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Editorial Gustavo Gili, S. A. Bareelona-29 Rosellén, 87-89, Tel. 259 14 00 Madride Alcdntara, 21. Tel. 401 17 02 Vino’ Marqués de Valladares, 47, 1.* Tel. 21.21 38 Wao 2, Carretera de Larrasquitd, 20 (Recaldeberri) Tel. 43203 07 Sevilla-l] Madre Rétfols, 17. Tel. 451030 Jeet Buenos Aires Cochabamba, 154-158. Tel. 221 41 85, Mexico 12 DF. Yacatas, 218. Tels. 687 18 67 y 6871549 Boroté Diagonal 45 N° 16 Bil. Tel. 245.67 60 Santiago de Chile Santa Beatriz, 120, Tel. 287927 Clement Greenbe r Arte y Cultura 7 Ensayos criticos Coleccién Punto y Linea Vanguardia y Kitsch La misma civilizacin produce simulténeamente dos cosas tan diferentes como un poema de T. S. Eliot y una car ci6n de Tin Pan Alley, o una pintura de Braque y una cubierta del Saturday Evening Post. Las cuatro se sitian en el campo de la cultura, forman ostensiblemente parte de la misma cul tura y son productos de la misma sociedad. Sin embargo, todos sus puntos comunes parecen terminar ahi. Un poema de Eliot yun poema de Eddie Guest: ¢qué perspectiva cultural es sufi- Cientemente amplia para permitirnos establecer entre ellos una icién iluminadora? El hecho de que tal disparidad exista en el marco de una sola tradicién cultural, que se ha dado y se da por supuesta, indica que la disparidad forma parte del orden natural de las cosas? 20 es algo enteramente nuevo, algo especifico de nuestra época? La respuesta exige algo més que una investigacién es tética. En mi opinién, es necesario examinar mas atentamente ¥ con més originalidad que hasta ahora la relacién entre la experiencia estética —tal como se enfrenta a ella el individuo conereto, y no el generalizado— y los contextos histéricos y sociales en los-que esa experiencia tiene lugar. Lo que saque- mos a la luz nos respondera, ademas de la pregunta que aca bamos de plantear, otras cuestiones, quiz més importantes, Una sociedad que en el transcurso de su desarrollo es cada vez més incapaz de justificar la inevitabilidad de sus for. mas particulares rompe las ideas aceptadas de las que necesa. riamente dependen artista y escritores para comunicarse con Sus ptblicos. Y se hace dificil asumir algo. Se cuestionan to- das las verdades de Ja religion, la autoridad, la tradicién, el estilo, y el escritor o el artista ya no es capaz de calcular la respuesta de su publico a los simbolos y referencias con que trabaja, En el pasado, una situacién de este tipo solia resol verse en un alejandrinismo inmévil, en un academicismo en el que nunca sc abordaban las cuestiones realmente importan- tes porque implicaban controversia, y en el que la actividad creativa mermaba hasta reducirse a un virtuosismo en los pe- uefios detalles de la forma, decidiéndose todos los problemas importantes por el precedente de los Viejos Maestros. Los mis mos temas sc varian mecdnicamente en clen obras distintas, sin Por ello producir nada nuevo: Estacio, versos en mandarin, es. cultura romana, pintura Beaux-Arts, arquitectura neorrepubli- En medio de Ia decadencia de nuestra sociedad, algu- os nos hemos negado a aceptar esta ultima fase de nuestra Propia cultura y hemos sabido ver signos de esperanza, Al es. forzarse por superar el alejandrinismo, una parte de la socio. dad burguesa occidental ha producido algo desconocido ante. siormente: la cultura de_vanguardia. Una superior conciencia de la historia —o més exactamente, la aparicin de una nueva clase de crifica dela sociedad, de una critica hhistérica— la ha hecho posible. Esta critica no ha abordado la sociedad pie senie con utopias atemporales, sino que ha examinado serena mente, y desde el punto de vista de la historia, de la causa y el sfecto, los antecedentes, las justificaciones y las funciones de las formas que