Professional Documents
Culture Documents
FOROMemoria y Género
FOROMemoria y Género
El cerebro como cualquier otro sitio del cuerpo, está en parte conformado por hormonas
sexuales que afectan su funcionamiento y son responsables de las diferencias en los
procesos de la memoria entre hombres y mujeres.
Cualquier cerebro normal utiliza tales procesos para obtener un panorama global del
mundo, pero la cantidad de información recibida por cada hemisferio difiere conforme al
lado del cerebro que participa más activamente. El hemisferio izquierdo se especializa en
procesar información detallada, mientras que el derecho absorbe la imagen completa.
Estudios sobre el encéfalo demuestran que, durante el proceso de aprendizaje, los
hombres emplean más el hemisferio derecho, lo que otorga una pequeña ventaja en la
memoria espacial. Las mujeres aplican más el izquierdo, lo que explicaría el motivo por el
cual, generalmente, recuerdan más detalles que los hombres. Poe ejemplo, ciertos
estudios demuestran que las mujeres son más veloces que los hombres para reconocer
pequeños cambios en desafíos del estilo “encuentre la diferencia”, así como también son
más rápidas en la identificación de plantas.
Una de las teorías acerca de la evolución de estas facultades basadas sobre el sexo
sostiene que los hombres primitivos precisaban habilidad para orientarse a fin de cazar en
áreas extensas, mientras que las mujeres eran responsables de buscar comida, lo cual
requería extrema atención para seleccionar la planta adecuada. El hecho de que las
mujeres sean mejores en retención de rostros quizá se deba a un factor evolutivo similar.
El área de reconocimiento de rostros en el cerebro está situada en el hemisferio izquierdo,
y es posible que el mayor empleo de ésta por parte de las mujeres haya contribuido al
desarrollo de importantes habilidades sociales en las tribus primitivas.
El factor hormonal
Estas sutiles diferencias constituyen en parte el resultado de la acción hormonal. Antes del
nacimiento, las dosis periódicas de testosterona que contribuyen a la formación de las
MEMORIA Y GÉNERO
30
El ojo tiene que cambiar de objetivo constantemente para que las células visuales
continúen manteniéndose estimuladas. Sin embargo, lo que resulta sorprendente es que,
en una situación de bienestar, miramos más la parte izquierda de nuestros interlocutores
que su parte derecha y más su ojo izquierdo que el derecho.
La parte izquierda de una cara nos dice mucho más que la parte derecha. Esta
diferencia ha sido objeto de numerosos estudios que lo han confirmado.5 Facilita más
información sobre las emociones que la parte derecha de la cara y, por esta razón, la
miramos más. Por otra parte, también es más móvil que la parte derecha.6
En lo que respecta al hemisferio izquierdo, es el hemisferio del control. Cuando nos
ponemos en posición de control, nos negamos a soltarnos, mostramos siempre más la
parte derecha de la cara y nuestro lado derecho. A continuación transmitimos mensajes
mucho más duros (véase el cuadro sobre Hitler).
Para saber a qué atenernos, propongo al lector que haga un pequeño experimento.
Sitúese frente a uno de sus seres allegados, pídale que se acerque a usted y que le diga:
«No», moviendo la cabeza de un lado a otro. Si consigue obtener un no que sea sincero,
será un fenómeno extraño. Cuando decimos «no», presentamos primero el ojo derecho
delante de nuestro ojo izquierdo desencadenando un movimiento de cabeza hacia la
31
izquierda. Lo que traduce Sina en el montaje siguiente:
Menos de 1 segundo
32
En televisión, las personas entrevistadas no están directamente en frente de la
cámara, sino que están ligeramente de lado para «hablar» con su ojo izquierdo, incluso
aunque el ojo director sea el derecho. Esta es una actitud de seducción muy inconsciente
que manifiesta en todas las situaciones de cara a cara.7
Si bien es cierto que se trata de un fenómeno muy sutil, es fácil de reconocer si se es
un poquito observador.
Para mostrar que nos interesa algo, hablamos principalmente con la parte izquierda
de la cara. Y para crear un clima dulce, inclinamos la cabeza.
En los momentos de dulzura nuestra cabeza se balancea a ambos lados, pero los
movimientos efectuados a la izquierda siempre son más acentuados. Cuando nos
sometemos a emociones positivas, nos soltamos y nuestro cuello se flexibiliza. Estos
fenómenos son universales. Además, sin duda porque son universales, donde quiera que
vayamos, llegamos a intercambiar e instaurar relaciones amigables, incluso cuando no
comprendemos el lenguaje de nuestros interlocutores. Todos los que hayan viajado a
zonas en las que las señales culturales y lingüísticas no les permitían comprenderlos con
palabras, seguramente «verán» lo que quiero decir.
