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HU VDL historia 16 La Espaiia de Alfonso X CUADERNOS historia 16 1: Los Fenicios * 2: La Guerra Civil espafiola » 3: La Enciclopedia » 4: El reino nazari de Gra- nada * 5: Flandes contra Felipe Il * 6: Micenas * 7: La Mesta * 8: La Desamortizacion * 9: La Reforma protestante » 10: Espatia y la OTAN = 11: Los origenes de Catalufia » 12: Roma con- tra Cartago * 13: La Espaiia de Alfonso X * 14: Esparta » 15: La Revolucién rusa * 16: Los Mayas * 17: La peste negra » 18: El nacimiento del castellano * 19: Prusia y los origenes de Alemania * 20: Los celtas en Espafia » 21: El nacimiento del Islam * 22; La Il Repiblica Espa- fiola * 23: Los Sumerios * 24: Las Comunidades * 25: Los Omeyas * 26: Numancia contra Roma * 27: Los Aztecas » 28: Economia y sociedad en la Espafia del siglo XVII » 29: Los Abbasies » 30: El desastre del 98 » 31: Alejandro Magno » 32: La conquista de México » 33: El Islam, siglos XI-XIII * 34: El boom econémico espaiiol * 35: La | Guerra Mundial (1) » 36: La | Guerra Mundial (2) » 37: El Mercado Comin » 38: Los judios en la Espafia medieval » 39: El reparto de Africa * 40: Tartesos * 41: La disgregacién del Islam * 42: Los Iberos * 43: El naci miento de Italia » y cultura de la llustracién espafiola » 45: Los Asirios » 46: La Coro- na de Aragén en el Mediterréneo * 47: El nacimiento del Estado de Israel * 48: Las Germa- nnias * 49: Los Incas * 50: La Guerra Fria » 1; Las Cortes Medievales » 52: La conquista del Perd » 53: Jaime I'y su época * ruscos ° 85: La Revolucién Mexicana ° 66: La cultura espafiola del Siglo de Oro * 57: Hitler al poder » 58: Las guerras céntabras ° 59: Los origenes del monacato » 60: Antonio Pérez » 61: Los Hititas * 62: Don Juan Manuel y su época * 63: Si mén Bolivar * 64: La regencia de Maria Cristina » 65: La Segunda Guerra Mundial (1) » 6 Segunda Guerra Mundial (2) » 67: La Segunda Guerra Mundial {y 3) » 68 Las herejias medie- vales * 69: Economia y sociedad en la Espafia del siglo XVIII » 70: El reinado de Alfonso XII » 71: El nacimiento de Andalucia » 72: Los Olmecas * 73: La caida del Imperio Romano * 74: Las Internacionales Obreras * 75: Esplendor del Imperio Antiguo de Egipto » 76: Los conc medievales » 77: Arte y cultura de la llustracién en Espafia * 78: Apocalipsis nuclear » 79: La conquista de Canarias » 80: La religién romana » 81: El Estado espafiol en el Siglo de Oro» 82; El «crack» del 29 » 83: La conquista de Toledo * 84: La sociedad colonial en América Latina * 85: El Camino de Santiago * 86: La Guerra de los Treinta Afios » 87: El nacionalismo cataldn » 88: Las conferencias de paz y la creacién de la ONU * 89: El Trienio Liberal * 90: El despertar de Africa * 91: EI nacionalismo vasco » 92: La Espafia del Greco » 93: Los payeses de remensa » 94: La independencia del mundo arabe » 95: La Espafia de Recaredo » 96: Colo- nialismo e impel lismo * 97: La Espafia de Carlos V » 98: El Tercer Mundo y el problema det petréleo » 99: La Espafia de Alfonso XIII » 100: Las crisis del afio 68, historia INFORMACION Y REVISTAS, S. A PRESIDENTE: Juan Tomas de Salas. VICEPRESIDENTE: César Pontvianne, DIRECTOR GENERAL: Alfonso da Salas. DIRECTOR DE PUBLICACIONES: Pedro J. Ra DIRECTOR: J. David Solar Cubitas REDACTOR JEFE: Javier Vilalba REDACCION: Asuncién Doménech y Manuel Longares. COLABORACION ESPECIAL: José M.* Solé Marifo SECRETARIA DE REDACCION: Marie Loup Sougez. ‘CONFECCION: Guilermo Liorente. FOTOGRAFIA: Juan Manuel Salabert. CARTOGRAFIA: Julio Gil Pecherroman, Es una publicacién del Grupo 16. REDACCION Y ADMINISTRACION: Madiid. Herma: ‘nos Garcia Noblejas, 41, 6.° 28037 Madiid. Told ono 407 27 00, Barcelona: Plaza Gala Placidia, 1 y 3, planta 12. (08006 Barcelona. Tels: 218 60 16 y 218 50 06, DIRECTOR GERENTE: José Luis Virumbrales Alonso. SUSCRIPCIONES: Hermanos Garcia Nobljas, 41 28037 Madhid. Teléts.: 268 04 03 - 02. DIRECTOR DE PUBLICIDAD: Balbino Fraga, PUBLICIDAD MADRID: Maria del Carmen Nieto. Hermanos Garcia Noblejas, 41. 28037 Madiid. Te lefona 407 27 00. 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Universidad de Valladolid El intelectual Por Nicasio Salvador Miguel Profesor de la Universidad Complutense La historia Por Francisco Lopez Estrada Universidad Complutense de Madrid El desarrollo del castellano Por Francisco Marcos Marin Universidad Auténoma de Madrid Cronologia Seleccién de textos Bibliografia 2 29 30 31 LA ESPARA DE ALFONSO x. a La figura del monarca castellano Alfonso X, llamado el Sabio, sive de forma perfecta pare centrar los elementos constituyentes de su época. Durante la misma, quedan detinitiva merrte estabilizades los grandes avances territoriales realizados por los reinos cristianos sobre el espacio meridional de la Peninsula. En los articulos de Julio Valdeén, Nicasio Salvador Miguel, Francisco Lopez Estrada y Francisco Marcos Marin, aparece el guerrero y el gobernante, pero destaca el escritor y el mecenas, preocupado por la ciencia y decidido impulsor del desarrollo de la lengua castellana La época Por Julio Valdeén Catedratico de Historia Medieval. Universidad de Valladolid este tiempo adolescié el Rey don Alfonso en Sevilla... E cuando fué afincado de la dolencia dijo ante todos que perdonaba al infan- te don Sancho, su hijo heredero... & que perdo- naba 4 todos los sus naturales de los reinos el yerro que ficieron contra él... E despues que esto ovo acabado é librado, rescibid e! cuerpo de Dios muy devotamente, 6 4 poca de ora aid el alma a Dios... e después enterréronlo en San- ta Maria de Seyilla, cerca del rey Don Fernando, su padre, é de la reina dona Beatriz, su madre. ‘Asi se expresa la Cronica del rey don Alfon- 80 X, al feferirse a la muerte del monarca caste- llano, acaecida en el mes de abril del afio 1284. En medio de un clima de confusién, del que da cumplida cuenta este pasaje de la Cronica al aludir al yerro cometido contra el monarca por algunos vasallos suyos, terminaba uno de los reinados mas brillantes y a la vez mas controver- tidos del Medievo hispanico, el de Alfonso X el Sabio La herencia recibida Alfonso X era hijo del monarca castellano-leo- nés Fernando Ill el Santo y de Beatriz de Suabia Nacido en Toledo en 1220, su juventud trans- curtio bajo los cuidados de Garci Femandez de Villaidemiro, ricohombre castellano sélidamente asentado en tierras burgalesas. Desde muy joven, el principe Alfonso demos- tO una gran aficién por la caza y por el juego del ajedrez, pero también se interes6 temprana- mente por los libros y por la musica. La intensa actividad militar de castellanos. y leoneses en la primera mitad del siglo xii dio oportunidad al joven Alfonso para que demostra- ra sus condiciones de guerrero. Su primera intervencién militar tuvo lugar en las campanas de Andalucia. Pero el mas impor- tante acto que protagonizé Alfonso, antes de ser prociamado rey, fue la incorporacién a Casti- 4 LA ESPANA OE ALFONSO x lla del reino de Murcia, acontecimiento que se produjo en 1243, después del pacto de Alcaraz firmado entre el reyezuelo murciano, Ben Hud, y el principe castellano. Al afo siguiente, 1244, Alfonso, el heredero del trono castellano, contrajo matrimonio con do- fia Violante, hija del monarca catalano-aragonés Jaime |. Este enlace tenia claras intenciones politicas, Pero el gran amor de don Alfonso, segun to- dos los indicios, no fue su esposa dofa Violante, sino una dama de la corte, doa Mayor Guillén de Guzman Alfonso X accedid al trono el afio 1252. En los veinte arios anteriores se habian producido en la Peninsula Ibérica cambios trascendentales. En 1230 habia tenido lugar la fusién de los reinos de Leén y Castilla, terminando de esa manera las viejas disputas que anos atrés habian mante- nido los dos niicleos politicos de la meselta. Castellanos y leoneses, por otra parte, habian entrado en la ciudad de la Giralda solo cuatro afios antes de la llegada al poder del rey sabio. La conquista de Sevilla supuso un paso decisivo en la incorporacién de la Andalucia Bética al dominio cristiano. En otro orden de cosas, la primera mitad del siglo xi habia sido testigo del crecimiento de los burgos y de los grupos sociales ligados a ellos, de los inicios de la construccién de las grandes catedrales goticas de la meseta, de los primeros balbuceos de las Universidades hispa- nicas. Por si eslo fuera poco, Fernando Ill pasa- ba a la historia con una aureola impresionante en la que se daban cita, a la vez, su fama de esforzado combatiente y de hombre de acendra- do espiritu religioso. La obra llevada a cabo por Alfonso X en los treinta y dos afios de su reinado fue de gran amplitud, pero también muy heterogénea y de signo muy diverso. Junto a éxitos espectaculares coseché {racasos sonoros. Continué el avance hacia el sur de los reinos TONS. PAST Ss a) » ASL CI 1 Mapp ena ia| iZ d y de Casiilla y Leon, pero asimismo vislumbré los primeros sintomas de una profunda crisis. No obsiante, puede hablarse de expansién en tiem- pos del Rey Sabio, tanto en el terreno militar como en el de la actividad repobladora, en el econémico y en el de la centralizacién politica Desde el punto de vista militar, Alfonso X com- plet6 