en simismo una de las fuentes de esos valores: los
walores de_lo {vividamente_reconocible| \lo_milagroso) y /lo sim:
patico. JEI campesino ve y reconoce en el cuadro de Repin las
‘cosas de la misma manera que las ve y reconoce fuera de los
cuadros; no hay discontinuidad entre el arte y Ia vida, no ne.
cesita aceptar una convencién y decirse a s{ mismo’ que el
icono representa a Jestis porque pretende representar a Jestis,
incluso aunque no Ie recuerde mucho un hombre. Resulta mi
lagroso que Repin pueda pintar de un modo tan realista que
las identificaciones son inmediatamente evidentes y no exigen
esfuerzo alguno por parte del espectador. Al campesino le agra-
da también la riqueza de significados autoevidentes que en.
cuentra en el cuadro: «narra una historia». Picasso y los ico
nos son, en comparacién, tan austeros y dtidos... Y es mAs
Repin enaltece la realidad y la dramatiza: puestas de sol, obu.
ses que explotan, hombres que corren y caen. No hay ni que
hablar de Picasso 0 los iconos. Repin es lo que quiere el cam.
Pesino, lo tinico que quiere. Sin embargo, es una suerte paraRepin que el campesino esté a salvo de los productos del capi-
talismo americano, pues tendria muy pocas posibilidades de s2-
lir triunfante frente a una portada del Saturday Evening Post
hecha por Norman Rockwell.
En wltimo término podemos decir que el espectador
calto deriva de Picasso los mismos valores que el campesino
de Repin, pues lo que este tltimo disfruta en Repin también
es arte en cierto modo, aunque a escala inferior, y va a mirar
Jos cuadros impelido por los mismos instintos que empujan al
espectador culto. Pero los valores wiltimos que el espectador
culto obtiene de Picasso le Megan en segunda instancia, como
resultado de una reflexién sobre 1a impresién inmediata que
le dejaron los valores plasticos. Sé]o entonces entran en esce-
na Io reconocible, lo milagroso y lo simpatico, que no estén
inmediata o externamente presentes en la pintura de Picasso
y por ello deben ser inyectados por un espectador lo bastante
Sensitive para reaccionar suficientemente ante las cualidades
plasticas. Pertenecen al efecto «reflejado», En cambio, en Repin
€l efecto «reflejado» ya ha sido incluido en cl cuadro, ya esté
listo para que cl espectador lo goce irreflexivamente.Allf
donde Picasso pinta causa, Repin pinta efecto. Repin predigiere
el arte para el espectador y le ahorra esfuerzos, ofreciéndole
tim atajo al placer artistico que desvia todo lo necespriamente
difieil en el arte genuino. Repin, o el kitsch, es arte sintético,
‘Lo mismo puede decirse respecto a la literatura kitsch:
proporciona una experiencia vicaria al insensible, con una in-
mediatez mucho mayor de la que es capaz la ficciGn seria. Por
clo Eddie Guest y la Indian Love Lirics son mas poéticos que
T. S. Eliot y Shakespeare
m1
Ahora vemos que, si Ja_vanguardia_imita los procesos
del arte, el kitsch imita sus efectos, La nitidez d&esta antite-
sis no es artificiosa; corresponde y define el enorme trecho que
separa entre s{ dos fenémenos culturales tan simulténeos como
a vanguardia y el kitsch, Este intervalo, demasiado grande para
que puedan abarcarlo las infinitas gradaciones del «modernis-
mo» popularizado y el kitsch «modernistan, se corresponde a
Su vez con un intervalo social, intervalo que siempre ha existido
ela cultura formal y en Ig sociedad civilizada, y cuyos dos
extremos convergen y divergen manteniendo una relacién fija
con la estabilidad creciente o decreciente de una sociedad de-
2
Pee cues arabia Aor aedlates le eae
Peter! yrrimaonniesl coir ce ee
masa de los pobres y explotados y, por tanto, de los ignorantes.