radican ‘en el corazén de toda sociedad. Y ast, el actual orden social burgués ya no se presenta como una condicién «natural» y eterna de Ia vida, sino sencillamente como el Ultimo término de una sucesién de Grdenes sociales. Artistas ¥ Poctas pronto asumieron, aunque inconscientemente en la mayorfa de los casos, nuevas perspectivas de este tipo, que Pasaron a formar parte de Ia conciencia intelectual avanzeda de Jas décadas quinta y sexta del siglo xxx. No fue casual, por tanto, que el nacimiento de la vanguardia coincidiera cromeld- gica y geograficamente con el primer y audaz desarrollo del Pensamiento cientifico revolucionario en Europa, 3 Cierto que los primeros pobladores de Ia bohemia —en- tonces idéntica a la vanguardia— adoptaron pronto una actitud manifiestamente desinteresada hacia la politica. Con todo, sin esa circulacién de ideas revolucionarias en el aire que ellos también respiraban, nunca habrian podido aislar su concepto de «burgués» para proclamar que ellos no lo eran. Y sin el apoyo moral de las actitudes politicas revolucionarias tampoco habrfan tenido el coraje de afirmarse tan agresivamente como Jo hicieron contra os valores prevalecientes en la sociedad, Y realmente hacia falta coraje para ello, pues la cmigracién de la vanguardia desde la sociedad burguesa a la bohemia signi ficaba también una emigracién desde los mercados del capita- lismo, de los que artistas y escritores habian sido arrojados por él hundimiento del mecenazgo aristocrético. (Ostensible- mente al menos, esto implicaba pasar hambre en una buhar- dilla, aunque més tarde se demostrarfa que la vanguardia per- manecia atada a la sociedad burguesa precisamente porque ne cesitaba su dinero.) Pero es cierto que Ja vanguardia, en cuanto consiguié adistanciarse» de la sociedad, viré y procedié a repudiar la po- Iitica, fuese revolucionaria 0 burguesa, La revolucién quedé re- Iegada al interior de la sociedad, a una parte de ese cenagal de luchas ideolégicas que el arte y la poesfa encuentran tan Poco propicio tan pronto como comienza a involucrar esas «pre- ciosas» creencias axiométicas sobre las cuales ha tenido que basarse la cultura hasta ahora, Y de ahf se dedujo que la ver- dadera y més importante funcién dela Vanguardia no era aex- perimentar>, sino encontrar un camino a Io largo del cual fuese posible mantener en movimiento la cultura en medio de la confusién ideolégica y Ia violencia. Retirindose totalmente de o piiblico, el poeta o el artista de vanguardia buscaba mante- ner el alto nivel de su arte estrechndolo y elevandolo a la expresién de un absoluto en el que se resolverian 0 se margi narian, todas las relatividades y contradicciones. Aparecen cl carte por el arte» y la «poesia pura», y tema o contenido se conyierten ef algo de lo que huir como de la peste. ‘Yha_sido precisamente en su brisqueda de lo abso- luto cémo la vanguardia ha Ilegado al arte explica la potencia det kitsch, “Todos los valores son valores humanos, valores relat vos. en arte y-en todo 1o-demés, Pero al parécer a habido Slempre, alo largo de fos sigos, un condenso mls 0 menos ge. heral entre’las personas cillas de la humanidad sobre lo que Ee arte bueno y arte malo. fl gusto ha variado, pero no mds Ald de clertos-limites;-los’ conaisseurs contempordneos com caerdan con los japoneses del siglo xvi en que Hokusai fue 20 uno de los mas grandes artistas de su tiempo; incluso nosotros estamos de acuerdo con los egipcios antiguos en que el arte de las Dinastias III y IV era el mas digno de ser arquetipico para los que vinieron después. Hemos llegado a colocar a Giotto por encima de Rafael, pero no por ello negamos que Rafael fuese uno de los mejores pintores de su tiempo. Ha habido, puc acuerdo, y en mi opinién ese acuerdo se basa en