la labor desarrollada por su padre en lierras andaluzas. En 1253 recuperd para la Co- rona diversas localidades concedidas a su her- mano el infante don Enrique, como Morén; incor- pord Tejada, poniendo fin a la independencia del reyezuelo Hamel, y, sobre todo, ocupé las fortalezas de la importante plaza de Jerez, cuya defersa encomendé a su vasallo don Nurio de Lara Pero los acontecimientos decisivos se produ- jeron algunos afos mas tarde. En 1262, el Rey Sabio acababa con las veleidades de Aben Mahfoth, rey de Niebla. El territorio de dicho reino, que comprendia, aparte de la capital, di- versas localidades importantes, como Gibraleén © Huelva, y otras situadas hoy al sur de Portugal, fue anexionado a la Corona de Castilla. En el otorio del mismo afio 1262, aunque en este caso la cronologia es incierla, se iniciaba la repobla- cién de Cadiz Toda Andalucia Bética, desde Despefaperros hasta el Atlantico, qued6 incorporada al reino castellano-leonés. Pero por las mismas fechas en que se gané el reino de Niebla se estaba gestando una revuelta de los mudéjares de Andalucia. En la primavera de 1264, los moros de Jerez, Arcos, Lebrija y otras localidades préximas, sin duda alentados desde el vecino reino nazarita de Granada, se sublevaron, propagandose el motin a las tierras murcianas. La réplica de! mo- narca castellano-leonés fue contundente: deci- dié vaciar de mudéjares Andalucia Bética cuan- do se sofocs la rebelion. El peligro habia pasado. No obstante, la activi- dad militar de los cristianos qued6 detenida, lo que posibilité, entre otros factores, la consolida- cién del reino granadino. También cobré un gran impulso en la época de Alfonso X la actividad repobladora. En unos casos, esta labor se puso en marcha inmediata- mente después de la conquista militar. Asi suce- did, por ejemplo, en tierras andaluzas, en donde el Rey Sabio efectud numerosos repartimientos. Asimismo recibié un gran empuje la repoblacion en la meseta sur, en donde se fundd, el afio 1255, Villa Real Pero la repoblacion de tiempos de Alfonso X no se limité al sur de la Peninsula. Las polas asturianas que nacieron en aquellos anos, o las villas del interior de Guiptzcoa surgidas en ese periodo son buena prueba de ello. Cangas de Narcea, Lena, Somiedo, Gijén, son, entre otras, algunas polas de Asturias fundadas por el mo- narca casteliano-leonés. Tolosa, Segura o Mon- dragén son ejemplos de villas guipuzcoanas que deben su nacimiento al Rey Sabio. 6 LA ESPANA DE ALFONSO x Puede hablarse, asimismo, de expansion eco- nomica en la época de Alfonso X. Sintomas in- discutibles serian a proliferacion de nuevas fe. rias creadas por iniciativa regia, la constitucion del Honrado Concejo de la Mesta o el apoyo otorgado desde la corte a los genoveses. La concesion de ferias obedecfa al incremen- to del comercio y a la necesidad de contar con instrumentos apropiados para facilitar su des- arrollo. Recordemos entre las numerosas lerias creadas por decisién del Rey Sabio, las de Sevi- lla, Guadalajara, Badajoz, Murcia o Alcaraz. Por lo que respecta a la creacién de la Mesta, nacida en virtud de un decreto real fechado en 1273, todo parece indicar que Alfonso X se limité a dar validez a una asociacién general de los pastores del reino, los cuales habian decidi- do aftos atras unirse para defender sus ganados de los peligros que les acechaban en sus largos recorridos desde la meseta septentrional hacia la meridional En cualquier caso, con el decreto de 1273 se daba solidez juridica a una institucién clave de la vida econémica del reino castellano-leonés, La protecci6n a los genoveses, puesta de ma- nifiesto apenas accedid al trono el Rey Sabio, obedecia, sin duda, a las esperanzas deposila- das en el papel que podian desempenar en el terreno econdmico y en su colaboracién como expertos navegantes al servicio de la Marina de Castilla, Las principales colonias genovesas se halla- ban, como es sabido, en Sevilla y otras localida- des del suroeste de Andalucia, Las actividades fundamentales de esta minoria foranea eran el comercio y la banca Alfonso X no sdlo confirms los privilegios que olorgara su padre a los genoveses de Sevilla el flo 1251, sino que afadié nuevas mercedes a los mismos, como la concesion de una mezqui- ta, a la que convirtieron en palacio para dirimir sus pleitos. Fue en el terreno de la accion juridico-politica donde la obra de Alfonso X alcanzé mayor bri- llantez. Con este monarca irrumpid definiliva- mente en tierras castellano-leonesas el derecho romano. El caudal de ideas y de conceptos que ofrecia el romanismo era inmenso, contribuyendo pode: rosamente al alianzamiento de los poderes del principe y, en definitiva, al fortalecimiento de las monarquias. E! Rey Sabio emprendié una formi- dable obra de caracter juridico, centrada en tres pilares fundamentales: el Espéculo, el Fuero Real y las Siele Parlidas. El Espéculo, que quiere decir espejo de todos los derechos, como se lee en el propio texto, era una coleccién de leyes de gran utilidad para la actuacion de los jueces. El Fuero Real, que data del afo 1255, era un instrumento de la co- rona al servicio del intento de unificacién del derecho local. Las Siete Partidas, auténtica cul- minacion de la tradicién romano-canénica, fue una obra muy ambiciosa, en la que intervinieron numerosos_colaborado- res y que no vio su re- daccién definitiva hasta algunos afios después de la muerte de Alfon- 50X ( Pero la obra del Rey x e a Z Sele oe Mer mertces —Sabio no se limil a la (equierda, Archivo Histérico —compilacién de textos ju- Naciona). Jame! de ridicos. También impuls6 una politica de claro Valend eetubrege 1228 Signo centralizador y unificador, Un ejemplo sig- ‘abajo, pitura mural del nificativo 10 constituye la concesién del Fuero casiilo de Aicatiz) Real a diversas ciudades de sus reinos (Saha- gun, Valladolid, Palencia, Soria, Burgos, Avila, etcetera). En algunas ocasiones se intenté imponer el Fuero Real anulando viejos tueros locales de indudable arraigo, como acontecié en la villa andaluza de Baeza. También pretendio Alfon- so X basarse en los nuevos principios juridicos del romanismo para regular el espinoso proble- ma de su sucesién, aun cuando, como es bien sabido, no tuvo éxito en este intento. Proyeccién europea Alfonso X no se limité a los problemas de la politica hispanica, sino que, por el contrario, es- tuvo siempre muy atento a lo que acontecia mas alld de los Pirineos, El Rey Sabio dio a su obra una proyeccién universal e incluso, cuando se presento una ocasién propicia, aspitd con séli- dos fundamentos al Imperio germénico. Todos los estudiosos de la obra del Rey Sabio han puesto de relieve el indudable cardcter inter- nacional que tenia su corte. A ella acudian prin- cipes y princesas del mas variopinto origen Recordemos, por su exotismo, la presencia en su corte de la emperatriz de Constantinopla Numerosos fueron los vasallos extranjeros de Al- fonso X, desde Gastén de Beare hasta Guido de Flandes, por sdlo citar dos de los mas relevantes. {Cuantos comparecieron ante el monarca cas- tellano-leonés para tener el honor de ser arma- dos caballeros por 61? Entre otros fue a la corte castellana para recibir caballeria del Rey Sabio él infante portugués don Dionis. Este ilustre lusitano actué asi porque Alfonso X era, en su opinion, ef mas noble rey que ha en el mundo. Palabras similares dijeron los emisa- rios de la ciudad italiana de Pisa llegados a la corte de Alfonso X el afto 1256, cuando afirma- ron que el rey castellano era el mas esclarecido del orbe cristiano. Un monarca como Alfonso X no podia estar ausente del ideal de cruzada, por mas que éste, en la segunda mitad de! siglo xin, hubiera sufrido un notable deterioro. Por grand sabor que ave- mos de levar adelante el ffecho de la Cruzada dallent mar a servicio de Dios el a exaltamiento de la Xristiandad, se lee en un texto del ao 1260, que pone de manitiesto los induda- bles propésitos cruzados del monarca caste- llano-leonés. En aquellas fechas, el Rey Sabio pensaba continuar la lucha contra los musulmanes en tierras norteafricanas, pero esa empresa jamas se llevé a cabo. De todas formas, Alfonso X ha- bia abrazado con entusiasmo la idea de cruza- da, Io que potenciaba su imagen en la Europa cristiana Pero el hecho mas sobresaliente de todo el reinado de Alfonso el Sabio fue su aspiracién al Imperio germanico, el fecho de Imperio, como se conoce en los textos castellanos de la época. El ultimo gran emperador, el sorprendente y enigmatico Federico Il, habia muerto en 1250. Con su desaparicién declinaba la estrella de los Staufen, por mas que su hijo Conrado IV ocupa- ra el trono imperial hasta 1254 Entre esta fecha y 1256 estuvo al frente del Imperio germénico, aunque de forma titubeante, Guillermo de Holanda. Pues bien, en 1256 la dig- nidad imperial se hallaba definitivamente va- cante. En el horizonte aparecieron dos candidatos, el inglés Ricardo de Cornualles, hermano del rey de Inglaterra Enrique Ill, y el monarca caste llano-leonés Alfonso X. E! Rey Sabio, no lo alvi- demos, era hijo de una princesa Staufen, Beatriz de Suabia, lo que daba a su candidatura, en principio, una