jCOMO LLEGUE HASTA AQUI?
Eréndira A. Campos Garcia Rojas i
ylas vivencias profesionales sé
‘onvirtieron en un genuino viaje espiritual, a veces doloroso, que le permitié des
cubrir otras realidades, otras personas y ¢ a Escuela Nacional
{ntropologia e Historia, Singapur, el regreso a Mexico y su actual relacion con la
historia del ferrocarril en nuestro pais, son las estaciones de un apasionante ca-
mino de autoconocimiento, cuyo destino, parece decirnos este ensayo, no es
tante. Es do lo que importa,
omo antropéloga me he enfrentado infinidad de veces a las mismas preguntas
fundamentales: ,por qué y para qué investigar? Respuestas hay miles, de todos
colores y sabores, desde las mas formales, que tienen que ver con la produccién de
conocimiento, hasta las mas ambiciosas, que pretenden la comprensién del mundo
Yo considero que la investiga-| _La antropologia ha sido para | mundo y de mi gente, me Ilevé a
cién tiene que ver, entre otras co- | mila prolongacién del viaje. Des- | comprender més cabalmente la in-
sas y causas, con aquello que le | de muy pequefia mi padre se en- | finidad de universos contenidos en
da sentido a nuestra propia expe- | carg6 de mostrarme que el mun- | el Universo. Conoci personas de
riencia ya nuestro sentir. Por ello, | do era més grande que mi propia | muchas nacionalidades, de distin-
toda investigacién tiene algo de| ciudad y me inicié en laaventura _ tos credos y hablantes de diversas
afectivo y empieza como una co- | de viajar. lenguas. Mis ojos y todos los po
razonada. Asi,mientrashacia una A los dieciséis aftos, habiendo ros de mi piel se volvieron sens
revisién del lugar que la investi- ya forjado mi pasién por los via- | bles la diferencia... y ala similitud.
gacién y la antropologia han ocu- | jes, emprendi laaventura més ex- Mi regreso a México fue dificil
pado en mi vida, me decidi a ela- | traordinaria de mi vida. Por algu- | porque la larga carrera de encuen-
borar este texto —al que me gus- | na razén, la vidame llevéa vivirdos | tros y despedidas que ya habia ini-
ta llamar mi biografia académi-| aiosen Singapur como becariamexi- | ciado me fragmentaria una y otra
‘ca— para compartirlo con ustedes. | cana en una escuela intemacional. vez, pero también me regalé la for-
Los dejo pues con un recorrido por | __La experiencia de un interna- | tuna de desconocer lo nuevo y lo
smi vida de anthropos, logos y eges: | do, de vivir el mundo lejos de mi | viejo en un entorno que me era fa-
37miliar, Comprendi entonces que la
diferencia y la similitud no depen-
den del desplazamiento fisico, ni
de la geografia, sino de la cultura
yconverti a la antropologia en mi
forma de vida.
La.aventura del viaje comenz6
‘cuando entré a la Escuela Nacio-
nal de Antropologia y cuando, la
primera vez que hice trabajo de
‘campo, constaté que la disciplina
también era més amplia de lo que
yo creia. En mis primeras expe-
riencias de campo encontré la po-
sibilidad de viajar de nuevo, no
s6lo al lugar fisico en donde Ileva-
ba a cabo la investigacién, sino a
la posibilidad de transitar entre la
teoria y la realidad, entre los libros
y las personas.
Mi pfimera investigacién for-
‘mal formé parte de mi basqueda
de espiritualidad. Me sumergt
cos, cuyas ereencias se material
zaban en practicas cotidianas y les
ayudaban a incorporarse al mun
do adulto. Creo que en esta bi
queda conflu‘an mi propia infan-
cia sin Dios y las experiencias de
adolescentes asiticos que volca-
ban su existencia en las leyes del
Karma, en las celebraciones de
Shiva, en el culto a Ghanesa 0 en
el ayuno del Ramadan,
Al término de la investigacién
logré producir una tesis, un titulo
de antropéloga que constata mi
pericia en el arte de viajar y la
posibilidad de profesionalizarmi aven-
tura antropolégica con estudios de
posgrado. Pero en realidad obtu-
ve mucho mas que eso. La inves-
38
Finalicé mi tesis sin
Dios pero con la su-
blime certeza de que
no vivo en un mundo
sin fé
tigacién sobre jovenes me volvi6
a abrir la nocién de universos
miiltiples que se erean y recrean
al interior de otros universos. Ter-
miné la investigacién convencida
de que el mundo se ha resacralizado,
que la divinidad podra no existir,
pero que, en su nombre, el mundo
y las personas se mueven, Finali-
cé mi tesis sin Dios pero con la
sublime certeza de que no vivo en
tun mundo sin fe.