La cultura formal ha pertenecido siempre a los primeros, y los
Mewes age gee ee
Bee ian te
Tae deka cubis oe eee ee
Bho cine! aden nee Ue cease
ES eter merit mete
Giosamente en aquello que los prianeros ereen sercasmenie, Ea
iis momevts dee Notrs, lr mus no capes de Sen
Fae venison re aoe eae
{ue sea el plano en que se sitia. Esto es clerio al menos para
Riches Hanke ons meee
Eu ReManG coos eee
coal mmos de og als inion comes dso
do, Rasta el igo 30. Se dloponia pers ls inition de Son
Sint rare oe
Rem erantienie a seeca es ee
flaeiscaaucn ena oe ee ee
Eepelcsciad narseae a eee
poem ee eee
in ntts cases apie eee ead
lines er anaras He iteie dee eee ee
EaegaS aor provlemas formales USSG Te Soa
arte y plese eb acne te ae a
igual que su medio es hoy contenido publico del arte del
Pieter teeoh cn tienes aia ontooire anne
PetnetLrl Yate acs mel cule yaaa
Be iitiah on gud ea Soe eae
Bly retell ota sora de ee acteahe yoo a oa
Ba coi elie nian uisemen cue ies
emocién personal hacia su modelo, esto solamente contribuia
Gllenrgueseato del ciguicado hin ae tiie da
fetta rere See
Fe tecarie] gabelome una ee e TEe
Io reconocible de una manera sencilla ) universal, Hasta Rear
tarios en su arte. vies
STE eye ly eerrileeeee
23arte occidental se esforzS en perfeccionar su técnica, las vito
se eee campo sélo podian sehialiarse mediante el éxito en
Naitacion de lc realidad, pues no existia a:mano otro eriterio
tpjetive, Con ello, las masas podian encontrar todavia en el
oPieNe ous maestros un motivo de admiracién y pasmo. Se
Sitaudlia hasta el pajaro que picoteaba la fruta en ta pintura
de Zeus,
‘Ranque parezea una perogrullads, recordemos que el
arte se convisrte-en algo demasiado bueno para que lo aprecie
Siatguiera, om cuanto fa realidad que limita daja de correspon:
Ger "i sigulcra aproximademente, a la realidad que cualquiera
Gece resonocer, Sin embargo, incluso en ese caso, el resentl
Puen que puede sentir el hombre comin queda silenciado por
Te adimifacion que te inspiren los patronos de ese arte, Unica
vreats cuando 4e slente insatisfecho con el orden social que
mistran comienza a criticar ea cultura. Entonces el plebe
sor primera ver, hace acopio de valor para expresar ablerts-
worRe cus opiniones. Todo hombre, desde el concejal de Tam
remy asta cl pintor eustriago de brocha gorda, se considera
Tuldcads para opinar, En la mayor parte de los casos, este
fentimietto hacia la cultura se manifesta siempre que in in-
Sstsfacclon hacia la sociedad tiene un cardcter reaccionario
wie ca expresa en un revivalismo y puritanismo y, en dltimo
ee rino, da un fasclamo, KevoWeres y antorchas empicran a
SGorundirse con la cultura, La eaza iconoclasta comienza en
Sombre Ge Ia devocion o la pureza de la sangre, de las cos
tumbres sencllas las vrtudes solids.
Volviendo de momento a nuestro campesino ruso, suponga:
mos que, después de preferir Repin a Picasso, el aparato edu-
Cativo del Estado avanza algo y le dice que esta equivocado,
que debe preferir a Picasso, y le demuestra por qué. Es muy
Posible que el Estado Sovittico Megue a hacer tal cosa. Pero
tn Rusia las cosas son como son (y en cualquier otro pais tam
bién), por lo que el campesino pronto descubre que la necesi-
dad de trabajar duro durante todo el dia para vivir y las cir
canstancias rudas e inconfortables en que vive no le permiten
un ocio, unas energias y unas comodidades suficientes para
aprender a disfrutar de PicassowAl fin y al cabo, eso exige una
considerable~cantidad de «condicionamicntos», La cultura su-
perior es una de las creaciones humanas més artificiales, y el
ma
campesino no siente ninguna necesidad «natural» dentro de
que le empuje hacia Picasso a pesar de todas las dificultades,
Al final, el campesino volverd al kitsch, pues puede disfrutar
del kitsch sin esfuerzo. El Estado est4 indefenso en esta cues
tidn y asi sigue mientras los problemas de la produccién no
se hayan resuelto en un sentido socialista, Por supuesto, esto
también es aplicable a los pafses capitalistas y hace que todo
lo que se dice sobre el arte de las masas no sea sino pura de-
magogia®
All{ donde un régimen politico establece hoy una poli-
tica cultural oficial, lo hace en bien de la demagogia. Si el
kitsch cs Ia tendencia oficial de la cultura en Alemania, Italia
y Rusia, ello no se debe a que sus respectivos gobiernos estén
controlados por filisteos, sino a que el kitsch es la cultura
de las masas en esos paises, como en todos los demés. El es
fimulo del kitsch no es sino otra manera barata por la cual
los regimenes totalitarios buscan congraciarse con sus stibditos.
Como estos regimenes no pueden elevar el nivel cultural de
las-miasas —nt-sunque~lo-quisieran— mediante-cualquier tipo
de-entrega al socialismo internacional, adulan a las masas ha-
ciendo descender Ia cultura hasta su”nivel. Por esa razén-se
proseribe la vanguardia, ynoporque una cultura superior sea
intrinsecamente una cultura més critica. (El que la vanguardia
pueda o no florecer bajo un régimen totalitario no es una
cuestién pertinente en este contexto.) En realidad, el principal
problema del arte y Ia literatura de vanguardia, desde el punto
de_yista-de-faseistas-y-stalinistas;-no-es-que-resulten demasiado
criticos, sino que son demasiado «inacentes», es decir, demasia
do-resistentes-a-les-imyecciones de una propaganda eficaz, cosa
ala que se presta mucho mejor el Kitsch, Fi kitsch mantiene
al dictador”en contacto mas intimo con ef «alma> del pueblo,
Si-la- cultura oficial se-mantuviera a un nivel superior al-ge-
neral de las masas, se correria el riesgo del aislamiento,
Sin embargo, si fuese imaginable que las masas pidie-
ran arte y literatura’ de vanguardia, ni Hitler ni Mussolini ni
Stalin vacilarfan un momento en intentar satisfacer tal deman-
da, Hitler es un feroz enemigo de la vanguardia por razones
doctrinales y personales, pero eso no impidié que Goebbels
cortejase ostentosamente en 1932-1933 a artistas y escritores
de vanguardia. Cuando Gottfried Benn, un poeta expresionista,
se acereé a los nazis, fue recibido con grandes alardes, aunque
en aquel mismo instante Hitler estaba denunciando al Expre-
sionismo como Kulturbolschewismus. Era un momento en que
Jos nazis consideraban que el prestigio que tenia el arte de
vanguardia entre el publico culto aleman podria ser ventajoso
25para ellos, y consideraciones précticas de esta naturaleza han
Para