gran fuerza. No le faltaban al castellano apoyos importan- 8 LA ESPARA DE ALFONSO x tes. La iniciativa de presentacién de su nombre al titulo imperial partié de Pisa. Entre los apoyos que se sumaron posteriormente a la causa alfon- sina se encontraba el de la lejana monarquia noruega. Los grandes electores se dividieron. Mientras unos designaron emperador al candidato inglés a comienzos de 1257, otros, con el arzobispo de Treveris a su cabeza, eligieron a Alfonso X el dia 1 de abril del mismo afo. Ninguno de los dos candidatos pudo imponer- se, por lo que el Imperio germanico, en la prac- tica, estuvo vacante durante varios anos. Alfon- so X acudié a los mas variados instrumentos, lo mismo diplomaticos que financieros, pero de he- cho nunca logré hacer efectiva su eleccion imperial. La muerte de Ricardo de Cornualles, en 1272, hizo renacer las expectativas imperiales en Al- fonso X. Pero la eleccién, al afo siguiente, de Rodolfo de Habsburgo y la répida implantacion de éste en su papel imperial echaron por tierra definitivamente los duefos del castellano. Crisis y dificultades En la época de Alfonso X se pusieron de relie- ve diversos sintomas de la que algun tiempo més tarde seria /a crisis del siglo xv. Desde el punto de vista demogratico, el es- fuerzo exigido por la colonizacion de las tierras recientemente conquistadas al Islam estaba em- pezando a causar serios quebrantos. En las lierras mesetenas la poblacién disminufa, en tan- to que las zonas de reciente incorporacién no lograban ser repobladas de manera eficiente. El profesor T.F. Ruiz ha manifestado que la crisis bajo-medieval de Castilla tuvo su origen en la Conquista de Andalucia, debido a la imposibili- dad de colonizar adecuadamente las tierras bé- ticas, sobre todo tras la expulsion de los mu- déjares La Cronica regia, los cuademos de Cortes y otros documentos de diversa indole dan cuenta de numerosas dificultades econémicas, al hablar de subidas de precios, alteraciones monetarias y, en general, empobrecimiento del reino. Se ha dicho que las sumas empleadas en el fecho del Imperio pudieron ser la causa de la crisis econémica. Sin embargo, las dificultades comenzaron antes. En las Cortes de 1252, primeras convocadas por el monarca castellano, se dictaron normas sobre el consumo y se fijaron tasas sobre los precios. Medidas parecidas se tomaron en las Cortes de Valladolid de 1258, si bien las decisio- nes de mayor trascendencia fueron las adopta- das en las Cortes de Jerez de 1268, tanto en lo que se refiere a la moneda como a los precios de los articulos y los salarios de los jomnaleros. Paralelo al proceso inflacionista fue el inicio de las manipulaciones monetarias por parte del ey. Pero la devaluacién, aunque era un expe- Allonso X. su esposa dorta Violante y su hijo Fernando de fa Cerda (Carlulario de Tojos Outos, La Coruna, siglo xr, Archivo Historico Nacional) J ~ diente cémodo en manos del poder piiblico, a la larga agravaba la situacién. En este tiempo, por el mudamiento de estas monedias, encarescieron las cosas en los regnos de Castilla e de Leén e pujaron muy grandes cuant/as, dice la Crénica del Rey Sabio, ponien- do de relieve el circulo vicioso existente entre el alza de los precios y las alteraciones de la mo- neda. Por si fuera poco, el panorama se ensom- brecia debido a la busqueda por parte del mo- narca de un incremento de las rentas reales. Sanchez Albornoz ha hablado de economia diri- gida a la hora de tipificar la accién del Rey Sabio en este terreno. De todos modos, al mar- gen de la decisién concreta del monarca, las dificultades econémicas que afloraban eran expresion de una profunda crisis. Alfonso X tuvo a lo largo de su reinado fraca- sos espectaculares. Hubo de plegarse a los por- tugueses en su reivindicacién del Algarbe y a los ingleses en la cuestin de Gascuna. El inten- to de ocupar Algeciras en 1277 result6 fallido, con lo que se alejaba en el horizonte el propdsi- to cristiano de controlar el estrecho de Gibraltar. En tiempos de Alfonso X puede situarse el ini- cio de la pugna entre nobleza y monarquia. Los problemas se iniciaron con su tio el infante don Enrique. Mas tarde un hermano del Rey Sabio, el infante don Felipe, que iba para eclesidstico, encabezo una revuelta nobiliaria. Los ricoshombres se quejaban de las pueblas que el rey hacia en tierras de Leén y de Galicia y. de los fueros que concedia a algunas villas situadas cerca de los dominios de los podero- sos. Pero el problema mas agudo fue el pleito abierto con motivo de su sucesién, La temprana muerte de su primogénito don Fer- nando de la Cerda fue el punto de partida. Segin las Partidas, la sucesién al tiono deberia recaer en los herederos del fallecido don Fernando. Ahora bien, el infante don Sancho, segundo hijo de! Rey Sabio, aleg6 tener derechos priortarios a la suce- sidn real, ya que el nuevo sistema previsto en las Partidas atin no habia entrado en vigor. Alfonso y Sancho, es decir, padre e hijo, pro- tagonizaron en los ultimos afios de la vida del primero una pugna durisima que llené de amar- gura al Rey Sabio. Don Sancho se rebelé, su padre le deshered6, pero a ultima hora las ten- siones se suavizaron. Finalmente, en 1284, des- pués de fallecer Alfonso el Sabio, Sancho IV fue proclamado rey de Castilla El intelectual Por ‘asio Salvador Miguel Profesor de la Universidad Complutense OPIOSAS, diversas y no demasiado gratas fueron las actividades de Alfonso X como rey, lanto en el interior de la Peninsula (disensio- nes con la turbulenta y levantisca nobleza caste- llana, conflictos con algunos miembros de su familia, enfrentamientos con Aragon y Portugal, prosecucion de la Reconquista contra los ara- bes) como en el exterior (pugna con Inglaterra, fricciones con Francia, pretension de la corona del sacro Imperio romano-germanico). No le impidié todo ello, sin embargo, centrarse en una amplia y varia labor cultural, muy pronto iniciada. Gonzalo Menéndez Pidal, en un estudio de 1951, cuyas conclusiones vienen repitiendo hasta hoy muchos otros investigadores, delineo, en esa produccién alfonsi, dos periodos que se extenderian de 1250 a 1260 y de 1269 en ade- lante. Al primero, en el que Alfonso habria tenido una escasa intervencidn directa, por su perma- nente dedicacién a la politica, corresponderian las aducciones del arabe. La segunda etapa, por el contrario, se caracterizaria por una labor sincrética total, una mayor exigencia en las tra- ducciones y una preocupacion regia mas per- sonal Sin negar validez a bastantes planteamientos contenidos en el articulo (tales como el reparto de la tarea entre distintos colaboradores, el inte- rés por mejorar las traducciones, segun avanza 10. LA ESPARA DE ALFONSO x el tiempo, y otros datos y sugerencias valiosas), no se me hace facil admitir la tesis central, ya que a Menéndez Pidal se le escapa que unas cuantas obras de caracter sincrético —incluida buena parte de las legislativas, que é! pasa por alto— se iniciaron precisamente en los afos que etiqueta como primer periodo. Ocurre, sin mas, que las preocupaciones cul- turales de Alfonso brotan en sus tiempos de infante, de la misma manera que entonces, bien con anterioridad, comienza su actuacion en politica, pues desde 1237 guerrea contra los moros, para someter luego Murcia 0 acompajiar a su padre en la conquisia de Sevilla. ‘Apenas existe, en efecto, una faceta de la tarea cultural de Alfonso, cuyos cimientos no se pongan antes de su coronacién. Asi, al menos, en 1250, se interesaba ya por los estudios histo- ficos, y sus aficiones astrolgicas se hacian pa- tentes en la misma fecha, al ordenar la primera version del Lapidario, al igual que su interés por la astronomia, porque, en mayo de 1252 (el mes de la muerte de San Fernando), se revisaban las Tablas alfonsies. Lo mismo cabe decir respecto a las obras legales, pues, ya en vida de su padre, sobre surgir su aficién a presidir juicios en lugar del rey, a ruego de éste inicid el Setenario, mientras llevaba a cabo la mayor parte de la preparacién del Fuero Real y de las Partidas. También antes de su acceso al trono, patroci- na la traduccion a la lengua vulgar de la Biblia y, tal vez, la del Calila e Dimna, por mas que la datacién ‘de este texto plantee todavia arduos problemas, y, desde luego, a esos anos hay que adscribir bastantes de sus trovas satiricas. Cuando, en 1252, Alfonso cire la corona, va a contar no sdlo con el poder politico, sino también con superiores y mas faciles disponibilidades econémicas, ademas de una mayor tranquilidad social, nacida de la derrola de los almohades por Femando Il Su labor cultural podra recibir, en consecuen- cia, su maximo impulso. En la misma deben dis- tinguirse, con todo, dos aspectos que, a menu- do, se entremezclan, quiza porque no siempre cabe desiindarlos con la nitidez deseable: uno atafie a Alfonso como impulsor de cultura, otro a su actividad personal como autor. Protector de la cultura Por un lado, Alfonso aparece como un gran propulsor de toda sabiduria, sequin la exacta calificacién de Solalinde, Retine en tomo a si, Alfonso X o! Sabio (itogratia dot 9/010) de modo similar, aunque no idéntico, a lo que