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SEXUALIDAD FEMENINA La libido genital y su destino femenino NUEVA EDICION REVISADA Y AMPLIADA Paidos Psicologia Profunda Titulo original: Sexualité féminine Publicado en francés, en 1996, por Gallimard, Paris ‘Traduccién de Tomas del Amo Quedzn rigurosamente prohibidas, sin la autorizaciGn escrita de los titulares del copyright, bajo Jas sanciones establecidas en las leyes, la reproduccién total o parcial de esta obra por cualquier medio 0 procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informitico, y la distribucién de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo pablicos. © 1996 Editions Gallimard © 2001 de la traduccién, Tomas del Amo © 2001 de todas las ediciones en castellano Ediciones Paidés Ibérica, S.A., Mariano Cubi, 92 - 08021 Barcelona y Editorial Paidés, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires http//www.paidos.com ISBN: 84-493-0981-6 Depésito legal: B-46.040-2001 Impreso en A & M Grafic, S.L. 08130 Santa Perpétua de Mogoda (Barcelona) Impreso en Espana - Printed in Spain SUMARIO Prefacio...... eRaED, 11 Nota del editor francés . 39 Didlogo preliminar .... 41 Lo que piensa Freud del asunto 59 Introduccié6n... 69 1. Desarrollo de la libido desde el nacimiento hasta la vejez. 83 La gestacién.. 83 El nacimient 88 Primera infancia oral-anal 89 Primeras atracciones heterosexuales . 91 Segunda infancia...... - La situacién de dos: dialéctica sublimada de la diada... 106 Las mufiecas... Estructuracién de la persona Entrada en el Edipo: fin del tercer afio El peligro de la situacion entre dos prolongada. El complejo de virilidad La situacién entre tres preedipica Complejo de Edipo femenino: la angustia de violacién . 128 Comienzo del estadio de resolucién edipica: situaci6n entre tres en que cada uno asume el deseo de su sexo Resolucién edipica . 132 La pubertad.. : La escena primaria. . 184 Represién pubescente.... . 187 Dificultades somaticas y psiquicas de la pubertad........ 189 La represién pubescentre sana, postedipica.. . 140 El papel del padre en el momento de la resolucién edipica.... 141 La represién patolégica pospubescente, resultado de un complejo de Edipo imposible de plantear......... 143 La masturbacién en la joven en evolucién libidinal sana... La desfloracién y el primer coito La funcién maternal en la evolucién sexual . La menopausia, la vejez 149 . Interferencias familiares y sociales en el desarrollo de la libido Frecuencia de la prolongacién de Ja situaci6n edipic: Resultados clinicos de la no resolucién edipica: compatibilidad de la homosexualidad con la heterosexualidad en la mujer 157 Encuentros emocionales. Su papel en la evolucién de la mujer. El matrimonio . 161 La maternidad. Su papel en la evolucién sexual de la mujer . 164 . El erotismo femenino: su estructuracién en la infancia, sus manifestaciones en la mujer adulta..... 169 Las condiciones pregenitales de la catexis erética de las vias genitales de la nifia y su acceso al planteamiento del Edipo. El complejo de Edipo. Su resolucién . 169 La imagen libidinal erégeria ‘del. cuerpo y del sexo en la joven. La simbolizacién estética y ética que resulta de ella 182 Las sensaciones erégenas genitales en la mujer. El orgasmo . 192 La frigidez.. . 201 Insatisfaccién genital erética o amorosa y represién 204 La frigidez secundaria El masoquismo femenino . El vaginismo 216 217 4, Condiciones narcisistas diferentes de la relacién de objeto en la mujer y en el hombre. La simbologia El complejo de Edipo, la angustia de la castracién, la sumisi6n a la ley endégena del deseo, el renunciamiento al incesto, la importancia genital de la caida de los dientes, la regla de las cuatro « 240 El riesgo femenino y la dialéctica falica.. 