la distineién permanente entre aquellos valores que sdlo se encuentran en el arte y aquellos otros que se dan en otra parte. El kitsch, merced @ una técnica racionalizada que se alimenta de la cien. cla y la industria, ha borrado en Ia practica esa distincion, Veamos, por ejemplo, lo que ocurre cuando uno de esos ignorantes campesinos rusos de que habla Macdonald se en. cuentra ante una hipotética libertad de eleccién entre dos pin- turas, una de Picasso y otra de Repin. Supongamos que en la Primera ve un juego de lineas, colores y espacios que repre- senta a una mujer. La técnica abstracta le recuerda —si acep- tamos Ja suposicién de Macdonald para mi discutible— algo de los iconos que ha dejado atrés en la aldea, y siempre la atraccién de lo familiar. Supongamos incluso que percibe vaga- mente algunos de esos valores del gran arte que el culto ve en Picasso. A continuacién vuelve su mirada hacia un cuadro de Repin y ve una escena de batalla. La técnica no Ie resulta tan familiar... en cuanto técnica. Pero eso pesa muy poco ante el campesino, pues stibitamente descubre en el cuadro de Re. pin valores que le parecen muy superiores a los que estaba acostumbrado a encontrar en el arte de los iconos; y lo extrafio constituye en simismo una de las fuentes de esos valores: los walores de_lo {vividamente_reconocible| \lo_milagroso) y /lo sim: patico. JEI campesino ve y reconoce en el cuadro de Repin las ‘cosas de la misma manera que las ve y reconoce fuera de los cuadros; no hay discontinuidad entre el arte y Ia vida, no ne. cesita aceptar una convencién y decirse a s{ mismo’ que el icono representa a Jestis porque pretende representar a Jestis, incluso aunque no Ie recuerde mucho un hombre. Resulta mi lagroso que Repin pueda pintar de un modo tan realista que las identificaciones son inmediatamente evidentes y no exigen esfuerzo alguno por parte del espectador. Al campesino le agra- da también la riqueza de significados autoevidentes que en. cuentra en el cuadro: «narra una historia». Picasso y los ico nos son, en comparacién, tan austeros y dtidos... Y es mAs Repin enaltece la realidad y la dramatiza: puestas de sol, obu. ses que explotan, hombres que corren y caen. No hay ni que hablar de Picasso 0 los iconos. Repin es lo que quiere el cam. Pesino, lo tinico que quiere. Sin embargo, es una suerte para Repin que el campesino esté a salvo de los productos del capi- talismo americano, pues tendria muy pocas posibilidades de s2- lir triunfante frente a una portada del Saturday Evening Post hecha por Norman Rockwell. En wltimo término podemos decir que el espectador calto deriva de Picasso los mismos valores que el campesino de Repin, pues lo que este tltimo disfruta en Repin también es arte en cierto modo, aunque a escala inferior, y va a mirar Jos cuadros impelido por los mismos instintos que empujan al espectador culto. Pero los valores wiltimos que el espectador culto obtiene de Picasso le Megan en segunda instancia, como resultado de una reflexién sobre 1a impresién inmediata que le dejaron los valores plasticos. Sé]o entonces entran en esce- na Io reconocible, lo milagroso y lo simpatico, que no estén inmediata o externamente presentes en la pintura de Picasso y por ello deben ser inyectados por un espectador lo bastante Sensitive para reaccionar suficientemente ante las cualidades plasticas. Pertenecen al efecto «reflejado», En cambio, en Repin €l efecto «reflejado» ya ha sido incluido en cl cuadro, ya esté listo para que cl espectador lo goce irreflexivamente.Allf donde Picasso pinta causa, Repin pinta efecto. Repin predigiere el arte para el espectador y le ahorra esfuerzos, ofreciéndole tim atajo al placer artistico que desvia todo lo necespriamente difieil en el arte genuino. Repin, o el