ha- bia ocurrido un siglo an- tes, en la toledana Es- cuela de Traductores, un grupo de colaboradores ¢/ de las tres castas, a los que se suman varios extranjeros (Juan de Cre- mona, Juan de Mesina) para las obras astro- nomicas. Copistas, traductores, ayuntadores, miniaturis- tas, misicos, muchos de cuyos nombres cono- cemos y de cuyas reuniones las pinturas de Las Cantigas, y en grado inferior las de otros textos, conservan bellos bocetos, se agrupan en los centfos de trabajo de Toledo y Sevilla, sobre todo, pero también de Murcia y de Burgos. Independientemente de unos pocos libros, cu- ya traduccién se limité a ordenar, la labor que Ponemos bajo el nombre de Alfonso pertenece un equipo Cuyos redactores escoge, para des- pués orientar los trabajos previos sobre la mate- fia, ponerlos de acuerdo y reciificarlos; en una palabra, dirige la preparacion de los textos y hace una revision completa final Los hechos demuestran, en suma, hasta qué grado Alfonso, cuya aficién al estudio rememora su sobrino don Juan Manuel en la Cronica abre- viada, excede en su actividad intelectual sus propias formulaciones tedricas contenida’s en las. Partidas, donde indica que el rey debe ser acu- cioso en aprender leer, el de los saberes lo que pudiere (I, titulo V, ley XVI). Intervencién tan directa supera también la que caracteriz6, en Sicilia, a Federico || (muerto el mismo ato’ de la coronacién de Alfonso) 0, mas tarde, a algunos duques y principes de las cor- tes italianas. No considero, por tanto, un simple encareci miento retorico lo que se escri- be sobre el monarca en la ver- sion del De judiciis astrologiae: escodrinador de sciencias, re- quiridor de doctrinas e de en- sefiamientos, que ama e allega a si los sabios @ los que se entremeten de saberes e les fa- ce algo e mercet ...]. Qui sem- pre desque fue en este mundo amé e allegé a si las sciencias. De pretender englobar la produccién cultural de Alfonso en una nota definitoria, habria que sefialar, antes de nada, su variedad, tanto de asuntos (de la historia a las ciencias 0 a la jurisprudencia) como de fuen- tes (autores clasicos, eclesiasti- cos, de la Edad Media latina y fomance, arabes) e incluso de enfoques, Tal caracteristica proviene de su deseo de dominar todas las LA ESPANA DE ALFONSO X11 ramas del saber, lo que explica que en la Gene- ral Estoria dedique largos parrafos a los distintos saberes (artes liberales, mas metalisica, fisica y élica) y a la transiatio studi, vale decir al proce- so de_transmisién del saber a través de los pue- blos, fema que, décadas después, parodiara el arcipreste de Hita en unos festivos versos del Libro de buen amor. Esa variedad conecta también con la tenden- cia al enciclopedismo, propia de la centuria en que Tomds de Aquino escribe su Summa y res- ponsable de que, en mas de uno de sus libros, predomine la acumulacién sobre la seleccién. Vulgarizacién limitada El cardcter de recopilacién que marca su obra, puesto que se ocupa de materiales trata- dos por escrilores que le antecedieron, explica, por otra parte, la escasa originalidad de conteni- dos, punto en que coincide con numerosos aulo- res del Medievo, dada la reverencia que sentian hacia las veneradas auctoritates. Pero no se so- mete del todo a las mismas y, aqui y alli, afloran rasgos novedosos. En su labor historiogralica, por ejemplo, es innovador, aun contando con el precedente del libro del Toledano (De rebus Hispaniae, 1243), el intento de aislar los materiales referidos exclu- sivamente a Espafia, en oposicién al tradicional planteamiento de la historia nacional como apén- dice de la universal, por mas que, segun ha demostrado Francisco Rico, solo en parte consi- guiera su propésito, al imponérsele la concep- Copista en una miniatura ce Las Cantigas cién de la historia universal hasta el punto de tener que renunciar a completar el texto, tras desviarse, una y otra vez, del objetivo inicial O bien, por poner otro paradigma de renova- cién, al incorporar a la General storia narracio- nes novelescas sobre Troya, Tebas, Alejandro Magno u otros asuntos, sienta los fundamentos de una prosa de ficcidn independiente. En un momento en que el latin se mantenia como la lengua de comunicacion intelectual en toda Europa, Alfonso, al tomar las riendas de su empresa cultural, persigue como finalidad primi genia vulgarizar la cultura, ponerla en romance para hacerla accesible a un pliblico mas amplio; publico, con todo, limitado no sdlo por los conte- nidos, sino por las mismas condiciones cultura- les de la Edad Media. Desde que Américo Cas- tro publicé Esparia en su historia (1948), luego. refundida, se ha repetido, con harta frecuencia el parecer de que en la supresin del latin ha- bian influido, asimismo, los colaboradores judios, presurosos por prescindir de la lengua litirgica Parlida de ajedrez entre un caballero cristiano y otro ‘musulman (minatura del Libro del Ajadrez, de Alfonso x. Biblioteca de E| Escorial) cristiana y por poner la sabiduria moral y cientifi- ca al alcance de la sociedad cortesana y serio- ‘ial, sobre la cual descansaba el poder y el pres- tigio de los impopulares hebreos. Eugenio Asensio, sobre acotar que en la esfe- ra juridica o historica no esta documentada la inlervencion de un solo colaborador hebreo, 1e- cordé que Alfonso se {itulé emperador romano, se sirvid de notarios italianos y presto su apoyo, en la Universidad salmantina, a los representan- tes de los saberes apegados al latin, ajenos y hostiles a los hebreos. Si a esto se afade la suspicacia y hasta la hostiidad con que la juderia miraba a aquellos miembros que cultivaban por gusto el castellano, la opinin de don Ameérico pierde su asidero. Tengo para mi, en efecto, que la actitud de Alfonso engrana, mas bien, con la tendencia vul- garizadora que, afos antes, habian empezado los primeros escritores del mester de clerecia y los autores de los mas tempranos ejemplarios y libros de sentencias. De este modo, Alfonso pro- mociona la lengua co- man a las tres culturas que convivian en la Es- pana coeténea y que de- bia extenderse y reim- plantarse por medio de la repoblacién. Lo novedoso es que el apoyo se preste desde la corte, en cuya cancilleria el castellano se con- vierte en lengua oficial, culminando un proceso que, iniciado débilmente bajo e! mandato de Al fonso Vill de Castilla, se extiende con Feman- do Ill, al final de cuyo reinado (tal como han advertido_D. W. Lomax y L. Rubio Garcia, en fecha reciente), el verndculo era la lengua nor- mal, con notable adelanto respecto a olfos rei nos’ peninsulares y de la Europa occidental. Tal uso del romance, ademas, responde a una intencién consciente, de acuerdo con lo que ma- nifiesta, verbigracia, el prologo del Lapidario, que reza asi: Manddlo trasiadar de arabigo en Jenguaje castellano porque los homnes Io enten- diesen mejor et se supiesen dél mas aprovechar. Esta magna larea no se ha preservado de modo uniforme, pues si de algunos textos resta un manuscrito Unico, de otros, como sucede con las obras historicas, conservamos un nutrido n mero, pero también nos faltan porciones de al- guin libro (tal ocurre con la General Estoria y con el Libro complido de los judizios de las estrellas) El interés critico por esa produccién ha sido muy menguado: los estudios son pocos y, por lo general, limitados; en casos, solo contamos con impresiones del siglo xix; una extensa parte de la General Estoria no ha visto aun la luz; y la edicién de la Primera Cronica General se apoya, Escena de romeria (miniatura de Las Gantigas) en su segunda mitad, en un cddice insatisfacto- rio del siglo XIV, aun cuando parcialmente pro- ceda del scriptorium regio, mientras el manuscri- to mas fidedigno continua inédito Hace muy pocos anos (1978), Lloyd Kasten, John Nitti y Jean Andersen han dado a conocer, en microficha, los textos conservados en cédi- ces del escritorio alfonsi, acompanados de con- cordancias, como una contribucién mas del Se- minario de Estudios Medievales de Wisconsin, de cuyo trabajo se esperan frutos granados en un futuro proximo. La labor juridica Cuando Alfonso accede al trono, el reino care- ce de un cédigo legal unico: Leén se rige por el Fuero Juzgo; Caslilla, por las costumbres (es decir, por un derecho consuetudinario de tipo germanico); varias ciudades, en fin, poseen sus fueros especiticos. Alfonso se propone unificar la legislacién y ponerla en romance, objetivos ya acariciados por su padre, que le habia encargado la redac- cidn del Setenario, segun hacen constar los pro- pios compiladores. Una vez rey, da cima a esta obra, que, centra- da especialmente en materias eclesiasticas, ofrece, de acuerdo con el preciso resumen de A. D. Deyermond, un tratamiento enciclopédico de los sacramentos, y una parle importante se halla dedicada a dilucidar los varios tipos de! culto profano a la naturaleza. Se trata, por consi- guiente, de una mezcla de cédigo legal, enciclo- pedia y manual para uso de los sacerdotes. Mas especificos son el Fuero Real, primer in: tento de un cédigo que tenga valor para todo el reino, y el Espéculo que, segtin demostrd A. Garcia Gallo, recoge un primer borrador de las Partidas, lo que