258 La dialéctica de imagen del encuentro, el cuerpo y el corazén, el deseo y el amor ... 266 5. Amodo de conclusi6n. 297 La diferencia genital] entre los hombres y 1a Tiujeres en su imagen subjetiva de potencia reunificada después del coito Caracteristicas del amor genital de la mujer... Si no es niel 6érgano masculino ni el orgasm e ensi mismo lo que la mujer busca, {cual es, entonces, el modo de satisfaccién genital especificamente femenino? El duelo del fruto viviente del amor simbolizado por el hijo: reactivacién de la castracién, de su angustia y oleada de pulsiones de muerte ............ 316 Para una mujer, {es significable su deseo para ella misma?... . 297 315 Indice de nombres propios. Indice de casos y ejemplos citados. Indice analitico PREFACIO Ante la perspectiva de un congreso internacional de psicoa- nélisis, previsto en Amsterdam en septiembre de 1960,' Fran- goise Dolto se lanzé a la redacci6n de un informe sobre la cues- tién de la sexualidad femenina. Ese encuentro, decidido en el curso de un seminario anual de la Sociedad Francesa de Psicoa- nélisis (SFP) a instancias de Jacques Lacan y Daniel Laga- che, se beneficiarfa de una larga preparaci6n de dos afios. El congreso tenia varios objetivos, la mayor parte de los cuales hab{a enunciado claramente Lacan en 1958 en sus Propésitos rectores, programa teérico” que nos permite todavia hoy apre- ciar la diversidad de intereses especulativos y polfticos que ocupaban a los responsables y los ponentes de este congreso y que tejian las relaciones de este grupo de psicoanalistas, que tuvo mas tarde un impacto tan grande en la vida intelectual y el desarrollo del movimiento analitico francés. Francoise Dol- to fue, sin ningtin género de duda, una de sus figuras mas des- tacadas. 1. Este congreso, que tuvo lugar en la Universidad de Amsterdam del 5 al 9 de septiembre de 1960, lo organizaron la SFP y la Nederlands Psychoanaly- tisch Genootschap con la ayuda de analistas originarios de Alemania Federal, Argentina, Austria, Bélgica, Canadé, Estados Unidos, Grecia, Italia, Portugal y Suiza. 2. J. Lacan, «Propos directifs pour un congrés sur la sexualité féminine, 1958», Kerits, Paris, Le Seuil, 1966, pags. 725-736. 11 Recordemos, en primer lugar, el clima de tensién politica en el que se iba a iniciar este encuentro. Organizado con la socie- dad holandesa, disidente como la SFP de la Asociacién Psicoa- nalitica Internacional (IPA), se celebré precisamente en el mo- mento en que, con la conformidad de Lacan, desde julio de 1959, los responsables de la SFP habian renovado su peticidn de afi- liaci6n. Se acababa de crear una comisién de investigacion para examinar sus condiciones: J. Lacan y F. Dolto estaban en el ban- quillo y se los ponfa duramente en entredicho como docentes.’ Siendo las apuestas polfticas tan preocupantes, se podria pen- sar que la intencién principal del congreso de Amsterdam no se limitaba, en un primer momento, a la simple oportunidad ofre- cida de volver a abrir el debate sobre la sexualidad femenina, debate que fue motivo, entre 1923 y 1935, de tantas polémicas y luchas teéricas intestinas. En efecto, salvo una evocacién hist6- rica muy seria, de la que se hizo cargo un psicoanalista de Que- bec, Camille Laurin,‘ este debate no aparecia ya verdaderamen- te en el centro de las preocupaciones de los ponentes, tomados en su conjunto. La mayoria de las veces, no se tocaba sino lige- ramente o ni siquiera se evocaba. Seguin el testimonio de Wladi- mir Granoff,> otro ponente del grupo francés en Amsterdam, se puso de manifiesto incluso que la intencién tanto de los Propési- tos rectores de Lacan como del informe del cual Granoff fue co- autor con Frangois Perrier era completamente distinta. En su 3. Véase «Des jalons pour une Histoire», entrevista entre F. Dolto y &. Rou- dinesco, Quelques pas sur le chemin de Frangoise Dolto, Paris, Le Seuil, 1988. Véase también E. Roudinesco, La bataille de cent ans. Histoire de la psycha- nalyse en France 2, Paris, Le Seuil, 1986, II, 3, pags. 288-377 y III, 2, 2, pags. 517 y sigs. (trad. cast.: La batalla de cien afos: historia del psicoandlisis en Francia, Madrid, Fundamentos, 1993]. 