Los hombres y las mujeres muy seductores son más sensibles a las emociones que la
media de los seres humanos. Son atentos y miran inconscientemente el ojo que traduce
mejor las emociones, es decir, el ojo izquierdo. Sin reflexionar sobre ello, abren un acceso
realmente directo a las emociones de los seres que les agradan.
33
En lo referente al encanto, la expresión más enigmática pintada jamás es la de Mona Lisa
en el célebre cuadro de Leonardo da Vinci La Gioconda. El interés por este cuadro se
comprende más fácilmente cuando consideramos los descubrimientos relativos al papel
del ojo izquierdo en la seducción.
La Gioconda, en un espejo
34
pintor da lo mejor de sí misma al artista y este reproduce con rigor el impacto de su
propia seducción en la cara.
Sin embargo, también es posible que Leonardo da Vinci pintara la Gioconda de
memoria o que conociera toda la importancia de la parte izquierda de la cara en la
expresión de las emociones.
Ahora sigamos con otro ejercicio: hagamos un experimento. Observemos qué vemos
al partir una foto y duplicar la parte derecha de una cara antes de duplicar la parte
izquierda. ¿Qué observamos?
Incluso cuando la cara es extremadamente simétrica y el encanto reside en la
regularidad de los rasgos, la parte izquierda es más redondeada y más dulce.
Mire estas caras pasando rápidamente de una a otra. La primera cara está más tensa,
más rígida. Observemos en detalle los motivos: las dimensiones de la zona de la boca
reconstituida duplicando ambos labios izquierdos son mayores que las que aparecen
reconstituyendo los dos labios de la derecha.
35
Vea igualmente cómo la cara recompuesta a partir de dos ojos derechos (cuyo
movimiento está dirigido por el hemisferio izquierdo) parece vigilante, fija y centrada, en
relación con la mirada más abierta compuesta por los dos ojos izquierdos.
A medida que se acostumbre, podrá captar estos detalles con mucha precisión. No
olvidemos tampoco que en nuestros intercambios cotidianos, a la distancia a la que nos
miramos estos detalles se amplían unas tres veces más.
De hecho, nos damos cuenta de que, contrariamente a lo que tenemos tendencia a
creer, no es la regularidad de los rasgos la responsable del encanto, sino su asimetría. La
asimetría de nuestros trazos traduce nuestras aberturas emocionales y nos hace más
conmovedores para nuestras personas queridas. La cara de las personas que amamos ya
toma otros colores, se ilumina de otra manera. Estamos a punto de adquirir medios de
percibir en sus ojos emociones que nunca habíamos captado hasta ahora.
Sin embargo, la seducción también implica actitudes, gestos y posiciones del cuerpo.
Al descubrirlos, aprovechemos para romper con algunas viejas creencias totalmente
equivocadas.
36
Independientemente de que seamos diestros o zurdos, utilizamos las dos manos
cuando efectuamos gestos, y no damos preferencia forzosamente a nuestra mano motriz.9
Además, se admite pertinentemente, porque se ha verificado, que no somos más hábiles
con nuestra mano motriz que con la otra. Sin embargo, las dos partes de nuestro cuerpo
están especializadas en actividades distintas. De hecho, algunas observaciones permiten
demostrar más y más claramente que la parte izquierda del cuerpo es la más implicada en
todas las situaciones de fuerte contenido emocional.10
37
nuestra cara o de nuestro cuerpo. De esta forma, damos un tono más afectivo a la
comunicación, que se efectuará de cara izquierda a cara izquierda y de cuerpo izquierdo a
cuerpo izquierdo.
38
materia de seducción porque las imágenes transmitidas al cerebro de nuestros
interlocutores adoptan una vía subliminal. Los hombres y las mujeres más seductores
disponen de una mayor capacidad que los demás para transmitir imágenes subliminales.
En el capítulo siguiente examinaremos este proceso de forma más detallada.
39
______________
1. Boris Cyrulnik, La naissance du sens, París, Hachette Littérature, 1995, 166 pp. (Col. Pluriel).
2. Véase: R. V. Exline, «Visual Interaction: The Glances of Power and Preference», en Symposium of
Motivation, de J. Cole, Lincoln, University of Nebraska Press, 1971, pp. 163-206.