destierra la opinién de Procter y otfos, que lo juzgaban un texto tardio de los tiempos de Sancho IV 0 Fernando IV. Son las Partidas, con todo, el texto legal mas importante de cuantos se compilan bajo la direc- cién de Alfonso. Divididas en siete partes, por las propiedades magicas alribuidas desde anti- guo a tal cifra, constituyen la obra de milltiples colaboradores, de los que se dejan adivinar al- gunos nombres, cuya diversa procedencia acla- ra los distintos saberes reflejados en el texto: la cultura clasica (Derecho romano, especialmente la legislacion de Justiniano), la tradicién isidoria- na, el escolasticismo, compilaciones de Derecho canénico (Decretales y Decretum de Graciano) glosas de juristas italianos al Derecho romano, sumas de Derecho feudal, cédigos legales ante- fiores (Fuero Juzgo y otras obras juridicas del mismo Alfonso), algunas fuentes literarias (como los exempla de la Disciplina clericalis y de los Bocados de Oro). Redactadas entre 1256 y 1265, aunque la pri- mera tuvo una tardia version ampliada, se bus- caba con las Partidas centralizar el poder de WU ESPARIA DE ALFONSO x decision acabando con el régimen de albedrios y generalizando la funcién ordenadora. Asi, se convierten en una enciclopedia, donde se regu- lan todos los aspectos de la vida nacional en sus verlientes civil y eclesidstica. El texto se difundid en otros reinos peninsula- res en sendas versiones al catalan y al porlu- gués, y sus huellas en esos pueblos fueron tales que, en 1361, el clero lusitano se quejaba de que se les aplicaran sus disposiciones antes que las del Derecho canénico. En cuanto las obras juridicas herian los intere- ses de la nobleza, ésta se convirtio en un obs- taculo para su observancia; por ello, tan sélo el Fuero Real se promulgé en vida del rey, mientras que las Partidas no se sancionarian hasta 1348, durante el reinado de Alfonso XI. Y ni siquiera el propio Alfonso se atuvo a sus preceptos lega- les en mas de una ocasion La labor cientifica y recreativa Las obras cientificas que adscribimos a Alfon- so, en las que su intervencion debid ser muy restringida, vienen representadas por un grupo de tratados sobre astronomia y astrologia, (radu- cidos, segun J. M.* Milas, muy literalmente, o adaptados del arabe, aun cuando su fuente te- mota reenvia, en casos, a la literalura_griega. Entre los primeros, se encuentran el Libro de la ochava esfera, @| Tratado del Cuadrante «Sen- nero» y otros, si bien destacan las Tablas alfon- sies, escritas en 1272, que se ocupan de los movimientos de los planetas, de la medida del tiempo y de los eclipses. Lo esencial consiste en el trabajo de vulgariza- cién y no en las innovaciones aportadas, por cuanto antes que él la astronomia habia produci- do descubrimientos que en sf tienen mas tras- cendencia cientifica que la recopilacién del rey (Solaiinde) Pese a todo, no faltan novedades respecto a las fuentes; testigo, las Tablas alfonsies, que, si parten de la compilacion original del astronomo arabe-cordobés Azarquiel, se revisan de acuer- do con las observaciones de los cientificos alfon- sies, en Toledo, entre 1262 y 1272. Varias son también las obras sobre astrologia el Libro de las cruzes, el Libro complido de fos judizios de las estrellas, e| Picatrix (de los dos Ultimos quedan sendas versiones latina y caste- llana). Pero el mas sobresaliente es el Lapidario, rétulo con el que designamos un conjunto de cuatro tratados sobre las propiedades de las piedras seguin los influjos de los signos de! Zo- diaco y sus distintas fases: los planetas, las constelaciones, la posicién de las estrellas; a este asunto principal se adicionan muchos mate- riales, algunos de los cuales cabe calificar de anecdéticos. El indice de otro manuscrito anun- cia once libros sobre idéntica materia bajo el nombre de Libro de las formas. Por fin, como paradigma de las aficiones de Alfonso por el recreo y el solaz, en cuanto las distracciones son necesarias para la vida, hay que anolar los Libros de agedrex, dados e la- blas, finalizados en 1283. Nos enfrentamos con una traduccion arreglada de textos arabes, por mas que suponga un avance sobre las obras orientales acerca del ajedrez, hasta el punto de convertirse en el tratado mas relevante entre los, que legé la Edad Media sobre estos juegos. La proyeccién alfonsi Como resultado de este trabajo, al morir Alfon- so, en 1284, la prosa castellana habia alcanzado un desarrollo muy superior a las etapas anterio- res, Pero toda esta empresa cultural, a la que habia que afadir mas de un titulo perdido (la CPST YS QB, 0 ie) “Ws Lanning Privlegio rodado en una cconcesion de Aifonso X a Madrid, 1255 Escala de Mahoma, por ejemplo), se_trun- 6. Su hijo, Sancho IV, enfrentado politicamente con el padre en los tltimos anos de su reinado, desentendido de su tarea, redujo y llego a supri- mir las asignaciones econémicas de los colabo- radores, provocando su dispersion Los ecos del gran esfuerzo, sin embargo, no se perdieron de repente y algunas obras mantu- vieron su_proyeccién posterior. Asi, la Primera Cronica General tue objeto de copiosos arregios y refundiciones que, a parlit de la Crdnica abre- viada de Don Juan Manuel, se proyectan hasta la segunda mitad del siglo xv, y aun a finales de! xvi, Mateo Aleman se inspira en un pasaje para proporcionar una patina histérica a uno de sus cuentos. En el siglo xWv se lleva a cabo una traduccion gallega de la General Estoria y Pedro \V el Cere- Escena del Libr del Aedtez de Alonso X (Bibloteca de coral) monioso (1366-1387), en cuyo Regiment de la cavalleria se integran, sin citarlos, distintos parrafos de las Partidas, promueve la version al catalan de varios textos alfonsies. La versi6n latina de las Tablas, concluida en 1296, se utiliz6 en Francia, donde Jean de Linié- res (fallecido hacia 1355) las ajusté, mientras que en Inglaterra, tras conocerse a mediados del trescientos, se acomodan al meridiano y a la latitud de Oxtord. Todavia hubo otras adaptaciones latinas, entre las cuales la de Juan de Sajonia goz6 de gran difusion mediante la imprenta, y hasta la apari- cién de las Tablas rudoffinas de Kepler, en 1627, conservaron su validez. ‘Autores posteriores a Alfonso citan, una y otra vez, las Partidas, cuyas huellas en la legisiacion espanola se mantuvieron durante siglos; y baste lo ya apuntado sobre su intluencia en Cataluna y Portugal. La enorme labor cultural de Alfon- so X explica, por tiltimo, que se le hayan atribui- do tradicionalmente obras en cuya redaccion no luvo ni arte ni parte Alfonso, poeta No sélo tue Alfonso munificente protector y mecenas de sabios y eruditos, sino también de poetas y de sus inevitables acompariantes: los juglares. Asi, presto su amparo a no pocos trova- dores provenzales, que menudeaban por las Cortes de Castilla y Leon antes de mediar el siglo xti, gallegos y portugueses, lo que hace ® Gateras en una miniatura de Las Cantigas comprender los elogios que algunos le dedi- caron. Mantuvo relaciones estrechas con varios y fa- vorecié la poesia: en la Corte debio de existir un proceso de recopilacién de lirica gallego-por- tuguesa e incluso del escritorio alfonsi procede, al parecer, la copia del Cancioneiro de Ajuda, en los tltimos decenios del siglo xii, No ha de extraniar, en tal ambiente, que el mismo Alfonso fuera un vate prolifico, pues alrededor de 465 composiciones se conservan bajo su nombre. Pese a tratarse del aspecto de su actividad cultural mas estudiado, como prueba la biblio- gralia critica de J. Snow, algunas preguntas esenciales carecen todavia de respuesta ade- cuada. La primera afecta a su labor individual, por- que, aun cuando pasa por opinion comin tener- le por autor de muchismos poemas, persiste la idea de que una parte fue escrita en colabora- cién con otros vates. La segunda cuestion se refiere a la lengua empleada, pues sorprende que un hombre tan preocupado por la expansion del castellano y por su uso en todas las materias se plegase a la utlizacién del gallego-portugués a la hora de escribir en verso Cierto es que la lengua gallego-portuguesa se habia constituido, en la Peninsula Iberica desde fines del siglo xi, en el idioma casi exclu- sivo de la expresidn lirica, y Alfonso pudo encon- {rar en esa tradicion una riqueza de formas mé- tricas que le incitaran en sus deseos de experi- Trabajos de construccién de una ‘olesia (minatura co Las PET Pt ee eo one! PRPC CLO i} Sa mentaci6n. Pero no sé si esa tradicién lo explica todo. En cualquier caso, el fenémeno instruye sobre un hecho corriente en la Edad Media, donde la lengua literaria no coincide siempre con la pro- cedencia geogrdtica: piénsese tan sélo como echaron mano del francés, en obras narrativas, histéricas y didacticas, autores de otra lengua materna (Brunetto Latini, Marco Polo, Rustichello da Pisa); cémo el provenzal se convirtié en la lengua lirica de Catalufia y de Italia, principal- mente en la regién de Padua; 0 cémo en la Inglaterra actual el francés fue la lengua de una nutrida porcién de la actividad literaria hasta, al menos, el siglo xiv. Inspiracién religiosa Sea como sea, Alfonso escribe, dentro de la tradici6n gallego-portuguesa, cantigas