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4 Theodor W. Adorno Sobre Walter Benjamin Recensiones, articulos, cartas Texto fijado y anotado por Rolf Tiedemann eS one CATEDRA TEOREMA, | Sobre La obra de Arte en la era de su reproductibilidad técnica Londres, 18:3.1936 Si me dispongo hoy a hacerle llegar algunas notas sobre. su extraordinario trabajo', lo hago en tiltima instancia con Ia intencién de offecer una critica o incluso tan solo una respuesta adecuada. La terrible presién de trabajo a la que me encuentro sometido —el gran libro de légica?, la con: clusién de mi parte, terminada excepto dos anilisis, de la monografia sobre Berg? y la investigacién sobre el Jazz" ha- cen que cada uno de éstos comienzos carezca de expectati vas. ¥ enteramente frente a una produccién en presencia de T Aono conoce La ab de Aron ede eroded tne pega tras qe cnn fa ges veer Vy + Bs decir, el andlisis de Husser] que fue publicado en 1936 con lo Soiree etearice dela wort clcnacinonen wes Goxanmete Sori, Uno 5: Sobel cand acct lcs Yescnhe se ee gel, Francfort 1971, piss 7.245, 3 Ver Willi Reich, Alban Berg. Con textos de Berg y aportaciones de Theodor Wiesengrand Adomo y Ernst Krenek, Viena 1937. Las aportacio- nes de Adomo fueron recogidas en su mayorla en su monografia sobre Hegde BER se hot See arena 84 monogmal obre sk peo yo Le 4 Ver Adorno: Gesammelte Schriften, tomo 17: Escritos musicales IV, Francfort 1982, pags. 74-108. oe ia 138 la cual tomo muy seria conciencia de la insuficiencia de la comunicacién esctita... no hay una sola frase que no desea- ra comentar a fondo con usted. Mantengo la esperanza de que ocurta muy pronto, pero por otra parte no quisiera es- perar tanto tiempo para contestarle, por insuficientemente que sea. Permitame limitarme a una linea principal. Vaya por de- ante mi apasionada participacién y mi pleno asentimiento a su trabajo, que me parece una plasmacién de sus intencio- nes originarias —la construccién dialéctica de la relacién entre mito ¢ historia— en los estratos intelectuales del ma: terialismo dialéctico: la autodisolucion dialéctica del mito, que se apunta aqui como desmitificacign del Arte. Usted sabe que el objeto sliquidacién del Arter est{ desde hace” “muchos ato, dei, Ss gstéticos, y,cuc, cl aka” Second gue deliendo, sobre todo en cuanio-a la nisica, elo de ls WenoOais Ha ae elenderse catictamente” &te sentida,y.en el de La Segurida Técnica de usted No” “Sie sorprende que encolitiemos aqui exprésamienté una base comtin; no me sorprende, después de que el libro so- bre el Barroco llevara a cabo la separacion de la alegoria del simbolo (en la nueva ferminologia: «auratico») y Direccién dinica \a de la obra de Arte de la documentacién magica. Es una hermosa confirmacién -—espero que no suene inmo- desto si digo: para ambos— que hace dos ajios, en un. articulo publicado en el volumen conmemorativo sobre Schonberg’, y que usted no conoce, yo hiciera formulacio- nes sobre tecnologia y dialéctica y sobre la relacién modi- ficada con la técnica que comunican plenamente con las suyas. Esta comunicacién es también la que me da el criterio de las diferencias que tengo que constatar, con ningiin otro ob- jetivo que servir a esa «linea general» nuestra que se dibuja tan nitidamente. Quizd pueda seguir en principio nuestro viejo método de la critica inmanente. En aquellos de sus es- critos cuya gran continuidad me parece asumir ¢l més re- ciente, usted ha separado el concepto de obra de arte, como 5 Ver Adomo: GesammulteSchrifien, tomo 17, op. cit, pigs. 198-203, 139 construccién simbélica, tanto de la Teologia como del tabi magico. Me parece arriesgado, y aqui veo un resto muy su: blimade de cettas molivos basinal tne istex uaside ahora sin mis el concepto de aura magica ala cobra de Arte autgnoma», y le atribuya lisa y llanamente una funcién ‘ContrarrevohiciSitariayNo hice Filta que Te segure Bile Soy terennreHte Conscierite del elemento magico en la obra de) Arte burguesa (tanto menos cuanto que intento una y otra vez revelar la filosofia burguesa del Idealismo, a la que se asigna el concepto de autonomfa estética, como mitica en el sentido mas pleno del témino). Pero me parece que el \ centro de la obra de Arte auténoma no ese PUI | EE —disculpe la forma topics de hablar " i a fo lar— sing que,es en i mismo dialéctico: entiéliza ef 31 16 tagi¢o don l'signo e Ta libertady Sirvécucrelo bien eet tid Ocasiir dys tasted” “algo parecidS en relacién con Mallarmé, y no puedo defi nile mas claramente mi sensacién frente a todo el trabajo que si fe digo que sigo deseando, como contrapunto, uno sobre Mallarmé, que usted en mi opinién nos debe como una de las aportaciones més importantes. Por dialéctico que sea su trabajo, no lo es en la obra de arte auténoma misma; pasa de largo por la experiencia elemental, evidente para mi de forma cotidiana en la propia experiencia musical, de que prscisamente la consecuencia extrema en el sepuimiento de a ley tecnolégica del arte auténomo lo cambia, y en lugar de la tabuizacién y fetichizacién Jo aproxima al estato.de iteitad, de To conscicntemente RbACAbTE, de To hacedev No conozermigjor progriiia mnatenialista que la frase de Mallarmé en la que define los poemas como no inspirados sino definidos a partir de palabras; y las mayores manifesta. ciones de la reaccién, como Valéry y Borchardt (este dltimo con el trabajo sobre fa Villa, que’a pesar de una frase inde- cible contra los trabajadores habria que tomar ii extenso como materialista), tienen este explosivo dispuesto en sus células mas intimas. Cuando salva usted al cine cursi frente § Ver Rudolf Borchardt, Prota II, edicién de Maric Luise Borchardt con la colaboracién de Ernst Zinn, Stuttgart 1960, pigs, 38-70; la «frase indeci ble contra los trabajadores» en pag, 60, 140 te el debate pasa con rapidez al campo politico. Porque si dialectiza la-tegpificacion y la alienacidn (con, art ero. no elm lela subjetividad objetivada, por ica StS COME Ge’ coRtTar directs el cine) an erates cine de «nivel», nadie puede estar més d'accord que yo; > Tai por Parreatisten estarta necesieads de Tedlenciony ‘frente unileanio que Hay ey Cont any Ue POR IO YaE Yo sé va desde Brecht hasta el movimiento juvenil, podria ani- smarle a uno por si solo a ello. Habla usted del juego y la apariencia como los elementos del Arte; pero nada me dice porqué el juego debe ser dialéctico, pero la apariencia la apariencia, que usted salvé en Ottilie’, aunque ahora no tenga compasién de Mignon y Helena ~ no. ¥ naturalmen- ASE AIE LEG no pucde (pore AC ART mediante la teoria de los iniclectuales como sujetos dialec: ticos, que pertenecen ala csfera de las obras de arte que us ‘ed remite al infiersos ane Diet No quiero garsit Zar la autonowit deta obra de Arte como reserva, y creo con usted que lo auritico en la obra de Arte esta a punto de desaparecer; no s6lo mediante la reproductibilidad técnica, dicho sea de paso, sino sobre todo por el cumplimiento de la propia ley formal «auténoma» (la teoria de la reproduc- cién musical que Kolisch y yo planeamos desde hace afios tiene precisamente este objeto’). Pero la autonomia, es de cit, la forma objetual de la obra de Arte, no es idéntica con Jo que de magico hay en ella: jgual que no se ha perdido del todo la objetualizacién del cine, tampoco se ha perdido la de la gran obra de arte; y si serfa burgués y reaccionario ne- garla desde el ego, esté en los limites del anarquismo el revocarla en el sentido del inmediato valor de uso. Les extrémes me touchent, igual que a usted: pero s6lo cuando la dialéctica de lo mas infimo es equivalente a la de lo mas 7 Bs decir en el tratado Las afinidades elections de Goete, ver Yl), 123 a 201, sobre todo 194201. Bn el legado Adomo se encuentran amplios fiagmentos de este taba jo, en todo caso escritos posteriormente, una vez abandonado el plan de ‘scribir un trabajo en comin con Rudolf Kolisch 2 141 alto, no sucumbe sencillament ma del capitalismo, ambas contienen elementos de cambio (naturalmente nunca jamés el témino medio entre Schénberg y el cine: americano); arrancadas de I ir de ella ~sonalidad y de toda a aero adel piste ven,él proceso. histori. Bete pros EanadG, que ast ver ha sids producido por ls stirguesfa. En cierta medida, tengo que acusar al trabajo de segundo Romanticismo. Ha espantado usted el arte de los Angulos de su tabi, pero es como si temiera la barbaric que se abre paso con ello (quien podria temerla, con usted, mas aque yo)y se aliviara alzando