kitsch, es arte sintético, ‘Lo mismo puede decirse respecto a la literatura kitsch: proporciona una experiencia vicaria al insensible, con una in- mediatez mucho mayor de la que es capaz la ficciGn seria. Por clo Eddie Guest y la Indian Love Lirics son mas poéticos que T. S. Eliot y Shakespeare m1 Ahora vemos que, si Ja_vanguardia_imita los procesos del arte, el kitsch imita sus efectos, La nitidez d&esta antite- sis no es artificiosa; corresponde y define el enorme trecho que separa entre s{ dos fenémenos culturales tan simulténeos como a vanguardia y el kitsch, Este intervalo, demasiado grande para que puedan abarcarlo las infinitas gradaciones del «modernis- mo» popularizado y el kitsch «modernistan, se corresponde a Su vez con un intervalo social, intervalo que siempre ha existido ela cultura formal y en Ig sociedad civilizada, y cuyos dos extremos convergen y divergen manteniendo una relacién fija con la estabilidad creciente o decreciente de una sociedad de- 2 Pee cues arabia Aor aedlates le eae Peter! yrrimaonniesl coir ce ee masa de los pobres y explotados y, por tanto, de los ignorantes. La cultura formal ha pertenecido siempre a los primeros, y los Mewes age gee ee Bee ian te Tae deka cubis oe eee ee Bho cine! aden nee Ue cease ES eter merit mete Giosamente en aquello que los prianeros ereen sercasmenie, Ea iis momevts dee Notrs, lr mus no capes de Sen Fae venison re aoe eae {ue sea el plano en que se sitia. Esto es clerio al menos para Riches Hanke ons meee Eu ReManG coos eee coal mmos de og als inion comes dso do, Rasta el igo 30. Se dloponia pers ls inition de Son Sint rare oe Rem erantienie a seeca es ee flaeiscaaucn ena oe ee ee Eepelcsciad narseae a eee poem ee eee in ntts cases apie eee ead lines er anaras He iteie dee eee ee EaegaS aor provlemas formales USSG Te Soa arte y plese eb acne te ae a igual que su medio es hoy contenido publico del arte del Pieter teeoh cn tienes aia ontooire anne PetnetLrl Yate acs mel cule yaaa Be iitiah on gud ea Soe eae Bly retell ota sora de ee acteahe yoo a oa Ba coi elie nian uisemen cue ies emocién personal hacia su modelo, esto solamente contribuia Gllenrgueseato del ciguicado hin ae tiie da fetta rere See Fe tecarie] gabelome una ee e TEe Io reconocible de una manera sencilla ) universal, Hasta Rear tarios en su arte. vies STE eye ly eerrileeeee 23 arte occidental se esforzS en perfeccionar su técnica, las vito se eee campo sélo podian sehialiarse mediante el éxito en Naitacion de lc realidad, pues no existia a:mano otro eriterio tpjetive, Con ello, las masas podian encontrar todavia en el oPieNe ous maestros un motivo de admiracién y pasmo. Se Sitaudlia hasta el pajaro que picoteaba la fruta en ta pintura de Zeus, ‘Ranque parezea una perogrullads, recordemos que el arte se convisrte-en algo demasiado bueno para que lo aprecie Siatguiera, om cuanto fa realidad que limita daja de correspon: Ger "i sigulcra aproximademente, a la realidad que cualquiera Gece resonocer, Sin embargo, incluso en ese caso, el resentl Puen que puede sentir el hombre comin queda silenciado por Te adimifacion que te inspiren los patronos de ese arte, Unica vreats cuando 4e slente insatisfecho con el orden social que mistran comienza a criticar ea cultura. Entonces el plebe sor primera ver, hace acopio de valor para expresar ablerts- worRe cus opiniones. Todo hombre, desde el concejal de Tam remy asta cl pintor eustriago de brocha gorda, se considera Tuldcads para opinar, En la mayor parte de los casos, este fentimietto hacia la cultura se manifesta siempre que in in- Sstsfacclon hacia la sociedad tiene un cardcter reaccionario wie ca expresa en un revivalismo y puritanismo y, en dltimo ee rino, da un fasclamo, KevoWeres y antorchas empicran a SGorundirse con la cultura, La