d'escarn- ho e de maidizer, en las que combina la ironia y la sata, lo obsceno y lo procaz, pero siempre con un espléndido ingenio en el manejo de con- ceptos. Se burla, mas 0 menos duramente, en algunas, de nobles, ricoshombres y funcionarios que faltaron a su deber, reflejando la amargura del gobernante; en otras, vierte ataques mas personales contra eclesiasticos (Ansur Moniz) 0 poetas (Pero da Ponte, Vaasco Gil) que, a su vez, también lo censuran (Cerveri di Girona val- ga como ejemplo). De cuando en cuando se revela una técnica 28 bn Oe ee os grotesca, como en el Ww poema en que compara a_una mujer con un si- s6n, un alacran y un ca- melio, © una mezcla de erotismo y_ religiosidad, como en la composicion en que habla de una sol- dadera que se nego a yacer con él por ser la hora de la pasion de Jestis. Mas atencién merece, por lo que tiene de in- novador, el escribir cantigas religiosas y por su unidad, el conjunto de Cantigas de Santa Maria, que agrupa mas de 400 poemas, entre los que destacan las cantigas de loor a la Virgen y, so- bre todo, las que se ocupan de leyendas mila- grosas, inspiradas en colecciones latinas 0 10- mances de miracula, en el folklore y en su propia experiencia personal. Debe resaltarse, asimismo, la riqueza de for- mas métricas, aunque me parece un poco exagerado afirmar, con E. Asensio, que se reco- jan todas las variantes usadas luego por los poe- tas cancioneriles del siglo xv. Hay que recordar, para poner témino, que mu- chas de estas composiciones llevan incorporada la musica correspondiente, examinada por H. Anglés en una obra monumental, amén de miniaturas que, mediante su hermosa ilustracidn de los contenidos, se convierten en un documento primordial para co- nocer la vida colidiana (del vestuario a mas de treinta clases de instruments). Asalto a mano armada en un camino (miniatura de Las Cantigas) La historia Por Francisco Lépez Estrada Universidad Complutense de Madrid SF capis, Hesperia, que dal tibi dona sophia Regis, splendescet tibi fama decus quoque crescet. Del elogio del rey Alfonso el Sabio en los preliminares de la Historia de Espana, en donde aparece asi traducido: OA, Esparia, si tomas los dones de la sabidu- ria del Rey, resplandeceras; otrosi (ademas) en fama y hermosura creceras. LFONSO X, con el poder que le conferia su ‘condicién ‘real, se esforz6 por lograr que se escribiese una literatura prosistica en lengua vernacula, destinada a las gentes de sus reinos. El esfuerzo cultural que promovié no obtuvo expresién en latin, como hasta entonces era lo usual en los escritores que proseguian el cultivo de la literatura en esta lengua, propia de las minorias cultas de Europa, sino que tomd como base la lengua comun, la misma del reino de Castilla, convenientemente reforzada en su expresién y enaltecida en prestigio mediante los recursos de la poética y de la retérica. El rey quiso que la nueva prosa tuviese cali- dad lileraria reconocida y asi pudiese servir pa- ra la expresion de las materias legislativas, cien- tificas @ histéricas, sobre todo; y esto lo hacia porque él creia conveniente que sus corlesanos y stibditos conociesen la ley, la ciencia y la his- toria para asi extender y reforzar el grado de su cultura personal, y de esta manera creciese y resplandeciese Esparia, la nacién comin. No hay que creer, sin embargo, que la labor de Alfonso X era de vulgarizacion; es cierto que se preacupa de que los libros que él manda escribir se entiendan claramente, y asi aparece indicado en los prdlogos preliminares, como en el del Libro de las Armellas (0 armillas, antiguo instrumento de disposicién andloga a la de la esfera armilar, y que servia para resolver proble- mas de trigonometria esférica), en donde se di- ce mandamos a nuestro sabio Rabicag el de Toledo que le hiciese ef libro con la traducoién bien cumplido y bien liano de entender, en guisa que pueda obrar con él {cualquier hombre [que] cate «vea, lea» este libro (1). Esta intencién no significa que cualquier hom- bre de entre los stibditos del rey pueda por ello enterarse del contenido del libro, si es que no posee la adecuada preparacién; y los enterados eran bien pocos, pues el Libro’ de las Armellas es un tratado de gran altura cientifica Lo mismo puede decirse de las otras obras que é! dispuso escribieran los sabios y los letra- dos de su Casa. Los oyentes y lectores de estas obras habian de poseer una base cultural sufi- ciente para que pudiesen entender las cuestio- 1B LA ESPANA DE ALFONSO x nes expuestas en los libros, pero ya no era indis: pensable valerse del latin Nos importa aqui ocupamos de la Historia que era probablemente (aparte de Las Canligas) la obra que promovia Alfonso X para un publico mas numeroso. Aun con todo, los componentes de este publico se extendian a poco mas de los que constituian su corle real, El pablico En primer término, grandes sefiores, infantes, altos titulos de la nobleza, almirantes, caballeros @ hidalgos de linaje que acudian a la Corte, las damas que eran su companiia familiar © social; después, el servicio de la Casa Real, donceles y criados; y los cancilleres, oficiales y escribanos de la Camara Hay que anadir, a un lado, los religiosos cer- canos al rey, los prelados y priores, gentes de las iglesias y monasterios; he dicho a un lado porque ellos se valian casi siempre del latin, y, en general, tenian en menos el uso de la lengua comin para otros menesteres que no fuesen las humildes homilias de la misa Sin embargo, pronto se hubieron de dar cuen- ta de que una prosa literaria en la lengua comun podria ser un instrumento de difusién de las cuestiones religiosas, muy efectivo sobre el pue- blo de Dios, cuya salvacién etema ellos cuida- ban como misién de la Iglesia. Y en otro grupo estarian los sabios de toda indole, amigos preferidos del rey: los doctores y maestfos en las diversas artes (algunas de las cuales, como la Gramatica, la Légica y la Retéri- ca, tanto valian para enderezar y enallecer la lengua comin), los sabios arabes y judios que encontrarian en el castellano una lengua diferen- te del latin universal de la Iglesia, a la que reco- nocieron un gran porvenir para las materias ci les y cientificas, y también para las de entreteni- miento (en los juegos y en los libros de cuentos). De entre todos ellos, la gente de la Corte era la que mas se beneficiaba en poseer una prosa de condicién literaria; los otros sabios y maes- {ros latinos, 4rabes y judios aportaron su esfuer- 20 porque el rey asi lo ordend. El rey era el auclor, palabra que tiene varios significados en su etimologia: creador y autor (como hoy) y también promotor, insligador; y este titimo le cuadra muy bien al rey, pues’ él, con su voluntad de poder, hace que progrese el castellano como lengua literaria, sobre todo para que esta gente (que no le era ciertamente afecta ni sumisa) que le rodea en su Core am- plie y asegure el grado de su cultura en benefi- (miniatura de Las Cantigas) SOG eparee maefhe ye ; NS no enla fit eftornt yams) Hama eftola fle hs = Dives te afi eas 4 fire feelyas bisa pro Xlos ef olazes tT Mlasef Aopuclas Ge gla f 7 ‘fozia wl libzo ¢ 2 vot cha wl poumeso tbe whe bibzia j ra te Nyce ante whe 4 of el acnefis auc cio de una Esparia que sobrepasaba la estrecha realidad politica de los reinos peninsulares (2) Los prélogos La Historia para esto resultaba la mejor mate- tia de entre la variedad de asuntos que iba to- mando cuerpo de expresion en la nueva lengua literaria. Y en este sentido, disponemos de un testimonio de primer orden para saber el motivo por el cual el rey emprendié su labor histérica’ se encuentra en los prélogos que hay en las dos obras hist6ricas promovidas y retocadas por el rey: la Historia de Espana, recogida en cuanto a los libros mas antiguos, en la Primera Crénica General, editada por Ramén Menéndez Pidal, y la General y Gran Historia (iamada comunmente General Historia), que comenz6 a publicar Anto- nio Garcia Solalinde, y que prosiguieron otros historiadores, Lloyd A. Kasten y V. R. B. Oelsch- lager. Se trata de los primeros prélogos que existen en la literatura castellana que sobrepasan las noticias meramente informativas, equivalentes a Un titulo desarrollado. Los prélogos resultan ser siempre una fuente de noticias inapreciable; re- presentan la primera informacién que poseemos sobre una obra, la critica inicial que el autor de los mismos (casi siempre el de la obra) nos ofrece sobre el contenido y forma de la misma, al menos en cuanto a las intenciones que le guiaron al escribirla, Es cierto, como ha demostrado A. Porqueras Mayo, que los prélogos se componen de piezas topicas y que se repiten y copian de unas obras a olfas. Pero aun con todo, el prologuista ha de 20 LA ESPARIA DE ALFONSO x elegir entre los t6picos, y esto ya apunta hacia Una opinién. Ademas, en el caso de Alfonso X es posible que el mismo rey haya corregido y retoca- = do el texto de los prélo- gos mas que el de las otras partes de las obras, si es que algunos no son suyos. Pues bien, me limitaré a tratar solo de las ideas expuestas en los prélogos generales, los de comienzos de la obra. Alli se plantea el grave problema —que atin es