4. C. Laurin, «Phallus et sexualité feminine», La Psychanalyse, n° 7, Paris, PU.LF., 1964. 5. W. Granoff y F. Perrier, «Les idéaux féminins et la question des perver- sions chez la femme» (titulo original). Este texto sera objeto de un articulo: «Le probleme de la perversion chez la femme, op. cit., y luego de la obra: Le désir et le féminin, Paris, Aubier-Montaigne, 1979. Para la reconstruccién de este punto histérico, hemos aprovechado de este texto notable, ademds de la nota fi- nal de W. Granoff a la Gltima edicién, en 1991, su testimonio durante una en- trevista que nos concedié (el 29 de marzo de 1995) y que nos permitié percibir, en la finura y vivacidad de sus palabras, los envites reales del encuentro de Amsterdam, a los que no éramos todavia completamente sensibles. 12 alcance inmediato, Granoff revelé que, a pesar del cardcter in- ternacional del encuentro, ellos se dirigian sobre todo al publico restringido de psicoanalistas franceses y dejaban manifestarse, en el interior de la SFP, algunas disensiones. Asi, precisa: Se ponja atencién en una desviacién que se consideraba preocu- pante, que se crefa poder prevenir y cuya responsabilidad prin- cipal se atribuia sin ningtin motivo a Francoise Dolto, desviacién que llevaba las cosas del andlisis hacia un envolvimiento absolu- to de lo femenino en lo que se consideraba como esencialmente maternal, hacia una promocién, tedricamente desorbitada, dela pareja madre-bebé dominando las grandes coordenadas del psi- coanalisis. Esto se acompafiaba de una ocupacién del terreno de la especulacién teérica por la observacién directa, la realidad de los cuerpos, y eso, necesariamente, en detrimento de la ten- sién por completo diferente del horizonte teérico propuesto por Lacan, en que el vuelo se tomaba a partir de la pista de despegue constituida por el RSI (Real, Simbélico, Imaginario) propuesto desde el acto inicial de ensefianza dado a la Sociedad Francesa de Psicoandlisis»® La evocacion en el seno de la SFP de su division en dos co- rrientes, una de las cuales, en torno a Lacan, privilegiaria la aportaci6n doctrinal del maestro —de la que el informe de Gra- noff y Perrier se hace portavoz en Amsterdam— mientras que la otra, reagrupada en torno a F. Dolto, se ocuparia del abordaje clinico, de la «observacién directa» de las relaciones madre-hijo y de los estadios precoces del recién nacido, tiene para nosotros lejanas resonancias en la historia originaria del movimiento analitico. A ese respecto, el motivo del encuentro estaba lejos de ser anodino. Este congreso reabria, trasladando las apuestas al actualizarlas, el debate que ya hemos comentado que habia dividido a la comunidad psicoanalitica provocando el enfren- tamiento teérico del grupo de psicoanalistas reagrupados en Viena en torno a las tesis de Freud (Jeanne Lamp! de Groot, Héléne Deutsch, Ruth Mack Brunswick, Marie Bonaparte, An- na Freud) y del grupo que se habia constituido en Londres en 6. W. Granoff, op. cit., cita extraida de la nota final afiadida a la reedicion del texto en 1991, pags. 114-115. 