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Glare ZAC La cara de M Durante muchos meses, la gran curiosi- dad parisién ha tenido fijos sus millares de ojos, en la cara de Mme Steinheil. Nadie, & buen seguro, desde que la prensa diaria a conciencia popular los misterio- identes del caso del Impasse Rou- sin, nadie ha dejado de sentir la tentacién ja sala de audiencias d mirar dete- mirar de cerca, el rostro de Hevd sos i de ir nidamente, la hella reclusa. RETVATO DE LA Sma. STEINHEIL Y SI\Hiya Pintado por ei Sr. stemnheit s lendzncia natural.en todos los espiri- tus Apentas Ja noticia de un gran heclo~-gran> ~ domente virtuoso 6 prandemente inmoral—~ Neya a nuestros ofdos, nos acicaiea el dee ago de ver la CARA DEL HEROR, sea. quicn me Steinheil. | Baba wer GSS $4, como si ea Sus rasgos fisondmicos fue diésemos ier los detalies de] acontecimien- to y afirmar nuestras conviciones:.sobre lo sucedido. Y lo mismo se agolpan as mu- chedumbres ante el que acaba de .apuiia- lear & su mujer en una bubardilla, que ante el héroe que torna de salvar & la Repsiblica en una batalla. He aqui por qué los ojos de todo Paris convergieron @ la cara de Mme Steinheil. C6- fete in YO NO SE MAS DEL@ QUEHE DICHO mo es Mme. Steinheil? se preguntaban todos Y todos la vieron y como era natural, fa en- contraron hermosa y 4 poco andar la juzga- ron inocente. El rosiro de la prisionera les habia conquistado. Es un extrafio rostro indefinible que ha si- do la tortura de los juaces y el encanto de fas galerias. Ha sido fiel espejo de todds las emociones, ha pasado por la gama de todas Remy CueLARD

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