actual— de por qué se escribe la Historia. Y esto afecta sobre todo a la gente de la Corte real mas directamente que al comin de los stibditos. En un principio esta la necesidad de que los hombres recuerden los hechos de sus predece- sores. El olvido corroe la memoria de! pasado, reduce el ambito de la vida humana a un presen- te inexorable. Pero el hombre se rebela frente a esta delerminacion que lo convierte en animal de habitos establecidos: Natural cosa es de co- diciar los hombres saber los hechos que acae- cen en todos los tiempos, también en el tiempo que es pasado, como aque! en que estén, como en_el offo que ha de venir (P1l, Gen. His.) El hombre adquiere asi conciencia de su situa- cién en el mundo: esté en un lugar y tiempo determinados, pero este ultimo desde el presen- te vivido se extiende hacia el pasado y hacia el porvenir. El tiempo es asi la dimensién mas contlictiva de la personalidad humana; y en seguida viene la limitacion: Pero de estos tres tiempos no pue- de hombre ser cierto fuera de aque! que es pasado (Prdl. Gen. His.) Los hechos del presente no se sabe cémo acabaran y el {uluro es desconocido, pero el pasado es cognoscible de una manera relaliva Y de ahi la gran exallacién de la escritura que permite sobrepasar la limitacion del presente: Ca (pues) si por las escrituras no fuese, cual sabiduria 0 ingenio de hombre se podria mem- brar [acordar] de todas las cosas pasadas? (Prd). Hist. Esp.) Hechos y no ficciones Pero en esto hay mas: Mas porque los eslu- dios de os hechos de los hombres se demudan en muchas guisas (maneras}, fueron sobre esto apercibidos los sabios ancianos [antiguos]. Y luego, la destruccién que trae, sobre todo, la violencia de las guerras: ...de esta guisa fueron perdidos los hechos de ella (Espana) por los libros que se pierden y fueron destruidos en el mudamiento de los serorios (Prél. His. Esp.) Ahi estan los otros temores: la noticia equivo- cada, torcida 0 perversa, o la pérdida de los valiosos libros. El objetivo que se proponia Alfon- so era alcanzar la verdad mediante el estudio de la escritura, y por eso habia que dar cabida a la diversidad de la condicién humana: Los sabios, en sus libros, dijeron la verdad de todas las cosas y no quisieron nada encubrir, también de los que fueron buenos, como de los que fueron malos (Pr6l. Gen. His.). Ambas Historias insisten en este punto: escri- bieron los hechos también de los locos como de los sabios, y otrosi [ademas] de aquellos que fueron fieles en la ley de Dios y de los que no [...; las gestas de los principes, también de Jos que hicieron mal como de los que hicieron bien (Prol. Hist. Esp.) La escritura nos ofrece la condicién de todos; es universal en cuanto que trata de los buenos y de los malos, y sus hechos correspondientes, pues la memoria de los hombres habia de recor- dar a todos los que, de una manera u otra, habian realizado algun hecho notable. Esta memoria no era sdlo informativa, sino que se escribia con un fin moral y también politico en su trascendencia: porque, los que después viniesen, por los hechos de los buenos pugna- sen por hacer bien, y por los de los malos, que se castigasen [quedaran advertidos] de hacer mal. (Prol. Hist. Esp.); y lo reitera en la otra historia: porque de los hechos de los buenos tomasen los hombres ejemplo para hacer bien y de los hechos de los malos, que recibiesen cas- ligo «advertencia, aviso» por se saber guardar de lo no hacer (Prol. Gen. His.) La palabra ejemplo es clave para entender el propdsito del rey: las historias son noticias desti- nadas a servir de ejemplo y de aviso. En este sentido, los libros que Alfonso ordena escribir tienen un fin trascendente, pues cualquier cono- cimiento acerca a Dios: Cada uno, cuanto mas ha {liene] def saber y mas se allega a él por estudio, tanto mas aprende y crece y se llega por ende mas a Dios (Gen. Hist., Il, 2). Y ade- mas, un fin cercano, el de la prevencién del mal en razon de la condicién humana, pues cono- ciendo el pasado buscando y escudrifiando con gran estudio, supieron las (cosas) que habian de venir (Prdl. Hist. Esp.). Fuentes He aqui, pues, el sentido del ejemplo y del aviso; por esto los libros histéricos del rey entran en la gran literatura ejemplar con una condicién: que estan referidas a memorias de hechos de fos hombres y no a ficciones. De ahi que la Historia preceda a los libros de ficcion, a las libres creaciones de la imaginacién que también, de una manera u otra, procuran una ejemplari- dad y que por eso adquieren un aspecto apa- rentemente histérico. Asi, en el prélogo del Libro de! Caballero Zifar (hacia 1300), considerado como el primer libro de caballerias espariol, se dice que aunque las cosas narradas verdaderas no fuesen, sin em: bargo, el oyente o lector del libro sacara ende 2 LA ESPANA DE ALFONSO x [de él] buenos castigos y buenos ejem- plos (3). La verdad esta en los libros, y mas aun la historica; por eso, estos libros necesitan como fundamento la autoridad de lo que antes otros han establecido en escrituras que se tienen por veraces. De ahi que Alfonso X necesitase disponer, para sus sabios y para él, de una gran biblioteca. Sin ella, hubiese sido imposible el propésito de escribir una historia tan compleja y completa, pues las tradiciones orales tenian poco alcance y eran limitadas. Usando en la redaccién la primera persona gramatical (que es aqui expresion de su volun- tad), escribe: después que hube hecho ayuntar muchos escritos y muchas historias de los he- chos antiguos, escogi de ellos los mas verdade- ros y mejores que supe; e hice ende hacer este libro. (Prol. Gen. Hist.) Los dos libros exponen asi la materia historica sobre la base de las auloridades reunidas: la Historia de Espana fue el propdsito inicial del rey. Se trata de contar los hechos de Espana desde la remota antigiigdad (el Génesis biblico), prosiguiendo hasta los modernos, poniendo es- pecial interés en incorporar también la parte de historia romana para que asi quedase bien alir- mada la pertenencia de Espafia a la historia comun de la Europa que después prosiguié con el Cristianismo; es una historia del conjunto de Esparia, sujeto de la misma, de cuantos estuvie- ron dentro de esta designacién. En el otro libro, la General Historia, el propési- to es mas ambicioso: mandé y [alli, en el libro) poner todos los hechos serialados, también de fas historias de la Biblia como de las grandes cosas que acaecieron por el mundo, desde que fue comenzado hasta nuestio tiempo (Prél. Gen. Hist). El procedimiento es andlogo y conviene sefialar que las fuentes para ambos libros proce- den de la Biblia y de las historias acreditadas como tales de procedencia gentil, cristiana y arabe, con un criterio que, como ha mostrado Francisco Rico (4), se orienta hacia la historia universal en el ultimo de ellos. Los redactores de las Historias contaron con una informacion procedente de un crecido nu- mero de libros como ninguno de los autores anteriores habia dispuesto, tanto de los antiguos fomanos, como de los arabes, y de los prece- dentes cercanos como Rodrigo de Toledo y Lu: cas de Tuy. Dispusieron de material abundante que criba- ron en la medida en que era posible con un crilerio historiografico cada vez mas cefido al logro de la verdad. Y a esto se afiade la corrien- te moderna (en su tiempo) que representaba, sobre todo, la Historia Scholastica, consistente en reunir con los materiales sobre todo biblicos los episodios de una historia profana Esto lo hicieron, segun F. Rico, los colabora- dores del rey de manera mucho mas intensa que sus predecesores. Y este criterio renovador hizo que, junto a los libros propiamente histori- cos, se usasen también como fuente de informa- ar Castilo de Penatie, baluarte del sobvino de Alfonso X, ef Infante con Juan Manuel Escenilicacién do un milagro en Las Cantiga cién los libros poéticos de la Antiguedad, de los que se tomaban determinados episodios que se situaban entre los hist6ricos. Esto ocurrié con las obras de Ovidio, Lucano y Estacio, en las que algunos relatos milologicos {sobre todo en el caso de los descendientes y favorecidos de los dioses que vivian entre los hombres) se interpretaron a través del criterio que habia formulado Evémero, un historiador que asi lo habia hecho por vez primera. Consis- tia en considerar a los dioses gentiles como la memoria poetizada de grandes hombres. A tales obras antiguas se afadieron otras de la Edad Media, tales como el Roman de Troie y el Roman de Thébes, escritas en la lengua ver- nacula francesa; y también se consideraron las, versiones legendarias de los grandes asuntos histéricos, como el de Alejandro, el mayor héroe medieval, a través de la Historia de Preliis, etc. El desarrollo de la prosa litera Por citar un ejemplo, en la Historia de Espana se cuentan las andanzas de la reina Dido y o6- mo se asenté en Cartago y fundé la ciudad de Cartagena en Espatia. Y el redactor de la Histo- fia entremete en el relato la epistola Vil de las Heroidas, de Ovidio. El asunto ya es bien sabido: Eneas, huido de Troya, llego-a Cartago, donde se junté con la reina Dido, viuda, hermosa mujer ademds. Por lo que fuese, Eneas abandoné