To temido a una especie de buizacién inversa. La risa del visitant jing. ¢s —ya hal de esto con Max one andes ee lo ha di- cho— todo lo contrarig que. buena. y.zevolucionaria, sino... jue estdtlefia del "peor Sadisme bureués; el conocimiento tastinito de Ios gacetilleros que discuten sobre deporte me resulta en extremo dudoso; y la teoria de la evasién no me convence por completo, a pesar de su chocante seduccién. Aunque sélo sea por la sencilla razén de que en la sociedad comunista el trabajo estard organizado de tal modo que los hombres ya no estarén ni tan cansados ni tan atontados como para necesitar evasion. Por otra parte, determinados concepts de la praxis capitalista, como por ejemplo el del test mismo, me parecen casi ontolégicamente cuajados y actian como tabiies, mientras que, si hay.un.cardcter. aural co, és es adecuado alas peliculas en suprema y, pox supu “wry pieeisainieiite por eso, arriesg: . Yel que, —sdlo por mencionar una pequefiez— el rea i ardista por comprend ardista, por_comprent sOrque fi puedo contar entie la vaniguardia al favo: Kracauer, incluso ahora, después dé Modern Tir lo de la pelicula de Chaplin de 1936. (cl por qué se desprender4 con total claridad del trabajo so- bre el jazz), yi creo que se perciban los elementos decentes que hay en dl. Sélo hay que oir reir al puiblico en esa pelt cula para saber de qué se trata. El golpe contra Werfel!” me ha dado gran alegrfa; pero si Mouse, las cosas se vuelven cons gom- plicadas, y se plantea con mucha seriedad la pregunta de si la reproduccién da de hecho a cada persona ese a priori de la pelicula que usted reclama, y si no corresponde més bien a aguel «rcalismo ingenuor sobre cuyo carécter burgu amos tan profundamente de acuerdo en Paris. Final- mente, no es casualidad que el Arte Moderno, que usted contrapone, como auritico, al técnico, sea de una calidad inmanente tan cuestionable como Flaminck!! y Rilke. Na turalmente, la esfera inferior Jo tiene facil con él, pero si en su lugar estuvieran los nombres, digamos, de Katka y Sh <1m.61 problema, estaria.planteado de otro modo. r a3 un plus de dialécti ma>, que trasciende lo [Por owe Une AaleCHZRCION an Maye eA “Hegatividse, ques awe usted Ho desconioce pero deno-” sTrirer tied: e-careporiacerelativamenteabsstractas, eoniovel nesta del cs ing» sit Seguitlo R&SPY ET Hit GH 81 inismnd, ~aECIE CS irfacionalidad inmanente. Cuando, hace dos afios, pasé una jomada en el estudio:de Neubabelsberg, lo que mas me impresioné es lo realmente poco interpolado de montaje y de todos los avances que esta aquello que usted menciona; mas bien la realidad se consiruye de forma infan- Sly mimétca por doguier,y entonces se «copia en fotogr- ia», Subestima usted la tecnicidad.del Anse autonoma,¥-s0e, breéStima’ lade dépendiente; ésa seria quiza mi objecion Ver VII(1), 363. Hlaminck {comrecto: na de las verso probablemente su nombre se h: delante del de Derain (ver VII( Ver VIN) 357 9 970. principal en pocas palabras. Pero sélo se podria realizar como una dialéctica entre los extremos que usted separa. En mi opinién, esto no significaria otra cosa sino la total quidacién de los motivos brechtianos, comprendidos aqui en una transformacién de gran alcance: principalmente toda apelacién aa inmediatez de una interrelacion del tipo felasproleanse dene | i. se Yala 6 10, que no tienen ninguna, per pa Ventaja frente a foe BUBCONeS RAIN CU tees on [a reve lucione BOS Tee S carhcter bi 2 re prescribe inequive ‘ta funcidn... que no veo en el sentido de una concepcién activista de lo «intelectual», de eso estoy seguro. Pero tampo- co puede significar que podamos escapar a los viejos tabties s6lo con enitregamos a otros nuevos, a los «tests», por asi de citlo. Bl fin de la Revolucién es la eliminacién del miedo. De abf que no tengamos que tenerle miedo, y tampoco on. tologizar nuestro miedo. No gs idealismo bui net, conociendo y sin prohibiciones al comocitnied david con ef profetatiads, en ver de, como es una y outa [ver tuestra-tentucion: facet de Ja propia misetia una vireud|~ sletanaclo, que tens almisino la mista MENA 7 He |" Cesita tant ros para SSE act, lefariado para qui a, Mia Revolucigim De estos cdlentos Sobre ls eeion del int Tectual con ef proletariado