Una ver. integrada a los estu-
dios de maestria, me encontré de
‘nuevo viajando. Esta vez el viaje pa-
recia apuntara la institucionalizacién,
al mundo de la academia, con sus
desafortunadas exigencias y con
sus gratificantes recompensas. Y
en ese periplo perdi de vista el eje
que habia conducido mi biisque-
da, La religion no parecia ser ya
una opeién viable de estudio y no
habia en el panorama alguna otra
ruta que me apeteciera seguir.
En un inicio quise estudiar
comunidades de monjas y res-
ponder a la inquietante pregun-
ta que me habia hecho desde
nifia: gPor qué una mujer decide
renunciar al mundo? Al parecer, tal
ccuestionamiento no es igualmente
relevante ¢ interesante para la co-
munidad académica y opté por
rendirme ante los obstaculos y
Jas caras largas que se me pre-
sentaban.
Sin embargo, como todo en mi
vida profesional, esta interrogan-
te sobre el encierro y la renuncia
‘al mundo tiene que ver con parte
de mi historia. Alguna vez, cuan-
do el mundo exstico y diverso que
habia conocido en Asia quedaba
ya muy lejos y cuando el mundo
de lo cotidiano y familiar en Méxi-
co se me volvié demasiado estre-
cho, resolvi guardarme y renun-
ciar a ambos. La imagen es como
Jade una maleta que ha sido arrin-
conada en lo mas profundo de un
armario y que resguarda cosas
hermosas, pero que no esti dis-
puesta a compartirlas ni a recor-
darlas. El regreso a México fue
muy doloroso, pero en la antropo-
logia encontré a manera de con-
tinuar con Ia intensidad del viaje,
ahora en el lugar donde naci y cre-
Cuando sali de mi encierro me
reencontré conmigo misma, con la
fortaleza de mis jacarandas y con
la belleza de la cotidianeidad.
Ahora sé que no es necesario
guardarse, ni salir huyendo, y que
todo lo que necesito esté en el lu-
gar en el que yo he decidido es-
tar, También he comprendido que
la vida es una espiral y que se res-
guarda en lugares y momentos.
Decidi pues que cambiaria el
rrumbo de mi viaje y encontré el nue-
vo destino al escuchar una can-
cién de Joaquin Sabina: “Cuando
era més joven viajaba en sucios
trenes que iban hacia el norte”.
En un instante recordé la historia
de Ia infancia de mi papa enAguascalientes y el dltimo
silbatazo del tren cuando la esta-
cién se cerré. También me v
ron a la mente las imagenes de
mi abuela, una partera de la Ciu-
dad de México, y su iilico amor a
un ferrocarrilero aguascalentense.
Lahistoria de mis antepasados me
remitia a la primera mitad del si-
glo xx, cuando el tren transporta-
ba mereancias, personas y pro-
greso; cuando el tren era la efi-
gie de la libertad y del viaje mis-
mo. En el presente de mis pe-
quefios sobrinos, la estacién es
un museo, sus alrededores un
parque recreativo y el tren un
viaje al pasado.
Y ahora estoy aqui, queriendo
saber qué elementos, simbélicos
y materiales, contribuyen al pro-
La investigacion es al
mismo tiempo un viaje
hacia las propias pasio-
nes y un oido a nuestras
palpitaciones
ceso de ereacion y recreacién del
espacio ferrocarrilero, y también
empezando a armar el rompeca-
bezas de mi propia historia fami-
liar, Con esta investigacién no s6lo
quiero saber de los significados
que se le atribuyen al espaci
como la nostalgia de tiempos pa-
sados permea las paredes de la
estacién. Con esta investigacién
quiero que mi abuela, a quien no
conoci, me cuente un poco de su
historia
CCEPAF, Museo Ferrocarileode Aguascalientes
La antropologia continiia y el
viaje nunca termina. Y con esto
quiero decir que 1a investigacién
antropol6gica no es solamente una
biisqueda de realidades en luga-
res distantes y en donde habitan
otros sentires. La investigacién es
al mismo tiempo un viaje hacia la
propias pasiones y un oido a nues-
tras palpitaciones; es una mirada que
dirigimos al mundo para resolvernos
de paso a nosotros mismos. Y sino
fuera asi, no tendria ningtin sentido
cemprender el viaje.
39