eaza iconoclasta comienza en Sombre Ge Ia devocion o la pureza de la sangre, de las cos tumbres sencllas las vrtudes solids. Volviendo de momento a nuestro campesino ruso, suponga: mos que, después de preferir Repin a Picasso, el aparato edu- Cativo del Estado avanza algo y le dice que esta equivocado, que debe preferir a Picasso, y le demuestra por qué. Es muy Posible que el Estado Sovittico Megue a hacer tal cosa. Pero tn Rusia las cosas son como son (y en cualquier otro pais tam bién), por lo que el campesino pronto descubre que la necesi- dad de trabajar duro durante todo el dia para vivir y las cir canstancias rudas e inconfortables en que vive no le permiten un ocio, unas energias y unas comodidades suficientes para aprender a disfrutar de PicassowAl fin y al cabo, eso exige una considerable~cantidad de «condicionamicntos», La cultura su- perior es una de las creaciones humanas més artificiales, y el ma campesino no siente ninguna necesidad «natural» dentro de que le empuje hacia Picasso a pesar de todas las dificultades, Al final, el campesino volverd al kitsch, pues puede disfrutar del kitsch sin esfuerzo. El Estado est4 indefenso en esta cues tidn y asi sigue mientras los problemas de la produccién no se hayan resuelto en un sentido socialista, Por supuesto, esto también es aplicable a los pafses capitalistas y hace que todo lo que se dice sobre el arte de las masas no sea sino pura de- magogia® All{ donde un régimen politico establece hoy una poli- tica cultural oficial, lo hace en bien de la demagogia. Si el kitsch cs Ia tendencia oficial de la cultura en Alemania, Italia y Rusia, ello no se debe a que sus respectivos gobiernos estén controlados por filisteos, sino a que el kitsch es la cultura de las masas en esos paises, como en todos los demés. El es fimulo del kitsch no es sino otra manera barata por la cual los regimenes totalitarios buscan congraciarse con sus stibditos. Como estos regimenes no pueden elevar el nivel cultural de las-miasas —nt-sunque~lo-quisieran— mediante-cualquier tipo de-entrega al socialismo internacional, adulan a las masas ha- ciendo descender Ia cultura hasta su”nivel. Por esa razén-se proseribe la vanguardia, ynoporque una cultura superior sea intrinsecamente una cultura més critica. (El que la vanguardia pueda o no florecer bajo un régimen totalitario no es una cuestién pertinente en este contexto.) En realidad, el principal problema del arte y Ia literatura de vanguardia, desde el punto de_yista-de-faseistas-y-stalinistas;-no-es-que-resulten demasiado criticos, sino que son demasiado «inacentes», es decir, demasia do-resistentes-a-les-imyecciones de una propaganda eficaz, cosa ala que se presta mucho mejor el Kitsch, Fi kitsch mantiene al dictador”en contacto mas intimo con ef «alma> del pueblo, Si-la- cultura oficial se-mantuviera a un nivel superior al-ge- neral de las masas, se correria el riesgo del aislamiento, Sin embargo, si fuese imaginable que las masas pidie- ran arte y literatura’ de vanguardia, ni Hitler ni Mussolini ni Stalin vacilarfan un momento en intentar satisfacer tal deman- da, Hitler es un feroz enemigo de la vanguardia por razones doctrinales y personales, pero eso no impidié que Goebbels cortejase ostentosamente en 1932-1933 a artistas y escritores de vanguardia. Cuando Gottfried Benn, un poeta expresionista, se acereé a los nazis, fue recibido con grandes alardes, aunque en aquel mismo instante Hitler estaba denunciando al Expre- sionismo como Kulturbolschewismus. Era un momento en que Jos nazis consideraban que el prestigio que tenia el arte de vanguardia entre el publico culto aleman podria ser ventajoso 25 para ellos, y consideraciones précticas de esta naturaleza han Para

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