13 torno a Jones’ (Karen Horney, Melanie Klein, Josine Muller). Una multiplicidad de voces, en la mayor parte femeninas, se habia hecho oir. El interés de este debate histérico, si desedra- mos hacerle justicia hoy, no se reducirfa solamente ya a esta simple dimensién polémica que lo compendia apresuradamen- te. Por una parte, estaban los que, en Viena, defendian la teorfa freudiana del monismo sexual, la de una estricta esencia mas- culina de la libido que sostenia una ignorancia total de la vagina por parte de la nifia y el papel esencial del clitoris como hom6- logo del pene, construyendo asi la teoria «falica» de la sexuali- dad femenina. Por otra, estaban los que, en Londres, apoyan- dose en la aportacién mds contradictoria de la clinica y en una concepcién dorinante de la complementariedad entre los sexos, fundada esencialmente en la anatomia, sostenian la existencia de una libido especificamente femenina y se oponian a Freud en la cuestién de la «envidia del pene», afirmando su cardcter de- fensivo y secundario que permite la represién de un «senti- miento de la vagina» existente en un estadio muy precoz en la nifia. En este debate, la oposicién tajante entre una teorfa que se afirma de manera a menudo brusca y una clinica que venia a debilitarla acusdndola de inverosimilitud o designandola como una simple invencién del espiritu, aun cuando puede ayudarnos a circunscribir la trama de la polémica, reduce las palabras de los autores a un simple punto de vista partidista. Esa oposicién no nos permite apreciar sus aportaciones diversas mas perso- nales, reconocer en ellas el valor y la originalidad, y quiza, sobre todo, encontrar cémo, acompafiandolo, estas voces han enrique- cido el pensamiento freudiano de la sexualidad femenina, modi- ficdndolo o algunas veces incluso confirmando sus intuiciones.® 7.E. Jones, «La phase précoce du développement de la sexualité féminine», presentado en 1927 en el congreso de Innsbruck, traducido y publicado en La Psychanalyse, op. cit. 8. Sobre la evaluacién teérica de esta polémica desde 1960, es preciso que citemos algunos trabajos. En primer lugar, el trabajo de confrontacién y conci- liacién, contempordneo del congreso de Amsterdam, dirigido por J. Chasseguct- Smirgel, La serualité féminine, recherches psychanalytiques nouvelles, Paris, Payot, 1964, con la participacién de C.-J. Luquet-Parat, B. Grunberger, J. Mc Dougall, M. Torok y C. David; P. Aulagnier-Spairani, «Remarques sur la fémi- nité et ses avatars», Le désir et la perversion, Paris, Le Seuil, 1967; M. Montre- 14 Ahora bien, esta controversia, desarrollada de manera muy abundante en las publicaciones de la época,® cayé en el olvido poco tiempo después de la desaparicién de Freud. {Por qué, en 1958, se hizo sentir para los responsables de la SFP la necesidad de poner de nuevo en el orden del dia estas pre- guntas sobre la sexualidad femenina? {Por qué a Lacan se le me- tid en la cabeza ir a despertar a «la bella durmiente del bosque»? Cierto que en 1960, como en los afios veinte, se asistié a una fe- minizacién creciente de la profesién. Por otro lado, esta parte de la especulacién analitica, abandonada por el psicoandlisis, con- servaba las huellas todavia muy vivas de cuestiones que habjan seguido su camino pasando por el rodeo del feminismo, dejando sitio a un abordaje més sociolégico de la cuestién femenina.” Si- mone de Beauvoir, en 1949, fue la primera en reintroducir la pro- blematica de la sexualidad femenina en El segundo sexo." Ya en 1956, y ante el auditorio de su seminario, Lacan se asombraba de que las «divagaciones tedricas» de las que este debate habia sido motivo daban, como Renan decia de la tonte- lay, «Recherches sur la féminité (1970)>, Lombre et le nom, Paris, Editions de Minuit, 1977; L. Irigaray, Speculum de Vautre femme, Paris, Editions de Mi- nuit, 1974; S. Kofman, L’énigme de la femme, Paris, Galilée, 1980 |trad. cast.: Elenigma de la mujer: con Freud 0 contra Freud, Barcelona, Gedisa, 1982}. Por ultimo, mds recientemente, M.