3. Es lo que desvelaron Cook y Smith. Véase: M. Cook y J. M. C. Smith, «The Role of Gaze in Impression
Formation», British Society, Clinical Psychology, número 14, 1975, pp. 19-25.
4. Es un descubrimiento de Vine. Véase: I. Vine, «Judgement of Direction of Gaze: An Interpretation of
Discrepant results», British Society, Clinical Psychology, número 10, 1971, pp. 320-331.
5. Se reconoce que la parte izquierda de la cara es más expresiva. Es opinión sobre todo de Skinner y Mullen:
«Facial Assymetry in Emotional Expression: A Meta-Analysis of Research», British Journal of Psychology, número
30, 1991, pp. 113-124.
6. Pierre Buser, conocido profesor de neurociencias y miembro de la Académie des Sciences de París, comenta
este fenómeno en una obra científica. Buser observa: «En general, el sujeto normal, incluso en visión libre se siente
más afectado por la expresión emocional de la parte izquierda de una cara que examina (por su hemisferio
derecho) que por la de la parte derecha.» (Cerveau de soi, cerveau de l’autre, París, Odile Jacob, 1998, p. 291, p.
432).
7. ¡Atención! No hablo de los periodistas que leen información escrita en un prompter. En su caso, el fenómeno
todavía es más automático, porque es el hemisferio derecho y, por lo tanto, su ojo izquierdo, el que descifra los
textos que leen en pantalla. Esto aumenta su potencial de seducción, sin que sean realmente conscientes de ello.
8. Véase: Pierre Feyereisen, Le cerveau et la communication, París, P.U.F., 1994, 213 pp. (Col. Psychologie
d’aujourd’hui). En este libro el autor hace un examen muy completo de nuestros conocimientos cerebrales
relativos al fenómeno de la lateralidad.
9. Véase: D. McNeill, «So You Think Gestures Are Nonverbal?», Psychological Review, número 92, 1986, pp.
350-371.
10. Véase particularmente: G. Gainotti, «Emotional Behavior and Hemispheric Side of the Lesion», Cortex,
número 8, 1972, pp. 41-55; H. Gardner, H. Brownell, W. Wapner y D. Michelow, «Missing the Point: The Role of
the Right Hemisphere in the Processing of Complex Linguistic Materials», en Cognitive Process and the Right
Hemisphere, de E. Perelman, New York Academic Press, 1983; R. Davidson, «Prolegomenon to Emotion:
Gleanings from Neuropsychology», Cognition and Emotion, número 6, 1992, p. 245.
11. Lo que demuestran N. Freedman y J. Steingart en su texto titulado: «Kinesic Internalization and Language
Construction», aparecido en Psychoanalysis and Contemporary Science, vol. IV, 1975, de D. B. Spence, New York
University Press, pp. 355-403.
12. M. Kinsbourne, «Brain Organization Underlying Orientation and Gestures: Normal and Pathological
Cases», en The Biological Foundations of Gestures: Motor and Semiotic Aspects, publicado bajo la dirección de J. L.
Nespoulous, P. Perron y A. R. Lecours, Hillsdale, 1986, pp. 65-76.
13. Esto es particularmente cierto para la cólera. Véase: Paul Ekman, Levenson y Friesen, «Autonomic Nervous
System Activity Distinguishes between Emotions», Science, número 221, 1988, pp. 1208-1210.
14. Hemos establecido una cartografía detallada de este punto. Véase: Philippe Turchet, La Synergologie,
Montréal, Les Éditions de l’Homme, 2000.
15. D. Kimura, «The Neural Basis of Gesture», en Studies in Neurolinguistics, de H. Whitaker y H. A. Whitaker,
vol. 2, 1976, pp. 145-156.
16. P. Zoccolotti, D. Scabini y C. Violani, «Electrodermal Responses in Patients with Unilateral Brain Damage»,
Journal of Clinal Neuropsychology, número 4, pp. 143-150.
17. Hiroto Kawasaki, Ralph Adolphs, Olaf Kaufman, Hanna Damasio, Antonio Damasio, Mark Granne, Hans
Bakken, Tomakatsu Hori y Matthew A. Hoawa, «Single-Unit Responses to Emotional Visual Stimuli Recorded in
Human Ventral Prefrontal Cortex», Nature Neuroscience, número 4, 2001, pp. 15-16.
40