depende esencialmente, en mi conviccidn, la ulterior formulacién del debate estético para el que usted ha hecho tan espléndido discurso inaugural Disculpe el apresuramiento de estas notas. Todo esto sdlo podria tratarse seriamente en los detalles, en los que habita el buen Dios, que al fin.y al cabo no es magico... pero la escasez de tiempo me ha arrastrado a una magni tud de las categorias que he aprendido de usted a evitar es- trictamente. Para indicarle al menos los puntos concretos a los que me refiero, he dejado mis notas esponténeas es- critas a lapiz en el manuscrito, aunque algunas puedan ser més espontaneas de lo que se puede comunicar®. Le rue- Este texto anotado por Adomo no parece haberse conservado. 144 go que lo disculpe, asi como el cardcter de grandes rasgos de mi carta. Viajo a Alemania el domingo. Es posible que pueda con- cluir allel trabajo sobre el jaz2, lo que por desgracia no he conseguido en los dias de Londres. En ese caso, se lo envia- ria sin carta de acompafiamiento y con el ruego de que se lo remita a Max inmediatamente después de leerlo (no podran ser mas de 23 paginas a maquina). No es seguro, porque ni sé si encontraré el tiempo para ello ni, sobre todo, si el ca- racter del trabajo permite enviarlo desde Alemania sin el mayor de los riesgos. Seguro que Max le ha dicho que el concepto de lo excéntrico ocupa el nticleo del texto. Me alegrarfa. mucho que apareciera simultineamente con el suyo™, Aunque su tematica es muy modesta, podria con- verger en lo esencial con el de usted, y también intentar, na- turalmente, expresar en positivo algo de lo que hoy he for- mulado en negativo. Llega a un auténtico veredicto sobre el jazz, en tanto que, sobre todo, se presentan sus elementos eprogresistas» (claridad del montaje, trabajo colectivo, pri- macia de la reproduccién frente a la produccién) como fa- chadas de algo en realidad del todo reaccionario. Creo que he conseguido descifrar realmente el jazz y senalar su fun- cidn social A Max le gusté mucho, y me puedo imaginar que a usted tambign le gustard. A pesar de nuestra diferen- cia teérica, tengo la sensacién de que no es algo entre’ nos ottos, sino que més bien mi misién es mantener firme su brazo hasta que el sol de Brecht vuelva a sumergirse en aguas exéticas, Sélo asi le ruego que entienda mis exposi ciones. Pero no puedo concluir sin decitle que las pocas frases so- bre la desintegracign. del proletariado conto amasay por obra de la Revolucién'? estan entre las més profundas y po- derosas de teoria politica que me he encontrado desde que lei Estado y Revoluci6n'®, # B] articulo de Adomo «Sobre el Jazz» apareci6 en la Zeitschrift So- 2idlforschung sblo un mimero después del articula sobre lz obra de arte. ® Ver ViI(1), 370s. [nota 12], 4% Texto de Lenin del mismo titulo de 1917. ie 145 Ll * Quisiera expresar atin mi especial asentimiento a la teoria ~ del Dadaismo"’, iLe cae tan maduro y bien al trabajo como el «bochorno» y la «abominacién» antes del libro sobre el Barroco! » Ver VIN), 379 s, 146, Sobre El narrador. Consideraciones sobre la obra de Nikolai Lesskow Berlin, 6.9.1936 Aun asi, no quisiera esperar hasta ese encuentro! para ba- cerle al menos algunas indicaciones en tomo al trabajo so- bre El narrador?. Ante todo, expresar mi més pleno asenti- miento a [a intencién histérico-filosdfica: que el narrar ya no es posible. Mis alld de lo que se apuntaba en Téorta de la noudd, ésa es para muna idea familia, que me resultaba evidente desde afios antes de que pudiera expresarlo teéri- camente. Recuerdo muy bien que cuando mi amigo Rein- hold Zickel! me ley6, hace doce o trece afios, novelas cortas en las que a los nombres de los personajes se anteponia el articulo determinado («...dijo Ja Sunna», etc.), esto me dio seb impulso, precisamente porque el ademén de inmedia- tez del narrador reclama ficticiamente lo que ya entonces me parecia imposible; y sé que ya por esta razon alimento "Es decit, basta una visita de Adomo a Paris prevista para octubre de 1936. 2 Ver 112), 438-465. 2 De Georg Lukes (Berlin 1920). * Sobre Zickel ver Adomo, Gesanunelte Schnifien, tomo 20.2: Eseritos ve rios Il, Francfort 1986, plgs. 756-767. : 147

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