a Dido, y con este motivo, Ovidio escribié una de las mas apa- sonantes carlas de las Heroidas, el libro mas roméntico de la Antigiiedad. Dido esta dispuesta a matarse por amor, y poco antes de hacerlo escribe a Eneas. En medio de la prosa historica aparece traducida esta epistola, que es una pieza sentimental de gran intensidad poética, He aqui un pérrafo, inesperado en una Historia, mas propio de un libro de amores: éCuando hallards mujer que te ame tanto como ye, que muero por ti? Ca [pues] as/ me quema el coraz6n el tu amor como quema el fuego las co- ‘sas en que tafe [toca] la piedra azutre: de guisa [manera] que no queda de dia ni de noche de traer ante mi la tu semejanza [el recuerdo de la figura]. Y en esto es siempre mi cuidado (5) La prosa literaria castellana, sin apenas expe- riencia en estas cuestiones, tiene que dar expre- sién a las conmovedoras palabras de Dido. Esto es historia, y, al mismo tiempo, ejercicio postico que prepara la posible creacién de los libros de caballeria y sentimentales. Y otfo tanto habria que decir con respecto al traslado a la prosa de los poemas épicos medie- vales, pues si esto habian ya hecho otros historia- dores precedentes, en ninguno de ellos aparece como en la labor historiobiografica de Alfonso, como ha estudiado Menéndez Pidal Por esto —y otfos muchos motivos que la breve: dad de este articulo no me permite exponer—, los criticos de la literatura consideramos que las Historias que mand6 hacer don Alfonso son las obras que mas contribu- yeron al desarrollo de la prosa literaria castellana y fueron abriendo, con el ejercicio poético que re- presentan, el camino de la narracién ficticia, el propio de la inventiva posti- a, negada por naturaleza al criterio histérico, ca- da vez mas pendiente de una verdad de los he- chos interpretada politicamente, ya superada la trascendencia religiosa Creo que el elogio mas cabal del esfuerzo de ‘Aifonso X lo escribié su sobrino Juan Manuel; él fue ya escritor y no sdlo aulor-promotor, y en él se encuentra la plenitud del estuerzo literario que inicié don Alfonso, su tio. Y la obra de Juan Ma- nuel esta ya en la via de la literatura de ficcion, aun con ciertas condiciones. Pero escribié también una Crénica abreviada o ‘Sumario de la Crénica de Espafia, en cuyo prolo- go se refiere a don Alfonso: nadie como 6! dis- puesto para escribir la historia de Espatia, fo uno por el gran entendimiento que Dios le aio y lo al [otro] por el gran talante que tenia de hacer nobles cosas y provechosas: lo i {otro, ademas] que habia en su corte muchos maestros de las cien- cias y de los saberes, a los cuales é! hacia mucho bien, y por llevar adelante el saber y por noblecer sus reinos. Ca [pues] hallamos que en todas las ciencias hizo muchos libros y todas muy buenos. Y lo i (otro, ademés] porque habia muy gran espacio para estudiar en las materias que queria componer algunos libros. Ca (pues) moraba en algunos lugares un ario o dos y mas, y aun, segun dicen los que vivian ala su merced, que hablaban con él fas que querfan y cuando quertan y cuando 61 queria; y asi habia espacio de estudiar en lo que queria hacer para si mismo, y aun para ver y esterminar [leer con atencién, examinar] las cosas de los saberes que é! mandaba ordenar a los maestros y a los sabios que traia para esto en su corte (6). Asi se hicieron estas historias, que son la mani- festacién mas cabal de la primitiva prosa literaria castellana, ya preparada para cualquier menester de creacién como tan pronto habia de probar cumplidamente el gran escritor don Juan Manuel NoTas (1) Vierto al espafo! actual a grafia de los textos del cas: {ollano antiguo y aftado entre corchetes una palabra equivalen- tea la que hoy no se entiende comunmente (2) Para el estudio de esta designacion geogralico-poitica vwease José Antonio Maravall, E/ conceplo de Esparia en la Edad Media, Madrid, insitulo de Estudios Politicos, 1964 (3) Libro del Caballero Cifar, ed. J. Gonzdlez Mucla, Ma: did, Castalia, 1982, p. 59 (@)_ Francisco Rico, Alfonso el Sabio y la «General Histo sian, Barcelona, Ariel, 1972, p. 55. (8) Primera’ Cronica General, Estoria de Espana, ed. R. Menendez Pidal, Madd: Bally -Bailiére, 1906, |, p. 40, parra: 1059, (6). Don Juan Manuel, Obras Completas, ed. J. M. Blecua, Madrid, Gredos, 1983, I, pp. 575-576, Alfonso X el Sabio rodeado de sus Colaboradores de la Escuela de Toledo Por Francisco Marcos Marin Universidad Autonoma de Madrid 'UANDO leemos las viejas colecciones de documentos medievales, especialmente aquellas que recogen tipos variados, de indole sobre todo privada, transacciones y otras opera- ciones de Ia vida ordinaria, nos damos cuenta de cémo, a medida que avanza el siglo xii, el latin, ya bastante romanceado, va cediendo su puesto a un castellano que no és ahora el impre- ciso y polimérfico de la época de origenes, sino una lengua progresivamente fijada, bastante es- table, presta para servir en usos que abarcan desde lo doctrinal a lo narrativo, lo historico, cualesquiera campos de la expresion escrita. Al llegar a mediados de este siglo xii, toda esta actividad de fijacién de la lengua encuentra la figura directora de un hombre que atendid LA ESPANA DE ALFONSO X25 mas a los intereses de la cultura que a los de la guerra, que no disfruté, sin embargo, de la paz Y que nos ha dejado una de las obras escritas mas importantes de la historia de Espana y su ciencia Este hombre, que {ue rey, que no logré ser ‘emperador, que murié amargado por enfrenta- mientos civiles, y que debio sentir el peso del fracaso, logr6, sin embargo, algo que muy pocos seres humanos son capaces de conseguir: la reforma de su propia lengua, la primera reforma del castellano. La figura del rey Alfonso X el Sabio es impres- cindible para entender este proceso. Su preocu- pacién y sus intervenciones conscientes en las decisiones linguisticas hicieron que la fijacion de la lengua romance de Castilla y Leon se lograra en poco tiempo y con un esfuerzo mode- rado, en un notable proceso de reforma y modernizacion. Labor de equipo Todo ello no surgié de la nada, al contrario: el rey actué dentro de una tradicién que le ofrecia ya una serie de textos, especialmente traduccio- nes, en alguno de los cuales habia tenido parte decidida con anterioridad a 1252, cuando aun era infante. Se habla también mucho de la labor al- &> fonsi sobre el romance, y con ello se da la falsa impresién de que su actitud fue ne- gativa hacia el latin, lo cual es inexacto. No cabe duda de que, al impulsar las traducciones del arabe hacia el castella- no, y no hacia el latin, el rey se convirlio en el motor de un cambio sustancial, que no culminaria hasta el si- {glo xvi, por lo menos; pero, simul- laneamente, sabemos como, preocupado por la degradacion del latin, también se ocupé acti- vamente de esta lengua. Toledo, desde su recon- quista por Alfonso VI en 1085, se habla convertido en un importante centro cultural. Alli pudo el Rey Sabio perfeccionar el sistema de estudio, traduccién y trabajo, creando una auténtica es- cuela, a la que se debe una de las contribucio- nes mas importantes de Espafia a la cultura de Occidente, una vez mas sitviendo a su destino de enlace entre Oriente y Europa. Su actitud —y la de sus colaboradores— se plasma en textos como el de la General Estoria que citamos: EI Rey faze un libro, non porque! escriua con sus manos, mas porque compone las razones del, @ las enmienda e yegua «iguala» e enderca [endereza], e muestra la manera de como se deuen fazer, e desi [segun esta manera] escriue- las qui el manda, pero [sin embargo] dezimos por esta razon que el faze el libro. ‘Aunque en la obra de Alfonso X hay una parte original y otra traducida, lo cierto es que para ambas eran necesarias las traducciones. El concepto de originalidad medieval, muy dis- tinto del nuestro, habia de incluir el’ obligado tratamiento de los temas de los grandes autores, el respelo a las fuentes, para permitir un escaso. margen entre la abreviacion y la amplificacion. Por ello es muy importante saber como traba- jaba el taller alfonsi, y quiénes eran los encarga- dos de sus distintas misiones, mencionados, con frecuencia, en los prélogos, cuya lectura’ nos transmite una asombrosa idea de equipo. Basta- ran como ejemplo los ordenamientos que prece- den al prologo de los IV Libros de las Estrellas de la Ochava Esfera: En nombre de Dios amen. Este es el libro de las figuras de las estrellas fixas que son en ell ochavo cielo, que mands trasladar de caldeo e de arébigo en lenguage castellano el rey D. Al- fonso, ...; et raslad6lo por su mandado Yhuda el Coheneso, su alfaquin, et Guillén Arremén d’Aspa, so clérigo. Et después lo endregé (corrigié], et lo mandé componer este rey sobredicho, et tollé (quit6] las razones [exptesiones] que entendid.eran so- bejanas [sobradas], et dobladas et que non evan en castellano drecho, et puso las olras que en- tendid que cumplian; et quanto en el lenguage, endregolo é! por sise [por si mismo], Escena campesina en tuna miniatura de Las Cantigas 3 ‘de Las Cantigas) Escena amorosa en una ‘miniatura de Las Cantigas

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