-C. Hamon, Pourquoi les femmes aiment-elles les hommes et non pas plutét leur mére?, Paris, Le Seuil, 1992 {trad. cast.: ;Por qué las mujeres aman a los hombres y no a su madre?, Barcelona, Paidés, 1998]. 9. Algunos de estos textos, muy poco conocidos por el ptiblico francés, fue- ron traducidos y publicados en La Peychanalyse, op. cit. Més recientemente, de- bemos a M.-C. Hamon haberlos puesto de nuevo a nuestra disposicién en Fé- minité Mascarade, Paris, Le Seuil, 1994. 10. Esta inflacién del abordaje sociolégico es muy apreciable, por ejemplo, en los escritos americanos de Héléne Deutsch, que fue una de las protagonistas, del debate de los afios veinte. Véase H. Deutsch, Psychanalyse des fonctions se- xuelles de la femme, Paris, P.U.F., 1994. 11. E. Roudinesco comenta con justicia que la elaboracién freudiana de la teo- ria de la sexualidad femenina y la controversia que se deriva de ella son contempo- raneas al despliegue del movimiento feminista y al debate sobre la liberacién dela mujer, cuyo éxito es particularmente convincente en el 4rea angloamericana que trata de imponer su dominioen el interior dela IPA. Ademés, E. Roudinesco subra- ya.una diferencia esencial en Francia, donde el movimiento psicoanalitico se man- tiene en un desconocimiento tenaz del sentido del debate anglo-vienée, dejando a Si- mone de Beauvoir, en 1949, la ocupacién de tratar la cuestién de la identidad sexual 15 ria humana, una idea de infinito, sin que por ello, precisaba al punto, la tonteria tuviera nada que hacer alli. Lo que constata- ba, con cierta nostalgia, era mAs bien las sefiales de una época en que el grupo de analistas en torno a Freud compartia en la transferencia al maestro la misma «pasién doctrinal»: Es sorprendente, en efecto, ver a qué dificultades extraordina- rias ha estado sometido el espiritu de los diferentes analistas a consecuencia de los enunciados, tan bruscos y tan asombrosos, de Freud.” Asi pues, se hizo sentir progresivamente la necesidad de vol- ver a los datos de este debate y los malentendidos que habia en- gendrado, produciendo lo que podria aparecer como un verda- dero delirio teérico frente a las contradicciones aportadas por la clinica. La huella mds insistente que este debate habia dejado conservaba el acento irritante de la polémica. Sin duda, Lacan ve ahi un interés teérico mayor: las cuestio- nes debatidas en los afios veinte ponian en primer plano la cues- tion de la «primacia del falo», que él habia hecho centro de su re- flexién sobre la relacién de objeto.'? La «vuelta a Freud» parecia imponerse también aqui. Asimismo, Lacan aceptaba dejarse atrapar de nuevo por las aporias referentes al complejo de cas- tracién en la mujer, las mismas que habian invadido el campo de la especulacién psicoanalitica de los anos veinte. El debate de los afios veinte o la querella anglovienesa Este debate, en efecto, cobra vuelo en 1923 en torno a la «fa- se falica» que Freud establece en su articulo «La organizacién en una 6ptica culturalista. Véase S. de Beauvoir, Le deuxiéme sexe II, Lexpérience vécue, Paris, Gallimard, 1949 [trad. cast.: El segundo sexo, Madrid, Catedra, 1998). 12. J. Lacan, La relation d’objet, Le séminaire, Livre IV, Le Seuil, 1994, pag. 25 Itrad. cast.: La relacién con el objeto, Barcelona, Paidés, 1995]. 13. Este seminario de Lacan sobre la relacién de objeto (1956-1957) es con- temporéneo a su articulo sobre «La signification du phallus», texto de una confe- rencia pronunciada en mayo de 1958, en Ecrits, Paris, Le Seuil, 1966. 16

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